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HAMLET DE LOS ANDES EL PAÍS DEL TEATRO

Texto de Diego Aramburo

Enero de 2012

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A MANERA DE PRESENTACIÓN

Esta obra es una creación particularmente realizada para un grupo de hacedores de teatro, Teatro de Los Andes, y como tal debía generarse pensando en que los miembros de su colectividad sean quienes actúen, ellos y ni nadie más, en su estilo y su estética, para su mercado y teniendo en cuenta su forma particular de convivencia laboral y humana, pues se trata de un grupo de teatro, en el sentido más estricto de la palabra y respetando la tradición Latinoamericana de “Teatro de Grupo”.

Teatro de Los Andes se fundó en 1991 en Bolivia, e introdujo en este país esta forma de creación y supervivencia desde el arte de las tablas, lo que dio movimiento y fuerza a las nuevas generaciones de la escena boliviana, quienes hasta entonces no tenían una visión de esta actividad como algo que se pueda profesar y de lo que se pueda vivir. Así, la llegada de César Brie y Paolo Nalli, uno dirigiendo y el otro administrando y produciendo, cambió para bien el teatro boliviano. Luego, hacia finales de 2009 el grupo sostuvo una ruptura con su director y quienes quedaron afincados en su hacienda de Yotala, a las afueras de Sucre, capital histórica de Bolivia, fueron Paolo junto a tres de sus compañeros: Gonzalo Callejas actor y mago de la escenografía, Alice Guimarães, actriz,

pedagoga y dramaturgista, y Lucas Achirico, actor y músico. Los dos actores son también miembros del equipo desde el inicio de su historia, ella se incorporó en el segundo quinquenio del grupo, y todos ellos son alma y creadores de la mayor parte de las imágenes y escenas que hemos visto tan bien administradas en su curva dramática por quien fuera su maestro e ideólogo.

Solos y ante la incógnita de continuar o no, ya sin quien fuera su mentor y cabeza, era crucial que Teatro de Los Andes diera un siguiente paso real, efectivo y concreto. Y si la decisión era seguir, este paso debía darse en la escena, y para ello necesitaban el apoyo de alguien externo. Mi cercanía fue casual, sobretodo geográfica, pues en el tiempo que comenzaban esta nueva etapa, por motivos familiares yo debía vivir en Sucre. De esa forma se dio la aproximación y, al comprender la situación, yo no podía quedar indiferente, entonces les hice la propuesta de hacer un Hamlet, obra que me es cara y personal dada la temprana pérdida de mi padre, a lo que se sumó el momento histórico de un país que se debate aún entre su mirada atrás, a sus tradiciones ancestrales, y el ingreso a una nueva etapa que incluya una forma actual de pensar, y entonces apareció también la “orfandad” de Los Andes. Todo indicaba que era el momento de abordar al “monstruo” de los textos teatrales.

El trabajo en sí se dio en cuatro encuentros. Una semana de lectura simple del clásico junto a Los Andes a la que siguió mi trabajo personal de conceptualización de nuestra versión. Otra semana conjunta de generación de escenas por parte de ellos y en su estilo en base a mis premisas y conceptos. Luego un mes y medio de dar cuerpo al todo (trabajando más imágenes y la escritura y dramaturgización de propuestas y textos de mi parte). Y dos semanas finales de revisión. Cada etapa separada por meses de viajes tanto míos como del grupo.

El texto se escribió en tres etapas. La primera duró algo menos de un mes y fue traducir Hamlet del original a un castellano-boliviano, cuidando no sólo el contenido sino la forma, la particularidad de la sonoridad y significados que de esta emanan. Inmediatamente, trabajé una adaptación de la obra para que funcione con tres actores (duplicando roles), y en esta etapa fue muy fácil “personalizar” el texto incorporando referencias autobiográficas mías y de la historia del grupo que enriquecieron y dieron carácter a esta versión (por ello me permito dejar el nombre de los actores donde podría poner el tradicional A, B, C). Y, finalmente, hice una re escritura en base al concepto que propuse al grupo como eje de nuestra “andinización” de Hamlet: que el príncipe de la duda sea como el arquetipo de quien pierde la identidad entre las culturas de Bolivia, el “aparapita” (que es alguien que proviene del campo y al no insertarse en la urbe, trabaja de cargador durante la semana tan sólo para ahorrar lo

suficiente para morir alcoholizado el fin de semana pues perdió el derecho de volver a su comunidad del campo por haber migrado a la ciudad, y repite el procedimiento semanal hasta morir). Este concepto también llevó a inspirarse en el “literato de los aparapitas”, Jaime Sáenz, para ciertos pasajes. Luego sostuve un proceso paralelo sala/computadora, pues una vez escrito este Hamlet boliviano y personal, yo proponía la yuxtaposición de textos a imágenes y escenas que seleccioné, signifiqué y organicé entre las que me propusieron los actores, y ellos contraproponían recortes y alguna reorganización del texto. Mi revisión final cuidó cerrar la coherencia conceptual del todo. Luego presentarla a público, devolví la obra a mi escritorio para esta corrección textual definitiva.

Finalmente, “Hamlet de Los Andes” es un homenaje a este grupo que aportó tanto al teatro boliviano, a ellos y a todos los compañeros y amigos que hacen teatro en Bolivia, país paradójico, incomprensible para quien no lo lleve en las venas, pero de verdad fantástico que ofrece todo menos apoyo a quien se dedique al arte. País al que, sin duda, le debo todo. También en ese sentido, esta obra hace parte de una reflexión sobre los arquetipos presentados por Shakespeare, pero pensados en las distintas realidades bolivianas. Así, previo a este Hamlet boliviano-andino de las periferias de nuestras ciudades, creé “Romeo y Julieta de Aramburo” situado más bien en una Bolivia sumamente urbana, y aguarda una tercer obra (¿Shakespeare rural?), que cierre el ciclo.

El estreno de la obra fue el 22 de enero de 2012 en el Festival Santiago a Mil, de Santiago de Chile, y contó con la actuación de Gonzalo Callejas, Alice Guimarães y Lucas Achirico y el apoyo como músico en escena de Helder Rivera, el diseño y realización escenográfico de Gonzalo Callejas, pintura de César Torrico, vestuario de Alice Guimarães y Danuta Zarzyka, dirección musical de Lucas Achirico con aporte de David Arze, asistencia de dirección de Giulia D’Amico y Lola Joulin, y coordinación y producción general de Paolo Nalli. La escenificación se realizó en el esquema de creación colectiva y la dirección del grupo la asume Teatro

de Los Andes. Texto y Director Invitado: Diego Aramburo.

