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Sábado 15 de enero de 2011 PÁGINA 9-B Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected] Fundadores Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director Carlos Álvarez del Castillo G. por: Eduardo Escoto (segunda de dos partes) Se podría decir que, musicalmente hablando, Sebastián Márquez tomó el papel más acertado para él -y quizá el más necesario para su entorno- dentro de la época en que le tocó vivir. Esto ocurría en una Guadalajara en la que, por ejemplo, aún en esos tiempos relativamente cercanos no existía to- davía una institución de enseñanza musical for- malmente constituida y donde sus asociaciones artísticas perdían el brillo y la capacidad que ha- bían tenido en épocas pasadas. Tras el éxito obtenido en el concierto organi- zado y dirigido por él en 1933, Márquez continuó promoviendo este tipo de actividades, sus presen- taciones eran realizadas a diferentes instancias y conformaba sus programas sobre todo con obras de su autoría; en sus recitales empleaba formacio- nes orquestales que variaban en su extensión según el caso y llegó a conseguir que varios fueran trans- mitidos por la radio local. Además, hacia 1940 había conformado un coro de cuya preparación y direc- ción él se encargaba. Así, además de enriquecer el panorama musical local conseguía difundir su mú- sica de una forma eficaz, sobre todo si se toma en cuenta que ésta se alejaba de los cánones estilísti- cos (oficiales sobre todo) de la época. El 20 de marzo de 1943, tras una larga enfer- medad muere su esposa, Carolina Arañó. Márquez concibe la idea de realizar una solemne ceremonia fúnebre y gracias a la amistad que mantenía con el compositor Alfredo Carrasco -quien entonces tenía poco más de 25 años de haber partido de Guadala- jara al Distrito Federal- pudo conocer la misa de ré- quiem que éste había compuesto. Se trataba de una obra de gran calidad para coro y orquesta, que por falta de apoyo no había podido ser estrenada en la capital del país y que aparecía como idónea para ser ejecutada en las honras fúnebres que Márquez preparaba. Por tanto, tras realizar las gestiones necesarias, el 21 de julio del mismo año, en el Sagrario Metropoli- tano, el maestro Carrasco dirigió su misa en un solemne acto, obra que por cierto no ha vuelto a ser ejecutada en esta ciudad. Un año después, en 1944, vuelve a organizar un concierto con obras suyas y de los tapatíos Gui- llén y Uribe Ugarte, además de composiciones de Beethoven, Wagner y Humperdink; la función se re- alizó en el Teatro Degollado y lo recaudado fue do- nado al asilo de ancianos. Esta fórmula fue repetida en numerosas ocasiones por Márquez, resultando a lo largo de los años beneficiadas diferentes insti- tuciones de asistencia e incluso en 1951 llegó a pre- sentar la ópera Cavalleria Rusticana de Mascagni, interpretada por sus discípulos de canto, a quienes enseñaba de forma gratuita. Se hicieron frecuentes también las presenta- ciones que con motivo de la Semana Santa realiza- ba el compositor de su oratorio Las siete palabras (estrenado en 1945), las cuales se transmitían en di- recto por la radio y eran patrocinadas por su fábrica de tejidos. En 1947, su zarzuela A la orilla del torrente se presenta en España gracias al Instituto de Cul- tura Hispánica. Ese mismo año contrae segundas nupcias con la soprano Blanca López Portillo, con quien tendría una hija. Para esa época, en el plano empresarial, Sebastián Márquez siguió haciendo crecer su fábrica “La perfección” y ocu- paba diversos cargos directivos en la Unión Na- cional de Industria y Comercio, participaba siempre en actividades benéficas y fue socio dis- tinguido del Club de Leones. Su labor docente se extendió a la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara, donde impartió la clase de canto. Desafortunadamente, sus capacidades físicas fueron mermando con la edad y su actividad musical lo resintió. Los últimos conciertos en los que participó como director fue- ron los efectuados en 1967 en el auditorio de la Casa de la Cultura Jalisciense, en los que dirigió a la Or- questa Sinfónica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (OSUAG) y a su propio coro, y en 1969 con las mismas agrupaciones en el Teatro Degolla- do. La OSUAG incluiría algunas de sus obras en sus programas regulares. Sebastián Márquez murió en Guadalajara el 27 de diciembre de 1973. El catálogo de obras de este compositor jalis- ciense es amplio y han sido mencionadas aquí al- gunas. Dentro de las obras líricas están las zarzue- las Estefanía, Los millones de América, Viva mi barrio y A la orilla del torrente; su producción coral se centra casi por completo en himnos a institucio- nes locales como los compuestos a la Universidad Autónoma de Guadalajara, al Colegio Cervantes y al Club de Leones, además del Himno a la natura- leza, Himno a Lagos de Moreno e Himno a Hidalgo, por mencionar algunos. En lo referente a la música sacra, destacan la Misa solemne, para coros y orquesta; el oratorio Las siete palabras, para coros, solistas y orquesta; O salutaris, para cuatro voces y órgano; la Colec- ción de himnos a la Virgen María, para coro y tecla- do; Ave María, para voz solista, orquesta y piano; la elegía Tepeyac, para orquesta de cuerdas y órgano; y los Cinco villancicos al Niño Jesús. En el apartado de música orquestal se inclu- yen, entre otras piezas, el poema sinfónico Vida de un artista, Evocación (preludio coral en honor a Án- gela Peralta), Marcha triunfal, para orquesta de cuerdas y órgano, además de versiones orquestales de valses, romanzas, intermezzos y otras obras es- critas originalmente para ser tocadas o acompaña- das por el piano. La música de salón es la que ocupa la mayor parte del catálogo de Márquez. En esta sección so- bresalen sus romanzas para voz y piano, como por ejemplo Golondrina, Canción otoñal, Guadalajara, Blanquita, Tus ojos y Tierra tapatía. Cabe mencionar también una colección de 26 valses para piano, entre los que figuran Romántico y Carito, además de diversas composiciones como Serenata para violín, el trío Alma jalisciense, Reve- rie para chelo, Marcha fúnebre y Hoja de álbum, así como gavotas, danzas y otras formas breves. La música del maestro Sebastián Márquez no ha gozado de difusión luego de su muerte, casi 40 años después. La última vez que sus composiciones se presentaron al público fue en 1988 en un concier- to-homenaje realizado en su memoria. Desde en- tonces, su legado permanece inerte, en espera de ser rescatado, evaluado y dado a conocer -por principio de cuentas- en la ciudad que fue el marco dentro del cual nació como una manifestación auténtica de su entorno y como el feliz resultado de una interesante concatenación de hechos. Clásica Sebastián Márquez, LA FORJA DE UN DESTINO El tenor, compositor y director jalisciense ocupa un merecido lugar entre los grandes nombres de la música • El catálogo de obras de este compositor jalisciense es amplio y destaca por su calidad. EL INFORMADOR • E. ESCOTO

