ligero de equipaje

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Carlos G. Vallés S.J LIGERO DE EQUIPAJE Tony de Mello, un profeta para nuestro tiempo CONTENIDO LONAULA 2 BOMBAS 7 CAMBIAR O NO CAMBIAR 11 AMAR O NO AMAR 16 LA FLOR DE LOTO Y EL LAGO 22 EL CEREBRO PROGRAMADO 27 SUFRIR PARA DEJAR DE SUFRIR 32 INOCENTE E INTACHABLE 36 ¿BUENA SUERTE? ¿MALA SUERTE? 40 EL DIOS DE LA NEGACIÓN 44 EL YO Y EL NO-YO 48 GARABATOS 56 EL ESPÍRITU DE "SADHANA" 64 EL TERAPEUTA 70 EL DIRECTOR ESPIRITUAL 77 EL ESCRITOR 83 La Semilla 84 El Terreno Rocoso 85 La Tierra Buena 86

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LIGERO DE EQUIPAJE

Carlos G. Valls S.J

LIGERO DE EQUIPAJE

Tony de Mello, un profeta para nuestro tiempo

CONTENIDO2LONAULA

7BOMBAS

11CAMBIAR O NO CAMBIAR

16AMAR O NO AMAR

22LA FLOR DE LOTO Y EL LAGO

27EL CEREBRO PROGRAMADO

32SUFRIR PARA DEJAR DE SUFRIR

36INOCENTE E INTACHABLE

40BUENA SUERTE? MALA SUERTE?

44EL DIOS DE LA NEGACIN

48EL YO Y EL NO-YO

56GARABATOS

64EL ESPRITU DE "SADHANA"

70EL TERAPEUTA

77EL DIRECTOR ESPIRITUAL

83EL ESCRITOR

84La Semilla

85El Terreno Rocoso

86La Tierra Buena

87La flor

88El fruto

89EL LECTOR

93LA "PUESTA EN ESCENA"

103LIGEROS DE EQUIPAJE

LONAULADesde EspaaNo creo que Tony hubiera ledo a Antonio Machado. Pero tas ltimas palabras que nos dio en la despedida del cursillo del pasado abril, mes y medio antes de su muerte, reflejaron, en ingls, un verso universal de Machado y dieron sbitamente a este libro un sesgo castellano que s que al propio Tony le habra gustado. El verso es:"y cuando llegue el da del ltimo viaje, y est al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraris a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar."Cuando le pregunt a Tony qu planes tena para este ao, me dijo: "Tengo dos viajes a Amrica, uno en junio y uno en noviembre; y a la vuelta del primero, en agosto, me parar en Espaa y dar un cursillo en Madrid. De Amrica y otras partes me llaman cada vez ms,- pero no dejar de tener cada ao al menos un curso en Espaa. Lo paso muy bien en Espaa y quiero mantener ese contacto".Me consuela pensar que, de algn modo, este libro prolongar el contacto.Carlos G. Valls, S. J. Sto Xavier's College. Ahmedabad, 380 009. India

"Querido Carlos: He visto tu carta a mi secretaria, y la he sacado del montn para contestarte personalmente. Estoy ENCANTADO de que vengas a Lonaula para el cursillo de renovacin de 'Sdhana' en abril. Mi plan es proponer y discutir con el grupo mis ltimas ideas, y me alegra pensar que t estars all. De tu promocin de 'Sdhana' van a venir Lila y Joe Pul, y probablemente tambin Isabel Martn. Quiz conozcas tambin a algunos de los dems, y en todo caso tendris todos el sello comn de 'Sdhana', ya que todos habis pasado por ah. Por vez primera vais a tener habitaciones decentes y un edificio nuevo gracias a los trabajos de Mario. Ven dispuesto a pasarlo bien. Un abrazo, Tony."

La carta me emocion. La tuve un rato en la mano con la mirada clavada en la palabra "ENCANTADO" en maysculas, con los caracteres familiares de su mquina de escribir porttil electrnica Canon. Yo iba a Lonaula por necesidad propia, y l me haca sentirme a gusto aun antes de llegar all, con ese don que tena de hacer que cada persona a quien l conoca sintiese que era alguien especial en su presencia. Muchos hombres y mujeres habr, por todos los continentes del mundo, ntimamente convencidos de que tenan una relacin especial con Tony, y todos ellos tienen toda la razn. Su memoria exacta, su clida espontaneidad y, sobre todo, su capacidad bsica de vivir el presente como si nada hubiera existido antes ni hubiera de existir despus, daban a sus contactos con cualquier persona una intimidad y un ardor que calaban a fondo y dejaban huella permanente en grata memoria.

Tony y yo nos encontramos en Vinaylaya (Bombay) cuando yo llegu a la India, y luego coincidimos en Poona durante nuestros estudios para el sacerdocio. Aquel contacto fue suficiente para que el nombre de Tony de Mello quedase asociado en mi mente con una alegra juvenil y un respeto carioso que me haran siempre buscar ocasiones de volver a encontrarnos. As fue como, algunos aos ms tarde, siendo yo ya sacerdote y profesor en plena actividad en la ciudad de Ahmedabad, le en las "Noticias de los jesuitas de Bombay" que el Padre Anthony de Mello se propona dirigir unos "Ejercicios de mes cerrados" para cualquier clase de jesuitas, jvenes o viejos, que quisieran apuntarse. Nada ms leer aquello, supe dentro de m bien claro que quera ir, y el mismo da le escrib pidiendo plaza. El me llam por telfono desde Bombay para decirme que me aceptaba de mil amores. De hecho, aquellos Ejercicios de mes iban a ser el comienzo de la carrera pblica de Tony como director de almas, que es lo que, de una manera o de otra, con un ttulo o con otro o con ninguno, haba de ser ya toda la vida. El haba aprendido en Espaa el mtodo y la fuerza original de los Ejercicios de san Ignacio bajo la direccin de aquel gran maestro de espiritualidad ignaciana que fue el Padre Calveras, y estaba ahora impaciente por comunicar a otros, con el celo y entusiasmo que caracterizaban todo lo que haca, la alegra de su descubrimiento y la eficacia probada de ese medio excepcional de renovacin del espritu.

Para entonces ya tena detractores. Yo me detuve un da en Bombay (de paso para Khandala, donde los Ejercicios iban a tener lugar) y un jesuita ya maduro, Rector de una de nuestras casas de all, cuando se enter de adnde iba yo y a qu, tuvo el mal gusto de decirme con amarga irona: "S, s, desde luego, eso es lo nico que har Tony toda su vida: hablar y hablar y hablar. Con tal de tener delante un auditorio que lo escuche, es hombre feliz; y como aqu no consigue que nadie le escuche, se ha organizado ahora esos Ejercicios. Imagnese! Veinte jesuitas que le van a estar escuchando absortos un mes entero... no es eso el paraso para l? Vaya usted, vaya si quiere ir, pero va usted a perder el tiempo". Yo sent tristeza y enfado ante aquel viejo cascarrabias que no poda soportar los xitos iniciales de su hermano menor. La envidia alcanza niveles altos entre jesuitas, y Tony estuvo expuesto a ella toda su vida. Entre nosotros, los xitos se pagan caros.

Un resultado de la experiencia de Khandala fue que yo me encontr metido de lleno en la campaa de Ejercicios de mes que lanz Tony, y eso me acerc a l. El me pasaba a m las tandas a las que l no poda llegar, y luego me convenca a m de que aceptase, y as me pas yo varios aos aprovechando las vacaciones universitarias de mayo y las del Ao Nuevo indio, en octubre, para dirigir Ejercicios de mes por toda la geografa de la India. Trabajo de mucho fruto para m, y me permito confiar que tambin para otros. Un da, aos ms tarde, durante una Eucarista concelebrada en el cumpleaos de Tony en la que yo tom parte, Tony me mir y dijo: "Una de las cosas que me alegra es haber metido a Carlos en el movimiento de Ejercicios de mes". Ese compromiso me llev, tambin de la mano de Tony, a la intensa y vivificante experiencia del Movimiento Carismtico, donde pasamos juntos verdaderas aventuras espirituales. Poco a poco, la intensidad de esos dos magnficos pero tambin, por necesidad; transitorios movimientos, se fue rebajando, y yo me encontr una vez ms en busca de nuevos derroteros para el espritu. Para entonces, Tony, siempre alerta y siempre dispuesto a ensayar nuevos programas (gustaba de llamarse a s mismo "rolling stone": "canto rodado") haba lanzado los cursos de "Sdhana" en De Nobili College, Poona. "Sdhana" es palabra snscrita que puede traducirse libremente por "espiritualidad". Esa fue la palabra que qued ya identificada con Tony para toda su vida. Cuando un curioso que haba odo hablar sobre esos cursos le pregunt a un amigo mo: "Puedes decirme de una vez, qu es eso de Sdhana?", mi amigo le contest: "Sdhana es Tony, y Tony es Sdhana".

Fue por entonces cuando mi Provincial (que no era otro que el Padre Jos Javier Aizpn, que ms adelante se unira a Tony en el Instituto de Sdhana en Lonaula y fue nombrado su Superior religioso} me dijo: "Ya sabes que Tony ha organizado ahora estos cursos de Sdhana en Poona, que son muy tiles para ayudarse uno a uno mismo y aprender a ayudar a los dems. T tienes mucho contacto con jesuitas jvenes, y estoy interesado en que tengan personas que los dirijan y les aconsejen. T podras ayudar en esa tarea, y para prepararte mejor he pensado en enviarte a esos cursos. Le he hablado a Tony sobre eso, y me ha dicho que te reservar puesto en cualquier curso que te interese. Tienes donde escoger. Ahora tienen el curso de "mini Sdhana", que dura un mes, y el de "maxi-Sdhana", que dura nueve meses enteros. S muy bien que la ctedra en la universidad te lleva mucho tiempo, y por eso te dejo a ti que decidas incluso si quieres asistir o no. Pero me gustara que asistieras al menos al curso de un mes".

Aizpn y yo nos conocamos desde Espaa, y me permit contestarle con una cita del Evangelio: "Jos Javier, llevamos tantos aos juntos, y an no me conoces? Para m no hay 'minis'. No me gusta hacer las cosas a medias. O lo hago hasta el fondo o lo dejo del todo. Nada de 'mini-Sdhana'. Inscrbeme en la 'maxi', y este mismo curso." Me tom un ao sabtico en la universidad y me fui a Poona con una enorme avidez de espritu.

Tony not mi avidez y se dispuso a calmarla desde el principio. En la primera reunin con el grupo anunci que las sesiones comenzaran a las diez, "Bueno, digamos a las diez-y-lo-que-sea, para que quede holgado"; no iba a haber programa fijo, y tiraramos por donde saliera la cosa. Yo protest, con todo el peso que me daba el ser el de ms edad de todo el grupo: "Tony, para m el tiempo tiene mucho valor, he hecho un gran sacrificio para venir aqu (?) Y quiero saber qu es lo que voy a hacer estos nueve meses. Quiero un programa claro y un horario fijo para poder ponerme a trabajar con toda el alma desde el principio". Tony me escuch con benevolencia y elimin mi queja con un gesto deliberadamente paternalista: "Oh, Carlos! no te preocupes: ya cambiars". Todo el grupo se ri, y yo qued hecho una furia. La terapia haba comenzado. Desde luego que cambi, y llegu a considerar aquel ao, al igual que muchos que han pasado por l, como el ms importante de mi vida.

