tesis alejandro

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Capítulo 1: Acerca de la naturaleza humana ¿Constituye la naturaleza humana el producto de luchas y estrategias políticas específicas e históricamente consignables o, por el contrario, corresponde más bien a un sustrato material, objetivo, transhistórico y esencialmente externo a toda disputa política o ideológica? En otras palabras ¿la naturaleza humana antecede al poder o es el propio poder el que la constituye? * En noviembre de 1971 la televisión holandesa transmitió el debate que protagonizaron el lingüista norteamericano Noam Chomsky (MIT) y el filósofo Michel Foucault (Collège de France) en el Salón de Actos de la Escuela Superior de Tecnología de Eindhoven, Holanda. La discusión fue moderada por el filósofo Fons Elders y algunos años después se publicó en una compilación de su autoría 1 bajo el título «Human Nature: Justice versus Power» (Ayer & Elders, 1974, págs. 135-197). En dicha compilación se reunieron también otros debates organizados por Elders en el contexto del International Philosophers Project, instancia en la que se suscitaron importantes diálogos protagonizados respectivamente por figuras como Alfred Ayer y Arnes Naess, Sir John Eccles y Sir Karl Popper, Leszek Kolakowski y Henri Lefebvre. 1 A.J. Ayer & Fons Elders [comp.]: Reflexive Water: The Basic Corcerns of Mankind, Londres, Souvenir Press, 1974.

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VERDAD, PODER, BIOPOLÍTICA

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Captulo 1: Acerca de la naturaleza humanaConstituye la naturaleza humana el producto de luchas y estrategias polticas especficas e histricamente consignables o, por el contrario, corresponde ms bien a un sustrato material, objetivo, transhistrico y esencialmente externo a toda disputa poltica o ideolgica? En otras palabras la naturaleza humana antecede al poder o es el propio poder el que la constituye? *En noviembre de 1971 la televisin holandesa transmiti el debate que protagonizaron el lingista norteamericano Noam Chomsky (MIT) y el filsofo Michel Foucault (Collge de France) en el Saln de Actos de la Escuela Superior de Tecnologa de Eindhoven, Holanda. La discusin fue moderada por el filsofo Fons Elders y algunos aos despus se public en una compilacin de su autora[footnoteRef:2] bajo el ttulo Human Nature: Justice versus Power (Ayer & Elders, 1974, pgs. 135-197). En dicha compilacin se reunieron tambin otros debates organizados por Elders en el contexto del International Philosophers Project, instancia en la que se suscitaron importantes dilogos protagonizados respectivamente por figuras como Alfred Ayer y Arnes Naess, Sir John Eccles y Sir Karl Popper, Leszek Kolakowski y Henri Lefebvre. [2: A.J. Ayer & Fons Elders [comp.]: Reflexive Water: The Basic Corcerns of Mankind, Londres, Souvenir Press, 1974. ]

El debate entre Chomsky y Foucault -el tercero de la serie- podra dividirse en dos lneas temticas, correspondiendo la primera de ellas al asunto de la naturaleza humana y la segunda a la importancia que los conceptos de justicia y poder poseen respectivamente en los posicionamientos polticos de ambos pensadores.Dicho esto, replanteemos la pregunta que nos hacamos al comienzo en los trminos en que Elders presenta el problema a sus entrevistados:Todos los estudios del hombre, de la historia a la lingstica y la psicologa, enfrentan el interrogante de si [7] en ltima instancia somos el resultado de una serie de factores externos, o si, a pesar de nuestras diferencias, poseemos algo que podramos denominar una naturaleza humana comn que nos permitira reconocernos como seres humanos. (Foucault & Chomsky, La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate, 2012, pgs. 7-8) Foucault se inclinar ciertamente por la primera de estas posturas y dejar esto en claro en el comienzo de su primera intervencin: Es cierto que desconfo un poco de la nocin de naturaleza humana, dir (2012, pg. 12). Y esta desconfianza se debera a la cautela epistmico-poltica que hace operar permanentemente el pensador francs, ocupado principalmente en acusar las relaciones de poder que se suscitan en reas que tradicionalmente haban sido consideradas como ajenas al campo de los intereses que se enfrentan en el mbito de lo social. As, la analtica foucaultiana se ocupar de establecer la idea de que el poder consiste en una funcin presente inevitablemente en toda forma de relacin y de interaccin, tanto a nivel del cuerpo social, as como en el nivel ms bajo correspondiente al disciplinamiento del cuerpo individual y de su obrar. Lo que significa que no habra espacios ni sujetos que no estn inmersos en relaciones asimtricas de poder o que mantengan una relacin de simple exterioridad con l: las relaciones de poder, tal y como las entiende Foucault, no permitiran pensar ni en reductos neutrales o refractarios del poder ni en sujetos inherentemente ajenos a toda forma de dominacin. El grado cero del poder no sera ms una quimera funcional a la dominacin, en tanto ella asistira a la invisibilizacin del hecho de que el poder se opera de manera permanente e ininterrumpida entre los sujetos, mediante ellos y gracias a ellos en el entendido que el poder inevitablemente se disolvera all donde no hubiera nadie sobre quien ejercerlo-. Es ms, los espacios que la modernidad capitalista ha querido institucionalizar como polticamente neutrales, pasan a ser, desde la perspectiva foucaultiana, los puntos de articulacin primordiales del orden social contemporneo. Estos espacios en los que el poder se opera, se genera y se legitima al tiempo que pretende ocultarse tras ellos- son, entre otros, los recintos institucionales del hospital, la prisin, la escuela y, principalmente, los rganos de produccin cientfica.Por esta razn la poltica reviste un carcter epistemolgico para Foucault, al tiempo que la ciencia y las instancias de produccin cientfica se convierten en centros privilegiados para el despliegue de una analtica del poder poltico. De manera que si se considera el paso suscitado en Occidente en los albores de la poca Clsica desde una concepcin teolgica de la Creacin hacia una teleologa de la naturaleza que constituy la condicin de posibilidad para la emergencia de las modernas ciencias de la vida- en trminos de una transformacin en la grilla (grille) epistemolgica que regula las relaciones polticas de dominacin que pueden llegar a ser desplegadas por el capitalismo y sus dispositivos de saber-poder respectivos, entonces se hace algo ms claro el hecho de que Foucault no haya considerado a las nociones de vida y de naturaleza humana como sustratos empricos previos y externos a las relaciones de poder, sino como productos de stas y, por lo tanto, como puntos privilegiados para el anlisis de las mismas. As, podemos ver como Foucault rechaza aquella perspectiva universalista que quiere ver en la verdad un producto del libre juego del conocimiento, el que una vez comprobado pasara a ser entendido como una conquista resistente y externa a las luchas y a la instrumentalizacin de intereses polticos. Al contrario de esta posicin, Foucault desde una perspectiva histrica- se opondr de manera radical a los supuestos valores de neutralidad, objetividad y desinters de una produccin cientfica que en su pretensin de universalidad oblitera conscientemente o no, eso es otro tema su carcter inherentemente contextual, episdico y parcial. Pero, muy especialmente, Foucault reaccionar ante la tentativa de distintas disciplinas cientficas como la biologa de los siglos XVIII y XIX y de toda la medicina moderna hasta nuestros das- de querer ocultar el hecho de que no todas sus nociones poseen un nivel de desarrollo conceptual adecuado, lo que en muchos casos se traduce en una distancia, en una distorsin en un desface diablico,[footnoteRef:3] incluso, entre las garantas y validaciones epistemolgicas de la disciplina en cuestin y la positividad de sus efectos y la eficacia de sus discursos (Foucault, 2013, pg. 641). [3: En otra ocasin Foucault utilizar el calificativo de ubuesco para referir a este hecho. Vase la primera leccin de su curso sobre Los anormales (Clase del 8 de enero de 1975) en: Los Anormales. Curso en el Collge de France. 1974-1975, 2008, pgs. 25-ss.]

