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ESTUDIO RETROSPECTIVO DE LAS NEOPLASIAS HEPÁTICAS EN CANINOS EN EL LABORATORIO DE PATOLOGÍA VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE COLOMBIA ENTRE LOS AÑOS 1975 Y 2007
GUSTAVO GONZÁLEZ PAYA
Código: 785027
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA ESPECIALIDAD EN ANATOMOPATOLOGÍA VETERINARIA
BOGOTÁ, DC. 2010
ESTUDIO RETROSPECTIVO DE LAS NEOPLASIAS HEPÁTICAS EN CANINOS EN EL LABORATORIO DE PATOLOGÍA VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE COLOMBIA ENTRE LOS AÑOS 1975 Y 2007
GUSTAVO GONZÁLEZ PAYA MV
Trabajo presentado como prerrequisito para optar el título de la Especialidad en Anatomopatología Veterinaria
Director:
BENJAMÍN DONCEL DÍAZ MVZ; MSc
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA ESPECIALIDAD EN ANATOMOPATOLOGÍA VETERINARIA
BOGOTA, DC. 2010
DECLARATORIA DE ORIGINALIDAD Y RECONOCIMIENTO.
Yo, Gustavo González Paya, declaro que la información publicada en el presente trabajo final para optar al título de la Especialidad en Anatomopatología Veterinaria, corresponde a los resultados del anteproyecto intitulado “Estudio retrospectivo de las neoplasias hepáticas en caninos en el laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007” previamente tramitado ante el Comité Asesor de Post-grado producto de una propuesta original y desarrollada en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia.
FORMATO UNICO PARA ENTREGA DE LOS TRABAJOS DE GRADO
Título en español: ESTUDIO RESTROSPECTIVO DE LAS NEOPLASIAS HEPÁTICAS EN CANINOS EN EL LABORATORIO DE PATOLOGÍA VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA ENTRE LOS AÑOS 1975 Y 2007
Título en inglés:
RETROSPECTIVE STUDY OF THE HEPATIC NEOPLASM IN DOGS IN THE LABORATORY OF VETERINARY PATHOLOGY AT UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA BETWEEN 1975 AND 2007
Resumen: El hígado es un órgano de frecuente aparición de neoplasias, estas son malignas y benignas; las neoplasias hepáticas primarias se clasifican según el origen embriológico en epiteliales y mesenquímales; adicionalmente, en el hígado se manifiestan varias neoplasias metastásicas. Los signos clínicos pueden estar o no relacionados con insuficiencia hepática y los que con mayor frecuencia se reportan aunque inespecíficos son pérdida de peso, vómito, diarrea y otros relacionados con insuficiencia hepática como ictericia, encefalopatía hepática y ascitis. El estudio retrospectivo incluyó 71 neoplasias hepáticas diagnosticadas en caninos según el archivo del Laboratorio de Patología de la facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia en el periodo comprendido entre los años 1975 y 2007. Las neoplasias primarias fueron el 36,6% (26) mientras que las metastásicas el 63,4% (45). El 92,9% (66 casos) fueron neoplasias malignas y el 7,1% (5) fueron neoplasias benignas. Las neoplasias primarias más frecuentes fueron el colangiocarcinoma con el 16,9% (12) y el carcinoma hepatocelular con el 12,6% (9) y las metastásicas más comunes fueron el hemangiosarcoma con el 18,3% (13) y el linfoma con el 16,9% (12). Las razas más predispuestas a sufrir neoplasias hepáticas fueron: la mestiza en el 16,9% (12), seguida por la Bóxer y la Pastor Alemán con el 11,3% (8) cada una, la French Poodle con el 8,5% (6), la Labrador con el 7,1% (5) y la Cocker Spaniel con el 5,6% (4). Los animales geriátricos fueron los que más sufrieron de neoplasias hepáticas con el 66,2% (47). La edad más común de presentación de neoplasias fueron entre los 8 y los 11 años con el 42,3% (30); se encontró que los caninos geriátricos tienen un 58% más riesgo de sufrir neoplasias hepáticas que los animales adultos (entre 6 meses y 7 años) según la población de referencia. En