viÑetas de la provincia (29 de octubre de 1961) el mocho … · 2019. 2. 10. · nació boris...

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* Empresario, historiado r y narrador. Carlos Caco Ceballos Silva Ecología casera Ecología casera De lejos y a mi alrededor V ERANO, 1985.- En mi casa, a pesar de la limpieza y del H24, pululaban cantidad de cucarachas re- gionales, color rojizo, grandes antenas y aspecto repugnante. Se escondían entre las macetas, ca- jones de la cocina y en los resquicios de los muebles. En una ocasión, mi buen amigo Schiafno me platicó que en Estados Unidos había un tipo de cucarachita de gura diminuta y carente de antenas, la que por su pequeñez y gura estilizada resultaba menos antipática, por lo que me di a conseguir un “pie de cría”, lo cual logré y ahora no se ve en mi lugar ninguna cucaracha grande, rojiza y repulsiva, sino solamente cuca- rachitas americanas que desalojaron a las nacionales, pero desgraciadamente éstas resul- taron inmunes a las sustancias químicas letales y sumamente prolícas, por lo que ahora se cuentan cincuenta por una de las que se fueron. Otra pertinente reco- mendación a mis paisanos es acerca de las arañas con sus respectivas telarañas: en mis tiempos, las arañas eran muy cuidadosas y hacendosas, mostrando su trabajo telarañil en forma simétrica; hoy, des- graciadamente las telarañas que he visto son feos colguijes, que desde luego cumplen su función de atrapar los bichos caseros, pero que no le dan vistosidad y categoría al lu- gar. Si en una habitación hay telarañas en el techo o en los ángulos entre dos paredes, no habrá ni zancudos ni molestos mayates, pues las arañas se encargan de su extermina- ción; desde luego, para hacer este experimento ecológico es necesarísimo que la persona carezca de complejos, pues en la mayoría de los casos, es normal ver al ama de casa con un trapo en la cabeza y con una escoba larga o sirviéndose de una silla, tumbando y des- truyendo el trabajo útil aunque no vistoso de las modernas arañas tejedoras. Ahora me referiré a otro animalito, el feo y peligroso alacrán, que cuando pica con la cola, además del dolor, hace que nos encomendemos a la Guadalupana, y contra éste contamos con las cristalinas lagartijas que con su hermoso y susurrante canto nocturno se asemeja al sonido del beso. Me reero a las verdecitas “besuconas”, no muy abundantes en esta ciudad, por lo que en cierta ocasión, al descubrir un par de alacranes ponzoñosos bajo la cama, encargué ipso facto a Manzanillo una pareja de “besuconas”, y ahora por las noches los transeúntes oyen los besuqueos que rompen el silencio y la tranquilidad de la noche. Uno de los bichos caseros más leales al hombre, desde los tiempos bíblicos, es la rata gris de ojitos vivaces y aspecto re- pulsivo, y que causan tal pavor al sexo débil que en una reunión de recatadas damas, al introducirse el tal animalito, por más pequeño que sea, hará que éstas al subirse a las sillas y mesas, mostraran más sin querer más de lo que cubrió la legendaria hoja de parra. Pues bien, hablando de estos pequeños mamí- feros, éstos excursionaban por el patio de la señora Pachita, que provenía de las bode- gas bien provistas de su vecino, las combatió con raticidas, gases letales y gatos, sin tener resultados positivos, hasta que yo le sugerí, siguiendo el sis- temas de las cucarachas, que se hiciera de una pareja de ratas blancas, que éstas, además de ser limpias, ahuyentarían a las repugnantes ratas plo- miza. Desgraciadamente para la señora no resultó: según parece, los machos grises y las hembras blan- cas se comprendieron y ahora vistosas ratas “dálmatas” corretean por todo el ancho y largo patio de la coña Pachita. Y por último, comen- taré sobre un volátil su- mamente alegre que hace sus cómodos nidos en los ángulos de las paredes, en los adornos de los pilares y en todos los lugares altos, siempre que encuentran algún saliente en que apoyarse; éstos hacen sus viviendas de lodo y aunque man- chen la pintura y ensucien el piso, para mí son sumamente interesantes, amistosas y bullangueras. Estoy hablando de las golondrinas caseras; aquí en Colima sólo he visto sus nidos en el Hotel Ceballos y en el restaurante de La Yoga. Ojalá hubiera muchas personas que cuando lleguen las golondrinas a sus hogares, no las corran con lumbre ni a escobazos, ni les pongan ajos para ahuyentarlas, es preferible pintar cada año las paredes y limpiar el piso diariamente, que dejar de tener como compañeras a estas alegres, bellas y amistosas golondrinas. (29 de octubre de 1961) El Mocho García PLAZA CULTURAL DE DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA COORDINADORA: ÉRICKA MARGARITA TREJO Imágenes: Fotos de Archivo. Correo: [email protected] DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2019 2532 VIÑETAS DE LA PROVINCIA 4 8 Ágora PLAZA CULTURAL DE ESCRIBEN: Miguel Ángel León, Grace Licea, Jaime Obispo, Verónica Zamora, Marcela Gómez, Ángel Gaona, Alina Velazco, José Carlos C. Juárez y Carlos Caco Ceballos. Han cortado el árbol de nances José Carlos C. Juárez A So. Han cortado el árbol de nances, se asomaban sus piernas en la sombra como una cruz de madera en el cementerio. Caminé y le vi sentado afuera de tu puerta y una luz naranja le lavaba los pies, pero su cuerpo ya no estaba. Nos vi, a ti enjuagando la noche con tu rostro y yo en tus ojos con la lluvia derramada, cayéndose las gotas como nances dulces para que la vida nos brotara de la tierra. Te vi llegaste entonces de mañana, como la primera de todas las musas. Te vi andar la vida cabalgándote en tropel hasta los ojos con la fuerza de aquel que nunca estuvo y en silencio te enseñó lo que es amar. Has amado con las vértebras abiertas, has vivido con espinas en las manos y tu sangre goteando en la memoria, has vencido con fuego en las entrañas y aprendiste con dolor a caminar. Ahora vuelas te marchas como aquel que no vuelve jamás. Ocultando tu nombre en el tronco del árbol contándonos historias en cada hoja, sin saberlo dijimos adiós, adiós al árbol, a la vida, a las memorias. La Torre de Babel, Pieter Bruegel. Sol en Saint-Paul de Vence, Marc Chagall. Melancolía, Salvador Dalí.

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Page 1: VIÑETAS DE LA PROVINCIA (29 de octubre de 1961) El Mocho … · 2019. 2. 10. · Nació Boris Leonídovich Pasternak, poeta y nove-lista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958

* Em

pres

ario

, hist

oria

do r

y nar

rado

r. †

Carl

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llos

Silv

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Ecol

ogía

cas

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Ecol

ogía

cas

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De

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s y

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5.- E

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i cas

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24, p

ulul

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gion

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, col

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o, g

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es a

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as y

asp

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re

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ante

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mac

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, ca-

jone

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ocin

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en lo

s re

squi

cios

de

los

mue

bles

. En

una

ocas

ión,

mi b

uen

amig

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hiaffi n

o m

e pl

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Est

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nido

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pequ

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y fi

gura

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enos

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ica,

por

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guir

un

“pie

de

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”, lo

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mi l

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a, s

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uca-

rach

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que

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s na

cion

ales

, per

o de

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amen

te é

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s, p

or lo

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aho

ra s

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n ci

ncue

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por u

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Otr

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men

daci

ón a

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pai

san

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las

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ñas

con

sus

resp

ecti

vas

tela

raña

s: e

n m

is t

iem

pos,

las

ara

ñas

eran

m

uy cu

idad

osas

y h

acen

dosa

s,

mos

tran

do su

trab

ajo

tela

rañi

l en

form

a si

mét

rica

; hoy

, des

-gr

acia

dam

ente

las

tel

arañ

as

que

he v

isto

son

feos

colg

uije

s,

que

desd

e lu

ego

cum

plen

su

func

ión

de a

trap

ar lo

s bi

chos

ca

sero

s, p

ero

que

no l

e da

n vi

stos

idad

y c

ateg

oría

al

lu-

gar.