Pero volvamos al debate del ao 71 y tratemos de explicar los argumentos que Foucault desarrolla en esa ocasin para justificar su desconfianza en la nocin de naturaleza humana. El motivo principal dice relacin tal como lo sealbamos- con la idea de que entre los conceptos o nociones que una ciencia puede utilizar no todos tienen el mismo grado de elaboracin, y que en general no poseen la misma funcin ni el mismo tipo de uso posible en el discurso cientfico (2012, pg. 12). Ya que el debate con Chomsky giraba en torno a la definicin de lo humano, Foucault tomar como ejemplo a la biologa y dir que en dicho campo existen distintos conceptos que se prestan a funciones diversas (sean estas de clasificacin, de diferenciacin, de anlisis, de caracterizacin o de relacin, tal como ocurri con el concepto de reflejo en el siglo XIX). Junto a ellos existen otras nociones que encuentran un rol en el discurso de la disciplina, as como tambin existen conceptos perifricos; aquellos de los que se sirve la prctica cientfica para designarse a s misma, para diferenciarse de las otras prcticas, delimitar su campo de objetos y designar lo que considera la totalidad de sus tareas futuras. En parte, el concepto de vida cumpli este rol en [12] la biologa durante un cierto perodo. Durante los siglos XVII y XVIII, prcticamente no se utilizaba el concepto de vida en el estudio de la naturaleza: se clasificaba a los seres naturales, sin importar si tenan vida o no, en un vasto cuadro jerrquico que iba de los minerales al hombre; el corte entre los minerales y las plantas o los animales quedaba, de algn modo, sin resolver; desde un punto de vista epistemolgico, slo importaba fijar las posiciones de una vez y para siempre de un modo irrefutable. A fines del siglo XVIII, mediante el uso de instrumentos ms perfeccionados y tcnicas ms avanzadas, la descripcin y el anlisis de estos seres naturales demostr un campo entero de objetos, de relaciones y procesos que nos ha permitido definir la especificidad de la biologa en el conocimiento de la naturaleza. Es posible afirmar que la investigacin sobre la vida finalmente termin constituyndose como la ciencia biolgica? El concepto de vida ha sido el responsable de la organizacin del conocimiento biolgico? No lo creo. Me parece ms probable que las transformaciones del conocimiento biolgico de fines del siglo XVIII se demuestren, por un lado, mediante una serie de conceptos nuevos utilizados en el discurso cientfico que, por otro lado, dieron lugar a un concepto como el de vida que, entre otras cosas, nos ha permitido designar, delimitar y situar un cierto tipo de discurso cientfico. [13] Afirmara que el concepto de vida no es un concepto cientfico; ha sido un indicador epistemolgico[footnoteRef:4] del efecto que las funciones de clasificacin, delimitacin y otras tuvieron sobre las discusiones cientficas, y no sobre su contenido. [4: En este caso las cursivas corresponden al texto original.]

En mi opinin, el concepto de naturaleza humana es similar. No fue mediante el estudio de la naturaleza humana que los lingistas descubrieron las leyes de la mutacin consonntica, ni Freud los principios de interpretacin de los sueos, ni los antroplogos culturales la estructura de los mitos. Creo que en la historia del conocimiento el concepto de naturaleza humana cumpli, ante todo, el rol de un indicador epistemolgico para designar ciertos tipos de discursos vinculados o contrapuestos a la teologa, la biologa o la historia. Me resultara difcil ver all un concepto cientfico. (2012, pgs. 12-14) Como vemos, existe una extrapolacin de las causas y las consecuencias histricas que el relato (story) tradicional del desarrollo cientfico tiende a estimular. Me explico, las ciencias de la vida (biologa y medicina, principalmente), por ejemplo, y las ciencias sociales o humanas (psicologa, psiquiatra, sociologa, criminologa, etc.), no fueron operadas desde una esfera ajena y plenamente neutralizada de prejuicios, prenociones, posicionamientos morales y de intereses polticos estratgicos, sino que, muy por el contrario, el saber cientfico al menos en el caso de la psiquiatra, tal como lo expone Foucault en su Historia de la locura en la poca Clsica (2014)- surge en un determinado contexto social que lo hace posible. De esta forma, la psiquiatra, por ejemplo, posee un sustrato moral que actu como causa fundante de la disciplina, a pesar de que la historia del saber psiquitrico pueda querer renegar de este hecho.A este respecto, Foucault explica lo siguiente: la psiquiatra, en tanto ciencia, requiri de la existencia de un objeto de estudio que en su caso fue la personada alienada, el orate, el loco, etc. Y dnde encontr la psiquiatra dicho objeto? Precisamente en las casas de internacin, en los sanatorios e, incluso, en los propios hospitales psiquitricos, es decir, en las instituciones de encierro para enfermos mentales. Lo que equivale a decir que la persona enferma ya se encontraba encerrada aun antes de que la prctica, en nombre de la cual la autoridad mdica pertinente decretaba como justificada su internacin, contara con las garantas epistemolgicas que avalaran su proceder como un actuar propiamente cientfico. As, el objeto de estudio de la psiquiatra y los muros que lo figuraban slo fueron posibles a partir de un accionar de tipo moral, histricamente configurado y funcional al perfilamiento de intereses sociales, econmicos y polticos especficos.[footnoteRef:5] [5: A este respecto, vase el captulo sobre El mundo correccional en Foucault (Historia de la locura en la poca clsica, 2014, Vol. I, cap. 3, pp. 126-ss): [] el objeto del saber [psiquitrico] le es pre-existente [a la medicina psiquitrica], puesto que l es el que estaba aprehendido [es decir, internado, encerrado], antes de ser rigurosamente filtrado por una ciencia positiva: en su solidez intemporal, l mismo pertenece al abrigo de la historia, retirado en una verdad que sigue, adormecida, hasta el total despertar de la positividad (pg. 127).]

