arte español_algunos apuntes

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    ^ A ^ W / V I K S ^ A W ^ A ^ ^ ^ A ^ ^ ^ A ^ ^ ^ A ^A^V/BBA

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    ARTE ESPAOLREVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAOLA DE AMIGOS DEL ARTE

    PRIMER TRIMESTRE

    M A D R I D

    1944

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    A R T E E S P A O LPUBLICACIN TRIMESTRAL

    PRECIOS DE SUSCRD7CI0NE S P A A EXTRANJERO

    Ao 35ptas. 45 pta s.Nmero suelto 10 12 Nmero doble. . . 20 24

    Nmeros atrasados, sin aumento de precio.

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    ARTE ESPAOLREVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAOLA DE AMIGOS DEL ARTE

    AO XXVIII. III DE LA 3." POCA TOMO XV. PRIMER TRIMESTRE DE 1944

    AVENIDA DECALVO SOTELO, 20, BAJO IZQUIERDA (PALACIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL)

    D I R E C T O R : D . E N R I Q U E L A F U E N T E F E R R A R I

    S E C R E T A B I O D . G A B I N O G O N Z L E Z D l A Z

    S U M A R I OPfig.

    JULIO CAVESTANY, Marqus de Moret.Autmatas curiosos: Los de la Catedral de Burgos

    y otros. Los romnticos 3

    FERNANDO CHUECA.Jos Martn de Aldehuela. (Datos para el estudio de un arquitecto

    del sigh XVIII.) 9

    ENRIQUE LA FU EN TE FERRARI.Nuevas notas sobre Esctente 29

    A. P.Imag iner a espaola. Exposicin Prez Comendador 38

    Bibliografa '. 40

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    Autmatas curiososLos de la Catedral de Burgos y oros. Los romnticos.

    Por JULIO CAVESTANY, Marqus de Moret.

    NO se retrasa, ciertamente, la aparicin en la historia de las Artes menores,

    de artfices mecnicos, fsicos, relojeros, que lograron fama perpetua consus inventos y artificios raros y curiosos.

    Es obligado el recuerdo de Hern de Alejandra, mecnico y matemtico famoso,que hace representar a sus muecos autmatas una tragedia griega en la que tienelugar una batalla y un naufragio, segn lo refiere la Literatura griega de Murray.Y de aquel otro griego Archytas, que haca paj arillos mecnicos que volaban, entreteniendo con sus giros a grandes y chicos. Pero con stos, entre otros ascendientes,limitmonos ahora a lo espaol: a unas curiosas figuras con movimiento que se conservan, y a otras que existieron, absolutamente documentadas, que todas certificanel cultivo en nuestra patria de esta industria, de ingeniosas maquinarias.

    As, en lo alto de la Catedral de Burgos, a la izquierda de la bveda, se ve unmueco que, vestido de rojo, con un papel de msica en la mano, abre la boca alsonar las horas, que toca otro menor. Ambos se hicieron con posterioridad al relojdel templo. Este es el ms antiguo de Espaa, segn documento de aquel Archivomunicipal, en el que el Obispo Don Gonzalo declara, que recibe cuatro mil maravedises del Concejo, para pago del reloj,que se hace en laciudad, y que debe quedarcolocado en la Catedral el da 1. de marzo de 1385 (1). Tienen esto a gala los burgaleses, lo que a trueque desvanece la ufana de los sevillanos que crean el suyocomo el primer reloj pblico de Espaa segn testimonio del P. Mariana, siendolo cierto que ste se coloca en junio de 1400; es decir, quince aos despus delcastellano.

    Pero de cundo son elPapa-Moscas y el Martinillo? (2). En el Cabildo de 30 deseptiembre de 1519, Diego de Castro, Cannigo Obrero, dijo que el reloj se aderezabay que algunos decan que "se podria facer una invencin de un tardn, que era unfraile rezando en su libro y un mochacho con l: y cuando hubiese de dar el reloj,le daba el fraile un coscorrn con un palo salia un rtulo que decia, despierta cuenta; que el mochacho despierta y se pone a contar. E asi mesmo otra inven-

    (1) El documento est fechado en 20 de agosto de 1384. Quien primero lo dio a conocer fu Anselmo Salva Cosas de la vieja Burgos, Burgos , 1892. Lo copia J. Albarellos , Efemrides Burgalesas,Burgos, 1919.

    (2) Martinillo noesapodo, como loes Papa-Moscas; Martinico, que es como deba deci rseconc

    tiene la acepcin de duendevase diccionario, pues es en efecto el duendecillo travieso, de la catedral, que sale de su escondite, toca y seoculta de nuevo. Debe adverti rse que este Martinico perdinohace mucho su primit ivo movimiento de sali r y esconderse, y ahora queda fuera consta ntemente.Asimismo, al Papa-Moscas se le quitaron los alegres cascabeles que tenia.

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    cin, que a cada hora que hobiese de dar se represente un misterio de la Pasin,cada vez de otra manera; los dichos seores dijeron que se hiciese un tardn''' (1).

    Dudan los historiadores de Burgos, y de su iglesia catedral, qu era este tardn,y si se hizo al fin. Por lo que hace al caso, no me parece muy aventurada la hiptesis que expongo a continuacin. Ante todo, se emple indudablemente esta pala

    bra en el sentido natural que tiene: "el espacioso que tarde en lo qu ha de hacer",segn Covarrubias. El que gasta flema, es tardo, lento o torpe. Pues bien: en miopinin se cumpli en parte el acuerdo del Cabildo. Puesto que se hicieron las figuras profanas y no las sagradas. Pero se modificaron aqullas, acaso por considerarinadecuado o poco reverente colocar en el interior del templo a un fraile pegandoa un chico. Y as, a la figura del fraile se la convierte n un maestro cantor, y alchico o duendecillo se le hace tocar las horas por las buenas, saliendo a sutiempo por una portezuela y volviendo a encerrarse cumplido su cometido. Elmecanismo para los movimientos poco haba de variar en una y otra solucin.

    Acaso esta idea y nombre del tardn se tom de relojes menores, en boga talvez entonces, con oficio de despertador y aderezados con este asunto vulgar delmaestro castigando al chico dormiln, o sencillamente era un juguete popular, quehoy llamara la chiquillera callejera un tumbn, o le dara un nombre propio comoa otro mueco, con slo un hilo por mecanismo, que toca un tambor, en vez decampana, y que se vende, entre otras baratijas, por las calles madrileas. En otroorden, de fsica elemental, pero humorsticamente tambin, esta divulgada desdehace aos la representacin de un fraile que se pone su capucha cuando va a llover.Pero he hallado ahora la palabra tardn en tierras distantes de Castilla. En Cons-tantina provincia de Sevilla queda el edificio que fu clausura de frailes, que

    se conoce an por "El Convento del Tardn". Mis gestiones recientes, dirigindomea aquel pueblo, no han aclarado dudas. Lo cierto es que dicha palabra se dio aotros lugares y edificios andaluces. En Sierra Morena existi una Orden de SanBasilio del Tardn.

    En cuanto a la fecha de los muecos del viejo reloj hrgales , ent iendo quese hicieron precisamente en el citado ao 1519. Porque se dice en el documentocitado que en esta fecha se adereza el reloj. O sea: que se adorna, se le aade algo,se le apareja. Pues tngase en cuenta que cuando se trata de composturas se empleala palabra reparos. En el Libro de Cuentas de Fbrica se dice que se repara el Martinico en 1632, y la otra figura en 1669. Y adase a favor de lo dicho, que la indu

    mentaria de las figuras corresponde a la primera fecha.Del atractivo para grandes y chicos de estos autmatas pblicos no cabe dudar.

