spence-postulados y metodos del conductismo
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K E N N E T H W. SPENCE
En o t ros tiempos
se
podía u s a r
el
término "coiiductismo"
en e
título
de una conferencia sin necesidad de hacer aclaraciones
ulteriores, lo-
do psicólogo sabía, por
lo
menos, que el referente era
ese
nuevo tipo
de
psicología, introducido
po r Watson, qu e
proponía romper
co n J a
tradición
y negaba que la psicología tuviera algo que ver con una
entidad mentalista llamada
conciencia o con un
método
conocido come
introspección. Hoy ea día la situación ya no es tan simple. El término
"cond-uictismo" puede referirse, por una parte, a un
punto
de vista
mu y general que ha sido aceptado por casi todos las psicólogos y que,
por
J o
tanto,
no
designa ningún grupo
ni
postura
teórica en¡
especial.
var iedades
de coriductismo
que
íiaií
sluo
piopuestas como coisp'.c-
nientos o modificaciones de la
formulación
original de Watson (p. ej,:
conidiuctismo
molecular, conductismo molar,
canductismo
operacional,
conductismo intencional,
conductismo lógico, para no menci-oirar
m ás
que algunas de las variedades). Aunque estas formulaciones actuales
admiten habitualmente
su
deuda para
con
Watson,
por
varios razo-
¡ n - e ? que no
podemos detenernos
a discutir ead
siempre hacen g-randes
esfuerzos para
diferenciarse de lo que se conoce como
"coiiducüsnio
watsoníaiio"
o
"watsoníanisimo".
Sin
embargo,
es
preciso
seña la r
que
esta afirmación
es
verdadera únicamente
en relación con la
peculiar
combinación de
supuestos
que propuso
Watson.
Muchos de los postu-
lados básicos de su formulación están
presentes
en
la s variedades
ac -
tuales del c Q - D ' d ' U e t H m o y, lo qu e es más impor tante , probablcmsntie,
en los presupuestos subyacentes empleados por la mayoría de los
psi-
cólogos
nor teamer icanos
en la
ac tua l idad.
.
v , c i''-inalmen:^ ca r , ' , < J 2 o * < _ -.cal Reí ; . < . .,- . i" -
3,
T" ,
-
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I f \ r j4 UNA CPIXCTA Di
.ANA
IX¿pues de Kaber
tomado
la
precaución, de d.stiBguír caire los
eon-
ductísanos
d e noy y la
versión, original
de l conductísino
la atención sobre otro hecho interesante: con la
posible
excepción de
Todman, muy
pocos,
y tal vez ninguno de los psicólogos actuales, pa-
considerarse
o, por lo
menos, referirse explícitamente
a sí
como conductistas. Esta denominación, cuando aparece, es habitual-
mente empleada por
psicólogos
que se consideran, opuestos ai
coii-
ductisnio. Sin
duda»
una de las razones que sustentan esta ausencia
o
carencia
de espíritu de
"compañerismo"
es qiue la
gran mayoría
de
los psicólogos norteamericanos contemporáneos simplemente dan por
•supuestos muchos de los presupuestos condbctistas y, como han esta-
do
ocupados
con los
detalles inherentes
aj í desarrollo y a la
aplicación
de sus instrumentos de
investigación
específicos, han»
tenido
poco
tiempo o 'propensión para dedicarse a reflexionar acerca de los proble-
mas
metodológicos y sistemáticos más
generales
de su ciencia.
Aun los psicólogos de
orientación condoictista dotados
de
mayor
propensión teórica parecen haber estado demasiado preocupados por
cuestiones
de detalle como para dedicarse a la consideración de un
marco de referencia teórico más
general.
En lugar de tratar de formu-
la r
un completo
die
psicología teóricos se han preocupado
más bien por la elaboración de hipótesis relativamente específicas, re-
feridas a ámbitos de datos bastante limitados como» p. ej., teorías acerca
de los fenómenos de aprendizaje simple, teorías motivacáanales, teorías
acerca del desarrollo de la personalidad, e t f cc* En
consecuencia,
encon-
tramos que» en lugar de reunirse en torno del símbolo del "conduc-
tismo"j
las lealtades
tienden a
vincularse
con
rótulos tales como aso-
ciacianisrno, condicionamiento, teoría del
refuerzo, hipótesis
de la frus-
tración,
cte.