Un ao, por intenso que sea, no basta, y Tony comenz enseguida a organizar los cursillos de renovacin. Quince das en abril y en octubre, en los que cualquier ex alumno de Sdhana (en grupos de unos veinticinco) podan volver a vivir la atmsfera que haba provocado su primer cambio y explorar nuevos derroteros para su alma. Para entonces el Instituto se haba trasladado a Lonaula, entre la austeridad en ruinas de una antigua villa veraniega y las temibles picaduras de los mosquitos gigantes que pueblan la regin. Dice mucho a favor de Tony y sus compaeros que sufrieran alegres, ao tras ao, las incomodidades constantes de aquel alojamiento temporal; y, de hecho, esta circunstancia fue mencionada, con la debida alabanza, en el informe oficial hecho a ruegos de las autoridades para deliberar sobre un nuevo edificio. Yo asist a dos de esos cursillos en Lonaula y, al despedirme de Tony despus del segundo, le dije, medio en broma, que no volvera a ir hasta que estuviera construido el nuevo edificio.

Eso ocurri en 1987. El cursillo de renovacin se anunci para la quincena del 30 de marzo al 14 de abril. Las oficinas, habitaciones para el profesorado, cuartos de huspedes, comedor, cocina y sala de reuniones estaban ya listos. La verdad era que yo haba decidido ir de todos modos, pues haba pasado por tiempos difciles y senta la necesidad de recobrar la paz y el equilibrio que ya, en mi experiencia, asociaba yo siempre con Sdhana. Escrib enseguida, y la respuesta fue la carta que acabo de citar. El da 30 de marzo la furgoneta de Sdhana, un elemento ms del progreso material del Instituto, vino a recogerme a la estacin de Lonaula y me llev a los nuevos terrenos. Nos saludamos efusivamente. Veinticinco hombres y mujeres estbamos preparados para el curso intensivo.

Entonces sucedi algo extrao. Tan extrao y tan poco acorde con mi carcter que he dudado mucho antes de mencionarlo aqu. Habr lectores a quienes esto les caiga mal, y en el mejor de los casos no dejar de parecer una proyeccin a posteriori o profeca fcil despus de los hechos. Sin embargo, aquella sensacin fue en m tan clara y tan fuerte, tan persistente durante todos aquellos das, y jug luego un papel tan esencial en este libro que creo me debo a m mismo y a mis lectores hacer mencin de ella aqu. El hecho es que, a poco de llegar yo all (no recuerdo el momento exacto, pero fue apenas llegar), se apoder de m un sentimiento extrao, un presentimiento ineludible de que Tony iba a morir despus de aquel curso, y que sas iban a ser sus ltimas enseanzas y su testamento espiritual. A m mismo me pareci absurdo, y a nadie se lo dije, por miedo al ridculo, pero el presentimiento no me dej, e incluso me llev a hacer algo sin lo cual este libro no hubiera sido posible.

Yo no haba pensado tomar notas en ese cursillo. Me conoca de sobra a Tony y a sus ideas, y haba calculado, que slo con escucharle, dejarme impactar, reaccionar all mismo segn se presentara la ocasin y respirar la atmsfera que saba yo muy bien se creaba en esos cursos, me bastara para tranquilizar y robustecer mi alma, que era lo que yo haba ido a buscar a Lonaula. Pero cuando esta extraa conviccin de que ste iba a ser el testamento de Tony se apoder de m, ped prestado papel (cosa rara: yo, que nunca voy a ninguna parte sin llevar papel, no me haba trado esta vez ni una cuartilla, pues no pensaba escribir nada) y comenc a tomar notas detalladas en todas las sesiones. Esas notas forman ahora la base de este libro.

Esas notas, claro est, estn tomadas por m, es decir, van filtradas a travs de mi mente y estn influidas por mi manera de entender a Tony. Tony sola decir que cuando daba una charla a cien personas, daba cien charlas distintas, ya que cada oyente interpretaba sus palabras segn su modo preconcebido de pensar. El agua toma la forma de la vasija en que se derrama. Conozco perfectamente este efecto condicionador, y un da en Lonaula hice un pequeo experimento. Tony haba estado hablando y dialogando con nosotros cosa de hora y media, cuando interrumpi la sesin para un descanso. A mi lado estaba sentada una Hermana que haba estado tomando notas con tanta entrega como yo. Le ped entonces, con esa confianza inmediata que Sdhana engendra en todos sus alumnos: "Hermana, me dejas tus notas y te dejo yo las mas? Tengo curiosidad por ver cmo has resumido t la charla de Tony, como tambin por ver qu es lo que t piensas de cmo la he resumido yo. Te parece?". Ella sonri y me pas su cuaderno sin decir palabra. Por suerte para m, su letra era la caligrafa clara y elegante de una mujer, y pude leer sus pginas a toda prisa. Ella no tuvo tanta suerte con mi letra, pues yo haba sacrificado la claridad a la velocidad (en eso sigo la opinin de Beethoven, que deca que "la vida es demasiado breve para gastarla en sacar buena letra"). La observ con expectante sonrisa hasta que ella acab con mis pginas. Nos miramos entonces, y los dos soltamos la carcajada al mismo tiempo, y sabamos muy bien por qu nos reamos.

Nuestros apuntes eran tan distintos que si una tercera persona los hubiera ledo, sin saber que estaban tomados de la misma charla, hubiera pensado que se trataba de dos charlas enteramente distintas. Ella haba anotado a su manera lo que a ella le haba llamado la atencin, y yo haba anotado a mi manera lo que a m me haba llamado la atencin; y como los dos ramos personas muy distintas, nuestros apuntes tambin eran completamente distintos, aunque los dos habamos estado escuchando la misma charla.

Yo soy el primero en reconocer esa limitacin, y la hago constar aqu claramente desde el principio. Pero tambin, con la misma sinceridad y libertad, quiero hacer valer claramente mi derecho a pensar que mi interpretacin de Tony es una aproximacin razonable a su pensamiento. Lo har citando unas palabras que l me dijo personalmente y cuya trascendencia para m no las ha permitido borrarse de mi memoria. En uno de los cursillos de renovacin que hice con l, despus de una larga charla personal entre los dos, en la que yo repas todo mi itinerario espiritual desde mi primer curso de Sdhana para que l luego me lo comentase a su manera, me dijo exactamente estas palabras: "Mucha gente ha pasado por mis manos, Carlos, pero t eres la nica persona de todas ellas que me ha entendido plenamente a m y mis principios hasta sus ltimas consecuencias". Yo saba lo que quera decir, y recog el cumplido en agradecida memoria. Eso no quiere decir en manera alguna que yo sea un perfecto alumno de Sdhana o que tenga. preferencia de ninguna clase sobre nadie. Sera ingenuo y estpido que yo pensara as. Tambin le he odo a Tony alabar en pblico, con nombres concretos, a algunos hombres y mujeres que se haban destacado en Sdhana, sin mencionar mi nombre entre ellos.

Que quede todo claro. Para m, la conclusin de todo esto es que, sin rangos ni preferencias, y dentro de la limitacin inherente al intento de querer un hombre reproducir el pensamiento de otro, me puedo permitir la esperanza de que mi interpretacin de Tony no sea indigna de l.

El mismo me dijo en Lonaula un da en que yo le estaba animando a que escribiera de una vez sistemticamente, en un libro serio y seguido, todo su pensamiento y su experiencia: "Yo no soy escritor. Yo soy un narrador de cuentos, y as es como me presentan a m en Amrica: el Padre Anthony de Mello, narrador de cuentos. Yo escribo cuentos y meditaciones, pero ni ensayos ni tratados. Mi escribir es de tipo abierto... y que el lector saque sus consecuencias". Incluso brome conmigo en espaol, que dominaba a la perfeccin, y me dijo que en Espaa habra que presentarlo como "cuentista"... en todo el sentido de la palabra. Esto crea una dificultad ms para mi empresa. Me dispongo a encuadrar en un cierto esquema sistemtico el pensamiento de un hombre que rehus hacer semejante cosa l mismo. Quienes lo conocieron podrn volver a traducir de la teora al cuento y sacar sus conclusiones personales, como Tony hubiera deseado que hicieran.

Tony deca abiertamente que cada uno de sus cursos, seminarios, conferencias, era tanto para l como para los participantes. Le servan para desarrollarse l mismo, aclarar sus ideas, profundizar sus sentimientos, templar su mente... y al mismo tiempo divertirse con toda su alma. Se entregaba de lleno a cada intervencin y perfeccionaba sus cualidades al usarlas. Sola decir que, si otros haban hecho cursos de Sdhana por un mes, seis meses, nueve meses... l los estaba haciendo toda la vida. Aprenda ayudando a aprender. Y se es el espritu con que yo, en su nombre y en su memoria, me acerco a la tarea de escribir este libro. Con escribir sobre las ideas de Tony quiero llegar a asimilarlas ms yo mismo. Al despedirme de l en abril, me dijo: "No dejes de venir el ao que viene para el cursillo de renovacin, si te apetece. No quiero que pase un ao entero sin que nos veamos. Acurdate". Le asegur que estaba decidido a volver el prximo ao, y l saba que iba de veras.

Ahora ya no habr ms cursos con Tony. Todo lo que me queda (aparte de lo que ya se me ha metido en el organismo, que es lo ms importante) son mi recuerdos y mis notas. Quiero usar stas lo mejor que pueda; y as me he propuesto releerlas, estudiarlas; acariciarlas, asimilarlas, ordenarlas de alguna manera y exponerlas finalmente en este libro. As es como este libro es tanto para m como para cualquier otro. La tarea de escribirlo es para m mismo medicina y consejo refinados que sigo necesitando en la brega diaria. No s qu es lo que estas pginas supondrn para los dems, pero s s que a m me servirn para volver a recoger el fruto que fui a buscar a Lonaula y que yo mismo le resum a Tony as el ltimo da de nuestro cursillo: "Lo que he encontrado esta vez en Sdhana es una alegre confirmacin de mi manera de entender y vivir la vida; mayor claridad y mayor firmeza, ms all, con mucho, de lo que yo haba esperado". Si escribir es terapia, este libro es mi cursillo personal- de Sdhana. Me llevo a Lonaula conmigo.

BOMBAS

Ni siquiera nos dio la oportunidad. Yo esperaba, y otros conmigo, que Tony comenzara la primera sesin con la pregunta de siempre: "Qu queris que hagamos en estos quince das?". Todos los hombres y mujeres que componan el grupo conocan bien los mtodos de Sdhana y estaban preparados para reaccionar inmediatamente con sugerencias concretas y problemas personales, pensados ya de antemano, de los cuales Tony sacara lneas convergentes para enfocar el curso y plantear las sesiones. Pero esta vez no hizo nada de eso. Es decir, s, hizo la pregunta como siempre, pero slo por hacerla, como un mero "ejercicio" de los que sola dar para que los hiciramos entre nosotros, pero esta vez sin intervenir l para nada. Nos dijo: "Que cada uno de vosotros se busque un compaero de su gusto, agrupaos de dos en dos y contaos el uno al otro qu es lo que esperis de estos quince das. Tenis cinco minutos para ello". As lo hicimos; pero luego no nos pidi que presentramos nuestras conclusiones al grupo o a l en pblico o en privado. Sencillamente, dej a un lado el ejercicio y pas a darnos otro... no sin un toque de humor.

