danza en la carcel
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7/25/2019 Danza en La Carcel
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Danza en la crcel.
Una experiencia educativa de liberacin
Mariana
Nez Guerra
l serinvitada aparticipar en este encuentro,me llam laatencin que la experiencia
que compartir hoy con ustedes hubiese sido considerada como educativa. Aceptar
con gusto desarrollar aqu mi ponencia tuvo que ver tambin con aceptar que, en
efecto, mi trabajo tena que ver con una consideracin personal de lo que implica
unproceso educativo. Es decir, que proponer instaurarun taller de danzaal interior
de una institucin chrcelaria llevaba implcita una intencin educativa, entendien-
do sta como una necesidad personal de transmitir una experiencia, en el doble
sentido de ensear y de aprender. La educacin concebida entonces como un
proceso bilateral de creacin, como un proceso de transformacin que sin duda me
afecta tanto a mi misma como a los demsy que por consecuencia trastoca incluso
ala propia institucin.
Existen tres facetas demiquehacerprofesional que se conjugaron en el trabajo
realizado en la crcel y que es necesario exponer para contextualizarlo. Porunaparte,
como psicloga, me intereso bsicamente por aquellos grupos humanos excluidos,
estigmatizados, es decir rechazados por la sociedad. Intento abordar sus diversas
problemticas, tanto desde el punto devistaclnico como social. Llevo mi prctica
a hospitales psiquitricos, a centros de educacin especial para adolescentes, a
programas comunitarios y logro llegar tambin a la crcel, crcel de mujeres,
doblemente crce1;amujeies presas en el rea psiquitrica de la crcel, triplemente
presas. Para mi es fundamental comprender tanto los mecanismos psquicos
individualescomo aquellos factoresinstitucionales que llevan ala exclusin social de
dichos grupos.
Por otraparte,como bailarinay coreografa, meatraenlos espaciosalternativos
alos convencionales, me interesa transmitir mi expresin a pblicos no elitistas; es
as como llevo mi trabajo a la calle, a las plazas, a las estaciones del metro, etctera.
Fundacin Dignidad.
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El contacto con el pblico urbano es central en mi decisin de llevar la danza a los
otros grupos ,
y
no solamente como poseedora de ella sino como educadora, es
decir como facilitadora para que los otros se conviertan en dueos de este medio
de comunicacin.
Y
como tercera faceta est mi experiencia docente, tanto en el terreno aca-
dmico como en el de la enseanza de la expresin corporal con diversos grupos,
sean estosnios en talleres artsticos,adolescentesen ambientes escolares norma-
les ,adolescentes en centros de educacin especial,grupos de mujeresprofesionis-
tas, grupos de educadores y grupos de bailarines. Me preocupa bsicamente la
bsqueda de medios creativos para la enseanza, la reflexin permanente sobre la
relacin maestro-alumno y la importancia del proceso grupal en la enseanza
aprendizaje.
Llevar mi proyecto ala crcel de mujeres me coloc, inevitablemente, en esos
tres lugares,intentando vivenciarlos integralmente comouna totalidad desde la cual
poda avalar mi propuesta. Espero no sobresealar que estos tres aspectos se ven
influidos tambin por mi propia historia de vida, como mujer, como madre.
lproponer el proyecto de danza en el Centro Femenil de Readaptacin So-
cial de Tepepan, no me interesaba slo alcanzar mritos artsticosy culturales con
las mujeres presas, sino tambin contribuiraprotegerlas de lavulnerabilidadalaque
estn expuestas por su condicin de presas, aunada a la de ser mujeres. esto se
sumaba tambin mi conviccin de tratar de modificar los patrones culturales que
sustentan ladiscriminaciny laviolenciacontralasmujeres en raznde su condicin
femenina. Estaba convencida de que al participar en una actividad creativa, al
explorar las diversas posibilidades expresivas de su cuerpo en movimiento, al for-
mar parte de un proyecto colectivo, las mujeres abriran un camino para liberarse
de los estigmas que sufren desde la reclusin.
Meplanteelos s uientes objetivos:
Que el grupo de mujeres que participara en el taller tuviera la posi-
bilidad de realizar un trabajo corporal creativo que potencializara sus
capacidades expresivas y que sirviera de medio para canalizar sus in-
quietudes.
Que por medio del d e r as internas pudieran conocer mejor su cuerpo
y las diversas posibilidades expresivas que con l se pueden desarrollar.
-Que el ejercicio corporal se integraraenunaunidad de sensaciones, sen-
timientosypensamientos que ampliaran significativamente supotencia-
lidad expresiva.
-Que al trabajar en la toma de conciencia sobre el uso del tiempo
y
del
espacio, es decir, de la insercin rtmica del cuerpo enelespacio individual
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20 OS DE EDUCAUN DE ADULTOS EN LA UAM X
y total se aprendiera a considerar la presencia de los dems y la inte-
raccin que con ellos se puede establecer.
