narcoleptos agb

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Relato sobre un buque que es tripulado por las múltiples facetas de nuestro yo

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  • 7 P~biogo, Eduardo Garcia Aguilar

    19 L a vigilia, Nayla Chehade D u d n

    29 Y &mos las arrnas en el lecho, 6dgar Correa Fajardo

    45 Mi botefla wcondida, Hdder Morales Sep6lveda

    5 I L a rnuerfe delfilbsofo, Jose Luis Garces Gonzdez

    65 Confesi6n de un asesinato, Eduado Delgado Ortiz

    73 Obligaciones dornksticas, Gustavo G6mez Vdez

    99 L a enredadera, Adolfo Ariza Navarro

    105 L a duma de blanco, Guillermo Mina Rodriguez

    111 La presmcia, Siervo Perez Torres

    121 L a vida fkcil, Indaledo Camacho Castillo

    127 El requinto, Alexis Zapata Mesa

  • 135 Cuesticin de procedimiento, Wilson Rojas Naranlo

    145 El conductor, Pablo Montoya Campuzano

    149 Narcoleptos, Alfredo Gut18rrez Borrero

    163 Cancerbero Upez, Guillermo Navia Castro

    171 Nadie se muere la ufspera, Elkin Cifuentes L6pez

    185 Mauricia quive morder un mantel debajo del mar,

    Andris Fbmero Baltodano 191

    El atofid, Javier Monedero Gallego 201

    La ciudud sumergida, Adalberto Agudelo Duque 209

    Elipsinda, HLctor Sierra

    215 Alfabeto de autores

  • *

    Narcoleptos

    Es una nave infrecuente, armada como el crucero Missouri. b n t a tmsatlhticas s idh ldes con el Queen Elizabeth y erhala vejw degalera jbnica. En pone emula al arrogante gale611 Maflower, &see alas y vuela alcanzando velocida* des cuyos limites no se han inventado.,

    Aparecf aw' de improvise, sin asombrame. Llevo, tal vez, s i g h a bordo del Narcoleptos, o acaso nunca he baja- do y rnis nacimientos y mis muerta se han sucedida subre su cubierta o enlos camarotes. Su tripulacibn me es familiar: llardos almirantes, temerarios marinos, rudos corsarios, hi- biles eomodoros y tfmidos grumetes; exactas a mi, y distintos a la vez. Cada uno de eUos eon mstro burgub, aires romin- ticos, la holgazaneriaqueme es propia, y mi proverbial estu- pidez.

    Es ventajoso que todos Sean yo. No necesito hablarpara conocer sus pensamientos y recibo &us requestas antes de hacerles pmguntas.

    Comandando la travesfa, un sinfin de zigzagmantes re- fledones cruzan mi mente, agujerehdola cud gusanos 40- rales a sutil queso mquefort. Mientras p a w (to paseamos?) por el puente de mando, no deja de llamarme la atencibn el r hecho de e5tar movilifindome en esta amebiana miquina.

  • T

    1

    Alfred0 Guti&rez Borrero

    Precisamente porque me importa un bkdo, Ilega a de~agra- gradarme, y estoy aquf por obligacifin.

    Mirando &era o adentro vea, curiosamente, lo misma: nada. Poco a poco me interno en &os de pacotilla y, co- mo testimonio del cruaro, redact0 e t a imposible bithcora.

    En un l i d o del Rue no habl6 Dante, entre la opulencia apiitica y la solemnidad insfpida, he pasado suspirando los Gltimos milenios. Trotando, saltando y caminando. L a m w ilegal de la perera me haconducido, a reg&adientes# por as- am wmwnes. G m o d ~ ~ d d g m e d e hs idiosincra- cias, pero mctamente igual, r e m o achispaeos las sehm del folklore en mi conciencia de pedales. Y man^ olirs penetro el l&rinto, m h tsiwable me siento. h m o . Wr eso Ilorti.