Si e

n un

a ha

bita

ción

hay

te

lara

ñas

en e

l tec

ho o

en

los

ángu

los

entr

e do

s pa

rede

s, n

o ha

brá

ni za

ncud

os n

i mol

esto

s m

ayat

es,

pues

las

ara

ñas

se

enca

rgan

de

su e

xter

min

a-ci

ón; d

esde

lueg

o, p

ara

hace

r es

te e

xper

imen

to e

coló

gico

es

nece

sarí

sim

o qu

e la

per

sona

ca

rezc

a de

com

plej

os, p

ues

en l

a m

ayor

ía d

e lo

s ca

sos,

es

norm

al v

er a

l am

a de

cas

a co

n un

tra

po e

n la

cab

eza

y co

n un

a es

coba

larg

a o

sirv

iénd

ose

de u

na si

lla, t

umba

ndo

y de

s-tr

uyen

do e

l tra

bajo

úti

l aun

que

no v

isto

so d

e la

s m

oder

nas

arañ

as te

jedo

ras.

Aho

ra m

e re

feri

ré a

otr

o an

imal

ito,

el

feo

y pe

ligro

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alac

rán,

que

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ndo

pica

con

la c

ola,

ade

más

del

dol

or, h

ace

que

nos

enco

men

dem

os a

la

Gua

dalu

pana

, y

cont

ra é

ste

cont

amos

con

las c

rist

alin

as la

gart

ijas q

ue c

on su

her

mos

o y

susu

rran

te c

anto

noc

turn

o se

ase

mej

a al

soni

do d

el b

eso.

Me

refi e

ro a

las

verd

ecit

as “

besu

cona

s”, n

o m

uy a

bund

ante

s en

es

ta c

iuda

d, p

or lo

que

en

cier

ta o

casi

ón, a

l des

cubr

ir u

n pa

r

de a

lacr

anes

pon

zoño

sos

bajo

la c

ama,

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argu

é ip

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cto

a M

anza

nillo

una

par

eja

de “b

esuc

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”, y

aho

ra p

or la

s noc

hes

los

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seún

tes

oyen

los

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s qu

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mpe

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sile

ncio

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anqu

ilida

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la n

oche

.U

no d

e lo

s bic

hos c

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os m

ás le

ales

al h

ombr

e, d

esde

los

tiem

pos

bíbl

icos

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jitos

viv

aces

y a

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lsiv

o, y

que

caus

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or a

l sex

o dé

bil q

ue en

una

reun

ión

de r

ecat

adas

dam

as, a

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rodu

cirs

e el

tal a

nim

alito

, por

más

pe

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o qu

e se

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ará

que

ésta

s al s

ubir

se a

las s

illas

y m

esas

, m

ostr

aran

más

sin

que

rer m

ás d

e lo

que

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rió

la le

gend

aria

ho

ja d

e pa

rra.

Pue

s bi

en, h

abla

ndo

de e

stos

peq

ueño

s m

amí-

fero

s, é

stos

exc

ursi

onab

an p

or e

l pat

io d

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señ

ora

Pach

ita,

que

prov

enía

de

las b

ode-

gas

bien

pro

vist

as d

e su

ve

cino

, las

com

batió

con

ra

tici

das,

gas

es l

etal

es y

ga

tos,

sin

tene

r res

ulta

dos

posi

tivos

, has

ta q

ue y

o le

su

gerí

, si

guie

ndo

el s

is-

tem

as d

e la

s cu

cara

chas

, qu

e se

hic

iera

de

un

a pa

reja

de

rata

s bl

anca

s,

que

ésta

s, a

dem

ás d

e se

r lim

pias

, ah

uyen

tarí

an a

la

s rep

ugna

ntes

rata

s plo

-m

iza.

Des

grac

iada

men

te

para

la se

ñora

no

resu

ltó:

segú

n pa

rece

, los

mac

hos

gris

es y

las h

embr

as b

lan-

cas

se c

ompr

endi

eron

y

ahor

a vi

stos

as r

atas

“d

álm

atas

” cor

rete

an p

or

todo

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ncho

y la

rgo

patio

de

la c

oña

Pach

ita.

Y po

r úl

timo,

com

en-

taré

sob

re u

n vo

láti

l su

-m

amen

te a

legr

e qu

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ce

sus c

ómod

os n

idos

en

los

ángu

los

de l

as p

ared

es,

en l

os a

dor

nos

de

los

pila

res

y en

tod

os l

os

luga

res

alto

s, s

iem

pre

que

encu

entr

an a

lgún

sal

ient

e en

que

ap

oyar

se; é

stos

hac

en s

us v

ivie

ndas

de

lodo

y a

unqu

e m

an-

chen

la p

intu

ra y

ens

ucie

n el

pis

o, p

ara

mí s

on s

umam

ente

in

tere

sant

es, a

mis

tosa

s y b

ulla

ngue

ras.

Est

oy h

abla

ndo

de la

s go

lond

rina

s ca

sera

s; a

quí e

n C

olim

a só

lo h

e vi

sto

sus

nido

s en

el H

otel

Ceb

allo

s y

en e

l res

taur

ante

de

La Y

oga.

Oja

hubi

era

muc

has p

erso

nas q

ue cu

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lleg

uen

las g

olon

drin

as

a su

s ho

gare

s, n

o la

s co

rran

con

lum

bre

ni a

esc

obaz

os, n

i le

s po

ngan

ajo

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ra a

huye

ntar

las,

es

pref

erib

le p

inta

r ca

da

año

las

pare

des

y lim

piar

el p

iso

diar

iam

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, que

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ella

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cela

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o, J

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y C

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cor

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s C.

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Han

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l de

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es,

se a

som

aban

su

s pi

erna

s en

la

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bra

com

o un

a cr

uz

de m

ader

a en

el

cem

ente

rio.

Cam

iné

y le

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sent

ado

afue

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e tu

pue

rta

y un

a lu

z na

ranj

a le

lava

ba lo

s pi

es,

pero

su

cuer

po y

a no

est

aba.

Nos

vi,

a ti

enj

uaga

ndo

la n

oche

con

tu

rost

roy

yo e

n tu

s oj

os

con

la ll

uvia

de

rram

ada,

cayé

ndos

e la

s go

tas

com

o na

nces

du

lces

para

que

la v

ida

nos

brot

ara

de la

ti

erra

.

Te v

ille

gast

e en

tonc

es

de m

añan

a,co

mo

la p

rim

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de to

das

las

mus

as.

Te v

i and

ar la

vid

a ca

balg

ándo

te e

n tr

opel

has

ta lo

s oj

osco

n la

fuer

za d

e aq

uel q

ue n

unca

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tuvo

y en

sile

ncio

te

ense

ñó lo

que

es

amar

.

Has

am

ado

con

las

vért

ebra

s ab

iert

as,

has

vivi

do c

on

espi

nas

en la

s m

anos

y tu

san

gre

gote

ando

en

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mem

oria

,ha

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ncid

o co

n fu

ego

en la

s en

trañ

asy

apre

ndis

te c

on

dolo

r a

cam

inar

.

Aho

ra v

uela

ste

mar

chas

com

o aq

uel q

ue n

o vu

elve

jam

ás.

Ocu

ltan

do tu

no

mbr

e en

el

tron

co d

el á

rbol

cont

ándo

nos

hist

oria

s en

cad

a ho

ja,

sin

sabe

rlo

dijim

os a

diós

, ad

iós

al á

rbol

, a

la v

ida,

a la

s m

emor

ias.

La

Tor

re d

e B

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l, P

iete

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rueg

el.

Sol

en

Sa

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Pa

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e V

ence

, Mar

c C

hag

all.

Mel

an

colí

a, S

alva

dor

Dal

í.

Page 2: VIÑETAS DE LA PROVINCIA (29 de octubre de 1961) El Mocho … · 2019. 2. 10. · Nació Boris Leonídovich Pasternak, poeta y nove-lista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958

2Ágora

PLAZA

CULTU

RA

L DE

7Ágora

PLAZA

CULTU

RA

L DE

10 d

e Febrero

1890.- Nació B

oris Leonídovich Pasternak, poeta y nove-lista ruso, Prem

io Nobel de Literatura

en 1958. Su obra poética: El gem

elo entre las nubes (1914), Por encim

a de las barreras (1917), M

i hermana la vida

(1922), La vastedad terrestre (1945). N

ovelas: Doctor Zhivago (1957) y E

l salvoconducto (1931).

12 de F

ebrero1949.- N

ació Joaquín Sabina, can-tautor y poeta español de éxito en países de habla hispana. H

a publicado 14 discos de estudio, cuatro en directo y tres re-copilatorios y colaborado con distintos artistas cantando dúos y realizando otras colaboraciones. Tam

bién compuso para

otros artistas como A

na Belén o M

iguel R

íos, entre otros. En su faceta literaria

ha publicado nueve libros con recopila-ciones de letras de canciones o poem

as publicados en el sem

anario Interviú.

