orientación profesional y coordinación

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Orientación profesional y coordinación LA ORIENTACION PROFESIONAL EN EL BACHILLERATO MIGUEL SIGUÁN EL PROBLEMA GENERAL DE LA ORIENTACIÓN No hace falta descubrir en qué consiste la orientación profesional. Como decía Goethe, no todos los caminos son buenos para todos los caminantes, y el éxito y, lo que es más im- portante, la satisfacción por la propia existen- cia y el rendimiento útil a la sociedad sólo pue- de lograrse por una ecuación adecuada entre las propias aptitudes y posibilidades y la pro- fesión elegida. Pero cuando el joven toma esta decisión sobre su destino, de tan graves conse- cuencias para el futuro, tiene en realidad una información muy vaga sobre los caminos que se le abren y sobre sus propias fuerzas para re- correrlos. Más aún : su encaje profesional de- pende de unos factores económicos y sociales (por ejemplo: el número de profesionales de aquella especialidad que la sociedad necesita) que él no puede prever, pero cuyo influjo es decisivo (1). , (1) Imaginemos un Centro de formación profesio- nal en una provincia que ingresase anualmente en sus talleres de electricidad a sesenta de sus alumnos con aptitud para ello --cosa no difícil, dada la afi- ción que la electricidad despierta entre los jóvenes obreros—, mientras el Censo laboral de la misma po- blación nos revelase que su industria sólo ofrece quin- ce plazas vacantes de electricista por año. Diríamos que hay un grave error en la planificación de la es- cuela y en la orientación de los alumnos. Pero en la enseñanza superior todo sucede al buen tuntún y na- die parece preocupado por evitarlo. En su trabajo sobre la, orientación profesional en el Bachillerato, el licenciado MIGUEL SIGUÁN hace un estudio del problema en los diversos es- calones de la vida estudiantil. Luego de presen- tar la cuestión en sus aspectos general y de orientación del objeto y del sujeto, hace análi- sis de la orientación al arranque del Bachille- rato, al final del mismo con información so- bre Centros de estudio, carreras y profesiones, y sobre la Universidad al comienzo de la licen- ciatura. El autor da normas asimismo para. el conocimknto de los alumnos y para I« form«- ción- del orientador. Han sido, en realidad, estas consideraciones económicosoeiales y otras de tipo aún más uti- litario —rendimiento de los trabajadores en la industria—, las que hau presidido el desarrollo de la moderna orientación profesional supe- rior. A pesar del genial precedente de Huar- te de San Juan es en el campo industrial donde ha alcanzado su máximo desenvolvi- miento y eficiencia. Hoy la Psicotecnia sumi- nistra métodos para realizar selecciones efi- cientes para fines industriales, e incluso per- mite llevar a cabo --otra cosa es que se haga— una orientación satisfactoria en los Centros de formación laboral. Pero, en cambio, seria inútil buscar en un manual de Psicotecnia un méto- do adecuado, contrastado por la práctica, para efectuar la orientación en un Centro de Ense- ñanza Media. Y, sin embargo, el problema existe, y es ur- gente. Basta interrogar a los estudiantes, que empiezan . su último curso de Bachillerato, so- bre la dirección profesional que piensan dar a su vida para advertir su profunda desorientación. Y lo grave no es que estén desorientados, que, al fin y al cabo, es lo más natural, sino que se les ofrezcan tan pocos medios para orientarse. Las consecuencias de ello superan la órbita de un desgraciado caso personal para alcan- zar trascendencia social. La masa de muchachos —y no digamos muchachas— que cada año em- piezan el Bachillerato, sin saber exactamente por qué, y que luego no han de seguir una ca- rrera universitaria, y el gran número de estu- diantes bachilleres que se destrozan intentan- do, inútilmente, ingresar en una Escuela de In- genieros, para acabar refugiéndose en cualquier oposición de poca monta, son hoy ya proble- mas pedagógicos —casi tragedias— de ámbito nacional. En las páginas que siguen he intentado, ba- sándolo en unas breves consideraciones teóri- cas, esbozar la forma en que en nuestro país y en las circunstancias actuales puede un Cen- tro de Segunda Enseñanza, o de quien depen- dan futuros universitarios, cumplir con su res- ponsabilidad y su misión orientadora, mucho más trascendental que la de conseguir unos re- sultados brillantes en los exámenes.

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Orientación profesional y coordinación

LA ORIENTACION PROFESIONAL EN EL BACHILLERATO

MIGUEL SIGUÁN

EL PROBLEMA GENERAL

DE LA ORIENTACIÓN

No hace falta descubrir en qué consiste laorientación profesional. Como decía Goethe, notodos los caminos son buenos para todos loscaminantes, y el éxito y, lo que es más im-portante, la satisfacción por la propia existen-cia y el rendimiento útil a la sociedad sólo pue-de lograrse por una ecuación adecuada entrelas propias aptitudes y posibilidades y la pro-fesión elegida. Pero cuando el joven toma estadecisión sobre su destino, de tan graves conse-cuencias para el futuro, tiene en realidad unainformación muy vaga sobre los caminos que sele abren y sobre sus propias fuerzas para re-correrlos. Más aún : su encaje profesional de-pende de unos factores económicos y sociales(por ejemplo: el número de profesionales deaquella especialidad que la sociedad necesita)que él no puede prever, pero cuyo influjo esdecisivo (1).

