exégesis a romanos

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PASO NUMERO UNO CARTA A LOS ROMANOS INTRODUCCION A LA CARTA: Con pocas excepciones, los eruditos concuerdan en que ciertamente fue el apóstol Pablo quien escribió Romanos, la evidencia a favor de esta conclusión puede ser considerada, sin exageración, abrumadora. Los argumentos que se han presentado en su contra—por ejemplo: “Lucas, en el libro de Hechos, nunca menciona el establecimiento de una iglesia en Roma; de modo que Pablo no podría haber escrito la carta a los romanos”—son tan absurdos que no merecen ningún comentario adicional. I. ARGUMENTOS A FAVOR DE LA PATERNIDAD LITERAIA 1. EVIDENCIA INTERNA El apóstol Pablo es el autor humano de esta carta (1:1–7), que como el resto de los 66 libros que componen el canon de la Sagrada Escritura, goza de la inspiración plenaria del Espíritu Santo. Se denomina a sí mismo apóstol a los gentiles por la voluntad de Dios, sin que eso implique excluir del alcance de su escrito a los judíos, su pueblo por nacimiento y por educación religiosa y cultural, al que dedica tres capítulos centrales (9–11), aparte de varias otras menciones específicas (caps. 1, 2, etc.). Es Saulo, el perseguidor de Cristo y de su iglesia (Hch. 8:3; 9:1– 2; 22:4; 1 Co. 15:9; Gá. 1:13; 1 Ti. 1:13), transformado en el apóstol Pablo (Hch. 13:9), según su conversión narrada nada menos que cuatro veces en el libro de los Hechos (9:3–18, 27; 22:6–13; 26:12–18). Su celo por perseguir a los cristianos le ha sido cambiado en el camino a Damasco por un celo evangelizador

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Page 1: exégesis a Romanos

PASO NUMERO UNO

CARTA A LOS ROMANOS

INTRODUCCION A LA CARTA:

Con pocas excepciones, los eruditos concuerdan en que ciertamente fue el apóstol Pablo

quien escribió Romanos, la evidencia a favor de esta conclusión puede ser considerada,

sin exageración, abrumadora. Los argumentos que se han presentado en su contra—por

ejemplo: “Lucas, en el libro de Hechos, nunca menciona el establecimiento de una iglesia

en Roma; de modo que Pablo no podría haber escrito la carta a los romanos”—son tan

absurdos que no merecen ningún comentario adicional.

I. ARGUMENTOS A FAVOR DE LA PATERNIDAD LITERAIA

1. EVIDENCIA INTERNA

El apóstol Pablo es el autor humano de esta carta (1:1–7), que como el resto de los 66

libros que componen el canon de la Sagrada Escritura, goza de la inspiración plenaria del

Espíritu Santo. Se denomina a sí mismo apóstol a los gentiles por la voluntad de Dios, sin

que eso implique excluir del alcance de su escrito a los judíos, su pueblo por nacimiento y

por educación religiosa y cultural, al que dedica tres capítulos centrales (9–11), aparte de

varias otras menciones específicas (caps. 1, 2, etc.).

Es Saulo, el perseguidor de Cristo y de su iglesia (Hch. 8:3; 9:1–2; 22:4; 1 Co. 15:9; Gá.

1:13; 1 Ti. 1:13), transformado en el apóstol Pablo (Hch. 13:9), según su conversión

narrada nada menos que cuatro veces en el libro de los Hechos (9:3–18, 27; 22:6–13;

26:12–18). Su celo por perseguir a los cristianos le ha sido cambiado en el camino a

Damasco por un celo evangelizador imposible de valorar en todo su alcance. Es el celo

que lo llevó a realizar sus tres viajes misioneros sin mayores recursos que la fe y la santa

ambición de predicar el evangelio. Primero en cada sinagoga, y luego en cuanto lugar le

fue posible. Y no concluyó así su tarea, sino que volvió una y otra vez para confirmar a los

que creyeron, además de escribir sus notables cartas a distintas iglesias fundadas por él

mismo.

Pablo escribe la carta antes de su viaje a Roma (Ro. 15:22–24, 28), ese viaje por el que

mucho oró y que parece haber anhelado tanto, aunque al menos en lo aparente resultó

ser un viaje no tan próspero como él parecía anticiparlo, sino muy accidentado y hecho en

calidad de prisionero remitido al César debido a su propia apelación (Hch. 25:11–12; Hch.

27–28).

Page 2: exégesis a Romanos

2. EVIDENCIA EXTERNA:

Con la intención de llevarla a un efecto culminante, la evidencia a favor de la paternidad

literaria paulina será trazada en un orden cronológico inverso (de lo más reciente a lo más

antiguo).

Eusebio, el gran historiador eclesiástico, al escribir a principios del cuarto siglo, se refiere

a: “las catorce cartas de Pablo”, y en el mismo contexto hace mención de que Romanos

era una de ellas. Orígenes (floreció entre 210 y 250), Tertuliano (floreció entre 193 y 216),

y Clemente de Alejandría (floreció entre 190 y 200) están en pleno acuerdo.

El Fragmento de Muratori (cerca 180–200), así llamado por haber sido publicado por el

Cardenal Ludovico A.

Muratori (1672–1750), que lo había descubierto en la Biblioteca Ambrosiana de Milán,

contiene la más antigua lista existente de escritos neo testamentarios. La misma está

incompleta, escrita en un latín malo e incluye títulos de libros que eran leídos en la iglesia

de Roma en la antigüedad. En relación a Romanos, este Fragmento dice: “Ahora bien, las

epístolas de Pablo, qué son, de dónde y por qué razón fueron enviadas, lo clarifican ellas

mismas a quien esté dispuesto a entender. En primer lugar, él escribió extensamente a

los corintios… luego a los gálatas… y a los romanos respecto al orden de las Escrituras,

intimando también que Cristo es el tema central de ellas”.

Ireneo (que floreció entre 182 y 188) afirma: “Pablo, al hablar a los romanos, declara:

“Mucho más, aquellos que reciben abundancia de gracia y justicia reinarán en la vida por

este, Cristo Jesús’ ” (Contra herejías, 3.16), citando libremente Ro. 5:17. En esta y en

varias otras afirmaciones Ireneo claramente adjudica la paternidad literaria de Romanos a

Pablo.

Retrocediendo aún más llegamos a los días de Marción, que vino a Roma poco antes

del año 144. Su canon de escritos sagrados consiste en diez epístolas paulinas, más

Lucas, todas editadas para cuadrar con la teología personal del hereje. El reconoce a

Romanos como una de las obras principales de Pablo.

Los primitivos padres apostólicos no tenían el hábito de mencionar el nombre de los

santos hombres de Dios a quienes citaban. Sin embargo, el hecho de que están citando,

ya sea literalmente o (con la misma frecuencia) libremente, con frecuencia es muy claro,

como lo es también la identidad de aquel a quien citan.

Esto es cierto, por ejemplo, de Policarpo, obispo de Esmirna. Este valiente héroe

cristiano, “discípulo de Juan”, sufrió martirio en el año 155. En su epístola A los filipenses

6.2, él demuestra estar bien versado en las epístolas de Pablo, inclusive Romanos. En

Page 3: exégesis a Romanos

una frase que refleja a la vez a Ro. 14:10, [p 16] 12 y a 2 Co. 5:10 él escribe: “Entonces, si

rogamos al Señor que nos perdone, nosotros mismos debiéramos también perdonar,

porque estamos ante los ojos del Señor Dios, y todos debemos comparecer ante el trono

de Cristo, y cada cual debe dar cuenta de sí mismo”. La siguiente cita de esta misma

carta muestra que la mente y el corazón de este devoto mártir antiguo estaban inmersos

en los escritos de Pablo:

“Estas cosas, hermanos, os las escribo respecto a la justicia. No lo hago de mi propia

iniciativa, sino en primer lugar porque vosotros me invitasteis. Porque yo no soy, ni lo es

ningún otro como yo, capaz de igualar a la sabiduría del bendito y glorioso Pablo, quien,

cuando vivía entre vosotros, en presencia de sus contemporáneos enseñó precisa y

resueltamente la palabra de la verdad, y quien también, cuando estuvo ausente, os

escribió cartas. Por medio del estudio de estas cartas vosotros seréis capaces de

edificaros en la fe que os ha sido dada …” 3.1, 2.

Ignacio, obispo de Antioquía, mientras iba camino a Roma y al martirio, a comienzos del

segundo siglo después de Cristo, escribió varias cartas, mayormente cartas nuevamente

muestran con claridad que él conocía y tenía en muy alta estima las epístolas de Pablo,

incluyendo Romanos.

3. AFINIDADES LITERARIAS:

La estructura de la carta a los Romanos escrita por el Apóstol Pablo, conserva en gran

manera las mismas características de sus demás escritos o el resto de las cartas

Paulinas. El bosquejo es similar y es como sigue: Saludos 1:1-15; presentación del tema

1:16-17; desarrollo de la carta 1:18; 15:13; saludos finales 15:14, 16:24; bendición 16:25-

27. Esta descripción refleja la similitud de las cartas del tiempo del Apóstol.

4. CONSISTENCIA TEOLÓGICA:

El argumento más sólido para en la aceptación de esta como carta como de la autoría

del apóstol Pablo es precisamente la expresión literaria que él maneja y de la más pura

teología Paulina. Esta carta refleja el pensamiento del Apóstol Pablo siendo usado por el

Espíritu Santo para revelar a la iglesia de Roma la enseñanza Divina. Además que los

temas Paulinos son evidentes en todas sus cartas los cuales son: la Justificación, la

Salvación, la Predestinación. El escritor que en Ro. 3:20–24; 4:3 proclama la

profundamente satisfactoria doctrina de “justificación no por méritos humanos sino por la

fe” lo hace también en Gá. 2:16; 3:6, 11; Tit. 3:5–7. El inspirado artista que en Ro. 12:5

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describe a la iglesia como el cuerpo de Cristo con sus muchos miembros no ha cambiado

su identidad en 1 Co. 10:17; 12:12–14, 27; Ef. 1:22, 23; Col. 2:19. El exhortador que en

Ro. 12:6–8 insiste en que estos miembros usasen sus respectivos talentos para beneficio

de todo el cuerpo enfatiza el mismo deber en 1 Co. 12:15–26, 12:28, 12:31; Ef. 4:11–16. Y

el generoso y entusiasta filántropo de Ro. 15:15–28 es también el recolector de

donaciones y benefactor de 2 Co. 8 y 9.

II. ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA PATERNIDAD LITERARIA

Con pocas excepciones, los eruditos concuerdan en que ciertamente fue el apóstol

Pablo quien escribió Romanos. La evidencia a favor de esta conclusión puede ser

considerada, sin exageración, abrumadora. Los argumentos que se han presentado en su

contra—por ejemplo: “Lucas, en el libro de Hechos, nunca menciona el establecimiento de

una iglesia en Roma; de modo que Pablo no podría haber escrito la carta a los

romanos”—son tan absurdos que no merecen ningún comentario adicional.

En conclusión, quienquiera rechace la paternidad literaria paulina de Romanos debe

también rechazar la paternidad paulina de 1 y 2 Corintios, de Gálatas, de Efesios, de

Colosenses, etc.

1. VOCABULARIO Y ESTILO.

Pablo posee diversas formas literarias como: Género Hínmidico, homilético, testimonios,

exhortaciones morales y explicaciones parenéticas especialmente en 12-15. Es diatriba:

Argumento basado en preguntas y respuestas

Varios pasajes de las epístolas de Pablo revelan una consumada habilidad literaria y el

enorme parecido en su estructura, característica particular del Apóstol Pablo. En relación

con esto generalmente se hace referencia a Ro. 8, 1 Co. 13, y 1 Co. 15. Y son el mismo

lenguaje y el estilo de los siguientes pasajes igualmente soberbios: Ro. 2:17–29; 5:1–11;

cap. 12; 1 Co. 4:11–13; 2 Co. 5:1–10; 11:22–33; Gá. 2:19–21; Ef. 2:8–10; 2:14–21; 6:10–

20; Fil. 3:7–21; 4:4–9; 1 Ti. 3:16.

Las cartas antiguas podían variar de notas breves e íntimas a integrantes de la familia, a

tratados detallados destinados a una audiencia más amplia. Entre las cartas de Pablo,

Rom. es con toda claridad la que está más cerca del segundo tipo mencionado. Así, en

tanto que Rom. tiene la introducción (1:1–15) y cierre (15:14–16:27) típicos de una carta,

su rasgo más destacado es su prolongado argumento teológico/pastoral en 1:16–11:36.

Page 5: exégesis a Romanos

En ningún lugar de esta extensa sección llega Pablo a hablar directamente a los

cristianos romanos, como tales, ni a sugerir que ellos son la causa de los te mas que está

desarrollando. Y esto resulta cierto aun en el pasaje de 12:1–15:13, de orientación más

“práctica” (aunque es probable que las apelaciones a los “fuertes” y a los “débiles” en

14:1–15:13, reflejen un problema concreto en Roma). El movimiento de la carta está

dictado más bien por la lógica interna del evangelio que por temas locales. Esto no

significa que Pablo haya escrito la carta como quien vive aislado: Rom. no es un tratado

teológico sin relación al tiempo, sino una carta, escrita a una iglesia concreta en una

situación concreta. Rom., al igual que todas las cartas de Pablo, es un documento

ocasional. No debemos olvidar la audiencia que él tenía en mente al escribir. El carácter

de la carta destaca con claridad, a la misma vez, que la ocasión para su escritura debe

haber descansado en la necesidad de tocar determinados temas teológicos que eran

relevantes a los primeros cristianos en forma general, y a cada creyente en Cristo desde

entonces.

2. DEPENDENCIA,

La carta a los Romanos es única, ya que el destino es completamente distinto como lo

son las demás cartas escritas por el Apóstol, la teología contenida en las palabras es

dirigida a cierto tipo de personas propiamente dicho de un contexto diferentes a las otras

regiones. Y no existe ninguna duda de la paternidad del escrito en estudio.

3. IDEAS POSTPAULINAS.

La verdad central en esto, es que el lenguaje usado por Pablo es concreto y da evidencia

que sus o las ideas que el maneja o usa nada tienen que ver con el uso de un lenguaje

tardío y que por lo tanto no fuese de su autoría, es básico, Pablo jamás había visitado

Roma y toda la estructura de la carta está elaborado en un completo no en

desconocimiento del lugar sino más bien de la vida de la iglesia naciente en ese país. Él

deseaba conocer a la iglesia, a los hermanos, y dar su opinión de una manera personal

del desarrollo de esta congregación, y fue por eso de su necesidad de que le antecediera

esta carta, antes del poner un pie en esa región.

Page 6: exégesis a Romanos

III. LECTORES:

Pablo parece enviar señales mezcladas con respecto a los destinatarios específicos que

él tenía en mente mientras escribía a la iglesia en Roma. Por un lado, hay varios

elementos en la carta que señalan a una audiencia principal, si no exclusivamente, judía:

saluda a los cristianos judíos en 16:3, 7, 11; se dirige al “judío” en 2:17 e implica que sus

lectores están muy relacionados con la ley mosaica (cf. 6:14; 7:1, 4); él llama a Abraham

“nuestro progenitor” (4:1); y dedica una considerable atención a temas “judíos”, p. ej. El

pecado y el fracaso de los judíos (2:17–3:8), el lugar de la ley en la historia de la salvación

(cap. 7) y el pasado y futuro de Israel (caps. 9–11). Los indicios de la existencia de

lectores gentiles son, sin embargo, igualmente claros: la introducción de la carta asocia a

los romanos con los gentiles entre los cuales Pablo había sido llamado en especial a

ministrar (1:5, 6; cf. 1:13 y 15:14–21); Pablo les habla en forma directa (11:11–24) y su

alegato por la unidad y la tolerancia parece estar especialmente dirigido a ellos (15:7–9).

Se resume en forma sucinta la ambigüedad de esta evidencia: “Romanos manifiesta un

doble carácter: es en esencia un debate entre el evangelio paulino y el judaísmo, de modo

que parece obvio que los lectores eran cristianos judíos. No obstante, la carta contiene

declaraciones que indican de manera específica que la comunidad era cristiana gentil”

Frente a esta evidencia conflictiva, algunos estudiosos han llegado a la conclusión de que

Pablo tenía en mente una audiencia definidamente judía, otros opinan que él estaba

escribiendo a una audiencia en su totalidad gentil, y aun otros, que él se estaba dirigiendo

en algunos momentos a judíos y en otros a gentiles. La evidencia se explica mejor, no

obstante, a través de la suposición de que la audiencia a la que Pablo se dirigía estaba

compuesta por cristianos tanto judíos como gentiles. No obstante, la manera en que Pablo

relaciona a la iglesia con su ministerio a los gentiles en 1:5, 6, sugiere que los gentiles

constituían una mayoría tal que la iglesia había adquirido tanto una identidad como

características gentiles.

Page 7: exégesis a Romanos

IV. LA CARTA SUPREMA:

Romanos incluye la presentación más sistemática de la teología de todas las Escrituras.

Explica el significado de la cruz para la vida del creyente. Mientras expone por qué Jesús

murió por toda la humanidad, Pablo aclara los conceptos medulares de la fe cristiana: el

pecado y la justicia, la fe y las obras, la justificación y la elección. La epístola contiene: (1)

Una detallada descripción de la pecaminosidad del hombre (1.18-3.20); (2) una completa

exposición de la justificación por la fe (3.21-5.11), que incluye una clara interpretación de

la muerte de Cristo (3.24-26); (3) una elaborada explicación de la santificación (5.12-8.39);

(4) una enérgica sección sobre la doctrina de la elección (9.1-29); (5) una desarrollada

exposición de lo que ocurrió a la nación de Israel y del destino del pueblo de Dios (9.1-

11.36); (6) una extensa sección dedicada a los dones espirituales (12.1-8); y (7)

instrucciones sobre la relación del creyente con el estado (13.1-14). Indudablemente,

Romanos es el libro más doctrinal de la Biblia.

V. LA CIUDAD DE ROMA:

La ciudad de roma fue fundada en el año ―753 a.C.‖1 Con una más de de un millón de

habitantes. ―Muchas historias acerca de su origen; Mitología, la historia de Romulo y

Romelo criados por una loba en el origen de la ciudad. Situada al borde del río Tíbet;

Augusto Cesar fue el primer Cesar.‖2 ―Roma atrajo a su seno hombres e ideas de todas

partes del mediterráneo, hasta que casi 1000 años después de su comienzo había

incorporado todas las restantes comunidades civilizadas desde Gran Bretaña hasta

Arabia. Roma era cosmopolita y el resto del era Romano‖3 ―Roma estaba ubicada en la

costa occidental de Italia unos 16 km al no de la desembocadura del rio Tiber‖

Factor político

―Roma dominaba políticamente el mundo mediterráneo durante la época inicial del

cristianismo. Cuando Jesús nació en Belén, Roma dominaba el territorio comprendido

entre el atlántico y el Eúfrates y desde Bretaña5 ―Roma tenía la política monárquica,

pero en 509 la monarquía fue derrocada; tomó su lugar la república y la nación.‖6 Por lo

tanto Roma era un lugar cosmopolita, monárquica, republicana, e imperial.

Page 8: exégesis a Romanos

Factor económico

Roma económicamente creció bastante, superó tanto hasta convertirse el centro de

apogeo económico.

Factor social

La unión de tantas razas y pueblos bajo un imperio ayudó a derribar las barreras raciales

y culturales y a unificar la raza humana. Esta le trajo a convertirse una nación

cosmopolita.

Factor religiosa

A la ciudad de Roma ―llegaban muchos grupos étnicos cada uno con su religión y

caminaban por sus calles‖7, ―En el año 27 a.C. Octavio estableció un nuevo gobierno.

