eros y psique en la tradición oral de españa e hispanoamérica

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Actas XIV Congreso AIH (Vol. I). Emilia CORTÉS IBÁÑEZ. Eros y Psique en la tradición oral ... - Eros y psique en la tradición oral de España e Hispanoamérica Emilia Cortés Ibáñez UNED, ALBACETE LA HISTORIA DE CUPIDO y Psique es muy frecuente en los cuentos folklóricos en general, y en los de España e Hispanoamérica en particular 1 ; queda recogida por Apuleyo, en El asno de oro 2 , siglo 11 después de Cristo. Es un cuento muy extendido, especialmente en la Europa occidental, con abundantes versiones en Italia, Francia, Inglaterra y Alemania 3 . El origen literario del mito se encuentra en el relato Satapatha - Brahmana, año 800 antes de Cristo, mala interpretación de uno de los himnos del Rig-Veda; posteriormente aparece en Vikramorvasi, de Kalidasa, y también en el Mahabarata. Lo que, en un principio, sólo tuvo valor ritual se convirtió en fábula didáctica; después, con los griegos, en tradición simbólica; los neoplatónicos de Alejandría lo convierten en mito y, ya en la Europa de la Edad Media aparece como una leyenda (Bonilla y San Martín, 1908: 109-130). Los precedentes del cuento son, por una parte, el Libro del Conde Partinuplés, que 1 Para el presente estudio hemos trabajado con colecciones de cuentos de España e Hispanoamérica, una representación del conjunto de versiones existentes. Colecciones españolas: Agúndez García (Sevilla), Camarena Laucirica (León), Cortés Ibáñez (Albacete), Cortés Vázquez (Salamanca), Curie! Merchán (Extremadura), Espinosa, hijo (Castilla y León), Espinosa, padre (españoles), Hernández de Soto (Extremadura), Rasmussen (Andalucía), Rodríguez Almodóvar (españoles). Colecciones Hispanoamericanas: Aníbarro (Bolivia), Cámara Cascudo (Brasil), Lara (quechuas), Moltó Moreno (Paraguay), Pino Saavedra (Chile), Robe (México). 2 Inspirado en Lucio o el asno, de Luciano -Anderson Imbert (1977: 187-89) marca las diferencias entre los dos-, y en las Metamorfosis, de Lucio de Patras (Bonilla y San Martín, 1908: 96). 3 En Italia son numerosos los autores que, ya desde el siglo XV, lo recogen: Correggio, Firenzuola, Vizani, Minturno, Pona, Coppetta, Chiabrera, Bruni, Lippi, Fortguerri, Conte Lovatelli, etc. En Francia: La Fontaine, Aubert, Demoustier, Ecouchard-Lebrun, Lamartine, Laprade, etc. En Inglaterra: Adlington, Beaumont, Shadwell, Keats, Moore, etc. En Alemania: Wieland, Meyer, Schulze, Hamerling, etc. (Bonilla y San Martín, 1908: 73-89). De manera más precisa hacemos referencia a Basile, «Lindo encarnado» (3º, 5ª jornada) y «El tronco de oro» (4°, 5ª jornada); a Calvino, nº19, «Rey crin»; n°30, «El príncipe cangrejo»; nºl34, «Liombruno»; nº140, «El reyecito hecho a mano» y n°144, «El rey serpiente». Este cuento también aparece en Portugal: Vasconcellos, nº 105, 111, 112, 113, 117 y 121. 347 -11- Centro Virtual Cervantes

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Actas XIV Congreso AIH (Vol. I). Emilia CORTÉS IBÁÑEZ. Eros y Psique en la tradición oral ...-

Eros y psique en la tradición oral de España e Hispanoamérica

Emilia Cortés Ibáñez UNED, ALBACETE

LA HISTORIA DE CUPIDO y Psique es muy frecuente en los cuentos folklóricos en general, y en los de España e Hispanoamérica en particular1

; queda recogida por Apuleyo, en El asno de oro2

, siglo 11 después de Cristo. Es un cuento muy extendido, especialmente en la Europa occidental, con abundantes versiones en Italia, Francia, Inglaterra y Alemania3.