cuanto al sexo los machos fueron los más afectados con un 54,9% (39), las hembras con el 38% (27) y en el 7,1 % (5) no se reportó el sexo; se encontró que los caninos machos tienen un 38% más riesgo de presentar neoplasias hepáticas que las hembras. Summary: Hepatic neoplasms malignant or benign neoplasms are common in domestic animals. Primary hepatic neoplasms are classified according the embryologic origin in epithelial neoplasm and mesenchymal neoplasm. Additionally, the liver is frequently affect by metastatic neoplasm than many tissues. Clinical symptoms of hepatic neoplasm could be or not associated with hepatic failure and when present usually are not specific, the clinical signs are weight loss, vomiting, diarrhea and others related with hepatic failure as jaundice, hepatoencephalopathy and ascites. This retrospective study included 71 hepatic neoplasm diagnosed in canines registered in the laboratory pathology files, of the veterinary medicine and animal science school of the Universidad Nacional de Colombia during 1975 and 2007. Primary neoplasm were 36,6% (26) mean while the metastatic neoplasm were 63,4% (45). 92,9% (66 cases) are malignant neoplasm and benign neoplasm were 7,1% (5). The most frequent primary neoplasm were cholangiocarcinoma with 16,9% (12) and hepatocellular carcinoma with 12,6% (9). The most common metastatic neoplasm were hemangiosarcoma 18,3% (13) and lymphoma 16,9% (12). The most frequently breed having hepatic neoplásicas was mixed-breed 16,9% (12), followed by Boxer and German shepherd with 11,3% (8) respectively, French Poodle 8,5% (6), Labrador retriever 7,1% (5) and Cocker Spaniel 5,6% (4). The geriatric animals were the most susceptible group to suffer hepatic neoplasm with 66,2% (47). The most common age to suffer neoplasm was between 8 and 11 years old with 42,3% (30); According to the reference population, we found that we found that the geriatric animals have a 58% greater risk to suffer hepatic neoplasm than any other adult animals (between 6 months to 7 years). Males were most affected 54,9% (39) than females 38% (27); in five animals (7,1 %) the sex were not reported; we found that the males have a 38% greater risk to suffer hepatic neoplasm than the females.
Palabras claves en español: hígado, neoplasia, caninos. Palabras claves en inglés: liver, neoplasm, dogs
Firma del director: ______________________________________________________________________________ Benjamín Doncel Díaz., 5 noviembre de 1968 Gustavo González Paya., Abril 1 de 1977
CONTENIDO
Pág.
Capítulo I
Introducción
1
Bibliografía
3
Capítulo II
Revisión de literatura
1 Introducción 5
2 Generalidades 5
2.1 Clasificación de las neoplasias hepáticas 5
2.2 Etiología 6
2.3 Epidemiología 7
2.4 Clínica 8
3 Alteraciones anatomopatológicas 9
3.1 Neoplasias hepáticas primarias 9
3.1.1 Neoplasias epiteliales 9
3.1.1.1 Adenoma hepatocelular 10
3.1.1.2 Carcinoma hepatocelular 10
3.1.1.3 Hepatoblastoma 11
3.1.1.4 Colangioma y cistadenoma 11
3.1.1.5 Colangiocarcinoma 11
3.1.1.6 Adenoma y carcinoma de la vesícula biliar 12
3.1.1.7 Carcinoides hepáticos 13
3.1.2 Neoplasias mesenquimales 13
3.1.2.1 Mielolipoma 14
3.2 Neoplasias metastásicas 14
3.2.1 Neoplasias epiteliales 15
3.2.1.1 Neoplasias pancreáticas 15
3.2.2 Neoplasias mesenquimales 15
3.2.2.1 Hemangiosarcoma 15
3.3 Neoplasias hemolinfáticas 16
3.3.1 Linfoma 16
3.3.2 Sarcoma histiocitico 16
Bibliografía 17
Capítulo III
Estudio retrospectivo de las neoplasias hepáticas en caninos en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007
Resumen 22
1 Introducción 23
2 Materiales y métodos 24
3 Resultados 26
4 Discusión 42
5 Conclusiones
6 Recomendaciones
51
52
Bibliografía 53
Anexo 1 Formato para recopilación de datos.
