tapatío 30 de julio

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Sábado 30 de julio de 2011 PÁGINA 9-B Fundadores Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director Carlos Álvarez del Castillo G. Mario Magaña se pasa la vida en un eterno ir y venir a 70 kilómetros por hora. Para algunos, su trabajo tal vez resultaría tedioso, pero para él se trata de una pasión diaria que le ha valido muchas satisfacciones. Al 10 para las 12 ya está casi listo, desde que llega al trabajo porta su uni- forme impecable y lleva esa gran actitud que le permite brindar un buen servicio a todos los usuarios del Sistema de Tren Eléctrico Urbano. Sube al transporte, siempre lleva consigo las llaves que tanto lo llenan de orgullo y que lo reconocen como un miembro más del equipo de conductores del tren. Su aventura entre las interestacio- nes comenzó hace más de 17 años, un 24 de junio, y hasta hoy esta actividad no só- lo es el sustento de Mario y su familia, además, es una gran alegría por saber que con su dedicación y optimismo, sirve a miles de pasajeros que llegan hasta las diferentes estaciones de la línea dos. Su idea de trabajar entre túneles y sin tener casi ningún contacto con la gente, surgió en una ocasión que viajó a la Ciudad de México, donde tuvo la opor- tunidad de abordar un transporte similar a éste que hoy maneja: el metro. “Desde que supe que habría tren eléctrico en Guadalajara, siempre quise ser conductor. Era un gran sueño que te- nía”, dice complacido, pues al paso de los años ese sueño se hizo realidad. La rutina y “los amigos” Y sí, hay quienes de repente le dicen que conducir un transporte en el que se tiene poco, o nulo, contacto con la gente y donde en su mayoría hay oscuridad, es un tanto aburrido. Sin embargo, cuando Mario frena en cada estación, comienza a recorrer los rostros, algunos que incluso ya resul- tan familiares, pues los observa casi to- dos los días. Probablemente ninguno de esos individuos que esperan a que tren pare, reconoce a Mario, pero él en su ca- beza comienza a crear historias y se ima- gina a dónde se dirigen esos personajes. Se pregunta si tal vez llevan prisa, si van a trabajar, a una cita romántica o un hospital a visitar a algún enfermo. En ese momento el orgullo vuelve a inundar to- do su ser y sabe que con su trabajo ayuda –aunque sea en un pequeñísima parte– a que los demás alcancen sus objetivos. “A veces la gente, especialmente los niños, te saluda cuando pasas. Hay algu- nos que incluso te mandan recaditos por la ventana y en ellos te dicen cosas como ‘qué bonito trabajo’. Los pequeños sue- len admirar mucho lo que uno hace ahí dentro y yo me siento muy contento cuando recibo estas muestras de cariño, porque al menos sé que hay alguien que me está tomando en cuenta”. Estar en su cabina no es bueno ni malo, pero sí lo que él eligió. Quizá, a di- ferencia de los conductores de camio- nes, Mario no recibe regaños directos de la gente y tampoco le toca tratar con per- sonas estresadas que desde que abordan van de mal humor; sin embargo, estar allí encerrado no lo ha salvado de uno que otro gesto grosero. “Mentiría si digo que no he recibido algún mal deseo o grosería, pero han si- do muy pocas, afortunadamente para mí y también para mi mamacita”, asegura y no puede evitar sonreír. En cambio, lo que sí es el pan de cada día, son aquellos golpecitos en la ventana y puerta de su cabina, casi siempre son obra de los pequeñitos que aún se sorpren- den con los detalles simples y ven a Mario, a ese hombre que está encerrado en aquel reducido espacio, como todo un héroe. “A veces es tanto su gusto y saben que están tan cerquita del volante, que te tocan ilusionados en que les abras la puerta y los dejes pasar, en ocasiones hasta gritan: ‘ábreme’, pero obviamente no se puede, no funciona así”, dice el conductor que espera no decepcionar a los pequeños. Un héroe bajo tierra Su trabajo, asegura, no es comple- jo, pero a veces “las instalaciones y las vías te ponen en situaciones adver- sas”, y es ahí cuando hay que demos- trar el profesionalismo, la responsabi- lidad y hasta la valentía. Mario asegura que pocas veces se pre- senta alguna avería, pero si sucede es im- portante actuar rápido para no interrumpir el servicio y, según la dimensión del hecho, poder atender y calmar a los usuarios. A paso de estos 17 años, Mario se ha hecho –casi– uno con el medio que con- duce, lo conoce perfectamente, sabe có- mo funciona, si tiene alguna falla o si es necesario evacuar los vagones. “De todo me ha pasado, pero recuer- do especialmente una ocasión en la que por una avería del tren, dejó de pasar la corriente de luz. Yo estaba en la interes- tación de Belisario Domínguez y San Juan de Dios, y me vi en la necesidad de desalojar el tren. Para mi fortuna, yo no sé si fue la forma en que les hablé a los pasajeros, pero ellos en una manera su- mamente ordenada y civilizada se ayu- daron unos a otros para llegar hasta la estación de San Juan de Dios. Yo me sen- tí muy orgulloso de la respuesta de todos y de haber logrado llevarlos con bien a través del recorrido a pie de más o menos 50 metros”. Historias así