El origen literario del mito se encuentra en el relato Satapatha - Brahmana, año 800 antes de Cristo, mala interpretación de uno de los himnos del Rig-Veda; posteriormente aparece en Vikramorvasi, de Kalidasa, y también en el Mahabarata. Lo que, en un principio, sólo tuvo valor ritual se convirtió en fábula didáctica; después, con los griegos, en tradición simbólica; los neoplatónicos de Alejandría lo convierten en mito y, ya en la Europa de la Edad Media aparece como una leyenda (Bonilla y San Martín, 1908: 109-130).

Los precedentes del cuento son, por una parte, el Libro del Conde Partinuplés, que

1 Para el presente estudio hemos trabajado con colecciones de cuentos de España e Hispanoamérica, una representación del conjunto de versiones existentes. Colecciones españolas: Agúndez García (Sevilla), Camarena Laucirica (León), Cortés Ibáñez (Albacete ), Cortés V ázquez (Salamanca), Curie! Merchán (Extremadura), Espinosa, hijo (Castilla y León), Espinosa, padre (españoles), Hernández de Soto (Extremadura), Rasmussen (Andalucía), Rodríguez Almodóvar (españoles). Colecciones Hispanoamericanas: Aníbarro (Bolivia), Cámara Cascudo (Brasil), Lara (quechuas), Moltó Moreno (Paraguay), Pino Saavedra (Chile), Robe (México).

2 Inspirado en Lucio o el asno, de Luciano -Anderson Imbert (1977: 187-89) marca las diferencias entre los dos-, y en las Metamorfosis, de Lucio de Patras (Bonilla y San Martín, 1908: 96).

3 En Italia son numerosos los autores que, ya desde el siglo XV, lo recogen: Correggio, Firenzuola, Vizani, Minturno, Pona, Coppetta, Chiabrera, Bruni, Lippi, Fortguerri, Conte Lovatelli, etc. En Francia: La Fontaine, Aubert, Demoustier, Ecouchard-Lebrun, Lamartine, Laprade, etc. En Inglaterra: Adlington, Beaumont, Shadwell, Keats, Moore, etc. En Alemania: Wieland, Meyer, Schulze, Hamerling, etc. (Bonilla y San Martín, 1908: 73-89). De manera más precisa hacemos referencia a Basile, «Lindo encarnado» (3º, 5ª jornada) y «El tronco de oro» ( 4°, 5ª jornada); a Calvino, nº19, «Rey crin»; n°30, «El príncipe cangrejo»; nºl34, «Liombruno»; nº140, «El reyecito hecho a mano» y n°144, «El rey serpiente». Este cuento también aparece en Portugal: Vasconcellos, nº 105, 111, 112, 113, 117 y 121.

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ya aparece en ediciones españolas del siglo XVI, y por otra, la leyenda francesa del Caballero del Cisne, del siglo XII. En cuanto al Libro del Conde Partinuplés, su origen está en Partonopeus de Blois, novela francesa del siglo XII, de Denis Pyramus, nacida de la confusión entre una tradición popular, la de los amores de un hada y un mortal, y la tradición culta del cuento Amour y Psyché (Lecouteux, 1982: 85). La leyenda del Caballero del Cisne se extendió rápidamente por Europa y fue rehecha por un poeta bávaro, entre 1276-1290, que la tituló Lohengrin. A medida que avanza la Edad Media, se producen cambios en el Caballero del Cisne, en lo referente al mito primitivo, y se convierte en un personaje semihistórico (Lecouteux, 1982: 109-130).

Hay numerosas variantes pero el eje siempre es el mismo: esposo que, bajo el aspecto de animal, oculta su naturaleza a la esposa; la curiosidad de ésta o de sus hermanas lo obliga a alejarse y la esposa lo recuperará tras diversas tareas o trabajos. El núcleo del cuento gira en torno a la falta de igualdad de la pareja; según Tegethoff\ es «la interrupción de la feliz vida de la heroína y de su esposo sobrenatural a causa de la desobediencia de la esposa» También es frecuente que el ser sobrenatural, encantado sea la mujer\ su antecedente, según Lecouteux ( 1982), es el personaje francés de Mélusine, una sirena que procede de la tradición oral y de la figura de una diosa celta.