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HAMLET DE LOS ANDES EL PAÍS DEL TEATRO

... Texto de Diego Aramburo

Gonzalo: …Una parte de mí amaba a mi padre, una parte lo iba a extrañar. Otra parte lo odiaba. Cada gesto suyo, cada mentira, cada maña. Cada sacrificio que contaba y cobraba que hizo para criarme, mantenerme, educarme y todo lo que me había dado… Una parte de mí festejaba su muerte, una gran parte odiaba a mi padre. Lo odiaba de verdad… Alice: …Y yo, no llegué a decir que una parte de mí odiaba a mi padre. No dije que una parte de ir tenía que irse. Una parte de mí necesitaba volar... Pero otra parte tenía miedo. De irse. De todo. Una parte de mí quería todo bajo control. Miedo. Pavor de cualquier cambio. Control. Pavor de mirar adelante, mirar atrás, mirar hacia mí. Pavor de mirarme a mí misma. Pavor de mirarme de verdad. Una parte de mí quería ser distinta, gritar, saltar… Y una parte siempre callaba. Una parte siempre se ahogaba…

Hamlet puede comerse a sus muertos. Ofelia puede ahogarse en su balde.

La tumba está servida para comerme a mi padre…

1. INSTRUCCIONES PARA OLVIDAR Gonzalo/Hamlet: “A los muertos hay que llorarlos hasta que no haya más fuerza en el cuerpo, no haya más lágrimas en los ojos y no haya más aliento en la voz; a los muertos se los llora gritando”, decía mi abuela. Hoy te lloro para curarme de ti. Mañana te olvido carajo. Mañana me voy lejos de aquí. Dejo para siempre tu mundo de mierda, tu política, tus mentiras, tus ideas viejas, tus creencias y tus habladurías. Tu ausencia no me duele padre. Hace tiempo que no creo en tus mentiras, hace tiempo que no creo en ti. Terminá de irte padre, terminá de morirte de una vez, carajo, terminá…

PRIMER BRINDIS: Claudio: Aunque la muerte de nuestro querido hermano, esté fresca como una lechuga, y sea deber guardar luto en el corazón de nuestro ser y todo el estado esté constreñido en gesto de dolor,

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aún así, la naturaleza luchó con el pudor hasta que pensamos en él con sabia tristeza, mientras no olvidamos nuestro propio valor. Así pues, quien fuera cuñada es ahora nuestra compañera y pilar de nuestra supervivencia en medio de esta situación; hermosa dama a quien, con triste alegría, con un ojo en lágrimas y otro que sonríe, con cantos en el funeral y matrimonio en llanto, hemos tomado por linda esposa. Pero, sin dejar nunca de lado la gran sabiduría con la que libre y desinteresadamente, ustedes, queridos compañeros, nos han aconsejado durante todo este ajetreo. A todos, nuestro agradecimiento y aprecio. Y ahora, mi querido Hamlet, sobrino, mi hijo – Hamlet: Si te sobra un sobrino no me abraces como padre ni pretendas ser mi primo... Claudio: Veo que sigues gris, en las nubes y sombrío. Hamlet: Más vale ir por la sombrita, sobre todo porque el sol mismo es mi padrino. Gertrudis: Deja ya el dolor. No puedes tener por siempre el ánimo ido, ni buscar en el polvo a tu padre. Sabes que siempre sucede: todo lo que vive, cae. Gonzalo: … Gertrudis: Y entonces, ¿por qué pareces estar tan mal? Hamlet/Gonzalo: ¿“Parezco” dices? No, señora, yo no “parezco”, yo no se actuar… Claudio/Lucas: Muy dulce y venerable de tu parte, querido “Hamlet”, pero debes saber que tu padre perdió a su padre. Ese padre perdió al suyo y ese al suyo y ese al suyo y etcétera, etcétera, y tú me entiendes. Un hijo puede llorar a su progenitor, si eso le hace feliz, pero persistir por mucho en ello es muestra de ser una lombriz. Es debilidad de carácter, ignorancia y poca hombría. Es un crimen. Contra dios, contra la naturaleza y contra ti mismo. … Vamos, deja el luto, piensa en mí como un padre y listo. Y, por favor no vuelvas, como pretendías, a tus estudios. Alice: Eso, quédate a nuestro lado. No dejes que ruegue en vano.

Y quien puede hace la fiesta luego de un velorio, se da la vuelta, no mira atrás, no tiene penas. Yo en cambio, quedo rumiando mis tristezas, yo quedo comiéndome mis propias piedras.

Gonzalo/Hamlet: (Al fin solo…)

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… Maldita la hora en la que me apareció esta tristeza. ¿Por qué sentir este vacío, por qué esta angustia?, ¿Para qué preocuparme ahora por su herencia, o por si mi madre lo recuerda? Para torturarme sabiendo que en apenas un mes, ella, “Antes que secaran las lágrimas de sus mejillas, Apenas un mes y ella se lanza así de rápido… …Fragilidad, tu nombre es mujer…” Todo da vueltas en mi cabeza… “Ah, si esta sucia tan sucia carne se deshiciera y desapareciera. Qué me pasa, ¿por qué la vida se me hace aburrida, Por qué el cielo me resulta una pestilente mezcla de vapor; Y el ser humano y sus facultades, ya no me admiran… ? …Si tan sólo no hubiera una ley contra el suicidio…” Pero basta, calla corazón. Silencio: me corto la lengua… ...

2. EL MUERTO Gonzalo/Hamlet: ¿Quién está ahí? ¿Quién carajo está ahí?… Alice/Horacio: (Ingresando) …No, mejor di quién eres vos… Gonzalo/Hamlet: ¿Eres Horacio “o me olvido de mi mismo”? Horacio: “Sólo una parte de él.” ¡Salud mi señor!1

Lo que resta es beber, tratar de olvidar, dejar de ser uno, perderse en un vaso;

ante la duda, es mejor no hacer caso, no mirar, esquivar, ser el ser que se dirige hacia la oscuridad.

Gonzalo/Hamlet: Salud amigo. “¿Qué haces por acá, Horacio?” Horacio: Vine al funeral de tu padre, “mi señor…” Gonzalo/Hamlet: No te burles de mí, “seguro viniste al matrimonio que nos han regalado.” Horacio: Ciertamente, señor, ambas ocasiones fueron algo seguidas… Hamlet: Economía, Horacio. ¡Economía! En las mesas de la boda las carnes del funeral se sirvieron frías.