13 de F

e-brero18

83.-

Fa

lleció R

ich

ard

Wagner, co

m-

po-

sitor, director de orquesta, poeta, en-sayista, dram

aturgo y teórico musical

alemán del R

omanticism

o. Destacan

principalmente sus óperas (califica-

das como “dram

as musicales” por el

propio compositor) en las que, a dife-

rencia de otros compositores, asum

ió tam

bién el libreto y la escenografía. Su ópera Tristán e Isolda se describe a veces com

o punto de in

icio de la m

úsica académica con

temporán

ea. La influencia de W

agner se extendió tam

bién a la filosofía, la literatura, las artes visuales y el teatro.

193

3.- N

ació Kim

Novak, u

na

actriz estadouniden

se actualmen

te retirad

a. Con

siderad

a un

o de los

sex symbol d

e la época dorad

a de

Hollyw

ood, recobró vigencia en

su m

adurez participando en la popular serie de televisión Falcon C

rest. Fue una de las divas del director A

lfred H

itchcock y está considerada como

uno de los mitos vivientes del séptim

o arte. E

n 1955, con la película Picnic, ganó el G

lobo de Oro a la nueva es-

trella del año.

15 de F

ebrero

1797.- Nació H

einrich Engelhard

Steinw

ay, un

fabricante de pian

os alem

án y fun

dador de la compañ

ía G

rotrian-Steinweg en 1835 (m

ás tarde conocido com

o Henry Steinw

ay, des-pués de em

igrar a los Estados U

nidos donde fundó Steinw

ay & Sons). T

uvo u

na in

fancia d

ura, porqu

e cuan

-do tenía 15 años, a sus padres y h

erman

os los sorpren

dió u

na

tormenta eléctrica y un rayo los

alcanzó, sólo sobrevivió Heinrich.

Con esa edad com

enzó a trabajar com

o carpintero y más tarde se

convirtió en

aprendiz de con

s-tructor de órganos e intérprete de este instrum

ento en la iglesia. En

1835 abrió su negocio de pianos

en Brunsw

ick y fabricó el primer

piano rectangular, que presentó a su novia Juliane el día de su boda. E

n 1836 fabricó su primer piano de

cola en la cocina de su casa en la ciudad de Seesen. D

ebido al ines-table clim

a político en Alem

ania, decidió abandonar el país y em

igró a N

ueva York, donde anglicanizó su

nombre a H

enry E. Steinw

ay, esta-bleciendo su propia com

pañía bajo el nom

bre de Steinway &

Sons en 1853.

En la historia del arte...Á

gora

8

Ma

rcha

nd

o, Marc C

hagall.

Om

ar Alan M

artínez Oseguera

Verónica Zamora Barrios

La intimidad com

o espectáculoLa Yerbabuena

Me parece indispensable

decir quién soy yo.F

riedrich

Nietzsch

e

EL

SH

OW

DE

L Y

O

LA

pregunta que nos acosa es cómo

se llega a ser lo que se es, pues sólo m

ediante el autocon

ocimien

to com

prendemos de qué y cóm

o nos m

ostramos al m

undo, qué es lo que decim

os de él.E

videntemente, los signos de los tiem

pos de hoy son diferentes, ejem

plo de ello es que lo que antes era considerado com

o locura hoy se prem

ia, por ejemplo,

la megalom

anía -ser distin

to- y la excentricidad -querer siem

pre más-.

La gente común o el nosotros actual,

han pasado a ser los protagonistas y artífi ces del cam

bio mundial, en gran

medida, infl uenciados por el acceso a

los medios m

asivos de comunicación,

como el internet, así com

o el cambio de

las sociedades informadas a sociedades

de la información; queda revelado así

la gran inteligencia y potencialidad del hom

bre o la estupidez como el deterioro

de la humanidad; la virtud com

o la depravación form

an parte de la economía

global de hoy, muchas veces disfrazada

con los nombres de potencia digital,

cibercultura, inteligen

cia colectiva, reorgan

ización social, creativid

ad o, m

ejor dicho, el combustible del

capitalismo.

Aunque no debe generalizarse este

avance desproporcionado en cuanto la dem

ocracia, el justo medio, los valores,

la ambición, etcétera, han enviciado el

encuentro de la comunicación en sus

procesos como progresos. La historia

de los medios de com

unicación basados en tecnología electrónica, es: Low

tech (com

unicación tradicional: mensajeros,

cartas, teléfono, telégrafo, etcétera), B

road casting (radio y televisión), y com

putadoras en red global digital.La intim

idad comenzó a ser un negocio,

un diario al que todos podemos acceder

con la aparición de dos fenómenos que

se sumaron a las com

putadoras en red global, la w

ebcam y la aparición de los

blogs, que desencadenaron la aparición de las redes sociales.In

sertánd

ose este

fenóm

eno

en el Siglo X

X, u

na ép

oca al límite

dentro de una sociedad que podía abrum

ar y convertirse en una sociedad controladora, prom

ovida e incentivada por la econom

ía, que en sus tejes y m

anejes controla intereses profundos, oscuros, trasnacionales, m

ercantiles, que han prostituido la com

unicación y a sus usuarios.Si en el Siglo X

IX com

o en el XX

existía un lím

ite claro entre vida privada y pública; en el Siglo X

XI se prom

ueve la m

anifestación del individuo mediante

estrategias que respondan a las nuevas dem

andas sociales, culturales, a las nuevas form

as de ser y estar en el mundo.

El gran espectáculo de la intim

idad del yo puede ser un ejercicio de exhibicionism

o, fuente de inform

ación y manipulación

del marketing o una discrim

inación del individuo que no puede acceder a lo real, de tal m

anera que al no manifestarse

según las exigencias del Siglo XX

I, corre el riesgo de ser excluido y de ser invisible ante la m

irada global.

Valle de lágrimas

Jaime O

bispo Martínez

Para Jaime V

elasco.

En ese entonces era yo del todo barbilindo

y no entendía de qué forma prodigiosa

podrían negarse las hermosas de m

is ojoscom

pañeras mías del bachillerato.

Ah, pero habría que ser justo ahora

en la mem

oria de aquella cuyos frutos visibles podrían ser m

ortales. Su tierna fertilidad no sem

brada equivaldríaseguro, a todos los cam

pos de Borgoña.

¡Qué fundam

ento de oro era la estepa de su abdom

en! ¡Q

ué breves alturas alcanzaban las colinas veraniegas de sus ojos!Pero del vuelo de su pelo m

e caí.

Mas los dioses no tienen m

iedo de caer porque la fragua está llena de fracasos.B

ástales solo dar con la bien templada

de entre tantos dolorosos martillazos

para cambiar la H

istoria.

Desde su encandilante luz conciben

semejante locura

escarbándola recordando el evento insuperable que da constancia del cielo de M

ahoma.

Los dioses caen con más constancia

de lo que se piensa. Y yo soy el R

ey, el Lucifer, el Mago

y el Vendedor de chicharrones.

por todo eso y menos doy

gracias a los dioses por serme fi eles.

Jaimlet

EL cam

pamento de La Yerbabuena se perfi laba ya en

el horizonte para los ojos del padre Miguel. A

hí se concentraban fam

ilias enteras de gente levantada en arm

as por la causa de Cristo R

ey. Allí se sem

-braba y se criaban anim

ales. Marcos y D

ionisio alcanzaron a ver al señor cura entre el espeso bosque de nogales. Llevaba la com

unión a los fi eles y se quedaría para dar las misas y

asistir en la fe a los soldados de Dios.

Dionisio tom

ó la rienda del caballo y Marcos le ayudó

al padre a apearse:-¡H

ermano, al fi n llegas!

Se abrazaron. Dionisio era el jefe de todo el m

ovimiento,

pero les costaba llamarlo “general”.

A sus 27 años, era un joven educado

en las costumbres m

ás conservado-ras en el seno de una fam

ilia con profunda fe católica. C

asi todos sus herm

anos querían ser curas, cosa nada rara, pues la única form

a de hacer estudios superiores en el esta-do, era cursar el sem

inario. Habían

quedado atrás los días en que se reunían secretam

ente en la Acción

Católica para jóvenes, las am

enazas del G

obernador se habían cumplido

y el movim

iento estaba ya en pleno enfrentam

iento con las fuerzas fede-rales. La resistencia los había llevado ya hasta las faldas del volcán, entre incontables rancherías y poblados, con el enem

igo siempre pisándoles

la sombra.

-¿Y los otros? –preguntó.