En otras palabras, parece como si estos psicólogos
hubieran
superado la etapa cte las escuelas.
•En
estas circunstancias, no puedo y no intentaré presentar un con-
junto fijo
de artículos de fe,
sostenidos
en
forma
consciente y
cohe-
rente por un grupo de hombres que se autodenomiiian
coooidíuctístas.
En
lugar
de
esto t r a ta ré
de
formular algunos principios
metodológicos
que, según creo, están ejemplificados en el trabajo de algunos psicó-
logos contemporáneos que, sin duda, admitirían una deuda
histórica
considerable
en relación co n aquella
'primeria
formulación conocida
como
escuela
conduct i s ta ,
•El .primer problema qu e trataré está
relacionado
con la concepción
M/
D > TISMO
ci é i.
.
i > ' J k " . :i . i
:
,
¿. '.. L L t u r ; ; . „ < ; . k los
sucesos psicológicos. E*i J a s p^c^g^ ,
c l aucas ,
-c-ta de la i - a t i ldad
est ruc tura l
o psicologías del a-;to. Ir ,
posición adoptada era
que-
Li
p s i -
cología,
supues to
qu e
fuera ana ciencia
na t u ra l ,
era,
si n
embargo,
única er
."tlgunos
sentidos. Hn i u ^ a r
de nipor-vr
:.mc
se ocuip;:ha.
come
ío h a c e po r
ejemplo
la
física,
de sucesos que
ocurren '
en la
condena?.
o en J a experiencia inmediata de l científico observador o que se dan
por intermedio de aquélla, se decía que la
psicología
observaba y
a n a -
lizaba, por de una espede de sentido in terno , la
experiencia
inmediata per se.
Las
sensaciones,
ias
emociones. los pensamientos eran
considerados como aspectos observables de la experiencia directa v no
como construcciones (.coiistructs) sistemáticas que,
al
igual
que los
átomos y electrones del físico, eran inferidos a partir de la
experien-
cia
inmediata .
Por fo r t un a , la
relación entre
la experiencia inmediata (concien-
cia) y los datos y construcciones de la ciencia ha
sido
considerable-
mente
aclarada
en los últimos por los de
diferente-
grupos de pensadores.
Los filósofos de la
ciencia,
los
positivistas
lógicos
(1, 5» 6, 7),
científicos
con inclinación
filosófica
como
Brkígman (3) y, de la psicología, escritores como
Ber ing
C'2 j , F r a r t
( i S j ) y S te
veas
(J8.) logrado,
según creo, probar
que
los
da tos cíe
todas las el origen, a saber, la ex-
periencia
inmediata de una persona que observa: el científico mismo.
Es decir
que la experiencia
inmediata,
la
matriz
inicial a
partir
de
la
cual se desarrollan todas las ciencias, ya no es como
una
cuestión por la cual deba preocuparse el científico en cuanto tal.
£ste
simplemente
la
.da supuesta,
y
pasa
a
tratar
de
describir
los
sucesor, que
ocu-rreei
en ella, v a descubrir y
formular
la naturaleza
de las relaciones que existen entre dichos fenómenos,
Boring expresó claridad
Dará los psicólogos en su
libro The Ph-ysical
Dimensions o f
Consriousness
publicado hace algu-
nos años. En él escribió:
"De
esta
man e ra ,
los
Ancosos
de la física,
como dijo
Wondt,
son
medáatos cu
relación con la
está en el trasfondo dadora de datos científicos,,
imposible
de
advertir
como realidad excepto tn
forma inductiva.
De
la
misma ma-
nera,
la
pjvictílogía
debe ocuparse
de
realidades
existenciales
que
son
igualmente
meddí-tcs cr.
relación
con h cxpcrk-ncía , No hsy
nianern
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1 me-: -do
1 O
i a
o :,¡ dcnc,- - cu i
o í . T U :
indi . r e c t a inferencia , j> .
expe r imcntal" ("2, p. 6\
En
época
más
reciente
P r a i t
en
^u
Lo^ic ef
(15)
h a
insistido sobre
esre
p u n t o
c on considerable
eíiCoc^a.
