kurt baldinger

12
Kurt Baldinger: Teoría semántica . Ediciones Alcalá S.A. 2 a edición corregida y aumentada. Madrid, 1977. EL TRIÁNGULO DE ULLMANN (OGDEN Y RICHARDS) Realidad – Concepto – Palabra 1. Presentación del triángulo El triángulo de ULLMANN es, lo repito, nuestro punto de partida: Este triángulo se basa en el triángulo de Ogden y Richards y en Ferdinand de Saussure, de que deriva prácticamente toda la moderna ciencia del lenguaje, tanto la lingüística tradicional como el estructuralismo. Saussure contrapuso, en un célebre sistema de ejes, al campo de la diacronía, dominante en el siglo XIX, la descripción lingüística de un determinado momento, es decir, la sincronía. El nuevo descubrimiento de la sincronía iba unido al conocimiento de que la lengua está organizada estructuralmente. Cada uno de los elementos de la lengua no está uno junto al otro desprovisto de mutua relación, sino que forman una red de conexiones, de manera que el cambio de un elemento puede llevar consigo el cambio de otro elemento, y precisamente, en cada uno de los planos del medio de expresión lingüístico, desde el sonido (el sistema de relaciones funcionales del sonido es objeto de la fonología) pasando por la morfología y la sintaxis hasta el léxico. Por lo demás, en el dominio del léxico se había llegado independientemente de Saussure al fundamento de la geografía lingüística (Gilliéron) y simultáneamente al conocimiento de las relaciones estructurales. En los últimos sesenta años, las relaciones estructurales han ido ocupando, cada vez más, el centro de la investigación; por tanto, Ullmann tiene razón al decir que la Significad o concepto realid ad cosa nombre significante imagen acústica

Upload: maria-taylor

Post on 08-Aug-2015

135 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Kurt Baldinger

Kurt Baldinger: Teoría semántica. Ediciones Alcalá S.A. 2a edición corregida y aumentada. Madrid, 1977.

EL TRIÁNGULO DE ULLMANN (OGDEN Y RICHARDS)

Realidad – Concepto – Palabra

1. Presentación del triángulo

El triángulo de ULLMANN es, lo repito, nuestro punto de partida:

Este triángulo se basa en el triángulo de Ogden y Richards y en Ferdinand de Saussure, de que deriva prácticamente toda la moderna ciencia del lenguaje, tanto la lingüística tradicional como el estructuralismo. Saussure contrapuso, en un célebre sistema de ejes, al campo de la diacronía, dominante en el siglo XIX, la descripción lingüística de un determinado momento, es decir, la sincronía. El nuevo descubrimiento de la sincronía iba unido al conocimiento de que la lengua está organizada estructuralmente. Cada uno de los elementos de la lengua no está uno junto al otro desprovisto de mutua relación, sino que forman una red de conexiones, de manera que el cambio de un elemento puede llevar consigo el cambio de otro elemento, y precisamente, en cada uno de los planos del medio de expresión lingüístico, desde el sonido (el sistema de relaciones funcionales del sonido es objeto de la fonología) pasando por la morfología y la sintaxis hasta el léxico. Por lo demás, en el dominio del léxico se había llegado independientemente de Saussure al fundamento de la geografía lingüística (Gilliéron) y simultáneamente al conocimiento de las relaciones estructurales. En los últimos sesenta años, las relaciones estructurales han ido ocupando, cada vez más, el centro de la investigación; por tanto, Ullmann tiene razón al decir que la lingüística del siglo XX se distingue de la del XIX, sobre todo por su orientación estructural.

También el triángulo que discutimos nos introduce en tales relaciones estructurales. Ya señalé que en último término, se basa en Saussure. Saussure distingue en la palabra dos partes: una expresión y un contenido, significante y significado:

Significadoconcepto

realidadcosa

nombresignificante

imagen acústica

significado

Significante

Page 2: Kurt Baldinger

Significante es sinónimo de imagen acústica, por ejemplo, la serie de sonidos m+e+s+a. Sin embargo, esta serie de sonidos no llega ser palabra hasta que no se le asocia una determinada representación, precisamente un significado. Así, pues, palabra o signo lingüístico es imagen acústica+representación (significación). Mesa evoca en español la representación más o menos esquemática de un mueble, por consiguiente, una imagen esquemática (hablaría hoy de un objeto mental). Gracias a ella, mesa es para un español una palabra, para un alemán no. Por tanto, una palabra tiene siempre dos partes: una forma=significante y un contenido (más tarde diremos: forma de la expresión+forma del contenido). Veremos qué trascendentales repercusiones tiene para la lengua y para la ciencia del lenguaje esta doble naturaleza del signo lingüístico, de la palabra. Esta doble naturaleza es irreductible. La bipolaridad es un fenómeno fundamental del lenguaje –sin bipolaridad no hay lengua.