    Pues es de temer que muchos de los que pasaron por la ciudad Cabeza de Castillano entrasen a conocer la maravilla de los esmaltes delfrontal de Silos, entre tantasimportantes piezas de aquel Museo, en cuya reforma e instalacin me correspondi, por cierto, intervenir hace aos. Pero que pocos seguramente, dejaron de esperar mirando hacia arriba, a que el Papa-Moscas abriese su boca (2).

    Este reloj en el interior del templo es curioso el caso tiene asunto profano,cuando la mayor par te de los extranjeros, colocados al exterior en viejas torres,

    (1) R. 37 fol. 173 y Ctas. de F. , Dr. D. Manuel Martnez Sanz, Historia del Templo Catedralde Burgos, Burgo s, 1866.

    (2) D. Matas Martnez Burgos, docto directo r del Museo Arqueolgico de Burgos, me facilita unafotografa y notas, por lo que le expreso mi agradecimiento.

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    Burgos.El Papa-Moscas y elMartinUlo de la Catedral.

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    L A M I N A I I ARTE ESPAOL

    Estampa Ocfai'a Vu.iUfutJ 23.

    Estampa del Arte de los Relaxes, d Fra y M. del Rio. Sant iago , 1759. A la derecha, los Reyes Magos.

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    ARTE ESPAOL L M I N A I I I

    I.Astorga (Len). El reloj de los Maragatos. II.Madrid. Los chinos de Canseco.

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    ponen en movimiento figuras sagradas. As, el reloj de Estrasburgo, astronmico,en una capilla de la catedral, cuya caja corresponde al siglo XVI, aunque la maqui-naria es del pasado. En su parte alta, al medioda, desfilan ante Cristo los Aps-toles; figuras alegricas representan los das de la semana; otras muchas se ponenen movimiento al dar las horas, y la Muerte toca los cuartos con un hueso. Fu su

    autor afamado Juan Bautista Schwilgu. El de Praga, en la torre del XV de lasGasas Consistoriales, tambin astronmico, hecho por el clebre relojero ciegoHanush. El del Ayuntamiento de Munich mueve sus figuras nicamente a las oncede la maana. Pero tengo el recuerdo de mis excursiones por capitales del centro deEuropa, de otro no religioso ni astronmico, que es el de Berna. En ste, un gallocanta las horas, mientras desfila una banda de osos; pues el oso figura en el escudoherldico de aquella ciudad suiza, en coincidencia con el nuestro de Madrid. Tambinrecuerdo de otra ocasin, el de Vencia, en el que aparecen los Reyes Magos;es del XV, aunque se reform despus. Reproducimos su dibujo en la segundalmina (1).

    Despus de los burgaleses, son populares tambin los muecos leoneses del Ayun-tamiento de Astorga, aunque mucho ms modernos. En esta ciudad, antes de entraren su catedral, van a deteneros ante la interesante fachada de la Casa Consistorialpara que veis el "reloj de los maragatos". Estos, hombre y mujer, se reparten eltrabajo de tocar alternadamente las horas. Estn colocados sobre el balconcillo dela fachada y son de madera, vistiendo los trajes tpicos de los maragatos. Se colocel reloj al terminar el siglo XVIII, aunque la campana es ms antigua, pues sta

    ' se compr por el Concejo, en 1731, en la vieja iglesia del pueblo de Redelga (2).

    Es obra de Bartolom Fernndez, vecino e hijo de la ciudad, autor tambin delde la Catedral, de los llamados astronmicos, que tiene el sol y la luna. Entre otrasde estas maquinarias tantas desmontadas por inservibles seguramente^, an seconserva la de la Catedral de Palncia, mascarn de tez oscura, colocado a la alturadel triforio, que tambin abre su boca, y el de Medina del Campo, con asuntoanimalista como el de Berna (3).

    Ahora, slo una breve parada en Toledo de sus muecos se ha hablado msantes de entrar en Madrid.

    Nos habla D. Antonio Ponz, en su Viaje, de otro autmata atribuido a JuaneloTurriano, del hombre de palo. El mecnico de Cremona, autor de mquinas nota-bles que l mismo describe en el manuscrito de cinco tomos conservado en la

    Biblioteca Nacional, muy verosmilmente pudo hacer este mueco de madera,para entretenimiento de los toledanos. Se dice que el autmata iba desde la casade su autor a la del Arzobispo, donde tomaba en un azafate la racin de pan ycarne, haciendo cortesas al ir y al volver. Acaso, en corto recorrido atravesase lacalle, de una a otra fachada, por medio de un artificio de ruedas y jarcias (a modode correa sin fin), o tal vez pendiente de stas ira de hueco a hueco de ambas casas.

    (1) Otros relojes con aut matas hay en ciudades como Dijon y Rouen; en la iglesia de Exe ter ,en el que el propio Enrique VIII toca las horas, entre dos guerreros que hacen sonar los cuartos, yen la iglesia de Southwold, que con otros pueden verse en la obra de F. T. Britten, "Od Clochs & Thier

    Makers", London, 5.a

    Edit., 1922, donde no se alude siquiera a lo espaol.(2) Historia de Astorga, por Matas Rodrguez Diez, croni sta de la misma, Astorga, 1909.(3) En tr e los desaparecidos se cita el de la Catedral de Barcelona, del XI V, en el que unas figu-

    ras de hombre sealaban las horas; pero se quit hacia 1400.

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    De que haya sido realidad es testimonio tambin el nombre de la calle toledanaque hoy conserva en su recuerdo.

    Por otra parte, Ambrosio de Morales dice: "tambin ha querido para regocijorenovar las estatuas antiguas que se movan". No se refiere en concreto a aquelautmata de palo, pero s a una mueca: "hizo una dama de ms de una tercia

    de alto". Describe cmo daba vueltas y tocaba sobre una mesa, y aade: "aunquees cosa de risa, todava tiene mucho de aquel alto ingenio". Tambin estn absolutamente documentados los relojes que hizo para el Emperador, y algunos figuran enel inventario de Yuste (1). Pero para nada se'citan los supuestos soldaditos que handebido de quedar en leyenda. En cambio, incluye Morales entre las obras de Jua-nelo un pequeo molino, t an reducido, que poda guardarse en la manga, y quemola dos celemines de trigo al da (2).

    Llegamos a Madrid. Madrid tuvo relojeros muy hbiles, aptos por sus condiciones naturales para la invencin y ejecucin de estos mecanismos. Si son muy cono

    cidos y populares los citados muecos autmatas, no lo es el siguiente. Un olvidado relojero madrileo, que se llam Melchor Daz, trabajaba en la Corte mediadoel siglo XVI. A ste le encarga el Marqus de Tavara una mueca autmata represent ando una ninfa, que bailaba sobre una mesa. Pues bien: tuvo una segunda part eel caso y una rplica el mueco. A Gaspar de Porres, director de compaa de comedias, homb re a la cuenta de vida bohemia, muy amigo de Lope vidas semejantesacaso, de quien imprime la parte cuarta de sus comedias y a quien por ciertopresta la cantidad de mil reales en 1601 (3), se le antoja la figurita bailadora enesto no haba de ser menos que Tavara y contrata otra con el mismo MelchorDaz, ante el escribano Francisco de la Concha, a 30 de marzo de 1597, "del mismo

    modelo, tr az a y tama o", y "que haga el mismo efecto que la dicha ninfa entodas sus figuras, dando diez vuel tas a un bufete, en idas y ven idas". Y es ms:la espera con impaciencia; y as, debe estar perfectamente acabada a fin de mayode aquel ao 1597. En el capricho se gasta rumboso sus ganancias en los corralesde comedias, pues pagar al relojero madrileo la suma de trescientos sesentareales.

