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153 El mundo de las creencias Una visión de la espiritualidad caribeña RAMÓN CARRILLO ÁNGEL El dinamismo, la magia, el totemismo, etc. no poseen solamente un aspecto sociológico, sino que entran también en el campo de la creencia, en poder y fuerzas sobrenaturales y de sentimientos de unión (re-ligio) a ellos. De ahí que los abarquemos, junto con la religión, dentro del concepto “mundo de las creencias”. 153 (Dittmer, 1960. Citado por Aquiles Escalante en “Algunas creencias y prácticas religiosas afroamericanas”, Presencias y ausencias culturales, Corprodic, Bogotá, 1993). www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia

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El mundo de las creencias

Una visiónde la

espiritualidadcaribeña

RAMÓN CARRILLO ÁNGEL

El dinamismo, la magia, el totemismo, etc.no poseen solamente un aspecto sociológico,

sino que entran también en el campo de lacreencia, en poder y fuerzas sobrenaturalesy de sentimientos de unión (re-ligio) a ellos.

De ahí que los abarquemos,junto con la religión, dentro del concepto

“mundo de las creencias”.

153

(Dittmer, 1960. Citado por Aquiles Escalanteen “Algunas creencias y prácticas religiosas afroamericanas”,Presencias y ausencias culturales, Corprodic, Bogotá, 1993).

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Este undívago mar Caribe que nos abraza y nos

sustenta ha sido escenario de una de las más pro-

líficas simbiosis culturales del mundo moderno.

Expuesto como estuvo a tantas travesías de oríge-

nes múltiples, cuyos intereses se entrecruzaban en

inextricables andaduras, sus aguas vieron surcar dei-

dades, fuerzas sobrenaturales, misterios sobrecoge-

dores, rumbo a las feraces tierras que aquí y allá se

desparraman por su azul inmensidad.

Por eso, mujeres y hombres caribeños llevan pe-

gada a su ser una visión maravillosa sobre sí mismos,

su origen, su destino, su hábitat, la vida y la muerte.

Temas todos de la más antigua raigambre desde que

el hombre es hombre.

Esto se evidencia si echamos un vistazo panorámi-

co a las concepciones primitivas de los aborígenes que

habitaban islas y costas continentales antes de la in-

cursión colombina; luego a la intrépida aventura del

almirante de la Mar Océana que trajo consi-

go la cruz y la espada de Occidente

y abrió el camino al torrente de

conquistadores europeos cu-

yas creencias e ideas pronto

se expandieron por todos los

territorios descubiertos; des-

pués a la impresionante etapa

de esclavitud africana regada

por los campos del Caribe, pobla-

da de miedos, esperanzas, sumisión, rebeldía, y encar-

nada en sus dioses nostálgicos, sus ceremonias, sus

cantos y bailes, sus palabras encantadas; y por último

a las centurias posteriores iniciadas por el mestizaje

entre las tres razas primigenias, enriquecido con el

aporte de otras muchas migraciones, de mayor o me-

nor tamaño, que sentaron sus reales en estas tierras.

El Caribe se convirtió en terreno abierto, apeteci-

do por todos –quizá como lo fue la antigua Grecia en

sus orígenes–, en zona de con-fluencia, lo cual permitió que allí

f lorecieran las más disímiles

creencias anudadas en un hilo

conductor común: el cultivo del

espíritu; anudamiento que hizo po-

sible su convivencia, muchas ve-

ces en condiciones harto ásperas

y difíciles.

Así, pues, encontramos aquí

tradiciones espirituales de cuño

cristiano, hinduísta, judáico, islá-

mico y afrocaribe. Conviven y en

veces se funden y confunden san-

tería, vudú, kali mai, palo monte,

obeah, orisha, winti, rastafari y es-

piritismo con pentecostalismo, confucianismo, fe espi-

ritual bautista, congregacionalismo, evangelismo, el

más rancio catolicismo y, actualmente, la teología de

la liberación.

Estas diversas creencias estaban alimentadas por

situaciones comunes entorno a la enfermedad, la vida

y la muerte. Por ser zona de confluencia, el Caribe

se convirtió en caldo de cultivo para los más variados

gérmenes patógenos introducidos desde lejanos con-

tinentes, que aunados a los endémicos de la región,

produjeron en los pobladores terribles estragos.

Como medio para solucionar el problema, ante la

relativa impotencia de la medicina occidental de la épo-

ca, la población se refugió en sus creencias nativas,

cultivó sus ritos ancestrales y depositó en ellas su fe.

La lucha por la vida ante la enfermedad sacó a relucir

la fortaleza del espíritu y con él combatió denodada-

mente hasta convertirlo en horizonte interpretativo otor-

gador de significados, dador de sentido.