Mario las ha vivido en diferentes ocasiones, pero el amor por su trabajo y la satisfacción que le brinda sa- berse un servidor público, hace que cada día sea único y emocionante. La oscuridad de las interestaciones no es suficiente para borrar las sonrisas con las que se topa, los rostros alegres de los niños y los recaditos de admiración que los pequeñitos le hacen llegar a tra- vés de la ventana. Mario tuvo un sueño un día y justa- mente por eso es que todos los días llega a la Estación Juárez con una sonrisa in- terna que permanece durante sus ocho horas de jornada laboral. Después, cuando llega a casa, sus hijos –tanto el que se emociona por- que su papá es conductor, como el que hubiera preferido tener un padre fut- bolista– aumentan la alegría del ir y venir de Mario. • Desde su pequeña cabina, Mario Magaña hace su mejor es- cuerzo porque todos sus pasajeros lleguen a tiempo a sus citas. EL INFORMADOR • E. PACHECO Fatiga crónica Los Tastoanes de San Juan de Ocotán (I) por: David Izazaga La noche del domingo 24 de julio co- mienza, digamos de manera oficial, la Fiesta de los Tastoanes en San Juan de Ocotán. Es lo que denominan “La víspera”. Aunque antes ha habido ya muchos días de fiesta, de reuniones, de preparativos. De hecho los hay todo el año: aquí, como en algunas otras comunidades, el 25 de ju- lio se celebra al santo Santiago, pero en Ocotán no sólo lo hacen en julio, sino cada mes, todos los días 25. Pero hoy es ya el mero día del Santo Santiago, ha caído en lunes y eso no ami- nora las ganas de echar cohetes: desde anoche hubo, y hoy muy temprano han co- menzado a sonar, uno tras otro sin descan- so. Y cuando uno llega a San Juan de Oco- tán, guiarse por donde están aventando los cohetes es una buena pista para encontrar a la banda que va llevando Las Mañanitas a la casa de cada uno de los que este año han sido seleccionados para representar las siguientes fiestas. Sí, apenas comienza la de este año y ya hay un equipo que aún sin terminar la fiesta, toma la estafeta para la del año entrante. Y ahí están, caminan- do por todo el pueblo, de casa en casa, con la banda tras de ellos. Son las siete y media de la mañana, no son muchos aún, quizá unos 50, entre los que hay varios niños ves- tidos de Tastoanes. Dos de estos integran- tes cargan cada uno grandes paquetes de cohetes que a lo largo de la mañana irán prendiendo. Y por la tarde, y luego el mar- tes y el miércoles. Parecen no parar. Uno de ellos me comenta que sí, que la gente de Valle Real, colonia vecina, intentó de mu- chas maneras hace años acabar con la co- hetería de las distintas fiestas de San Juan de Ocotán. “Pero no pudieron y no podrán: además ellos llegaron después que noso- tros, nuestro pueblo tiene 400 años, ellos hace poco que se pusieron”, me dice Mi- guel y después saca su botella de tequila para ofrecerme un caballito al que no me le puedo negar, pues sé que no es bien vis- to. Nunca había tomado tequila tan tem- prano, le digo. Y él me dice que ellos desde las seis de la mañana están tomando. Lo bueno es que a las nueve de la mañana es hora de “ir a mover quijada”, como dice Manuel. El lugar espera ya a los dos con- tingentes: los que van con la banda casa por casa y la comitiva de los Tastoanes ele- gidos y las autoridades. El lugar: en el que se desayunará, co- merá y cenará los días de la fiesta. Ahí es- tán ya los cazos con el menudo y los jarros con el café. Cientos de kilos y cientos de li- tros. Y las cocineras que no paran de servir los platos, de llevarlos a las mesas, de acer- car las tortillas y, en fin, de no dejar a nadie sin su desayuno. Hoy quizá no han sido más de 500 los que han almorzado. Pero cada día la cifra crecerá y crecerá. Todavía no son las 10 y ya con el estó- mago lleno salen de nuevo los dos contingen- tes. Mi guía, y quien me explica a detalle lo que ocurre, Gabriel Mateos, me lleva –con el contingente guiado por la banda– a la casa de uno más de los casi 40 a los que llevarán mañanitas durante casi todo el día. A la casa no todos entran; nosotros ahora lo hacemos, sólo para testificar lo que ahí ocurre: tanto quien recibe, como quien llega, ha de sacar la botella para ofrecer tequila. Y, nuevamen- te, hay que aceptarlo e ingerirlo, porque no es bien visto negarse. El de la casa saca cervezas, saca te- quila, e incluso frutas diversas, para dár- selas a los visitantes. El encuentro no dura más de 10 o 15 minutos. Y a la que sigue. Mientras, en la plaza principal ya comenzó la “Medición”. Y vamos hacia allá... (Continuará) EL INFORMADOR • S. NÚÑEZ • Incluso los niños se convierten en estas fechas en pequeños tastoanes. Desde hace 17 años, Mario Magaña entra en su cabina y comienza un recorrido que lo lleva a cumplir una ilusión Este trabajo es muy hermoso, a veces estresante por la inmensa responsabilidad que se tiene; pero muy satisfactor cuando se cumple con el objetivo: brindar el mejor servicio Mario Magaña Benítez, conductor del tren ligero de Guadalajara. Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected] De estación en estación Conductor de tren… y de algunos sueños Conductor de tren… y de algunos sueños