Esencialmente la historia corresponde al Tipo 425, «La búsqueda del esposo perdido», de Thompson (1972: 141-47), entrelazado con el 425A, «El animal como novio», y el 552, «Las muchachas que se casan con animales», a los que se irán uniendo Tipos6 y Motivos7 varios. Es un relato maravilloso y, como tal, mantiene estrecha relación con el rito de la iniciación, que ha sido extensamente mostrada por Thompson (1981) en Las raíces históricas del cuento. A lo largo de nuestra exposición también aludiremos, inevitablemente, a las funciones presentadas por Propp (1987).

Situación inicial Aunque en algún caso la heroína es princesa8

, al igual que en Apuleyo, lo frecuente es que se trate de una familia humilde, pobre que tiene tres hijas, con lo que se inician las series de tríadas, que aparecerán a lo largo del cuento, tan frecuentes en los relatos maravillosos. No obstante, en Chile aparece una versión con una sola hija (Pino Saavedra, nºl6). Puede ser un matrimonio de horneros y el marido va al monte a recoger leña para el horno (Cortés lbáñez, nº8); un escobero que va al campo a buscar matas de

4 Tal y como Thompson (1972: 143) recoge. 5 «La princesa sapico» (Gómez López, n"20), «María Sapito» (Aníbarro, n"21). 6 Thompson: 313, 425C, 425E, 426, 430, 431, 440, 480. 8oggs: 4458, 425 Illa. Hansen:

425Ila. Robe: 425. Cfr. Camarena y Chevalier (1995: 241-311). 7 Motivos: 8177.2; 8210, 8211.7.1, 8620.1, 8640.1; C32.I, C757.I, C758.I, C916.I;

DI 95, D395; D621. I, D721.3; D789.6; D821, Dl413.0. l. I; DI 971, DI 978.4, D2006.1.4; E615.I; H241, H1125, H1232, H1233.l.l, H1583.I; Kl91 l.3; L54.l; L221; N825.3; S228; T548.l. La alternancia de Tipos y Motivos varios es frecuente en los cuentos maravillosos. Vid. Cortés Ibáñez, 1999.

8 Rodríguez Almodóvar, nº6 y 8; Cortés Vázquez, nºl22; Espinosa, padre, nºl27, 131, 132; Espinosa, hijo, nºl 13, 114; Aníbarro, nº23.

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palma para hacer las escobas9; un leñador o un pescador (Hemández de Soto, nºXX y

nºIX). En alguna versión (Espinosa, padre, nº126) es la madre de familia quien sale al campo a coger comida para los conejos.

En la salida, el marido encuentra a un animal, con el que habla; éste le pide a una de sus hijas en matrimonio -B620.1, B210-, unas veces a cambio de todo lo que él quiera, otras, ofreciéndole dinero como regalo para la hija, de la que en ocasiones se conoce el nombre 10, tanto en las versiones españolas como hispanoamericanas. Menos frecuente es que el azar marque al animal como candidato a la mano de la princesa, tal y como se ve en la versión de Bolivia (Aníbarro, nº23).

Marido animal En España, el animal es un cochino (Agúndez, nº38), un dragón, un sapo o una

rana11-Dl95, B211.7.1-, una cabeza de burro (Espinosa, padre, nº127), un oso (Espinosa, hijo, nºl 12).

En Hispanoamérica son animales distintos: un torito (Pino Saavedra, nº16), un venado, un papagayo (Camara Cascudo, a,c), un puerquito, un pez (Robe, nº60 y 62), un macho cabrío (Aníbarro, nº23).

El lagarto 12 es el único animal que aparece en los dos continentes. Detrás del aspecto animal se esconde un príncipe, quien, en alguna versión chilena, pasa por un doble encantamiento: torito y tordo (Pino Saavedra, nºl 6) y en los quechuas desaparece convertido en viento (Lara).

En muchos casos 13, la naturaleza animal del protagonista se debe al deseo expresado

por su madre, ante la dificultad para tener hijos-C758.1, T548.1; «yo querría un hijo aunque fuera un cochino»-; en otros, su condición animal se debe al encantamiento llevado a cabo por un hada (Rasmussen, nº3). Hay versiones en las que es amamantado por un ama (Camara Cascudo, b; Espinosa, padre, nº130), con la que más adelante se casa.

