i. trastornos y problemas relacionados con salud

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11 Alcoholismo y drogodependencias I. TRASTORNOS Y PROBLEMAS RELACIONADOS CON SALUD MENTAL

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11 Alcoholismo y drogodependencias

I. TRASTORNOS Y PROBLEMASRELACIONADOS CON SALUD MENTAL

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osAlcoholismo y

drogodependencias

Pedro Cuadrado Calleja

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Objetivos

Generar interés por elconocimiento de los problemassanitarios en general y de lostrastornos mentales en particular,originados por el alcohol y otrasdrogas.

Proporcionar información precisaacerca de los drogas de abuso y delos problemas y trastornosmentales que éstas originan.

Potenciar actitudes que favorezcanla detección de los problemas ytrastornos mentales originados porel alcohol y otras drogas.

Transmitir instrumentos y criteriosque permitan la evaluación ydiagnóstico de los problemas ytrastornos mentales originados porel alcohol y otras drogas.

DROGAS DE ABUSO

La palabra droga en español y en medicina se refierea la materia prima utilizada para preparar el medica-mento. En inglés, el concepto droga es equivalenteal de fármaco, forma farmacéutica elaborada o me-dicamento. Este parece ser el origen de la nuevaacepción de droga para aludir a fármacos de consu-mo abusivo e incluso ilegal, y cuyo significado algu-nos reducen al de psicotropo, o sustancias que afec-tan preferentemente a la actividad psíquica [1]. Eneste sentido, constituyen el grupo de las denomina-das sustancias o drogas de abuso las sustancias que,administradas por cualquier vía con fin o no tera-péutico que tienen capacidad para modificar la con-ducta del sujeto con tendencia al uso continuado operiódico de las mismas.

Las drogas de abuso se pueden agrupar en funciónde sus características farmacológicas y de los efectosque producen. Las clasificaciones de los trastornosmentales actuales [2, 3], distinguen los siguientesgrupos de drogas: alcohol, alucinógenos, anfetami-nas, cafeína, cannabis, cocaína, fenciclidina, inha-lantes, nicotina, opiáceos y sedantes, hipnóticos oansiolíticos.

• El alcohol, hace referencia al alcohol etílico o eta-nol, presente en distintas proporciones en las be-bidas alcohólicas.

• El grupo de los alucinógenos incluye derivados delindol como la dietilamida del ácido lisérgico(LSD), la psilocibina y la dimetiltriptamina (DMT),derivados de la fenetilamina como la mescalina yel 3,4 metilenodioximetanfetamina (MDMA o éx-tasis).

• En el grupo de las anfetaminas se incluyen todaslas sustancias con una estructura feniletilaminasustituida como la anfetamina, dextroanfetaminay metanfetamina (speed ed ice), y también, conuna estructura diferente pero con una acción si-milar, el metilfedinato y otros agentes consumidoscomo anorexígenos.

• La cafeína no sólo está presente en el café sinotambién, aunque en menor cantidad, en el cacaoy sus derivados, como el chocolate.

• Dentro de los trastornos por cannabis se incluyen losoriginados por esta planta a través de la marihuanay hachís, que contienen distintas proporciones dedelta-9-tetrahidrocanabinol, principal responsablede los efectos psicoactivos del cannabis.

• La cocaína, producto natural de la planta de la co-ca, se consume en forma de hoja de coca, pastade coca, hidrocloruro de cocaína en polvo que eshabitualmente esnifado o disuelto en agua e in-yectado, y el alcaloide de cocaína o crack.

• El grupo de la fenciclidina incluye la fenciclidina(PCP o polvo de ángel), la ketamina y el tienil-ci-clohexil-piperidina (TCP).

• Los inhalantes son hidrocarburos alifáticos y aro-máticos que están presentes en la gasolina, el pe-gamento, disolventes y pinturas en spray y cuyaforma de consumo es por inhalación.

• La nicotina, sustancia presente en cualquier mo-dalidad de tabaco.

• Los opiáceos incluyen opiáceos naturales como lamorfina, semisintéticos como la heroína y sintéti-cos como la codeína, hidromorfona, metadona,oxicodona, meperidina y fentanilo, y no opiáceospero con efectos similares como la pentazocina yla buprenorfina.

• Los sedantes, hipnóticos o ansiolíticos incluyen lasbenzodiacepinas, los carbamatos, los barbitúricosy los hipnóticos afines a los barbitúricos como laglutetimida y la metacualona.

EL CONSUMO DE DROGAS

El consumo de drogas puede originar problemas ytrastornos de distinta índole que, por afectar a un al-to número de personas, constituye un verdaderoproblema de salud pública al originar dolor, sufri-miento, enfermedades, molestias o efectos sobre lacalidad de vida, años de pérdida de vida, lesiones aotros, costes de los servicios médicos o sociales oaspectos más amplios del coste económico.

La dimensión del problema está ligada al número desustancias utilizadas y al alto porcentaje de personasimplicadas en el consumo. Los datos epidemiológicosrecientes [4, 5], señalan, para las drogas legales, queel tabaco es consumido a diario por alrededor del35% de la población de más de 15 años y que un 7%fuman más de 20 cigarrillos/día. Un 70% consume al-cohol, 15% de los mayores de 14 años admite unconsumo diario y un 10% consumen más de 75 ml dealcohol puro al día. Los tranquilizantes son consumi-dos por el 12’5 % y un 8% consumen somníferos, es-tando su uso centrado en el grupo de las mujeres y enlas personas de edad. Para las drogas ilegales, el can-nabis y sus derivados, especialmente el hachís, lo

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consumen habitualmente un 4% de la poblaciónadulta española, ascendiendo hasta el 9’4% entre los19 y 28 años. A partir de 1992, hay un progresivo au-mento de drogas sintéticas como el éxtasis y simila-res, estando asociado a contextos lúdicos y de fin desemana y a consumos esporádicos, así sólo el 0’1%reconoce consumirlo todas las semanas: un 3’8% enmenores de 18 años y un 6’2% entre 19 y 29 años.Las anfetaminas se consumen tanto en pastillas comoen polvo (speed) con cifras de consumidores del 2’5%y un 0’3% en el último mes, mientras que los alucinó-genos están en un 2’6% y alrededor de un 0’2%. Elconsumo de cocaína es el que más ha crecido en losúltimos diez años, y el 1’5% de los adultos españolesreconoce haberla consumido en el último año, a losque hay que añadir un 0’1% de consumidores decrack. La heroína, pese a descender su consumo, si-gue siendo la droga ilegal que más mortalidad, direc-ta o indirecta, causa entre los jóvenes con cifras deconsumo de alrededor del 0’15%.

