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    RECUERDO DEL PRESENTE

    Ensayo sobre el t iempo histr ico

    Paolo Virno

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    A Lucio Castellano

    I n memoriam

    Traduccin al espaol: Eduardo Sadier

    Revisada y corregida por: Floreal Ferrara

    Febrero 2003

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    Prim era part e

    El fenmeno del dj vu y el fin de la Historia

    Hemos vuelto all

    Donde no habamos estado jams

    Nada, como no muerto, est cambiado.

    Giorgio Caproni

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    Premisa

    El objetivo preliminar de estas pginas es probar la relacin entre la teora de la memoria yla filosofa de la historia. El funcionamiento de la facultad mnsica, sus performances(en ingls enel original. N. del T.) y sus patologas nos ofrecen, tal vez, categoras y lxicos adecuados para darcuenta de la experiencia histrica, despus que el burdel del historicismo (as, con tal falta detacto, se expres Walter Benjamin)1 ha cerrado sus puertas.

    El tema se presta a mltiples equvocos. Y por lo menos de algunos es convenientedesembarazarse rpidamente. En primer lugar: no se trata de equiparar el pasado colectivo a loCombray de Proust, ni de reducir la empresa historiogrfica a una degustacin de petitesmadeleines (en francs en el original. N. del T.). Miniaturizar la historia, imponindole la casacadomstica del tiempo vivido: he aqu una melanclica solucin de expediente, de esquivar conhabilidad. Esta es slo la medida profilctica (o el expediente compensatorio) de aquellos que,aunque recalcitrantes, no se arriesgan a sustraerse a la fascinacin del burdel historicista. Aqudeseamos explorar un camino totalmente distinto. Antes de constipar la res gestae y sus

    narraciones en la cocina de las evocaciones biogrficas, es preciso aprehender los aspectos nopsicolgicos, suprapersonales, pblicos, de los conceptos con los cuales se analiza la formacin, yel desmejoramiento, del recuerdo.

    Pero en qu consiste el significado suprapersonal de los procesos mnsicos? A propsito deesto se perfila un segundo equvoco, opuesto y especular al anterior. Su nombre es: memoriahistrica. Como es sabido, con esta frmula se designa la conciencia de los eventos transcurridosy su durable influencia sobre la situacin actual. Puede tomarse como una metfora paralela: msque de memoria deberamos hablar de conocimiento o de cultura histrica. Y es adecuado a fin dedeterminar la forma, y tambin la crisis, de tal conocimiento o cultura (por lo tanto de la mismamemoria histrica) que debamos recurrir, tal vez, a la constelacin conceptual atinente ala...memoria estrictamente (aquella, para entendernos, que cada uno trae desde la infancia). Esta

    equvoca frmula da por resuelto el problema desde el principio, antes de plantearlo. La memoriano es histrica en virtud del contenido particular (poltico o social, por ejemplo) de los recuerdos.Lo es, contrariamente, en cuanto facultadque distingue la existencia singular. Las estructuras yprocedimientos de esta facultad procuran, en efecto, una va de acceso a la historicidad de laexperiencia, de cualquier experiencia, de la experiencia en general. La memoria, que siempre esmemoria del individuo, constituye, sin embargo, una especie de recapitulacin ontogentica delos diversos modos de los seres histricos, como tambin la matriz formal de las categorashistoriogrficas. Precisamente tan solo all estn sus valores suprapersonales, su ndole pblica. 2

    1 W. Benjamin, Tesi di filosofia della storia (1942), en Id. Sul concetto di storia, a cargo de G. Bonola y M.

    Ranchetti, Einaudi, Torino 1997. Tesis diecisis: El historicismo postula una imagen eterna del pasado, elmaterialista histrico una experiencia nica con l. Ellos dejan que otros derrochen sus fuerzas con la meretriz Quehaba una vez en el burdel del historicismo.

    2 Es conocido que Rousseau elabor el concepto fundamental de su filosofa poltica utilizando una facultadexistencial, la voluntad, la cual, de todas, siempre parece la ms ntima, personal, secreta. Rousseau habla de voluntadgeneral. Menos conocido, pero igualmente significativo (y, quiz, mucho ms claro), es el recurso de Marx a la facultaddel intelecto para indicar la mxima potencia de la sociedad, aquella que siempre juntan los productores individuales.Marx habla de general intellect. Similarmente debemos considerar la facultad de la memoria. Con el objetivo, como sedice en el texto, de hallar categoras idneas para pensar la experiencia histrica, y, ms radicalmente, la historicidad dela experiencia. Voluntad- poltica, Intelecto- vnculo social, Memoria- historicidad? Una fuerte duda surge a propsitode la primera conexin, no de las otras dos. El estudio de las facultades existenciales para comprender aquello mssuprapersonal (o menos privado) tiene su antecedente decisivo en el Libro X del De Trinitate de Agustn. All se

    instituye una analoga (mejor sera decir un isomorfismo) entre el Padre y la memoria, el Hijo y el intelecto, el EsprituSanto y la voluntad. La memoria, que imperfectamente bosqueja la naturaleza del Padre, no es considerada por Agustncomo una facultad cualquiera, equiparable a las otras: ella coincide, por sobre todo, con toda la vida de la mente; es elmbito o contexto en el cual se inscriben todas las facultades particulares, comenzando por el intelecto y la voluntad. La

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    Es conveniente algn ejemplo para orientar la mirada. Psiquiatras y neurobilogos 3 ubicaronentre las causas del olvido a dos tipos de interferencia: el primero, denominado retroactivo, es eldisturbio que una nueva informacin acarrea al recuerdo de un evento anterior; la otrainterferencia, denominada proactiva, es, opuestamente, el obstculo, inherente a la situacinexperimentada actualmente, para memorizar lo que suceder a continuacin. Resulta evidente laimportancia que los estudios de las diferentes interferencias pueden asumir para la filosofa de la

    historia. Del mismo modo, no es difcil intuir la pertinencia, en el mbito historiogrfico, de ladistincin entre memoria de procedimiento(el pasado representado en un saber- hacer o en unacostumbre, conservado como tcnica o ethos) y memoria semntica(evocacin explcita de signosy significados inherentes a sucesos alejados en el tiempo). Y todava consideremos cuan prensilesy claros pueden revelarse nociones como: hipermnesia (incremento de la capacidad mnsica encaso de peligro o trauma); criptomnesia(cambiar un recuerdo, que aflora imprevistamente, poruna idea totalmente nueva); allomnesia (atribuir a una experiencia pasada un contenido o unaubicacin distinta de la real). Finalmente, no se relaciona, tal vez, el ncleo esencial de todopensamiento histrico con la antigua pregunta, elevada por Agustn, de qu cosa es el recuerdode un recuerdo, sino, por sobre todo, el recuerdo de un olvido? 4

    Las pginas que siguen estn dedicadas, sin embargo, a un nico fenmeno mnsico: eldenominado dj vu. Con la conviccin que esta patologa especfica de la memoria arroja unaluz imprevista sobre un tema cannico de la reflexin histrica- filosfica, como tambin sobre unestado de nimo extendido y prepotente que caracteriza a la forma de vida contempornea. Eltema filosfico que actualmente se ha vuelto un estado de nimo corriente, es el de la detencinde la historia, o, ms radicalmente, el de su final.

    I. Mantenerse vivos

    Con la expresin dj vulos psiquiatras no definen la reedicin de un evento conocido delpasado, acompaada a lo sumo de estupor eufrico o aburrida condescendencia. Lo que est enjuego es una repeticin slo aparente, totalmente ilusoria. Se cree haber ya experimentado(viendo, oyendo, haciendo) algo que est sucediendo en este momento por primera vez. Seintercambia la experiencia en curso por la copia fiel de un original que, en realidad, no existinunca. Se cree reconocer algo que, opuestamente, recin se conoce ahora. Es por ello que,refirindose al dj vu, se habla tambin de falso reconocimiento.

    El dj vuno representa un defecto ni una alteracin cualitativa de la memoria, sino ladesenfrenada ampliacin de su potestad y sus dominios. Antes que limitarse a guardar trazos deltiempo transcurrido, ella se aplica a la actualidad, al cambiante ahora. El presente instantneo

    toma la forma del recuerdo, es evocado al mismo tiempo que se cumple. Qu otra cosa significarecordar el presente si no es probar la irresistible sensacin de haberlo ya experimentadoanteriormente? En cuanto objeto de la memoria, el ahora se disfraza de ocurrido, duplicndoseentonces en un entonces imaginario, un ficticio ya lo s. Y entre el evento actual, considerado

    memoria supera a las remanentes actitudes humanas del mismo modo que el ser supera (y comprende en s) todacategora ulterior. Por otra parte, en las Confessiones, Libro XIII, Agustn haba parangonado a la Trinidad a estas tresprerrogativas de la criatura racional: ser(en lugar de la memoria), conocer, querer. Sobre este punto, ver infra, Segundaparte, 8.

    3 Para aquel que se ocupa de la literatura neurobiolgica sobre la memoria, nos referiremos a continuacinespecialmente a: S. Rose, The Making of Memory, Bantam Press, London 1992; G.M. Edelman, Il presente ricordato

    (trad. It. De The Remembered present, Basic Books Inc., New York 1989); Rizzoli, Milano 1991; I. Rosenfeld, Theinvention of Memory, Basic Books Inc. , New York 1988.

    4 Agostino, Confessiones, Libro X, cap. 13 (Memoria del recuerdo) y 16 (Recuerdo del olvido).

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    una mera rplica, y el fantasmal prototipo anterior, no subsiste una simple analoga, sino la mscompleta identidad. Presente y pseudo- pasado, poseyendo el mismo contenido perceptivo yemocional, son indistinguibles. Las consecuencias son inquietantes: todo gesto y toda palabra queahora hago o digo, parecen destinados a recorrer de nuevo paso a paso la parbola fijadaentonces, sin que nada pueda ser omitido o modificado. Se siente que se elige y se quiere, perose elige algo impuesto y se quiere algo inevitable: as escribe Henri Bergson en Le souvenir du

    prsent et la fausse reconnaissance.5El estado de nimo asociado al dj vues el tpico de quien se compone para mantenerse

    vivo. Apata, fatalismo, indiferencia por un futuro que parece prescrito al detalle. Ya que elpresente viste las ropas de un pasado irrevocable, se renuncia a incidir en su sucesin. No sepuede cambiar aquello que ha asumido la semblanza del recuerdo. Por lo tanto se deja de actuar.O mejor dicho, se vuelve espectadorde las propias acciones, como si ellas fueran parte de unguin ya conocido e invariable. Espectadores atnitos, a veces irnicos, con frecuencia inclinadosal cinismo. El individuo a merced del dj vues el epgono de s mismo. A sus ojos la secuenciahistrica de los acontecimientos est suspendida o paralizada; ftil y hasta irrisoria parece ladistincin entre antes y despus, entre causa y efecto.