Que por medio de la prctica de la improvisacin se pudiera desa-
rrollar
al
mximo la espontaneidad haciendo uso tanto de los propios
recursos corporales como de objetos y materiales diversos.
-Que tanto las experiencias devidapresentescomo las historias de cada
una tuvieran cabida en la temtica o contenido de las obras a trabajar.
-Que el taller diera fmtos por medio del montaje de diversas coreo-
grafas representando de manera evidente el esfuerzo realizado.
revedes npln deia experiencia
En
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present ala entonces directora de dicho centro lapropuesta de instaurar
un taller de danza con las intemas que mostraran inters por participar. l ser
aceptada laprimera fase consisti en integrar unacampaa de persuasin paraque
se inscribieran ofrecindoles sobre todo informacin respecto del taller. As en
menos de un mes comenc a trabajar con alrededor de
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mujeres.
Al principio las reacciones fueron diversas; risas burlas timidez euforia
etctera sin embargo poco apoco las emociones se estabilizaron y el saln previsto
para estaactividad se convirti enun espacio especial distinto alos que existan en
la crce1;un espacio de convivencia de reflexin pues necesariamente las vivencias
corporales provocaban el deseo de hablar de comunicar las sensaciones
y
de
cuestionar ncluso el tipo de relaciones que ese tipo de prcticageneraba.
La poblacin fluctuaba slo
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se quedaron permanentemente las dems
entraban y salan dependiendo de sus estados de nimo e incluso de su situacin
jurdica. Tuve que aprender que lo importantea fin de cuentas no erala cantidad de
participantes sirno la calidad de participacin de cadauna de ellas aunque slo llegara
una. Tuve que comprender que el proyecto no era aplicable para todas sino
nicamente para aquellas que se sentan identificadas con ese medio particular de
expresin: la danza.
En 1994mi proyecto fue apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y
las Artes lo que me permiti involucrar en ese trabajo a otras profesionales de la
danza; se trataba de mis compaeras delgrupo de danza en el que participaba. Eso
enriqueci laexperiencia pues se ensearon diversas tcnicas adems de que con el
grupo adentro el campo de relaciones se ampli considerablemente.
Tuve la oportunidad de seguir trabajando durante un ao msy en general la
principal problemtica fue la falta de apoyo porparte de la institucin en lo que se
refiere ala promocin
y
difusin del taller al interior del reclusorio;eso ocasionaba
la falta de informacin que se proporcionaba a las intemas acerca de los horarios
y objetivos de ste. Asimismo personal de la institucin realizaba acciones que
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obstaculizabanel desarrouo de las actividades, haciendo uso del espacio en horarios
del taller, organizando actividades durante los mismos, etctera, medidas que sin
duda boicoteaban el trabajo.
Un espacio con estas caractedsticas (libre expresin, reflexin permanente,
liberacin de sentimientos, etctera) dentro de un sistematan represivoy autorita-
rio no poda serbienvisto porlaautoridades;sin embargo, elmismo discurso oficial
con respecto al sistema penitenciario, es decir, el concepto de readaptacin so-
cial, avalaba el valor del taller, por lo que acabaron por aceptarlo, aunque no por
apoyarlo.
En el transcurso de dos aos pude observar queal interior del Centro exista
un grupo todava ms marginado
y
que viva en condiciones de abandono ver-
daderamente lamentables; se trataba del gmpo de inimputables , formado por
alrededor de 30mujeres que estaban en elreapsiquitrica.Meinteres enormemen-
te trabajar con ellasy logr conformarun grupo de 12 mujeres, con quienes trabaj
duranteunao. Estaexperienciacobr especialinters y requerirde otro momento
para poder compartirla conustedes, sin embargo creo que apesar de sus diferencias
puedo incluirla dentro de mis consideraciones finales.
Les mostrar algunas escenas delvideo quepiensp podrn hablarles ms que
mis propias palabras.
Quisiera, para finalizar, transmitirlesalgunas delas cosas que pudeaprender en
esta experiencia. No siempre se trata de certezas, tambin surgieron muchas
preguntas.
Lalibertadno se restringeal espacio fsico sino tambin tiene quever con
la capacidad humanade decidir sobre el propio cuerpo,laspropias ideas
y
las emociones.
El espritu humano requiere nutrirse de experiencias artsticas pues a
todos, sin excepcin, nos pertenece un potencial creativo que es nece-
sario desarrollar.
El arte, en el caso la
danza
cumple con una funcin trascendente pues
enriquecey dignifica nuestras vidas.
Somos seresvulnerablesy estamos expuestos en diversos momentos de
nuestras vidasa delinquir En dnde se
encuentralaKneadivisoria
entre
los que estn presos
y
nosotros?
l
interior delos reclusorios no existe la readaptacin, solamente el cas-
tigo. nosotros, los profesionales involucrados e involucradas en este
terreno qu nos corresponde hacer?