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Tapatío 15 de enero

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Sábado 15 de enero de 2011 PÁGINA 9-B

Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected]

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

por: Eduardo Escoto

(segunda de dos partes)

Se podría decir que, musicalmente hablando,Sebastián Márquez tomó el papel más acertadopara él -y quizá el más necesario para su entorno-dentro de la época en que le tocó vivir. Esto ocurríaen una Guadalajara en la que, por ejemplo, aún enesos tiempos relativamente cercanos no existía to-davía una institución de enseñanza musical for-malmente constituida y donde sus asociacionesartísticas perdían el brillo y la capacidad que ha-bían tenido en épocas pasadas.

Tras el éxito obtenido en el concierto organi-zado y dirigido por él en 1933, Márquez continuópromoviendo este tipo de actividades, sus presen-taciones eran realizadas a diferentes instancias yconformaba sus programas sobre todo con obrasde su autoría; en sus recitales empleaba formacio-nes orquestales que variaban en su extensión segúnel caso y llegó a conseguir que varios fueran trans-mitidos por la radio local. Además, hacia 1940 habíaconformado un coro de cuya preparación y direc-ción él se encargaba. Así, además de enriquecer elpanorama musical local conseguía difundir su mú-sica de una forma eficaz, sobre todo si se toma encuenta que ésta se alejaba de los cánones estilísti-cos (oficiales sobre todo) de la época.

El 20 de marzo de 1943, tras una larga enfer-medad muere su esposa, Carolina Arañó. Márquezconcibe la idea de realizar una solemne ceremoniafúnebre y gracias a la amistad que mantenía con elcompositor Alfredo Carrasco -quien entonces teníapoco más de 25 años de haber partido de Guadala-jara al Distrito Federal- pudo conocer la misa de ré-quiem que éste había compuesto.

Se trataba de una obra de gran calidad paracoro y orquesta, que por falta de apoyo no habíapodido ser estrenada en la capital del país y queaparecía como idónea para ser ejecutada en lashonras fúnebres que Márquez preparaba. Portanto, tras realizar las gestiones necesarias, el 21de julio del mismo año, en el Sagrario Metropoli-tano, el maestro Carrasco dirigió su misa en unsolemne acto, obra que por cierto no ha vuelto aser ejecutada en esta ciudad.