,(1) Imaginemos un Centro de formación profesio-nal en una provincia que ingresase anualmente ensus talleres de electricidad a sesenta de sus alumnoscon aptitud para ello --cosa no difícil, dada la afi-ción que la electricidad despierta entre los jóvenesobreros—, mientras el Censo laboral de la misma po-blación nos revelase que su industria sólo ofrece quin-ce plazas vacantes de electricista por año. Diríamosque hay un grave error en la planificación de la es-cuela y en la orientación de los alumnos. Pero en laenseñanza superior todo sucede al buen tuntún y na-die parece preocupado por evitarlo.

En su trabajo sobre la, orientación profesionalen el Bachillerato, el licenciado MIGUEL SIGUÁNhace un estudio del problema en los diversos es-calones de la vida estudiantil. Luego de presen-tar la cuestión en sus aspectos general y deorientación del objeto y del sujeto, hace análi-sis de la orientación al arranque del Bachille-rato, al final del mismo con información so-bre Centros de estudio, carreras y profesiones,y sobre la Universidad al comienzo de la licen-ciatura. El autor da normas asimismo para. elconocimknto de los alumnos y para I« form«-ción- del orientador.

Han sido, en realidad, estas consideracioneseconómicosoeiales y otras de tipo aún más uti-litario —rendimiento de los trabajadores en laindustria—, las que hau presidido el desarrollode la moderna orientación profesional supe-rior. A pesar del genial precedente de Huar-te de San Juan es en el campo industrialdonde ha alcanzado su máximo desenvolvi-miento y eficiencia. Hoy la Psicotecnia sumi-nistra métodos para realizar selecciones efi-cientes para fines industriales, e incluso per-mite llevar a cabo --otra cosa es que se haga—una orientación satisfactoria en los Centros deformación laboral. Pero, en cambio, seria inútilbuscar en un manual de Psicotecnia un méto-do adecuado, contrastado por la práctica, paraefectuar la orientación en un Centro de Ense-ñanza Media.

Y, sin embargo, el problema existe, y es ur-gente. Basta interrogar a los estudiantes, queempiezan .su último curso de Bachillerato, so-bre la dirección profesional que piensan dar a suvida para advertir su profunda desorientación.Y lo grave no es que estén desorientados, que,al fin y al cabo, es lo más natural, sino que seles ofrezcan tan pocos medios para orientarse.Las consecuencias de ello superan la órbitade un desgraciado caso personal para alcan-zar trascendencia social. La masa de muchachos—y no digamos muchachas— que cada año em-piezan el Bachillerato, sin saber exactamentepor qué, y que luego no han de seguir una ca-rrera universitaria, y el gran número de estu-diantes bachilleres que se destrozan intentan-do, inútilmente, ingresar en una Escuela de In-genieros, para acabar refugiéndose en cualquieroposición de poca monta, son hoy ya proble-mas pedagógicos —casi tragedias— de ámbitonacional.

En las páginas que siguen he intentado, ba-sándolo en unas breves consideraciones teóri-cas, esbozar la forma en que en nuestro paísy en las circunstancias actuales puede un Cen-tro de Segunda Enseñanza, o de quien depen-dan futuros universitarios, cumplir con su res-ponsabilidad y su misión orientadora, muchomás trascendental que la de conseguir unos re-sultados brillantes en los exámenes.

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LA ORIENTACIÓN l'IOFRSIONAŠ PN SL BACHILLIIIIAT0 243

Los PROBLEMAS DE LA ORIENTACIÓNDESDE EL PUNTO DE VISTA DEL OBJETO

Todo intento científico de fundamentar unaorientación profesional . ha de tener en cuentados puntos de vista: el del sujeto y el del ob-jeto; conocimiento del individuo, por mi lado.y de la profesión, por otro.

Se llama, como es sabido, -profesiograina , ala descripción de una profesión, atendiendo alos procesos psico-físicos que pone en juego, lasaptitudes de todas clases que requiere, etc. Unasdécadas de interés creciente por la profesiogra-fía han acumulado ya considerables materialesen este campo. Si abrimos una obra clásica dePsicotecnia —como el Lehrbuch der Psicotee-nik, de Moede— encontraremos una larga se-rie de análisis, asombrosamente detallados ycon pretensiones de exhaustivos, de determina-das profesiones industriales. Tan detallados sonque la duda nos asalta de si con esta direcciónno se despedaza la personalidad profesional,confundiendo el análisis de las posibilidades detrabajo de un hombre con las de una máquina.Esto es, en realidad, lo que sucede, y para com-probarlo basta advertir que en el hombre lasaptitudes complejas no se reducen al análisisde los elementales. De aquí arranca la reacciónhacia la comprensión de la síntesis que adverti-mos hoy en la profesiografia (2).