    --ITimonel, no siento mis l$glimasl -Tmquilo4 sefiw. 1Aqui nd ie us8 mejillael Luego el ego y el alter-ego guardamos silencio +vamm,

    o voy, acdndonor al o&n incierto de t&; igual que a eruditos de cualquier tSpwaa el deseo de eseapm de la d c i - nante angwstia ~610 nos regala las certezas de Iq nada. n

    -iffloto, cayos a pma, vaya despaciol tr -D.cscuide, capitb, no son m b queviejos archivm pa-

    mostones,

    4 leontol6gicos repletas de puiiados de w d a s y ffiailes por Congtato, yes as'. Entre la osamenta, lo maico redacta

    * e p~esiw. Aqui, firmas ilegibles en el mntrato de lax eras; all&

    la inefable memoria galgctica -recubierta de &$ cianofi- 4 g c e t l s murmura el ddecto del trilobite y mardaen una d- ' mohadilladcirea d mdde de las pisad- del bmntosaurio. %

    Con 10s marineiws de mi yo1 escudrifiamoa el multihori- 0 5

    ~onte por telescopim de pintura rupesw, papel impreso y video. Las imkenw apmcen borrcasas y sus substrtncias se

  • ahogan en caldos primitivm. Son panortimicas del yermo donde antiguas mol&uculas proteicas cometieron el delito de fabricar la vida.

    --Gontramaestre, alej6monos. Esto se enrarece. Nos envudve el venenoso gas de las hipdtesk explicaivas,

    nos acaloran 10s mantos que a la verdad pusiemn san &us- tin, Emp6doel%s, Dwwin y Engel#.

    -Capitin, Gene una torinenb. Es la branfa acad6mica, iVa a granizar capitalism01

    -4Llmen a las ~dentores, pron b... ! PIsi lo hacemos. Y mientras el temporal nos hace dar pe-

    ligroswbandadas a babor r estibor, aparecen titeres rmlu- cionarios encabezadospor Robespierre que, pw&mente, colocan en las velas calcomm'as megapomposas del wman- dante Che Glievara, reputadtw como medallas salvavidas en cuadernos universitarios del tercer mundo entero.

    -Primer oficial- l a & i con las bombasl, iafuera con los simplismos y las comPlejidadesl Hay qse esquivar los em- bates de la 16gica.

    -Fogonero, iechele mis carb6n emociond alas calde- ras del &a! iA todo ideal!

    a e i i o r , ivamos a cien ideas por segundo! Si seguimos acelerando, las miquinas su&r&n amnesia.

    Y la barmsca a m i a con resentimiento inusitado. Si pro- curamas mitarla can conceptos, nos envia otros de magnitud igual y sentido contrario. Si mostramos horpbrfa, nos acom- pleja; si intentamas evadirla, se sublima hstranta.

    Ensayamos cualquier variedad de remedios para dete- ner el hura*. invocaciones egipcias a Am6lpRa, conjusos rabfnicos de la ley mosaica, thcticas guerreras de la remota Asiria puestas en prfrctica por el rey Tiglatfdasar, ritos su-

  • Alfredo Guti&rrez Borrero

    merios, brebajes caldeos. En vano, putls la paquidermica pe- zuiia d d prejuiciosauno pisotea el carno de lrt nave. Leemos en MZ alta oraciones y eitdices: mayas, toltecas, chichimecas. Usamos, como impermeables, ideas de grandes hombres: 10s Didlogos de Platitn, IaMoral a Nicrimaco de Aristbteles, las Epfstolas de san Pablo, las Cstilinarios de C~cedn , e l f icur- so sobre el mktodo de Dehcartes ... Mas nada resulta antfdo- to adecuado para el venenoso feno'meno sobrenatural de la I discusiitn.

    Escapamos por la mar turbada. Estamos (to estoy?) in- satisfechos. El reloj biolitgkn detiene su frenesi y -tras el climax- nos sofoca la monotonia, Tengo 10s cabellos moja- dos. Una goma pegachenta y tibia, emanada de la gl6ndula prost6tica colectiva y de bolsitas que Andrea Msalio y otros galenos bautizaron como vesfculas seminales, se desperdiga por cubierta.

    Los marinos y yo (o sea yo) cenamos libido incesante y flage10 asado. Asi consumimos miles de calorias y apagamos 10s anhelos de conocimiento.

    Adormilado en la sobremesa, enfebrecido y desmotiva- do, obswvo las autopistas de la mtidianidad, en tanto mis va- nos yoes descan~an en 5us camarotes neuronales.