    No aderezaron los madrileos, por lo visto, con figuras mecnicas sus relojes detorre. Y tienen que contentarse los forasteros, venidos de todos los pueblos deEspaa, con ver bajar al medioda la esfera vulgarmente la bola, nico mecanismo del gran reloj de la Pu er ta del Sol, firmado por el conocido R. de Losada.Pero a cambio el vulgo madrileo los adorn tiempo atrs con leyendas, como aaquel reloj de San Plcido, cuyo lgubre sonido, se deca, recordaba la sonadaaventura de Felipe IV. Dos calles de Madrid deben su nombre a relojeros famosos.La del citado Juanelo, a quien Felipe I I dobla el sueldo que le asign el Emperador, modo de retener en Madrid al artista ms ingenioso de su tiempo, y la calledeMilaneses, donde se establecieron otros venidos de Miln, y en la que luego tuvosu obrador el m uy hbil Ramn Dura n, au tor del reloj de San Gil, cuya curiosadescripcin encontramos en un informe de 1784 de la Sociedad de Amigos del Pas.

    (1) M. Gach ard, Retraite de Mort de Charles-Quint au monastre de Yuste, 1854.(2) Ambrosio de Morales,Las antigedades de las ciudades de Espaa, Alcal, 1575.F. J . Snchez

    Cantn, Juanelo Turriano en Espaa, "Bol. Sdad. Excursion es", IV trimes tre, 1933.(3) El erud ito lopista J. En tramb asa gua s me facilita otros datos de G. de Porres, que por falta

    de lugar no se aaden.

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    Fu discpulo de Fray Manuel del Ro y luego se traslad a la calle del Humilladero"junto a la botica". Reimprimi el tratado de su maestro, sobre "los relojes de rue-da para torre , sala y fal triquera" . Dedica su au to r una pa rte de este libro a los detorre y se refiere a mecanismos para que aparezcan los Reyes Magos o los Aps-toles, en unos; o son gigantes los que dan la hora; o se asoman fieras espantosas a

    las ventanas. Es decir, que con asuntos sagrados o profanos era corriente aadi rautmatas a la "mues tr a" o esfera del reloj. Tambin Fray Manuel, en la tran-quilidad de su celda, estudia las enfermedades diversas que padecen los relojes viejos

    y medicinas para curarlos. Las ediciones de este libro son de 1759 y 1798.Integran el elenco de relojeros vecinos de Madrid, Juan Fernndez del Castillo,

    su hijo Castillo Rivadeneyra y Luis Maestre, que es encargado en 1639 de la repa-racin y conservacin de las mquinas de Turriano.

    Siguen a stos, en el siglo XVIII, los Charots, autores de un tratado de reloje-ra; Leonardo Fernndez Dvila, Manuel Gutirrez, que hizo un reloj para Carlos IIIde tcnica muy adelantada, y Fernando Rulla, entre otros. Despus, en el X I X , Luis

    Esteban Hernando, tambin establecido en Madrid, en la calle del Carmen, pre-sent en la Exposicin del Real Conservatorio de Artes, en 1827, un reducido relojen forma de sortija de seora (1). A pesar de los elogios que mereci, no era cosanueva ni mucho menos, pues en el mismo siglo XVIII nos habla Manuel de Zerella,autor de otro "Tratado general y matemtico de relojera" (1789), de estos relojesde sortija, que eran muy de la aficin de las damas. El mismo invent un mecanismocurioso, por el que canta un canario, toca la flauta un cazador que descansa bajoel rbol, ladra su perro y tira coces el caballo, dando as suavemente las horas.Y por cierto que, confiado en sus mritos, tiene en su obra palabras despectivas

    hacia el Papa-Moscas, el reloj de Medina, y otros .Pero la importacin extranjera no debe negarse satisface al mismo tiempolos gustos de entonces. As, aquel mueco msico de origen francs, de tamaonatural, que vi hace aos en el Palacio de Boadilla, me dicen que perdido lamen-tablemente.

    A las pesadas ruedas y contrapesos de hierro, de duros engranajes, de los pri-mitivos relojes de au t mata s, suceden, despus de progresivas evoluciones, mquinasmuy perfeccionadas en el siglo XIX. En boga entonces los pequeos autmatas,msicos y danzarines, actan sobre mueblecitos o cajas de caoba, que guardan lamaquinaria, movida por una manivela o manubrio. Pronto este manubrio es sus-

    tituido por aparatos de relojera que mueven el cilindro de latn con pas que pormedio de un peine metlico deja or varias piezas musicales, a la vez que se muevenmuecos o pajarillos.

    Los gustos romnticos, sentimentales, generosos y aun fantsticos, hacanaumentar la demanda de tan sencillos a pesar de la complicacin de sus arti-ficios, ingenuos o pueriles entretenimientos.

    Otras mquinas de relojera se colocaron detrs del lienzo de unos cuadrosromnticos, conocidos del lector, en los que la torre de la iglesia en el paisajesuizo generalmente por su origen tiene su reloj funcionando. He visto en estos

    cuadros, que tienen por cierto sus caractersticos marcos dorados isabelinos con

    (1) La relojera en Madrid.Industrias artsticas madrileas. Catlogo Exposicin del "AntiguoMadrid", Sdad. Amigos del Arte, 1927, por Julio Cavestany, Marqus de Moret.

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    orejas o cantoneras sinuosas, en unos, pasar el tren con muy alta chimenea y viajeros de sombrero de copa, que necesariamente desaparece en el tnel; en otros,barcos que zozobran en imponente borrasca; o soldados que desfilan acompasados,por medio de "cinta sin fin", para que, como en el teatro, creamos que es todo unejrcito los pocos que pasan repetidas veces. Posteriormente, el lector ha visto en

    los escaparates madrileos, para anuncio y reclamo, otros muecos callados sinmsica ni sonido alguno, pero con movimientos mltiples, muy pausados yexpresivos.

    Un reloj post-romntico reclama una mencin: el llamado de cuco, que cantaapareciendo por un ventanillo, de la mayor aceptacin entre nosotros de procedencia alemana, y que an seala la hora en muchos hogares.

    El gusto por lo chinesco, faroles, bordados, porcelanas, hizo que un relojero,notable por sus relojes de torre, construyese uno en el que dos chinos, hombre ymujer, tocan las campanas tirando alternativamente de un cordn. En un lugar

    cntrico de nuestra capital, aun hoy detienen al transente, tocando el reloj, loschinos de Canseco (1). Tuvo Antonio Canseco su comercio primeramente en losbarrios bajos, y otros muecos anteriores a los chinos de madera. Era natural deRa ba na l del Camino (Len), por ta nt o, maraga to tier ra de relojeros, y aquien se deben en la segunda mitad del siglo buen nmero de los relojes de torre,ta nt o de Madrid como de las principales ciudades de Espaa: la relacin completade stos, que he hallado, extendera demasiado los presentes apuntes.

    No se ha aspirado en stos, naturalmente, aagotar la papeleta (2). Queda muchoque aportar sobre tan curiosa industria, en lo que va desde los autmatas burgaleses de la catedral castellana, hasta los madrileos y muy populares chinos de

    Canseco.

    (1) Es ta mqui na, de tcnica muy ade lan tad a en su clase, puede pone r en mar cha las agujashasta de cuatro grandes esferas, en una torre, por medio de perfecta transmisin.

    (2) En prensa este nmer o, slo pued o resumi r otros datos de Palncia sobre el citado reloj dela cat edra l y sus muecos . Da los cuarto s un len colocado a la de recha y las horas , u n guerreroa la izqui erda. La figura cent ral es negra y tiene un alto sombrero, las tres tall adas en madera,pintadas y encerradas en un marco, parecen corresponden al siglo XVII. La mquina es moderna.Notas del erud ito Cannigo Archivero Dr. Zacaras Gama.