Se declaró príncipe y asumió el título de ―Augusto‖. Con el título de pontífice máximo‖

encabezó la religión del estado y en todas las provincias se rindió culto‖8 ―Su primera.

Hay tres autores que definen que Roma a sido fundada en la fecha señalada como:

Thomas D. Lea, Diccionario Certeza 2 www.indubiblia.og/romanos. 3 Diccionario Certeza,

pág.,1165 4 Wilton M. Nelson, Diccionario Ilustrado dela biblia, pág.,563 5 Ibíd, pág.,561 6

Ibíd, pág,.561 7 Thomas D Lea, El nuevo testamento su trasfondo y su mensaje, pág.,410

8 Wilton M. Nelson, Diccionario Ilustrado dela biblia, pág.,561. La religión politeísta regida

por un código moral bastante alto desapareció cuando por las conquistas del oriente los

Romanos entraron en contacto con la filosofía escéptica de Grecia y con las religiones de

misterio y sensuales de Asia. Los ricos y los intelectuales abrazan aquella y las masas,

éstas. Como resultado, Roma llegó a ser una Babel Religiosa. Por tanto Roma perdió su

identidad en su creencia e influenciado por la filosofía, abrasaron una nueva religión

adaptando a los dioses dioses sensuales y religión de Misterio de Grecia y Asia. Y no sólo

eso sino que llegó a celebrar culto al emperador en el año 69-79 se cuenta que el

emperador Vespaciano en su lecho de muerte se reía de la idea de que el fuera Dios.

“En la Roma de entonces solo estaban a sus anchas los millonarios y los obscuros

individuos del Oriente. Pero para el que buscaba el interior recogimiento y quietud como

Pablo, Roma era un lugar terrible. Roma en tiempos del Apóstol tampoco era de aquella

belleza embelesadora que celebran poetas posteriores, y que Fulgencio canta con estas

palabras: “¡Cuán hermosa debe ser la Jerusalén celestial, cuando ya la Roma terrenal

brilla con tales fulgores¡”. El vivir en los barrios comerciales era muy desagradable e

insalubre a causa de la estrechez de las calles, de la falta del aire, del mal olor de las

sobras de la comida, que se echaban a la calle y de los continuos peligros e incendio. El

Tiber, por su carácter santificado como deidad, no podía regularse y provocaba frecuentes

Page 9: exégesis a Romanos

epidemias a consecuencia de inundaciones. Las casas eran altas y estaban mal

construidas. Marcial cuenta de un hombre que tenía que subir doscientos escalones para

llegar a su aposento. El ruido de las calles era insoportable. Por la noche los carros que

conducían mercancías, al pasar por los fragosos empedrados, producían un sonido

estrepitoso, desde las siete de la tarde hasta la salida del sol. Durante el día iban por la

calle los músicos sirios y sacerdotes mendicantes de Isis y Cibeles con el estridor de

instrumentos de planchas metálicas y con estruendo de cascabeles. El inquilino pobre

tenía que habitar al lado de la calle, los ricos vivían hacia el patio interior (peristilo). Así la

vida en una casa de alquiler en el ardiente verano de Roma. Fue para Pablo no pequeño

sacrificio.”

VI. EL MENSAJE:

En su tercer viaje misionero, Pablo trabajó extensamente en la ciudad de •Éfeso (Hch.

19). Después fue a Macedonia y a Acaya, con una larga estancia en •Corinto. Desde allí

pensaba viajar a Jerusalén acompañando a los hermanos que llevaban una ofrenda para

los pobres de esa ciudad (“Mas ahora voy a Jerusalén a ministrar a los santos” [Ro.

15:25]). En vez de tomar una trayectoria más directa, decidió subir a Macedonia y

después a Troas, en su ruta hacia Jerusalén. La mayoría de los eruditos opinan que fue

antes de emprender este viaje, estando en Corinto, cuando Pablo escribió esta epístola y

la envió por mano de •Febe, “diaconisa de la iglesia en Cencrea”, que era un puerto de

Corinto (Ro. 16:1–2). El apóstol escribe a una comunidad de creyentes compuesta de

judíos convertidos pero con un gran componente, quizá la mayoría, de gentiles. Hay que

recordar que en años anteriores se había producido el famoso decreto del emperador

•Claudio que ordenaba la expulsión de los judíos de Roma (Hch. 18:2). El historiador

Suetonio indica que el motivo había sido por unos alborotos causados entre ellos a causa

de un tal ―Chrestos‖. Pero ese decreto, y otros similares, pasaban pronto al olvido y los

judíos retornaban. Las matanzas que luego tendrían lugar en tiempos de •Nerón, indican

que la población de cristianos era muy grande en Roma.‖15 Pablo declaró desde siempre

visitar a Roma su deseo de visitar a los Romanos 1:13. Pablo escribió a los romanos con

un triple propósito. Estaba buscando apoyo para su proyectada visita a España 15:24,28

Quería explicar a los romanos su teología, y aplicarla a los asuntos prácticos de la vida

diaria. Quería instar a los romanos a una unidad mayor que la que tenían hasta ese

momento 14:1-15_13

Page 10: exégesis a Romanos

Es indudable que la Epístola a los Romanos constituye la declaración más científica del

plan divino de la redención que plugo a Dios dar a los hombres. Dejando totalmente a un

lado el asunto de su inspiración, podemos considerarlo como un tratado de inmensa

trascendencia, de gran poder intelectual y que pone en fuga a las filosofías más brillantes

concebidas por la mentalidad humana.

La epístola fue dirigida a una vibrante iglesia en la ciudad de Roma. Aunque se

desconocen las circunstancias que originaron la iglesia, pudo establecerla algún grupo de

creyentes provenientes de Jerusalén después de la resurrección y del derramamiento del

Espíritu Santo en Pentecostés. Cuando Pablo escribe la carta, no había visitado

personalmente Roma, aunque desde hacía algún tiempo deseaba hacerlo.

VII. EPISTOLAS DE LA PRISION

La carta a los Romanos no es una carta que fue escrita estando el Apóstol Pablo en

prisión, él la escribe desde Corinto.

VIII. FECHA Y LUGAR:

A consideración de estos temas está afectada por la cuestión de si los capítulos 15 y 16

formaban parte de la carta originalmente. Este asunto será tratado más adelante, pero por

el momento damos por sentado que la carta incluía estos capítulos. Volvemos a señalar

que todos los manuscritos de Romanos existentes los incluyen donde están en nuestro

texto. Los datos acerca de la situación del autor aparecen en Romanos 1, 15 y 16 y se

pueden resumir de la siguiente manera:

1. Hacía mucho que el apóstol tenía deseos de anunciar el evangelio en Roma y de

compartir su ministerio de afirmación y fortalecimiento entre ellos (1:10–15). Es más, él

había planeado en muchas ocasiones ir a Roma, pero su ministerio en la zona de Asia

Menor y Grecia le habían impedido hacerlo hasta el momento en que escribía (1:13;

15:22).

2. Pablo había llenado la zona que abarcaba desde Jerusalén hasta Ilírico con el

evangelio (15:19). Está terminando de reunir una ofrenda para los creyentes en Jerusalén

(15:25–27). Va ahora a Jerusalén con la ofrenda y le preocupa su seguridad en esta

ciudad y la manera en que los judíos creyentes recibirán la ofrenda (15:30–32).

3. Una vez entregada la ofrenda, su propósito es pasar por Roma camino a España

(15:24, 28). Una comparación de la información en Romanos con la de Hechos indica que

Page 11: exégesis a Romanos

al escribir la carta Pablo había finalizado su campaña en Éfeso y su situación es la

reflejada en Hechos 19:21, 22 y 20:1–3. El segundo pasaje dice que llegó a Grecia donde

pasó tres meses; después, emprendió el viaje hacia Jerusalén (Hech. 20:2, 3).

4. La información de Romanos indica que escribió la carta durante los tres meses que

pasó en Grecia. Varios datos en la carta sugieren que el lugar preciso era Corinto. Por

ejemplo, Pablo recomendó a los Romanos a Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea, el

puerto al este de Corinto (16:1). Esta hermana había cruzado el istmo hasta Corinto

desde donde ha de viajar hacia Roma (16:2). El apóstol mandó a los romanos los saludos

de Gayo, su hospedador (16:23), quien puede ser el hombre de Corinto bautizado por

Pablo (1 Cor. 1:14). Mandaron saludos Timoteo y Sosípater (16:21), compañeros de viaje

de Pablo cuando salió de Grecia hacia Jerusalén (Hech. 20:4). Erasto, el tesorero de la

ciudad donde Pablo estaba, también mandó saludos (16:23). Una inscripción en latín

encontrada en Corinto y fechada a mediados del siglo I menciona a un Erasto quien, a

cambio de ser nombrado edil o comisionado para obras públicas, había colocado a

expensas propias el pavimento en una plaza cerca del teatro. Él puede ser el tesorero de

la ciudad mencionado por Pablo (16:23).

De modo que se puede ubicar la composición de Romanos después de la terminación de

la campaña en Éfeso y antes del viaje a Jerusalén con la ofrenda. Para precisar la fecha

es posible tomar como punto de referencia el ministerio de Pablo en Corinto. Una

inscripción encontrada en Delfos en Grecia establece que Galión (Hech. 18:12–17) era

procónsul en Acaya en el año 52 d. de J.C. y ya puede haber estado ocupando este cargo

tan temprano como en el 50 d. de J.C. Pablo pasó un año y 6 meses en Corinto (Hech.

18:11) y durante ese tiempo fue llevado ante Galión (Hech. 18:12). Es probable que la

estadía de Pablo en Corinto deba ubicarse en los años 50 a 52 d. de J.C. Saliendo de

Corinto, Pablo regresó a Antioquía donde estuvo por un tiempo y entonces pasó por

Galacia y Frigia para llegar a Éfeso (Hech. 18:18–24).

Allí estuvo por dos años y unos meses (Hech. 19:8, 10; 20:31). Salió de Éfeso en el año

55 ó 56 d. de J.C. Dejando lugar para un margen de más o menos 1 ó 2 años, se puede

ofrecer como fecha probable para la escritura de la carta a los Romanos el invierno

(diciembre a febrero en el hemisferio norte) del año 55–56 ó 56–57 d. de J.C.