    El fenmeno del falso reconocimiento permite descifrar crticamente la idea fundamentalde toda filosofa de la historia: el final o el agotamiento o la implosin de la propia Historia.Sobretodo permite ajustar las cuentas con la versin contempornea, es decir postmoderna, deesta idea del noble linaje y del complejo rbol genealgico. La Historia se adelgaza hastadesvanecerse, en cuanto a las aspiraciones milenarias de anular la duracin (y, con ello, todaenervante postergacin) al acceder a la instantaneidad de las informaciones, a las tcnicas decomunicacin en tiempo real, a las actitudes de tomar los hechos casi antes que sucedan: heaqu lo que sostienen Baudrillard y nietos. 6 Pues bien, la afirmacin de un eterno presente, deuna actualidadcentrpeta y desptica, est provocada por el dj vu, es decir por aquella forma deexperiencia en la cual, para decirlo con Bergson, prevalece la impresin que el futuro estcerrado, que la situacin actual est desconectada de todo, pero que nosotros estamos conectados

    a ella.

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    En aos de historia colrica y galopante, Kurt Mannheim presagi: Es por consiguienteposible que suceda, en un mundo en el cual ya no haya nada nuevo, donde todo est acabado ycada momento sea una repeticin del pasado, que se d una situacin en la cual el pensamientoprescindir por completo de factores ideolgicos y utpicos. 8 Condicin post- histrica se dira,pero tambin, al mismo tiempo, condicin marcada por la patologa mnsica que discutimos aqu:no hay nada nuevo (...) y cada momento es una repeticin del pasado.

    Pero ahora debo interrumpir el juego de las asonancias y las analogas. A fin decomprender la indestructibilidad de la experiencia histrica y, al mismo tiempo, para refutar a lasmediocres ideologas que all alzan sus tiendas, es preciso observa ms de cerca el modelo efectivodel falso reconocimiento. De qu est hecho un recuerdo del presente? Cmo se forma? Qurevela?

    5 H. Bergson. Il ricordo del presente e il falso riconoscimento, en Id. Il cervello e il pensiero, a cargo de M.Acerra, Editorial Riuniti, Roma 1990, p. 110. El ensayo Le souvenir du prsent et la fausse reconnaissance, apareceprimero en la Revue philosophique de diciembre de 1908, y fue incluido por Bergson en el libroLnergie spirituelle,PUF, Pars 1919. El editor italiano ha traducido este ltimo ntegramente, pero con otro ttulo. Lo escrito acerca delfenmeno del dj vu (es decir,Il ricordo del presente citado) se extiende de la p. 87 a la 119 del Cervello e il pensiero.

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    J. Baudrillard,Lillusione della fine (1992), trad. It. De A. Serra, Anabasi, Milano 1993.7 Bergson,Il ricordo del presente cit. , p. 118.8 K. Mannheim,Ideologia e utopia (1949), trad. It. De C. Tommasi, il Mulino, Bologna 1985, p. 112.

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    2. El recuerdo del p resente

    A Bergson le debemos el anlisis ms incisivo del dj vu, tal vez el nico filosficamenterelevante (no carente de inters, pero muy genrico y rapsdico, es el escrito de Ernst BlochImmagini del dj vu). 9 De este anlisis conviene recorrer las etapas ms sobresalientes,

    separando dos o tres conceptos pasibles de ulterior desarrollo autnomo. Nuestra atencin vaprimeramente al ensayo citado, Le souvenir du prsent et la fausse reconnaissance, teniendo defondo, sin embargo, la mayor obra de Bergson sobre la memoria, es decir Matire et mmoire. Unpapel notable le ser luego atribuido a un texto que no parece tener mucho que ver con losestudios de los procesos mnsicos: Le possible et le rel. 10

    Segn Bergson, la cuestin importante no es saber porqu el dj vu surge en ciertomomento, en cierta persona, sino porqu no se produce en todas, a cada instante. 11Efectivamente, no estamos ante una anomala o degeneracin, sino ante un aspecto del recuerdonormal, que, normalmente, queda completamente disimulado. Perturbante, sino patolgico, es elbrusco desinters por este ocultamiento habitual. Se podra decir: el dj vues un momento de laverdad respecto del funcionamiento de la memoria; hace su aparicin en cuanto dicho

    funcionamiento se manifiesta por lo que realmente es, con una pureza inmaculada.La formacin del recuerdo, dice Bergson, no es nunca posterior a la de la percepcin, sino

    contempornea. 12 Lejos de ser la copia lavada o el fantasma tardo, la huella mnsica constituyeel indefectible correlato de la experiencia inmediata. Si el recuerdo fuese igual por naturalezapero de grado inferior a la percepcin (si fuese algo residual), estara excluida la simultaneidad, yhabra una coextensividad efectiva entre uno y otro. Y este es el punto de capital importancia: elrecuerdo, respecto a la percepcin, muestra una diferencia de naturalezay, simultneamente, unamisma potencia. Es un modo esencialmente distinto de tomar el mismo evento actual. El huidizopresente es siempre aferrado bajo dos perfiles distintos y concomitantes (concomitantesprecisamente por ser distintos): Desdoblarnos a cada instante en percepcin y recuerdo en todolo que vemos, sentimos, experimentamos, todo aquello que somos con todo aquello que noscircunda. Si tomamos conciencia de ese desdoblamiento, la totalidad de nuestro presente se nosaparecer a un tiempo, como percepcin y como recuerdo. 13

    El tpico sntoma del dj vu, es decir la reevocacin de cuanto est sucediendo ahora, estambin la condicin de posibilidad del recuerdo en general. No podramos tener memoria si ellano fuese, ante todo, memoria del presente. Pero entonces por qu motivo el dj vu es laexcepcin antes que la regla? Por qu no se lo constata en todos a cada instante? RespondeBergson: entre las dos formas heterogneas junto a las cuales viene el hic et nunc, el impulso parala accin privilegia siempre a la forma- percepcin en lugar de la forma- recuerdo. O mejor: laatencin a la vida (otro nombre del impulso prctico orientado al futuro) interpela, s, alpatrimonio mnsico, pero slo para extrapolar informacin que sea til para resolver las tareas

    apremiantes propuestas por la percepcin. Qu puede haber ms intil para la accin en cursoque un recuerdo del presente? l no tiene nada para revelarnos, no siendo ms que la rplica de

    9 E. Bloch,Immagini del dj vu, en Id. Volti di Giano (1965), trad. It. De T. Cavallo, Marietti, Genova 1994. Enlas conclusiones del ensayo, en forma de adjunto, Bloch reporta el resuman de una conversacin que, a propsito deesta patologa mnsica, tuvo con Walter Benjamin en una taberna de Marina Grande, en Capri, en el ao 1924. Elresumen fue redactado por ambos interlocutores.

    10 H. Bergson, Le possible et le rel, publicado originalmente en la revista sueca Nordisk Tidskrift ennoviembre de 1930, luego incluido en La pense et le mouvant, PUF, Pars 1938. En la edicin utilizada (PUF, Pars1975) el ensayo en cuestin est en las pginas 99-116.

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    Id.Il ricordo del presente cit., p. 102.12 Ibid,13 Ibid. P. 108.

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    la percepcin (...). Por esto, no ha de ser en el recuerdo donde nuestra atencin se distraigaobstinadamente. 14 Desaparece as de la escena el hecho basal: que nos acordamos de aquelloque sucede mientrassucede. Totalmente normal, es ms, imprescindible, este aspecto permanecesin embargo mal conocido y dejado de lado. La verdadera estructura de la memoria tiende aevidenciarse, por otra parte, cuando la atencin a la vida declina y se corrompe el gusto por laaccin. Tan solo ahora, en ocasin de una crisis, adquiere relieve el recuerdo del presente. El dj

    vuparece provocado, por lo tanto, por una imprevista disminucin de las tensiones vitales: de allsu excepcionalidad y su carcter inquietante. Pero esta es una explicacin poco ajustada.Sabemos, en efecto, que el falso reconocimiento coincide con un estado de apata e indiferencia:por lo tanto, atribuir la gnesis a la desatencin a la vida (esto es, precisamente, apata eindiferencia), es un crculo vicioso o, al menos, una tautologa. Confirmar: nada impide voltear elnexo causal, atribuyendo al dj vu(el pretendido efecto) aquella anquilosis de la accin y aqueldesinters por el futuro, que debi explicar su aparicin. Esta es la direccin argumental seguidapor Nietzche, en la segunda de sus Considerazioni inattuali(un texto al que luego retornaremos),donde afirma que la hipertrofia de la memoria no deja de causar un dao a la vida.

    Para no caer en la tautologa o el crculo vicioso es necesaria una mayor adherencia alproceso mnsico. El dj vu se interpreta (y define y desarrolla) nicamente sobre la base deaquello que lo constituye: sin pedir auxilio a elementos extrnsecos. Repitamos. El recuerdo delpresente se yuxtapone a su percepcin. Simultneos, coextensivos, referidos al mismo objeto, escomo recuerdo y percepcin muestran su heterogeneidad esencial. Ya no se puede decir: alrecuerdo le compete el entonces, a la percepcin el ahora, sino que conviene admitir: este esun presente percibido y un presente del cual se tiene memoria. Cuales son los signoscaractersticos de uno y otro, aquellos signos que le rinden hasta inconmensurabilidad? En quconsiste, finalmente, la diferencia de naturaleza, no de grado entre recuerdo y percepcin?

    3. Actual y virt ual

    En el ensayo sobre el dj vu, Bergson escribe: Nuestra existencia actual, que se desarrollapaso a paso en el tiempo, viene replicada en una existencia virtual, una imagen especular. Por lotanto, todo momento de nuestra vida presenta dos aspectos: el actualy el virtual, percepcin deun lado y recuerdo del otro. l se escinde en el mismo momento es que se da. O mejor, consisteen esa misma escisin. 15 Es slo un signo lacnico, privado de desarrollos ulteriores. Basta parasugerir una tesis enorme: la percepcin fija el presente en cuanto real, completo, resuelto enunvocos datos de hecho; el recuerdo lo trata, en cambio, en el mbito de la simple potencialidad,lo guarda como algo virtual. La diferencia entre las dos formas con las que pretendemos tomarposesin de nuestro ahora es, por lo tanto, una diferencia modal: modalidad de lo posible o

    modalidad de lo real, memoria de la potencia o percepcin del acto. En el dj vu ambasmodalidades, antes que elidirse o alternarse, se afianzan y operan al unsono: se da as laparadjica coexistencia de real y posible a propsito del mismo evento. Este evento parece, almismo tiempo, actual y potencial: pero eso es potencia de su propio acto, de s mismo en cuantoacto (no ya de un acto por venir); y, recprocamente, es acto de su propia potencia, de s mismoen cuanto potencia (no ya de una potencia anterior). Es difcil de vivir la situacin en la cual lovirtual se superpone a lo real. La vigencia sincrnica de las dos diferentes modalidades puedeprovocar un efecto hipntico, dilatando y congelando el inmediato hic et nunc.