Las tendencias en el consumo indican [6], que el ta-baco, tras bastantes años de descenso sostenido, es-tá estabilizado. El consumo global de alcohol estádescendiendo, aunque se está dando una polariza-ción de las tendencias con un aumento tanto de losabstemios y bebedores muy ligeros como de los be-bedores pesados o de “riesgo”, y sigue siendo, porsu ubicuidad, responsable del mayor número deproblemas que las drogas, legales o ilegales, causanen el conjunto de la sociedad. El cannabis está cre-ciendo bastante a expensas de su elevada presenciaentre adolescentes y jóvenes de ambos sexos, la co-caína y los tranquilizantes e hipnóticos continúan sucrecimiento, al contrario que la heroína que sigue

descendiendo y el éxtasis, que tras varios años decrecimiento, ahora está estancado.

TRASTORNOS MENTALESRELACIONADOS CON EL ALCOHOLY OTRAS DROGAS

El consumo de alcohol y otras drogas va a originarproblemas y trastornos que se pueden agrupar en en-fermedades y problema somáticos, mentales y socia-les. Los problemas de salud mental relacionados conel alcohol y otras drogas se agrupan de manera similaren las dos grandes clasificaciones actuales, en la CIE-10 promovida por la Organización Mundial de la Sa-lud (OMS, 1996), bajo el nombre de “trastornos men-tales y del comportamiento debidos al consumo desustancias psicotropas”, y en la DMS-IV, promovidapor la Asociación Psiquiátrica Americana (APA, 1995),con el nombre de “trastornos relacionados con sustan-cias”. Los trastornos mentales relacionados con sus-tancias se pueden dividir en dos grandes grupos: porun lado, aquellos que son consecuencia de los efec-tos fisiológicos directos de las drogas o sus derivadossobre el sistema nervioso central, que serían los tras-tornos inducidos por drogas y de otro, los que tienenque ver con la relación de la persona con el consu-mo, que serían los trastornos por consumo de drogas.

Trastornos inducidos por alcoholy otras drogas

La acción directa del alcohol y otras drogas sobreel sistema nervioso central va a producir un con-junto de trastornos mentales, de los cuales unosson muy específicos del consumo de drogas comola intoxicación o la abstinencia, y otros pueden seroriginados también por otras causas y entre ellos seencuentran el delirium, la demencia, el trastornoamnésico, el trastorno psicótico, el trastorno de es-tado de ánimo, el trastorno de ansiedad, la disfun-ción sexual y el trastorno del sueño. La intoxicaciónes el trastorno más común y con excepción de lanicotina la producen todas las drogas; mientras quela presencia de abstinencia no está tan generaliza-da, estando ausente en el consumo de alucinóge-nos, cafeína, cannabis, fenciclidina e inhalantes.

Cada sustancia va a presentar peculiaridades tanto enlas características de los cuadros clínicos como en la

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La sociedad actual tiene a su disposición gran cantidad de sustancias

producción de los mismos. Así, el alcohol y los sedan-tes son capaces de originar todos los cuadros anterior-mente citados; las anfetaminas, cocaína y opiáceospueden producir intoxicación, abstinencia, delirium,trastornos psicóticos, trastornos del estado de ánimo,trastornos de ansiedad, disfunciones sexuales y trastor-nos del sueño; mientras que la cafeína produce intoxi-cación, trastornos de ansiedad y trastornos del sueño;y la nicotina únicamente abstinencia…

Trastornos por alcoholLos efectos agudos del alcohol sobre el sistema ner-vioso central dan lugar primero a un síndrome confu-sional, después a un síndrome cerebeloso y por últimoa un síndrome comatoso [7]. Tras la ingestión de al-cohol, entre los 15 minutos y la media hora se consi-guen los mayores niveles de alcohol en sangre, conun descenso lento posterior que dura varias horas. Elcuadro clínico va a depender, aparte de las diferen-cias individuales ligadas a la tolerancia, de los nivelesde alcohol en sangre o alcoholemia. En personas noalcohólicas, concentraciones de 25 mg/dl producenhiperexcitabilidad del córtex que se manifiesta poreuforia, locuacidad, aumento de la sociabilidad, in-coordinación y dificultades de atención y concentra-ción. A concentraciones superiores a 100mg/dl, apa-

rece disfunción vestibular con nistagmus, diplopia,disartria y ataxia así como por afectación del sistemanervioso autónomo, hipotensión e hipotermia. Porencima de 250mg/dl aparece estupor, habla incohe-rente, vómitos y dificultades respiratorias. A concen-traciones de 400mg/dl, se entra en coma profundo, ycon concentraciones superiores a 500mg/dl, muertepor parada respiratoria. En ocasiones, tras la ingestiónde pequeñas cantidades de alcohol, aparece rápida-mente una excitación extrema con conductas irracio-nales o violentas, que suelen durar de minutos a ho-ras y que se siguen de un estado de somnolencia delcual el paciente se despierta sin recordar nada, cons-tituyendo lo que se denomina intoxicación atípica oidiosincrásica. Tras intoxicaciones agudas severas lapersona puede no recordar absolutamente nada de loocurrido durante el episodio, a estas lagunas amnési-cas se les denomina black outs. En el contexto deconsumo crónico de altas cantidades de alcohol, casisiempre ligado a la presencia de una dependencia al-cohólica, se pueden dar cuadros depresivos, trastor-nos de ansiedad, disfunciones sexuales y trastornosdel sueño, así como delirium con alteración del nivelde conciencia, ilusiones, alucinaciones y gran inquie-tud, y cuadros de deterioro psicoorgánico que pue-den constituir auténticas demencias.