1 En Bolivia se dice “¡Salud!” al beber alcohol, de hecho, comúnmente es el llamado para terminar el vaso servido.

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Horacio: Salud. Hamlet: ¡Salud! Y mi padre, Horacio, “ya me parece ver a mi padre…” Horacio: Dónde, “mi señor…” Gonzalo/Hamlet: En mi mente pues, cojudo, ¿dónde más? En mi mente… Era un cabrón lleno de defectos, pero igual su muerte es extraña, algo huele mal en este país, Horacio… Salud… Horacio: Su alma debe estar cerca, aún debe necesitar quien lo consuele. Hamlet: No hables huevadas, Horacio, esas cosas no suceden. Horacio: Te lo digo en serio, mi señor, deberías averiguar qué pasó con tu padre. A ti te cayó un rayo, podrías preguntarle a su cuerpo. Hamlet: A mi que me parta un rayo, eso es cosa de ignorantes, yo no creo en esas mierdas, o ¿acaso tú también estás muerto? Horacio: Muchas cosas se ven por acá, también cabezas que dicen su verdad, Pero tú no crees. El muerto eres tú, mi señor. ¡Salud! Hamlet: ¡Salud! “‘El frío hiere mi corazón’, Horacio, algo apesta en todo esto. Y si mi padre apareciera, aunque fuera el diablo, juro que le hablaría… …Que bueno que estés aquí, Horacio, ¡salud! Te vamos a enseñar a beber antes que te vayas.” Horacio: Ya vamos a dormir, “mi señor…” (Desaparece) Gonzalo/Hamlet: Hay que chupar, Horacio, hay que chupar… “Una costumbre nacional que sería mejor ignorar que preservar. Nos dicen borrachos como se critica un mal de nacimiento, Pero nadie escoge cómo ni donde nace. Y ese pequeño defecto basta para arruinar nuestras virtudes y nuestros aciertos.” Yo brindo por el muerto…

Una invocación, para que aparezca mi padre...

¡Ángeles y ministros de la gracia, Tata Bombori2, Virgencita del Carmen! Carajo, dime si estoy demasiado borracho si eres el mismísimo diablo Contéstame: ¿debo hablarte? ¿Eres el espíritu maldito de mi padre? ¿Por qué tus viejos huesos han abandonado su tumba? ¿Vienes a reclamarme? ¿Vas a corregirme como siempre?, ¿me vas a tratar como a un animal?, Llegas tarde, ¿sabes? Mi vida no sirve, me vale un pito. Contéstame, mierda, habla ilusión, no me dejes parecer un ignorante, di que eres real…

2 El “Tata Bombori” es el apóstol Santiago, de Bombori (un lugar), el santo más temido, patrono de los hechiceros y curanderos.

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...porque mi cabeza no deja de girar…

...“Escucha hijo, escucha bien a tu padre muerto, tu padre fallecido: Sí, Hamlet, asesinado, muerto por tu tío, mi propio hermano, que me metió veneno por el oído, mientras estaba dormido. Me quitó absolutamente todo, la vida, el poder y el amor. Fui un hijo de puta, lo se, pero soy tu padre. Venganza hijo, venganza, por favor… No me olvides, recuérdame hijo. Y ahora adiós. Piensa en eso. Y adiós…”

Hasta que me deje descansar el vendaval de la voz del fantasma de mi padre.

(Al menos alguna vez, al menos un instante) Estoy borracho, pero no estoy loco, esa visión ha tenido que ser verdad. Recordarte, claro que he de recordarte, padre desgraciado. Y lo escribo en mis páginas, en cada una de mis páginas, Para seguir mi destino, sea el que sea. Quizás ya está escrito, pero uno nunca sabe el papel que le va a tocar. Yo voy a pagar por tus pecados, tú ya puedes olvidar este desencajado tiempo de cambio. Yo te aviso cuando todo esté resuelto y en Difuntos puedas sentarte a mi mesa.

3. INSTRUCCIONES PARA VENDER TU ALMA Lucas/Polonio: Ofelia… Ofelia… Ofelia: …Estaba fuera de sí, estaba ausente, ¡estaba asustado mi señor! Lucas/Polonio: Es el éxtasis del amor, cuya violencia destruye a cualquiera. Te hizo algo, nada grave, ¿verdad? Cuántas veces te dije que te mantengas lejos, que él es de otra esfera… Ofelia: Como ordenaste, no acepté sus cartas y le negué que me viera… Lucas/Polonio: Caraspa, malditos sean mis celos, todo viejo cree nunca equivocarse, yo sólo temí que pudiera arruinarte. Haré todo lo que pueda para poner a ese joven en su lugar, pero es mi fuente de trabajo, lo sabes, y, si les rindo bien, quién sabe, con todo el cambio que vive el país, quizás nos toque algo favorable… Bien, vamos… (Sale)

Ofelia tiene sed. Sed de inocencia tiene su alma. Sed de Hamlet…

Ofelia/Alice: Era fin de año y los cielos grises parecían llorar sus lluvias más tristes cuando me separé de él. Se me fue. Su padre había muerto y era él quien parecía ya no tener vida. No respiraba

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por sí mismo, respiraba puros odios, respiraba gracias al rencor, miraba hacia mí, pero no miraba más, miraba a su rencor. Su mano fría era sólo carne, su carne era sólo lujuria, su lujuria miraba al mundo. Se quedó ahí largo rato y su lujuria me sacudió como un espanto. Hamlet, se separó de mí, y yo quedé deambulando. Él se me fue…

Pero todos los Hamlet somos los que bebemos. Hasta saciarnos, hasta hastiarnos, hasta perdernos y dejar de conocernos.

Hasta que el olvido me permita ver quién soy realmente. Y mi frágil humanidad quede expuesta a quien se le acerque.

Gertrudis: (Ingresando) Disculpe, señor… Lucas/Polonio: (También ingresando) “Polonio”, mi nombre es “Polonio...” Gertrudis: Señor Polonio, ¿es usted a quien se envió a averiguar qué sucede con mi hijo? Polonio: Sí, madame, y mi empleo tiene para mí la misma importancia que mi alma, se lo digo… Gertrudis: ¿Y sabe algo?, ¿alguna nueva? Polonio: Sí, distinguidísima, es cierto que su hijo está loco, y es una locura que sea cierto, y ciertamente, es triste esa loca certeza. Permítame milady. Pero le diré que su hijo está demente, y digo demente porque, definiendo bien demencia, qué sería si no estar loco, y él ya no usa bien la mente… Gertrudis: Más sustancia y menos arte. Polonio: Perdón, eminencia, juro que no voy a cansarle. Ya que acordamos que no está cuerdo, queda saber la causa de ese defecto, y creo haber seguido el cauce de tal defectuoso efecto.

Salir, divagar, irse: vámonos a curar la cabeza Hamlet, a cantar, a no estar, simplemente a permitir que de mi hablen.