    14 Ibid. P. 114-115.15 Ibid. P. 107.

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    Esta tesis (slo en parte deducible del texto bergsoniano) suscita prontamente un torbellinode problemas. Nos preguntamos: cmo puede ser que lo posible deba manifestarse en forma derecuerdo? Tambin cuando concierne al presente instantneo el recuerdo superpone sobre larepresentacin el signo del pasado. Pero no es bizarro creer que el pasado sea la moradaelectiva de lo virtual? Que eso, melanclico catastro del hecho acabado, constituya la dimensintemporal de la modalidad de lo posible? No estamos, tal vez, habituados a proyectar el potencial,

    aquello que todava no es, en el futuro? A considerarlo objeto de espera y de previsin, nuncabotn de la reminiscencia?

    Para comprender en qu sentido la virtualidad toma la formadel pasado, volvindose porconsiguiente prerrogativa de la memoria, es conveniente volver la atencin hacia otro ensayo deBergson, Le possible et le rel. Se trata, aparentemente, de un texto sin puntos de contacto conaquel dedicado al falso reconocimiento; ni siquiera es mencionada la facultad mnsica engeneral. Sin embargo, el acercamiento resulta claro, e incluso necesario. Bergson refuta la opinincorriente segn la cual: (a) lo posibleprecedea lo real, a modo de contrafigura larval; (b) es algomenosque lo real, puesto que, pese a asemejrsele en todo, carece del requisito decisivo de laexistencia. Dos equvocos correlacionados que se alimentan mutuamente. Bien visto, dice Bergson,un evento deviene posible nicamente en el momento en que se realiza. 16 La virtualidad escontempornea a la actualidad, surge con ella, la duplica. As, duplicando lo real, lo posible seimpulsa en el pasado, se instala con un movimiento retroactivo: a medida que la realidad se crea(...), su imagen se refleja hacia atrs en un pasado indefinido; se encuentra as siendo siempreposible; pero es slo en este preciso instante en que comienza a serlo. 17

    Cuando sucede un hecho determinado, adems de percibir la realidad, aprehendemostambin su trama potencial. Pero el ser- posible del hecho, si bien pertenece al presente, se vecomo ser- sido- posible: mediante un anacronismo sistemtico, por lo tanto. Precisamente porestar ubicado retrospectivamente en un tiempo anterior, en el virtual, en el actual: lo posible noes lo real, sino un acto del espritu que no rechaza la imagen en el pasado. 18 Bergson noespecifica cual es este acto del espritu con el cual se encarna la modalidad de lo posible. Parece

    lcita una conclusin unvoca. El dispositivo que, suspendiendo en el pasado la realidad actual, leconfiere un carcter potencial (incompleto, contingente), es el recuerdo. Precisando, el recuerdodel presente: aquel que pertenece al pasado en cuanto a la forma y al presente en cuanto a lamateria. 19 A l tan slo se le debe el anacronismo inevitable, que siempre instituye de nuevo lavirtualidad. Escribe Bergson: lo posible es el espejismo del presente en el pasado. 20 Estosignifica: lo posible es el hic et nunc hecho objeto del recuerdo, colocado bajo el signo delentonces, reevocado en el mismo momento en que se lo vive. El orden de la potencia coincideen la identificacin con el de la memoria. Los errores simtricos, que se cometen comnmente apropsito del uno y del otro (creer que el recuerdo siga a la percepcin, creer que lo posibleprecedaa lo real), requieren de una nica enmienda. Lo virtual es simultneo a lo actualporqueelrecuerdo es simultneo a la percepcin.

    16 Id., Le possible cit. pp. 111-12: En jugeant (...) que le possible ne prsuppose pas le rel, on admet que laralisation ajoute quelque chose la simple possibilit: le possible aurait t l de tout temps, fantme qui attend sonheure; il serait donc devenu ralit par laddition de quelque chose, par je ne sais quelle transfusion de sang ou de vie.On ne voit pas que cest tout le contraire, que la possibilit implique la ralit correspondant avec, en outre, quelquechose qui sy joint, puisque le possible est leffet combin de la ralit une fois apparue et dun dispositif qui la rejetteen arrire. Lide, immanente la plupart des philosophies et naturelle lesprit humain, de possibles qui seraliseraient par une acquisition dexistence, est donc illusion pure.

    17 Ibid. P. 111.18

    Ibid. P. 110.19 Id.Il ricordo del presente cit. P. 108.20 Id.Le possible. P. 111.

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    Si consideramos aisladamente Le possible et le rel, se tiene la impresin que Bergson leniega todo valor autnomo a la modalidad de lo posible. El ser potencial no es ms que unreverbero del ser real, su imagen traspuesta anacrnicamente en el pasado. Parecen as resonarotra vez las tesis de los antiguos filsofos megricos, criticadas por Aristteles en la Metafsica, 21segn las cuales conviene considerar posible solamente aquello que es o ser. Esto cambia, sinembargo, apenas se conecta el tema de la virtualidad al de la memoria (y en particular al anlisis

    del dj vu). Sabemos que el recuerdo tiene una diferencia de naturaleza, no de grado, en suscomparaciones con la percepcin. Es un modo peculiar, no derivado, irreducible de aferrar elpresente. Pero tambin sabamos que lo posible, teniendo la formadel pasado, es estructuradocomo un recuerdo (all debe, en cambio, lo real ser uno solo con la percepcin). Por lo tanto,tambin entre lo potencial y lo actual subsiste una diferencia de naturaleza, no de grado: ambasmodalidades, si bien comparten el mismo contenido de experiencia, estn separadas por un hiatoinsalvable. Lejos de resultar liquidada o desvalorizada, la potencia alcanza su acm cuandoperdura como tal al lado del acto correspondiente. La diferencia de naturaleza excluye laasimilacin, implica la independencia: lo posible no se anula en lo real, como si fuese un interludioprovisorio, sino que representa otro modo de ser, consistente en s mismo.

    El fenmeno del dj vu adquiere ahora mayor nitidez. l tiene que ver (como, luegoveremos, tambin la idea del fin de la Historia) con la experiencia de lo posible, o mejor, con susmeststasis invasoras. El punto crtico est en la transformacin de un recuerdo del presente enun falso reconocimiento: en el primero, lo virtual sale a la luz, hacindose ver junto a al actual;en el segundo, viceversa, el virtual es anulado del modo ms drstico, ya que toma el aspecto dealgo que ya ha sido real, de un acto sucedido anteriormente. El dj vusurge cuando se cambia laforma-pasado, aplicada al presente, por un contenido-pasado, que el presente repite con obsesivafidelidad. O: cuando se cambia el presente-posiblepor una pasado-real. La coexistencia de actualy virtual es difcil de experimentar, cierto, pero de por s no tiene nada de patolgico. La patologa(mnsica e histrica) consiste, sobre todo, en disimular aquella coexistencia que se ha entrevisto,en velar o exorcizar la dificultad que involucra. El falso reconocimiento protege, por as decirlo,de la incumbencia de lo posible que el recuerdo del presente seala.

    4. La temporalidad de l o posible.

    La temporalidad de la potencia posee su propio baricentro en el pasado. Esta afirmacinresulta, sin embargo, algo enigmtica. Para ilustrar el significado y alcance es bueno preguntarse,

    primeramente, de cual pasado se trata, cmo se articula el perenne estado ser del virtual. Nadamenos que una descripcin morfolgica, desde la cual afrontar la pregunta sustancial: a quexperiencia o modo de ser corresponde semejante ahora?

    El pasado en el cual se inscribe lo posible no es prximo ni remoto: en Le possible et le rel,Bergson habla de un pasado indefinido, de un incalculable de todos los tiempos, de un otro-cuandodesprovisto de partes. 22 Y en Le souvenir du prsent, leemos: En el falso reconocimientoel recuerdo no se halla ya localizado en un punto preciso del pasado: ocupa un pasadoindeterminado, el pasado en general (cursivas mas) 23 No est en juego este o aquel antiguo

    21

    Aristotele,Metafsica, IX, 1046b 28- 1047 29.22 Bergson,Le possible cit., p. 89.23 Id.Il ricordo del presente cit. p. 89.

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    presente, con su fisonoma inconfundible, sino un simple primero, que no se deja circunscribirdentro de la sucesin cronolgica: no hay fecha ni puede haberla. 24 El pasado-en-generalacompaa como un halo toda actualidad, pero sin ser nunca un estado actual. Acompaar es, portanto, la formapura de la anterioridad. Una forma a priori, en condiciones de someter a s todaexperiencia: delante de ella transcurre la actual y la prxima ventura. Es preciso reconocer queuna representacin puede portar el signo del pasado independientemente de lo que represente.25

    Si la representacin concierne a un pasado particular (fechable, definido), la forma-pasadose adhiere de tal modo a un objeto que pasa desapercibida. Viceversa, all donde el ahora serepresenta como un entonces (es decir, donde hay un recuerdo del presente), el pasado engeneral resalta en altorrelieve. El dj vues su epifana. La forma-pasado tiene que ver, adems,con la representacin del futuro. Cmo? El porvenir parece ya definido y archivado cada vez queadoptamos el tiempo verbal del futuro anterior. Seremos felices, tendremos muchas ocasiones,y as: en todos estos casos aceptamos que lo que no es ahora sea incluido en el pasado-en-general, no lo volvemos material de recuerdo. El futuro anterior es memoria del porvenir. 26

    Cualquiera sea la ubicacin temporal de la experiencia a la que nos refiramos, la forma

    pasado implica siempre una recesin del actual al potencial. Un hecho acaecido muchos aos atrses pasado en una doble acepcin: algo que fue percibido y algo que fue recordado mientrassuceda, un entonces real y un entonces virtual, un pasado ubicado cronolgicamente y unpasado-en-general. Un hecho del presente, como sabemos, muestra la propia duraderapotencialidad apenas se proyecta anacronsticamente su imagen en un pass indfini. Un hechoque suceda luego, serposible: la contingencia inherente a los estados de cosas futuras (ms bienlos rasgos salientes) slo lo ser porque se apoya en el pasado-en-general, porque tiene algo deanterior, porque est investida del recuerdo.

