despertar de pupilas rotas - libro media carta

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  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    DESPERTAR DE

    PUPILAS ROTAS

    SAÚL GÓMEZ MANTILLA

    2014

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     A la memoria de Hernando Cruz

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     Al brillar un relámpago nacemosy aun dura su fulgor cuando morimos;

    ¡tan corto es el vivir!

    La Gloria y el Amor tras que corremossombras de un sueño son que perseguimos

    ¡despertar es morir!

    Gustavo Adolfo Bécquer

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    APARTAESTUDIO

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    Arturo regresa a su hogar, si es quehogar se le puede llamar a un lugar habitado

    por cosas, por el recuerdo que traen las cosas;

    descarga en el estudio su maleta y extrae de

    ella algunas páginas escritas a mano entre elafán de las clases y el autobús, aprovechando

    los semáforos, los cambios del rojo al verdepara esbozar algunas ideas. Este lugar, su

    refugio, donde las paredes anteriormente

    blancas, hoy día rayadas con númerostelefónicos, nombres, correos electrónicos ydirecciones, hacen las veces de una agenda.

    Anaqueles y estantes abarrotados de libros y

    detrás de ellos, más libros, sin un orden

    aparente; sin embargo, para su habitante, susolitario residente, existe allí un orden oculto,

    casi mágico, que da cuenta de ciertosmomentos de su vida. Los libros están

    organizados por recuerdos, por sucesos y

    lugares.Como un pequeño ritual se dirige a la

    cocina. Allí hay una cafetera que, desde la

    mañana hasta la noche, tiene en su interior

    reservas de café, durante el día esperapacientemente la llegada de su dueño, quien

    la vaciará en la noche para dejar listo el café

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    de la mañana; toma el último pocillo de labebida y abre la nevera, encuentra embutidos,

    alimentos congelados, bebidas instantáneas,

    alimentos que no requieran mayor cocción,

    que no roben el tiempo a la introspección, a la

    reconstrucción de una vida. El orden en eselugar es estricto, los pocos platos y vasos, así

    como las ollas, se encuentran siempre limpias,organizadas, en este caso, por tamaños y

    colores.

    Luego de tomar café y preparar algode comer se dirige a su cuarto. La pequeña

    habitación principal, con un viejo guardarropa

    que en su interior alberga tonos oscuros querecorren entre pantalones, camisas, sacos y

    chaquetas las variedades del gris al negro ylas diversas tonalidades del marrón. Una

    cama doble, sin tender y vestida con sábanasque no concuerdan con las fundas de las

    almohadas, soporta con serenidad todo el

    peso de la soledad. Frente a ella, en unescritorio color wengue, un viejo televisor

    conectado a un dvd, y sobre él un arrume de

    películas que esperan ser vistas. Enciende eltelevisor, busca un canal que le hable del país,que muestre imágenes de lo que sucede en su

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    país, por ello baja todo el volumen ycontempla rostros gesticulantes, eufóricos,

    tristes; toma un libro y empieza a leer, busca

    en él sus recuerdos, se busca entre las páginas

    y entre los personajes de sus libros.

    Antes de dormir se dirige al baño, lavasus dientes y durante algunos minutos se

    contempla en el espejo; una barba de hacevarios días, desarreglada y con algunas canas

    que le dan un aire de descuidado; el cabello ya

    requiere ser cortado y los dientes muestrancontornos de placa y el efecto del tinto y el

    cigarrillo. El baño tiene varias toallas

    multicolores, el piso de un vivo color azul, laducha enchapada de naranja en las paredes y

    con adornos de peces mariposa y pecespayaso, la poceta y el lavamanos de tonos

    rojizos; dan cuenta de un espacio vivo, de unapersona alegre y dinámica, como diciendo que

    quien habita en este lugar todavía puede ser

    feliz. Lleva varios años viviendo en ese

    apartaestudio y aún no se relaciona con los

    vecinos, nada de reuniones y fiestas en surecinto, nada que perturbe el silencio que loaboca y que es interrumpido en las

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    conversaciones cotidianas o en su trabajo. Haestipulado un horario de llegada y salida de

    modo que no se cruce con los niños de las

    rutas o con los ejecutivos que corren en busca

    de un taxi. Por ello recurre siempre al

    transporte público, ya que es un anónimoentre tanta gente, cada persona ensimismada

    en sus asuntos, en sus problemas, volcadassobre sí mismas como una especie de barrera

    para no mostrar la fragilidad que los habita.

    Se considera un pasajero, un extranjero en suciudad, perdido en sus recuerdos.

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    HECHIZO 

    Cómo imaginar que unas palabras,

    escuchadas sin ser esperadas, con malaentonación y cortadas, pudiesen suscitar una

    pasión. Acaso estas palabras, vueltas poema,

    despertaron una inquietud, develaron unrumbo y una entrega. Cómo describir que de

    pronto la música era una con el sentido delpoema, porque esos sonidos articulados, ese

    lenguaje antes misterioso, ahora aparecíadesnudo, ya sin velo alguno; era comprensible

    y admirable, hablaba a una sensibilidad,

    exploraba un alma, de alguna manera ocurríaun nuevo nacimiento y el mundo era creado

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    nuevamente, era visto por primera vez através de eso que el hombre ha llamado

    poesía.

    Una mañana, soleada y silenciosa,

    caminando en círculos por el patio del colegio

    entre almendrones y cujíes, los poemas deGustavo Adolfo Bécquer, sus golondrinas,

    representaron un despertar, un asombro.Aquellas palabras, escritas ciento cincuenta

    años atrás, definían a un adolescente, lo

    parían nuevamente. Una voz en medio delbullicio del recreo, torpemente repetía unos

    versos, monosilábicamente cada palabra era

    pronunciada con su peso, como si susignificado fuese una caída, una forma de

    atarse al mundo y de arrojarse fuera de éstepara ingresar a uno nuevo, habitado por las

    palabras. Moviéndose al compás como un estúpidamáquina el corazón  / la torpe inteligencia del

    cerebro dormida en un rincón.

    Este nuevo nacimiento, ocurrido porobra del azar, ¿pudo haberse retrasado o

    adelantado? acaso era necesario estar bajo ese

    cielo, una tarde de agosto con el vientofavorable para elevar cometas; era aquel unmomento dado, único, para que el asombro

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    por el lenguaje, para que la invención llamadapoema, pudiese dialogar con la

    incertidumbre, el miedo y los deseos de

    aquellos años. Cómo describir la sorpresa, a

    quién hablarle de ese suceso, imperceptible

    para todos, pero único y tal vez irrepetible.Acaso era una dádiva o un castigo el

    permanecer absorto tratando de descifrar loocurrido, el saberse de pronto arrojado a un

    lugar aparentemente deshabitado, sin

    compañía alguna que socorriese en esemomento de desconcierto.

    Buscaría encontrarse en las palabras,

    volcado a los libros esperaba verse reflejadoallí. En una pequeña habitación, inmerso en el

    calor de la noche y el zumbido de losmosquitos, esperaba saberse acompañado,

    comprendido en otro tiempo y en otro lugar.Pero, al siguiente día ya el milagro no tuvo

    realización, en vano volvía a leer aquellos

    versos, en vano recorría el mismo patio yrepetía cronológicamente las acciones del día

    anterior. Pareciese que la armonía había

    desaparecido, que ese momento de ensueño seperdía para siempre, que la cotidianaoscuridad tomaba su lugar y la rutina le

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    impedía a la poesía apoderarse nuevamentede su espíritu, abarcar a un cuerpo e

    inundarlo de luz. El alma que hablar puede conlos ojos, también puede besar con la mirada.

    Desde entonces la noche sería

    cómplice, y en un alejado cuarto seempezarían a gestar, como por arte de magia,

    unos intentos de poemas. Plagados deingenuidad, esos textos intentarían poner en

    claro una conmoción, invocar de alguna

    manera un estado emocional. A falta de ideas,eran las vivencias diarias las que vendrían a

    aparecer entre tachones y borradores; el

    colegio, los ojos de una mujer, los sueños y lasfrustraciones por no ser el hijo amado, el

    amigo incondicional, el leal hermano. Díasdespués se escuchaba el tecleo de una viejamáquina de escribir, de ella manaban papeles

    convertidos en poema, que puestos uno sobre

    otro iban haciendo parte de una carpeta, libro

    se llamaría después, que contendría toda unaadolescencia en busca de ser afirmada. En

    esos posibles poemas, aparecerían los miedos,

    las angustias y sueños de quien hasta esemomento se sabía solo, pero ahora con la

    compañía de las palabras era posible llegar a

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    los ojos y buscar las palabras que confortan lavida, dónde huir del diario hastío si no existen

    páginas a que volcarse en la madrugada, a

    quién recurrir cuando se busca en las hojas de

    un libro la explicación para los duros sucesos

    del día. Por fortuna, una biblioteca pública enel centro de la ciudad, un viejo edificio

    colonial que se imponía sobre los almacenes yel comercio fue una tabla de salvación. Allí en

    la primera visita, como perdido entre estantes

    y libros, recorriendo pasillos y salas queimponían su silencio, bajo la mirada dudosa

    de funcionarios que ocultaban su tedio por la

    lectura, ocurrió nuevamente el milagro. En lasección de poesía, en un desordenado anaquel

    sin un orden supuesto para tristeza del señorDewey, con libros detrás de libros,

    encuadernaciones desgastadas, polillas yrastros de mutilaciones, un nuevo libro sería

    un despertar. Un pequeño objeto oscuro,

    delgado y quebradizo, contenía algunospoemas, mutaciones, biografías imaginarias,

    un pequeño tratado de retórica vendría a

    llenar los sueños y las necesidades de poesía.Poemas extraños que utilizaban el hablacotidiana, que se mofaban de los poetas y

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    dudaban de la poesía como una salvación;esos poemas vendrían a transformar el

    mundo, a derruir lo construido, a barrer con

    todo lo dicho y escrito.