Lleg la orden: "Dividios en grupos de cinco de tal manera que los cinco de cada grupo se conozcan y se arreglen bien entre ellos. Pronto!". Empez el revuelo que segua siempre a semejantes rdenes, a las que ya estbamos bien acostumbrados. La ansiedad de no quedarse solo; la bsqueda rpida; el riesgo de pedir compaa a alguien que poda decir que no con toda libertad; la divertida perplejidad al sentir tirones opuestos por manos distintas, cada una en su direccin; los ltimos ajustes al encontrarse un grupo con seis miembros y otro con cuatro; y, por fin, el resultado final de los cinco grupos de cinco en pie y por separado a lo largo del saln. Todos a la expectativa de ver qu clase de juego nos iba a proponer y qu consecuencias iba a sacar de l para enfocar la primera sesin como gustaba hacerlo. "Que cada grupo se d ahora un nombre para poderlo llamar". Mi grupo me hizo el honor de ponerse a s mismo mi nombre: Carlos. Poco me dur el honor. Tony prosigui con solemnidad afectada: "Estos grupos se encargarn, por turno, de lavar los platos despus de cada comida y de pelar las patatas y las cebollas en la cocina por las maanas". Se acab el juego. Remos alegremente la broma y nos volvimos a sentar. Entonces Tony empez en serio.

"S muy bien qu es lo que quiero hacer esta vez con vosotros. He llegado a un momento importante de mi vida en que muchas de mis ideas han cambiado, y siento la necesidad de aclarrmelas a m mismo, probarlas y expresarlas. Para eso necesito al grupo. Cada maana propondr un tema, luego vosotros reaccionis, preguntis todo lo que queris, guarde relacin con el tema o no, y ya veremos luego por dnde tiramos. Ah, y preparaos, porque va a haber bombas. Os tengo varias preparadas."

Yo me alegr profundamente al or hablar as a Tony. Que l cambiaba de ideas con frecuencia no era ningn secreto para los que le conocamos. Aos antes, ya nos haba dicho bien claramente: "Si aceptis lo que yo digo, lo hacis enteramente a vuestro riesgo, porque yo me reservo el derecho de cambiar de opinin sin previo aviso." Haba quienes le atacaban por eso, y l mismo citaba casos. En aos anteriores, durante su etapa de director de Ejercicios de mes, haba insistido en la pobreza total, no slo espiritual, sino de hecho y en la prctica ms absoluta. Inspirados por su celo, hubo muchos que abandonaron toda clase de comodidades y gustos y se entregaron a una vida de gran austeridad exterior; y cuando Tony, ms adelante, cambi de rumbo "Ca en la cuenta de que mi 'pobreza' se haba convertido en mi 'riqueza', es decir, que estaba orgulloso de la imagen que haba conseguido de religioso pobre, y apegado a ella, de modo que la pobreza se haba destruido a s misma"), algunos de aquellos que lo haban seguido en su pobreza creyeron que les haba hecho una faena y se volvieron contra l. Esas crticas no le importaban. Siempre defendi la vida sencilla y el desprendimiento interno; y si alguien, debido a su anterior influencia, haba cado en extremos, all l.

Tony conoca perfectamente sus propios poderes de persuasin, y nos pona en guarda contra ellos. "No os dejis hipnotizar por m", nos repeta. A m me recordaba a aquellos dialcticos de la escolstica medieval que, a falta de otros entretenimientos pblicos, erigan un plpito en mitad de la plaza del pueblo, defendan, contra todo aquel que quisiera objetar, una tesis durante todo el tiempo que quisieran, y luego cambiaban y defendan la tesis contraria con el mismo xito. Tony haca algo muy semejante en las sesiones de "puesta en escena" ("role-playing") que describir ms adelante, en las que, haciendo primero de cliente que vena a proponer un problema, lo consegua presentar como totalmente insoluble, y luego, cambiando de papel y haciendo de terapeuta, lo haca aparecer como fcil y sencillo y de solucin inmediata.

Lo que s tena Tony en todo caso era una mentalidad muy abierta y una gran libertad interior que le permitan aceptar un nuevo punto de vista en cuanto se convenca de su validez.

El mismo haba comenzado a usar la terminologa de "Sdhana I" para sus ideas de haca diez o doce aos, y "Sdhana II" para sus puntos de vista actuales. Claro que siempre haba ido cambiando: no haba sido un cambio brusco; pero ahora haba llegado a ver una clara lnea divisoria, y el mismo contraste le ayudaba a pensar mejor. Y la promesa que ahora nos acababa de hacer era nada ms ni nada menos que la aventura de seguirle a l hasta la cumbre de "Sdhana II" desde la base de "Sdhana I " que todos tenamos bien conocida. Recorrer con l su ntima trayectoria de experiencia y pensamiento espiritual con todo el respeto y el inters que su persona despertaba en nosotros. No se trataba de descubrir "la ltima moda de Tony" por mera curiosidad, y menos "la ltima locura de Tony", como no faltaba quien dijera con desprecio a cada vuelta de la carrera de Tony. Para nosotros, al contrario, en aquella primera maana de la convivencia de Lonaula (y desde luego para m, que haba seguido paso a paso los andares espirituales de Tony con admiracin cariosa y con provecho propio), aquella era una oportunidad valiosa para aprender en la misma fuente nuevos enfoques y experiencias recientes que, sin duda, seran serios y prcticos y aun, con gran probabilidad, tendran gran alcance en sus consecuencias. Mis sentimientos personales en aquel momento eran como los que tiene el espectador despus de or la obertura a toda orquesta de una pera clsica: expectacin alegre y cosquilleo impaciente por el buen rato que se avecina.

Cuando Tony haba tomado una iniciativa tan clara y decidida, yo estaba seguro de que respondera a ella. Me dije a m mismo: "Tengo suerte de estar aqu."

Que Tony necesitaba al grupo para aclararse a s mismo sus propias ideas era cosa que tambin sabamos todos. Necesitaba el laboratorio, el eco, las reacciones espontneas, la crtica instantnea. Cuando mejor funcionaba era cuando escuchaba con atencin concentrada una objecin, miraba al techo unos instantes que delataban la intensidad de su pensar, despus se enfrentaba a la persona en cuestin (a veces incluso fsicamente, es decir, levantndose de su sitio, arrastrando su silla y sentndose en frente mismo de la vctima, entre el apuro de sta y la diversin de los dems) y comenzaba un dilogo en "staccato" que siempre acababa por aclarar el asunto a todos los presentes, incluido l mismo. El saba que donde mejor actuaba era en el grupo, y por eso, aunque siempre estaba dispuesto a recibimos en privado y era generoso sin lmites en darle tiempo a cualquiera que lo necesitara, nos deca claramente desde el principio que prefera le propusiramos aun nuestros problemas personales en presencia del grupo, ya que confiaba en tratarlos mucho mejor all. Llamaba a eso "el efecto del partido de ftbol". En un partido amistoso sin pblico no es probable que un jugador se emplee a fondo, mientras que en un partido de campeonato, en un gran estadio lleno de seguidores apasionados, se entrega al juego con toda su alma aun ms all de sus fuerzas. Eso le pasaba claramente a Tony, y ahora que se propona revisar todo su aparato conceptual, quera hacerlo dentro del grupo y con su ayuda, y de hecho haba estado esperando a esta oportunidad para hacerlo. Al final de la experiencia nos dijo pblicamente que le haba gustado mucho el grupo y le haba ayudado enormemente. No cabe duda de que esa interaccin entre Tony y todos nosotros fue el secreto del inters y la profundidad que aquel intercambio de ideas, visiones e ideales tuvo para todos. El constante trfico de ida y vuelta era el que mantena viva la circulacin.

Todava hubo otra circunstancia que contribuy a hacer de aquel cursillo algo muy especial, distinto de todos los dems. El profesorado de Sdhana lo integraban Tony de Mello, Jos Javier Aizpn y Dick McHugh (junto con el hbil y eficiente Mario Correa, que se encargaba de todo lo dems). Sin embargo, en aquella ocasin Dick estaba todava convaleciente de una penosa enfermedad, y Aizpn se hallaba recorriendo conventos de Jess y Mara por toda la India, en una gira de renovacin espiritual. El resultado fue que nos quedamos slo con Tony aquellos quince das. Por un lado, sentimos la prdida, porque Aizpn y Dick, con sus personalidades tan distintas y complementarias, siempre contribuan grandemente a enriquecer la experiencia de Sdhana. Pero, por otro lado, la situacin en exclusiva tena tambin su aspecto positivo, que compensaba por la prdida. Estando a solas con Tony todo aquel tiempo, en aquella coyuntura tan importante, nos podramos concentrar con intensidad total en lo que l quera comunicarnos, sin distraccin alguna aun dentro de Sdhana, y esa concentracin ayudara a crear una entrega y consagracin en todos nosotros que, sin duda alguna, nos hara entender ms rpidamente y asimilar mejor todo lo que bamos a recibir. As sucedi, en efecto. El contacto exclusivo con Tony veinticuatro horas al da durante quince das seguidos cre una atmsfera en la que cada palabra reflejaba el mismo tema y cada incidente recordaba el mismo propsito, y las sesiones del grupo se prolongaban insensiblemente en cada conversacin y en cada silencio. Al despedirme le dije a Tony: "He sacado ms fruto de estos quince das que de los nueve meses de antes." Una exageracin, desde luego, pero tambin una expresin genuina de lo que yo senta en aquel momento. Todo, en efecto, contribuy a convertir aquella experiencia en una ocasin memorable.

El horario no present problemas. Por la maana, sesiones de 9 a 12,30, con pequeas pausas; por la tarde, despus de la siesta, Tony tena entrevistas privadas o sala de paseo con alguno del grupo, siempre tratando asuntos personales; y antes de cenar, la Eucarista concelebrada, en la que l mismo ocup todos los das el puesto de concelebrante principal. Para colmo, por la noche, despus de cenar, veamos los "vdeos" de sus charlas en Amrica, sobre todo los de los "Ejercicios por satlite" que dio all hablando desde Nueva York y contestando preguntas en directo de todas partes de los Estados Unidos y Canad a travs de satlite; eran sus mejores cintas, y las vimos varias veces a peticin popular. El mismo vena a ver sus propios "vdeos" y los animaba con sus comentarios. "Fijaos qu cara de tonto pongo para despistar en esa pregunta que es bien comprometida." "Pero qu diablos hago yo con ese vaso de agua en la mano sin dejarlo ni beberlo?" "Esa palabra... se me escap. Es una de las ocho palabras que tiene prohibida la televisin americana. Los tcnicos se miraron horrorizados cuando la dije, pero iba en directo, as es que ya no haba nada que hacer. Luego me explicaron que no haban credo necesario advertirme a m de la lista de palabras prohibidas. Si supieran el lenguaje que uso! Desde entonces tuve ms cuidado." y as iba todo el da. Y en las comidas tambin, y en todo momento, su ruidosa y alegre presencia, que haca imposible que nos olvidramos ni por un instante que l estaba all. Lo tuvimos de lleno entre nosotros. Y al escribir esto me viene un pensamiento triste. Es posible que el exceso de trabajo que le supuso llevar todo el curso l solo influyera de alguna manera en su salud y acelerara el triste desenlace. Sea de eso lo que fuere, quiero dejar aqu constancia de la generosidad sin lmites con que se entreg a nosotros en aquellos das de excepcin. .

El era el nico que hablaba durante la Eucarista diaria, y cuando, al cabo de unos das, nos pregunt si queramos cambiar, le contestamos unnimemente que no, que preferamos seguir del mismo modo. No era pereza nuestra o negativa a participar, sino expresin de la satisfaccin que experimentbamos al verlo acabar cada da en oracin y Eucarista los temas que haba tratado durante la jornada. En rbrica sencilla y reverente, lea dos meditaciones breves de un libro que estaba preparando y que resuman los pensamientos ms salientes del da; y a cada lectura segua un largo silencio, subrayado por melodas de la "flauta del dios Pan", instrumento favorito de Tony y que, con un fondo de rgano, acompaaba nuestras meditaciones eucarsticas desde "cassettes" cuidadosamente escogidas. Not que una aplicada Hermana no cesaba de tomar notas solapadamente mientras Tony hablaba en la Misa, decidida a no perderse ni una palabra de Tony para su archivo personal.