    En un clebre fragmento de las Confessioni,Agustn escribe: Resulta evidente que el futuroy el pasado no existen, y que es impropio decir: Tres son los tiempos: pasado, presente y futuro.Debera decirse: Tres son los tiempos: el presente del pasado, el presente del presente, el

    presente del futuro. Estas tres formas existen en el alma, no veo otro lugar como posible: elpresente del pasado es la memoria, el presente del presente es la intuicin directa, el presente del

    24 Ibd. p. 108.25 Ibd. p. 111.26 El tiempo verbal del futuro anterior es de relevante importancia tanto en el ensayo sobre el dj vu como en el

    de lo posible. Il ricordo del presente cit. ,p. 87: Mientras se asiste a un evento o se toma parte de una conversacinsurge la conviccin de que ya se ha visto aquello que se est viendo, ya se ha escuchado aquello que se escucha, ya seha dicho lo que se dice () en suma, se est reviviendo hasta en el mnimo detalle un momento de la propia vidapasada. La ilusin se torna tan perfecta que, mientras dura, uno siente posible predecir lo que est por ocurrir: cmopodramos no saberlo si sabemos que lo sabamos? (cursivas mas) Ibd. ,pp. 108-09: Cmo podramos haber vistouna parte de esa situacin si no la hubisemos visto toda? Podramos reconocer lo que se est desarrollando si noconociramos lo que ahora se desarrolla? No podemos, al menos en parte, anticipar a cada momento el momentosucesivo? () De este modo, frente a eso que est por suceder, me hallo siempre en la actitud del que reconocer, y,por ende, conoce. Y como no puedo predecir lo que est por suceder, est claro que no lo s. Pero preveo que lo habrsabido, en la medida que lo reconocer, vindolo. Este reconocimiento futuro que siento como inevitable, gracias a losimpulsos de mi facultad de reconocer, ejerce anticipadamente un efecto retroactivo sobre mi presente, colocndome enla extraa situacin de una persona que siente conocer aquello que sabe que ignora (cursivas del autor) EnLe possibleet le rel (cit., pp. 110-11), Bergson, negando que algo sea posible antes de ser real, concluye: Je vous accorde, tout auplus, quelle laura t() Quun homme de talento u de gnie surgisse, quil cre une uvre : la voil relle et par lamme elle devient rtrospectivement ou rtroactivement possible. Elle ne le serait pas, elle ne laurait pas t, si cet

    homme navait pas surgi. Cest porquoi je vous dis quelle aura t possible aujourdhui, mais quelle ne lest pasencore Sobre le futuro anterior como dimensin temporal de la modalidad de lo posible, me permito referirme a unescrito propio : Un dedalo di parole. Per una analisi linguistica della metropoli, en AA.VV., La citt senza luoghi,Costa & Notan, Gnova, 1991.

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    futuro es la espera. 27 Pues bien, semejante esquema, que hace del presente actual (objeto depercepcin o intuicin directa) su clave, es vlida para la modalidad de lo real no para la de loposible. A propsito del ser potencial, es preeminente el pasado, o, mejor an, lo indeterminadode tout temps. Parafraseando a Agustn, deberamos hablar de unpasado del pasado(el antiguorecuerdo del presente que ahora se afianza en esa percepcin); de unpasado del presente(elque emerge en el fenmeno del dj vu); de un pasado del futuro (la memoria del porvenir,

    instituida en el seremos).

    5- La lengua como pasado indefi nido

    Pasado que nunca fue actual, un antes sin fecha, la forma pura de la anterioridad: ese esel carcter estructural del tiempo que corresponde a lo posible. Pero la descripcin morfolgica esslo un paso preliminar. La forma-pasado no es, de hecho, una abstraccin mental (obtenibleaislando aquello que tienen en comn innumerables pasados particulares), ni un mero dispositivopsicolgico. Nada es menos formal que esa forma: no se limita a imprimir su sello sobre las ms

    diversas representaciones, sino que exhibe tambin un peculiar modo de ser. El pasado-en-general, ms que un cmo es, principalmente, un qu cosa: nos enva a un aspecto de laexistencia, se encarna en una experiencia concreta e ineludible. La siguiente tarea consiste, por lotanto, en comprender qu cosa esel pasado-en-general, o, lo que es lo mismo, en denominar lapotencia que contiene.

    El pasado-en-general es, en primer lugar, la lengua. Vale decir: el sistema fontico,lexicolgico, gramatical, que existe como inmensa potencialidad, como perenne potencialidad,nunca agotada o atenuada en el conjunto de sus realizaciones. Pero el trmino lengua tiene,aqu, un significado ms extenso, o menos riguroso, que aquel que le asign Saussure: indicatambin la actitud genrica del discurso articulado, en suma, el hecho mismo de que se puedehablar. Por lo tanto es la facultaddel lenguaje como tal, no slo el sistema de signos (lenguaen

    sentido estricto) la que ni consiente ni media el ejercicio.Segn los psiquiatras, la persona sujeta al dj vu se inclina, sin excepciones, a hallar

    extraa una palabra familiar. El vocablo se inmoviliza, frenando la frase, descarrilando el desarrollohabitual, adquiriendo un relieve especial, produciendo una especie de eco. Nos choca de improvisoalguna de sus caractersticas materiales (el exceso de vocales en uomo, por ejemplo), o elprepotente reaflorar de su etimologa, o una homonimia antes no percibida. La palabra familiar sedesdobla: la usamos para decir algo pero, al mismo tiempo, la colocamos entre comillas, como sifuese una cita. Es usada, pero tambin mencionada; percibida en su actualidad y, al mismotiempo, recordada como algo virtual. Por una parte, la mencin, simultnea al uso, sita en elpasado aquello que se est pronunciando. Por otra parte, la mencin evoca la pertenencia delvocablo a la infinita potencialidad de la lengua, restituye el dictum al mbito de lo decible,

    reconduce el acto de la palabra a la facultad que lo torna posible. Por un lado, por otro, pero hayen juego dos aspectos diferentes? O se trata de un nico y mismo asunto?. Bien visto, la mencinempuja a la palabra familiar hacia elpass indfini en cuantola asimila a la lengua. Esta ltima es,en s misma, pura anterioridad, otridad indeterminada. El entonces nunca es un estado actual,donde pueda asentarse lo proferido, esla facultad del lenguaje.

    La lengua es el pasado-en-general de los actos de la palabra, el antes no datable de todaenunciacin puntual e irrepetible. Pero aquello que vale para la competencia lingstica valetambin, sin diferencias, para cualquier otra facultad. La potencia del intelecto, es decir, la simpleactitud del pensamiento, es el pass indfini en el cual se inscriben todas las inteleccionesindividuales. Ms an: un placer particular, del cual gozo actualmente, revela nada menos que unandole virtual desde que el recuerdo (del presente) lo introduce en el ya entonces que constituye

    27 Agustn, Confessiones, XI, cap. 20 (Quanti sono i tempi?)

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    la disposicina provocar placer. Sin embargo, considerando el complejo de nuestras actitudes, noes difcil vislumbrar una asimetra. El recuerdo (del presente), que reconduce a la palabrapronunciada o al placer gozado a sus respectivas condiciones de posibilidad tiene, a su vez, supropia condicin de posibilidad (el mismopass indfini) en la facultadmnsica. A esta ltima lecorresponde, por ello, un papel preeminente. La memoria es el fundamento o la matriz de aquelpasado-en-general que antes identificamos, caso por caso, con diversas facultades (lengua,

    intelecto, etc.). Para decirlo de un modo distinto pero pertinente: la potencia mnsica es el Uno delos Muchos, el gnero de la especie. Las diversas facultades (poder hablar, poder gozar, etc.) sonel ya entonces, porque exhiben un modo de ser temporal, porque participan del Uno-memoria. 28

    Para evitar equvocos, es oportuno precisar otra vez que el pasado-en-general no es unadeterminacin cronolgica. La experiencia de la facultad no precede en el tiempo a la experienciade las performancesque la realizan; no se accede a la lengua sino en relacin a una expresinconcreta (ella ocurre como altroquandoo de touten-general es un antescontemporneoa suluego. Y aadir: el mismo hecho que simultneamente se den a ver como antes y luego es elsigno inequvoco de la diferencia radical (diferencia de naturaleza, no de grado) subsistenteentre ello. Justamente porque tiene el modo de ser del pasado-en-general (an siendo actual), lafacultad no es equiparable ni mucho menos reducible a laperformanceconcomitante.

    6- Dos t ipos de anacronismo

    El recuerdo del presente, lejos de coincidir con el falso reconocimiento (como afirmaBergson, quien utiliza las dos expresiones como sinnimos), lleva en s a su verdadero opuesto. Yahemos observado que mientras el primero provoca la experiencia de lo posible, el segundo ladisimula o la remueve. El presente recordado es virtual: potencia que con el acto (percibido) sinanularse. En el falso reconocimiento, por el contrario, la vigencia simultnea de los heterogneos(potencia y acto, precisamente) se camufla de repeticiones, repartidas cronolgicamente, del

    homogneo (el acto); el ahora-posiblees acabado por un entonces-real; el evento presenteparece la rplica automtica y alucinada de otro evento, consumado en un perodo anterior.

    Entre ambos casos opera un anacronismo: tanto la manifestacin como el ocultamiento delo virtual se sirven de un procedimiento contratemporal , postulando la transposicin del hic etnuncen el pasado. Es decir, nos hallamos ante dos tipos de anacronismo no slo dismiles sinoantitticos: formal (o, ms pretenciosamente, trascendental) aquel que enerva al recuerdo delpresente; real (y tambin fctico) el tipo opuesto, que se corresponde con el falsoreconocimiento. Anticipemos aqu que la idea de una parlisis de la Historia, como tambin elestado de nimo del cual se nutre, se origina en la subrepticia transformacin del anacronismo

    28 La primaca de la memoria sobre las otras facultades es sostenida, como dijimos (nota 2), por Agustn en ellibro X del De Trinitate. El papel extraordinario de la facultad mnsica est tambin subrayado por Hegel en laslecciones. El lenguaje es a la memoria como las herramientas al trabajo: La memoria aparece en el lado de lo que esconsciente; el lenguaje, del otro lado; tambin as, el trabajo de aquel lado, los instrumentos de este (G. W. F. Hegel,Filosofia dello spirito jenese [1803-04, primera edicin 1932] ed. It. Curada por G. Cantillo, Laterza, Bari 1984, p. 16).Y entonces: La conciencia existe primero como memoria y su producto, el lenguaje (Ibd.. p. 18). La memoria, laMnemosin de los antiguos, segn su verdadero significado, no consiste en el hecho de la intuicin o lo que sea productode la propia memoria, sino en el elemento universal y es llamada fuera de all, cuando se particulariza de un modoformal que no resguarda al contenido, sino en el hecho que la memoria transforma a aquello que habamos definidocomo intuicin sensible en el objeto-de-la-memoria, en algo recordado; ella quita del tiempo igualmente slo de modoideal la forma del espacio y del tiempo, en el cual se hallan fuera de s, y los pone en s misma como el otro de smismo. As la conciencia adquiere por vez primera una realidad (Ibd.. p. 24). Mucho despus, en la Enciclopedia delle

    scienze filosofiche (1827, 464, trad. it. de B. Croce, Laterza, Bari 1973), redimensionando la funcin terica delrecuerdo, Hegel insiste en que uno de los puntos ms descuidados y de los hechos ms difciles, en la doctrina delespritu, en la sistematizacin de la inteligencia, es concebir la posicin y el significado de la memoria, y comprendersus conexiones orgnicas con el pensamiento.