Esta observación es importante notaria aquí.porque es tanto más evidente cuando más ele-vado en el orden espiritual es el proceso o laprofesión que se estudia. Un comportamientopuramente psíquico es mucho más reacio queuna reacción psicofísica a dejarse analizar enuna suma de factores, y permite también mu-cho menos una medida exacta. No podemos ima-ginar un análisis del trabajo del juez al juz-gar o del abogado al informar, comparable conuna descripción analítica y exhaustiva del tipoque mencionábamos, por ejemplo, del trabajocon una taladradora.

La dificultad de confeccionar profesiogra-mas de las profesiones superiores aumenta cuan-do se tiene en cuenta que cada una implicaprocesos de trabajo de índole muy variable,mientras la industria moderna tiende cada vezmás a la especialización y la automatizaciónde las funciones, y es justamente en este cam-po donde la moderna Psicotecnia de la selee-

(2) La reacción general de la psicología moderna,en sentido de la síntesis y no del análisis, una decuyas manifestaciones típicas es la "gestallpsicholo-gie", se manifiesta incluso en la profesiografía. Re-

cordemos la experiencia rusa de obtener los profesio-gramas de un trabajo determinado a base de ejercerpersonalmente varios psicólogos aquel oficio duranteunos meses; lo que significa, en definitiva, sustituirel registro analítico de unos aparatos por la compren-sión sintética de unos hombres.

ció» ha logrado sus éxitos más aparatosos (3).Añadamos todavía que las profesiones su-

periores están delimitadas por unos títulos uni-versitarios —médico, abogado...— que no se co-rresponden exactamente con unidades profesio-nales. Una misma carrera lleva a profesionesmuy distintas, por tanto, implicando aficionesy aptitudes muy diversas, y, a la inversa, carre-ras muy definidas no encajan con rigor en nin-gún título. Pero esto nos llevaría a discutir lasposibilidades de una reforma de la Enseñanzasuperior, discusión que no encaja en estas no-tas (4).

De lo dicho se desprende, y es lo que nos in-teresa destacar aquí, la dificultad de establecerprofesiogramas satisfactorios de las profesionesque nos ocupan. Cierto que un novelista o unprofesional con espíritu observador y compren-sivo pueden ofrecernos descripciones mejoresque las que podríamos obtener por análisis psi-cométricos. Pero aquí se tratan de descripcio-nes estandardizadas, fácilmente comparables ycontrolables y dispuestas para su utilizaciónpráctica en la orientación.

Digamos, sencillamente, que este trabajo estáen grau parte por hacer en nuestro país. Es-fuerzos apreciables se han llevado a cabo en elextranjero; pero sus resultados no son fácil-mente asequibles para el público interesado, y,por otra parte, la especialización y la prácticade las profesiones superiores varían sensible-mente de un país a otro, lo que obliga a re-hacer estos estudios, tanto más cuando los fac-tores económicos y sociales, los planes de ense-ñanza, los índices de ocupabilidad, etc., puedenser totalmente diversos y estos factores son ca-pitales en la práctica de la orientación.

Hay aquí, por tanto, una buena labor, queespera a los psicólogos y a los orientadores es-pañoles. El que deba ser realizada sin tarda rno implica, sin embargo, que en la actualidadno pueda llevarse a cabo una orientación prác-

(3) Se comprende lo fácil, y desde luego útil, queresulta una selección para una profesión predominan-temente psieoffsica muy especializada. por ejemplo:operadores de centrales telefónicas, y el plano absolu-tamente distinto en que hay que situarse si lo que sequiere es decidir sobre la aptitud de un sujeto parala Medicina, mucho más si tenemos en cuenta quecon el nombre de módico hemos de englobar tanto alpsiquiatra como al cirujano.

(4) En el fondo, el esquema de las carreras uni-versitarias, fruto de una tradición venerable, ha ad-quirido tal rigidez que no se adapta con facilidad alas necesidades modernas. Compárese, por ejemplo.

la historia de la carrera de Farmacia con la evoluciónde la farmacia moderna. Quizás es debido a la con-

eretez práctica (le las carreras surgidas más recien-temente (Escuelas especiales) su éxito público, muylamentable por otra parte. Debería encontrarse el tér-mino medio entre los planes de ensefianza excesiva-

mente generales, pero que tampoco son una culturageneral (Derecho, por ejemplo), y los excesivamenteespecializados (Escuelas especiales de Ingenieros).

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It EVIBTA I Ha EDIICACIóN

tica en la Enseñanza Media. A exponer sus po-sibilidades está dedicada la segunda parte deestas notas.