Vemos entonces como la institucin psiquitrica e, incluso, el propio discurso psiquitrico con sus efectos de verdad y poder respectivos, antecedi al establecimiento de la psiquiatra como ciencia positiva. Este hecho referente al origen histrico, moral, estratgico, contextual, pero tambin casual, minsculo e, incluso, efmero que tienen muchas ciencias en su origen, es negado por una cierta historia que entiende el progreso cientfico como develamiento o como el emerger de una verdad que finalmente logra prevalecer frente a las sombras de la ignorancia, de la mentira y de las ideologas que la mantenan apresada. Por esta razn, para esta historia de las ciencias es tan importante la nocin de hallazgo y la categora de sujeto, entendido como individuo creador. Foucault reacciona frente a este ocultamiento del elemento de voluntad y de invencin, es decir, del carcter doblemente casual y decisional que est presente en el momento en que un saber -y su respectiva discursividad- es desplegado y posteriormente institucionalizado. Lo que a l le interesa es mostrar cmo la imposicin de un origen en la historia de las disciplinas cientficas forma parte de una mistificacin tendiente a negar -adems de los intereses instrumentales directos- el elemento de azar y las facetas irracionales que necesariamente estn presente en todas los avances y transformaciones por las que van atravesando dichas disciplinas; de manera de intentar refutar as una cierta ascesis del conocimiento cientfico con la que se quiere imponer determinados valores tales como la racionalidad, la libertad y la neutralidad poltica, en tanto supuestos garantes de la comunidad cientfica y de su produccin. Se trata, entonces, de desbancar una historia que quiere negar el papel que juegan los intereses parciales en la ciencia, de modo de velar la violencia ya que si se habla de intereses y de voluntad, necesariamente estaremos refirindonos a las consecuentes imposiciones, con las resistencias, enfrentamientos, dominaciones y estrategias de legitimacin que ello implica- que es inherente al despliegue y desarrollo de la razn moderna. Precisamente, la argumentacin racional puede no slo ser violenta en s misma, sino que, incluso, puede ser la propia razn la que propicie la barbarie (la que, al menos en la faceta que mostr en el siglo XX, jams fue verdaderamente salvaje, sino, todo lo contrario, sumamente metdica, secuencial y calculada, lo que le hizo alcanzar el carcter industrial que posibilit que, por ejemplo, la solucin final pudiera ser llevada a cabo en un porcentaje tan aterradoramente alto). Es en relacin a esta extrapolacin que retrospectivamente identifica mitologizando- el origen histrico de una disciplina en el preciso momento en que sta alcanza un nivel de desarrollo epistemolgicamente suficiente, que Foucault dir desconfiar de la categora de naturaleza humana, ya que, desde su perspectiva, sta no constituye un sustrato material o una evidencia emprica que haya sido sacada a la luz por el conocimiento biolgico del siglo XVIII, sino que sera la propia discursividad balbuceante de aquella poca la que la habra constituido. Fue entonces la grilla epistemolgica del Siglo de las Luces la que hizo emerger la vida y lo humano en tanto naturaleza y, por lo tanto, como fenmenos en adelante evidentes e incontestables. As, ambas nociones seran el producto de la imposicin de esa malla cognitiva de la Ilustracin y estaran, por lo tanto, relacionadas con las luchas polticas, estrategias de saber-poder y transformaciones econmicas que determinaron esa periodo.[footnoteRef:6] Por eso Foucault se niega a entender ambas nociones como si se tratara de categoras remitentes a sustancias empricas, y las considera ms bien como conceptos perifricos, tendientes a ayudar a una prctica cientfica naciente a designarse a s misma, mediante la diferenciacin con otras prcticas y otras discursividades. Se trata, para Foucault en resumidas cuentas, de indicadores epistemolgico que en el caso especfico de la biologa le permitieron, no ya establecer conceptos cientficos ni esquemas explicativos validos en razn de sus propias pretensiones epistemolgicas, sino simplemente diferenciarse de la teologa, de la filosofa natural y de otras formas de saber tradicionales o populares. [6: Sin embargo, [responde Foucault a Chomsky] me resulta difcil aceptar que estas regularidades estn conectadas, como condiciones de existencia, a la mente o a la naturaleza del hombre: me parece que antes de llegar a este punto uno debe -y en todo caso estoy hablando slo a nivel de la comprensin- volver a ubicarlas en el campo de otras prcticas humanas, tales como la economa, la tecnologa, la poltica, la sociologa, que pueden cumplir la funcin de condiciones de formacin, de modelos, de lugar, de aparicin, etc. Quisiera saber si no es posible encontrar el sistema de regularidad, de restriccin que hace que la ciencia sea posible, en algn otro lugar, incluso fuera de la mente humana, en formaciones sociales, en las relaciones de produccin, en las luchas de clase, etctera.Por ejemplo, el hecho de que en cierta poca la locura se convirtiera en objeto de estudio cientfico y de conocimiento en Occidente me parece que est vinculado con una situacin econmica y social particular.Quizs, el punto en el que el seor Chomsky y yo diferimos sea el siguiente: cuando alude a la ciencia, tal vez piense en la organizacin formal del saber, mientras yo me refiero al saber mismo, es decir, pienso en el contenido de los distintos saberes dispersos en una sociedad particular, que permean la sociedad y se imponen [43] como fundamento de la educacin, de las teoras, de las prcticas, etctera. Ms adelante, en una de sus ltimas intervenciones en el debate, Foucault dir: Las definiciones de enfermedad y de demencia, y la clasificacin de las demencias, fueron realizadas de modo tal de excluir de nuestra sociedad a ciertas personas . A lo que Chomsky posteriormente replicar diciendo que aqu nuevamente debo discrepar con el seor Foucault y expresar mi creencia de que el concepto de enfermedad mental quiz posea efectivamente un carcter absoluto, al menos en cierta medida... .]

Y, ciertamente, en tanto se trata de indicadores que sirven para orientar tareas determinadas dentro de procesos histricos especficos -y que en ningn caso se trata de conceptos que remitan a objetos empricos- ellos mismos son productos signados por la poca en que fueron producidos. As, por ejemplo, los conceptos, los problemas y las soluciones que se dio la medicina hacia finales del siglo XVIII son completamente distintos del paradigma mdico de los aos 1820 a 1830: en cuarenta o cincuenta aos [-dir Foucault-] todo haba cambiado: los temas, la forma en que se los trataba, no slo los remedios, por supuesto, ni las enfermedades y sus clasificaciones, sino la perspectiva en s (2012, pg. 28). Toda la prctica mdica, todas sus reglas de comprensin se transformaron, mutaron y se convirtieron en otra cosa, conservando muchas veces una vinculacin puramente nominal: se mantienen algunos nombres slo para referir a fenmenos totalmente distintos en tanto responden a un nuevo sistema de representaciones: se aplica a la realidad una grille completamente nueva, con sus elecciones y exclusiones; un nuevo juego con sus propias reglas, decisiones y lmites, con su propia lgica interna, sus parmetros y sus callejones sin salida, los cuales conducen [necesariamente] a la modificacin del punto de origen. (2012, pg. 29)El nfasis de Foucault, por lo tanto, est puesto en los determinismos histricos y psicolgicos que entraman la grilla a travs de la cual hacemos emerger fenmenos nuevos a partir de los que reconfiguramos esa misma trama hasta convertirla en una red completamente distinta, capaz de informar y hacer emerger nuevas formas de conocimientos y disciplinas inexistentes hasta ese entonces.[footnoteRef:7] [7: Es en este sentido [dir Foucault-] que sin duda me equivoco al creer que estoy diciendo algo nuevo; soy consciente, no obstante, de que mi enunciado est sujeto a reglas no slo lingsticas, sino tambin epistemolgicas, y que estas reglas son propias del conocimiento contemporneo. ]