O J Í T I O él
señala, la
materia
de a psicología es exac tamente del
mi.-mo
tipo qu e
la
de
todas
la s
demás
ciencias; cualquier diferencia
M i t r e
la s c k n e ía s
se debe a una
simple
cuest ión de conveniencia, a
u n a
divisi-ni de la
labor científica
a la que
recurrimos
cuando
el
conocí
aliento
de tal lado
crece
má s
allá
de la
capacidad
de
aprehensión de mi;i ^ c v i a pets-ma.
Creo
qu e tiene
cierto interés h is tórico observar ,
e u C o n e x i ó n co n
este punto,
que en el
primero
de los
artículos que in troducían
la
pos-
tu r a conductista. Watson adoptó
esencialmente
la
misma ac t ' tud.
Es -
cribió:
"Ella
[la psicología] puede hacer caso omiso de 'a conciencia
en sentido psicológico. Sobre la base de ci te
supuesto ,
la ubíervación
de 'estados de conciencia* es tan poco t arca del psicólogo como lo es
de l físico. Podemos
llamar
a esta
postura
el reárese al uso P O
reflexivo
e
ingenoio
de la
conciencia. E n este ¿ - e n t i c io
se
puede decir que
la
con-
ciencia
es
el
inst rumento
o
1t herrnirnienta co n
la
cua l í r j h a ü n
todos
los científicos" (21, p, 176).
Admitiendo, pues,
que la
tarea
de l psicólogo
con-óstu
en
imponer
>rdcn
/ K I X Í I
íie-s po r
la
expendida irant'diaid, nu s
dedicar
inos
a h o r a
a la p r eg un t a
acerca de cuáles so n
esos
sucesos
peculiares
observados. A l t ra ta r de
contestar esta pregunta debemos
dirigir füirnero
la
atención
hacia
el
hecho de que
lo s
sucesos sensoriales de la experiencia de l científico
observador
pueden depender,
o ser el resultado, de dos clases de
con-
diciones diferentes: initraorgáiiíeas y
extraorgánicas:
L is primeras exci-
tan los interoceptores y las
•segundas
lo* ^•vteToceptorof;. A d e m á s se
deberá tener
en
cuenta
que la
física
se
ocupa únicamente
de
hechos
de
origen
extraorgánico. es
decir,
d e
aquéllos recibidos
po r
intermedio
de los exteroceptores. Por el
contrario,
se
consideraba
que los
diatos
de la
psicología clásica implicaban
fundamentalmente
sucesos
senso-
riales iniciados po r
intermedio
de
les Irifcmeeptor^s,
Se consideraba
qu e
estos
últimos
eran estimulados
po r
ac t ividad '
s menta les
inte rnas
tales como
pensar,
desear, reacciones emocionales, percibir, etc., y,
por lo tanto, se
pensaba
que proporcionaban
datos primarios acerca
de
dichas
act iv idades
S in embaí ¿f, resul ta c
s
laro qu e estas
cxperknck.s
originadas eri el
interior -difieren en forma bastante acentuada de da s qu e son provoca-
da s desde el
exterior,
por lo
menos
en lo que se
refiere
a su capacidad
para se r comunicadas y públicamente cont ro ladas. Por lo menos, si
podemos juzgar
sobre la
base
de los
interminables desacuerdos
que se
dieron
eníre
lo s
psicólogos
introspeccionistas
mismos,
este tipo
de ex-
periencias no
satisface
demasiado bien los requerí
míen
tos de verifi-
cación y
aceptación
social exigidos por el científico. Enfrentado con-
esta dificultad,
Watson
sugirió
que el
psicólogo, igual
que los demás
hombres de ciencia, debería limitarse a aquellos segmentos de su expe-
riencia que
tienen origen
en
condiciones extraorgánicas.
En
o t ras
pa-
labras, Watson sostuvo
que los
sucesos estudiados
por el
psicólogo
deberían
consistir
en observaciones de la conducta manifiesta de otros
organismos, personas distintas
idbl
científico qu e observa, y no en la
observación de las
propias actividades internas del científico.
Si n
embargo,
como
todos
sabemos, muchos
estudiosas
de la conducta
han
seguido
haciendo uso, en
mayor
o
menor grado,
de
este último
tipo
de
material
bajo
la
forma
de
los
informes verbales
de sus
sujetos,
objetivamente
regislraidJos.