    Acordamos apartarnos del camino de la genialidad y co- mer m6s. Como muchos, juramos vestirnos mejor y reunir

    3 bastante del Cnico invent0 valioso que ha dado la cultura des- n

    de que cultivamos la tierra y tallamos cuarzo, basalto, sflex y obsidiana: ldinero!

    Z

    5 Pintarnos de aburrimiento rosa las a~boladuras. Algu- . nos a brochazo burdo, tipo maestro albatiil; otros psieodEIi- r-3

    camente, cud Dali, y 10s menos reposadamente, como a sus majas Coya.

  • -iCapit6n!, iaprovechemos el vientecillo de las e s p ranzas para que no nos atrape una mediocre calma chichal -exlama mi esquizofrenia, cuando ya me sentia curado, y amenaza con soplarme otro cicl6n de baboserias.

    -iArriad las pasiones! Reflegionemos de nuevo --or. dena el omnipresente super-yo.

    Y, luchando coma fardos de heno enteleridos, dispute mos la validez de opiniones queen nada alteran 10s hechos. Segmentos de mi gustan m6s de Beethoven que de Haydn, otros opinan que el idealismo supera d materialismo, alw nos atribuyen mayor importancia orbital al mundid de ba- lompi6 que a lm juegos olimpicos. Todm repmtimos blablab16 con sevicia, a diestra y siniestra, aunque nadie nos contradi- ga, e hipiendo con &ia intentamos demostrar la diferencia de conceptos semejantes que definimos complqamente.

    Distraidos con la controversia, navegamos sin ley hash que 10s n6cleosyo devotos de Nuestra Seiiora de Mi Pro- pia Cordura suplitan alas drcunstancias un milagro que nos salve &I dewden. Emalmente, &stas lo otor3an y el Y.S.Y. flo Soy Yo) Narcoleptos zarpa hacia altarnar pensamien- tina.

    Asi recorri(mos) cientos de nosonkil6metros, sondean- E do en hip6critas impulsos. Una epidemia de socio-biosim- r plicidad (dolencia a la que no escaparon rnis ancestros y ao %

    escapd ninguno de mis descendientes, a excepci6n de 10s que no &stan) contagi6 entonces a mis ywarios, matando buena p e e de mi rnultiplicidad. E 5

    No importa qu6 cult0 profesemos, si Yav6 nos constru- $ y6 a punta de barro, si somos v6mito encastado de Brahma .

    -

    o si 10s mfticos emperadores diwinos de la China profetiza- ron nuestra evisteneia con la hexagramidad del I Ching; aun

  • Alfredo Gutikrrez Borrero

    si en continentes nuevos nos concibieron Aym Manco y sus hermanos salidos de una cueva a poblar el orbe, 10s homo sapiens necesitamos mendras ajenas -para no ahogarnos en una despiadada sinceridad interior- y nunca intentamos respondernos por qu6 sufrimos.

    Nosonkil6metros adelante arribo (que es decir arriba- mos) a1 archipi61ago del creer, donde buenas divinidades di- rigen, en islas de falsa sewridad, a 10s oropeles del ayer. Son -Zeus, Odines y Jehovis- 10s mismos que en las metr6- polis del hoy resultan apedreados, en O h p o s y Walhallas, con los irreverentes poderes de la tecnocracia y la ignom- cia, por la religi6n de la minifalda y el 1ipiz labial, o despla- zados con h idolatria del cru& y el bazuco.

    En cada insula pude ver reba6os de personas en pos de un maestro que lo6 condujera aDioa: sectas, soeiedades, her mandades. Tristemente, una esquirla de mi se involucraba en cada cr6dula aglomeraci6n; era manejada por santones adulterados y a@crifos 6ngeles negociantes, quienes preten- &an saber hash quC tipo de animal hablan sido en vidas pa- sadas.

    Pasrnados en la feria de baratijas supuestamente inmor- tales, damos vuelta al cab0 de No Hay Esperanza, alejib- donos de la antillana bacaoal de necedades -que en tumbas de yeso y granito hacen revolcarse a 10s h6roes del linaje em-

    m l u t i v e hada puntos 106s amenos de la egogr&a personal. n W

    2 -Timonel, itres siglos a babor! [Hey!, el del palo ma- yor, iqu6 son esos objetos all& en el vecindario del muelle de la realidad? lLos ve?