Las ciencias, entonces, no seguiran una lnea de progreso en su desarrollo ni este tendra un curso de convergencia comn con el de los dems campos del saber; sino que, ms bien, se tratara de procesos de transformacin y de divergencia que de acumulacin de saber:Consideremos, por ejemplo, la clasificacin de los animales y las plantas. Cuntas veces se las reescribi desde la Edad Media de acuerdo con reglas completamente distintas? Segn el simbolismo, la historia natural, la anatoma comparada, la teora de la evolucin. Cada reescritura hace que el conocimiento sea completamente distinto en sus funciones, en su economa, en sus relaciones internas. Tenemos all un principio de divergencia, mucho ms que uno de desarrollo. (2012, pg. 39)Foucault se interesara, entonces, por las trasformaciones, mutaciones y desplazamientos que se producen en la comprensin y en la malla epistemolgica que ella teje, proponiendo reinsertar los hechos abarcados por la historia de los descubrimientos del saber (2012, pg. 28) y sus regularidades en el campo de otras prcticas humanas, tales como la economa, la tecnologa, la poltica, la sociologa, que pueden cumplir la funcin de condiciones de formacin, de modelos, de lugar, de aparicin, etc. (2012, pg. 43) Ms adelante, Foucault, para graficar su punto propondr [] un ejemplo muy sencillo []: cmo fue posible [-se preguntar-] que el hombre, a fines del siglo, comenzara por primera vez en la historia del pensamiento y del saber occidental a abrir cadveres humanos para conocer cul era la fuente, el origen, la clave anatmica del mal particular que era responsable de la muerte? [] Fue necesario que transcurrieran cuatro o cinco mil aos de medicina en Occidente para que tuviramos la idea de buscar la causa de la enfermedad en la lesin de un cadver. (2012, pg. 45) Pero esto no significa que se tratara simplemente de un proceso acumulativo al interior del cual se pudiera situar en una misma lnea de progresin a Hipcrates, Paracelso y a Bichat, sino de poner en relacin al desarrollo de la medicina con la preocupacin creciente que el problema de la enfermedad y de la muerte comienzan a cobrar en la Europa de finales del siglo XVIII, poca marcada por el nacimiento de las sociedades industriales modernas y por su consecuente inters en cuadruplicar la poblacin total con el fin de expandirse y desarrollarse, motivo que estimul el desarrollo de la ciencia mdica y la apertura de grandes hospitales, institucionalizndose el conocimiento mdico y siendo ste puesto en relacin con otros tipos de saber, [hacindose] posible observar cmo la relacin entre la enfermedad, el hospitalizado, el enfermo, [45] el cadver y la anatoma patolgica se torn posible. (2012, pgs. 45-46)Qu significado tiene esto para las consideraciones que aqu intentamos desarrollar? Simplemente que, a diferencia de la historia de los descubrimientos cientficos tendiente a la sustancializacin de la verdad y al reposicionamiento idealizante de la categora de sujeto en tanto ser creador, la propuesta foucaultiana tiende a enfocarse en aquellos puntos articuladores del poder (tradicionalmente percibidos como refractarios de toda relacin de dominacin y ajenos a la imposicin de intereses instrumentales), a partir de los cuales el poder poltico logra controlar el cuerpo social no tanto por medio de los rganos de represin tradicionales la administracin, la polica, el ejrcito y los aparatos de Estado (2012, pg. 58)-, sino que en razn de la produccin de efectos de verdad erigidos por instituciones generadoras de conocimiento cientfico.[] creo que el poder poltico tambin se ejerce a travs de la mediacin de ciertas instituciones que pareceran no tener nada en comn con el poder poltico, que se presentan como independientes a ste, cuando en realidad no lo son. [58]Sabemos esto en relacin con la familia; y sabemos que la universidad, y, de un modo general, todos los sistemas de enseanza, que al parecer slo diseminan conocimiento, se utilizan para mantener a cierta clase social en el poder y para excluir a otra de los instrumentos del poder. Las instituciones del saber, de la previsin y el cuidado, como la medicina, tambin ayudan a apuntalar el poder poltico. Esto tambin es evidente, incluso a un nivel escandaloso, en ciertos casos vinculados con la psiquiatra.Me parece que la verdadera tarea poltica en una sociedad como la nuestra es realizar una crtica del funcionamiento de las instituciones que parecen neutrales e independientes; hacer una crtica y atacarlas de modo tal de desenmascarar la violencia poltica que se ha ejercido a travs de stas de manera oculta, para que podamos combatirlas.En mi opinin, esta crtica y esta lucha son esenciales por distintos motivos: en primer lugar, porque el poder poltico va mucho ms all de lo que uno sospecha; hay centros y puntos de apoyo invisibles y poco conocidos; su verdadera resistencia, su verdadera solidez quiz se encuentra donde uno menos espera. Probablemente, sea insuficiente afirmar que detrs de los gobiernos, detrs de los aparatos de Estado, est la clase dominante; debemos localizar el punto de actividad, los lugares y las formas en las que se ejerce la dominacin. [59] Y porque esta dominacin no es slo la expresin, en trminos polticos, de la explotacin econmica, sino su instrumento y, en gran medida, su condicin de posibilidad, para suprimir a una es necesario discernir la otra de forma exhaustiva. (2012, pgs. 58-60)Por lo tanto, en esta vinculacin que Foucault hace entre el poder poltico en un sentido amplio que desborda al esquema puramente jurdico-estatal del poder- y determinadas instancias institucionales que son operadas mediante saberes -siendo ellas mismas tambin productoras de conocimientos-, es decir, en esta denuncia de la economa-poltica de la verdad que es inherente a las sociedades industriales, es que Foucault demandar una cautela crtica, de alcance epistemolgico y poltico, ante las categoras y las producciones de la ciencia moderna en general. Por esta razn es que se preguntar si acaso no se corre un peligro (2012, pg. 62) al sustancializar una cierta idea cientficamente levantada- de naturaleza humana, sin detenerse en el hecho de que dicha concepcin de lo humano y su categorizacin es necesariamente el producto de nuestra civilizacin, de nuestra cultura y de los trminos que necesariamente tomamos en prstamo de nuestra sociedad.Voy a considerar un ejemplo [-dir Foucault-] y a hacer una simplificacin. El socialismo de un cierto perodo -fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX- admita en efecto que en las sociedades capitalistas el hombre no haba hecho realidad todo el potencial de su desarrollo y autorrealizacin; que la naturaleza humana efectivamente estaba alienada en el sistema capitalista. Y soaba con una naturaleza humana finalmente liberada. [62]Qu modelo utiliz para concebir, proyectar y eventualmente llevar a la prctica esta naturaleza humana? Fue, de hecho, el modelo burgus.Consideraba que una sociedad desalienada era una sociedad que daba lugar, por ejemplo, a una sexualidad de tipo burgus, a una familia de tipo burgus, a una esttica de tipo burgus. Es ms, esto es lo que ha ocurrido en la Unin Sovitica y en las democracias populares: se ha reconstituido un tipo de sociedad traspuesta de la sociedad burguesa del siglo XIX. La universalizacin del modelo de la burguesa ha sido la utopa que ha animado la constitucin de la sociedad sovitica.Creo que usted tambin se dio cuenta de lo difcil que es definir en forma exacta la naturaleza humana.No corremos el riesgo de equivocarnos? (pp. 62-63)Con esta demanda de cautela categorial es que Foucault rebate el ideal de justicia planteado por Chomsky[footnoteRef:8] en la segunda parte del debate. El pensador francs sostendr, entonces, que la lucha poltica no puede ser realmente justificada en razn de un principio de justicia ideal, sino que nicamente en trminos de lucha social[footnoteRef:9] (2012, pg. 71). [8: CHOMSKY: Creo que hay cierto tipo de fundamento absoluto -aunque si me presionaran estara en problemas, porque no podra esbozarlo- que en ltima instancia reside en las cualidades humanas fundamentales, sobre las que se basa un concepto real de justicia.Creo que es muy apresurado calificar nuestros sistemas de justicia actuales como meros sistemas de opresin de clase; no creo que sea as. Pienso que expresan sistemas de opresin de clase y elementos de otros tipos de opresin, pero tambin una bsqueda a tientas de conceptos verdaderamente humanos y valiosos de justicia, decencia, amor, bondad y compasin, que creo son reales. ] [9: FOUCAULT: Se hace la guerra para ganarla, no porque sea justa . FOUCAULT: En cuanto al objetivo del proletariado al liderar una lucha de clases, no creo que sea suficiente afirmar que busca una mayor justicia. Lo que el proletariado lograr al expulsar a la clase que hoy est en el poder, y al tomar el poder mismo, es precisamente la abolicin del poder de clase. // CHOMSKY: Est bien, pero sa es la justificacin ltima. // FOUCAULT: sa es la justificacin, pero no en trminos de justicia sino en trminos de poder. ]

