la semilla

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LA SEMILLA La vida de los vegetales es limitada. Luego, para su conservación, las diversas especies deben sujetarse a una función: la propagación. En las plantas fanerógamas, esta función se cumple, gracias a la semilla. Definición.- La semilla es la transformación y maduración del óvulo después de la fecundación de la oosfera. Las partes de la semilla son tres: 1) Tegumentos. 2) Embrión. 3) Albumen (substancia de reserva). Para estudiar con facilidad las semillas conviene ponerlas en agua durante 24 horas; se reblandecen los tejidos y podemos luego distinguir sin dificultad sus distintas partes. 1)Tegumento.- Notamos en primer lugar una envoltura sencilla en los frutos carnosos (durazno, ciruela, etc.), doble en el poroto, el haba. Recibe el nombre de tegumento. Cuando es doble el tegumento — caso el menos frecuente— el exterior, más resistente, se llama testa y el interior tegmen. Funciones.- El tegumento desempeña importantes funciones de protección: a)Preserva al embrión de la funesta influencia de los agentes atmosféricos, como el exceso de frió o calor, la humedad o la sequedad, los cambios bruscos, etc. b)Prolonga, a veces por largo tiempo, la vitalidad del embrión, aumentando las probabilidades de encontrarse en condiciones favorables para germinar. A.Semilla de ricino con albumen oleaginoso y embrión rectilíneo. B.Semilla de amapola, con albumen y embrión encorvado. Lo prueba el hecho de que las semillas desprovistas del tegumento y expuestas al aire mueren fácilmente. c)También en muchos casos sirve la diseminación de la semilla y lleva entonces apéndices especiales, como se verá más adelante. 2)Embrión.- Al despojar la semilla del poroto de su tegumento se presenta la almendra, que comprende el embrión y las substancias de reserva o albumen. En la semilla del poroto notamos una hendidura que nos permite dividirla en dos mitades; al separarlas vemos que encierran

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Page 1: La Semilla

LA SEMILLA

La vida de los vegetales es limitada. Luego, para su conservación, las diversas especies deben sujetarse a una función: la propagación. En las plantas fanerógamas, esta función se cumple, gracias a la semilla.

Definición.- La semilla es la transformación y maduración del óvulo después de la fecundación de la oosfera.

Las partes de la semilla son tres:1) Tegumentos.2) Embrión.3) Albumen (substancia de reserva).

Para estudiar con facilidad las semillas conviene ponerlas en agua durante 24 horas; se reblandecen los tejidos y podemos luego distinguir sin dificultad sus distintas partes.

1) Tegumento.- Notamos en primer lugar una envoltura sencilla en los frutos carnosos (durazno, ciruela, etc.), doble en el poroto, el haba. Recibe el nombre de tegumento.

Cuando es doble el tegumento —caso el menos frecuente— el exterior, más resistente, se llama testa y el interior tegmen.

Funciones.- El tegumento desempeña importantes funciones de protección:

a) Preserva al embrión de la funesta influencia de los agentes atmosféricos, como el exceso de frió o calor, la humedad o la sequedad, los cambios bruscos, etc.

b) Prolonga, a veces por largo tiempo, la vitalidad del embrión, aumentando las probabilidades de encontrarse en condiciones favorables para germinar.

A. Semilla de ricino con albumen oleaginoso y embrión rectilíneo. B. Semilla de amapola, con albumen y embrión encorvado.

Lo prueba el hecho de que las semillas desprovistas del tegumento y expuestas al aire mueren fácilmente.

c) También en muchos casos sirve la diseminación de la semilla y lleva entonces apéndices especiales, como se verá más adelante.

2) Embrión.- Al despojar la semilla del poroto de su tegumento se presenta la almendra, que comprende el embrión y las substancias de reserva o albumen.

En la semilla del poroto notamos una hendidura que nos permite dividirla en dos mitades; al separarlas vemos que encierran o protegen una plantita en miniatura: el embrión o plántula.

Estructura del embrión.- El embrión, aunque sea de formas diversas, se compone de cuatro partes: la radícula, el talluelo, la gémula y los cotiledones.

a) La radícula, que dará origen a la raíz.

b) El talluelo, que forma el eje del embrión.

c) La gémula o pequeña yema, situada en el vértice del embrión, y que, al desarrollarse, dará el tallo y las hojas.

d) Los cotiledones (uno, dos o más), que vienen a ser las primeras hojas de la planta y alimentan al embrión en las primeras fases de su desarrollo.

3) Albumen.- Es la substancia de reserva que rodea al embrión en algunas semillas y le sirve de alimento hasta que pueda elaborar sus propias substancias

Semillas sin albumen.- En el caso del poroto los cotiledones son muy gruesos y encierran substancias nutritivas. Se dice entonces que la semilla no tiene albumen.