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Tapatío 30 de julio

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Page 1: Tapatío 30 de julio

Sábado 30 de julio de 2011 PÁGINA 9-B

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

Mario Magaña se pasa la vida enun eterno ir y venir a 70 kilómetros porhora. Para algunos, su trabajo tal vezresultaría tedioso, pero para él se tratade una pasión diaria que le ha validomuchas satisfacciones.

Al 10 para las 12 ya está casi listo,desde que llega al trabajo porta su uni-forme impecable y lleva esa gran actitudque le permite brindar un buen servicioa todos los usuarios del Sistema de TrenEléctrico Urbano.

Sube al transporte, siempre llevaconsigo las llaves que tanto lo llenan deorgullo y que lo reconocen como unmiembro más del equipo de conductoresdel tren.

Su aventura entre las interestacio-nes comenzó hace más de 17 años, un 24de junio, y hasta hoy esta actividad no só-lo es el sustento de Mario y su familia,además, es una gran alegría por saberque con su dedicación y optimismo, sirvea miles de pasajeros que llegan hasta lasdiferentes estaciones de la línea dos.

Su idea de trabajar entre túneles ysin tener casi ningún contacto con lagente, surgió en una ocasión que viajó ala Ciudad de México, donde tuvo la opor-tunidad de abordar un transporte similara éste que hoy maneja: el metro.

“Desde que supe que habría treneléctrico en Guadalajara, siempre quiseser conductor. Era un gran sueño que te-nía”, dice complacido, pues al paso de losaños ese sueño se hizo realidad.

La rutina y “los amigos”

Y sí, hay quienes de repente le dicenque conducir un transporte en el que setiene poco, o nulo, contacto con la gentey donde en su mayoría hay oscuridad, esun tanto aburrido.

Sin embargo, cuando Mario frenaen cada estación, comienza a recorrerlos rostros, algunos que incluso ya resul-tan familiares, pues los observa casi to-dos los días. Probablemente ninguno deesos individuos que esperan a que trenpare, reconoce a Mario, pero él en su ca-beza comienza a crear historias y se ima-gina a dónde se dirigen esos personajes.

Se pregunta si tal vez llevan prisa, sivan a trabajar, a una cita romántica o unhospital a visitar a algún enfermo. En esemomento el orgullo vuelve a inundar to-do su ser y sabe que con su trabajo ayuda–aunque sea en un pequeñísima parte– aque los demás alcancen sus objetivos.