Si le parece bien [-dice Foucault a Chomsky-], voy a ser un poco nietzscheano al respecto; en otras palabras, me parece que la idea de justicia en s es una idea que ha sido inventada y puesta a funcionar en diferentes tipos de sociedades como instrumento de cierto poder poltico y econmico, o como un arma contra ese poder. (p. 77) Foucault propone, frente al enfoque universalista de Chomsky, una estrategia genealgica a aplicarse precisamente sobre categoras universales como son los de vida, justicia y naturaleza humana. Foucault no considera que estas categoras tengan necesariamente un correlato efectivo con la estructura biolgica e instintual del ser humano,[footnoteRef:10] sino que son el producto de una poca determinada y especificable en trminos de sus luchas e intereses polticos y econmicos. [10: Para Chomsky, la idea de naturaleza humana tendra una existencia concreta, cientficamente comprobada y vinculada a una estructura instintiva que poseera un correlato social: [] mi impresin [dir Chomsky-] es que es ms seguro confiar en lo que espero sean los sentimientos humanos bsicos de compasin y bsqueda de justicia, que es posible que se manifiesten en un sistema de asociacin libre.Creo que se puede confiar ms en la posibilidad de progreso sobre la base de esos instintos humanos . Y en su ltima intervencin en el debate dir que una asociacin libre de comunidades libertarias para la toma de una decisin [] puede servir para potenciar al mximo los instintos humanos de bien, [92] mientras que un sistema de poder centralizado tender de un modo general a potenciar los peores instintos humanos, los instintos de rapacidad, de destruccin de los otros. Son instintos que surgen y operan en ciertas circunstancias histricas, y creo que deseamos crear una sociedad donde probablemente se los reprima y se los reemplace por instintos ms sanos [El nfasis es mo].Sobre la base de esta ltima cita, no es difcil ya consignar definitivamente la enorme distancia que separa las posiciones tericas y polticas de ambos pensadores. ]

[] contra lo que usted cree [dir finalmente Foucault a Chomsky], no puede [Usted] evitar que yo piense que estos conceptos de naturaleza humana, de justicia, de realizacin de la esencia de los seres humanos, son todos conceptos formados dentro de nuestra civilizacin, de nuestro tipo de conocimiento y de nuestra forma de la filosofa, y que por lo tanto forman parte de nuestro sistema de clases; y no podemos, por lamentable que sea, servirnos de estos conceptos para describir [80] o justificar una lucha que debera -y que por principio debe- echar abajo los fundamentos mismos de nuestra sociedad. Esta es una extrapolacin para la que no puedo hallar la justificacin histrica. Esa es la cuestin... (pp. 80-81)Ser, en parte, de esa cuestin de lo que tratarn los captulos sucesivos de esta investigacin.

Bibliografia:- Ayer, A., & Elders, F. [comps.] (1974). Reflexive Water: The Basic Corcerns of Mankind. Londres: Souvenir Press.- Foucault, M. (2014). Historia de la locura en la poca clsica (Segunda ed., Vol. I). (J. J. Utrilla, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Econmica.- Foucault, M. (2008). Los Anormales. Curso en el Collge de France. 1974-1975 (Quinta reimpresin ed.). (F. Ewald, A. Fontana, V. Marchetti, A. Salomoni, Edits., & H. Pons, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Econmica.- Foucault, M. (2013). Obras esenciales. Barcelona, Espaa: Paids.- Foucault, M., & Chomsky, N. (2012). La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate (Cuarta reimpresin ed.). (A. J. Ayer, F. Elders, Edits., & L. Livchits, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Katz.