Otros ejemplos: arveja, maní, haba, durazno...

Semillas con albumen.- Si los cotiledones permanecen delgados y foliáceos y el albumen es abundante en las semillas maduras, donde constituye la reserva, como sucede en el trigo, en el maíz, el ricino, etc.

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Diferentes clases de albúmenes

Según la naturaleza de las substancias que dominan en el albumen, éste puede ser: amiláceo, oleaginoso y córneo.

Es amiláceo, cuando predominan los hidratos de carbono. El almidón domina en el trigo, mezclado con materias azoadas, que forman el gluten.

Es oleaginoso, en el ricino, en el lino y en el maní, donde abundan las materias grasas, como los aceites.

Es córneo en el café y en el datilero, en que es notable el espesamiento de las paredes celulares y la considera dura y córnea que éstas adquieren. El albumen de la palmera sudamericana es conocido con el nombre de marfil vegetal. Es muy duro y se utiliza para hacer botones y otros objetos.

Tamaño y número de semillas

El tamaño de las semillas es muy variado. Son pequeñas en la amapola y en la mostaza; relativamente grandes en el durazno, en la nuez, etc. Como semillas muy grandes se puede citar la del coco.

Numero.- Ordinariamente, cada planta produce un gran número de semillas; así sucede en el melón, maíz, la fresa, la amapola, la biznaga, el cardo, etc. De este modo, sí las condiciones del medio fueran siempre favorables, y las aves y los animales herbívoros no se alimentasen de ellas, la multiplicación de las plantas sería excesiva. Pero como son muchas las que perecen por diversas causas, ese número es necesario para la conservación de la especie.

Existe cierta relación entre el número y el tamaño de las semillas: suelen estar en relación inversa; es decir, a mayor tamaño corresponde menor número. Esto se explica por la necesidad que tiene la planta de acumular en ellas materias nutritivas. Además, las grandes, siendo mejor protegidas y con más abundante materia de reserva, es más probable que lleguen a germinar; no es necesario, pues, que sean tan numerosas.

Corte teórico de una semilla indicando dónde se acumulan las substancias de reserva.

Adaptación de la semilla y del fruto a la diseminación o dispersión

La diseminación o dispersión de las semillas y del fruto es de suma importancia para la conservación de las especies. Se puede decir que es para ellas cuestión de vida o de muerte. Si las semillas cayesen al pie de la misma planta, germinarían todas juntas, en un espacio muy reducido, y, a más de perjudicar a la planta madre, no encontrarían los elementos necesarios a su ulterior crecimiento, porque el suelo, ya empobrecido, sería poco apto para el desarrollo del embrión.

Es de notar que la lucha por la vida es más intensa entre los vegetales de la misma especie, pues crecen al mismo tiempo y necesitan las mismas substancias para nutrirse.

Algunos frutos dehiscentes se abren con violencias proyectando las semillas a cierta distancia, como la balsamina, el pepinillo del diablo, el pepino erizo y algunos geranios; pero, como puede verse el número de plantas con estas clases de frutos son escasas.

De mayor importancia para la dispersión de las semillas son otros factores externos,

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principalmente el viento, el agua, los animales y el hombre.

Diversos órganos para la dispersión de la semilla.

Con frecuencia las semillas o los frutos presentan curiosos dispositivos, para aprovechar esos agentes de diseminación.

El viento.Tratándose de semillas pequeñas y livianas

como las orquídeas la mostaza, la balsamina, el viento, al soplar con alguna violencia, las levanta en torbellinos y transporta a grandes distancias.

Muchas semillas y frutos están dotados de aparatos voladores: pelos, alas, etc.

a) Pelos.- A veces, los pelos son simples y muy livianos; cabellos de ángel, alfilerillo; en otros casos son manojos de pelos, vulgarmente conocidos entre nosotros con el nombre de “panaderos”, como en los cardos, el algodón, el epilobio, el sauce, la cerraja, el “tasi”, el pepino silvestre, etc.

En algunas plantas el fruto también presenta un penacho de pelos, a modo de paracaídas, como en el amargón, el salsifí, la lechuga, etc.

b) Alas.- Son expansiones membranosas que presentan las semillas y a veces el fruto de algunas plantas. Su forma es muy variable: es unilateral en el pino, el arce, la tipa, etc. Puede rodear completamente la semilla como en el fresno y el olmo.

Ejemplos: pino, arce, tipa, fresno, olmo, pitito, Santa Rita, quebracho, lengua de vaca, etc.

El PITITO es una planta trepadora con zarcillos, muy común en Entre Ríos, Corrientes y en la Formación del Monte, donde viven en los cercos y matorrales, a lo largo de los caminos y en los lindes de los montes, trepando sobre los arbustos.