Los PROBLEMAS DESDE EL PUNTO

DE VISTA DEL SUJETO

Supuesta una profesiografía más o menossatisfactoria, los problemas más graves de laorientación empiezan al querer determinar lasaptitudes del sujeto. Si nos hemos pronunciadocontra una atomización de los procesos ergo-lógicos en el estudio de las profesiones, más cla-ra debe ser aún esta postura en el caso del suje-to. Sus características, relativamente simples—reacción a un estímulo sensible, memoria vi-sual, mecanización de movimientos, resistenciaa la monotonía, etc.—, son de poca importancia.Las superiores son, en cambio, más difíciles deapreciar, no digamos de medir, y están, además,en pleno período formativo durante la adoles-cencia. Estas afirmaciones no hace falta justi-ficarlas aquí.

Tradicionalmente, para decidir sobre las ap-titudes de un joven para una profesión supe-rior se ha atendido a dos, relativamente fácilesde registrar: la inteligencia y la suma de co-nocimientos adquiridos. Tal discriminación sebasa en el supuesto de que para las carrerassuperiores se precisa una inteligencia desarro-llada y que la suma de conocimientos adquiridosse corresponde con el interés del sujeto por aque-lla rama del saber. Ahora bien, la inteligencia esuna facultad compleja que se presenta en for-mas muy variadas en los individuos y en las pro-fesiones y es a más difícil de dictaminar, -y- encuanto al examen de la suma de conocimien-tos fatalmente se convierte en examen de me-moria, y la memoria tiene una importanciamuy relativa en la práctica profesional.

Esto no significa que en un plan realista po-damos despreciar tales exámenes. El futuro pro-fesional no sólo ha de estar bien dotado paraejercer su profesión ; ha de estarlo también parasuperar los obstáculos de su carrera y los cri-terios según los cuales se le juzgará en la Uni-versidad, aunque sean muy distintos de los queutilizaran sus clientes o sus superiores. De pocole servirla a un individuo tener buenas aptitu-des para ser médico o juez de paz en un pueblosi no es capaz de triunfar en la carrera y enlas oposiciones. De todos modos debe arrinco-narse, definitivamente, la idea de que la inteli-gencia abstracta y la memoria mecánica deter-minan el grado de aptitud para las carreras su-periores. Ni las dotes de mando en el ingenieroni el ojo clínico en el médico se revelaron enun examen de memoria ni de inteligencia.

El examen de aptitudes debe hacerse, portanto, teniendo en cuenta el esquema psicoló-gico de las profesiones. Y al igual como hemosreconocido antes las deficiencias actuales de la

profesiogra fía, no podemos ocultar aquí la in-existencia de una técnica satisfactoria para elexamen de aptitudes para las profesiones su-periores, y hemos de confiarnos al instinto psi-cológico y a la práctica de la persona encar-gada de realizar la orientación.

Por otra parte, debe recordarse que ningunaaptitud simple es, en rigor, insustituible, a con-dición de que exista una decidida voluntad desuperarla. No hace falta recordar el caso deDemóstenes, y el de tantos otros. Los gustos ylas aficiones del sujeto son, por lo tanto, esen-ciales en la orientación a las carreras superio-res, y no estará de más recordar que estas afi-ciones están muchas veces, no diré desconoci-das por el propio sujeto, pero sí sin advertir suposible conexión con una actividad profesional.Y, a la inversa, puede el sujeto, basándose ensus aficiones, creerse llamado a una. profesiónengañado por una imagen ilusoria de ésta. Entodos estos casos, bien frecuentes, se justifica laintervención del orientador.

Y por encima de los gustos y aficiones estánaún las motivaciones morales, por las que laprofesión se enlaza con los últimos objetivosde la propia vida. Por sus mayores repercusio-nes intimas y su mayor trascendencia social lasprofesiones superiores pueden poner en juegomás directamente los últimos estratos de lapersonalidad. Cuando un joven ve conjugadala misión de una profesión con su propio idealde vida —conjunción que, desgraciadamente,muchas veces no se contempla más que en elplano económico—; cuando cree que la formade servicio del médico o del sacerdote, ponga-mos por caso, es su forma adecuada de servil.a Dios y a los demás, puede hablarse de unaauténtica vocación —a condición, naturalmen-te, de que sea reflexiva, y no alegre y atolon-drada—, y la misión del orientador se limita aseñalarle las dificultades que habrá de superar.

En resumen : la personalidad psicológica delexaminado debe estudiarse más sintética queanalíticamente. De esta personalidad total al-gunos rasgos podemos considerarlos como ap-titudes profesionales (sociabilidad, complejosde inferioridad, neurosis, etc.); otros, en cam-bio —los que tradicionalmente han personifi-cado el carácter (fuerza de voluntad, autodisci-plina, constancia, laboriosidad, etc.)—, nos da-rán la medida en que es capaz de explotar suspropias posibilidades, de realizar su vocación.

ORIENTACIÓN AL COMIENZO

DEL BACHILLERATO

No se repara bastante en hasta qué punto elsolo hecho de efectuar el ingreso en el Bachi-llerato implica una elección de graves conse-cuencias posteriores, en un momento en que laresponsabilidad corresponde exclusivamente alos padres r a los maestros del alumno. ?nidal.

