la represión en soria durante la guerra civil, vol. 1 (parte 2 de 5)

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Juan Sanz y "otros entre los más serenos, se encargarían de moderar. Bien es verdad, que ya al principio de la República, los cenetistas fueron reprimidos y no siempre con justicia. Recuérdese el mítin de la plaza de toros que fue interrumpido estando en el uso de la palabra Emilio Andrés(S), por el delegado gubernativo, que abandonó rápida- mente el recinto, dando por suspendido el acto. Cuando el público abandonó la plaza de toros, estaban rodeadas las puertas de salida por la fuerza pública y Guardia Civil a caballo, que dieron una carga dúrísi- ma. Hubo cenetistas que para no ser alcanzados, saltaron las tapias del Museo Numantino, cayendo de bruces al interior. Otros muchos resulta- ron contusionados, aunque nadie resultó herido de gravedad. Con anterioridad a lo relatado, la C.N.T. había celebrado también en la plaza de toros dos actos: en el primero intervino el célebre sindicalis- ta Angel Pestaña con gran afluencia de público; en el otro lo hicieron Ramón Franco, por cierto con muy poca fortuna, en el fondo y en la forma y el capitán Sediles(6), éste más entonado y lúcido. Hasta aquí queda reseñado, muy esquemáticamente, es cierto, pero no muy alejado de la realidad, cuanto se refiere a la actividad poi ítica soriana, muy escasa, y a los partidos y organizaciones sindicales. No hemos mencionado a Falange, porque como organización poi í- tica no llegó a constituirse en Soria. "Hubo unos cuantos falangistas de- clarados -alguno contó CDn armas- siendo los más caracterizados:José Martínez Verguizas, alias "el Maninas", Pedro Jiménez, alias "Nariz de puerro", Alberto Smet, Jesús Martínez Trillo, los hermanos Labanda y dos o tres menos conocidos. En la provincia pongamos otra media doce- na y ya tenemos el cupo completo" Todo ello referido al 17 de julio de 1.936. Luego Falange se hincharía como un gigantesco globo, lo que ya constituye otra historia. Durante el periodo republicano, aunque la actividad política fue más bien escasa como queda relatado, en Soria se celebraron varios míti- nes de alguna importancia. Ya hemos hecho referencia al protagonizado por Angel Pestaña, que se mostró moderado dando la sensación de hombre responsable, aunque dentro naturalmente de su conocida trayectoria sindicalista, si bien ya entonces con perfiles diferenciados de la"línea anarco-sindicalista, que terminaría por imponerse más tarde dentro de la CNT a nivel nacional. (5).- Emilio Andrés alcanzó el grado de comandante en el campo republicano y a las órdenes del conocido cenetista Cipriano Mera. (6).- El capitán Sediles se había sublevado en Jaca con Fermín Gala y García Hernández, am- bps fusilados, siendo condenado aquél a cadena perpetua. Marcelino Domingo, en el primer plano de la tribuna, montada para el acto público celebrado en la plaza de toros. (Foto: archivo hermanos Carrascosa)¡ >" 44 -

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Autores: Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García (1982). Imprime: INGRABEL, C/Picos de Urbión, 1. Almazán (Soria). Tfno.: 975 300 166I.S.B.N. (Tomo 1): 84-300-6744-2. D. L. (Tomo 1): SO. 133/82.

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Juan Sanz y "otros entre los más serenos, se encargarían de moderar.Bien es verdad, que ya al principio de la República, los cenetistasfueron reprimidos y no siempre con justicia. Recuérdese el mítin de laplaza de toros que fue interrumpido estando en el uso de la palabraEmilio Andrés(S), por el delegado gubernativo, que abandonó rápida­mente el recinto, dando por suspendido el acto. Cuando el públicoabandonó la plaza de toros, estaban rodeadas las puertas de salida porla fuerza pública y Guardia Civil a caballo, que dieron una carga dúrísi­ma. Hubo cenetistas que para no ser alcanzados, saltaron las tapias delMuseo Numantino, cayendo de bruces al interior. Otros muchos resulta­ron contusionados, aunque nadie resultó herido de gravedad.

Con anterioridad a lo relatado, la C.N.T. había celebrado también enla plaza de toros dos actos: en el primero intervino el célebre sindicalis­ta Angel Pestaña con gran afluencia de público; en el otro lo hicieronRamón Franco, por cierto con muy poca fortuna, en el fondo y en laforma y el capitán Sediles(6), éste más entonado y lúcido.

Hasta aquí queda reseñado, muy esquemáticamente, es cierto, perono muy alejado de la realidad, cuanto se refiere a la actividad poi íticasoriana, muy escasa, y a los partidos y organizaciones sindicales.

No hemos mencionado a Falange, porque como organización poi í­tica no llegó a constituirse en Soria. "Hubo unos cuantos falangistas de­clarados -alguno contó CDn armas- siendo los más caracterizados:JoséMartínez Verguizas, alias "el Maninas", Pedro Jiménez, alias "Nariz depuerro", Alberto Smet, Jesús Martínez Trillo, los hermanos Labanda ydos o tres menos conocidos. En la provincia pongamos otra media doce­na y ya tenemos el cupo completo" Todo ello referido al 17 de julio de1.936. Luego Falange se hincharía como un gigantesco globo, lo que yaconstituye otra historia.

Durante el periodo republicano, aunque la actividad política fue másbien escasa como queda relatado, en Soria se celebraron varios míti­nes de alguna importancia.

Ya hemos hecho referencia al protagonizado por Angel Pestaña, quese mostró moderado dando la sensación de hombre responsable, aunquedentro naturalmente de su conocida trayectoria sindicalista, si bien yaentonces con perfiles diferenciados de la"línea anarco-sindicalista, queterminaría por imponerse más tarde dentro de la CNT a nivel nacional.

(5).- Emilio Andrés alcanzó el grado de comandante en el campo republicano y a las órdenesdel conocido cenetista Cipriano Mera.(6).- El capitán Sediles se había sublevado en Jaca con Fermín Gala y García Hernández, am­bps fusilados, siendo condenado aquél a cadena perpetua.

Marcelino Domingo, en el primer plano de la tribuna, montada para el acto públicocelebrado en la plaza de toros. (Foto: archivo hermanos Carrascosa)¡ >"44

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A este acto -celebrado en 1.931- asistió numeroso público atraídopor el renombre del orador, y porqué no decirlo, por la novedad del

.acto en sí mismo, ya que era la primera vez que la CNTsoriana or.gani­zaba un mítin de verdadera importancia.

El segundo m ítin organizado por esta misma central en la plaza detoros y que tuvo como protagonistas a Ramón Franco y al capitán Se­diles, bajó mucho en calidad de los oradores yen la afluencia de públi.co.

Otro mítin de fa CNT, ya en 1.932, también celebrado en la plazade toros y que ya hemos visto que no llegó a cone/uir y que culminócon carreras y golpes. Quienes asistieran al mismo y lo recuerden, ten­drán sin duda la impresión de que, si bien hubo algún exceso puramenteverbal por parte de un orador, la reacci\Ín de las fuerzas de seguridad,quizás preparadas por las autoridades cilliles, fue extremosa. En estaépoca existía ya un e/aro enfrentamiento entre la CNT como organiza­ción sindical y el gobernador republicano, que pertenecía al PartidoRadical Socialista.

El Partido Radical Socialista organizó su primer acto en Soria, en faplaza de toros, en el que intervinieron el inspector de Primera Ense­ñanza, Salvador Ferrer, el soriano Teótico Sevilla (que luego sería go­bernador civil de Asturias y Bilbao), Y'como estrella el entonces minis­tro don Alvaro de Albornoz. Al empezar a hacer uso de la palabra donAlvaro, un niño comenzó a llorar con cierta insistencia, provocandomurmullos y protestas entre los asistentes más cercanos. Albornoz, pe­queño de estatura, cuerpo enjuto y abundante cabellera, orador másbien grandilocuente y de rápidos reflejos, se impuso alzando la voz conunas frases efectistas: "un niño que llora no debe inspirar inquietud niprotestas; un niño que llora debe inspirar ternura, debe inspirar cariño",frases que provocaron una ovación e/amorosa del público, bien predis­puesto hacia la tribuna. Los padres del niño llorón debieron alejarse conél y don Alvaro siguió su discurso entre las ovaciones de los asistentes.Era Alvaro de Alborn'oz, ciertamente un buen tribuno, con ribetes ja­cobinos.

Más tarde, también el Partido Radical Socialista organizaría otro mí­tin -en el verano de 1.933- en el mismo escenario que los anteriores,con la intervención del doctor Santamaría, don Salvador Ferrer y donFélix Gordón Ordax.

Este mismo Partido Radical Socialista de nuevo presentó otro actoen la plaza de toros, con la intervención estelar de Marcelino Domingo,que había sido ministro de Instrucción Pública y que estuvo preciso,acertado y elocuente.

Posteriormente, hubo otro m ítin celebrado en la plaza de toros, con

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la intervención de Manuel Hilarío Ayuso(7), subsecretario de Comuni­caciones, don Gerardo Abad Conde (Partido Radical) y don AlejandroLerroux, jefe nacional del Partido Radical. Hizo la presentación de losoradores, el que luego fuera alcalde republicano, Royo Arana (quien locontinuó. siend~ también una vez estallado el Movimiento), quien segu­ramente ImpresIOnado por la magnitud del acto -ya que la plaza de to­ros estaba llena de público- apenas supo hilvanar algunas frases y pro­vocó la hilaridad de los asistentes, cuando elevó la categoría del subse­cretario de Comunicaciones a ministro, y en lugar de decir Abad Conde,dijo Orgaz Conde. De cuatro palabras equivocó el bueno de Royo Ara-na, dos. Todo un récord. .

También el Partido Socialista organizó varios actos: uno en el tea'tro Principal, sito en el actual Ayuntamiento, con la intervención deTrifón GÓmez. El teatro se encontró igualmente abarrotado de públi­co, discurriendo el acto con toda normalidad. Otro acto organizado porel mismo partido en el que intervinieron don Wenceslao Carrillo (padrede Santiago Carrillo) y otro diputado, por Guadalajara. Y finalmente,en los últimos tiempos de la República hubo otro mítin en el cine Idealcon la intervención de los diputados Bujeda y Lamoneda, el primerohombre joven, muy preparado, y que iba alcanzando dentro del PSOEuna espectacular relevancia.

La Comunión Tradicionalista también preparó un acto en un localpúblico de la calle Doctrina con la intervención de un orador navarro,muy elocuente, cuyo nombre no recordamos, y el diputado por.Sala­manca, y gran terrateniente; Lamamié de Cfairac. Hubo un pequeño in­cidente motivado por una intervención de dos cenetistas sorianos apo­dados "el Pestaña" y "el Gallarón", que provocaron las protest~s dealgunos entusiastas tradicionalistas sorianos.

La CEDA celebró pocos actos públicos en Soria, uno de ellos en elcine Ideal. Hablaron, entre otros, Jesús Posada Cacho y varios oradoresde Madrid, entre ellos Pablo Ceballos, elocuente propagandista de lasJuventudes de Acción Popular.