Curioso dispositivo del pitito o carterita de oro, para la dispersión de las semillas.

Al madurar el fruto, caen las dos tapas de la dehiscencia, y el tabique, con las semillas adheridas, gira sobre sí mismo y queda suspendido por dos filamentos celulósicos muy resistentes. En esa forma queda expuesto al viento, y al ser agitado por él, se desprenden poco a poco las semillas aladas.

El agua

El agua es también un agente de importancia para la dispersión de las semillas cuyos tegumentos son impermeables para permitirles permanecer días y semanas en el agua sin alterarse. Además poseen a veces tejidos poco densos de modo que puedan flotar, como el coco, favoreciendo más la conservación.

Numerosas plantas que crecen en las orillas o en las islas de la desembocadura de nuestros grandes ríos: Paraná, Uruguay y Plata, son originarias del Brasil o del Paraguay y sus semillas transportadas por las aguas han venido a germinar a miles de kilómetros de su punto de partida. Muchas de las plantas que viven en la llanura, deben su existencia a las semillas que, en

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cantidades considerables, son arrastradas por los arroyos y torrentes que bajan de las serranías.

Los animales.

La dispersión por medio de los animales se hace de dos modos distintos, según que los frutos o semillas les sirvan de alimento o estén dotados de medios de fijación.

Los frutos carnosos sirven de alimento a muchos animales, particularmente a las aves, las cuales comen la pulpa jugosa y a menudo tragan las semillas, que protegidas por una cáscara dura, atraviesan el tubo digestivo y son expulsadas con los excrementos, conservando el poder germinativo.

Las substancias azucaradas del pericarpio, así como sus coloraciones vistosas en la madurez del fruto, son medios poderosos de atracción; de otro modo no se justifica su razón de ser.

Los medios de fijación o adherencia son muy variados: muchas gramíneas como el trigo, la cebada y la avena, llevan “babas” , con las cuales se fijan a los pelos o la lana de los animales o a las ropas de los transeúntes. Otras, con el mismo fin, tienen espinitas (cadillo, marimoña, trébol de carretilla) o ganchitos (abrojo, amoresco, cepa caballo) o púas largas (chamico). La planta llamada cuernos del diablo, forma matas de poca elevación, con hojas grandes, tallo rastrero, y su fruto presenta dos uñas fuertes y encorvadas, con las cuales se prende de las patas de los animales y al ser arrastrado suelta las semillas maduras por una abertura que se produce entre los dos cuernos.

Por fin, las semillas de las plantas que crecen en los “bañados” y en las lagunas, son transportadas con frecuencia y a la larga distancia, en las patas o en los picos de las aves acuáticas.

El hombre.

Es un agente activismo de la dispersión de las semillas, ya sea voluntaria o involuntariamente.

Voluntariamente, tratándose de plantas cultivadas. Cosecha o recoge las semillas y luego las siembra dispersándolas, o las exporta, mandándolas a miles de kilómetros. Es lo que pasa con los cereales, las frutas, las legumbres y otras plantas útiles cuyas semillas son llevadas de

un continente a otro. Muchas plantas se aclimatan así en todos los países.

Involuntariamente, en la misma forma que se dijo de los animales, y sobre todo, por las relaciones comerciales. Al transportar algunos productos, lleva sin querer muchas semillas de todas clases adheridas a las bolsas o a los embalajes, o las mismas mercaderías como los cueros y las lanas.

Por ejemplo, alrededor de Marsella, gran puerto importador de lanas, existe una flora especial de plantas exóticas, cuyas semillas han sido introducidas involuntariamente en la forma indicada.

GERMINACIÓN

Definición.- La germinación es el paso de una semilla del estado de vida latente la vida activa, para producir una planta semejante a aquélla de la cual proviene.

Fijación de las semillas

La fijación de la semilla tiene mucha importancia para la germinación, pues desde que se abren los tegumentos para dejar salir la radícula y la gémula, todo cambio de posición podría ocasionar la muerte del embrión, impidiendo que la nueva raíz se ponga en contacto con las partículas del suelo para extraer su alimento.

Para formarse una idea de los efectos que puede producir en el embrión todo cambio de posición, basta recordar lo que sufre una planta que, al ser transplantada, ha perdido toda la tierra de sus raicillas, o si, una vez plantada, se la mueve de lugar; ¡y eso que se la riega con cuidado, y no tiene la delicadez del embrión!

La fijación obedece a varias causas: las semillas provistas de apéndices, pelos, alas, espinitas, se adhieren fácilmente a los suelos húmedos; el polvo llevado por el viento recubre un gran húmero de ellas; pero las lluvias, desempeñan el papel principal. El agua reblandece la tierra, que se adhiere a los tegumentos y fija de este modo la semilla, la cual queda enterrada a medias o a menudo completamente. De este modo, se ve preservada de la acción directa de los agentes externos y muy beneficiada. Las hojas caídas en el otoño, desempeñan la misma función.