-Nos separam

os antes de San A

ntonio, si no han llegado es mala

señal, traían el parque y Antonia la

correspondencia.Los ojos de M

arquitos se ensom-

brecieron.-¿A

ntonia Corona?- preguntó M

arquitos incrédulo.-H

ijo, tranquilízate- dijo el padre mientras lo tom

aba por el hom

bro.-N

o, padre, ella debió quedarse en su casa, con su hija. -E

lla no podía quedarse con ese demonio de m

arido, hijo- aclaró el padre.

-Ahhh, seguro ya está en m

anos de Ploneda, que es el m

ismo diablo- dijo M

arcos con amargura.

-Hay que confi ar en D

ios.M

arcos recordó el rostro de Antonia y dos lágrim

as ro-daron por sus m

ejillas morenas. Sus ojos oscuros brillaban

con el sol de la mañana recién nacida y su barbilla tem

blaba. V

estido de manta y con el rojo trozo de tela barata ceñido,

sus huaraches de cuero; la cuarentaicinco llevada con naturalidad y un crucifi jo colgado al cuello, M

arcos era el prototipo de hom

bre viril y sencillo de costa, dueño de un espíritu sensible y lim

pio. Casi santo, de no ser por aquella

pasión que le hacía dudar de sus aspiraciones de entregar su vida al servicio de la iglesia. D

e todas maneras, pensó, m

i vida ya no le pertenece a nadie, sólo a D

ios, que sabrá darme

una muerte digna, en m

anos de los enemigos de C

risto.Las m

ujeres ya estaban preparando el almuerzo y las

casitas cubiertas de musgo se alzaban entre la niebla. Los

clarines y los mirlos cantaban la m

aravilla del mundo

y el aroma del café tostado hacía que la vida pareciera

buena y sagrada. Pero más abajo de la H

acienda de San

Antonio, Ploneda los m

aldecía, esperando la oportuni-dad de llegar a aquella cim

a hasta ahora inalcanzable, a la que no se podía acceder sin llevarse unos plom

azos.-Ya irán bajando de uno por uno…

o subiendo. A ese M

ar-quitos le traigo ganas desde que robó m

i mejor caballo.

Trató de recordar aquellas facciones y la estatura de M

arcos. La tarde en que llegó a Colim

a, confi adamente se

puso a platicar con un joven de mirada lim

pia que le mos-

traba admiración. V

enía Ploneda pensando en la bola de pin…

huarachudos a los que pondría en orden fácilmente,

montado en su alazán, no le extrañó que un joven se le

emparejara:

-¡Qué caballo tan fi no trae, G

e-neral!

Miró a aquel cam

pesino, ad-

mirando su grandeza, su estam

pa m

ilitar inalcanzable y una profunda em

patía lo llevó a responderle:-C

omo se debe, am

igo, ya sabe usted cóm

o tiene que ser una buena m

ontura. Debe tener pecho de recién

parida, vientre de doncella, ancas de viuda y cam

inado de pu…-A

h, qué mi general!- sonrió el

desconocido. Conversaron durante

un corto tramo y la plática giró en

torno a caballos. A lo lejos se veían

las palmeras y los tejados rojos. E

n-traron a la ciudad, toda la tropa se arrem

olinó en la entrada del Cam

ino R

eal alrededor de la fuente de la Sangre de C

risto y cuando el general se bajó del caballo, aquel m

uchacho le dijo dulce, inocentem

ente.-C

ómo m

e gustaría montar su

alazán.-P

ues adelante, am

igo, es tu oportunidad.

Ploneda se apeó y dejó el caballo a disposición del m

ismísim

o Marcos T

orres, que de un brinco lo m

ontó, picó espuela, caracoleó y salió volando sin que ningún soldado sacara siquiera su pistola.

-¡Ese era M

arcos Torres!- gritaron al lograr salir de la sorpresa.

-Es un m

entiroso y un ladrón- exclamó Ploneda, con la

ira subida a la cabeza.Y ahí estaba la M

uerte, mirando entre los bosques, aten-

diendo pronta al descuido de los soldados o a su codicia. A

lgunos vendían armas a los cristeros, otros sim

plemente

esperaban que algunas cargas de oro cayeran en sus manos

en el tráfi co diario de la guerra.E

l pequeño caserío de la mesa de La Yerbabuena se

fundía con el paisaje. Los techos de zacate y las paredes de varas de bejuco. Los hom

bres preparaban la tierra para sem

brar lo que se pudiera, al mism

o tiempo que se repartían

el parque o limpiaban las gastadas pistolas. La m

isa sería a las doce, dijo el padre M

iguel.A

ntes del mediodía llegaron noticias de que habían

matado a Tom

asito en Colim

a y que venían en camino unas

señoritas por el rumbo de La E

speranza. Entre lam

entos y vivas transcurrió la m

isa. De vez en cuando balazos lejanos,

gritos de guerra, maldiciones. M

arcos pensaba en Antonia,

de vez en cuando algún suspiro viajaba por el monte, iba

por las barrancas cuajadas de fl ores de café, llegaba hasta la cam

a donde Antonia yacía en los brazos de Ploneda.

Pin

tura d

e Nicola S

amori.

Pin

tura d

e Salvad

or Dalí.

copilatorios y colaborado con distintos artistas cantando dúos y realizando otras colaboraciones. Tam

bién compuso para

otros artistas como A

na Belén o M

iguel R

íos, entre otros. En su faceta literaria

hapublicado nueve libros con recopila-

ciones de letras de canciones o poemas

publicados en el semanario Interviú.

13 de F

e-brero18

83.-

Fa

lleció R

ich

ard

Wagner, co

m-

po-

retirada. C

onsid

eradsex sym

bol de la époc

Hollyw

ood, recobró vim

adurez participandoserie de

televisión Falcuna de las divas del dH

itchcock y está consiuno de los m

itos vivientarte. E

n 1955, con la peganó el G

lobo de Oro a

trella del año.

15 de F

ebrero

1797.- Nació H

einriStein

way, u

n fabrican

alemán

y fundador de

Grotrian-Steinw

eg en 18conocido com

o Henry S

pués de emigrar a los E

sdonde fundó Steinw

ay &u

na in

fancia d

ura, p

do tenía 15 años, a h

erman

os los sortorm

enta eléctricaalcanzó, sólo sobrevC

on esa edad come

como carpintero y

convirtió en

aprentructor de órganos eeste instrum

ento en18

35 abrió su negoen B

runswick y fabr

piano rectangular, qusu novia Juliane el díE

n 1836 fabricó su prcola en la cocina deciudad

de Seesen. Dtable clim

a políticodecidió abandonar el

a Nueva Y

ork,donde nom

bre a Henry E

. Stbleciendo su propia com

nombre de Steinw

ay &

El can

tautor y p

oeta españ

ol, Joaqu

ín S

abina.

Page 3: VIÑETAS DE LA PROVINCIA (29 de octubre de 1961) El Mocho … · 2019. 2. 10. · Nació Boris Leonídovich Pasternak, poeta y nove-lista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958

6Ágora

PLA

ZA C

ULT

UR

AL

DE

Ágora

PLA

ZA C

ULT

UR

AL

DE

3

Leop

oldo

Bar

ragá

n M

aldo

nado

Mar

cela

Góm

ez G

utié

rrez

Pin

chaz

os fi

losó

fi co

sD

oxas

pos

tmod

erna

s

1.- S

I lo

s an

imal

es n

o so

n in

fam

es

con

los h

uman

os, e

nton

ces n

osot

ros

no d

ebem

os c

omet

er i

nfam

ias

en

cont

ra d

e el

los.

2.-

Qui

en d

egra

da la

dig

nida

d de

los

anim

ales

se

degr

ada

a sí

mis

mo.

3.- N

o am

arre

s a lo

s per

ros q

ue su

fren

a

rayo

de

sol y

lluv

ia, m

ejor

ata

tu m

alda

d y

que

el c

alor

del

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cal

ient

e un

poc

o lo

qu

e te

que

da d

e hu

man

idad

y l

a llu

via

refr

esqu

e tu

cru

elda

d.4.

- U

na c

osa

es a

tar

a un

per

ro p

ara

pase

arlo

y o

tra

muy

dif

eren

te h

acer

lo

para

pri

varl

o de

su

liber

tad.

¿C

ómo

te

juzg

a un

per

ro?

Sólo

mír

alo

a lo

s oj

os y

te

ndrá

s la

res

pues

ta.

5.-

Feu

erba

ch d

ijo

que

una

dife

-re

ncia

cua

litat

iva

entr

e lo

s ho

mbr

es y

lo

s an

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es c

onsi

stía

en

que

esto

s no

ti

enen

rel

igió

n; v

erda

d a

med

ias,

si

los

hom

bres

sup

uest

amen

te a

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a D

ios,

te

n la

seg

urid

ad q

ue t

u pe

rro

te a

ma

inco

ndic

iona

lmen

te.