    -3, sefior. Son armatastes de pretensiones civilizado- v 2 ras que tzascienden 10s Ifmites del hogar de 10s jueces extem-

    porineos, austmlopitecus y homos futurus.

  • Narcoleptos

    A1 acercarme, vi(mos) multitudes de muertos y no naci- dos, que nos indtaban desde las playas por estar vivos.

    -IOhl, iy raz6n tienenl d i g 0 a la tripulaciBn a m - pleta-. CBmo no han de regafiarnos, si nuestro ecologismo empresarial no restablece lo que desordena. Los amarga sa- ber que miles de generaciones han consumido su enerda en busca de excelencia, y el resultado himos nosotros: Ias ga- rrapatas pensantes, redimibles sBlo con chiites inventados por luniticos para hacernos refr.

    Can tan merecidas afrentas no nos atrevemos a desem- barcar. En el interior y el exteriw del Y3.Y Narcoleptos, que en la peculiar nave es lo mismo, se escuchan, caminan- do a saltitos, neandertales y cromagnones. Son 10s arrojados, por su soberbia, del paraiso de 10s teli.patas, en su errante dialogar por el desierto de las palabras.

    Una serenata ancestral nos es brindada por lo inexistente que baila, primero, al sonde flautas tribales y, luego, de lad- des y dtarw. Re fondo, bardos celtas ammpafian, entonan- do cantos guerreros. La segunda pieza que interpretan es un coro de lamentos, a ddo can una orquesta de bipbipeantes computadores. en la penumbra de una media noche hu6r- fana de testimonies, el acto de despedida es un arritmim co- ?- raz6n solista que taptap-tapea miedoso en el escenario del pmgreso, sobre un charco de colesterol. 5 P

    Para despejarnos -10s navales y-, abrimos las nari- 2 ces cr6ter-volcinicamente, mas lo que entra anuestros (mi5 5 pulmones es una pros&pciBn en r h g a de ci.firos daiiinos $ que acosan las innovaciones. 75 2

    Arrastran horcas y gdotinas, cruces, multas de indife- . -

    rencia, destierms y argamasa para tapiar la independencia 2 en sus prisiones.

  • Alfredo Gutiirrez Borrem

    -iA ellosl -gritan vientos modernos-. 1No ven? Son Bruno, Gdileo, Jesuuisto, Lennon, Luther King. Esti- mulan sus pensamientos y eso no les conviene.

    -iMitenlosl. -responden al llamado, desde las orillas capitulares, retardatarios tribunales compuestos por notables funcionario~i de infinitais estirpes.

    Como estamos a distancia, echo el ancla y me paso el ca- talejo. Incbmodamente contemplo masas de aturdidos en do en pos de lfderes que aludnan, seamdando pastores acomple jados, agithndose tras embustems caudillos.

    Y exclaman 10s del carnaval existencd: -iEa!, h-onos la guerra --ocultando su oscuran-

    tismo bajo la gentil fermidad de la diplomacia. -iVaya!, si es martes feriado en el &o c6smico --dice

    (y digo), a mi lado, un grurnete imprudente. -lhimo, bufones beligerantes, peleemos ahora y me-

    ditemos despur?s! --daman 10s comparsantes, matandose sin objeto e n E g o s p 6 ~ s , Qadesh, Maratbn, Sama, Lepanto, Enochtitltm, Austerlitz, Boyac6, W d n , Stalingrado, y las batallas que vendrfin.

    La atm6sfera se inunda con cadkveres mutilados y visce- ras tajadas, que caen sobre 10s recibn nacidos, deliran atribu- ladas:

    -TG, nen6, h a s a seguir eon lo mismo? "I

    : El mary la tierra se tifien sanguinolentos y el firmamento, 8 avergonzado, 10s imita. Desfilan, a proa y popa, armas pris- 4 g macolores: cariones en Trafalgar, obuses en Ardennes, bom- "bas contra Berlin, rnetralla antiguerda en Surmerica, sobre 2 . tanques, transportadas por paraca~distas, buceando ... Y se 3 deskan etereamente, como caramelos diab6licos, enjambres

    de misiles scud.

