redalyc.juan carlos portantiero: la persistente vocación intelectual

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Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia Casco, José María Juan Carlos Portantiero: la persistente vocación intelectual de la sociología Argentina Nómadas (Col), núm. 27, octubre, 2007, pp. 197-207 Universidad Central Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116595015 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550

[email protected]

Universidad Central

Colombia

Casco, José María

Juan Carlos Portantiero: la persistente vocación intelectual de la sociología Argentina

Nómadas (Col), núm. 27, octubre, 2007, pp. 197-207

Universidad Central

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116595015

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

197NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

Juan Carlos Portantiero:la persistente vocación

intelectual de lasociología Argentina*

José María Casco**

Parte de la historia de la sociología argentina está ligada a los vaivenes de la vida política del país y al desarrollo de sucampo cultural en general. El sociólogo Juan Carlos Portantiero es un ejemplo de esa historia de relaciones llena deconsecuencias productivas, pero no exenta de tensiones. A través del análisis de su extensa trayectoria, este trabajocentra su mirada en algunos momentos fuertes de esa vinculación.

Palabras clave: sociología, política, intelectual, marxismo, democracia, universidad.

Parte da história da sociologia argentina está ligada aos vaivéns da vida política do país e ao desenvolvimento da suaárea cultural em geral. Assim, o sociólogo Juan Carlos Portantiero é um exemplo dessa história de relações cheia deconsequências produtivas, mas não isenta de tensões. Através da análise da sua extensa trajetória, este trabalho centrao seu olhar em alguns momentos fortes dessa vinculação.

Palavras-chaves: sociología, política, intelectual, marxismo, democracia, universidade.

Part of the Argentinean Sociological History is related with the fluctuations in the political life of the country and withthe development of its cultural field in general. In this way, the sociologist Juan Carlos Portantiero is an example of thishistory, full of productive consequences but not exempt of tensions. By the analysis of his vast intellectual trajectory, thiswork is focused in some of the strong moments in this relation.

Key words: sociology, politics, intellectual, marxism, democracy, university.

* Agradezco los aportes de Lucas Rubinich y Alejandro Blanco. Y un reconocimientomuy especial a la ayuda invaluable de Aurea Días, Ana María Kaufman y OsvaldoPedroso.

* * * Sociólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Estudiante del progra-ma de doctorado, Mención en Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nacionalde Quilmes. E-mail: [email protected]

ORIGINAL RECIBIDO: 10-IX-07 – ACEPTADO: 20-X-07

[email protected] • PÁGS.: 196-207

NÓMADAS198 NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

199NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

Buena parte de la historia de las ciencias socia-les argentinas, y de la sociología en particular, está es-trechamente vinculada a los vaivenes de la vidapolítica del país y al desarrollo del campo cultural engeneral. Esa historia de cruces, llena de implicacionesproductivas y no exenta de tensiones, está poblada denombres emblemáticos. Uno de ellos es Juan CarlosPortantiero.

Nacido en 1934, en el barrio Flores de la ciudadde Buenos Aires, se crió en el seno de una familia declase media (su padre era gerente de la empresaSiemens y su madre, ama de casa), que simpatizabacon el socialismo de cuño democrático. Siendo joveningresó como estudiante en la Universidad de BuenosAires. Luego de probar suerte en otras carreras, abra-zó definitivamente la sociología como profesión. Des-de los años cincuenta, combinó el ejercicio de laenseñanza universitaria y la investigación social conuna intensa vocación por intervenir en las grandescuestiones políticas de su país. El “Negro” Portantiero,como lo llamaban sus amigos y como es conocido enel ambiente cultural y de las ciencias sociales de Bue-nos Aires, falleció el 9 de marzo de 2007. Además desus tres hijos, ha dejado un invaluable legado de re-flexiones y conceptos que resultan insoslayables a lahora de intentar comprender la historia de nuestropaís. Este texto penetra en su largo recorrido de vidapública y académica, para destacar algunos momen-tos fuertes de una trayectoria ligada al desarrollo de lasociología y la política argentinas.

