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    1 Lic. en Psicología. Magíster en Psicoanálisis. Prof. Asociada Departamento de Psicología Universidad Kennedy

    [email protected]

    Marcela Bianchi

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    LA ARTICULACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y FUNCIÓN PATERNA

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    1. De la clínica o enseñanza práctica de la medici-

    na. 2. m. y f. Persona consagrada al ejercicio prácti-

    co de la medicina. 3. f. Parte de la medicina que

    tiene por objeto la aplicación de los conocimien-

    tos médicos al enfermo. 4. Departamento de los

    hospitales destinados a dar esta enseñanza. 5.

    Establecimiento privado o público destinado al

    cuidado de enfermos. (parraf.1)

    Se evidencia en las definiciones el fuerte nexo

    entre medicina y enfermedad, donde el médico

    ocupa el lugar activo y el enfermo el lugar pasivo;

    el cuerpo-objeto donde cursa la enfermedad, sin

    presencia ni de su palabra ni de su subjetividad, lo

    que conforma la dinámica propia de la clínica

    médica hasta nuestros días. Clavreul (1983) en El

    orden médico la describe como sigue:

    [...] En nombre del principio según el cual el saber

    está en el médico y la ignorancia en el enfermo,queda justificado que decida como dueño absolu-

    to, y nadie pone en duda que él sepa mejor que

    cualquier otro dónde está el bien de su enfermo, ni

    que él no pueda desear sino su bien. (p. 214)

    La cura viene de la mano del médico y el paciente

    la recibe en su cuerpo. No hay saber del enfermo

    que justifique su inclusión en este saber doctoral,

    al punto que el clínico puede llegar a desautorizar

    sus afirmaciones con un simple: “Ud. no tiene

    nada”; declaración que lejos de reconocer que en

    tal caso la medicina no tiene respuesta para aquello

    que le ocurre al paciente, opta por invalidar al

    sujeto.

    El deslizamiento desde la clínica médica a la clínica

    psicoanalítica requirió de una reelaboración de las

    ideas que sustentaban tanto al término “clínica”

    como al término “sujeto”; siendo paradigmático en

    este sentido el sitio que se le asignó a su palabra.

    Estábamos ahora ante alguien que era escuchado;pero que al hablar decía más de lo que quería

    decir; sujeto del deseo inconsciente nacido como

    efecto de su inmersión en el lenguaje; que distaba

    del yo freudiano, del individuo biológico o del

    sujeto de la comprensión. (Chemama & Vander-

    mersch, 2010, p. 651).

    En este escenario, el lugar del analista no dependía

    ya del saber sobre ese sujeto sino de su atenta

    escucha: escuchar ese más que traía el sujeto, ese

    plus que se producía al margen de su voluntad.

    Esta ya no era una clínica de lo universal, sino una

    clínica de lo particular que pensaba al síntoma

    como un “Fenómeno subjetivo que [...] constituye

    no el signo de una enfermedad sino la expresión

    de un conflicto inconciente”. (Chemama & Vander-

    mersch, p. 637); y que por ende cuestionaba los

    conceptos de salud-enfermedad y las ideas en

    torno a la curación.

    Ahora bien: esta clínica hallaba en el fundamentodel sujeto una dormidera esencial. Cuando Freud

    [1984 (1920)] en Más allá del principio del placer,

    afirma: “[...] El principio de placer parece estar

    directamente al servicio de las pulsiones de

    muerte [...]” (p. 61), no hace más que denunciar el

    fin último del principio que rige al aparato psíqui-

    co, ese statu quo que puede dejar a un sujeto de

    por vida instalado en la repetición del mismo

    sufrimiento; lo que es decir: todo lo que un sujeto

    puede hacer al solo efecto de seguir durmiendo sin

     jamás despertar. Y es de esa dormidera que elpsicoanalista debe extraer al sujeto.

    De allí el planteo de Imbriano (2001) en cuanto a la

    labor del psicoanalista: La tarea será intervenir en

    el sentido de desbaratar ese aparato, para que la

    repetición que es estructural se trate de invención,

    para que el aparato psíquico soporte el trabajo de

    la invención. No es necesario repetir siempre por

    identidad. [...] nos vamos a aprovechar de la trans-

    ferencia, para que el sujeto pueda, sostenido por la

    transferencia, hacer el esfuerzo de la invención:

    LA ARTICULACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y FUNCIÓN PATERNA

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    Entre las distintas modalidades de ejercicio de la

    paternidad ubicamos una donde la autoridad no

    hace una transmisión de poder, prefiriendopromover otro tipo de creencias en el sujeto. Allí

    Freud [1986 (1890); 1987 (1905); 1986 (1910)] nos

    habla de sugestionabilidad o credulidad, de un

    sujeto necesitado de autoridad y paternidad toda

    su vida. Hubo entonces que diferenciar entre este

    modo vincular patológico y masificantes del

    individuo con la autoridad de la llamada creencia

    en la autoridad.

    La función paterna, sabemos, no tendría ni la

    menor consecuencia si el sujeto no creyera en ella,

    cuestión que en parte conforma el drama de nues-

    tro tiempo: el llamado debilitamiento de esta

    función y sus efectos, tanto sobre los sujetos

    individuales (los llamados síntomas actuales), como

    sobre las condiciones sociales; ambos en el marco

    de la producción de subjetividad. Pero también

    esta cuestión nos hizo notar que el particularísimo

    mundo actual, mientras descree fuertemente del

    lugar de autoridad, se deja sugestionar por el

    avance tecnológico, pasando a ser ese avance unode los nombres del amo moderno. La tecnología

    que repita de otra manera. Si ahora dirigimos nues-

    tra atención al campo de la Psicología Comunitaria,

    vemos que sin duda cualquier intervención que se

    realice tendrá que inscribirse en esta clínica del

    despertar del sujeto: despertar de lo que ella tenga

    de repetición, despertar de su statu quo, despertar

    a su invención. Con esto, desde ya, no estamos

    aseverando que el sujeto tenga “culpa” sobre su

    situación en aquello que depende, claramente, de

    condicionantes social, político y/o económico. Si,

    en cambio, afirmamos que será por responsabili-

    zarse de su realidad y de su posición subjetiva

    como podrá dejar de pensar en su contexto como

    un destino inquebrantable. Pero, tal como dice

    nuestra última cita, el orientador en el campo de la

    clínica psicoanalítica es la transferencia. ¿Cuál sería

    ese orientador en el campo de la Psicología Comu-

    nitaria? ¿Cuál el rol del Psicólogo comunitario?

    b) La función del padre: nuestra hipótesis nos llevóa despejar esta función para el psicoanálisis,

    separándola de cualquier idea de paternalismo o

    autoritarismo.

    Decir que el padre cumple una función involucra el

    ejercicio de una facultad, lo que conlleva necesaria-

    mente una aptitud y un poder, un derecho para

    hacer algo y, sobre todo, una obligación de hacer

    algo. En torno al sujeto niño, esa obligación del

    padre consiste en separarlo de la madre para llevar-

    lo al universo social, acto conocido como el pasajede la endogamia a la exogamia.

    Es el padre, su función, quien hace del niño un ser

    social. Y ese acontecimiento no llegaría a buen

    puerto si ese padre, que al modo de un embrague

    habilitó un cambio de marcha (de estar adentro a

    estar afuera), no estuviese sancionando allí un

    pasaje del poder mismo: desde él (el padre) al niño;

    facultándolo no solo para que un día pueda ser

    padre, sino para que pueda sostener una indepen-

    dencia de criterio, un pensamiento propio, un

    LA ARTICULACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y FUNCIÓN PATERNA

     juicio de realidad propio, lo que significa para este

    niño un poder ir más allá del padre, lograr arribar a

    la adultez.

    Esto nos condujo entonces a investigar:

    De la mano de Freud, distintas modalidades en el

    ejercicio de la paternidad, para luego particularizar

    aquel modo que causa el devenir del sujeto como

    sujeto deseante, como adulto que juega su partida

    De la mano de Lacan [2001 (1956-57)], la función

    del padre tanto en la conflictiva edípica, como en

    relación al don y al padre-donador; interrogando

    desde allí la articulación freudiana del don con la

    ley paterna.

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    manda, generando a su manera un autoritarismo

    sobre los sujetos quienes, convencidos de esta

    dependencia, se someten a sus reglas.

    Ahora, al indagar el caso en que la función paterna

    consigue su realización, hallamos que la resultante

    es causar al sujeto. Esta función fue demostrando

    ser la encargada de su despertar, ser orientadora

    por su propia causación. No le habla al sujeto de

    placeres homeostáticos y hedonistas. Por elcontrario: le muestra a qué puede arribar al salir del

    statu quo onanista y limitante para adentrarse en el

    mundo.

    De allí que también sea necesario ir perfilando en

    nuestra exploración el valor de la función del padre

    como ocasionamiento o causación en la vida del

    sujeto.

    c) El empoderamiento: articulador entre Psicología

    Comunitaria y función paterna: uno de los pilaresen el ejercicio de una confiable y eficaz Psicología

    Comunitaria radica en el empoderamiento de todo

    sujeto. La RAE (2005) define empoderar como

    “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo

    social desfavorecido” (2005); definición que no está

    lejos de lo que acabamos de situar como la función

    de un padre con un hijo. Empoderar a un sujeto

    implica que haya alguien que atribuya, que conce-

    da ese poder. Y aunque eso lo realice una

    institución, un organismo o una comunidad, el

    lugar que ocupe esa terceridad para con ese ser

    humano será homologable a la función de un

    padre.

    Según informan Restrepo y Málaga (2001), la defin-

    ición más aceptada de empoderamiento en el

    marco de la promoción de salud es la de Waller-

    stein (1992): “Proceso de acción social que

    promueve la participación de las personas, organi-

    zaciones y comunidades hacia metas de incremen-

    to del control individual y comunitario, eficaciapolítica, mejora de la calidad de la vida en comuni-

    LA ARTICULACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y FUNCIÓN PATERNA

    dad, y justicia social”. (p. 39) Señalemos: “promover

    la participación” es llevar a alguien a que se incluya

    socialmente. “Incrementar el control individual o

    comunitario” es causar el trabajo psíquico de un

    sujeto en pos de sus propias necesidades, de su

    propia vida. Entonces: ¿qué es ineludible hacer

    para que un sujeto individual (base de cualquier

    constructo social), consiga ser poderoso ante su

    propia dificultad personal, familiar o comunitaria?;

    ¿qué debe conmover en un sujeto aquel lugarhomologable a la función de un padre para

    alcanzar este empoderamiento?.