  • La farsa pmsigue. Lo ve la tripdaci6n de la nave, que es decir lo veo. Hordas de tropa inventan pretextos y cargan: mongeles sobre China, godos sobre Roma, macedonios con- tra Grecia. Conquistadores europeos maniobran con sus ar- madas por latitudes tropicales y su prepotente sordera impide escuchar 10s gemidos de 10s hacinados en barracas y planta- ciones o repmar en la carne melanc6lica que cruza hemisfe- nos desde la pradera africana para nuncavolver.

    En arenas de blancas que definen blancos y azotan es- paldas negras, amarillas, sudacas, hindces o polinesias, baja la marea, y Narcoleptos va por ahf, hendiendo independen- cias revanchistas, repuntando eon 10s lows de San Martin, Bolivar, Washington y Touissaint de Louverture.

    -iVenganza contra otros, y contra nosobs revo~uci6nl --consignan biorrhicos arc-. i h , paz, dignidad, libertadl -nos arengan desde las marimas tai-pings, bo- xers, cipayoa, sandinistas, comuneros, leninistas, jacobinos, girondinos, giielfos, gibelinos, cachiporros y chusmas chula- vitas.

    --(Para quC? (Para qui6n7 -1os interpelatnos. -Hola, no inventen enemies -vuelve y exclama, res-

    pondiendo, el imprudente y boc6n marino de mi desaz6n En castigo, lo pongo a lavar cubierta, condenfindome. c >

    Los icebergs de helados difuntos difidtan la navegacirin: $ han falleddo bajo las orugas de 10s panzers nazis o &rimas de hsiles que el soviet prows6 en Checoslovaquia (cuando 5 aGn era 6se su nombre) y export6 a minodas que disfraza- 8 m ban mezquintts psicosis con el r6tuIo de reformas sociales. 5

    m Hay despojos en el techo, en elsuelo, incineradnspor mo- -

    lotovs, rasgados con cimitarras, alanceades, sobre y bajo el E agua, o cayendo del cielo en h t o s macabros de la fertiba-

  • &edo Gutigrrez Borrero

    ci6n explosiva, a la que 10s rockets terroristas someten avio- nea de linea.

    -Muchachos, ilimpiar escombrosl i V ~ o s a m a 1 -iHip, hip, hurral Adrede nos desentendemos, pen, iqu6 mb ~ u e d o hacer?

    Es mejor distraernos mirando porun telescopio las pl6yades o escudririando el reino de l a electroner aunque no descu- bramos, como James Watson y Francis Crick, la estructura molecular del DNA. Asi nos enjuagamos las manos y las co- sas siguen igual.

    Viendo venir trapalias, como Ulisee, me amarro al palo mayor. %nos a hundirnos abrumados. N&ades malvadas y sirenas prostituidas nos salen al paso, eon acertijos irreso- luble~ en m61tiples idiomas. Gravlan adivinanzas desde 10s euatro puntos cardinales, dede siglos aeis y ahora mismo, las grdcan en ideogramas, pictogramas y hojas electdnicas, en adbigo, en lath o en cirilico ... tal como lo hicieron a via- j e m turanios, hamitas 7 mediterrhm:

    -CQui6n em?, tqu6 quieres? Sus qui~icosas nos frenan en seco. Quedam06 ftquedo?)

    ahi, pmdotes, pensando en los billetes, en qud haremos de vacaciones. d6nde rumbeamos y con quihn brnicamos el fin de semana, o en el confort envidiado de quienes nada en- tienden, de 10s que porsnobs van a la playa en carddmenes,

    V)

    2 sin pizca de espiritualidad. Y

    2 Es tarde. Los prmatismos morales han hecho metis- w tasis. Y cruzando l6bregos theles obes im (acosados por

    publcistas, guerrillera, tdicantes, enkrmos y agent= de . televerrtas) nos encontramos con el arte, la ciencia y la reli- w 2 pj6n: 10s escolla titanes del acewo cultural. Son vendidos a

    la materia, esen desfu3urados y sucios. Fotocopias, carica-

  • turas e imkenes impresionistas de Rafael, Mendelssohn y Shakespearese arrastran tras el primero. Diplomados New- tons y Pitigoras de mentiritas sirven de lacayos a1 segundo ogro. Y el tercero, ciego, recibe adoracibn de una caterva de dogmiticos patriarcas y tecnosacerdotales wmedos de Con- fucio y de Juan el Bautista.

