carcel mujer genero

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  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    1/18

    P R I S I O H E S

    P R

    M U J E R E S UN

    E N F O Q U E D E

    G N E R O

    ElenaAzaola

    L A T E O R

    35

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    2/18

    36

    LA

    VCNTAHA N O N 2 /

    995

    ' Remi t imosal lector interesado en el t e m a

    a la

    consulta

    del

    estudio

    in

    extenso-.

    Azao-

    la,Elenay

    Crist ina

    Jos

    Yacamn.las

    m u/e-

    re s olvidadas. Un

    estudio acerca

    de la si-

    tuacin

    de las

    crceles

    para

    mujeres

    de la

    Repblica Mexicana. Programa Interdisci-

    plinario

    de

    E studios

    de la

    /'.

    *'

    Colegio

    de Mxico/Com isin

    Nacional

    de Derechos

    Hum anos, en

    prensa.

    E l estudio fue

    realiza-

    do a

    solicitud

    de lasubsecretarade

    Protec-

    cin

    Civil ,

    Prevencin

    y

    Readaptacin

    So-

    cial

    de la Secretara deGobernacin.

    E lpresente

    trabajo intenta mostrar,

    de

    manera necesar iamente

    breve y esquemtica, algunas de las ideas y de los resultados

    que

    obtuv im os

    en un

    es tudio que, duran-

    te 1993y

    1994,e m pre nd im os

    al

    inter ior

    del

    Programa

    Interd isciplinario

    deE s tudiosde

    la

    Mujer, de El Colegio de Mxico, con el

    propsito

    de dar

    cuenta

    de la

    situacin

    y

    de las

    condiciones

    de

    v ida

    que

    prevalecen

    entre las

    mujeres

    que se encuentran en

    prisin

    en

    nuestro

    pas;'

    Comenzaremos

    por refer i r a lgunos

    datos

    sobre

    la

    poblacin penitenciaria

    que

    pueden resultar ti-

    le spara

    contextualizar el problema.

    Existen

    en

    Mxico

    un

    total

    de 445

    es tablecim ientos peni ten-

    ciarios

    de

    todo tipo: desde

    lo s

    reclusorios preventivos

    de las

    grandes

    ciudades

    hasta las

    crceles

    de las

    comunidades

    m s

    pequeas

    y

    remotas ,

    pasando

    por los

    centros

    de readaptacin

    social,

    las penitenciaras, las crceles municipales, las distrita-

    les, o bien, los m odernos centros fe de rales de alta

    seguridad.

    E n

    aproximadamente 230 de estos establecimientos existeun r in-

    cn, una celda o una pequea seccin que alberga poblacin

    f emenina p ues, salv o contadas excepciones, no existen en M -

    xico centros

    que

    sean exc lus ivamente

    para mujeres ,

    lo que

    consti tuye

    la

    pr ime-

    ra fuente de desventaja para ellas.'

    Con

    frecuencia

    lo

    anter ior in tenta

    justificarse

    esgr imiendo

    2

    L osdatosprov ienen de lasEstadsticas

    Pe-

    nitenciarias de la Secretarade Goberna-

    cin, 1994.

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    3/18

    E L E N A A Z A O L A x- 3 7

    como

    a rgumento

    que

    ellas solam ente representan

    el 4%

    de

    la

    poblacin pen i ten ciaria an iv e lnacional , dato que , s in em bar-

    go, t ien de

    a

    oscurecer otras razones

    por las

    que,

    al

    igual

    que en

    otros

    espacios, seconcedea lasm ujeresm enos im por tanc iaque

    a losvarones.E neste cam po, lasrazone sdeordeny seguridad,

    entreotras , no ayudan a las m ujeres , pues e n la m edida e n qu e

    ellas

    pocas v eces hacen

    uso de lafuerza, se

    fugan ,

    s

    am o t inan

    o representan

    un

    riesgo para

    la

    seguridad

    de

    estos estableci-

    mientos , sus

    demandas

    no son

    v is tas com o priori tar ias

    y

    t ien-

    den apostergarsede manera indefinida.

    E n nm eros absolutos , la poblacin totalde internas en los

    centros penitenciarios

    de l

    pas era,

    al

    m o m e n to

    de

    efec tuar

    e l

    es tudio,

    de 3 m i l 479m ujeresque , como hem os d icho, represen-

    taban

    el 4% de las 91

    m il

    788

    personas internas.

    Esta

    proporcin

    es

    s e m e j an t eala que se encue ntra en otros pases con un nivel

    s imilar de

    desarrollo

    que el

    nuestro.

    An

    entre los pases

    m s

    avanzados,

    en

    donde

    la mu je r

    t i ene

    una

    part ic ipacin mayor

    tanto en el deli to como en otras actividades, la proporcin de

    mujeres en

    prisin casi nunca rebasa

    e l.

    15

    con

    respecto

    a los

    varones.