Los años cincuenta: el comienzo deun largo camino

Juan Carlos Portantiero pasó su infancia y gran par-te de su juventud en el barrio porteño de Flores. Allí,con un grupo de amigos, desarrolló sus primeras char-las sobre política que derivarían en la búsqueda de unlugar en los partidos tradicionales de la izquierda ar-gentina. Como producto de ese anhelo, en 1952, lue-go de terminado el bachillerato y recién iniciaba laCarrera de Derecho en la Universidad de Buenos Ai-res (que luego abandonó por la Carrera de Letras, enla que tampoco se quedó mucho tiempo) ingresó enla Federación Juvenil del Partido Comunista argenti-no. Con apenas dieciocho años, después de haber pro-bado suerte de manera infructuosa en el Partido

Socialista y el Partido Demócrata Progresista, buscóuna alternativa política que se opusiera al clima queel peronismo le imprimía a la vida nacional.

En el Partido Comunista –PC– se vinculó con losdirigentes y militantes del Frente Cultural, donde co-menzó colaborando con algunas revistas literarias parapasar luego, al promediar la década, a ejercer el perio-dismo cultural y político en los principales órganos depropaganda del partido, como Nuestra Palabra y LaHora. Al tiempo que estableció lazos de amistad conpersonajes como Juan Gelman, Manuel Mora y Araujoy Andrés Rivera, conoció allí a quien fuera su maestroen el oficio de escribir y su primer referente intelec-tual, Héctor Pablo Agosti, que por esos años era elprincipal promotor, dentro del partido, de una reno-vación cultural y de la apertura hacia horizontes dife-rentes de los que marcaba la línea oficial1.

De la mano de Agosti, principal difusor de Anto-nio Gramsci en Argentina, Portantiero experimentósu primer acercamiento al pensamiento de este autor.En efecto, colaboró, por invitación de aquél, en elequipo que dirigía la traducción y los estudios preli-minares de la obra del marxista italiano, que luegosería publicada por la editorial Lautaro pertenecienteal PC. Al mismo tiempo, Agosti lo erigió en una suer-te de secretario de redacción de Cuadernos de Cultu-ra, revista destacada del área cultural del partido, quetambién administraba.

Como fruto de esos trabajos, se produjo el encuentrocon quien sería uno de sus más grandes amigos y compa-ñero de aventuras intelectuales, el joven José María “Pan-cho” Aricó, militante de la Federación Juvenil del PC dela ciudad de Córdoba y colaborador en los trabajos derecepción de Gramsci realizados en su provincia. Estevínculo se volvería muy estrecho y sería altamente signi-ficativo para la trayectoria futura de Portantiero, al pun-to de que todas las empresas intelectuales colectivasemprendidas de ahí en adelante, hasta la muerte de Aricóen 1991, lo serían junto a este gran amigo.

Los años sesenta: radicalizaciónpolítica y cultural

Estos años de militancia juvenil y encuentros deci-sivos se coronaron en el plano de la producción inte-

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lectual entrados los años sesenta. En 1961, Portantieroeditó su primer libro, Realismo y realidad en la literaturaargentina, en el que ya se vislumbran los trazos de loque podría denominarse una sociología de la cultura.Allí, el análisis del campo literario argentino, másespecíficamente del realismo literario, fue alumbradopor el influjo que dejaban sus recientes lecturas deAntonio Gramsci.