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    Referencias

    Clavreul, J. (1983) El orden médico. España: Argot S.A.

    Chemama, R. & Vandermersch, B. (2010). Diccionario de

    Psicoanálisis. (2ª ed.) Bs. As: Amorrortu.

    Freud, S. [1986 (1890)] Tratamiento psíquico (tratamiento

    del alma). Obras Completas. Volumen I (2ª ed.) Bs. As.:

    Amorrortu.

    -----------------[1986 (1950 {1895})] Proyecto de psicología.

    Volumen I (2ª ed.) Bs. As.: Amorrortu.

    ----------------- [1987 (1905)] Tres ensayos de teoría sexual.Obras Completas. Volumen VII (2ª ed.) Bs. As.: Amorrortu.

    ----------------- [1986 (1910)] Un recuerdo infantil de

    Leonardo da Vinci. Obras

      Completas. Volumen XI (2ª ed.) Bs. As.: Amorrortu.

    ----------------- [1984 (1920)] “Más allá del principio del

    placer”. Obras Completas. Volumen XVIII (2ª ed.) Bs. As.:

    Amorrortu.

    Imbriano, A. (2001) “Jacques Lacan y la Clínica Psicoanalíti-

    ca”. Clase teórica inaugural del curso de Psicología

    Profunda II. Departamento de Psicoanálisis. Universidad

    Kennedy.

    Lacan, J. [2001 (1956-57)] El Seminario Libro 4 La relación

    de objeto. Bs. As: Paidós.

    Real Academia Española. (2005). Diccionario de la lengua

    española (23ª Edición). Recuperado de http://lema.rae.es-

    /drae/?val

    Restrepo, H. y Málaga, H. (2001) Promoción de la salud:

    cómo construir vida saludable Bogotá: Ed. Médica

    Internacional.

    Salvat Multimedia. (1999). Enciclopedia multimedia

    Salvat. (CD-ROM). Madrid, ES, Salvat Editores TecnologíaSoftware. 3 CD-ROM

    Soca, R. (2007) “Clínico/ca”. elcastellano.org. La página del

    idioma español. Recuperado de http://www.elcastella-

    no.org/consultas.php.

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    Resumen: La propuesta del presente trabajo es

    analizar, a partir del fenómeno social que repre-

    sentamos en la “selfie”, como en la posmodernidadhay una transformación de los valores y metas

    culturales que no redundan necesariamente en

    una mayor libertad sino en todo lo contrario. Para

    este análisis destacaremos, releyendo el texto

    freudiano de “Malestar en la cultura”, como en este

    pasaje podemos ubicar un detrimento de lo social-

    cultural en beneficio de una regresión yoica que

    supone la inmadurez del sujeto. Con ello, éste

    queda librado a su propia pulsionalidad sin posibi-

    lidad de metaforización.

    En una segunda articulación, nos proponemos

    leer a este fenómeno social que se traduce en la

    “selfie”, a la luz del texto de Estadio del Espejo de

    Lacan, de manera de poder formular las coordena-

    das que nos permitan pensar en qué medida y con

    qué características, podemos pensarlo como una

    reedición de éste.

    Con esto nos proponemos finalmente analizar

    cómo, a la manera de un síntoma social, este tipode fenómenos guarda relación con la subjetividad

    de la época y como desde la clínica podemos en su

    lectura, encontrar pautas para poder trabajar en el

    dispositivo analítico.

    Abstract: The aim of this paper is to analyze, from

    the social phenomenon that we represent in the

    "selfie", how in postmodernism there is a transfor-

    mation of cultural values and goals that do not,

    necessarily, result in greater freedom but on the

    contrary. For this analysis we propose, in a reread-

    2 Lic. en Psicología UK, Maestrando de la Maestría en Psicoanálisis de UK. email: [email protected]

    TODO EN UNA SELFIE

    ing of the freudian text of "Uneasiness in culture",

    how in this linkage we can locate a detrimental of

    social and cultural goals that benefits an egoregression, which suppose the immaturity of the

    subject. With this, the subject is left to its own

    drive activity without the possibility of metaphori-

    zation.

    In a second linkage, we suggest reading this social

    phenomenon that result in the "selfie", taking

    consideration the text of Lacan's mirror phase, so

    as to formulate the coordinates that allow us to

    think how much and with what characteristics, we

    can think this phenomenon as a remake of it.

    Finally, we propose to analyze how, as a social

    symptom, this phenomenon is related to the

    subjectivity of the time, that allows us , from the

    clinic reading of it, to find patterns to work in the

    analytical practice.

    Key words: postmodernism; technology, mirror

    phase

    Sergio Ariel Zaiacometti

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    Introducción: A la luz de los movimientos que lo

    social impone, las nuevas formas de relación o

    no-relación, podemos dar cuenta lo necesario de

    repasar hoy el texto freudiano de “Malestar en la

    cultura”. Ya en 1930, Freud señalaba al poder, al

    éxito y a la riqueza como falsos valores que no

    permitían apreciar los verdaderos valores de la

    vida. Hoy en día, podemos decir que la cuestión se

    ha profundizado, ya que la tendencia social tiende

    a potenciar estos valores, haciendo de ellos suestandarte.

    En esto, la propuesta es la vuelta a un Yo de puro

    placer, como el definido por Freud en 1930, que se

    manifiesta en cada sujeto en la tendencia del Yo a

    separar todo aquello que le genera displacer,

    considerando todo lo que se contraponga a ello

    como amenazador de ese estado. Esto se agrava

    ya que ese Yo, por su inmadurez, no puede diferen-

    ciar cuando el displacer proviene de cuestiones

    internas, lo que hace imposible la separación. Seráa través del mecanismo de la proyección, como

    mecanismo primario, que el yo se creará la ilusión

    de estar combatiéndolo, sin que los resultados

    sean efectivos. Como mecanismo, esta proyección

    atenta contra el “Principio de realidad” siendo este

    principio necesario para que este sentimiento

    yoico primario (yo de puro placer) pueda derivarse

    en un “Yo maduro”, caracterizado por ser más

    estrecho y de limite más definido. Este alejamiento

    del “principio de realidad” implica, tal como señala

    Freud en 1930, anteponer el goce a la precaución

    pero advierte que tras un breve ejercicio recibe su

    castigo. Esto encuentra su correlación en la

    imposibilidad de dominar la vida pulsional a través

    de funciones psíquicas superiores que contem-

    plen el “principio de realidad”.

    La convivencia humana, según Freud (1930), se

    vuelve posible cuando se aglutina una mayoría

    más fuerte que los individuos aislados. La pregun-

    ta que nos surge frente a esto es: qué pasa cuandono se trata de apuntar a una convivencia, sino que

    los vínculos se basan solamente en individuali-

    dades que buscan en esos vínculos (precarios)

    simplemente una forma poco consistente de

    identificarse. Si en la necesidad de identificarse,

    toman fragmentado sólo aquello que destacan o

    pueden reconocer, en su precario entendimiento,

    como valioso, descartando todo aquello que le da

    consistencia e integración. Nos preguntamos si la

    energía psíquica que destinan a estas formas de

    vinculación, pueden entenderse como manifesta-ciones culturales en el mejor de los casos, por las

    imágenes y las palabras que acompañan a estas,

    cuando adquieren un poco mas de entidad.

    Creemos que esta energía psíquica que dedican a

    estas formas, provoca una desatención de los

    vínculos familiares que funcionaron como base de

    la cultura, produciendo un hueco, ya que impide o

    dificulta su retroalimentación.Para Freud (1930), el

    ser humano se volvía neurótico porque no podía

    soportar la medida de frustración impuesta por la

    cultura. Se pensaba por tanto, que unadisminución o supresión de esas exigencias

    restituiría la felicidad. El desenvolvimiento de la

    sociedad actual nos ha demostrado que no es así.

    Esto se relaciona con lo manifestado por Hornstein

    (2004) en esta sensación de estar “a la intemperie”,

    que diferencia de lo que ocurría en el siglo XIX

    cuando la sociedad “encorsetaba” al individuo

    dificultando el ejercicio de su subjetividad.

    Hay también, dice Freud (1931), un desengaño; los

    avances científicos y tecnológicos han permitido

    un gobierno cada vez mayor de la naturaleza y de

    la fragilidad del cuerpo. Pero esto, tampoco ha

    hecho a los individuos más felices. Es que siempre

    se necesita algo de displacer para se concientes de

    aquel placer del que gozamos. Con cada avance,

    cada nueva conquista surgen desafíos, nuevos

    conflictos, nuevos interrogantes que ponen en

     jaque aquellos que creíamos conquistado.

    TODO EN UNA SELFIE

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    En este avance que ofrece la tecnología actual el

    hombre se ha acercado a un dios, pero un

    “dios-prótesis”, según Freud; ya que necesita incor-

    porar en sí mismo una serie de artefactos que le

    provean tal condición. Nos parece relevante en

    este punto, presentar el concepto de “homo

    videns” de Sartori (1999), quien enuncia que, como

    consecuencia de los medios de comunicación se

    está produciendo una metamorfosis en la socie-

    dad.

    Esta metamorfosis donde hay preponderancia de

    la imagen se ve favorecida por el uso de Internet y

    la televisión como medios. Como la imagen de por

    si no da casi ninguna inteligibilidad, según

    sostiene este autor, favorece la sustracción y por lo

    tanto no permite la integración de la información

    recibida.

    Esto atrofia la capacidad de entender. Sobre este

    punto en particular destacamos como el fenóme-no de la selfie, busca traducir en imágenes cuestio-

    nes que lejos de ser integradas, son pura

    fragmentación de momentos, de objetos, de

    personas que en la limitación que impone lo

    efímero de cada publicación, no permiten más

    que congelar, no permitiendo la integración y la

    consiguiente circulación de los significantes a los

    que se asocian. Estos artefactos que provee hoy la

    tecnología, y que funcionan a la manera de próte-

    sis, pueden ejemplificarse a la luz del tema que

    analizamos en: Internet, los smartphones y las

    redes sociales. Así, en esta vinculación, llegamos a

    las selfie como fenómeno.