    En el asombro transcribió el libro en su

    totalidad, no le importaba la forma, queríadescifrar ese bello y extraño lenguaje. Esas

    páginas las atesoró y guardó en su maletín, lasleyó y releyó; llevado por la emoción

    intentaría interpretarlos, buscaría el momento

    ideal para que el aire, el sol, los planetas,permitiesen ese descubrimiento, para que el

    mundo fuese cómplice y detonante de

    aquellas palabras, de ese lenguaje cercano yoscuro que bullía dentro de sí. A cada nueva

    lectura estas palabras, disonantes y musicalesparecían escritas para él, pensaba que como

    una botella al mar, estos poemas tenían unmensaje oculto, que esperaban a un lector que

    hiciese de ellos todo un hogar. Si me oyera, no

    me permitiría que les contara a ustedes estas cosas, / aunque es posible que guardara un silencio teñido

    de vacío, aunque es posible que abriera los ojos de

    su sueño / y hablara de animales de fuego y dijera

    que siente que en su boca está el mar de los

    Sargazos.

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    Luego, se le vería caminando, ido,repitiendo fragmentos de poemas, orando al

    dios de las palabras, pidiendo que ese milagro

    llamado poema habitase en él, que ese caos

    representado en la escritura tuviese un orden,

    que en la hoja en blanco las letras fuesenacomodándose, tomando forma, que con vida

    propia plasmasen el día a día entre los libros,la nueva aventura que iniciaba entre los

    versos. La casa se convirtió en una aventura,

    se empezó a crear una biblioteca y los librosaparecían en la cocina, en la sala, el patio,

    debían estar en cualquier lugar ya que esas

    páginas guardaban secretos, esperaban a unlector. Por ello, durante el día tenía por oficio

    la lectura, tomaba un libro y leía algunaspáginas, picaba un texto y otro, algunos

    poemas acompañaban la tarde, como en unaceremonia que lo preparaba para la noche.

    Sobre su cama, pequeñas hojas dobladas se

    esparcían y allí entre palabras llegaba elsueño; al otro día se debía dar un orden a esos

    textos y convertirlos en poema, debía obrar

    como un arcano y darle vida a esa materiainerte que es el lenguaje.

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    De la lectura a la escritura, esepequeño salto representaba todo un

    despojarse, debía desaprender lo aprendido

    en el colegio, abandonar las clases de

    literatura que impartieron docentes sin

    pasión, que hablaban de libros que no habíanleído, de un entusiasmo inexistente. Sabía que

    la educación corría por su cuenta, que lossentidos debían estar prestos a descifrar el

    mundo, a robar emociones, sensaciones; para

    ello debía educar el oído, el tacto, la vista,debía disfrutar el día a día y encontrar lo

    maravilloso dentro del tedio del existir. Y en

    esta búsqueda pasó la primera temporada enel infierno, se convirtió en vidente de sí

    mismo, en el augur de su propio destino. Entodo caso, él sabría que algo suyo mantendría

     fluyendo / algo suyo que no podría recordar, dos o

    tres instantes que tal vez, quién lo sabrá / todavía

    no han llegado.

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    EL AMIGO

    De pronto apareció el amigo, en unatediosa clase de cálculo, entre números y

    formulas, extraviados entre ingenieros yrespuestas exactas, perdidos los ojos se

    encontraron y un comentario al aire, una

    pregunta absurda fue una comunión. Alatardecer de ese caluroso día de marzo, en

    una caseta afuera de la universidad,compartiendo un par de cervezas, la música ylos libros fueron uno solo. La risa y los

    recuerdos, palabras que volaban al igual queel reloj, hacían de ese encuentro una extraña

    fascinación. Aquella tarde hasta la ausencia

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    del padre representaba una semejanza, losmiedos de la niñez, la lucha interna contra

    dios y las contradicciones entre pensamiento y

    acción sellaban una amistad. En sus ojos como

    en sus palabras estaba la entrega, como una

    espera que da término a las decisiones delazar, a dos puntos que ninguna carretera une,

    en la que el común extravío y las decisionesequivocadas pusieron en contacto a dos almas

    malogradas.

    Luego sería el caminar, recorrían laciudad en horas de la noche, se sabían

    frecuentados en las imágenes del cine, en el

    alcohol y el vagabundear, como en labúsqueda de una angustia que no se podía

    evadir. La distancia, los viajes y las vacacionesvendrían a hermanar aquellos recuerdos; en la

    madrugada, de parque en parque vaciandobotellas de vino, abrazando mujeres y

    cantando la música de los padres; se

    declaraban abuelos, viejos para el mundo y lasobligaciones que se les imponían. Buscaban

    errar, caer en la tentación, hacer del diálogo

    un efímero encuentro con los recuerdos.Tenme despierto hasta las cinco sólo porque todas

    tus estrellas han aparecido y no por ninguna otra

    razón… 

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      Cada día aparecía el amigo, en cualquierlugar y hora, se daban los encuentros sin

    planeación alguna. En un concierto, una

    conferencias, en las marchas, siempre su

    rostro y su bicicleta; una antigua bicicleta de

    campo, de color oscuro, con su parrilla y susguardabarros, sobre ella llegaba anunciando

    que esperaba a una mujer, su amor de un día,para ella tendría algunas frases, le leería

    poemas y algunas páginas de sus libros

    favoritos. Ambos sabían que esta mujeraliviaría sus penas por un tiempo, luego, al

    abandonarla, dejaría un agujero más hondo en

    su corazón y convocaría el llanto para lavarsea sí mismo y buscar una nueva entrega, otro

    cuerpo al que arrojarse.Ya sin máscaras no quedaba otra cosa que

    ser uno solo, como frente a un espejo semiraban a sí mismos, para cada uno, era otro

    rostro, otro cuerpo, pero eran un reflejo

    personal, aquellas palabras, discursos ycanciones sabidas de memoria, las opiniones

    sobre la música y el cine eran similares, así

    como el deseo de acariciar un cuerpo, de pasarla tarde con una bella mujer, de encontrar enla poesía una mirada, de ver en las palabras la

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    búsqueda de sí mismo, de dejar todo ylargarse como en un sueño no realizado. Las

    contradicciones que los envolvían y la pereza

    como una acción ante el mundo, la

    contemplación de lo bello como una forma de

    vida y de ser, sumergidos en la música y en laliteratura como si la vida fuese una

    proyección de veinticuatro imágenes porsegundo. Temeroso de pasiones sin una razón deaguas hondas, desconcertado y arisco, en la ciudad

    donde el amor se llama con todos los nombres detodas las calles, de todas las casas, de todos los

     pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas,

    de todos los sueños, de todos los olvidos o los

    recuerdos.

    Para la amistad, la verdadera amistad,el tiempo es una invención humana y el

    espacio es solo un pretexto para el encuentro.Cada uno había emigrado en busca de susueño, vivían en ciudades distintas, cada uno

    con palabras pretendía la vida, seguían siendo

    el uno para el otro, como un reflejo, una

    proyección. Siempre estaban en laconversaciones, ebrios se llamaban y se

     juraban amor eterno; cuando se encontraban,

    buscando el escándalo se besaban y luego,

    cada uno con una mujer, emprendían la huida

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    para despojar a esa noche de la soledad quelos envolvía. Algunas llamadas y correos

    daban cuenta de sus días, de sus aventuras.

     ― Me ocupo de mis cosas, debo hacerlo por

    todos, es mi sacrificio en este juego que

    llamamos país― Diría él. ―Me refugio en las

    palabras, de otra manera no soportaría un

    nuevo amanecer ―  Respondía el otro.Luego vendría el horror, una noche ese

    cuerpo amado desaparecería. Como en tantas

    otras historias llegaron a su casa, rompieronlas puertas y a la fuerza se llevaron al amigo,

    intimidaron a su familia y el país mostró su

    verdadero rostro. Un domingo de ramos elmiedo hizo su entrada, tomó lo que no le

    pertenecía y dejó huérfanos a muchasfamilias. Durante esos días, algunas personas

    no regresaron a sus casas, luego del trabajo ode la jornada escolar eran abordados por

    siniestros vehículos y nadie volvería a verlos.

    Simplemente desaparecían.El último recuerdo sería su cuerpo

    abandonado junto a una carretera, su bello

    cuerpo abaleado, el cabello cortado, el ojoizquierdo destrozado. Vendría el miedo y eldolor, la ausencia de quien era una vida, de

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    quien en la distancia compartía el amor y losrecuerdos. Su cuerpo era un bello texto leído

    en el escenario de la vida, en el baile y el

    teatro, era la entrada de la pasión por vivir, de

    las palabras aladas que atravesaban toda

    coraza y derrumbaban los muros de lainfamia. No hubo despedidas, un siempre

     juntos, un para no olvidar, una sonrisa paratanta dicha compartida, para que el horror

    que fue su último día no pudiera ocupar el

    sitio destinado al abrazo.Una noche llegó el sueño, un

    encuentro onírico, una despedida en un

    pueblo sin nombre, en una vieja casa. En elsueño un hombre se acerca y dice que es

    posible ver a quien tanto se extraña, que él seencuentra en un refugio, en una especie de

    limbo. El hombre dice que es necesario ir a unpueblo alejado, solo, al caer la tarde. Allí,

    esperar en el parque una camioneta color

    verde, subir a ella sin decir palabra. En elsueño suben otras personas a la camioneta,

    sus rostros esperanzados, temerosos, miraban

    hacia abajo, no querían hablar con nadie,guardaban sus palabras para ese últimoencuentro. Al llegar al lugar, una vieja casa en

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    una carretera olvidada, en el patio había unaespecie de sótano, escaleras que descendían a

    las profundidades de la tierra, a otro infierno,

    a un nuevo purgatorio de una arena rojiza y

    compacta.