Más tarde, en la campaña electoral de febrero del 36, la misma orga­nización poi ftica organizó otro m ítin, ya de mayor importancia, con laintervención estelar de Pérez Laborda, jefe de las Juventudes de AcciónPopular, a nivel nacional, en un intento desesperado de arrebatar eltriunfo a los candidatos republicanos conservadores, Miguel Maura yGregorio Arranz. La intervención de este orador se centró en un ataqueal Frente Popular, pero con más énfasis en desprestigiar la candidaturade los derechistas Maura y Arranz, haciendo especial hincapié en la

(7).- Manuel Hilario Ayuso perteneció siempre al Partido Republicano Federal.

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célebre quema de conventos, cuya responsabilidad atribuyeron al sr.Maura Gamazo.

Durante la campaña electoral de febrero de 1.936, el Partido ~epu.

blicano Conservador celebró varios actos públicos· en Soria y provincia,naturalmente con la intervención de Gregorio Arranz y la muy esperadade don Miguel Maura. . ,

El abad de la Colegiata, don Santiago GO?1ez S~ntacr~z que hablaacatado con sinceridad la República, no oculto sus slmpatl~s por el Par­tido Republicano Conservador y especialmente por el diputado donGregorio Arranz. .. . . "

El "Avisador Numantino" que era el perJodlco de mayor d!fus!o~de la provincia, en aquellas elecciones de febrero de 1.936, se I~.ch.noa favor de los candidatos Maura Gamazo y Arranz Olalla. El perJ~dlco"Labor" favoreció, por el contrario, con gran entusiasmo, la candidatu­ra de la C.E.D.A.

Respecto a los sucesos ocurridos en Soria durante el periodo republi­cano, la relación es bien simple. Al producirse en Madrid y otras ciuda­des la desgraciada y lamentabil ísima quema de conventos e iglesias, enSoria nada aconteció. Aparte de las medidas que tomaran las autori­dades gubernativas, los republicanos con Juan Antonio Gaya al frente,se encargaron de proteger el Convento de los Franciscanos y las iglesiasde la ciudad, en prevención de posibles incidencias, que no llegaron aproducirse.

Solamente hay que reseñar una huelga de los obreros del pantano,motivada por el retraso en percibir sus jornales, no obstante trabajardiez horas; dos más que la jornada legal, y éstas nunca cobradas.. ~~C.N.T. de Soria se solidarizó con los obreros del pantano y propiCIOuna huelga general en la capital, que no llegó a cuajar, por la falta deapoyo de U.G.T. Unos pocos comercios cerraron durante unas horas ygrupos de cenetistas recorrieron las calle~ céntricas d~ la. ciudad, en se-ñal de protesta, sin que llegaran a producirse mayores incidentes. "

Hubo otra huelga general decretada por la C.N.T. como reacclonpor la deportación a Bata en 1.932 de cenetistas de Cataluña que tuvomayor incidencia, pero sin que llegaran a producirse trastornos de im­portancia. Algunos cenetistas sorianos fueron detenidos y puestos enlibertad unas treinta horas después.

El incidente más relevante de los sucedidos en Soria fue la explosiónde un artefacto en el viaducto. A consecuencia del mismo, fueron dete­nidos veintitantos cenetistas a quienes se les imputó la autoría de ello.Celebrado el juicio fueron absueltos.

Por último cabe señalar que en las elecciones de 1.936, no obstantela recomendación de votar a la izquierda, por parte de señalados cene-

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tistas muy significados a nivel nacional, en Soria la consigna de C.N.T.fue la ABSTENCION.

Quedan relatados los conflictos sociales y sucesos ocurridos en So­ria durante la. República, que en su mayor parte se originaron en elperiodo 1.931-1.933. Como se ve, el agua apenas llegó al río y Soria du­rante el periodo republicano, puede decirse que vivió en paz y calma.Desde luego con más calma y paz que el resto de España.

Hoy día, en cualquier jornada futbolística se producen incidentesmás graves que todos los relatados. Pues bien: de esta pequeña tempes­tad en un vaso de agua, se pasó un 22 de julio de 1.936 a un verdaderotorrente que asoló la provincia entera, bañándola en sangre y sumiendo

. a sus habitantes en un clima de terror y de miedo. Un miedo insupera­ble, pegajoso, insistente que, aún hoy, transcurridos tantos años, toda­vía sigue atenazando a muchos espíritus.

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SAN PEDRO MANRIQUE

En Hogar y Pueblo de Soria, del día 4 de Julio de 1.979, en su pri­mera página y con grandes titulares a cuatro columnas leímos: "YAESTAN EN EL CAMPOSANTO SEIS SAMPEDRANOS FUSILADOSEN EL MilO 1.936", añadiendo seguidamente dicho periódico:

"El pasado día treinta en San Pedro se vivió una jornada de dolor y. recuerdo. Toda la carga de angustia que cuarenta y tres años no hanpodido petrificar, se hacía flor de memoria y amor, en el corazón de pa­dres, esposas e hijos. Sucedía esto en las mismas vísperas de un tremen­do mes de Julio, que allá por el año 1.936 desgarró vidas, enfrentó amis-.tades y desgarró a la Patria". /

"Pobres y buenas gentes que no habían cometido ningún delito, quepracticaban por el contrario, la virtud del idealismo humano, fueron'arrancadas de sus hogares; sacados literalmente a obscuras por la noche,levantándolos de sus lechos, para unos pocos kilómetros, por otroshombres sin piedad, ponerlos contra los muros ruinosos de la Ermita"Rabanera" y acabar con sus vidas, sin darles opción a que recibieran elauxilio espiritual que no maldecían!'.

"Ha sido ahora, cuarenta y tres años después, cuando manos piado­sas de familiares y amigos, se han ido a buscarlos donde aproximada­mente sabían que estaban y los han encontrado. Estaban en una fosacomún apretados en sus huesos, como unidos habían estado en el ideal,en la amistad y la tragedia. No tenían ya fisonomía, pero seis nombresformaban uno solo. Se llamaron Raimundo Munilla Hornillos, Francis­co Lafuente Ruiz, Marcelino León Duro, Félix del Rincón García,Santiago García Hornillos y Pelayo Ruiz Cuadra. Todos hijos recios dela bendita tierra sampedrana. Para ellos también hubo un terrible "Ho­locausto" aunque no hayan merecido el "honor" de una película. Se­rán, sin embargo el vivo testimonio que Dios no quiera se marchite nun­ca, para que jamás ningún otro sampedrano, ni soriano de cualquier si·tio, ni tampoco español de parte alguna, haya de conocer la brutalidadinconfesable de ser asesinado y arrojado a una fosa común".

"Estos seis paisanos ya reposan en el cementerio amigo, donde comodiría alguno de los presentes "están las personas decentes y honradas".Ellos fueron todo eso y mucho más. Ahora el amor de familias y ami­gos, los tomaron con emoción, les rezaron una misa y les enterraron enaras de un civismo increlble. Todos se olvidaron del odio y del revan­chismo. Es la mejor forma de honrar a vuestros y nuestros muertos. QueDios os lo pague. Descansen en paz". (FCH).

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Nos hemos perm itido reproducir literalmente lo que escribió fCHpor estar totalmente de, acuerdo con su contenido y porque de modoadmirable y emotivo, pone de relieve la tragedia de aquellos vecinos deSan Pedro Manrique. Hacemos especial hincapié en nuestra total coinci.dencia con las frases "serán vivo testimonio que Dios quiera no se mar.chite nunca, para que jamás ningún otro sampedrano ni soriano decualquier sitio, ni español de parte alguna, haya de co~ocer la brutali.dad inconfesable de ser asesinado y arrojado a una fosa común". Coin­cide este escrito con el espíritu de lo enseñado por D. Claudio SánchezAlbornoz y tantos otros historiadores y que es el mismo que nos ha im­pulsado a .escribir este libro. Aclaremos ahora algunos extremos, riguro­samente ciertos, y que forman parte de la historia de San Pedro Manri­que y de Soria.

El día 2 de septiembre de 1.936, sobre las doce de la noche, llegarona San. Pe~r? Manrique: procedentes de Soria, veh ículos ocupados porguardias cIviles y falangistas, al mando del Teniente Agustín del Rincónque portaba una lista de los que deberían ser detenidos y que fLiero~después asesinados. A dicho grupo, se unieron varios vecinos de San Pe­dro y fueron casa por casa, .conminándolos para que les acompañaranal Ayuntamiento, para "declarar". ,

Reunidos en el Ayuntamiento, algunos a medio vestir pues se les di­jo "que no les iba a hacer falta la ropa", se produjeron algunos momen.tos de confusión. Un hijo del que después sería fusilado, MarcelinoLeón, llamado Justo y que contaba siete años, se agarró desesperada­mente a las piernas de su. padre como si quisiera ampararle y protegerle,y fue apartado a trompicones y llevado a rastras hasta su casa. El Te­niente Rincón era natural de San Pedro y conocía a todos los detenidosy, quizás en un momento de arrepentimiento, pidió a los falangistasque no mataran a Marcelino León: "A ése no lo matéis, no lo matéis".Algunos de los falangistas y vecinos de San Pedro, abandonaron elAyuntamiento en compañía del Teniente Rincón y fueron a tomarcopas a uno o varios bares, mientras continuaban los detenidos en laCasa Consistorial, debidamente custodiados por los guardias. Se creeque ello fue motivado por el afán de convencer al citado Teniente deque no pusiera obstáculos para el fusilamiento de todos; a tal fin, copava y copa viene, ya todos eufóricos y envalentonados, volvieron alAyuntamiento y montaron a los detenidos en los vehículos asesinándo­les en el paraje "La Rabanera", a unos cuatro kilómetros de' San Pedro.

. Cuando se los llevaban, el padre del detenido Santiago García Hor­milos, llamado Juan, en un momento de desesperación llamó a los guar­dias "canallas" y "asesinos", siendo golpeado repetidamente con lasculatas de los fusiles.

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Las víctimas permanecieron más de un día sin enterrar. Al fin,fueron inhumados por vecinos de La Ventosa, obligados por los falan­gistas de San Pedro.

A las mujeres, familiares de los fusilados las obligaban a ir a misa,con la amenaza de cortarles el pelo. Y después fueron conminadas a quefirmaran la "desaparición" de sus maridos o hijos, y en tal situación de"desaparecidos" permanecieron durante unos veinticinco años, los ase·sinados. (1) En la lista que portaba el Teniente Rincón, figuraba para serasimismo detenido y fusilado, Isidro del Rincón, hermano del asesinadoFélix del Rincón García. Pudo esconderse en otra casa del pueblo y all ípermaneció encerrado durante unos cinco años. Su mujer le llevaba devez en cuando comida, por las noches, y conservó su vida.

A los pocos días de los fusilamientos, fueron detenidos todos lostrabajadores de la cuadrilla de los fusilados, que fueron llevados a di­versas cárceles, especialmente a la de Soria y El Burgo de Osma, dondepermanecieron hasta tiempo después de terminar la guerra.

De los asesinados, cinco pertenecían a la U.G.T. No así RaimundoMunilla Hornillos, en cuya casa se reun ían los falangistas. La muerte deéste resulta un tanto extraña y quizás constituya uno de los aspectoscontradictorios y obscuros de la represión. Había venido Munilla deAmérica y era prestamista. Se dice que muchos de sus deudores rompie­ron los recibos y no pagaron las deudas. Sea como fuere, Munilla muriódando vivas a José Antonio y al Movimiento. Dejó dos hijas minusváli­das.

Marcelino León Duro,<') había sido alcalde de San Pedro en I,a Re·pública. Tenía 42 años y dejó seis hijos, entre los trece años y dos mesesde edad.