Captulo 2: ser un poco nietzscheano lo que yo digo aqu no tiene sentido si no es relacin con la obra de Nietzsche Michel Foucault, La verdad y las formas jurdicas (2013, pg. 491)Sobre verdad y mentira en sentido extramoral es un fragmento redactado por Fredrich Nietzsche para su amigo Gersdoff en 1873, y publicado de manera pstuma en el ao 1903. Si bien se trata de un texto temprano dentro del corpus nietzscheano, en l ya es posible reconocer aquel enfoque genealgico que tanta importancia tendr casi un siglo ms tarde para el desarrollo de la analtica foucaultiana del poder.Un punto fundamental en Sobre verdad y mentira... dir relacin con el carcter convencional e, incluso, ficcional de la verdad, la que en tanto producto de un elemento inherentemente precario como es el lenguaje- volvera efmero todo conocimiento en el sentido de no-necesario- y, por aadidura, a aquella criatura altanera y falaz (Nietzsche, 2001, pg. 17) que se define a s misma a partir de su capacidad cogitativa y de su condicin de sapiens. La crtica que Nietzsche realiza en contra de la verdad corresponde a un mismo argumento desarrollado a travs de dos faces secuenciales: refirindose la primera de ellas, como decamos, a la precariedad constitutiva del lenguaje; mientras que la segunda se centrara en el carcter ficcional de la relacin entre el sujeto de conocimiento y su objeto. La palabra, al no poseer a la cosa, establecera con esta ltima un lazo puramente convencional o artificial, es decir, no dado ni mediado por la verdad. De manera tal que el sujeto carecera necesariamente de un acceso natural y verdadero a su objeto, en tanto el espacio que separa concepto y sustancia le sera infranqueable; no teniendo ms alternativa que sobrellevar su imposibilidad radical de acceder a la verdad, mediante el establecimiento de un conjunto de metforas con las que se da a s mismo la realidad como si ella constituyera un mundo, es decir, un lugar de y operado con sentido. La condicin de permanencia de ese mundo estar dictada, eso s, por la auto-imposicin con la que el sujeto se obliga a olvidar que entre l y su objeto no hay ms que una x inabarcable para sus facultades cognitivas y experenciales. Luego, el sujeto habr olvidado que son slo metforas las que lo vinculan con su objeto y que, incluso, su propia re-presentacin es tambin una metfora.[footnoteRef:11] As entonces, aquello a lo que se le da el nombre de impulso humano a la verdad, slo podra percibirse como algo factible y digno de orgullo, una vez que el carcter metafrico de nuestra condicin humana haya sido negado por medio del olvido. Solamente mediante el olvido puede el hombre alguna vez llegar a imaginarse que est en posesin de una verdad, dir Nietzsche (pg. 21). [11: Cf. .]

Desde esta perspectiva, el hombre habra construido todo el edificio de su conocimiento es decir, todo(s) su(s) mundo(s)- sobre arena o sobre tierra sin fundacin (without a foundation).[footnoteRef:12] Y precisamente es esta falta de fundamento, de fundacin y de origen (Ursprung) lo que caracterizara a lo humano y, por aadidura, al conocimiento, entendido aqu como la actividad humana primordial o, al menos, como la ms determinante.[footnoteRef:13] Y si el conocimiento no puede entenderse en trminos de origen (Ursprung) habr entonces de ser abordado en trminos de invencin (Erfindung) y metfora.[footnoteRef:14] [12: Lucas 6:49: But he that heareth, and doeth not, is like a man that without a foundation built an house upon the earth; against which the stream did beat vehemently, and immediately it fell; and the ruin of that house was great (King James Version). But he who heard and did nothing is like a man who built a house on the earth without a foundation, against which the stream beat vehemently; and immediately it fell.And the ruin of that house was great (New King James Version). Mas el que oy y no hizo, semejante es al hombre que edific su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el ro dio con mpetu, y luego cay; y fue grande la ruina de aquella casa (Reina-Valera Antigua). El nfasis es mo. ] [13: El intelecto, como medio de conservacin del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que ste es el medio merced al cual sobreviven los individuos dbiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos, o de la afilada dentadura del animal de rapia .] [14: En algn apartado rincn del universo centelleante, escribe Nietzsche al comienzo de Sobre verdad mentira, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto ms altanero y falaz de la Historia Universal: pero, a fin de cuentas, slo un minuto .]

El conocimiento, en tanto invento (Erfindung), poseera entonces un rasgo fabuloso -o simplemente ficcional[footnoteRef:15]-, que no respondera sino al modo en que el intelecto humano logra concebirse a s mismo dentro de la naturaleza, esto es: al modo en que el hombre se da un mundo, que es nicamente la representacin (con la) que l se hace de la naturaleza. [15: Cf. .]

Por lo tanto, para el conocimiento -que [n]o es sino humano (pg. 17)-, no hay ninguna misin ulterior que conduzca ms all de la vida humana (pg. 17). Puede ser que el hombre acabe con el mundo, o viceversa, pero lo cierto es que la naturaleza en su conjunto es inherentemente indiferente a su devenir.Ahora bien, al hombre, que a diferencia de otros animales, carecera de mecanismos de defensa adecuados,[footnoteRef:16] no le queda ms que valerse en la lucha por la existencia de esa arma del fingimiento que es el pensamiento; a pesar de que el primero y tal vez el nico- en caer preso de ella es, paradjicamente, el propio ser humano al (querer) creer que existe en l una inclinacin sincera y pura hacia la verdad (pg. 19), cuando lo cierto es que al menos para el planteamiento de Nietzsche- la conciencia del hombre descansara sobre la crueldad, la codicia, la insaciabilidad, el asesinato, [y] en la indiferencia de su ignorancia (pg. 20): es el confort de la mentira lo que nos permite olvidar que soamos pendidos del lomo de un tigre (pg. 20).[footnoteRef:17] [16: Cf. Supra nota 12.] [17: El hombre ms que nada desea la verdad en un sentido anlogamente limitado: ansa las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos .]

El intelecto, entonces, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo (pg. 18) y vuelve ridcula -en tanto in-fundada, es decir, carente de todo origen- la pretensin en el doble sentido de intencin, deseo y vanidad- de verdad que el hombre cree poder reconocer en aquello que convencionalmente identifica como su naturaleza. Ahora bien, [e]n un estado natural de las cosas el individuo, en la medida en que se quiere mantener frente a los dems individuos, utiliza el intelecto [] la mayor parte de las veces solamente para fingir (pg. 20); pero ocurre que el hombre, tanto por necesidad como por hasto, desea existir en sociedad y gregariamente, [y para ello] precisa de un tratado de paz que haga desapare[cer] de su mundo el ms grande bellum omnium contra omnes (pg. 20). Es precisamente en la convencin de este pacto donde se suscita aquel primer paso para la consecucin de ese misterioso impulso hacia la verdad. En este momento se fija lo que a partir de entonces ha de ser verdad (pg. 20). Pero en qu consiste la verdad as entendida? Principalmente en una relacin de designacin del lenguaje respecto de la cosa a partir de la cual se establece una serie de reglas enunciativas que habrn de ser reconocidas como vlidas y, en tanto tales, como obligatorias; y ser sobre la cuanta de ese poder legislativo del lenguaje que se origina[r] por primera vez el contraste entre verdad y mentira (pg. 20).Tenemos entonces que el lenguaje establece legislativamente una serie de convenciones sobres las que, en segundo trmino, se genera aquello que llamamos conocimiento; pero en ningn caso las convencionalidades del lenguaje constituyen algo as como el producto directo de un acceso natural a la verdad que fuera anterior a todo conocimiento posible; dicho de otra forma, la verdad de las cosas no es en ningn caso la condicin de posibilidad del conocimiento sino que, por el contrario, es el propio conocimiento el que retrospectivamente inventa ese origen. As, se vuelve ms claro el hecho que el origen del lenguaje no sigue un proceso lgico, y [que] todo el material sobre el que, y a partir del cual, trabaja y construye el hombre de la verdad, el investigador, el filsofo, procede, si no de las nubes, en ningn caso de la esencia de las cosas (pg. 23). Pero, tal como decamos al comienzo de este apartado, todo el carcter ficcional que Nietzsche considera propio a la verdad, sera la consecuencia necesaria del estatuto de precariedad correspondiente al lenguaje, en tanto la sustancia que lo constituye, es decir, la palabra, sera una suerte de ncleo desfondado: la metfora de una metfora[footnoteRef:18] (pg. 21), razn por la que no es posible inferir la existencia de una causa fuera de nosotros mismos (pg. 21).[footnoteRef:19] Somos seres metafricos, sujetos relacionales que se definen no segn una sustancia determinante originaria y eterna sino a partir de asociaciones y oposiciones. As es que: Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de rboles, colores, nieve y flores y no poseemos, sin embargo, ms que metforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las esencias primitivas (pg. 23).[footnoteRef:20] [18: En primer lugar, un impulso nervioso extrapolado en una imagen! Primera metfora. La imagen transformada de nuevo en un sonido! Segunda metfora. Y, en cada caso, un salto total desde una esfera a otra completamente distinta. [] Del mismo modo que el sonido configurado en la arena [en referencia a las figuras acsticas de Chladni], la enigmtica x de la cosa en s se presenta en principio como impulso nervioso, despus como figura, finalmente como sonido .] [19: Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, ponen en evidencia que con las palabras jams se llega a la verdad ni a una expresin adecuada pues, en caso contrario, no habra tantos lenguajes .] [20: A este respecto, vase tambin .]