Pero a estos dos elementos, la imagen acústica y la representación esquemática evocada por ella, se une aún en tercer un fenómeno extra-lingüístico, la realidad misma. La imagen acústica mesa sólo evoca una representación esquemática de la cosa. Si digo: “mañana voy a comprarme una mesa”, todavía no sé qué mesa compraré. Mesa evoca la categoría. Y si digo: “ayer me he comprado una mesa”, yo sé cómo es la mesa en realidad, pero no mi interlocutor, en quien sólo es evocada la categoría.

Esto puede parecer muy primitivo y evidente, pero es de gran trascendencia para la lengua y para la ciencia del lenguaje. Ya Saussure vio claramente este hecho: “El signo lingüístico no une una cosa y un nombre, sino un concepto [objeto mental] y una imagen acústica”, y ya en la Edad Media los escoláticos expresaron lo mismo con la conocida fórmula Vox significat mediantibus conceptibus.

En su actual disposición triangular, estas relaciones fueron primeramente representadas por OGDEN y RICHARDS, The Meaning of Meaning. Yo adopto la disposición algo simplificada de S. ULLMANN.

2. Significante y realidad

a) La inmotivación.

Pero observemos más detenidamente cada una de las relaciones en particular. Es fácil comprender que no existe relación directa entre significante y realidad. ¿Cómo sería posible, si no, designar la misma cosa en distintas lenguas con distintas imágenes acústicas: mesa, table, Tisch. En otras palabras, el significante no está motivado por la realidad; el signo lingüístico es arbitrario. Si fuera de otro modo, tampoco podría cambiarse la forma, es decir, no habría historia de la lengua. Para

SignificadoConcepto (objeto mental)sentido

realidadcosa

significanteimagen acústica

nombre

simboliza se refiere a

representa(relación convencional)

Page 3: Kurt Baldinger

todo el que ha aprendido una segunda lengua esto es evidente. Sólo el que habla y conoce nada más que su propio idioma tiende a identificar palabra y cosa, como aquel campesino tirolés que al regresar de Italia hablaba a sus paisanos de aquel maravilloso país. Sólo que, agregaba, los italianos debían ser muy tontos, pues lo que todo el mundo conocía como Pjerd, ellos se empeñaban en llamarlo cavallo. Y un colega chileno (el profesor Echeverría) me contó que su abuelo le dijo: “¡No puedo creer que no me entienda todo el mundo a condición de que hable muy despacio!” El fundamento de estas anécdotas es la identificación de palabra y realidad; sin embargo, el efecto cómico consiste en que el mismo objeto se designa de distinto modo en lenguas distintas, es decir, expresado teóricamente, entre palabra y realidad no existe ninguna relación directa.

b) La motivación onomatopéyica.

Pero se me podrá objetar que existen palabras imitativas, o mejor, onomatopéyicas, en las cuales el objeto es incorporado inmediatamente al lenguaje, por ejemplo, din don para el sonido de las campanas o prun prun para la moto. De hecho, ésta es la única categoría léxica en que existe cierta relación directa. Pero observando más detenidamente, se realiza también en estos casos un proceso de abstracción. No se incorpora la cosa misma al lenguaje, sino sólo una señal de índole acústica o motora. Por eso las palabras onomatopéyicas pueden ser distintas en las distintas lenguas, según la característica que se considera como típica. Así, por ejemplo, en suizo alemán la moto se llama ocasionalmente töff töff y no prun prun o el perro wauwau en alemán, guau-guau en español, vauuau en portugués, pero bowwow en inglés, wanwan en japonés, gnaf-gnaf en francés y hoghog en kaingang (ejemplo que me comunicó ARYON RODRIGUES); el grito del gallo se llama kikirikí en español, kikeriki en alemán, coquericot en francés, etc. Una vez configuradas idiomáticamente, las palabras onomatopéyicas evolucionan muy frecuentemente como las demás palabras; esto es, mediante cambios fonéticos pueden perder de nuevo su carácter onomatopéyico. En este caso, se unen a la gran masa de palabras inmotivadas.

c) La motivación indirecta y la etimología popular.