    La palabra selfie alcanzó estatuto de significante

    formalmente reconocido en Noviembre de 2013,

    cuando el diccionario de Oxford la dio a conocer

    como la palabra del año. Selfie se llama a las

    autofotos, imágenes tomadas generalmente con

    un celular o cámara digital, frente a un espejo o

    utilizando cámaras que permitan ver reflejado enla pantalla a los propios protagonistas de la

    imagen. Este término es uno de los tantos que

    surgieron como consecuencia de las conjunciones

    inesperadas que se fueron dando entre Internet y

    los smartphones con cámaras de fotos y las redes

    sociales, convirtiendo en una de las manifesta-

    ciones más populares en Internet en la actualidad.

    Frente a esto que se manifiesta como un fenóme-

    no surgieron algunas posturas críticas. Hace

    algunos días surgió un video de Kirsten Dunst

    llamado “aspirational”, donde se plantea unacrítica de este fenómeno.

    En el video la actriz se encuentra con dos jóvenes,

    que se bajan de su auto cuando la reconocen y le

    piden sacarse una selfie con cada una de ellas. Sin

    prácticamente mediar palabras, más que

    monosílabos que afianzan la acción y ocupadas

    más en la pose y el “tag” (etiqueta), se sacan la foto

    y vuelven al auto a continuar analizando las conse-

    cuencias de esa publicación. Incluso en el momen-

    to de tomar la foto, la actriz le ofrece a una de ellasque la amiga pueda hacerlo para simplificar la

    acción a lo que responde “No confío en ella.”

    Otras manifestaciones como por ejemplo la

    canción selfie de los Chainsmokers, tienden a

    afianzar el fenómeno. En la canción la selfie

    aparece como la respuesta frente a las dificultades

    en los vínculos. Se convierte por tanto en una

    modalidad de identificación en la aprobación o

    desaprobación definida en la mirada de los otros,

    otros que pueden dar consenso o desaprobar solo

    en función de una imagen.

    En una propuesta de articulación y habiendo tomado a

    Freud para analizar las cuestiones inherentes a la

    modernidad y las sefie como propuesta en cuanto

    a lo que la tecnología nos ofrece; seguiremos con

    el texto de “Estadio del Espejo” de Lacan para

    poder encontrar coordenadas que nos permitan

    pensar en qué medida y con que características

    podemos vincular este fenómeno con elpsicoanálisis.

    TODO EN UNA SELFIE

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    Respecto al estadio del espejo, señala Lacan, que

    es un acto que lejos de agotarse, como en el

    mono, una vez alcanzado el reconocimiento de la

    propia imagen, genera en el niño una serie de

    movimientos que experimenta lúdicamente. Estos

    movimientos se sustentan en una relación del

    “complejo virtual” que supone la propia imagen

    con su medio ambiente, con la realidad dada por

    el propio cuerpo así como las personas y objetos

    que se encuentran junto a él. Destacaremos estecarácter lúdico que se experimenta a través por

    intermediación de un complejo virtual con la

    realidad.

    Siguiendo el texto de Lacan (1924) propone desig-

    nar a esta imagen especular como una matriz

    simbólica en la que el yo (je) se precipita en una

    forma primordial. Esta forma primordial que

    podría designarse como Yo ideal, constituye el

    tronco de las identificaciones secundarias y

    supone una ficción irreductible para siempre alindividuo solo. Es además previa a la dialéctica de

    la identificación con el otro y anterior a que el

    lenguaje pueda restituirle su condición de sujeto.

    Si bien es cierto, en este caso queda más que claro,

    que se presenta en un momento donde hay una

    prematurización orgánica del sujeto, Lacan

    establece este periodo entre los seis y los diecio-

    cho meses, resulta de importancia destacar el

    hecho de que no se cierra absolutamente.

    Lacan señala que depende del mayor o menor

    éxito de las síntesis dialécticas por medio de las

    cuales el individuo tiene que resolver en cuanto a

    su yo (je) su discordancia respecto a su propia

    realidad.

    Es decir, que siempre que no se haya logrado una

    síntesis adecuada, volverá sobre esa imagen con el

    objetivo de poder lograr algún sostén.

    Esa forma total del cuerpo le es dada al sujetocomo una Guestalt y adelanta en un espejismo

    una maduración que no posee, en una exteriori-

    dad que es mas constituyente que constituida.

    Esta guestalt, en principio, lo liga a la especie y

    simboliza, por una lado, la permanencia mental

    del yo (je) al mismo tiempo que prefigura su desti-

    nación alienante. Es decir que por un lado, le da

    permanencia pero por otro lado lo aliena. La

    función del estadio del espejo, dice Lacan, revela

    una función particular de la imago, que es

    establecer una relación entre el organismo con surealidad.

    Lacan señala que hay una “discordancia primordial”

    en esta relación entre el organismo y su realidad,

    esto produce que este desarrollo sea vivido en una

    dialéctica temporal en donde se proyecte la

    formación del individuo. Desde este punto,

    podemos seguir sosteniendo que si bien se trata

    de un momento de constitución, sus avatares,

    deficiencias y consecuencias conservan vigencia

    posteriormente.

    Lo que en este periodo permite pasar de una

    imagen fragmentada del cuerpo a una “forma

    ortopédica de su totalidad” podemos correlacio-

    narlo con esta prótesis que mencionábamos en el

    texto freudiano.

    Es en el momento en que termina el estadio del

    espejo, donde se produce siguiendo a Lacan, la

    identificación con la imagen del semejante y el

    drama de los celos primordiales en una dialéctica

    que entonces liga al yo (je) con situaciones social-

    mente elaboradas. En este punto es relevante que

    el sujeto tiene que abandonar esa imagen totaliza-

    dora, perder el juego lúdico que le genera verse

    ortopédicamente totalizado, para descubrir en

    algún otro, algo que le interese con el objetivo de

    poder establecer vínculos.

    TODO EN UNA SELFIE

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

    14/54

    Es un paso decisivo, puesto que es en esta posibili-

    dad, que puede abandonar algo de su pulsionali-

    dad narcisista para poder acceder a cuestiones

    sociales que supongan metas más elevadas. Esto

    no será sin consecuencias, puesto que por su

    misma constitución, siempre estará en juego esa

    libido narcisista que posibilitó su constitución. Es

    en esta relación con la función alienante del yo ( je)

    que se desprenderá la agresividad que se genera

    en toda relación con el otro.

    Conclusión: Podemos decir entonces a manera

    de conclusión, que la posmodernidad se caracteri-

    za por el ensalzamiento de falsos valores, como los

    mencionados por Freud, como el poder, el éxito y

    la riqueza; que producen una sensación de vacia-

    miento de los valores reales por anteponer lo

    individual a lo social. Los medios de comunicación

    y la tecnología, en su uso desmedido e irrestricto,

    potencian esta concepción a la manera de lo que

    Freud mencionaba en relación a prótesis que elhombre utiliza para sentirse como “un dios.” En la

    referencia que cada uno tiene en relación a eso,

    podría pensarse en este Yo ideal del estadio del

    espejo, en esa imagen ficcional e inalcanzable.

    Podría pensarse también, en este Yo de puro

    placer; esta regresión a estadios primarios del Yo

    que produce individuos aislados, que depositan

    en el afuera todo lo que les resulta displacentero,

    abandonando para ello el “principio de realidad”.

    Esto atrofia la capacidad de entendimiento, que da

    lugar a funciones psíquicas superiores y que

    permiten dar sustento a la cultura.

    Si en la época de Freud se pensaba que la

    frustración impuesta por la cultura ocasionaba el

    padecimiento subjetivo, entendemos que el

    hecho de que esta frustración no se produzca no

    redunda en mayor felicidad. Los avances

    tecnológicos y el dominio de la naturaleza tampo-

    co lo han hecho. Nos encontramos hoy frente a

    desafíos nuevos que suponen regresionesconstantes, por no haberse logrado síntesis adec-

    uadas en momentos constitutivos de suma

    relevancia, como el señalado en relación al estadio

    del espejo, con el objetivo de poder lograr algún

    sostén. Siendo que esa imagen ya no es una

    imagen construida por el propio sujeto sino que se

    encuentra distorsionada por la propuesta que

    desde lo social se genera como falso valor.

    Así, si bien la prematurización deja de ser orgánica,

    como sucede en el momento del estadio delespejo; encontramos una prematurización más de

    carácter psíquico que se adhiere a esta imagen

    distorsionada y que la aliena en ese endeble

    sostén, pero que también produce como conse-

    cuencia agresividad en el vínculo con otros.

    TODO EN UNA SELFIE

    Referencias

    Freud, S. (1930/1979) El malestar en la cultura, en

    Obras Completas Tomo XXI, Buenos Aires: Amorrortu

    Editores.________ (1931/1979) Sobre la sexualidad femenina,

    en Obras Completas Tomo XXI, Buenos Aires: Amorror-

    tu Editores.

    Hornstein, L. (2004) Subjetividad y lo histórico social en

    L. Hornstein (comp.) Proyecto Terapéutico, Buenos

    Aires: Paidós.

    Lacan, J. (1949/2014) El estadio del espejo como

    formador de la función del yo (je) tal como se nos

    revela en la experiencia analítica, en Escritos I, 1ra

    edición especial, Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

    Sartori, G. (1999) Homo videns. La sociedad Teledirigi-

    da. Revista Banda aparte, Nº 13, Valencia.

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

    15/54

    Resumen: Partiendo de la convención que postu-

    la que los pilares de la labor clínica son el análisis

    personal; la formación teórica y la supervisión; el

    presente trabajo intentará recorrer una serie defenómenos que hacen vigente esta convención

    Considerar que la labor clínica es lo suficiente-

    mente compleja al punto de necesitar de tres

    sólidos pilares para su sostenimiento requiere

    reflexionar desde la teoría, la técnica y la clínica

    misma cuales son las causas que hacen necesarios

    los pilares mencionados. Así, se intentará recorrer

    distintos conceptos que nos permitirán adentrar-

    nos en la mirada íntima del analista.