6.-

Se d

ice

que

un d

ía B

uda

man

llam

ar a

todo

s lo

s an

imal

es,

pe

ro

lo

acud

iero

n lo

s m

ás fi

ele

s, e

n p

rim

era

fila

es

tab

an l

os

perr

os.

7.-

Si l

os

perr

os t

uvie

-ra

n l

engu

aje

habl

ado,

cre

o q

ue

ja

s co

nju

garí

an

el v

erbo

com

-pr

ar. 8.-

Dic

en

que

som

os d

i-fe

rent

es q

ue lo

s ani

mal

es; e

fect

ivam

ente

, el

ani

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es

una

exis

tenc

ia c

oncl

usa,

el

hom

bre

una

exis

tenc

ia in

conc

lusa

.9.

- A

rgum

enta

r la

des

igua

ldad

ent

re

hom

bres

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nim

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por

dife

renc

ias

de

razo

nam

ient

o o

leng

uaje

, son

mer

os su

b-te

rfug

ios

antr

opoc

éntr

icos

. La

cue

stió

n es

, com

o se

ñaló

Ben

tham

, no

si r

azon

an

o ha

blan

, si

no q

ue s

ufre

n. E

n la

Ind

ia,

Cha

rles

Dar

win

vio

llor

ar a

los

elef

ante

s;

en la

Isla

Cla

rión

, vi l

lora

r a la

s cag

uam

as.

10.-

El h

ombr

e es

un

ejec

utiv

o fr

aca-

sado

en

la r

ealiz

ació

n pl

ena

de s

u ex

is-

tenc

ia, s

iem

pre

busc

a aq

uello

que

care

ce.

11.-

La

inte

racc

ión

con

los

anim

ales

no

sól

o es

una

tera

pia

psic

ológ

ica

conv

e-ni

ente

, sin

o ad

emás

cons

tituy

e un

a “c

ura”

ex

iste

ncia

l rec

omen

dabl

e.12

.- H

ipóc

rate

s, e

l pad

re d

e la

med

i-ci

na, afi r

que

la p

ráct

ica

de la

equ

ita-

ción

rep

orta

ben

efi c

ios

tera

péut

icos

. No

mon

tes t

u m

ula,

mej

or e

nsill

a tu

cab

allo

.13

.- G

rave

err

or d

e C

icer

ón, S

énec

a,

Viv

es y

Mon

taig

ne, fi

lóso

fos

que

se p

re-

ocup

aron

por

el

arte

del

bue

n vi

vir,

al

omit

ir la

con

vive

ncia

con

los

anim

ales

.14

.- E

l mal

trat

o a

los

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pue

-de

eti

quet

arse

: in

hum

ano

dem

asia

do

inhu

man

o.15

.- M

e es

sufi

cie

nte

obse

rvar

en

los

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la

capa

cida

d de

sen

tir

para

op

oner

me

a su

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trat

o y

sufr

imie

nto,

re

clam

ando

el d

erec

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ue ti

enen

a u

na

vida

dig

na. S

i tie

nes

com

plej

o de

gla

dia-

dor y

sed

de sa

ngre

, des

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ate

tú m

ism

o.16

.- E

scuc

har e

l par

lote

o de

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loro

, el

mug

ido

de u

na v

aca,

el b

alar

de

un b

orre

-go

y e

l cro

ac d

e un

a ra

na si

gnifi

ca p

erci

bir

el le

ngua

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e la

nat

ural

eza,

oír

la v

oz d

e D

ios.

No fi n

jas

sord

era,

a n

o se

r que

sól

o pr

este

s oí

dos

a tu

par

ca te

rque

dad.

17.-

Los

toro

s, lo

s ca

ballo

s, lo

s pe

rros

o

cual

quie

r otr

o an

imal

, más

allá

de

nues

-tr

o pe

rver

so p

lace

r a

cost

a de

su

dolo

r y

sufr

imie

nto,

son

suj

etos

por

tado

res

de

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que,

en

la n

oble

za d

e su

inst

into

, no

s si

rven

de

ense

ñanz

a.18

.- D

uran

te v

eint

e si

glos

, la fi l

oso-

fía

se p

rese

ntó

co

mo

la d

isci

pli-

na

abar

cado

ra,

en n

uest

ro s

iglo

ya

per

dió

tal h

e-ge

mon

ía,

hoy

la

disc

iplin

a ab

ar-

cado

ra s

e lla

ma

Eco

logí

a.19

.- L

a fi

lo-

sofí

a ec

ológ

ica

agru

pa c

onoc

i-m

ient

os so

cial

es,

étic

os y

bio

lógi

-co

s ba

sado

s en

el

am

or y

resp

eto

al m

edio

cir

cun-

dant

e, t

endi

en-

tes

a la

con

serv

ació

n de

los

ecos

iste

mas

.20

.- E

n fi l

osof

ía e

coló

gica

poc

o im

-po

rta

si lo

s ani

mal

es fu

eron

cre

ados

o n

o po

r Dio

s, lo

que

inte

resa

es l

a re

laci

ón so

-ci

al c

olat

eral

que

est

able

cem

os c

on e

llos

y qu

e no

s pe

rmit

e m

ejor

cal

idad

de

vida

.21

.- L

a co

ncie

ncia

eco

lógi

ca d

ebe

insc

ribi

rse

com

o un

val

or h

uman

o fu

n-da

men

tal.

22.-

La

pres

erva

ción

de

la n

atur

alez

a oc

upa

un lu

gar c

entr

al y

no

peri

féri

co. L

a ec

olog

ía d

ebe

ser e

l núc

leo

de to

do c

ono-

cim

ient

o ci

entífi c

o y

sabe

r hu

man

ísti

co.

23.-

Sin

nat

ural

eza,

no

hay

hom

bre

ni D

ios.

24.-

La

natu

rale

za e

s sa

bia

y sa

be lo

qu

e ha

ce, e

n el

mun

do n

ada

está

de

más

ni

de

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os, t

odo

es o

rden

y e

quili

brio

, ár

bole

s y

anim

ales

son

la e

senc

ia d

e ta

l ar

mon

ía.

25.-

En

nom

bre

de l

a ci

enci

a, d

e la

cnic

a, d

el p

rogr

eso

y ha

sta

de l

a re

li-gi

ón s

e ha

n co

met

ido

crím

enes

con

tra

la n

atur

alez

a.

LA

S do

xas

parl

ante

s en

la

Era

Dig

ital

se

nos

pres

enta

n co

n m

ucha

s m

ás p

osib

ilida

des

in-

tera

ctiv

as-c

omun

icat

ivas

, con

más

hab

ilida

d pa

ra a

dapt

arse

a co

ntex

tos q

ue le

cont

ra a

rgu-

men

ten

–pe

r se

– y

car

ism

a ca

mal

eóni

ca p

ara

vest

irse

de

l dis

curs

o in

dica

do s

egún

la c

harl

a y

el m

otiv

o de

l fi e

stón

.A

l ba

nque

te d

e So

fía

asis

ten

doxa

s y

epis

tem

es

toda

s –

amig

as in

vita

das–

igua

lada

s, s

alut

an c

on g

ra-

cia

por

la f

este

jada

; do

xas

cien

tifi c

ista

s –

aman

tes

de

las

bella

s ar

tes–

de

hist

oria

s m

edie

vale

s, s

usur

rand

o re

zos

con

los

lab

ios

y ca

bell

os o

ndul

ados

de

ros

ario

s infi n

itos

roca

nrol

eand

o-di

alo-

gand

o co

n ep

iste

mes

re

nace

ntis

tas

–pi

tias

m

ísti

cas–

de

rela

tos

dram

átic

os d

el t

erro

r y

la c

omed

ia d

e la

ilus

-tr

ació

n.