Toda esta oposicin entre la generalidad sobre la que necesariamente opera la palabra, respecto del carcter contingente de la realidad queda especialmente en evidencia en el anlisis que Nietzsche realiza del proceso de formacin de los conceptos, respecto de lo cual dice que:Toda palabra se convierte de manera inmediata en concepto en tanto que justamente no ha de servir para la experiencia singular y completamente individualizada a la que debe su origen, por ejemplo, como recuerdo, sino que debe encajar al mismo tiempo con innumerables experiencias, por as decirlo, ms o menos similares, jams idnticas estrictamente hablando; en suma, con casos puramente diferentes. Todo concepto se forma por equiparacin de casos no iguales.[footnoteRef:21] (Nietzsche, 2001, pgs. 23-24) [21: Del mismo modo que es cierto que una hoja no es igual [23] a otra, tambin es cierto que el concepto hoja se ha formado al abandonar de manera arbitraria esas diferencias individuales, al olvidar las notas distintivas, con lo cual se suscita entonces la representacin, como si en la naturaleza hubiese algo separado de las hojas que fuese la hoja, una especie de arquetipo primigenio a partir del cual todas las hojas habran sido tejidas, diseadas, calibradas, coloreadas, onduladas, pintadas, pero por manos tan torpes, que ningn ejemplar resultase ser correcto y fidedigno como copia fiel del arquetipo .]

Vemos como el concepto requiere de la omisin de la especificidad para poder operar; y este modo conceptual y, por lo tanto, taxonmico con que el hombre se da a s su mundo, no coincide con una naturaleza que, en tanto totalidad indivisible, no conoce formas ni conceptos, as como tampoco ningn tipo de gneros, sino solamente una x que es para nosotros inaccesible e indefinible (pg. 24). En sntesis, nuestras palabras no proceden de la esencia de las cosas[footnoteRef:22] (pg. 25). De manera que no nos queda ms que aspirar a una tentativa ms o menos reida con las representaciones que podamos hacernos de esa x que es la realidad de la cosa en s, cuyos rasgos esenciales necesariamente habrn de ser obviados y violentados por la aplicacin generalizante de nuestros conceptos; los que, a su vez, son el nico modo que tenemos para apre(he)nder una naturaleza que es esencialmente contingente. Y si el lenguaje no puede, debido a su precariedad inherente, abordar la totalidad de la realidad, es decir, capturar cabalmente a la cosa, entonces el sujeto del conocimiento no puede en caso alguno tener un acceso sustancial a la verdad, y aquello que l denomina como verdadero no sera ms que: [22: [] aun cuando tampoco nos aventuramos a decir que no le corresponde: en efecto, sera una afirmacin dogmtica y, en cuanto tal, tan indemostrable como su contraria .]

Una hueste en movimiento de metforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas potica y retricamente y que, despus de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, cannicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal. (pg. 25)Desde esta perspectiva ser veraz corresponde simplemente a no estar reido con las formas de la verdad, y con respetar los modos que demanda la veracidad, lo que concretamente se traduce en una utilizacin convencional de las metforas usuales (pg. 25) que la sociedad se ha comprometido a observar. Pero como se dijo, el carcter artificial de dichas convenciones pasa a ser olvidado y el hombre se vuelve inconsciente (unbewusst) del pacto acordado para nombrar la realidad, y precisamente en virtud de esta inconsciencia [Unberwusstheit], precisamente en virtud de este olvido, [es que l] adquiere el sentimiento de verdad (pg. 25). Y una vez que ese sentimiento ha sido reconocido como lo ms humano de nuestra condicin, el ser racional ya no tolera[r] ser arrastrado por las impresiones repentinas, [ni] por las intuiciones (pg. 26); y pondr todas sus acciones y todo su mundo bajo el dominio de abstracciones, [esquemas y] de su capacidad de disolver una figura en un concepto (pg. 26). Es precisamente en el mbito de los esquemas y de la subsuncin de la realidad en el concepto que podr establecerse una estructura jerrquica entre categoras diversas y ordenas a partir de principios intelectivos, los que -enfrentados a las impresiones intuitivas en el individuo- pasarn a ser tenidos como lo ms firme, lo ms general, lo mejor conocido y lo ms humano y, por tanto, como una instancia reguladora e imperativa (pg. 26). Esto llevar a las ciencias modernas a considerar a las matemticas como el parmetro normativo y como la condicin de posibilidad de todo anlisis emprico de la realidad, aun siendo, paradjicamente, la ciencia no emprica por excelencia.[footnoteRef:23] As el gran edificio de los conceptos ostenta la rgida regularidad de un columbarium[footnoteRef:24] romano e insufla en la lgica el rigor y la [26] frialdad peculiares de la matemtica (Nietzsche, pgs. 26-27). [23: Con el nacimiento de la Edad Moderna, el pensar se convirti ante todo en siervo de la ciencia, del saber organizado; y aunque el pensar se desarroll entonces con extremada actividad, siguiendo la conviccin crucial de la modernidad de que slo se puede conocer lo que uno mismo hace, fue la matemtica, la ciencia no emprica por excelencia, en la cual el espritu aparece jugando slo consigo mismo, la que result ser la Ciencia de las ciencias, proporcionando la llave de aquellas leyes de la naturaleza y del universo que aparecen escondidas por los fenmenos . El nfasis es mo.] [24: El sentido original para columbarium era jaula de palomas. Despus adquiri en Roma el sentido de cementerio, es decir nichos donde se guardan las urnas con cenizas. Nota de Alfredo Tzveibel a su traduccin de Sobre verdad y mentira (Nietzsche, 2009, pg. 35).]