J an verdad, en ciertas
circunstancias
el cien-
tífico masmo puede asumir un doble rol y servir al mismo tiempo de
sujeto
y de experimentador. En
este caso
su propio
informe intros-
pectivo es
registrado
como una respuesta -lingüística y (pasa a formar
parte,
de
¡los
datos
objetivos»
Para
algunos críticos
de l
conductísmo,
esta aceptación de los informes verbales de sus sujetos como parte de
los datos parece representar
un ,
abandono
de la
postura
conld'uctista
estricta y un retomo a
la
concepción según la cual la psicología estu-
dia-dos
sucesos ex^erienciales
además de la conducta
manifiesta.
M e
parece
que Jos que afirma n este dejan de ladlo una diferencia
mu y importante entre
las
dos posturas. Debemos recordar que el intros-
peccioEásta
suponía
la existencia de una correspondencia
estricta
de
uno a uno entre la s
respuestas
verbales id te
sus sujetos
y los
procesos
mentales
internos.
De
acuerdo
con
esto, aceptaba estos informes
in-
trospectivos como hechos o datos acerca de los sucesos mentales inter-
nos que
aquéllos
representaban. El conductista adopta una postura muy
diferente. Acepta la respuesta verbal sólo como u n a
fo rma
má s de
conducía
y se
propone usar
ese tipo de
datos exactamente
-de la
misma
manera
en qtie usa
otros tipos
de
variables
de
conducta. Así, trata
de
descubrir
leyes que
relacionen
las respuestas
verbales
con sucesos am-
bientales idel pasado o del presente y trata de encontrar las relaciones
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qu e
tienen
to e oíros üpos
de
variables
de
respuesta.
También iL s usa
í>a;s€ hacer inferencias
de
cierras
constmccionc;
hipo-
téticas o que emplea. Por lo
tan-to,
en contraste la con-
cepción íntrospeccionista según la cual informes verbales refle-
jan directamente sucesos mentales
internos,
es decir,
hechos,
el
con-
ductista los usa sea como datos por derecho propio cjue serán rela-
cionados con otros datos, o como una base a partir
d f e
la cual infiere
construcciones teóricas que, presumiblemente, representan actividades
internas o no
manifiestas
de sus
sujetos.
Más
adelante volveremos
a
hablar acerca
del uso que el
conductista hace
de
tales respuestas ver-
bales para
la
formulación'
de teorías.
Después
de
esta discusión bastante sumaria acerca
de los
datos ini-
ciales del psicólogo
conductista,
quisiera dedicarme ahora a la consi-
deración de la
naturaleza
de los
conceptos
que aqpél
emplea
para
registrar
y
describir dichos sucesos.
No
creo q¡ue
sea
necesario discutir
en forma la postura conductista era relación con el mo»
vimiento conocido
corno
operackxnalismo. La insistencia de los prime-
ros
en un análisis operacionai minucioso de los concep-
tos
tradicionales no
era,
en
realidad» otra cosa
que una
anticipación de programa, algo
exagerado
en su exigencia. El con-
ductista
da
por
'Supuesto, simplemente, que un cuerpo de
conocimiento
empírico no puede ser construido si no se proporcionan los criterios
para
la
verificabálídad
ide los términos que se
usan.
Por lo
tantoy
en
lugar de hablar de la definición operacionai de los conceptos psácoló-
gkoSj quisiera discutir
algunas
cuestiones relacionadas con un segundo
criterio de
aceptabilidad
de un concepto científico: me refiero ai su
significación,
A menudo es posible oír críticas en el sentido de que los concep-
tos conductistas son demasiado elementalístas, demasiado
atomistas,
o
de que no
logran reflejar
la
esencia
reai o el
verdadero significado
de
la conducta humana. Esto^ últimos críticos se quejan, a m enudo amar-
gamente,
acerca
de
empobrecimiento
de la
mente
y de la
falta
de ca-
k>i y de detalles
vividos
en
la
pintura que hace el conductista de los
sucesos psícolóoíccs, A J ^ I U I L S
de
estas criticas
reflejan
sinuplemcr.íc.
por
supuesto,
una falta de
comprensión
por
parte oc
aigunos
"paco-*
íogos en cuanto a la diferencia que existe entre
el
1
conocimiento cien-
tífico de un suceso, por una parte, y el conocimiento vulgar o el tipo
de conocimiento
reflejado
por el
novelista
o el poeta, por
otra,
Sea
lOS POStUtADOS Y L O S DE L C5ÑDÜCT.TSM0 21
debido a, su educación o
a.
su s intereses
básicamente
no
científicos,
estos, críticos el
abstracto
poseer,
los informes científicos
de
cualquier fenómeno.