Despus de la bendicin me acerqu a ella, mientras an estaba sentada con el cuaderno en las rodillas y la pluma en la mano, y le pregunt con fingido asombro: "T anotas todo lo que Tony dice en la Misa?" "S", me contest recatadamente, "me ayuda tanto!" Yo segu: "y cuando dice: 'Bendito seas, Seor, Dios del universo...', tambin escribes eso?" Sonri al verse cogida... pero sigui escribiendo. Cada cual quera sacar el mayor partido a su manera. Y o no tom nota de esas meditaciones, y por ello no las incluir aqu.

En la introduccin, aquella primera maana, Tony volvi a repetir la palabra "bombas", levantando la voz y moviendo la cabeza para mayor efecto. "S, s..., bombas...; preparaos... que vienen!" Estaba claro que lo que Tony pensaba decimos esos das, fuese lo que fuese, era algo muy importante para l.

CAMBIAR O NO CAMBIAR

"Antes os deca yo siempre: 'Cambiad! Cambiad aunque slo sea por el gusto de cambiar. Mientras no tengis una razn fuerte y positiva para no cambiar, cambiad! Cambiar es desarrollarse y cambiar es vivir; por eso, si queris seguir viviendo, seguid cambiando'. Eso os deca yo antes, y lo sabis muy bien. Pues bien, ahora os digo lo contrario: No cambiis. Cambiar no es ni posible ni deseable. Dejadlo estar. Quedaos como estis. Amaos a vosotros mismos tal como sois. Y el cambio, si es que a fin de cuentas es posible, ya tendr lugar por s mismo, cuando lo quiera y si lo quiere. Dejaos en paz."

Esto s que era un buen cambio en Tony, y valga la paradoja. Toda su vida haba sido el apstol ms ardiente del cambio, y lo pona como base de todo avance y todo progreso, tanto en la vida espiritual como en el desarrollo psicolgico de la persona. Y ahora, de repente, deca que no. Media vuelta. Es decir, cambiaba para decimos que no cambiramos. Y encima, deca que as era como el cambio vendra por s mismo, que es la nica. manera sana de que venga. Un poco de lo. Y Tony disfrutaba armando los. La cosa es ms sencilla de lo que parece y, desde luego, es importante.

Si Tony objetaba ahora al cambio, era por una razn fundamental: lo que nos mueve a querer cambiarnos a nosotros mismos o a otros es la falta de tolerancia, y eso es inaceptable. Queremos cambiar, sencillamente porque no nos aguantamos, y lo que hay que atacar ah no es la necesidad del cambio, sino la falta de aguante. No toleramos en nosotros mismos un defecto, un fallo, una debilidad moral o psicolgica, y nos empeamos en corregirla con verdadero autodesprecio y velada violencia. Nos da vergenza de nosotros mismos, o rabia, o asco, o sencillamente impaciencia, y nos imponemos el deber de cambiar para volver a ser personas respetables ante nosotros mismos y ante la sociedad. Cambiamos para ser aceptados, para responder a las expectativas que se tienen respecto de nosotros, para ajustarnos a la imagen ideal que de nosotros mismos hemos concebido y llevamos siempre dentro. Nos falta paciencia con nosotros mismos y nos forzamos a cambiar. Y eso nunca resulta. La violencia nunca ayuda al crecimiento.

El nico cambio aceptable es el que viene del aceptarse a s mismo. El cambio nunca puede forzarse: el cambio sucede. La gran paradoja del cambio es que slo conseguimos alcanzarlo cuando nos olvidamos de l. La resistencia que oponemos a nosotros mismos, o a cualquier tendencia dentro de nosotros, sirve slo para reforzar esa tendencia, y con eso hace imposible el cambio.

Me voy a servir de mi propio caso para ilustrar este principio. Yo haba ido a Lonaula porque estaba demasiado tenso y quera relajarme y descansar. Varios factores en la ltima temporada haban contribuido a sobrecargar mis nervios, ya de por s bien anudados de ordinario, y estaba nervioso, impaciente, inquieto, a disgusto con todo el mundo y falto de sueo. Yo tena pensado contarle todo esto a Tony en detalle, en presencia del grupo, y luego me imaginaba que l se pondra a trabajarme con terapia, ejercicios, dilogos o cualquiera de los mil recursos que tena a su disposicin para irme tranquilizando y curando. Yo estaba muy tenso, y confiaba en que Tony me iba a ayudar a dejar de estarlo. Por eso me sorprendi cuando, despus de que yo le cont mi situacin ante todo el grupo, me dijo tranquilamente: "De modo que ests tenso, Carlos? Vale. Sigue tenso. Acepta el hecho de que ests tenso, y djalo estar. Es posible que tu tensin desaparezca durante estos das, y es posible que no. Si se va, se va; y si se queda, se queda. T sigues siendo el mismo y estando bien en ambos casos. La felicidad es algo ms que el no sentir tensiones, as como la vida es algo ms que no estar enfermo. Es decir, son cosas distintas. Puedes ser feliz mientras ests tenso, y puedes estar perfectamente relajado y ser desgraciado. Ni siquiera sabes si te conviene o no para tu bien el estar tenso. De modo que djalo en paz. Mtete de lleno en la vida, mtete en las sesiones, en todo lo que hagas estos das y siempre, y deja que tus nervios hagan lo que les d la gana. La naturaleza es sabia y puede cuidarse de s misma, si es que la dejas. Cuanto menos te entrometas, mejor."

No pude menos de ver la sabidura del consejo. Yo estaba tenso y quera forzarme a relajarme. Y eso, desde luego, no haca ms que aumentar la tensin. Cmo conseguir relajarme? Cunto tiempo me llevar? Qu me pasar si no lo consigo? Por dnde empiezo? Qu mtodo sigo? Para volverse loco. Paradjicamente, pero evidentemente, la nica manera de relajarme era el dejarme ser tenso. S, estoy tenso, y me va muy bien, gracias. Me he dado permiso a m mismo para estar todo lo tenso qu me d la gana. Y qu pasa? Quin se queja ahora? Por qu no he de estar tenso? Qu tiene de malo estar nervioso? Nervioso he sido toda la vida, y no lo he pasado tan mal que digamos. Puedo seguir as toda la vida con toda tranquilidad. Nerviosos del mundo entero, unios! Luchemos por nuestros derechos y defendamos nuestro modo de ser! Tenemos derecho a un sitio en el mundo, y queremos ocupado con dignidad. Vivan los nervios!

Tony lleg a decir de s mismo, con una humildad que le caracterizaba y que en l era simple expresin de la realidad tal y como la perciba: "Antes, al hacer de terapeuta, yo comunicaba a las personas mi propia falta de tolerancia y las llevaba a rechazarse a s mismas." El urgente deseo de cambiar, de hacerlo mejor, de imitar a aquellos en el grupo que "lo haban conseguido" y se alzaban secretamente como modelos a imitar por los dems, la necesidad de llegar a poder decir "ihe cambiado!" Y hacrselo reconocer al grupo... todo eso pesaba mucho sobre la mente y poda hacer ms mal que bien. Hacia el final de nuestro primer curso de nueve meses de Sdhana, escribimos todos evaluaciones de unos y otros y nos las intercambiamos mutuamente. La mayor alabanza a que uno poda aspirar en aquellas evaluaciones era que le dijeran a uno: "Has cambiado muchsimo". Ese era el espaldarazo, final, la calificacin mxima, la meta suprema. Cambiar y que se me note. Y eso poda ser contraproducente, como el mismo Tony lo vio ms tarde. La presin para cambiar, mientras que ningn cambio fundamental se asomaba al horizonte, poda crear problemas e incluso, a veces, llevar a la frustracin y al autorrechazo.

Una cosa s que haba notado yo ya en el primer curso de Sdhana, y la haba comentado en el grupo cuando la advert. Al comienzo de los nueve meses, cada uno de nosotros iba presentando sus problemas personales en busca de solucin. Por poner un ejemplo bien inocente, alguien poda decir que se ruborizaba siempre que le presentaban a otra persona, y quera acabar con los rubores. Tony se pona a trabajar con l usando todo el arsenal de sus recursos psicolgicos. Dilogo, terapia, ejercicios, escenificacin. No dejaba tecla por tocar. Mientras tanto, el tiempo pasaba... y el sujeto segua ruborizndose cada vez que le presentaban a otra persona. (No recuerdo un solo "problema" que fuera "resuelto" en todo el ao). Luego, cuando los nueve meses tocaban a su fin, nuestro sujeto volva a presentar su caso en un ltimo esfuerzo de acabar con sus rubores. Entonces Tony cambiaba radicalmente de tctica y le deca sin ambages: "Ests dispuesto a vivir con "tu problema?" Asunto concluido. Si no puedes cambiarlo, acptalo. Y la aceptacin misma es la que preparar el camino al cambio, si es que ha de producirse.

Lo que haba cambiado en Tony era que ahora comenzaba por donde entonces terminaba. En vez de trabajar primero por hacer cambiar al sujeto y luego decirle que se aceptase tal y como era, ahora comenzaba por decirle que se aceptase, y que de ah se seguira el cambio, si es que se segua. Acepta los hechos, amldate a la situacin, reconcliate contigo mismo... y el cambio se cuidar de s mismo. Esa era la nueva tctica.

El ejemplo que sigue no procede directamente de Tony, pero lo le yo en un libro de psicologa aquellos mismos das en Lonaula y esclarece el hecho psicolgico de que, al resistir a un rasgo negativo de nuestro carcter, no hacemos ms que agravarlo; por eso lo cuento brevemente. Un psiquiatra refiere el caso de un cliente suyo que tartamudeaba y quera dejar de hacerlo. No poda abrir la boca sin tartamudear como un descosido, y eso le haba sucedido toda la vida, desde que era capaz de recordar. El psiquiatra le pregunt: "Podra usted recordar al menos una ocasin en su vida en la que usted haya hablado sin tartamudear?" S, haba habido una ocasin. El tartamudo cont cmo una vez, cuando era joven, se haba montado en un autobs a toda prisa, sin tiempo para sacar billete, y estaba preocupado pensando qu pasara cuando viniera el revisor y le pidiera el billete. Pero se le ocurri lo siguiente: cuando venga y me pida el billete, me pondr a explicar de lo que ha pasado, y, como tartamudeo tanto, le entrar compasin y me dejar en paz. De hecho, pensaba exagerar el tartamudeo para que su peticin de misericordia resultara ms eficaz. Se acerc el revisor, se prepar el tartamudo, abri la boca... y salieron las palabras con una claridad ntida y una pronunciacin exacta, sin titubeo ni defecto alguno. El revisor sonri irnicamente ante el "falso" tartamudo y le impuso la multa de rigor. Nuestro hombre no pudo quedar ms chafado. Para una vez en la vida en que su tartamudeo le poda haber servido de algo... le haba fallado! y ah estaba precisamente el "quid" de la cuestin. Mientras l se opona al tartamudeo, segua tartamudeando. Por qu me ha de pasar esto a m? Cmo puedo vivir as? Cmo puedo conseguir trabajo mientras hable as? Hasta cundo va a durar esto? Cmo podr aguantar toda la vida? Protestaba con todo su ser contra la injusta y dolorosa situacin. Y eso slo serva para acrecentar el mal. Tartamudeaba cada vez ms... y sufra por ello cada vez ms. Crculo vicioso que no era fcil romper. Slo una vez en su vida se alegr de ser tartamudo, se felicit por serlo, crey que su tartamudeo le iba a sacar del lo en que se haba metido al viajar sin billete, y aun quiso exagerar su defecto para hacerlo ms evidente. Y se desvaneci el tartamudeo. En la nica ocasin de su vida en que acept el ser tartamudo, dej de serlo. Ese es un ejemplo evidente de cmo funciona la naturaleza humana. Se resiste con toda su alma cuando alguien intenta cambiarla directamente, mientras que cambia por s misma cuando la dejan en paz o la empujan en direccin contraria. Los burros hacen exactamente lo mismo.

