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Patología Anorrectal Luis Eduardo Sànchez Jimènez Cs. San José Norte

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Patología AnorrectalLuis Eduardo Sànchez Jimènez

Cs. San José Norte

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Indice

I. -----------------------------------------------------------------------------------Anatomía

II. ---------------------------------------------------------------------------------Prurito anal

A. -----------------------------------------------------------------------Clasificación

B. -----------------------------------------------------------------------Diagnóstico

C. -----------------------------------------------------------------------Tratamiento

III. ----------------------------------------------------------------------Enfermedad hemorroidal

A. -----------------------------------------------------------------------Definición

B. -----------------------------------------------------------------Tipos de hemorroides

1. -------------------------------------------------------Hemorroides internas

2. -------------------------------------------------------Hemorroides externas

IV. ---------------------------------------------------------------------------------Fisura anal

V. --------------------------------------------------------------------------------Absceso rectales

VI. --------------------------------------------------------------------------------Fistula

VII. -------------------------------------------------------------------------------Prolapso rectal

A. -------------------------------------------------------Prolapso rectal completo

B. -------------------------------------------------------Prolapso rectal interno

VIII. ---------------------------------------------------------------------Sd ulcera solitaria en recto

IX. ---------------------------------------------------------------------------------Anexo

X. --------------------------------------------------------------------------------Bibliografia

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Anatomía

CANAL ANAL

El canal anal es la porción distal del tracto digestivo. Es un cilindro de 3-4 cm que se extiende desde el orificio anal hasta la ampolla rectal. Está rodeado por la musculatura anorrectal formada por dos manguitos concéntricos: el interno constituido por el esfínter anal interno que corresponde a músculo liso e inervado por el sistema autónomo y el manguito externo compuesto por músculo esquelético (esfínter anal externo) e inervado por nervios somáticos La continencia es incompleta sin la integridad de este sistema muscular.

El canal anal se encuentra dividido en dos por la línea pectínea o dentada, formada por las glándulas y criptas anales y situada a unos 2 cm. Del margen anal. Esta línea supone la separación entre la zona cutánea hacia abajo, con un epitelio escamoso, y la mucosa verdadera del canal anal por encima, con epitelio columnar. Además la línea pectínea supone el punto de referencia más importante del canal anal para la percepción del dolor, ya que a partir de 1 cm. por encima de ella no hay sensibilidad, lo que es de gran importancia en el tratamiento instrumental de las hemorroides.

Prurito Anal

Esta caracterizado por presentar crisis paroxísticas, de predominio nocturno, de picor en el ano y en la piel circundante al orificio anal. Es un síntoma frecuente que afecta al 1-5% de la población general con predominio en los varones.

Clasificación

El prurito anal puede ser primario (idiopático) o secundario a una causa identificada; puede llegar a ser muy intenso, ocasionando la aparición de culo vicioso de picor-lesiones por rascado-picor (con infección sobreañadida o sin ella). En general, el prurito intenso suele ser de origen psicógeno, mientras que el moderado es más indicativo de la etiología orgánica.

Causas secundarias:

Enfermedades anorrectales: Hemorroides, moluscos anales, prolapso rectal, síndrome del perineo descendente, incontinencia anal, fístula o fisura anal, criptitis y papilitis, proctitis, carcinoma anal, adenoma velloso.

Infecciones e infestaciones: Bacterias (Corynebacterium minutissimum), virus (Molluscum contagiosum, condiloma acuminado, herpes simple, herpes zóster), hongos (candidiasis), parasitosis (parásitos intestinales, Pediculus pubis, sarna), infecciones genitourinarias (herpes anogenital, gonococia,sífilis secundaria)

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Causas yatrógenas: Antibióticos orales (tetraciclina, eritromicina, lincomicina), laxantes (parafina), productos locales (ungüentos, desodorantes, polvos, jabones, supositorios, anestésicos tópicos, corticosteroides tópicos, lanolina).

Enfermedades dermatológicas:Psoriasis, eccema atópico, dermatitis seborreica, liquen plano, vaginitis atrófica.

Enfermedades sistémicas:Diabetes mellitus, uremia, ictericia colestásica

Otras causas:

Higiene insuficiente o excesiva, aumento de la temperatura y la humedad (ropa ajustada, clima caluroso, obesidad, ejercicio físico, ocupación), dieta (café, té, chocolate, colas, leche, cerveza, vino, cítricos, tomates)culo vicioso de picor-lesiones por rascado-picor (con infección sobreañadida o sin ella)..

