Seminario de Filosofía y sistemas complejos

Dr. Miguel Ángel Hernández Briseño

Una de las propiedades más interesantes de los sistemas complejos es su capacidad de generar orden a partir del caos. A esta propiedad se le conoce como Auto-organización.

Para comprender el concepto de auto-organización puede utilizarse la comparación entre explicación teleológica y teleonómica.

Teleología y TeleonomíaTeleología y Teleonomía

TelelologíaTelelología

En un sentido no-creacionista, la materia y la esencia que esa materia adquiere, tienen lugar por un fin. Ese fin es el de ir hacia el bien mayor hacia el primer motor, garante del movimiento físico y sustrato de lo existente. Eso explica toda clase de fenómenos naturales en primer término. Por teleología entonces debemos comprender, junto con Aristóteles, la causa final que puede imputarse a un fenómeno natural. La noción de “finalismo” puede atribuirse a Aristóteles y dada la longevidad que el pensamiento del Estagirita alcanzó podemos señalar que debió haber “impregnado de teleología” a sus seguidores escolásticos.

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“[...] todas las que son por naturaleza, llegan a ser siempre o en la mayoría de los casos, lo que no sucede en los hechos debidos a la suerte o a la casualidad. Pues no parece un resultado de la suerte ni de una mera coincidencia el hecho de que llueva a menudo durante el invierno, pero sí durante el verano; ni que haga calor en verano, pero sí en invierno. Así pues, ya que se piensa que las cosas suceden o por coincidencia o por un fin, y puesto que no es posible que sucedan por coincidencia ni que se deban a la casualidad, sucederán entonces por un fin. […] Luego en las cosas que llegan a ser y son por naturaleza hay una causa final”. (Aristóteles, 1995,

P. 199)

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No obstante, en la época moderna este marco conceptual comenzó a ser descalificado y señalado como una actitud sesgada hacia el antropocentrismo. En el siglo XVII, en plena Revolución Industrial la crítica a los antiguos modelos científicos convergía en un tema central:

“Los seres humanos ofrecen explicaciones teleológicas –orientadas a fines- de sus propios movimientos. ¿Por qué camina el pastor hacia su cabaña? Porque quiere estar allí. ¿Por qué las llamas se elevan de la hoguera? Porque aspiran a ir a su lugar natural. Éste es precisamente el sentido en que la física tradicional, la que estaba en vísperas de la Revolución científica, tenía un carácter antropomórfico. [...] Los nuevos filósofos naturales del siglo XVII aprovecharon –en realidad, caricaturizaron- estas características teleológicas y animistas de la física tradicional del movimiento como pruebas de su absurdidad e ininteligibilidad. [...] La simple afirmación del carácter teleológico de la filosofía natural aristotélica contaba como una crítica”. (Shapin:2000: p. 50-51)

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Queda claro, tras la cita anterior, que el concepto de teleología ha sido dejado de lado como criterio de explicación de la investigación natural.

Lo que no significa que el pensamiento finalista o teleológico esté lejos de ser erradicado de la mentalidad cotidiana y de la científica.

En ese sentido un marco teórico teleológico o finalista es aquel que implica la necesidad de una causa “externa” en los procesos naturales para demostrar sus regularidades y niega otras formas de explicación en el origen de su constitución.

Explicaciones funcionales o teleológicas.

En muchos contextos de investigación —en especial, aunque no exclusivamente, en la biología y en el estudio de cuestiones humanas— las explicaciones adoptan la forma de la indicación de una o más funciones (o hasta disfunciones) que una unidad realiza para mantener o dar concreción a ciertas características de un sistema al cual pertenece dicha unidad, o de la formulación del papel instrumental que desempeña una acción al lograr cierto objetivo. Tales explicaciones son llamadas comúnmente «funcionales» o «teleológicas». (Nagel, p. 44)

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Explicaciones funcionales o teleológicas. (cont…)

Es característico de las explicaciones funcionales que empleen locuciones típicas tales como «con el fin de», «con el propósito de», etc. Además, en muchas explicaciones funcionales hay una referencia explícita a algún estado o suceso futuro, en términos del cual se hace inteligible la existencia de una cosa o la realización de un acto. (Nagel, p. 45)

Nagel, E. ; Le estructura de la ciencia, Paidós.

A ese respecto el otro concepto que nos interesa exponer es el de «teleonomía» o «teleología interna».

Este tipo de teleología se preocupa no de causas finales, sino más bien de propósitos de auto-conservación; en una primera aproximación, se sabe que dicho concepto proviene de la biología.