    N. DE LA R.Escrito este artculo pa ra el 4. trimes tre de 1943, se publica en el nmer o correspondien te a enero-febrero-marzo del presen te, por no haber sido posible obtener an tes sus ilustraciones.

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    Jos Martn de AldehuelaDatos para el estudio de un arquitecto del siglo XVIII.Por FERNANDO CHUECA

    EN el da 31 de octubre de 1943, un a coincidencia reuni en la ciudad de Cuencaa cuatro viajeros interesados por las cosas de arte. Casi todos conocan Cuen-ca; pero quedronse rebuscando, en la ciudad martirizada por la guerra, olvi-

    dadas bellezas. Paulatinamente fueron apareciendo una serie de iglesias y capillas

    de atrevido y encanta dor barroquismo, que var iaban en su estilo, desde un capri-choso Luis XV francs a un gracioso y exuberante borrominismo italiano. En estaserie conquense, nica por su originalidad y coherencia, se adivinaba la mano deun maestro de excepcional talento y fecundidad. Pronto dironse cuenta los via-

    jeros de que se t rataba de una figura casi olvidada de nuestra arquitectura dieci-ochesca: Martn de Aldehuela, a quien se conoca muy poco, sin que nunca se hubierapuesto de relieve la importancia de sus templos conquenses, jams reproducidos enUbros de Arte. Otto Schubert, que nos ha trado a las manos en un libro compen-dioso la historia de nuestra arquitectura barroca, no incluy en l las iglesias deCuenca, y as quedaron al margen, en los fondos inditos de nuestra arquitectura,

    siguiendo la suerte de tantas bellezas, naturales y artsticas, de su bendita pro-vincia, paraso casi desconocido de los modernos.

    Los viajeros eran Enrique Lafuente Ferrari, el doctor Gmez Cornejo, ngelChueca y Fernando Chueca, hijo de ngel y firmante de este modesto trabajo.Al estmulo de Enrique Lafuente, director de esta revista y gran amigo, se debeel que aparezcan estas lneas dedicadas al maestro barroco.

    Despus del viaje a Cuenca, al seguir en Madrid a grandes pasos la carrera delarquitecto Aldehuela, vimos cmo la etapa final de su vida transcurri en Mlaga,donde le ocuparon hasta el final de sus das importantes obras del Obispado.

    A este artculo esperamos que siga, en vista de ello, otro que trate sobre sus obrasmalagueas, y que actualmente preparamos en colaboracin Juan Temboury y elque esto escribe.

    No pueden suponer estos artculos un estudio acabado y menos exhaustivo dela personal idad y obra de Aldehuela. Se t rata de primeros bocetos, casi de cro-quis rpidos, a mano alzada, slo para prender en unas lneas, sujetas a rectifica-cin posterior, la ms saliente de sus obras.

    Los comienzos de Jos Martn Aldehuela y el Seminario de Teruel.

    Segn Cen Bermdez en sus "Adiciones" al Llaguno, naci Martn de Aldehuelaen Manzaneda, dicesis de Teruel, el ao 1730, siendo primero discpulo de D. JosefCorbinos y perfeccionndose luego con D. Francisco de Moyo. Como ocurre con

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    tantos otros arquitectos espaoles, quedan en la oscuridad los comienzos de suaprendizaje, cuyo conocimiento sera fundamental para precisar qu influenciaspesan en los primeros aos decisivos del artista. De D. Josef Corbinos y D. Franciscode Moyo, sus maestros segn Cen, nada sabemos. "Luego que fu examinado yaprobado de maestro de obras (seguimos a Cen) se puso a su cuidado y direccin

    la iglesia y colegio de los Jesutas de Teruel, que concluy con acierto y le dionombre en aquella tierra."

    Hasta ahora, segn nuestras noticias, la primera obra en que aparece el nombrede Aldehuela es el Seminario de Teruel, cuya iglesia, desgraciadamente destruidaen nuestra pasada guerra, era un ejemplo capital del barroco afrancesado levantino.Se nos plantea el problema de si esta obra puede asignarse a Aldehuela enteramente,o slo fu su continuador y quien la llev a feliz trmino. Parece que de esto ltimono cabe duda despus del explcito texto de Cen. Pero tambin de l parece desprenderse que si se puso a su cuidado la direccin de la iglesia y colegio de la Compaa, era porque de antemano se haban hecho las trazas y seguramente comen

    zado las obras. D. Juan Cabr, en su Catlogo Monumental de Teruel, asigna la obradel Seminario a Aldehuela. Segn nuestro criterio, basado en hiptesis un ta nt o frgiles,Aldehuela debi de hacer su aprendizaje precisamente en esta obra del Seminario, bajo la direccin de maestros desconocidos (Corbinos?, Moyo?), que sinduda le formaron en el gusto del arte rococ francs, muy extendido en todo Levante. Deba de ser muy joven nuestro arquitecto par a que empezara su carreracon una obra de la responsabilidad del Seminario de Teruel. Lo que no cabe dudaes que su participacin en la desaparecida iglesia turolense debi de ser muy grande,que quiz algunos detalles del templo hayan sido de su gusto y traza, y que all

    qued cuajado completamente su primer estilo de arquitecto, que luego llev aCuenca, desarrollndolo en obras completamente personales y documentadas.

    Estn por estudiar las corrientes y los hombres que llevaron a Valencia y a todoLevante las modas francesas, el Luis XV o Rocalla, que dejaron tan marcada huellaen toda la regin. Muchas veces esta moda afrancesada se redujo a lo ms accesorio de la decoracin: a cartelas, motivos sobrepuestos de rocalla, pinturas, telas, etc.Su influjo dcese que lleg a causa del comercio de Levante con los puertos franceses, y a las transacciones mercantiles con Lyon, centro manufacturero de la seda.Recordamos muchos palacios proceres de Valencia llenos de finos toques Luis XV,y ent re las obras de envergadura ms o menos influidas por esta corriente francesa,

    el original palacio del marqus de Dos Aguas en Valencia, la fachada de la Catedral de Murcia, de Jaime Bort (1737 a 49); el Palacio Episcopal de Murcia, obra deBal tasar Canestro (1748); capilla del Hosp ital de San Ju an de Dios (1745-82), posible obra de Canestro y, por ltimo, las obras de nues tro arquit ecto Aldehuelaen su primera poca.

    Desconocemos si vinieron a Levante arquitectos o decoradores franceses quepudieran tomar parte activa en este movimiento estilstico de la primera mitad delsiglo XVII. Es hiptesis de un gran conocedor de nuestra arquitectura, PabloGutirrez Moreno, que Aldehuela en su tierra natal de Teruel hubo de trabajar

    con art ist as franceses, responsables de la orientacin dada a la arqu itect ura delSeminario turolense, que le formaron completamente en el gusto de las modasfrancesas. Empero, nada sabemos, hoy por hoy, de fijo, documentalmente, sobreestas cosas.

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    La destruida iglesia del Seminario de Teruel era un ejemplo riqusimo y alta-mente caracterstico de este estilo afrancesado, en que las lneas generales de untemplo, de organizacin espacial violesca, jesutica, se pueblan de una curiosadecoracin adventicia, sobrepuesta y recortada, constituida sobre todo por lallamada improp iamente rocalla, de la que ta nt o abusaron en Francia Oppenordty Meissonnier. Conchas marinas de las ms variadas formas se recortan, se horadan,

    se pliegan, se enroscan y se deshacen hasta convertirse a veces en verdaderas cintas,que juguetean caprichosas, escondindose y surgiendo por entre motivos figurativoso florales. Las grutas de jardn, tapizadas muchas veces por caparazones conchfe-ros de varias formas y colores, dieron lugar a raras rocas artificiales que pueden

    just ificar el nombre, desde luego universalmente adoptado, de rocalla.