    De pronto apareció él, vestía unafranela blanca y con una enorme sonrisa

    estrecharon sus brazos, sus palabras fueron unconsuelo, secaron sus lágrimas y se dijeron

    que nada era gratuito, que todo lo bello tenía

    su lugar en otro tiempo, que las palabrasdebían darle vida a tantas noches de entrega,

    que debían revivir aquellos recuerdos, los

    viajes y amores, que el dolor, por encima delamor, sería un aliciente para soportar la vida.

    Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galeríade figuras de humo. Consuélese tu vanidad: la

    mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni

    aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera

    sido encontrado desde la eternidad. Pero las cosas

    invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la

    tierra como palomas muertas.

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    EL PADRE

    Aquella noche, a la espera delautobús en una transitada carretera, era laoportunidad de un abrazo, de algunas

    palabras que permitieran abrir y extender la

    relación, que tanto padre e hijo supiesen delotro, no de los hechos del pasado, no de los

    reclamos por la ausencia del uno y del otro,sino de lo que se piensa y se siente. Pero elrespeto y el miedo, el acercarse a diálogos

    nunca iniciados eran todo un impedimento.Cómo abrirse al otro si eran desconocidos,

    aunque presentían los sueños de cada uno, y

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    entre las calles que recorrieron por años algose habría insinuado, algo del cariño estaba en

    las charlas sobre libros y cine, sobre política y

    violencia; pero nunca sobre ellos, nunca eran

    los protagonistas de aquello que se contaban

    el uno al otro. Se hablaban a partir de otrascosas, se conocían por la música, por las

    canciones que daban cuenta de una visión demundo, del dolor y del amor, por lo libros

    leídos y compartidos, por las palabras de otros

    que reflejaban al ser que las escuchaba. Bajó lacabeza el viejo y acariciando al muchacho, dice

    tienes razón hijo, el odio todo ha cambiado, los

     piones se jueron lejos y el surco está abandonao a

    mí ya me faltan juerzas, me pesa tanto el arao y tú

    eres tan sólo un niño pa'sacar arriba el rancho.Mientras las luces pasaban una detrásde otra, surgió el recuerdo de una cantina, una

    vieja tienda con un árbol de ciruelas, el afiche

    de una vaca mostrando sus posaderas invadíael ambiente ―para todos los gustos― decía el

    cartel. Aquella noche en medio de la carretera,

    el frío invitaba a recordar aquel día en que eldolor tuvo su límite. Cerveza tras cerveza las

    lágrimas cubrían el rostro del viejo, doce años

    atrás, un pequeño camión cargaba con pocascosas, una máquina de coser, una estufa a gas,

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    un catre y dos perros. La madre no soportómás el maltrato y la pobreza, estaba decidida,

    con sus hijos afrontaría la vida y sus miserias.

    Para el viejo, el llanto era una forma de asumir

    la culpa, de compartir ese dolor por aquello

    que nunca fue, ninguna otra mujer llegaría aconsolar ese cuerpo, ninguna otra espantaría a

    la noche.En otras ocasiones, la cita era con los

    amigos, la saga del 007, Ian Fleming, un

    hombre llamado caballo, elemental miquerido Watson, libros y canciones, eran

    invocados por la cerveza; los desmanes de la

    hegemonía conservadora y los recuerdos de lainfancia, la juventud buscando oro y

    esmeraldas, vendiendo historietas en unaantigua plaza de mercado, daban cuenta de

    un pasado desconocido, de otro ser, unboxeador, un futbolista, un lector, que vivió

    toda una juventud con otros ojos, en otro país,

    con el tango y las palizas. Aquellos recuerdoshablaban de una época de hombres rudos, de

    honor y guerra, de un país que hervía con

    hombres agresivos y cultos, que no dudabanen hacer de la fuerza una consigna diaria, aligual que disfrutaban del insomnio entre las

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    páginas del libro o lloraban al son de pasillosy boleros. Igual que a las espumas que lleva elancho rio, se van tus ilusiones siendo destrozadas

     por el remolino.Bajo el árbol, en la casa que ayudó a

    construir, los domingos tenía una cita noprogramada, se ubicaba en medio del patio,

    llegaba con el diario que página a página eraleído completamente entre el café y los

    cigarrillos. Luego vendría el almuerzo y el

    recuento de la semana, lo más cercano a esollamado familia, a ese sueño roto llamado

    hogar. En otras ocasiones, las tardes del

    domingo eran dedicadas a las salidas al cine, adisfrutar del western, o alguna película de

    cartelera, por lo general un remake de unaantigua cinta que el viejo disfrutó en su

     juventud. También era el tiempo de las ferias

    mecánicas, carros chocones, pocillos, sillas

    voladoras, rueda de chicago, todo esto para

    cumplir con la función de padre, dulces yregalos llegaban como una forma de pago, de

    suplir la ausencia, de compensar la falta; pero

    nunca, nunca hablar desde el corazón, de esemonstruo llamado amor, que en verdad, era

    solo una herida entre tantas otras que no

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    cicatrizaban, que mostraban la fragilidad deun padre al que la soledad y el alcohol

    consumían a diario.

    Años más tarde, ya mayores, de igual

    tamaño e insolencia, los encuentros y

    caminatas se dieron en otra ciudad. La citadominical iniciaba con la visita al cementerio,

    flores en la tumba de la abuela y algunasmonedas a espíritus benefactores; luego el

    almuerzo con las tías, el repetido discurso de

    siempre, las palabras aprendidas desde chicoque hablaban del bienestar. Al llegar la noche,

    el alcohol hacía su monumental presencia,

    como un aliciente para tanta vidadesperdiciada, como un compañero de

    derrota, un aliado para la vida que caía de lasmanos. Luego de varios tragos la voz subía de

    tono, discutían sin tocar el tema, coneufemismos el ambiente se llenaba de

    reclamos, de indirectas a través de diálogo y

    situaciones vistas en alguna película otomadas de un libro compartido. Si apuestas alamor, cuantas traiciones, cuantas tristezas cuantos

    desengaños, te quejas, cuando el amor se aleja,

    como en las noches negras sin luna y sin estrellas.

    Por último llegaría la llamada, una

    supuesta enfermedad había fulminado al

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    viejo, de un momento a otro su corazón sehabía detenido y se quedó dormido para

    tranquilidad de la familia. Un viaje

    intempestivo había agotado el llanto, doce

    horas de un tortuoso recorrido por tierra para

    asistir al funeral y ser el centro de todas lasmiradas. Allí estaba el hijo, había llegado el

    único varón; sin una lágrima, ni tristeza en elrostro, llevó a la familia en brazos y sepultó al

    cadáver. Igual de altanero y orgulloso que el

    viejo, pedante por el odio y el rencor, soberbioporque se había forjado solo, porque era hijo

    de sí mismo al igual que su padre, no le debía

    nada material a ese cuerpo que sedescomponía; aunque el abandono había

    forjado su carácter, los obstáculos le habíanhecho recio y solitario, lo habían volcado

    sobre sí mismo. Como si ese entierro fueseuna liberación, una carga menos, saludó a

    todos los asistentes, sin percatarse de que ese

    saludo era ante todo una despedida, ya quecon el padre se enterraba también a la familia,

    a su familia paterna, sin el vínculo ya no eran

    necesarias las hipocresías y mentiras de lado ylado.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    Realmente no hubo despedida, alinicio de las vacaciones reaparecía con fuerza

    ese abrazo nunca dado, se instalaba en el

    cuerpo destrozando las mañanas, arruinando

    los planes y llenado de amargura otra

    temporada. Ese miedo por expresar el cariño,por acercarse a una roca, a un desconocido

    que ofreció libros, que entregó la lectura comoun regalo, como única ofrenda, sigue presente

    al verse al espejo, ve en sus ojos el rostro del

    viejo, algo en la sonrisa, un gesto altivo, lapenetrante mirada que indaga por sí mismo,

    que reclama atención, palabras y afecto. Yo laquise, muchachos, y la quiero y jamás yo la podré

    olvidar; yo me emborracho por ella y ella quién

    sabe qué hará. Eche, mozo, más champán, que todomi dolor, bebiendo lo he de ahogar; y si la ven,

    muchachos, díganle que ha sido por su amor que

    mi vida ya se fue.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    TRABAJAR CANSA 

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    El enigma de William Shakespeare, lainvención de lo humano, la traición, la venganza,

    el amor, los celos, la codicia, todo eso que somos

    hoy día, lo que configura al hombre moderno se lo

    debemos a un solo hombre, a unas cuantas obras deteatro, a un público que se identificó con ellas y que

    quiso ser un personaje, que quiso hacer de su vida

    algo parecido a lo que veía en el escenario. Este

     genio, un hombre que desconocemos quién fue, si

    era alfabeto o no, aunque si era actor debió

    aprender a leer, más no sabemos si aprendió a

    escribir, ya que no hay un solo manuscrito, ni

    siquiera en su testamento menciona sus obras. Pero

    este hombre, este Shakespeare, hace parte de

    nuestra cotidianidad, así no lo sepamos, está más

    vivo que quienes se encuentran en este recinto,

     puesto que día a día transforma al mundo y a

    quienes en él habitan. Puedo asegurarles que

    quienes osan leerlo no son los mismos al cerrar el

    libro, porque algo ha escrito en sus almas.