    No

    es

    difcil

    ad iv inar que por detrsdelhecho anterior se en-

    cuentran

    patrones de conducta, valores, creencias e imgenes

    que s i rv enparam arcar

    las

    diferencias, para distinguir

    la

    posi-

    cin que ocupan el hombre y la

    muje r

    en nuestra sociedad; en

    otras

    palabras, construcciones

    de

    gnero.

    Es porelloque

    diver-

    sos es pecialistas han propuesto que la escasa participacin de

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    4/18

    38

    L A VENTANA, N O N . 2 / 1 9 9 5

    3 C f r Carien,

    Pat.

    Women's

    imprisomnent ,

    Routledge and Kegan

    Paul,

    Londres, 1983;

    Smat,

    Cario.

    Feminism

    an d

    the power

    o

    law,

    Routledge, Londres, 1989; Larrauri ,

    Elena

    (comp.) . Mujeres, derecho penal y

    criminologa,Sigloxxi,Madrid,1994.

    *

    Z affaroni, R al.

    La

    m u je r

    y elpoder pu -

    nit ivo , en AldaFaci et.al.,

    Sobre patriar-

    cas, jerarcas, patrones y otros varones,

    lla-

    nud, CostaRica, 1993.

    5 Faci,

    Alda

    et al.

    Sobre patriarcas, jerar-

    cas, patrones y otros varones,llanu d, Costa

    Rica,

    1993.

    Tambin: Zaffaroni. O p cit.

    la

    m u je r

    en e l

    de l i to cons t i tuye

    una de las

    eviden cias

    m s

    pal-

    pables

    de que los

    m ecan ism os

    de

    control

    informalresul tan se r m uch o m s severos y

    efectivos

    con la mujer .3

    Otros

    autores

    incluso han

    postulado

    que lam uje res un

    sujeto

    ausente de ldis-

    curso

    puni t i vo .

    4

    Asimismo,

    tanto Faci como Zaffaroni

    coinciden

    en

    sealar

    que

    tanto

    la

    vis in

    estereotipadadem u je ry hombre como la

    inv is ib i l idad

    de las mujeres son factores

    que han

    imped ido

    que

    exista

    un

    trato

    jus to

    para

    la

    m uje r

    criminal izada.

    5

    Noobstante loanterior,en nuestro pas no se han efectuado

    estudios eneste campobajo una perspectivade gnero.

    E n

    las

    explicaciones que continan prevaleciendo acerca de lacrim i-

    nal idad femenina s iguen ocupando

    un

    lugar pr ivi legiado los

    referentes biologistas

    o

    psicologistas.

    Los

    prim eros

    son la

    conti-

    nuacin

    de la

    lne a

    d e

    pens am iento iniciada

    p or

    Lom broso,para

    quien

    la

    expl icacin

    de l

    com por tam iento cr im ina l deba

    bus-

    cars e fundam enta lm en te

    en

    hechos biolgicos

    de la

    naturaleza

    animal que imprimen su sello indeleble en el hombre y en la

    mujer .

    Los

    segundos,basados

    en el

    pensam iento posi t iv is ta,

    si-

    tan a ladel incuencia fem eninaen lacategora de enfe rmedad ,

    la cual puede ind i s t in t amen te se r

    consi-

    derada

    como

    social,o ind iv idual .'

    6 Una vis in cr t ica de estos enfoques

    puede

    consultarse

    en:

    Barat ta , Alessandro.

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    5/18

    E L E N Z O L

    39

    Criminologa

    crtica

    y

    crtica

    de l

    derecho

    penal, Sigloxxi,

    Mxico,

    1986,y

    Resocia-

    lizacin

    o control social? Por un concepto

    crtico

    de

    reintegracin social

    de l

    condena-

    do , en Elsistema,pe nitenciario. Entre el

    temor

    y la esperanza,

    Orlando Crdenas

    (ed.),

    Centro de Estudios de Criminologa

    Crtica de

    Amrica

    Latina,

    Mxico,

    1991.

    L a

    m ayor a

    de los

    trabajos

    que e n

    nues -

    tro pasabordan

    e l

    f enm eno

    de la

    cr im i-

    nal idad femen ina

    parten, entonces, de

    concepciones

    para

    las que el rol

    tradicio-

    nal

    de la

    m uje r

    noconst i tuyeunproblem a

    a analizar, por lo que no asum en una pos-

    tura

    cr t ica

    frente

    a l ni se encuentran en condiciones de em-

    prender

    desdeall

    un

    anlisis

    de

    gnero.

    Aun en

    trabajos recien -

    tes

    e ncon tram os que la explicacin sobre la de lincuencia fem e-

    nina

    sigueestando

    profundam ente

    enrai-

    zada en

    perspec t ivas esencia l i s tas

    que

    presentan a

    la

    mujer com o na tura lm ente

    dbil, obien, com oen fe rm a mental . Entre

    otros estereotipos, todava

    se

    encuentra

    aquelque

    hace

    de lam uje rm exicana un

    sercon

    rasgos

    masoquistas.

