lexicografÍa y cultura

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LEXICOGRAFÍA Y CULTURA DICCIONARIOS DE LENGUAS EUROPEAS E INDÍGENAS EN LAS BIBLIOTECAS DEL PERÚ COLONIAL (SIGLOS XVI-XVII)* Inventarios de bibliotecas particulares y registros de mercaderes de libros son un parde los testimonios más, confiables para rastrear lapresencia y difusióndecorrientcs intelectuales en Hispanoamérica colonial. Haciendo uso de dichos testimonios, en la presente con- tribución nos proponemos analizar el influjo que ejercieron los instrumentos lexicográficos - diccionarios, glosarios y primitivas enciclopedias — en la cultura urbana del virreinato del Perú, durante los siglos xvi y xvn. Los documentos revelan la existencia devocabulariosmultilingües y glosarios especializados en teología, jurisprudencia o literatura, así como de diccionarios en lengua latina, griega, italiana, portuguesa, quechua, nahua y, desde luego, castellana. Se observa, pues, que los idiomas nativos americanos atraen, junto a las lenguas clásicas y vernáculas de Europa, el in- terés de los evangelizadores y los pobladores hispánicos más cultos del virreinato. Dieciocho inventarios de bibliotecas particulares y siete registros de mercaderes de libros, algunos ya publicados, otros todavía iné- ditos, forman la base documental de nuestro estudio. Las referencias a obras lexicográficas darán ocasión para inspeccionarel trasfondo * Comunicación presentada al coloquio internacional "Langues et cultures en Amériquc espagnole coloniaje", organizado por el Centro de investigaciones sobre la América española colonial (CIAEC) de la Universidad de París ID. El trabajo fue concebido y redactado durante una estancia de investigación en el Instituto de Historia de la Universidad de Viena, gracias al financiamiento del Ministerio austríaco de Ciencia e Investigación.

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LEXICOGRAFÍA Y CULTURA

DICCIONARIOS DE LENGUAS EUROPEASE INDÍGENAS EN LAS BIBLIOTECAS

DEL PERÚ COLONIAL(SIGLOS XVI-XVII)*

Inventarios de bibliotecas particulares y registros de mercaderesde libros son un parde los testimonios más, confiables para rastrearlapresencia y difusióndecorrientcs intelectuales en Hispanoaméricacolonial. Haciendo uso de dichos testimonios, en la presente con-tribución nos proponemos analizar el influjo que ejercieron losinstrumentos lexicográficos - diccionarios, glosarios y primitivasenciclopedias — en la cultura urbana del virreinato del Perú,durante los siglos xvi y xvn. Los documentos revelan la existenciadevocabulariosmultilingües y glosarios especializados en teología,jurisprudencia o literatura, así como de diccionarios en lengualatina, griega, italiana, portuguesa, quechua, nahua y, desde luego,castellana. Se observa, pues, que los idiomas nativos americanosatraen, junto a las lenguas clásicas y vernáculas de Europa, el in-terés de los evangelizadores y los pobladores hispánicos más cultosdel virreinato.

Dieciocho inventarios de bibliotecas particulares y siete registrosde mercaderes de libros, algunos ya publicados, otros todavía iné-ditos, forman la base documental de nuestro estudio. Las referenciasa obras lexicográficas darán ocasión para inspeccionarel trasfondo

* Comunicación presentada al coloquio internacional "Langues et cultures enAmériquc espagnole coloniaje", organizado por el Centro de investigacionessobre la América española colonial (CIAEC) de la Universidad de París ID. Eltrabajo fue concebido y redactado durante una estancia de investigación en elInstituto de Historia de la Universidad de Viena, gracias al financiamiento delMinisterio austríaco de Ciencia e Investigación.

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ideológico y social de laculturalibrescadesarrolladaen los núcleosurbanos del Perú colonial. Por esta vía trataremos de responderalgunas cuestiones fundamentales en tomo a la cualidad lingüísticade los primigenios lexicógrafos del Renacimiento, la utilización delos diccionarios entre los burócratas, juristas y clérigos y la medidaen que dichos instrumentos sirvieron para modelar el bagajeintelectual de los colonizadores ibéricos.

l .LOS DICCIONARIOS Y SU LUGAR ENLA CULTURA DEL RENACIMIENTO

Muchos autores han enfatizado con acierto las penalidades quesupone la tarea lexicográfica en general: el humanista GiulioCesare Scaligero, por ejemplo, advertía en el siglo xvi que lospeores criminales no deberían ser ejecutados ni sentenciados atrabajo forzado, sino condenados a compilar diccionarios, por lotortuoso de esta labor...1. El lexicógrafo está llamado a realizaruna tarea minuciosa y a la vez sintética, una especie de "síntesissignificante", que tome en consideración tanto la estructura globalde la lengua en cuestión como todos los aspectos culturales de larespectiva comunidad lingüística. Por su relación inmediata conla sociedad circundante, los diccionarios constituyen — según ladefinición de C.C. Berg— listas sistemáticamente organizadas deformas lingüísticas socializadas 2.

Una de las mayores dificultades para el trabajo lexicográficoproviene de la movilidad c informidad propias de la lengua; puestoque las situaciones lingüísticas que reflejan los diccionarios sehallan en continuo movimiento, todo repertorio léxico viene a estar

'Cf. LADISI.AV ZGUSTA, Manual of lexicography (Praguc: Academia, 1971),pág. 15.

2/bid. pág. 197. La definición li [eral de Bcrg, en ingles, reza así: "A dictionaryis a systcmatically arranged list of sociali/.cd linguislie forms compiled from thcspeech-habits of a given speech-community and commcnlcd on by ihc aulhor insuch a way ihai the qualified reader understands ihc meaning...of cach sepáraleform and is informed of the relevant faets concerning ihc function of ihai form inits communily".

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ligado a un momento o época precisa, sujeto al ritmo de la evo-lución social e intelectual. Así es posible diseñar a través de lahistoria una suerte de "filosofía" o espíritu de la confección dediccionarios y una "sociología" de la difusión de las obras lexi-cográficas 3. Los vocabularios y enciclopedias entran plenamenteen el campo de estudio de la historia de las ideas, de las mentalida-des. Se trata de objetos culturales, testimonios de una civilizacióndeterminada 4.

Los diccionarios (de cualquicrclasc que sean) están destinadosa cumplir una función pedagógica de primera línea. Ellos sirvenpara llenar la distancia que separa a los lectores de las normaslingüísticas y culturales preestablecidas. Antes que leídos, losrepertorios léxicos son consultados, con el propósito netamentepráctico de facilitar la comunicación humana, de armonizar ellenguaje de los diferentes grupos profesionales, culturales, regio-nales, nacionales, etc.5. Estos instrumentos no están hechos paraexponer los problemas lexicográficos, sino para resolverlossencillamente ante los usuarios.

En la baja edad media podemos ubicar los orígenes de la le-xicografía moderna. Dentro del programa educativo de la Escolás-tica se consideraba básico el aprendizaje del latín, una lengua"muerta" que se mantenía viva como vehículo de comunicaciónacadémica y religiosa y que fomentaba, además, el bilingüismo— si no el plurilingüismo — en lodos los círculos intelectuales deEuropa 6. En el curso de este proceso surgirán los vocabularia oglosarios, con listas de los comentarios hechos por autores famo-sos a términos contenidos en los manuscritos y códices más usua-les en la época. Tom McArthur ha señalado el carácter incierto de

3 GF.ORGES MATORÉ, Histoire des diclionnaires frangais (Paris: Larousse,1968), págs. 25-27.

4 JEAN DUBOIS y CLAUM- DUHOIS, Iniroducüoná la lexicographie.Ledictiorwaire

(Paris: Larousse, 1971), pág. 8.5Comp. Ibid. pág. 11, y ZGUSTA, op. cü., págs. 16-17.6 TOM MCARTHUR, Worlds of reference. Lexicography, learning and lan-

guagefrom the clay tablel lo ihe computer (Cambridge: University Press, 1986),pág. 74.

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esas primitivas recopilaciones léxicas: "Nothing was certain orfixed in the early glossaries: not alphabetization or thematization,not ver-tical or horizontal listing, not glossing within Latin orbilingually"7.