La mayor parte de las palabras no es primaria, es decir, no está motivada por la realidad. Sin embargo, debemos agregar inmediatamente que las motivaciones secundarias son extraordinariamente frecuentes. Por ejemplo, la palabra cabra no es motivada, pero sí lo es el verbo encabritarse “empinarse el caballo” [como un cabrito], afirmándose sobre los pies y levantando las manos (compárese en alemán Baum “árbol” y sich bäumen “enderezarse como un árbol”). Sin embargo, aquí no hay ninguna motivación directa dada a través de la realidad, sino indirecta a través de cabra. Todas las metáforas descansan sobre tales motivaciones indirectas y encabritarse es sólo una metáfora lexicalizada. Incluso podemos ir mucho más lejos: toda la semántica se basa en motivaciones secundarias, pues todos los nuevos matices de significación están motivados por los precedentes. Hay una discrepancia característica entre la inmotivación de las palabras primarias y la necesidad (humana) siempre perceptible de motivación.

Prueba de esta necesidad específicamente humana de motivación son las interpretaciones y modificaciones de la etimología popular. Designamos una de las más conocidas constelaciones con los nombres de osa mayor o carro mayor. La designación de carro mayor es evidente sin más: la constelación tiene una larga lanza y parece verdaderamente un gran carro. Pero ¿dónde radica el parecido con la osa? Ni la más rica fantasía podría descubrir el más mínimo parecido. Mucho de esto fue entrevisto en la bibliografía especializada, hasta que SZEMERÉNYI hizo notar que la designación carro es la originaria y auténtica, mientras que la designación osa se basa en un mal entendido de la etimología popular. También en la antigua Mesopotamia se empleó la imagen del carro; en Acadia la

Page 4: Kurt Baldinger

misma palabra significaba “carro” y “osa”. Esto fue malentendido por los griegos y traducido por “osa”. Con esto, el nombre “Osa” de la constelación quedaba asegurado en el futuro.

Lo peculiar de este ejemplo es el hecho de que no nos molesta que imagen y realidad no se correspondan. ¿O es que les ha extrañado ya alguna vez la designación de Osa Mayor? Si es así, son ustedes unos observadores excelentes y una honrosa excepción. Para la etimología popular basta, en general, una explicación hipotética. Basta la conciencia de que hay en ello una motivación en dialectos alemanes se designa también como Mönch (monje) el crucero de la ventana (“Fensterkreuz”). Quizá uno se imagina a un monje con los brazos abiertos, si acaso intenta encontrar una explicación. En realidad, el monje no es responsable en absoluto de esta extensión de significado. Monje (“crucero de ventana”), es traducción del francés medieval moinel (“crucero de ventana”), que fue sentido como derivado de moine < MONACHUS y traducido análogamente. Este moinel, sin embargo, remite a MEDIANUS “situado en el centro”, a partir de lo cual se explica sin más la designación de “crucero de ventana”. Sería interesante examinar las numerosas etimologías populares en su real fuerza de representación (compárese, por ejemplo, el ideal de los ojos verdes que no tiene apoyo en la realidad.

3. El significante

a) La polisemia; El campo semasiológico.

De la inmotivación de las palabras resulta otro fenómeno fundamental: el hecho de que una palabra pueda tener varios significados; con otras palabras, el hecho de la polisemia. La misma imagen acústica puede ser símbolo de distintas realidades, es decir, puede tener distintos contenidos o significaciones. ¿Qué significa, por ejemplo, corona? Corona puede significar la corona de un rey o también una corona de flores. Aunque ya ambas cosas son muy diferentes, parecen diferentes y tienen diferente función, en el diccionario académico español se engloban bajo una acepción: “cerco de ramas o flores naturales o imitadas, o de metal precioso, con que se ciñe la cabeza; y es, ya simple adorno o insignia honorífica, ya símbolo de dignidad”. Así, esta acepción corresponde a un amplio campo de la realidad, y de esta primera acepción se siguen en el diccionario académico veinticuatro acepciones ulteriores; así, corona es también la designación de una “antigua moneda”, incluso de varias monedas; además, corona puede significar “tonsura” o “aureola”, o “cima de una colina”, o una “determinada obra avanzada como término de fortificación”, etc. Referido a nuestro triángulo, esto quiere decir que en un significante (=imagen acústica) toda una serie de acepciones conduce a toda una serie de representaciones u objetos mentales:

acadio eric(q)u

gr. “osa”

“carro” + “osa”

“carro”

“especie de

fortificación”“aureola” “corona”1a acep.) “moneda” “tonsura”

“acepciónprincipal”

corona

Page 5: Kurt Baldinger

Este abanico de significaciones constituye el campo de significaciones, el campo semasiológico. Con esto, ya nos encontramos con una primera estructura lingüística, la estructura semasiológica. No es la única, pero sí la más potente.

b) El contexto.