El animal protagonista da lugar al título14, tanto en las versiones españolas como

9 Espinosa, padre, nºl28; Rodríguez Almodóvar, nº5; Rasmussen, nº3; Cortés Vázquez, nºl23.

10 Carmelita (Pino Saavedra, nºl6), María (Camara Cascudo, b; Cortés Vázquez, nºl24), Luisa (Hemández de Soto, nºIX), Mariquita (Espinosa, padre, nºl30). Los cuentos que presenta Camara Cascudo están sin numerar; nosotros, para hacer referencia a ellos, emplearemos una letra: «Ü veado de plumas» (a), «Ü príncipe lagartao» (b) y «Ü papagaio real» (c), con la que citaremos en lo sucesivo.

11 Rodríguez Almodóvar, nº5 y 8; Espinosa, hijo, nºl 13; Revista de Folklore, «El príncipe rana».

12 Rasmussen, nº3; Cortés Vázquez, nºl23; Cortés lbáñez, nº8; Espinosa, padre, nºl28, 130; Camara Cascudo, b; Lara, «El lagarto» (no tiene numeración; en adelante sólo citaremos el nombre del autor).

13 Agúndez, nº38; Camara Cascudo, b; Curie! Merchán nº65; Camarena, nº334. 14 Hay cuentos, «El príncipe encantado» (Moltó, nº27), que sólo coinciden con la historia

que nos ocupa en ser un príncipe encantado. En «La bella y la bestia» (Cortés Vázquez, nºl22), cuento corto, las coincidencias también son escasas.

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hispanoamericanas: «El príncipe lagarto», «El príncipe sapo», «El sapito enamorado», «El lagarto de las siete camisas», «El príncipe rana», «Piel de lagarto», «El lagarto encantado», «El torito de los cachitos de oro», «La joven que se casó con un pez», «El sapito» 15 , «La muchacha lobo», «El rey lagarto», «La fiera del jardín», «El macho cabrío», etc.

Desencantamiento y pérdida del esposo Frecuentemente el esposo-animal descubre su verdadera naturaleza cuando se quita

la piel por la noche16-D621.1-, después de realizado el matrimonio-B640.l. En Bolivia se da a conocer su verdadera identidad después de sacudirse tres veces y besar tres veces el suelo (Aníbarro, nº23). En alguna versión (Espinosa, padre, nº131; Espinosa, hijo, nºl 12), antes de casarse, con lo que, realmente, el cuento ha terminado.

En todas aquellas versiones más próximas al mito, tanto españolas como hispanoamericanas, la curiosidad de la heroína la lleva a encender una vela para ver al hermoso príncipe -C32.1-, quien se despierta al caerle una gota de cera 17-C916.1-, gota de aceite en Apuleyo; la envidia y celos de las hermanas de la heroína-L54.1-las empujan a quemar la piel- D721.3, C757.l-. En algunas versiones españolas la curiosidad de la madre del príncipe es la que desencadena los acontecimientos y son sus consejos los que llevan a quemarla18

; éste es el único caso en que el cuento queda truncado pues, al quedarse sin piel, el príncipe muere y termina el relato. Otras veces devora o mata a sucesivas esposas19

En muchas versiones la pareja vive en un rico palacio subterráneo (425E). Pasado un tiempo la esposa marcha a visitar a su familia para lo que el marido sólo le concede tres días, además de imponerle tres condiciones que, a veces, ella desoye20

.

Búsqueda del esposo Al incumplir la prohibición de su marido, lo frecuente es que la heroína se vea

abandonada por él, y obligada a realizar diversas tareas hasta que logre encontrarlo; sólo hemos accedido a una versión, en Bolivia, con heroína inactiva, que abandona el palacio y se va a un balneario (Aníbarro, nº23).

Frecuentemente la esposa tiene que llegar a un castillo, donde vive el esposo-que está a punto de contraer o ya ha contraído un segundo matrimonio-, y que, en ocasiones, da título al cuento: «El castillo de irás y no volverás»21

, «Castillos de África»,

15 Rasmussen, nº3; Rodríguez Almodóvar, nº8; Curie! Merchán, nº65; Espinosa, padre, nºl30,132; Cortés Vázquez, nºl23; Cortés Ibáñez, nº8; Pino Saavedra, nºl6; Robe, nº62; Hemández de Soto, nºIX; Camarena, nº94, 334; Espinosa, hijo, nºl 11; Aníbarro, nº23.