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Condiciones necesarias para la germinación

Para que puedan germinar las semillas es necesario que reúnan ciertas condiciones (condiciones intrínsecas), y además deben concurrir simultáneamente algunos factores externos (condiciones extrínsecas).

I. Condiciones intrínsecas o internas.

1° La semilla debe estar bien constituida; 2° no haber sufrido ninguna alteración mecánica o química; 3° debe estar madura; 4° debe haber conservado la facultad germinativa.

a) La semilla debe estar bien constituida.

Hay semillas buenas, con el embrión bien conformado, y semillas malas, en las cuales el embrión no se ha desarrollado normalmente o no tiene las substancias de reserva suficientes para poder germinar.

En general, entre el embrión y los tegumentos de una semilla bien formada, no existe ningún espacio ocupado por el aire, y la densidad de sus tejidos es superior a la del agua, de donde se sigue que las semillas maduras y bien formadas, echadas en un recipiente con agua, se van al fondo. En cambio, las semillas mal constituidas flotan porque presentan cavidades llenas de aire.

Este método para distinguir las semillas buenas de las malas no es absoluto, pues no conviene a la mayoría de las semillas oleaginosas, cuya densidad es inferior a la del agua.

b) La semilla no debe haber sufrido ninguna alteración mecánica ni química.

Si el embrión ha sido cortado, la semilla no sirve; si la semilla sufre la acción de gases mefíticos (nocivos) o de substancias antisépticas durante cierto tiempo, el embrión pierde su poder germinativo y muere. Si el albumen oleaginoso está enviciado, el embrión no podrá tampoco germinar.

c) La semilla debe estar madura, pues entonces el embrión estará perfectamente desarrollado y será apto para originar una nueva planta.

Casi siempre la madurez de la semilla coincide con la del fruto. A veces, como en los rosales y en los perales, las semillas no germinan

sino uno o dos años después. Este descanso forzoso se debe con frecuencia a la dureza o a la impermeabilidad del fruto o de los tegumentos. En el durazno, el damasco, la yerba mate, etc., las semillas tardan mucho en germinar porque el agua penetra lentamente en ellas.

En cambio, en la araucaria la semilla germina en el fruto, antes de que éste haya madurado lo mismo sucede en algunas gramíneas y leguminosas. Así en las habas, la semilla germina cuando la vaina está aún verde; otro tanto sucede en el trigo, que puede ser cortado antes de que esté completamente maduro. En estas y otras plantas, el embrión debe considerarse normalmente constituido antes de la madurez de la semilla.

d) La semilla debe conservar la facultad germinativa.

Las semillas pierden su poder germinativo después de un tiempo que varía según la especie vegetal, entre algunos días y decenas de años. En general, puede decirse que la mayoría de las semillas han perdido la facultad germinativa después de 15 a 20 años.

Los casos de mayor longevidad observados no alcanzan a 100 años, pues, sólo tenían 85 años semillas de una leguminosa (casia) que logró hacer germinar. Becquerel; y es falso que hayan germinado las semillas de trigo encontradas en las tumbas egipcias.

El trigo y el arroz germinan en buen porcentaje (más del 10%) después de 10 años, las demás gramíneas apenas alcanzan esta cifra. La sensitiva (mimosa), sin embargo, lo conserva hasta 50 años y más.

Según esto, se ve que las semillas amiláceas de las leguminosas y de las gramíneas son las que conservan por más tiempo la facultad germinativa.

En cambio, las semillas oleaginosas, como la nuez, el nabo, el ricino, se enrancian al oxidarse sus materias grasas al contacto con el aire y el embrión muere pronto.

Más efímera es aún la existencia del embrión en las semillas de albumen córneo; bastarían algunas horas de exposición al sol para darle muerte. El café, por ejemplo, debe sembrarse

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poco después de madurar o bien conservarse en un ambiente frío.

II. Condiciones extrínsecas o externas (ambientales).

Las más importantes son: el agua, el aire y el calor.

a) El agua.- Una semilla no puede germinar en un ambiente seco, sean cuales fueren las demás condiciones. El agua es indispensable para romper los tegumentos, facilitar la salida del embrión, y también para las reacciones químicas. En efecto el agua hincha la semilla, provoca la ruptura de los tegumentos, disuelve las reservas nutritivas y facilita la acción de las diastasas, lo que permite al embrión alimentarse y desarrollarse.