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    formal en anacronismo real. Origen, por ende, del vuelco del recuerdo del presente en un falsoreconocimiento.

    El anacronismo formal consiste en aplicar la forma-pasado al presente en curso. Pero laforma-pasado (o pasado-en-general) no es otra que la lengua, la facultad, la disposicin. Por lotanto, aplicar la forma-pasado al presente significa entender la palabra que se est profiriendocomo ndice o testimonio de la competencia lingstica; revisar en la prestacin especfica laactitud o capacidad que la consiente; relanzar el acto en desarrollo al interior de la dynamiscorrelativa; vislumbrar en el amado al amable. Introducidos anacrnicamente en el pass indfinique es la facultad, los eventos ahora experimentados son, ms que reales, siempre tambinpotenciales. La tesis de Bergson segn la cual toda representacin puede llevar el signo delpasado independientemente de lo que ella representa, se parafrasea as: en cualquier experienciase puede aprehender un antes sin fecha, y este antes es la actitud (el poder-hablar, el poder-gozar, etc.) Una representacin porta el signo del pasado toda vez que el hecho representadodeja entrever su propia condicin de posibilidad. El anacronismo formal permite considerar alpresente desde la perspectiva de la facultad. Y no slo el presente. El pasado-en-general, es decir,la inagotable potencialidad de la lengua o del intelecto, se hace valer igualmente a propsito de unevento acaecido en poca remota (en tal caso, como sabemos, es adecuado hablar de un pasadodel pasado), o de un evento por acaecer (es decir, el pasado del futuro). La temporalidad de lapotencia, vale decir, el anacronismo formal, corta en cada punto a la sucesin cronolgica lineal; yla dilata y complica.

    El recuerdo del presente muestra asla inextricable copertenencia de facultad y ejecucindeterminada, asla diferencia de naturaleza que impide reducir una a la otra. La copertenencia,porque se desarrolla, s, un recuerdo, pero del presente, del mismo presente que se estpercibiendo simultneamente: nico e inmediato es el hic tempsslo en el preciso instante en elque enuncia algo). Se podra decir: el pasado- et nuncque se bifurca en palabra dicha y lengua,goce y capacidad de gozar, comprensin puntual de cualquier cosa y potencia genrica delintelecto. La diferencia, porque es en cuestin el presente, pero de l sale, como sealamos, un

    recuerdo: el poder-ser de la actitud, figurando como un insondable entonces, se distinguesiempre de la accin realmente efectuada (con la cual, sin embargo, mantiene una relacin defrrea unidad). Pero qu cosa revela, finalmente, el recuerdo del presente exhibiendo laconcomitancia, y tambin el descarte, entre facultad yperformance? Nada menos que la gnesis,normalmente inaparente, del tiempo histrico. O, si se prefiere, la condicin fundamental en basea la cual el proceso de reproduccin de la vida se evade de un comportamiento prefijado einvariable.

    La diferencia entre los simultneos ahora potencial y ahora real, presente de la facultady presente de la performance es el basamento de toda experiencia propiamente histrica. Elbasamento y el manantial. A esa diferencia corresponde la misma historicidadde la experiencia.Hay historia en cuantola lengua, si bien se habla slo mediante un acto de palabra, no se resuelve

    nunca en una u otra emisin particular, y tampoco en la serie infinita de emisiones eventuales,sino que existe como potencia inactuable. Hay historia en cuantoun trabajo determinado o unainteleccin determinada son inseparables, y tambin absolutamente distintos, de las respectivasfacultades, la fuerza de trabajo y el intelecto. Hay historia en cuantoel flujo irreversible de losahora se cruza sin pausa con aquella perpendicular a la cual denominamos pasado-en-general: elahora individual, precedido y seguido de otros ahora puntiformes, hospeda en s mismo larelacin temporal pero nocronolgica entre el antes de la actitud (opasado del presente) y eldespus de las realizaciones.

    No seramos historia, en suma, si el instante que estoy viviendo fuese solamente percibido,antes que ser recordado mientras lo vivo; si la totalidad de aquello que vemos, sentimos,probamos no se desdoblase en cada instante en actual y virtual, percepcin por un lado y

    recuerdo por otro. El anacronismo formal, cuya prerrogativa es ostentar tanto el entrelazamientocomo el hiato entre lo posible y lo real, no es anti-histrico ni supra-histrico, sino, por as decirlo,historizante. La incomodidad y los dilemas que esto suscita a veces no derivan en absoluto de una

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    suspensin aparente del devenir histrico, sino ms bien de todo lo contrario: de la manifestacindirecta, casi emprica, siempre deslumbrante, de aquello que vuelve histrico al devenir.

    El anacronismo real distorsiona, invierte, oculta los procedimientos y resultados delanacronismo formal. Es una reaccin a este ltimo, un contragolpe o un antdoto, quiz una lneade fuga. La verdadera escisin de un mismo hic et nuncen potencia y acto viene transfigurada enrelacin diacrnica entre dos actos idnticos, entre dos hic et nunc distinguidos del mismocontenido perceptivo. En el anacronismo real la forma- pasado que confiere al presente uncarcter virtual, es reducida sistemticamente a un hecho del pasado, del cual el presenteproveer la copia adecuada. Qu comporta una reduccin similar?

    Sabamos que la forma-pasado (o pasado-en-general) es la lengua, las actitudes, lascondiciones de posibilidad. De modo que, cambiar la forma- pasado por un hechodel pasadosignifica concebir la competencia lingstica, es decir el simple poder-decir, como palabra ya dicha,conjunto de emisiones realmente efectuadas. La facultad es equiparada a una nica performance,o mejor dicho, a la performanceanterior que parece constituir el prototipo de aquella ejecutadaahora. La condicin de posibilidad de un evento es representada como otro evento, que sera elsosas arcaico del primero. La disposicin al placer est unida a los placeres gozados

    anteriormente, el intelecto coincide con una serie de intelecciones particulares, la fuerza de trabajoresulta indistinguible del trabajo pasado, amable resulta slo aquel que ya ha sido amado. Elanacronismo real niega la simultaneidad de potencia y acto, actitud y prestacin, pasado-en-general y presente instantneo; pero, precisamente por esto, niega tambin sus esencialesdiferencias. La lengua, rindiendo lo mismo que una enunciacin ya pronunciada, no puede decirsesimultnea a una enunciacin que se est pronunciando ahora mismo. Por otra parte, por elmismo motivo, es decir porque es asimilada a un acto de palabra (transcurso), la lengua parececonmensurable, mejor dicho, del todo homognea al acto de palabra realizado en el instantepresente. Entre dos hecho consumados, entre dos performances, no cabe esperar ningunadivergencia en el modo de ser. Si resta alguna diferencia, ser de grado, node naturaleza. 29

    El falso reconocimiento cierra el hiato entre potencia y acto que el recuerdo del presente

    ha colocado a plena luz. Identifica la facultad con el cmulo de sus elementos extrnsecos.Reabsorbe al pasado-en-general en el interior de la secuencia cronolgica. Pues la duraderadiscrepancia entre potencia y acto, lengua y palabra dicha, fuerza de trabajo y trabajos especficos(aquella discrepancia que sucede conjuntamente con su simultaneidad o copertenencia), es lamatriz del tiempo histrico. Por lo tanto el falso anacronismo oculta la historicidad de laexperiencia. El anacronismo real deshistoriza. Induce, por lo tanto, el estado de nimo en base alcual se llega a concluir que la Historia ya est agotada, que no hay nada nuevo () y cadamomento es una repeticin del pasado.

    Si ya ha sucedido todo, nada vale la pena. Cualquier accin es una rplica, o mejor, una citaextrada de un guin incuestionable. Pero, en concreto, qu cosa est prescripta en este guin?Cules son los actos que estamos siempre por repetir? Cmo se articula el imperioso pasado al

    cual debemos conformarnos con nuestra existencia de epgonos? Es imposible responder. Losgestos que producimos son imitaciones, s, pero no podemos indicar el original en el cual seinspiran. Lo igual, que siempre retorna, es ignoto. Estamos obligados a reproducir cualquier cosa,pero cualquier cosa indefinida, un no-se-qu cuyo contenido notamos slo despus de haberreproducido. De dnde nace la impresin de estar sujetos a una coaccin sin nombre, de

    29 El vuelco del anacronismoformal en el anacronismo real se asemeja tal vez a aquel gnero de malentendidosmuy insidiosos que Kant llama paralogismos de la razn pura. El paralogismo consiste en tomar una categora apriori (la categora de sustancia, por ejemplo) por un contenido cognoscitivo (as se afirma que lo puro, de lo cualdependen todas las categoras, comprendida aquella de sustancia, es eso mismouna sustancia). Se cambia aquello que

    se puede experimentar, es decir, acceder al fenmeno y representarlo, por una determinacin del fenmenoexperimentado. Del mismo modo, en nuestro caso el anacronismo real equipara la forma-pasado a un hecho del pasado,la lengua a una enunciacin ya emitida, etc. Se puede decir, por lo tanto, que el anacronismo real es el paralogismo dela memoria (y de la razn histrica).

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    fisonoma inasible? En su origen no hay ms que el presente, su doble carcter, su escisin enahora potencial y ahora actual.

    El falso reconocimiento es, precisamente, falso. La experiencia actual parece reeditar conmeticulosidad filolgica una experiencia previa, ya experimentada. Pero solamente parece: elevento anterior, elevado al rango de arquetipo, no ha tenido efectivamente lugar. Es la potenciainsita en este hic et nuncque toma la semblanza de un hecho antiguo, de aquel acto que pareceexigir despticamente su propia repeticin. Se desdobla as porque no logramos precisar qu cosaes la igual que retorna. A tiranizarnos, como un oscuro ante-hechoo un destino perentorio, llegael posible, contenido en el presente. La Historia se detiene cuando la facultad es reducida aguiones detallados y vinculantes, a un cmulo de prestaciones que se reiteran hasta el infinito.Nos volvemos epgonos o espectadores, pero epgonos o espectadores de nuestro propio poder-ser.

    7- El snobi smo del recuerdo

    La reflexin sobre los dos tipos distintos de anacronismo permite formular una tesis detalladay aguda, de ningn modo atenuada por diversos matices. Ms que una tesis, un pensamiento-guacon el cual navegar a contrapelo de las teoras, y tambin ciertas inclinaciones emotivas quepostulan la conclusin o el colapso del proceso histrico.