El valor de verdad de nuestros conceptos -tal como ocurre, en su justa medida, con los valores y figuras matemticas- estara determinado por el grado de correspondencia con los procedimientos establecidos y con el orden de las castas [y] sucesin jerrquica (pg. 27); lo que equivale a decir que la veracidad sera un efecto producido a partir del reconocimiento de reglas fundadas segn nuestros esquemas intelectivos. Dichos esquemas estructuraran una grille[footnoteRef:25] que, al igual que el columbarium romano referido por Nietzsche, consistira en un en-tramado que atrapa o, ms bien, levanta, erige, hace emerger, es decir, inventa determinados fenmenos[footnoteRef:26], al tiempo que deja pasar otros que le seran, entonces, invisibles o que son declarados como inexistentes que es el modo en que operan la represin y la censura: prohiben aquello que no existe.[footnoteRef:27] [25: La idea de la grilla, tan importante en el desarrollo de la arqueologa foucaultiana del saber, vuelve a ser empleada grficamente por Nietzsche cuando comenta: debe tratarse de un edificio hecho como de telaraas, suficientemente liviano para ser transportado por las olas, suficientemente firme para no desintegrarse ante cualquier soplo de viento . Y un poco ms adelante agrega: como los romanos y los etruscos dividan el cielo mediante rgidas lneas matemticas y conjuraban en ese espacio as delimitado, como en un templum, a un dios, cada pueblo tiene sobre l un cielo conceptual semejante matemticamente repartido y en esas circunstancias entiende por mor de la verdad, que todo dios conceptual ha de buscarse solamente en su propia esfera . Las cursivas en este caso corresponden al texto mientras que el nfasis es mo. ] [26: La palabra fenmeno encierra muchas seducciones, por lo que, en lo posible, procuro evitarla, puesto que no es cierto que la esencia de las cosas se manifieste en el mundo emprico .] [27: As al menos lo dice un Michel Foucault cuando en un tono claramente nietzscheano sostiene: Tal sera lo propio de la represin [] funciona[r] como una condena de desaparicin, pero tambin como orden de silencio, afirmacin de inexistencia, y, por consiguiente, comprobacin de que de todo eso nada hay que decir, ni ver, ni saber. As marchara, con su lgica baldada, la hipocresa de nuestras sociedades burguesas . ]

Pero la construccin de esa grilla demanda el empleo de un material delicado[footnoteRef:28] como son los conceptos, los que, a diferencia de la cera con la cual las abejas hacen sus panales, no estn disponibles directamente en la naturaleza, sino que el hombre debe procurrselos a s mismo. Lo que, sumado al hecho de que nada en l obedece a una inclinacin a la verdad, [o] al conocimiento puro de las cosas (pg. 28), resalta aun ms la tesis de Nietzsche segn la cual la verdad no reside dentro del recinto de la razn (pg. 28); y si bien pueden producirse efectos de verdad, estos tendrn necesariamente un carcter antropomrfico: ellos han sido producidos por nosotros y nicamente tienen sentido para nosotros, sin que contengan un solo punto que sea verdadero en s, real y universal, prescindiendo de los hombres (pg. 27).[footnoteRef:29] Dentro de ese enorme columbarium que es nuestra razn, no hay un solo objeto puro (pg. 29), ninguna cosa absoluta, ningn principio. [28: Como hemos visto, en la construccin de los conceptos trabaja originariamente el lenguaje; ms tarde la ciencia. As como la abeja construye las celdas y, simultneamente, las rellena de miel, del mismo modo la ciencia trabaja inconteniblemente en ese gran columbarium de los conceptos, necrpolis de las intuiciones; construye sin cesar nuevas y ms elevadas plantas, apuntala, limpia y renueva las celdas viejas y, sobre todo, se esfuerza en llenar ese colosal andamiaje que desmesuradamente ha apilado y en ordenar dentro de l todo el mundo emprico, es decir, el mundo antropomrfico. Si ya el hombre de accin ata su vida a la razn y a los conceptos para no verse arrastrado y no perderse a s mismo, el investigador construye su choza junto a la torre de la ciencia para que pueda servirle de ayuda y encontrar l mismo proteccin bajo ese baluarte ya existente. De hecho necesita proteccin, puesto que existen fuerzas terribles que constantemente le amenazan y que oponen a la verdad cientfica verdades de un tipo completamente diferente con las ms diversas etiquetas. ] [29: El que busca tales verdades en el fondo solamente busca la metamorfosis del mundo en los hombres; aspira a una comprensin del mundo en tanto que cosa humanizada y consigue, en el mejor de los casos, el sentimiento de una asimilacin. Del mismo modo que el astrlogo considera a las estrellas al servicio de los hombres y en conexin con su felicidad y con su desgracia, as tambin un investigador tal considera que el mundo en su totalidad est ligado a los hombres; como el eco infinitamente repetido de un sonido original, el hombre; como la imagen multiplicada de un [28] arquetipo, el hombre. Su procedimiento consiste en tomar al hombre como medida de todas las cosas; pero entonces parte del error de creer que tiene estas cosas ante s de manera inmediata, como objetos puros. Por tanto, olvida que las metforas intuitivas originales no son ms que metforas y las toma por las cosas mismas . ]

Si el sujeto pudiera salir, aunque slo fuese un instante, fuera de los muros de esa creencia que lo tiene prisionero, se terminara en el acto su conciencia de s mismo (pg. 29). Precisamente, ser a partir de Nietzsche -y de sus herederos franceses: Bataille, Blanchot y Klossowsky, por una parte; y George Canguilhem, por otra- que Foucault querr enrostrarle al supuesto sujeto occidental que haya olvidado que entre l y su objeto no hay ninguna causalidad, ninguna exactitud, ninguna expresin, sino [] un extrapolar alusivo, un traducir balbuciente (pg. 30) la invencin de un lenguaje.

Bibliografa:- Arendt, H. (1984). La vida del espritu. El pensar, la voluntad y el juicio en la filosofa y en la poltica. (R. Montoro Romero, & F. Vallespin Oa, Trads.) Madrid, Espaa: Centro de Estudios Constitucionales.- Foucault, M. (1998). Historia de la sexualidad I: La voluntad de saber (Vigesimoquinta ed., Vol. I). (U. Guiaz, Trad.) Mxico, D.F., Mxico: Siglo XXI.- Foucault, M. (2013). Obras esenciales. Barcelona, Espaa: Paids.- Lacan, J. (2011). "El estadio del espejo como formador de la funcin del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanaltica". En J. Lacan, Escritos I (T. Segovia, Trad., Vol. I, pgs. 99-105). Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.- Lvi-Strauss, C. (2006). "La ciencia de lo concreto". En C. Lvi-Strauss, El pensamiento salvaje (F. Gonzlez Armburo, Trad., Decimocuarta reimpresin ed., pgs. 11-59). Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Econmica.- Nietzsche, F. (2009). Sobre verdad y mentira. (A. Tzveibel, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Miluno.- Nietzsche, F. (2001). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (Cuarta Edicin ed.). (L. M. Valds, Trad.) Madrid, Espaa: Tecnos.- Vaihinger, H. (2001). "La voluntad de ilusin en Nietzsche". En F. Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (T. Ordua, Trad., pgs. 39-90). Madrid, Espaa: Tecnos.