Polonio: Vea bien. Sucede que tengo una hija, Quien fiel y obediente me dio esta misiva… Gertrudis: (Le quita un papel de las manos y lee) “Querida Ofelia, no soy bueno con las cartas, las letras no me bastan, pero tienes mi eterno amor, créelo por favor, mientras esta máquina siga en pie. Hamlet” (Rompe la carta)

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¿Y ella, cómo tomó todo este horrible “palabraje3”? Polonio: (Disimulando el resentir la crítica a “la poesía” de la carta) Por favor madame, qué piensa usted de mí, mi hija me habló de esas andanzas y ¿cuál fue mi respuesta?, ¿cuál?, ¿cuál?... Gertrudis: ¿Usted cree realmente que los encantos de…? Polonio: Ofelia. Gertrudis: De ella, ¿sean la causa de la violencia de Hamlet? Polonio: Por supuesto su Excelencia… Gertrudis: Lo dudo, pero ojalá. Así resolveríamos al menos uno de los miles de males de este pueblo. (Sale) Polonio: Es eso y he de probarlo. Si no es amor, milady, usted me despide, y yo vuelvo a sembrar hortalizas en mi huerto... ... ...Probarlo... Pero, ¿cómo? ...Montaré una escena

y haré que Hamlet se tiente con mi hija para probar mi teoría,

y yo seré el justificado espía.

No sólo los expertos pueden hacer teatro, pues cuando eso abre alguna puerta, todos cantamos, sonreímos y actuamos. Ofelia. ¡Ofelia! ¡Ofelia!

Y están tan cerca los fantasmas de mi inocencia... (Aparece ella) Ven, llama a Hamlet, quiero ver qué hace… Actúa inocente, arma un cuadro bello, con pausas dramáticas y ojos de llanto, Pero todo simple y nada exagerado, pues con cara de santo uno esconde cualquier pecado... Y no te preocupes, yo me escondo para cuidarte. (Se esconde) Ofelia: Hamlet… ¡Hamlet! ¿Cómo está mi señor últimamente? Hamlet: Bien, bien, bien. Gracias. Excelentemente.

...pero son tan poco inocentes que me hace falta algo de limpieza. ¿Eres honesta? Ofelia: ¿Señor? Hamlet: ¿Eres bella?

3 Término inventado, despectivo, mezcla intencionalmente mal construida de “brebaje de palabras”.

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Ofelia: ¿Y eso qué interesa? Hamlet: Que el poder de la belleza puede transformarte de honesta en una puta cualquiera. Yo te amaba, Ofelia. Ofelia: Así me hiciste creer. Hamlet: No debiste, nunca te amé. Yo soy un sujeto cualquiera, puedo tener algo de buen tipo y aún así mis intenciones son tan nefastas que mejor mi madre no me hubiera parido. Quisiera ser honesto, pero como están las cosas, ser honesto es ser uno en cien. Mírame a la cara. ¿Qué hace alguien como yo arrastrándose debajo de este cielo? Mírame a la cara. ¡Mírame a la cara! No creas a nadie y mejor ándate a un convento. Y tu padre, ¿dónde se ha metido? Ofelia: En casa, mi señor. Hamlet: (Hamlet descubre a Polonio y lo echa) Enciérralo y ponle llave a la puerta. Es un imbécil, pero al menos que nadie lo sepa. Aquí no habrá más padres, ni tendrán nuevas parejas. Y tú no me mires más Ofelia, y deja de actuar, no te creo; mejor vete a un convento. Yo no puedo mirarte más. Yo no puedo mirarme más. Estoy sucio, estoy seco. Yo tengo que morir…

Para sobrevivir uno debe perderse detrás de cada puerta, uno debe esconderse. Y al buscarse uno debe evitarse,

Ser o no ser. Ser qué, ser quién. Qué parte de uno permitirse ser. Ofelia/Alice: Y yo, que era nada sin él y él nada sin mí, yo, tenía que cerrar los ojos y aprender a morir. Y para morir su muerte había que apretar fuerte los párpados y vivir. Había que vivir en la oscuridad, había que vivir sin mirar, a lo sumo escuchar. Había que dejar los ojos que se vayan en lágrimas dulces y saladas. Agua, tanta agua. Había que vivir del otro lado, del lado de los que se van. Y desde dentro mío, él miraba dentro mío y yo no podía ver más hacia él. No lo podía mirar. Yo me miraba a mi misma, sola, un alma sin cuerpo, sin él, vagando, viendo lo que veo, después de haber visto lo que vi, viendo lo que veo, después de haber visto lo que vi…

4. CANCIÓN POPULAR

SEGUNDO BRINDIS: Claudio: Sus sentimientos no parecen perturbados por el amor; sus palabras, carecían de orden, pero no de conciencia. Su tristeza acuña algo en su alma y eso es peligroso. La locura en quien tiene algún poder debe mantenerse bajo vigilancia.

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(canta): Se escucha murmurar sobre nuestra caída, Se escucha murmurar sobre este país. Mentira, mentira, mentira... Nos dicen que robamos, dicen que mentimos, Nos dicen que hay marchas, pero estamos en paz. Son mentiras, mentiras, mentiras... Nos dicen que caímos, dicen que traicionamos, Mentiras, son mentiras, puras mentiras...

Basta. Las canciones que se canten por lo menos que no aplasten. El peso de mi historia no me permite más vivir en calma.

Accionar o no accionar, decidir hac/ser o no hac/ser Hamlet. Gonzalo/Hamlet: Mi país se cae a pedazos a mi alrededor y yo deambulo desalmado. Fuera del mundo del que me he alejado. Un muerto. Soy un muerto. Un muerto en un teatro. Lleno de razones para actuar, pero tieso como un cobarde que necesita ser empujado a patadas; sin odio suficiente para vengar a mi padre, sin llanto, sin rubor. Y tantos actores que derraman lágrimas por una ficción, por unas monedas, por nada. Cada uno siguiendo su papel a pesar de las circunstancias. Y yo, un sucio muñeco de lodo que se hunde en su propio fango. Vacío de mí mismo. Vacío de ti. Y sin embargo te pienso y tu muerte me muere. Y me pierdo en una venganza que no consigo ejecutar. He jurado venganza frente al cielo y la gente, y aún así, sólo doy vueltas como puta sin clientes. Soy un impotente que sólo logra accionar si tiene en frente a quien considera inferior. Y no logro acallar a un manipulador cuyo golpe final es que supo dramatizar su situación. ¡Despierta, maldito cerebro, no dejes impune al cínico asesino! Es eso: he escuchado que quien es culpable, viendo una obra, resulta tan afectado que delata todos sus males… ¡Haré representar frente a mi tío un acto que muestre el asesinato de mi padre! Si reacciona, conozco mi deber. Y, sino, quedo libre, olvido esa visión que más parece cosa de ignorantes. “El teatro es el objeto con el que atraparé la conciencia de ese sujeto.”