En mayo de 1963 se produjo un acontecimientoaún más decisivo, que significó una inflexión en la tra-yectoria de Portantiero, poniendo fin a la etapa juve-nil de su militancia política y cultural. La fraccióncordobesa de la Federación Juvenil Comunista lanzóel primer número de la revista Pasado y Presente, en laque aquél colaboraba desde Buenos Aires. Este lanza-miento condensó un proceso de radicalización de laslecturas de la política y la historia del país, que se ve-nía incubando desde los años previos en un grupo dejóvenes militantes del partido y que tenía la obra deGramsci como su principal referente teórico. La pu-blicación marcó el comienzo del fin de la relación dePortantiero, y de muchos otros, con las líneas directri-ces de los partidos tradicionales de la izquierda argen-tina respecto de las estrategias para llevar a cabo unapolítica que propiciara un enlace entre intelectuales,partido y clase obrera. El grupo de Pasado y Presentecuestionaba el canon marxista-leninista y la suscrip-ción del partido a las directivas de la URSS, sosteni-dos por la cúpula del PC, anteponiendo a ello unmarxismo inspirado en Gramsci que reivindicaba unalectura diferente de la relación intelectuales/masa. Porotra parte, enarbolaba una relectura de la adhesión dela clase obrera al peronismo, retomando la senda inau-gurada un tiempo atrás por la revista Contorno2. En lanueva interpretación del fenómeno, la clase trabaja-dora ya no era caracterizada como una masa en dispo-nibilidad manipulada por un demagogo –visión clásicasostenida por la izquierda tradicional– sino como unaclase con conciencia de sus intereses. De esta manera,la fracción integrada por Portantiero se inscribía enun fenómeno más amplio de renovación intelectual ypolítica que, protagonizado por las nuevas generacio-nes, tenía lugar dentro del campo de la izquierda ar-gentina, conformando lo que se denominaría NuevaIzquierda. En este sentido, debe anotarse que el nue-vo grupo poco a poco pasó del antiperonismo máscerrado al apoyo expreso al peronismo en algunos ca-sos, y, en otros, a un reconocimiento de su importan-

cia, aunque manteniendo cierta distancia y cautela.Otro elemento característico de la nueva generaciónfue el optimismo respecto del futuro latinoamericanoque había contribuido a despertar la reciente Revolu-ción Cubana.

La reacción en el PC frente a la avanzada juvenilencabezada por los jóvenes de Pasado y Presente fueinmediata y determinó la expulsión del partido detodo el grupo editorial y de los colaboradores de larevista. El alejamiento llevó a la formación de unefímero grupo político llamado Vanguardia Revolu-cionaria, que editó un único número de sus sendosórganos de difusión, primero la revista Táctica en1964, y un año después, Nueva Política. Este últimoperiódico expresaba ya desde su título el modo en elque la nueva generación de políticos e intelectualesde izquierda se colocaba frente a los partidos tradi-cionales y a los nuevos acontecimientos de la escenanacional e internacional.

Paralelamente a estos nuevos derroteros, despuésde un punto muerto algo prolongado, Portantieroretomó sus estudios universitarios, ya en la Carrera deSociología de la Universidad de Buenos Aires-UBA,en la que obtuvo su licenciatura en 1966. Este hechomarcó otro jalón en el proceso de clausura de su itine-rario juvenil. En efecto, ya como sociólogo y en mediode un panorama político fuertemente convulsionadocomo consecuencia de otro golpe militar en el país,comenzó su trabajo en la docencia universitaria y lainvestigación. Como docente, se desempeñó en la asig-natura de Sociología Sistemática de la Carrera de So-ciología de la UBA, primero como ayudante y luego,desde 1970, como profesor adjunto. Como fruto de laactividad de investigación, y a instancias de MiguelMurmis3, salieron a la luz dos artículos sobre elperonismo. En forma de documento de trabajo se pu-blicó en 1968 Crecimiento industrial y alianza de clasesen Argentina (1930-1940), y, al año siguiente, El mo-vimiento obrero en los orígenes del peronismo. Estos tra-bajos tomaron la forma de libro dos años más tarde.Por iniciativa de Aricó, en efecto, se editó, en 1971,el que quizá deba ser considerado como el más influ-yente trabajo académico sobre el peronismo realizadoen Argentina, Estudios sobre los orígenes del peronismo,que Portantiero firmó en co-autoría con Murmis. Estelibro, en tanto proponía una interpretación de la con-formación del peronismo que rompía con las visiones

201NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

Portantiero junto a su madre, en la costa uruguayade Río de la Plata, fines de los años 30

Portantiero presidiendo reuniónde consejo directivo de la

facultad de Ciencias SocialesUBA, durante su segundo

mandato como decano1994 - 1998

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clásicas del fenómeno sostenidas por la izquierda tradi-cional y por algunos referentes de la sociología del mo-mento (masas en disponibilidad manipuladas por undemagogo), marcó una época y con el tiempo se con-virtió en un clásico que en la actualidad ya lleva másde diez ediciones. Este hecho pone de manifiesto cuánimplicada estaba la sociología de la época en las cues-tiones políticas y sociales del país, de manera que suspracticantes se convertían en verdaderos intelectualesque cruzaban la actividad académica con preocupacio-nes políticas, situación que queda ejemplificada tantoen el interés de Portantiero por abordar desde un enfo-que sociológico la problemática del peronismo, comopor la amplia repercusión que tuvo el libro dentro delámbito disciplinar de las ciencias sociales.