Sabe

res

que

hab

itan

-con

vive

n e

n to

das l

as d

istin

tas ó

rbi-

tas

–en

la g

eocu

ltur

a–

de la

soc

ieda

d gl

ocal

.Se

nti

pen

sam

os e

l m

un

do

des

de

dox

as

apre

ndid

as q

ue t

iene

n un

ori

gen

en e

l ca

len-

dari

o y

en la

geo

graf

ía,

a pa

rtir

de

esas

dox

as

nos r

elac

iona

mos

-con

-vi

vim

os e

n es

e m

un-

do q

ue c

reem

os d

e un

m

odo

y n

o d

e ot

ro;

nues

tras

acc

ione

s e

in-

tera

ccio

nes d

an c

uent

a de

est

as o

pin

ion

es o

cr

eenc

ias

que

diri

gen

nues

tro

ser y

est

ar e

n el

m

undo

; la

s do

xas

que

asum

imos

epi

stem

es

dete

rmin

arán

nue

stro

mod

o de

mir

ar y

, por

tant

o, d

e in

terp

reta

r la

rea

lidad

y e

l con

text

o qu

e ha

bita

mos

.C

onvi

vim

os y

dia

loga

mos

con

las

otra

s pe

rson

as,

con

el h

ábit

at a

mbi

enta

l y c

on e

l con

text

o so

cial

-po-

lític

o, s

egún

las

doxa

s co

nven

cion

ales

con

vert

idas

en

dogm

as q

ue n

os e

nseñ

aron

–y

apre

ndim

os–

des

de q

ue

nace

mos

, ent

once

s la

s do

xas

habi

tan

en c

ada

una

de

noso

tras

–pe

rson

as–

, sin

ser

cue

stio

nada

s, h

asta

que

di

alog

amos

-int

erac

tuam

os c

on o

tras

per

sona

s y,

por

ta

nto,

con

otr

as d

oxas

. E

n ot

ros

tiem

pos

y ot

ras

geog

rafía

s, la

s do

xas

reli-

gios

as n

o po

dría

n se

r cu

esti

onad

as, n

i com

o un

sop

lo

de d

uda

bajo

con

fesi

ón, p

ues

quie

nes

sent

ipie

nsan

y

duda

n po

dría

n se

r que

mad

os p

or e

l fue

go q

ue p

urifi

ca

la h

erej

ía e

n el

mun

do b

ajo

el m

anda

to d

e D

ios,

a tr

avés

de

sus

“rep

rese

ntan

tes”

en

la ti

erra

, es

deci

r, p

or d

ere-

cho

divi

no; d

e ta

l for

ma

que

las

doxa

s m

edie

vale

s de

tr

adic

ión

jude

o-cr

isti

ana

se e

nrai

zaro

n en

la h

eren

cia

cult

ural

par

a sa

lvag

uard

ar la

exi

sten

cia

de lo

s pu

eblo

s cr

istia

niza

dos-

colo

niza

dos,

de

tal s

uert

e qu

e so

brev

ivió

“e

l cul

to p

or c

ostu

mbr

e” d

e la

s do

xas

ecle

sial

es, b

ajo

la v

ía d

e la

obe

dien

cia-

conv

enie

ncia

en

incl

inac

ión

al p

oder

o b

ajo

la v

ía d

el m

iedo

-som

etim

ient

o po

r so

brev

iven

cia.

E

n es

tos

tiem

pos

post

mod

erno

s, s

e re

za a

la c

ien-

cia

com

o nu

eva

relig

ión,

es

deci

r, e

l nue

vo d

ogm

a. E

l de

bate

ent

re d

oxas

y e

pist

emes

se

da a

l int

erio

r de

la

pers

ona,

gra

cias

a l

a in

tera

cció

n co

n al

canc

e di

gita

l de

nue

stra

era

, qu

e no

s pe

rmit

e co

nstr

uir

una

con-

cien

cia

gloc

al c

ada

vez

más

div

erge

n-

te q

ue p

robl

emat

iza

el s

iste

ma

de d

oxas

en

el

mun

do,

quiz

ás

lueg

o en

un

proc

eso

his

tóri

co-d

ialó

gico

de

ciu

dada

nía

cara

a

cara

, po

dam

os r

ein-

tegr

ar la

s dox

as c

omo

cert

ezas

du

dan

tes

que

perm

itan

cre

ar

nuev

as c

onvi

venc

ias

inte

rper

son

ales

-co-

mun

itar

ias.

Por

aho

ra t

odas

la

s do

xas,

pop

ular

es

y el

itis

tas,

sec

ular

es

y an

arqu

ista

s, n

atu-

ralis

tas

y es

piri

tist

as,

van

al fi

est

ón d

e la

s m

ás b

ella

s m

ásca

-ra

s, c

on h

arap

os d

e hu

mild

ad y

por

pre

-gu

ntas

a d

iscr

eció

n:

Si c

ada

pers

ona

con-

side

ram

os c

omo

ver-

dad

abso

luta

nue

stra

s cr

eenc

ias

y sa

bere

s,

¿des

de d

ónde

y c

ómo

ente

ndem

os lo

que

es

dial

ogar

, esc

ucha

r y e

mpa

tiza

r? ¿

Qué

con

stru

ye, c

ómo

y ha

sta

dónd

e co

nsid

eram

os l

os l

ímit

es d

e nu

estr

o m

undo

? ¿A

qui

énes

y p

or q

ué e

stán

en

ese

terr

itor

io/

espa

cio?

¿Q

ué n

eces

itam

os p

ara

sent

ir u

n ví

ncul

o ha

-ci

a pe

rson

as, h

echo

s, s

eres

y m

anife

stac

ione

s vi

tale

s “n

uevo

s” p

ara

noso

tras

? Si

nos

defi

nié

ram

os c

omo

imag

en, ¿

qué

sign

ifi ca

par

a no

sotr

as q

uere

r o tr

atar

de

ser p

uent

e, is

la o

nav

ío?

¿Qué

impl

icar

ía c

ualq

uier

a de

és

tas?

¿Q

ué b

agaj

e de

con

ocim

ient

os, a

vala

dos

com

o ta

les,

nos

vin

cula

n ha

cia

la p

erm

anen

cia

de l

a vi

da

y cu

áles

dox

as n

os p

erm

iten

lat

ir j

unto

a o

tras

(os)

? ¿Q

ué d

oxas

nos

atr

avie

san

y có

mo

las

dist

ingu

imos

co

mo

prej

uici

os?

¿Pod

ría

dist

ingu

ir d

oxas

dis

iden

tes

de d

oxas

mon

opól

icas

, con

cuá

les

me

iden

tifi c

o y

por

qué?

¿E

n es

te m

ar d

e do

xas n

os q

ueda

mos

en

la o

rilla

a

hace

r cas

tillit

os, n

os m

etem

os p

ara

que

nos r

evue

lque

o

buce

amos

en

el fo

ndo…

y lu

ego

pode

mos

–ac

aso–

salir

de

una

s pa

ra e

ntra

rle

a ot

ras?

Va

ga

bu

nd

o, R

emed

ios

Var

o.

Una

vez

un

puen

te cr

uzó

un rí

opa

ra d

escu

brir

la v

erda

dde

la o

tra

orill

a.

Des

pués

otr

o y

lueg

o m

iles

sigu

iero

n el

eje

mpl

o.To

das

las

raza

s,le

ngua

s de

ace

ro y

ladr

illo,

alm

as d

e m

ader

a y

tiem

po.

Muc

hos

caye

ron.

Cuá

ntos

en

la g

uerr

asu

frie

ron

de la

mem

oria

la d

esga

na.

Una

vez

, un

pue

nte

mir

ó ha

cia

el c

ielo

.Y

desc

ubri

ó al

dio

s m

ás ju

sto

que

se ll

ama

Inte

nto:

Nun

ca,

nunc

a el

mis

mo

puen

te.

Mas

la m

ism

a di

stan

cia

siem

pre.

(Cra

covi

a, 2

013)

Para

Ren

é H

erná

ndez

.