… Horacio: (Ingresando) Señor, tu madre y tu tío esperan para ver el espectáculo. Hamlet: ¡Horacio, qué bueno verte, y hasta pareces vivo! Horacio: Estás de buen humor, mi buen amigo... Hamlet: Uno siempre debe estar feliz, si no mira a mi madre, toda sonrisas, y mi padre recién ha muerto hace hora y media. Horacio: Dos veces mes y medio, sería mi cálculo. Hamlet: ¿Un par de meses y aún no fue olvidado?

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Entonces quizás la memoria de alguien importante dure un año. …Curioso artefacto la memoria. Horacio/Alice: Algo elusiva, a mi entender. Hamlet: Y breve, eso sí, “como el amor de una mujer”. Horacio/Alice: ¿Mostrarán algo que se pueda entender, o será otra de esas obras de teatro contemporáneo? Hamlet: Mostrarán lo necesario. Y Ahora presta atención, “Horacio”: En el acto que presento, se muestra algo muy similar a la muerte de mi padre. Observa bien Horacio, porque si mi tío no delata su culpa en esa escena, es mejor olvidar al fantasma y todas esas mierdas: (Fanfarrias. Entra una “cholita paceña4”) ... Horacio/Alice: ¿Esta sería nuestra esperanza, un tipo travestido y “empelucado5”? Yo juraba que tendríamos teatro… Hamlet/Gonzalo: Yo también, pero el grupo se quedó sin director. Lucas/cholita: El director buscaba compañías… Y la compañía se fue en otra dirección. Horacio/Alice: Pero mi señor, qué fue de tu poesía… Hamlet/Gonzalo: Se volvió retórica y muy patética, mejor, ¡algo popular!

... Lucas/cholita: Señoras y señores, caballero, cholita, wawas, abuelitas, gringuitos, k’ankitas, Les ofrecemos la última moda en entretenimiento para evitar el aburrimiento. Para nosotras y nuestra tragedia, pedimos atención y algo de paciencia, y si no los satisfacemos, ¡mucha clemencia! Porque nosotras nos ganamos la vida a la fuerza, no robamos, no nos drogamos, ni nada que se le parezca. Y digo a la fuerza porque es a pura fuerza que se gana la lucha libre, sí, señoras y señores, ¡Lucha de cholitas! ¡Kachaskan, del mejor que se imagine!

Hamlet. No. No Hamlet. Para que las masas se diviertan, la fiesta debe ser popular,

sustituir el arte por cualquier acto que despierte algún morbo, y las mujeres deben agarrarse a golpes para ganar un pedazo de pan.

“Deporte es Cultura”, dice el gobierno y pan y circo es lo que nos reparte, “cholitas” al ring y los demás a divertirse al ver las polleras volar...

Alice/Horacio: Las luchadoras de hoy: Luciana y la Atrapa Ratones. La Atrapa Ratones es la buena, tiene poder y muchos dones;

4 Mujer vestida de forma tradicional en las urbes altiplánicas: con anchas y coloridas faldas o polleras, sombrero de copa y mantilla. 5 Otra palabra inexistente: “empelucado” describe a alguien –el actor-, usando peluca.

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Y la mala es Luciana, hermana de la primera. Ella quiere el poder y al marido de la Atrapa Ratones. - La sencilla, la sincera y no menos experimentada: ¡la “Atrapa ratones”, señoras y señores! - Y del otro lado la fuerza bruta, la ruda, la implacable: ¡Luciana! Y ahora, señoras y señores, ¡empezamos y la mejor será la que gana! ... ¡Luciana arranca con todo: una llave de paso, una llave maestra y una llave inglesa! La pelea no es pareja, la Atrapa Ratones es demasiado buena, pero ella reacciona y ahora domina visiblemente la pelea. Ahora Luciana juega sucio, señoras y señores, le estira las trenzas, ¡le saca la lengua! Pero La Atrapa Ratones sorprende, ¡qué equilibrio, qué agilidad, qué piernas! Cholita Luciana: Ven aquí desgraciada... Hamlet/Cholita Atrapa Ratones: ¡Detengan la pelea! ¡Detengan la pelea! Alice/Horacio: ¡Luciana la tortura, la sacude, le da una verdadera patada! Hamlet/Cholita Atrapa Ratones: ¡Eso “no se vale”, no era parte de lo acordado! Cholita Luciana: ¡Cállate mierda, esto todavía no ha terminado! Alice/Horacio: Y Luciana persigue implacablemente a la Atrapa Ratones, quien no da más y escapa... ¡Pero qué vemos señoras y señores, qué es lo que pasa! ¡Luciana saca un veneno!, ¡un veneno señoras y señores y lo mete en el oído de su contrincante! Hamlet/Cholita Atrapa Ratones: Eso es ilegal, eso no se hace, carajo, ¡eso mata! Alice/Horacio: Y Luciana asesina a su hermana, la mata, es una victoria aplastante… La victoriosa, implacable, la indomable, la ruda, siempre ruda ¡Luciana! Hamlet/Cholita Atrapa Ratones: (Muere, pero resucita) ¡Y luego de asesinar a su hermana, verán como se casa con su cuñado. (Ahora sí, la “Atrapa Ratones” muere y “Luciana” sale triunfante) ... Hamlet: ¡Esperen!, apaguen la música, ¡mi tío se va indignado! ¡Salud Horacio, el fantasma estaba en lo cierto! ¿Viste que mi tío se fue justo el momento del veneno? Horacio: Y tú decías que era cosa de ignorantes y atrasados... Hamlet: Como decía mi abuela: “hay más misterios entre el cielo y la tierra de lo que supone nuestra filosofía”. ¡Salud Horacio, salud! Ella también dice que los espíritus que se ven en “buena hora” son buenos, pero que es más fácil hacer cualquier cosa en “la hora mala”… Horacio: Invocar seres, caminar entre vivos cuando uno está muerto o asustarse y quedar sin alma. Hamlet: Ahora es ese tiempo. Ahora yo podría beber hasta sangre caliente.

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Horacio: ¿Ya estas entonado, mi señor? Hamlet: Estoy iluminado, Horacio, estoy iluminado...

Los que no son de este mundo desaparecen, los que ayudan, los que te hacen temblar y te estremecen,

Hamlet. Ahora sí. Hamlet. Porque luego de reír y de cansarse,

luego queda mirarse en un espejo y levantarse. Dicen que el alcohol te permite ver entre sus goces,

dicen que te deja ver quién eres tú y quién es tu noche... (Horacio desaparece).