    En la iglesia del Seminario esta decoracin surge aqu y all salpicada espor-dicamente, como si los muros sudaran una extraa humedad y un mineral disueltofuera solidificndose al gotear entre grietas y fisuras. Es una decoracin perfecta-mente ant itectnica que no acompaa ni menos ayuda y exal ta las lneas de la

    construccin, pero que tampoco las ofusca por lo pequeo de sus toques sueltos, porsu falta de amplit ud y espaciosa onda. Son muy curiosos los capiteles, adul teracindisparat ada del corintio ; las lneas horizontales, abacos, equinos y astrgalos serompen en su centro y se enroscan como cuernos en direcciones contrarias haciaarriba y hacia abajo; las hojas de acanto se convierten en una abigarrada masa vo-luntariamente disimtrica, que no se sabe si pertenece al reino mineral o al vegetal,si son conchas o escorias. Capiteles tan fantsticamente disparatados como stos sondifciles de encontrar en Francia, donde la Academia impuso siempre respeto porlos miembros arquitectnicos del arte mayor, dejando slo libertad a los decoradoresen los caprichosos interiores de la decoracin y del moblaje. En el barroco alemn

    puede encontrarse algo parecido en las obras de los hermanos Asann, Johann Seiz,Michael Fiseher, etc. Pueden verse capiteles muy parecidos a los de Aldehuela enel castillo de Trveris, obra de Johan n Seiz (1756) (1). Pero estos capiteles tienen, anuestro juicio, su precedente ms sealado en los vasos de las ms variadas formasque nos dejaron en sus "Recueil s" Oppendort y Meisonnier para decoracin de los

    jardines e interiores . Estos vasos , como los capiteles de Aldehuela, parecen agita-dos por un vendaval furioso que lanza al aire sus descoyuntadas formas; en lugarde simetra esttica, predomina una direccin dinmica, oblicua, como marcada porel soplo potente del viento.

    En la iglesia del Seminario de Teruel adquira gran relieve la decoracin pic-trica y escultrica. Unas grandes tallas de santos estaban situadas en la parte bajade las pilastras, respaldadas por ellas, y sobre grandes repisones. Este gusto debajar las estatuas, muy barroco, lo vemos en multitud de iglesias, y en forma pare-cida en San Sulpicio, en Par s , obra de Levau, empezada en 1655. En Cuenca debade tener est atuas colocadas en forma parecida la iglesia de San Pedro, decorada porAldehuela, y las tiene tambin la iglesia del Hospital de San Juan de Dios, enMurcia, ya citada, y que tan sealadas coincidencias tiene con la obra de nuestroarquitecto. La decoracin pictrica de Ignacio Zahera (Cabr), muy profusa, se dis-tribuye tambin en pequeas composiciones, llenando valos, lunetas, pechinas y

    siempre dentro de un marco de fantstica rocalla, lo que ha dado origen (Lamprez)

    (1) Vase Hermann Popp: Barock und Rokoko in Deutschland und der Schiveiz, 1924, pg. 113.

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    a que se denominara el estilo de esta iglesia "estilo cornucopia", por parecer, no sinrazn, que los muros estn colgados de innumerables cornucopias.

    Unas tri bun ita s muy graciosas, cerradas por una panzuda celosa de perfilbarroco, que veremos repetirse como nota personal n otras obras de Aldehuela,animan los muros sobre altares y capillas.

    En medio de este estilo cornucopia afrancesado, el gran retablo mayor se des-taca por su contundente italianismo; a la filigrana menuda de la rocalla se oponeel gran bulto de los elementos arquitectnicos; las columnas se aprietan en hacespotentes de gran plasticidad, y en el tico los fustes se curvan y las columnas sesientan, siguiendo el extrao capricho cuya moda impuso el jesuta P. Pozo con suclebre "Tratado de Perspectiva" del ao 1717. En nuestro Levante no es extraover mezclados y fundidos galicismo e italianismo.

    Aldehuela, por tanto, debi de formarse desde muy joven en la prctica directade las obras, sin tiempo ni lugar para adornarse de estudios acadmicos. Cen comien-za su artculo llamndole "uno de los arquitectos prcticos ms acreditados de sutiempo". Esta denominacin de arquitecto prctico, que tena sus ribetes de des-pectiva, fu muy usada en los finales del XVIII, dndose a entender con esto quelos tales prcticos no haban pasado por la Academia. En la llamada restauracinde nuestra Arquitectura, impulsada por los Borbones, la Academia era quien nica-mente poda conferir grados y dar el verdadero espaldarazo artstico. A los maestrosque haban quedado rezagados en las provincias , defendindose con su habil idad ycrdito de constructores, solamente se les toleraba como simples aparejadores, cuyonico camino seguro era dejarse conducir por los dictados de los acadmicos.

    Entre estos prcticos no iluminados por la Academia se contaba nuestro Alde-

    huela, arquitecto perifrico que gir por las provincias de Espaa sin alcanzarnunca su centro. Sin embargo, su obra fu mucho ms importante en volumen ycalidad que la de muchos acadmicos de la Arquitectura merodeadores de la Corte.El epteto de prctico, si quiere decir slo hombre de manos, de oficio mecnico,no puede aplicarse sin grave injusticia a nuestro arquitecto, que demostr a travsde su vida unas extraordinarias dotes para la creacin arquitectnica. Que apren-diera su arte y desarrollara sus dotes en la prctica de las obras que le ocuparoncasi desde nio, sin que recibiera una acadmica instruccin vitrubiana, eso ya esot ra cosa. Todo lo supli con su poder de asimilacin visual, verdaderamente por-tentoso, y sin el cual muchos arquitectos cargados de preceptos no han podidohacer nada.

    El arquitecto ingls ms importante de los tiempos modernos, recientementefallecido, Sir Edwin Lutyens, tuvo su primer encargo, una casita de campo, a losdiecinueve aos. El mismo dijo ms adelante que la mejor enseanza para un arqui-tecto es construir casas.

    Llegada a Cuenca y obra de la iglesia de San Felipe Neri.

    No conocemos la fecha en que lleg Martn de Aldehuela a Cuenca, pero segu-

    ramente fu entre 1750 y 60, siendo todava muy joven. Parece ser que fu llamadopa ra con tinuar la iglesia de San Felipe Neri, que se costeaba por D. Alvaro Carvajaly Lancaster, Arcediano de Moya, y despus por su hermano D. Isidro, Obispo deCuenca y famoso por la defensa que hizo de los jesutas de su dicesis a raz de la

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    expulsin. Cen (1) nos dice "que el Obispo d Cuenca, D. Isidro Carvajal, le Hamo

    para acabar la iglesia de San Felipe Neri, que se construa a sus expensas. El buen

    xito de esta obra redobl su fama, le proporcion obras y ser nombrado maestro

    mayor de aquella dicesis".