Por eso, para apresurar la germinación de algunas semillas como el maíz, el trigo y el poroto, a veces se las deja varias horas en remojo, antes de sembrarlas. La semilla de yerba mate, cuyos tegumentos son muy resistentes y necesita casi un año para germinar, se somete a tratamientos con ácidos durante 3 ó 4 días, o se la trata con agua caliente a 80° para que germine más pronto.

b) El aire.- Aunque las semillas respiren poco durante el estado de vida latente, al germinar consumen gran cantidad de oxígeno, de donde resulta, como la experiencia lo demuestra, que las semillas sembradas en una atmósfera de anhídrido carbónico, de nitrógeno o de gas de alumbrado, no germinan cualesquiera sean las condiciones de humedad y calor. Las semillas enterradas a mucha profundidad, tampoco germinan por falta de aire.

De ahí la importancia de remover la tierra, antes de sembrar, a fin de facilitar la aireación del suelo.

c) El calor es indispensable para despertar la semilla, es decir, para excitarla a abandonar el estado de vida latente y entrar en actividad; con todo, este calor debe ser moderado. En general, la temperatura más favorable para la semilla de los países templados oscila entre 20° y 35°.

Cada especie vegetal tiene una temperatura mínima debajo de la cual no puede germinar, y una máxima, pasada la cual peligra el embrión; entre ambos límites se encuentra la temperatura óptima, o sea la mejor para el desarrollo rápido

del embrión. Para el maíz, la mínima es 9°, la óptima 33° y la máxima 43°. Siempre la temperatura óptima se halla más cerca de la máxima que de la mínima.

Factores que impiden o favorecen la germinación

1° Los anestésicos como el éter o el cloroformo suspenden la germinación sólo mientras las semillas estén sometidas a su influencia.

2° Los antisépticos como el ácido fénico y el bórico dan pronto muerte al embrión y detienen definitivamente la germinación. Lo mismo sucede con los gases irrespirables, gas carbónico y nitrógeno; pero necesitan más tiempo.

3° La luz.- Las semillas germinan tanto a la luz como en la obscuridad; pero la falta de luz impide la formación de la clorofila y los tallitos quedan amarillentos y endebles.

4° y 5° El frío y el calor.- Tanto el uno como el otro pueden impedir la germinación, como se dijo al tratar de la temperatura mínima y máxima.

El frío no parece destruir la facultad germinativa: Edwards y Colin lo han experimentado con varias semillas sometiéndolas hasta 40° bajo cero.

El calor, pasado cierto límite, no sólo suspende la germinación sino que destruye el poder germinativo. Al llegar a los 55° (temperatura interna), empiezan los fenómenos destructores y se coagulan las substancias albuminoideas de las semillas. Como los tegumentos son malos conductores, la temperatura exterior puede ser mayor.

Además el embrión resiste mejor el frío y el calor secos que los húmedos. Doyére pudo calentar granos de trigo, previamente secados por medio de la máquina neumática, hasta 100° sin que perdieran el poder germinativo.

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Germinación de una semilla y formación de las diversas partes de la planta.

6° Electricidad.- Becquerel ha efectuado diversos experimentos sobre la influencia de la electricidad en la germinación, comprobando que la electricidad favorece el desarrollo del embrión. Las semillas electrizadas negativamente germinan antes que las sometidas a la acción de la electricidad positiva. Como la tierra está cargada de electricidad negativa, se colige que la electricidad del suelo es un agente activo en la germinación.

Germinación de la semilla

Para observar el desarrollo de las semillas basta colocar algunas en una vasija con musgo o arena húmeda. Al situar semilla de poroto en estas condiciones no tardaremos en ver desgarrarse el tallito que, levantando los cotiledones, brotará a la superficie.

Germinación de una bellota Germinación de un de encina. Grano de trigo.

La parte del tallo joven situada debajo de los cotiledones se llama hipocótile, y epicótile la parte situada encima. Finalmente se apartarán los cotiledones para dar paso a la gémula que desarrollará sus hojitas verdes. Los cotiledones se arrugarán luego, cediendo su contenido para alimentar la plántula, hasta el momento en que ésta lo sustente por sus raíces y sus hojas.

Si en lugar de una semilla de poroto se sembrase una bellota de encina, los fenómenos serían idénticos, pero los cotiledones permanecerían enterrados, en vez de ser arrastrados con el talluelo.

Tratándose de un grano de trigo, la radícula al penetrar en la tierra detiene pronto su crecimiento y nace en cambio una manojo de raicillas que la reemplazan en sus funciones de absorción.

Cuando los cotiledones son levantados fuera de tierra, se llaman epigeos (poroto, enredadera, haya, ricino); si quedan enterrados son hipogeos (encina, castaño, trigo, lino); en este caso el tallo de región hipocotílea.

Se puede considerar terminado el período germinativo, cuando se forma la clorofila en las hojas, es decir, cuando aparecen las primeras hojas verdes.