El ordenamiento alfabético, que resultaba en cierto modoofensivo al espíritu gnoseológico integrador de la Escolástica,terminó imponiéndose con la introducción de la imprenta de tiposmovibles a mediados del siglo xv. Este mismo hecho fomentó elreconocimiento intelectual de las lenguas vulgares nacionales, queganaron notoriedad en virtud del ascenso social de los mercaderesy artesanos, grupos normalmente desligados del mundo académico;de tal manera se perdió la impresión de que los idiomas vernáculoseran "inferiores" respecto al latín, griego o hebreo. Y con ello que-daron fijadas las condiciones para la profusa labor traductora de loslexicógrafos del Renacimiento, que se dedicaron a publicardiccionarios bilingües (mayormente en el sentido lengua clásica-lengua vernácula), siguiendo el ejemplo marcado en 1492 por elcélebre Dictionarium latino-hispanicum de Antonio de Nebrija 8.

Las empresas de traducción en sentido "vertical", clásico-ver-náculo, fueron sucedidas en el siglo xvi por las traducciones ensentido "horizontal", entre las lenguas vernáculas de Europa y entreel castellano y los idiomas nativos de América. Proliferó entoncesla composición de diccionarios políglotos o calepinos (sucedáneosdel vocabulario normativo latino-griego de Ambrosio Calepino),instrumentos dotados de una abundante nomenclatura, ideal paraengrosarla frondosa erudición de los sabios y pedantes humanis-tas 9. En buena medida corresponden dichos instrumentos a la cate-goría de diccionarios enciclopédicos, pues se ocupan preferen-temente del ámbitocultural.extralingú'ístico, y obedecen al propósitode dar orientación en todos los ramos del conocimiento humano, deayudar al trabajo intelectual en el sentido más amplio. Los pensadores

Ubid., pág. 76.8 JEAN DUBOIS y oíros, Diccioriariode Lingüística, Ir. de Inés Ortega y Antonio

Domínguez (Madrid: Alianza, 1979), págs. 392-393. Véase también McArthur,op. cit., págs. 77-82.

'MATORÉ, op. cit., págs. 57-58.

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2 0 TEODORO 1IAMPK MARTÍNEZ Til. XI.VI, 1991

del Humanismo entendían bajo "enciclopedia" la reunión de lossaberes de todas las artes liberales10.

La floración de diccionarios bilingües y multilingües debíatropezar, porcierto, con múltiples barreras idiomáticas, aun cuandolos lexicógrafos de aquel tiempo confiaran alegremente en unrelativo isomorfismo de las lenguas. Ladislav Zgusta advierte alrespecto: "To indícate thc lexical cquivalcnts of more than twolanguages simultaneously is usually possible only if we absolutelyneglect polysemy and takc into consideration only thc dominantsenses of the single words. Thc siluation is easicr if thc languagesin question are closcly rclatcd, bul even in this case thc difficultiesare formidable"''. Sin embargo, el Dictionarium polígloto conoci-do con el nombre de Calcpino llegó a ser editado hasta en onceidiomas tan diversos como el latín, griego, hebreo, italiano, caste-llano, francés, alemán, flamenco, inglés, polaco y húngaro. Se con-sideraba, pues, virtualmente idéntica la sintaxis de las lenguas o losestados de lengua relacionados, hasta el punto de fijarequivalenciasde morfemas entre la lengua-origen (el latín) y aquella variedad delenguas paralelas o subordinadas12.

Debido a esa precariedad en el método científico, GeorgesMatoré considera que los diccionarios y enciclopedias publicadosen la época del Renacimiento no son verdaderamente merecedoresde tal nombre. Desprovistos de las modernas concepciones devulgarización e información, aquellos textos resultaban engorrosas

10 Cf. BKRNHARD WIÍNDT, Idee und entwicklungsgeschichle der enzy-klopádischen Literalur. Eine literarisch-bibliographische Sludie (Würzburg-Aumühle: Konrad Triltsch, 1941), págs. 1 -2; RORI-KT COI.USON, Encyclopaedias.Their hislory throughoul the ages (New York-London: Hafner, 1964), pág. 80.La palabra "enciclopedia" figura inauguralmcnte en los títulos de obras delflamenco Joachim Stcrgk van Ringclbcrgh (1529), del ingles Sir Thomas Elyot(1538) y del italiano Giulio Cesare Scaligero (1559).

11 ZGUSTA, op. cit., pág. 214.12Cf. Duuois y otros, Diccionario de lingüística (cit.), pág. 393. Annamaria

Gallina, Conlribuii alia storia della lessicografia ítalo-spagnola dei secoli XVI eXVII. (Firenze: Leo S. Olschki, 1959), págs. 112-119, ofrece una relación de lasediciones del Calcpino en tres, cuatro, cinco, seis, siele, ocho, nueve, diez y oncelenguas, publicadas durante los siglos xvi a xvm.

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aglomeraciones de términos y citas de obras clásicas, compuestasbajo el primado de la erudición más indigesta y la pedantería másostentosa13. Aunque se manejaba con frecuencia la noción de"sistema", aplicada para coordinar los di ferentcs ámbitos del saber,todavía hacía falta que Bacon y Descartes sentaran en el siglo XVIIlos fundamentos de la ciencia moderna.

Donde quizá mejor se aprecian los avances logrados por lalexicografía del Renacimiento es en la publicación de diccionariosmonolingües, creados para difundir normativas sobre el habla y laescritura en lenguas vernáculas. Estos repertorios léxicos de sentidouni formador — posteriores en orden de aparición a los vocabulariospolíglotos — surgieron al calor de la disputa renacentista sobre lacorrección o incorrección de absorber las lenguas clásicas"superiores" en el cuerpo de las modernas lenguas nacionales. Losautores de diccionarios monolingües, dedicados a un extendidoplagiarismo (muy usual en la época), perseguían el objetivo deaumentar la base social de gente cultivada; sus obras se dirigíansobre todo a los no académicos, las mujeres de las clases acomoda-das, los mercaderes, los artesanos14.

Ya está señalada la enorme influencia de que gozó elDictionarium de Calepino, editado por primera vez en 1502, unaobra de prodigiosa erudición que circuló muy ampliamente porEuropa, y también en la América hispánica, modelando la com-posición de vocabularios endiferentes lenguas. Su gran popularidadoriginó la denominación de "calepinos" para toda clase de diccio-narios o compilaciones de extractos15. Por otra parte, tambiéninteresa resaltar la impronta fijada por el Dictionarium latino-hispanicum de Nebrija, que sirvió de pauta a muchos autores derepertorios bilingües, inclusive en países de habla no española. En

13MATORÉ, op. cit., págs. 55 y 68.14MCARTIIUR, op. cit., págs. 84-87.15Comp. GALLINA, op. cit., pág. 112, y MA'IT)K£, op. cit., págs. 58-59. La

primera de ambas obras citadas resume la extensa difusión del Calepino así:"DeH'enormc vitalitá di questo dizionario c prova anche il falto che gli allrivocabolari assunsero per lungo lempo il nomc del suo aulorc come nome comune,divenuto sinónimo appunto di vocabolario".

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cuanto a vocabularios "standard" de un solo idioma, convienemencionar el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián deCovarrubias (1611), que contribuyó a enriquecer y normalizar elflorido lenguaje del Siglo de Oro16.

El fraile dominico Domingo de Santo Tomás, inscrito en lascoordenadas del humanismo cristiano, el espíritu lascasista y !adefensa de la identidad cultural de los indios, inauguró en 1560 losestudios de lexicografía peruanista. Ese año dio a la estampa enValladolid su tratado de gramática y su Lexicón o vocabulario dela lengua general del Perú, o sea el quechua17. Ambas obraspertenecen a una etapa decisiva en la lucha por la justicia en lacolonización de América y por la salvaguarda de la autonomíapolítica de las comunidades indígenas; se esfuerzan por demostrarlo pulido y delicado del quechua, su discreta polisemia y su senci-lla pronunciación, entre otros aspectos. "Y si la lengua lo es, lagente que usa della, no entre bárbara sino con la de mucha policíala podemos contar", declara el autor18. Por lo demás, Domingo deSanto Tomás anota explícitamente que la ordenación alfabética desu vocabulario se ajusta al modelo de Nebrija19.