    Es como ofrecer caviar a los cerdos,piensa Arturo, aquellas duras palabras se las

    decía en ciertas ocasiones a otros docentes,

    quienes agotados por años de ejercicio,volcaban al silencio, arrepentidos porque la

    mitad de sus vidas fue arrojada a las cuatro

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    paredes de un aula, de una especie de cárcelque ahoga y extingue todo tipo de

    comunicación. Aquello de la vocación, de

    nacer para algo, de construir una mejor

    sociedad, un mundo nuevo, de sembrar en sus

    cabezas la inquietud y la curiosidad, era unafalacia. Esa vieja historia de que una sociedad

    educada avanza, que la relación entreeducación y progreso es proporcional al

    desarrollo de los pueblos, moría cada día en

    las clases, en los continuos llamados enatención, en el intento de dar luz, (por algo los

    llaman alumnos), de ofrecer una pasión, de

    compartir la seducción que producen ciertaslecturas, de atravesar la vida con poemas y

    cuentos, de ser otro a partir de novelas, desaber quién se es porque en los libros se

    reconoce quién no se es.Ese sueño que llaman educación es

    una farsa, se lamentaba para sí mismo, es un

    negocio muy lucrativo, no había libertad allí,en esas cuatro paredes; ese rito de tiza y

    tablero era un intento por homogeneizar, por

    hacer de todos aquellos jóvenes verdaderasfotocopias humanas; ese hombre integral quesabía de todo, realmente desconocía al

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    mundo. En la era del internet educar era unsalto al vacío, mucha información, pero de

    conocimiento, reflexión y análisis, nada. Para

    qué tantas luchas, el mayo del 68, las revueltas

    en la universidad, la libertad de catedra, los

    debates y asambleas, si para ellos, losalumnos, los alimentados, ser autónomo era

    tener la potestad de no asistir a clase, de no irmás allá de los contenidos, de no ser

    autosuficientes y autodidactas, de no

    arriesgarse a otras fronteras intelectuales, noexigirse en las reflexiones, en los postulados y

    hacer caer la mentira en que la sociedad los

    tenía como animales de engorde.Este tipo de reflexiones le llegaban en

    desbandada al finalizar otra semana detrabajo, de entregarse a un montón de rostros

    que fingían ver pero que no escuchaban nada,obnubilados por la luz, enceguecidos por el

    ruido y el alcohol, por la facilidad que daba la

    vida. No en vano estudiaban en unauniversidad privada, no en vano sus padres se

    encargarían de sus vidas, forjarían un futuro

    para ellos, acorde a sus necesidades ylimitaciones.

    El poeta moderno es consciente de su

    escisión de la sociedad, de que ha perdido su

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    aureola y ya no representa nada, que sus palabras

    serán arrojadas al vacío y que el silencio será su

    triunfo. De ello da testimonio Rimbaud, luego de

    dos libros que cambiarían el curso de la poesía en

    occidente, vendría su silencio, el abandono de la

     poesía y del mundo literario, escribiría cartas ynotas sobre geografía, pero ni un solo verso. El

     poeta moderno es el profeta de sí mismo, canta para

    sí el declive del mundo, el fin de los sueños y

    vaticina el inicio de la tragedia, su propia tragedia.

    Todas estas palabras arrojadas alviento, un viernes en la tarde en que el mundose consume y todo parece morir, fatídico

    momento para una clase de poesía. Al quedar

    vacío el salón cuan oportuno era volver alpasado, aprender de los errores y volver a

    cometerlos, caer una y mil veces en la

    tentación; para eso ha de servir la literatura,para no sentir vergüenza de vivir, para

    sobrellevar la pena de ser, de existir a pesar de

    sí mismo, de levantarse día a día como otro

    poseso, para cumplir con las obligaciones,para contagiar una pasión que hace años

    murió, que solo es una excusa para cobrar un

    sueldo a fin de mes y saldar las deudas de esoque llaman la vida.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    En medio de la ceguera, en el país delos tuertos, algunos rostros bellos parecen

    seducidos, aletargados por tanta palabrería,

    por lo bien que suena una frase, así no se

    entienda qué es lo que dice. Aquellos rostros

    embebidos son una tabla de salvación,extraviados en versos aprendidos de

    memoria, citados para no sucumbir y caer enla futilidad de la cafetería, en las estériles

    reuniones de maestros, inútiles a la hora de

    confrontar el problema, de ocultar la otra carade la moneda, el profesorado también es una

    masa sin forma, que se mueve atónita según

    los vientos y los contratos.Cómo exigir lo que no se puede dar, lo

    que no se tiene. Eso era la universidad, unpotrero y dentro de él, muchas especies que

    alimentarían el statu quo, docentes que hablande aquello que desconocen, que como loros

    repiten lo que otros dicen. En sus clases no

    hay nada propio, no hay opinión ni puntos devista sobre lo que se enseñan, ellos también

    son una carga, una peste que azota esta tierra

    sin ningún Edipo que se saque los ojos paralibrarse de ella.

    Por ello hoy día es más fácil ignorar ese

    momento, pasar por alto aquellos años donde la

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    inteligencia fue acogida, que atreverse a reflexionar

    sobre aquellos jóvenes y sus sueños. Es más fácil

    cerrar los ojos, embeberse en la modorra y la

    inmovilidad que tomar sus banderas y ser dignos

    de ese legado, que aventurarse intelectualmente,

    exigirse a sí mismo en el día a día sin másambiciones que hacer lo correcto, lo que nuestra

    época nos impele a realizar, evitar que ese espíritu

    romántico se convierta en la última fábula de la

    casa.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    LA ESCUELA

    Oculto bajo la cama, envuelto enlágrimas, aquel niño esperaba no ser

    encontrado. Unido a la pared, con el cuerpocurvo sobre sí, esperaba esta vez escapar a la

    tortura llamada escuela. Cada mañana se

    afanaba en levantarse, bañarse pronto yalistarse como es debido, la camisa por dentro

    del pantalón, los zapatos lustrados y las tareasresueltas. Tomaba su desayuno a prisa ycaminaba a paso seguro repitiendo para sí,

    susurrándose, que el hijo de rana, Rin Rinrenacuajo, que salió esta mañana muy tieso y

    muy majo. Al llegar se encontraba con los

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    amiguitos, intercambiaban risas, dulces ycaramelos antes de ingresar al salón donde lo

    esperaba la profesora Beatriz, conocida por su

    severidad y firmeza en el cumplimiento de su

    deber como maestra, de forjar estas pequeñas

    almas para hacerlos hombres y mujeres debien.

    Ya en el interior de las clases, en elencierro de aquellos muros, aquel entusiasmo,

    ese deseo por ser el mejor del curso

    desaparecía. Cada día la felicidad era rota porlos llamados de atención y los golpes. Aquel

    lugar de juego y aprendizaje, esa libertad que

    permitía el patio escolar, ausente de murosque impidieran ingresar a ella desde cualquier

    sitio, tenía un lado oscuro, los niños erangolpeados por no hacer la tarea, responder de

    forma incorrecta y portarse como lo que eran,niños.

    Aquella mañana la razón del castigo

    había sido un pequeño juego con un lápiz, lamirada de la profesora detectó las risas y acto

    seguido, para mantener el orden y la

    disciplina, golpeó las manos y borró lassonrisas de los implicados. Al dar ella laespalda, mientras escribía una nueva lección

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    en el tablero y la tiza garabateaba sumas yrestas, el niño guardó sus útiles, salió del

    salón y caminó presuroso rumbo a casa, cien

    metros y una calle polvorienta lo separaban

    de su hogar. Llegó llorando a casa, atravesó el

    enorme patio que separaba la casa de la calle,se dirigió al cuarto que compartía con su

    madre y su hermana, y sin dudarlo,nuevamente se escondió bajo la cama. Allí

    agazapado, no comprendía el objeto de tanto

    sufrimiento, por qué insistían en que fuese aun lugar donde era maltratado, por qué no

    podía disfrutar de la casa de la abuela y pasar

    allí sus días en medio de los juegos con losprimos y vecinos.

    Todo aquello pasaba por su mentecuando sintió unas manos que lo asían por los

    tobillos, los brazos de uno de sus tíos loarrastraron fuera de la cama, lo subieron a los

    hombros y lo llevaron nuevamente a la

    escuela. De nada valían las explicaciones y elllanto, la risa en la casa y en la calle, ya que

    otra vez se repetía la escena. Allí la profesora

    tomó las manos del niño y estampó en cadauna un golpe con su regla de madera. Loenvío a su puesto y continuó su día, no sin

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    antes amenazar a los estudiantes que se rieranpor el incidente, que ya por su recurrencia

    había perdido toda significación.

    En otras ocasiones, la escuela era un

    lugar de ensueño, las festividades religiosas y

    patrias eran una ruptura con el tedio de laenseñanza. Se salía a otros lugares y en la

    calle, los maestros no golpeaban a losestudiantes, los reprendían, les llamaban la

    atención en medio de sonrisas a quienes

    observaban el espectáculo. En la hora delrecreo el patio se convertía en múltiples

    canchas de futbol, balones rodaban de lado a

    lado, mientras otros corrían presurosos por unbuen lugar para esconderse. Las esquinas eran

    propicias para los juegos del trompo y lasmetras, según la temporada y las existencias

    en las tiendas circundantes.También, durante el descanso, en el

    inmenso patio colorido por las pequeñas

    flores amarillas que escondían espinas, lossueños le llegaban como una suerte entre los

    dedos, recorría el patio con pequeñas bolsas

    de helados vikingo y las colocaba sobre lasflores como una campana. De pronto emergíauna abeja y volaba en busca de una salida.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    Esta pequeña campana se posaba sobre otrasflores, una y otra vez, aumentando el número

    de insectos, hasta escuchar un zumbido.

    Al sonar el timbre y retornar al salón de

    clases, con el cuidado que requería aquella

    maniobra, sellaba la bolsa con un endeblenudo que pudiese contener a los insectos. Un

    pequeño objeto colmaba el tiempo del juego,escondido en el bolsillo del pantalón

    acompañaba las clases y misas. Aquel bolsillo

    era un aliado, guardaba una nadería, que valíaen ese entonces, el mundo entero. Creía que

    las abejas podían hacer volar a la pequeña

    bolsa o que con sus aguijones podían hacer unagujero por donde escapar. Por ello, muy

    cuidadosamente las supervisaba, no fuese aser objeto de otro castigo.