L o
único qu e
cabe
responder
a un
crítico
e f e
tipo
es
señalar
qu e
los
intereses
del
científico
mu y
diferentes
de los
suyos
propios.
Po r
supuesto,
hay
otras interpretaciones legítimas
e fe
la naturaleza y del
hombre,
distintas
de
l'a
interpretación científica, v
es lícito dedicarse
a
cual-
qwíera de ellas. E
estudioso
de la
conducta sólo pide
que se le dé la
misma
oportunidad que han sus colegas d el campo de la física
o de la
biología para desarrollar
una
explicación científica
de los fenó-
menos
que
estudia.
Que
haya aspectos
de la
conducta humana
o
ani-
ma l
para
los
cuales
nunca se podría formular tal explicación es
akjo
que no se
puede
descubrir antes de haberlo intentado. Desgraciada-
mente
las de
psicólogos
en
relación
con
esta
cues-
tión no son conducir al descubrimiento de
dicho
co-
nocimiento, temo la dificultad en. que demasiadas
personas cuyos
intereses
no se
convertido
en
psi-
cólogos
.por
la noción de que J a es una
de
las
artes.
En
cuanto
a las que los
conceptos
del
condiic»
tísta
son demasiado
elementaüástas,
debo confesar
que, en mi
opinión,
el término "demenitalismo"
es tan sólo uno de o "con-
signas
que los gestaltístas han
usado para
la
defensa
y la
exposición
de sus doctrinas holístas. Por que
el pácólogo gestaltísta afirme
fervorosamente se
ocupa
tan.
solo
de totalidades, de situaciones
totales, el
hecho
es que sí está en descubrir uniformidades
o
leyes científicas,
fraccionar o
ciertos
rasgos
de los
sucesos totales
que
observa.
Tales
uniformidades
o
leyes
describen las en. que los se
repiten.
Pero los sucesos
concretos
totales no ¿,e
repiten
casi nunca*
Sólo
algunos de los
sucesos
se repten y,
siendo
así
s
la
ciencia
siempre
debe abstraer.
-El
problema
que se plantea
aquí
es, en realidad, el del
tamaño
de
las
"unidades
de descripción"
qu e empleará el
científico
y esto ncs
al criterio de aceptabilidad de un término
científico
que .de-
nominamos significación. A l
hablar
e fe la
sign-iftcación
de un
concepto
científico no s
referimos
a la
medida
en que un .
concepto
o una va-
riable en la formulación de
leves
o interviene en dicha ferrrm-
significativos
en
ciencia
so n
aquellos que,
-
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> : ÍCTÍS
10
e lo .
22 M A G I A UNA CIÍ iNClA
M
LA
se Por
(si
las hay) a
y
no lo La de con-
o de de
descripción
que, las
tallistas,
se al
"pleno
de significado" del
comea, es que de
conceptos
son
exitosos,
es
decir,
qué
conceptos conducen
ai
des-
cubrimiento de leyes. Esto sólo se puede establecer sometiéndolos a
prueba. •
También
aquí
el
hecho
de es
concebible se o . de
el de Las su-
ministran
de ti'P°» y
en
psicología lo
vemos
en la de de y de
Asá, los dé Brunswik (4) y de (8), spo-
de
o de la
y
la ser sea en de
movi-
mientos musculares) o en. de en
amplio. La que se elija, o de-
pende de los
•
intereses y del científico, del de ley que
espera encomtrai-
o
usar.
Como lo
señal'afa Hull
(11) al
tenia, d'e los los
les
consisten únicamente en que unos
prefieren usar conceptos
otros,
no
.ríamente, fundamentales. Sí arribos de conceptos
.fueran para-el y la de defoe-
,,ría ser descubrir coordinadoras que re-
velarían, las interreílaciones entre los O, sugiere
Hull
(11),
los postulados o supuestos primarios db quienes
trabajan
en un nivel más molar, podrían aparecer, en último término, como
teoremas en una descripción molecular.
pues, la postura el
conductista
en,
reía-
la de los en su
ciencia, ella reconoce: 1) que la de un
ser estimada
en términos de su
capacidad para conducir
a la formu-
lación efe leyes acerca
de los
fenómenos;
2) que una ley
es siempre, en mayor o menor grado, abstracta en
el
sentido de se
so s
o
stoiun-
a
de e otras propiedades que son irre-
levantes
la del 3)
que
el
método
de o ha sido exitoso en
Jos de la el de los
de y de
es,
sin e n , , el de los
la no es
que
una
de grado. Sobre la
die
no ra-
el del de
o aná-
lisis.