    Palabras Claves: Labor Clínica. Dolor del analista

    Abstract: From the convention which postulates

    that the pillars of clinical work are personal analy-

    sis, the theoretical and supervision; This paper will

    attempt through a series of events that make

    existing convention.

    Consider that clinical work is sufficiently complex

    enough to need three solid pillars for sustainabili-

    ty requires thinking from theory, technique and

    the clinic itself what causes that make necessary

    the pillars mentioned. So, we will try to explore

    different concepts allow us to delve into the

    intimate look Analyst.

    Key words: Clinical work Psychoanalyst pain

    3 Psicólogo. Profesor Universitario. Presidente del Capítulo de Psicoprofilaxis Clínica y Quirúrgica de la AASM. Integrante del Equipo dePsicoprofilaxis Quirúrgica del Hospital. de Agudos Dr. Teodoro Álvarez. Docente Titular de la Cátedra “Urgencias e Interconsultas” y

    Adjunto de “Clínica de los Pacientes Graves” de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Universidad de Flores. Integrante de lasJuntas de Evaluación Interdisciplinaria del Centro Integral de Evaluación y Orientación de la Discapacidad del Gobierno de la Ciudad deBuenos Aires.

    EL DOLOR DEL ANALISTA

    Natalia llegó a su primera entrevista una mañana

    soleada; habitaba un sinnúmero de preguntas,vestía angustia y temores, maquilló sus dolores,

    adornó sus mecanismos defensivos y colocó todo

    tipo de accesorios en los tantísimos etcéteras que

    la invadían en su primera consulta. Cuando oí

    telefónicamente el pedido de asistencia de Natalia

    la imaginé delgada, indefensa y vulnerable;

    diametralmente opuesta a la imagen física con la

    que me encontré; quizás ya telefónicamente nos

    conectamos desde su realidad interna...

    Esa mañana llegué al consultorio minutos antes dela entrevista pautada, pero Natalia ya se encontra-

    ba en la puerta esperando. A pesar de que su

    imagen no se correspondía con la voz que había

    escuchado en el teléfono, le pregunté si era ella.

    Asintió. Así, el comienzo de un vínculo se va

    configurando.

    Cada nuevo paciente es siempre un nuevo desafío

    para el análisis y para el analista. Y en este inicio,

    nuevos interrogantes para uno y para el otro. Una

    nueva situación vincular que representará una

    pregunta acerca de cuál será el lugar para alojar la

    nueva problemática que hemos recibido.

    EL DOLOR DEL ANALISTA

    Gustavo Nahmod

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

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    En función del ámbito en que nos encontremos,

    hablaremos de admisión; de entrevistas que resul-

    tarán preliminares o no para un posible análisis.

    Pero en todos los casos una serie de pasos que

    resultarán necesarios para la construcción de un

    encuadre posible que sostendrá un vínculo.

    Nunca podemos predecir los avatares de una

    relación; menos aun la que la transferencia habili-

    ta. Ese primer encuentro en la puerta del consulto-rio será la primera piedra del edificio vincular que

    construimos con Natalia.

    En ese espacio y con el establecimiento de un

    encuadre se abrieron paso sus dolores, sus angus-

    tias, sus defensas, hasta llegar a aquella primera

    imagen de indefensión, vulnerabilidad y

    desvalimiento psíquico que recién tiempo

    después se hizo manifiesta. Años más tarde,

    Natalia logra seguir su recorrido vital abriéndose

    paso. Resigna su análisis entendiendo que elmismo cumplió con sus objetivos. El analista, aun

    pretendiendo más del proceso analítico, la resigna

    también.

    El recorrido del analista se construye con Natalia,

    con Adrián, con Ricardo, y tantos otros nombres

    que dejan huellas en nosotros día a día. Sabemos

    que no son solo nombres; son historias movidas

    por un padecimiento.

    Allí nosotros, depositarios de esto, en el intento de

    subjetivar el padecer con las herramientas que

    hemos podido adquirir. Sin duda, en el análisis

    camina el paciente con sus pasos y lo transita

    también el analista con su escucha e interven-

    ciones; vínculo que dejará huellas en ambos.

    Este tránsito compartido por el análisis es para los

    pacientes recorrer las oscuridades de los aspectos

    más íntimos del psiquismo. Se abrirán así su histo-

    ria, sus síntomas, sus asociaciones, sus vivenciastraumáticas resignificadas por un contexto, una

    desencadenante realidad que hace actual cualquier

    historia merced a la transferencia.

    Sin duda, la oscuridad del análisis se sostendrá con

    la oscuridad del analista. Ahí se encuentra entonces

    el analista, alojando, acompañando y posibilitando la

    emergencia y el despliegue de los síntomas en la

    actualidad que el vínculo transferencial propone.

    Despojarse de lo propio, abstinente y neutral

    cuando se hace posible; intentando que la subje-tividad se esconda tras un rol que permita al

    paciente ser en su propia historia.

    Entre tanto, como analistas nos dejamos llevar por

    el camino de la transferencia sin saber exacta-

    mente cuál será el lugar al que hemos sido convo-

    cados, en qué serie vincular quedaremos ubica-

    dos, en tanto, depositarios de lo que el paciente

    trae para elaborar, aquella modalidad vincular

    cargada por los sentimientos que éste deposite

    sobre aquel.

    Así, la hostilidad, la ternura, el erotismo, por

    señalar algunos, se abre como posibilidad. Así, se

    irá fundando esta “historia transferencial”. En esta

    historia compartida, el analista tomará formas,

    cubrirá espacios, desempeñará roles.

    El analista estará allí, asumiendo y asumiéndose;

    ofreciéndose como figura que en la que el

    paciente volcará aquellos clisés históricos para así

    resolverlos en la situación vincular que el análisis

    plantea.

    EL DOLOR DEL ANALISTA

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

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    Horstein (1993) sostiene que la iniciación de un

    análisis resulta de un encuentro único, irrepetible,

    de un paciente con su historia y un analista con su

    historia. Ese encuentro será el punto de partida de

    una historia transferencial que permitirá al

    paciente resignificar su historia y al analista afian-

    zar o cuestionar su práctica, sus teorías y su vida.

    La neutralidad no elimina todo intercambio afecti-

    vo del trabajo analítico. Este comienzo de análisis

    supone tender un señuelo (Freud, 1914) donde losclisés del paciente queden depositados en el

    espacio transferencial; reimprimir allí modalidades

    vinculares que el analista deberá percibir, analizar,

    interpretar y por qué no; tolerar.

    El rol del analista supone primordialmente una

    escucha, pilar de una intervención posible. En

    tanto, analistas, somos responsables de lo que

    escuchamos. El circuito que comprende el recorri-

    do entre la escucha y la intervención supondrá

    huellas, un camino en el que el analista es atrave-sado.

    Sabemos que los conceptos de Abstinencia y

    Neutralidad son aquellos que regulan nuestra

    labor y situación vincular. Pensar en la Abstinencia

    como aquel principio según el cual la cura analíti-

    ca debe ser dirigida de tal forma que el paciente

    encuentre el mínimo posible de satisfacciones

    sustitutivas de sus síntomas, implicará la norma de

    no satisfacer las demandas del paciente ni desem-

    peñar los papeles que éste tiende a imponerle.

    El analista debe abstenerse de quedar en el lugar

    donde es situado por el paciente. Esto posibilitará

    la construcción y proyección del paciente sobre él,

    de aquello que pulse por ser expresado en un

    objeto externo. El paciente debe ser frustrado,

    privado de lo que apetece. Privación y frustración

    que habilitarán la emergencia de otro sentir, la

    reconducción de esos afectos volcados en el análi-

    sis a otros objetos significativos.

    La neutralidad por su parte; hace referencia a que

    el analista debe ser neutral en cuanto a valores

    religiosos, morales y sociales, es decir, no dirigir la

    cura en función de un ideal cualquiera.

    Definitivamente abstinencia y neutralidad no

    necesariamente implican anestesia. En este senti-

    do ¿Es el analista inmune ante el dolor del

    paciente? Entiendo que No. Si aceptamos la

    convención que postula la necesidad de trespilares fundamentales para sostener la labor

    analítica, a saber: análisis personal, Formación

    Teórica y Supervisión; es evidente que estos tres

    dispositivos son los que permiten amortiguar

    aquello de lo que el analista es parte; ingresar

    expuesto al terreno del padecer para así decodifi-

    car y desenmarañar lo que allí habita. Ingresar en

    la oscuridad se hace posible solo habiendo atrave-

    sado las propias sombras.

    El analista no es inmune, ni está protegido, sinosumamente expuesto a la recepción del dolor del

    paciente; esta exposición es la que garantiza una

    escucha adecuada. El dolor irradia y envuelve a

    quien lo escucha. El analista es entonces receptor

    de las irradiaciones del dolor. En este sentido, el

    análisis permite que confluyan en un encuentro

    vincular, una historia transferencial a dos seres;

    uno que sufre, padece y otro que (además) acoge

    ese sufrimiento. El analista es entonces al alojar el

    dolor del paciente el intento de una transfor-

    mación posible; simbolizar el dolor inasimilable.

    EL DOLOR DEL ANALIS TA

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    Esa mañana llegué al Hospital; quizás un día más,

    mi rutina consistía en asistir a pacientes interna-

    dos en las Salas; algunos a modo de seguimiento y

    en el sentido de una continuidad a una labor ya

    comenzada; y otros nuevos a modo de una prime-

    ra evaluación. Al encontrarme con la psiquiatra del

    Equipo me dice preocupada: “durante el fin de

    semana tuvo una complicación Ricardo, nuestro

    paciente. Ahora está en Terapia Intensiva”.

    Tal como ella lo afirma se trataba de “nuestro

    paciente”; no se trata de una propiedad ni de un

    bien ni tampoco una pertenencia; sino en primer

    lugar es compartir un vínculo y en él, nuestra labor

    y esfuerzo profesional en pos de su bienestar; y en

    esa labor, las estrategias técnicas, teóricas y profe-

    sionales y humanas son muchas.