    A la hora de la salida, al medio día y conel sol sobre las cabezas se realizaba una

    formación en el patio, era el momento

    propicio para liberar el tesoro. Con laspalabras de despedida del rector y antes de

    romper filas, empezaban a zumbar las abejas y

    a volar libremente en busca de su hogar. Deotras filas también emergían abejas quevolaban rápidamente en la dirección del

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    viento. La algarabía por el fin de las clases seconfundía con el miedo a ser picado y al igual

    que los insectos, buscaba una salida para

    retornar a la seguridad de su casa.

    Por qué no se podía ser como en los

    cuentos, vivir como vivían los niños de loslibros; por qué aquellas historias que leía en

    clase eran tan lejanas a la vida. Si había allíárboles, por qué no treparlos, subir hasta la

    copa y contemplar desde lo alto a la escuela;

    por qué no disfrutar de los mangos ymamones que había en el patio. Por qué no

    hacer de las vigas extensos pasamanos, subir a

    los techos y saltar de un salón otro hasta elfinal de ellos. Por qué no hacer de la biblioteca

    el sitio propicio para esconderse y no serencontrado, perderse en las historias de los

    libros y ser aquel niño que desea guardar elcampo de centeno para evitar que los niños

    que corren por él sin ninguna precaución,

    caigan al precipicio. Darles la seguridad de su juego, porque saben que al final estará allí

    para protegerlos. Eso es lo que me gustaría hacertodo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián

    entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es

    lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es

    una locura.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    UN SUICIDA

    Como un meteorito vio caer el cuerpoaquella mañana, atónito contempló en silencioaquella llamarada que se arrojó desde el

    segundo piso de la casa ubicada frente a la

    escuela, su casa. Mientras veía correr al sujetoen llamas se preguntaba por la persona que

    desapareció de pronto en una caída que en sumemoria todavía pervive. Para todos en laescuela fue un acontecimiento que silenció la

    hora del recreo, profesores y estudiantesestaban sorprendidos por el espectáculo que

    terminó con el descanso y empezó las clases

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    mucho antes de lo previsto. Un hombre enllamas se vio correr y caer sobre un árbol. Una

    bola de fuego recorrió una azotea y luego se

    lanzó al vacío, oía mientras se dirigía a su

    salón ante las miradas de sus compañeros que

    le preguntaban insistentemente si había sidosu abuelo, su tío, su padre. Ante el acoso

    decidieron enviarlo a casa, acompañado de unprofesor que sería el encargado de informar al

    regreso sobre el llamativo suceso.

    Un hombre en llamas es la muerte de lossueños, la pérdida irremediable del escenario, el no

    volver a estar sobre las tablas de un teatro,

    abandonar las máscaras y las palabras que daban

    vid. Un hombre en llamas es resignarse a no usar

    otra máscara que no sea el rostro, a recorrer losdías siendo el mismo hombre que abandonó sus

    sueños para morir por dentro.

    Al llegar a casa supo del accidente, enla terraza mientras preparaba algunas

    pinturas, una chispa incendió las pimpinas de

    gasolina que se guardaban allí, alcanzando aun miembro de la familia, quien en su

    desespero se arrojó sobre un árbol florido y

    allí fue bajado y apagado con mantas y cobijaspor sus hermanos. Subió a la terraza, veía la

    forma del cuerpo, extendidos los brazos y

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    piernas sobre el follaje de aquel árbol que novería otra primavera, sería cortado, ya que su

    presencia era un recuerdo doloroso, sus flores

    rojas eran un símbolo mortuorio y sus espinas

    eran pequeños dardos que se clavaban en el

    rostro de la familia y no permitían un nuevoamanecer. Recorría la escena y contaba los

    pasos hasta quedar a la orilla del segundopiso y allí durante horas, el niño veía la figura

    de un hombre acostado sobre el árbol,

    imaginaba cada paso, pensaba en aquellahuida, en aquel terrible escape hacia la nada.

    Un hombre en llamas es un pago por una

    actuación de extra, un dinero convertido en

    lágrimas, recibido por ser el anónimo pasajero en

    una película, en la posibilidad de aferrarse a lasquimeras y a las pesadillas. Un hombre en llamas

    es recordar el pasado, el esfuerzo, las noches de frío

    y hambre en la capital, de tomar un nombre

     prestado, de suplantar los estudios y ser de tiempo

    completo una máscara.

    Al otro día en la escuela, tanto niñoscomo profesores fijaron su atención en él,

    preguntaban por las razones, los pormenores

    del suceso, los detalles para recrear en suimaginación aquella llamarada. El niño más

    que triste estaba desconcertado, intentaba

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    armar en su cabeza la mañana del día anterior,evocaba su despertar y sus acciones en busca

    de una señal, de un indicio del suceso, como

    una forma de imaginar un desenlace distinto,

    otro final para aquella historia. No le

    afectaban algunos insultos y sonrisas de partede otros niños, ni el insidioso acoso del que

    era objeto, le molestaba ser el centro de lasmiradas que esperaban de él el llanto, el

    inconsolable dolor y no verlo correr y jugar

    como otros días, cumplir con sus deberes y serel mismo niño tímido y siempre listo para

    disfrutar del recreo.Un hombre en llamas es amar la vida,

    esposa e hijos como un regalo; es sacrificarse por la

     felicidad de los otros, entregarse día a día porqueellos puedan ser, porque no tengan que mentir y

    sonreír, porque no tengan que llevarse el pan agrio

    a la boca y disfrutarlo y compartirlo. Un hombre

    en llamas son los sueños que buscan cobijar a sus

    seres queridos, son los libros y las películas como

    una ofrenda al futuro.

    El día anterior luego de ver las peleas y

    discusiones familiares. Cumplió con el rito de

    tomar a escondidas un libro con imágenes demujeres desnudas a lo largo de la historia y

    dibujos obscenos sobre prácticas sexuales

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    alrededor del mundo. Tomó otro libro ycontempló las fotografías que hablaban de

    películas antiguas, imaginó historias en torno

    a una mujer con su rostro sangrando; un

    hombre pálido con unas enormes uñas que

    contemplaba a una mujer dormida; una cararisueña que se asomaba por el agujero de una

    puerta rota; y la luna con un cohete clavadoen uno de sus ojos. Nada le hablaba del

    suceso, en sus recuerdos todo estaba en orden,

    su madre que salía temprano a trabajar, elruido de las máquinas del taller en el patio de

    la casa, la familia que empezaba su trajín

    diario; nada en el cielo ni en los sueños,ningún animal negro en el camino o

    mariposas oscuras posadas tras las puertasque advirtiesen de aquella ráfaga cruzando

    los recuerdos.Un hombre en llamas es el encierro, la

    tortura diaria al contemplar los sueños y verse

    vencido por el amor, por la entrega a un cuerpo quesucumbirá al paso del tiempo. Un hombre en

    llamas es la dádiva, la afirmación de un carácter

     por encima de los avatares del mundo y sus

    engaños.

    Tres días después la muerte se alojó en

    el cuerpo del incendiario, de nada sirvieron

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    los intentos de los médicos por preservar lavida de quien deliraba entre cortinas. Las

    palabras le habían abandonado en una

    habitación de un viejo hospital, y entregado al

    dolor un último gesto representó su adiós.

    Mientras estaba en clase un rostro familiar, suprima envuelta en lágrimas le anunció del

    deceso. Caminaron en silencio y lentamente,no había nada qué decir. Llegó a casa y allí en

    medio del dolor, supo quién realmente era su

    tío, el muerto, escuchó de su amor por elteatro y el cine, de las noches de frío y hambre

    en la capital en busca de un sueño; supo de la

    ingratitud de la familia y de los amores porquien había llevado a casa a actores y actrices

    de la televisión; contaban que una nochecompartieron vino y anécdotas con algunos

    desconocidos que representaban obras deteatro a lo largo del país. Recordaron

    navidades, juguetes y miedos en torno a un

    cuerpo calcinado.

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    LECTOR DE EVANGELIOS

    El domingo después de la misa de lasnueve de la mañana, se acercó al atrio de laiglesia, fue a la sacristía para decirle al

    sacerdote que deseaba ser un monaguillo, que

    asistía regularmente a la iglesia y estudiaba enun colegio católico de monjas franciscanas.

    Luego de responder a las preguntas sobre sufamilia, el lugar donde vivía y las razones porlas cuales quería servir en la iglesia, recibió su

    hábito, un traje blanco, sucio, manchado, conel dobladillo suelto y de una talla mayor que

    lo hacía ver ridículo. Lo tomó como si fuese

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    una prueba, un obstáculo que sobrepasar paraingresar a aquel grupo de niños y jóvenes que

    día a día en la misa de la noche y los

    domingos, eran admirados por su entrega y

    su disposición a la parroquia y a los feligreses.

    Con el hábito bajo el brazo corrió hasta su casarepitiendo para sí: Este es el Cordero de Dios,que quita el pecado del mundo. Dichosos los

    invitados a la cena del Señor. Este es el Cordero de

    Dios, que quita el pecado del mundo. Este es el

    Cordero de Dios… Al llegar a casa, la madre se sorprendió

    nuevamente con esta otra locura, los scout o eldeporte eran pasables, pero, ―monaguillo, con

    lo que se comenta de los sacerdotes―, pensaba

    ella. Aunque la familia se consideraba muyfiel y católica, muy cumplida en las misas ylos eventos religiosos, no habían pensado en

    un hijo con esas inclinaciones, ―¿y si resultase

    cura? ―se decían unos a otros― ¿Habrá que ir

    a misa todos los domingos? ¿La limosna seráuna obligación? ¿Tendremos al cura y a las

    monjas metidos en la casa?― Eran las

    preguntas que se hacían ante la sorpresa del

    suceso, ―Aunque algo de cielo habrá en esa

    entrega, una buena parcela para toda la

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    familia, con ese sacrificio, con esa rezaderatodos los días.

