Claudia Blázquez Herráez1º A Bto

Enfermedad de etiología desconocida que se caracteriza por dolor crónico generalizado que el enfermo localiza en el aparato locomotor. El síntoma principal es el dolor músculo-esquelético difuso y crónico, aunque variable en intensidad. Además, otros síntomas como fatiga intensa, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, rigidez, cefaleas, etc, se encuentran entre las manifestaciones clínicas más comunes.

La primera descripción parece haber sido la del británico sir Richard Manningham en su publicación de febrícula o fiebre baja y fatiga, citando descripciones similares a las hechas por Hipócrates. En 1869 el médico estadounidense George M. Beard escribió un libro llamado «American Nervousness» utilizando el término de neurastenia, aplicado a las personas que presentaban pérdida de fortaleza, fatiga o cansancio de manera crónica.  En 1843 el anatomista Robert R. Froriep describió una asociación entre reumatismo y puntos dolorosos de músculos rígidos: Musckelschwiele.

El inicio se produce después de un proceso que actúa como un desencadenante de la enfermedad.

Puede tener un origen diverso:

  Infecciones víricas o bacterianas   Traumatismos   Accidente automovilístico  Separación matrimonial o divorcio  Conflicto familiar  Conflicto laboral

Es desconocida. Se cree que los síntomas de esta enfermedad son debidos a la disminución de las sustancias que habitualmente regulan la sensación de dolor, en especial la Serotonina.

 Esta disminución produce un trastorno en la percepción, transmisión y modulación del estímulo doloroso, bajando el umbral de percepción del mismo. Los mecanismos de regulación del dolor quedarían alterados al añadirse factores agravantes como el estrés, el cansancio y las alteraciones del sueño.

 No se ha detectado ninguna alteración orgánica objetiva que permita explicar la base física de este trastorno.

 

El más importante es el DOLOR. Es difuso y afectando gran parte del cuerpo. Provoca

una sensibilidad anormal a la presión digital en unas zonas anatómicas específicas del cuerpo.

El cansancio aparece con frecuencia. Puede estar precedida o acompañada de ansiedad

y/o depresión. Otros síntomas adicionales pueden incluir 

incontinencia urinaria, dolor de cabeza, migrañas, síndrome de pierna de gatillo, dificultad de concentración y mala memoria, escozor generalizado, colon irritable, cefaleas, resequedad de ojos y boca, zumbidos y campanilleos en los oídos, alteraciones de la visión y algunos síntomas neurológicos de incoordinación motora.

El dolor se describe como profundo, que se irradia, torturante, punzante o urente.

Estos se encuentran en: cuello, hombros, espalda, caderas, brazos y piernas. Los puntos hipersensibles duelen al presionarlos.

Las personas la padecen pueden también tener otros síntomas, como:

Dificultad para dormir Rigidez por la mañana Dolores de cabeza Periodos menstruales dolorosos Sensación de hormigueo o

adormecimiento en las manos y los pies Falta de memoria o dificultad para

concentrarse

La FM fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud en el año 1995, y se diagnostica en base a los criterios descritos por el Colegio Americano de Reumatología aunque en la actualidad empiezan a ser cuestionados por algunos especialistas que los consideran insuficientes:

Dolor a la presión en al menos 11 de los 18 puntos sensibles situados de forma especifica a lo largo del cuerpo

Dolor generalizado y crónico de más de 3 meses de duración, descartando la existencia de otras patologías.

Habitualmente los análisis de laboratorio o radiológicos no muestran alteraciones, por lo que sólo ayudan a descartar otras enfermedades asociadas.

Según los estudios, se estima que la padecen entre el 3 i el 4 % de la población, lo que supone entre 1.200.000 y 1.600.000 personas en España.

En el 90 % de los casos se trata de mujeres en la edad media de la vida, siendo su inicio muy poco frecuente en la infancia o a partir de los 65 años.

En todo caso, es una enfermedad de detección cada vez más frecuente.

Aunque la fibromialgia puede ser difícil de tratar y se suele tener mejores resultados si el tratamiento es manejado por médicos. Algunos remedios naturales pueden ser:

Infusión de Albahaca. Esta planta es un tranquilizante natural. Toma una taza de agua caliente en la que habrás vertido una

cucharada de miel.  Infusión de Agracejo. Hierve durante unos 20 minutos una

cucharadita de la corteza pulverizada de esta planta medicinal en dos tazas de agua. Déjala enfriarse antes de tomarla. Se se desea échale unas cucharadas de miel.

 Decocción de corteza de Viburno. Es relajante y antiespasmódico.  Jalea Real.  Remedios de Aromaterapia. Echa 3 ó 4 gotas de aceite esencial de

lavanda en el agua del baño. Alivia el dolor y reduce la inflamación. Los aceites de pimienta negra, eucalipto, mejorana y benjuí, mejoran la circulación en la zona dañada.

Hay muchas cosas que usted puede hacer para mejorar, incluyendo:

Tómese los medicamentos como le fueron recetados Duerma lo suficiente Haga ejercicio Aliméntese bien Haga los cambios necesarios en el trabajo.