Diagnóstico

En la mayoría de los casos es difícil llegar al diagnóstico, debido a que hay que descartar todas las causas de prurito mediante una cuidadosa anamnesis y una exploración clínica general y especial de la región perineal. Además, deberán realizarse determinaciones analíticas, exámenes microbiológicos de las heces y del exudado anal y, frecuentemente, el estudio visual y anatomopatológico de la piel por un dermatólogo.

Las lesiones por prurito puede clasificarse según los criterios del Washington Hospital Center en:

– Grado I: piel roja e inflamada.– Grado II: piel blanquecina liquenificada. – Grado III: piel liquenificada con estrías, surcos o ulceraciones.

Tratamiento

Es específico siempre que se identifique la causa. Además, tanto en el secundario como en el idiopático deben tratarse los síntomas con el fin de romper el círculo vicioso del picor- lesiones por rascado-picor. Para ello se deben establecer las siguientes recomendaciones terapéuticas:

← –  Tranquilizar al paciente.

← –  Suspender antibióticos, agentes tópicos o laxantes, así como cualquier alimento o bebida que pueda desencadenar la sintomatología (té, café, chocolate, colas, especias, bebidas alcohólicas, cítricos, frutos secos).

← –  Evitar el uso de prendas de vestir (en particular ropa interior y de cama) muy ajustadas o de abrigo para impedir el aumento excesivo de la temperatura perineal.

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← –  Mantener cortas las uñas para reducir las lesiones por rascado e inclusive utilizar guantes de hilo por la noche.

← –  Mantener el área perineal limpia y seca mediante baños de asiento varias veces al día (sobre todo tras la defecación) con agua o con una solución acuosa de permanganato potásico (1:10.000), seguidos de un secado cuidadoso de la zona. No debe utilizarse papel higiénico ni agua jabonosa para limpiar la piel. Es recomendable llevar siempre toallitas húmedas no alcohólicas para dicho fin.

← –  En los casos más intensos de prurito puede utilizarse capsaicina en pomada o una loción antipruriginosa, antiséptica y astringente, como la tintura de Castellani, 2 veces al día durante 3-4 semanas.

← –  Los pacientes con prurito nocturno intenso pueden beneficiarse de la aplicación de una pequeña cantidad de crema de hidrocortisona al 1% y la administración de antihistamínicos orales (clorhidrato de hidroxicina de 10-25 mg). La mayoría de los pacientes responderán a este tratamiento, aunque la recurrencia de los síntomas es frecuente. En caso de fracaso es necesario solicitar una segunda opinión al dermatólogo.

ENFERMEDAD HEMORROIDAL

Definición

Las hemorroides son estructuras fisiológicas constituidas por plexos vasculares arterio- venosos que forman un almohadillado a lo largo del canal anal. La enfermedad hemorroidal se define como una serie de síntomas y signos (dolor, prurito, prolapso, sangrado, etc.) atribuibles al tejido hemorroidal generalmente secundarios a alteraciones estructurales de éste (dilatación e ingurgitación) y/o de los tejidos de sostén.

Tipos de Hemorroides

Hemorroides internas

Se sitúan proximalmente a la línea dentada y están cubiertas por mucosa rectal y mucosa de transición. Se sub-clasifican en cuatro grados dependiendo de la extensión del prolapso.

Clínica

Las rectorragias y el prolapso son los signos cardinales de la enfermedad hemorroidal interna. “La hemorragia” puede estar presente en todos los grados hemorroidales, y apare- ce generalmente en relación con la defecación. La sangre es roja y brillante, aparece tras la expulsión de heces limpias e impregna el papel al limpiarse. El “prolapso hemorroidal” es descrito por los pacientes como la exteriorización de la mucosa intestinal durante la defeca-

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ción. En los grados III y IV, se asocian otros síntomas, como malestar perianal, prurito anal o manchado mucoso.

La presencia de dolor indica, generalmente, la existencia de una trombosis hemorroidal y/o el atrapamiento en un ano hipertónico de los plexos hemorroidales.

Diagnóstico

Se establece por inspección anal, rectosigmoidoscopia flexible/rígida y, en el caso de estar indicada la colonoscopia, ésta debe realizarse antes de iniciar el tratamiento.

Clasificacíon

Hemorroides de grado I:

Cuando las almohadillas hemorroidales protruyen en el canal anal, pero no descienden por debajo de la línea dentada durante el esfuerzo defecatorio.