Todos los fusilados eran trabajadores y hombres honrados, y en SanPedro Manrique no hubo nunca problemas sociales. La represión fue

(1).- Así, en el Registro Civil de San Pedro Manrique -donde primaría la redacción del funcio­nario de turno- no aparece ningún fusilado en 1936-1939. Las inscripciones se realizarondespués: Félix del Rincón GarcÍa (libro 16, folio 341) inscrito el 27 de marzo de 1946, ymuerto el 3 de septiembre de 1936, "como consecuencia del Alzamiento Nacional". La inscrip­ción se realiza por orden del Juzgado de Agreda, como consecuencia de expediente promovidopor su esposa, Dorotea Sáenz del Rincón.

Marcelino León Duro (libro 16, folio 384) falleció el 3 de septiembre de 1936 "a consecuenciadel Movimiento Nacional" a los 43 años. La inscripción se practicó el4 de mayo de 1950, pororden del Juzgado de Agreda, a petición de la esposa del fusilado.

No figuran en el Registro Civil de fallecidos el resto de los fusilados, a pesar de ser todos .oriundos de San Pedro. En el acta de nacimiento de Marcelino León Duro, figura una nota mar­ginal sobresu muerte "a causa del Movimiento Nacional".(2).- Los hijos del fusilado Marcelino León Duro, llegada la edad, tuvieron que incorporarse afilas, no obstante quedar su madre sola y con más hijos pequeños. No pudieron librarse del ser­vicio militar, porque su padre "no era adicto al Glorioso Movimiento".

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Antigua casa donde se reunían los falangistas de San Pedro Manrique. (Foto de Josautores).

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totalmente injustificada, Nota a destacar, la constituye el hecho de queen las detenciones y fusilamiento intervinieron algunos vecinos de SanPedro, Todos han muerto o desaparecido, menos uno que continúaviviendo en el pueblo sólo Dios sabe si con arrep'entimiento o con unadolorosa y eterna pesadilla, Años después de los sucesos relatados, unSargento de la Guardia Civil, ya jubilado, comentaba con) usto león,hijo del alcalde fusilado: H ¿Así que han matado a los malos y han deja­do a Jos buenos? Pues a mí me parece que más bien fue al revés", YelSargento no se refería a la condición política, sino a las cualidades hu­manas.

Respecto a la vida municipal hay que constatar que el día 22 de juliode 1936 y por orden telefónica del Comandante Militar de Zaragoza,folio 43 del libro de Actas del Ayuntamiento, se cesa al Alcalde, Marce­lino León y a Isidro del Rincón y Pedro Manzano. Se nombra nuevoAyuntamiento compuesto por Alfredo Monforte Sáenz, como Alcalde;y como concejales, Faustino Aragón Bachiller, Luciano Izquierdo, Mar­tínez, Manuel Fernández Ridruejo, Bruno Dom ínguez Martínez, Ma­nuel Jiménez Ruiz, Tomás San Miguel Martínez y Miguel Alonso Ji­ménez. Examinadas las actas de las sesiones de 9 de agosto, S de sep­tiembre, 12 de septiembre y 12 de diciembre de 1936, así como las de10 de enero, 30 de mayo y 20 de junio de 1937, como únicas notas des­tacables resañaremos un cambio de concejales en 5 de septiembre de1936; el nombramiento por unanimidad de hijo adoptivo de fa villa aD. Gregorio-Ignacio Muga Díez, "como consecuencia de la conductaejemplarísima y habilidad habida en los primeros días del Movimientoevitando que los elementos marxistas se apoderaran de las armas"; unacircular sobre recaudación pro monumento a Franco; destinar el dinerode los banquetes populares en las fiestas patronales, para los soldadoscombatientes de la Villa; y suscribir 50 pesetas para el acorazado Es­paña. Como vemos, poca actividad municipal.

YANGUAS

Don) uan Munilla era oficial de Telégrafos, con destino en Madrid,El día 15 de julio de 1.936 llegó a Yanguas con objeto de disfrutar

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su permiso de verano. Fue detenido en Yanguas en el mes de a~osto yseguidamente fusilado en Recelada, frente a Los Campos.

Quedó el cadáver abandonado en la cuneta y al percatarse de ello losvecinos de Los Campos, lo enterraron en el cementerio de esta locali­dad, uno o dos días después.

HUERTELES

Teófilo Lafuente Ruiz, hermano del también fusilado Francisco La­fuente Ruiz, en San Pedro Manrique. Teófilo contaba 34 años de edad,casado, afiliado a 'la U.G.T., y trabajaba en la misma cuadrilla que losfusilados de San Pedro Manrique. Detenido, fue fusilado y estáenterra.do en Los Campos (Soria), junto con un vecino de Yanguas, apodado·'eI Cañas".

MAGAÑA

En esta localidad del norte de la provincia se fusiló a:1.- Felipe Zamora. No se sabe con certeza si era Guardia Civil o de

Asalto. Natural de Magaña, se hallaba en el pueblo de permiso al iniciar.se la contienda y, tardó, al parecer dos o tres días en incorporarse a 50­ria. Tenía unos 32 años, y fue ajusticiado aunque se desconoce el lugary las personas que lo ejecutaron. Todavía es enigmática esta muerte en­tre el vecindario de Magaña.

2.- Dionisio, "el Carbonero". Natural de algún pueblo de la falda delMoncayo, se encontraba en Magaña trabajando como carbonero.

Era persona de no buena reputación, poco cumplido~al parecer, ensus tratos con la gente del lugar. Contrataba montes que pagaba mal y,en ocasiones, no pagaba.

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Fue fusilado en el monte de La Losilla, municipio colindante aMagaña, según los testimonios, "por irse de la lengua". Parece ser que alsalir un día gentes o escuadras de Falange del pueblo, hizo el siguientecomentario: "Van como corderitos". Alguien que lo oyó lo denunció.Lo cierto es que fue fusilado .

3.- "El Mingarrilla": se cree que se llamaba Domingo. Era naturalde Magaña, aunque trabajaba y resid ía en Arnedillo, como funcionariode Correos. Excelente persona, gozaba d.e muy buena reputación, loque no le libró de ser ajusticiado también a consecuencia de una denun­cia; una de tantas denuncias sin fundamento, que irresponsablemente, serealizaban y que más irresponsablemente aún desencadenaban la repre­sión y la muerte. Es generalizado en Magaña el criterio sobre la muertede Domingo, creyéndose a ciencia cierta que la denuncia provino de uncompañero suyo de Correos.

4.- Una persona desconocida, que venía fugitiva, fue detenida a lasafueras de Magaña, hacia Trévago. Lo fusilaron en el acto y lo dejarontirado en una acequia.

Hay un tal Ricardo Iglesias, natural de Magaña y combatiente posi­blemente en el frente de Aragón, de unos 30 años de edad, que no sesabe en el pueblo si fue fusilado, muerto en el frente, o si se evadió alcampo republicano. Se le dio por "desaparecido".

FUENTES DE MAGAÑA

En este pueblo había un grupo de personas de marcado carácter li­beral. Uno de ellos, Elías "el Molinero" era quizás el más ~estacado einteligente de todos. Había estado en la Argentina y regreso al pueblocon una pequeña fortuna. Presidía en Fuentes una tertulia "librepensa·dora" en la que se hablaba de poi ítica. Ningún vecino f~e detenid?:merced a la intervención del párroco llamado don AntOniO, que sallofiador de todos. No pudo evitar, sin embargo, que a la posadera Emiliadel Barrio Martín le cortaran el pelo.

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VINUESA

Teniendo la masa obrera sindicalista del Pantano dela Cuerda del Pozo como ceb9, Vinuesa fue un puntoneurálgico de acción falangista durante el verano de1.936. De allí irradiaron sus actuaciones a otras lo­calidades de la zona de pinares donde se produjerontambién inmolaciones de personas de las más diversasprofesiones. Junto a las consabidas denuncias, deten­ciones y fusilamientos, Vinuesa fue -quizá atípica­mente- la población donde mayor exacerbación po­pular se produjo, inducida desde el mando falangista.Así, el enfrentamiento equívoco con falangistas delValle, la manifestación contra el ex·Alcalde, o lasarengas de una conocida familia de "azules", son ioshechos más relevantes, entre los constatados, de loallí acontecido.

De la localidad de Vinuesa fueron fusilados don Eusebio AlonsoSanz, don Juan Rodrigo Calavia y don Faustino Moreno Martínez.

Don Eusebio Alonso hab ía sido alcalde de Vinuesa, sustituyendo aBaldomero Ramos que lo había sido durante casi treinta años. Duranteel tiempo en que don Eusebio Alonso Sanz fue alcalde, creyó observaren la gestión de su antecesor ciertas irregularidades, haciendo público,un llamado "Manifiesto a los VISONTINOS" referente a las mismas.

En el momento de su fusilamiento, contaba don Eusebio Alonso al­rededor de 70 años y era secretario del Juzgado, plaza obtenida poroposición. Persona honestísima, gozaba de gran prestigio entre sus con­vecinos y nadie pod ía imaginarse lo que le sucedió.

Al comenzar la sublevación se trasladó él solo a Soria, quedando enVinuesa su esposa y dos hijas. Se hospedó en la pensión El Ferial, tanconocida como modesta, en la que permaneció tres o cuatro días. Allífueron a buscarle varias veces un grupo de falangis~as, sin que al parecerlo encontrasen. Al fin, en otra visita posterior, cuateo falangistas lo de­tuvieron trasladándole directamente a un monte cerca de Fuentetoba.Durante el camino, el sr. Alonso que se mostraba sereno y entero, lesexplicó a los falangistas, la responsabilidad en que' iban a incurrir si lofusilaban. Los razonamientos de don Eusebio debieron hacer alguna me·lIa en sus aprehensores, y dos de ellos regresaron a Soria, según dijeronpara consultar con un inspector de policía, alto y delgado, de semblante

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duro y severo. Realizada o no la consulta, los dos falangistas regresaronal monte y' el infortunado señor fue finalmente fusilado y dejado sucadáver en Fuentetoba, siendo enterrado por el secretario de esta locali.dad.

Juan Rodrigo Calavia contaba 28 años. Hab ía estado antes de secre.tario en La Muedra y a la sazón, ejercía el m ismo cargo en Vinuesa.Fue fusilado el día 13 de agosto de 1.936.

El día 12 de agosto por la tarde, fue detenido por falangistas y ence.rrado en los calabozos de Vinuesa, situados en los sótanos del actualAyuntamiento, entrando por el juego de pelota. Pasó la noche en el ca.labozo y a la mañana siguiente desayunó lo que le llevó su esposa, Tere.sa Moreno, no en el calabozo sino en el patio delantero.

Recuerda Teresa que con los falangistas estaba José María VicenteCampos, que parecía el jefe del grupo. Estaban también presentes algu·'nos paisanos de Vinuesa: Darío Puertas, hijo del Juez, y Benjamín Apa.ricio, sobrino del alcalde; ambos -según doña Teresa y otros familia.res- llevaban camisa azul.