En 1973, Portantiero, Aricó y todo el grupo cor-dobés ya instalado en Buenos Aires, lanzaron la se-gunda etapa de la revista Pasado y Presente. Allí,Portantiero volvió a usar el arsenal gramsciano y, conese prisma, su ensayo “Clases dominantes y crisis polí-tica en la Argentina actual”, ilumina en clave históri-ca los obstáculos que encontraba el país para constituirun orden político y económico estable. Este texto,junto con el libro sobre el peronismo mencionado,constituyeron las primeras contribuciones decisivas delautor al análisis de la realidad del país. Nociones como

“empate hegemónico” y “crisis orgánica” fueronretomadas en su perspectiva para condensar las difi-cultades que, tanto los sectores dominantes como lossubalternos, enfrentaban en el plano de la política paraencontrar una salida a la crisis que corroía al país des-de los años treinta. Su enfoque, además, contenía lafuerza que los movimientos contestatarios le imprimíanal análisis político. Así, Portantiero podía afirmar, res-pecto de la finalidad de su trabajo, que este buscaba“inscribirse en la discusión y, por medio de ella, en lapráctica de constitución de un bloque social de poderalternativo al dominante” (Portantiero, 1970: 2). Porel mismo año, el grupo de Pasado y Presente estableciócontactos con la organización Montoneros, brazo ju-venil del peronismo de izquierda, y acompañó su avan-zada hacia la radicalización política que en muchoscasos era la opción por la lucha armada, en momentosen que el peronismo, luego de una larga proscripción,había vuelto al poder y en sus filas se libraba una lu-cha por el liderazgo del movimiento entre dos faccio-nes, el ala derecha (sindicalista) y el ala izquierda(Montoneros).

También por aquella época, Portantiero protagoni-zó la llamada disputa entre “Cátedras Marxistas” y “Cá-tedras Nacionales” que tenía lugar en el seno de la UBA.Se trataba de una experiencia singular que rompía los

Portantierocomo periodista de

El Clarín.Años 60

203NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

moldes clásicos de la enseñanza y colocaba las discusio-nes políticas como el locus que guiaba las acciones en launiversidad. Una frase del Portantiero de entonces re-sume el clima que se vivía en la sociología del momen-to y en la institución universitaria: “Frente al problemageneral de la sociología, quisiera decir en primer lugarque yo no me defino como sociólogo, sino como socia-lista revolucionario (...). La respuesta es simple y lógi-ca: o la sociología sirve como instrumento capaz deapoyar cambios de tipo político, o no me interesa comoprofesión” (Cit. en Rubinich, 1999: 31). Esta afirma-ción no hacía más que sintetizar el tono que había ad-quirido la cuestión académica y que tuvo en 1973 supunto más álgido. Este proceso encontró su fin en 1974cuando, poco tiempo después de la muerte del viejolíder Juan Domingo Perón, fue dispuesta la interven-ción de las universidades nacionales por decreto delgobierno nacional en manos del ala derecha delperonismo. Como consecuencia de ello, Portantiero sevio obligado a abandonar la enseñanza en la UBA ycomenzó a dar clases en la sede Buenos Aires deFLACSO. Pronto, en 1975, marchó al exilio en México.