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Velázquez. El triunfo de Baco (Los Borrachos), Museo del Prado, Madrid

Tras el consumo crónico de alcohol y el desarrollode tolerancia, la disminución brusca o la supresiónabsoluta del consumo va a originar un síndrome deabstinencia. Como síntomas precoces se producenun temblor distal que se acompaña de náuseas yvómitos, que van aumentando en intensidad y se si-guen de insomnio, agitación, enrojecimiento facial,inyección conjuntival, sudoración, taquipnea, e hi-pertensión arterial. Aparecen entre las cuatro y lasdoce horas desde la última ingestión, alcanzan sumayor intensidad durante el segundo día y mejorande forma marcada al cuarto o quinto día, aunquepueden llegar a durar dos semanas. En las 48 prime-ras horas de abstinencia, se pueden dar crisis comi-ciales de gran mal que en un alto porcentaje ante-ceden a un cuadro de delirium tremens. El deliriumtremens suele acontecer entre las 48 y 72 horas des-de la última ingestión y se caracteriza por obnubila-ción, agitación, insomnio, temblor y alucinacionesvisuales de animales pequeños o personas, auditivascon voces humanas de familiares, amigos o vecinoso táctiles y olfatorias, junto a signos de hiperactivi-dad autonómica como midriasis, fiebre, taquicardiay sudoración profusa. Se resuelve en tres o cuatrodías, de forma brusca en la mayoría de las ocasiones,aunque entre un 5-15% puede evolucionar lentamen-te y conducir a la muerte por alguna complicaciónimplicada en su desencadenamiento, como una in-fección o un traumatismo.

Además de los trastornos mentales, el consumo agu-do de alcohol puede producir traumatismos, lesio-nes debido a agresiones, crisis de hipoglucemia,pancreatitis o hepatitis aguda y muerte por sobredo-sis. El consumo crónico puede lesionar todos los te-jidos y sistemas del organismo con el desarrollo deenfermedades crónicas e incremento de la mortali-dad [8]. El sistema nervioso, el sistema cardiovascu-lar y el sistema digestivo son los más afectados, perotambién son frecuentes las alteraciones en piel, siste-ma endocrino, sangre, músculo esquelético y sistemainmune, así como está demostrado su implicación enel aumento de riesgo de neoplasias de orofaringe, la-ringe, esófago, estómago, hígado, recto y mama. Nomenos importantes son las complicaciones socialescon problemas laborales, problemas familiares yproblemas legales.

Trastornos por alucinógenosLos efectos del consumo de alucinógenos son per-ceptibles a los 30-40 minutos de su ingestión, son

máximos entre una y tres horas y mínimas transcu-rridas seis horas, aunque los efectos psíquicos pue-den persistir durante ocho y doce horas. Los efectossomáticos son simpaticomiméticos con taquicardia,hipertensión y dilatación pupilar. Los efectos psíqui-cos son variables, pero destacan los sentimientos dedespersonalización, desrealización y pérdida de laimagen corporal, distorsiones de la percepción conlos colores más brillantes, los objetos fijos parecenmoverse y pueden cambiar de forma y de color. Lasexperiencias asociadas a una modalidad sensorialse trasladan a otra de forma, en que los colores pue-den olerse o los sonidos se convierten en imágenes,a este fenómeno se denomina sinestesia. Aparecengrandes cambios emocionales con cambios bruscosdel humor, pasando de la euforia a la angustia o elterror, que pueden constituir auténticos trastornosde ansiedad y del estado de ánimo. Generalmenteel sujeto no pierde la conciencia de realidad y sabeque todos estos fenómenos están siendo producidospor la droga [9]. Una exacerbación de los síntomasantes descritos constituye el “mal viaje” que sepresenta, generalmente, con dosis altas y que semanifiesta por cuadros con gran confusión mentaly oscilaciones del nivel de conciencia, alucinacio-nes intensas, gran angustia y riesgo de suicidio o deconductas violentas que pueden durar más de dosdías. Un fenómeno muy típico es la recurrencia es-pontánea de las experiencias vividas bajo los efec-tos de estas drogas pero en ausencia de las mismas,lo que se denomina flash-backs. También puedenaparecen trastornos persistentes, tras una única do-sis o tras el uso repetido, más allá de los efectos dela sustancia y que se pueden manifestar por aluci-naciones persistentes o cuadros psicóticos que sue-len aparecer en personas predispuestas o con estostrastornos psiquiátricos previos al consumo, así co-mo síndromes amotivacionales. Aunque existe tole-rancia, que se crea con mucha rapidez, no existesíndrome de abstinencia. El consumo crónico, tam-bién puede asociarse a retinopatía, isquemias porvasoconstricción y fibrosis retroperitoneal [10].

Trastornos por anfetaminasPertenecen al grupo de las aminas simpaticomimé-ticas de acción indirecta que liberan los neurotrans-misores adrenalina y dopamina de sus depósitos[11]. Los efectos se inician muy rápidamente, a ve-ces en segundos, y no más tarde de una hora desdeel consumo. La intoxicación suele comenzar consensación de bienestar, seguida por sensación de

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euforia, disminución de la sensación de fatiga quepuede llevar al agotamiento físico, aumento de lacapacidad de concentración, disminución de la ne-cesidad de sueño y del apetito, tendencia al contac-to social, locuacidad, desinhibición y falta de juicio,grandiosidad que puede pasar con facilidad a la irri-tabilidad o cólera con episodios de conductas vio-lentas, inquietud e hiperactividad, hipervigilancia,conductas repetitivas y estereotipadas y confusión.Estos síntomas se acompañan de manifestacionessomáticas como dilatación pupilar, alteración delritmo cardiaco y de la tensión arterial, tanto haciaarriba como hacia abajo. A dosis altas, pueden apa-recer náuseas o vómitos, sudoración o escalofríos,distonias, discinesias, debilidad muscular y crisis co-miciales. En algunas ocasiones, el consumo de anfe-taminas puede acompañarse de ideas delirantes depersecución, presencia de alucinaciones auditivas,visuales o táctiles que la persona sabe que no sonreales, excitación psicomotriz y gran angustia quetiene todas las características de un trastorno psicóti-co [12]. Como efectos tóxicos agudos, destacan losefectos cardiovasculares con hipertensión, arritmiascardiacas y colapso circulatorio. El consumo cróni-co puede producir trastornos de ansiedad y del esta-do de ánimo, disfunciones sexuales y trastornos delsueño, embotamiento afectivo, fatiga, retraimientosocial, deterioro de la actividad laboral, pérdida depeso, anemia y otros signos de desnutrición.

El abandono del consumo de anfetaminas se puedeacompañar de un síndrome de abstinencia, que se ini-cia entre pocas horas y varios días desde la interrup-ción o reducción del consumo prolongado, y que secaracteriza por fatiga, aumento del apetito, aumentodel sueño, depresión y anhedonia que, si son intensosy se prolongan en el tiempo, pueden constituir auténti-cos trastornos del sueño y del estado de ánimo.