    El sentimiento del dj vu, suscitado por un falso reconocimiento, puede expresarse como:no obstante se asista a un cambio continuo, todo es igual, todo se repite. Es evidente que no seraun falso reconocimiento si no fuese un recuerdo del presente. Slo all donde lo virtual afloracon absoluta nitidez al lado de lo actual puede ocurrir que se lo intercambie ilusoriamente por algo

    ya visto. El anacronismo real se sirve de los materiales que el anacronismo formal le pone a sudisposicin: de nada ms que eso. De este modo lleva en s a su opuesto. Pero ya que el falsoreconocimiento oculta la gnesis del tiempo histrico, aquella gnesis que el recuerdo delpresente, contrariamente, revela y evidencia, afirmar que el primero presupone al segundoimplica consecuencias significativas (a esto le damos, por lo sealado, valor de tesis). Y es esta: elfin de la Historia es una idea, o un estado de nimo, que surge precisamente cuando sevislumbra la misma condicin de posibilidad de la Historia; cuando la raz de toda accin histricaes arrojada a la superficie del devenir, ganando una evidencia fenomnica; cuando la historicidadde la experiencia se manifiesta es histricamente.

    El mejor modo de profundizar este pensamiento-gua es someterlo a prueba. Convieneensayar, para ello, la capacidad explicativa y la fuerza crtica en referencia a un texto ejemplar. Enuna larga nota a pi de pgina de su Introduction la lectura de Hegel, Alexandre Kojve afirmaque el agotamiento de la Historia diagnosticado por Hegel ya no es, en nuestra poca, unaeventualidad futura sino un hecho cumplido. 30 Las sociedades industriales de la segundapostguerra supieron dejar detrs de s a la lucha contra la naturaleza, la lucha por elreconocimiento recproco, etc. El Trabajo, es decir, la oposicin entre Sujeto y Objeto, pierde pesoy significado desde que los procesos productivos automatizados han capturado y sometido a la

    30 A. Kojve,Introduction la lectura de Hegel, Gallimard, Paris 1947, segunda edicin ampliada 1962. en eltexto me detengo exclusivamente en la larga nota con la cual Kojve profundiza la discusin desplegada en la

    duodcima leccin del curso desarrollado en 1938-39 en la Escuela Prctica de Altos Estudios. La nota en cuestin esttraducida al italiano en las pp. 272-74 de AA.VV.,Interpretacin hegeliane, curada por R. Salvadori, La Nuova Italia,Firenze 1980. Como todas las citas de Kojve son extradas de estas tres pginas, evito reclamos ulteriores en funcinde este resguardo.

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    naturaleza en medida tal que permiten un acuerdo estable con ella. Del mismo modo decae laPoltica, debido a la bsqueda del reconocimiento ajeno mediante las guerras y las revoluciones.Los cruentos conflictos del ltimo siglo slo representan una extensin espacial de los resultadosesenciales logrados de una vez y para siempre por Robespierre y Napolen. Con el Trabajo y laPoltica desaparece la Accin en el sentido ms fuerte del trmino, que, negando el ser-dadoinstitua siempre de nuevo un mundo histrico. Pero cules son las formas de vida que prevalecen

    en la sociedad post-histrica? Kojve entrev dos, divergentes y hasta antipdicas.Por un lado, la post-historia en la cual estaramos inmersos se explica como nueva

    animalidad. Antes que habitar un mundomediante la lucha y el trabajo, el ser viviente de laespecie Homo sapiensse encapsula en un ambiente, al que se adapta sin roces de especie. Ciertoes que los acontecimientos histricos derivan en las construcciones de casas y la elaboracin deobras de arte, pero obedeciendo al mismo impulso que empuja al pjaro a fabricar su nido o a laaraa a tejer su tela. Algo como la felicidad ya no est en cuestionamiento: seguramente loshombres estarn contentosen funcin de sus comportamientos artsticos, erticos y ldicos, dadoque, por definicin, ellos se contentan as Va incluido en todo esto, adems, la desaparicindefinitiva del Discurso (Logos) humano en todo su sentido. En su lugar proliferan sealesacsticas y mmicas a las cuales se reacciona, por reflejo condicionado, con contrasealesadecuadas: nada muy diferente del presunto lenguaje de las abejas. El american way of life,en el cual domina el eterno presente tpico de un ambiente, ejemplifica adecuadamente, a juiciode Kojve, la condicin de los animales post-histricos.

    Sin embargo, al finalizar la Historia se perfila tambin un modo de ser diametralmenteopuesto a aquel que se ha esbozado hasta ahora. Se trata del snobismo. Vale decir: de uncomportamiento artificioso que rehuye todo automatismo utilitario y contradice el dato natural oanimal. Por no tener ninguna relacin con el Trabajo o con la Lucha blica y revolucionaria, elsnob tiene sin embargo abierto un surco entre la formay el contenidode su propia actividad, demodo de garantizar a la primera una marcada independencia (y supremaca) en la confrontacincon el segundo. Modelo insuperable de este modo de ser es la civilizacin japonesa: all,

    efectivamente, el teatro N, la ceremonia del t, el arte de los ramos de flores, han desarrolladouna difusa propensin a vivir en funcin de valores totalmente formalizados. No ms histrico,sino todava humano, (ya que renueva la fractura entre Sujeto y Objeto), el snobismo japonsalude, segn Kojve, a un principio-esperanza de alcance general: cuando hablamos yaadecuadamentede todo aquello que es dado, el Hombre post-histrico debe continuar separandola forma de su contenido, pero para auto-imponerse como forma pura para s y para losdems, tomado como cualquier contenido.

    Nueva animalidad o snobismo. La alternativa planteada por Kojve es similar, por muchosmotivos, a aquella de la que nos hemos ocupado en las pginas precedentes: anacronismo real oanacronismo formal, falso reconocimiento o recuerdo del presente. A fin de que esta consonanciaresulte evidente es necesario poner en duda el esquema conceptual en el que Kojve inscribe su

    argumento de los contrarios. Dos son las objeciones principales que merece.Antes que nada: lejos de interpretar un papel de protagonista en el teatro de la post-historia,

    el snobismo constituye nada ms que la quintaesencia de la vida histrica. Su prerrogativa esmostrar la autonoma y la exhuberancia de la forma respecto del contenido: pero estaautonoma y esta exhuberancia qu otra cosa son sino el presupuestodel Trabajo, de la Poltica,en suma, de la Accin en el sentido fuerte del trmino? El snobismo pone al desnudo elfundamento de los conflictos histricos, ya que se empea en representar, mediante una serie degestos determinados, los contrastes que subsisten, en general, tras el gesto humano y el ser-dado. Separando la forma del contenido expresa fcticamente la imposibilidad de que undeterminado hecho realice totalmente el correspondiente poder-hacer. Dicho de otro modo: elsnobismo es una praxis peculiar que refleja en s, exhibindola sin problema, la historicidad de

    todo tipo de praxis (tambin de aquella snobista, obviamente). Atribuirle a los snobs una ndolepost-histrica es un clsico caso de ceguera por mucha luz.

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    En segundo lugar: la nueva animalidad no es un destino biolgico, correlacionado con ladesaparicin de todo roce con la naturaleza. Por el contrario, es una posibilidad existencial que seabre cuando las diferencias en las confrontaciones del ser-dado se acentan desmesuradamente,alcanzan la mxima visibilidad, son experimentadas en cuanto tales. Pero la acentuacin, no slola visibilidad y la experiencia directa de la diferencia en las confrontaciones del ser-dado, sonresultado del snobismo. Por lo tanto podemos decir: la nueva animalidad es la posibilidad

    existencial que se abre a partir de la plena afirmacin del estilo de vida snob. Para Kojve elanimal post-histrico adhiere simbiticamente a los contenidos de sus acciones, mientras el snobse distancia, contraponindole la autonoma de las formas. Es un malentendido. La adhesinsimbitica sera concebible, en efecto, slo si hipotizase un vuelco del Homo sapiens hacia lasituacin inmutable del lobo o de la abeja; pero si se postulase este vuelco, se tornarainconcebible el distanciamiento snobstico ulterior. Bien visto, la fractura entre forma ycontenido se halla en la base de ambos modos de ser. La discriminacin que los separa,volvindolos antitticos es, ms que nada, la siguiente: el snob trata de vivir a la altura de aquellafractura, tomando de ella el lugar de insurgencia de la Historia; el animal post-histrico, por sulado, hace del excedente de formas un ambientede segundo grado, envolvente y viscoso, acuyas prescripciones se adaptaen virtud de un comportamiento (pseudo) instintivo. Utilizando el

    ejemplo tomado de Kojve: animal post-histrico es aquel que reduce los aspectos ms elaboradosy artificiosos de la ceremonia del t a un inmediato ser-dado. Tanto porque ahora ya estseparada de los contenidos naturales, tanto por su independencia (e hipertrofia), la formamisma est presa, subrepticiamente, de un catlogo de contenidos minuciosos, con los cualesparece posible una compenetracin privada de roces.

    El animal post-histrico y el snob no se limitan a coexistir espacialmente, extraos yrefractarios uno a otro. En el primero se vislumbra, si bien invertida y desfigurada, la silhouettedelsegundo. La intimidad de los contendientes no amortigua, sin embargo, la contienda. La anttesisentre las dos formas de vida es tanto ms radical, por el contrario, cuanto ms se apoyan enpremisas idnticas y se recortan contra el mismo fondo. Este fondo no es, como supone Kojve, elfin de la Historia. Todo lo opuesto: la oposicin entre nueva animalidad y snobismo se desarrolla

    en el escenario de una poca hiper-histrica: la poca en la cual, repetimos, no slo se viveneventos histricos, sino tambin nos hallamos ante aquello que le confiere una tonalidad histricaa todos lo eventos.

    El recuerdo del presente es snobista en sumo grado. Y, viceversa, el snobismo es,esencialmente, recuerdo del presente. Aplicando la forma-pasado a un contenido actual sesubvierte el dado natural o animal y se interrumpe el automatismo de la accin en curso. Elanacronismo formal desambientasiempre otra vez. El snobismo de la memoria escinde el unvocohic et nuncen dos lados heterogneos. Coloca un presente potencial (recordado) junto al presentereal (percibido): pero, al adjuntarlos subraya al mismo tiempo la discrepancia y lainconmensurabilidad. Eminentemente snobstico es revocar la virtualidad de la lengua en el mismomomento en el cual se cumple una enunciacin particular: as, de hecho, se torna evidente ladiferencia de naturaleza entre poder-decir (facultad) y palabra dicha (performance). Estadiferencia es la marca del Discurso (Logos) humano propiamente dicho. Ella es afirmada, enmodo sumiso y claro, por quien, hallando extrao un vocablo familiar, lo coloca entre comillas (esdecir, lo cita o recuerda) a las que usa de modo instrumental.