Fenómenos químicos durante la germinación

A los fenómenos morfológicos descriptos acompañan fenómenos químicos. Algunos son exteriores, como la respiración, desprendimiento de calor, cambio de peso; todos muy fáciles de comprobar, haciendo germinar semillas en un frasco.

Otros, son internos y se relacionan con la digestión de las materias nutritivas, y la alimentación de la plántula. Las substancias de reserva o albumen, son digeridas por la acción de diversos fermentos o diatasas, que las vuelvan solubles y asimilables.

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Dichos fermentos se originan en el albumen y más aún en los cotiledones, y difieren con las principales substancias que constituyen las reservas nutritivas.

Los más importantes son:

Las amilasas que hidratan y transforman el almidón en glucosa soluble.

La pepsina análoga al jugo gástrico, que transforma la aleurona en peptona asimilable.

La saponasa que descompone las grasas o aceites en glicerina absorbible, y en ácidos grasos que se convierten a su vez en almidón y glucosa.

La invertina, que hidrata y transforma la sacarosa o azúcar ordinario, en glucosa y levulosa, ambas asimilables.

Todos estos fenómenos son muy complicados, pero en honor a la brevedad sólo indicamos el resultado final de cada uno.

Cuando el agua penetra en las semillas, disuelve las diastasas y les facilita su acción.

EL FRUTO

ORIGEN DEL FRUTO

El fruto es el conjunto de las piezas florales que persisten después de la fecundación.

Pero, generalmente se dice que el fruto es el ovario desarrollado y maduro; porque, ordinariamente, es el ovario que engruesa acumulando materias nutritivas y se transforma en fruto; de modo que la hoja carpelar da origen al fruto.

El pericarpio y la semilla del fruto provienen, respectivamente, del ovario y del óvulo.

Transformación del ovario en fruto.

ESTRUCTURA DEL FRUTO

El fruto comprende el pericarpio y la semilla.El pericarpio, o sea la parte del fruto que

envuelve la semilla, comprende a su vez el epicarpio o membrana externa del fruto; el endocarpio, que recubre directamente la semilla, y el mesocarpio entre las dos anteriores.

Partes del fruto

Epicarpio

Es la membrana que recubre exteriormente el fruto y corresponde a la epidermis externa de la hoja carpelar que formaba el ovario. Es liso en la ciruela, en la manzana, en la uva, etc.; coriáceo y glanduloso en la naranja, la mandarina, el limón, etc.; provisto de pelos en los cardos y en el durazno; con espinas en la castaña, el chamico, el abrojo, etc. A veces presenta expansiones membranosas, como en la tipa, el ácer, el olmo, el fresno, etc.

En los frutos carnosos indehiscentes, el epicarpio toma coloraciones vistosas a medida que maduran, siendo al parecer un medio de atraer a los animales, quienes favorecen la dispersión de la semilla.

El epicarpio desempeña, pues, funciones de protección; y, además, contribuye a la diseminación, ora atrayendo a los animales por sus vistosas coloraciones o adhiriéndose a ellos mediante espinas, ora facilitando el transporte por el aire mediante un aparato volador.

Mesocarpio

Corresponde al parénquima de la hoja carpelar.

Adquiere gran desarrollo en los frutos carnosos y semicarnosos como el tomate, el

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melón y la ciruela. Al principio el mesocarpio acumula con preferencia ácidos orgánicos, como el málico, el cítrico y el tártrico, etc., que comunican el gusto agrio característico de las frutas verdes; pero al madurar el fruto, se va transformando paulatinamente en almidón y azúcares, como la glucosa, la levulosa y la sacarosa. Constituye la parte comestible de dichos frutos.

En cambio, en los frutos secos como el trigo, el maíz y el girasol , el mesocarpio se seca poco a poco, y al madurar el fruto se reabsorbe completamente.

De lo dicho resulta que la función del mesocarpio es proteger la semilla mientras está verde, para eso acumula substancias ácidas que la hacen desagradable a los animales; al madurar la semilla se convierte en materias azucaradas muy apreciadas por los animales. Contribuye así a la dispersión de la semilla.

Endocarpio

El endocarpio sufre también importantes transformaciones. En la manzana, en la pera y en los frutos de “pepita” en general, se convierte en las láminas membranosas que envuelven las semillas.

En las drupas, como el durazno y la oliva, la ciruela, el damasco, etc. se lignifica; constituye el hueso o carozo de consistencia pétrea.

En las bayas, como el tomate, el melón y la sandía, se confunden con el mesocarpio, formando la parte carnosa.

En el hesperidio, como la naranja y el limón, presenta pelos. Por lo tanto, el endocarpio desempeña funciones de protección que, a modo de bolsita, se llenan de líquido azucarado, y constituyen la pulpa o parte comestible.

En algunos casos, y en otros acumula substancias alimenticias.