5. LAS JOYAS DE LA FAMILIA Claudio: No me gusta, no me gusta, para nada no me gusta… Ya no estoy a salvo con él libre y dejando libre su locura. Y no puedo rezar aunque así yo lo desee, porque estoy maldito por mi culpa. Tengo encima el peso del asesinato de un hermano, mi crimen apesta y no hay agua en todo el cielo para lavar su sangre de mis manos. ¡Carajo!, ¿no se supone que dios está ahí para perdonar y para aliviarnos? Puedo rezar, ¿pero qué le diría a la Virgencita, al Tata o a dios? ¿“Perdona mis ofensas, pero yo no devuelvo la riqueza, el poder, ni a mi mujer”? Corrupto como está este país, lo robado sirve para comprar a la ley, pero en el mundo de arriba y abajo no es así, uno debe dar la cara y cada falta pesa lo que realmente es. Mi teatro se terminó, y en la nueva escena sólo yo mismo puedo ser... Entonces qué me queda, ¿buscar arrepentirme, para qué?, si uno no puede arrepentirse. Estoy en la mierda. En la mismísima mierda. Ángeles, cielo, tierra: un esfuerzo para que vuelva a dormir como un bebé. Quisiera que mis palabras pudieran elevarse, pero mis acciones aún pesan. Y Mientras más trato de liberarme, más me mira mi pecado. Una oración… “unita”… y todo va a estar bien, todo va a estar bien... Ay carajo, mi cabeza, mi cabeza…

Y las ganas de echarle al muerto todo el peso de mi carga encima... Hamlet/Gonzalo: Ahora, ahora hubiera sido tan fácil. Estaba dormido. Yo lo despachaba y quedaba vengado, ¡qué bonito! Un asesino mata a mi padre y yo lo envío al cielo, “directito”… ¡No! Mi padre murió, sin confesión, y seguro está pagando por sus cochinadas, por ser déspota y traidor. ¿Y yo mataría a su asesino precisamente cuando limpia sus cuentas con una oración? Eso sería un favor.

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¡No! Aunque mi padre sea un muerto mentiroso metido en el lugar de mi alma, la verdad se la dará el trabajo pues el tiempo escribe sus líneas con calma; a los cerdos hay que destrozarlos cuando su alma ya no tiene salvación.

...

Polonio: Perdón, ¿que decía el joven Hamlet? Gonzalo/Hamlet: Palabras, palabras, palabras… Polonio: No lo entiendo joven, pero ahora quiere verlo su madre. Gonzalo/Hamlet: El caviar no es para los cerdos, y las esponjas no tienen porque entender nada. Pero dime, ¿tú qué hiciste para helarte el culo en esta prisión? Polonio/Lucas: ¿Prisión, señor? Gonzalo/Hamlet: “Este país es una fría prisión.” Polonio: Es algo frío, cierto, pero yo uso calzón de diablo, un anafe, o al gato en las rodillas – Gonzalo/Hamlet: A propósito, esa nube, ¿no tiene la forma de una rata? ¡No!, creo que es un gato, no, una ballena… Polonio: Efectivamente, una rata, una ballena o un gato. Gonzalo/Hamlet: ¿La ves? ¿Ves esa ballena? Polonio: Claro que sí, esa es su espalda y esa su aleta. Gonzalo/Hamlet: No me tomes por cojudo, no hay ballena ni comadreja, no hay nubes porque estamos dentro un teatro. Ahora adiós ratón desesperado; yo voy a mi madre, y que mis palabras sean crueles y no mis manos. Polonio: ¡Tomo su autorización para retirarme! Hamlet: Tú no puedes tomar nada de mí que más no desee entregarte. ¡Excepto mi vida, excepto mi vida, excepto mi vida!

... Polonio: …Ya viene, mi señora, por fin sabremos qué preocupa a su hijo, y verá que se trata del amor y de mi hija. Hamlet: (Buscándola) …¡Madre! Polonio: Yo, aquí me escondo y, como siempre, brindo mi silencio, para vigilar todo el proceso. (Se esconde) ¡Ah!, y para que se vaya rápido, deje la escoba detrás de la puertita.

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Hamlet: …¡Madre! Gertrudis: Hamlet, tienes muy ofendido a tu padre... Hamlet: Madre, tienes muy ofendido a mi padre. Gertrudis: Vaya, respondes con lengua precoz. Hamlet: Y tú preguntas con lengua procaz. Gertrudis: Y ahora qué Hamlet. Hamlet: ¿Puedo?

Si pudiera... Volvería al útero, me comería su busto, me comería a mi madre entera.

Gertrudis: ¿Has olvidado quién soy? ¿No me recuerdas? Hamlet: Sí, por desgracia. ¿Puedo el otro? Eres la señora aquí, mujer del hermano de tu marido y, ojala así no fuera, eres mi madre. Gertrudis: ¿Qué he hecho para que me hables de forma tan extraña? Hamlet: Sólo un hecho, madre. Sólo uno, pero tan horrible que hace de la virtud puro afrecho, Eso has hecho. Gertrudis: ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres matarme? Hamlet: Carajo, ¡una rata! ¡Muere! ¡Muere, cabrón, muere animal, muere insecto! (Mata a Polonio) Polonio: ¡Socorro! Ah... Estoy... muerto. Gertrudis: Hamlet, ¿qué has hecho…? Hamlet: Nada, no sé, ¿no era tu amante? Gertrudis: Por Dios, Hamlet, que locura es esto, ¡lo has asesinado! Hamlet: ¿Locura? Sí, buena madre, casi tanta locura como matar a un hermano o casarse con el cuñado. Gertrudis: ¿Matar a un hermano? Hamlet: Eso dije, querida madre. Y tú, viejo alcahuete, te tomé por alguien más importante. No debías estar tan cerca de quien tiene todo sin tú tener nada; has recibido lo que te fabricaste…

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La-voz-detrás-de-quien-actúa/Alma-de-Polonio: Aquí estoy y casi no existo. En minutos más ya no sabré quien soy. Quizás, al fin, tras tantos intentos, tendré algún alivio. Viví siempre buscando lo mejor para todos, siempre buscando lo mejor para mis hijos. El vació no se lograba llenar y lo único que pude hacer es aferrarme a mis viejas ideas. ¿En que me he equivoqué? Sin darme cuenta, ya no tenía dominio sobre las consecuencias. Joven Hamlet, distinguida señora, pido permiso para retirarme, me voy. Hamlet: Madre, ¿te acuerdas de mi padre? Era tu esposo. Un déspota cabrón, pero tú lo amabas. Ahora mira a su hermano, tu nuevo marido, un asesino, maldito criminal, un pelotudo que no vale diez centavos, Qué bonito cambio, ¿no? ¿No ves la diferencia? ¿Tienes ojos? ¿Tienes alma? Y no me digas que te has enamorado, ¡ya eres una señora, carajo! Gertrudis: Hamlet, por favor... Hamlet: Por dios, ¿no tienes ojos? Tacto, olfato, ¡gusto al menos! Que vergüenza, y tú ni te ruborizas. Gertrudis: Basta Hamlet, ¡basta! Me clavas tus palabras como dagas. Hamlet: Si el diablo calienta los deseos de una vieja, ¡con los míos que te haga cenizas!