Trastornos por cafeínaLa cafeína es el principal representante del grupo delas xantinas, junto a la teofilina, presente en las hojasde té, y la teobromina, presente en el cacao. Todasellas se comportan como estimulantes del sistemanervioso central, produciendo una sensación debienestar, mejora en el rendimiento intelectual y lasrelaciones interpersonales. El aumento de las dosispuede dar lugar a síntomas de intoxicación [11]. Adosis de 100 mg/día, se producen cuadros de ansie-dad, con inquietud, nerviosismo y excitación, trastor-nos del sueño con insomnio, rubefacción facial,

aumento de la diuresis y problemas digestivos. Conmás de 1 gramo/día aparecen, además, contraccio-nes musculares, logorrea y pensamiento acelerado,taquicardia o arritmia cardiaca, sensación de infati-gabilidad y agitación psicomotora. En las personascon consumo crónico, la tolerancia hace que gran-des cantidades de cafeína no den síntomas de intoxi-cación. Hay datos que apuntan que a dosis altas,puede tener efectos teratogénicos con aumento deabortos espontáneos, muerte fetal o parto prematuro.

Trastornos por cannabisLa intoxicación se presenta en unos minutos si se fumacannabis, pero puede tardar horas si se ingiere por víaoral. Se inicia con una sensación de bienestar seguidade síntomas, que incluyen euforia con risas inapropia-das y grandiosidad, sedación, letargia, deterioro de lamemoria inmediata, dificultades para llevar a caboprocesos mentales complejos, deterioro de la capaci-dad de juicio, percepciones sensoriales distorsionadas,deterioro de la actividad motora, y sensación de que eltiempo transcurre lentamente. Ocasionalmente, apa-ren ansiedad, disforia o retraimiento social. A las doshoras del consumo, puede aparecer irritación conjun-tival, aumento del apetito, sequedad de boca y taqui-cardia. Por su almacenamiento en el tejido graso, losefectos pueden durar o reaparecer en 12-24 horas acausa de la lenta liberación de la sustancia de los teji-dos grasos. El consumo de cannabis, incluso a dosisbajas, desencadena o reagudiza trastornos por angus-tia y trastornos psicóticos en individuos predispuestoso con trastornos previos. En ocasiones, y con altasdosis, pueden aparecer cuadros de delirium con alte-raciones del nivel de conciencia, alucinaciones audi-tivas, visuales o táctiles.

El consumo crónico produce un síndrome amotiva-cional que incluye desinterés, apatía e indiferenciaafectiva y una disminución de la agresividad, aun-que ante situaciones determinadas puede darse irri-tabilidad y aumento de la agresividad. No está claroel desarrollo de tolerancia y de ahí que no esté deli-mitado un síndrome de abstinencia. Se encuentrauna tolerancia cruzada con el alcohol y parece ejer-cer efectos ansiolíticos y anticonvulsivos, a través delos receptores benzodiacepínicos. También se en-cuentran complicaciones somáticas, entre las quedestacan las alteraciones respiratorias, similares a lasdel tabaco como cáncer de pulmón, enfisema obronquitis crónica, cardiovasculares con empeora-miento de la hipertensión o la insuficiencia cardiaca

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ya existentes. En varones, puede disminuir la pro-ducción de testosterona e inhibir la función repro-ductora. En mujeres, puede alterar los ciclos hormo-nales femeninos y, en casos de gestación, retrasa elcrecimiento fetal, así como una disminución del sis-tema inmunitario [13].

Trastornos por cocaínaLa cocaína es una droga de acción corta que tieneefectos potentes y rápidos sobre el sistema nerviosocentral, especialmente si se consume por vía intra-venosa o cuando es fumada en forma de crack. Pro-duce sus efectos a través de la modificación de laneurotransmisión cerebral, sobre todo por un au-mento de la actividad dopaminérgica. Los efectosincluyen euforia, grandiosidad, labilidad emocio-nal, aumento de la comunicación verbal, aumentodel deseo sexual, aumento de la confianza en símismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía.A dosis más altas, aparecen efectos desagradablescomo hiperactividad, agitación, hipervigilancia,irritabilidad, comportamientos estereotipados y re-petitivos, rabia o cólera y deterioro de la capacidaddel juicio. Puede haber ideación paranoide, alucina-ciones auditivas con conciencia clara y alucinacio-nes táctiles que el propio usuario reconoce comoefecto de la cocaína, así como aparecer una cóleraextrema con amenazas o comportamientos agresi-vos. En ocasiones, se puede dar confusión con alu-cinaciones visuales, auditivas y táctiles y delirio pa-ranoide. Los efectos fisiológicos son taquicardia,sudoración, dilatación pupilar, náuseas o vómitos,aumento de la fuerza muscular, discinesias y disto-nías. A dosis altas, depresión respiratoria, arritmiascardiacas e infarto de miocardio, confusión, crisisconvulsivas, coma y muerte.

El uso crónico de la cocaína produce insomnio,agotamiento general, depresión y letargia, irritabili-dad, impotencia, bradicardia, contracciones muscu-lares y temblores. El consumo de cocaína, también,puede favorecer la aparición o reagudización detrastornos del ánimo, tanto depresión como manía,trastornos de ansiedad o trastornos del sueño enpersonas predispuestas o que padeciesen estos tras-tornos antes del consumo, así como darse robos yotros delitos, desnutrición, pérdida de peso, úlcerasy hemorragias nasales y deterioro mental persistenteque puede llegar a demencia [14].

Se ha descrito un síndrome de abstinencia caracte-rizado por depresión, deseo vehemente de cocaína,cefaleas, fatiga, falta de concentración e irritabili-dad. Se han establecido varias fases [15], una pri-mera fase o crash que dura entre nueve horas y cua-tro días y que se caracteriza inicialmente por agita-ción, cambios de estado de ánimo, irritabilidad,depresión e ideas de suicidio, anorexia y deseo deconsumo, que se sigue de fatiga, depresión e insom-nio, y una tercera con agotamiento, hipersomnia ehiperfagia. Se sigue de una segunda fase, llamadade abstinencia, que dura de una a diez semanas yque se caracteriza por anhedonia, anergia, ansiedady deseo de consumo y una tercera fase de extincióndonde no aparecen síntomas.