DEHISCENCIA DEL FRUTO

Se llama dehiscencia a la ruptura de las paredes del pericarpio para dejar en libertad las semillas. Resulta de la desecación o de la desigual contracción de las paredes del fruto.

La dehiscencia puede ser longitudinal, transversal y poricida.

Dehiscencia de los frutos.

a) Dehiscencia longitudinal. Cuando se produce a lo largo.

Puede ser: Septicida, cuando la separación se hace por los tabiques, o sea por la línea de sutura de las hojas carpelares, como en la digital, el eléboro, la peonia, el tabaco.

Loculicida. La dehiscencia longitudinal es loculicida cuando la hendedura se produce a lo largo de la nervadura media de los carpelos, como en la azucena, la violeta, el jacinto.

Cápsula septicida (digital).Cápsula loculicida (azucena).

Es septifraga cuando los carpelos se cortan en la nervadura mediana y en lugar externo en que los carpelos se unen. Entonces las valvas se separan y dejan los tabiques con las semillas,, como sucede en el alhelí, en el chamico y en muchas crucíferas.

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Cápsula loculicida (azucena).

b) Dehiscencia transversal. Es la que se efectúa por una hendedura circular, que determina la formación de una especie de tapa u opérculo, como en el llantén, el beleño, el murajes, el Anagallis.

c) La dehiscencia es poricida, cuando se verifica por orificios o poros situados generalmente en la parte superior del fruto, como en la amapola, el conejitos.

CLASES DE FRUTOS

a) Según el origen.- Los frutos se dividen en simples, múltiples y compuestos.

Cápsula septifraga (chamico)

1° Frutos simples.- Son los que vienen de un solo carpelo o de varios carpelos soldados, como el haba, la naranja, el maní.

Cápsula simple (naranja)

2° Frutos múltiples.- Son los que provienen de varios carpelos independientes, como en la fresa, el anís estrellado.

Fruto múltiple (fresa)

3° Frutos compuestos.- Cuando los frutos producidos por varias flores aparecen soldados, el fruto proviene entonces de una inflorescencia, como el higo, el ananá, la mora.

Fruto compuesto, siconio (higo)

b) Según la consistencia y el desarrollo del pericarpio.- Los frutos se dividen en tres grupos: frutos secos, frutos carnosos y frutos semicarnosos o mixtos. Cada uno se subdivide a su vez en frutos dehiscentes o indehiscentes, según que se abran o no, por sí solos, para libertar a las semillas cuando están maduras.

I. Frutos secos

A. Frutos secos indehiscentes.- tipo: aquenio.

El aquenio propio proviene de un ovario unilocular, y contiene una sola semilla; el pericarpio no se adhiere al tegumento de la semilla. Ej.: el alforfón, el girasol, el cardo, el amargón.

Los aquenios son compuestos cuando provienen de un ovario de varios carpelos; al madurar, se separa cada uno con una semilla; forman en realidad tantos frutos como carpelos. Según el número de carpelos se dividen en: diaquenio (umbelíferas: cicuta, biznaga, perejil),

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triaquenio (capuchina), tetraquenio (labiadas: salvia, romero, menta)..., poliaquenio (malva, frutilla).

Aquenio de alforfón.

Tricosura (cabellos de ángel)

Variedades:

La Tricosura es un poliaquenio, con la particularidad que cada aquenio presenta una prolongación en forma de larga cola peluda. Ej.: cabellos de ángel, alfilerillo.

Sámara: es un aquenio con una expansión membranosa, como el aquenio alado del fresno, del olmo, de la tipa, etc.

Sámara (olmo).

Disámara: es una sámara doble, como la de los áceres o arces.

Disámara (ácer).

Cariópside. El pericarpio delgado se adhiere al tegumento de una semilla única como en el trigo y el maíz. Lo que vulgarmente llamamos semilla o grano de trigo, es el fruto.

Cariópside (avena)

B. Frutos secos dehiscentes.- Tipo: cápsula.

Cápsula propia es un fruto que proviene de un ovario plurilocular y contiene varias semillas. La dehiscencia es septicida en la digital, en el cólquico; loculicida, en la azucena, la violeta, etc., y septífraga, en el chamico, el estramonio, etc.

Variedades:

Folículo.- Es una cápsula unicarpelar, con varias semillas y dehiscencia septicida (eléboro, peonía, espuela de caballero).

Folículo (peonia).

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Legumbre.- Es también un fruto unicarpelar con varias semillas, pero de dehiscencia septífraga (arveja, poroto, habas, acacia, retama).

Vaina o legumbre del guisante.

Silicua.- Es un fruto capsular, bilocular, con muchas semillas y dehiscencia septífraga. En el centro queda el tabique placentario con las semillas. Ej.: la col y otras crucíferas.