Jaques Monod en su libro El azar y la necesidad fue el primero en desarrollar el concepto de teleonomía en contraposición a teleología para explicar fenómenos auto-organizados y adaptativos como base de la evolución.

Teleonomía como Auto-organización Teleonomía como Auto-organización

Esta forma de pensar implica el desasimiento del tradicional pensamiento «teleológico». Ese concepto es el de «teleonomía» que puede definirse del siguiente modo: “[...] puede decirse que todos los seres vivientes son sistemas teleonómicos o que sólo algunos seres vivientes están orientados a propósitos, o persiguen metas. Estas concepciones pueden denominarse, respectivamente, panteleonomía y hemiteleonomía”. ( Mahner & Bunge, 2000. P. 411-412. )

Teleonomía como Auto-organización Teleonomía como Auto-organización

Nagel, E. ; Le estructura de la ciencia, Paidós.

Otra idea de teleonomía la ofrece Stephen Jay Gould con la noción de “equilibrio puntuado” que puede definirse del siguiente modo:

“Un nuevo tipo morfológico emerge, permanece estable relativamente por un período, y entonces se transforma o desaparece inesperadamente. La imprevisión de este proceso no significa necesariamente que no tiene ninguna dirección. Más que un proceso teleológico, los sistemas auto-organizados se pueden entender como el seguimiento de una trayectoria teleonómica que tiende hacia el aumento de complejidad” (Taylor:2004: P. 193).

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Auto-organización

El ejemplo que se presenta aquí es el de Stuart Kauffman que comienza sus Investigaciones con un epígrafe tomado de la Crítica del Juicio.

Una de esas direcciones considera que un sistema auto-organizado puede surgir espontáneamente. Puede no responder a un fin, sino sólo ser una organización emergente, como lo ha planteado el científico norteamericano Stuart Kauffman y ha mostrado con evidencias que no todo proceso organizado tiene por necesidad una causa, es decir, que es real la emergencia espontánea de comportamiento auto-organizado. En ese sentido podemos afirmar que: “[...]la convicción fundamental que atraviesa todo el trabajo de Kauffman es que la emergencia de orden es espontánea pero no accidental”.

En este sentido encontramos en Kauffman una línea de investigación interesante en tanto que parece proveer de una explicación alternativa de la evolución: “ [la] Auto-organización puede ser la precondición de la evolución en sí misma. Sólo aquellos sistemas que son capaces de organizarse a sí mismos espontáneamente pueden ser capaces de evolucionar más tarde”. De ser así, el tema de la auto-organización, campo que día con día reporta evidencias de este fenómeno, podrá eventualmente consolidar su posición (y con ello el de la noción de teleología interna o teleonomía) como frente orientado a explicar fenómenos en términos de emergencia de orden a partir del ruido o en otras palabras, para explicar por qué surgió la vida en donde no la había, cuestión de la mayor relevancia filosófica, tanto ontológica como epistemológicamente.

Confróntese lo anteriormente señalado con lo planteado por Kauffman en sus Investigaciones y la idea de redes moleculares autorreproductoras o «agentes autónomos» que pueden definirse como: “[...] un sistema físico capaz de obrar en provecho propio”.*

En efecto, quien no pueda prescindir de una explicación que de cuenta de los procesos en términos teleológicos -ya sean finalistas (metafísicos en el sentido aristotélico) o eficientes (mecanicistamente)- se preguntará: ¿en provecho propio?, ¿un sistema físico como el ADN, el «demonio de Maxwell», la biosfera o el universo tiene esa capacidad? ¿Es consciente de sí mismo en ese sentido? Creemos que la conciencia es precisamente el atributo de la especie humana. En ese sentido no creemos que ninguno de los sistemas aludidos tenga conciencia como tal. Pero eso no implica que carezca de “capacidad auto-organizante”.

* Kauffman, S.; Investigaciones; Tusquets, Barcelona; 2006. p.26.

Auto-organización: punto de convergencia entre filosofía y cienciaAuto-organización: punto de convergencia entre filosofía y ciencia

Referencias: Aristóteles, Física, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Traducción de Guillermo R. de Echandía, Libro II, capítulo 7, P. 199 Shapin, S., La revolución científica, Paidós, Barcelona, 2000, P. 50-51

Nagel, E. ; Le estructura de la ciencia, Paidós.Taylor, Mark C., The moment of complexity, Chicago Press, USA, 2004. P. 193.

Mahner & Bunge, Elementos de Biofilosofía, Siglo XXI, México D.F., 2000. P. 411-412.