57
LISTA DE FIGURAS
Pág.
CAPÍTULO III
Figura 1. Total de neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007. Porcentaje de las neoplasias primarias y metastásicas.
28
Figura 2. Total de neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007, proporción de neoplasias hepáticas primarias y metastásicas y porcentajes de malignas versus benignas.
28
Figura 3. Comparación de los caninos afectados por neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia de acuerdo con la etapa de la vida o grupo etario. NR: No se reportó el grupo etario.
30
Figura 4 Distribución de la casuística diagnosticada en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia de neoplasias hepáticas en caninos según la raza. NR: no se reportó la raza.
30
Figura 5. Neoplasias hepáticas en caninos diagnosticadas en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia según el sexo. NR: No se reportó el sexo.
32
Figura 6. Comparación de la casuística de neoplasias hepáticas de acuerdo con el subperiodo de remisión en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia.
32
Figura 7. Adenoma hepatocelular.
35
Figura 8. Cistadenoma.
36
Figura 9. Carcinoma hepatocelular.
39
Figura 10. Colangiocarcinoma.
40
LISTA DE TABLAS
Pág.
Capítulo III
Tabla 1. Número, porcentaje y clasificación de las neoplasias hepáticas que llegaron al Laboratorio de Patología Veterinaria en el periodo comprendido entre los años 1975 y el 2007, la clasificación se hizo con base en las características histológicas descritas por Meuten (2002).
33
LISTA DE ANEXOS
Pág.
Capítulo III
Anexo I. Formato para recopilación de datos. 57
AGRADECIMIENTOS
Al Laboratorio de Patología Veterinaria Universidad Nacional de Colombia.
Al Laboratorio Patología interfacultades Universidad Nacional de Colombia.
Al Dr. Benjamín Doncel Díaz. Director del trabajo.
Al Dr. José Darío Mogollón. Asesoría en Patología.
A la Dra. Nora Martínez y el Profesor Carlos Malaver. Asesoría en estadística
A la Dra. Myriam Acero. Asesoría en epidemiología.
Al Dr. Vladimir Galindo. Asesoría bibliográfica
A Leonardo Bernal y Gilberto Córdoba, por su colaboración.
A Mary, Liliana, Mayra, Nury, Diana, Mauricio, Luis Carlos, Héctor, mis amigos de la Especialidad en Anatomopatología Veterinaria
DEDICATORIA
A MI MADRE
Waldina
A MIS HERMANOS
Hugo, Gloria, Blanca, Gladis, Alba, y Fernando
A MIS AMIGOS
Mary, Liliana, Mayra, Nury, Diana, Mauricio, Luis Carlos, Héctor
Por su apoyo y ayuda constante e incondicional
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
El hígado como cualquier órgano o tejido del organismo está sujeto al contacto
con agentes potencialmente carcinogénicos que se entiende como compuestos
que pueden llevar al desarrollo de neoplasias, entre estos se encuentran: algunos
virus, sustancias químicas, hormonas, parásitos, aflatoxinas y la radiación
(Newberne and Butler, 1969; Thomas et al., 1997; Fink-Gremmels, 1999; Ioan and
Catoi, 2007; Balkman, 2009). El porcentaje de neoplasias hepáticas en caninos es
menor al 6% (Zaldívar y col., 2002; Ferreira de la Cuesta, 2003; Bravo, 2008). La
literatura reporta que la mayoría de neoplasias que afectan al hígado son malignas
y entre estas, las metastásicas o secundarias son las más comunes (Strombeck
1978; Sato et al 1983; Crow 1985; Zaldívar y col., 2002; Ferreira de la cuesta,
2003; Bravo, 2008). Las neoplasias hepáticas primarias más comunes son el
colangiocarcinoma y el carcinoma hepatocelular (Strombeck, 1979; Patnaik et al.,
1980; Patnaik et al., 1981; Crow, 1985; Magne and Winthrow, 1985). Los animales
geriátricos tienen mayor riesgo de sufrir de neoplasias hepáticas (Hirao et al 1974;
Strombeck, 1978; Patnaik et al., 1980; Hirsch et al., 1981; Trigo et al., 1982;
Withrow and MacEwen, 2001). Dos estudios de neoplasias hepáticas en caninos;
el primero, evaluó nueve caninos todos con diagnóstico de carcinoma
hepatocelular y el segundo evaluó 93 neoplasias en caninos y de estas cinco
fueron neoplasias hepáticas; ambos trabajos encontraron que los caninos de raza
mestiza sufrieron en mayor número neoplasias hepáticas en comparación con
otras razas (Schuch et al., 2006; Bravo, 2008).