Ahora es posible resumir la situación de Pablo al escribir la carta. Pasó los meses de

diciembre a febrero del 55–56 ó 56–57 d. de J.C. en Corinto, en la casa de Gayo quien

había sido bautizado por Pablo (1 Cor. 1:14). Había quedado atrás una larga y exitosa

campaña en Éfeso que involucraba algunos peligros. Escribió Pablo: “Batallé en Éfeso

Page 12: exégesis a Romanos

contra las fieras” (1 Cor. 15:32). También se había resuelto una difícil crisis en Corinto que

había puesto en duda la autoridad apostólica de Pablo y había requerido una serie de

contactos (cartas y visitas) para su solución.

Por delante hay dos grandes proyectos: el viaje a Jerusalén con la ofrenda y la misión en

España pasando por Roma en el camino. Aun estos proyectos implicarán peligro y

requerirán apoyo para su realización. Por el lapso de unos tres meses el Apóstol se

encontró con un poco de tiempo para “tomar aire”, libre de sus exigentes tareas. Era como

si él hubiera terminado un capítulo en su vida y estuviera esperando iniciar otro

Page 13: exégesis a Romanos

ANALISIS SINTACTICO DE

ROMANOS 8:28-39.

VERSION REINA VALERA 1960

Rom 8:28-30

(28) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,

a los que conforme a su propósito son llamados.

(29) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos

conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos

hermanos.

(30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también

justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Rom 8:38-39

(38) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,

ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

(39) ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de

Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

VERSION NVI

Rom 8:28-30

(28) Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo

aman,* los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

(29) Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser

transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos

hermanos.

(30) A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a

los que justificó, también los glorificó

Rom 8:38-39

(38) Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida , ni los ángeles ni los

demonios,* ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes,

(39) ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del

amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Page 14: exégesis a Romanos

VERSION BIBLIA AL DÍA

Rom 8:28-30

(28) Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo

aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

(29) Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser

transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos

hermanos.

(30) A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los

que justificó, también los glorificó.

Rom 8:38-39

(38) Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los

demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes,

(39) ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del

amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

VERSION DIOS HABLA HOY CON DEUTEROCANONICOS

Rom 8:28-30

(28) Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los

cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.

(29) A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio[a] a ser

como su Hijo,[b] para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos.

(30) Y a los que Dios destinó desde un principio, también los llamó; y a los que llamó, los

hizo justos; y a los que hizo justos, les dio parte en su gloria.

Rom 8:38-39

(38) Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la

vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro,

(39) ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios.

¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro

Señor!

Page 15: exégesis a Romanos

VERSION SEPTUAGINTA

Rom 8:28-30

(28) Y sabemos que a los amantes de Dios, todo coopera en bien, a los que según

propósito llamados son.

(29) Pues, a los que preconoció , también predestinó conformes a la imagen de su Hijo,

para ser él primogénito entre muchos hermanos;

(30) y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también

justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Rom 8:38-39

(38) Pues cierto estoy de que ni muerte, ni vida; ni ángeles, ni principados, ni potencias;

ni lo presente ni lo futuro;

(39) ni alteza, ni hondura, ni criatura alguna otra podrános apartar del amor de Dios, el en

Cristo Jesús, Señor nuestro.

FRASE PRIMERA:

A los que conforme a su propósito son llamados. VERSION REINA VALERA 1960

FRASE SEGUNDA:

Porque a los que Dios conoció de antemano VERSION NVI

FRASE TERCERA:

Pues estoy convencido de que ni la muerte. VERSION NVI.

CONCLUSION:

1. “Su propósito son llamados”

2. “Dios conoció de antemano”

3. “Pues estoy convencido”

Page 16: exégesis a Romanos

CONTEXTO SECCIONAL DE LA CARTA A LOS ROMANOS

I. Asuntos introductorios (1:1–17)

A. Saludos (1:1–7)

B. Establecimiento de una relación cordial (1:8–15)

C. Tema principal (1:16–17)

II. La justicia de Dios se revela a través de la condenación (1:18–3:20)

A. Condenación de la humanidad pagana (1:18–32)

1. Razones de la condenación (1:18–23)

2. Resultados de la condenación (1:24–32)

B. Condenación según las normas divinas (2:1–16)

1. Veracidad (2:1–4)

2. Equidad (2:5–11)

3. Jesucristo (2:12–16)

C. Condenación de los judíos infieles (2:17–3:8)

1. Por su hipocresía (2:17–24)

2. Por la confianza depositada en sus ritos (2:25–29)

3. Por su incredulidad. (3:1–8)

D. Condenación de la humanidad (3:9–20)

1. Todos están bajo pecado (3:9–18)

2. Todos están conscientes del pecado (3:19–20)

III. La justicia de Dios se revela en la justificación (3:21–5:21)

A. Explicación de la justicia provista (3:21–31)

B. Ilustración de la justicia provista (cap. 4)

1. Por fe y no por obras (4:1–8)

2. Por fe y no por ritos (4:9–12)

3. Por fe y no por la ley (4:13–17)

4. Por fe en la promesa de Dios (4:18–25)

C. Resultados de la justicia provista (5:1–11)

D. Contrastes de la justicia provista (5:12–21)

IV. La justicia de Dios se revela en la santificación (caps. 6–8)

A. Base de la santificación (6:1–4)

B. Actitudes en cuanto a la santificación (6:5–23)

1. Considerarse (6:5–11)

Page 17: exégesis a Romanos

2. Rendirse (6:12–14)

3. Servir (6:15–23)

C. Conflicto en la santificación (cap. 7)

1. El creyente y la ley (7:1–6)

2. La ley y el pecado (7:7–13)

3. El creyente y el pecado (7:14–25)

D. Poder para la santificación (8:1–17)

E. Meta de la santificación (8:18–27)

F. Certeza de la santificación (8:28–39)

V. La justicia de Dios se revela en la elección soberana (caps. 9–11)

A. Proclamación de la elección soberana de Dios (9:1–29)

1. Privilegios de Israel (9:1–5)

2. La elección ilustrada (9:6–18)

3. La elección explicada (9:19–29)

B. Aplicación de la elección soberana de Dios (9:30–10:21)

1. Tropiezo de Israel (9:30–10:4)

2. Misericordiosa oferta divina (10:5–15)

3. Rechazo de parte de Israel (10:16–21)

C. Cumplimiento de la elección soberana de Dios (cap. 11)

1. En la elección por gracia (11:1–10)

2. En el alcance a los gentiles (11:11–24)

3. En la salvación de Israel (11:25–32)

4. Para gloria y alabanza de Dios (11:33–36)

VI. La justicia de Dios se manifiesta en la vida transformada (12:1–15:13)

A. Dedicación básica (12:1–2)

B. Ministerio cristiano (12:3–8)

C. Relaciones sociales (12:9–21)

D. Relación con la autoridad (13:1–7)

E. A la luz del futuro (13:8–14)

F. Trato con otros cristianos (14:1–15:13)

1. Sin juzgar (14:1–12)

2. Sin impedimento (14:13–23)

3. Como imitadores de Cristo (15:1–13)

VII. Observaciones finales (15:14–16:27)

Page 18: exégesis a Romanos

A. Planes personales (15:14–33)

B. Saludos personales (16:1–16)

C. Palabras finales (16:17–27)

PASO NUMERO DOS

ANALISIS SINTACTICO DE ROMANOS 8:28-39

1. FORMA LITERARIA: Carta escrita en prosa.

2. PARRAFO:

a. Proposición Temática

Una de las verdades más difíciles de aceptar en la vida cristiana es que todo lo

que nos ocurre está bajo el control de Dios y por lo tanto, contribuye a nuestro

crecimiento y edificación espiritual. En teoría es una verdad que todos

comprendemos, pero cuando estamos sufriendo en medio de las dificultades, nos

cuesta aceptarla. Preferiríamos que Dios nos evitara las pruebas.

La razón principal por la cual se nos dificulta entender esta verdad, es que no

podemos comprender qué quiere lograr Dios en nuestra vida a través de las

circunstancias difíciles. En este pasaje Pablo traza el plan general de Dios para

llevarnos hacia la glorificación con Cristo.

b. DIVISIONES NATURALES Y MOSTRADOR SINTACTICO

Rom 8:28-39

1. El Apóstol Pablo escribe en estos versículos acerca La soberanía de Dios y

de su propósito para la vida del cristiano en Roma

(28) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,

a los que conforme a su propósito son llamados.

(29) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos

conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos

hermanos.

(30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también

justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Page 19: exégesis a Romanos

2. El Apóstol Pablo escribe acerca dela Soberanía de Dios y de su sustentación

a la vida del cristiano en Roma

(31) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

(32) El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,

¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

3. El Apóstol Pablo escribe acerca de la Justificación de Dios por medio de

Cristo para el cristiano en Roma

(33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

(34) ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también

resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

4. El Apóstol Pablo acerca de la protección y de su fidelidad hasta el final de la

vida del cristiano en Roma

(35) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución,

o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

(36) Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;

Somos contados como ovejas de matadero.

5. El Apóstol Pablo escribe que la victoria de Cristo en la cruz del Calvario y

de la seguridad del amor de Dios lo que hace vencedor a todo cristiano en Roma

(37) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que

nos amó.

(38) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,

ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

(39) ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de

Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Page 20: exégesis a Romanos

PASO NUMERO TRES

.ANALISIS VERBAL DE:

ROMANOS 8:28-39

1. PROPOSITO: (del gr.ρόθεσις, πρόσθεσις prothesis /proth·es·is/)

Determinación firme de hacer algo; Objetivo que se pretende alcanzar; en

las sagradas escrituras se manejan tres clases de propósitos y son como

siguen:

Del hombre

Para el mal ♦ en la rebelión contra Dios: Ge 11:6 ♦ destructivo de los

asirios: Is 10:5–7 ♦ de derramar sangre: Eze 22:6, 9 ♦ el propósito unánime

del conjunto de los diez reinos de los últimos días Ap 17:13, 17: referencias

generales: Sal 64:5; 140:4 para bien ♦ sin vacilar en propósito: 2 Co 1:17–

18 ♦ propósito del creyente en dar: 2 Co 9:7 ♦ unanimidad de propósito

entre creyentes: Flp 2:2 ♦ propósito del ministerio de Pablo en Cristo: Col

1:28–29 ♦ disciplina del creyente para el propósito de piedad: 1 Ti 4:7 ♦

sobriedad del creyente para la oración: 1 Pe 4:7 ♦ referencias generales:

Sal 17:3; Hch 19:21.