Así queda en evidencia cómo el espíritu renovador de losdiccionarios en la cultura europea del Renacimiento se traslada,bajo similares criterios c idénticos modelos, a las colonias hispánicasdel Nuevo Mundo. También en la otra ribera del Atlántico adquierenlos vocabularios en la mentalidad popular (de las ciudades) elencanto de una fuente de sabiduría accesible, la imagen casi de una

"GALLINA, op. cu., págs. 329-330.17 RAÚL PORRAS BARRENHCHI-A, Fuentes históricas peruanas. Apuntes de un

curso universitario (Lima: Instituto Raúl Porras Barrencchea, 1968), págs. 25-26.Véase también TEODORO HAMPL MARTÍNEZ, "Fray Domingo de Santo Tomás y laencomienda de indios en el Perú (1540-1570)", en Los Dominicos y el NuevoMundo. Actas del II Congreso Internacional (Salamanca: Editorial San Esteban,1990), págs. 355-379.

18 DOMINGO DE SANTO TOMÁS, Grammática o arte de la lengua general de losindios de los reynos del Perú (Valladolid: Francisco Fernández de Córdoba,1560), Prólogo, fol. vi.

19 Prólogo al Lexicón o vocabulario de la lengua general del Perú (1560),reproducido en JOSÉ TORIÜIO MI-:DL\A, Biblioteca hispano-americana, 1493-1810(Santiago de Chile: en casa del autor, 1898), I, pág. 298.

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divinidad doméstica. El fenómeno queda redondeado en la felizdescripción de Matoré:

...le diclionnaire est le guide, Fami á qui Ton confie ses doutes, le filconducteur qui va permettre les explorations fructueuses. Et pour les genssimples qui res pectentlascienccetquen'imaginenlpasqu'unlivred'éruditionpuisse mentir ou se tromper, le dictionnaire est, plus que beaucoup d'autresocuvres de 1 'esprit, nimbé d'une vertu singuliére: il est une sorte de resume dusavoir universel 20

2. INSTRUMENTOS LEXICOGRÁFICOS EN LASBIBLIOTECAS DEL PERÚ COLONIAL

Las tareas de compilación lexicográfica fueron incentivadas enel virreinato del Perú, como en el resto del mundo colonial hispa-noamericano, por la necesidad que tenían los gobernantes deestableceruna comunicación di recta con las poblaciones autóctonas.

Aparte del propósito oficialmente declarado de expandir elmensaje evangélico, era necesario tratar con la fuerza laboral in-dígena para dirigir sus faenas en la agricultura, ganadería, minería,textilería, servicio doméstico, etc. Por esto el virrey don Franciscode Toledo, el "supremo organizador" del país, instituyó en 1579 lacátedra de lengua general de los indios en la Universidad de SanMarcos de Lima, la cual fue regentada mayormente por clérigos. Ala misma tónica corresponden las investigaciones etnológicas ylingüísticas auspiciadas porel III Concilio provincial límense, quedesembocaron en el establecimiento de la imprenta en el Perú, laedición de catecismos, sermonarios y confesionarios en lenguasaborígenes y la publicación del Arte y vocabulario en la lenguaquichua (sin nombre de autor), en 1586 2I.

É, op. cit., pág. 37.21 PORRAS BARKP.NECIIEA, Fuentes histórica.1: peruanas (cit.), págs. 26-29.

Véase también SO.VIA ROSE-FUOGLIÍ, "La enseñanza del quechua en la Universidadde Lima (siglos xvi-xvn)", comunicación presentada en el coloquio internacional"Langues el cultures en Amcrique cspagnolecolonialc", París, 22-23 de noviem-bre de 1991.

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2 4 TI-OIX)RO 11AMP1: MARTÍNEZ T H . XLVI, 1991

El anónimo Arte y vocabulario recoge el trabajo pioneroemprendido por fray Domingo de Santo Tomás en los pueblos dela costa c incorpora experiencias del contacto con comunidadesquechua-hablantes de otras regiones del virreinato. El libro fuereeditado sin variaciones en 1603,1604y 1614, la segunda de estasveces indicando como autoral agustino Juan Martínez de Ormachea,catedrático de lengua quechua en la Universidad de San Marcos 22.Con el paso del tiempo se produjo un natural acercamiento y fusiónentre el castellano y los idiomas nativos, que adoptaron no sólo laterminología pertinente al adoctrinamiento católico, sino tambiénvocablos de plantas, animales, artefactos o instituciones que erandesconocidos antes de la colonización ibérica. Este fenómeno demestización del lenguaje fue registrado en las décadas finales delsiglo xvi y principios del xvn por el laborioso jesuíta Diego Gon-zález Holguín, un hidalgo caccrcño, que acumuló gran informacióndurante sus años de doctrina y magisterio en las ciudades delCuzco, Juli, Quito, Chuquisaca, Asunción y Mendoza23.

La recopilación léxica de González Holguín se encuentraplasmada en su Vocabulario de la lengua general de todo el Perú,de 1608, que multiplica en cuatro veces el conjunto de términospresentado en el vocabulario del III Concilio limensc. Copioso ysesudo, este instrumento refleja el habla popular de la región cuz-queña en la época madura del coloniaje, con abundancia de co-mentarios fonéticos, sintácticos y morfológicos. En tono de elogio,Raúl Porras Barrcncchca sitúa al laborioso jesuíta "a la cabeza delodoel movimiento lingüísticoquechua, como maestro y orientador,con la suprema autoridad de una academia de la lengua"24.

Después de González Holguín, el conocimiento de los idiomasaborígenes del virreinato siguió perfeccionándose gracias al aporte

22Cf. Josf-ToKimo MI-OINA, La imprenta en Lima, 1584-1824 (Sanliago deChile: en casa del autor, 1904), I, págs. 30-34 y 91-93, con dalos sobre lasediciones de 1586 y 1604, respectivamente.

23 V é a n s e las not ic ias biográficas q u e of rece R A L I . PORRAS BARRIINF.CIIBA enel P ró logo a la cd . d e Dir.GoGoNzAi.ry. HOI .GUIN, Vocabulario de la lengua generalde todo el Perú, llamada lengua quichua o delinca (Lima: Universidad NacionalMayor de San Marcos , Instituto de Historia, 1952), págs. xx-xxii .

24 Ibid., pág . xx.

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de otros investigadores, en su mayoría religiosos provenientes dela Compañía de Jesús. Tal es el caso de Ludovico Bertonio, autorde un insuperado vocabulario de la lengua aymara (1612), y deDiego de Torres Rubio, quien compuso un arte o gramática delaymara (1616) y otra del quechua (1619). La capitalidad adminis-trativa de Lima determinó que esta ciudad — en cuyas prensas seeditaron estudios del puquina, mapuche, guaraní y otros idiomas deprovincias vecinas — se constituyera en la sede matriz de la "cul-tura antartica", en el lugar donde se concentraban las experienciaslingüísticas de casi toda América del Sur25.

Que los hombres de iglesia y los sectores dirigentes del virreinatoestaban interesados en manejar las lenguas amerindias, junto conlos idiomas clásicos y vernáculos de Europa, se observa claramen-te a través de los inventarios de bibliotecas particulares y remesascomerciales de libros en aquella época. Durante el último deceniola historiografía peruanista se ha enriquecido con una valiosa seriede investigaciones, basadas en dicha clase de fuentes documentales,que han servido para desterrar la falsa imagen de oscurantismo yatraso cultural que pendía sobre el período del coloniaje. Se hacomprobado, porel contrario, que hubo nutridas bibliotecas, un ac-tivo comercio de libros y una extraordinaria curiosidad y aperturaideológica, no obstante las censuras oficialmente impuestas por lamonarquía española26. Para el presente estudio, en concreto, he-mos consultado más de treinta listas documentales — tanto publi-cadas como inéditas — relacionadas con la difusión de materialesimpresos en el Perú colonial durante los siglos xvi y xvn.

Aquí se toman en consideración especialmente 18 inventariosde bibliotecas particulares y 7 registros de mercaderes de libros,ubicados cronológicamente entre 1549 y 1698, por ser los quecontienen referencias a obras de carácter lexicográfico. Será con-

23 Comp. ibid., págs. x-xiii, y POKKAS BARKI:NI:CIII:A, Fuentes históricasperuanas (cit.), págs. 30-32.

26TEODORO HAMPF. MAKIINUZ, "La difusión de libros c ideas en el Perúcolonial: análisis de bibliotecas particulares (siglo xvi)", en Dullelin llispanique,LXXXIX (Bordeaux, 1987), págs. 55-84; vcaasc especialmente las conclusiones enlas págs. 83-84.