Hemos
dicto
«que
el
propósito principal
del
estudioso
de la
con-
ducta es poner y en el de suce-
so s
él el un
conjunto
de
en los o,
en El
d f e
sus o
la y la
En el de de la la eá de
se ha
ipor
del de
a
de la y de la
Para
dte
en
lia
de
observación
lo
la
formulación
de leyes de
esta manera.
La
situación
en psicología y
en las de la es
Debido
pálmente a la
mayor complejidad los
lógicos sí se los los físicos, el o bien
no
ha
aislar
o no
lia
en-
contrado medios medir las relevantes
dentro del sistema en, observación'. En
estas circunstancias
ha -
recu-
rrido
a conjeturas o postulados acerca
c f e e
los factores no controlados
o
de al el
de
diferencia, el "teoría"
ha
a- lo .
he en
otro lugar, muy
en
psico-
logía de la que en física. Las teorías de la física son construc-
ciones que sirven fundamentalmente
u en un
único
deductivo conjuntos de que,
con.-
an-
terioridad,
no
El es,
par
-
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feo, la de las de la y la
se
de la de
la la
de fe luz y la de los
• En por el las
us a
en de se los
o no del las
en
A
(20)
íes ha el de
tes" porque se que intervienen entre las variables ambientales
y por y las
(
de la
por
Se la el de la
lia
si
se
los de. ' el
psicólogo
de
Líani-
el a no
-las el
de o
cípaies:
¡1) de de
db
la
2) de del
y *
3)
Variables
de
o
del
de o de por las
se los las
2 .
4. ~
L as leyes del Jpo 1 sen leyes de asociación
de
propiedades de la
conducta. Para la
formulación
de leyes se us a con
muclia
fre-
cuencia u n a cons tante estadíst ica, el coeficiente de correlación, y,
como • < '-jun sabidr.. cc.k. ilpj Je le y c - ,
.¡v-colgado
ampliamente en
el
campo ck - io- tests pstcok»gi
-
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HÁCÍÁ U N A C I E N C I A D E L A P Ü I S O N A
FIGURA
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-Empíricas
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c i o n u n l as var i ables de
es tado
h i p o t é t i c a s
(la.
Ib , c tc " co n la s d iver -
sa s
variables experimentales
han
sido representadas
por
medio
de lí-
r i tas de pumos. Po r eíemplo u na "lev
1
* de t ipo ^ d e r i v e
< -
i n r r o -
di Ko la s
v a r i a b l e s
intervinientes
en
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p a g a d o ; ; ir.s
le)
es
c. l
ripn t la s
relacionan ton ] a < - • s an ab le- ,
i' iTíb'íejiíaít^
p¡re-
sentes,
y
L :^
T
:as relacionan
ccn
el
tiempo; las
"k". e> "
8
presen-
tan las
intcrrclaciones que se
supone que
exli-tcn
entre e sas
v a -
riable
i n t e r v i n i e n te s v.
per último, lus-
Y^k.eiop.cs
; \ ; p i - , sentada- por'
las
leyes del
tipo
9
relacionan
las
variable.-, intervinientes
con
ia s
var i ab le s
de respuesta . Es
decir
que estas l í neas de
p u n t f o
dvben se r
ccn;si de radas corno
representativa.-, Je
d í f e r e n tc j e 'as^: .
Je rcl^elar.c:-
•\-f
u l . H Í r - ^ .
v no 'x p
r
< B o r r a n ^ a t í 'K ' íón habitúa"
1
:\c
r n "
¡ onevi^n F - R .
A q u e l l o s
que estén rarniliarizados con fes conítruccioncs teóricas
de
iluil C . H ) reconuceraii ejemplos específicos de estas le\es hipo-
téticas. Por
ejeonip'lo,
su postulado o definición de la construcción foer-
za
de hábito (o EH
R
) como
u n a
función del número de refuerzos
E v
potencial
excí tate-no, , , tac dentro de la e'a.-e 5; \ su postu la de j
reícrc-nte a
la
fonn.i tn q u e ia
i í ihiS 'cit ' tn
re ac t i va ^ I r . ; ?e supone qu e
c a m b i a (se desintegra.;
con
e
paso
del
tiempo es
un
caso
de
** le \ " da
J i p o
7. A propusiío, se observará qu e esta última relación
e ,~
l,\
única
cj-ue se parece a
la s
llamadas leyes dinámicas
de
p rocedo
en
fí -
sica.
