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Bioética, Religión y Democracia secuestrada 1. Introducción Si la filosofia nace del asombro, como muchos sostienen, estamos en una era posñlosóñca porque ya nada parece asombramos. No nos sorprende tanto que personas extremadamente acauda- ladas se dediquen a dirigir política- mente los destinos de sus países, y que ese destino se haga coincidir con el en- riquecimiento de su clase social (hasta en China, uno de cada 7 millonarios, es diputado del Partido “Comunista”). Ni siquiera nos sorprende que los grupos sociales más afectados por esas políti- cas los hayan votado. Al mismo tiempo, si la filosofia tiene que ver con la tarea emancipatoria, y con las pre- guntas por la existencia, con la angustia y la pregunta ética de qué hacer, enton- ces la tarea filosófica se muestra inelu- dible. No nos asombra que el mercado haya logrado imponerse no sólo sobre los políticos sino como po- lítica. Ya no se trata de la corrupción de la democracia (0 sea, lo que sucede en su interior por sus pro- pios actores que violan la responsabili- dad y conñanza depositadas en ellos) Diego Fonti -Juan Carlos Stauber sino que es un ataque a la democracia de parte de quienes niegan su esencia liberadora, igualitaria y social, y la con- vierten en un mecanismo meramente formal para legitimar sus prácticas co- merciales y su afán de lucro. Conjusti- cia se critica la corrupción al interior de las democracias, pero se permanece ciego e indiferente y por lo tanto cómplice de las violaciones a la de- mocracia por parte de los poderes eco- nómicos, que la transforman en su estructura esencial misma. Esto que no nos asombra, si nos escandaliza, nos in- digna, nos subleva. El Informe OXFAM 2014 advierte que se gobierna para las elites, cuando el sistema vigente contribuye a una acumulación tal de riqueza que el 1% de la humanidad tiene lo mismo que el 99% restante, y que esto produce un se- cuestro de la democracia. En realidad, se trata de su transformación en “plu— tocracia” (gobierno de los ricos). Las elites gobiernan en defensa de los inte- reses de las elites. Si antes los podero- sos accionistas y dueños de las grandes empresas veían a los políticos como sus indeseados pero necesarios asociados Dr. Diego Fonti, docente e investigador CONICET, UniversidadCatólica de Córdoba. Dr. Juan Carlos Stauber, docente e investigador Universidad Católica de Córdoba, CEFyT e ITeC. Tiempo Latinoamericano - 71

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Bioética, Religión yDemocracia secuestrada

1. IntroducciónSi la filosofia nace del asombro, comomuchos sostienen, estamos en una eraposñlosóñca porque ya nada pareceasombramos. No nos sorprende tantoque personas extremadamente acauda-ladas se dediquen a dirigir política-mente los destinos de sus países, y queese destino se haga coincidir con el en-riquecimiento de su clase social (hastaen China, uno de cada 7 millonarios, esdiputado del Partido “Comunista”). Nisiquiera nos sorprende que los grupossociales más afectados por esas políti-cas los hayan votado. Al mismotiempo, si la filosofia tiene que ver conla tarea emancipatoria, y con las pre-guntas por la existencia, con la angustiay la pregunta ética de qué hacer, enton-ces la tarea filosófica se muestra inelu-dible.

No nos asombra que el mercadohaya logrado imponerse nosólo sobre los políticos sino como po-lítica. Ya no se trata de lacorrupción de la democracia (0 sea, loque sucede en su interior por sus pro-pios actores que violan la responsabili-dad y conñanza depositadas en ellos)

Diego Fonti -Juan Carlos Stauber

sino que es un ataque a la democraciade parte de quienes niegan su esencialiberadora, igualitariay social, y la con-vierten en un mecanismo meramenteformal para legitimar sus prácticas co-merciales y su afán de lucro. Conjusti-cia se critica la corrupción al interiordelas democracias, pero se permanececiego e indiferente — y por lo tantocómplice — de las violaciones a la de-mocracia por parte de los poderes eco-nómicos, que la transforman en suestructura esencialmisma. Esto que nonos asombra, si nos escandaliza, nos in-digna, nos subleva.