Las

ciga

rras

van

a la

mue

rte

y su

can

to n

ada

nos

dice

.M

atsu

o B

ash

o

CA

DA

mañ

ana,

al s

alir

lo v

eo s

acán

dole

bri

llo a

un

fl am

ante

veh

ícul

o, u

no d

istin

to ca

da d

ía. A

vec

es –

las m

enos

–, c

orta

ndo

los y

erba

jos q

ue cr

ecen

fren

-te

a su

casa

. Inv

aria

blem

ente

sus p

erro

s asm

átic

os

me

ladr

an a

l pas

o, co

mo

si a

divi

nara

n la

ani

mad

vers

ión

que

sien

to p

or s

u du

eño,

sus

ladr

idos

ent

reco

rtad

os y

afó

nico

s sa

cude

n m

i con

cien

cia

con

una

fuer

za n

euró

tica

que

me

inco

mod

a. S

u as

pect

o de

hom

bre

com

ún c

ontr

asta

con

el

de lo

s fl a

man

tes

carr

os e

stac

iona

dos

afue

ra d

e su

cas

a, d

e do

s pi

sos,

llen

a de

pla

ntas

, al l

ado

de la

coc

hera

det

rás

de

un e

nrej

ado

robu

sto,

una

fuen

te d

e ca

nter

a ro

dead

a de

un

pequ

eño

jard

ín, d

onde

cad

a ob

jeto

par

ece

tene

r un

luga

r pr

ecis

o, a

sign

ado

por

la m

ano

afan

osa

de s

u es

posa

que

lo

man

tien

e co

n la

pul

crit

ud d

e un

a es

tam

pa r

ange

liana

. La

orn

amen

taci

ón in

cluy

e un

a gu

acam

aya

iner

te so

bre

un

colu

mpi

o qu

e pe

nde

del t

echo

, var

ieda

d de

pla

ntas

, ent

re

las

que

resa

ltan

uno

s cr

otos

de

gran

col

orid

o. L

as p

ared

es

luce

n si

empr

e co

mo

reci

én p

inta

das,

cad

a ta

nto

lo h

e vi

sto

acic

alar

las

sin

ayud

a de

nad

ie, e

ste

hom

bre

pare

ce e

star

do

tado

de

toda

s la

s ha

bilid

ades

inc

luid

as e

n el

art

e de

l br

icol

aje,

tan

nec

esar

ias

para

man

tene

r su

s pr

opie

dade

s en

per

fect

o es

tado

. Sob

rado

s de

tie

mpo

, él y

su

muj

er s

e oc

upan

de

dom

esti

car

su e

ntor

no c

on la

par

sim

onia

del

ju

bila

do, c

onve

ncid

os d

e ha

ber

llega

do a

l cul

men

de

una

vida

sin

cont

rati

empo

s, a

salv

o de

inci

dent

es im

prev

isto

s y

pern

icio

sos.

No

sé s

i es

él q

uien

eva

de m

i sal

udo

o so

y yo

, en

emis

tado

de

ante

man

o co

n el

que

pre

sien

to a

ntag

ónic

o po

r el

sol

o he

cho

de s

er d

ifere

nte

a m

í y a

mi p

arti

cula

r m

aner

a de

viv

ir: “

cant

ando

al s

ol c

omo

la c

igar

ra”…

Com

o la

cig

arra

Áng

el G

aona

Pin

tura

de

Gio

rgio

de

Ch

iric

o.

Pla

net

a có

sm ic

o, S

alva

dor

Dal

í.

Una

vez

, un

puen

teM

igue

l Áng

el L

eón

Gov

ea

Del

árb

ol d

e m

i vid

a

pend

e un

cor

azón

no e

s qu

e es

té r

oto

sino

ago

tado

y no

fue

la h

erid

a pu

nzoc

orta

nte,

es la

san

gre

que

va a

cae

r a

la

tier

ra d

onde

hab

ré d

e

mor

ir o

tra

vez

para

sie

mpr

e en

el b

arro

.

Por

hoy,

pul

sa c

omo

una

estr

ella

osci

la c

omo

un p

éndu

lo d

e lu

z

gira

alr

eded

or d

e m

i sol

edad

com

o un

pla

neta

lo v

eo s

olo

en u

n es

pejo

, lív

ido

sin

sang

re, s

in e

spas

mo.

No

está

ahí

mi a

lma

pero

est

á he

rido

de

ause

ncia

duel

e ah

í, en

ese

mús

culo

pote

nte

y eg

oíst

a.

Pul

sa c

omo

una

estr

ella

Gra

ce L

icea

Pin

tura

de

Th

éo v

an R

ysse

lber

ghe.

Page 4: VIÑETAS DE LA PROVINCIA (29 de octubre de 1961) El Mocho … · 2019. 2. 10. · Nació Boris Leonídovich Pasternak, poeta y nove-lista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958

Ágora

PLAZA

CULTU

RA

L DE

5

El Mocho G

arcíaD

on Manuel Sánchez Silva

VIÑ

ETA

S DE

LA

PRO

VIN

CIA

(29 de octubre de 1961)

4Ágora

PLAZA

CULTU

RA

L DE

* Periodista, escritor y fundador de Diario de C

olima.†

EN

TRE

los elementos m

ás pintorescos y valerosos con que contaba la policía de C

olima en 1926, fi guró Jesús G

arcía, que por esa época cifraba en los 25 años y al que faltaba la m

ano izquierda como consecuencia de un tiro recibido

en un encuentro personal, resuelto con la muerte del contrario.

Era Jesús originario de E

l Grullo, Jalisco, y su aspecto se contradecía con su condi-

ción. De baja estatura y com

plexión delgada, blanco el color y claros los ojos y el pelo, la sonrisa fácil y la expresión am

able, se perecía por resultar sumiso y com

edido, pero esa m

anera de ser contrastaba con su ánimo resuelto y agresivo, m

anifestado en las situaciones de peligro.

Por su

man

o amp

utad

a se le llam

aba El M

ocho, y sus com

pañeros de corporación

admiraban su habilidad para

manejar el rifl e y la pistola, no

obstante carecer del miem

bro dicho.

Era am

istoso y servicial. H

ablaba poco y lo hacía con voz queda de niño tím

ido. Le gusta-ba escuchar cuentos y brom

as, que festejaba con su risa apenas audible, y se preocupaba de su caballo m

ejor que de sí mism

o.C

uando el otoño de 1926 supo el gobiern

o que por el rum

bo de Quesería m

erodea-ban

grupos de sospechosos, se com

isionó a don

Urban

o G

ómez, com

andante de la po-licía, para que al frente de 23 hom

bres reconociera la región.Salió don U

rbano con sus m

ontados, llevando como se-

gundo al entonces oficial de Policía Lino A

raiza. El M

ocho G

arcía formaba parte del con-

tingen

te, cuyos in

tegrantes

iban armados con pistolas de

diversas marcas y calibres y

carabinas 30-30

, dotadas de parque nacional, de efi ciencia tan dudosa, que frecuentem

ente los cartuchos requerían de dos o tres m

artillazos para estallar... si es que estallaban.

En el potrero de La A

rena se produjo el primer contacto con un grupo de alzados,

y tras de un ligero tiroteo los rebeldes abandonaron el campo seguidos de cerca por la

gendarmería colim

ense. A poca distancia, los fugitivos se rehicieron y con el respaldo

de otros rebeldes hicieron frente a sus perseguidores, que nuevamente los pusieron en

fuga. Don U

rbano, engolosinado con los dos éxitos conseguidos, ordenó que se conti-nuara la persecución, pero Lino A

raiza, viejo lobo de las guerrillas, opinó lo contrario:-M

ire, comandante, esto es serio. E

n la segunda ocasión que peleamos hubo m

ás gente que en la prim

era. No sabem

os si nos tengan preparada una emboscada y nos

acaben. Sería mejor que nos devolviéram

os para dar parte y venir después con más

hombres.

Por desgracia, don Urbano se desentendió del consejo y decidió continuar internán-

dose en el monte, hasta caer en una celada, com

o lo había pronosticado su segundo. Se inició el tiroteo y la policía se vio cercada por todas partes, com

o si de la tierra mism

a brotaran los enem

igos. Don U

rbano y los suyos hicieron prodigios de valor, pero su-cum

bieron al número. Ya en franca derrota, Lino logró reunir a siete supervivientes,

entre ellos al Mocho G

arcía, que había recibido un balazo en el pecho, y replegarse en orden, disparando sin cesar y jugándose la vida a cada paso.

De esa m

anera, la pequeña partida pudo llegar al camino de San Jerónim

o, hoy C

uauhtémoc, y regresar a la ciudad para dar cuenta de lo ocurrido y abrir una etapa do-

lorosa en la historia de Colim

a: la de la cristiada, com

o después se denom

inó a la subversión.E

l Mocho G

arcía fue inter-nado en el H

ospital Civil, donde

se le apreció una trem

enda

herida: una bala enemiga lo

había pasado de lado a lado. Los m

édicos lo atendieron con escepticism

o:-C

on menos tiene un hom

-bre para m

orirse.P

ero no se murió. Su ju-

ventu

d y su

bu

ena su

erte le perm

itieron sobrevivir, y

todavía convalecien

te se re-in

corporó a la gendarm

ería, para batirse en innum

erables asaltos y com

bates formales.

Peleó en

Cau

centla, M

onte

Grande, P

uerta de Ánzar, E

l F

rijol, Cerro C

arrillo, Lo de

Clem

ente, Los Colom

os y, en fin, en la m

ayor parte de los sitios que se tiñeron de sangre y se hicieron tristem

ente céle-bres durante los tres años que duró la revuelta.

Al reanudarse el orden, el

Mocho se sin

tió nostálgico.