    Al ingresar a la Terapia Intensiva; lo veo a Ricardo

    en una cama en un costado; conectado a cables,

    entubado, pero también consumido físicamente.Antes de acercarme a él me dirijo al Equipo

    Médico, y les informo a quien vengo a ver; la

    respuesta inmediata de ellos fue: “acaba de

    fallecer”. La perplejidad me invadió; la muerte

    siempre sorprende. Los familiares de Ricardo ya se

    habían retirado; por lo cual tampoco fue posible

    acompañarlos a ellos.

    Trabajar con pacientes graves o con patologías

    orgánicas nos confronta con la muerte muy directa-

    mente y no a modo de fantasía sino de realidad

    inminente y posible; no era la primera vez que

    fallecía un paciente en tratamiento; y si algo me

    motiva a escribir es mi resistencia a acostum-

    brarme a la muerte de los pacientes y sus efectos;

    a cosificar estos conceptos que a nuestros pacien-

    tes los atraviesan y también a nosotros como

    analistas.

    Al salir del pabellón de Terapia Intensiva; casi

    perdido, veo en mis manos una serie de intercon-sultas. La primera reacción quizás hubiera sido

    seguir con la rutina diaria; pero no fue eso lo que

    me pasó. No quise naturalizar la muerte al punto

    tal que una rutina fuera más fuerte que ella; no se

    hace posible trabajar desde la pulsión de vida en

    otros pacientes cuando la muerte se hace

    presente en la propia clínica. Me senté en el jardín

    del Hospital, reflexioné y racionalicé la situación

    de Ricardo como intento de elaboración; su

    vulnerabilidad física, la gravedad de su cuadro

    médico, el modo en que su cuerpo se fue consumien-do; aunque esto fuera en contraste con su deseo

    vital y proyectos a mediano plazo. La racionalización

    solitaria cumplió una función limitada. Luego, en

    la reunión de Equipo hubo palabras y escucha por

    parte de los colegas.

    Al decir de Nasio. (1998) el dolor es el afecto que

    expresa en la conciencia la percepción por parte

    del yo del estado de shock, del estado de conmoción

    pulsional provocado por la ruptura súbita del lazo

    que nos vincula con el otro. El dolor es la últimafortaleza defensiva contra la locura. En el análisis;

    el analista también elabora duelos y el duelo es

    con dolor. Si en el duelo se conjugan dolor y

    angustia, habrá que separar ambos para así

    pesquisar la subjetividad en juego. Es decir, elabo-

    rar los duelos significándolos en tanto pérdidas

    afrontando el dolor y transitar la propia angustia

    que excede la situación clínica con el paciente.

    En estas reflexiones podemos pensar una vez más

    en el sentido de aquello que es una convención

    para el Psicoanálisis: considerar al Análisis Person-

    al, la Formación Teórica y la Supervisión como

    aquellos pilares básicos en los que se aloja nuestra

    práctica. Las palabras son huellas, las palabras nos

    marcan y los analistas vivimos escuchando

    palabras; y no en cualquier contexto. Son palabras

    atravesadas por historias, por dolores, por duelos,

    imposibilidades, impotencias.

    EL DOLOR DEL ANALISTA

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    Es evidente que amortiguar estas palabras conlle-

    va un trabajo; para el que el psicoanálisis pensó en

    estos tres dispositivos.

    Es tal la magnitud de aquello de lo que somos

    testigos solitarios que nos requiere de tres disposi-

    tivos que logren encausar nuestras palabras para

    que ellas no interfieran negativamente en el

    tratamiento de los pacientes y en nosotros.

    La formación teórica será entonces el pilar que nos

    permita conocer y comprender la dinámica psíqui-

    ca del paciente y su modalidad vincular conforme

    a la constitución de su psiquismo. Formación que

    necesitaremos reforzar y profundizar día a día.

    La supervisión nos permitirá reconocer los

    obstáculos teóricos, técnicos, transferenciales que

    requieren una revisión constante con miras a

    pensar cada tratamiento en su subjetividad;

    Integrar lo teórico y lo clínico; Revisión y Análisisde la Transferencia; Mecanismos de Intervención

    del Terapeuta. Será la incorporación de una mirada

    más experimentada y externa: evaluar obstáculos

    del tratamiento y Determinar las causas del obstá-

    culo: resistencia del paciente; resistencia del

    analista; puntos ciegos del analista.

    El diálogo con colegas, el compartir con el Equipo

    del que formamos parte, los ateneos, y otros

    dispositivos, son los que permitirán la circulación

    de los avatares que la individualidad de esta

    práctica nos genera. Las palabras oídas requieren

    de palabras propias para que logren escucha y

    diferenciación; amortiguando así a modo de red el

    impacto de lo simbólico.

    A modo de conclusión: El dolor del analista

    requiere de una elaboración; que incluso puede

    ser con el paciente, aunque quedando éste por

    fuera del mismo. El dispositivo analítico nos

    permite muchas veces a los analistas poner enpalabras intervenciones que pueden ser además

    dirigidas a nuestra subjetividad, solo que el

    paciente no debiera enterarse.

    La angustia del analista habla de él y tiene un solo

    espacio posible; el propio análisis. Sin atravesar la

    propia oscuridad, ninguna luz se hará posible.

    EL DOLOR DEL ANALIS TA

    Referencias

    Freud, S. (1914/1988) Puntualizaciones Sobre el Amor

    de Transferencia”. En Obras Completas Vol. XII. Buenos

    Aires. Amorrortu Editores.

    Horstein, L. (1993) Práctica Psicoanalítica e Historia.

    Buenos Aires Ed. Paidós

    Nasio, J. D (1998) El Libro del Dolor y del Amor.

    Barcelona Ed. Gedisa.

    Bibliografía consultada

    Freud, S. (1912/1988). Sobre la Dinámica de la Transfer-

    encia”. En Obras Completas Vol. XII. Buenos Aires.Amorrortu Editores

    -------------- (1926[1925]/1988) Inhibición, Síntoma y

    Angustia. En Obras Completas Vol. XX. Buenos Aires.

    Amorrortu Editores

    Horstein, L. (2003) .Intersubjetividad y Clínica. Buenos

    Aires Ed. Paidós.

    Nasio, J. D. (1996)“Cómo Trabaja un Psicoanalista”. Ed.

    Paidós. Buenos Aires.

    Weissmann, Juan C. (2004). “La Transferencia y la

    Contratransferencia en la Supervisión Psicoanalítica”.

    Revista de Psicoanálisis Ed. APA. Tomo LXI Nº3. Ética y

    Psicoanálisis. Buenos Aires. Julio – Septiembre

    Winnicott, D. (1991) El Odio en la Contratransferencia.

    En “Escritos de Pediatría y Psicoanálisis”. Ed. Paidós.

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

    20/54

    Resumen: El presente trabajo abordará lacuestión del cuerpo en las llamadas conductas de

    riesgo que se presentan en la inmediatez de la

    urgencia, desde una perspectiva clínica

    psicoanalítica, en articulación al marco jurídico de

    la ley nacional de salud mental y derechos

    humanos 26657, que resitúa la función del

    psicólogo en los equipos de salud mental y

    establece abordajes y diagnósticos interdisciplinarios.

    Palabras claves:  Cuerpo- psicosis - internación-

    abordaje interdisciplinario.

    Introducción: Algunas consideraciones sobre la

    ley 26.657. La ley nacional de salud mental y

    adicciones 26.657, sancionada en el año 2010 con

    amplio consenso por el parlamento nacional y

    reglamentada en el 2013, así como su antecedente

    en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la ley de

    salud mental 448 sancionada en julio del 2000 y

    reglamentada en el 2004, establece que el

    tratamiento de las personas con severo sufrimien-

    to psíquico, requiere de un abordaje diagnóstico y

    clínico por parte de un equipo interdisciplinario,

    sostenido en el respeto por la autonomía del

    paciente y en la consideración de la internación

    como último recurso terapéutico, estableciendo

    que la salud mental implica un “proceso determi-

    nado por componentes históricos, socio económi-

    Ambas leyes al instalar una concepción de salud

    mental desde la perspectiva del sujeto social de

    derecho, producen una ruptura con el modelo

    biológico que sostiene la idea de un cuerpo organis-

    mo cuyas conductas responden a bases neuronales

    a modificar farmacológicamente, como con el

    enfoque social asilar, ligado a una concepción de

    peligrosidad y aislamiento de la locura, judiciaIiza-

    da y psiquiatrizada policialmente, que requiere de

    la vigilancia y disciplinamiento de los cuerpos, en

    función de un orden custodial que preserve a la

    sociedad. Orden que remite a jerarquías y prescrip-

    ciones, en una disposición táctica que posibilita el

    ejercicio de un poder sobre los cuerpos indóciles,

    proveniente de una genealogía de prácticas violen-

    tas, aún con el tratamiento moral de Pinel(Foucault, 2008).

    Desde la familia, los vecinos, la sociedad, los

    medios, se recurre a la autoridad, imponiéndose

    una operación desde lo social: la internación y la

    reclusión de quienes no pueden inscribirse como

    uno entre otros en la comunidad.

    4 Versión corregida para su publicación, del trabajo presentado en el XV Congreso de Psicología de la Federación de Psicólogos de laRepública Argentina (FEPRA): “Los atravesamientos en la salud mental. Intervenciones de la psicología en los contextos actuales”,

    realizado en El Calafate en marzo del 2014. 5 Lic. Psicología UBA. Magister en Psicoanálisis UK. Jefa de servicio Htal Borda. Profesoratitular del Departamento de Psicología y de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Kennedy. Docente Facultad Psicología UBA.Vicepresidenta de APBA. Miembro Comisión de Salud Mental de FEPRA. Consejera suplente por la FEPRA del Consejo ConsultivoHonorario de Salud Mental y Adicciones. CONISMA.

    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO

    DE LA LEY DE SALUD MENTAL

    cos, culturales, biológicos y psicológicos, cuyapreservación y mejoramiento implica una dinámi-

    ca de construcción social vinculada a los derechos

    humanos y sociales de toda persona”.