“A veces la gente, especialmente losniños, te saluda cuando pasas. Hay algu-

nos que incluso te mandan recaditos porla ventana y en ellos te dicen cosas como‘qué bonito trabajo’. Los pequeños sue-len admirar mucho lo que uno hace ahídentro y yo me siento muy contentocuando recibo estas muestras de cariño,porque al menos sé que hay alguien queme está tomando en cuenta”.

Estar en su cabina no es bueno nimalo, pero sí lo que él eligió. Quizá, a di-ferencia de los conductores de camio-nes, Mario no recibe regaños directos dela gente y tampoco le toca tratar con per-sonas estresadas que desde que abordanvan de mal humor; sin embargo, estar allíencerrado no lo ha salvado de uno queotro gesto grosero.

“Mentiría si digo que no he recibidoalgún mal deseo o grosería, pero han si-do muy pocas, afortunadamente para míy también para mi mamacita”, asegura yno puede evitar sonreír.

En cambio, lo que sí es el pan de cadadía, son aquellos golpecitos en la ventanay puerta de su cabina, casi siempre sonobra de los pequeñitos que aún se sorpren-den con los detalles simples y ven a Mario,a ese hombre que está encerrado en aquelreducido espacio, como todo un héroe.

“A veces es tanto su gusto y saben queestán tan cerquita del volante, que te tocan

ilusionados en que les abras la puerta y losdejes pasar, en ocasiones hasta gritan:‘ábreme’, pero obviamente no se puede, nofunciona así”, dice el conductor que esperano decepcionar a los pequeños.

Un héroe bajo tierra

Su trabajo, asegura, no es comple-jo, pero a veces “las instalaciones y lasvías te ponen en situaciones adver-sas”, y es ahí cuando hay que demos-trar el profesionalismo, la responsabi-lidad y hasta la valentía.

Mario asegura que pocas veces se pre-senta alguna avería, pero si sucede es im-portante actuar rápido para no interrumpirel servicio y, según la dimensión del hecho,poder atender y calmar a los usuarios.

A paso de estos 17 años, Mario se hahecho –casi– uno con el medio que con-duce, lo conoce perfectamente, sabe có-mo funciona, si tiene alguna falla o si esnecesario evacuar los vagones.

“De todo me ha pasado, pero recuer-do especialmente una ocasión en la quepor una avería del tren, dejó de pasar lacorriente de luz. Yo estaba en la interes-tación de Belisario Domínguez y SanJuan de Dios, y me vi en la necesidad dedesalojar el tren. Para mi fortuna, yo no

sé si fue la forma en que les hablé a lospasajeros, pero ellos en una manera su-mamente ordenada y civilizada se ayu-daron unos a otros para llegar hasta laestación de San Juan de Dios. Yo me sen-tí muy orgulloso de la respuesta de todosy de haber logrado llevarlos con bien através del recorrido a pie de más o menos50 metros”.

Historias así Mario las ha vivido endiferentes ocasiones, pero el amor por sutrabajo y la satisfacción que le brinda sa-berse un servidor público, hace que cadadía sea único y emocionante.

La oscuridad de las interestacionesno es suficiente para borrar las sonrisascon las que se topa, los rostros alegres delos niños y los recaditos de admiraciónque los pequeñitos le hacen llegar a tra-vés de la ventana.

Mario tuvo un sueño un día y justa-mente por eso es que todos los días llegaa la Estación Juárez con una sonrisa in-terna que permanece durante sus ochohoras de jornada laboral.

Después, cuando llega a casa, sushijos –tanto el que se emociona por-que su papá es conductor, como el quehubiera preferido tener un padre fut-bolista– aumentan la alegría del ir yvenir de Mario.

• Desde su pequeña cabina,Mario Magaña hace su mejor es-cuerzo porque todos sus pasajeroslleguen a tiempo a sus citas.

EL INFO

RMADOR • E. PA

CHEC

O

Fatiga crónica

Los Tastoanes de San Juan de Ocotán (I)por: David Izazaga

La noche del domingo 24 de julio co-mienza, digamos de manera oficial, laFiesta de los Tastoanes en San Juan deOcotán. Es lo que denominan “La víspera”.Aunque antes ha habido ya muchos díasde fiesta, de reuniones, de preparativos.De hecho los hay todo el año: aquí, comoen algunas otras comunidades, el 25 de ju-lio se celebra al santo Santiago, pero enOcotán no sólo lo hacen en julio, sino cadames, todos los días 25.