    7

    E s por

    ello que,

    despus de

    haber

    efectuado una

    rev is in

    sobre la l i tera tura exis tente , nos resolv im os a em prender

    un

    es-

    tud io de t ipo cu alitativ o que diera voz a lasm ujeres in te rnas

    con e l fin de

    poder conocer,desde

    su

    propia perspectiva, tanto

    las caracterst icas

    de los

    hechosdelict ivos

    que con

    m ayor f re -

    cuencia

    cometen, como las condiciones de vida que enfrentan

    al

    inte r ior de la pris i n y que perm iten anal izar y poner en

    cues-

    t in

    lo s

    f u n d a m e n t os

    en que se

    basa

    e l

    m odelo peni tenc ia r io

    v i-

    gente . Todoellobajo la perspectiva de gnero, por considerar

    que este

    tipo

    de

    anlisis logra modificar sus tancia lmente

    la s

    7 Cr.Adato de

    Ibarra,

    Victoria, et.al.

    L a

    mujer delincuente, Inst i tu to de Inv est iga-

    ciones lurdicas, Unam,Mxico,1983;Lima,

    Ma. de la L u z .

    Criminalidad

    femenina. Teo-

    ras

    y reaccin

    social,

    Porra, Mxico,

    1991.

    Otros trabajos recientes dejan de lado la

    cuest in

    de la

    m uje r, como

    el de

    Fernndez,

    Dolores

    E .

    Lapena de prisin,Unam , Mxi-

    co,

    1993-'

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    6/18

    LA

    VCHTAIIA

    N d M

    2 9 9 5

    condiciones que han de observarse, al t iempo que

    arroja

    lu z

    acerca de

    de te rminados aspectos poco contemplados hasta

    ahora en otros estudios.

    Nuestroes tudi o abarc al 79% de las

    m ujeres

    que se encuen-

    tran

    en

    prisin

    a

    n ive lnacion al,

    y que

    hacen

    un

    total

    de 2m il

    424

    m ujeres ,

    de las que mil 159se

    encuentran

    en

    centrospeni-

    tenciarios

    que

    v i s i t amos

    en u

    es tados

    de la

    repblica para

    ob-

    servar sus

    condiciones

    y

    obtener

    sus

    tes t im onios

    de

    m anera

    di-

    recta, y m il 265 se hayan en pequeos centros dispersos a lo

    largo del pas y de las que obtuvimos

    informacin

    med ian t e

    cuestionarios.

    Tomadoe n

    cuenta

    que se

    trata

    de una

    m ues t ra a ltam ente

    re -

    presentativa, podemos hablardel

    perfil de las

    .m ujeres que ,

    a

    nive lnacional,

    se

    encuentran

    en

    prisin.

    Por lo que se

    refiere

    a la

    edad,

    el 70%

    t iene entre 18

    y 35aos, lo que es

    importante con-

    siderar

    puesto

    que abarca la

    m ayor

    parte de l

    pe riodo reproduc^

    t ivode la

    m ujer .

    E n

    cuanto

    al

    estado

    civil,las

    internas

    son en una

    tercera parte solteras; enotra,casadas, y en otra m sv ivan en

    unin libre,siendom uypequeo e lporcen taje dev iudas o di-

    vorciadas. Sinembargo, e independientemente de su estado

    civil,

    el86% son

    m adres

    y

    tienen,

    en

    promedio,

    3.5hijos.

    E n cuanto

    a la

    escolaridad,

    70%

    t iene com o nive l m xim o

    la

    pr imar ia y,

    dentro

    de

    este porcentaje,

    el 20% es

    an alfabeta.

    E l

    30%res tante

    se

    dis t r ibuyeentre

    los

    dive rsos grados

    de

    lasecun-

    daria, de lapreparatoriao dealguna carrera tcnica quepocas

    veces

    han

    logrado completar.

    Con

    respecto

    a la

    ocupacin

    que

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    7/18

    E L E N A A Z A O L A

    x-

    |

    desempeaban antes

    de

    ingresar,

    la

    m i tad

    de las

    m ujeres

    se en-

    contraba en el hogar, m ientras que la otra m itad se integra por

    comerciantesenpeque o, em pleadas dom st icas, m eseras, se-

    cretarias, cajeras , prost i tutas , y en m enor proporc in, mujeres

    ocupadas

    en

    actividades agrcolas

    o

    indus triales.

    En

    cuanto

    al

    delito,

    y

    aunque

    la

    proporcin

    vara

    m u ch o

    de

    unareginaotra, enprom edioel 36% de las

    m ujeres

    se encuen-

    tra en la

    crcel

    por

    delitos contra

    la

    salud;

    33% por

    robo

    o

    frau-

    de; 1 4 por

    homicidio;

    4% por

    lesiones;

    3% por

    robo

    de

    infantes;

    2 ,

    respec t ivamente , por secuestro ydelitos sex uales,y 6% por

    el

    conjunto de otros delitos en tre los que se encue ntran

    despo-

    jo, dao en propiedad ajenay al lanam iento.