    El cuerpo de Cristo era una insípida

    galleta que se deshacía en la boca. Muchas

    personas lo recibían y paladeaban mientras

    sus mentes estaban en la tierra, recordando losavatares de la semana y los problemas

    domésticos. Caminaban hasta su banca y sesentaban a orar, a hablarle al señor de las

    tormentas con la esperanza de que su sordera

    terminara de una vez y aquellas palabras,aquellas peticiones, fueran posibles. Señor, nosoy digno de que entres en mi casa, pero una

     palabra tuya bastará para sanarme. Una palabra

    tuya bastará para sanarme. Una palabra tuya, solo

    una. De rodillas repetían para sí esa pequeñaletanía, con los ojos cerrados, las manos juntasy un fervor único, éste era el momento en que

    Cristo llegaba a su cuerpo y podía

    comunicarse, era allí donde las súplicas

    debían ser oídas y los pecados dejados a unlado. Pero cuando llegaban a casa nada había

    ocurrido, el cielo no se había inmutado.El cuerpo de Cristo en la tierra eran las

    manos del sacerdote acariciando sutilmente el

    cuerpo de los jóvenes. Aquellos abrazos

    iniciales, esas muestras de afecto a través de

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    regalos a aquellos pobres adolescentes quedisfrutaban por primera vez de la ropa de

    moda, de asistir a las premier de las películas,

    de los restaurantes y la comida del mundo,

    todo ello era una muestra de generosidad a

    ojos de sus familiares. Era una especie de pagopor los servicios prestados a la santa iglesia.

    No imaginaban que tras las puertas delrecinto sagrado, en la sacristía, aquellas

    manos, ese cuerpo de Cristo en la tierra se

    posaba sobre las piernas y acariciaba loscuerpos delgados de los muchachos. Por ello

    las confesiones mensuales del séquito de

    acólitos, para disfrutar de los detalles y lavergüenza por el despertar del sexo, por las

    masturbaciones y los juegos con las primas. Elsacerdote tomaba sus manos y los absolvía

    con tres avemarías y cinco padrenuestros, losveía arrodillados frente a la figura de Cristo

    crucificado y se dirigía a paso lento a la casa

    cural. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestrobien y el de toda su santa Iglesia. Este sacrificio

     para nuestro bien, este sacrificio en nuestras

    manos.

    Los domingos se esperaban loselegidos para la lectura, ¿quién leería el

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    ovnis, supersticiones, metamorfosis ymitologías nadie pedía cuentas o resúmenes.

    Cuando la enfermedad tomaba el

    cuerpo del sacerdote, venían otros párrocos a

    reemplazarlo, generando un nuevo orden,

    otra forma de llevar lo ritos, de profesar la fe.Intentando guiar al rebaño en la ausencia de

    su pastor las homilías se hacían eternas y lasexplicaciones de las escrituras fuera de la misa

    postergaban los juegos en el campanario, las

    excursiones por el cuarto de los trastos, dondeángeles y santos de tamaño natural esperaban

    su tiempo litúrgico o la semana santa para

    salir y recorrer las calles cargados sobre loshombros de los penitentes. El día domingo la

    misa era dada por varios sacerdotes, lo queimplicaba estar muy atento a las costumbres

    de ellos, su forma de tomar el misal, susgestos y como era llevado a cabo el misterio

    de la transustanciación, como se elevaba la

    ostia y se recitaban palabras para convertir encarne aquella insípida galleta. El agua unida alvino sea signo de nuestra participación en la vida

    divina de quien ha querido compartir nuestra

    condición humana. De quien ha querido compartir

    nuestra condición humana. Nuestra pobre y débil

    condición humana.

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    Un buen día, así como inició laaventura religiosa ésta tuvo su término. La

    pasión cambió de rostro y se instaló en los

    ojos de una compañera de clase. Para estar

    cerca de ella era necesario usar el tiempo de

    los domingos para hacer las tareas y losdeberes que la escuela imponía.

    Eventualmente asistía a los actos litúrgicos,pero cada vez más lejano, desconfiando de las

    palabras allí dichas y de aquellos hombres que

    encarnaban la presencia de Cristo en la tierra,de aquellos hombres de dios, sin poder

    alguno, débiles a los placeres y tentaciones.

    Sentía compasión por ellos, por una fe queataba y juzgaba, que no permitía la libertad y

    el sentir. Recordaba ciertos momentos vividos,cómo la inocencia era arrancada al ver las

    contradicciones entre el mundo real y lassagradas escrituras, al escuchar diversas

    interpretaciones de lo que dios dijo o de lo

    que cada persona cree que el dios del olvidodice para él, en su largo monologo

    malversado para la salvación y para condenar

    al otro, a ese que llamamos el prójimo. Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu

    Sangre no sea para mí un motivo de juicio y

    condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche

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     para defensa de alma y cuerpo y como remedio

    saludable. No sea para mí un motivo de juicio y

    condenación la defensa del alma y el cuerpo. 

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    CONTEMPLACIÓN

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    El agua, inmenso lago en que Arturose contempla desde una banca de un

    humedal, este espacio de vida y agua en que

    Narciso, así como él, se arrojaría sin dudarlo

    en la falsa intención de atrapar aquello que seama, de atar para siempre al ser amado, un

    aliciente para los días que se acercan. Estelugar, curioso espacio para la fauna silvestre,

    para aquellas raras especies que se reúnen

    aquí y se acompañan en su extinción. Se sabensolas en medio de la gran ciudad, en espera deser olvidadas, dejadas a un lado como una

    forma de vivir sin ser percibido, ya que lo

    contrario sería una amenaza para su

    supervivencia. Lo raro, lo exótico, laexhibición de la preservación, el turismo para

    apreciar lo poco queda y destruirlo despuésde visto. Los souvenires y baratijas guardados

    para alardear a las nuevas generaciones, se

    estuvo allí antes de que lo destruyeran, antesde las lluvias y los terremotos, antes delapocalipsis, de las vivencias y los recuerdos.

    Añora los fines de semana, estar en

    cama sin obligación alguna, mirar el techo ybuscar nuevamente el sueño. Tomar un libro y

    leer una página al azar, por el placer de posar

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    los ojos sobre algunas palabras, cerrar el libroy quedarse perplejo ante lo leído. Levantarse

    muy lentamente, evadiendo todo apuro. En

    estos días, piensa Arturo, el tiempo transcurre

    lento, sin peso alguno, leve como ha de ser la

    vida. Sale a caminar para disfrutar del sol, delos olores y el calor de una mañana en que el

    mundo debería dejar de girar y permitirle a lavida el verdadero descanso, alejarse de ese

    infierno que son los encuentros con los otros.

    Tantos lugares visitados, fotografías yviajes, tantos sueños realizados, forjarse metas

    y luego alcanzarlas para sentir en las manos la

    nada, para que la amargura se posara en laboca. A esta edad, sentado en la banca de un

    parque, contempla el lago y como relámpagosle llegan muchas reflexiones, ideas y

    remembranzas. A veces, piensa que hace faltala rutina para llenar las horas, para ahuyentar

    los problemas; encerrado en un salón de clase

    al solucionarlo todo con los libros, con citas ylecturas. Para él, es el fracaso el más bello

    recuerdo, la pérdida es el sentimiento más

    placentero al llegar a la vejez, porque esesentimiento implica una nueva cumbre, unnuevo intento, otro salto a un lugar

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    desconocido, una mirada extraviada que secruza y marca un nuevo despertar.

    Mientras los ancianos caminan dando

    círculos alrededor de éste lugar, motivándose

    en su decrepitud, en su lento acercarse a la

    muerte, algunos niños recogen hojas deárboles según su forma, recolectan corazones

    y estrellas que luego serán balsas; las venflotar, ven como las suaves corrientes las

    llevan a otra orilla, a otro destino. Curioso

    contraste de mundos opuestos, para los niños,la naturaleza es un asombro, acostumbrados

    al concreto, se descubren extranjeros en un

    bosque en medio de la ciudad; por su parte,los abuelos rememoran su infancia, el verde

    como sinónimo de inmensidad, de infinito,montaña tras montaña, como una colcha de

    retazos los tonos del verde se multiplican; enla ciudad, los tonos del gris invaden hasta a

    las nubes.

    De qué forma se puede evitar esa vidaestática que otorga la madurez, sin caer en la

    ridícula imagen del anciano que huyendo a la

    edad corteja a las jóvenes, haciendo alarde desu pensión, del tiempo libre, mostrándoseenérgico y vital tras una sudadera y unos tenis

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    de moda. La edad debería otorgar el don de lacontemplación, de ensimismase con el paso

    lento de las horas y el disfrute de la pasividad

    de la naturaleza, de las flores que poco a poco

    abren sus pétalos como una ofrenda para los

    ojos, de las hojas que día a día se marchitan,dando vueltas sobre sí, girando

    continuamente hasta posarse en la tierra. Esedebería ser un logro para el día, caer sobre un

    mismo eje, al sitio donde todos caen, y allí

    esperar a la muerte, sin miedo ni impaciencia,como si fuese una de tantas visitas.

    En sus manos algunas gotas le

    anuncian el caer de la tarde, mojan las hojasdel libro que lleva como una excusa para salir

    del encierro. Los ojos posados en las letras ypágina tras páginas la lectura no avanza,

    detenida, porque la mente está encerrada enlos recuerdos, intenta armar una vida, dar

    cuenta de los hechos que han dado sentido a

    los años del desconcierto y la felicidad, quepermitieron a un niño que huía de la escuela y

    la familia pudiese encontrar un refugio en las

    palabras. La lluvia hace que todos los abuelosy niños corran y retornen a sus hogares, Separan frente a las ventanas y contemplan el

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    lago. Anhelan estar allí, bajo la lluvia, sinmayores preocupaciones, limpiando las

    culpas por existir, por ser lo que todos

    esperaban, un buen hijo, padre y esposo; una

    madre y esposa abnegada. En todas las

    ventanas las personas inmóviles ocultan suslágrimas, así como a Arturo, para ellos la vida

    ha sido un persistente llanto bajo la lluvia.