    Cristina Gartland

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

    21/54

    La ley nacional de salud mental 26.657, impacta

    fundamentalmente al regular mecanismos

    institucionales de poder en la internación involun-

    taria, la cual es considerada en su artículo 14 como

    “recurso terapéutico de carácter restrictivo, que

    solo puede llevarse a cabo cuando aporte

    mayores beneficios terapéuticos que el resto de

    las intervenciones realizables en su entorno familiar,

    comunitario o social”, ante la emergencia de una

    situación de riesgo de daño, requiriéndose de unaevaluación interdisciplinaria y del consentimiento

    informado de los tratamientos.

    Dicho impacto se produce al establecer, entre

    otros aspectos, y fundamentalmente en lo que

    hace a nuestra profesión de psicólogos:

    a) la posibilidad del ejercicio de la conducción de

    un servicio de internación en salud mental:”los

    profesionales con título de grado están en igual-

    dad de condiciones para ocupar los cargos deconducción y gestión, debiendo valorarse su

    idoneidad y su capacidad para integrar los

    diferentes saberes que atraviesan el campo de la

    salud mental”. (art. 13. Ley 26.657.2010).

    b) el abordaje interdisciplinario en la evaluación

    de una situación de riesgo de daño cierto e

    inminente que requiera internación, debe tener

    en cuenta la singularidad del sujeto en un tiempo

    y contexto familiar y cultural determinado, lo cual

    implica ir más allá del diagnóstico clasificatorio

    psiquiátrico, considerando que la emergencia de

    una situación particular de crisis, debe ser contex-

    tualizada en un tiempo en el que confluyen diver-

    sas variables.

    c) el diagnóstico interdisciplinario de la situación

    de riesgo de daño, ante la demanda del dispositi-

    vo de internación en un servicio de Salud Mental,

    va más allá del diagnóstico psiquiátrico

    estandarizado a cargo del médico psiquiatra,debiendo constar, en tanto dictamen profesional

    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE LA LEY DE SALUD MENTAL

    del equipo interdisciplinario del servicio asistencial

    a cargo de la internación, con la firma de dos profe-

    sionales de diferentes disciplinas, uno de los cuales

    debe ser psicólogo o médico psiquiatra. Cuestio-

    nes discutidas por sectores hegemónicos que aún

    siguen cuestionando el ejercicio en cargos de

    conducción por parte del psicólogo, en descono-

    cimiento de las incumbencias y competencias de

    nuestra profesión establecidas por la ley 23.277 del

    Ejercicio Profesional de la Psicología promulgadaen noviembre de 1985 y por su posterior reglamenta-

    ción, en la disposición 343/2009 del Ministerio de

    Educación, que determina en su anexo 5 las incumben-

    cias de los egresados de la carrera de Psicología, y

    en la actual ley nacional de salud mental.

    Resulta un mecanismo sorprendente que aún se

    sostenga ilegítimamente la vigencia de algunos

    artículos ya perimidos de la ley 17.152 del ejercicio

    de la medicina sancionada en 1976 sin discusión

    parlamentaria durante el gobierno militar de facto,que pretendía regular las incumbencias de los

    psicólogos supeditándolas al orden médico en

    carácter de auxiliares o colaboradores de la medici-

    na, cuando la ley vigente 26657 de salud mental

    establece como requisito para ejercer la jefatura de

    un servicio, la idoneidad para la integración

    interdisciplinaria de los diferentes saberes.

    Se instala así, el debate sobre las incumbencias de

    las diferentes disciplinas, sobre si hay una discipli-

    na que sea considerada más apta que otras para

    una evaluación diagnóstica considerada “científi-

    ca”, y sobre qué lugar para el psicoanálisis en el

    abordaje clínico de sujetos en situaciones consideradas

    ya no de peligrosidad, sino de riesgo de daño, en

    su relación con la urgencia subjetiva que afecta al

    cuerpo, y encuentra su cauce en la dimensión de la

    palabra. Cuestiones que nos conducen a interroga-

    rnos sobre el estatuto del cuerpo vinculado a los

    fundamentos teóricos que guían nuestra práctica,

    así como respecto al problema del abordajeinterdisciplinario en la evaluación de las situa-

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

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    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE L A LEY DE SALUD MENTAL

    ciones de riesgo por las que un sujeto requiere del

    dispositivo de la internación, y las implicancias

    éticas que se desprenden.

    ¿De qué cuerpo hablamos en salud mental?

    Desde el discurso de la ciencia se habla de un

    cuerpo neuronal: conjunto de órganos, células,

    zonas del cerebro, cuerpo organismo sin falta,

    mediante el cual, el hombre, como la máquina,escaparía a la muerte (Le Breton, 1990). Cuerpo a

    ser tratado en función de reacciones químicas,

    desde una lógica de la supresión del síntoma, que

    se enlaza a un afán de dominio clasificatorio de las

    conductas del hombre, catalogadas por manuales

    médicos de entidades clínicas psiquiátricas, en

    casi infinidad de diagnósticos considerados

    trastornos, o desórdenes mentales y del compor-

    tamiento, en la pretensión de ser ley, equivalente a

    un juicio de existencia, conducente a launiformización hegemónica de los síntomas, con

    sus protocolos de investigación psicofarmacológi-

    ca funcionales a la industria farmacéutica. Lógica

    que se plantea desde la categoría de lo universal,

    desde la que no tiene cabida la singularidad del

    padecimiento del sujeto que habita ese cuerpo

    organismo viviente.

    Para el psicoanálisis, que se ha nutrido permanen-

    temente de diversos campos del conocimiento,

    desde la física y las leyes de la termodinámica, lalógica y las matemáticas, a las ciencias conjetura-

    les, la lingüística, la literatura, el arte, o la función

    poética ligada al decir, el síntoma resulta un acon-

    tecimiento del cuerpo. Constituye la dimensión

    propiamente humana, que habla del desarreglo

    estructural del ser hablante, y se expresa en un

    cuerpo erógeno y pulsional, moldeado por la

    cultura, marcado por el lenguaje articulado a los

    sonidos de la lengua, la mirada y el gesto de amor.

    Se manifiesta en la tensión displacentera que

    afecta ese cuerpo habitado por lo simbólico del

    lenguaje, al ponerse en juego la dimensión del

    goce en su relación con el inconsciente, en las

    diversas modalidades de la angustia, en el cansan-

    cio doloroso e insoportable de la tristeza y del

    duelo intramitable de la melancolía, en el movi-

    miento irrefrenable de la manía y su elación

    lenguajera en búsqueda de un sentido, o en el

    estallido alucinatorio de las voces que se le

    imponen al llamado esquizofrénico, y lo conducen

    a actos erráticos de locura, como respuestas al malestructural que lo aqueja en su intimidad más

    profunda.

    Para el psicoanálisis, que se ha nutrido permanen-

    temente de diversos campos del conocimiento,

    desde la física y las leyes de la termodinámica, la

    lógica y las matemáticas, a las ciencias conjetura-

    les, la lingüística, la literatura, el arte, o la función

    poética ligada al decir, el síntoma resulta un acon-

    tecimiento del cuerpo. Constituye la dimensión

    propiamente humana, que habla del desarreglo

    estructural del ser hablante, y se expresa en un

    cuerpo erógeno y pulsional, moldeado por la

    cultura, marcado por el lenguaje articulado a los

    sonidos de la lengua, la mirada y el gesto de amor.

    Se manifiesta en la tensión displacentera que

    afecta ese cuerpo habitado por lo simbólico del

    lenguaje, al ponerse en juego la dimensión del

    goce en su relación con el inconsciente, en las

    diversas modalidades de la angustia, en el cansan-cio doloroso e insoportable de la tristeza y del

    duelo intramitable de la melancolía, en el movi-

    miento irrefrenable de la manía y su elación

    lenguajera en búsqueda de un sentido, o en el

    estallido alucinatorio de las voces que se le

    imponen al llamado esquizofrénico, y lo conducen

    a actos erráticos de locura, como respuestas al mal

    estructural que lo aqueja en su intimidad más

    profunda.

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

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    Manifestaciones sintomáticas que dan cuenta de

    atravesamientos intramitables de su cadena

    filiatoria y del contexto en que se desarrolla su

    historia singular. Y que constituyen intentos de

    afirmación de un cuerpo propio que se abandona

    a sí mismo en la disolución yoica, al no encontrar

    alojamiento en ese Otro inexistente, que se experi-

    menta como absoluto consistente, extranjero y

    amenazante, y despierta la hostilidad más íntima.

    El estatuto de cuerpo que sostenemos, se refiere aun cuerpo efecto de discurso, habitado y produci-

    do por el lenguaje, que en la sociedad actual, de

    ideales cada vez más utilitarios, de caída de las

    creencias y de las cosas del amor (Lacan, 1975), de

    segregación violenta, considerada sociedad del

    occiso, de occidentados, en una condensación de

    occidente y accidente (Lacan,1971), padece de los

    efectos de empuje a lo aniquilante, en la ruptura

    de los vínculos sociales, con complejidades y

    nuevos paradigmas en el funcionamiento familiar,

    con nuevas versiones de desocupación, alienaciónlaboral, racismo y desamparo, al no posibilitar la

    hospitalidad el seno mismo de la comunidad.

    En relación al contexto histórico social y sus

    efectos en la constitución del cuerpo de la cultura

    en nuestra sociedad, no podemos soslayar la

    incidencia de las secuelas de un pasado trágico,

    con desapariciones de cuerpos, exilios, silencios y

    desubjetivación a través del miedo y el terror, en

    un ejercicio perverso de poder ilegítimo, que logró

    imponer un capitalismo neo liberal, con erradi-

    cación de industrias y de fuentes de trabajo,

    desocupación, desarraigo. Factores incidentes en

    el potenciamiento del sentimiento de desamparo

    radical, así como en el ejercicio de muchas prácti-

    cas conducentes a la adaptación al sistema y la

    supresión del síntoma, sin dar lugar a lo real de la

    angustia.

    En la evitación de lo real de la angustia que implica

    la confrontación con el vacío de la existencia,muchas veces el abuso de alcohol, drogas,

    psicotrópicos, o las nuevas sustancias químicas,

    cumplen una función supletoria en la supresión

    tóxica del dolor.