    -Entra a nuestro servicio y descansa aquf, pagamos bien, las cosas van a cambiar -murmuran con melosa voz multimedia.

    -IC&llense! -1es e s p e h . No me entretengan con pri- mas de navidad mticipadas; el futuro es un mito ... - - d o , desvaneakndome en brazos del contramaestre, y un impru- dente dolor lastima mis huesitos de la risa.

    -Cuando se fatiguen 10s visionanos, iqui6n pensari? --susurran sublimes dudas que, a continuacibn, se wlga- &an-, tqud ropavestiris maiiana?, edesayunads?, E c h o conseguirh empleo?

    Espantado, pateo 10s signos de interrogaci6n. Hemos uu- zado aguas enajenadas y vamos a naufragar ante 10s mue- lles de Puerto Cordura. Doy la filtima orden a 10s valerosos chicos de la knpulacibn narcol6ptica;

    -Muchachos, lel final se acercal iSalven sus almas, que son la mfal @ r-

    Desperezo biceps deltoides. Estoy regesando. Hay una $ silla, una cama al frente y un escritorio at*. Respiro traba- josamente, tengo sed, las ideas me abochosnan, las mujues 5 desvelan, exasperan. Como no hay bula papal ni comisibn " 8 de la ONU que resuelva el diferendo limitrofe enbe la fanta- 3 sia y la reahdad ... debo hacerlo solo.

    No abm saliva, paso 10s ojos ... CHmmm? ... Cierro los S ojos, paso saliva. Me he sentado en el banquillo de 10s acu-

  • Alfredo Guti6rrez Borrero

    sados. Soy nuevamente bebi, y un tribunal muerto, vivo y no nacido, vocifera mostrhdome un planeta desierto:

    -T6, ned , iseguirtis con lo mkmo? Demoro en contestar. Basques talados, rios moribundos,

    niiios hambrientos y campos sepultados en fecal concrete, sentencian al unisono:

    -1 Pecadorl Derritiindome ansioso, me conjuro en labios de un mago

    ineeistente y mim a lo alto, a 10s picos nevados en la cordille- ra de 10s Anhelandes, y suelto tranquil0 lo inezistente. Como Chaplin, hago cabriolas, y parafraseo a Gandhi:

    -iOh, Diosl Otra vez a bordo ... -iAchiquen con las bombas! isuehenamarras! iNo to-

    quen &'mllI +uiien desespemdos oficiales en mi con- denda. Lavida es un cigarrillo y la fumamos. Pero no todos somos como ErBstrato, el pastor de ~ f e s o que se hizo cilebre incendiando el templo de Diana. 2 0 mi3

    Ahog6ndonos, llegan a auxiliarnos 10s gemelos akahue- tes: Hipnos, el ensueiio, deja todo para maiiana; Ttinatos, la muerte, acepta que desencarnemos, postergando la ilumina- d6n hwta o h excjtenda.

    Naufragamos, y un libro salvavidas cae cerea de mi. La gravedad precipita objetos: pinceles sobre lienzos o apocalip-

    v, 2 sis akbmicos en cualquier Hiroshima desde algiin Enola Gay,

    algiin agosto de pesadilla. B !2 Repentinamente uno mis wces inconscientes, unifich-

    dome, e hilvano un discreto raciocinio: traviesos gnqraos del . delirio onirico dinamitaron mi sensatez, llev6ndome a pasear 5 en Narcoleptos, un buque imposible que divaga, imaoinan-

    do, sobre lo aprendido.

  • Aguardo confundido a que el radar de la memona su- ministre coordenadas espacic-temporales: sexo/masculino, idiomdesp&ol, estado dvJ/soltero, moneddpepeso, pais/Co- lombia, ocupaci6n/lector durmiente, ubicaci6n/J30got6, fe- chdagosto 6, 1995,3: 15 a.m.

    Entonces, despuis del suicidio transitorio de mi lucidez, decido asesinarla definitivamente y, empijamado, welvo a la cama para ahogarla con un alud de cobijas.

    Maiiana, espem, resucitar6 de nuevo.