16 Cortés lbáñez, nº8; Rodríguez Almodóvar, nº5, Pino Saavedra, nºl6. Menos frecuente es que conozcamos su identidad al final del cuento (Espinosa, hijo, nºl 11); en este caso sólo se da la primera mitad del cuento.

17 Rodríguez Almodóvar, nº5; Pino Saavedra, nºl6; Lara; Rasmussen, nº3. 18 Espinosa, padre, nº130; Curie! Merchán, nº65. 19 Lara; Curie! Merchán, nº65; Camarena, nº96, 334; Espinosa, padre, nºl30. 20 Rodríguez Almodóvar, nº5; Hemández de Soto, nºXX; Camarena, nº97; Robe, nº62. 21 Agúndez, nº38; Camarena, nº96, 334; Hemández de Soto, nºXX; Espinosa, padre, nºl28;

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«El castillo de las Puertas Calás», «El castillo de Oropé». En algunos casos, la heroína tiene que ir a la «tierra de irás y no volverás».

Salvo en dos versiones22, debe romper zapatos de hierro (Hl 125) cuando va en busca de su marido, con lo que se indica la lejanía del castillo (H241, H1583.l) y lo esforzado de la búsqueda; sólo en una ocasión (Camarena, nº334) se sabe el tiempo que estuvo andando: tres años. Puede ser sólo un par de zapatos, dos pares, tres pares, cuatro pares, o siete pares23 , al igual que «Liombruno», en Calvino. Zapatos que pueden duplicarse si la esposa da a luz a un niño, que la acompaña24

, en algunas versiones españolas. La condición de llevar dichos zapatos frecuentemente le es formulada por el esposo, quien también le dice que deberá romperlos a lo largo de su búsqueda (Cortés lbáñez, nº8).

En Los Altos, Robe (nº60) recoge una versión-única de las consultadas-en la que los zapatos-tres pares-son de oro, plata y cobre. En Bolivia no aparecen zapatos de hierro; en Brasil tampoco y en su lugar son siete camisas blancas, que se quita la novia a la vez que el lagarto se va quitando sus siete capas--<:amisas de lagarto-verdes, al igual que en la versión de Cal vino; después de cada camisa la heroína reza un A ve María y, al final, le pone una espina sacada de la corona de espinas de Jesús (Cámara Cascudo, b).

Todas las heroínas comienzan su viaje y llegan a una casa en la que vive una vieja (N825.3, D821), en ocasiones es la Virgen (Espinosa, padre, nº130), lo que refuerza aún más el carácter mágico del personaje y lo aproxima al Tipo 480. Lo frecuente, en las versiones españolas, es que lleguen a tres casas: la de la Luna, la del Sol y la del Aire y que, en cada una de ellas, una hechicera ayude a la esposa a encontrar el reino25

(H1232) adonde ha marchado el príncipe encantado; en algún caso (Cortés lbáñez, nº8) aparece una sola casa y una sola vieja, al igual que en el cuento maravilloso de la Rusia septentrional (Thompson, 1981: 187). Menos frecuente es que la heroína llegue a un convento de monjas o de frailes, en lugar de a una simple casa, y sean una monja o un fraile los donantes (Espinosa, padre, nºl28).

Caso único es el de Bolivia (Aníbarro, nº23), en el que es la vieja quien va a casa de la heroína. En Brasil (Cámara Cascudo), es la reina, su suegra, quien la ayuda. Y en una versión de los quechuas (Lara), la vieja es una bruja.

La heroína también puede recibir ayuda de algunos objetos que le ha dado el esposo antes de partir: tres ascuas26

, tres mecheritos, tres nueces, tres tenacitas, tres llaves ... que le ofrecerán objetos mágicos-siempre en triadas; otras veces la donante es la vieja

Robe, nº60; Rasmussen, nº3. Hay otros cuentos que, aunque con el mismo título, no guardan ninguna relación, Vid. Gómez López, nºl6; Curiel Merchán, nº67.