Cuando el prurito de cambiar nos entra no para cambiamos a nosotros mismos, sino para cambiar a los dems, resulta mucho ms daoso, y Tony nos previno seriamente contra l. Queremos hacer cambiar al otro... por su propio bien, por supuesto! Sera una persona tan completa y feliz si lo hiciera! Ahora no hace ms que fastidiar a todo el mundo, estropear su propio trabajo, no dejar que sus buenas cualidades entren en juego... y todo por esos defectillos que todo el mundo le ve y que slo l parece no haber notado. Tengo que decrselo, tengo que urgirlo, tengo que hacer que se enfrente con los hechos para que se corrija de una vez'; o, si no puedo hacer eso, al menos tengo que rogarle a Dios que, en su bondad y misericordia, le haga cambiar para su propio bien y para bien de todos.

Por favor, no le hagas a Dios esa peticin. Esa oracin es nicamente tu manera velada, pero evidente, de rechazar a tu hermano. Reza por l, desde luego, y alaba al Seor por l y date gracias por l, pero no le pidas que lo cambie segn la imagen que t has decretado para l. No te toca a ti juzgar, condenar, ordenar el cambio. Deja a tu hermano en paz, no slo en tus acciones, sino aun en tus pensamientos, y acptalo y malo tal como es. El deseo de cambiar a otros, tanto como el deseo de cambiarse a s mismo, viene fundamentalmente de la intolerancia, y por eso viene torcido de raz. Si el factor de intolerancia est totalmente ausente, el cambio es sano y positivo; pero, de ordinario, hay siempre una dosis de intolerancia en el deseo de cambiar, y eso lo hace peligroso. Contra eso hay que guardarse.

Tony nos dijo: "Os imaginis qu felices seran nuestras comunidades, nuestras familias, nuestra sociedad, si cada uno de sus miembros dejara de tratar de cambiar a los dems, incluso de desear que cambiasen? Sera el cielo en la tierra. Pero la triste realidad es que nos estamos quejando constantemente por dentro, y con excesiva frecuencia tambin por fuera, de la conducta de todos los dems, y esa intolerancia destruye la armona del grupo." Entre mis compaeros de Lonaula aquellos quince das, haba un Provincial jesuita que me dijo: "Cuando mis sbditos vienen a hablar conmigo, se pasan casi todo el rato dicindome qu es lo que tengo que hacer con otros sbditos, cmo los he de reprender, corregir, prohibirles que hagan esto o mandarles que hagan aquello. Cada uno parece conocer a la perfeccin lo que todos los dems han de hacer; y cada uno quiere que se aplique la ley con toda su fuerza... a los dems, no precisamente a l, que es una excepcin justificada." El deseo de perfeccin espiritual que se nos ha inculcado desde el principio de nuestra formacin religiosa ha aguzado peligrosamente nuestro sentido de crtica, autocrtica primero y crtica universal despus, y ese mismo sentido crtico es el que ahora nos impide avanzar y que les dejemos avanzar a otros. Es hora de que ensanchemos nuestras miras y hagamos de la aceptacin, no de la crtica, la base de nuestra conducta con los dems. .. y con nosotros mismos.

En el fondo de esta actitud prctica hay una profunda verdad religiosa. Dios es quien me ha hecho, a m, a los dems y al mundo entero; y, por consiguiente, aceptar la realidad que aparece en m y en lo que me rodea es aceptar la voluntad de Dios y adorar a su Divina Majestad. A travs de todo el dolor y el sufrimiento de la humanidad, a pesar del pecado del hombre y las catstrofes de la naturaleza, es un hecho de fe que todo este universo, conmigo en l, es la obra de Dios; y en consecuencia, la mejor y nica manera como yo puedo entrar en ese universo y llevar a cabo mi salvacin en l y a travs de l es aceptarlo como don de Dios, verlo a l en todos los hombres y en todas las cosas, y dejar que obren en m su poder y su gracia, con mi gratitud y mi cooperacin. La opinin que Dios mismo tena del mundo cuando lo hizo fue que "era bueno de veras", y la presencia en l, ms adelante, de su Pueblo, su Hijo y su Iglesia lo hace an ms bello y adorable. "Mirabiliter creasti et mirabilius reformasti": una creacin admirable y una redencin an ms admirable. En cambio, nosotros nos hemos olvidado de la maravilla y nos hemos quedado con la miseria. Tenemos que recobrar la visin completa del mundo en fe, que incluye, s, la Cruz, pero tambin la Resurreccin. Somos miembros de Cristo Resucitado y hemos de aprender a alegramos con nuestra Cabeza. Mirar la vida con los ojos de Dios es aceptarla, y se es el primer paso de salvacin espiritual y de salud mental. Pisamos tierra firme.

Aceptar la realidad no quiere decir, en manera alguna, tolerar cualquier tipo de conformismo, pasividad o apata. Para cualquiera que conociera a Tony sera imposible asociar con su recuerdo ninguna de estas palabras. Aceptamos la realidad como el pjaro acepta sus alas: para volar. Lo importante es no empezar a quejarse del tipo de alas que a uno le ha tocado, a compararlas con las de los dems... para quedarse al fin en el suelo. Aceptar no es frenarse, y el sentido de la realidad no es la inercia; al contrario, es un abrazar gozosamente a todo lo que existe para sacar el mayor partido a las cosas tal como son y a la vida tal como es. Una tal actitud lleva a la iniciativa ya la accin para provocar decisiones y cambiar circunstancias. Reconocer a una semilla como semilla quiere decir prepararme a regarla; reconocer una enfermedad como enfermedad quiere decir prepararme a ir al mdico para que me cure; reconocer la injusticia como injusticia quiere decir prepararme y lanzarme a luchar contra la opresin y hacer triunfar la justicia. Reconocer la realidad, aceptar los hechos y caer en la cuenta de toda situacin no es invitar a la pereza y a la inaccin, sino lanzar el reto del desarrollo personal y el cambio social. La psicologa no se opone, sino que ayuda a la sociologa.

El libro de Thomas Harris, "YO SOY UN AS; TU ERES UN AS", ejerci bastante influencia en las primeras etapas de Sdhana, y su terminologa pas al lenguaje diario de Sdhana. Nuestra meta final era llegar a "ser un as" en el terreno psicolgico, es decir, encontrarse bien, tener equilibrio, estar de buen humor, controlar la situacin, dominarse a s mismo y mantener contacto satisfactorio con todos los dems. Parte de "ser yo un as" era reconocer que "t tambin eres un as", es decir, no despreciar a nadie ni compararse con nadie, sino aprender a ver lo bueno en todos, empezando por uno mismo. Y, paralelamente, la mayor desgracia era "no ser un as", es decir, andar alicado, desganado, desequilibrado, confuso y con complejos de inferioridad. Por eso haba que esforzarse valientemente por "ser un as", y quedbamos hechos polvo cuando, a pesar de todos nuestros heroicos esfuerzos, no conseguamos el ttulo. Admitir que "no soy un as" era como la confesin contrita de un pecador pblico ante la asamblea de los justos. Una llamada a la compasin y a la penitencia. La tirana de tener que "ser un as" fue, vista ahora de lejos, una de las cargas desafortunadas de nuestro primer Sdhana.

Por eso fue un gran descanso orle a Tony decir ahora: "La teora del 'YO SOY UN AS; TU ERES UN AS' es un error fatal. Te impone la obligacin de "ser un as", de sentirte bien, de estar siempre en forma, de pasarlo en grande... y, si no lo logras, andas mal y se te condena. A eso no hay derecho. Yo soy lo que sea y siento lo que siento y me encuentro como me encuentro... y vale. No tengo que 'ser un as' para ser un as, si es que me explico; no me encuentro bien... y eso me va perfectamente. Hay que liberarse de la trampa del as. De hecho, yo pienso escribir algn da un libro que se titular 'YO SOY UN ASNO; TU ERES UN ASNO', y que ser el antdoto perfecto a la doctrina de los ases. Hay alguien que me ha propuesto ya un subttulo para ese libro: 'El libro de las coces'. Veris cosa buena cuando salga!"

Humor lleno de sabidura. Una vez que acepto alegremente el hecho de que soy un burro, ya no me sorprenden ni me apenan los errores y estupideces que sigo cometiendo a pesar de tantos aos de formacin y tantos y tan nobles esfuerzos. A fin de cuentas, soy un burro; y si hago burradas, eso es precisamente lo que me corresponde. Que no se asombre nadie, y menos yo mismo. Y de la mismsima manera, todas las personas que tienen el honor de rodearme y vivir conmigo son tambin burros, y, en consecuencia, todos se comportan como los burros que son y seguirn siendo, y tienen perfecto derecho a hacerlo as. Esa es la actitud perfecta para conseguir la paz del alma consigo mismo y con los dems. La aceptacin plena de m mismo y de todos los dems acaba con todas las tensiones y siembra la paz y la felicidad. Es una pena que Tony ya nunca escribir ese libro.

AMAR O NO AMAR

Otro eje esencial de Sdhana eran las relaciones personales. El lado afectivo de nuestra personalidad no haba recibido mucha atencin en nuestra primera formacin religiosa; ms bien haba quedado reprimido bajo sospechas y peligros, reales sin duda, pero que, al evitarlos, nos llevaban con frecuencia al otro extremo de frialdad e indiferencia. Lo que importaba entre nosotros era la inteligencia, las ideas, la razn, mientras los sentimientos quedaban relegados a muy segundo plano. Con eso perdamos una buena parte de la personalidad humana, del calor, la emocin, la intimidad, que son parte esencial del ser humano y objeto tambin de la gracia y la redencin para dar gloria a Dios con el afecto como se la damos con la inteligencia. Tony saba que haba que despertar en nosotros los sentimientos dormidos, animarlos y encauzarlos para formar a la persona completa, y a eso se dedicaba con toda su fuerza desde el principio de Sdhana. Esa fue una de las razones que le llevaron a admitir en su cursos a religiosos de ambos sexos, a pesar de la oposicin que ese gesto levant en un principio. Era una innovacin y era un peligro, pero era tambin una invitacin a cultivar ese aspecto latente de la afectividad en nuestras vidas bajo el control cuidadoso de un grupo responsable y una direccin vigilante. En esa atmsfera protegida aprendamos a enfrentarnos con nuestros sentimientos, expresarlos, dominarlos, hacerla s salir a flote sin dejarnos arrastrar por ellos, y aprender en todo ese proceso cmo se crece y se vive al aceptar todo lo que llevamos dentro con dominio y con cario. El sentir no slo se refera a personas, sino a cosas y a sucesos; es decir que se revalorizaban los sentimientos frente a la razn, el sentir frente al pensar. Decir "yo pienso que..." era palabra proscrita en aquel ambiente, mientras que decir "yo siento que..." era la manera legal de comenzar una frase..., aunque a veces eso era slo una sustitucin verbal, y la actividad cerebral continuaba intacta bajo la cubierta de los sentimientos.

Tony estableca as la necesidad de los sentimientos, el cario y el amor: lo que todos necesitamos y deseamos, en ltimo trmino, es libertad en nuestra conducta y en nuestra vida; no nos podemos aventurar por los caminos de la libertad si no poseemos un buen grado de seguridad dentro de nosotros mismos; para alcanzar seguridad tenemos que llegar a sentir nuestra propia vala; y la nica manera de sentir honda y eficazmente nuestra propia vala es vernos y sentirnos aceptados y amados como personas. Argumento largo de premisas encadenadas que merece la pena repasar y pensar, y que se desarrollaba en Sdhana, da a da y sesin a sesin, en las mil peripecias de un grupo alegre y consagrado al desarrollo total para bien de todos. Como resultado de ese argumento se buscaba el sentirse aceptado y querido por los dems. La contrasea era: "Djate querer." Y la prctica, entre la timidez y el ridculo, aliviaba los rigores del intenso curso.