De Dios ♦ su propósito invencible: Job 42:2 ♦ su creación de todo para su

propósito: Pr 16:4 ♦ su propósito en contra de una nación: Is 19:12, 17; Je

49:20; 51:11 ♦ inmutabilidad de su propósito: Is 46:10–11; Je 4:28; Heb

6:17 ♦ su propósito siempre cumplido: Is 46:10–11; Je 51:12; La 2:17 (cp. Is

44:26) ♦ su propósito cumplido por su palabra: Is 55:11 (cp. Stg 4:5) ♦ los

propósitos de su corazón entendidos en los postreros días: Je 23:20 ♦ su

propósito para el día del SEÑOR: Am 5:18–20 ♦ los enemigos de Israel no

entienden sus propósitos: Mi 4:11–12 ♦ su propósito judicial conforme a las

obras del hombre: Zac 1:6 ♦ rechazo de sus propósitos: Lc 7:30 ♦ su

propósito al predeterminar los sucesos: Hch 4:28 ♦ su propósito servido por

David: Hch 13:36 ♦ todo su propósito declarado por Pablo: Hch 20:27 ♦

Page 21: exégesis a Romanos

creyentes llamados conforme a su propósito: Ro 8:28 ♦ su propósito

conforme a su libre voluntad y no a la del hombre: Ro 9:11 ♦ su propósito al

demostrar su poder por Faraón: Ro 9:17 ♦ su propósito para que los

creyentes tengan vida inmortal: 2 Co 5:4–5 ♦ su propósito en Cristo en

cuanto a los creyentes: Ef 1:9 ♦ comprensibilidad de su propósito: Ef 1:11 ♦

perpetuidad de su propósito: Ef 3:11; 2 Ti 1:9 ♦ su propósito para la

santificación y pureza de los creyentes: 1 Tes 4:7 ♦ su propósito eterno de

salvación para creyentes: 2 Ti 1:9 ♦ su propósito para que los creyentes

sufran pacientemente por la justicia: 1 Pe 2:20–21 (cp. 4:1) ♦ su propósito

de que los creyentes den bendición a otros: 1 Pe 3:9 (cp. Hch 20:35).

De Cristo ♦ predicar el reino: Lc 4:43 ♦ salir a Galilea: Jn 1:43 (cp. 4:1–4) ♦

ser crucificado: Jn 12:27, 32–33 ♦ designar a Pablo para su ministerio: Hch

26:16–18 ♦ para que los creyentes sean bendición a otros: 1 Pe 3:9 (cp.

Hch 20:35) ♦ para destruir las obras del diablo: 1 Jo 3:8

2. ESCATIMAR: (del gr. φείδομαι pheidomai /fi·dom·ahee/) Dar o emplear la

menor cantidad posible de cierta cosa: los vecinos acusan al municipio de

escatimar recursos para arreglar el barrio; la crítica no escatimó elogios

para el escritor. sin regatear. También podemos emplear el término Eximir

que nos dará el significado más correcto de esta palabra:

La frase no eximió (v. 32a) recuerda el lenguaje del ángel a Abraham

después de que él no rehusó sacrificar a su hijo Isaac; la LXX usa el mismo

verbo para referirse a esta disposición de Abraham (Gén. 22:12 y 16). La

gran diferencia es que Abraham recibió de vuelta a su hijo, pero no hubo

ningún cordero para sacrificar en lugar del Cordero de Dios. La expresión

su propio Hijo destaca la diferencia entre los hijos adoptivos y el Hijo

unigénito.

Dios lo entregó por todos nosotros. El sentido común del término traducido

por aquí es “a favor de, en beneficio de”. Sin embargo, en este contexto

Page 22: exégesis a Romanos

parece difícil evitar el sentido “en lugar de” (ver el comentario de Murray y la

nota de Morris). La palabra todos subraya el alcance de la muerte redentora

de Cristo.

Murray cita las palabras de Octavius Winslow en un libro publicado a

mediados del siglo pasado: “¿Quién entregó a Jesús a morir? No era Judas

por dinero; ni Pilato, por miedo; ni los judíos, por envidia; sino el Padre, por

amor”. Sin embargo, Morris señala en una nota que se debe tener en

cuenta que el mismo término puede usarse de la entrega de Jesús (1) por

Judas (Juan 18:5); (2) por los principales sacerdotes y ancianos (Mat. 27:2);

(3) por el pueblo de Jerusalén (Hech. 3:13); (4) por Pilato (Mar. 15:15); y (5)

la entrega de sí mismo por Jesús (Gál. 2:20). En última instancia somos

nosotros los responsables ya que “fue entregado por nuestras

transgresiones” (Rom. 4:25).

3. VENCEDORES: (del gr. ὑπερνικάω hupernikao /hoop·er·nik·ah·o/) que ha

vencido en una competición o una lucha: llegó muy satisfecho el vencedor

del certamen. El termino Vencedor debe entenderse también con el

sinónimo de Victoria que es la raíz de la palabra en el contexto griego y sus

definiciones en las Escrituras son:

Victoria convertida en duelo: 2 S 19:2 ♦ victoria de los valientes de David en

la guerra: 2 S 23:9–12 ♦ victoria de Naamán, capitán del ejército del rey de

Aram: 2 R 5:1 ♦ profecía de Eliseo de la victoria de Israel sobre Aram: 2 R

13:17 ♦ la victoria es del SEÑOR: 1 Cr 29:11; Sal 98:1; Pr 21:31 ♦ gozo por

la victoria: Sal 20:5 ♦ falsa esperanza de victoria en hombres y caballos: Sal

33:17 ♦ victoria en abundancia de consejeros: Pr 11:14 ♦ victoria sobre

Babilonia por juicio divino: Je 51:14 ♦ la victoria final por el Mesías: Mt 12:20

♦ victoria sobre la muerte por medio de Cristo: 1 Co 15:54–57 ♦ victoria que

vence al mundo por fe en Cristo: 1 Jo 5:4–5

Page 23: exégesis a Romanos

PASO NUMERO CUATRO

ANALISIS TEOLOGICO DE:

ROMANOS 8:28-39

1. AMOR: del Gr. ἀγαπάω [agapao /ag·ap·ah·o/]

. En el Antiguo Testamento

a. Etimología

La palabra amor es trad. Principalmente del heb. ˒āhēḇ, que en todas sus

expresiones tiene un uso tan amplio como en castellano, y es fácilmente la

voz más común para todas las facetas de su significado. Otras palabras

heb. Son dôḏ y ra˓yâ (respectivamente para el amor ardiente y su objeto

femenino, esp. En Cnt), yāḏaḏ (p. ej. Sal. 127.2), ḥāšaq (p. ej. Sal. 91.14),

ḥāḇaḇ (solamente Dt. 33.3), ˓āḡaḇ (p. ej. Jer. 4.30, para los amantes

ilícitos), y rāḥam (Sal. 18.1).

En el AT el amor, sea humano o divino, es la expresión más profunda que

puede darse de la personalidad y de la intimidad de las relaciones

personales. En el sentido no religioso, ˒āhēḇ se emplea más comúnmente

para el deseo o la atracción mutua de los sexos, en que no hay restricción

alguna o sentido de impureza (véase Cnt. para su expresión más sublime).

También se aplica a una multitud de relaciones personales (Gn. 22.2; 37.3)

y subpersonales (Pr. 18.21), que no están ligadas en absoluto al impulso

sexual. Fundamentalmente se trata de una fuerza interna (Dt. 6.5, “fuerzas”)

que nos impulsa a realizar aquella acción que da placer (Pr. 20.13),

obteniendo así el objeto que nos despierta el deseo (Gn. 27.4, véase rsv), o

en el caso de personas, al sacrificio de uno mismo para el bien de la

persona amada (Lv. 19.18, 34) y a una inquebrantable lealtad (1 S. 20.17–

42).

b. Etimología en el Nuevo Testamento

El término gr. Más común para todas las formas del amor en el NT es

agapē, agapaō. Esta es una de las palabras menos comunes en el gr.

Clásico, donde expresa, en las pocas ocasiones en que aparece, esa forma

Page 24: exégesis a Romanos

suprema y noble del amor que ve algo infinitamente precioso en su objeto.

Su uso en el NT no deriva directamente del gr. Clásico sino de la LXX, en la

que aparece en el 95% de los casos en que el heb. Se trad. Por “amor” en

las vss.; Y en todos los casos en que está relacionado con el amor de Dios

hacia el hombre, del hombre hacia Dios, y del hombre hacia su prójimo. La

dignidad que pose este término en el NT se debe a su uso como vehículo

de la revelación del AT. Está cargada de relaciones veterotestamentarias.

Fileō es la voz que alterna con agapaō. Se usa más naturalmente para el

afecto íntimo (Jn. 11.3, 36; Ap. 3.19), y para el placer de hacer cosas que

resultan agradables (Mt. 6.5), aunque encontramos una considerable

superposición en el uso de ambos términos. Buena parte de la exégesis de

Jn. 21.15–17 ha girado en torno a la disposición de Pedro a decir filō se (“yo

soy tu amigo”, J. B. Phillips; cf. “te aprecio”, La Biblia al Día) y su aparente

resistencia a decir agapō se (cf. °vm, con el contraste entre “amar” y

“querer”). Resulta difícil comprender por qué un escritor como Juan, cuyo

griego era tan simple, habría de usar las dos palabras en este contexto a

menos que deseara hacer una distinción entre sus significados. Los

eruditos disputan seriamente, sin embargo, la existencia de una clara

distinción, aquí o en otros pasajes, y los antiguos comentaristas no lo

mencionan, excepto quizás Ambrosio (Sobre Lucas 10.176) y la Vg., que

emplea en este pasaje diligo y amo para trad. Agapaō y fileō,

respectivamente.