    Pasaremos ahora a referir algunas de las

    conclusiones

    que

    fue posible obtener

    en e l

    estu dio. Para ello tendrem os

    que

    dejar

    de lado tanto el m ateria l en el que se sustentan, y que aqu no

    es

    posible re prod ucir, as com o los rasgos p articulares que dis-

    t i nguen

    a

    una

    pris in

    de

    otra,

    con elpropsitode

    in tenta r

    v i-

    sualizar solamente algunos

    de los

    rasgos

    m s

    ge nerales

    que las

    mujeres

    in te rnas com parten,

    no

    im porta

    en

    cul prisi n.

    Desdeeste

    ngulo,

    lo que el es tudio intenta m ostrar es cm o

    el s i s t ema penitenciario

    refuerza

    la construccinde gnero y,

    por

    cons iguiente ,

    m an ti enelasdiferencias sociales que res ultan

    en

    desv en ta japara lasm ujere s, cuyas ne cesidades sonrelega-

    das en las prisiones, com o ocurre en otros espacios. Por ello de-

    cimos

    que lasm ujerespasana ser una especie desujetos ausen-

    tes,

    no v is ibles

    dentro

    de la inst i tucin. Las d if icul tades que en-

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    8/18

    42 ~ -X L * y

    M

    TA H A . N H . 2 /

    1 9 9 5

    cuent ran

    en los

    reclusorios , incluyend o

    la

    sobrepoblacin,

    no se

    consideran a menudo como problemas re levantes . Tambin es

    en este sentido

    que

    cons ideram os

    que

    els is tema peni tenciario ,

    comootros , se r ige fund am en talm en te por un m odelo m ascu-

    l ino

    en el que la norm a se dicta y se desprende a part ir de las

    necesidades

    de los hom bres, siendo la muje r una especie de

    apndice

    que se

    agrega

    a

    dicho m odelo.

    Paracorroborar lo anterior

    basta

    m i ra rel diseo arquitect-

    nico

    de

    nuestras pris iones,

    la

    distr ibucin

    de sus espacios, as

    como

    las

    no rm as ,

    los

    reglam entos ,

    los

    discursos

    y los

    m anual e s

    que

    expl ican

    su

    func ionamien to

    y en los que no se

    toma

    en

    cuenta a la mujer. La excusa que se e sg r ime es s iempre la

    m ism a: lasm ujeresslo representan el 4% de lapoblacin pen i-

    tenciar ia .Peroelnm e ro,porsupuesto nojust if ica que sus ne-

    cesidades especficas

    no

    sean tom adas

    en

    cuenta

    o

    pasen s iem -

    prea un

    segundo

    plano.

    Otroejem plo lo

    consti tuye

    e ltrabajo que se da a las mujeres

    al

    interior

    de las

    pris iones/Se cont ina,

    de

    manera au tomt ica

    e

    irref lexiva,asignando

    y

    conf inando

    a las

    m uje r e s

    a la

    realiza-

    cin

    de las

    labores

    de

    aseo,

    o

    bien,

    albordadoy

    al te j ido,

    prc-

    t ica

    que

    al

    t iem pod e reproducir los

    roles,

    de gnero, le s br in-

    dan m uypocasoportunidadesdeelevarysuperar su condicin.

    A menudo es ta prct ica tambin esconde otra realidad: como

    ocurre

    en la

    fam il ia,

    el

    hecho

    de que la

    m u je r

    realice

    las

    labores

    domst icas permite

    a

    otros miembros

    dedicarsea

    act iv idades

    m s

    redituables.

    N o es que lasoportunidadesde

    trabajo

    abun-

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    9/18

    E L E N

    Z O L

    x-

    }

    3

    den p ara los hom bresinternos,sin o que las pocas que

    hay

    se les

    conceden tam bin

    de

    m anera au tom t ica

    y

    p rior i taria

    s in

    tom ar

    en cuenta

    a la

    m u je r

    y sin

    tomar

    en

    cuen ta

    que de

    ella

    depen-

    de, en la mayora de loscasos, las i tuacinde loshijos.

    Dehec ho, estas construcciones de gnero sigu en estando en

    labase de la creacin de las

    fuentes

    de trab ajo para las m ujeres :

    nohay un slopenal en elpas endonde lasactividades de las

    mujeres

    no se

    re lacionen

    con el

    aseo,

    la

    costura,

    la

    cocina,

    el la-

    vadoderopay lostrabajos m anuales . As , a lafaltade

    trabajo

    de

    otra ndole,

    se

    aade

    la

    dif icu l tad para v ender

    lo s

    productos

    que

    elaboran (bolsas tejidas, muecos de peluche, carpetas, e tc.) e

    incluso

    para

    aprovisionarse

    de los

    m ater iales

    que

    requie ren .