Segua Tony: la esencia del cristianismo es poder decir de todo corazn: "Dios me ama." Pablo resumi as su vida: "(Jess) me am"; y Juan se defini a s mismo como "el discpulo a quien amaba Jess". Un cristiano es quien puede decir en verdad: "Jess me ama". Y luego, acomodando ligeramente y no sin verdad profunda las palabras de Juan: "Si no siento el amor de mi hermano a quien veo, cmo podr sentir el amor de Dios a quien no veo?"

Los xitos y logros en la vida no dan seguridad interior; al contrario, la debilitan y engendran ansiedad. Cuanto ms xito tengo, ms necesidad siento de seguir teniendo xito para responder a la expectacin que los anteriores xitos han despertado; as es como la ansiedad se fragua, se endurece y llega a hacerse insoportable. xito en el trabajo sin base afectiva que lo equilibre es peligro inminente de depresin para el trabajador incansable. Cunto sufri Beethoven, porque apreciaban su msica, pero no su persona! El xito me dice que mi trabajo es valioso, mientras que el amor me dice que yo soy valioso, y eso es lo que me da satisfaccin y sosiego. Quiero que me quieran por m mismo, no por mi msica ni por mis libros ni por mis obras ni por mis organizaciones. Quiero recibir cario, sentir afecto, merecer amor. El verdadero amor es sin condiciones; y cuando me veo amado as por un amigo verdadero, siento la seguridad, la garanta, la satisfaccin de ser amado por m mismo, y entonces no dependo ya de mis xitos ni de mis trabajos para ser feliz. De ah vena el consejo: ama de todo corazn, recibe en respuesta el amor de los dems y... "djate querer! ". Esa experiencia traer alegra, equilibrio y paz a tu vida.

Todo eso era doctrina profunda y bella, sin duda. Sin embargo, aun all introduca Tony ahora modificaciones importantes. Ante todo, rebaj la importancia del ser amado y aument la del amar efectivamente a los dems. Lo importante no es que yo me sienta aceptado y amado por otros, sino que yo los acepte y los ame. Esperar a que otros me quieran me hace depender de ellos, lo cual pone en peligro mi seguridad afectiva; mientras que el amarlos yo por mi cuenta est siempre en mi mano, y as quedo siempre libre e independiente. Claro que el amar y el ser amado van de ordinario juntos, pero tiene importancia dnde se pone el primer acento.

Un miembro del grupo de Lonaula sac a relucir su problema: "A m no me acepta mi comunidad." Tony le cort: "Y para qu necesitas que te acepten? Si te aceptan, est bien; y si no, tambin. Aprecia el hecho de que te acepten, si es que lo hacen; pero no se lo ruegues de rodillas si no lo hacen. Que te acepten o no, t eres el mismo, y eres una gran persona. Y la paradoja es, una vez ms, que sta es la nica manera de que al fin te acepten, si es que llegan a hacerlo." Doctrina tan clara como prctica en un punto de importancia diaria. Ama y acepta a los dems, y no dependas de lo que los dems te hagan a ti.

Luego vino una reflexin ms profunda: en realidad, nunca amamos a la persona, sino a la imagen de la persona que nosotros mismos nos hemos formado en la mente. Tan verdadero como desazonante. Yo tengo una gran amistad con un compaero mo jesuita, y muchas veces me pregunto a m mismo con autntica sorpresa: cmo es que mis dems compaeros no aprecian y quieren a este hombre como yo lo quiero, siendo como es una persona tan magnfica? La respuesta es que s que es una persona magnfica, sin duda, pero otros no lo perciben as; mientras que yo no puedo menos de asombrarme e impresionarme ante sus evidentes cualidades, que no son tan evidentes para los dems. Yo lo he idealizado en mi mente, y ahora amo y venero esa imagen adorable... que a los dems no les parece tan adorable despus de todo. Si yo amase a ese hombre tal como es en realidad y como todos los dems lo ven, todos lo amaran de la misma manera; es decir, que si yo amase a la persona como tal, todos la amaran igualmente, porque la persona es la misma. Pero no es se el caso; los dems no lo quieren como yo lo quiero, lo cual prueba que lo que yo en realidad estoy amando es la imagen, no la persona.

Entonces llega la crisis. Cuando esa persona a la que yo haba idealizado en mi mente pierde, por la edad, la rutina o el contacto diario, las cualidades que me haban atrado a ella, me quedo trastornado y confuso. La quiero todava? No la quiero? Desde luego, considero mi deber seguir querindola, porque un amigo ha de ser leal y, el amor es eterno, y trato de revivir la antigua imagen atesorada en mi mente mientras cierro a la fuerza los ojos a la realidad rebajada de ahora y sigo repitindome a m mismo, en ftil ejercicio, que claro que lo quiero como siempre lo he querido, y lo seguir queriendo por toda la eternidad.

Tony coment la situacin con lograda irona que, por una vez, se avecin al cinismo, en el que no le dej llegar a caer su infalible sentido del humor: "La gente casada averigua esto mucho antes que nosotros los religiosos. Un hombre y una mujer se enamoran (de sus respectivas imgenes, como queda dicho), se casan y, como pasan a vivir juntos todo el da, pronto descubren la realidad que haba tras el hechizo y se preguntan qu es lo que han hecho. Estn ya unidos por el vnculo, y la familia y la sociedad les ayudan a permanecer juntos (al menos en algunas culturas), pero ambos saben muy bien que su mutuo amor no es, ni con mucho, lo que haba parecido ser al principio y prometa ser para siempre. Nosotros los religiosos, sobre todo cuando se trata de una amistad entre hombre y mujer, nos vemos, por necesidad, con mucha menor frecuencia, y por eso la ilusin dura ms tiempo. Pero, a la larga, tambin nosotros averiguamos la realidad, y lo que haba comenzado por ser una dicha acaba por ser una carga. El folklore universal del amor, el romance y la fidelidad, que tambin nosotros nos hemos tragado, nos impide ver esto y admitrnoslo a nosotros mismos, pero se es el hecho. La emocin se ha hecho aburrimiento. Eso no quiere decir que la amistad sea imposible, pero s que hay que purificarla de raz."

Cit casos. De joven, l se haba sentido muy atrado por una persona. Incluso nos dijo su nombre, lo que nos hizo an ms gracia, porque varios de nosotros la conocamos. Volvieron a encontrarse slo muchos aos ms tarde, y Tony se dijo a s mismo con verdadera sorpresa: Cmo puedo yo haber sentido nada especial por una persona tan rara, gruona y poco atractiva? El contraste entre la imagen ideal que l se haba formado y preservado en su memoria y la marchita realidad con que hoy se encontraba cara a cara le hizo reflexionar, como siempre lo haca despus de cada experiencia, sobre las realidades de la vida y la verdadera naturaleza del amor humano. En otra ocasin haba iniciado una amistad especial con un compaero jesuita, cuando se enter de que no era sacerdote, sino hermano coadjutor (con los mismos derechos y privilegios que cualquier miembro de la orden, pero sin estudios teolgicos ni ordenacin sacerdotal). Saber eso y sentir que desapareca su inters por l fue todo uno, y Tony se reproch a s mismo y se enfad consigo mismo por ello. Tena un gran aprecio por los hermanos coadjutores, y algunos de ellos eran amigos personales suyos; y, sin embargo, esa diferencia de puro rango exterior haba estropeado una amistad incipiente. Cmo poda ser eso? A m, ese caso me record el de otro jesuita que me cont cmo haba progresado en una amistad ntima con un compaero jesuita... hasta el da en que se enter de que perteneca a una casta inferior. A quin amamos: a la persona o a la imagen?

Algo ms duro an: "El amor es egocentrismo refinado." Tony dijo eso no una, sino muchas veces. Al amarte a ti, no es que te ame a ti, sino a las ventajas de compaerismo, afecto, placer, ayuda y apoyo que mi amistad contigo me trae. El amor desinteresado no existe; al contrario, todo amor humano lleva en s un elemento de inters propio. No es que Tony pretendiera con eso rerse de la amistad o invalidar el amor, pero s aclarar conceptos y llamar a las cosas por su nombre. "Podis hacer todo lo que queris, con tal de que sepis lo que hacis y lo llamis por su nombre." Tampoco quera decir eso que haya que ir por ah dicindole a todo el mundo: "Amo la imagen que de ti me he formado" o "Al quererte a ti me quiero a m mismo"; podemos seguir usando el lenguaje de siempre y de la manera de siempre, con tal de que nosotros lo tengamos bien claro y estemos al tanto de nuestros verdaderos motivos e intenciones. "S muy bien que al amarte a ti estoy amando a la imagen que nuestra historia comn ha labrado dentro de m y que otros no comparten"; "Caigo en la cuenta perfectamente de que mi cario hacia ti tiene una gran parte de egosmo, por la satisfaccin que me proporciona a m". Esa actitud ayuda a templar emociones y puede contribuir, a la larga, a que la amistad sea ms sana y ms duradera. La transparencia interna es condicin esencial de todo contacto humano en profundidad.

Y ste es ahora el dicho ms duro que jams o yo de labios de Tony, y que consigno aqu con exactitud y respeto, sin pretender sondear el fondo y el sentido que esas palabras tuvieron para l cuando las dijo. Pues s que las dijo en el transcurso de una sesin en medio de todo el grupo: "He descubierto que yo no he amado a nadie en la vida." Las pronunci en un tono reflexivo de introspeccin, y permaneci callado unos instantes antes de pasar a decir otra cosa. Ni yo ni nadie de los presentes rompi el silencio para preguntarle qu quera decir exactamente con aquello, y sus palabras se deslizaron, sin ms, bajo el velo de su misterio personal. Sea lo que fuere lo que quera decir con ellas, ciertamente no era que l fuera en manera alguna cerrado, adusto, falto de sentimientos o de afecto. Saba de cario y conoca la intimidad.

Tena amistad ntima con algunos hombres y mujeres, y trato cercano y carioso con muchsimos ms. Quiz quera decir -en el contexto de la ilusin del "yo" que ocupaba el centro de sus pensamientos aquellos das y que anotar ms adelante- que, mientras hubiera algn resto del "yo", no poda haber amor verdadero. Quiz pensaba en la definicin de Krishnamurti que nos cit repetidas veces aquellos das: "Amar es percibir con claridad y responder con exactitud." O quiz haba llegado a valorar el aspecto positivo de la soledad en la vida, de lo cual tambin nos habl con frecuencia en Lonaula: la soledad por miedo, timidez o debilidad era y segua siendo negativa; pero la soledad que nace de la plenitud y libertad propias es positiva y valiosa. Habl encantadoramente de la soledad del pastor que pasa la vida en los campos sin necesitar conversacin ni echar de menos la compaa. Yo, por mi parte, creo que, a pesar de su risa destapada y sus ruidosas bromas, quedaba en l siempre un fondo sumergido de soledad intacta que nunca afloraba, y que guard para siempre el secreto ntimo de su vida afectiva. Quiz. En todo caso, sus palabras, tal como las he trascrito, permanecen.