Un año después, en 1944, vuelve a organizarun concierto con obras suyas y de los tapatíos Gui-llén y Uribe Ugarte, además de composiciones deBeethoven, Wagner y Humperdink; la función se re-alizó en el Teatro Degollado y lo recaudado fue do-nado al asilo de ancianos. Esta fórmula fue repetidaen numerosas ocasiones por Márquez, resultandoa lo largo de los años beneficiadas diferentes insti-tuciones de asistencia e incluso en 1951 llegó a pre-sentar la ópera Cavalleria Rusticana de Mascagni,interpretada por sus discípulos de canto, a quienesenseñaba de forma gratuita.

Se hicieron frecuentes también las presenta-ciones que con motivo de la Semana Santa realiza-ba el compositor de su oratorio Las siete palabras(estrenado en 1945), las cuales se transmitían en di-recto por la radio y eran patrocinadas por su fábricade tejidos.

En 1947, su zarzuela A la orilla del torrentese presenta en España gracias al Instituto de Cul-tura Hispánica. Ese mismo año contrae segundasnupcias con la soprano Blanca López Portillo,con quien tendría una hija. Para esa época, en elplano empresarial, Sebastián Márquez siguióhaciendo crecer su fábrica “La perfección” y ocu-paba diversos cargos directivos en la Unión Na-cional de Industria y Comercio, participabasiempre en actividades benéficas y fue socio dis-tinguido del Club de Leones.

Su labor docente se extendió a la Escuela deMúsica de la Universidad de Guadalajara, dondeimpartió la clase de canto. Desafortunadamente,sus capacidades físicas fueron mermando con laedad y su actividad musical lo resintió. Los últimosconciertos en los que participó como director fue-

ron los efectuados en 1967 en el auditorio de la Casade la Cultura Jalisciense, en los que dirigió a la Or-questa Sinfónica de la Universidad Autónoma deGuadalajara (OSUAG) y a su propio coro, y en 1969con las mismas agrupaciones en el Teatro Degolla-do. La OSUAG incluiría algunas de sus obras en susprogramas regulares. Sebastián Márquez murió enGuadalajara el 27 de diciembre de 1973.

El catálogo de obras de este compositor jalis-ciense es amplio y han sido mencionadas aquí al-gunas. Dentro de las obras líricas están las zarzue-las Estefanía, Los millones de América, Viva mibarrio yA la orilla del torrente; su producción coralse centra casi por completo en himnos a institucio-nes locales como los compuestos a la UniversidadAutónoma de Guadalajara, al Colegio Cervantes yal Club de Leones, además del Himno a la natura-leza, Himno a Lagos de Moreno e Himno a Hidalgo,por mencionar algunos.

En lo referente a la música sacra, destacan laMisa solemne, para coros y orquesta; el oratorioLas siete palabras, para coros, solistas y orquesta;O salutaris, para cuatro voces y órgano; la Colec-ción de himnos a la Virgen María, para coro y tecla-do; Ave María, para voz solista, orquesta y piano; laelegíaTepeyac, para orquesta de cuerdas y órgano;y los Cinco villancicos al Niño Jesús.

En el apartado de música orquestal se inclu-yen, entre otras piezas, el poema sinfónico Vida deun artista, Evocación (preludio coral en honor a Án-gela Peralta), Marcha triunfal, para orquesta decuerdas y órgano, además de versiones orquestalesde valses, romanzas, intermezzos y otras obras es-critas originalmente para ser tocadas o acompaña-das por el piano.

La música de salón es la que ocupa la mayorparte del catálogo de Márquez. En esta sección so-bresalen sus romanzas para voz y piano, como por

ejemplo Golondrina, Canción otoñal, Guadalajara,Blanquita, Tus ojos y Tierra tapatía.

Cabe mencionar también una colección de 26valses para piano, entre los que figuran Románticoy Carito, además de diversas composiciones comoSerenata para violín, el trío Alma jalisciense, Reve-riepara chelo, Marcha fúnebrey Hoja de álbum,asícomo gavotas, danzas y otras formas breves.

La música del maestro Sebastián Márquez noha gozado de difusión luego de su muerte, casi 40años después. La última vez que sus composicionesse presentaron al público fue en 1988 en un concier-to-homenaje realizado en su memoria. Desde en-tonces, su legado permanece inerte, en espera de serrescatado, evaluado y dado a conocer -por principiode cuentas- en la ciudad que fue el marco dentro delcual nació como una manifestación auténtica de suentorno y como el feliz resultado de una interesanteconcatenación de hechos.