    Es interesante que nos detengamos un tanto en esta iglesia, porque, a nuestro

    juicio, es la obra maestra

    .SAN rciiPE irujde la primera poca deAldehuela, del perodorocalla. Nos queda laduda de en qu parte laplanta puede ser originalde nuestro arquitecto, toda vez quelCen nos dicefu llamado para acabarla. Su trazado es muy

    bello y responde muybien a las caractersticasdel bar roco afrancesadolevantino. La proporcindel tramo de la amplianave es ms alargadaque la de un rectnguloduplo, dando lugar auna espaciosa nave de

    saln. En las iglesias delos Santos Juanes y deSan Martn, en Valencia,en los templos de Nuestra Seora de Beln ySan Agustn, en Barcelona, tenemos, entre tantos otros, ejemplos magnficos de grandes navesde saln constituidas por

    tramos as proporcionados. La iglesia de Nuestra Seora de Beln,construccin tambin jesutica como el Seminario de Teruel, y construida poco antes (1681-1729), debi de influir no poco en el

    arte de Aldehuela.Pero la gran nave de saln de San Felipe Neri no tiene ms que dos tramos,

    careciendo, por tanto, de desarrollo longitudinal. Predomina el gran espacio cua

    drado del crucero, y por uno de los brazos del mismo, muy corto, tiene entrada eltemplo. La cabecera es cuadrada, y en cambio los pies se cierran poligonalmente,

    (1) Llaguno:Noticias de losArquitectos y Arquitectura enEspaa, t. IV, pg. 297.

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    imitando un tipo de bside caractersticamente levantino. (Santos Juanes y San Martn, Valencia.) El conjunto produce una sensacin de gran espacio central. A unextremo del crucero se abre una suntuosa capilla oval, llamada de las Angustias,donde nos aparece por primera vez la forma elptica, tan cara a Martn de Aldehuela.

    La decoracin arquitectnica de este templo es realmente sorprendente por su

    fecundidad y fantstica belleza. Es el desarrollo lgico de la decoracin "cornucopia" del Seminario de Teruel; pero lo que all era timidez, detalle menudo y anqu-losamiento, aqu se ha convertido ya en valenta, largueza y movilidad de formas.Aquella falta de amplitud en la onda rtmica de la arquitectura que echbamos dever en Teruel, ha desaparecido en el desarrollo majestuoso y flexible del interiorde San Felipe Neri. Las formas arquitectnicas (entablamento y pilastras) un pocotumefactas de Teruel, se desperezan como animadas por nueva savia vital.

    La bveda bada que cubre el espacio cuadrado del crucero (fig. 5) est decorada primorosamente por cuatro grandes medallones, cornucopias, en forma decorazn, unidos radialmente a una lintemita central y unidos entre s por segmentos circulares que oponen su curvatura inversa a la de las cornucopias; todo eldetalle es pu ra rocalla, ms fants tica que la del ms atrevido decorador francs.El juego ondulante de esta composicin amplia y bien trabada indica ya una maestra y un dominio del lenguaje decorativo que no podemos encontrar en la obraanterior turolense.

    Los frentes interiores del crucero (fig. 2), con sus grandes arcos flanqueados depilastras, encima de los cuales la cornisa del templo se empina puntiaguda, mientras el arquit rabe baja has ta besar la arquivol ta del arco, forman otra composicinmagistral, sin par ni parecido en obras espaolas de la poca. Tendramos que dejar

    volar nuestra fantasa en busca de las caprichosas extravagancias de la arquitectur a del sur de Alemania o del Danubio, o quiz ms lejos, para llegar ha st a losesplendores zaristas, donde la cortesana francesa se fatiga de riqueza brbara y sedisuelve en orientales deUrios.

    Las pilastras de los arcos triunfales del crucero escupen a uno de sus costadosuna mancha decorativa como de lava rezumante. No se componen como elementosaislados, sino como un par de encuadramiento, simtrico como mancha de tinta enpapel doblado. Los capiteles tienen la apariencia catica de los que vimos en Teruel;pero llega aqu ms lejos todava la flexibilidad de formas. Encima de estas pilas

    tr as del crucero , unas copas, o vasos de rocalla, en todo anlogas a las de los"Recue ils" franceses, demuest ran , como dijimos, el verdadero origen de los capiteles.

    Esta iglesia tuvo tribunitas de panzuda celosa, como las tuvo la del Seminariode Teruel, respondiendo el trazado de esta panza al mismo tipo que el de las ricastribunas de Nuestra Seora de Beln, en Barcelona. La iglesia, destrozada por unfuego vandlico, ha perdido todos sus ornamentos accesorios, retablo, altares, tribunas, etc. Deba de estar ya antes torpemente pintada con oros de triste purpurina, yhoy en da ennegrecida por el humo, tiene un lastimoso aspecto. Este interior , cuidadosamente restaurado, pintado con los colores atrevidos a la vez que suaves, apor

    celanados y delicuescentes de su estilo, producira un mgico y encantador golpede vista. La capilla oval de las Angustias, con su apilastrado corintio caprichoso,su arquitrabe serpenteante, sus medallones y cornucopias y su bveda ovoide pinta da , forma tambin un bello conjunto . Se conservaban en este templo una San-

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    ANTA CKXZ

    tsima Trinidad, pintad a por D. Francisco Preciado; una Asuncin, de GonzlezVelzquez, y una Piedad, atribuida a Salcillo.

    Al exterior queda de Aldehuela una portada en calle secundaria, no de la iglesia, sino de los anexos, con arco y pilastras compuestas, remontado por una ven-

    tanit a pequea enlazada a la composicin por curvas suaves de contrafuertes. Este

    modelo lo seguir luego, mejorndolo, en San Pedro. Esta portada es pobre, toscay desmaada. Posiblemente no contaba el arquitecto con tan hbiles canteros como escayolistas,o no atrevindose en el exterior a ta n brillantes

    fantasas como adentro, se sinti cohibido y torpe.

    Renovacin en estilo rococde las iglesias de Cuenca.

    Despus de la guerra de Sucesin debieron de

    quedar las parroquias e iglesias de Cuenca deshechas por los estragos de las soldadescas austracase inglesas. Los Obispos, en la segunda mit ad delsiglo XVIII, se aprestaron a reedificarlas, coincidiendo esta labor restauradora con la estancia deMartn de Aldehuela en Cuenca, ya investido conel cargo de maestro mayor de la dicesis y en elapogeo de su prestigio despus de sus primerosxitos. Se distinguieron en esta labor restauradora

    los Obispos Carvajal, Flrez-Osorio y Flores Pabn.La parroquia de San Pedro, de planta circular,

    fu renovada completamente en este tiempo, y nosabemos si la forma circular la impuso Aldehuela,que gustaba mucho de ella, o si estaba as fijadade antemano. Aparte de su indudable filiacin estilstica, sabemos por Ponz (1) que la renovacin'esobra de Aldehuela. Un gran mbito circular decorado por un orden apilastrado pseudocompuestocon saliente cornisa denticulada, se cierra por una

    cpula que recibe la luz por unos huecos mix-tilneos cuatrilobulados abiertos en su misma basedentro de unas tmidas arcaturas. Entre las pilastras, unos grandes arcos dan a las capillas. Lacomposicin general es de las ms clsicas y serenas que conocemos de Aldehuela, y slo en capiteles y guarniciones de huecos aparece la rica fantasa rocalla inequvocamente aldehuelesca.

    La portada exterior de San Pedro es del mismo tipo que la de San Felipe, peromucho ms fina, graciosa y bien ejecutada. El arco sube por encima de los capite

    les, y todo el entablamento se curva siguiendo suavemente su lnea. El abocinamiento del arco, que permite la colocacin de unos nichos avenerados, que tuvieron

    (1) Ponz: Viaje por Espaa, t. 3, Car ta IV, pg . 112.

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    imgenes de santos hoy desaparecidas, presta a la portada un carcter francscomo de hueco anichado Luis XV. La parte menos acertada es el segundo cuerpo,demasiado insignificante, con su nicho entre pilastras jnicas. Interrumpiendo elentablamento hay un escudo muy decado del Obispo Flrez-Osorio, el munficorestaurador de las iglesias de Cuenca. Esta iglesia de San Pedro, como la mayora

    de las conquenses, desgraciadamente est tambin deshecha por el imperdonablevandalismo de la pasada guerra.