Vuelto a encerrar Juan Rodrigo, a la hora de la comida su esposa lellevó sopa y tortilla francesa. Aquella misma tarde fue avisada Teresa,por su cuñada Felipa Rodrigo, de que su esposo iba en un camióncamino de Molinos. Juan Rodrigo, al· pasar por la tejera, donde vivíansus padres, se agachó en la caja de;l camión, para no ser visto. EnMoliIJoS le confesó don Mariano. Este sacerdote dijo después que JuanRodrigo "había hecho una buena confesión y que por mal camino iba".Todos los informes coinciden en que don Mariano nada hizo para evitarel posterior fusilamiento de Juan Rodrigo, que era un católico fervoro­so, de los "de verdad". Ten ía una hermana monja y sus padres y otrahermana, eran asimismo personas de arraigadas convicciones religiosas,según se recuerda entre el vecindario de Vinuesa. No, don Mariano noestuvo a la altura del sacerdote de Salduero, de Fuentes de Magaña,delAbad de la Colegiata de San Pedro de Soria y de algunos más, que vane irán apareciendo a lo largo de este libro.

El infortunado Juan Rodrigo fue trasladado desde Molinos hastaCovaleda, él solo, en un camión que recogería en esta localidad a otrosdos detenidos, Regino Sánchez y Juan Antonio del Toro. Estos dos erantrabajadores del Pantano de La Muedra, y juntos los tres, fueron fusila·dos en el paraje "Campoespacio", del término municipal de Calataña·zor, en la carretera de Venta Nueva a Abejar, pasada La Aldehuela, enuna larga recta, kilómetro 17, hectómetros 5·6 a la derecha de la ca·rretera,

Quienes les enterraron testimoniaron que después de ser fusilados,estuvieron tres días abandonados. De ello da fe, entre otros, el sr. Juande la Aldehuel.a de Calatañazor.

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Juan Rodrigo llevaba su documentación y entre ella figuraba uncertificado de buena conducta expedido y firmado por Bardomero Ra­moS, alcalde que fue de Vinuesa durante treinta años. Portaba tam-bién la cartilla militar. . .

La exhumación se realizó recientemente, y los restos de los tr~sfueron colocados en un solo ataúd, siendo enterr~dos en el cement~node Covaleda. Juntos vivieron los momentos .horrlbles de su .calva!1O yjuntos permanecen, arropados por la santa tierra! ~~mo testimoniO VI­VO de la "caída de algunos hombres al estado salvaje .

Faustino Moreno Martínez, cuñado de Juan Rodrigo, fusilado com?hemos dicho, fue el primero de los tres visontinos detenido. D~sde VI­nuesa fue conducido a la cárcel de El Burgo de O~ma. Lo det~vleron_ensu ta)ler de carpintería, situado en el centro de Vmue.sa. Tema 34 a~osy dejó viuda y cuatro hijos, ~~ los .<,lue actualmente ~Iven tres. Faustm?en el momento de su detenclon, dijO a uno de sus hilOS, con ~na seren!­dad y laconismo impresionante: "no llores hijo, que el que libre va, li­bre viene; pronto vuelvo" Fueron dos guardias civiles quienes se lo' IIe·varon andando hasta el cuartel.

F~e fusilado en el puente Ullán y trasladados sus restos al ,cemente­rio de Soria. La lápida corresponde a la misma en la que esta!] sus 15compañeros restantes del puente Ullán. '. .

Juan Rodrigo y su espo~a ~~re~a Moreno. tenla,n una fo~da en Vl'nuesa llamada "Fonda el Pmar ,situada al pie de la montana. En ellaestab~n albergados tres pedagogos de las Misiones Pedagógicas, que ve­nían de La Muedra. Un Roncal pequeño, que. ~compañ~ba a su ~adre-maestro de Vinuesa, Esteban Roncal- en unlon de vanos falanglst!1s,llegaron a la "Fonda el Pinar", registrándola. Teresa Moreno pregunto aRoncal que qué pasaba y por qué revolvían tanto la ca~a. Roncal. lecontestó que habían encontrado un carnet de Jua~ Rodr.'go, cosa cle~­tamente imposible porque éste nunca estuvo adscnto a ninguna organl'zación ya que como hemos dicho anteriormente era profundamentereligio~o y sin tendencias políticas. En el momento de detenerlo y II~.várselo, los falangistas blandieron amenazado!es las culatas de sus fUSI­les. Era el día 12 de agosto de aquel nefasto ano de 1.936.

Es creencia generalizada entre el vecindario de V.inue.sa que vivió laGuerra Civil que un detonante muy claro de los fusllamlentos.de Eu~~­bio Alonso Sanz y Juan Rodrigo Calavia (Alcalde y Secretano habili­tado del Ayuntamiento de Vinuesa) lo fue el manifiesto impreso quedieron a la luz el nueve de junio de aquel año de 1.936.

Para los visontinos de aquel entonces -muy dados como todos lossorianos a hacer oídos sordos de los rumores verbales callejeros- lessorprendería la contundencia de las afirmaciones y la veracidad de las

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Juan Rodrigo Calavia, fusilado el 13de ago~to de 1.936, junto con otrasdos personas más, en el paraje UCam_poespacio", próximo a la Aldehuelade Calatañazor. Fue secretario habili·tado del Ayuntamiento de Vinuesaen los meses anteriores al Alzamien·to, siendo alcalde Eusebio AlonsoSanz (foto de la derecba). EusebioAlonso también sería fusilado. (Foto:familia Rodrigo Moreno).

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Eusebio Alonso Sanz. Fusilado losprimeros días de agosto de 1.936 en. ~. ,un paraje prox,mo a Fuentetoba.Fue alcalde en la época anterior alMovimiento. En junio de 1.935 edi.tó un "Manifiesto a los visontinos"en el que denunciaba unas presumi­bles irregularidades administrativasen el anterior Ayuntamiento de Vi·nuesa, según las cuales habría sidoinjustificado un gasto de 86.000 pe.setas. Eusebio Alonso Sanz era con.siderado como una de las mentes máspreclaras de la administración localen Soria. (FOlo: familia Alo~so).

demostraciones que sobre la gestión económica municipal se reflejaban-nada menos- que en papel impreso.

El manifiesto "Al pueblo Visontino.- Explicación de cuanto se rela­ciona con las cuentas del Ayuntamiento anterior", había sido impresoen tipografía "La Voz". Constaba de veintiuna páginas encabezadascon un expresivo edicto al vecindario que comenzaba con un no menosclaro "DE ORDEN DEL SEI\lOR ALCALDE, y AUNQUE SINTIEN­DO LLAMAR LA ATENCION DEL VECINDARIO, acerca de lascuentas del anterior Ayuntamiento, HACE SABER:" (1)

El alegato del alcalde manifestaba, en síntesis, que el anterior Ayun-tamiento, presidido por el ex-alcalde don Baldomero Ramos Carretero,

. había recibido en 27 de diciembre de 1.935 en concepto de expropia­ciones del Procomún una cantidad de 162.000 pts. de las que faltabanpor entregar 86.000 al Ayuntamiento. De este déficit, el anterior Ayun·tamiento dispuso para la adquisición por 64.000 pts. -según el mani­fiesto- de "un edificio artefacto para asierro de maderas, titulada"El Cachopo" (...) edificio que no ha podido pasar a formar parte delPatrimonio Municipal por no haberse tramitado su adquisiciónconforme a las disposiciones de la Ley Municipal de 1.877, entonces vi·gente; y por oposición del vecindario, al ser manifiestamente EXCESI­VO SU PRECIO, Y considerar ruinosa la empresa de electricidad a queel Ayuntamiento anterior pensó dedicarlo". Las restantes 22.000 pts.habían sido destinadas a atenciones ordinarias del Presupuesto de 1.935que ".no debieron hacerse con los fondosespecialesde lasexpropiaciones".

En los Considerandos del manifiesto se explicaba razonadamente laresponsabilidad solidaria del Alcalde, Baldomero Ramos; el Interven­tor, Vicente Lucía Las Heras; así como la subsidiaria que pudieran asu­mir el ex·Depositario, Clemente Monge y los demás concejales que toomaron "intervención en la compra del prenombrado "Sierra Cachopo"y que resultan serlo don Pedro Larrubia Martínez, don Santiago Escri­bano Rojo, don Angel Zapatero Blasco, don Lucio Pascual Carreteroy don Gregorio de Marco Andrés".

La pupa que hiciese el referido cuadernillo impreso entre los presu­mibles malversadores, si es que los hubo, es fácil imaginar, sobre todoteniendo en cuenta el montante de la misma: 86.000 pts. en dinero de1.935.

Las reacciones no se hicieron esperar, y hay que apuntar como se·cuelas del manifiesto la manifestación de mujeres que -instigadas pro­bablemente por aquellos denunciados en el folleto- recorrería las calles

(1).- El texto del Edicto del Alcalde, Eusebio Alonso Sanz y la certificación del Acta de la Se­sión -3 la que entre otros concejales asistió Faustino Moreno Martínez- se transcriben, por suinterés, en el Apéndice núm. 4 de este libro.

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MONTENEGRO DE CAMEROS

de Vinuesa dirigiéndose hasta el domicilio de don Eusebio Alonso, si·tuado a las afueras del pueblo, en la carretera de Soria.

A los tres meses de la publicación del folleto, el alcalde EusebioAlonso, el secretario Juan Rodrigo y uno de los concejales, FaustinoMoreno habían sido fusilados en plena ola revanchista de la Guerra Ci­vil.

Sobre la culpa o no de los implicados y el final administrativo delasunto nada más se supo.

(1).- La confesión coactiva, la imposición religiosa al que sufre prisión o martirio, precisamen­te por sus supuestas o reales ideas, es el sacrileghJ más espantoso, la ofensa más satánica quepuede hacer el falso católicp, a Aquél que levantó su Cruz contra la violencia y el crimen.

Montenegro de Cameros es un pueblecito alejado de Soria, a sesen­ta y cinco kilómetros de distancia, casi en su límite con la provincia deLogroño. Parece ser que ningún vecino de este pueblo fue víctima de lacontienda, si bien su término municipal sí fue escenario de sucesos san­grientos que conmocionaron a sus pacíficos habitantes, siendo ésta larazón de que escribamos sobre ello.

El 27 de septiembre de 1.936, unos jóvenes de Torrecilla (Logroño),se trasl,adaron a Montenegro de Cameros, con objeto de construir unagran fosa donde pensaban enterrar a los que ya tenían detenidos y pen­sa.ban fusilar. Realizaron el trabajo y fusilaron la noche siguiente a laspersonas que se relacionan: 1.- Pedro Soldevilla, natural de Torrecillade Cameros; 2.- Vicente Velilla, natural de Torrecilla de Cameros;3.- Otro, cuyo nombre se desconoce, también del mismo lugar; 4.- San­tos Velilla, natural de Pinillas; 5.- "El Chairo", natural de Nieva de Ca­meros, 6.- "El Tarteras", natural de Nieva de Cameros. .7.- Toribio Ruiz,natural de Torrecill;l de Cameros; 8.- los hermanos Barrio, naturales deNieva de Cameros y varios más cuya procedencia y circunstancias sedesconocen.