Este estudio tomo la información del archivo de las necropsias y las biopsias que
fueron remitidas al Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional
de Colombia entre los años 1975 y 2007 para determinar el número de neoplasias
hepáticas en caninos, clasificarlas según las características histológicas descritas
por Cullen and Popp, 2002 citados por Meuten (2002), establecer los porcentajes
1
de primarias versus metastásicas y las proporciones de malignas versus benignas,
describir microscópicamente a las primarias, se planteó además, indagar por
factores epidemiológicos como son: el total de neoplasias, total de neoplasias
hepáticas y cada uno de los tipos, la edad, la raza y el sexo; finalmente, establecer
la frecuencia de remisión por año. Según los criterios de selección del trabajo se
tomaron los datos referentes a la casuística con diagnóstico de neoplasia que
afectó cualquier órgano, tejido ó sistema de los caninos; en total se encontraron
1692 neoplasias en caninos, de las cuales el 4,2% afectaron el hígado y las
neoplasias metastásicas (63,4%) afectaron en mayor porcentaje al hígado en
comparación con las primarias (33,6%); así mismo, se encontró 92,9% de las
neoplasias hepáticas evaluadas fueron malignas incluyendo las primarias y las
metastásicas; por otra parte, los caninos geriátricos fueron los más afectados con
un 66,2% y la mayoría de casos se agruparon entre los 8 y los 11 años de edad;
adicionalmente, otros resultados fueron que la raza mestiza fue la más afectada
con el 16,9%; respecto al sexo, los machos fueron los que más sufrieron de
neoplasias hepáticas con un 54,9%; finalmente, la casuística remitida al
Laboratorio de Patología Veterinaria de Universidad Nacional de Colombia
aumento notoriamente en los últimos años.
Las neoplasias hepáticas caninas objeto del presente estudio retrospectivo en el
Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de
Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia se comportaron de manera
similar a lo descrito en la literatura nacional e internacional y son menores del 6%
de las neoplasias que afectan al canino, las metastásicas o secundarias son más
frecuentes en comparación con las primarias, las malignas son más comunes y los
animales geriátricos son los más afectados, por tal razón en lo posible cada vez
que haya un alteración clínica en un paciente geriátrico que comprometa el hígado
debe considerarse una neoplasia hepática dentro del diagnóstico diferencial.
2
BIBLIOGRAFÍA
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Schuch ID, Bonel-Raposo J, Grecco FB, Guim, TN, Fernandes CG, Gamba CO. Estudo retrospectivo de carcinoma hepatocelular diagnosticado em diferentes espécies domesticas durante un periodo de 1978 a 2006. www.ufpel.edu.br/cic/2006/arquivos/CA_01670.rtf.
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3
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4
CAPITULO II
REVISIÓN DE LITERATURA
1 INTRODUCCIÓN
El hígado como cualquier órgano o tejido del organismo está sujeto al contacto
con agentes potencialmente carcinogénicos. Algunos agentes descritos como
posibles inductores de neoplasias son: sustancias químicas, hormonas, parásitos
y la radiación. El objetivo de este trabajo es hacer una revisión de literatura de
aspectos como la etiología, comportamiento epidemiológico, clínico y las posibles
alteraciones anatomopatologicas de las neoplasias que afectan el hígado y el
sistema biliar.