    Otra de las iglesias restauradas por el Obispo seor Flrez es la Santa Cruz (1).Hoy en da es una gran nave en forma de saln, de seis tramos con bside poligonal.Aldehuela debi de conservar slo la fachada, los muros perimetrales y alguna capilla (capilla-enterramiento de D. Luis Valle de La Cerda), conformando a su gustoel interior de esta iglesia, segn el tipo caractersticamente levantino. La decoracinde rocalla, graciosa, menuda, campea en capiteles, en la pintura de los frisos, enlos fajones de la bveda y en los vrtices de los lunetos, y se extiende con ms vigor

    y profusin en la bveda del bside, dibujando unas caprichosas costillas con figuras de ngeles. En un trozo de la cornisa (rincn del Evangelio, bside) se lee lafecha de 1756. Segn esta interesante fecha, tena Aldehuela, cuando se renov estetemplo, veintisis aos , prueba de lo joven que era cuando empez a trabajar ycuando fu a Cuenca. No hemos visto ninguna noticia literal de que esta parroquia fuera reformada por Aldehuela; pero de ello no cabe la menor duda a la vistadel monumento restaurado por el celo del Obispo Flrez-Osorio, para el que tantotrabaj Aldehuela, como sabemos documentalmente.

    Tambin hubo de renovarse por entonces la parroquia de San Miguel, cuya decoracin se basa en un apilastrado sencillo corintio y pequeos toques de rocalla en

    los fajones, vrtices de lunetos y centros de las bvedas, todo con ms parquedadque en los conjuntos citados anteriormente. La planta, extraa, una nave y unacolateral ancha con un profundo presbiterio, vena impuesta en esta venerableparroquia, de las ms antiguas de Cuenca, que se fu haciendo al correr de los aos;conserva algunos restos romanos y gticos, tuvo un hermoso artesonado mudejar,y su presbiterio, renacentista con cpula encasetonada inspirada en la del Arco delJamete, en la Catedral, tena un retablo del siglo XVI, hoy destruido.

    Algo ms puede rastrearse por Cuenca que siendo obra de Aldehuela pertenezcaa su primer estilo; no en balde desde que el maestro, muy joven, sent all sus reales,

    hasta que ya maduro abandon esta ciudad camino de Mlaga, nada se hizo en laSede de San Julin en materia de arquitectura y decoracin en que no interviniera.Sera muy prolijo hacerlo, porque detalles suyos se encuentran salpicados por todaspartes; por ejemplo: un magnfico repisn de balcn, estilo rocalla, de la iglesia delConvento de la Merced (fig. 26),hoy anexa al Seminario; por eso terminaremos elestudio de esta primera poca del maestro citando slo la sillera del coro de laCatedral, en la que, segn toda lgica, hubo de intervenir nuestro arquitecto.

    Pelayo Quintero, en su libro sobre Silleras de Coro (2), al hablar de la de Cuenca,no cita a Martn de Aldehuela, nombrando a un tal Villadiego, que trabaj en 1557;a un tal Saceda, y entre 1612 y 1617, a Juan Martnez y Bautista Crescencio. Segn

    hiptesis de Quintero, la traza y carpintera estn dentro del estilo de Herrera, y

    (1) Madoz: Diccionario Geogrfico, Madrid, 1850, t. VII, pg. 231.(2) Pelayo Quinte ro: Silleras de Coro. Noticias de las ms notables de Espaa, ao 1908, pg. 132.

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    pudieron aprovecharse al trasladar la sillera; pero los tableros y la silla episcopalhan de ser cuando menos de comienzos del XVII. Todo ello, a poco que se observela obra, es errneo; ni puede adivinarse, por mucho que se quiten los tableros,ningn esquema herreriano, ni los mismos tableros y silla episcopal pueden ser decomienzos del XVII, cuando nos estn

    K MIGVIi,diciendo por su estilo ser de los comienzos de la segunda mitad del XVIII. Larealidad es que el coro se traslad desitio en tiempos del Obispo Flrez-Osorio, que fu quien construy a susexpensas, a mediados del siglo XVIII,la actual sillera, cedindose la vieja ala Colegiata de Belmonte (1). En efecto:la sillera presenta una gran uniformidadde estilo y ejecucin. No conocemos cu

    les fueron sus entalladores; pero en mucho vemos la mano de Aldehuela, quetantos encargos recibi del munficoObispo.

    Los tableros tienen acodillados losngulos, y por ellos retozan las conchasrecortadas de la rocalla; la silla episcopal (fig. 10), galanamente resaltada consus columnillas exentas, est coronada

    por un gracis tico con las armas delObispo donante (escudo partido, concinco Uses en una banda y dos leonesen la otra; alrededor, una faja con sou-ter, castillos y leones). Este tico, dondese funden arquitectura, follaje y figuras, cuyas formas caracolean y parecendisolverse en el aire como el humo, slopoda caberle en la cabeza a un artistacomo Aldehuela. Un detalle tpico del

    maestro, que veremos en otras de susobras, es la interrupcin de las cornisasgenerales que coronan la sillera; antesde intestar en el tico, se rizan comouna ola de rocalla, y entre sus espumas surge la cabeza de un querubn. Lasfiguras sentadas sobre dos trozos curvos de frontn cortado indican a las clarasla influencia ejercida por el Altar Nuevo de San Julin o Transparente, de VenturaRodrguez, en la misma Catedral. Pero al dejarse sentir la huella profunda queeste altar* de D. Ventura ejerci en Aldehuela, es cuando cambia radicalmente elestilo de nuestro maestro y cuando nos es preciso pasar a otro captulo de esteensayo. Si la obra del Coro todava la hemos t ra ta do del lado de ac, aunque

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    (1) Larraaga: Gua de Cuenca, 1929, pg. 148.

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    se hiciera a la vez o algo despus del Altar de San Julin, es porque predomina an el estilo rocalla y el espritu afrancesado de la primera poca de Martn de Aldehuela.

    El segundo estilo de Jos Martn de Aldehuela y su des-arrollo en las obras de Cuenca. Iglesia de San Antn.

    La llegada a Cuenca de Ventura Rodrguez, y sus proyectos para el Altar Mayory el Transparente de la Catedral, revolucionaron de raz el arte de Martn de Aldehuela. El arquitecto, antes inspirado en las obras del estilo afrancesado levantino,se adscribi de lleno a la retrasada corriente espaola del barroco romano que noshaban trado a la Pennsula los arquitectosde Felipe V, Juvara y Sachetti, y queVentura Rodrguez sigui con ardor e inteligencia.

    Ventura Rodrguez lleg a Cuenca el ao 1753 para hacer los primeros proyectos de sus altares y escoger los mrmoles de las canteras vecinas; sus dibujos seconservan en el Archivo Catedral. La obra, hecha a toda costa, durara algunosaos, exigiendo cuidados y viajes del maestro madrileo, durante los cuales se fuoperando el trascendental cambio en el arte del arquitecto provinciano. Con todasegur idad, Aldehuela Servira de apare jador o ayu dan te de D. Ventura en estasobras, por ser de hecho el maestro de la Catedral.