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el Bachillerato significa, generalmente, el com-promiso moral de acabarlo y de seguir luegouna carrera universitaria. Los casos de aban-dono son debidos, casi siempre, o a incapaci-dad intelectual, o a falta de medios económi-cos, y acarrean, por tanto, la conciencia de unfracaso q u e gravita desagradablemente sobrela moral de su protagonista. Y, por otra parte,la gran masa de los estudiantes que en nuestropaís terminan los estudios secundarios distade tener todos sus problemas resueltos. Quizássería muy deseable que el Bachillerato estuvie-se fraccionado, y desde cada una de sus etapaspudiese derivarse a diversos estudios y profe-siones secundarias; pero la realidad es que,hoy por hay, en España el Bachillerato prác-ticamente es un todo indiviso y subordina-do a una enseñanza superior, y esto no pue-den desconocerlo los padres y los orienta-dores. Por olvidarlo terminan anualmente elBachillerato una cantidad de alumnos superiora la que las profesiones universitarias puedenabsorber, y que forman la masa. estudiantil delos que se atascan a la puerta de las Escuelasespeciales o que invaden las Universidades sinvocación definida, sólo porque de algo les hade servir el Bachillerato. Notemos aún que estenúmero, en cualquier provincia no universita-ria, es muy superior al de los que pueden cos-tearse el vivir durante una serie de años enuna ciudad universitaria (5). Es, por tanto,hora de empezar a pensar seriamente si el Ba-chillerato está planeado para los que así lo uti-lizan, y de si no podían haber aprovechadomejor su tiempo (6).

Lo que antecede, más que a incitar posiblesinnovaciones pedagógicas, está simplemente des-finado a llamar la atención sobre la auténticaresponsabilidad orientadora que recae sobre losque —padres, maestros, directores de colegios—dirigen los escolares hacia el Bachillerato. Enla práctica, la selección atiende, exclusivamen-te, a unos mínimos conocimientos y a la posi-ción económica de los padres. Existe la obse-sión, en la clase media, de que los hijos cursenel Bachillerato, aunque el padre haya tenidoque abandonar su carrera de abogado por unatienda de tejidos. La solución, que consistiríaen una verdadera selección y orientación en la

Escuela Primaria es, por ahora, utópica. y aquísólo corresponde llamar la atención de los Cen-tros de Enseñanza Media, considerados comoCentros de orientación, sobre este grave pro-blema.

ORIENTACIÓN AL FINALDEL BACHILLERATO

Una de las principales ventajas del estudian-te de Bachillerato sobre otros jóvenes estribaen que puede demorar su elección profesionalhasta un período más avanzado de su vida yacumular, por tanto, mayores elementos de jui-cio para fundamentar su decisión. De la escasamedida en que esta ventaja es aprovechada ha-blábamos al comienzo de estas notas. Es, pues,de una necesidad urgente que el bachiller alfinal de sus estudios pueda beneficiarse de unaorientación profesional adecuada. Una soluciónpodría ser que el joven estudiante acudiese en-tonces a un Instituto Psicotécnico, para serallí examinado y aconsejado. Sin embargo, enmi opinión, la solución ideal es que cada Cen-tro de Enseñanza Media esté capacitado paraorientar a sus propios alumnos, y ello por va-Has razones obvias: porque el Instituto Psico-técnico no puede encargarse de toda la pobla-ción escolar, y, principalmente, porque la Psi-cotecnia ofrece métodos de examen para cono-cer a un individuo en unas horas, pero es unaredundancia acudir a ellos —si no es como con-trol— cuando disponemos de años enteros paraconocerlo en su propio ambiente.

Todo Centro de Enseñanza Media debería,pues, contar con un servicio de orientación ca-paz de asegurar la orientación profesional desus alumnos, por medio de una persona en-cargada de:

Información sobre carreras y profesiones.Conocimiento de los alumnos.Formulación del consejo orientador.De cada uno de estos extremos hablaremos

brevemente.

INFORMACIÓN SOBRE CENTROS DE Es-TUDIO, CARRERAS Y PROFESIONES

(5) Quizás no más del 50 por 100 de los mucha-chos y el 20 por 100 de las chicas que acaban el Ba-chillerato en estas condiciones siguen luego una ca-rrera en una ciudad universitaria.

(6) Quizás se objetará que mejor es así, y que porello tendrán una cultura general de que careceríansi hubiesen pasado su juventud tras el mostrador o enuna oficina burocrática. A esto hay que responder quedebería existir la forma de dar la cultura generaladecuada al futuro vendedor de tejidos, que no fuesela mitad de la preparación para otra cosa. Aparte deque del actual embotellamiento de las facultades nadabueno debe esperarse. Es pronto todavía para decidirhasta qué punto los Institutos Laborales podrán ayu-dar a resolver este problema.