El colega de Tony, Jos Javier Aizpn, escribi en una sentida nota necrolgica: "Recordar a Tony, ms que nada, como a un amigo. No he conocido a muchos que disfrutaran tanto con la amistad como l. Se senta orgulloso de sus amigos, incluso presuma triunfalmente de ellos. Comparta de lleno los gozos de sus amigos y, cuando nos llegbamos a l en momentos de apuro, nos ofreca una comprensin, un apoyo y un consejo que eran caracterstica y exclusivamente suyos. Y, sin embargo, para muchos de nosotros, sus amigos, Tony fue y permaneci un misterio. Era tmido en el fondo? Nos apoybamos tanto en l como gua y consejero que no, poda sentirse libre y vulnerable ante sus amigos? El hablaba abiertamente de su vulnerabilidad, pero rara vez la mostraba. Y eso le haca aparecer distante. S, era popular, era el centro de la fiesta, era descaradamente divertido, tena una capacidad increble, casi sobrehumana, de ponerse a disposicin de los que le necesitaban. Pero, a pesar de todo eso, uno no poda menos de sentir que con frecuencia l se retiraba a un fondo privado en el que pocos entraban, si es que alguien lo hizo. Se deba a su entrega incondicional a ser fiel a su propia visin? Se deba a que su vida fue una bsqueda tan personal que, en ltimo trmino, slo se poda llevar a cabo en soledad? Para muchos de nosotros, Tony, adems de ser amigo, era tambin sabio, guru y profeta.

El senta hondamente la necesidad de compartir su visin. Muchos alcanzaron algn destello de esa visin, y con ello cobraron nuevas fuerzas, sentido de la vida y esperanza. Pero sospecho que fueron pocos los que, de hecho, vieron lo que Tony vea, y en el fondo Tony lo saba. Sin embargo, nunca apareci amargado o frustrado, y tampoco adopt nunca una actitud condescendiente, como si l estuviera por encima de los dems. Lo que s creo es que l no pudo menos de sentirse con frecuencia solo en su bsqueda. Sigui adelante porque estaba posedo por una sagrada necesidad de saber y averiguar por s mismo. Su recompensa fue un sentido excepcional del xtasis de la vida y, aun antes de morir, tambin del xtasis de la muerte".

Hablando de relaciones mutuas y de cmo tratamos siempre a otros del mismo modo que nos tratamos a nosotros mismos, Tony, para ilustrar ese principio, descubri un episodio de su propia biografa que no quiero pasar por alto aqu. Nos dijo: "Cuando yo era novicio, el Provincial, que era el Padre Casasayas, nos dio una charla en la que nos dijo: 'Aqu en el noviciado sois todos vosotros muy fervorosos y muy santos, pero luego, con los estudios y las distracciones y los largos aos, muchos pierden el fervor inicial y descuidan la vida espiritual. Os voy a dar una seal para que, cuando os llegue ese momento del final de la carrera, despus de todos esos aos, sepis si habis conservado el fervor inicial o no. Cuando, acabados los estudios, estis a punto de salir a trabajar y vayis a ver al Provincial para fijar con l vuestro primer destino, si le decs entonces que queris qu os enve a las misiones (es decir, a un puesto de misin en los pueblos, por contraposicin a los colegios y las universidades en las ciudades), eso querr decir que habis conservado el fervor; y si no, lo habis perdido.' Esas fueron las palabras del Provincial, y es curioso que, aunque me olvid de todo lo dems que dijo en su larga charla, aquello se me qued grabado; y cuando me lleg el tiempo, al final de la carrera, estaba yo dispuesto a responder a aquel reto y pasar el examen. El Provincial era entonces el Padre Mann, y a l me fui a discutir mi primer destino de sacerdote, y le dije con orgullo y dndome importancia: 'Quiero ir a las misiones.' Ah estaba la prueba de mi fervor. El Padre Mann, sin embargo, tena otros planes sobre m y me mand a Amrica a estudiar psicologa.

Cuando volv, el Provincial era el Padre Correia Afonso, el cual me dijo, antes de que yo pudiera abrir la boca: 'Veo por los archivos del Provincial que usted haba pedido ser enviado a las misiones. Necesito una persona de sus caractersticas en un puesto de misin, y he decidido enviarlo a usted all.' Aquello me supo malsimo. Era a m a quien me tocaba pronunciar las palabras sagradas sobre ser enviado a las misiones, no a l el mandarme por su cuenta. Me haba robado mi momento de gloria. De todos modos, fui a las misiones... y no me gustaron en absoluto. Entonces me vengu a mi manera. Lanc una campaa para que los Padres indios fueran tambin enviados a puestos de misin, que hasta entonces ocupaban casi exclusiva y heroicamente jesuitas espaoles. As como yo haba ido a parar a un puesto de misin, en vez de los ms cmodos colegios o universidades, as quise ahora hacer que fueran a parar all mis compaeros indios. Es decir, les estaba haciendo a los dems lo que me haban hecho a m mismo; y que todos pagasen por mi tontera. Siempre hacemos lo mismo."

Otro destello sobre el lugar que el amor ocupaba en su vida. El ao que yo pas en De Nobili College, Poona, haciendo el curso largo de Sdhana, el 15 de agosto, fiesta de la Asuncin de la Virgen y de la independencia de la India, Tony presidi la solemne Eucarista concelebrada ante todo el alumnado y predic una preciosa homila que muchos de los all presentes recordarn como yo recuerdo. La idea central fue sta: "Si en los primeros aos de mi carrera espiritual me hubiesen preguntado qu querra yo que la gente dijera en alabanza ma, yo hubiera contestado: 'Que digan que soy un santo.' Algunos aos ms adelante habra contestado, 'Que digan que soy un hombre de gran corazn.' Y ahora lo que quiero que digan de m es... que soy un hombre libre." Aquel mismo da me dijo que haba preparado aquella homila con mucho esmero, y aun la haba ensayado con un compaero para asegurarse de que las ideas quedaban claras y las expresara con efecto. Esa progresin de valores de la santidad a la libertad, pasando por el amor, puede tomarse como resumen aproximado de tres etapas claras de su vida. Faltaba an entonces la etapa final de Lonaula, ciertamente distinta, marcada, definitiva, y queda en el aire imaginar qu nombre hubiera escogido para ella.

Tambin dijo: "El amor es la ausencia del miedo", eco claro de san Juan: "El amor perfecto destierra el temor". Asimismo: "El amor es sensibilidad ante la realidad." Explic esto ltimo con el caso de una alumna de Sdhana que se sinti atrada por uno de los hombres del grupo y le pidi su amistad. Este le contest delicadamente que ya tena una amistad especial con otra de las mujeres del grupo, y no deseaba otra. Ella se sinti rechazada y llor. Pero, cuando volvi al grupo, tuvo una nueva experiencia que le abri los ojos y la vida: cay en la cuenta, de repente, de lo bellas y atractivas que eran todas las personas del grupo, cosa que se le haba escapado hasta entonces. Al concentrarse exclusivamente en una persona, se haba cegado al valor de todas las dems.

Quiz lo ms importante que Tony dijo sobre el amor, y que puede ser la clave para resolver las contradicciones aparentes que aqu he reflejado, fue que el verdadero amor es posible slo cuando no existe apego ninguno. Ah va otra buena paradoja (a Tony le gustaba repetir que "la verdad est en la coincidencia de las cosas opuestas"), y esa paradoja necesita el contexto del captulo siguiente para aclararse.

LA FLOR DE LOTO Y EL LAGO

"El mundo est lleno de sufrimiento. La raz del sufrimiento es el apego a las cosas. El remedio est en dejar caer el apego a las cosas." No era Buda quien as hablaba, sino Tony de Mello. Conoca bien el budismo, y usaba con efecto sus conceptos vlidos en sus libros y charlas. Cuando, al volver de Lonaula, me pregunt un amigo: "Qu os ha dado Tony en Lonaula?", le contest bromeando: "Un curso de budismo!" Exageraba, desde luego, pero tambin haba un elemento de verdad en esa precipitada sinopsis. Tony usaba con frecuencia citas y cuentos budistas para aclarar ideas o remachar argumentos. Al hacerlo as, no haca ms que cumplir con la instruccin del Vaticano II que nos manda "reconocer, aceptar y propagar los valores espirituales verdaderos de otras religiones". Lo que la mayor parte de sus oyentes no captaban eran los cambios sutiles que introduca en las citas. Las palabras que acabo de citar son un buen ejemplo. Las palabras originales de Buda suelen darse como sigue: "El mundo est lleno de sufrimiento. La raz del sufrimiento es el deseo. El remedio est en desarraigar todo deseo." Tony cambiaba "desarraigar" por "dejar caer", y "deseo" por "apego". El primer cambio lo notarn y apreciarn enseguida los que recuerden el captulo anterior y lo que all qued claro sobre la posibilidad y la naturaleza del cambio. En el terreno espiritual no se consigue nada con "desarraigar" hbitos por la fuerza (cosa imposible y contraproducente), sino permitiendo que maduren y sazonen, y as "dejarlos caer" cuando llegue su tiempo. El segundo cambio es an ms importante. Si es que de verdad vamos a quedar libres de todo "deseo", pasaremos a ser totalmente pasivos, neutrales, inertes, inhumanos. Una persona sin deseos no es un ser humano, y querer evitar el sufrimiento suprimiendo todos los deseos es como curar los dolores de cabeza cortndose la cabeza. Remedio efectivo, qu duda cabe, pero algo demasiado radical. De hecho, yo creo que no era sa la intencin del propio Buda, y que la palabra que l emple (trishan = sed, ansia, deseo desordenado) ha sido mal interpretada y mal traducida. Tony la cambi sencillamente por "apego", y luego bas en esa cita su doctrina fundamental para la paz y la felicidad del alma. En castellano clsico tenemos la palabra "asimiento", que es la que mejor traduce el espritu de esta doctrina tan importante.

El deseo como pura preferencia es perfectamente aceptable e incluso necesario para la vida humana. S lo que prefiero, y ejerzo mis opciones dentro de lmites legales, con lo cual defino mi carcter y dirijo mi vida.

Escoger es la base misma de la personalidad humana, y el deseo que lleva a escoger lleva al ser humano a desarrollarse como tal. Lo que resulta daoso es el deseo como "asimiento", como apego, como gancho. Ese es el mayor obstculo a la felicidad del hombre. Ese apego quiere decir: "no puedo pasar sin eso"; o, en el caso de las relaciones humanas: "no puedo pasar sin ti". Esa actitud lleva a depender, anhelar, agarrarse, a la ansiedad por 'poseer y al temor de perder. Mtodo infalible de perder la paz del alma sin remedio. Tony repeta sin cansarse: "La nica causa del sufrimiento humano (aparte del dolor puramente fsico) es el apegarse a las cosas y a las personas. Soltad las amarras y encontraris la paz."

La felicidad no consiste en la satisfaccin de deseo. Satisfacer el deseo no nos libera de l, sino que engendra un nuevo deseo de que vuelva a repetirse la experiencia placentera. El ciclo se repite; la dosis de placer necesaria aumenta cada vez, ya que todo placer terreno est sujeto a la ley del inters disminuido...; y la frustracin hace su aparicin. Hay que romper el ciclo, y eso se hace desprendindose del asimiento. Hay que aprender el arte de disfrutar de las cosas en libertad: si lo tengo, magnfico; y si no lo tengo... magnfico tambin! La nica manera de disfrutar de todo es no agarrarse a nada.

Tony se invent una palabra: "Felicidad es bastantidad." El sentido de lo "bastante". Saber contentarse con lo que nos llega, no rechazar nada y no suspirar por nada. El arte de saber encontrar satisfaccin en la realidad, sea sta de abundancia o de carencia. La actitud de Pablo, que l mismo describe a los filipenses: "S disfrutar de una buena comida y s pasar hambre." Una vez ms, esto es fe en la Providencia, sumisin a 'la voluntad de Dios y amistad con la creacin. Tomar las cosas como vienen, imitando a los pjaros del cielo y a los lirios del campo. Aceptar lo que viene y despedir a lo que se va. Que venga lo que haya de venir, y que se vaya lo que se ha de ir. El Seor lo dio y el Seor se lo llev. Sea su santo nombre bendito!