Según amplios testimonios, el día 28 de septiembre, por la noche,los detenidos fueron obligados a confesar{1) por un grupo de falangistasentre los que se hallarían Leoncio Marco, Pedro Moreno y otros más.Los confesó el cura don Eugenio. Esto ocurriría en Torrecilla y los de­tenidos ya confesados fueron maltratados y subidos a un camión, quesería propiedad de Pascual Salcedo o de un tal Córdoba, ya que ambos

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camiones se emplearon para dichos fines. Llegaron a Villanueva de Ca­meros, provincia de logroño, donde les esperaba otra expedición pro­cedente de Ortigosa de Cameros, también de la provincia de logroño.los falangistas de Ortigosa se llevaron a los detenidos de Torrecilla y losde Torrecilla hicieron lo mismo con los de Ortigosa. Unos fueron fusi­lados en Villanueva y los otros en Montenegro de Cameros, y en am­bos casos, las pobres víctimas fueron maltratados insistentemente yexpoliados de todos sus objetos de valor.

En Montenegro ya estaba preparada la fosa; se realizaron los asesi­natos y sus autores acudieron al pueblo para que los vecinos enterrarana las víctimas. Enterado el Juez de lo sucedido, llamado don JoséRomero, y conocido por Pepe "el aceitero", prohibió los enterramien­tos y buscó a varios vecinos, para que custodiaran los cadáveres, mien­tras él iba a Soria a denunciar lo ocurrido y dar cLlenta al Juzgado, paraque se trasladara a Montenegro el médico forense, para hacerles la co­rrespondiente autopsia. El bueno de don José no estaba por lo visto,muy al corriente de que sucesos como aquéllos eran el pan de cada'día,en tantos pueblos de Soria y en la misma capital.

Regresado el Juez a Montenegro se procedió al traslado de los cadá­veres, desde el lugar de la ejecución al cementerio de la localidad. Eltraslado se efectuó en un carro de un señor de Arnedo, vendedor de pi­mientos, apodado "el Cadenas", que se prestó a realizar la.humanitariatarea.

El vecindario de Montenegro se comportó con toda generosidad, enla ayuda a trasladar a los asesinados y acompañarles en el acto de su in­humación en el cementerio, que se realizó dentro del mayor respeto yrecogimiento.

En el momento de proceder al fusilamiento, uno de los detenidosapellidado Barrio, logró escapar subiéndose a una encina desde dondepresenció los crímenes. los falangistas, al. darse cuenta de su desapari­ción y al no poder localizarlo, fueron a pedir' ayuda a los de Montene­gro quienes, si bien prometieron que buscarían al hu ído, no lo hicieronen realidad, ya que el vecindario de este pueblo repudió los crímenes.

El que logró escapar resultó con una pierna rota y pudo llegar a supueblo, donde volvió a ser detenido y fusilado, esta vez de una maneracierta y acompañado de otro preso.

De los fusilados en Torrecilla, en Villanueva de Cameros, en Ortigo­sa, Pajares y en los pueblos cercanos a la comarca, no haremos mención,pues los crímenes y los enterramientos se realizaron en tierras de lo­groño, lo que escapa a los límites de este libro.

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SAlDUERO

Como otras localidades del contorno, Salduero viveen los prolegómenos de la Guerra Civil la efervescen·cia propia de la gran obra del pantano de la Cuerdadel Pozo, que supondría en la zona la movilización-inusitada hasta entonces- de recursos humanos yeconómicos. Sin embargo, aunque el planteamientode los falangistas era idéntico al de otros lugares de lazona (primero, detención de sindicalistas; después,ejecución más o menos indiscriminada) la actitud ·delo que significaban las "fuerzas vivas" supuso en pi­nares una excepción a la regla general del comporta·miento de los represores.

Salduero fue un claro ejemplo, desgraciadamente apenas imitaqo, decómo la intervención decidida de personas generosas, evitaron en estepueblo que se cometieran crímenes similares a los perpetrados en otroslugares y de los que debemos sentirnos ahora y siempre, horrorizados yavergonzados. Rindamos homenaje -merecido homenaje- al sacerdoteD. Benito Moreno y al abogado D. J.esús Istúr;z, hombre de ideologíaclaramente derechista, de fuerte posición económica, pero lleno decomprensión y humanidad. la intervención de ambos fue decisiva y na­da irreparable aconteció en la hermosa y pacífica villa de Salduero, pesea los reiterados intentos de algunas personas, em-peñadas en quetambién all í fueran inmolados alJ(unos hombres sencillos y honrados,que ningún daño habían hecho a nadie, ni cometido delito alguno.

Parece cierto que existía una lista de diez u once personas, trabaja­d'ores del Pantano, para ser, de momento, detenidas. En los últimos díasdel mes de julio de 1.936 fueron por ellos, con un camión. Ya estabandetenidos y montados en el. mismo Gaudencio latorre, Marianolatorre, Maximino Vera "El Pelele", natural de Molinos y un tal Nico­lás, alias "El Rabanizo", también de Molinos. Una señora avisó de loque ocurría a D. Jesús Istúriz, que llegó rápidamente al lado del camióny ordenó a los aprehensores; "Bajen a esos chicos de ahí". Impresiona­dos por la rotundidad de la orden y por el tono enérgico y decidido delsr. Istúriz, persona de gran prestigio y ascendiente moral, los que habíanpracticado las detenciones, obedecieron.

Ya durante los primeros tiempos de la guerra frecuentaron Salduero

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numerosos falangistas, entre los que se recuerda: José María VicenteCampos, de Peñalba de San Esteban, considerado como el Jefe de todoslos grupos que correteaban por la zona de pinares; Benjam ín Aparicio,que veraneaba en Vinuesa; un tal Félix, empleado en el comercio de"los Alejandros", en El Burgo de Osma; Vicente de la Serna, poeta,compañero constante de José María Vicente; y también Pedro Hernán­dez Carretero, que después sería Secretario del Ministerio de Informa­ción y Turismo en Soria.

Aunque en Salduero no se fusiló a nadie, sí cortaron el pelo a unamaestra, cuyo nombre no hemos podido precisar y que fue paseada conel pelo al cero, en este pueblo y en otros próximos. También, despuésde ser fusilados los tres de Vinuesa, Eusebio Alonso, Juan Rodrigo yFaustino Moreno, varios falangistas trajeron a Salduero a un tal "Serru­cho", natural de Canicosa y obrero del Pantano. Lo introdujeron en elbar "Katiuska" y, obligando a la dueña, doña Maximina García, aabandonar el establecimiento, le pegaron una gran paliza, que sólo seinterrumpió debido a las súplicas y gritos de aquélla.

El bar "Katiuska", pasó a llamarse "Arriba España". Todo muy tris­te y degradante, pero Salduero, comparado con la mayor parte de lospueblos de Soria, fue, durante la guerra, casi una Arcadia feliz, un re­manso de paz, gracias a don Jesús Istúriz y al buen sacerdote don Beni­to Moreno.

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El pantano de la Cuerda del Pozo en construcción. (Foto: Luis Alonso).

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EL ROYO

Catalogado como un pueblo de economía mixta;agricultura, ganadería V comercio, El Royo ha sidotradicionalmente lugar de coilVivencia de clases socia­les muy diferenciadas. Entre la acrisolada aristocraciadel centro y norte de España -que conservaba suscasas y mansiones de abolengo para solaz y recreo­y los pequeños propietarios del lugar discurría esa vi­da diaria de la localidad en la década de los años 30,heredada ya. desde el siglo pasado. Sin embargo, losacontecimientos desarrollados durante la Guerra ei·vil hay que verlos desde la perspectiva de ser El Ro­yo uno de los centros de población lindantes al pan­tano de la Cuerda del Pozo y, consiguientemente, unfoco de emisión de trabajadores a una de las mayoresobras públicas realizadas en la provincia en lo que vade siglo. En esta coyuntura de relación con las gentesque operaban en el pantano se encuentra esta pobla­ción a comienzos de la Guerra Civil: de una parte, lamasa obrera sindicalista que convoca la huelga generaly que se enfrenta con las fuerzas de la Guardia Civilprocedentes de Burgos; de otra la plana mayor de laFalange provincial que opera desde la capital de laprovincia, distante tan sólo 24 kms.

Vecinos de El Royo fusilados fueron tres: Gabriel Pérez Molina,maestro de profesión; su hermano, Miguel Pérez Molina y un trabajadordel Pantano, que era de origen gallego posiblemente, apodado" El Ba­rroso". No se recuerda su nombre. Gabriel Pérez estaba de vacacionesen El Royo al producirse el Alzamiento y se unió, junto con su herma­no, a un grupo de trabajadores que habían llegado a Vinuesa, dondefueron detenidos por la Guardia Civil. (Estas fuerzas de la Guardia Ci­vil procedían de Burgos y habían intentado llegar a Soria por el antiguopuente de madera de La Muedra. Pero al ser destruído dicho puente porlos trabajadores tuvieron que regresar a Molinos de Duero para tomar lacarretera de Vinuesa dirección a Soria). Este encuentro se producía enlos primeros días de la sublevación militar. Los tres detenidos fuerontrasladados a Soria e ingresados en la Prisión Provincial. Se cree que

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Cementerio Civil de Molinos de Duero, donde reposan los restos de Gabriel PérezMolina, Miguel Pérez Molina y una tercera persona apodada "el Barroso'\ fusiladosel 27 de agosto de 1.936. (Foto de los autores).

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fueron invitados a afiliarse a la Falange y marchar al frente, a primerafila, a lo que se negaron.

Fueron fusilados el día 27 de agosto de 1.936"sobre las ocho de latarde, fuera del cementerio de Molinos. Fue constantemente comentadoel hecho de que los hermanos Pérez Molina, pidieron como única gracia,que les permitieran dar un abrazo a sus padres residentes en El Royo,antes de ser ejecutados, cosa que les fue negada, siendo además maltra­tados. José María Vicente Campos, a quien tantas veces se ha de nom­brar en este libro, falangista y después policía, mandaba el grupo de fu­siladores.

Fue avisado el alcalde de Molinos, Fernando Rincón, para que ente­rraran a los ejecutados, acto que se realizó al día siguiente, en el Cemen­terio Civil. Vecinos de Salduero y del mismo Molinos fueron a ver loscadáveres, mientras estuvieron fuera del recinto del cementerio"ayudán­dose con linternas y faros de bicicletas, siendo motivo de especial co­mentario la gran estatura del apodado "El Barroso", que como antes seha referido fue detenido al mismo tiempo que los hermanos Pérez Mo­lina y fusilado después con éstos, unidos los tres en un mismo y trágicodestino.

la noche del mismo día del fusilamiento, el padre de los hermanosfusilados, Vicente Pérez, en compañía de Cesáreo Martín Brieva, esta­ban haciendo guardia de Acción Ciudadana en El Royo, cuando pasó elcamión regresado de Molinos, ya realizadas las ejecuciones, en el que ibael mencionado José María Vicente Cam pos. Vicente Pérez ,conocedorya de la muerte de sus hijos, le dijo a José María: "Si yo tuviera un fu­siL ..", a lo que aquél contestó poniéndole el fusil en el pecho: "Aquítiene usted uno" Hay que consignar que Gabriel Pérez Molina (3) era deideología socialista, su hermano Miguel, más joven, más bien apolíti­co, y el padre de ambos, derechista.

Otro vecino de El Royo, Manolo "El Rinconero", fue llamado acomparecer en la oficina de la empresa constructora del pantano, anteJosé María Vicente Campos. Directivos de la empresa lo avalaron yelfamoso José María decidió dejarlo en libertad, siendo éste, quizás, elúnico gesto generoso que realizó durante aquella terrible época.