Clásica

Sebastián Márquez,LA FORJA DE UN DESTINO

El tenor, compository director jaliscienseocupa un merecido

lugar entre los grandes nombres

de la música

• El catálogo de obras de este compositor jalisciense es amplio y destaca por su calidad.

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PÁGINA 10-B Sábado 15 de enero de 2011EL INFORMADOR

por: Juan Palomar

Pájaro de colores. Inaugura el año y el jardínprosigue su navegar constante. De dónde habrá ve-nido, el nunca visto. Algún manual habrá en que seaprecisada su especie, sus tonos insólitos, sus cos-tumbres que ahora no revela. Dura segundos; duraahora, lo que estas líneas duren y hasta cuándo quiénsabe. Solo agregar que es un resplandor de gozo, unapura presencia que ella sola hace valer el día.

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Por el bajío. Recuperar primero los paisajes gra-ves de los Altos de Jalisco, estas mesetas asoleadas,esos tonos de un dorado de siglos. Hace mucho aire yla copa de un gran árbol lentamente dice adiós. El ines-crutable fuerte de siempre espera en el cruce de cami-nos, y alguien ha estado haciendo una brecha que subedesde el norte. Los niños se preguntan cosas que qui-zás, cuando regresen luego, vuelvan a encontrar. Yadespués el Cristo del Cubilete y la sierra bravía.

En Silao, una exposición conmemorativa delos centenarios no supo aprovechar su espléndidaubicación para celebrar algo de lo celebrable: el te-rritorio mismo. Demasiado cemento y chapopote,demasiada arquitectura (y escultura) inane. Muchagente bajo el ventarrón que atenúa el sol de justicia.La muestra de artesanías que presenta Banamex esuna gozada: sólida, irrefutable, reconfortante con-firmación del genio de la gente que sabe discurrir,laborioso y juguetón, a lo largo de siglos. Un saberhacer, saber vivir, que revela una historia más ínti-ma y más cierta. Otro pabellón alberga una exposi-ción que se llama Miradas sin rendición. Imaginarioy presencias del Universo Indígena.Curada por Ser-gio Raúl Arroyo, ofrece intrigantes e iluminadorasvisiones del mundo de los indios mexicanos. Laelección de las obras de Orozco sube de repente elvolumen y la intensidad del discurso: una miradaque se las arregla para ser incendiaria y compasiva.En el “Pabellón del Mañana”, otra muy interesanteexposición bajo el título 390 ppm. Planeta Alterado.Aleccionadora, bien hecha, montada con amplios ybien usados recursos: ojalá y que circule con su con-tundente mensaje a favor de la sensatez ambiental.La visión del llamado Monstruo de Aramberri im-presiona las miradas infantiles.

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México sin una buena parte de su gente es deli-cioso. Ir y venir sin prisas ni apreturas, el aire mástransparente. El arreglo del Monumento de la Revo-lución es una facha. La biblioteca Vasconcelos progre-sa: los jardines van tomando su lugar y su estatura. Unmuchacho regordete y de cachucha roja lee un librosentado en un escalón y toma el sol. Eso. Una jardineracanta interperrita, a buen volumen y con acertada en-tonación, mientras cuida de unas plantas. El inverna-dero mira crecer sus encargos, y el óxido tranquilocontinúa su trabajo en las viejas piezas eléctricas.

**

Cuernavaca siempre será un enigma. Jardinesencerrados entre muros, calles confusas, la vulga-ridad que gana terreno. Mejor la vista del gran valleportentoso mientras la carretera desciende. El viejoclub de golf preserva, afortunadamente, su buenaarquitectura de tiempos cuando la revolución seimaginaba a lo mexicano bajo tejas y arcos blancos.

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Tres películas en video. Mientras los otroraaguerridos negocios de renta de películas aún duren:curiosos lugares de encuentro barrial y de eventua-les hallazgos cinematográficos, acosados ferozmen-te por la competencia de los cableros. Posiblementesu apuesta pudiera preservarse si pusieran el énfasisen lo que la televisión no puede: servicio personali-zado, mayor calidad y discriminación de las cintasque ofrecen, difusión activa del buen cine. Por ahora,de cal y de arena. La joven Victoria retrata los prime-ros años del reinado de la reina emblemática: buenesfuerzo, impecable puesta de época; falta la fuerzaque volvería la película más recordable. Chloe, deAtom Egoyan: Julianne Moore hace un buen trabajo,la otra muchacha pasa demasiado tiempo jurandoque es lo máximo. Banal por un lado, intrigante porotro. Una nueva marca en la negrura de lo negro:Brooklyn’s finest, dirigida por Antoine Fuqua. Ho-rrorosa violencia, historia despiadada. Ethan Haw-ke, viejo conocido de aquel cine de la Rive Gauche,hace una muy buena actuación, a pesar de los trazoscaricaturescos de su personaje.