Si el arquero tensa el arco para ganar el premio en un concurso, sus msculos se ponen rgidos, sus nervios se excitan y su mano tiembla. En cambio, si practica la arquera slo por divertirse, el arco le parecer ligero, y la flecha volar recta al blanco. El apego al premio estropea el juego. El apego a la vida estropea la vida.

Tony le haba tomado verdadero cario a un verso del Gita que citaba con mucha frecuencia: "Lnzate al centro de la batalla... con tu corazn siempre junto a los pies de loto del Seor." La batalla del Bhgavad Gita no fue una batalla cualquiera. Cuando Arjun, hroe y guerrero, escudria el campo de batalla y ve de lejos las filas del enemigo, reconoce a sus propios parientes entre sus adversarios. Sus primos, sus tos, sus amigos se alinean en el campo contrario y empuan las armas dispuestos a luchar hasta la muerte. Cmo va a luchar contra su familia? Cmo puede matar a sus hermanos? Cmo meterse en esa matanza sin sentido? Arjun se desanima, deja caer su enorme arco, terror de ejrcitos, y se niega a luchar. Entonces Shri Krishna, Dios hecho auriga para conducir al hombre por las batallas de la vida, le recuerda su obligacin como guerrero, la realidad imparcial de la vida y la muerte, la generosidad de actuar sin reclamar el fruto de la accin, y as lo conduce a la accin ms dura con el desprendimiento ms absoluto. El ardor de la batalla... y los pies de loto del Seor.

En la India, la flor de loto es smbolo de belleza, simetra, blancura y, en especial, de la habilidad que tiene, real y mtica, de reposar sobre las aguas sin mojarse nunca ella misma. Este fenmeno de la naturaleza queda bellamente expresado en un compuesto lingstico que adorna a todas las lenguas indias. En snscrito, la palabra 'yal' (agua) rima con 'kamal' (loto), y la expresin 'yal-kamal' es el breve resumen y permanente recuerdo, en todo libro religioso y en todo sermn devoto, de esa actitud fundamental de desprendimiento en medio de las aguas de la vida. Expresin potica de lo que nosotros tambin queremos decir con nuestra sabida frase, "estar en el mundo sin ser del mundo".

La flor de loto, pues, es smbolo de desprendimiento interior; y cuando se une como adjetivo a los sagrados pies del Seor, realza poticamente la verdad suprema del desprendimiento total que logra el alma en comunin ntima con su Dios. Paz del alma en medio de la batalla de la vida. No es extrao que a Tony le gustara tanto ese texto.

Tambin le tena Tony especial cario a un proverbio japons que nos repeta casi a diario, y siempre lo deca despacio, con una pausa en el medio y con una expresin muy comunicativa en su rostro, que pareca decir que, si entendamos eso, ya no haba ms que entender. El proverbio era: "Si las entiendes, las cosas son lo que son; y si no las entiendes... (pausa)... las cosas son lo que son." No te alborotes por nada. Las cosas son lo que son, la vida es la que es, t eres lo que eres, el cielo y la tierra son lo que son, y lo seguirn siendo, sea cual sea tu opinin sobre el particular. Si te rebelas y protestas, t sales perdiendo. Eso es "dar coces contra el aguijn", darte de cabezazos contra la pared, estrellarte contra la dura roca de la realidad. Mientras que, si entiendes y aceptas la realidad tal y como es, te pones a tono con la vida, entras en la corriente, cabalgas sobre la tormenta, te reconcilias con el mundo entero y, en consecuencia, contigo mismo.

Aqu la palabra clave era "entender". Cuando le preguntamos a Tony: "Estamos de acuerdo en que son nuestros asimientos los que nos impiden progresar, y queremos librarnos de ellos, pero cmo lograrlo?", nos contest: "Entendiendo. Es el nico camino. Nunca lograris acabar con ningn asimiento a fuerza de trabajo, esfuerzo, fuerza de voluntad, firmes propsitos o heroicos sacrificios. Eso no funciona. La nica manera de desentenderse de un asimiento es verlo como tal, caer en la cuenta de que eso es lo que es, entender que es un asimiento. No os opongis a l como a un enemigo personal; sencillamente, dejadlo caer como un peso muerto. Cuando caes en la cuenta de que lo que t habas tomado por una valiosa joya era una piedra sin valor, la tiras al instante, sin ms. Eso es todo. Entiende que el asimiento es asimiento. No es una maravilla, no es un placer objetivo, no es un encanto. Es, sencilla y puramente, eso: un apego que tienes a algo y que te hace verlo como una maravilla. Es un gancho, una atadura, una cadena. Abre los ojos y ve. Cae en la cuenta. Mira la realidad tal como es. Y no hay ms que hacer. Eso s, no te enfades, no te avergences, no te impacientes. No consigues nada con enfadarte y preocuparte y darte prisa. Al contrario, mira con bondad y comprensin a tus propios apegos, s amable con ellos, y as vers cmo su importancia disminuye y se hacen ms tratables y razonables; si los atacas de frente, no harn ms que crecerse y darte ms guerra. Tmatelos a la ligera. Entindelos con cario. Y luego los vers despegarse por su cuenta... cuando les llegue su tiempo."

Su cuento favorito: un monje andariego se encontr, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guard en su talega. Un da se encontr con un viajero y, al abrir su talega para compartir con l sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidi. El monje se la dio sin ms. El viajero le dio las gracias y march lleno de gozo con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastara para darle riqueza y seguridad todo el resto de sus das. Sin embargo, pocos das despus volvi en busca del monje mendicante, lo encontr, le devolvi la joya y le suplic: "Ahora te ruego que me des algo de mucho ms valor que esta joya, valiosa como es. Dame, por favor, lo que te permiti drmela a m."

Eso no es tan fcil de dar como la joya. Por eso precisamente vale ms. No es algo que se pueda dar o tomar, ni siquiera definir o expresar. Es algo que hay que aprender, aceptar, entender. Es la mirada de la fe, que ve a travs del valor aparente de las cosas y descubre su nulidad intrnseca. Es Pablo cayendo en la cuenta de que todo lo que antes haba valorado tanto era puro estircol. Cuando eso sucede, el desprendimiento se sigue sin ms. Tony saba tambin ser perfectamente clsico y acogerse, en lnea con los mejores predicadores de todos los tiempos, al hecho inevitable de la muerte y a la luz que arroja sobre la naturaleza perecedera de todas las cosas de este mundo. Le gustaba repetir: "Es mi esqueleto el que escucha", y dramatizaba el gesto con efecto: "Estoy acostado en mi atad, bien sellado y enterrado; han pasado meses desde mi muerte y soy slo huesos. Alguien llama con los nudillos a la tapa del atad. Tan, tan! 'Tony, ests ah?' -'S, para servirte.' -'Sabes lo que andan diciendo de ti por aqu arriba en la tierra?' -'Ni lo s ni me importa. Djame en paz, por favor. Se est tan bien y tranquilo aqu abajo! Por favor, no me molestes.' Una vez que es mi esqueleto el que escucha, el insulto y la alabanza me tienen sin cuidado, y ya nada me importa nada. Todos los apegos se han despegado de mis alegres huesos. Si queris adquirir la verdadera sabidura, haceos amigos de vuestro esqueleto."

Otro de los ejemplos de Tony. El cirujano. Lo llamaba el modelo perfecto. El cirujano pone en juego toda su habilidad, su poder y su inters en la operacin que est llevando a cabo, y al mismo tiempo est tranquilo, sereno, sin emocin, parcialidad o apego, que precisamente pondran en peligro su trabajo. Cumple con tu deber, y hazlo con toda calma. As se salvan vidas.

Ni apegarse ni rechazar. Dejar que las cosas vengan y dejar que se marchen. Dejar que corra el agua y que sople el viento. Dejar que la meloda fluya sin obstculo. Tony era amante de la msica clsica, y hablaba de ella con inters y sentimiento. "Una sinfona clsica. La experiencia perfecta. Una sinfona no tiene propsito, no tiene finalidad, no tiene sentido. No se trata de aferrarse a un pasaje o de apresurarse a or otro. No hay que esperar al final de la sinfona para disfrutar el principio, sino que a cada acorde y a cada nota se la deja llevar y se la deja marcharse para dar paso a la siguiente sin romper el ritmo. Cualquier intento de parar el concierto, cualquier "asimiento" a una nota concreta, echara a perder toda la sinfona. Sabis el cuento de Mulla Nasruddn? Estaba una vez tocando el violn en la plaza del pueblo, y la gente se reuni a su alrededor para orlo tocar. Pero l no haca ms que tocar una sola nota, siempre la misma, sin variar ni parar. Por fin le hicieron parar y le preguntaron: "Por qu tocas todo el rato una sola nota? Es que tu violn no da para ms? Para qu quieres las cuatro cuerdas y todos tus dedos? Mira a esos otros msicos callejeros; todos ellos le sacan cantidad de notas al violn, y tocan muchas melodas y tonadas diferentes, lo cual es mucho ms divertido." Nasruddn contest: "Pobres desgraciados! Todava andan todos ellos buscando la nota perfecta...; yo ya la encontr!" Disfrutarais con ese concierto? No es extrao que la gente no disfrute de la vida.

Esta insistencia en el desprendimiento puede aclarar algo el concepto que Tony tena del amor, como he anunciado a su tiempo. Segn l, y una vez ms en plena paradoja, como era su estilo, nadie puede amar a otra persona mientras sienta apego por ella. Lleg a definir al amor como el desprenderse de todo apego a la persona. Slo cuando dejo de necesitarte, de poseerte, de acapararte... puedo comenzar a amarte. Mientras estaba aferrado a ti, no haca ms que manifestar en m y fomentar en ti la mutua dependencia, exigencia, indigencia. Eso es lo opuesto al amor. El amor se basa en la libertad, y la libertad se pierde en el apego mutuo. Tony, con una naturalidad caracterstica en l que nunca hera a los oyentes, aun cuando hablase de cosas personales suyas, explic la situacin con su propio ejemplo, contando su propia experiencia con su mejor amistad femenina, que estaba presente en el grupo, y de quien dijo mirndola a ella y refirindose a ella: "Antes, cuando nos veamos, yo me preocupaba de que cada reunin fuera un xito ininterrumpido, y al despedimos senta la necesidad de dejar fijado bien claro cundo y dnde nos volveramos a ver. Ahora la cosa ha cambiado. Disfruto de su compaa plenamente cuando nos vemos; pero, al separamos, ni ella ni yo decimos una palabra sobre cundo nos volveremos a ver. Contentos si nos vemos, y contentos si nos dejamos de ver. No dejamos de vernos y estar juntos cuando las circunstancias nos llevan a ello, pero sin la obligacin y la compulsin de antes. Cuanto menos apego, ms 'amor." Tambin cont otra experiencia parecida y emocionante sobre la muerte de su padre. Tony se haba preocupado mucho de l y de que pasara los ltimos aos de su vida de la mejor manera posible. Cuando al fin falleci, Tony acept su partida con una serenidad absoluta, que a algunos incluso les pareci frialdad: no permiti luto de ninguna clase, y declar definitiva y cariosamente cerrado un captulo de su vida, importante como pasado, pero inexistente ya como realidad. Sin cicatrices en la memoria.

"Es posible desprenderse de todos los asimientos?", le pregunt alguien durante el curso. "No lo s", contest Tony, "pero cuantos ms se desprendan, mejor."

EL CEREBRO PRO