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2 6 Tl-ODORO 11AMPK MARTÍNEZ Til. X1.V1, 1991

veniente hacer primero una relación somera de tales documen-tos, apuntando circunstancias de lugar, fecha, nombre y biografíade los poseedores de las bibliotecas, volumen de los conjuntosbibliográficos, valormonctario, tipo de las operaciones mercantiles,etc. Luego, en la parte siguiente del trabajo, analizaremos el con-tenido de los diccionarios, glosarios y enciclopedias que se difun-dieron en el virreinato peruano.

COLECCIONES DE LIBROS PARTICULARES

1) El doctor Lisón de Tejada, natural de Logroño, alcalde de loshijosdalgo en la Chancillcría de Valladolid, oidor de la Audiencia de Lima,muerto en camino de regreso a España. Biblioteca de 22 volúmenes (con 1obra lexicográfica). Inventario de bienes, Lima, 1549 27.

2) Francisco de Isásaga, miembro de la expedición conquistadora dePizarro, encomendero de Carangas. Biblioteca de 38 volúmenes (con 3 obraslexicográficas). Inventario de bienes, Lima, 1576 28.

3) El doctor Agustín Valenciano de Quiñones, natural de León, aboga-do, encomendero de Camán, condenado por hereje por la Inquisición de Lima.Biblioteca de 354 volúmenes (con 3 obras lexicográficas). Inventario debienes, Cuzco, 157629.

4) El doctor Gregorio González de Cuenca, natural de Roa (Burgos),oidor de la Audiencia de Lima, luego presidente de la Audiencia de SantoDomingo. Biblioteca de 349 volúmenes (con 2 obras lexicográficas). Inventariode bienes, Santo Domingo, 1581 30.

"Biblioteca del Palacio Real, Madrid, MS., 1960, núm. 12. Cf. TEODOROHAMT'G MARTINEZ, "LOS libros del oidor", en El Comercio, Lima. 6 de agosto de1986, pág. A2.

28 PHDRO GUIHOVICM PfiRi-z, "Las lecturas de Francisco de Isisaga", enHistórica, X: 2 (Lima, diciembre 1986), págs. 191-212.

29TEODORO HAMPP. MMUINKZ, "Una biblioteca cuzqueña confiscada por laInquisición: el proceso al doctor Agustín Valenciano de Quiñones, herejereconciliado (1574-1595)"', en Revista Andina, 10(Cuzco, diciembre 1987), págs.527-564.

30TEODORO HAMPL MAKIIM-Z, "Lecturas de un jurista del siglo xvi: labiblioteca del doctor Gregorio González de Cuenca, presidente de la Audiencia deSanto Domingo (1581)", en Anuario de Esludios Americanos, XLI (Sevilla,1984), págs. 143-193.

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5) Don Martín Enríquez, del linaje de los marqueses de Alcañices,virrey de Nueva España y luego del Perú. Biblioteca de 70 volúmenes (con 2obras lexicográficas). Inventario de bienes, Lima, 1583 31.

6) El licenciado Juan Alcedo de la Rocha, natural de Burgos, fiscal dela Inquisición de Lima. Biblioteca de 116 volúmenes (con 2 obras lexi-cográficas). Inventario de bienes, Lima, 1586 32.

7) El licenciado Cristóbal Fcrrcr de Ayala, asesor del virrey del Perú,fiscal de la Audiencia de Lirna, luego oidor de la Audiencia de Quito.Biblioteca de 266 volúmenes (con 3 obras lexicográficas), valorada en 550pesos. Carta de venta, Lima, 1590 33.

8) El padre Alonso de Torres Maldonado, natural de Chiclana (Cádiz),doctrinero de Santa María de Nieva, cura y vicario de Lcimcbamba (Cha-chapoyas). Bibliotccadc60 volúmenes (con ?.i obras lexicográficas). Inventariode bienes, Lcimcbamba, 1591 34.

9) El licenciado Tomás de Solarana, natural de Covarrubias (Burgos),fiscal de la Inquisición de Lima. Biblioteca de 100 volúmenes (con 3 obraslexicográficas). Inventario de bienes, Lima, 1606 35.

10) El doctor Hernando Arias de Ugartc, criollo, natural de Bogotá, oidorde las Audiencias de Panamá, Charcas y Lima, luego obispo de Quito yarzobispo de Bogotá, Charcas y Lima. Biblioteca de 640 volúmenes (con 5obras lexicográficas), valorada en 3.825 pesos. Tasación de bienes, Lima,1614 36.

•"TEODORO HAMPI; MARTINI-Z, "La biblioteca del virrey don Martín Enríquez:aficiones intelectuales de un gobernante colonial (1583)", en Historia Mexicana,142 (México, DF., octubre-diciembre 1986), págs. 251-271.

32CARLOS A. GONZÁLI-Z SÁNCMI-Z, "Cultura y fortuna de un fiscal del SantoOficio: el licenciado Juan Alcedo de la Rocha", en Rábida, 7 (Huclva, marzo1990), págs. 24-36.

33 Archivo General de la Nación, Lima |cn adelante: AGN], Protocolonotarial de Bartolomé RodríguezTorqucmada, 1590, núm. 142, fol. 558. Cf. LuisANTONIO EGUIGURF.N, Diccionario histérico-cronológico de la Real y PontificiaUniversidad de San Marcos y sus colegios (Lima: Torres Aguirrc, 1949), II, págs.287-291, donde está transcrito el documento.

^TF.ODORO H AMPF. MARTINRZy CARLOS A. Go,v/Ái.iy SÁ.NCIII-Z, "La bibliotecade un picaro indiano del siglo XVI: el cura Alonso de Torres Maldonado", enInvestigaciones y Ensayos, 36 (Buenos Aires, julio-diciembre 1987), págs. 483-496.

35Archivo General de Indias, Sevilla, Contratación, 279A, núm. 3. Cf.TEODORO HAMPH MAKIINIÍZ, "LOS libros del fiscal", en El Comercio, Lima, 11 dejulio de 1988, pág. A2.

36TEODORO HAMPF. MARTINUZ, "La biblioteca del arzobispo Hernando Arias deUgarte: bagaje intelectual de un prelado criollo (1614)", en Thesaurus, XLH(Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1987), págs. 337-361.

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11) El inca Garcilaso de la Vega, mestizo, natural del Cuzco, residente lamayor parte de su vida en España, autor de los Comentarios reales de losincas. Biblioteca de 200 volúmenes (con 2 obras lexicográficas). Inventariode bienes, Córdoba, 1616 3 7 .

12) El doctor Cipriano de Medina, natural de Sevilla, abogado, asesor delCabildo de Lima, catedrático de Derecho canónico y rector de la Universi-dad de San Marcos. Biblioteca de 746 volúmenes (con 2 obras lexicográficas).Inventario de bienes, Lima, 1635 38.

13) El doctor Juan Hurtado de Vera, presbítero, canónigo de la catedralde Lima. Biblioteca de 691 volúmenes (con óobras lexicográficas). Inventariode bienes, Lima, 1636 M .

14) El padre Antonio Rodríguez Duran, fraile agustino, lector en elconvento de San Agustín de Lima. Biblioteca de 179 volúmenes (con 2 obraslexicográficas), valorada en 500 pesos. Carla de venta, Lima, 164140.

15) El doctor Francisco de Ávila, mestizo, natural del Cuzco, doctrineroy extirpador de idolatrías en la provincia de Huarochirí, canónigo de lacatedral de Charcas y luego de Lima. Biblioteca de 3.108 volúmenes (con 17obras lexicográficas). Inventario de bienes, Lima, 1648 41.

16) El doctor Alonso Bravo de Paredes, criollo, natural del Cuzco,catedrático de filosofía en el Seminario de San Antonio Abad, cura y vicariode Quiquijana (Cuzco). Biblioteca de 258 volúmenes (con 2 obras lexico-gráficas). Inventario de bienes, Quiquijana, 167042 .

37 JOSÉ DURAND, "La biblioteca del Inca", en Nueva Revista de FilologíaHispánica, II: 3 (México, DF., julio-scplicmbrc, 1948), págs. 239-264.

3 8 AGN, Protocolo notarial de 1635, núm. 818, fol. 496. Cf. TEODORO HAMPE

MARTÍNEZ, "LOS libros del rector", en El Comercio, Lima, 26 de enero de 1988,pág. A2.

3 9 AGN, Protocolo notarial de 1636, núm. 871, fol. 1.418. Cf. TEODORO HAMPE

MARTÍNEZ, "LOS libros del canónigo", en El Comercio, Lima, 22 de abril de 1988,pág. A2.