El fin de los años setenta y elreencuentro con la democracia

México fue el comienzo y el fin de varias cosaspara Portantiero. Estando allí, el 24 de marzo de 1976cayó en Argentina el gobierno constitucional de Isa-bel Perón debido al golpe militar que, instaurando unrégimen autodenominado “Proceso de ReorganizaciónNacional”, impuso el estado de sitio, la censura y larepresión por siete años. En este contexto, tomó for-ma una autocrítica de lo actuado en los años prece-dentes sobre la base de lo que se visualizaba, para todauna generación de políticos e intelectuales, como unaderrota incontestable. El accionar de los grupos arma-dos, la política desplegada por los agrupamientosnucleados en la Nueva Izquierda y el formato teóricocon que se había decodificado el análisis de la políticay lo social, comenzaban a ser fuertemente impugna-dos. En efecto, el golpe de Estado y la feroz represiónque le siguió, trastocaron la subjetividad de los acto-res que se habían involucrado, para Portantiero y paratoda una generación terminaba una etapa.

En lo que tiene que ver con el plano estrictamenteprofesional, Portantiero trabajó como profesor en la

sede mexicana de FLACSO, enseñando teoría socialdurante toda su estadía en ese país. De su variada pro-ducción teórica de la época, debe destacarse en 1977la publicación de Los usos de Gramsci en la colecciónCuadernos de Pasado y Presente que dirigía Aricó, don-de se incluyó ese texto como prólogo a los escritospolíticos del marxista italiano. Los usos de Gramsci,que en 1981 salió a la luz en forma de libro, tuvo lasingularidad de ser la última producción en la que elpensador italiano recibió una atención central en lasreflexiones de Portantiero, constituyéndose, de algúnmodo, en una bisagra en su trayectoria. Podría decirseque fue una despedida de su vínculo con el comunistasardo y respecto de una forma de concebir la relaciónentre pensamiento social y política.

Así, ya desde finales de los años setenta, aparecie-ron diversos artículos publicados en revistas latinoa-mericanas y europeas que expresaban un doblemovimiento. A la vez que criticaban las orientacionesde la izquierda que seguían sosteniendo como guíapolítica una táctica de tipo revolucionaria, comenza-ban a realizar una recuperación positiva de la cues-tión democrática. Una buena muestra de ese doblemovimiento también la constituyen los temas y losautores que Portantiero privilegiaba cuando, en 1979,fundó la revista Controversia. Para el análisis de la reali-dad argentina, junto con parte del grupo que había in-tegrado Pasado y Presente. Esta publicación desplegó,

Portantiero - abril 1963

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a lo largo de sus catorce números, la discusión que elsocialismo argentino sostuvo en torno a la llamadacrisis del marxismo que, por la misma época, tambiéntenía lugar en Europa. La revalorización de la políticaentendida como un diálogo entre fuerzas adversarias yde la democracia como régimen político, tema quesería decisivo para Portantiero en los años venideros,son cuestiones centrales a las que los diferentes cola-boradores se dedicaron. En este marco, Portantieropublicó en la revista una entrevista realizada a la inte-lectual Christine Buci-Glucksmann, militante del co-munismo francés, en la que sostenía la convenienciade una salida parlamentaria para los partidos de iz-quierda latinos. Con este gesto, el sociólogo argenti-no ajustaba cuentas con el marxismo revolucionario yreivindicaba la salida democrática como estrategiapolítica alternativa a la estrategia revolucionaria fra-casada. En esa dirección, en un dossier de Controversiade 1980 sobre el tema de la democracia, Portantieroindagaba sobre los vínculos entre democracia políticay socialismo y colocaba en el centro del debate la ideade que la democracia no constituye un patrimonio delas clases burguesas sino una conquista de la acciónpolítica de las masas en su proceso de auto-liberación.

Hacia 1982, ese diálogo crítico con el socialismoy esa búsqueda de aperturas teórico-políticas, se co-ronó con la publicación, en la revista argentina De-sarrollo Económico, de una reseña de la edicióncastellana de los Escritos políticos de Max Weber, apa-recida en México dos años antes de la mano de laeditorial Folios dirigida por Aricó. En ella, Portantierodestacaba la contribución que el pensamiento delalemán podría brindar a la solución de los problemasa los que, según su perspectiva, nada podían aportarni el propio Marx ni el marxismo. De esta manera,producía una ruptura definitiva con una adscripciónexclusiva al socialismo.