Tratamiento deenfermedades.

Ilustración deTheodore de Bry,

1570.

El tambor seconstituye en el

principal instrumen-to ritual.

Conviven y en veces se funden y confunden santería, vudú, kali mai, palo monte,obeah, orisha, winti, rastafari y espiritismo con pentecostalismo,

confucianismo, fe espiritual bautista, congregacionalismo,evangelismo, el más rancio catolicismo y, actualmente, la teología de la liberación.

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Las enfermedades atacaban primordialmente al

cuerpo, pero la ansiedad, el terror frente a lo desco-

nocido, la disminución de la reserva física, los miedos

milenarios hicieron que se afectara también el alma.

Sin embargo, recurriendo a la más honda raíz de las

creencias, los caribeños cultivaron empecinadamente

sus fuerzas espirituales, consideradas en forma unáni-

me como muy superiores a la materia corporal y capa-

ces, por supuesto, de intervenirla y curarla.

Quizás esto haya motivado el auge de la fitoterapia,

tan intensivamente ejercitada por los indígenas nati-

vos, que consideraban la naturaleza como ser vivo,

poblada de espíritus a los cuales se podía controlar

mediante ritos y que se manifestaban a través de los

vientos, las aguas, el humo, los animales y, sobre todo,

las plantas. Estudiarlas, aprender de ellas y en ellas el

mensaje de los dioses y usarlas para la sanación era

dotar de sentido a la existencia. A ello no era ajena la

innúmera cantidad de esclavos africanos traídos al

Caribe. De allí el extensivo uso de sustancias curativas

extraídas de raíces, hojas, tallos, flores, frutos, y la pro-

liferación de sus correlativos ritos de sanación.

Aun, el cristianismo aportó su grano de arena por

medio de las referencias a seres sobrenaturales, des-

de ángeles y santos hasta espíritus demoníacos, que

se involucraban activamente en

la humana naturaleza para en-

derezarla o torcerla o para con-

ceder premios y castigos. La im-

portancia de la religión cristia-

na, especialmente del catolicis-

mo, amén de las ya manidas ala-

banzas o críticas a su gestión po-

lítica y cultural, es insoslayable

por la profundidad de sus efec-

tos evangelizadores y la amplia

cobertura de los mismos.

Dimensionó en el ámbito Cari-

be otra forma de ser espiritual,

muy diferente de aquellas

autóctonas o venidas del África,

cuyo poder se manifestó no so-

lamente en concreciones socia-

les y políticas, sino también en

prácticas espirituales armoniosas, metódicas y fructí-

feras.

La espiritualidad caribeña no queda encerrada,

después de varios siglos, en los recintos sacros sino

que rompe sus diques. En una simbiosis inenarrable

va formando la entidad Caribe, si se quiere la identi-

dad Caribe –aunque sea tema de debate en otras cir-

cunstancias y desde otras perspectivas– que se viven-

cia en las danzas expresivas y, en ocasiones, desenfa-

dadas, en las letras de sus can-

tos, cadenciosas, plenas de

cuentos maravillosos capaces no

sólo de transmitir sino de produ-

cir estados de ánimo, en sus for-

mas de vestir coloridas y frescas.

El tremendo impulso crea-

dor de las gentes del Caribe es,

desde mi punto de vista, la ex-

presión vital del espíritu cultiva-

do entre las aguas y el cielo azu-

les, el viento que despierta el

ulular de las arboledas e impul-

sa la ola hacia la playa y, por en-

cima de todo, entre el horizonte

infinito del mar, del mar Caribe,

y el cielo abierto, que hacen im-

posible no desarrollar una visión

religiosa y espiritual del mundo.

Danza ritual del culto vudú.

Altar característicode la santería

Después del sofocante anochecer, los cuerpos estaban como relajados compartiendoel alivio de las plantas abiertas entre las pérgolas del parque. Las platabandas, orladasde bojes, despedían vahos de campo recién arado.

ALEJO CARPENTIER, El acoso

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GLOSARIOEsta es una sucinta descripción de

algunas creencias religiosas citadas y

que no son de común dominio:

VUDÚ: Complejo sistema de ritos,

creencias, principios metafísicos y prác-

ticas respecto de aspectos sagrados, má-

gicos, iniciáticos y paranormales, cuya

ritualidad – transmitida por vía oral– es

intuíble aunque muy difícil de conocer

y penetrar por su propensión a exaltar

lo imaginativo y fantasioso. Según sus

creencias, entre el Creador y las creatu-

ras siempre habrá una gran distancia,

la cual es ocupada por los Loa, espíri-

tus intermedios (puentes) de naturaleza diversa, capa-

ces del bien y del mal, poseedores de sentimientos y

temperamento benévolos para resolver problemas de

orden práctico si se los maneja adecuadamente, pero

enemigos poderosos en el caso contrario. Como el

hombre se encuentra a merced de las circunstancias,

los Loa están facultados para intervenir en los destinos

de los individuos, sea mediante la manipulación de

sentimientos o de la modificación de las fuerzas natu-

rales; son muy susceptibles a la devoción y a la mane-

ra como se les invoca. De ahí la importancia del ritual.