    A

    lo ant er ior debeagregarseque, com o

    regla

    general, las in-

    t e rnaspertenecen

    al

    sector

    m s

    m arg inado

    de

    nues tra sociedad,

    loque noes e xtra o ni ocurresloen nues t ro

    pas:

    Set rata de l

    r ec lu t amien to

    p ref ere nc ial de los. pobres porparte

    de

    los sis te-

    m as

    de procuracin de

    jus t ic ia ,

    tantas veces documentado

    sobre todo porcr t icosdederecho penal actual .

    En Mxico, yadesde el siglo

    xix las mujeres

    presas cumplen

    con el

    s iguiente

    perfilr

    son

    jv ene s , pobres , analfabetas

    o con

    un bajo

    n ive lde

    escolaridad

    y,

    casi s iempre,

    son

    madres

    solte-

    ras responsables dem ant ene r a sus hijos. Las

    form as

    del ic t ivas

    var an, los m otiv os no: si ante s era el robo, ahora es la activ idad

    de burre ras , pues e l t ranspor te de pequeas cant idades de

    droga haven idoasus t i tu i ra aqul.

    L a

    jus t ic ia

    que se

    practica

    es

    d isc r iminator ia

    y

    parcial

    para

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    10/18

    | | ~~~N.

    LA

    VCNTAHA.

    H K . I I

    1 9 9 5

    estas

    m ujeres

    solas, pues

    en

    m uchos casos

    se les

    impone

    la

    pena

    de prisin tan slo por no tener los recursos para cubrir el m onto

    de una fianza que re sulta desproporcionada en relacin con la

    falta cometida.

    Estos

    y

    otros hechos

    se

    pasan

    por

    altodebido

    al

    predom inio

    de una filosofa

    positivista

    que

    parte

    de un

    modeloconsensual

    de la

    sociedad.

    En

    este

    m odeloseasum e

    q ue

    todos com partim os

    losm ism os

    valores

    y las mism as definiciones de lo que constitu-

    ye undelito. Nadamslejanode larealidad.

    Pavarin

    seala que

    la

    criminologa positiv ista priv ilegi

    la

    dim ensin

    de la

    etiologa

    deldelit

    S

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    11/18

    E L E N A A Z A D L A s ~

    f

    nitorio(entanto quedelito), toda v ez que sus causas sociales

    (pobreza, desempleo, socializacin insuficiente, inestabilidad

    familiar)

    perm iten

    su

    prese ntacin com o problem a . Estalabor

    de

    desm ontajesugiere igualmente considerar

    que la

    probabili-

    dad de com eter un deli to se vi ncu la a

    las

    formase n que nos po-

    sicionamos

    socialme nte.

    Siguiendo

    con e l

    ejem plo

    de la

    nocin

    de

    robo: sta

    no

    tendra sentido

    fuera

    de l

    contexto

    de

    socieda-

    des conregme nesdepropiedad priv ada.

    Este

    tipo

    de

    enfoque

    nos

    permite analizar

    el

    comportamien-

    to crim ingeno de am plios

    conjuntos

    poblacionales as como

    tambin el fenmeno del trato legal diferenciado que reciben

    los

    sexos.

    Debido al

    alto porcentaje

    de

    mujeres internas

    por

    delitos

    contra

    la

    salud,

    cabe

    hacer

    una

    breve

    reflexin

    acerca

    del

    pro-

    blema

    de lasdrogas.Como lo

    pudim os constatar

    en

    innumera-

    bles

    test im onios,no se

    trata,

    en la

    gran

    m ayoradelos

    casos,

    de

    mujeres que

    tengan un papel relevante dentro

    de las

    redes

    de l

    narcotrfico.

    Su

    papel

    en

    este campo

    es tambin secundario;

    basta

    con

    m i ra r

    las

    carencias

    ydificultades que

    en frentan para

    sobrevivir

    dentro de

    la

    prisin. Su princ ipal preocupacin sigue

    siendo la decm o

    poder

    env iar algn dine roa sushijos.E ncon-

    traste,el poder econmico de los v erdaderos narcotraficanteses

    tambin

    in ocultable en la

    prisin, tanto

    por la

    prepotencia

    con

    la que se

    manejan, como

    por la

    m anera

    en que son

    atendidos

    por

    otros internos

    y aun por el

    personal.

    E l

    negocio

    de las

    drogas

    es un

    fenm eno

    de

    la

    globalizacin

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    12/18

    f

    g -y. t t VENTANA N H .

    2 /

    1 9 9 5

    que arrastra consigo redes innumerablesde l crimen organiza-

    do. Se tra ta de un negocio que va tomandocadaV ez m s los

    rasgos

    de las

    em presa sm ul t inacionales

    en su

    fase

    de

    a c u m u l a-

    cin

    ac tua l .