Los años ochenta: el Estado dederecho y la vuelta a la vidauniversitaria

En el marco de la restauración de las institucionesdemocráticas, en 1983 Portantiero regresó a Argenti-na y se convirtió en uno de los mayores exponentesdel pensamiento sobre la democracia del campo cul-tural y político del país. En este contexto fundó, junto

con reconocidos intelectuales, el Club de CulturaSocialista en 1984, institución sin filiación partidariaque tendría como centro de sus preocupaciones la re-flexión, desde una perspectiva democrática, sobre losgrandes desafíos del momento4. Dos años más tarde,la iniciativa se plasmó en la creación de Ciudad Futu-ra, una revista cultural que, con distintas etapas, pro-tagonizó el debate público hasta el año 2006. En laprimera etapa, durante los años ochenta, la revista seconvirtió en la tribuna privilegiada de los debates cen-trales de la época. Diferentes dimensiones de la políti-ca y lo social, como la educación pública, lademocracia como forma de gobierno, el papel del sin-dicalismo y otros temas fueron tratados en ella porespecialistas de variadas ramas del saber.

Al mismo tiempo, por aquellos años Portantieroformó parte, junto con otros intelectuales de diversasextracciones, de un acontecimiento inédito en Argen-tina: el llamado Grupo Esmeralda, suerte de grupoasesor de carácter informal del presidente RaúlAlfonsín (1983-1989), que contribuyó a discutir conel mandatario algunos temas importantes de la agen-da política y colaboró en la elaboración de documen-tos centrales de su gestión. El más destacado de ellos,quizá, sea el que desembocó en el llamado “Discursode Parque Norte”5. Esta experiencia fue inédita por-que rompió con una tradición en el país que habíahecho del divorcio entre políticos e intelectuales unamarca de su vida pública durante el siglo veinte.

En el plano de la producción escrita, junto a JoséNun, Portantiero editó en 1987 la compilación Ensa-yos sobre la transición democrática. Allí, a través de dosartículos en los que realizó un análisis de la coyuntu-ra, indagó acerca de los problemas que visualizabacomo obstáculos para fundar un orden político esta-ble en el país. Las cuestiones de la confrontación y elacuerdo fueron abordados con gran agudeza, resaltan-do las dificultades que portaban las culturas políticasde los actores de la escena nacional para establecer unorden democrático. En la misma dirección, reflexionósobre la necesidad de una concertación política plu-ral, tema que reenvía la discusión a una idea que seerigió como central en los análisis de Portantiero a lahora de pensar la democracia argentina: el pacto polí-tico como modo de procesar los acuerdos y los con-flictos, instaurando una gramática común como basesobre la cual pudieran establecerse las diferencias6.

205NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

Al año siguiente, salió La producción de un orden.Ensayos sobre la democracia entre el Estado y la sociedad,libro en el que Portantiero reunió buena parte de suproducción de fines de los años setenta y principios delos ochenta, que tenía como premisa central buscarcaminos, en lo teórico y en lo político, que hicieranposible el encuentro entre democracia y socialismo.

Por otra parte, durante todos esos años volvió adesempeñarse como docente e investigador en la Ca-rrera de Sociología de la UBA, y en 1985 ingresó comoinvestigador en el Consejo Nacional de Investigacio-nes Científicas y Tecnológicas (Conicet) llegando aocupar el cargo de investigador independiente.

Los años noventa, la políticauniversitaria y el comienzo delnuevo siglo

En 1990 (y luego de que el gobierno al que habíaacompañado desde el Grupo Esmeralda entregara elmando presidencial de forma anticipada y traumáticaa su sucesor, como consecuencia de una grave crisispolítica y económica), Portantiero fue elegido Deca-no de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En1994 renovó ese cargo, completando su segundo pe-ríodo en 1998. Al frente de la Facultad, en el marcode profundas reformas en el orden económico y socialdel país vinculadas con las políticas neoliberales im-pulsadas por el nuevo gobierno nacional y que

involucraron un proceso de privatizaciones de dife-rentes bienes económicos y sociales, Portantiero de-fendió la gratuidad de la enseñanza y el gobiernoautónomo de la institución universitaria, frente alavance de importantes sectores que llamaban a priva-tizar la educación pública. Ese fue un combate al quePortantiero le aportó un empeño significativo, en unambiente por demás desfavorable producto del pro-gresivo desfinanciamiento de la educación pública.