Hemorroides de grado II:

Cuando se prolapsan a través del canal anal durante la maniobra de defecación, pudiéndose ver en el margen anal, pero desaparecen espontáneamente al cesar el esfuerzo defecatorio.

Hemorroides de grado III:

Cuando el prolapso desciende por debajo del margen anal y sólo desaparece con maniobras de reducción digital.

Hemorroides de grado IV:

Cuando el prolapso se mantiene de forma continua por debajo del margen anal o se reproduce inmediatamente tras su reducción.

Tratamiento

1. Medidas conservadoras. La mayoría de los síntomas hemorroidales mejoran o desaparecen consiguiendo una defecación sin esfuerzo y observando unas medidas higiénicas elementales. La reducción de la consistencia de las heces debe conseguirse con alimentos ricos en fibra (verduras, legumbres, frutas), productos alimentarios enrique- cidos con fibra o asociando entre 3,5 y 10,5 g/día de Plantago ovata. Si es necesario se añaden laxantes suaves, como la lactulosa 20-100 g/día. Se debe evitar el esfuerzo defecatorio prolongado y fomentar la máxima higiene, limpiando el ano delicadamente con agua y secándolo posteriormente con toallitas

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suaves. Existen multitud de pomadas “supuestamente antihemorroidales” que mejoran los síntomas del paciente, aunque no modifican el sangrado ni la evolución de la enfermedad. La mayoría contienen corticos- teroides, anestésicos y antisépticos. Los anestésicos tópicos (mejoran las molestias y el prurito) no deben ser usados demasiado tiempo, porque producen hipersensibilidad y dermatitis de contacto; del mismo modo, el uso prolongado de corticosteroides puede provocar atrofia cutánea y sobreinfección. La administración de diosmina oral en pleno brote y a dosis elevadas (300 mg/4 veces al día) parece mejorar los síntomas.

2. Tratamientos mínimamente invasivos. Ante el fracaso o la intolerancia a las medidas previas se puede optar por varios procedimientos que se realizan normalmente de forma ambulatoria. La ligadura con banda elástica es el procedimiento más utilizado, con éxito en el 70-80% de los pacientes y más eficaz que la escleroterapia. Por lo general, tras la aplicación de bandas elásticas, se produce una sensación de opresión leve en la zona anal y posteriormente aparece la lesión propia del desprendimiento de la hemorroide que ocurre sobre el quinto día. Ocasionalmente los pacientes pueden presentar dolor intenso, infecciones o trombosis de otras hemorroides. Existen métodos que utilizan láser, infrarrojos o coagulación bipolar para destruir las hemorroides internas cuya eficacia es similar a la escleroterapia e inferior a la ligadura.

3. Cirugía. La hemorroidectomía “abierta” es la técnica de elección en las hemorroides grado IV, en caso de asociarse a un prolapso mucoso importante se opta por una hemorroidectomía circular “cerrada”.

Hemorroides externas

Se ubican distalmente a la línea pectínea y están recubiertas por el anodermo y la piel perianal.

Sospecha clínica

Se caracterizan por la aparición súbita de dolor anal continuo, intensificado con la defecación, que alcanza su máxima intensidad a los 2-3 días y desaparece en una semana. Ello es consecuencia de la trombosis del plexo hemorroidal.

Diagnóstico

En la inspección del ano se observa, en el margen anal, uno o varios nódulos subcutáneos, violáceos-azulados, dolorosos y duros al tacto, recubiertos de piel edematosa y en ocasiones ulcerada con salida parcial del trombo.

Tratamiento

Además de las medidas conservadoras descritas en el tratamiento de las hemorroides internas es importante asociar analgésicos/AINE orales

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(metamizol magnésico de 0,5-2 g o ibuprofeno de 400-600 mg cada 8 h), baños de asiento con agua templada y anestésicos tópicos. Entre las primeras 24 y 72 h debe realizarse una exéresis de la hemorroide trombosada con anestesia local. En caso de que el diagnóstico sea más tardío, o los síntomas sean mínimos, se puede mantener el tratamiento médico.

Tabla Diferencial de Hemorroides

Caracteristicas anatomicas

Hemorroides internas Hemorroides externas

Localizacíon Encima de la línea dentada

Debajo de la línea dentada

Plexo venoso Hemorroidal interno Hemorroidal externo

Drenaje venoso Sistema porta Sistema cava

Región externa Mucosa rectal Piel perianal

Fibras Sensitivas Bajo número: no dolor Alto número: dolor

FISURA ANAL

Concepto y clasificación

La fisura anal es un desgarro longitudinal o úlcera de la piel del canal anal situado justo por debajo de la línea dentada.