Trastornos por fenciclidinaEs conocida por los adictos con el nombre de“PCP”, “polvo de ángel” o “cristal” que nace comoanestésico general y que a partir de los 70 irrumpecomo droga recreativa [16]. Es un anestésico conefectos depresores, estimulantes, alucinógenos yanalgésicos. Los efectos aparecen inmediatamente,alcanzando un máximo en minutos con la adminis-tración intravenosa o fumada o inhalada y en doshoras por vía oral, y los efectos duran entre unas ho-ras y un día en las intoxicaciones leves y varios díasen las graves. Los síntomas y signos específicos sondosis-dependientes, produciéndose euforia, asociadaa disartria, nistagmus, hipoestesia de extremidadesque se puede acompañar de hipertensión arterial, mo-vimientos involuntarios anormales, sudoración, rigi-dez muscular, mirada fija, somnolencia, alteracionesde la percepción del esquema corporal y concienciade separación de cuerpo/mente. A dosis más altas,produce un estado cataléptico, con el sujeto supues-tamente despierto, pero disociado del medio conanalgesia y amnesia del episodio, crisis convulsivas,

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El consumo de cocaína se inicia en ocasiones muy precozmente

rigidez y coma. Puede producir cuadros de deliriumcon confusión, acompañada de alucinaciones auditi-vas, táctiles o visuales con juicio de realidad intactoy cuadros similares a la manía, esquizofrenia, trastor-nos de ansiedad o depresión. El consumo crónicopuede llevar a alteraciones de la memoria, lenguaje,pensamiento e impulsividad, con un cuadro que secaracteriza por embotamiento, letargia, disminuciónde reflejos, atención-concentración, memoria e im-pulsividad que pueden permanecer más de un añotras la supresión. También, pueden aparecer ansie-dad y depresión tras la retirada de la sustancia [17].

Trastornos por inhalantesLa mayoría de los compuestos que se inhalan sonuna mezcla de gran cantidad de sustancias volátilesque se encuentran en una amplia gama de productoscomerciales. Se usa una gran variedad de métodospara inhalar los vapores: habitualmente se aplica untrapo empapado con la sustancia a la boca y nariz yse aspiran los vapores, también se puede depositarla sustancia en una bolsa de papel o plástico e inha-lar los gases de la bolsa. Su consumo se puede ini-ciar muy temprano, entre los nueve y doce años, yllega a su punto máximo durante la adolescencia.

Tras el consumo, sus efectos se inician rápidamentey duran poco, entre minutos y una hora. El cuadroclínico se inicia de manera similar a la embriaguezalcohólica, aparece euforia que se acompaña de ce-falea, mareo, nistagmus, retraso psicomotor e inco-ordinación, lenguaje farfullante, marcha inestable,letargia, temblores, debilidad muscular generaliza-da, visión borrosa o diplopía. Más tarde aparecen hi-potensión arterial, bradicardia, náuseas, temblores,rinorrea, tos, hipersalivación, fotofobia y alucinacio-nes, cambios de conducta con sensación de gran-diosidad, irritabilidad y agresividad. Si la inhalaciónha sido muy profunda o repetida puede aparecerdesorientación, convulsiones, coma y muerte porparada respiratoria [17].

El consumo crónico se acompaña de palidez, tem-blor, pérdida de peso, irritabilidad, pérdida de me-moria, dificultad para concentrarse e ideas para-noides, que suelen desaparecer tras el cese delconsumo; pero que en ocasiones pueden quedarcomo demencias persistentes. Además, se dan pro-blemas escolares y familiares, y en los adolescentesy adultos jóvenes se puede asociar a delincuenciay desempleo. También, en los consumidores cróni-

cos o recurrentes, se pueden encontrar lesionesrespiratorias como neumonitis, neurólogicas conatrofia cerebral y polineuritis, aplasia medular conanemia, leucopenia y trombopenia, eosinofilia, he-patitis, problemas renales y muerte súbita debido aarritmias agudas.

Trastornos por nicotinaLa intoxicación aguda por nicotina aparece excepcio-nalmente, siendo la abstinencia el trastorno inducidomás importante. Se caracteriza por estado de ánimodisfórico o depresivo, insomnio, irritabilidad, frustra-ción o ira, ansiedad, dificultades de concentración,inquietud, bradicardia y aumento del apetito con au-mento de peso. Estos síntomas son más intensos entrelos sujetos que fuman cigarrillos que entre los queconsumen otros productos que contienen nicotina.

En el fumador habitual y crónico aparece astenia, ano-rexia, disnea, sensación vertiginosa, embotamiento

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El consumo actual de tabaco puede producir síndrome de abstinencia

general, fatiga prematura, cefaleas, disfonias, tos,ronquera, alteraciones de la libido, despertar displa-centero, coloración amarillenta de los dientes, gingi-vitis, atrofia gingival, piorrea, dolor torácico difuso,bronquitis estacional y alteraciones de la tensión ar-terial [11]. Aumenta de forma acusada el riesgo depadecer cáncer de pulmón, boca, laringe, esófago yvejiga y de enfermedades cardiovasculares y cere-brovasculares [18].

Trastornos por opiáceosLa intoxicación aparece tras la ingestión, inhalacióno la inyección reciente de un opiáceo.

Comienzan sus efectos a los pocos minutos de la in-gestión y la duración de los efectos va a dependerdel tipo de opiáceo: la heroína dura 3-4 horas, lameperidina 2-4 horas, la morfina 4-5 horas, la me-tadona 12-24 horas, el propoxifeno 12 horas y lapentazocina 2-3 horas [19]. Se caracteriza por ob-nubilación, euforia, analgesia, habla farfullante, al-teraciones de la atención-concentración, anorexia,disminución del deseo sexual, somnolencia e hipo-actividad. Se acompaña de miosis, excepto en ca-sos de sobredosis graves, en los que en el contextode la anoxia se produce dilatación pupilar. La inten-sidad de los síntomas va a depender de la dosis y dela tolerancia que se tengan a los mismos. Puedenaparecer alucinaciones auditivas, visuales o táctilescon juicio de realidad conservado, así como deli-rium, trastornos del estado de ánimo de tipo depre-sivo y disfunciones sexuales, sobre todo pérdida deldeseo sexual. La intoxicación grave por una sobre-dosis puede conducir al coma, depresión respirato-ria e incluso la muerte.

La abstinencia aparece en el usuario regular tras elcese o la disminución de la dosis. Los primeros sín-tomas son subjetivos con ansiedad, inquietud y sen-sación de dolor, que se localiza en la espalda y enlas piernas, irritabilidad y mayor sensibilidad al do-lor, acompañada de una necesidad irresistible de ob-tener opiáceos con comportamientos de búsquedade droga. Se acompaña de humor disfórico, náuseaso vómitos, dolores musculares, lagrimeo, rinorrea,midriasis, piloerección, aumento de la sudoración,diarrea, bostezos, fiebre e insomnio. La piloereccióny la fiebre se asocian a la abstinencia grave. Los sín-tomas son más severos en los opiáceos de vida me-dia corta como la heroína y meperidina, que los devida media como la metadona o el LAAM (l-alfa-

acetilmetadol). Se inicia dependiendo de la dura-ción de los efectos de la droga, así en la heroína co-mienza a las 6-8 horas desde la última dosis y tieneel pico máximo a los 2-3 días y se resuelve en 7 a 10días, mientras que la metadona o el LAAM, comien-za al cabo de 1-3 días después de la última dosis yse prolonga entre diez días y más de dos semanas[19]. Tras la abstinencia aguda pueden persistir, du-rante semanas o meses, trastornos del sueño de tipoinsomnio de conciliación, ansiedad, disforia, anhe-donia y deseo de consumo.