    El falso reconocimiento propicia una nueva animalidad. Y viceversa: la nueva animalidadse anuncia antes que nada como falso reconocimiento. Cuando la potencia actual viene tocada porun acto ya experimentado, que ahora estamos forzados a repetir sin variantes, la praxis humanase degrada a un comportamiento iterativo y prefijado. Identificando la facultad (poder-hacer) conun conjunto deperformancesespecficas (hechos cumplidos), se recorta un ambienteen el cual yano se advierte ninguna distancia respecto del ser-dado. Es evidente, sin embargo, que aquel

    cambio y esta identificacin sern imposibles si la potencia y la facultad no adquieren un relieveautnomo gracias al recuerdo del presente snobstico. La comunicacin se asemeja a una trama deseales acsticas y mmicas cuando se experimenta la lengua en situacin de una emisin

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    concreta, pero experimentndola: entonces se la toma como un inmenso depsito de palabras yadichas, de repeticin y, entonces, repeticin en correspondencia con los estmulos ambientales. Lainstancia de la felicidad declina, y los hombres estn, simplemente, contentos (en tanto secontentan con su propio comportamiento), cuando las actitudes hacia la experimentacin deplaceres se manifiestan como tales, en la diferencia del placer actual singular, pero, al mismotiempo, equiparada (con un falso reconocimiento) al conjunto de los placeres yagozados.

    8- Acerca de la ut ilidad y el perj uicio de la memori a para la hist oria

    La tesis, recabada el anlisis del dj vu, reza: el fin de la Historia es un estado de nimoque arraiga slo all donde se pone de relieve la misma historicidad de la experiencia, all donde seune con la gnesis del tiempo histrico. El aparente colapso pone de manifiesto(seala con pesary, al mismo tiempo, oculta) un diapasn afectivo. Esta tesis es avalada exclusivamente medianteconceptos atinentes al funcionamiento de la memoria: recuerdo del presente, anacronismo, etc.Pues bien, ella ha sido empleada para interpretar y criticar una representacin del fin de la

    Historia, aquella de Kojve, que no menciona de hecho el papel de la memoria sino que utilizafenmenos de otros gneros: desmejoramiento del Trabajo y la Poltica, animalidad del americanway of life, snobismo japons. Debemos avanzar ahora un paso hacia delante.

    La tesis se encamina a confrontar un texto que imputa directamentea la facultad mnsica eldesastre de la praxis histrica. Ya se ha dicho que una confrontacin de este tipo exige el cambioparcial del ngulo de la perspectiva. La tesis toma un tono autorreflexivo: el funcionamiento de lamemoria figura, al mismo tiempo, como explicans y como explicandum, modelo profundo yfenmeno de superficie, hilo conductor y laberinto, eje de la solucin y causa del problema. Ya nose trata de hilvanar analogas o de revisar isomorfismos, tras la experiencia existencial delrecuerdo y el espritu pblico contemporneo, sino de comprender de qu modo (y con quconsecuencias) aquella experiencia ha adquirido, ella misma, una relevancia pblica inmediata.

    Antes que limitarse a descifrar ciertas formas de vida con el auxilio externo de los procedimientosmnsicos, debemos interrogarnos tambin sobre las formas de vida que dicho procedimientos, depor s, fomentan.

    En la segunda de las Considerazioni inattuali, titulada Sullutilit e il danno della storia per lavita, Nietzche afirma que una sobreabundancia de memoria paraliza la accin, elimina el futuro,favorece la melancola: Imaginemos el ejemplo extremo, un hombre que posea la fuerza paraolvidar, que estuviese condenado a ver en todas partes un devenir: tal hombre () casi no seanimara ni a alzar su dedo. Por todo comportamiento l deseara olvidar: como para la vida detodo ser orgnico deseara no slo luz sino tambin oscuridad. 31 La inflacin de los recuerdosimplica un enorme crecimiento de la conciencia histrica y del saber historiogrfico. Pero ladesenfrenada entrega al pasado, instilando la creencia de ser frutos tardos y epgonos, se torna,

    finalmente, en contra de la misma historia: con un cierto exceso de historia la vida se despedazay degenera, y, finalmente (), se pierde la misma historia. 32

    La Historia tropieza y se extena porque la memoria se hipertrofia. Mientras que loshombres histricos podan usar el pasado para la vida, colocndolo al servicio de una accinvuelta hacia el futuro, los individuos pasivos y retrospectivos de los tiempos modernos se dejanhipnotizar por los recuerdos, los cultivan como un bien en s mismos, ya no saben seleccionarloscon miras a un nuevo emprendimiento. As dice Nietzche. Ahora bien, nos preguntamos: en ququiebre logra la memoria una autonoma inquietante de las tareas vitales, dilatndose

    31 F. W. Nietzche, Sullutilit e il danno della storia per la vita. Considerazioni inattuali, II (1874), trad it. de S.Giametta, ADELPHA (Piccola biblioteca), Milano 1977, p. 8.

    32Ibid. p. 16.

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    desmesuradamente? Sobre todo en un caso: cuando toma al presente como un objeto propio,tratndolo como algo ya ocurrido; es decir, cuando se experimenta el sentimiento del dj vu.Segn Bergson, si en general la conciencia, atenta a la vida, filtra slo aquellos recuerdos quepuedan participar de la accin, en ocasin del dj vurecuerda sobre todo lo superfluo, es decir,aquello que se est percibiendo en el momento actual: qu puede ser ms intil para la accinactual que el recuerdo del presente?. 33 Intil y tambin nocivo. Adoptando expresiones casi

    idnticas a aquellas con las que Nietzche denuncia los daos provocados por un sentido histricoexorbitante, Bergson correlaciona la patologa mnsica con un debilitamiento temporal de laatencin a la vida, al sentimiento de que el futuro est cerrado, a un estado de apata einercia.

    La hipertrofia de la memoria, de la cual derivan la consuncin y el bloqueo de la Historia, esel dj vu. Ya no son ms histricos (es decir, incapaces de cumplir acciones genuinamentehistricas) los hombres para los cuales el presente parece depender en todo del pasado, como uneco del sonido original. Pero ningn pasado autntico es competente para imponer taldependencia. Ninguna secuencia de eventos realmente acaecidos merece el blasn de arquetipoinalcanzable y obligatorio. Para someter a los seres vivos afectados de hipermnesia debe ser unpseudopasado. Slo una ficcin como era una vez puede exigir ser reproducida en todos lospliegues del actual hic et nunc. Para decirlo mejor: slo el era una vez fantasmagrico que seasienta en la experiencia del dj vu. Aquellos que ofrecen sumisamente lo que ha sido, ofrecen,en efecto, su propio ahora proyectado hacia atrs en el tiempo. Cuando no hay memoriamientras se lo vive, este ahora constituye un entonces ilusorio y prepotente (prepotente porilusorio), al que para confrontar es forzoso adoptar un comportamiento mimtico. Los hombres seabandonan a un fatalismo impregnado de resignacin en la poca en que el presente percibidoparece copiar, con los escrpulos del epgono y la atormentadora melancola del fruto tardo, alpresente recordado.

    El fenmeno del dj vu tiende un puente entre la segunda de la Inattualiy lo que paraNietzche se volver el pensamiento de los pensamientos: el eterno retorno del igual. El

    debilitamiento de la vida (y tambin de la historia), atribuido en el escrito de 1874 a un incrementovertiginoso de la actividad rememorativa, posee su expresin ms representativa en el estribillocon el cual, a continuacin, (en un pasaje del Zarathustra) es proclamado el nihilismo: Todo esen vano, todo es indiferente, todo ha sido ya!34 Si ya todo ha sido, todo evento actual repite otroevento previo, y est destinado, a su vez, a ser repetido infinitamente. Perspectiva terrorfica: nocabe ms que rechinar los dientes ante la idea de una vida en la cual ya no habr nada nuevo. 35Lejos de aliviar la pesadumbre, la idea de un eterno retorno lleva al nihilismo a su culminacin. Leda valor cosmolgico (el mismo tiempo es un crculo) 36 a la tpica ilusin del dj vu. Pero estaes slo una formulacin corregida de la doctrina: hrrida y ttrica por un lado, por el otro ladosuperficial como una cancin de organito, que ama hacer las cosas muy fciles. 37

    33 Bergson,Il ricordo del presente cit., p. 114.34 F. W. Nietzche, Cosi parl Zarathustra (1883-85), Parte segunda, Lindovino (trad. It. de S. Giametta,

    Rizzoli, Milano 1985, p. 156.35 Id. La gaia scienza (1882), 341, El peso ms grande: Que aparezca, un da o una noche, un furtivo

    demonio en la ms solitaria de tus soledades y te diga: Esta vida, como la vives y la has vivido hasta ahora, debersvivirla otra vez, y tambin innumerables veces, y no habr en ella nada novedoso, sino todo dolor y todo placer, y todopensamiento y suspiro, y todo cosa grande o indeciblemente pequea de tu vida que deber retornar a ti, y todo en lamisma secuencia y sucesin- y as tambin esta araa y esta luz de luna entre las ramas, as tambin este instante y yomismo. La eterna clepsidra de la existencia retorna siempre dada vuelta, y t con ella, grano de polvo! No tederribar a tierra. Rechinando los dientes y maldiciendo el demonio que as te ha hablado?. (trad. It. de F. Masini,

    Mondadori, Milano 1971, p. 192.36 Id. Cosi parl Zarathustra cit. tercera parte, Della visione e dellenigma (trad. It. cit. , p. 181).37Ibid. Tercera parte, Il convalescente (trad. It. cit., p. 246).