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Louis Aragon, cantado por Jean Ferrat. Frater-nos dones, el par de discos que compilan los poe-mas que el cantante, muerto el año pasado, musi-calizó a través de muchos años y en cuyo procesomismo participó de repente el poeta. (Qué raro queya se haya muerto Jean Ferrat: parecía que ahí ibaa durar siempre, con sus bigotazos, su terca mili-tancia comunista, su voz de trueno…) Un poema enparticular sigue resonando. Se llama Adivina. Va unensayo de traducción.

Un gran campo de lino azul entre las raíces negrasCuando hacia mí el viento lo inclina temblandoUn gran campo de lino azul que hace del cielo espejoY soy yo quien tiembla hasta el fondo de mi sangreAdivinaUn gran campo de lino azul en el día de regresoLargamente arrastra aún una bruma de sueñosY temo levantar allí pájaros desconocidosCuya sombra alada a lo lejos obscuramente se alarga AdivinaUn gran campo de lino azul del color de las lágrimasAbierto sobre un país que sólo el amor conoceDonde todo tiene de los perfumes el poder y el encantoComo si por ahí los besos siempre pasearanAdivinaUn gran campo de lino azul del que es la maravillaSiempre a descubrir un agua pura y profundaCubriendo con su manto milagrosamenteEs un lago o el mar las espaldas del mundoAdivinaUn gran campo de lino azul que habla y que lloraAllí me hundo y me pierdo dime adivinas túQué simiente hizo allí el gozo y el dolorY por qué por amarla da la ebriedad y la muerteAdivina

[email protected]

D I A R I O D E U N

espectador

TAPATÍO

He visto con gusto que a pesar de que aún nohay muchas obras en cartelera, varios grupos hananunciado que presentarán sus trabajos escénicosen la Ciudad de México. Eso me parece interesante,pues no hay nada mejor que probarse ante otro detipo de público, pues ciertamente los espectadoresno somos los mismos aquí y allá, es más, ni siquieracreo que seamos iguales algunos de los que estamosen esta ciudad. De entrada, yo me considero una es-pectadora muy “roña”, o sea que me pongo mis mo-ños para que las cosas me gusten.

El hecho es que me parece muy bien esto, puescreo también que ello supone una suerte de “revisi-tación” de los montajes, es decir, la posibilidad de queéstos crezcan de otra forma, para que, de ser posible,regresen a la ciudad con una frescura extra.

Tengo entendido que irán (A la deriva, Inver-so, Tlakuache y La nada teatro) invitados por elTeatro El milagro para participar en un festival, yeso me parece todavía más trascendental, porquehabla de que todavía hay quienes están dispuestospor hacer que el teatro, en ciertas zonas del país,se diversifique, para que también haya un creci-miento de los espectadores. ¡Larga vida para esagente que apoya al teatro!

Y pasando a temas poco agradables, de ver-dad que no puedo dejar pasar este espacio para re-ferirme a la Compañía de Danza Clásica y Neoclá-sica de Jalisco. Apenas ayer dijo el secretario deCultura, Alejandro Cravioto, que debido a que elpresupuesto que tiene la SC para ejercer este añoes igual al del pasado, no hay recursos suficientespara sostener a la agrupación, misma que en ¿dosaños? se ha reducido en más de un 50% y ha dadoresultados nulos, pues lo que se ha mantenido du-rante este tiempo está lejos, lejísimos, de ser lo quenos prometieron.

Ni ha tenido temporadas, como se presumíaque habría en el Teatro Degollado; ni se ha proyec-tado como una agrupación profesional, como sesupone que era. Además, me enteré por ahí que in-cluso las directoras del grupo se daban el lujo derechazar invitaciones a participar en uno que otrofestival del país.

En fin... mientras unos se ponen las pilas paraimpulsar el desarrollo de su área, hay otros a losque les importa un soberano cacahuate ir más allá.¡Qué cosas, caray!

[email protected]

Unos de gira, otros en picada

• Escena de la obra Perros hinchados a laorilla de la carretera, a cargo del grupo Inverso.

Entre las piernas

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