Asimismo, con suerte dispar, intentó llevar ade-lante un proceso de modernización de la educaciónsuperior y colocar la docencia y la investigación comopilares de la política universitaria. Diferentes factoresno hicieron posible llevar adelante de manera cabalesos cambios. Sin embargo, un hecho destacable es elimpulso brindado como director a la revista Sociedad,publicación de la Facultad que reunió en sus páginasa las figuras más relevantes del ámbito académico delpaís y a algunas de la región, convirtiéndola en unórgano de difusión de los mejores exponentes de laproducción académica y científica del momento. Porella pasaron nombres importantes como José JoaquínBrunner, Julio Labastida, Guillermo O’Donnell, SergioZermeño, Jesús Martín-Barbero y Ernesto Laclau, en-tre otros. Además, la publicación se constituyó en laúnica de su tipo, ya que por esos años sólo DesarrolloEconómico era una revista académica stricto sensu.

Cuando los años noventa terminaban y ya despun-taba el nuevo siglo, Portantiero retomó sus investiga-

Portantiero juntoa los graduados de la

primera promoción de laMaestría Flacso México,

donde era profesor.México, julio de 1978

NÓMADAS206 NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

ciones que, aunque nunca había abandonado del todo,permanecieron en un segundo plano durante su ges-tión como Decano. Ese nuevo impulso a sus investi-gaciones tuvo como tema central la indagaciónhistórica del papel del socialismo argentino en la es-cena política de los años treinta del siglo veinte. Comoparte de ese proyecto, en 1999 publicó Juan B. Justo.Un fundador de la Argentina moderna, una pequeñabiografía del fundador del Partido Socialista argenti-no, donde trazó los puntos salientes y las debilidadesde su proyecto político. Esta empresa, que luego dellibro sobre Justo tuvo varios artículos en su haber,buscaba poner en escena una mirada que desmintieralas afirmaciones que, desde la historiografía de cortenacional-popular, aseveraban que no había nada im-portante con respecto a la política obrera antes de lallegada del peronismo al poder en los años cuarenta7 .Hasta su muerte, producida en el último verano ar-gentino, esa fue su preocupación teórica central.

El 5 de septiembre de 2006, en una emotiva cere-monia realizada en la ciudad de Buenos Aires, promo-vida por la Facultad Latinoamericana de CienciasSociales (Flacso) con sede en México, el “Negro”Portantiero fue distinguido con el doctorado HonorisCausa. Este fue el reconocimiento más importante querecibió en vida, reconocimiento ampliamente mere-cido por su permanente y tenaz compromiso con laproducción científica y el pensamiento político y so-cial argentinos.

Posteriormente a su fallecimiento, fueron numero-sas las declaraciones de pesar y los homenajes organiza-dos a su persona y trayectoria. Así, por ejemplo, laCámara de Diputados de la Nación argentina aprobóen los primeros días del mes de abril un proyecto dedeclaración de “pesar por el fallecimiento del politólogoargentino Juan Carlos Portantiero”. Entre los argumen-tos que avalaron el proyecto se expresaba: “Son nume-rosas las charlas y conferencias dictadas en la Argentinay en el mundo, en las cuales puso de manifiesto su sutilintelecto y la profundidad de sus análisis políticos, con-tribuyendo de esta forma en la construcción de las ideasque fortalecen la institucionalidad, el civismo y la de-mocracia” (Cámara de Diputados de la Nación, Trámi-te Parlamentario No. 27, 11/04/2007).