4 0 AGN, Protocolo notarial de Cristóbal de Arauz, 1641, fol. 302.41 AGN, Protocolo notarial de Antonio Fernández de la Cruz, 1648, núm. 468,

fol. 1.027. Cf. TEODORO HAMPF. MARTÍNEZ, "Universo intelectual de un extirpador

de idolatrías: la biblioteca de Francisco de Ávila (1648)", comunicación presentadaen el XLVI Congreso Internacional de Americanistas, Amsterdam, 4-8 de julio de1988.

4 2 Luis JAIME CISNEKOS y PUDRO Gumovicu PÉREZ, "Una biblioteca cu/.queñadel siglo XVIT , en Histórica, VI: 2 (Lima, diciembre de 1982), págs. 141-171.

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17) El doctor Manuel de Mollinedo y Ángulo, natural de Madrid,presbítero, obispo del Cuzco. Biblioteca de 696 volúmenes (con 3 obraslexicográficas), valorada en 3.991 pesos. Tasación de bienes, Lima, 167343.

18) El convento de Nuestra Señora de la Almudena, en el Cuzxo,entregado al poder delacongregaciónbctlemita. Biblioteca de 184 volúmenes(con 1 obra lexicográfica). Inventario de bienes, Cuzco, 1698*1.

REMESAS DE LIBROS COMERCIALES

1) Sevilla, 1549. El comerciante Alonso Cabezas hace inventario de lamercadería enviada a Tierra Firme y el Perú, cargada en la nao La Madalenay coasignada a su socio Pero Ortiz, en Nombre de Dios. Contiene 12ejemplares de obras lexicográficas, por valor de 38 reates 45.

2) Lima, 1583. Juan Jiménez del Río, librero, encarga a Francisco de laHoz la compra en España de una remesa de libros. Contiene 10 ejemplares deobras lexicográficas 46.

3) Lima, 1601. Lorenzo Vásqucz, morador en esta ciudad, y su fiadorel librero Antonio Fernández de Acosta pagan 1.498 pesos a Alonso Rodrí-guez de León (apoderado de un comerciante de Sevilla) por la adquisición deuna remesa de libros. Contiene 2 ejemplares de obras lexicográficas, por valorde 16 reales47.

4) Lima, 1606. Miguel Méndez, mercader de libros, recibe un cargamentode 45 cajas de libros del poder de Juan de Sarria el mozo, procedente deEspaña. Contiene 4 ejemplares de obras lexicográficas, por valor de 32 rea-les 4*.

5) Lima, 1606. Juan de Sarria el mozo (hijo de un comerciante de Alcaláde Henares) recibe un lote de libros del mercader Miguel Méndez para llevarlo

43 AGN, Protocolo notarial de 1673, núm. 1.457, ib!. 379. Cf. TEODOKO HAMPEMARTÍNEZ, "La biblioteca de Mollinedo", en El Comercio, Lima, 30 de enero de1987, pág. A2.

44Luis JAIMH CISNEROS y Luis AURELIO LOAYZA, "Un inventario de libros delsiglo xvn", en Mercurio Peruano, 339 (Lima, junio de 1955), págs. 428-431.

45TEODOKO HAMPE MARTINEZ, "LOS primeros libros en el Perú colonial", enFénix, 28/29 (Lima, 1983), págs. 71-90; el inventario de la mercadería estátranscrito en las págs. 89-90.

46 IKVLNG A. LEONAKD, LOS libros del conquistador, ir. de Mario MontcforlcToledo (México, DF.: Fondo de Cultura Económica, 1953), Apéndice, doc. III,págs . 290-299.

47 AGN, Protocolo notarial de Diego López, 1.601, fol. 1.769v.^ L E O N A R D , op. cii.. Apéndice, doc. vm, págs. 348-355.

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y venderlo en la ciudad del Cu?xo y otras partes. Contiene 2 ejemplares deobras lexicográficas, por valor de 100 reales 49.

6) Lima, 1641. Julián Santos de Saldaña., mercader de libros, recibe uncargamento de 66 cajones de libros, los cuales toma en consignación paravenderlos en su tienda a nombre de los herederos de Manuel Álvarez Osorio.Contiene 17 ejemplares de obras lexicográficas 50.

7) Lima, 1651. Inventario y almoneda de los libros que quedaron pormuerte del comerciante Tomás Gutiérrez de Cisneros, incluyendo tanto losque estaban en su tienda de Lima como las 30 cajas de libros provenientes deEspaña que fueron depositadas en El Callao. Contiene 57 ejemplares de obraslexicográficas 51.

Dejando aparte el carácter peculiar, misceláneo, de las opera-ciones comerciales de los mercaderes de libros, la lista precedentemanifiesta que nuestra base documental está formada sobre todopor las bibliotecas privadas pertenecientes a una diversidad deindividuos que, siendo en su mayoría de origen foráneo, vivierony actuaron profcsionalmentc en el Perú durante los siglos xvi y xvn.Se aprecia que estos propietarios de bibliotecas constituyen ungrupo social relativamente homogéneo: casi todos eran graduadosuniversitarios con título de licenciado o doctor, habían cursadoestudios de jurisprudencia o teología y estaban ligados a las másaltas esferas del poder (en la corte virreinal, la Audiencia o la In-quisición), o bien formaban parte de la jerarquía eclesiástica. Por lamisma razón todos los conjuntos bibliográficos se parecen bastanteentre sí, pues aquelladivcrsidad de individuos -aunque provenientesde diferentes centros académicos - habían sido educados en elcomún espíritu del Renacimiento y de la Escolástica tardía. Estabanimbuidos, pues, de fidelidad hacia la moral y los dogmas del ca-tolicismo y de respeto hacia las "autoridades" del humanismoclásico, creían firmemente en el Derecho como supremo cono-cimiento social y guardaban escepticismo ante los métodos de unanueva cientificidad racional, experimental52.

49lbid., Apéndice , doc. IX, págs. 356-358 .S 0 A G N , protocolo notarial de Bartolomé de Cívico, 1641, fol. 1.496.51 A G N , Protocolo notarial de Fabián Fernández, 1651 , núm. 529 , fol. 554 .52 Cf. AGUSTÍN MH.LAKUS CAKI.O, "Bib l io tecas y difusión del l ibro en

Hispanoamérica colonial : intento bibliográfico", en Boletín Histórico, 11 (Cara-

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3. DICCIONARIOS, GLOSARIOS Y ENCICLOPEDIAS:NOTAS SOBRE SU DIFUSIÓN

Aunque las referencias a diccionarios, glosarios y enciclopediasse multiplican en los catálogos bibliográficos del virreinato delPerú (hay 80 menciones a obras de esta clase en nuestra seriedocumental), se trataenrealidad de un conjunto de datos fácilmentemanejable, puesto que las mismas obras se repiten una y otra vezen las bibliotecas coloniales. El acento de los usuarios recae sobrelos vocabularios especializados del ramo teológico y jurídico, losrepertorios léxicos de lengua latina y los diccionarios políglotos oprimitivas enciclopedias, destinadas a reforzar la divulgación de lacultura humanística. Los instrumentos lexicográficos propios dela Europa del Renacimiento, publicados en idiomas clásicos yvernáculos del viejo continente, superan ampliamente en númeroa los vocabularios de lenguas indígenas de América, como elquechua y el nahua; las obras editadas en el continente americanoapenas representan un 6% del conjunto que aquí estudiamos.

Las notas que se exponen a continuación están orientadas areseñar las piezas lexicográficas más usuales en los siglos xvi-xvny a caracterizar su difusión en los ambientes intelectuales, urbanos,del virreinato peruano.

A) VOCABULARIO ECLESIÁSTICO.- Denominación genéricaque secorresponde durante los primeros decenios del coloniaje con elVocabularium ecclesiasticum del macsc Rodrigo Fernández deSantaella, clérigo andaluz (1 a. ed. Sevilla, 1499), que fue reimpresomuchas veces. Posteriormente, a partir de la edición príncipe deSalamanca, 1565, la aventajará en popularida el Lexicón eccle-siasticum latino-hispanicum del fraile dominico Diego XiménezArias, el cual en algunas ediciones lleva en la portada este ufanomensaje: "Quanta ventaja haga este vocabulario al más nuevo deRodrigo de Sanctaella, no sólo en millares de más vocablos, mas en

cas, enero 1970), págs. 25-72; FRANCISCO DI; SOLANO, "Fuentes para la historiacultural: libros y bibliotecas de la América colonial", en Ensayos de metodologíahistórica enelcampo americanista (Madrid: CS1C, Ccnirodc Estudios Históricos,1985), págs. 69ysigs.