El consumo de opiáceos se acompaña de complica-ciones somáticas, que son la consecuencia de lapropia droga, de la forma de administración con ma-terial no estéril y de las sustancias que se usan paraadulterar la droga, donde las más frecuentes son eltalco, la quinina, la maltosa, el almidón, la harina, laprocaína y la estricnina. Las enfermedades infeccio-sas son las más frecuentes, tanto bacterianas comopor hongos y por virus, que se localizan tanto en lasvías de entrada como en cualquier parte del organis-mo y entre las que hay que reseñar las infeccionespor cándida, la tuberculosis, endocarditis, hepatitis yla infección por VIH [20], las complicaciones pul-monares tanto de las vías respiratorias como del pul-món, las neurológicas con accidentes vasculares,crisis convulsivas, encefalopatías, parkinsonismo,mono y polineuropatías musculares, como la rabdo-miolisis y las miopatías, renales cardiacas, hemato-lógicas, digestivas, con estreñimiento pertinaz, en-docrinas, y reumatológicas [21]. Es habitual unahistoria de delitos relacionados con las drogas comoposesión o tráfico, falsificación, robo, estafa, latroci-nio o posesión de objetos robados.

Trastornos por sedantes, hipnóticos o ansiolíticosSe utilizan terapéuticamente de modo habitual y,dada su disponibilidad, son los fármacos elegidosmás frecuentemente para los intentos de suicidio.Un amplio grupo de consumidores correspondería apersonas de edad media, preferentemente mujeres, alos que se prescribe el fármaco como tratamientopara la ansiedad, el insomnio u otros trastornos so-máticos y que los utilizan en dosis inadecuadas opor un tiempo excesivamente prolongado. Otrogrupo serían jóvenes policonsumidores que los uti-lizan como sustitutivos de otras drogas, o bien aso-ciados con ellas, lo que hace que sean desviadas almercado ilegal (Ministerio de Sanidad y Consumo,1986). Su vía de administración es oral o inyecta-

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da. Dentro de este grupo, están los barbitúricos quese utilizan como hipnóticos, anticomiciales y enanestesia, el meprobamato y la metacualona que seutilizan como ansiolíticos, y las benzodiazepinasque se usan como ansiolíticos, hipnóticos, sedantes,anticonvulsivantes y miorelajantes. Las benzodiace-pinas son las más utilizadas.

La intoxicación media o moderada es similar a unaborrachera, con disminución de la actividad mental,especialmente deterioro de la memoria que, con fre-cuencia, se presenta como una amnesia anterógradaparecida a los blackouts de los alcohólicos y trastor-nos emocionales con labilidad afectiva, irritabilidad,desinhibición de impulsos y hostilidad. Neurológi-camente, es común la presencia de nistagmus, di-plopia, dificultad de acomodación visual, disartria,vértigo, temblor, incoordinación motora con riesgode caídas y accidentes sobre todo en las personas deedad, dismetría, marcha inestable, hipotonia e hipo-rreflexia. En la intoxicación grave a los síntomas an-teriores se añade estupor y en los casos más gravescoma. Tomados solos, tienen un amplio margen deseguridad, pero asociados al alcohol se potenciansus efectos depresores y sedantes, y se favorece laaparición de coma, depresión respiratoria y riesgode muerte. El consumo crónico se asocia a somnolen-cia, tendencia a las caídas, ataxia, disartria, vértigo,trastornos sexuales, trastornos amnésicos y demenciapersistentes, trastornos psicóticos y depresiones gravescon riesgo de suicidio.

El consumo continuado da lugar a tolerancia, que enlos barbíturicos aparece tras cortos periodos de con-sumo y en las benzodiacepinas de una forma máslenta. Existe tolerancia cruzada entre todos ellos y elalcohol; pero no con los opiáceos. La aparición dela abstinencia depende del tipo de sustancia. Así,con los barbitúricos de acción corta aparece entrelas 12-16 horas desde la última administración,mientras que con las benzodiazepinas depende dela vida media: las que tienen efectos durante diezhoras o menos (loracepan, oxacepan, temacepan)producen síndromes de abstinencia a las 6 u 8 horasde disminuir o dejar el consumo, con un pico máxi-mo a los dos días y mejorando al cuarto o quintodía; mientras que aquellas con vida media más pro-longada (diazepan), los síntomas no aparecen hastapasada una semana, alcanzando el máximo durantela segunda semana y disminuye y se resuelve en latercera semana. El cuadro se instaura de forma

paulatina con debilidad, inquietud, agitación, an-siedad, anorexia, náuseas, vómitos, sudoración ytemblor. Se puede acompañar de hiperactividad au-tonómica, con taquicardia, hipotensión ortostática,calambres abdominales, hiperreflexia y temblor gro-sero. En el 20-30% de los casos, pueden aparecercrisis comiciales aisladas o en forma de estado epi-léptico, que en la mitad derivan hacia un cuadro dedelirium similar al delirium tremens del alcohol, condesorientación espacio-temporal, alucinaciones au-ditivas y visuales, agitación, fiebre e hiperactividadneurovegetativa. Ocasionalmente, el síndrome deabstinencia se puede acompañar de un síndromeamnésico. Puede haber síntomas a largo plazo demucha intensidad y que persisten durante meses,como ansiedad, depresión y trastornos del sueño,que van a requerir un tratamiento específico.

El uso prolongado de estas sustancias se va acompa-ñar también de complicaciones somáticas [22]. Enlas benzodiacepinas se ha descrito labio leporino co-mo efecto teratogénico, coloestasis intrahepática,irregularidades menstruales, dificultades en la mic-ción, reacciones de anemia aplástica con disminu-ción de las tres series: hematíes, plaquetas y glóbulosblancos. Los barbitúricos también producen teratoge-neidad, alteraciones en aparato respiratorio, cardio-vascular, gastrointestinal y sistema inmunológico.