Hemos dicho algo ya sobre la dificultad deposeer profesiogramas suficientes, que la intui-ción y los conocimientos del orientador debensuplir. Pero con esto no termina su trabajo.Cada carrera, además de sus condiciones obje-tivas, está afectada por una serie de factores :lugar donde se cursa, plan de estudios, dura-ción, presupuesto de gastos, becas, cargos paralos que capacita, oposiciones, posibilidades deempleo, etc., etc., de valor decisivo en la orien-tación. El orientador debe poseer un fichero,puesto al din, de todos estos datos para su pro-pio trabajo y para divulgarlos entre los estu-

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246 azvls.r.(1 DE EDUCACIÓN

diantes que acaban _el_ Bachillerato. Sólo -conesto, y con responder a las consultas de los pa-dres y los alumnos sobre :estos temas, su tra-bajo ya no puede considerarse perdido. En elmismo orden de ideas debemos aplaudir la prác-tica seguida, por algunos colegios, de dar con-ferencias por profesionales sobre las diferen-tes carreras, así como todas las. iniciativas desentido parecido (7).

CONOCIMIENTO DE LOS ALUMNOS

Es éste el punto más delicado de la orienta-ción. De lo que llevamos dicho se desprendeya que defendemos un término medio entre lapura Psicotecnia y la intuición empírica, o, me-jor, una conjunción entre ambas. Creemos quealguien con preparación psicológica adecuadadebe seguir los pasos del adolescente, con lafinalidad concreta de orientarle al terminar _elBachillerato, y esto en ningún modo puede ha-cerlo mejor que guardando contacto con el pro-pio Centro donde se educa.

El material de trabajo que el orientador debeprocurar obtener sobre cada alumno podemosreducirlo a lo siguiente:

Historia escolar.Historia personal.Inteligencia, memoria, etc.Constitución, temperamento, carácter.Aficiones.Vocación profesional.Ambiente familiar, _ situación social, :econó-

mica, etc.Deseos de los padres.Como pauta a seguir para la obtención de es

tos datos puede tenerse en cuenta lo siguiente:La historia escolar es fácil de conseguir cuan-

do se trabaja en el propio Centro de enSefían-za (y muy dificil fuera de él). De esta forma,además, puede ser ilustrada por los mismosprofesores, que no dejarán de añadir útiles in-dicaciones. .Estas, añadidas a las calificacionesy al contenido que de una u otra manera man-tenga el orientador con los alumnos duranteel curso, le suministrarán una .primera idea so-bre cada uno de ellos.

'Entonces puede realizar pruebas de- intei-gencia„ utilizando algunos 'de los "tests" quela Psicotecnia pone a su disposición (el Otisresulta elemental para el último curso del Ba-chillerato; puede utilizarse el Ra yen, muy fá-cil de aplicr'-, u otros). Al 'mismo tiempo pue-

(7) Seria deseable que por el Ministerio de ' Edu-cación Nacional, o por otro organismo adecuado, sePublicase una serie de folletos ilustrativos de las dis‘

tintas carreras y profesiones (plan de estudios, dura-ción de éstos, lugares donde se cursan, coste de losestudios, becas, residencias, perspectivas futuras, et-cétera); tales informaciones serian perfectamente aco-gidas por los padres y educadores y satisfacerian -una •

auténtica • necesidad. •

de realizar _pruebas para otras aptitudes (me-mona, inteligencia mecánica, habilidad manual,etcétera), pero sin pretender hacer un examenexhaustivo.

Para lelamente debe estudiar las aficion,es desus sujetos. Para ello es bueno disponer decuestionarios, que, siendo en apareciencia deinformación y conocimientos, ilustran en rea-lidad , sobre los temas que despiertan el interésdel examinado. A falta de ellos, y si el exami-nador no cree poder improvisarlos, debe suplir-los por otros medios o, posteriormente, 'en laconversación privada.

Respecto a los datos sobre la familia, si losque posee el Centro no son suficientes, se obten-drán de ésta directamente solicitándolos porcarta, indicando el'fin al que se destinan, e in-teresando al mismo tiempo la opinión sobre lasPosibilidades del muchacho y las esperanzasque su familia cifra en 61. Planteadas las co-sas en este terreno, la colaboración de la fa-milia con el orientador puede darse por des-contada.

La hoja antropológica y clínica, facilitadapor el Servicio médico de que todo Centro deenseñanza debe disponer, permitirá conocer laconstitución, física del individuo, así como lascontraindicaciones profesionales, si las hubiere.

Esta masa de datos, convenientemente vacia-dos en una ficha e interpretados, ofrece ya alorientador una primera idea de las posibilida-des de sus sujetos. Entonces ha llegado el mo-mento de una conversación particular con cadauno de ellos.

De esta conversación, y eventualmente de laspruebas que con ella -pueda realizar, el orien-tador debe deducir el temperamento, el carác-ter, los problemas personales, los ideales, etc., desu interlocutor. Lo más cómodo es centrar estaconversación, que debe ser espontánea y no uninterrogatorio, en la historia personal del su-jeto. Para 'orientarla pueden tenerse en cuentalos siguientes puntos de referencia

Primeros recuerdos.Constelación 'familiar.

• 'Ambiente escolar y social.Relaciones personales.Aficiones:- deportes, lecturas, cine.