2. PREDESTINACION:

Faltan palabras en el AT para expresar la idea de predestinación en forma

abstracta y generalizada, pero a menudo expresa la idea de que Dios se

propone, determina, u ordena ciertas cosas, en contextos que llaman la

atención sobre la absoluta prioridad e independencia de sus propósitos en

relación con la existencia o la realización de lo que se propone (cf. Sal.

139.16; Is. 14.24–27; 19.17; 46.10s; Jer. 49.20; Dn. 4.24s).

Page 25: exégesis a Romanos

I. Presentación bíblica

a. En el Antiguo Testamento

El AT presenta a Dios, el Creador, como un ser personal, poderoso, que

tiene metas concretas; y nos asegura que así como su poder es ilimitado,

también sus metas o propósitos se cumplirán indefectiblemente (Sal.

33.10s; Is. 14.27; 43.13; Job 9.12; 23.13; Dn. 4.35). Él es Señor en todas

las situaciones, que ordena y encamina todas las cosas hacia el fin para el

cual han sido creadas (Pr. 16.4), y determina todos los acontecimientos,

grandes y pequeños, desde el pensamiento de los reyes (Pr. 21.1), y las

palabras y hechos premeditados de todos los hombres (Pr. 16.1, 9), hasta

la aparentemente casual caída de una suerte (Pr. 16.33). Nada de lo que

Dios se propone le es demasiado difícil (Gn. 18.14; Jer. 32.17); la idea de

que la oposición organizada del hombre de alguna manera podría torcer

sus planes es simplemente absurda (Sal. 2.1–4). La profecía de Isaías

amplía más claramente que ninguno de los otros libros del AT la idea del

plan de Dios como factor decisivo en la historia. Isaías hace notar que los

propósitos de Dios son eternos, que Yahvéh ha planeado “desde tiempos

antiguos”, “desde el principio”, los acontecimientos presentes y futuros (cf.

Is. 22.11; 37.26; 44.6–8; 46.10s), y que, justamente porque es él, y no otro,

el que ordena todos los acontecimientos (Is. 44.7), nada puede evitar que

ocurra lo que ha predicho (Is. 14.24–27; 44.24–45.25; cf. 1 R. 22.17–38;

Sal. 33.10s; Pr. 19.21; 21.30). La capacidad de Yahvéh para predecir que

van a suceder cosas aparentemente increíbles prueba su pleno control de

la historia, mientras que la incapacidad de los ídolos de predecirlas

demuestra que no tienen control alguno sobre ella (Is. 44.6–8; 45.21;

48.12–14).

A veces parecería que Yahvéh reacciona, ante ciertas situaciones, como si

no las hubiera previsto (p. ej. cuando se arrepiente, y rectifica su acción

anterior, Gn. 6.5; Jer. 18.8, 10; 26.3, 13; Jl. 2.13; Jon. 4.2). Pero por el

contexto bíblico resulta claro que el propósito de dichos antropomorfismos,

y lo que los mismos quieren destacar, es simplemente que el Dios de Israel

Page 26: exégesis a Romanos

es un Dios realmente personal, y no arrojar dudas sobre si realmente

preordena y rige los asuntos humanos.

El que Yahvéh gobierna teleológicamente la historia humana a fin de llevar

a cabo sus propios propósitos, predestinados para el bienestar de la

humanidad, surge claramente de la historia bíblica ya en el protoevangelio

(Gn. 3.15), y en la promesa a Abraham (Gn. 12.3). El tema se va

desenvolviendo por medio de las promesas, dadas en el desierto, de

prosperidad y protección en Canaán (cf. Dt. 28.1–14), y de los cuadros

proféticos de la gloria mesiánica que sucedería a la obra divina de

juzgamiento (Is. 9.1ss; 11.1ss; Jer. 23.5ss; Ez. 34.20ss; 37.21ss; Os. 3.4s,

etc.); y llega a su punto máximo en la visión de Daniel, en la que Dios

determina los momentos de grandeza y de decadencia de los imperios

mundiales a fin de establecer el gobierno del Hijo del hombre (Dn. 7; cf.

2.31–45). No sería posible proponer con alguna seriedad una escatología

global de este orden, salvo que se adopte como presuposición el que Dios

sea Señor absoluto de la historia, que prevé y preordena todo su curso.

Es en función de esta visión de la relación entre Dios y la historia de la

humanidad que el AT describe la elección divina de Israel como pueblo de

su pacto, y objeto e instrumento de su obra de salvación. Esta elección fue

inmerecida (Dt. 7.6s; Ez. 16.1ss), y fruto, exclusivamente, de su gracia. Fue

hecha con un propósito; Israel recibió un destino, el de ser bendecida, y de

esa manera convertirse en bendición para las demás naciones (cf. Sal. 67;

Is. 2.2–4; 11.9ss; 60; Zac. 8.20ss; 14.16ss). Sin embargo, por el momento

era exclusiva; la selección de Israel significaba que las otras naciones

habían sido deliberadamente dejadas de lado (Dt. 7.6; Sal. 147.19s; Am.

3.2; cf. Ro. 9.4; Ef. 2.11s). Durante más de un milenio Dios los mantuvo

fuera del pacto, y solamente fueron objeto de sus juicios punitorios por sus

crímenes nacionales (Am. 1.3–2.3), y por su mala disposición para con el

pueblo elegido (cf. Is. 13–19, etc.).

b. En el Nuevo Testamento

Page 27: exégesis a Romanos

Los escritores neotestamentarios aceptan sin reservas el testimonio

veterotestamentario de que Dios es el soberano Señor de los

acontecimientos, que dirige la historia para dar cumplimiento a sus

propósitos. Su invariable insistencia en el hecho de que el ministerio de

Cristo y la dispensación cristiana representaban el cumplimiento de las

profecías bíblicas, pronunciadas siglos antes (Mt. 1.22; 2.15, 23; 4.14; 8.17;

12.17ss; Jn. 12.38ss; 19.24, 28, 36; Hch. 2.17ss; 3.22ss; 4.25ss; 8.30ss;

10.43; 13.27ss; 15.15ss; Gá. 3.8; He. 5.6; 8.8ss; 1 P. 1.10ss, etc.), y que el

objetivo último de Dios al inspirar las Escrituras heb. fue el de instruir a los

creyentes cristianos (Ro. 15.4; 1 Co. 10.11; 2 Ti. 3.15ss), es prueba

suficiente de ello. (Nótese que ambas convicciones derivan de nuestro

Señor mismo: cf. Luc. 18.31ss; 24.25ss, 44ss; Jn. 5.39.) Rasgo nuevo, sin

embargo, es que la idea de la elección, que ahora se aplica no al Israel

nacional, sino a los creyentes cristianos, se individualiza en forma

consistente (cf. Sal. 65.4), y se le asigna una referencia pretemporal. El AT

asimila la elección al “llamamiento” histórico de Dios (cf. Neh. 9.7), pero el

NT distingue netamente ambas cosas al representar la elección como el

acto de Dios de predestinar a los pecadores a la salvación en Cristo “antes

de la fundación del mundo” (Ef. 1.4; cf. Mt. 25.34; 2 Ti. 1.9), acto correlativo

con su preconocimiento de Cristo “desde antes de la fundación del mundo”

(1 P. 1.20). El concepto neotestamentario invariable es que toda la gracia

salvadora dada a los hombres en el tiempo (conocimiento del evangelio,

comprensión del mismo como también la capacidad para responder al

mismo, preservación y gloria final) emana de la elección divina en la

eternidad.

El lenguaje de Lucas en el relato de Hechos es un extraordinario testimonio

de su creencia de que la salvación es fruto de una gracia preventiva (2.47;

11.18, 21–23; 14.27; 15.7ss; 16.14; 18.27), otorgada de acuerdo con la

preordenación divina (13.48; 18.10), y no simplemente que Cristo fue

predestinado a morir, resucitar, y reinar (Hch. 2.23, 30s; 3.20; 4.27s).

Page 28: exégesis a Romanos

En el Evangelio de Juan, Cristo dice que fue enviado para salvar cierto

número de individuos que su Padre le había “dado” (Jn. 6.37ss; 17.2, 6, 9,

24; 18.9). Estas son sus “ovejas”, las suyas propias (10.14ss, 26ss; 13.1).

Por ellas oró en forma específica (17.20). Se ocupó de “atraerlas” hacia sí

mismo por medio de su Espíritu (12.32; cf. 6.44; 10.16, 27; 16.8ss); de

darles vida eterna, en comunión consigo y con el Padre (10.28; cf. 5.21;

6.40; 17.2; Mt. 11.27); de mantenerlas, sin perder ni una sola (6.39; 19.28s;

cf. 17.11, 15; 18.9), de llevarlas a su gloria (14.2s; cf. 17.24), y de levantar

sus cuerpos en el día final (6.39s; cf. 5.28s). Aquí se hace explícito el

principio de que los que disfrutan de la salvación lo hacen gracias a la

predestinación divina.

La aclaración más completa de este principio la encontramos en los escritos

de Pablo. Desde toda la eternidad, declara Pablo, Dios tiene preparado un

plan (prothesis) para salvar a una iglesia, aunque en tiempos antiguos dicho

plan no se dio a conocer plenamente (Ef. 3.3–11). El propósito del plan es

que los hombres sean adoptados como hijos por Dios y sean renovados a

la imagen de Cristo (Ro. 8.29), y que la iglesia, el grupo de los así

renovados, crezca hasta alcanzar la plenitud de Cristo (Ef. 4.13). Los

creyentes pueden regocijarse en la certeza de que, como parte de su plan,

Dios los predestinó personalmente para compartir dicho destino (Ro.