Se clasifican, según el tiempo de evolución, en agudas y crónicas (duración mayor de 6-8 semanas), y en función de su etiología, en idiopáticas o secundarias. La mayoría de las fisuras anales son idiopáticas y se localizan en la línea media posterior (90% de los casos).

Diagnóstico

La fisura anal se sospecha en pacientes que describen un dolor desgarrante con el paso de las deposiciones y postevacuación, asociado en ocasiones a pequeños restos de sangre roja en el papel al limpiarse. El prurito y la secreción anal suelen estar presentes en la fase crónica de la lesión.

El diagnóstico se establece mediante la inspección anal, mientras el paciente realiza una maniobra de defecación. Dado que el canal anal está hipertónico y es muy doloroso, la separación de los márgenes anales para observar la lesión debe hacerse con mucho cui- dado y, frecuentemente, precisa la aplicación tópica de anestésicos en forma de pomadas o inyectables.

La “fisura anal aguda” se caracteriza por ser un desgarro superficial de bordes

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limpios, mientras que la “fisura anal crónica” es la evolución de la aguda, que se transforma en un desgarro profundo con una úlcera de bordes indurados, en cuyo lecho pueden apreciarse las fibras blanquecinas del esfínter anal interno (EAI) y, generalmente, se acompañan de un plie- gue cutáneo indurado en el extremo distal y una papila hipertrófica en el borde proximal.

Tratamiento

Fisura aguda

Se debe corregir el estreñimiento, facilitar la apertura del canal anal durante la defecación y disminuir el dolor. Para ello se pauta una dieta rica en fibra, suplementos de fibra dietética, P. ovata y/o lactulosa y analgésicos orales y/o anestésico tópico en forma de gel unos minutos antes de defecar. Es importante que la aplicación tópica no sea traumática; para ello es recomendable que el paciente impregne digitalmente el ano mientras realiza maniobras suaves de defecación.

Las cremas tópicas “antinflamatorias” no han demostrado ser más eficaces que el placebo. Los baños de asiento con agua tibia pueden ayudar a relajar el EAI. Con estas medidas la mayoría de las fisuras agudas cicatrizan y quedan asintomáticas. En el caso de que esto no ocurra, se pueden utilizar 2 veces al día ungüentos de nitroglicerina (0,2%) o de dinitrato de isosorbida 5 veces al día (1%). Estas sustancias disminuyen la hipertonía del EAI, alivian el dolor y promueven la curación de la fisura. El efecto secundario más frecuentemente observado es la cefalea (20-60% de pacientes). La cefalea aparece en las primeras semanas de tratamiento y no suele durar más de 30 min. En ocasiones obliga a suspender el tratamiento. No existen estudios a largo plazo que analicen la recurrencia de las fisuras después de este tratamiento.

Fisura crónica

Además de las medidas especificadas en la fisura aguda se puede utilizar:

Tratamiento farmacológico

← –  Inyección intraesfintérica de toxina botulínica (5-25 U). Esta técnica, en los esca- sos estudios controlados existentes, consigue la curación de la úlcera y el alivio sintomático en el 80-100% de los casos a los 6 meses de su aplicación, y produce una disminución de las presiones del canal anal transitoria, entre 4 y 8 semanas. Los pacientes que no responden a la primera inyección o que presentan recidiva pueden recibir una segunda dosis con una posibilidad de respuesta superior al 60%. Hasta un 7% de pacientes pueden presentar incontinencia de gases leve y transitoria. El porcentaje de recidiva a los 4 años tras la cicatrización es superior al 40%, en relación con la localización anterior de la fisura, mayor tiempo de evolu- ción o necesidad de dosis repetidas.