Trastornos por consumo de alcohol y otras drogas

Los trastornos por consumo son aquellos que hacenreferencia a la relación anómala que establece unapersona con el consumo. Lo anómalo de la relaciónviene determinado por la manera de consumir, fina-lidad del consumo, consecuencias del consumo yactitud ante las consecuencias del consumo. Se pue-den diferenciar dos grandes trastornos: abuso dedrogas y dependencia de drogas.

Abuso de alcohol y otras drogasSe caracteriza por un patrón desadaptativo de consu-mo de la sustancia que se manifiesta por la presenciade consecuencias adversas significativas y recurren-tes relacionadas con el consumo repetido de las mis-mas. Así, puede darse el incumplimiento de obliga-ciones importantes en el área familiar o tener un ba-jo rendimiento o repetidas ausencias del trabajo porestar la persona intoxicada o recuperándose de los

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efectos de la intoxicación. Se puede consumir la sus-tancia repetidamente en situaciones que son física-mente peligrosas como conducir un coche o accionarmaquinaria o tener problemas legales recurrentes co-mo arrestos por escándalo o violencia en el contextode la intoxicación o por conducir bajo los efectos delas drogas, manteniéndose el consumo a pesar deuna historia acumulada de problemas asociados. Enel caso del abuso de drogas, se sigue manteniendoun control sobre el consumo con capacidad para de-jar de consumir. Cuando esta capacidad se pierde,estamos en presencia de una dependencia. El alco-hol, alucinógenos, anfetaminas, cafeína, cannabis,cocaína, fenciclidina, inhalantes, nicotina, opiáceosy sedantes, hipnóticos o ansiolíticos son capaces deproducir abuso.

Un concepto aproximado al de abuso, aunque conmatizaciones y restricciones importantes, es el deconsumo perjudicial, que hace hincapié en las con-secuencias que tiene el consumo sobre la salud físi-ca o mental. No se debe utilizar este concepto paralas situaciones en las que el consumo de drogas ha-ya originado consecuencias sociales adversas. Tam-poco se debe hacer este diagnóstico en presencia deun síndrome de dependencia u otros trastornos men-tales específicos inducidos por las sustancias.

Dependencia de alcohol y otras drogas Lo que define la dependencia de drogas es la pre-sencia de un patrón de uso de la droga compulsivo,que lleva a la persona a consumir cantidades mayo-res o durante un periodo de tiempo más prolongadode lo que esa persona pretendía, y que se puedeacompañar de un sentimiento de “necesidad irresis-tible” de consumo o craving. Hay una pérdida decontrol sobre la cantidad de droga a consumir unavez iniciado el consumo, lo que se manifiesta porintoxicaciones no buscadas. Además, la persona de-pendiente sigue consumiendo y es incapaz de mante-nerse abstinente a pesar de reconocer la implicaciónde la droga en distintos problemas somáticos, men-tales o sociales, y suele expresar un deseo persisten-te de disminuir o abandonar el consumo, con unahistoria de intentos previos infructuosos de llevarlo acabo. La reanudación del consumo, tras periodosmás o menos largos de abstinencia, es la norma enlas personas dependientes, y en poco tiempo sevuelve a consumos excesivos y a la reaparición delas complicaciones asociadas a los mismos. A estefenómeno se le denomina recaída y su presencia es

el indicador más claro de la existencia de una de-pendencia. En la persona dependiente, el consumode la droga se convierte en una prioridad, necesitan-do mucho tiempo en la obtención, consumo y recu-peración de los efectos de la droga, por cuyo motivose van a reducir o abandonar importantes activida-des sociales, laborales o recreativas, y a medida quela dependencia avanza toda la vida de la personatermina girando en torno a las actividades dirigidas aconseguir y consumir la droga.

El mantenimiento de un patrón de repetida autoad-ministración lleva a menudo a la tolerancia y a laabstinencia. La tolerancia es la necesidad de recurrira cantidades crecientes para alcanzar la intoxica-ción o el efecto deseado o una notable disminuciónde los efectos de la sustancia con su uso continuadoa la misma dosis. Con algunas sustancias no se pro-duce claramente este hecho, como con el cannabisy la fenciclidina. La abstinencia es un cambio decomportamiento desadaptativo que tiene lugarcuando la concentración en la sangre o en los teji-dos de una sustancia disminuye en un individuo queha mantenido un consumo prolongado de grandescantidades de esa sustancia. No se ha observadoabstinencia ni con los alucinógenos ni con la fenci-clidina. La tolerancia y la abstinencia son una con-secuencia del consumo excesivo y prolongado de ladroga. Su presencia, frecuente en las personas de-pendientes, no es una condición necesaria ni sufi-ciente para diagnosticar una dependencia de drogas.

La dependencia es la complicación más grave rela-cionada con el consumo de drogas. Su presencia sesuele acompañar de altos niveles de consumo, quese mantienen y prolongan en el tiempo, lo que haceque sea en las personas dependientes en las que conmayor frecuencia se encuentran todo tipo de com-plicaciones somáticas y sociales y, también, todoslos trastornos mentales inducidos que han sido des-critos con anterioridad.

El alcohol, los alucinógenos, las anfetaminas y simi-lares, el cannabis, la cocaína, la fenciclidina y simi-lares, los inhalantes, la nicotina, los opiáceos y lossedantes, hipnóticos o ansiolíticos son capaces deproducir dependencia. Una vez establecida, no exis-ten diferencias psicopatológicas en la dependenciaque origina cada una de las sustancias, aunque sí lashay en la rapidez de instauración, gravedad y, sobretodo, en el tipo de complicaciones asociadas tanto

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físicas como mentales y sociales, que van a ser espe-cíficas de cada una de las sustancias y que van a con-dicionar la evolución y el pronóstico de las mismas.