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3 2 TliODORO IIAMPI: MARTÍNEZ Til. Xl.VI,'1991

otras cosas, cotejándolos lo conocerás"53. La obra es un catálogoal fabético de personas, lugares, instituciones y términos cristianos,tomados de las Sagradas Escrituras, decretos conciliares, bulaspapales, vidas de santos, sermones, etc. Se trata del instrumentolexicográfico más consultado en el virreinato, pues comprende 17referencias documentales, que abarcan casi todo el período aquíenfocado (1549 a 1670).

B) DICCIONARIO ni- NF.ISRIM.- Un investigador tan versado enmaterias bibliográficas como José Torre Revello adelantó concerteza la opinión de que Antonio de Ncbrija fue el autor másdifundido en Hispanoamérica durante la era colonial54. EsteDictionarium latino-hispanicum. et viceversa hispanico-latinum(publicado por primera ve/ en Salamanca, 1492-95,2 vols.) figura,junto con su complementaria arte o gramática de la lengua deCicerón, en casi todas las bibliotecas privadas c institucionales delNuevo Mundo. Teniendo en cuenta la situación de Nebrija comoerudito humanista, cronista áulico y catedrático universitario, nosorprenderá que la primera parte del diccionario -con el latín comolengua-origen - sea mucho más extensa que la segunda: es porqueen la parte castellana faltan las abundantes referencias a obrasliterarias del mundo clásico, virtualmcntc indispensables para unestudioso del Renacimiento. El texto aparece 14 veces en nuestroconjunto documental (1576 a 1698).

C) DICCIONARIO DI-: CAI.I-PINO.- Ya hemos apuntado cómo lapopularidad del glosario multilingüc de Calcpino se trasladó de laEuropa quinienlista a las colonias españolas de Indias. ElDictionarium de Ambrosio Calcpino, monje agustino, surgiódiscretamente en Rcggio, 1502, como un vocabulario normativolatino y griego, pero fue luego engrosado por la labor de otros filó-logos que, conservando la estructura original de la obra, le aña-dieron equivalencias léxicas en varios idiomas modernos55. Para el

53 Tomado del Lexicón ecclcsiaslicum laüno-hispanicum en la cd. deSalamanca: Vinccnlius de Portonariis, 1585, 4to.

54 J O S É T O R K I ; RI-VPJJ .O, FA libro, la imprenta y el periodismo en Américadurante la dominación española (Buenos Aires: Jacobo Pcuscr, 1940), pág. 207.

55GALLINA, op. cil., págs. 95-96.

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caso particular que nos ocupa, conviene señalar las edicionesoctolingües (en latín, griego, hebreo, italiano, castellano, francés,alemán e inglés) preparadas por el hum anista francés Jean Passerat,las cuales son mencionadas específicamente en m ás de una bibliotecadel Perú colonial. El diccionario de Calcpino cuenta con 14 refe-rencias documentales (1576 a 1673).

D) VOCABULARIO ITALIANO.- Se trata inicialmenlcdel Vocabulariode las dos lenguas toscana y castellana (Sevilla, 1570), obrasencilla pero correcta, compuesta por el sevillano Cristóbal de lasGasas y nutrida con más de 25.000 traducciones entre ambaslenguas. Después tendió a ser sustituida en el mundo académico porel Vocabulario italiano espagnolo del florentino Lorenzo Francio-sini, cuya edición príncipe salió en Roma, 1620; texto más gruesoy ambicioso, éste fue reimpreso frecuentemente durante los siglosXVII y XVIII, casi sin variaciones. En el prólogo a su diccionarioFranciosini se declara "aficionado a la lengua y nación españo-la" 56. Ambos vocabularios italianos suman 6 referencias docu-mentales (1606 a 1651).

E) VOCABULARIU.M UTRIUSQUI- JLRIS.- Manuales de este génerocircularon ampliamente en la civilización cristiana desde la bajaedad media, en la época de mayor influencia de la escuela jurídicadel Derecho común, fundada en las dos ramas civil y canónica57.Aunque los documentos no especifican nombres de compiladores,podemos suponer que se trataría en alguna oportunidad del Voca-bularium utriusquejuris editado por el maestro Ncbrija (1506), elcual fue posteriormente retomado y ampliado en la obra homóni-ma publicada por Alcxander Scot (1591). En ciertas ediciones eltexto se complementa con alguna versión revisada del clásicoLexicón juris civilis del siglo xm, obra del glosador bolones

56 T o m a d o del Vocabulario español e italiano de FRANCIOSINI (2a. parte) enla ed . pr ínc ipe de Roma: GIOVANNI PAOI.O P R O H I J O , 1620, 8vo . Véanse loscomenta r ios filológicos que sobre ambos vocabular ios italianos expone GALLINA,op. cil., págs. 167-171 (sobre Las Casas) y págs. 268-274 (sobre Franciosini).

57 Cf. BARTOLOMÉ CLAVF.RO, Temas de historia del Derecho. Derecha común,2a. ed. (Sevilla: Universidad, 1979), págs. 155-158.

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Accursio. Este vocabulario o manual jurídico aparece en 6 piezasdocumentales (1549 a 1648).

F) DICCIONARIO DE AI.BKRICO.- Otra obra de referencia en elámbitojurídico, destinada a facilitarel aprendizaje de los estudiantesde leyes y guiar el trabajo de los profesionales implicados en lapráctica forense. Es un catálogo alfabético latino de "verbis ambi-guis, peregrinis et plura significata habentibus" en el Derechocivil y canónico, confeccionado porel jurista bergamasco Albericode Rósate (muerto en 1354)58. En el proemio a este Dictionariumjuris, el autor expone una serie de ilustres predecesores en la tarealexicográfica, comenzando por Séneca en su libro de proverbios ySan Isidoro de Sevilla en sus Etimologías. El diccionario de Al-berico cuenta con 2 referencias documentales (1576, 1648).

G) ALPHABGTUM AURLIUM.- Perteneciente también al grupo derepertorios léxicos identificados con el de la escuela del Derechocomún, el Alphabetum aurcum es obra del jurisconsulto PietroTommai de Ravcnna (fallecido hacia 1508). Contiene frecuentescitaciones de los glosadores y comentaristas italianos de la EdadMedia, como Bartolo, Baldo, Paulo de Castro, Juan Andrés, Angelode Ubaldi, Guido de Baisio, Ancarano, Imola, etc. Lleva despuésdel diccionario una colección de dichos notables y otra de alegacio-nes en materias consuetudinarias59. De esta obra hay 2 referenciasdocumentales (1635, 1636).

H) NOMENCLÁTOR DI- HADRIANUS.- El Nomenclátor omniumrerum propria nomina (Ambcrcs, 1567), en ocho lenguas, reflejabien la vasta cultura de su autor, el médico y humanista holandésHadrianus Junius. Es una suerte de rudimentaria enciclopedia te-mática, con definiciones de vocablos — en su mayoría nombrespropios— ordenados pormateriasencasi un centenar de capítulos,que se ocupan de diversos aspectos de la vida cotidiana, el mundonatural, las instituciones políticas, las ciencias y las artes. Tiene al

58 Hemos consultado el Dicitonariumjuris lam civilis quam canonici en la eci.corregida y aumentada por Joanncs Franciscus Decianus (Venccia: SocietasLibrorum Legalium, 1601); la cila está lomada del Proemio, fol. 3 .

59 Hemos consultado el Alphabelum aureum en la ed. preparada por Gual-therius Tangcri (Colonia: Quenlcll, 1508).

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Tu. XLVI, 1991 LEXICOGRAFÍA Y CULTURA 35

latín como idioma de origen y lleva traducciones de los vocablos engriego, alemán, castellano, flamenco, francés, italiano e inglés60.Está basado en una larga serie de poetas, filósofos, narradores,historiadores, teólogos, jurisconsultos y médicos de la antigüedadclásica, así como en varios escritores del Renacimiento, que sedetallan al comienzo del libro. Posee 2 referencias documentales(1641 - 1648).