← –  Pomada con nitroglicerina al 0,2-0,4%, 2 veces al día y siempre después de cada depo- sición. El porcentaje de curación oscila entre el 40 y el 60% a las 4-8 semanas. El efecto secundario más frecuente es la

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cefalea. Aunque ambos tratamientos (nitroglicerina tópica o toxina botulínica) pueden ser una buena opción terapéutica como primera línea de tratamiento, el precio, la necesidad de personal experto y la presencia infrecuente de incontinencia anal hace que la toxina botulínica no sea la primera opción. Se recomienda, por tanto, la nitroglicerina como opción recomendable en primer lugar, dejando como segunda opción la toxina botulínica para pacientes en los que la nitroglicerina esté contraindicada, no se tolere o sea ineficaz. Aunque no están comercializadas, tanto la pomada de diltiazem (0,2%) como la de beta- necol (0,1%), aplicadas 3 veces al día, han demostrado que producen la cicatrización de la fisura en el 60-75% de pacientes sin producir efectos secundarios. benigna

Tratamiento quirúrgico

Cuando fracasa el tratamiento médico debe indicarse el quirúrgico. Actualmente se considera la esfinterotomía lateral del EAI como el tratamiento más seguro y eficaz (superior al 90%). Antes de realizar el tratamiento quirúrgico es recomendable observar la existencia de hipertonía del canal anal mediante la realización de una manometría. El efecto secundario más importante es la presencia de incontinencia anal leve (fundamentalmente de gases), que puede ser de hasta el 30-45% en el postoperatorio inmediato y del 6-30% a largo plazo, siendo más frecuente en mujeres, sobre todo en multíparas. Por ello, el tratamiento médico en pacientes de alto riesgo de incontinencia poscirugía debe ser completo.

←ABSCESOS ANORRECTALES

←Concepto

Los abscesos anorrectales son infecciones localizadas en los espacios adyacentes al ano y/o el recto. La infección se puede iniciar desde: fisura, hemorroides prolapsadas, lesiones superficiales de la piel o lesiones traumáticas. Sin embargo, en la mayoría de pacientes el origen es criptoglandular. Son entre 2 y 3 veces más frecuentes en varones, con un pico de incidencia entre la tercera y cuarta década. En determinadas enfermedades específicas como en la enfermedad de Crohn, la tuberculosis, enfermedades malignas o inmunodepresión se pueden observar con frecuencia estas infecciones localizadas. Se clasifican según la localización en: perianal, interesfinteriano, isquiorrectal y supraesfinteriano.

Clínica

El absceso anorrectal perianal o submucoso se caracteriza por la presencia de dolor constan- te, de pocos días de evolución, en la zona perianal que aumenta al andar y al sentarse. En general, no hay otros síntomas, pero también puede cursar con fiebre y cuadro séptico. La inspección y palpación del ano y de la región perianal evidencian una zona hiperémica, indurada muy dolorosa a la presión. Los abscesos más profundos tienen un curso insidioso con molestias en el recto, el hipogastrio y, en ocasiones, la espalda. Es difícil localizarlos a la palpación. Para conocer la ubicación perfecta y su extensión se requieren

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técnicas complementarias, como la ecografía anal y rectal, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), si bien en ocasiones es imprescindible valorar al paciente en quirófano con anestesia general.

Tratamiento

Se debe realizar lo antes posible un drenaje quirúrgico tanto si los abscesos fluctúan como si no. En el caso de que se sospeche la existencia de una enfermedad de Crohn, los estudios complementarios se realizarán siempre tras el drenaje.

FÍSTULAS ANORRECTALES

Concepto

La fístula es un trayecto tubular fibroso con tejido de granulación que está abierto por un orificio (primario o interno), en el canal anal o en el recto, y se comunica con la piel perianal por uno o varios orificios (secundarios). La mayoría de las fístulas anorrectales son la evolu- ción a la cronicidad de un absceso, de manera que tienen el mismo origen etiológico.

Clasificación

Según las trayectorias seguidas en relación con los esfínteres anales, las fístulas anorrectales se clasifican en cuatro grupos: interesfintéricas, transesfintéricas, supraesfintéricas y extraesfintéricas.

Clínica

Se manifiestan como supuración perineal de pus, sangre, moco y, en ocasiones, mate- ria fecal. El dolor aparece cuando cesa el drenaje por obstrucción del orificio secundario.

Siempre suele haber una historia reciente de drenaje espontáneo o quirúrgico de un absceso. Además, en las fístulas secundarias suelen existir síntomas propios de la enfermedad causal. En la inspección se puede observar el orificio secundario y, en ocasiones, al apretar la piel circundante, salen gotas de pus. El orificio primario o interno se observa mediante anuscopia o rectoscopia. Al tacto se puede, en ocasiones, palpar un trayecto indurado y doloroso. Aunque la exploración bajo anestesia se considera el método diagnóstico óptimo, la ecografía endoanal (con o sin peróxido de hidrógeno inyectado en el tracto fistuloso), la RM y la TC son técnicas que permiten hacer un diagnóstico morfológico con excelente sensibilidad y especificidad.