SANTERÍA: está fundada en el sincretismo, la bru-

jería y la espiritualidad. Cree que el mundo se encuen-

tra poblado por espíritus y dioses asociados con los

elementos naturales, comunicados permanentemente

con los humanos y, por esto, capaces de influir negati-

va o positivamente en sus vidas. Dado que el mundo

de los espíritus y el de los hombres es uno y el mismo,

la brujería es el medio para comunicarse e intervenir

sobre la naturaleza y, así, conseguir la felicidad. Adop-

ta el santoral y muchas historias bíblicas cristianas

asociándolas con deidades y espíritus yorubas.

Diferentes dibujos simbólicos(vèvè) de los Loa,

espíritus intermediosde naturaleza diversa.

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KALI MAI: religión proveniente del sur de la In-

dia, recaló primordialmente en Guyana y Trinidad,

alentada por el grupo reformista Siewnarinee, que le

rinde culto a la diosa madre Mariamma bajo la forma

de Kali. Durante las ceremonias los devotos represen-

tan Nargums (historias poéticas del Ramayana y leyen-

das pránicas) acompañadas de cánticos votivos o popu-

lares. En ocasiones se celebran ceremonias secretas en

las que, entre parientes y amigos, el oficiante se dirige

a un lugar selvático en donde le corta la cabeza a un

carnero mientras eleva cánticos y mantras en honor de

Kali. Se culmina con la procesión de regreso a casa a

los gritos de “ja Kali Mai”. Allí los espera una gran cena

con cabra al curry y Bhang (cocción de cannabis).

PALO MONTE: resultado de la transculturación de

creencias bantúes con la iniciación de los criollos ame-

ricanos, especialmente en la región Caribe. Su funda-

mento es el Nganga, recipiente en el que se aúnan va-

riados objetos y sustancias minerales y orgánicas con el

alma de un difunto o un espíritu escogido por arte adi-

vinatorio, puesto bajo la voluntad del iniciado mediante

un pacto llamado ’Rayamiento’. En el fondo del Ngangahay un círculo representativo del cosmos centrado en

el sol, cuyos puntos cardinales (N-S-E-O) se correspon-

den con fuerzas denominadas Nsambi. Todos estos sím-

bolos sagrados se llaman ’Firmas’ e identifican al funda-

mento. Representan los poderes sobrenaturales y la efec-

tividad de la labor realizada.

ORISHAS: de acuerdo con la santería, son los emi-

sarios de Oludamare (dios omnipotente, padre) que

regentan las fuerzas naturales y los asuntos humanos.

Los principales orishas son: Ochún (gobierna el cono-

cimiento, el amor, la fecundidad, ríos y riachuelos);

Yemayá (madre de la humanidad, fuente de las rique-

zas, regente de la maternidad, diosa del mar); Eleggua

(mensajero, dios de caminos y puertas); Orunila (dios

de la sabiduría y la adivinación, testigo de la creación);

Echú (encargado de llevar las peticiones a los demás

Orishas y traer sus respuestas); Ogún (dios de la gue-

rra, el hierro y la técnica); Obatalá (dios del norte, pa-

dre directo de los otros Orishas, creador del mundo y

el hombre; Obá (esposa de Ogún, regente de vientos

y puertas de cementerios); Changó (dios de truenos,

fuego, relámpagos, danzas y placeres). Cada Orisha

ayuda a mejorar la existencia del hombre y se constitu-

ye en la primera línea de protección vital.Piedras “mágicas” yotros objetos, propiosdel culto Palo Monte.

La adopción de la fecristiana no fue para losnegros esclavos cosade devoción, sino másbien principio desupervivencia. Parapoder mantenerincólumes suscreencias los esclavosque fueron llevados porlos españoles a Cuba,tuvieron que enmasca-rar a sus dioses con elrostro y la sagradaindumentaria de lossantos y vírgenes de losconquistadores.

CABO CAMARÓN, HONDURASRuta colombina realizada por Mauricio Obregón y Samuel E. Morison en 1963.

Foto tomada del libro The Caribbean as Columbus saw it.