Si una palabra puede tener varios significados, naturalmente podemos plantearnos en seguida la pregunta siguiente: ¿cómo se da cuenta el interlocutor de cuál de estas significaciones es la pensada en cada caso? Se da cuenta de ello sobre la base de una estructura lingüística más amplia que podemos designar como estructura sintagmática. No hablamos con palabras aisladas, sino con frases. La palabra aislada se inserta en una estructura más amplia y a través de ésta se hace la determinación de lo pensado en la palabra aislada; es decir, el contexto determina la fijación del significado en la situación lingüística concreta. Esta función determinativa del contexto es tan eficaz que incluso podemos equivocarnos: el interlocutor, en general, comprenderá correctamente el pensamiento y pondrá la palabra adecuada en lugar de la falsa. Sin embargo, también puede suceder que, a pesar de haber utilizado la palabra correcta, la determinación contextual sea incompleta y que el interlocutor no comprenda qué es lo que quiero decir. Se produce lo que llamamos un malentendido. Esto ocurre a menudo con los titulares de las noticias, que sólo ofrecen un contexto muy sucinto. Cuando hace poco leí en un periódico alemán el titular Ball in Paris, pensé, naturalmente, en un baile [=al. Ball]. Sin embargo, el artículo, es decir, el contexto me demostró que con Ball se designaba al viceministro de Relaciones Exteriores americano.

Por consiguiente, si la palabra es determinada en primer lugar por el contexto, tenemos que preguntarnos cómo puede haber diccionarios. En un diccionario, la palabra está aislada y presentada sin contexto y, a pesar de eso, con todas sus acepciones. Esto es posible porque el diccionario reemplaza el contexto por una “definición”. En la realidad idiomática, las veinticinco acepciones de corona están determinadas a través de veinticinco relaciones textuales diferentes; así sucede en el diccionario con ayuda de veinticinco definiciones distintas. El diccionario, que parte de la forma exterior de las palabras, está ordenado alfabéticamente para presentar el campo semasiológico de cada palabra (imagen acústica), es decir, la estructura de sus acepciones. Con estas consideraciones también hemos dado ya implícitamente una primera y provisoria definición de significación (por tanto, la respuesta a una pregunta muy discutida en la ciencia del lenguaje); la significación asocia una determinada imagen acústica con un determinado esquema de representación, o sea, con un determinado objeto mental (el concepto en el triángulo de ULLMANN).

c) Unidades y niveles.

El significante –lo vimos en el capítulo anterior- es portador de un campo semasiológico. El signo lingüístico reúne un significante y un significado. Pero ¿qué es un signo lingüístico? Ya aludimos a la dificultad de definir la palabra. POTTIER, actualmente, distingue entre palabra y lexía. Muchas veces la palabra o la lexía está constituida por la combinación de dos unidades significativas:

Portero = port + -ero

Palabra o lexía unidad significativa + unidad significativa

Lexema + morfema

Page 6: Kurt Baldinger

unidades distintivas no-mínimas

En este caso la palabra o lexía se compone de un lexema y de un morfema. Los dos son unidades significativas. La única diferencia que existe entre los dos es el hecho que podemos establecer una lista cerrada de los morfemas; los lexemas, al contrario, constituyen una lista abierta (el número de los lexemas es mucho mayor que el de los morfemas). Llamamos monema a la unidad mínima significante:

El monema, sea morfema o lexema, es la más pequeña unidad con dos caras, por así decirlo: es a la vez forma de la expresión (significante) y forma del contenido (significado), el monema refleja la bipolaridad fundamental de la lengua (sin esa bipolaridad no tenemos lengua, ya lo vimos).

Analizando el monema como significante llegamos a otras unidades, esta vez no significativas, a u n i d a d e s d i s t i n t i v a s:

El fonema, efectivamente, no es portador de significación, pero tiene un papel distintivo importante: así, moca, mocha (América), moda, mofa, mona, moña, Mosa (del río Mosa), mota, moza, sólo se distinguen por un solo ‘sonido’, al que llamamos fonema justamente cuando sirve para distinguir al menos dos palabras. El fonema es, dicho de otra manera, un sonido con un valor distintivo en el nivel de la lengua; las variantes individuales de pronunciación no son más que variantes fonéticas en el nivel del habla. La fonología estudia los sonidos atendiendo a su función distintiva. Por lo general, el monema y la palabra están constituidos por dos o más fonemas (hay, sin embargo, casos extremos de un solo fonema, por ejemplo, el fr. Eau /o/ “agua”; en este caso el fonema es al mismo tiempo monema y palabra). Como vemos, al fonema le corresponde un papel semejante al del contexto: por los fonemas distinguimos las palabras entre sí como portadoras de campos semasiológicos; por el contexto distinguimos las significaciones de cada palabra. Así, los fonemas (la estructura fonológica) hacen una primera ordenación de las unidades significativas; el contexto (la estructura sintagmática) tiene la función de precisar semánticamente estas unidades significativas, todavía complejas.