    Al quedar el sujeto más expuesto a situaciones de

    real y subjetivo desamparo y vulnerabilidad, ante

    las exigencias de goce y de inmediatez y la incerti-

    dumbre para sostener y anudarse a un proyecto

    de vida, contextos facilitadores de la emergencia

    de las crisis, surge la amenaza de pérdida o despo- jamiento de la imagen corporal narcisista que da

    consistencia. Situación en la que se pone en juego

    en relación al semejante, la inminencia experi-

    mentada con certeza de un peligro, que puede

    promover una respuesta pasional violenta, con

    riesgo de daño, como afirmación de su tener un

    cuerpo.

    Ante ello puede surgir la demanda de internación,

    que como adelantamos, requiere de una evaluación

    diagnóstica, tanto del sujeto padeciente, como delcontexto social facilitador en la emergencia de la

    crisis.

    Cabe aclarar que en dichos intentos de afirmación

    de su tener un cuerpo, también se logran producir

    otras soluciones, como el armado de cuerpos que

    se afirman en su existir, por vía del decir, o desde

    un hacer más ligado a lo sublimatorio, al encontrar

    un saber hacer con el síntoma, a través de la imag-

    inación creadora, o de la invención, como recursos

    que le permitan un lugar en la comunidad.

    El cuerpo en la psicosis: El estatuto sobre el

    cuerpo que se desprende de dichas consideraciones,

    no es el de la res extensa cartesiana. Consideramos

    que hay un cuerpo imaginario que va más allá de

    la imagen narcisista, un cuerpo simbólico marcado

    por el lenguaje, y un cuerpo real de los afectos, de

    las pasiones, de la angustia, del dolor. Tres dimen-

    siones que se constituyen como un nudo, que

    posibilita el sentimiento de tener un cuerpo.

    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE LA LEY DE SALUD MENTAL

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

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    Ante el surgimiento del insoportable vacío de

    significación que atormenta, la angustia despierta

    al soma. Pudiendo surgir la inhibición, el síntoma,

    o la pasión del ser sin mediación ante la amenaza

    de disolución imaginaria.

    Cuando lo simbólico falta a la cita, el sujeto

    mantiene una mortífera relación agresiva especu-

    lar narcisista con el semejante, ante la irrupción de

    un real que conduce a intentos de reafirmación dela imagen, frente a un Otro amenazante que se le

    presenta como un Dios oscuro, como sucede en la

    psicosis.

    Ante la imposibilidad de mediación simbólica y el

    desfallecimiento de la consistencia narcisista

    yoica, puede quedar suspendido en un fuera de

    discurso, en ruptura del lazo social, en situación de

    riesgo de cometer un acto considerado de locura,

    ante el cataclismo imaginario y los intentos del

    sujeto en sofrenar la tensión insoportable de ungoce que localiza en un Otro gozador.

    Y aquí se plantea el debate sobre la peligrosidad y

    el rechazo de la locura, y sobre su abordaje clínico

    y la función de una internación, ante la emergen-

    cia de una situación considerada como de riesgo

    de daño cierto e inminente.

    Es entonces que adquiere su importancia el

    abordaje y diagnóstico interdisciplinario, el cual

    no se reduce a un cuadro psicopatológico. Los

    dispositivos y la interdisciplina en la experiencia

    hospitalaria El dispositivo “reunión de equipo”.

    En nuestro programa “Arte, cultura, psicoanálisis y

    trama social”, al hablar de dispositivo, tomamos la

    definición de Foucault, como un conjunto

    heterogéneo de elementos: discursos, reglamen-

    taciones tanto arquitectónicas, como las que

    surgen de leyes y normas institucionales, enuncia-

    dos científicos y filosóficos, lo dicho y lo no dicho,entre los que se establece una red, que se consti-

    tuye esencia del dispositivo mismo, cuya función

    principal y estratégica es la de responder a una

    urgencia.

    En el abordaje del dispositivo de internación, la

    “Reunión de Equipo Interdisciplinaria”, constituye

    en sí misma un dispositivo bizagra, posibilitador

    de la constitución de una trama entre los

    integrantes del equipo, en permanente movimien-

    to pensante y discursivo, en el que participan losmismos junto a pasantes en formación, en función

    de establecer comunidad de estrategias para el

    abordaje clínico, a partir de un “entre” discursos,

    generador de vaciamiento de sentidos y de

    productor de nuevos sentidos, en el descompleta-

    miento del discurso amo o del discurso universi-

    tario que se presenta como saber absoluto. Así

    también, interrogándonos sobre los límites de

    cada disciplina, o vaciando de sentido lo “discipli-

    nario” referido a las disciplinas intervinientes,

    como manifestó un paciente en la asambleaclínica respecto al nombre de “Hospital Psicoasis-

    tencial Interdisciplinario José T. Borda”, otorgán-

    dole una connotación represiva en tanto sumisión

    de los cuerpos.

    La “reunión de equipo interdisciplinaria” resulta eje

    fundamental del trabajo conjunto y diferenciado

    en función de las incumbencias profesionales y los

    entrecruzamientos discursivos, sobre el análisis de

    la singularidad del caso por caso en la evaluación

    diagnóstica de la situación de riesgo de daño que

    presenta el paciente, considerando las manifesta-

    ciones de la crisis en su relación con el contexto

    familiar, social, laboral, educacional, en el que

    emergen.

    Como así también la incidencia en los tratamien-

    tos de problemas institucionales que posibilitan u

    obstaculizan una política de internación breve que

    propicie la subjetivación de los cuerpos y las exter-

    naciones, así como la ambulatorización de lostratamientos, y la asistencia de pacientes ambula-

    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE L A LEY DE SALUD MENTAL

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    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE LA LEY DE SALUD MENTAL

    torios que ante situaciones de crisis requieren de un

    abordaje particular en el dispositivo que hemos

    creado de internación diurna, en función de prevenir

    nuevas internaciones, versus la naturalizada vigilan-

    cia y control de los cuerpos, versus la naturalizada

    vigilancia y control de los cuerpos.

    Frente a lo cual se requiere, desde nuestra perspectiva

    clínica, una posición en el abordaje de los sujetos que

    presentan manifestaciones consideradas psicóticas,no como un problema para la sociedad, sino vincula-

    da a la relación en un discurso.

    No se trata de la adecuación de la palabra a la cosa.

    No se trata de informar o comunicar, sino de introdu-

    cir la ética del deseo articulada a la lógica del signifi-

    cante, en la suposición de un saber que se transmite

    por un discurso y sus letras, y que hace lazo social,

    lazo cuestionado en la psicosis, y lazos a producir en

    el equipo, sosteniendo la transferencia de trabajo.

    Las reuniones de equipo, como los espacios de super-

    visión, son considerados desde esta modalidad de

    abordaje, dispositivos en los que también se está

    advertido de la angustia y de los mecanismos incon-

    scientes que surgen ante la confrontación con las

    manifestaciones de la locura y con los propios límites

    y fracasos, en los que se entrelazan mecanismos

    institucionales que responden a lógicas de exclusión.

    La práctica profesional requiere de un entrenamientocomo ejercicio necesario en la formación del psicólo-

    go, que posibilite dar lugar al pensamiento crítico y a

    la invención, a partir del intercambio y la confront-

    ación en la llamada interdisciplina, donde se ponen

    en juego por parte de cada uno de los integrantes del

    equipo, los efectos de la particular lectura del

    sufrimiento psíquico del sujeto en crisis, en el respeto

    por los derechos que la ley de salud mental enuncia.

    Lo cual favorece la renuncia a posiciones dogmáticas

    que se escudan en saberes absolutos, considerados

    científicos, pero que finamente no tienen en

    cuenta la posibilidad real de articulación de

    distintos saberes y discursos, como ocurre en la

    llamada “multi-disciplina”.

    Nuestra experiencia nos plantea la importancia

    de llevar a los espacios de formación, como la

    supervisión y la reunión de equipo, los obstácu-

    los, interrogantes e hipótesis acerca de la locura y

    sus abordajes, en un ejercicio interdiscursivo einterdisciplinario que favorezca la producción de

    una hiancia en el discurso cerrado que todo saber

    que se presente como hegemónico promueve.

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    La propuesta es promover la Invención en el

    tratamiento de la singularidad del caso por caso,

    solo posible desde la lógica abierta del no-todo, a

    contrapartida del universo cerrado de discurso,

    generando un estado de reflexión crítica e

    interdiscursiva, para alcanzar consensos por parte

    del equipo y con el consentimiento del paciente.

    Esta formación implica la capacitación en la

    disciplina del debate y del comentario en la

    presentaciones clínicas de casos y de textos, asítambién en el intercambio con los agentes del

    discurso jurídico, desde el mismo marco regulato-

    rio que la ley estipula, poniendo entre paréntesis

    los saberes constituidos como absolutos, y

    considerando a la internación como un dispositi-

    vo de externación sostenido en una neo inserción

    social, advertidos que siempre hay algo que las

    leyes no pueden regular. Algo que escapa al

    discurso científico y al jurídico.

    Nos referimos al goce del síntoma que afecta alcuerpo. El analista, desde su función de escucha y

    soporte en la dirección de la cura, en una posición

    de extraterritorialidad del marco interdisciplinar,

    puede advertir y alojar el goce intrusivo, al dejar el

    saber y la verdad del lado del paciente en su

    función de enunciación, y propiciar, en la trans-

    misión de un deseo no anónimo, una nueva

    manera de inclusión del sujeto en el discurso y en

    la comunidad.

    CUERPO Y RIESGO DE DAÑO EN EL MARCO DE LA LEY DE SALUD MENTAL

    Referencias

    Foucault, M. (2008). El poder psiquiátrico. México. Fondo de

    Cultura Económico,.

    Lacan, J. (2009). De un discurso que no fuera del semblante

    El seminario Libro 18. Buenos Aires. Paidos.

    --------------(1974-75). El seminario. Libro 22: R.S.I. Versión

    inédita.

    Le Breton, D. (1990). Antropología del cuerpo y la moderni-

    dad. Buenos Aires. Nueva Visión.