Pero hoy es ya el mero día del SantoSantiago, ha caído en lunes y eso no ami-nora las ganas de echar cohetes: desdeanoche hubo, y hoy muy temprano han co-menzado a sonar, uno tras otro sin descan-so. Y cuando uno llega a San Juan de Oco-tán, guiarse por donde están aventando loscohetes es una buena pista para encontrara la banda que va llevando Las Mañanitasa la casa de cada uno de los que este añohan sido seleccionados para representarlas siguientes fiestas. Sí, apenas comienzala de este año y ya hay un equipo que aúnsin terminar la fiesta, toma la estafeta parala del año entrante. Y ahí están, caminan-do por todo el pueblo, de casa en casa, con

la banda tras de ellos. Son las siete y mediade la mañana, no son muchos aún, quizáunos 50, entre los que hay varios niños ves-tidos de Tastoanes. Dos de estos integran-tes cargan cada uno grandes paquetes decohetes que a lo largo de la mañana iránprendiendo. Y por la tarde, y luego el mar-tes y el miércoles. Parecen no parar. Unode ellos me comenta que sí, que la gente deValle Real, colonia vecina, intentó de mu-chas maneras hace años acabar con la co-hetería de las distintas fiestas de San Juande Ocotán. “Pero no pudieron y no podrán:además ellos llegaron después que noso-tros, nuestro pueblo tiene 400 años, elloshace poco que se pusieron”, me dice Mi-guel y después saca su botella de tequilapara ofrecerme un caballito al que no mele puedo negar, pues sé que no es bien vis-to. Nunca había tomado tequila tan tem-prano, le digo. Y él me dice que ellos desdelas seis de la mañana están tomando. Lobueno es que a las nueve de la mañana eshora de “ir a mover quijada”, como diceManuel. El lugar espera ya a los dos con-tingentes: los que van con la banda casapor casa y la comitiva de los Tastoanes ele-gidos y las autoridades.

El lugar: en el que se desayunará, co-

merá y cenará los días de la fiesta. Ahí es-tán ya los cazos con el menudo y los jarroscon el café. Cientos de kilos y cientos de li-tros. Y las cocineras que no paran de servirlos platos, de llevarlos a las mesas, de acer-car las tortillas y, en fin, de no dejar a nadiesin su desayuno. Hoy quizá no han sidomás de 500 los que han almorzado. Perocada día la cifra crecerá y crecerá.

Todavía no son las 10 y ya con el estó-mago lleno salen de nuevo los dos contingen-tes. Mi guía, y quien me explica a detalle loque ocurre, Gabriel Mateos, me lleva –con elcontingente guiado por la banda– a la casade uno más de los casi 40 a los que llevaránmañanitas durante casi todo el día. A la casano todos entran; nosotros ahora lo hacemos,sólo para testificar lo que ahí ocurre: tantoquien recibe, como quien llega, ha de sacarla botella para ofrecer tequila. Y, nuevamen-te, hay que aceptarlo e ingerirlo, porque noes bien visto negarse.

El de la casa saca cervezas, saca te-quila, e incluso frutas diversas, para dár-selas a los visitantes. El encuentro nodura más de 10 o 15 minutos. Y a la quesigue. Mientras, en la plaza principal yacomenzó la “Medición”. Y vamos haciaallá... (Continuará)

EL INFO

RMADOR • S. NÚÑEZ

• Incluso los niños se convierten en estas fechas en pequeños tastoanes.

Desde hace 17 años, Mario Magaña entra en su cabina y comienza un recorrido que lo lleva a cumplir una ilusión

Este trabajo esmuy hermoso,

a veces estresante por la inmensaresponsabilidad que se tiene; pero muysatisfactor cuando secumple con el objetivo:brindar el mejorservicio

Mario Magaña Benítez, conductor del tren ligero de Guadalajara.

Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected]

De estación en estación

Conductor de tren… y de algunos sueñosConductor de tren… y de algunos sueños

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PÁGINA 10-B Sábado 30 de julio de 2011EL INFORMADOR

TAPATÍO

Entre las piernas

Con ganas de recordarpor: Aimeé Muñiz

El martes pasado me di una vuelta al Roxy,con el ánimo de ver cómo había cambiado el lugar,qué tanto se había caído ya, quiénes iban al sitiocon la misma idea y simplemente con ganas de“chismosear” un poco.

Me encontré con un Roxy prácticamenteidéntico a cómo lo había guardado en el recuerdo,aunque por más que me esforcé en encontrar enla memoria el último día que me topé con ese lugar,la verdad es que no pude localizar la fecha exacta,ni la música y mucho menos el nombre del grupo.