22 Cortés Vázquez, nºl23 y Aníbarro, nº23. 23 Rodríguez Almodóvar, nº6; Hernández de Soto, nºXX; Agúndez, nº38; Cortés Ibáñez,

nº8; Pino Saavedra, nºl6; Rodríguez Almodóvar, nº5; Rasmussen, nº3; Espinosa, padre, nºl27. 24 Rodríguez Almodóvar, nº5; Rasmussen, nº3; Espinosa, padre, nº130. 25 Rodríguez Almodóvar, nº5 y 6; Agúndez, nº38; Espinosa, padre, nº128; Rasmussen, nº3;

Cámara Cascudo, a. 26 Rodríguez Almodóvar, nº5; Espinosa, padre, nºl26; Rasmussen, nº3; Cortés Vázquez,

nºl23, 124; Espinosa, padre, nº130.

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(H1233.l.1): tres ruecas de oro y plata27; clueca y pollos de oro, rueca, huso y copo de

oro, canasta y frutas de oro, copa de oro28• Hay que señalar que la aparición del oro,

elemento que asegura la longevidad e inmortalidad, es frecuente y que, por tanto, pertenece al mundo de ultratumba (Thompson, 1981: 420-22); tal y como Thompson (1981: 421) afirma: «[ ... ] todo lo que tiene el color del oro muestra su pertenencia al otro reino».

Alguna variante hay en Los Altos: un angelito de plata, otro de oro y una gallinita con sus pollitos de diamantes y brillantes (Robe, nº62).

Recuperación del esposo Una vez terminado el viaje y después de haber llegado al reino en el que habita el

príncipe, en la mayoría de las versiones la heroína pide dormir tres noches29 con su esposo, con la finalidad de aproximarse a él y de que la reconozca; a cambio le entregará a su nueva mujer (Tipo 480) los valiosos y bellos objetos que ha recibido (Tipo 313; D2006.l.4), al igual que en Finist, bello halcón, tal y como Thompson (1981: 420) recoge:

[ ... ] la muchacha que ha ido al otro reino en busca de su amado compra tres noches a cambio de un huso de oro con el fondo de plata, de una bandeja de plata con huevecitos de oro y de un telarcillo de oro con una agujita.

Hay alguna versión en la que ella pide hablar tres palabras con el príncipe. Durante las tres noches el esposo siempre está bajo los efectos de adormideras o tila30 y en la tercera noche despierta (Tipo 313, «La muchacha como ayudante en la huida del héroe»; D 1978, D 1978.4, Kl 911.3, D2006.1.4 ). En algunas versiones aparece fórmula mágica (D789.6, D1413.0 .1.1) en boca de la heroína, con el fin de que el esposo la reconozca y acabe su encantamiento: «Rey don Bi, ya te perdí, ya te hallé, ya rompí zapatos de hierro con las debillas <lacero por ti»; «Rey que dormirá y no despertará hasta la mañanita del Señor San Juan»; «En la tierra de irás y no volverás estoy./ Si no me ves ahora, mañana me voy»; «Rey Lagarto/ qué caso haces de mí,/ cuando te cogí/ y te envolví en el mandil»31

• En otras versiones (Espinosa, padre, nº128) son tres preguntas muy significativas: «¿Te acuerdas cuando mi padre era escobero?», «¿Te acuerdas cuando te quemé la piel de hardacho?», «¿Te acuerdas cuando me diste el vestido de peregrina y los zapatos de hierro?». Más curiosa es la manera cómo el príncipe reconoce a la heroína gracias a un lunar que tiene en el brazo derecho, en la versión de Los Altos (Robe, nº62).

27 Rodríguez Almodóvar, nº5; Espinosa, padre, nºl28; Rasmussen, nº3. En Camarena, nº334, también hay rueca de oro pero no en tríadas.

28 Camarena, nº96; Cortés lbáñez, nº8; Cortés Vázquez, nºl23; Camarena, nº334. 29 En Espinosa, padre, nº127, sólo una noche. 30 Camarena, nº96; Rodríguez Almodóvar, nº5; Cortés lbáñez, nº8; Agúndez, nº38. 31 Cortés lbáñez, nº8; Rodríguez Almodóvar, n°6; Hemández de Soto; Robe, n°60;

Camarena, nº334.

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Algunas versiones españolas32 terminan con el símil, por parte del príncipe, de la cajita de oro cuya llavecita perdió-en algún caso es un arca, un baúl o, simplemente, una llave33-y sustituyó por otra pero, cuando encontró la primera, se quedó con ella (Tipo 425A) . De cualquier manera, el príncipe encantado siempre abandona a la segunda esposa y se une a la primera para vivir felices.