8.28ss; Ef. 1.3ss; 2 Ts. 2.13; 2 Ti. 1.9; cf. 1 P. 1.1s). La elección fue

enteramente por gracia (2 Ti. 1.9), y de ninguna manera se relaciona con

nuestros méritos; en realidad se hizo contrariando el merecido castigo

previsto (cf. Jn. 15.19; Ef. 2.1ss). Como Dios es soberano, su elección

predestinada es garantía de salvación. De aquí surge un “llamamiento”

efectivo, que despierta la respuesta de fe requerida (Ro. 8.28ss; cf. 9.23s; 1

Co. 1.26ss; Ef. 1.13; 2 Ts. 2.14); la justificación (Ro. 8.30); la santificación

(1 Ts. 2.13); y la glorificación (Ro. 8.30, pasaje este en el cual el tiempo

pasado indica la certidumbre de su cumplimiento; 2 Ts. 2.14). Pablo imparte

esta enseñanza a los cristianos, personas que eran “llamadas” ellas

mismas, para confirmar su actual seguridad y su salvación final, y para

Page 29: exégesis a Romanos

hacerles comprender la magnitud de su deuda para con la misericordia de

Dios. Los “elegidos”, a quienes y sobre quienes se habla en cada epístola

paulina, son él mismo y/o los creyentes a quienes escribe (“vosotros”,

“nosotros”).

Se ha argumentado que el conocimiento previo de Dios no significa

preordenación, y que la *elección personal en el NT está fundada en la

previsión de Dios de que las personas elegidas responderán al evangelio

por sí mismas. Las dificultades que presenta este punto de vista parecerían

ser: (1) afirma, en efecto, la elección de acuerdo con las obras y los

méritos, mientras que la Escritura indica que la elección es por gracia (Ro.

9.11; 2 Ti. 1.9), y la gracia excluye toda consideración de lo que hace el

hombre por sí mismo (Ro. 4.4; 11.6; Ef. 2.8s; Tit. 3.5); (2) si la elección es

para la fe (2 Ts. 2.13) y las buenas obras (Ef. 2.10), no puede depender de

la previsión de estas cosas; (3) según esta perspectiva, Pablo debería

apuntar, no a la elección de Dios, sino a la propia fe del cristiano como

fundamento de su seguridad de salvación final; (4) aparentemente la

Escritura equipara el conocimiento previo con la preordenación (cf. Hch.

2.23).

III. Elección y reprobación

El concepto vinculado con la idea de reprobar (* Reprobado) aparece por

primera vez en Jer. 6.30 (“desechar” en °vrv2) (cf. Is. 1.22), en una

metáfora tomada de la refinación de metales. La idea es de algo que, por su

condición corrupta, no pasa el examen instituido por Dios y que, por

consiguiente, es rechazado. La metáfora vuelve a aparecer en el NT. Se la

aplica al mundo gentil (Ro. 1.28) y a los cristianos profesantes (1 Co. 9.27,

°vrv2 “eliminar”; 2 Co. 13.5s; cf. 2 Ti. 3.8; Tit. 1.16). Sin embargo, a partir de

Agustín la teología cristiana habla de la reprobación, no como el rechazo

por Dios de determinados pecadores en la historia, sino como lo que (según

se sostiene) está por detrás de ella: la determinación de Dios, desde toda la

eternidad, de pasarlos por alto, y no darles su gracia salvadora (cf. 1 P. 2.8;

Page 30: exégesis a Romanos

Jud. 4). Por ello se ha hecho costumbre definir la predestinación como algo

que consiste en la elección y la reprobación juntas.

Se disputa si debe incluirse la reprobación en la eterna prothesis de Dios.

Algunos justifican su inclusión apelando a Ro. 9.17s, 21s; 11.7s. Parecería

difícil negar, sobre la base de 9.22, que el endurecimiento y la consiguiente

perdición de algunos, que en los vv. 19–21 Pablo indicó como un derecho

de Dios, sea realmente parte de su propósito de predestinación; aunque

debemos notar que Pablo se ocupa de destacar, no la implacabilidad de

Dios hacia el reprobado, sino el prolongado refrenamiento de su ira para

con las personas que están listas para la destrucción (cf. 2.4). Pero no es

fácil determinar el alcance exacto de estos versículos en su contexto.

3. JUSTIFICACION:

Significado de término“Justificar” (heb. ṣ ḏāq; gr. [ LXX y NTS] dikaioō) es término forense

que significa “absolver”, “declarar justo”, lo opuesto de “condenar” (cf. Dt.

25.1; Pr. 17.15; Ro. 8.33). Justificar es la acción del juez. Desde el punto de

vista del litigante, en consecuencia, “ser justificado” significa “conseguir el

veredicto” (Is. 43.9, 26)

. De las 39 veces que el verbo “justificar” aparece en el NT, 29 pertenecen a

epístolas o expresiones de Pablo, como ocurre con las dos veces que

aparece el sustantivo correspondiente, dikaiosis (Ro. 4.25; 5.18). Esto

refleja el hecho de que de los escritores neotestamentarios solamente

Pablo toma como elemento básico de su soteriología el concepto de la

justificación. Para Pablo la justificación es la acción de Dios de remitir los

pecados de los hombres culpables, y considerarlos justos, gratuitamente,

por su gracia, mediante la fe en Cristo, sobre la base, no de sus propias

obras sino de la obediencia a la ley y el derramamiento redentor de su

sangre por parte del señor Jesucristo, en representación de ellos. (Para las

partes de esta definición véase Ro. 3.23–26; 4.5–8; 5.18s).

Page 31: exégesis a Romanos

4. GLORIFICACIÓN: Del lat. glorificationem, atribuirle gloria a alguien

En las Escrituras el término glorificación generalmente se usa para

Jesucristo o el pueblo de Dios. La glorificación de Jesús indica las

perfecciones divinas manifestadas en su persona y obras (Jn 1:14; 2:11;

17:2). La glorificación de Cristo se reveló especialmente en “la hora” de su

sufrimiento en la cruz (Jn 12:23) y en su resurrección con cuerpo

transformado de poder, gloria e inmortalidad (1 Co 15:43; Flp 3:20–21; Heb

2:9; Ap 1:18). La naturaleza de la persona de Cristo como Dios–hombre y

su realización perfecta de la redención le hace digno de “recibir el poder, las

riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza” (Ap

5:12; cp. vers. 13; Flp 2:9–11; 1 Pe 2:9). La glorificación del pueblo de Dios

se refiere específicamente al cuerpo transformado que los creyentes “en

Cristo,” tanto los vivos como los muertos, reciban en su venida (Ro 8:23; 1

Co 15:51–57; Flp 3:20–21; 1 Tes 4:16–17; 1 Jo 3:1–2). La glorificación es la

etapa final de la salvación personal y cumple con el propósito de Dios de

conformar a cada creyente a la imagen de Cristo como humanidad perfecta

(Ro 8:29)

♦ de Jesús: Lc 24:26; Jn 7:39; 8:54; 11:4; 12:16, 23; 13:31–32; 16:14; 17:1,

5, 10; Hch 3:13; Ro 8:17; Flp 3:3, 21; Col 3:4; 2 Tes 1:10, 12; 2:14; 1 Ti

3:16; Heb 2:7, 9; 1 Pe 1:11, 21 (cp. Is 4:2; Hch 7:55–56; Heb 8:1; Stg 2:1) ♦

de los redimidos: Sal 73:24; Is 55:5; 60:9; Ro 8:17, 21, 30; 9:23; 1 Co 2:7; 2

Co 4:17; Col 1:27; 3:4; 2 Tes 2:14; 2 Ti 2:10; Heb 2:10; 1 Pe 1:7–8; Jud 24

(cp. 2 Co 3:18); Ap 14:1–5; 15:2–4 ♦ de la palabra de Dios: Is 42:21; Hch

13:48; 2 Tes 3:1 ♦ de la casa de la gloria de Dios: Is 60:7 ♦ del nombre de

Dios: Is 63:14 ♦ de Moisés y Elías: Lc 9:30–31

de sí mismo ♦ evitada por Jesús: Heb 5:5 ♦ practicada por Babilonia de los

últimos días: Ap 18:7.

5. CRISTO:

Page 32: exégesis a Romanos

El término Cristo (gr. Cristos) o Mesías (heb., mashiach) significa “El

Ungido” (Sal 2:2; Da 9:25–26; Jn 1:41; 4:25; cp. Sal 45:7). El término Cristo

indica el nombre oficial del Hijo (cp. Lc 4:18–19), mientras que Jesús es su

nombre personal y humano (Mt 1:21). Sin embargo, la iglesia primitiva poco a

poco usó Cristo más y más como parte de su nombre personal (Hch 8:5; Ro

9:3, 5; 1 Co 1:6–7, 13; Ga 6:2; 2 Tés 3:5; 2 Jo 9). La profecía del A.T. presenta

a Cristo en los oficios de profeta (De 18:15–19; cp. Lc 4:24; Hch 3:22–23),

sacerdotal (Sal 110:4; cp. Heb 5:5–6) y Rey (2 S 7:12–13; Sal 2:2; cp. Mt 2:2;

18:37), e incluye ejemplos representativos de hombres ungidos con aceite para

servir en estos mismos oficios (Ex 19:7; 1 S 16:13; 1 R 19:16). Similarmente,

Cristo fue ungido por el Espíritu en preparación para su ministerio público (Is

11:2–5; Lc 4:18–19; Hch 4:27; 10:38; CP. Heb 1:9). El título Cristo enfatiza

principalmente su oficio como Rey y su futuro dominio universal como

descendiente de David, de parte de Dios (2 S 7:12–13; Sal 110:1; Da 7:13–14;

Zac 9:9; Mt 1:1; 21:5; 26:63–64; Lc 1:31–33; Ap 5:5). Los títulos Hijo de David

e Hijo del Hombre se asocian estrechamente con su papel como el Cristo (i.e.,

Mesías) (Mt 20:30–31; 21:9, 15; 26:63–64).