Sin embargo, son las expresiones de sus amigos yex compañeros de militancia y actividad intelectual,

las que nos aportan una imagen más cercana e íntimadel “Negro” Portantiero. Pablo Gerchunoff, que co-noció a nuestro autor cuando era un niño en las re-uniones organizadas por sus padres, lo recuerda de estamanera:

No podría decir que fuera mi amigo, porque antes quenada se convirtió en mi hermano mayor, pero el tiem-po pasa, las edades convergen, después de los 25 añostodos tenemos la misma edad y mi hermano se convir-tió en mi amigo, un amigo entrañable y admirado cuyaamistad fue una piedra preciosa heredada. ¿Por quéadmirado? No podía contestar esa pregunta por esostiempos, pero había una señal que me venía de losotros. Si el negro no acudía una noche de tertulia acasa, la pregunta ansiosa e inevitable de los otros era:¿Qué dice el negro sobre esto?; ¿qué opina el negro sobreesto otro? Era ya entonces una personalidad magnética,y esas personalidades están aunque no estén. (Discursopronunciado en el homenaje del Ministerio de Educa-ción de la Nación).

También, y por último, queremos citar las pala-bras de su gran amigo y compañero de ruta Emilio deIpola en ocasión de un reciente homenaje:

Me digo con tenaz constancia que el dolor por elamigo que ya no veremos en el encuentro cotidianono debe hacernos olvidar que también se fue un so-ciólogo y un politólogo de primer nivel, y tambiénun intelectual comprometido en toda empresa polí-tica que juzgara digna de ser acompañada si coinci-día con sus ideales de justicia, igualdad y libertad. Suopción de vida fundamental lo llevó en toda oca-sión a dejarse capturar por los requerimientos del pre-sente político, a embarcarse en decenas de proyectosde todo tipo, a condición que fueran en la direcciónen la que siempre inscribió su acción: la búsqueda decaminos que nos acercaran a una sociedad más justa,más igualitaria y más libre. (Suplemento Radar, pági-na 12, 8 de abril de 2007).

Citas

1 Portantiero se colocaba, de esa manera, en una tradición que,como primer escalón, remitía a la figura de José Ingenieros, ya queéste había formado en el campo cultural a Aníbal Ponce, del cualHéctor P. Agosti, a su vez, había sido discípulo.

207NÓMADASCASCO, J. M.: JUAN CARLOS PORTANTIERO: LA PERSISTENTE VOCACIÓN INTELECTUAL DE LA SOCIOLOGÍA ARGENTINA

2 La revista Contorno se editó a mediados de los años cincuenta yfue la primera que reunió a un grupo de intelectuales que hacíauna relectura del fenómeno peronista, esa relectura cancelaba ladescalificación del fenómeno de manera total y en su lugar tratabade comprender las razones del apoyo de la clase obrera al lídermilitar. Animaron esa empresa los hermanos David e Ismael Vi-ñas, León Rozichner y J. J. Sebreli, entre otros.

3 Miguel Murmis fue profesor titular de la asignatura de SociologíaSistemática hasta 1967, año en que se separó del cargo a raíz de laintervención sufrida por la UBA por parte del gobierno de factoinstaurado en 1966.

4 En la etapa inaugural del Club de Cultura Socialista, pasaron porallí, además de muchos de sus antiguos compañeros de Controver-sia, buena parte de las grandes figuras de las ciencias sociales y delas humanidades de Argentina, como Beatriz Sarlo, CarlosAltamirano y Oscar Terán.

5 El discurso fue pronunciado por el presidente Raúl Alfonsín el 5de diciembre de 1985 ante un plenario de la Unión Cívica Radi-cal, partido político al que pertenecía, convocando a una “con-vergencia democrática”. En 1990, Portantiero y Emilio de Ipola,con quien había escrito buena parte de ese discurso, realizaron unexamen de las ideas centrales que este contenía, a la vez queintentaron trazar un balance de lo que había quedado del mismoen la dirigencia argentina, en un artículo de Ciudad Futura, en sunúmero 25/26.

6 Nos referimos a “La transición entre la confrontación y el acuer-do” y “De la Ley Mucci a la concertación que no fue”, en: Nun yPortantiero (1987).

7 En otro orden, en el año 2001, dirige un proyecto sobre “Calidadde la democracia en Argentina” para el Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo (PNUD). Una parte de las conclusio-nes producidas en ese trabajo fueron publicadas en un volumenen el año 2004. Esa iniciativa sirvió para colocar en la agendapública algunos de los problemas que respecto de la calidadinstitucional tiene el país.

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