Hay una versión española, de 1886 (Hemández de Soto, nºXX), con variantes más marcadas: el protagonista es masculino: Antonio; el animal es una culebra y la curiosidad de la abuela es la que lleva a conocer la naturaleza del animal encantado, por medio de una vela. En lugar de sol, luna y estrellas, son tres vientos: el Norte, el Solano y el Huracán. Y no hay tres noches con los tres objetos mágicos.

En algunas versiones españolas sólo se recrea una parte del esquema del cuento: el padre sale de viaje y pide a sus tres hijas le digan qué quieren que les traiga (Espinosa, hijo, nºl 11, 112) y el regalo solicitado por la pequeña de las hijas-casi siempre una flor---es lo que le lleva a encontrarse con el animal encantado (S228, L221); estas versiones no incluyen la búsqueda de la heroína y las tareas a realizar; resultan cuentos truncados34

• La protagonista no se ve obligada a ir en busca del esposo y, después de quemarlo con la vela, sale al campo y lo encuentra por casualidad. En alguna ocasión, sólo coincide en la primera mitad: la heroína no encuentra al esposo pero tampoco es algo que le preocupe35

.

La versión de Espinosa, padre, nºl26 («Las tres ascuitas») nos muestra a una heroína que no sale a encontrar a su marido sino que su tarea es defenderse de tres hombres que acuden a su casa. El nºl32, «El príncipe rana», Tipo 440, «El sapo rey o /ron Henry», es versión más corta porque el príncipe queda desencantado cuando la princesa le da una patada a la rana (B 177 .2, D 195, D395, E6 l 5 .1 ), al quererse acostar con ella. Más curiosa es la versión del cuento en Bolivia (Aníbarro, nº23); es la única en donde el encantado no es sólo uno, sino varios: el príncipe y sus ministros, lo que lo sitúa dentro del Tipo 431, «La casa en el bosque».

Son muchos los cuentos en los que encontramos semejanzas con el que aquí nos ocupa, y es que el motivo del desencantamiento del esposo animal (Tipo 426) es muy frecuente en otros cuentos además de en el de Cupido y Psique.

Tres son los temas que predominan en el cuento de Eros y Psique: la prohibición, el animal no ha de mostrarse desnudo ante su esposa; la curiosidad de las hermanas y, en alguna ocasión, de la heroína como ocurre con la curiosidad de Elsa, la esposa, en el Caballero del Cisne; y la desgracia, debida al precepto infringido, que lleva consigo una sanción: el animal huye de la esposa, desaparece cuando ésta lo ha visto. Ideas fundamentales del mito son las de separación y unión.

Las interpretaciones que se hacen del mismo son variadas. Planciades, gramático

32 Espinosa, padre, nºl28; Rodríguez Almodóvar, nº5. 33 Hernández de Soto, nºXX; Cortés Vázquez, nºl23; Camarena, nº96; Espinosa, padre,

nºl27 y 130. 34 Muy corta es la versión «El príncipe rana» (Revista de folklore), cuya única coincidencia

es la naturaleza animal del príncipe. 35 Hernández de Soto, nºIX; Cortés Vázquez, nºl24.

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latino, siglo IV, dice que de las tres hijas una es la carne; otra, la libertad del arbitrio; y la tercera, el ánimo, la psyche. Ésta, aconsejada por las hermanas, saca la lumbre que tiene encubierta, que es la llama del deseo, peca y se ve obligada a buscar lo que perdió. Las tres hermanas representan las tres clases de almas admitidas por los antiguos: la irascible, la concupiscible y la inteligente (Psyque). Ésta cede a las indicaciones de sus hermanas, a los movimientos desordenados de las pasiones, pero, sostenida por su esposo, renace a la vida y, así, el alma vuelve a su principio.

Y terminamos con la interpretación que Kufferath hace del mito:

[ ... ]la felicidad no dura más que lo que dura la ilusión; el deseo constituye por sí solo la belleza de las cosas; toda curiosidad es vana y engañadora; el ideal, nuestra necesidad más absoluta, cae por tierra en cuanto se le toca con un dedo (Bonilla y San Martín, 1908: 148).

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