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    El pensamiento del eterno retorno se opone al nihilismo oponindose sobre todo a la versinnihilstica del eterno retorno (ya presagiada en ciertas pginas de la segunda de Inattuali). Elhechizo pernicioso, que impulsa a considerar a la accin en curso como duplicacin de una accinprecedente, queda de lado al preguntarse cual es, en realidad, la accin-modelo. Se ha observadoahora que, cuando caemos en el influjo del dj vu, parece repetirse cualquier cosa, pero nopodemos decir qu cosaestamos repitiendo: el contenido especfico de la repeticin se estabiliza

    slo por la experiencia actual, le corresponde al ahora determinar retroactivamente al yasucedido. Pues bien, la doctrina del eterno retorno funciona como antdoto del nihilismo apenas seapropia de la estructura paradojal del dj vu, antes que secundar sus efectos ilusorios yparalizantes. Si el gesto que ahora hago debiese conformarse a la fuerza y con todos los matices,a un gesto particular efectuado en el pasado, no valdra la pena mover ni un dedo. Pero no es as.Para Nietzche, slo el instante presente decide lo que ya fue; a la accin en curso le correspondela tarea de instituir el quidllamado a reiterarse; es prerrogativa del hic et nunccrear el evento queest retornando. Heidegger ha recapitulado este aspecto decisivo del pensamiento de lospensamientos nietzcheano con palabras que podran figurar plenamente en un sobrio resumen deldj vu: aquello que deviene no es otra cosa que lo que retorna y que ya ha sido en mi vida.Pero sabamos nosotros que haba sido? No. Podamos saberlo? Nada sabemos de una vida

    previa reexpuesta ; toda la vida experimentada ahora es actuada por primera vez, aunque dentrode esta experiencia a veces se siente algo extrao y oscuro, aquella experiencia que dice: esta yaquella otra cosa, as como ahora, ya la has experimentado en otro momento (). Pero qu cosaretornara y qu cosa no retornar jams? Respuesta: lo que habr de ocurrir en el prximoinstante. 38

    Retomemos el hilo principal del discurso. La historia se detiene porque la memoria devienehipertrfica; la hipertrofia de la memoria, que inhibe el actuar histrico, consiste en el dj vu. Lascuestiones levantadas en la segunda de las Considerazioni inattuali(exceso de memoria, exceso dehistoria) van expuestas en estrecha conexin con la situacin contempornea. Una pregunta enparticular resulta ineludible: en qu modo el dj vu ha alcanzado el rango de fenmenocolectivo, al punto de marcar las costumbres y mentalidades de la poca denominada

    postmoderna? Porqu se ha transformado de episodio secreto y excepcional en unacontecimiento tan evidente como difuso? O si se prefiere: por qu motivo el dj vu haadquirido una consistencia histricay, por el contrario, puede ser sealado como el hecho histricoen el cual radica (y desde donde se avala) la idea de un fin de la Historia? Al responderdeberemos tener en cuenta, otra vez, aquello que ya se ha repetido: la coexistencia en el dj vude dos lados no slo distintos sino tambin contradictorios.

    9. Modernariat o

    38 M. Heidegger,Nietzche (1961), trad. It. de F. Volpi, Adelphi, Milano 1994, p. 332.

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    El exceso de memoria, que sin dudas caracteriza a la situacin contempornea, tiene unnombre propio: recuerdo del presente. Este ltimo, en lugar de conservar una condicin deprestacin bsica pero oculta de la facultad mnsica, irrumpe en la superficie, se manifiestaexplcitamente. Excesiva no es, de por s, la escisin de todo instante en un ahora percibido y unahora recordado, sino la plena visibilidad que ella ha alcanzado. A qu se debe undesocultamiento tan radical? Tal vez a una morbosa desatencin de la vida como cree Bergson?

    De ninguna manera. El recuerdo del presente, cuya peculiar funcin es representar lo posible, serevela sin recato porque la experiencia de lo posible ha venido asumiendo una importancia crucialen el cumplimiento de las tareas vitales. Es la preeminencia objetiva de lo virtual en cualquier tipode praxis que coloca en relieve pblico al dispositivo mnsico, que, determinando la temporalidad,abre el acceso al mismo virtual. El excedente de memoria noinduce abulia y resignacin sino, porel contrario, garantiza la ms intensa alegra.

    La parlisis de la accin, acompaada con frecuencia de un irnico desencanto, deriva sobretodo de la incapacidad de soportar la experiencia de lo posible. Dicho de otro modo: la causaconcreta de la parlisis es la destruccin del recuerdo del presente por aquel falso reconocimientoque, sabemos, reafigura a lo posible actual como un antiguo real del cual, ahora, es inevitable lareedicin. Ya que el recuerdo del presente es un fenmeno explcito e invasivo, tambin sunegacin directa, es decir el falso reconocimiento, goza de una evidencia inmediata. El dj vues,s, una patologa, pero debe agregarse: una patologapblica.

    En la situacin contempornea, en aparente sintona con la trama de la segunda delInattuali, la sobreabundancia de memoria lleva con s una sobreabundancia de historia. No setrata, sin embargo, de un predominio manaco (y asfixiante) de los estudios historiogrficos. Elproblema es la inaudita proximidad de toda accin y pasin a las condiciones de posibilidad de laHistoria, o sea a aquello que historizael actuar y el padecer.

    Volvamos a recorrer sintticamente una argumentacin ya vista en detalle. El recuerdo delpresente produce un anacronismo. Pero, atencin, un anacronismo slo formal: le otorga alpresente la forma del entonces. Recordando el gesto que estoy efectuando, lo instalo en un

    pasado indefinido, sin fecha, pero con caractersticas actuales. Este antes no cronolgico es lafacultado actitud de la cual depende la ejecucin del gesto. En virtud del anacronismo formal enel evento en curso diviso al mismo tiempo el acto y la potencia, la palabra pronunciada y lalengua, un goce particular y la disposicin al placer. Ms an: considerando conjuntamente laperformanceespecfica y la facultad que la consiente, se constata tambin su ineludible diferencia:la lengua no se realiza jams por el conjunto de las palabras dichas (no es jams actual); la fuerzade trabajo no equivale a la suma de los trabajo llevados a cabo. Pues bien: es el descartepermanente entre poder-ser y hechos consumados lo que funda la historicidad de la experiencia.El anacronismo formal bosqueja este fundamento.

    Pero he aqu lo ms importante: en nuestra poca la raz del actuar histrico (o sea lacoexistencia, sino la discrepancia, entre potencia y acto) ha adquirido una relevancia fenomnica,

    emprica, hasta pragmtica. Hoy no hay fbrica que no requiera, para su propia realizacinpuntual, la exhibicin de aquellas actitudes psicofsicas genricas a producir (la fuerza de trabajo)que siempre le sobran a la propia fbrica. No hay hoy discurso pertinente y eficaz que, adems decomunicar algo, no deba ostentar la competencia lingstica pura y simple del locutor, es decir,aquel poder-decir (la lengua) que excede siempre al contenido ocasional de la comunicacin. Elanacronismo formal deviene as un dispositivopblico, un requisito imprescindible de la producciny del discurso. El excedente de historia (conexo al excedente de memoria) se advierte all donde lapraxis humana muestra directamente la diferencia entre facultad y performance, que constituye lacondicin de posibilidad de la Historia.

    Nietzche afirma que con un cierto exceso de historia () se pierde la misma historia.Podemos suscribir esta afirmacin a condicin de modificarle el significado original. La idea de unfin de la Historia no es la consecuencia del exceso, como hipotetiza Nietzche, sino de suofuscamiento. Es cierto, por otra parte, que el ofuscamiento presupone una revelacin: concierne

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    a toda cosa (la sobreabundancia de historia, por ejemplo) que ahora ha quedado a la vista.Consideremos mejor ambos aspectos. El estado de nimo postmoderno es suscitado por el vuelcodel anacronismo formal (historizante) en el anacronismo real, del cual es el opuesto simtrico. Elanacronismo real oculta el descarte entre potencia y acto (fundamento de la historicidad), dadoque reduce la potencia a un acto previo, la facultad a lasperformancesefectuadas en el pasado, lalengua a la palabra ya dicha. Todava la diferencia radical entre poder-hacer y hechos realizados

    est sujeta a una transfiguracin ocultante slo y porque entra en escena conquistando unaenorme apariencia emprica. El anacronismo real se basa en el anacronismo formal: no se le oponesino que lo afirma deformndolo. La impresin de que el proceso histrico se ha atascado (sepierde la misma historia) surge, s, de la intensa vecindad de la praxis humana a las condicionesde posibilidad de la Historia (un cierto exceso de historia), pero surge como reaccin distractivao dolor de contrapaso.

    Aprender a vivir el recuerdo del presente (o mejor dicho, su carcter explcito e invasivo) encuanto tal, es decir liberndolo de la nmesis que lo degrada a falso reconocimiento: entre losinnumerables modos en los cuales puede formularse el principal problema de la situacincontempornea, conviene tener en cuenta tambin a ste. Aprender a vivir el recuerdo delpresente significa alcanzar la posibilidad de una existencia plenamente histrica. Semejanteposibilidad, si no se encarna en un complejo de costumbres, o sea en un ethos, no se limita aquedar a la espera, brillando para siempre en el horizonte, sino que se traspasa a su opuesto, esdecir, toma la semblanza del fin de la Historia. Esto es lo que sucede hoy en da. Frente a lahiperhistoricidad de la experiencia, la ideologa postmoderna se apresura a entonar el cantolgubre y dulzn del dj vu: todo ya ha estado; la historia ha cado en el orden de lo reciclable;estamos de todos modos destinados, no importa si por premio o por castigo, a la rememoracinmaciza, permanente, de todas las figuras de nuestra vida (Baudrillard); 39 toda accin posee losestatutos y las costumbres de una citacin.

    Imponiendo su propio sello sobre el espritu pblico contemporneo, el dj vu (o falsoreconocimiento o anacronismo real) determina comportamientos colectivos, estilos de vida,

    propensiones emotivas. A fin de ilustrar de modo sinttico, pero no elusivo, estoscomportamientos, estilos y propensiones, resulta oportuno un ltimo reclamo a la segundaInattuale. Sabemos que el dj vuest detrs de un pseudopasado, aquel entonces ficticio queel presente cree deber reproducir esmeradamente. Pero toda relacin con el pasado, an cuandosea totalmente ilusoria, exige el desarrollo de un cierto talento historiogrfico. No se trata, porsupuesto, de una metodologa cientfica, sino de un matiz del sentido comn, es decir, la actitudirreflexiva de aferrarse a aquello que ya ha sido. La pregunta que surge ahora ante el texto deNietzche es ms o menos as: Cul historiografa corresponde al ficticio pasado que el dj vuinstala en escena? Qu gnero de narracin histrica se consolida en el fin de la Historia?

    Nietzche distingue tres aproximaciones posibles al catastro de la res gestae. Denominamonumentala la historia (lase historiografa) que se esfuerza en destilar modelos dignos de ser

    emulados: una coleccin de efectos en s, como de advenimientos que hagan efecto en todomomento. 40 Crtica es, luego, la historia que juzga y condena: la cultivan aquellos que, nosoportando un presente miserable, intentan darse a posteriori un pasado del cual puedanderivarse, en contraste con aquel del cual derivan. 41 Finalmente (aunque en las divisiones deNietzche ocupe la posicin central) est la historia anticuaria: ella preserva y venera el pasadotal como especficamente ha sido, en su totalidad, sin excluir ni el detalle ms insignificante. 42Para el histrico anticuario todomerece ser guardado en la memoria: la fiesta del pueblo, una

    39 Baudrillard,Lillusione della fine cit., p. 102.40

    Nietzche, Sull utilit della fine cit. p. 20.41 Ibid. p. 30.42 Ibid. pp. 24-28.

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    frase incidental escapada, los humildes trazos casi borrados. La historiografa monumental puededegenerar en bulliciosa retrica, aquella crtica en hosco resentimiento: y, aunque una u otramantengan un cierto vnculo con la accin y el devenir, su sobreabundancia perjudica a la vida encierta medida. Solamente el exceso de historia anticuaria acarrea daos irreparables. El propsitoparoxstico de recordar toda particularidad da cuerpo a la hipermnesia angustiante, de la cualhabla Nietzche en el principi