. .Reacción ante los problemas sexuales.Reacción ante los problemas sociales y reli-

giosos.Forma de afirmación de su perSonalidad (re-

belión juvenil).Ideal de vida.El conjunto de datos obtenidos en esta con-

versación, si el orientador posee la técnica y lapráctica necesarias, pueden ser controlados poralgunas pruebas clásicas en caracterologla ; así,el "test" de_ Rorschach y el T. A. T. (S).

(8) El esquema que del carácter de su examinadose forme el orientador dependerá de sus propias ideaspsicológicas, que aquí no prejuzgamos. Sin adscribirloa ninguna escuela determinada. es evidente que como

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ORIENTACI6N PROFESIONAL EN nr, BACIIILTERATO 247

El tema de la vocación profesional es prefe-rible, en cambio, no abordarlo en esta conver-sación cuando el orientador no tiene aún unaopinión definida, a menos que el propio exami-nado lo considere resuelto por sí mismo y asílo exponga. Es mejor reservarlo para otra con-versación o para una redacción, que harán to-dos, los alumnos, sobre la profesión que que-rrian seguir y las razones que les inducen a ello.

FORMULACIÓN DEL CONSEJO

' Lo dicho es suficiente para, en el nivel estric-tamente práctico en que nos movernos, permitirun conocimiento de los individuos adecuadopara la orientación, sobre todo si, como veni-mos suponiendo, la persona encargada de ella,por estar en relación frecuente con sus sujetos,puede en cualquier momento comprobar sus de-ducciones.

Con ellas, y con su conocimiento del mundoY de los hombres, debe decidir su consejo orien-tador. Aquí ya no se trata de ningún secretotécnico, sino de prudencia y experiencia pues-tas al servicio de una misión, algo parecido aldiscernimiento de espíritus y el don de direc-ción de que se habla en teología moral. El pro-blema se reduce a resolver una ecuación entrelas cualidades que exige una profesión, las ap-titudes del sujeto, sus gustos, sus posibilidadeseconómicas y las perspectivas que la profesiónofrece. Como es natural, la solución no ha deser rígida, sino amplia.

Antes de comunicarla al alumno debe procu-rarse la conformidad de los padres, si es pre-ciso por una conversación razonada. Logradoesto, el orientador se entrevistará otra vez conel alumno en una segunda conversación priva-da, en la que se abordará francamente el temade su futuro profesional. En el curso de ella, elorientador insinuará su propia opinión, quepuede ser coincidente con la del sujeto. Si nohay acuerdo, o el sujeto no tiene opinión defi-nida, el orientador razonará su propuesta, es-forzándose porque llegue a una opinión per-sonal. Cuando el desacuerdo persiste, por man-tener el alumno una idea fija y tajante, debemeditarse seriamente, y oponerse sólo en el casoen que las razones contrarias fuesen decisivas.En cualquier caso, es esencial recordar queal orientador compete, no decidir, sino ilustrary aconsejar, y que no debe procurarse una acep-tación pasiva o a regañadientes, sino una de-cisión libre y consciente. Sólo así podrá tenerla fuerza suficiente para superar, a través del

datos temperamentales le interesan la forma de re-acción psicofísica, la inestabilidad, nerviosidad, apa-tía, etc.; y respecto al carácter, el grado de intro-versión —extraversión, la función psíquica dominante,el modo de sociabilidad, etc., y principalmente lascaracterísticas del control voluntario.

tiempo, todos los obstáculos, que no dejarán depresentársele.

Puestos de acuerdo sobre este punto, corres-ponde al orientador dar una idea, más precisade la que tiene el alumno, sobre la profesiónelegida, e indicarle los medios de completarla.Y al mismo tiempo ilustrarlo sobre la carrera,sus trámites burocráticos, etc.; ligarlo, en unapalabra, a su futuro universitario y hacerle másfáciles sus primeros pasos en él.

Quizás no haga falta decir que el éxito detodo el proceso que hemos reseñado depende,en gran parte, de que el orientador haya sa-bido ganarse la confianza del alumno. Dadoque el joven en esta edad acostumbra a tenergraves problemas personales, y siente al mismotiempo un gran pudor por exhibirlos y unagran necesidad de apoyo intimo, basta paraganar su confianza proceder con comprensióny delicadeza, evitando el adoptar una actitudcritica basándose en las calificaciones escolareso disciplinarias, o el apoyar sistemáticamenteel punto de vista de la familia. No hacerlo se-ría condenarse a no poder orientar a los quejustamente más lo necesitan.

EL ORIENTADOR

Y nos queda aún por decir algo sobre la per-sona encargada de esta tarea. En las conside-raciones que anteceden hemos dejado ya porsentado que consideramos preferible que elorientador esté ligado a la vida del Centro es-colar, porque su contacto frecuente con losalumnos hace más fácil su trabajo, y porquesólo así es posible pensar en una solución ma-siva que alcance a la mayoría de los escolares.A los Centros especializados de Psicología co-rrespondería en cambio, la tarea, no pequeña,de orientar a estos orientadores, proporcionán-doles la ayuda técnica necesaria.