    Estos

    capitales mult imil lonar ios

    no

    pertenecen,

    desde

    luego,

    a lasm ujeres

    sino

    questas, en

    todo caso, consti-

    tuyen e l l t imo

    eslabn

    de la

    cadena

    a la

    que,

    por

    cier to,

    son

    enganchadas contando

    con su

    pobreza.

    E ntantoque no

    ocupan

    una posicin jerrqu icam en te relev ante , tam bin se les consi-

    dera prescindibles, siendo entonces objeto de denuncia por

    parte de quienes

    las

    contra tan,

    que de

    es te modo pagan

    su

    cuota a lasautoridades, contando tam bincon que no ser di-

    f c i l encon trar quin lassus t i tuya .

    Salvo en las c iudades ms

    grandes,

    donde se encontraron

    porcentajes

    m s significativos

    dem uje re s

    adictas

    en las

    pris io-

    nes,^

    tampoco

    se ;trata, en la

    mayor a

    de los

    casos,

    de mujeres

    queconsum an estas sustancias. Aun as, a las m ujere s

    adictas

    se

    les

    cont ina v endiendo

    e l

    lem a

    de di no a las

    drogas ,

    lo que

    no es

    sino

    la expresin de una

    polt ica equvoca

    que

    ubica

    un

    f enmeno en el

    m b it o

    de la

    opcin ind iv idu al ,

    en el

    plano

    d

    lav o lun tad ,

    cuando

    que por su

    com plejidad desborda

    este

    m -

    bitoy se ubica en lopolt ico,en k > social.

    L a act i tud

    de

    m ano dura contra

    lasdrogassugiere e l

    cote^

    jo de las

    m anera s como

    este

    f enm eno

    se

    v incu laat rans form a-

    ciones recientes

    y de ms

    am plia env ergadura. Pinsese,

    por

    ejem plo, en los

    aos

    de la

    guerra

    fra en que

    E s tadosU nidosem-

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    13/18

    E L E N A A Z A O I A

    ^~

    |

    ~ ]

    prendilaluch a contra un fenm eno m alignoye xtrao cuyas

    fuerzasbus can socavar

    a la

    sociedad es tadounidens e ,

    el

    c om u -

    nismo.Pinsese,

    tam bin ,

    en la

    disparidad

    de los

    esfuerzos

    que

    handeem prenderen lanuev a gue rra contralasdrogaslos

    pa'

    ses

    p roduc tore sy losconsum idores. .

    Desde otrongulo, esta m ano dura

    que e l

    Estado

    ut i l iza

    contra e l eslabn m s

    dbil como

    una forma de

    escarmiento,

    contrasta

    con laposicinque este m ism o E stado adopta ante

    la

    ven ta mas i vade tranquilizantes . Congran facilidad (tanto

    adent rocom o

    afuerade la

    pris in)

    se

    prescribe

    a las

    m ujeresesta

    clase

    de productos; en el caso de la prisin, irnicamente, para

    permit i r lessobrellevar paraadorm ecersu difcil

    realidad.

    Ahora

    bien,

    los

    de fensores

    de la

    lucha contra

    el trfico de

    drogas

    no

    necesariamente

    incluyen

    a los tranquil izantes

    dentro

    de

    esta categora, pues

    los

    d i s t inguen

    en

    tanto

    que no

    propor-

    cionanplacer, ydejande ladolapropiedad altam en te adjet iva

    de es tosfrm acos. Quizestaam bivalencia se relacione con los

    beneficios sociales

    que

    reporta

    su consumo: las mujeres

    principales consumidoras

    de

    tranquilizantes t i enen

    menos

    opor tun idades

    d e

    re flexionar

    sobre

    su

    difcil

    y

    dolorosa realid ad

    mien t r a s

    consum en

    estos,;m edicam entos.Es

    precisam ente s te

    l|.

    sent ido con que

    m uchas veces pud im os

    cons ta tar

    que serecetaestassustancias a

    lasm ujeres en prisin, lo que de paso fa-

    cilita

    suco ntrol.' .

    Las

    m ujeres ,

    en

    r e s um e n ,son

    las

    q u m e n os

    s e

    benefician

    del

    9Sobre

    el

    abuso

    de

    es tos m ed icamentos

    en

    mbitos distintosal carcelario,puede con-

    sultarse:

    Burin, Mabel et.al. E l malestar

    de

    las

    mujeres . L a

    tranquilidad

    recetada,

    Pai-

    ds, BuenosAires , 1991.

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    14/18

    2

    I

    9 9 5

    n

    negocio

    de

    l*

    s

    drogas

    y las que m s

    perjuicios

    sufren

    cuando

    se

    las det iene.