Tanto las unidades distintivas como las unidades significativas se pueden estudiar en niveles cada vez mayores:

unidades distintivas:

fonema unidad mínima distintiva

sílaba

MONEMA

MORFEMA LEXEMA

(inventario limitado)

(inventario ilimitado)

unidad mínima distintiva

fonema Sílaba, palabra fonética, etc.

Unidades no-mínimas distintivas

Page 7: Kurt Baldinger

unidades significativas no-mínimas

palabra fonéticacontexto

unidades significativas:

monema unidad significativa mínima(morfema o lexema)

grupo de monemas(palabra, palabras compuestas, modismos, etc.)

frase

género literario

etcétera.

En diferentes niveles, podemos estudiar las unidades en cuanto a su pertenencia a sistemas paradigmáticos o en cuanto a sus realizaciones dentro de múltiples contextos; es decir, podemos estudiarlas en su cuadro paradigmático o en su cuadro sintagmático. La familia de las palabras constituye un cuadro paradigmático.

La palabra o lexía, objeto de la lexicología, es, como vemos, una unidad compleja (unidad significativa no-mínima), analizable en unidades significativas y distintivas más pequeñas (si no se trata de casos-límite); del otro lado se inserta en estructuras sintagmáticas mayores. La lengua se constituye por un juego complejo y complicado de unidades con funciones distintas que se combinan en niveles distintos:

4 2 3 2 2 4

…a – p – a – s – i – o – n – a – d – o…

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

1 = fonemas (unidad distintiva mínima)2 = morfemas (unidad significativa mínima en lista cerrada)3 = lexema (unidad significativa mínima en lista abierta)4 = contexto (cuadro sintagmático)

Es interesante comprobar que hay diferencias cuantitativas considerables de 1 a 4, que corresponden a esquema de la gramática tradicional: 1. Fonología; 2. Morfología; 3. Lexicología; 4. Sintaxis. El número de fonemas en cada lengua es limitado y determinable, muchas veces entre 20 y 50. El número morfemas, que también constituyen una lista cerrada, es mayor pero delimitable; estimamos que alcanzará generalmente unas centenas. El número de lexemas es considerablemente mayor, pero incluso cuando se recogen las terminologías técnicas y científicas, las lexías apenas sobrepasarán 100.000 en los diccionarios.

Esta rápida caracterización de las unidades en niveles lingüísticos era necesaria para comprender mejor la naturaleza de la palabra como signo lingüístico complejo y del significante como portador de un campo semasiológico. Antes de discutir los problemas no menos complejos

nivel de la fonología del contexto o fonología sintagmática.

Page 8: Kurt Baldinger

relacionados con los conceptos y sus relaciones con la realidad, examinaremos el problema de la homonimia y su relación con la polisemia.

d) Homonimia y polisemia.

Si las palabras coinciden fonéticamente en su evolución histórica, es decir, si coinciden en su estructura fonológica, hablamos diacrónicamente de homonimia:

GALLUS CATTUS

gasc. Gat

Desde el punto de vista sincrónico, gat tiene dos significaciones: “gallo” y “gato”. Sincrónicamente la homonimia es una polisemia, una palabra con dos significaciones. Por el contrario, en la conciencia lingüística una palabra con dos significaciones “muy alejadas” una de otra puede ser sentida como dos palabras cuando no se puede establecer ninguna relación entre las dos significaciones. Gat, “gallo” y “gato”, habrá sido sentida probablemente como una palabra, puesto que ambas significaciones se refieren a animales domésticos, es decir, en el plano del contenido están en íntima relación, a pesar de que históricamente se trata de dos palabras. Y a la inversa, una palabra puede evolucionar semánticamente en direcciones tan distintas, que la relación entre las significaciones se pierde y en el sentimiento lingüístico surgen dos palabras homónimas, así, por ejemplo:

fr. voler “volar”fr. voler “robar”,

que proceden ambas del latín volare.

Así, pues, en el plano de la sincronía dos palabras pueden sentirse como una palabra con dos significaciones, y una palabra con dos significaciones puede sentirse como dos palabras. La homonimia puede llegar a ser polisemia homonimia. Vemos, pues, que la diferenciación introducida por Saussure, sincronía y diacronía, corresponde de hecho a dos perspectivas distintas para examinar e interpretar el mismo objeto.