El Informe OXFAM 2014 advierteque se gobierna para las elites, cuandoel sistema vigente contribuye a unaacumulación tal de riqueza que el 1%de la humanidad tiene lo mismo que el99% restante, y que esto produceun se-cuestro de la democracia. En realidad,se trata de su transformación en “plu—tocracia” (gobierno de los ricos). Laselites gobiernan en defensa de los inte-reses de las elites. Si antes los podero-sos accionistas y dueños de las grandesempresasveían a los políticos como susindeseados pero necesarios asociados

Dr. Diego Fonti, docente e investigadorCONICET, UniversidadCatólica de Córdoba. Dr. Juan Carlos Stauber,docente e investigador Universidad Católica de Córdoba, CEFyTe ITeC.

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para justificar sus planes, hoy han de-jado de lado esa mediaciónpara asumirel mandato ellos mismos. El caso deEE.UU., el caso brasilero, el argentinoo el peruano, son sólo algunos ejem-plos. Y esto no es nuevo, porque segúnRichard Sennett ya sucedió por ejem-plo en la década de 1920 en Chicago.La diferencia era que esos políticos-empresarios tenían como objetivo lide-rar la transformación de sus territorios,según sus fines, naturalmente, pero nonecesariamente saquearlos para colocarsus ganancias en paraísos fiscales.Frente a esta situación y la pregunta

de qué hacer, uno debe buscar caminosde respuesta y acción. Es notable queel ámbito bioéticoy el ámbito religioso,tantas veces partícipes del controly do-minio mediante la legitimación de losintereses de los poderosos, se muestrenhoy como herramientas posibles de li-beración. Pero antes es preciso despejarel terrenopara clarificarhasta dóndenoes otro mecanismo más de opresión, yluego elaborar criterios que permitanmayor libertady justicia en las decisio-nes personales y comunitarias.

2. Despejar el terreno: una hipótesisinquietante¿No han sido religión y bioética partede los dispositivos de control del poderpopular? Con granpericia, el investiga-dor JuanMarcoVaggione ha analizadoel rol de los centros de bioética católi-cos como instrumentos reaccionarios—pero modemizados — para la injerencia

eclesiástica sobre políticas públicas,particularmente relativas a los cuerpos,la sexualidady la procreación.Ademásha mostrado cómo el discurso de “de-fensa de la vida” contribuyó finalmentea restar capacidad de decisión de lossujetos respecto de si. Se puede pensarmutatismutandisque esta injerencianopertenece sólo a grupos religiosos. Siuno enfoca las bioéticas anglosajonasmás influyentes, y la centralidad quedan al rol de la autonomía individualcomo base de toda relación sanitaria(entendiéndose esa autonomía “en abs-tracto”, sin condicionamientos ni con-texto; y la relación como una prácticafinalmente contractual e institucionali-zada), nos muestraque también la bioé-tica puede devenir un instrumentomásde control indebido.

Al extender la bioética a cuestionesambientales,como ya lo hacíaVan Pot-ter en su libro señero “Bioética, puenteal futuro”, se puede también leer en los“think tanks” neoliberales (como laFoundation for EconomicEducation)elintento de limitar y abolir toda injeren-cia estatal respecto de controles me-dioambientales (lo que finalmente seconcretó con el nombramiento de ScottPruitt). Como ellos dicen, el Estado quegobierna mejor es el que gobiernamenos, y deja a la libertaddel consensode individuos las normas que los rijan.En esa lógica, se han puesto represen-tantes de la industria farmacológica enla FDA, o sea la agencia encargada decontrolar a esa industria misma.

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cionales. Esto se ve de modo palmarioen el Informe sobre cáncer en la Pro-vincia de Córdoba, publicado en 2013por el Registro Provincial de Tumoresde Córdoba.

Hoy esas políticas “productivas”,que se estructuran sobre la explotacióny extraccióndel territorio, acumulandoriqueza para pocos y deuda y enferme-dad para muchos, se disfrazan de argu-mentos filantrópicos. Nada mejor quela filantropía para esconder el afán delucro. Se habla de desarrollar territo-rios, proveer a la gente de trabajo, y —

ampulosamente — alimentar al mundo.Lo cierto es que la producción de ali-mentos en el mundo excede largamentelo que los humanos necesitamos, y quelas hambrunas responden menos a lacarencia de stock que a los sistemas deprovisión y — por supuesto— a los cos-tos y accesibilidad.

