resumen: mi raza

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MI RAZA La palabra racista genera confusión y es por este hecho por el que el autor decide escribir el texto. No cree que el hombre tenga algún derecho por encima de otro por ser de una raza o de otra. Para él todo lo que intenta especificar, apartar, no sirve para nada. Lo pueblos han de estar unidos y el racismo no es más que otra herramienta para dividir y oprimir a cierta población. Acepta, en todo caso, llamar racismo a la defensa de una naturaleza que ve al negro, en este caso, como un hombre inteligente y de corazón, es decir, como iguales. Si no acusa de ningún tipo de inferioridad, es “racismo” justo. Es justo probar que la raza no importa, pero no por ello perder ese orgullo y distinción con el que hemos nacido. Que raza oprimida que ensalce la suya propia opina el auto, no es más que una forma errónea de demostrar que en cada raza hay personas buenas, malas, valientes, cobardes… En Cuba, relata Martí, no hay temor a una guerra racial, porque los que lucharon por el pueblo cubano fueron los cubanos, blancos, negros y mulatos. Los partidos políticos son agrupaciones de personas con opiniones y puntos de vista similares que van más allá de los detalles físicos. Los derechos públicos, como en Cuba, no se les pueden negar a nadie. Nadie puede negar la libertad a otro hombre. Porque así lo dice el autor: “los hombres verdaderos […] se tratarán con lealtad y ternura” (Martí, 1893).

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Resumen del manifiesto "Mi raza" para clase de Literatura Hispanoamericana

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Page 1: Resumen: Mi raza

MI RAZA

La palabra racista genera confusión y es por este hecho por el que el autor decide escribir el texto. No cree que el hombre tenga algún derecho por encima de otro por ser de una raza o de otra. Para él todo lo que intenta especificar, apartar, no sirve para nada. Lo pueblos han de estar unidos y el racismo no es más que otra herramienta para dividir y oprimir a cierta población.

Acepta, en todo caso, llamar racismo a la defensa de una naturaleza que ve al negro, en este caso, como un hombre inteligente y de corazón, es decir, como iguales. Si no acusa de ningún tipo de inferioridad, es “racismo” justo. Es justo probar que la raza no importa, pero no por ello perder ese orgullo y distinción con el que hemos nacido. Que raza oprimida que ensalce la suya propia opina el auto, no es más que una forma errónea de demostrar que en cada raza hay personas buenas, malas, valientes, cobardes…

En Cuba, relata Martí, no hay temor a una guerra racial, porque los que lucharon por el pueblo cubano fueron los cubanos, blancos, negros y mulatos.

Los partidos políticos son agrupaciones de personas con opiniones y puntos de vista similares que van más allá de los detalles físicos. Los derechos públicos, como en Cuba, no se les pueden negar a nadie. Nadie puede negar la libertad a otro hombre. Porque así lo dice el autor: “los hombres verdaderos […] se tratarán con lealtad y ternura” (Martí, 1893).