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    LA CASA

    En aquella enorme casa, Villa Marcelala llamarían, había un bus abandonado,dejado a la intemperie por muchos años, sin

    dueño alguno que lo reclamara. Ese bus se

    convertiría en el lugar de los juegos, allí sereunía en las tardes junto con sus primos y los

    vecinos; luego de regresar de la escuela yhacer las tareas, empezaban sus largas

     jornadas de viaje. Recorrían el país de cabo a

    rabo, visitaban otros países e incluso los viajesinterplanetarios estaban permitidos. Un chofer

    designado recogía a cada uno de los pasajeros,

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    quienes pagaban con un pedazo de madera ydebían, al abordar, bajar sus pantalones. Cada

    uno ocupaba un lugar junto a una ventana y

    gritaba emocionado ante lo que sus ojos veían,

    dinosaurios, extraterrestres, muertos

    vivientes, brujas, duendes; todos seguían esasvisiones, buscando cada uno ser más

    ingenioso, cruel, tierno, intentando prolongarla visita al lugar elegido.

    Los juegos terminaban al caer de la

    tarde ante la llegada de un extraño habitante,un anciano que pernoctaba en el autobús,

    madrugaba todas las mañanas con sus

    pertenencias en un costal y recorría las callesen busca de comida. El viejo Cruz, así lo

    llamaban, era la prueba viviente de laexistencia del Coco, aquel espanto que en un

    costal se llevaba a los niños mal portados y losabandonaba en las tomateras cerca al rio. El

    viejo no profería palabras, con gritos sacaba a

    los niños del bus y empezaba a acomodarnuevamente su cama, sacaba sus cosas del

    costal y las regaba por el piso para hacer el

    recuento de lo conseguido en el día. La abuelale llevaba un vaso de aguapanela y un panque el viejo agradecía y comía callado. Un

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    buen día no se volvió a saber del anciano,salió muy temprano y no regresó. Los

    mayores afirmaban que había regresado a su

    pueblo, que unos familiares lo habían

    reconocido y se lo llevaron a su casa. Él creía

    que el Coco seguía recorriendo el mundo, talvez había otro lugar donde los niños se

    portaban mal y el anciano debía ir areprenderlos.

    Cuando el abuelo de la familia

    enfermaba por problemas de circulación en laspiernas, la abuela tomaba un sapo grande y

    verde, lo bañaba en aguardiente y pasaba la

    panza del animal sobre la piel del anciano, dearriba hacia abajo, varías veces, hasta que el

    sapo absorbía la enfermedad del abuelo.Luego, el anfibio era colgado de sus ancas

    dentro del bus y allí se secaba poco a pocomientras el abuelo mejoraba. Durante esos

    días, el temor que producía ese sapo, estirado

    y seco no permitía los juegos y los niñosdebían utilizar otras partes de la casa para sus

    invenciones. Aunque cada mañana y al

    atardecer competían por quién era tanvaliente de ingresar al bus y atravesarlo con elsapo adentro. De emprender una carrera con

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    los ojos cerrados y llegar al otro lado sin seratacado por el sapo de la noche, como lo

    llamaban en sus pesadillas.

    La casa de la abuela estaba ubicada en

    el centro de un enorme lote, circundada por

    diversos patios, con un árbol gigante ubicadoentre la entrada principal y la casa. Este árbol

    era el hogar de azulejos, cachitos, ardillas,osos perezosos y todo animal que pudiese

    pernoctar allí y hacer de sus ramas un hogar.

    Era un símbolo de fortaleza y de unión, sussemillas eran pequeñas orejas que sonaban al

    agitarlas y de sus ramas pendían columpios

    que surcaban el cielo y permitían trepar porsus ramas y soñar con una casita sobre su

    tronco. Decían los mayores, que cuando elabuelo compró el lote, lo primero que hizo fue

    plantar ese árbol en todo el centro del terrenoy que tenía la edad de su hijo menor. Con

    cada año sus raíces se extendían bajo la tierra

    y sus ramas cubrían el cielo, hasta convertirseen una enramada natural, que protegía del sol

    y permitía trabajar en las tardes, bajo el sol del

    verano.Esa antigua casa tenía otros árboles

    que eran el disfrute de los niños. Guanábanas,

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    mangos, higos, guayabas, naranjas,tamarindos, caían a palazos ante la ausencia

    de los mayores. A veces los niños

    madrugaban a treparlos y bajar los frutos

    maduros. También allí llegaban muchos

    pájaros a comer de ellos y los niños hacíanpequeñas pajareras y les dejaban agua con

    azúcar y frutas para que allí anidaran.Recordaban que antes, la higuera estaba

    cercada con una malla de alambre y dentro de

    ella volaban muchos pájaros. Una enorme jaula en la que a veces él se metía y se sentaba

    muy quieto para que las aves descansaran en

    sus hombros o en su cabeza, como lo habíavisto en los dibujos de san Francisco de Asís,

    aquel varón que tenía corazón de lis, alma dequerube y lengua celestial. Hasta que un día,

    sin querer, tropezó al interior de la jaula y alcaer rodo con la malla, dejando un agujero

    que le permitió a los pájaros volar libremente

    y desaparecer.También había un baño viejo, con un

    enorme tanque de agua que abastecía el lugar.

    Cada tres meses debía lavarlo junto con susprimos. En tan poco tiempo la lama cubría lasparedes por lo que debían rasparlas y sacar

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    paladas de una pasta verdosa, el fondo eracomo una espesa sopa de espinacas que era

    removida en un día y que requería de un

    arduo trabajo. Ellos tomaban manotadas de

    esa sustancia y la arrojaban a las niñas que por

    allí pasaban, escondiéndose para no ser vistos.Al interior del baño existía un lavadero hecho

    con una enorme piedra de laja y varios tubosgalvanizados que recorrían las paredes y eran

    como lianas, que soportaban el peso de los

    niños, quienes abrían las llaves del agua y sebalanceaban de un lado a otro golpeando con

    los pies los chorros de agua.

    De noche la casa era el lugar de losespantos. Cuando el viento pasaba entre las

    ramas del árbol se oían extraños ruidos,susurros de seres mágicos que allí habitaban.

    Las brujas esperaban la medianoche parahacer sus aquelarres y sobrevolar los tejados

    en busca de niños que no estuviesen

    dormidos. Pasaban sus alas por las tejas deetenit y arañaban la corteza de los árboles.

    Cuando la luna no aparecía en el cielo y la

    noche era muy oscura, los duendes bajabandel árbol y recorrían la casa, se escondían enlos cuartos y ataban los cordones de los

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    árbol fue talado para dar paso a un centrocomercial, sus ramas cayeron al compás de los

    recuerdos. De las historias que se adentraban

    más en aquel niño, haciendo que su silencio

    fuese más prolongado a la par que se alejaba

    de su pasado para ir busca de sus sueños.

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    fichas para competir con autos, luchadores,naves espaciales y monstruos. Sabía que

    nunca le darían dinero para gastar de esa

    manera, pensaba reponerlo de algún modo, y

    que su madre nunca se diera cuenta de aquel

    robo. Cada semana su madre echaba billetesde cincuenta pesos en aquel cerdito rosado,

    para inculcarles a sus hijos el hábito delahorro. Pensaba ella que un día especial

    podían destapar la alcancía y disfrutar de ese

    dinero, darse un gustico, ir a un parque dediversiones o comprar los juguetes que sus

    hijos deseaban. Ellos verían que ese esfuerzo

    tenía su recompensa y que poco a poco sellega a Roma, como les decía cuando les

    contaba sus sueños y proyectos.La madre era una mujer delgada y

    fuerte, que había abandonado a su esposo porel maltrato y el alcoholismo de quien había

    sido su amado. Cada mañana ella se levantaba

    muy temprano y alistaba a su par de hijospara que fuesen a la escuela. Vestían sus

    uniformes, limpios y planchados, sin

    remiendos ni machas; tomaban su desayuno ycaminaban entre juegos a la escuela. Luegoella se alistaba para ir a su trabajo como

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    modista de una prestigiosa tienda de ropa.Allí se sentaba a pedalear durante ocho horas

    en una máquina de coser Singer, llegando

    como diría el poeta hasta Java, Burdeos, e

    incluso el pueblo de Gales. Ya de noche

    llegaba a casa y preparaba la cena, revisaba lastareas de sus hijos, lavaba la ropa y se

    preparaba para descansar. Dormían todos enun solo cuarto en la casa de la abuela.