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OBEAH: es una de las más desconocidas y miste-

riosas prácticas mágicas provenientes de la tradición

africana. Religión terrestre, velada por el secreto, su nom-

bre significa “poder oculto” entendido como dinamis-

mo que se usa para empoderar las palabras de la bruje-

ría, así como formas prácticas de magia y de comunica-

ción con los dioses. Incluye elementos del chamanis-

mo, fácilmente reconocibles, con el propósito de obte-

ner conocimiento. El Obeah se concibe como una “To-

rre de Poder”, una enorme cripta de conocimiento-po-

der a la que se accede por vías secretas.

RASTAFARI: defiende la creencia en el Cristo Ne-

gro del antiguo reino salomónico de Etiopía, el supre-

mo Adonaí, mandatario espiritual único de todo lo crea-

do. Su genealogía comienza con Salomón y la reina

de Saba (Makeda de Sheba) y su hijo Melenik I. Cree

en las manifestaciones del espíritu de Yo y Yo, en una

manera de vivir basada en las prácticas cristianas de

paz y amor, de hermandad entre hombres y mujeres,

pero: ¡aquí y ahora! y no en un mundo futurible.

Rastafari es el grito que redime de la desigualdad, la

pobreza, la opresión, la esclavitud y de todos los pro-

blemas actuales a la humanidad. Se ha arraigado en

Jamaica y extendido a muchas otras partes, sobre todo

gracias al impacto de la música reggae.WINTI: manifestación religiosa propia de Surinam.

Tiene como símbolos los cuatro elementos (tierra ma-

dre, agua, aire y fuego) y actos rituales muy particula-

res mediante los cuales crea y cuida el equilibrio en-

Rito del Obeah, “Torre de Poder”.

Las orishas Obá y Ochún.Arte Orisha: Ilustraciones

de Francisco Santos(Brasil).

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tre las fuerzas conocidas y desconocidas de

la naturaleza. Es una visión filosófica y

espiritual que abarca aspectos reli-

giosos, médicos, mágicos y socia-

les. La espiritualidad y la magia

juegan un papel preponderante.

Hay magia entre los espíritus de

los elementos y los mundos de

los hombres, entre éstos y la na-

turaleza, entre los hombres y

sus ancestros. Por ello el Tran-

ce es ineludible para estable-

cer la comunicación entre

ellos. El Trance es magia

pero también un estado na-

tural del espíritu que posi-

bilita la unión de lo natural

con lo sobrenatural.

CONFUCIANISMO:

según las analectas atribuidas al pensador chino Kung-

fu-tze (551-479 a.C.) toda persona puede llegar a ser

sabia si actúa en concordancia con el Li, o normas

regulatorias de las relaciones sociales que las hacen

apropiadas. Estas normas se sintetizan en dos máxi-

mas. “No hagas a los demás lo que a ti no te gustaría” y

“Haz a los demás lo que a ti te gustaría que hiciesen

contigo”(ser benevolente). El objetivo de esta prácti-

ca es llegar a ser hombre superior (ser

benevolente ejerciendo el Li).

PENTECOSTALISMO: es un movi-

miento que, desde el cristianismo,

trasciende la pertenencia eclesial

exclusiva y se presenta como sig-

no de la fuerza del Espíritu San-

to (Pentecostés); como acción

divina. Es, pues, una experien-

cia religiosa del suceso

pentecostal originario (léase, en

el Nuevo Testamento, los “Hechos

de los apóstoles”), una espirituali-

dad fundada en la vida cristiana

primitiva.

CONGREGACIONALISMO:

doctrina protestante que sostiene a

la iglesia local como única y autén-

tica forma de eclesialidad. La direc-

ción de cada iglesia local reposa en

la asamblea de sus miembros.

BAPTISTAS: denominación protestante que consi-

dera a las Sagradas Escrituras como única fuente de fe

y vida. Cada persona, inspirada por el Espíritu, tiene

libertad total para interpretarlas. Sólo pueden pertene-

cer a la Iglesia de Cristo aquellos que se han bautizado

luego de una profesión personal de fe, es decir, jóvenes

y adultos. El bautismo, practicado por inmersión total

en el agua, no concede por sí mismo aunque sí simboli-

za la regeneración. La eucaristía como el bautismo

–los únicos dos sacramentos aceptados– no pro-

ducen gracia, son meramente simbólicos.

RAMÓN CARRILLO ÁNGEL,filósofo y profesor universitario.

Culto Winti,propio de Surinam.

La influencia deBob Marley y sumúsica, ha sidofundamental parala expansión delrastafari fuera deJamaica.

EL FRONTÓN DE GUAPÁN, PANAMÁRuta colombina realizada por Mauricio Obregón y Samuel E. Morison en 1963.

Foto tomada del libro The Caribbean as Columbus saw it.

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