(3).- Gabriel Pérez Malina era maestro en vildé." Fusilado el 27 de agosto de 1936. Según el8.0. de la P. de ,31.8,37, fuc suspendido de empleo y sueldo eI27-3-1937. Primero se le fusilóluego se le form~ e~pediente. ,Para un~ mayor comprensión de los profesores y maestros expe­dientados en Sona vease el Apendice numo J de este libro.

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Lápida en la que se inscriben los nombres de dos vecinos de Covaleda, José Taber­nero Bullón y Felipe García Martínez, fusilados elide septiembre de 1.936 en la"Caseta de los camineros", del término municipal de Ausejo de la Sierra, adondefueron trasladados desde Soria. Fueron exhumados el 14 de abril de 1.979. (Foto d.los autores).

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COVALEDA

Aunque distante de la capital de la provincia, Co·valeda tuvo durante la Guerra Civil su puesto de man­do en la vecina localidad de Vinuesa, desde cuya po­blación actuaron las fuerzas de la Guardia Civil y losmilitantes falangistas en una perfecta simbiosis deacción. Sin embargo, la nueva Corporación impuestatras el Movimiento, daría un fehaciente testimoniohistórico -inédito en ningún otro lugar de la provin­cia- de lo que sí debía hacerse en pro de la subleva­ción militar.

Triunfante la sublevación en Soria, las fuerzas afines al Movimientose hicieron cargo de la administración municipal de Covalerla (1): No sealteró en absoluto el orden ni se produjeron violencias de ninguna cla­se. Cada cual siguió haciendo su vida ordinaria, sus trabajos habituales.La normalidad, al menos en apariencia, fue completa, aunque algunaspersonas tuviesen cierta inquietud interior.

Durante los primeros tiempos de la sublevación -que fueron los mássangrientos en' otras localidades- nada ocurrió en Covaleda, salvoalguna palabra de doble sentido dirigida a los que despué~ serían deteni­dos y algunos de ellos fusilados por los elementos fascistas. De todasmaneras nada hacía preveer lo que después acaecería.

La p;imera víctima fue don José Tabernero Bullón, maestro que ha­bía sido de Covaleda, de donde era oriunda su esposa; más tarde estuvodestinado en Duruelo y finalmente ejercía en Molinos de Razón. DonJosé Tabernero era socialista y nunca ocultó su ideolog~a; fr~cuent.aba

el trato con los trabajadores a los que procuraba aconsejar e instrUir y

(1).- El 19 de julio de 1936 la Corporación estaba formada por los siguientes señores: 1._ Ar­gimiro Díez García. 2.- Braulio de Miguel Ureta. 3.· Bonifacio L10renle Romero. 4.· Isaac deVicente L1orenle. S.' Domitilo Rioja Carcía. 6.· Francisco Blázquez de Nicolás y 7.- RafaelHerrero Rioja, acluando de Secretario de la misma, don Pedro Rodrigo.

En el acta del primem de agosto de 1936 (al rolio 3S del Libro correspondienle) el Ayunta­miento salienle lo constituyen los señores concejales anteriores, más Honoralo Rioja Lázaro yLuis Santórum Santórum. El Ayuntamienlo entrante lo integraban Julio Herrero L1orente,Ladislao Romero Ramos, Teodoro Romero Herrero, Urbano Martínez de Pedro, Pedro Peiro­tén Jbáñez, Pedro Sanz Covaleda, Felipe Herrero Lloren[e, Teodoro Herrero Rioja y Pablo Mu­ñoz Bartolomé.

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era una persona respetada y querida.Sie~do. maestro. de Duruelo y ordenado que fue por el Gobierno

la Republula I~ r~tlrada de los crucifijos de las escuelas, don José Tab denero en. cumplimiento de la orden recibida retiró el crucifijo gua d ~r­dolo cUIdadosamente en una caja, como la realidad dem'ostró ';'ás t~rano

~o obstant~, personas de Duruelo y de Covaleda, iniciada la subde.va':JOn, denuncl~~?n a las ,~uevas autoridades que el sr. Tabernero h ~~­qUitado el crucifiJo romplendolo. En virtud de esta denuncia f a labuscarle a Molinos de Razón, con resultado infructuoso Un farero.n ade Valde,avellano, avisó a la esposa del sr. Tabernero ue' se esco~n~lstap~es tenlan or~en de "cogerlo y matarlo". Al día sigui~nte volvier~~era,mismos fal.anglstas acompañados de un taxista de Vinuesa sin r ,osd~. El taxista cogió aJ hijo mayor del sr. Tabernero qu~ con:;~ata.~~os.de edad Xp,?niéndole una pistola en'el pecho, le dijo que le t 9f1~ sr no decla donde estaba su padre. El niño que sabía cierta:a a·

Jdon~e estaba su padre escondido, resistió la dura prueba y mantuveont.eencJO. SI-

Al día siguiente, don José Tabernero anunció a su esposa y a su hi'mayor que estaba dispuesto a ir a Duruelo y demostrar que el cr T!Oestaba gu~~dado e in~a~to (2). N? obstante, y presionado por su e~c~~Jono cumpl,o su. proposrto y huyo al monte, pudiendo llegar a Lo ioñ~~estuvo escondido luego en Montene~ro, donde también había ej~rcid~como raestro, en casa de un campanero de profesión. Pero su obsesión~ra va ver ,a Duruelo y demostrar su inocencia. Decidido a ello lIe 'as c:rcaOlas de Covaleda y encontró a un pastor a quien él íe h g~.a

ensenado a leer Yo a escribir, dándole cinco duros para ue le com a lapan y tabaco y dijera a su suegra que esa noche iría a su ~asa. prara

(?).- Como podrá inducir el lector a lo lar o d 1;;cas de nupcias que motivaban la d~tención gprir;:'e:ale:tur~ d~1 est.s!! páginas, es que las hiporé.d mas venlan motivadas por circunstancias q~e casi n~nc e ~I amiento, después, de 'anlas víc-

entemente. en ninglÍn caso luvieron audiencia lo .3 r~su laron probadas ni en las que evi-acontecido a José Tabernero no es oc o .s propios Inculpados. Si nos extendemos ~n Jo:.uvo o~sesionado -fatal obsesión, ~unqut:ae~o~~:~~~:ho:rati~ctr el hecho de que Tabernero es­

o era 81so, como después -ya conSUmados los hech renCla a suya_ ,en demostrar que aqueomaestro sabe y puede asegurar sin temor a erro 05--; se demostrafla. Quien conoció a este~u ~sc~~la que hUbiese colocado un Vía.Crucis c~':~~e:~s~ T~be~nero j~ual quitó el crucifijo de

o /gl.tlmo de entonces. La Revolución y el AIt slb~SI se o hubiera ordenado el Gobier.en lstmtos pUntos de la provincia, para desgracia 8d'.-,.nno••o stante_ anduvieron muy de 18 mano

s personas.

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Lo trasladaron a Covaleda, y el cura párroco(3), don Nicolás Olalla,'lucas, según testimonios presenciales del acto dijo públicamente,:'!.'hombre, ya traen a Tabernero bien atado". Varios falangistas lo"~montaron en una camioneta en la que ya venían detenidos dos vecinos1'de Abejar, uno de ellos conocido republicano, Felipe García Martínez,

e i: apodado "el Chich~rras" y otro sin. identificar, llevándolos a Soria e i~­

',¡¡¡,': gresándolos en la carce!. Aquella misma noche los trasladaron a AuseJo)~rde la Sierra y a la salida del pueblo fueron asesinados. Varios vecinos:~ que por orden del ~lcalde ~e Ausejo estaban haciendo g~ardia con esco­:~ petas, oyeron los tiros .y vieron a dos hom.bres ca!! camisa azu~, que.les.~ dijeron: "Os hemos deJado tres muertos; SI querels los enterrals, y SI se

,:e,"': los comen los perros, mejor". Uno de estos vecinos fue luego alcalde de.. Ausejo continuando en el cargo hasta hace pocos años, y hay que desta­

carsu ayuda a los familiares de las víctimas en la localización de la fosadonde habían sido enterrados. Se practicó la exhumación el14 de abrilde 1.979, siendo enterrados el 21 del mismo mes, en compañía de otroscompañeros asesinados en la Venta de Valcorba, en el Cementerio deCovaleda. El entierro, con una impresionante manifestación de duelo

. popular, se desarrolló en medio de un profundo y absoluto silencio.La viuda de don José Tabernero quedó sin recursos económicos y

con seis hijos, el mayor de 9 años, y se vio en la dolorosa necesidad deingresarlos en el Hospicio, donde permanecieron hasta el año 1.940, fe­cha en Que ya le fue posibl¡; .recoger!,!~. Se le.habfa con~edido u"!a pen­sión de 300 pts./mes que deJO de reclolrla casi de inmediato; en vista deello, la viuda del sr. Tabernero escribió al Ministerio de Educación, se·ñalándole la anomal ía existente, recibiendo la contestación en el senti­do de que la pensión sal ía de Madrid. En realidad, la susodicha pe~sión

quedaba retenida en.Soria, según testimonio de. sus hijos, P?r la !nter­vención de un conOCido sacerdote, don Demetflo y un funclonaflo delGobierno Civil llamado don Daría (4) , ambos muy amigos y con simila­res "afanes poi íticos y patrióticos". Años más tarde del asesinato dedon José Tabernero, su viuda recibió una carta de una señora de Mon-

(3).- En la sesión de 20 de febrero de ]937 (folio 4 del Libro correspondiente) se lee: "Se diolectura de la comunicaclón del sr. cura-párroco, Nicolás' Olalla Lucas, en la que solicita el abonode los sermones de San l.orenzo durante los años 1932, 33, 34 Y t 935 a razón de 40 pts. poraño y enterada 1a corponción de su contenido acordó por unanimidad que se abone al citadoseñor dicho importe, toda 'Vez que no es justo que el citado sr. cura-párroco haya anticipado di·chas cantidades y no se las abonasen desde el momento que era para la función de San Lorenzo.con cargo al capítulo de funciones y festejos del actual ejercicio".

(4)._ ':Don Demetrio y Don Darío" formaron una de las parejas más temidas en la pOSEguerrade Sana. Don Demelrio era Director de la Casa de Observación y Capellán de las Siervas de Je.sús, además de canónigo beneficiario de la Concatedral de Soria. Don Daría, funcionario delGobiern? Ci~~. Altar y poder fueron estrechamente unidos en un sinfín de anécdotas. cuyo re.lato harl3 eJllglble un nuevo libro.

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(5).- José Tabernero Bullón sería suspendido de empleo y sueldo el 25 de noviembre de 1936,(BOP 28-11-36), habiendo sido fusilado en el mes de agosto de ese mismo año. Para todo lorelativo a suspensiones de empleo y sueldo de profesores y maestros, véase el Apéndice núm. 1de este libro.(6).- Julio Herrero tomó posesión elide agosto de 1.936. En el Libro de Actas correspondien­te, se lee:

"Ayuntamiento que cesa y el que se ha nombrado por el sr. Teniente de la Guardia Civil dela línea de Vinuesa en virtud de lo ordenado por el Excmo. Sr. General de la Quinta División,don Miguel Cabanellas Ferrer, en orden telegráfica de fecha 18 del actual, bajo la presidenciadel Sr. Alcalde que cesa, don Argimiro Díez García, quien dio posesión del cargo a los señoresConcejales recientemente nombra los que estando presentes aceptaron el referido cargo; entre­gando las insignias del cargo al Concejal entrante don Julio Herrero Llorente por haber sidonombrado Presidente del nuevo Ayuntamiento

lquien pasa a ocupar la presidencia del citado

Ayun ta mien to' '."Los concejales salientes después de una cordial despedida abandonan sus cargos".

tenegro en que le contaba que uno de sus hijos había estado muchotiempo enfermo, sin que se le hubiera podido diagnosticar la causa, yque dos días antes de morir confesó a la madre, que se moría de pena,pues no podía superar el remordimiento y la angustia de recordar suintervención como falangista, en el asesinato del que había sido sumaestro en Montenegro, don José Tabernero Bullón(S).