    Otro

    grave problem a

    es el de la

    v iolencia

    que

    existe

    en

    con-

    tra de lam u je r X que

    his trica

    y

    s is tem t icam ente

    ha

    sido deja-

    do de ladoosubestimado tanto pornuestroscdigoscom opor

    nues t ras

    prct icas jurdicas.

    No

    e sraro que en lahis toria de la

    mujer

    delincuente abunden

    lo s

    episodios

    de

    m alos tratos, abu-

    sos

    o

    negligencia,

    ya sea por

    parte

    de lafamil ia o de la

    pareja,

    de

    tal m o d o quecuando

    es

    mal t ra tada por lapolica no tiene

    conocimiento

    ni

    experiencia

    en el

    ejercicio

    de sus

    derechos,

    por

    lo que es an m sv ulnerable .

    Para entender

    el

    fenm eno

    de la

    v iolencia contra

    lam ujer es

    indispensable partir

    de l

    anlisis

    de las

    dis t intas

    formas

    en

    que

    el

    hom bre

    y la

    mujer

    son

    socializados

    en

    nues tra

    sociedad,

    y

    es

    igualm ente im portante reconocer la exis tencia de

    fuerzas

    exter-

    nas a

    l

    a

    familia que.perpetan

    esta v iolencia.

    As

    com o

    desdela

    Edad M edia se ten a claro que la sociedad nocondenabala v io-

    lencia

    del

    m arido contra

    lam uje r,

    sin o slo

    sus

    excesos,

    hoy en

    da sigue prevaleciendo un amplio mar-

    gen de tolerancia o un silencio cmplice

    en

    tornoaestas prcticas, m uc hom s co-

    Dobash.

    R . y E.

    Dobash.

    Communi ty

    res-

    ponsetoviolenceagainst wives: Charivari,

    abstract just iceandpatriarchy ,

    en

    Soc

    al

    Problems.nm.s, 1981. Vase tam bin La-

    rrauri, Elena.O pcit.

    mues

    de loquesereconoce.

    Otras formasde v iolencia m enos brutales tam bin se uti l izan

    para m a n t e n e r

    e l

    control sobre

    la mujer : el

    abuso verbal,

    la s

    amenazas,la supresin del afec to o de los recursos econm icos.

    Debe tomarse

    en

    cuenta

    que la

    posibilidad

    de

    escapar

    a los

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    15/18

    E L E N Z O L

    malos

    tratos slo est abierta para

    un

    pequeo nm ero de m u-

    jeres . Para otras, esta opcin no

    e s

    v iable tanto porque

    no

    t ie-

    nen a dnde ircomo, lo que es peor, porque no conocen otra

    fo rma

    de v iv ir .Tam bin exis ten casosen los que un temor fun-

    dadopor suv i dainm ovil izaa lam uje r:no

    debe

    olv idarseque la

    mayor

    partede loshomicidiosque secome ten con trala sm u je -

    res

    son

    com et idos

    por la

    pareja.

    E s im portante hacer notar

    que

    todo esto,

    de

    diversas form as,

    t amb i n es t presente en la violencia que ejercenlos cuerpos

    policacos.Innum erables

    testimonios

    quetuv imosoportunidad

    de recabardan cuenta de abusos, malostratos, amenazas , in-

    sultos,v iolacioneso torturaquefueron infl igidos a lasm ujeres

    en e l

    m om en to

    de su

    de tenc in .

    Las descripciones de losactos de agresin sondramt icasy

    es comn que lospolicasse ensaen par t icularmente con las

    mujeres d los

    grupos sociales

    m s

    marginados. Estaviolencia

    produce

    daos

    fsicos

    y morales incalculablesy t iene severas

    conse cue ncias. Sera entonces

    deseableque

    lasprisiones conta-

    ran con elpersonal suf ic ie ntem en te capaci tado y es pecializado

    para

    brinda r una atencin adecuada al problem a de lasm ujeres

    que han s ido v c tim asde

    v iolencia.

    Lom ism o v ale para las mu-

    jeres

    q ue

    consum en drogas

    o

    para

    las

    in im putables ,q u ienes / las

    m s de las veces, carecen d program as de atencin

    e special i-

    zados.

    Como tambin

    lo

    sealamos

    en

    nuestro estudio, otro gran

    problema es la

    concepcin

    con la

    cual

    se im parten los

    progra-

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    16/18

    50 -s.

    LA

    YEHTAHA. N H . 2 / 1 9 9 5

    m s

    de

    enseanza

    al

    interior

    de los

    penales.

    Tal

    com o

    le s

    ha

    ocurr ido

    en la familia , laeducacinno esv is ta com oun asunto

    priori tar io

    para

    las

    mujeres , mien t ra s

    que los

    program as dejan

    de lado e lhecho de que sonpersonas ad ultas cuyas experien-

    cias

    de v ida deberan ser e l pun todepartidapara el aprendiza-

    je .Esta

    carencia contina

    m s

    tarde negndoles otras oportun i-

    dades

    de

    trabajo

    fuera

    d e las

    laboresdomsticas/

    reforzandosu

    posicin siempre

    en los

    n ive le s

    de

    ingreso

    m s

    bajos

    y

    m enos

    reconocidos socialmente.