2 Generalidades
Las neoplasias hepáticas primarias incluidas las de origen epitelial son poco
comunes en caninos, felinos y otros animales domésticos como los bovinos,
ovinos, porcinos y equinos (Patnaik and Liu, 1975; Ponomarkov and Mackey,
1976; Patnaik, et al., 1981a; Trigo et al., 1982; Patnaik, 1992); sin embargo,
Postorino (1989) reportó que la incidencia de neoplasias hepáticas en caninos es
alta y puede alcanzar valores entre el 0,6 y el 1,3 % del total de neoplasias.
2.1 Clasificación de las neoplasias hepáticas.
Existen diversas clasificaciones para las neoplasias hepáticas, algunas de estas
son: la descrita por Magne and Winthrow (1985) que las dividen como primarias y
metastásicas; la de Hammer and Sikkema (1995) que las clasifican en tres grupos,
primarias, hemolinfáticas y metastásicas; la Cullen and Popp, 2002 citados por
5
Meuten (2002) quien las organiza en primarias de origen epitelial y mesenquimal;
las metastásicas o secundarias de origen epitelial, mesenquimal y hemolinfáticas y
lesiones parecidas a neoplasias; finalmente la clasificación de la AFIP (Armed
Forces Institute of Pathology) las divide en epiteliales, neuroendocrinas,
mesenquimales, de tejido hematopoyético y relacionados, en tumores no
clasificados y secundarios (Head and Cullen, 2003).
2.2 Etiología.
En algunas neoplasias hepáticas la etiología no es reconocida claramente
(Anderson and Sandinson, 1958; Carpenter et al., 1987; Reid et al., 1999); sin
embargo, se reporta que factores ambientales como los nutricionales,
microorganismos, tóxicos y la radiación actúan induciendo directamente ruptura
del DNA, causando mutaciones y modificando procesos celulares como la
velocidad de replicación, la génesis de pro-oxidantes y formación de especies
reactivas del oxigeno (Navarro, 2003); otros inductores de neoplasias hepáticas
entre ellos: agentes químicos como micotoxinas (aflatoxinas) que son
trasformadas en el hígado en epóxidos y metabolitos que tienen la capacidad de
unirse a los acidos nucleicos y causar mutaciones como la del gen p53 (supresor
tumoral) lo que favorece alteraciones en el ciclo celular y lleva al desarrollo de
neoplasias (Betina 1989; Smela et al., 2001; Urrego y Díaz, 2006); las
nitrosaminas utilizadas como conservantes o preservantes en alimentos enlatados
y productos no precederos ó encontradas en diferentes fuentes naturales como el
agua, algunas hortalizas y el ambiente; también pueden surgir como productos del
metabolismo; ellas tienen la capacidad de hacer etilación de ácidos nucleicos y
producir ruptura de la hebra de DNA (Magee and Lee, 1964; Swann and Magee,
1971; Eisenbrand et al., 1996; Loeppky et al., 1998) y alcaloides pirrolizidinicos
(Allison et al., 1950; Graw and Berg, 1977; Lawerence et al., 1994; Adler and
Wilson 1995; Reid et al., 1999), infecciones crónicas y parasitismo hepático por
Ancylostoma caninum y Trichuris vulpis (Hayes et al., 1983), inflamación crónica
6
(McDonald and Helman, 1986), medicamentos como las hormonas (Lawerence et
al., 1994), esteroides anabólicos y anticonceptivos en humanos (Steinbrecher et
al., 1981, Brophy et al., 1989) y la colelitiasis se relaciona con este tipo de
neoplasias en humanos (Anderson et al., 1958).
