t2c valor añadido: el respeto - carlosgeohistoriaen el respeto a los demás, no hay mejor acción...

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g Hay tres maneras de ganarnos el respeto de los demás: con el desarrollo de actividades profesionales y sociales, a través del cuidado de nosotros mismos y con la ayuda a los demás. En la primera se incluirían aquellas ac- tividades que concuerdan con nuestra ma- nera de ser y merecieran el reconocimiento de nuestros semejantes. Este es el caso de una violinista que ejecuta magnícamente una pieza de música, pero tam- bién del carpintero, del jardinero o la enfermera que realizan su trabajo con ecacia. En el mundo antiguo cuidar de uno mismo signicaba apren- der a buscar el placer y sopor- tar estoicamente el dolor. Hoy, signica además no convertirse en una carga para los otros. La adquisición de la necesaria in- dependencia de los adolescentes respecto a los padres quedaría dentro de este ámbito. Nuestra sociedad da mucha importancia a esta manera de ganarse el res- peto al rechazar a quienes se aprovechan del trabajo de los demás. Ayudar a los demás es la fuente más universal, intemporal y profunda del ca- rácter propio del ser humano. No podemos vivir aislados. El intercambio social es la fuente de grandes satisfacciones y de no pocos problemas. Ni el aplauso por el brillo o las exhibiciones de las cualidades perso- nales en el ámbito que sea, ni tampoco la autosuciencia tienen grandes consecuen- cias para los demás; en cambio la ayuda mutua es el principio que conlleva al re- conocimiento de las otras personas como importantes, iguales y autónomas. En el respeto a los demás, no hay mejor acción humana que el amor; por ello éste siempre nos inspirará respeto. La autono- mía para amar a quien uno preera se da por descontada, así como la necesidad de brindar nuestra ayuda a quien la necesite. Valor añadido El respeto 30

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Page 1: T2C Valor añadido: El respeto - CARLOSGEOHISTORIAEn el respeto a los demás, no hay mejor acción humana que el amor; por ello éste siempre nos inspirará respeto. La autono-mía

g Hay tres maneras de ganarnos el respeto de los demás: con el desarrollo de actividades profesionales y sociales, a través del cuidado de nosotros mismosy con la ayuda a los demás.

En la primera se incluirían aquellas ac-tividades que concuerdan con nuestra ma-nera de ser y merecieran el reconocimiento de nuestros semejantes. Este es el caso de una violinista que ejecuta magnífi camente

una pieza de música, pero tam-bién del carpintero, del jardinero o la enfermera que realizan su trabajo con efi cacia.

En el mundo antiguo cuidar de uno mismo signifi caba apren-der a buscar el placer y sopor-tar estoicamente el dolor. Hoy, signifi ca además no convertirse en una carga para los otros. La adquisición de la necesaria in-dependencia de los adolescentes respecto a los padres quedaría dentro de este ámbito. Nuestra sociedad da mucha importancia a esta manera de ganarse el res-

peto al rechazar a quienes se aprovechan del trabajo de los demás.

Ayudar a los demás es la fuente más universal, intemporal y profunda del ca-rácter propio del ser humano. No podemos vivir aislados. El intercambio social es la fuente de grandes satisfacciones y de no pocos problemas. Ni el aplauso por el brillo o las exhibiciones de las cualidades perso-nales en el ámbito que sea, ni tampoco la autosufi ciencia tienen grandes consecuen-cias para los demás; en cambio la ayuda mutua es el principio que conlleva al re-conocimiento de las otras personas como importantes, iguales y autónomas.

En el respeto a los demás, no hay mejor acción humana que el amor; por ello éste siempre nos inspirará respeto. La autono-mía para amar a quien uno prefi era se da por descontada, así como la necesidad de brindar nuestra ayuda a quien la necesite.

Valor añadido El respeto

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