Acostu

mb

rado a u

na exis-

tencia d

e constan

te riesgo, se “en

mohecía” en

la parsi-m

onia reglam

entada de un

a vida tranquila. P

idió su baja y se dedicó a criar chivas en A

catitán, rumbo inseguro por

la presencia de abigeos y forajidos, que Jesús, por su cuenta y riesgo empezó a

perseguir y a eliminar m

ediante la aplicación de una justicia rápida y definitiva...Su actitud le concitó m

uchos amigos, pero m

ás enemigos y resentidos. É

stos lo intrigaron con las fuerzas federales, haciéndolo aparecer com

o un matón de oficio

y un elemento de intranquilidad pública, por lo que se selló su suerte: el teniente

Quiles, un oficial que se especializó en la supresión de m

aleantes, agregó al creci-do núm

ero de sus participaciones cruentas la vida de Jesús, perdida a manos del

gobierno, después de haberla expuesto en innumerables ocasiones para su defensa

y consolidación.

NE

CE

SITO una cerveza y m

úsica, escucho que ella dice m

ientras pienso en qué es-cribir. Lo que m

e da pie para iniciar así: cuan

do desperté, eran las n

ueve de la m

añana, pensé que inevitablemente el periodo en que

podía controlar mejor m

i tiempo estaba por term

inar, así que decidí salir al patio para seguir m

i lectura de un libro que quiero term

inar mañana.

El libro es M

is mujeres m

uertes, del mexicano G

ui-llerm

o Fadanelli. Hasta donde voy, el libro habla sobre

el menor de los hijos de una fam

ilia de tres hermanos,

con sus respectivos madre y padre. M

amá acaba de m

o-rir y al hijo m

enor, que es borracho y vive de la herencia que su m

ujer-pareja muerta le dejó, le encom

iendan la tarea de colocar la lápida sobre la tum

ba de su madre.

Cuando leo la novela pienso en beber alcohol, pero

también pienso en m

i padres y mis herm

anos. Cada que

leo un libro me im

porta menos la interpretación de un

lenguaje literario que lo que dicho lenguaje hace con mi

cabeza. La manera en que una palabra después de otra

suscita los paralelis-m

os que corren en mi

vida con la mism

a lec-tura. C

omo pensar:

leo ahora Mis m

uje-res m

uertas mientras

vivo una de las sepa-raciones em

ocionales m

ás racionalizadas, lim

pias y cariñosas

que he vivido en mi

vida. Al respecto, m

e gusta decir: vivo un poquito de m

uerte, y pese a la cordura de todo este asunto, m

i fragilid

ad m

e hace

recurrir a m

edidas desesperadas que no pretendo abandonar.

Pero volviendo a F

adan

elli, un

a vez estaba lim

piando la casa cuando se ins-taló en m

i mente la

necesidad de limpiar

los espejos. M

e he

encontrado con la suerte de saber que dentro del grem

io silencioso y neurótico de los limpiadores no

profesionales, el acto de tallar una superfi cie hasta sacarle brillo funciona com

o una manera de establecer

un balance entre el caos que gobierna tu vida y la mugre

que la impregna. E

ntonces, como sé por experiencia

que tanto las ventanas como los espejos se lim

pian m

ejor con papel periódico, me di a la tarea de buscarlo.

Y un impulso m

e hizo abrir el periódico que encontré antes de llenarlo de [inserte su lim

piador de superfi cies predilecto aquí]. Fue entonces que leí la colum

na de Fadanelli en un periódico que seguro es m

uy leído, pero ahora convenientem

ente no recuerdo. El texto

hablaba sobre la desconfi anza de la convicción. Le habían preguntado a él en qué creía y él escribió que en nada, porque uno debe desconfi ar continuam

ente en los ideales inalterables. Y su idea m

e hizo pensar entonces –

y ahora escribir al respecto– sobre una fa-

cultad humana que ahora vivo y, por lo m

ismo, busco

la manera de aprender de ella antes de perm

itir que

me siga destruyendo.

El 3 de febrero del presente año escribí en m

i diario: Los seres hum

anos debemos aprender a despedirnos,

sin embargo, en la m

ayoría de los casos, somos inca-

paces de realizar una separación sin resultar emocio-

nalmente heridos. Tendem

os a ver la distancia como

una transformación contundente; no contam

os con las herram

ientas psicológicas necesarias para medir

el fenómeno de cam

bio y, generalmente, la entropía

ocasiona que como individuos alcancem

os la auto-destrucción.

¿Qué carajos quise decir con entropía? N

o sé, a veces escribo tan jodido que debo descifrar m

is ideas. La m

aldita Real A

cademia defi ne la entropía com

o:1. f. Fís. M

agnitud termodinám

ica que mide la parte

de la energía no utilizable para realizar trabajo y que se expresa com

o el cociente entre el calor cedido por un cuerpo y su tem

peratura absoluta. 2. f. Fís. Medida del

desorden de un sistema. U

na masa de una sustancia con

sus moléculas regularm

ente ordenadas, formando un

cristal, tiene entropía m

ucho menor que la

mism

a sustancia en form

a de gas con sus m

oléculas libres y en pleno desorden.

Lo sé, son dema-

siadas citas para un solo p

árrafo. Pero

bueno, me tom

o mis

respectivas licencias, porque soy un

tipo que encuentra belleza en la rigidez de una defi nición. Sobre todo si una palabra vaga en m

i mente hasta que

llega a la punta de mi

lápiz cuando intento saber qu

é me está

pasando.A

manera de que,

prob

ablem

ente, lo

que quise decir cuan-d

o escribí aq

uello

en mi diario es que

la energía que no se expresa y com

unica (es decir, que no se utiliza), al m

omento de realizar un trabajo (en este caso el de la

separación), tiende a tomar un cauce autodestructivo.

Adem

ás, como bien esclarece la segunda defi nición,

dicha energía permite m

edir el desorden de un sistema.

La imagen que instantáneam

ente debería venirnos a la cabeza, si es que m

e dirijo a un reducido colectivo que com

o yo apenas puede seguir por su vida –con la

sonrisa terrorífi ca de Barney–

después de un destrozo em

ocional, es aquella en donde en el mom

ento de la separación se llora, se em

borracha, se droga, se auto-lesiona, se deprim

e, y todo es una profunda y dolorosa espiral, hasta que fi nalm

ente el sol y la lluvia y la luna adquieren un valor espiritual m

ás estable. Entonces, la

pregunta es: ¿Por qué Fadanelli, por qué la convicción, por qué la entropía? Porque todos estam

os destinados a confi ar, por m

ás efímera que sea esta convicción, en

que nuestro esfuerzo aporta algo a aquello en lo que creem

os. Sin embargo, nada dejará de m

overse. En

ningún mom

ento.

Era amistoso y servicial. H

ablaba poco y lo hacía con voz queda de niño tím

ido. Le gustaba escuchar cuentos y bro-m

as, que festejaba con su risa apenas audible, y se preocu-paba de su caballo m

ejor que de sí mism

o.

Pon

t-Ch

arra

ud

: escarch

a b

lan

ca, A

rman

d G

uillau

min

.

La incapacidad de perm

anecer estáticoLuis Enrique A

raoz

Escu

ltura

el Beso d

e la m

uerte.

EvocaciónA

lina Velazco Ramos

Yvette G

uibert ca

nta

nd

o, Hen

ri de T

oulou

se Lau

trec.

Eres com

o los olores que sazonan m

is desayunos.Tu presencia m

e sabe a tor-tilla recalentada en el com

al.A

la salsa que hacían a mol-

cajete en el puebloy no tenía m

ayor secreto que ser ella:sal, ajo, tom

ate asado y chile de árboldanzando un baile de sen-suales jugos.

Por las mañanas despierto

y al pensarte canto para mí.

Te anhelo. Te espero/aspiro,

como al café de olla con

canela y piloncilloque a cada ratito m

e daban en la M

ixteca.

Eres agua que reposó en un

cántaro de barroy p

an d

e Com

ala recién horneado.Todo tú, m

i alimento eterno.

Y tu piel (cafetal de frutos m

aduros),m

e lude y penetra hasta el punto certero de m

i adicción a ella.

EtéreoLeón M

endoza

Cam

inaron por callejones oscurosD

eambulando sin m

irar Las som

bras que les acom

pañanE

n silencio, sin decirle nada

Viajaron en autobuses

que no llegaban A

ningún destino, pero se m

irabanLos atardecer en las

ventanas opacadasPor la luz que llegaba detrás de los cerros

Le contaron a la noche que no tenía prisa Q

ue no buscaba sueños anclados

Que la vida es sólo

una mentira

O realm

ente ellos serían una m

entira