monografía final con correcciones 1
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HENRIK IBSEN
-1879-
Seminario de Argumentación 2012.
Profesora: Paula Niemelä.
Alumno: Renzo Giannotta.
En “Casa de Muñecas”, Ibsen tuvo como objetivo representar a la mujer del siglo
XIX, (estáx) inmersa en una sociedad patriarcal regida por reglas que hacen que los
individuos funcionen estructuradamente como fichas de un juego.
La familia de esta época está dirigida por el hombre(-maridox), quien toma las
decisiones en la casa y procura proteger su posesión más importante, la apariencia.
Helmer, estereotípico padre patriarcal, demuestra esto cuando obtiene el puesto en el
banco, un elevamiento a nivel personal, que marcar su poderosa personalidad y el
reconocimiento social, el cual no podía derrochar, porque esa sería la manera en que su
imagen perdería importancia. El cuidado de los hijos y las tareas hogareñas es lo único que
se espera de la mujer, sin toma de decisiones ni influencia fuera de la casa. La
protagonista, Nora, era totalmente sometida a la voluntad de su marido, tanto por la
manera en que vestía, hasta las cosas que comía, por ejemplo, ella tenía que ocultar el
hecho de estar comiendo almendras porque a él no le gustaba.
El individuo juega el juego impuesto por la sociedad patriarcal pero abandona la
partida cuando el nido de su existencia se transforma en nudo.
Principalmente, podría decir que, en el siglo XIX, luego de la revolución industrial
comenzó a emerger poco a poco una nueva sociedad que marcó un cambio abrupto con
respecto a las diferentes organizaciones sociales que habían existido hasta el momento.
En “Casa de Muñecas” se refleja la llamada “sociedad patriarcal” en la cual la mujer está
subordinada a los mandatos del hombre, quien toma las decisiones sobre todos los
miembros de la familia. Dentro de ésta, los individuos cumplen un determinado rol en el
juego impuesto por la corriente social, en el que se prioriza la imagen.
Helmer, abogado reconocido, esposo de Nora, representa lo que la sociedad
piensa y juzga, es un hombre respetado, responsable, trabajador, honesto y espera lo
mismo de su familia, su imagen debe de ser impecable. En su historial no hay una mancha
y no permite ser señalado por la sociedad. Cuida estrictamente su nuevo puesto en el
trabajo, ya que éste le proporciona a la vez un mejor lugar en la escala social. Es quien
toma decisiones en la casa e impone reglas que deben ser respetadas y obedecidas como:
no despilfarrar, no comer golosinas, no mentir y no pedir dinero prestado.
Nora, aparenta ser la mujer típica de la época, con un papel de poca importancia
ante la sociedad, no así como madre que cuida y juega con sus hijos y esposo. Acepta las
decisiones de su marido sin cuestionamientos. Se hace pasar por tonta para complacerlo,
pero a pesar de todo demuestra ser feliz, “Canturrea y sonríe alegremente”1, continúa
junto a su marido y permanece en su hogar que le brinda protección. Es sumisa, con poca
influencia, oculta su verdadera personalidad, pero de todos modos sus ideales están bien
definidos aunque no los puede liberar. Ella pasa de ser una niña mimada en su casa
paterna a ser una niña grande con Helmer.
HELMER. No… que no has sido feliz?NORA. No; solo estaba alegre, y eso es todo. Eras tan bueno conmigo… pero nuestro hogar no ha sido más que un cuarto de recreo. He sido muñeca grande en esta casa, como fui muñeca chica en casa de papá. Y a su vez los niños han sido mis muñecos. Me divertía que jugaras conmigo, como a los niños verme jugar con ellos. He aquí lo que ha sido nuestro matrimonio, Torvaldo. 2
Junto con Helmer son el reflejo de la sociedad patriarcal que “debía asegurar la
gestación de la sociedad civil y de los intereses particulares, cuya buena andadura era
esencial para la estabilidad del Estado y el progreso de la humanidad”3.
A causa de ello las familias aparentan la perfección y el orden, pero… ¿es
realmente una sociedad perfecta como aparenta? ¿No existen los conflictos? ¿Los
cuestionamientos? Los miembros de la familia hacen de su casa un nido, un refugio cálido,
centro de intercambio afectivo y sexual, un escudo contra la agresión exterior, la casa, la
vida privada que nadie podía violar, secreta, cerrada y exclusiva, con vivencias de
conflictos interesantes que tejían una intriga interminable, hasta que alguien decide
romper las reglas que el juego impone (Nora).
1 Ibsen, Henrik. 1879. Casa de muñecas. Drama en tres actos. Pp. 6
2 Ibíd. Pp. 56
3 Perrot, Michel. 1996. El Nudo y el Nido. Buenos Aires, Perfil S .., Pp.37
Para la sociedad patriarcal la mujer formaba parte de la necesidad del hombre,
no era mucho más que un objeto que el hombre podía utilizar y manipular y cualquier
acto de independencia era mal visto.
Por esto, Nora oculta a Helmer el hecho de haber falsificado la firma de su padre
que, más allá de haber sido un acto ilegal, pondría en evidencia su capacidad de tomar
decisiones a espaldas de su marido, faltando a su confianza en él y rebelándose ante los
mandatos del sistema. Cuando sus actos son descubiertos, su marido prioriza la imagen
social y desprecia lo que, desde el lugar de Nora, había sido un acto de amor, intentando
proteger y cuidar la salud de su marido. Tras esta confrontación comprende que su
matrimonio había sido una puesta en escena, una farsa en la que ella cumplía un papel
decorativo, una muñeca en manos de su marido, desprovista de poder de decisión en su
propia vida. Por esto decide abandonar el hogar, priorizando su independencia a las
apariencias que tanto preocupan a Helmer.
El individuo juega el juego impuesto por la sociedad patriarcal pero abandona la
partida cuando el nido de su existencia se transforma en nudo.
En conclusión, Nora, en su propio hogar, vivía una vida determinada por los
mandatos sociales, atada a la corriente, sin poder de decisión ni independencia, por lo que
decide abandonar la partida y sobrevivir al nudo que la sociedad patriarcal le destinaba.