El día 7 de octubre de 1.936, por la noche, fueron detenidos en Co­valeda, 17 vecinos. No pudieron detener a uno más llamado Julio Jimé­nez L1orente, por estar en la cama gravemente enfermo. Los fueron de­teniendo casa por casa y, esposados de dos en dos -con los codos ata·dos-o Para hacer las detenciones traían una lista, lo que induce a pen-

. sar que hab ían sido previamente denunciados, y según testimonios muyamplios los denunciantes lo fueron vecinos de Covaleda.

Fueron trasladados a Vinuesa -tras haber estado presente en ladetención el alcalde del Movimiento, Julio Herrero (6) , en un coche deContinental Auto; estuvieron all í algo más de una hora, esperando quedetuvieran en Quintanarejo a Felipe Benito, que trabajaba como pastor.Era éste muy conocido por llevar siempre EL SOCIALISTA, diario deMadrid. Los llevaron a la Comisaría de Soria. Por la tarde del día 9,separaron a Felipe Benito, Rafael Herrero, Fernando Romero Ruiz y suhijo Antonio Romero Romero, diciéndoles que "iban a hacer una de­claración a Burgos". Esto fue oído por los restantes detenidos; y losingresaron en un cuarto oscuro de la misma Comisaría, y dos horas mástarde, los llevaron a la Venta de Valcorba, fusilándolos. Al mismotiempo, fusilaron a dos personas más: una de Madrid y otra de ElRoyo. El señor de Madrid, cuyo nombre se desconoce, estaba maniata­do como los demás y pidió a los ejecutores, entre ellos al tan conocidoguardia civil López, que le colocaran en el pecho el retrato de su esposaque guardaba en el bolsillo "para tenerlo cerca del corazón" cuando re·cibiera los tiros. También tenía 600 pesetas, cantidad considerable en

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Antonio Romero Romero, fusiladoen la "Venta de Valcorba" (Saria)en 1.936. Reinhumados sus restos e~1.979. Fue fusilado junto con supadre, Fernando Romero Ruiz elm!smo día, a la misma hora y e~ elmIsmo lugar, a pesar de haber pedidocon insistencia que le fusilaran a él,pero que su padre fuera respetado.(Foto: familia Romero).

José Tabernero Bullón, maestro fusi.lado en la "Caseta de los camin~ros"del ~érmino municipal de Ausejo dela SIerra, en 1.936. Su obsesión duorante los p~imeros días del Movimien­to, fue demostrar que no había rotoel crucifijo de la escuela tal comohabían propalado sus de~unciantes.Después de su fusilamiento, se comoprobaría que, efectivamente el cruci­fijo estaba guardado en un 'cajón desu mesa. (Foto: familia Tabernero).

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aquellos tiempos que las ofreció al sacerdote don Angel de la Peñaquien residió en la calle Angel de la Guarda de Soria durante bastant~tiempo, siendo rechazadas por éste. Este presbítero había atendido a lasvíctimas por orden de Muga. Según refirió este sacerdote repetidas ve­ces a los familiares de Fernando Romero y Antonio Romero, ésteúltimo pidió con insistencia y en forma dramática que le fusilaran a él,pero que su padre fuera respetado. No fue atendido el ruego. Llovía unpoco en aquellos momentos, mientras el sacerdote confesaba a las víc­timas; como aumentase la llovizna, los ejecutores insistieron alsacerdote para que se diera prisa, por lo que hubo de abreviar la confe­sión, consumándose las ejecuciones. Fernando Romero y su hijo murie-

, ron abrazados. Fueron exhumados el 14 de abril y enterrados de nuevoen Covaleda el 21 del mismo mes de 1.979, junto con José Tabernero,un vecino de Abejar y el otro fusilado en Ausejo de la Sierra.

Quedaron en los calabozos del Gobierno Civil catorce vecinos deCovaleda, entre ellos Esteban Herrero de Miguel(7), de profesión mú­sico, de 18 años de edad.

Durante su permanencia en el Gobierno Civil, el joven Esteban He­rrero y otro de los detenidos, ya casi anciano y cuyo nombre no pode­mos precisar, pidió permiso para ir al lavabo y hasta allí los acompañóun policía muy alto y delgado, quien les preguntó por qué estaban all í,respondiéndole los detenidos, "no lo sabemos". a lo cual el policía lesdijo: "a tí por joven y a tí por viejo, buen pelo vais a correr". Todoquedó en un exabrupto o en una broma tan cruel como de mal gusto ya los cuatro días justos, los llevaron a la ermita de Santa Bárbara y,transcurridos unos meses, al Fielato de la Avenida de Valladolid.

Esteban Herrero estuvo detenido siete meses y al salir de la cárcelfue movilizado y por la ermita de Santa Quiteria, en Almudévar, (Hues­ca), se evadió al bando republicano. Concluída la guerra fue condenadoa 30 años de cárcel, de los que sólo cumplió cuatro, saliendo en liber­tad condicional, con la obligación de presentarse durante otros cuatroaños más a la Guardia Civil y al Presidente de la Junta de Libertad Vi­gilada, don Gabino Santornés Vera.

Esteban Herrero estuvo detenido con don Enrique Carrilero, con De­metrio Ruiz, que no comían para dar alimento a los más desamparados,

(7).- En la sesión de 11 de septiembre de 1.937 (folio 20, reverso) se comisionan a varios con·cejales para que se personen en Soria y en Burgos para que gestionen de la Junta Técnica delEstado Ja concesión de plazos para el pago del 20 por ciento de propios en virtud de la visitade inspección realizada por el inspector de hacienda de Soria.

Se acordó por unanimidad que se pague a la música la subvención del segundo trimestre delafio actual, descontando lo que le pudiera corresponder al músico Esteban Herrero de Miguel,toda vez que este individuo no es digno que pertenezca a la música por haber estado afüilildo al"Frente Popular".

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(8).- Al fusilado Fernando Romero Ruiz también se le incoó -como a otros muchos- el co­rrespondiente expediente de "Responsabilidades políticas". Sin embargo. después de ejecutadost' reconocía por el Juzgado Instructor Provincial de Responsabilidades Políticas un claro Dic·tamen de irresponsabilidad, por el que procedía el sobreseimiento de las actuaciones contra él.Para ilustrar estos extremos véase el Apéndice numo 2 de este libro, en el que se transcribe elCertificado del Secretario del referido Juzgado .

(9).- Enlre el día 2 de agosto de 1936 y el23 de abril de 1938, el Ayuntamiento de Covaledacelebraba 55 sesiones. Lo que en principio pudiera ser L1na pletórica actividad municipal no sect"ñía nada más que a una pura mecánica encaminada, de una parte, a dar el parabién y partici­par activ!lmente en todo cuanto dimanaba del Gobierno Civil de la provincia o de otros entes yconstituía el elogio dt:l Movimiento Nacional; y, de otra, en llevar a cabo sistemática y atomís­l¡cemente en Covaleda lo que a nivel nacional realizaba el Gobierno de Burgos. Para ilustrar esto-y por lo que de ejemplo tiene a hechos similares en otros Ayuntamientos de la provincia­hemos creído necesario reproducir un extracto de los acuerdos de esta época que incluimos enel Apéndice núm. 3 d~l final del libro. .

y con Cándido Pérez, Jefe de Talleres de la Renfe, propietario mástarde del Bar España. En aquellos momentos, en el Fielato de la Aveni­da de Valladolid (hoy ocupado el solar por el banco Comercial Español)llegaron a juntarse más de 70 presos. Los vigilantes eran Guardias Civi­les jubilados, señores Moreno y Moragas, buenas personas según todoslos testimonios de los allí recluídos. El Jefe de Milicias de Covaleda fuepor aquél entonces Teodoro Romero, quien participó en la captura dedon José Tabernero; armado de escopeta se le disparó un tiro que learrancó un dedo del pie. Se dice que después del fusilamiento antesrelatado' de los señores Romero Ruiz(8), Romero Romero, Felipe Be­nito y Rafael Herrero y cuando quedaban en los calabozos de'la Comi·

. saría 14 detenidos de Covaleda fue con muletas a Soria y los visitó,aunque los testimonios más fiables indican que fue el capitán Monten­qu ín quien intercedió cerca del teniente coronel Muga para que a estos,detenidos se les respetara la vida. Seguidamente, el capitán Montenqu índio cuenta de su gestión al Inspector García Mozo y le hizo saber que .nada debería ocurrirles a los detenidos de Covaleda (9) •

Sea como fuere, estos 14 presos siguieron viviendo, según alguno deellos, milagrosamente, pues estando detenidos en Comisaría oyeron co­mentarios en el sentido de que los iban a ir sacando de cuatro en cua­tro diariamente para seguir el mismo destino de sus compañeros fusi­lados en la Venta de Valcorba.

Falangistas de Covaleda fueron a. detener al vecino apodado "elCurro", qu'e fue también asesinado en la Venta de Valcorba.

Dos maestros de Covaleda, Francisco Jiménez Bartolomé y Fran­cisco del Campo fueron detenidos y trasladados a la Comisaría. El pri­mero de ellos sería suspendido de empleo y sueldo. Francisco Jiménez,maestro, y Primo Contreras, médico, serían traídos a Soria por el céle­bre falangista Francisco Roncal.

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DURUELO DE LA SIERRA

El día 2 de agosto de 1.936 llegó a Duruelo un camión con falangis­tas de Navaleno y San Leonardo de Yagüe, con el propósito de detenera Pedro Martín y David Bartolomé. No pudieron conseguir sus propósi­tos porque los citados vecinos de Duruelo estaban en el monte.

Ocho días más tarde, ellO de agosto, se presentaron en Duruelo doscamiones, uno de ellos era el conocido como el "camión de la' muerte"-conducido por el tristemente célebre Pedro- llenos de guardias civi­les y falangistas. Los falangistas eran de San Leonardo y Navaleno.Mandaba la expedición en persona el teniente coronel, Gregorio-Igna­cio Muga, quien llevaba como guardaespaldas a Gregorio de Pablo y aManolo "el de la Moderna" (la "Moderna" era un bar de Soria situapo,en los soportales de lo que hoyes el Hogar del Pensionista, en el Paseodel Espolón).

Portaban una lista de 46 vecinos de Duruelo para ser detenidos. Elvecindario al percatarse de la presencia de los guardias y falangistas, foeacercándose a los camiones y concentrándose alrededor de ellos, en loque pudiéramos llamar una manifestación pacífica. El alcalde salientede la República, Mariano Martín, se colocó al frente de los vecinos y sedirigió al teniente coronel Muga, pidiéndole un voto de confianza yase·gurándole que en Duruelo "nunca se había alterado el orden" y que"respondía de que nada sucediese en lo sucesivo", ,ya que "todos losvecinos eran gente honrada", siendo apoyado fervorosamente por elfarmacéutico don José María Elio. El nuevo alcalde de Duruelo, alcaldedel Movimiento, don Santiago Lafuente, que era tartamudo, secundó laactitud de los primeros y respondió asimismo de "todos los vecinos deDuruelo" y dijo con una vehemencia impropia de la dificultad de su len·guaje que "para llevarse a alguien tendrían que hacerlo también con él".