    Los fines de semana eran también para

    trabajar, como madre soltera que no queríadepender sus hermanos, ni deberle favores a

    nadie, incluso a su propia madre. Ella atendía

    a sus clientas, señoras que llegaban a hacersus vestidos, idénticos a los de la tienda de

    ropa donde trabajaba la madre, pues ellassabían quién los cosía y que hechos en casa

    eran más baratos que en el almacén. La madrepedía las telas y periódicos para hacer los

    moldes, tomaba las medidas y empezaba su

    labor. Primero leía los periódicos y revistas,recortaba alguna noticia de interés y le pedía a

    sus hijos que las guardaran junto a otras

    noticias pasadas, les pedía que le leyeran envoz alta, mientras sintonizaba la emisora radioreloj, que le traía su música de juventud:

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    Sandro de América, Nicola di Barí y todas lascanciones del festival de San Remo en

    español. Extendía el papel en la mesa del

    comedor y con sus reglas empezaba a medir y

    hacer trazados con tiza. Luego cortaba con

    delicadeza y se sentaba en la máquina, aseguir en su loco pedaleo, hasta Nepal y el

    pueblo de Gales.Mientras ella seguía encorvada al

    pedal de la Singer, sus hijos jugaban con las

    tijeras, las convertían en motocicletas yrecorrían la mesa; las agujas eran fechas de

    tribus indígenas que se enfrentaban a los

    invasores de la conquista; los rulos setransformaban en legos y de ellos salían

    robots, aviones, carros y muñecas; de losconos de hilos se armaban edificios, pequeños

    rascacielos para una ciudad amurallada por lapobreza. Sus hijos también le leían su pequeña

    biblioteca, conformada por pequeños cuentos,

    historias mínimas o resúmenes de historias decaperucitas, lobos, príncipes, dragones,

    duendes y bailarinas que eran leídas de una

    sentada. A veces tomaban un libro de españoly literatura de quinto grado de educaciónbásica primaria, que contenía otras historias,

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    como la de Los cinco hermanos Liu, El sueñode Ícaro, Los motivos del lobo, que venían

    acompañadas de dibujos en tinta china y

    bombardeaban a la madre con preguntas

    sobre otros países, sobre la comida y las

    costumbres que mostraban esos dibujos. Lamadre buscaba en sus recortes de periódicos y

    revistas, alguno que pudiera responder a losinterrogantes de los hijos y les leía noticias

    sobre aquellos extraños países.

    Al finalizar el año escolar, luego deasistir a la reunión de padres y recibir con

    agrado las menciones y reconocimientos

    académicos de sus hijos, ella, llena de orgullodecidió que el día había llegado. La madre

    reunió a sus hijos y sacó del escaparate laalcancía, tomó el cerdito rosado entre sus

    manos y les dijo que esa tarde saldrían adivertirse, que ellos se lo habían ganado por

    su esfuerzo y como recompensa, los ahorros

    de ese año los gastarían en diversiones y juguetes. Cuando rompió el cofre vio que en

    su interior solo había un par de billetes,

    indignada y sorprendida preguntó qué pudohaber ocurrido hasta que el hijo mayor, elniño, confesó su falta y esperó su castigo, pero

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    lo que vio fue el llanto en los ojos de la madre.La decepción y la impotencia ante el hecho la

    trastornaron y pareciera que ella se fue

    apagando lentamente, hasta quedar dormida

    en la cama, esperando que ese mal sueño

    pasara y fuera solo un recuerdo lejano.

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    LOVE STORY

    Como de la nada, el amor hizo suirrupción tras una piel morena, preguntando

    por una dirección, una tienda cercana,buscando hilos de colores para un proyecto

    del colegio. Movido por la tierra la acompañó

    hasta el lugar, esperó que ella hiciera suscompras y allí le preguntó cómo se llamaba,

    sin dejar de mirar sus ojos color café. Ella ledijo su segundo nombre, de modo que no sevolvieran a ver, ya que ese no era su barrio y

    no eran esas calles las comunes en su andar.La acompañó a tomar un autobús y la vio

    alejarse. Regresó a casa pensativo, un

  • 8/19/2019 Despertar de Pupilas Rotas - Libro Media Carta

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    encuentro no esperado, hecho de casualidadesque desconocía, de cielos que se abrían para

     juntar a dos seres desconocidos. Como una

    aparición, un día cualquiera, sin esperarlo,

    llegó el amor a su vida.

    Ahora la mujer soñada tenía un rostro,un cuerpo y un nombre a quien llamar en el

    silencio. Días después buscó su casa y no laencontró, nadie sabía de ella, no recordaban a

    una joven con esa descripción, así que regresó

    a la tienda, preguntó a la empleada y supocuál era el barrio donde ella vivía, el lugar

    donde poner una cruz en su mapa. Fue al

    bario señalado, lo recorrió casa por casa hastaque la encontró, la invitó a caminar, le habló

    de su infancia y de su propensión por lapoesía. Le contó de su familia, de la casa de

    sus abuelos. Mientras ella, indiferente, loescuchaba como pensando en otra cosa, era

    raro escuchar a un joven que pareciera en

    cada palabra querer condensar la vida. Ellaera una niña de quince años que despertaba al

    mundo. Disfrutaba del cortejo de un joven

    cinco años mayor que ella. Permitía sus visitasacompañada de sus hermanos y le pedíapequeños detalles que él accedía a llevar.

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    Todos los martes en la tarde se daba la citasemanal, al salir de la universidad, iba a su

    casa, platicaba con ella hasta la llegada de sus

    padres y emprendía el regreso a casa. Hasta

    que una tarde tras el inesperado robo de un

    beso ella cerró la puerta de su casa y no quisosaber más de aquel enamorado.

    Con el paso del tiempo el corazóntomaría otros cuerpos, otros ojos llamarían la

    atención de aquel joven que siguió su vida

    persiguiendo un aroma y una piel. La mujeramada tenía tantos rostros y era tan sencilla

    como imposible. Sabía que no la hallaría en su

    ciudad, no en una esquina leyendo letreros, nibajo el sol drogado de tristeza. Por ello

    emprendió el viaje y de ciudad en ciudad fuebuscando el rostro que le hablaba en sus

    sueños. De cada mujer que encontraba tomabauna parte de su cuerpo para recrear aquel

    amor; con sus lecturas armaba a la amada de

     juventud e imaginaba un encuentro furtivo ylargos paseos por ciudades inciertas.

    Años después, en una ciudad ajena, en

    un encuentro inesperado en que coincidieronretrasos y esperas, se encontraronnuevamente. ―Son los juegos del destino― le

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    diría él. ―Es la ausencia de mis amigos―

    respondería ella. Sentada en la banca de un

    parque, cansada de esperar, aceptó su ayuda

    para conocer la ciudad. La tomó de la mano y

    la llevó por los lugares de costumbre, el centro

    histórico, los museos y las catedrales. Eltiempo los había cambiado, él ahora más

    callado y ella ahora más espontánea y risueña.Se pusieron como meta compartir las

    vacaciones y disfrutar del tiempo juntos.

    En uno de los cine clubes de la ciudad,una noche luego de una película, invadido por

    las imágenes y las palabras la llevo fuera de la

    sala, cruzaron un jardín artificial, no sin antesadvertirle que allí la besaría. Ella accedió y

    sobre un rustico puente de madera porsegunda vez se estrecharon sus labios. Las

    imágenes de la pantalla les trajeron recuerdosy vislumbraron un futuro lejano. Incluso elamor es simplemente una cuestión de fisiología. No

    tiene nada que ver con la voluntad. Los jóvenesquieren ser fieles y no lo son; los viejos quieren ser

    infieles y no pueden: eso es todo lo que cabe decir. A partir de esa noche, ella le contaba

    de su pasado, de sus hombres, de cómo los

    veía hundirse y ahogarse entre sus brazos. Ledecía que había perdido el sueño y solo en la

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    madrugada conseguía dormir, que era unanoctambula y le costaba mucho despertar

    temprano al día siguiente. Al dormir, ella veía

    rostros, brazos que forcejeaban y escuchaba

    una voz que la esperaba. En ocasiones junto a

    la cama veía la figura de un hombre que lacontemplaba, al encender la luz esa presencia

    desaparecía, pero en sueños le hablaba a ella.No recordaba nada de los que le decía, pero

    era como un ángel guardián, que cada noche

    la protegía en las calles, evitando a loshombres que obscenos se le mostraban,

    indicándole recorridos más seguros a casa.

    Tenían en común el abandono de lospadres y la figura materna como un

    estandarte. La música y el cine los acercaba,así como algunas lecturas de la infancia: un

    retrato que envejecía y un descoloridopríncipe con un corazón de plomo. Se

    encontraban para almorzar en algún parque

    cercano, cada uno traía algo de comer, frutas ycereales para la prisa de la ciudad, los

    pequeños picnics eran la excusa para que las

    manos se juntaran y la risa fuera la causa pararodar y terminar abrazados bajo el sol delmediodía; luego recorrían la ciudad, buscando

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    ELEVACIÓN 

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    En su habitación, contemplando eltecho, ido entre las cuatro paredes que siguen

    acumulando números telefónicos y versos que

    le vienen a la mente, pequeñas sentencias que

    tratan de desenmascararlo, allí, Arturoimagina otra vida. Si sus decisiones hubiesen

    sido otras, se preguntaba, ¿estaría en esemismo lugar? Si hubiese emprendido otro

    camino, buscado otra ciudad mejor que esta,

    lejos de sus demonios internos, de sus miedosy añoranzas, tal vez, el amor estaría aunpresente y su vida no sería la reiterada

    evocación de un pasado; la constante

    presencia de su infancia que llega en

    desbandada y se apodera de cualquierespacio, que irrumpe en su trabajo y le impele

    a renunciar, a buscar a ese niño que perdidohuye de sí mismo.

    La forma del poema devela al ser que lo

    escribe, más que su contenido, más que sus

     palabras, es la imagen visual lo que queda en

    nosotros. Esos caminos plagados de silencios,

    aquellos saltos y olvidos llenan al lector, cubren

    sus necesidades sin que este las perciba.

    Para Arturo otro lugar no existe,

    aunque así no lo crea, su destino estaba escrito

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    en cada uno de los libros que leyó, su vidaarruinada por los recuerdos, por la infancia y

    la adolescencia que lo habitan. Por su familia

    y el lastre heredado de las costumbres y las

    buenas intenciones, por las cadenas que se

    impuso a sí mismo y a las que se acostumbró. ―Si por lo menos hubiese publicado lo escrito,

    si hubiese enfrentado el miedo ante la hoja enblanco y arriesgado páginas enteras sin lector

    alguno, solo por el placer de teclear como

    cuando descubrí la poesía―, se reprochaba a símismo. Pero el mundo se le vino encima y le

    plantó en la cara el miedo y las obligaciones.

    Se llenó de excusas para no hacer lo quequería hacer, para encajar en el trabajo y hacer

    amigos. De ahí su adicción al cigarrillo y alalcohol, sus drogas legales que le permitieron

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