    Porotrolado,ya has ido docum entado endis tintos pases

    el

    hechodeque ,am ayores oportunidade sdeeducaciny demo-

    vi l idad

    social para

    la muje r ,

    corresponde

    una

    d i sminuc in

    en

    las

    tasas de natal idad. Sabem os tam bin que los bene fic ios de

    elevar

    e l

    niv e l educa tivo

    de la

    m u je r

    invar iablemente

    se

    m u lt i -

    plican

    y

    redundan

    en una mejor

    cal idad

    de

    v ida

    para los

    hijos.

    Sin

    embargo, dentro

    de l

    ac tual m odelo

    de

    socializacin

    que la

    pr is inpun tua lm ente contr ibuye

    a

    re producir , m ientras

    que es

    l a muje r ,qu ien

    de m anera fun dam en ta l , y a veces

    exclusiva-

    men t e , se

    hace cargo

    de los hijos, se le

    brindan las 'm enores

    oportunidades y losm enores recursos para hacerlo.

    Unp rob lem a m squedesalienta laparticipacinde lasmu-

    jeres

    en

    l o s -program as e ducativos

    de las

    prisiones

    es el

    hecho

    de

    que

    estas

    actividades se realizan dentro del rea varonil y la

    m ayora de los

    par t ic ipantes

    son

    hom bres ,

    lo que

    cons t i tuye

    un

    obstculonofcil de v encer, pues las m s de las veces no

    es

    po-

    sible g arant izarsu

    seguridad

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    17/18

    E L E N A

    A Z A O L A X 5

    L a sobrepoblacin ha sido,porotra parte, una de las fuentes

    de preocupacin m s constantes del s is tema peni tenciar io du-

    rante losl tim osaos. Aunquesetrata de unproblem a m ucho

    m sagudo en los penales para varones , tambin loencontra-

    m osen los de m ujere s , como se docum enta en nues tro t rabajo.

    A

    m e n u do

    se

    piensa que , siendopocas,

    nopuede

    haber sobre-

    poblacin. No se tom a en cuenta que se coloca a las m ujeres en

    los espacios mspequeos, marg inalesy m al acondicionados

    de la ins t i tucin. Tampocose considera que, s iendo

    pocas,

    20

    por ejemplo, a veces permanecen recluidasda ynoche en una

    sola

    habitacin.

    E n suma, consideramos que, dadas las condiciones de

    desi-

    gualdad social para lam ujer, sistasno son tom adasen cuenta

    por els i s tem ade impar t ic indejus t ic ia ,lo que t e rminapor im -

    ponerse

    es una

    justicia parcial.

    E s

    decir, mientras

    se

    apliquen

    sanciones

    iguales a condicione s que no lo son, lo que se reprodu-

    ce

    es una

    s i tuacin

    de

    desigualdad real,profunda

    e

    intrincada.

    Eneste sentido, consideram os

    que no

    podr mejorar

    la

    s i tua-

    cin

    de lam u je r adentro de lapr i s in m ien t rasno mejore afue-

    ra. La

    solucin

    al

    problema carcelario

    se

    encuentra

    en la

    socie-

    dad: la pris in no hace sino reproducir,am pl ificar, concentrar

    en un

    pequeo espacio

    sus

    contradicciones

    m s

    profundas .

    E l

    conf inamien to de estas m ujeres v i enea ser unprocesode mar-

    ginacin secundaria

    que se

    de r iv a

    de un

    proceso

    de

    marg ina -

    cinpr im ar ia . C ie r tam en telo ssectores m arginale s , em pobreci-

    dos, son los m s susceptiblesaingresara loscircui tosde laju s -

  • 7/25/2019 Carcel Mujer Genero

    18/18

    52

    S L

    VE . O H .

    2

    / 1 9 9 5

    t icia yson losque aparecen sobrerepresentados en las

    estads-

    t icasde lapoblacin confinada. Lo que conduce aestaspobla-

    ciones

    al

    proceso

    de

    m arginacin secundaria,

    al conf inamiento,

    es el haber v iv ido en u n contexto de marginacinprim aria. Por

    desgracia,

    para

    la

    m ayorade

    las

    m ujeres internas salir

    de la ex-

    periencia dem arginacin secundaria im plica v olv era lamargi-

    nacin primaria.

    En suma,

    y

    para concluir,

    es

    necesario que mejoremos

    las

    condiciones de v ida deestasm uje re s que han sido olvidadas.

    Ellaspodran reaparecer en la

    m em oria

    colectiv a

    con

    eles fuer-

    zo comn de todas laspersonas inv olucradasy de la

    sociedad

    en general.