    El Altar Mayor y Transparente de Cuenca vienen en la produccin de D. Ventura inmediatamente despus de la Capilla del Pilar de Zaragoza. Representan elmismo momento estilstico, cuando su inspiracin nace sobre todo de los modelosde Cario Fontana y de Rorromini (1). Pues bien: injertado Aldehuela en este instante del proceso artstico venturiano, en l centra su atencin y encuentra los

    motivos que le harn renovar su arte. Este hecho hace que en la segunda mitaddel siglo XVIII nos encontremos en Cuenca un retrasado borrominista, que ofrendatoda su fantasa exuberante a la recreacin de un arte italianizante, como antes lohaba hecho exaltando un estilo francs. Aldehuela, como hombre espontneo,entregado al puro goce de modelar con sus manos los ms radiantes espacios arquitecturales; sin una formacin intelectual que sujetara su lpiz, hecho para saltarcon desenfado sobre todos los problemas de composicin y modelado arquitectnicos, lleva a sus lt imas consecuencias, en algunos ejemplos deliciosos, aquel borro-minismo y fontanisrao que haba aprendido en D. Ventura.

    Colocamos en primer lugar cronolgico entre las obras de este segundo perodode Aldehuela, la renovacin de la iglesia de Religiosas Franciscas de la Concepcincitada en el artculo que le dedica Cen. Esta obra casi pudiramos llamarla detransicin entre los dos estilos. Compnese el interior de un gran espacio elpticocubierto con cpula perforada por lunetos, un presbiterio de cabecera plana y unatrio, abajo el coro, a los pies. La composicin es ya a l a ita liana, con un orden compuesto correctamente trazado; abundan los recuadros en medio punto con curvatura de dimetro menor que la base de la parte recta, que tanto usaron Rorromini,Fontana, Juvara, Rodrguez, etc.; las borrominescas cabezas de querubines revolotean por todos lados, limando ngulos de recuadros y escondiendo terminales de

    fajas. Existen en esta iglesia, como en todas las que vamos citando destruidas, tri-

    (1) Vase Fernando Chueca: Ventura Rodrguez y la Escuela barroca romana, en ARCHIVO ESPAOLDE AR TE, n. 52, 1942.

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    bunitas con celosa panzuda, recuerdo de sus primeras obras. Lo que hace,sobre todo, que coloquemos esta produccin en un punto transitivo, es que elmodelado de todos los elementos arquitectnicos es todava muy suave, respondien-

    CAPITELLS )LAi^ Z?OCK

    5AKTA.CR.V7i + - H PEDRO

    do an al poco relieve y delicadeza de las primeras obras de su estilo rocalla.Su obra ms importante de este perodo es la iglesia de San Antn, lo mismo

    que en el anterior lo haba sido San Felipe Neri. En sta se ha desarrolladoya, con vigor, con aliento juvenil y radiante, toda la promesa del nuevo estilo.Su fecha, inscrita en la iglesia, es la de 1764, verdaderamente temprana, si paramosmientes en la rpida evolucin recorrida por el artista. Su planta fest sabiamente

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    http://5akta.cr.v7i/http://5akta.cr.v7i/http://5akta.cr.v7i/
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    compuesta, buscando reunir el saln, la cpula y el impulso de profundidad haciael presbi terio en un; alarde de mgica escenografa; en el fondo de todo ello, unapiececi ta recoleta, que es.como el corazn misterioso del ms alia: el camarn. La composicin espacial, fastuosa; modelado en grande de nichos, arcos de triunfo, bve

    das alabeadas, pechinas, lunetos,

    CONVENTO DE CONCfcPCIONlSWI G I . & S I A

    cpulas, con una amplitud, conuna verbosidad, con un fuego quesorprenden. En los detalles, underroche de formas, de fantasa,de capricho, de intrepidez, queconfunde a los ojos con su brillo.

    El orden general del templo esun apilastrado compuesto con capiteles del tipo de los de las Con-cepcionistas; pero algunos, los dengulo, varan, insertndose en elabaco un querubn con su cogollode abitas. El orden del presbiterioes, en cambio, de columnas y medias columnas corintias, pintadasimitando mrmoles y siguiendo decerca el siempre presente Transparente de San JuHn. El perfilado de todas las molduras, y sobre

    todo el de la cornisa general, estcuidadosamente estudiado paraobtener fuertes oscuros y hacerque los gruesos bocelones aparezcan casi sueltos. No hay en el templo un metro cuadrado de muro obveda sin decorar, como si todofuera poco para que Aldehuelavertiera su inmenso caudal de formas. Entre los haces de pilastras,

    que producen mil quiebros al muroy a la cornisa, van los altares dentro de grandes arcatura s, o bien,en los intervalos estrechos y altos,

    una sucesin vertical de pequeos elementos, nichos, sobrepuertas, recuadros, se suceden, prestando con su menudez escala al conjunto (fig. 19). La gran bveda de can de la nave ha perdido casi su apariencia geomtrica a fuerza de penetraciones,lunetos, cuadros ovales y mixlilneos. Se procura eludir toda tectnica clara evitandolos arcos fajones continuos, interrumpindolos como si fueran pilastritas para sopor-

    tarunas figuras de ngeles. La gran cpula elptica, cuyo eje mayor es perpendicularal eje longitudinal "d la iglesia, est iluminada por huecos abiertos en su propiocascarn lo que la aligera considerablemente y le da un aspecto de ingrvida estrella; la multitud de angelotes, pinturas, nubes figuradas o en rebeve, rompiendo las l-

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    Fig. i.SAN FELIPE NERI . Portada secun-daria.

    Fig. 2.SAN FELIPE NERI . Arco del cru-cero quesirve de paso a la Capilla de las

    Angustias.

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    Fig. 3.SAN FELIPE NERI . Crucero: detalle. Fig. 4.SAN FELIPE NERI . Detalle de laCapilla de lasAngustias

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    Fig. 5.SAN

    F E L I P E N E R I . Bveda vida del crucero.

    Fig. 7 .SANTA CRUZ. Interior.

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    Fig. 6.SAN FELIPE NERI . Capiteles y hueco de una columna.

    pg_ 8 .SANTA CRUZ. Entablamento y capiteles.

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    F"ig. 9.SAN PEDRO. Portada.

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    F'ig. 10.CATEDRAL. Coro silla episcopal .

    Fig. 11.SAN PEDRO. Interior. Fig. 12.SAN PEDRO. Detalle del interior.

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    L A M I N A I V ARTE ESPAOL

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    Fig. 13.CONVENTO DECONCEPCIONISTAS.

    Interiorde la iglesia.Fig. 14.CONVENTO DE CONCEPCIONISTAS.

    Bveda central de laiglesia.

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    Fig. 15.CATEDRAL DE CUENCA. Transpa-

    rente de SanJulin.Fig. 16.CONVENTO DE MONJAS DE SAN

    PEDRO (VULGO PETRAS.) Retablo mayor,

    destruido.

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    Fig. 19.SAN ANTN. Haces de pilastras. Fig. 20.SAN ANTN. Bveda en un brazodel crucero.

    Fig. 21.SAN ANTN. Interior del camarn:Detalle.

    Fig. 22.SAN ANTN. Entablamento ycapitel-mnsula.

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    Fig. 23.SAN ANTN. Cpula.

    Fig. 25.CONVENTO DE SAN PAB LO.Capilla del Rosario: Cpula.

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    Fig. 24.SAN ANTN.Can de la nave.

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    Fig. 26.IGLESIA DEL CONVENTO ANTIGUO DE LAMERCED. Repisade balcn.

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    Fig. 27.CONVENTODESAN PABLO. Capilla.del Rosario: Columnas y pilastras.

    Fig, 28.SAN ESTEBAN.Capilla de la Vene-rable Orden Tercera: Altar central.

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    Fig. i.SAN ESTEBAN.Capilla de la Vene-rable Orden Tercera: Cpula.

    Fig, 30.HOSPITAL DE SANTIAGO. Iglesia:Puerta en el Presbiterio.

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