Pero el fantasma de mi pasado no deja de rondar... …Ángeles del cielo, Tata Bombori, ¡qué susto, pendejo! No me mires padre, padre ausente, padre muerto, padre asesinado. Por favor, no me mires así, a no ser que me quieras ver llorar. Ya no falta mucho, haré lo que debo, no seas tan desesperado. Sé que siempre estás conmigo, siempre te siento a mi lado, Pronto voy a tu encuentro, pero no te preocupes, antes de eso, sé que te debo sangre y ya te la voy a dar… ... Gertrudis: ¿Qué te pasa Hamlet?, ¿por qué tus ojos muestran tanta furia y a la par se ve que tienes miedo? Hijo, ¿a quién miras, a quién hablas? Hamlet: ¿No sientes a mi padre, no ves lo que yo veo? ¿No ves nada, madre? Ahí. Dime, ¿no ves nada?

El verdadero fantasma ya se fue y desde entonces todo quedó confuso y se siente el vacío,

nadie sabe qué pasará después y quizás éste momento oscuro sea mi tiempo, yo me decía,

tan sólo si esta mi casa defenestrada no estuviera toda al revés... Gertrudis: Son sólo tus ideas Hamlet, tu imaginación, sabes que eso es pura alucinación.

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Hamlet: Mi pulso sigue exacto, no estoy enfermo, ni he sufrido ninguna alucinación. Abrazame. No te alabes diciendo que todo es el alcohol o mi pura imaginación. Madre, abrazame. Es tu falta y lo sabes. Madre, por dios abrazame. Y perdona mi honestidad, porque en estos tiempos, la honestidad debe pedir disculpas antes de hacer un bien. ¡Carajo abrazame, madre!, ¡abrazame! Gertrudis: ¡Pero te estoy abrazando Hamlet! Hamlet: ¡¿Por qué no me abrazas madre?! Gertrudis: Hamlet, estás partiendo mi corazón en dos. Hamlet: Entonces deshazte de la peor mitad y viví con la otra parte. Buenas noches, y por favor no vayas a la cama con mi tío, al menos fingí, actuá algo de decencia si no tienes ninguna. Gertrudis: Basta Hamlet, por favor, basta, yo ya no puedo mirarte. Hamlet: Nada basta hasta que dejes de vivir entre las asquerosas sábanas mojadas con el semen de ese cerdo asesino. Ahora, buenas noches madre. Gertrudis: Me estás haciendo ver mi alma tan sucia que creo que nunca más se lave… Hamlet/Gonzalo: Buenas noches madre, adiós. Me había costado tanto creer en mí, ¿por qué no ayudarme a pasar al otro lado de una vez? Hay que vivir en la oscuridad para ver la luz de la luna, hay que negarse a la vida para vivir. La tierra ya no me sujetaba, me dejaba partir. Yo estaba seco, me le estaba yendo, lo podía sentir… Una vez más, buenas noches madre. Gertrudis: Si las palabras son vida, yo ya no tengo más vida para tus palabras, Hamlet. Hamlet: Me estoy yendo. Parto para el exterior, madre, ¿ya lo has sabido? Gertrudis: Entonces es cierto, ya está decidido… Hamlet: Que así sea. Quiero ver al incendiario quemarse con su fuego. Buenas noches madre, buenas noches una vez más y hasta luego…

6. LA NOCHE Claudio: Gertrudis, ¿qué pasó?, dime las nuevas... Gertrudis: Loco como el viento y el rayo en la tormenta, salió llevándose el cadáver y llorando su acto.

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Se ha convertido en un marginal, pero aún tiene algo de nobleza, pareciera que lleva el mundo en sus espaldas. Claudio: El sol ya se pone, Gertrudis; yo me encargo. Es mejor alejar a quien causa problemas, aunque luego eso pese y duela.

Y él se corroe cada vez más y ella se desvanece. Los fantasmas son así: no te dicen lo que hacen, jamás te dicen lo que saben

Pero cuando no están más, lo que hicieron no desaparece. Claudio: Hamlet, ¿dónde está el cadáver? Dime dónde está, habla conmigo. Hamlet: En la cena. Claudio: ¿En qué cena? Hamlet: En la última, no donde come sino donde es comido; ahora que no puede defenderse es alimento de políticos. Claudio: Hamlet, no ofendas a quien tiene poder, tus palabras se me escapan. Hamlet: En realidad se me escapan a mí, pero no es ofensa: los gusanos son los emperadores de la mesa. Nosotros engordamos para los gusanos, y si un pobre come un pez que pescó con el gusano que se comió a un soberano, Sería un progreso, porque al fin quien tiene poder estaría cerca del ciudadano. Claudio/Lucas: ¿Dónde está el cuerpo Hamlet? Sabes que ese tipo no me importa, ni su cuerpo, y yo puedo excusar cualquier cosa que vayan a decir de mí. Es por tu seguridad, devuelve el cuerpo y lo hacemos desaparecer como se debe, y a ti te enviamos de regreso a tus estudios y tus escritos, lejos de aquí. ¡Dónde esta el cuerpo, Hamlet, devuelve el cuerpo! –Te envío lejos, sí, y qué pena que en el camino suceda un fatal accidente. Di qué hiciste con él, confiesa, ¿dónde está tu muerto? Hamlet/Gonzalo: En el cielo. Envía a alguien a buscarlo. Y si no está ahí, puedes ir tú mismo a encontrarlo al otro lado. Claudio: Tú lo quisiste “Hamlet”, la barca te espera, vete a tu mundo, ¡adiós!

Dejen de preguntarme por mi muerto, yo lo llevo a cuestas, llevo a cuestas mi mundo, mi pena y mi tristeza.