Sobre cuál sea, en el Centro escolar, la per-sona encargada de ello, sólo la práctica, y noel reglamento, puede decidirlo. En principio pa-rece que lo más adecuado sería confiarlo al pro-fesor de Filosofía que lo es, por ello, de Psico-logía. Pero si éste no se siente llamado a ta-les menesteres, pues una cosa es la teoría dela Psicología y otra la práctica, puede acudirsea otro profesor, o, mejor, a una persona extrañaal Centro —Psicólogo profesional—, capacita-da para esta misión (9). En cualquier caso,

(9) Forzosamente hemos de aludir aquí al hechode que la Universidad española no prepara actual-mente a las personas adecuadas para llevar a caboesta misión. Cuando la apelación a la Psicología semanifiesta como fenómeno general en los campos másdiversos —y la orientación profesional es sólo un ejem-plo—, es evidente que la Universidad ha de ponerse encondiciones de facilitar una enseñanza teórica y prác-tica de la Psicología que capacite para una actividadprofesional específica. No hacerlo significaría conde-

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Page 7: Orientación profesional y coordinación

ngvisTA DE EDECACIóN

eiitd utkrsona deberá tener un puesto definidoen el centro de enseñanza, con un nombre ade-Mido (orientador profesional, consejero profe-sional, etc.) y un servicio fijo, al que los padresrtos interesados puedan acudir cuando lo de-seen. Es evidente que el orientador deberá serun buen psicólogo, no tanto en el sentido deque sepa mucha psicología racional, ni de quedomine lo que acostumbra a entenderse por psi-cología experimental, sino, en la acepción pri-maria de que sea un buen conocedor del almajuvenil, cuyas reacciones específicas son tan a,menudo desconocidas por los mayores. Deberáser, en resumen, un psicólogo con algo de mé-dico, bastante de director espiritual y muchode maestro en la acepción más elevada de lapalabra.

ORIENTACIÓN AL COMIENZO

DE LA CARRERA

Con la elección de una carrera no terminan,en rigor, las necesidades de la orientación. To-dos sabemos que existen muchos estudiantesque, a pesar de haber tomado una decisión, es-tán en rigor desorientados. Así, los que se es-fuerzan, inútilmente, por ingresar en una Es-cuela de Ingenieros, o los que en su primer cur-so universitario se sientan indiferentes a susestudios. Puede creerse que si una orientacióndel tipo que hemos propugnado se llevase aefecto, tales problemas disminuirían. Pero siem-pre quedarán los errores, los fracasos imprevi-sibles, las nuevas dificultades, etc. Para ellos,y mientras el estudiante no encuentre su encajeprofesional definitivo, la sección de orientacióndel Centro donde se formó deberá continuar

nurse a una invasión, a corto plazo, de aficionados entodos los aspectos de la Psicología aplicada. Cfr. M. Si.guttn: "Sobre la afición por la psicología y la forma-ción de los psicólogos", Arbor, febrero 1953.

siendo el ángel tutelar al que acudir en deman-da de consejo y de ayuda (10).

Una faceta distinta y digna, asimismo, deatención es la orientación dentro ya de la ca-rrera. Si nuestras carreras universitarias tu-viesen más flexibilidad podría ensayarse laorientación universitaria al estilo anglosajón,encomendando cada nuevo estudiante a un "tu-tor", encargado de aconsejarle y guiarle hastala elección definitiva de la especialidad. Comoes sabido, esta tendencia ha sido llevada al lí-mite en Norteamérica, permitiendo planear laslicenciaturas a la medida de cada estudiante;lo que ha provocado, a su vez, una reacción designo contrario. Pero dentro de ciertos límitesla iniciativa es acertada y merece ser meditada.El que aquí nos movamos exclusivamente enun plano de posibilidades actuales en nuestropaís impide extendernos sobre ella.

Es por esta voluntaria limitación a las posi-bilidades efectivas por lo que querría que estasnotas fuesen juzgadas. Si su ambición cientí-fica no pasa de elemental, creo, en cambio, quelo que en ellas se propone puede ser inmediata-mente aprovechado, y quizá pueda ayudar alos que dentro de su esfera se han sentido pre-ocupados por los problemas aquí aludidos (11).

(10) La continuidad de la relación entre el Centroorientador y sus sujetos debe mantenerse, no sólo enbeneficio de éstos, sino del propio Centro. La laborde orientación que hemos esbozado sólo puede apo-yarse en una larga práctica y en el contraste cotidia-no con la realidad. Sólo siguiendo la historia posteriorde cada uno de sus casos puede el orientador descu-brir los fallos de su técnica y la forma de corregir-los. Sus fichas no (leben terminar, por tanto, con laformulación del consejo, sino continuarse con las in-cidencias posteriores.

(11) Las páginas que anteceden podrían dar la im-presión equivocada de que lo que en ellas se proponees absolutamente inédito. En realidad, en algunos—muy pocos— Centros españoles se siguen prácticasparalelas, cuyos esquemas y resultados sería intere-sante publicar, aunque sólo sea para excitar el inte-rés de los llamados a imitarlas.