J) DICCIONARIO HISTÓRICO Y POÉTICO.- También reviste carácterenciclopédico el divulgado Dictionarium historicum ac poeticumde Charles Estienne (1553), miembro de una conocida familiade impresores y humanistas parisinos. La obra recoge nombres depueblos, individuos, lugares, ríos y montes, tomados de "antiquarecentioraque ad sacras ac prophanas historias poctarumquefábulas", según lo declara el subtítulo en la portada61. El texto enlatín, el idioma por excelencia del Humanismo, csiá ordenado alfa-béticamente. Cuenta con 2 referencias documentales (1576,1648).

K) LHXICON MEDICUM.- Por la coincidencia en el título y elformato en octavo, es muy probable que sea el Lexicón Medicumgraeco-latinum de Barlolomco Caslelli (mucrlo en 1607). Estediccionario alfabético, compendio de las definiciones aportadas entextos de Hipócrates, Galeno, Aviccna y otros médicos famosos,fue editado repetidamente durante el siglo XVII y principios del XVIII.Es un glosario para uso del público general, concebido y redactadoen lengua latina62. Posee una sola mención en nuestra serie docu-mental (1648).

L) TESORO DI; COVARRUBIAS.- El Tesoro de la lengua castellanao española (Madrid, 1611) de Sebastián, de Covarrubias Orozco,

60 Cf. GALLINA, op. cit., págs. 133-137. Al revés de lo ocurrido con eldiccionario polígloto de CALLPINO, la obra de HADKIAMJS JUNIUS lendió a serabreviada luego de su mucrlc y reimpresa en versiones sinlélicas para el públicoescolar.

61 Hemos consultado el Diclioruirium historicum ac poelicum en la ed.príncipe de París: Carolus Slephanus, 1553,4lo. Modernamente COI.I.ISON, op.cil.,pág. 79, ha dado a esta obra la calificación de "first indigenous Frcnchencyclopacdia".

62 Hemos consultado el Lexicón medicum graeco-latinum en la cd. preparadapor Emmanucl Stupanus (Basilca: Johannes Jacobus Genalhi, 1628).

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maestrescuela de la catedral de Cuenca, es un instrumento indis-pensable para todo filólogo que se ocupe de los clásicos hispánicos.A la vez diccionario de lengua y enciclopédico, se enriquece con lapuntual indicación de la etimología de las palabras. En su cartanuncupatoria al rey Felipe III, Covarrubias le pide licencia para darel nombre de tesoro a su obra "por conformarme con las demásnaciones que han hecho diccionarios copiosos de sus lenguas", y enseguida agrega: "de esto no sólo gozará la [nación] española, perotambién todas las demás que con tanta codicia procuran deprendernuestra lengua, pudiéndola agora saber de rayz, desengañados deque no se debe contar entre las bárbaras, sino igualarla con la latinay la griega y confesar ser muy parecida a la hebrea en sus frasis ymodos de hablar"63. Sorprendentemente, hay sólo una referenciadocumental de esta obra (1648).

M) DICCIONARIO DI-: BARBOSA.- Agostinho Barbosa, prelado yjurisconsulto portugués, aparece en las bibliotecas coloniales delsiglo xvn con varios de sus estudios de derecho canónico. Aquí setrata de su Dictionarium lusitanico-latinum (Braga, 1611), piezaalbergada únicamente en la enorme y variada colección de Fran-cisco de Ávila64. Por lo tanto, una referencia documental (1648).

N) VOCABULARIO QUECHUA.- Una mención específica permiteidentificar indubitablemente al Vocabulario de la lengua generalde todo el Perú (Lima, 1608), compuesto por el jesuíta extremeñoDiego González Holguín, cuyas virtudes de meticuloso recopiladordel quechua colonial ya han sido destacadas adelante. En elproemio, el jesuíta declara que la principal responsabilidad de laobra recae sobre los muchos indios del Cuzco a quienes ha en-trevistado para averiguar la signi ficación de cada vocablo. El padreJuan Vásquez, llamado a emitir una censura sobre las propiedadesdel texto (1607), anota: "El vocabulario está muy bien trabajado,porque tiene de aumento — que es lo que en estas obras se debe

63 Tomado del Tesoro de la lengua castellana o española en la cd. príncipede Madrid: Luis Sánchez. 1611. fot. ix.

64 AGN, Protocolo notarial de Amonio Fernández de la Cruz, 1648, n ú m . 4 6 8 ,fol. 1.061. En la misma colección de Avila se hallan oíros cuatro libros deAOOSTINIIO BARBOSA.

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advertir— cuatro tantos más que el pasado, y tiene de aumento másla ortografía nueva"65. Por otra parte, es de suponer que las men-ciones suplementarias de los documentos a un "arte y vocabulariode la lengua de indios" se referirán al compendio del agustino frayJUAN MARTÍNEZ DE ORMACHEA, Vocabulario en la lengua generaldel Perú (Lima, 1604), que es una reproducción fiel del trabajooriginalmente editado bajo los auspicios del III Concilio límense.Ambos vocabularios quechuas reúnen 4 referencias documentales(1614 a 1648).

O) VOCABULARIO MEXICANO.- Se contiene exclusivamente en labibliotecadcl vi rrey don Martín Enrfqucz, quien durante su gobiernoen México dio la licencia para imprimir esta obra: el Vocabularioen lengua castellana y mexicana realizado por el franciscanoAlonso de Molina (2a. cd. México, 1571). El empeñoso fraile,guardián del convento de San Antonio de Texcoco y gran conocedordel idioma nahua, advierte en la epístola nuncupatoria que suobjetivo fundamental es contribuir a la instrucción de los aboríge-nes en la fe católica66. También expresa haber seguido las pautaslexicográficas de Ncbrija, colocando los verbos en infinitivo yponiendo todas las voces en orden alfabético. Como está dicho,cuenta con una sola referencia documental (1583).

P) OTRAS REFERENCIAS.- LOS inventarios bibliográficos del Perúcolonial incluyen además, de manera errónea o confusa, otras sietereferencias a materiales de carácter lexicográfico. Errónea es ladenominación de "lexicón" para el conocido tratado de MatteoGribaldi, De methodo ac ratione studendi in jure, que ofrece enrealidad una metodología para el tratamiento de problemas deDerecho civil. Confusas son las referencias a un "lexicónjurídico",sin mayor especificación (en 1590,1636,1648), un "diccionario decuatro lenguas" (1614), un "nomenclátor" (1648) y un "vocabularioteológico" (1673). No hay que descartar, por cierto, 1 a probabilidadde que sean repeticiones de obras ya descritas en este trabajo.

65 Aprobación del Vocabulario de la lengua general de lodo el Perú (1608),reproducida en MEDINA, La imprenta en Lima (cii.), 1, pág. 111.

66 JOSÉ TORIHIO MKDINA, La imprenta en México, 1539-1821 (Santiago deChile: en casa del autor, 1912), I, pág. 188.

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4. HACIA UNA INTERPRETACIÓNDE LA CULTURA LIBRESCA EN EL VIRREINATO

En esta parte final se trata de incorporar los resultados denuestro estudio sobre ladifusión de instrumentos lexicográficos, yadetallados, al conjunto de evidencias que se poseen respecto a lacirculación de libros y su rol en la cultura hispánica (o urbana) delPerú colonial. Ante todo, no debe sorprender la neta preponderanciade los diccionarios y enciclopedias provenientes de Europa, cuyaporción comprende 75 de las 80 referencias documentales ubicadaspara los siglos xvi y xvn.

Tal preponderancia coincide con el perfil general de las biblio-tecas privadas del virreinato, en las cuales se aprecia una notableescasez de crónicas y estudios relativos al continente americano,sus civilizaciones autóctonas, sus lenguas y costumbres, sus recursosnaturales, su situación bajo el dominio español. Esta carencia demateriales americanistas no ha de explicarse simplemente por larestringida actividad de las imprentas criollas en Indias, sino antetodo por el propósito que orientaba la formación de las bibliotecas,con libros en su mayoría importados del Viejo Mundo. Está claroque los textos impresos fueron utilizados en la sociedad colonialfundamentalmente para mantener el contacto con la ideología y lacultura europeas, y no para adquirir un conocimiento más científi-co de la realidad que los colonizadores confrontaban en su vidacotidiana. Los individuos particulares y las comunidades religiosashacían grandes desembolsos para mantener colecciones bien nutri-das y actualizadas de libros transportados desde lejanas metrópolis67.