Sin embargo, cuando entré me percaté quenunca antes había volteado al techo. Y esta vez quelo hice, me asusté un poco. Y es que pienso, supon-go e imagino, que habrá que hacer una inversión“gorda” para lograr reparar esa área.

Por otra parte, debo decir que a mí sincera-mente me da igual si hay sillas o no; me preocupaun poco que el piso tenga una gruesa capa de pol-vo, porque eso significa que cuando me siente, mioscura ropa lucirá un contraste de color pocoagradable... pero bueno, tampoco es algo que mequite el sueño.

Recuerdo que los baños del Roxy eran espe-ciales, y supongo que seguirán hoy en día con esamisma peculiaridad, cosa que –por cierto– tampo-co me importa demasiado.

La verdad es que estuvo “chido” volver alRoxy. Fue emocionante ver a la gente formadaafuera del edificio de Mezquitán 80 y darme cuen-ta de que la fila daba la vuelta por Independencia,como sucedía en sus mejores años.

Me resultó un poco curioso ver que los asisten-tes al lugar, los que entraron y los que se quedaronafuera, no mostraban orgullosos sus bolsas negras –con popote– cubriendo el líquido etílico que por al-guna extraña razón pensaron años atrás, que pasabainadvertido ante los numerosos elementos de segu-ridad que acudían –prestos a clausurar– a los eventosque en el edificio se realizaban.

Me pareció genial escuchar voces decir, casi

como un susurro, “¡qué bueno es volver!”, porqueregresar al Roxy ese día, fue como volver en eltiempo para muchos de los que asistimos.

Estando ahí parada –escuchando que la bici-cleta esto y aquello, que los puentes y las calles talcosa y que las autoridades se comprometen a “bla,bla, bla”–, me puse a pensar en el proyecto de re-vivir el Roxy, convirtiéndolo en centro cultural (loque se supone siempre fue), y entonces me imagi-né cómo será ver sobre el escenario del viejo cine,una obra de teatro o un espectáculo dancístico.

La verdad sí me gustaría, creo que sería laoportunidad de dar cabida a creadores experi-mentales; de olvidar la idea de llevar el arte a lascalles, cuando nos han demostrado que éstas enrealidad no son de todos y difícilmente se prestanpara este tipo de actividades (o cualquier otra).

Sí... a ver si nos dejan regresar al Roxy, pro-bablemente uno de los edificios con más memoriaen la ciudad, porque al final de cuentas se convir-tió en el único espacio para el desarrollo de unageneración que no encontraba en otra parte lo queahí se daba. Un escenario fabuloso que se abrió adistintos géneros musicales que entonces no te-nían dónde presentarse.

Hoy lamento mucho haber estado en la “ño-ñez” durante tanto tiempo (incluso creo que aúnlo estoy, me encanta jugar “Basta” y recientementeme he enterado de que eso es muy ñoño); me perdíde muchas cosas, aunque tuve mis dos o tres –cua-tro, cinco o seis– encuentros ricos con el Roxy.

Sería genial que quienes fueron asiduos allugar, ahora hagan de éste y su nuevo proyectoel sitio ideal para el desarrollo de sus hijos, paraque se encuentren con las manifestaciones ar-tísticas y culturales de esta ciudad que a vecesnos encanta y otras...

En fin... ya veremos qué sucede en este nuevoperiodo. Por lo pronto, estoy segura de que mu-chos de los que fuimos el martes al Roxy, nos que-damos con un rico recuerdo y con ganas de más.

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Es poco el tiempo que llevan juntas, pero comoequipo, son muchas las chavas que a diario se reúnenen la pista de patinaje para “dar el roll”, y uno que otroempujón sin malicia. Son más de 20 pares de “quads”–patines de cuatro ruedas– que se alistan para empe-zar a jugar al roller derby en Guadalajara.

Para las generaciones más adultas, quizá es-te deporte los remonte a imágenes agresivas demujeres peleando a gran velocidad, montadassobre patines, lanzando patadas y codazos a gra-nel, sin importar quién se cruce en el camino. Pe-ro no es así. Lo cierto es que esta actividad de altoimpacto físico, requiere de fuerza, pero sobre to-do de habilidad. Lo falso es que esta pasión sobrecuatro ruedas, se convierte en una “carnicería”femenina, la sangre es un elemento no requeridoni deseado para disfrutar de la adrenalina que selibera durante el movimiento.