Llevo a cuestas mi tumba, mi fin, mi principio, mi ingreso y mi salida. Dejen que siga mi camino aunque en el periplo esta carga me clave cada una de sus astillas. Hamlet/Gonzalo: Y me fui, me iba hace mucho, me fui hasta el fondo mismo de mi noche, me fui donde no se sabe si uno es alguien, me fui donde te miras y a ese que ves le preguntas “quién es”; y ese en frente de ti te responde “soy el que está debajo de ti, mientras te llevas a cuestas, y te

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vivo y te muero sin ser tu cuerpo, y siendo tu noche”. Me fui ahí, donde las cosas se ven nebulosas y la penumbra es la luz. Ahí, donde existe sólo una pregunta: Ser o no ser, esa es la cuestión –

Y cuando acepte mi noche, mi carga se convertirá en mi ventana, mi puerta al mundo, mi goce.

Y mi voz será mi voz sin que nadie me lo reproche.

Lucas: ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? Gonzalo: Veinte años. Lucas: Ah… Y, ¿por qué no te mueves? Gonzalo: Yo estaba esperando que vos te muevas primero. … Y, vos… ¿por qué no te has movido? Alice: Yo estaba esperando que vos te muevas primero… Gonzalo: Ah… ¿Y por qué nunca dices nada? Lucas: Yo estaba esperando que vos digas algo primero. Alice: … Veinte años, ¿no? … Y esta tumba, ¿de quién sería? ¿Sería mía o sería tuya? Gonzalo: ¿Sería tuya o sería de él? Lucas: Las tumbas son de quien las hizo, y no son para los vivos, sino para los muertos. Alice: Para los que no están. Y nosotros estamos, y eso no es poco. Gonzalo: Ser o estar… Eso me suena a algo que dijo alguien. Lucas: Lo dijo Hamlet, que dicen que estaba loco. Alice: Está loco quien se va de su mundo para tratar de ser otro. Gonzalo: Y yo hace veinte años que no quito pie de esta tierra de difuntos. Yo soy Hamlet. ¿O soy Gonzalo? Alice: Yo soy Ofelia. ¿O soy Gonzalo? Gonzalo: Yo soy Gonzalo.

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Lucas: No, yo soy Gonzalo. ¿O soy Lucas? Alice: Yo soy Lucas. Lucas: Yo soy Alice. ¿O soy Lucas? Gonzalo: ¿Tú eres Lucas o eres Alice? Alice: Yo soy Alice. ¿O soy Paolo? Gonzalo y Lucas: Yo soy Paolo. Alice: Yo era Hamlet, ¿o era de los Andes? Lucas: Yo soy de los Andes. Gonzalo: Yo cargo mi puerta. Lucas: Yo cargo mi teatro. Alice: Yo también. Gonzalo: Yo también. Lucas: ¿Yo soy mi padre o soy yo? Gonzalo: Yo soy hijo de mi padre. Alice: Yo, ¿todavía soy yo? Gonzalo: Yo, ¿todavía puedo ser yo? Lucas: Yo, ¿todavía puedo continuar? Alice/Ofelia: ¿Y yo? … Yo me estoy yendo. Ahora sí me estoy yendo. Nada me sujeta acá. Apenas los recuerdos. Soy sólo pensamientos de un cuerpo que no puede andar mucho sin alma y pronto se va. Recuerdo: una joven inocente y su padre. Una joven perdiendo la inocencia, a su amor y a su padre. Recuerdo mis dudas. Entre mirarme reflejada en estas aguas o lanzarme a otros mares. Esta tierra que se cuela como agua entre mis dedos y quizás antes de dejarme ir yo ya me había ido de acá. Quizás desde que dejé de sentir el olor de las flores de tanto funeral.

... Claudio: ¿Qué funeral?

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Ofelia/Alice: El del señor, a quien no le dieron sus laureles. El mío, con flores que nacieron demasiado temprano. El de tanta gente que huele a olvido, de los que dejamos ir sin flor alguna… Mirame la cara. Mirame la cara. Mi padre me ha dejado sola, señor, busco a mi padre. ¿Dónde están los demás?, ¿dónde quedaron? Claudio: Los demás se han ido. Este país está contaminado. Alice: Y yo también. Señor, mi padre dejó sola mi alma. Que alguien me de a mi padre su alteza. Pero hablar sin censura es peligroso, y que el señor te de lo que merezcas...

El tirano termina de derruirse, se convierte en su triste sombra y desaparece.

Ofelia se enjuaga a sí misma, el agua la llama. Y apenas queda el fantasma de mi inocencia lavando sus penas mientras amanece.

Una mujer se ahoga con su llanto. Una con las propias palabras –las que no dijo porque no era permitido o porque ella misma no se permitía decir. Una mujer se ahoga con el llanto de sus hijos, alguna se ahoga en un vaso de agua, una se ahoga para que alguien más no muera ahogado, una mujer se ahoga hoy, ahora mismo, quizás dentro tu propia casa y a otra alguien no la deja respirar más y por eso se ahoga. Al borde del río hay plantas y un sauce, el árbol que llora, Ofelia allí hubiera querido un collar con las lágrimas de esa planta, mientras su vida se iba de a poco gota a gota y su voz aún cantaba, porque al irse, un muerto canta; el canto se le chorrea del alma…

7. CELEBRACIÓN ANDINA / SIN DRAMA

Dejo mi inocencia en la tumba que la convierte en el agua que siempre me hizo falta, Para lavar mis silencios, llenos de tanta responsabilidad como la de mi fantasma.

Hamlet/Gonzalo: “A los muertos hay que llorarlos hasta que no haya más fuerza en el cuerpo, hasta que no haya más lágrimas en los ojos, hasta que no haya más aliento en la voz; a los muertos se los llora gritando”, decía mi abuela… Mi locura hizo todo eso, la locura por continuar, por recordar a un padre que se olvidó de mí. Yo soy Hamlet. La única forma de vengarte, amarte u olvidarte es terminar conmigo mismo, padre. Me entrego a tus enemigos, me entrego y que me aniquile tu asesino.

Y adiós al teatro, adiós al de las mentiras y los personajes que hablan. Que se ahogue con mi inocencia, que viva sólo si dice a alguien algo,

ese es el precio de ser quien soy.

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TERCER Y ÚLTIMO BRINDIS: Yo era Hamlet. Y si la muerte nos dejara unos segundos diría que la razón y las palabras podrían no existir. El teatro termina aquí, con un golpe, una estocada o una copa envenenada. Me miro a la cara y estoy en el fondo mismo de cada vaso que sequé y que me permitió ver que estaba muerto. Respiro mi aire, respiro mi proprio morir. Me miro a la cara y me voy. Lucas: No habrá más escenas de rencor, ni de venganza, no más odio ni amor por nadie. Me miro a la cara y me voy. Lucas: Voy hacia la oscuridad, voy hacia la soledad. Voy hacia la muerte. Me miro a la cara y me voy. Gonzalo: Y el resto, es silencio.

FIN