Este
tipo
de ley
describe
o enuncia las
leyes
que rí«en
los cam
bios que ocurren'
dentro
de un sistema con el
t r a n sc u i so
del
tiempo.
Una pregunta acerca de estas construcciones teóricaí que parece
plantearse invariablemente es si representan
algún tipo
de proceso o
de
estado interno, presumiblemente
ncurofisioló^ico.
R e s u l t a sorpren-
dente comprobar
con qué pc-rsisteneia
surgen
las confusiones en torno
a este punto. Probablemente se pueda explicar por la
dificultad
y la
resistencia
que experimentamos cuando es preciso deshacerse de v ie jos
significados
corrientes de las
palabras.
En relación con
cbtu,
i cbul ta
bastante gracioso
í.bservar
que
mientas
e'ue H u 3 1 o acusado, por lu
general, de
a t a v i a r el
organism-.-
con mitológicos
- _ 4 r - d < \ 7 eercbrj e>
Tohnaji. euvos conceptos teóricos tienen exactamente
la
misma e>-
*
j_
t r u e r u r a
f c » r m a
i
] que
los
de HuiL es
decir,
- \ 'ar:abíes in-rerviníentes
d e f t " r ü C Í a . F t ' ii tt*njiiDt*s úv ^ u c e s ^ ) ^ . a rob j Cin^ í i - s ]" ' ' ¡ep; ,ndicnfcs. e^
. icu-
s a c l í » co n f r e c u e n c i a de f o r j a r f a n t a ^ r i a s n - í - n t . u i ^ u j . N . 1,1 tx-plícJ i} ' '»?
de
esta situación resulta clara cuando
recordamos los
términos
emplea-
dos por estos dos psicólogos p a r a designar sus respectivas
v a r i a b l e s
intervínk'iite^. Por ejemplo., H u J Í usó palabras como hábito, impulso.
poter.cial exeitatorio
y
potencial
inhibitorio,
mientras que TVínun
llamó a sus construcciones teóricas c k m a n c h ' s . expec ta r iva í — s i g n o —
Géstale,
h ípó t -adE, etcétera.
'El único
significado
que
tkren e s t C ' S construcciones teór icas en
el
momento actual, es proporchpacK por las ecuaciones
que
las rela-
cionan con las variables e x p e r i m e n ta l e s conocidas: las mediciones am-
bientales,
por una
parte,
y las
medida^
de
la
conducta,
por
o t r a .
Dichas
ecuacionts c o n s - ü t r n c n
L;,
dci':nicj.one^ de aquellos ttrminos
•Ll papel actual
de
e-:as c o n s t n - c e i c m a s
teór icas
i ' , - - - , - u ' - ferias
d í ü h o , avudar al psicó'-.:L
T
o en la búsqueda tic las i c \ - e ^ c m r - r i c a s q u e
¿
"*
T~*
re l ac i onan- la
conducta cr ;n
s u s e ondáci oue h
c i c t e r i m r ^ s j t c s .
Ln
este
-
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- j f .
H > C r « >
U N A --re^fn
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r f
PF-K-O A i
¿j
la s
variables
experimenta^es relevantes. En un
a r t í c u l o
reciente (.17..'
de este problema de la construcción de teorías en la
psícolorí:i
i i •
can temporánea, subrayé
que es posible, en el
caso
de la
formulación
dt
la
conducta
de por
Huí ,
sustituciones en las que introducen la s
construcciones y una
única ecuación
que expresa la medida de respuesta
como
una función de las diversas
variables
ambientales antecedentes.
En ecuación las variables
teó-
ricas
inten-unientes
están los de la
ecuación.
En
tanto
que Taiman y yo hemos destacado el valor
heurístico
de
tipo
de construccíén- teórica para la formulación db la forma
completa de las
leyes,
Hull (12) na llamado la atención sobre otro
uso posible de
dichas construcciones.