4.Aportes bio-ético-religiososAsí como nuestro mundo no es cris-tiano en sus convicciones y valoressimbólicos, tampoco es budista, que-chua,jainista, etc. La preocupación ex-presada por estudiosos comoVaggionerespecto de la bioética y el rol religiosopuede contrarrestarse si esas tradicio-nes asumen un rol donde la noción devida no corre contra los derechos per-sonales sino a favor de bienes comu-nes, en tanto condiciones de vida yhorizontes regulativos para juzgar in-tervenciones ambientales. Por eso, nosignifica que todas esas tradiciones

deban ser excluidas para encontrar unpunto de partida pre-valorativo y neu-tral. Eso no sólo es imposible, tambiénes indeseable, porque esas tradicionesportan consigo modos de comprendery apreciar al mundo, que pueden enri-quecer nuestras miradas y desafiarnuestras opciones.

En el caso del cristianismo, con-viene resaltar aquí lo que Metz afirmacomo su característicaesencial: ser me-moria passionis, memoria continua delsufrimiento que no sucedió sólo en lamontaña del Calvario sino que se re-nueva con cada masacre, cada injusti-cia, cada tortura, cada muerte, cadadestrucción. Esa memoria de elefantecristiana es un desafío para el cristia-nismo mismo y toda la sociedad plura-lista. Metz dice que la teología nopuede hacerse del mismo modo des-pués de Auschwitz, y por eso toda teo-logía es teología política, en tanto velas condiciones (políticas, científicas,económicas)que llevaron aAuschwitz,no vuelvan a darse. En nuestro caso,para que todas las condiciones que lle-varon a La Perla, la Esma y demás, novuelvan a darse. El recuerdo del sufri-miento y lamuerte implicaque hay quepelear por el significante “vida”, paraque no quede en manos de los sectoresreligiosos más reaccionarios, correcta-mente descriptos por Vaggione. Y esamisma lucha semántica debe darse alinterior de la bioética como tal. Tam-bién el trabajo de otro teólogo debedestacarse respecto de la cuestión am-

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biental. Moltmann y su doctrina ecoló-gica de la creación.Más aún, se puedenutrir nuestra propia visión del mundocon las tradiciones místicas, que siem-pre estuvieron cerca de la naturaleza.

Pero la mística no es sólo para reli-giosos, es un modo de ver el mundo.Yesa visión tiene una comprensión radi-calmente crítica. Cuando por ejemploAndré Gorz dice que la educación noes para socializara niños y jóvenes sinopara hacerlos autónomos, no significaesto renunciar a toda otra comprensióndel mundo sino ver en ellas las semillasde la libertad y del cuidado.Y de la crí-tica a los supuestos falsos de la produc-ción, el consumo, el desarrollo, elprogreso.

Heidegger decia que la ciencia nopiensa. La tecnología tampoco, ymenos cuando se quiere arreglar contecnología problemas tecnológicos. Elreciente anuncio de adquirir centralesnucleares, en un mundo cuya concien-cia ha logrado admitir la irresponsabi-lidad de esas instalaciones, es unaignorancia — e inmoralidad — de esetipo. Maxime cuando ese tipo de inicia-tivas terminanmostrando sus costos enlos cuerpos y las vidas de otros. Poreso, la visión del mundo propuestatambién es con otros, sobre todo conlos que son víctimas de todos estos“avances”. Por eso, la legitimidadno selogra solo mediante el diálogo en con-diciones sime'tricas, como formulaHa-bermas, sino que en la comunidad dediálogo tienen un peso especial las pa-

labras de quienes han sufrido con suscuerpos y sus culturas las consecuen-cias del “progreso” de otros.

5. Conclusión: la política como Lao-craciaEs interesanteque la EncíclicaLaudatosi' plantee el primado de la política.Esto no sólo es notable porque es unaobra teológica, sino porque en generalse busca subordinar la política a otrosfactores: productividad, tecnociencia,etc. No cabe duda que la política hacaído en descrédito, pero esto no hasignificado un fortalecimiento porejemplo de la sociedad civil, sino dejarese campo de poder en manos de los yapoderosos de siempre. Por lo tanto, esconveniente retomar esos conceptoscomo vida, protección de la naturaleza,emancipación, reconocimiento de lasvíctimas,para resigniñcarlos a partir decriterios liberadores. Ya el biblistaítalo-brasilero SandroGallazzi lo plan-teó hace muchos años en nuestra pro-vincia (precisamente en cursos deformación teológica y política del Cen-tro Tiempo Latinoamericano):la demo-cracia será formal si no cambia la ideade “demos” (ciudadano libre por tenerpropiedad en la polis, en general,varón, acaudalado y comerciante) porla idea de “laos” (voz griega que de-signa a todo el pueblo, independientede su propiedad, títulos, sexo o linaje).Pero “laocracia” nunca ha existidocomo sistema. Se trataría de una suertede democracia participativa, semi-di-

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