Patricia Gómez y Nicole Barragán, forman partede la única liga oficial de roller derby en Jalisco, de-porte que poco a poco gana fama en la ciudad. Y aun-que se consideran nuevas en esta disciplina, este parde mujeres y su equipo tienen un objetivo muy claro:hacer que el gusto por el patinaje de alto impacto se déa conocer y crezca profesionalmente.

El roller derby se desarrolla sobre una pistaovalada, en la que dos equipos de cinco integrantesdeberán generar el mayor número de puntos, oca-sionando bloqueos a sus contrincantes a través deuna zona de contacto permitida.

“Como tal, no son golpes. En los años setentasí era como una lucha, pero ya tiene mucho quelo reglamentaron con normas muy básicas, comoen el futbol americano. Hay una zona de contactopermitida, no codazos y tampoco a la espalda sepuede llegar (…) ya se volvió más deporte que unespectáculo. Sí es rudo, pero no es una carnice-ría”, asegura Patricia Gómez.

El momento del “boom”

Las patinadoras señalan que durante la dé-cada de los setenta, el roller derby sí conteníamás violencia y agresividad, puesto que la mismafilosofía de la actividad –y hasta la fecha– se re-laciona con la cultura punk y el feminismo, dan-do por resultado grupos de mujeres con persona-lidad imponente y cargadas de gran sensualidad.

“No es un deporte que excluya a nadie, cual-quiera puede entrar, hay chicas de todo tipo. Aquíes más maña que fuerza”, señala Patricia.

En el año 2000, el roller derby volvió a surgiren las pistas estadounidenses, contagiando aotros países europeos; a Colombia, Chile y Ar-gentina, en Latinoamérica, y hasta Australia, si-tios en los que se comienzan a organizar concur-sos profesionales.

En México, ciudades como Querétaro, Vera-cruz, Morelia, Monterrey y Guadalajara, paula-tinamente crean una hermandad –a través de lasredes sociales– para hacer que el “boom” de lospatines de cuatro ruedas estalle por completo.

La liga de Roller Derby Guadalajara se inte-gra en su mayoría por patinadoras no profesio-nales, pero sí contiene a un gran número deamantes del patinaje artístico y en línea, y deunas impresionantes ganas de aprender más.

“La mayoría patinábamos, como la típica ni-ña que pedía patines en Navidad; pero como unarutina, son muy pocas las que entraron así. Alprincipio todas tenemos mucho miedo a las caí-das, porque es un deporte en el que te vas a estarcayendo y dando fregadazos. Ya después de lasprimeras caídas fuertes, te levantas y por la mis-

ma adrenalina quieres más”, detalla Patricia.Las exigencias físicas son fuertes, pero a Ni-

cole le agradan.“El roller derby te motiva mucho, porque además

de que mejoras tu condición física es muy demandan-te, necesitas mucha resistencia; además de que pue-des crear un alter ego, un nombre artístico. El deportese presta a que se te enchule el cuerpo, para que te veasmás sexy, pero con cierta feminidad”.

Prueba de fuego

El próximo sábado 6 de agosto, la liga RollerDerby Guadalajara tendrá su primera competen-cia oficial, contra las Disasters MXRD, de la Ciu-dad de México.

“Será un evento interdisciplinario. La inten-ción es que el deporte se presente formalmente enGuadalajara. Además del partido de roller derby,habrá una exhibición de skateagresivo en el mediotubo, con Mexgroove y Centro Roller. También sepresentará Cooperativa Pascual, un grupo de mú-sica punk de Guadalajara”, explica Nicole.

Velocidad y fuerza

Sensualidad de alto impactoA paso firme, la liga de Roller Derby Guadalajara crece; desempolva los patines

e intégrate a estas amantes de la adrenalina

• El roller derby vive un momento de resurgimiento; en Guadalajara, un grupo de chicas lo practica a diario con varios propósitos: mejorar su figura, hacerdeporte y dar a sus álter egos una puerta de escape.

FOTO

S : EL

INFO

RMADOR • A. HIN

OJO

SA

¡NO TE LO PIERDAS!Roller Derby ShowdownPlaza Centro Sur (Periférico y Colón). Frozen Adventure -pista de patinaje.Sábado 6 de agosto, de18:00 a 22:00 horas.Entrada gratuita para todaslas edades.