Muga, impresionado por todo lo que queda relatado, reflexionó ensilencio durante unos momentos, entre la natural expectación yansiedad de todos, y finalmente ordenó con energía a guardias y falan·gistas que montaran en sus veh ículos, abandonando todos la villa deDuruelo.

De regreso para Soria, al llegar a Covaleda, salieron a su encuentrovarios falangistas y vecinos de este pueblo, que reprocharon a Muga elque no se hubieran practicado las detenciones en Duruelo "con la malagente que había en aquel pueblo". Así pues, merced a la actitudvalerosa de los alcaldes -saliente y e'ntrante- y al farmacéutico de Du-

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ruelo, nada irreparable sucedió, si bien después, se exigieron responsa­bilidades políticas, con los correspondientes expedientes y sanciones avarios vecinos de Duruelo, entre los que se recuerda fehacientemente aFausto Rubio, Mariano Martín, Juan Simón e Hilario Contreras, entreotros.

OTERUELOS

El único suceso digno de mención ocurrido en este pequeño pueble­cito fue el siguiente: Un señor, de unos 30 años de edad, llegado de laArgentina con algún dinero, era primo del entonces alcalde de la locali­dad. Según los testimonios más solventes, el alcalde atravesaba unos mo­mentos difíciles, e incluso parece que existían algunas irregularidades enla administración de los fondos municipales. Según aquellos testimo­nios, para subsanar esta situación pidió al indiano una cierta cantidad dedinero, prestada. Hasta aquí todo es normal.

Pero el triunfo del Alzamiento'y la atmósfera que se respiraba, de­bieron inducir al alcalde a denunciar a su primo y lo hizo en el sentidode declararlo "rojo peligroso". Este fue detenido por el falangista JoséMaría Vicente Campos -que ya aparecía en el reportaje de SORIASEMANAL y al que ya se alude en otras ocasiones- que lo entregó alos falangistas de Covaleda.

El infortunado fue llevado aquel mismo día por la noche al paraje- denominado "la Tejera" por dos vecinos muy conocidos de Covaleda,

que lo asesinaron a tiros de pistola, después de obligarle a cavar su pro­pia fosa. Es conocido también en Covaleda, que después de asesinarle,los desalmados, en la cima de la más pura animalidad, hicieron sus neocesidades sobre el caááver.

Como la víctima no tenía más familiares que su primo, su cadáversigue enterrado en el mismo sitio, al pie de un árbol, señalado con unacruz metálica pintada de rojo. Constituye una nota realmente curiosael hecho de que la pintura roja se renueva constantemente, sin que sesepa quién lo hace.

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Paraje ula Majada". situado en el km. 27 de la carretera de Covaleda a Duruelo dela Sierra. A tres metros, a la izquierda de la calzada se encuentra el lugar donde re·posan los restos de un vecino de Oteruelos fusilado en agosto de 1.936, por falan·gistas de Covaleda. En el lugar, se observa un ligero promontorio en el suelo y unacruz -de brazos iguales- clavada en un pino. Esta cruz. sin que nadie sepa cómo.aparece siempre pintada de un brillante esmalte rojo. (Folo de los autores).

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ABEJAR

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(1 ).- El jde l¡tular d.: la l:stación eslaba detenido en la Prisión Provincial de Soria, pero no fuefusilado.

CABREJAS DEL PINAR

Felipe García fue detenido y llevado a Covaleda e ingresado mástarde en la cárcel de Soria, siendo fusilado juntamente con el maestrode Covaleda, don José Tabernero y otro señor cuyas circunstancias sedesconocen, a la salida de Ausejo. Fueron fusilados por falangistas yenla cárcel de Soria sólo debieron permanecer unas horas. Sus restos, jun.to con los de sus compañeros de martirio, fueron exhumados el 14 deabril de 1.979 y enterrados en Covaleda el día 21. '

Juan Checa, vecino de Abejar; resinero de profesión, fue detenido ensu casa. Fue muerto a la entrada de Herreros, dejando el cadáver aban­donado. En Abejar conocieron su fusilamiento porque algunos vecinosobservaron que los perros volvían al pueblo con- el hocico manchado desangre. Como ya se conocían casos similares, siguieron a los perros ydescubrieron el cadáver del infortunado, totalmente destrozado ymedio mutilado.

El jefe de la estación de Abejar, temiendo ser detenido y fusilado,pudo escapar y consiguió, después, llegar a América.

En Cabrejas del Pinar fusilaron al jefe de la estación sr. Fernández.Ha~ía los relevos (llen I~ estación y no era oriundo de éabrejas. Lo de.tuvIeron tres falangistas en la propia estación, llevándole a los montesf.ronteri.z?s a Cabrejas, fusil.ándole seg~idamente. Tampoco hubo auxi­hos esp'rituales. Los falangistas tendnan prisa para realizar otras tareasen otro lugar y con otra víctima y no era cosa de perder el tiempo bus:cando .un sacerdote .. El asesinato fue en ,el mes de agosto de 1.936 ylos veCinOS de CabreJas trasladaron el cadaver al pueblo y le dieron se­pultura.

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1. Paraje "la Majada".

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Paraje "Altos de Herrera", situado en el km. 23 de la canetera local de San Leonar.do a El Burgo de Osma, en una gran curva pronunciada hacia la izquierda direcciónEl Burgo. Aquí fueron fusiladas siele personas (seis de Sanla María de'las Hoyasy una de Arganza), el 23 de agoslo de 1.936. El lugar, en medio del pinar seencuentrA a cuarenta metros a la izquierda de la carretera. (Foto de los autores). 1

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SANTA MARIA DE LAS HOYAS

Fueron fusilados seis vecinos de este pueblo: Luis Viñarás L1orente,de unos 60 años de edad, agricultor; dejó viuda y cuatro hijos. IgnacioViñarás, primo carnal del anterior, de 58 años de edad, agricultor; susaprehensores fueron a buscarle a las eras y desde all í fue conducidodescalzo al pueblo. Dejó viuda y tres hijos. Juan L10rente Peñaranda,"el Zapatero", 56 años, agricultor y zapatero. Cuando fue detenidoestaba en camisa y le dijeron "no le va a hacer falta la ropa"~ VicenteAlvarez, "el Caloyo". Casado y sin hijos, de unos 50 años, agricultor.Antonio Laguna, apodado "el Rojito", de 18 años, sóltero; era el sa­cristancito de Muñecas. Isidro de León Carretero, de 16 años, soltero,pastor del rebaño de su padre.

Un hermano de éste último, llamado Eugenio, no fue detenido yfusilado por tener de 13 a 14 años de edad, aunque en principiofiguraba en la lista fatídica.

Sobre las doce de la mañana del día 23 de agosto de 1.936, proce­dente de Alcubilla de Avellaneda llegó el camión, conducido por el"Charramán" y mandada. por el guardia civil López, a quienes acompa­ñaban: un zapatero de El Burgo de asma, cuyo establecimiento estabasituado en la plaza que hay junto al Ayuntamiento; un "Campanero" deEl Burgo de asma apellidado Otín; un estanquero de Alcubilla de Ave­llaneda, llamado Eduardo y varios individuos más, cuyos nombres no serecuerdan con precisión, pero que se saben eran de El Burgo de Osma,todos con camisa azul y armados.

Inmediatame;¡te dieron un bando para que el vecindario llevara alAyuntamiento cuantas armas y cuchillos tuvieran. Dócilmente, los veci­nos cumplieron el mandato; y al llegar cinco de los seis fusilados (alotro, Ignacio Viñarás, lo cogieron en las eras) quedaron detenidos.Isidro de León, de 16 años, tuvo el coraje de enfrentarse verbalmentecon el alcalde del Movimiento, Felipe Muñoz. A los detenidos, el sar­gento López les dijo: "Todos los que han votado a las izquierdas han dequedar aquí sepultados", dando al mismo tiempo una fuerte patada enel suelo.

Quedaron detenidas en el Ayuntamiento las personas mencionadas,custodiadas por vecinos del pueblo; y al mismo tiempo se establecióotra vigilancia en las esquinas de la localidad. Al tío "Marianito" letoco estar de vigilancia en un arroyo cerca de la carretera. Este serviciode vigilancia, ordenado por el sargento López y compañía, fue cumpli­mentado debidamente, aunque se cree, que no todos los vigilantes, lo

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2. Paraje IIAltos de Herrera".

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hicieron con idéntica satisfacción. En unos brillaba la alegría y, enotros, predominaba el miedo, eterno contraste tan repetido en el pro­ceso de represión en tantos pueblos de la provincia de Soria.

Dispuestas así las cosas, los falangistas fueron a comer con toda tran­quilidad a la .tabernita del señor Pedro de Miguel, "el tío Folías".Terminada la comida, con las consabidas copas y las bromas y brindisacostumbrados, "por el Imperio hacia Dios", "Arriba España", etc.,regresaron eufóricos y ardorosos, llenos de fervores (o furores) patrió­ticos al Ayuntamiento. Los detenidos, bien maniatados, fueron introdu­cidos en el camión y arrojados al fondo del mismo, emprendiendó viaje

. a Arganza, donde detuvieron al maestro, Angel de León(l), marchandoseguidamente al paraje"Alto de Herrera", donde serían fusilados.

No hubo auxilios espirituales. Quienes fueran sus ejecutores, si bienalegarían siempre defender a Dios y a los valores del espíritu, no sepreocuparon de que aquellas personas destinadas a ser asesinadas, pu­dieran todas, o algunas, desear realizar la confesión. Al parecer tenían

•prISa.Días después del fusilamiento, a un hijo de una de las víctimas. Igna­

cio Viñarás, llamado Félix, le dieron una escopeta para que hicieraguardia cívica, dentro de la organización denominada Acción Ciudadana.Es fácil suponer la tragedia del pobre muchacho y el estado de su espí­ritu, teniendo que actuar forzado por el miedo, a las órdenes de quieneshabían facilitado o ayudado a consumar el asesinato de su padre. Casoscomó éste se dieron muchos a lo ancho y largo de la provincia y en lamisma capital de Soria.

Las víctimas fueron enterradas por vecinos de Ucero, entre ellos, elsr. Felipe "el Truchero", según mandato del alcalde de dicho pueblo,que a su vez cumplía órdenes del sargento López.

Hermenegildo Pérez, maestro de Santa María de las Hoyas, padre deManuel Pérez, "Manolete" ("Manolete" murió hace poco más de tresaños en San Leonardo y fue objeto de un clamoroso homenaje popu­lar) también iba a ser detenido y fusilado con los demás, pero momen­tos antes de la llegada de los falangistas, tuvo la intuición o sospecha deque algo iba a suceder y colocó el crucifijo en la escuela y quitó la ban­dera republicana. Esto le salvó la vida.

(l).- El maestro Angel de León fue ejecutado en el "Alto de Herrera". Como a otros compañe.ros suyos, se le suspendió de empleo y sueldo meses después de ser fusilado. Para todo lo refe­rente a profesores y maestros represaliados "administrativamente" en. la Guerra Civil, véase elApéndice núm. 1 de este libro.

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