Tratamiento

Las fístulas bajas (las que no afectan al esfínter externo ni al músculo puborrectal) se tratan quirúrgicamente mediante fistulectomía. Cuando el trayecto es complejo o alto y la cirugía puede lesionar los esfínteres, quedando como secuela una incontinencia fecal, se deben realizar técnicas quirúrgicas específicas (setón, colgajo de avance mucoso, etc.). Si existe enfermedad de Crohn hay que administrar el tratamiento específico de ésta y programar, si no

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hay respuesta, el tratamiento quirúrgico menos agresivo posible. El sellado de la fístula con cola de fibrina puede ser viable en pacientes con alto riesgo de incontinencia o quirúrgico, aunque su recidiva a largo plazo es alta.

PROLAPSO RECTAL

Prolapso rectal completo

Definición

Es la protrusión de todas las capas de la pared rectal a través del canal anal. Debe distinguirse del prolapso mucoso, en el que sólo protruye la mucosa, y del prolapso rectal interno, en el que la porción superior del recto y/o el sigma se prolapsan dentro de la ampolla rectal sin alcanzar el orificio anal.

Clínica

Los síntomas son debidos al prolapso per se e incluyen malestar perianal, sensación de evacuación incompleta, tenesmo y manchado de contenido fecal con moco y, en ocasiones, sangre. Por lo general, se asocia a debilidad esfinteriana (fundamentalmente del EAI) y de los músculos del suelo pélvico, y en el 26-80% de los casos a incontinencia anal.

Diagnóstico

Inspección visual del periné en reposo y tras un esfuerzo defecatorio para observar la protrusión del recto con una mucosa muy enrojecida.

Tratamiento

En los niños el tratamiento inicial debe ser siempre conservador mediante la reducción manual del prolapso y la aplicación de medidas correctoras del esfuerzo defecatorio. En los adultos, además de medidas conservadoras, el tratamiento se basa en la aplicación de diferentes técnicas quirúrgicas que persiguen la fijación del recto (rectopexia). Estas técnicas se pueden realizar por vía transabdominal, abierta o laparoscópica, o por vía perineal.

No existen evidencias sobre qué técnica ofrece los mejores resultados. La decisión sobre la técnica quirúrgica elegida debe ser individualizada.

Prolapso rectal interno (intususcepción)

Diagnóstico

Es más complejo y exige la utilización del rectoscopio para observar la protrusión en el momento del esfuerzo defecatorio o la realización de defecografía. Predomina en las mujeres, y el síntoma más frecuente es la sensación de evacuación incompleta; además, pueden presentar tenesmo, pesadez rectal, sensación de llenado pélvico y dolor en pelvis, espalda o muslos.

Tratamiento

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No está plenamente establecido, y mientras algunos autores recomiendan la cirugía precoz (rectopexia) con el fin de que no avance el prolapso y protruya hacia el canal anal, otros mantie- nen el tratamiento conservador con medidas higiénico-dietéticas y farmacológicas para comba- tir los síntomas hasta que aparece incontinencia, momento en el que se indica la cirugía.

SÍNDROME DE LA ÚLCERA SOLITARIA DEL RECTO

Definición

Consiste en la presencia de una o varias úlceras en el recto asociadas a rectorragias, defecación dificultosa, esfuerzo excesivo en la fase expulsiva de la defecación, eliminación de moco y dolor en la región perineal. Es una afección crónica benigna que aparece sobre todo en adultos jóvenes, con preferencia del sexo femenino.

Diagnóstico

Mediante rectoscopia se observan una o varias úlceras, por lo general, en la pared anterior del recto, a unos 4-10 cm del margen anal externo, rodeadas de una mucosa eritema- tosa. El diagnóstico debe establecerse mediante biopsia de la úlcera para descartar carcinoma, enfermedad de Crohn, proctitis y linfogranuloma venéreo. En la mayoría de los casos existe prolapso mucoso rectal y en el 60% de los pacientes, prolapso rectal completo.

Tratamiento

Inicialmente debe ser siempre conservador, se dirige a evitar el esfuerzo defecatorio mediante supositorios de glicerina, laxantes de masa y medidas educadoras. En ausencia de respuesta, o cuando existe prolapso rectal asociado, debe planificarse la cirugía. Es fre- cuente la existencia de recidivas.

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ANEXO IAlgoritmo de actuación de hemorroides

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Texto completo

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