Según él, construcciones tales
como
hábito v potencial excitatorio proporcionan,
además»
represen-
taciones o
índices
convenientes v cuantitativos del particular complejo
de variables
experimentales
a las cuales
representan.
Así, en
lugar
de tener que afirmar que el
sujeto
ha
tenido
tantos refuerzos en la
situación,
en
condiciones
en la era de
tal
y
cual
v
fu e diferida ]xw tal Y cual período, es posible sustituir todo "por
e valor caileuiiado de la fuerza de
hábito.
Por último, queda la posibilidad de estas construcciones
íntcr-
vínientes
tengan
sus contrapartidas en parte del interior del
organismo.
Huli,
en/ especial,
ha
mostrado propensión
a aceptar esta
posibilidad y no ha vacilado en hacer afirmaciones
acerca
de estas
construcciones que
sugieren su posible
ubicación y
funcionamiento
en el sistema nervio». Sin embargo, su justificación ha sido
siempre
qu e tales coii i jeturos proporcionan sugerencias para
c.\ncn¡ncntos
, -
personas
interesadas en
realizar tales coordinaciones
de
muestras cono-
cimientos. Sus teóricos se lian mantenido,
básicamente,
en
el de la
Al
terminar
esta
discusión
del de referencia teórico del
psicólogo conductista,
se
encuentra
to:;.i-
v ia en un estadio de desarrollo muy
primitivo,
-un
hecho
que, por ács-
oracía,
no ha sido
tenido
en cuenta por muchos de los
críticos
actuales
cíe postura. El teórico en este campo se ve aparentemente obli-
gado a elegir entre tratar ¿e establecer ua marco
teórico
general que
abarque la totalidad cíe los f en órneme de la cond^cf. o hien
es tudiv.r
J j f l t
en detalle un
solo
á m bi t o pe qu e ñ o de Toknan r- r k a inclinado.
casi
po r
la
pr imera a l terna t iva y, por
lo
tanto, su
t ra tamien-
to se
caracteriza
por una
obvia
de
especificaciones
detalla-
das de sus
construcciones
teóricas, Hull por su parte, ha preferido
el segundo Su
libro Principies
o f
Beharior
se
cíe
los casos de de
producidos
en el
laboratorio
—condicionamiento
clásico
e
instrumen-
tal—
y en
este
momento él y sus
discípulos
están de extender
las leyes fundamentales allí a los
de la conducta
individual.
Por lo que hace a las construcciones
teóricas,
es obvio que
los
fe-
nómenos .de conducta por Hull y por psicó-
logos de orientación conductísta no
lian re-querido Cpor
lo mencs
en grado considerable) toda
una
clase
de
variables Ínterviníentes
hi-
potéticas
que deban
ser
postuladas en última instancia. Así pues, las
construcciones teóricas que aparecen en el libro reciente de Hull — h á -
bito,
potencial excitatorio e inhibitorio, impulso,
etc.—
son lo po-
dríamos designar-.-como variables de es tado. Cada
una de cons-
trucciones representa condición o dei organismo
que se
supone
es el resultado de las
interacciones
c-1
y
su y es ea de
interac-
ciones. Por el contrario, J as nuevas construcciones a las cuakv
nos
referimos antes
representarían
no hipoté-
ticas,
no
observables, procesos implícitos
que
ocurren
en'
el individuo,
A s í ,
al estudiar los
tipos
de
conductas
y más
com-
plejos,
será preciso postular, además de variables de estado,
res-
puestas
emocionales
implícitas,
y ajus-
tes
pastúrale^
y orientación
de receptores
que xic son
f
acimenté ol-
servabíes.
Por el
momento, apenas
si se ha
comenzado
a
dichas
construcciones teórica
1
::
a l g u no s
ejemplos son
la s reacciones
de
ansie-
dad y sus efectos reforzadores secundarios (14) y las reacciones frac-
ciónales
aníícipatoiias
de
la
meta
como
ftindamenti»
de la
conducta
intencional (9, 10),
Es
en
este ámbito Je la teorización donde
los
informes
verbales
de
sujetos humanos podr ían r e su l t a r
muy
útiles para el teórico
de la
con-
ducta
va crue. presumiblemente, estos info rmes
pueden
servir
corno
¿ • í. i
p.:rd postular la existencia
de
e- ;
as aJlvidades inferidas.
s c n r ^ n f - n
runchos pe: i-
r
-
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