Silicua (alhelí)

Píxide.- Es una cápsula uni o pluriocular y dehiscencia transversal (llantén, beleño, anagallis).

Píxide (llantén).

En la cápsula poricida, las semillas salen por poros situados generalmente en la parte superior, como en la amapola, el conejitos, algunos eucaliptos.

Cápsula poricida (amapola)

II. Frutos carnosos

Se caracterizan por tener el mesocarpio muy desarrollado y jugoso. Las semillas sólo quedan en libertad después de la descomposición del fruto.

A.- Frutos carnosos indehiscentes.- Tipo: Baya.

Baya.- Es un fruto blando y suculento, con epicarpio membranoso, como la uva, el tomate, la grosella, la guayaba.

Variedades:

Pomo.- Presenta un endocarpio membranoso que encierra las semillas. La parte carnosa es el mesocarpio. Ej. La manzana, la pera y el membrillo.

Pomo (manzana).

Manzana. (Corte transversal).

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Pepónide o Melónido.- Es una baya con epicarpio duro, mesocarpio y endocarpio blando y suculento, y con numerosas semillas, como el melón, el zapallo, la sandia.

Melónido (zapallo).

Hesperidio.- Es un baya plurilocular y con varias semillas polispermas. El epicarpio es coriáceo y glandular; el mesocarpio, blando y de color blanco; el endocarpio, muy desarrollado, comprende numerosos pelos ensanchados, llenos de sustancias azucaradas de reserva, como en la naranja, le limón, la mandarina, la lima, la toronja, el pomelo, etc.

Hesperidio (limón).

B.- Frutos carnosos dehiscentes.- Tipo: Cápsula carnosa.

La cápsula carnosa, cuando está madura, se abre al menor contacto y a veces con explosión, proyectando las semillas.

Ej. La balsamina, el pepino silvestre, el pepinillo del diablo, el “tasi”.

Cápsula carnosa (balsamina).

III. Frutos semicarnosos o mixtos

Se diferencian de los carnosos por tener el endocarpio duro y lignificado. Comprende las llamadas frutas de hueso o carozo. Unos son dehiscentes y otros no.

A. Semicarnosos indehiscentes.-Tipo: drupa.

Drupa.- La drupa es un fruto monocarpelar. El endocarpio es un carozo que encierra la única semilla. El mesocarpio es carnoso. El epicarpio a veces lleva pelos como el durazno, mientras que en la ciruela es liso.

Como variedad se puede citar la Nuculena, que es una drupa con varios carozos, como el níspero de Italia.

Drupa. A. CerezaB. Aceituna.

B. Frutos semicarnosos dehiscentes.- Tipo: cápsula drupácea.

Cápsula Drupácea.- El epicarpio y el mesocarpio poco carnoso caen al madurar el fruto. La cáscara representa el endocarpio y la parte comestible es la semilla. Ej., la almendra, la nuez.

Cápsula drupácea (almendra).

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Aplicaciones del fruto y de la semilla

Es de todos conocida la gran importancia alimenticia e industrial de los frutos; por lo tanto sólo haremos constar cuáles son las partes comestibles de algunos.

En los frutos secos generalmente se comen las semillas, como en los cereales: trigo, maíz, arroz..., y en las legumbres: arveja, lenteja, poroto, habas; en estos últimos cuando son tiernas se come todo el fruto (Chaucha).

También se come la semilla en la nuez, castaña, almendra, avellana, el mesocarpio, en las drupas (duraznos, ciruela...); el mesocarpio y endocarpio, en las melónidas (melón, sandía...); todo el fruto, en algunas bayas (uva, tomate, huevito de gallo, pepino, camambú) y en el trigo; el receptáculo, en la frutilla; el endocarpio, en los hesperidios (naranja, mandarina); los tegumentos de la semilla, en la granada, etc.

Muchas frutas sirven para la fabricación de bebidas (uvas, peras, manzanas, naranjas, cebada...)

Se utilizan muchas frutas suculentas en la fabricación de dulces, y las semillas oleaginosas (oliva, lino, colza, algodón...) para elaborar el aceite.

Los cereales y semillas de leguminosas son la base de la alimentación del hombre.

De las cápsulas de adormidera se extrae el opio, que tiene aplicación en la medicina.

La fruticultura

Constituyendo las frutas un alimento agradable, nutritivo y de fácil digestión, y siendo tan variadas y múltiples sus aplicaciones en la industria, se echa de ver fácilmente cuál será la importancia de la fruticultura, pues la calidad y abundancia de las frutas tienen relación directa con los cuidados que se prodigan a los árboles. De ahí la necesidad de extremar los estudios sobre las enfermedades de los frutales, los métodos de plantación, los terrenos y abonos más apropiados, los sistemas de podas e injertos, para obtener las variedades más productivas.