El contenido de los elementos lexicográficos aquí reseñadospermite comprobar el predominio de los postulados intelectualesdel Renacimiento y la escuela tomista en los círculos sociales másencumbrados del virreinato peruano. Por una parte, los glosariosespecializados en materias jurídicas y teológicas debían favorecer

67 Hemos adelantado algunos de csios conceptos en nucstio trabajo 'Thediffusionofbooksand ideas in colonial Perú: astudyofprivatelibraries(XVIandXVII centuries)", contribución al volumen colectivo ¡he B(X)k in ihe Americas,cd. W. Michacl Mathcs.

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la profundización de los estudios cursados en las facultades — deleyes, cánones y teología— que se consideraban primordiales enla Universidad. Los diccionarios mullilingiics o primitivas enciclo-pedias (como los de Calepino, Hadrianus Junius y Charles Estienne)servían para delimitar el nivel general de conocimientos que seesperaba de todo buen humanista en aquella época. De otro lado, lapresencia mayoritaria de vocabularios en lengua toscana refleja lainfluencia que ejercía la cultura italiana del Renacimiento dentrodel mundo hispánico, influencia que se puede rastrear claramenteen las áreas de la literatura petrarquista o la pintura manierista, porejemplo68.

Otra constatación procedente de nuestra pesquisa documentalatañe a la cualidad del latín como idioma nuclear de la lexicografíadel Renacimiento: era la lengua matriz sobre la cual se organizabanvirtualmentc todos los diccionarios y enciclopedias, dándole ellugar preferente en las traducciones o explicaciones de los vocablos.Esta percepción llevaba a los compiladores de repertorios en len-guas vernáculas a buscar una asimilación con el rango "superior"del latín y de otros idiomas antiguos. El ideal de escapar a la tachade "barbarie" en el campo lingüístico queda demostrado en elTesoro de la lengua castellana de Covarrubias, donde se afirma(como ya ha sido citado) que el español es semejante en sintaxis ypronunciación al hebreo, el latín y el griego. Más explícitamente,el quechuista Domingo de Santo Tomás declara: "Lengua... tanpolida y abundante, regulada y encerrada debaxo de las reglas ypreceptos de la latina como es ésta [la quechua|, no bárbara — quequiere dczir (según Quintiliano y los demás latinos) llena debarbarismos y de defectos, sin modos, tiempos, ni casos, ni orden,ni regla, ni concierto — sino muy polida y delicada se puedellamar"69.

68 Para el caso de la pintura nianicrista, eomp. FRANCISCO STASTNY, Elmanierismo en la pintura colonial latinoamericana (Lima: Universidad NacionalMayor de San Marcos, 1981), y Josíí CIIICIII/.OI.A DKIII-KNAKDI, El manierismo enLima (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1983). «

69 Prólogo a la Grammáiica o arte de la lengua general de los indios (cit.),fol. v.

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La supuesta inferioridad de las lenguas vernáculas, y parti-cularmente de la española, llega a tomar contornos singulares, quedebieran merecer una detenida explicación por parte de los espe-cialistas. Se observa repetidamente en los diccionarios bilingüesque la parte que lleva al castellano como lengua-origen es másbreve que las partes que empiezan con idiomas foráneos, carac-terística que se prolonga hasta bien entrada la edad moderna. Talfenómeno es visible, por ejemplo, en el diccionario hispano-latinode Nebrija (1495), el vocabulario castcllano-toscano de Las Casas(1570), el vocabulario castellano-mexicano de Molina (1571) o elvocabulario castellano-quechua de González Holguín (1608).

Parcialmente, esa desigualdad en volumen puede ser explicadapor el respeto que los humanistas guardaban hacia la literaturaclásica greco-romana, de la cual se extraían múltiples citas con elobjetivo de "autorizar" las definiciones ofrecidas en los dicciona-rios. También hay que mencionar la precariedad metodológicapropia de los trabajos científicos en el Renacimiento, una épocadespreocupada de la puntual exactitud en las traducciones mor-femáticas y caracterizada por un extendido plagiarismo. Al respectoAnnamaria Gallina, en su útil contribución sobre la lexicografíaespañola c italiana de los siglos xvi y xvn, pone de relieve las vir-tudes modélicas que ejerció ANTONIO m.NmmsACOnsu Dictionariumlatino-hispanicum, publicado el mismo año en que Colón pisabapor primera vez las tierras americanas. Dicha obra pionera fueretomada más tarde —generalmente sin ser citada— en la con-fección de nomenclaturas políglotas, como las de Calepino yHadrianus, y en la composición de vocabularios bilingües, comolos de Las Casas y Franciosini70.

La función modélica del célebre humanista andaluz halló tam-bién vigencia en las colonias del Nuevo Mundo: aquí Nebrija fuesin duda el autor más consultado durante la era de la dominaciónespañola y su Dictionarium guio la tarca creativa de los lexicógra-fos en lenguas amerindias. En el virreinato del Perú, los mayoresavances en el conocimiento gramatical y léxico de los idiomas

"GALLINA, op. cii., pág. 329.

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nativos se dieron durante el primer tercio del siglo xvn, un períodode verdadero apogeo tanto en la esfera intelectual como en la eco-nómica, que coincide con las campañas más duras para la extirpa-ción de las "idolatrías" aborígenes71. Así como en lo religioso tuvolugar un sincretismo que combinó — más de fachada que en pro-fundidad — elementos de las creencias tradicionales con el ca-tolicismo, también en el plano de la lengua ocurrió una progresivaincorporación de términos de origen castellano o surgidos de lacolonización ibérica.

Según los datos que han registrado algunas investigacionestocantes a la exportación de libros a Hispanoamérica, se sabe quela gran mayona de las remesas (aproximadamente 70%) estabaformada por textos religiosos, incluyendo obras de moral, doctrina,liturgia, hagiografía y regulaciones eclesiásticas; una proporciónmenor correspondía a piezas literarias de narrativa y poesía (aprox.11%), jurisprudencia y otras materias profanas (aprox. 4.5%),disciplinas humanísticas (aprox. 3%), etc.72. No se puede afirmarque la serie de obras lexicográficas anotadas en las bibliotecasperuanas coincida proporcionalmcntc con esa distribución por ma-terias, pues había un interés repartido de manera casi equitativaentre los glosarios especializados de teología y jurisprudencia, lasenciclopedias generales y los diccionarios de lenguas. Para poderenjuiciar más razonadamente el peso de la cultura libresca en elvirreinato será necesario, en lodo caso, complementar el trabajo deinvestigación con otras fuentes de archivos. Habrá que recurrir a laslistas de bienes confiscados por la Inquisición, las ordenanzas yprogramas de cursos en las universidades, los expedientes de gra-duaciones, exámenes y concursos de cátedras y curatos, las relacionesde méritos y servicios, y utilizar más inventarios de mercaderes delibros, entre otros documentos.

7 1 Cf.CIUII.I.I:.RMOLX)HMANN VII.I .I ;NA,"Esiudiopreliminar"a FRANCISCOLÓPIIZDIO CARAVA-VITÍS, en Noticia general del Perú, ed. de Marie Helmer(Madrid: Atlas,1985), I, págs. iii-cxxv.

72 Dalos basados principalmente en el estudio de CARLOS A. GONZÁLEZSÁNCIII-Z, "El libro y la carrera de Indias: registro de ida de navios", en ArchivoHispalense, 220 (Sevilla, mayo-agosto 1989). págs. 93-103.

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De todas formas, el estado actual de la investigación - basadoprimordialmente en registros de bibliotecas particulares - nos per-mite hacer una interpretación provisoria del rol que desempeñó ellibro en la sociedad del Perú colonial. A pesar de las numerosasregulaciones oficiales encaminadas a censurar la importación ycirculación de materiales impresos, hubo colecciones privadasbien surtidas y un activo comercio libresco en el virreinato. Lospobladores residentes en Lima y otros núcleos urbanos utilizaronel libro como vehículo de comunicación directa con los círculosacadémicos de Europa, guiados por el ideal de armonizar con lasnormas intelectuales, científicas, morales, que hacia el mismotiempo prevalecían en España y sus naciones vecinas. El contenidode sus bibliotecas revela a muchos de los burócratas y colonizado-res hispánicos como gente dotada de una apertura ideológica y unacuriosidad extraordinarias.

TEODORO HAMPE MARTÍNEZ

Pontificia Universidad Católica del Perú,Lima.