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    Anzieu (1961) expone el concepto de proyección,

    de la siguiente manera: Freud se refirió a la proyec-

    ción en dos etapas distintas de su obra y desde dos

    perspectivas bastante diferentes, pero que

    mantienen una continuidad entre ellas. La primera

    se sitúa en 1896 [...] La paranoia se explica por un

    deseo homosexual reprimido y proyectado. [...] La

    proyección es aquí la expulsión de un deseo

    intolerable y su rechazo fuera de la persona; hay

    proyección de aquello que no se quiere ser.

    En una segunda etapa Freud efectuó una amplia-

    ción que contiene el germen de las técnicas

    proyectivas. La proyección es, entonces, el simple

    desconocimiento (y ya no la expulsión) por el

    sujeto, de deseos y emociones que no acepta

    como propios, de los que es parcialmente incon-

    sciente y a los que considera como pertenecientes

    a la realidad externa. (p.17)

    Más adelante plantea:La proyección es un proceso psíquico primario de

    índole similar a la realización alucinatoria del

    deseo en el sueño o en la transferencia

    psicoanalítica. Los procesos psíquicos primarios

    obedecen al principio del placer; tienden a

    establecer la identidad de percepción; así el apara-

    to psíquico busca reencontrar el objeto al cual

    asoció la satisfacción por primera vez (principio de

    placer). Por el contrario, los procesos psíquicos

    llamados secundarios tienden a lograr la identidad

    de pensamiento y de palabras (principios de

    identidad y de realidad) y fundamentan el

    pensamiento y la conducta racionales: deben

    hacer un gran esfuerzo para evitar las alteraciones

    permanentes a causa de los procesos primarios. (p.

    19)

    En relación a la situación proyectiva del psicodiag-

    nóstico en sí, Anziu señala que: Esta situación vacía

    reaviva los conflictos psicológicos del sujeto

    examinado, y desencadena angustia y regresión.

    La angustia está asociada a representaciones

    fantasmaticas inconscientes, que se transparen-

    tan, pues, en el contenido de las respuestas del

    sujeto, mientras que los mecanismos de defensa

    del yo contra la angustia y los fantasmas se manifies-

    ta preferentemente en las características formales

    de las respuestas.[...] El psicoanálisis distingue tres

    aspectos en la regresión psíquica: 1) Un aspecto

    formal. Hay regresión del pensamiento racional y

    conceptual al pensamiento por imágenes, a la

    representación figurativa. 2) Un aspectocronológico. Hay regresión del estado adulto a la

    primera infancia o, si el sujeto es un niño, regresión

    a estadios anteriores del desarrollo pulsional. 3) Un

    aspecto tópico. Hay regresión del yo al ello.

    Cuando el yo tiene el control del aparato psíquico,

    la pulsión encuentra su expresión en la descarga

    motriz.

    Si el yo está bloqueado, la descarga motriz se

    encuentra inhibida; el “cuantum” de afecto refluye

    del polo motor hacia el polo perceptivo y lapulsión encuentra su descarga de manera alucina-

    toria (alucinación, sueño, ensueño, fantasía).[...] De

    una manera general, tanto la situación proyectiva,

    como la psicoanalítica provocan la regresión, en el

    aparato psíquico, de los procesos secundarios

    –fundados en la identidad de pensamiento y el

    principio de realidad- a los procesos primarios

    –fundados en la identidad de percepciones y el

    principio de placer-displacer.[...]

    En los test de este tipo, la regresión es profunda y

    conduce al examinado a los problemas de diferen-

    ciación de interior y el exterior, de la madre y el

    niño, del objeto y el sujeto. Así las manchas de

    tinta del Rorschach evocan en el examinado ya

    objetos exteriores, ya el interior del cuerpo. (pp

    22-25).

    Consideramos que en el Psicodiagnóstico de

    Rorschach la aparición del determinante movi-

    miento menor (m) revela en el funcionamiento delaparato psíquico que algo no ha sido tramitado,

    EL MOVIMIENTO MENOR Y SU RELACIÓN CON LO TRAUMÁTICO ¿UNA INVESTIGACIÓN QUE ABRE PUERTAS?

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    Pensamos al movimiento menor puro (m) como

    efecto de la sobreexcitación en la economía libidi-

    nal. En este caso al no ser posible la operatoria de

    enlace del proceso normal del pensar, asociada a

    determinantes con la participación de la Forma,

    que permiten la ligazón de la moción pulsional, se

    torna insistente, generando una tensión en

    aumento que evidencia el intento del aparato de

    ligar lo imposible de tramitar, a semejanzas de las

    neurosis traumáticas, donde se produce unamarca en el aparato psíquico que luego deviene

    repetición.

    En este sentido nos preguntamos: ¿Hay representa-

    ciones ligadas al movimiento menor (m) que

    logran vehiculizar la carga pulsional a condición

    de su carácter sustitutivo?, ¿puede el movimiento

    menor (m) facilitar la detección de aquello que ha

    sido traumático para el aparato psíquico? Tenien-

    do en cuenta que nuestra contemporaneidad

    marca su particularidad en la construcción desujetos abandonados a los menesteres de sus

    impulsos más inmediatos, a merced de instancias

    psíquicas frágiles y vulnerables, ¿podría la

    aparición del movimiento menor (m) ser un indica-

    dor que evidencie la vulnerabilidad constitutiva

    del sujeto ante las exigencias extremas de la

    época? ¿La aparición del determinante movimien-

    to menor en el Psicodiagnóstico de Rorschach es

    efecto de los excesos que entraman nuestra

    contemporaneidad?

    Podríamos anticipar que hay representaciones

    ligadas al movimiento menor (m) que logran

    vehiculizar la carga pulsional a condición de su

    carácter sustitutivo y así facilitar la detección de

    aquello que ha sido traumático para el aparato

    psíquico. La relación entre el análisis del contenido

    y el movimiento menor puro, con la carga

    económica que este determinante conlleva,

    tienen un valor sustancial para la comprensión de

    la dinámica psíquica.

    Tal como plantea Mirotti (2010)

    En todo contenido la afectividad juega un rol,

    puede estimular o perturbar la estructuración

    formal de la respuesta, lo que se da particular-

    mente cuando la lámina suscita en el sujeto

    sentimientos desagradable (...) Pero obviamente

    son las respuestas originales con contenidos

    relevantes o singularmente elaborados, donde es

    más esperable una proyección personal impor-tante; también cuando una respuesta aún

    frecuente es dada con una fuerte carga emocional,

    o cuando una respuesta específica a un tema

    general se repite, o se vuelve a encontrar en caso

    de administrarse otra prueba de mancha. (pp.

    320-321).

    El contenido que queda vinculado al movimiento

    menor representa aquello que bascula entre este

    quantum de energía asociado con el aumento de

    tensión y aquella representación posible de accedera la conciencia. Este aumento de tensión queda

    íntimamente ligado al exceso que entrama,

    cualquier situación de vulnerabilidad e indefen-

    sión en que queda subsumido el sujeto desde su

    constitución.

    Por lo tanto, si existen representaciones que

    dentro de la cadena simbólica facilitan la

    expresión de lo inconsciente, pensamos que en el

    Psicodiagnóstico de Rorschach estos contenidos

    ligados al “movimientos menor”  darían cuenta de la

    pulsión y su insistencia en satisfacerse.

    En este sentido el contenido de los movimientos

    menores (m) sería una representación representa-

    tiva desfigurada de aquello imposible de ligar. Por

    la vía de la sustitución damos cuenta de la pulsión

    y es por vía del lenguaje que el significante posibilita

    vehiculizar aquello traumático y que requiere su

    elaboración.

    EL MOVIMIENTO MENOR Y SU RELACIÓN CON LO TRAUMÁTICO ¿UNA INVESTIGACIÓN QUE ABRE PUERTAS?

  • 8/17/2019 Vol. 1 N° 1 PROSPECTIVAS Revista Digital

    30/54

    En las representaciones ligadas al movimiento

    menor puro, se anunciaría que algo se derrumba,

    que perturba, que puede destruir, una fuerza

    arrasadora, incontrolable e inmanejable, para el

    aparato psíquico. En cambio en otras, que asumen

    un valor amortiguador, señala algo de la dinámica

    psíquica, que puede provocar aumento de

    tensión, pero no necesariamente sentimiento de

    desvalimiento y vulnerabilidad.

    No es lo mismo un contenido discursivo donde

    prima la destrucción o derrumbe asociada a algo

    que perturba, que desconcierta, que destruye, que

    otro contenido que asume un valor que amortigua

    la emergencia pulsional. Tomaremos las respues-

    tas de algunos protocolos administrados para

    ejemplificar lo enunciado:

    Una paciente de 40 años que a consecuencia de la

    pérdida de su útero no pudo tener hijos expresa lo

    siguiente:

    Lamina II – Posición Invertida

    Acá dijiste que ves como un dolor ¿dónde lo ves?

    Yo lo asocio con esto (se toca el cuello)

    ¿Me podrías marcar donde lo ves?

    Acá en estos salientes (marca el detalle usual

    negro y el detalle usual rojo inferior). El color... la

    mezcla de rojo y negro, es como si el rojo se dispa-

    ra, trata de sacarse de encima algo, de expresarlo

    para que alguien se dé cuenta (tarda mucho, la

    observa).

    ¿A qué te referís con que el rojo se dispara?

    Va a lograr decir eso que quiere decir, a pesar del

    dolor, lo va a decir; el dolor sale así (gesticula con

    las manos hacia arriba desde el pecho)

    Un joven de 25 años, cuyas entrevistas evidenciaron

    una gran dificultad para esclarecer situaciones

    familiares, que desde el relato se expresan como

    “secretos bien guardados”  manifiesta lo siguiente:Lámina IX: Posición Normal.

    “Lo que fue oscuro se está aclarando, algo se está

    expandiendo, la sensación como que algo malo se

    empezó a aclarar”. La emergencia del movimiento

    menor puro en estas respuestas señalan como el

    impacto que genera la lámina, evoca la intensidad

    de la carga pulsional que produce una tensión que

    evidencia, a través de la cadena significante, que

    algo no ha podido ser tramitado por el aparato y

    deviene repetición.

    Discusión

    Lo desarrollado hasta el momento nos permite

    comenzar a esclarecer algunos de los interro