Nombres principales de (véase también SEÑOR; HIJO DE DIOS; HIJO DEL

HOMBRE) ♦ Cristo: Mt 1:1, 16; 16:16; 26:63; Lc 23:2, 35; 24:26, 46; Jn 4:25;

9:22; 11:27; 20:31; Hch 2:31, 36; 3:20; Ro 9:5; 10:6–7; 1 Co 1:13; Ga 2:20; Flp

1:21; Heb 6:1; 1 Pe 3:15; 1 Jo 2:22; Ap 11:15 ♦ Cristo el Señor: Lc 2:11 (cp. Col

2:6) ♦ Cristo Jesús: Hch 24:24; Ro 1:1; Ga 3:28; Ef 1:1; Tit 1:4 ♦ Cristo Jesús

Señor nuestro: Ro 6:23; 1 Co 15:31; Ef 3:11; 1 Ti 1:12 ♦ Jesús: Mt 1:21; 11:1;

27:17; Mr 5:20; 10:47; 14:62; Lc 2:52; 17:13; 24:15; Jn 1:29; 14:6; 20:31; Hch

3:20; 5:42; Ro 3:26; 1 Co 12:3; Ga 6:17; Ef 4:21; Flp 2:10; 1 Tes 1:10; Heb 3:1;

12:2; 2 Pe 1:2; 1 Jo 2:22; Ap 1:9; 14:12 ♦ Jesucristo: Mt 1:18; 16:21; Mr 1:1;

12:35; 15:32; Jn 1:17; 17:3; Hch 2:38; 8:12; Ro 16:25; 1 Co 3:11; Ga 1:1; Ef

6:24; Flp 1:11; 2 Ti 2:8; Tit 3:6; Heb 13:8; 1 Pe 1:1–3; 2 Pe 3:18; 1 Jo 3:23; Jud

1; Ap 1:2 ♦ Jesús de Nazaret o Jesús el Nazareno: Mt 26:71; Mr 1:24; 10:47; Lc

18:37; 24:19; Jn 1:45; 19:19; Hch 2:22; 10:38; 22:8 (cp. Mt 2:23); Hch 3:6 ♦

Page 33: exégesis a Romanos

nuestro Señor Jesucristo: Ro 1:4; 5:21; 7:25; 1 Ti 1:2; Jud 25 ♦ Señor

Jesucristo: Hch 11:17; 15:26; 20:21; 28:31; Ro 1:7; 5:1, 11; 13:14; 15:30;

16:24; 1 Co 6:11; 15:57; 2 Co 8:9; Ga 6:14, 18; Ef 1:2–3; Flp 3:20; 1 Tes 1:3;

5:19; 2 Tes 1:2; Flm 25; Stg 1:1; 2 Pe 1:8; Jud 21 ♦ Cristo Señor: Ro 16:18; Col

3:24 ♦ Señor Jesús: Mr 16:19; Lc 24:3; Hch 16:31; 20:35; 1 Co 5:4–5; 2 Co

11:31; Ef 1:15; Flp 2:19; Col 3:17; 1 Tes 2:19; 2 Tes 1:8; Flm 5; Ap 22:20–21 ♦

Príncipe de Paz: Is 9:6; Ef 2:14–18

origen de: Sal 110:1; Mt 1:1, 17; 22:42–45; Mr 12:35; Lc 1:27; Jn 1:47; 3:31;

6:41–42; 7:41–42; 8:23; Ro 1:3; 9:5; 2 Ti 2:8

Apariciones de Cristo en el A.T. (i.e., como el ángel del Señor o como

hombre): Ge 16:7–14; 22:11–18; 31:11–13; 32:24–30 (cp. Os 12:3–4); 48:15–

16; Ex 3:2–7; Nu 22:22–35; Jos 5:13–15; Jue 2:1–5; 13:3–23; 1 R 19:5–18; 2 R

19:35; Da 3:25 .

Profecías del A.T. (véase también CRISTO, títulos y funciones de, tipos

de) ♦ refs. Generales: Lc 24:25–26, 44–46; Jn 1:45; 5:39, 46–47; 1 Pe 1:10–12

♦ simiente de mujer: Ge 3:15 (cp. Mt 1:18); Ga 4:4 ♦ descendiente de Abraham:

Ge 12:3, 7; 17:7 (cp. Ro 9:5); Ga 3:16 ♦ tribu de Judá: Ge 49:10 (cp. Heb 7:14);

Ap 5:5 ♦ ningún hueso quebrantado: Nu 9:12; Sal 34:20 (cp. Jn 19:33–34) ♦

estrella de la mañana: Nu 24:17 (cp. Ap 2:28; 22:16) ♦ profeta como Moisés:

De 18:15, 18–19 (cp. Jn 6:14); Hch 3:22–23 ♦ descendiente de David: 2 S

7:12–13 (cp. Lc 1:31–33); Jn 7:42; Ro 1:3 ♦ Hijo engendrado: Sal 2:7, 12 (cp.

Hch 13:33); Heb 1:5; 5:5 ♦ soberano de las naciones: Sal 2:8–9 (cp. Ap 2:26–

27) ♦ resurrección corporal sin corrupción: Sal 16:9–10 (cp. Hch 2:26–27, 31;

13:34–35) ♦ abandonado por Dios: Sal 22:1; 69:21 (cp. Mt 27:46) ♦ objeto de

burla para sus enemigos: Sal 22:7–8; 109:25 (cp. Mt 27:39–40) ♦ tuvo sed

cuando crucificado: Sal 22:15 (cp. Jn 19:28) ♦ las manos y los pies horadados:

Sal 22:16 (cp. Mt 27:35); Jn 20:25 ♦ vestidos repartidos: Sal 22:18 (cp. Lc

23:34); Jn 19:23–24 ♦ espíritu encomendado al Padre: Sal 31:5 (cp. Lc 23:46) ♦

traicionado: Sal 41:9 (cp. Jn 13:18) ♦ ascendió a lo alto: Sal 68:18 (cp. Hch

1:9–11); Ef 4:8 ♦ despreciado por los suyos: Sal 69:8; Is 53:3 (cp. Jn 1:11; 7:5)

Page 34: exégesis a Romanos

♦ le dieron a beber hiel y vinagre: Sal 69:21 (cp. Mt 27:34, 48) ♦ sentado a la

diestra de Dios: Sal 110:1 (cp. Mt 22:44); Heb 1:13; 10:12–13 ♦ nacido de una

virgen: Is 7:14 (cp. Mt 1:22–23) ♦ nació como hijo y soberano: Is 9:6–7 (cp. Lc

1:31–33) ♦ el Espíritu lo ungió para el ministerio: Is 11:2; 61:1–2 (cp. Lc 3:22;

4:18–19) ♦ bendición para los gentiles: Is 11:10 (cp. Ro 15:9–12) ♦ milagros

hechos: Is 35:5–6 (cp. Mt 11:4–5) ♦ ministerio de su precursor: Is 40:3; Mal 3:1

(cp. Mt 3:1–3); Mr 1:2–3 ♦ luz para los gentiles: Is 42:1, 6 (cp. Lc 2:32); Hch

13:47 ♦ el siervo sufriente: Is 42:1–4; 52:12–15 (cp. Mt 12:18–21); Mr 10:45; Ro

15:8; Flp 2:7 ♦ objeto de esputos y bofetadas: Is 50:6 (cp. Mt 26:67; 27:26, 30)

♦ varón de dolores: Is 53:3–4 (cp. Mt 26:37–38); Lc 22:44; Jn 11:33; 12:27; Heb

5:7–8 ♦ contado con los transgresores: Is 53:12 (cp. Mr 15:27–28) ♦ sepultado

con los ricos: Is 53:9 (cp. Mt 27:57–60) ♦ adorado por Gentiles: Is 60:3, 6 (cp.

Mt 2:1–11, especialmente vers. 11) ♦ su reino perpetuo: Da 2:44; 4:34; 7:13,

14, 27 (cp. Lc 1:33) ♦ llamado de Egipto: Os 11:1 (cp. Mt 2:15) ♦ nacido en

Belén: Mi 5:2–3 (cp. Mt 2:5–6); Jn 7:42 ♦ entra en Jerusalén montado en asno:

Zac 9:9 (cp. Mt 21:4–5) ♦ abandonado por los hombres: Zac 13:7 (cp. Mt 26:31)

♦ regreso al monte de los Olivos: Zac 14:4 (cp. Hch 1:11–12)

5º PASO ANALISIS HOMILETICO

Y LOS TOQUE FINALES DEL SERMON

Page 35: exégesis a Romanos

TITULO: EL FRUTO DE AMAR A DIOS

INTRODUCCION: Por todos es sabido que al observar un árbol y sus hojas

determinamos cual es el fruto que este da, si es mango, limón, coco, etc…en esta

porción Bíblica el Apóstol Pablo enumera por lo menos tres resultados de amar a

Dios como fruto de este amor a Él y son

1. El amar a Dios produce: v. 28, Y sabemos que a los que a Dios aman,

todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al

propósito son llamados.

A. Definitivamente “amor”

B. Seguridad

C. El conocer su voluntad

TITULO: A DIOS NO LE GUSTAN LOS DADOS

Page 36: exégesis a Romanos

INTRODUCCION: Dios simplemente podía haber escogido de los millares

de planetas existentes en todo el universo para desarrollar la vida en ellos,

pero no fue así, escogió al planeta Tierra, Él escogió a su pueblo Israel para

darse a conocer y así redimirlos de sus pecados, Él pudo escoger a otro

que no fuera yo para escuchar de su palabra y que el Espíritu Santo llevara

a cabo la obra convencedora para salvación; y fue así como su soberana

persona siempre ha sido determinante en todo. En este pasaje el Apóstol

Pablo nos muestra tres razones del porque Dios simplemente tiene el

control de todo.

1. Tres razones por lo cual Dios elije al hombre para salvación v. 29 y 30,

(29) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que

fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el

primogénito entre muchos hermanos.

(30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó,

a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también

glorificó

A. Para recuperar en ellos la imagen de Dios, perdida por consecuencia

del pecado.

B. Para su gloria y honra

C. Para que viva eternamente con Él