El alcohol comienza a consumirse en la adolescen-cia y se llega a la dependencia alcohólica tras variosaños de consumo excesivo y mantenido. La mitadde los dependientes del alcohol han comenzado suenfermedad antes de los 25 años y se suele manifes-tar por un cambio en los patrones de consumo, conun aumento de las intoxicaciones en aquellos quebeben de forma intermitente o por un aumento de lacantidad, en aquellos que lo hacen de forma conti-nua y estable. Una vez establecida la dependencia,la mayoría de los casos mantienen los mismos pa-trones de consumo durante muchos años, inclusodurante toda la vida, con periodos de abstinencia yoscilaciones en los niveles de consumo, en funciónde las complicaciones y reanudación de la bebidatras la resolución de las mismas, y en un pequeñoporcentaje hay una progresión y agravamiento de laenfermedad. Es una enfermedad con un bajo por-centaje de pacientes tratados y con una búsqueda detratamiento tardía, después de más de diez años des-de el inicio de los primeros síntomas; pero en aque-llos casos que inician tratamiento más de la mitadtienen una buena evolución, un tercio se mantienenigual y un diez por ciento empeoran [23]. Se sueledar asociada a dependencia de otras drogas, sobre

todo a la nicotina, que suele tener una evoluciónparalela y que agrava las complicaciones del al-cohol, pero también se ve asociada a la cocaína yen antiguos dependientes de opiáceos en progra-mas de mantenimiento con metadona o que hancontrolado la dependencia a opiáceos. Tambiénse asocia a otras adicciones como el juego patoló-gico, presente en una cuarta o quinta parte de losdependientes del alcohol.

No todos los que consumen heroína u otros opiáceos,ocasionalmente durante meses o años o continuada-mente durante breves periodos de tiempo, desarrollanuna dependencia, y es probable que algunos de losque desarrollan algún grado de dependencia se recu-peren sin necesidad de solicitar tratamiento [16]. Sinembargo, el consumo ininterrumpido durante tres ocuatro semanas se va a acompañar de tolerancia ypresencia de sintomatología de abstinencia y deseode consumo. La rapidez de instauración y el curso dela dependencia van a depender de las característicasdel sujeto, de la vía de administración y del tipo deopiáceo utilizado. Los que utilizan la vía oral, pue-den estar varios años consumiendo con pocas reper-cusiones en su funcionamiento. Los profesionales dela salud que presentan estos trastornos pueden man-tener oculto el problema durante años, dado el fácilacceso que tienen a estas sustancias. La búsqueda detratamiento se suele hacer, en nuestro país, tras llevaruna media de tres años de consumo. La evolucióndurante los primeros años de tratamiento se caracte-riza por alternar frecuentes episodios de consumo yabstinencia, y tras el mantenimiento de los tratamien-tos, las recaídas se van espaciando y se acorta su du-ración y gravedad. Los estudios de seguimiento a lar-go plazo indican que la dependencia de opiáceosdesaparece entre quienes han conseguido sobrevivir,y las cifras dicen que un tercio dejan el consumo deopiáceos, un tercio sustituyen los opiáceos por otrasdrogas, como por ejemplo el alcohol o los sedantes,y el otro tercio han fallecido o, en muy poco casos,continúan con el consumo.

Los alucinógenos, anfetaminas y similares son sustan-cias que se usan casi exclusivamente en la adolescen-cia y juventud con consumos esporádicos e intermi-tentes, y que en la mayoría de las ocasiones no lle-gan a desarrollar una dependencia, aunque bastanconsumos continuados durante varias semanas paraestablecer una dependencia. Cuando los encontra-mos en personas mayores de treinta años, es debido

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La dependencia del alcohol puede llegar a necesitar consumirloincluso en el trabajo

a la existencia de una dependencia no resuelta. Tan-to los alucinógenos como las anfetaminas crean tole-rancia con bastante rapidez, pero su uso intermitentehace que no esté bien establecida la presencia de unsíndrome de abstinencia. Sus mayores peligros vie-nen más que de la dependencia, de sus complicacio-nes puntuales en el contexto de las intoxicaciones oen la producción o agravamiento de trastornos men-tales graves y persistentes, como trastornos psicóticoso cuadros de deterioro psicoorgánico. Lo mismo po-demos decir de la cocaína, con la diferencia que éstatambién se consume en la edad adulta, que se sueleasociar al consumo de opiáceos en los más jóvenesy de alcohol en los adultos, dando lugar a polide-pendencias que aumentan los riesgos y las compli-caciones, que dificultan el manejo terapéutico yempeoran el pronóstico. Aunque el consumo de in-halantes en la adolescencia se puede encontrar endistintos ámbitos socioeconómicos, la dependenciase suele ver, y es frecuente en países en vías de des-arrollo o en zonas muy marginales de los países des-arrollados, en niños y adolescentes que viven en lascalles o con soportes sociofamiliares muy precarios,con consumos durante varios días a la semana o conintoxicaciones diarias.

El consumo de tabaco tiene una historia natural si-milar y paralela a la del alcohol. Entre los 25 y los45 años se encuentran la mayoría de los fumado-

res habituales de más de 20 cigarrillos y, de aque-llos que intentan dejar de fumar, menos de la cuartaparte tienen éxito en su primer intento, necesitandovarios intentos para conseguirlo definitivamente, al-ternando periodos de abstinencia con periodos deconsumo durante mucho tiempo. La dependenciade sedantes, hipnóticos o ansiolíticos se puede daren personas jóvenes que inician su consumo parapaliar síntomas desagradables de otras drogas, co-mo el insomnio, la inquietud o los síntomas deabstinencia y su presencia es casi la norma en losdependientes de opiáceos, pasando casi desaper-cibida dado la gravedad de la otra dependencia.En los casos en los que se controla o resuelve ladependencia a opiáceos, suele persistir la depen-dencia a sedantes, que incluso puede agravarsecon el aumento de los niveles de consumo. Sepuede dar también en adultos, tras su utilizaciónterapéutica en trastornos de ansiedad y, sobre todopara paliar síntomas de ansiedad y trastornos delsueño que pueden acontecer ante situaciones es-tresantes crónicas, ya sean ligadas a enfermeda-des, problemas de relación, familiares, laborales oeconómicos. La presencia de la escalada de dosis,originada por la tolerancia, que la persona en tra-tamiento con estos fármacos hace por propia ini-ciativa, debe alertar ante el riesgo de dependenciay debe llevar a vigilancia y al cambio de tipo demedicación si se confirma el hecho.

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Resumen

• En este capítulo se revisa el concepto de droga de abuso.

• Se establecen los siguientes grupos de drogas de abuso: Alcohol, alucinógenos, anfetaminas, cafeína, can-nabis, cocaína, fenciclidina, inhalantes, nicotina, opiáceos y sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, y su nivelde consumo en la población.

• Se distinguen dos tipos de trastornos mentales relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas: lostrastornos inducidos y los trastornos de consumo. Entre los primeros, se encuentran la intoxicación, abs-tinencia, delirium, demencia, trastorno amnésico, trastorno psicótico, trastorno del estado de ánimo, tras-torno de ansiedad, disfunción sexual y trastorno del sueño. Mientras que los trastornos por consumo seagrupan en dos categorías: Abuso y dependencia.

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