2.3 Epidemiología
Los factores ambientales como la dieta, microorganismos, radiaciones y tóxicos
juegan un papel importante en el desarrollo de neoplasias hepáticas (Rubin, 1983;
Navarro 2003). Otros elementos de riesgo relacionados son la mala nutrición,
parasitismos, infecciones crónicas; alimentos contaminados con aflatoxinas y/o
nitrosaminas (Magee and Barnes, 1956; Theilen, 1979; Hayes et al., 1983; Crow,
1985); además, algunos medicamentos en humanos que se usan como
anticonceptivos orales y esteroides anabólicos inducen neoplasia hepática
(Steinbrecher et al., 1981, Brophy et al., 1989). El comportamiento epidemiológico
es variable y depende del tipo de neoplasia, por ejemplo las neoplasias hepáticas
de origen epitelial son poco comunes en animales domésticos (Ponomarkov and
Mackey, 1976; Patnaik et al., 1981b; Postorino, 1989; Ramos-Vara, 2002) aunque
la incidencia puede ser alta en caninos (Postorino, 1989). El carcinoma
hepatocelular es el tumor primario más común en caninos (Patnaik et al., 1981a;
Magne and Winthrow, 1985), también se describe en felinos, bovinos, ovinos,
porcinos y equinos (Anderson and Sandinson, 1958; Kithier et al., 1974;
Bastianello, 1982a; Bastianello, 1982b). El hepatoblastoma es extremadamente
raro en animales domésticos (Shida et al., 1997) pero se reporta en caninos
(Cullen and Poop, 2002; Jacobs and Snyder, 2007). El colangiocarcinoma se
reporta en animales domésticos, especialmente en caninos y felinos, pero son
raros en otras especies (Cullen and Poop, 2002). El hemangiosarcoma en general
es una neoplasia común en perros (Hargis et al 1992; MacEwen, 2001) que afecta
el hígado (Pearson and Head, 1976). El hemangiosarcoma primario de hígado se
reporta en caninos y felinos (Prymak et al., 1988; Srebernik and Appleby, 1991) y
7
la presentación corresponde a menos del 5 % de las neoplasias primarias de este
órgano (Prymak et al., 1988; Srebernik and Appleby, 1991; Schulteiss, 2004). Los
sarcomas primarios hepáticos diferentes al hemangiosarcoma son raros (Hargis et
al 1992; MacEwen, 2001). Anthony (2001) reportó el leiomiosarcoma y el
fibrosarcoma en caninos y felinos; así mismo se reportó un osteosarcoma primario
en caninos (McDonald and Helman, 1986). El melanoma hace metástasis
frecuente al hígado (Ramos-Vara, 2002; Smith et al., 2002). Los tumores malignos
pancreáticos son raros en caninos y en felinos (Dill-Macky, 1993; Bennett et al.,
2001; Ettinger and Feldman, 2005) pero se reporta metástasis a diferentes
órganos entre ellos el hígado (Oskoui-zadeh et al., 2008)
En la mayoría de neoplasias hepáticas no hay predisposición conocida por la edad
(Mulligan, 1949; Allison et al., 1950; Anderson and Sandinson, 1958; Ponomarkov
and Mackey, 1976; Lawerence et al., 1994). En el carcinoma hepatocelular la edad
de presentación varía según la especie afectada (Patnaik and Liu, 1975;
Ponomarkov and Mackey, 1976) por ejemplo en perros, la edad de presentación
reportada es en animales mayores de 10 años (Griswold et al., 1981). Otras
neoplasias hepáticas son más comunes en perros viejos como el adenoma
hepatocelular (Hirao et al 1974) y el hemangiosarcoma (Hirsch et al., 1981). La
edad de presentación de algunos sarcomas primarios o metastásicos que afectan
el hígado no está determinada pero se reporta en animales mayores de 10 años
(Smith et al., 2002; Ramos-Vara, 2002).
La literatura no reporta predisposición por género para la mayoría de neoplasias
que afectan el hígado ya sea primarias o metastásicas (Trigo et al., 1882;
Lawerence et al., 1994; Anthony, 2001); sin embargo, se reporta que el carcinoma
hepatocelular es más común en machos que en hembras (Ponomarkov and
Mackey, 1976; Patnaik et al., 1980).
No hay reportes que describan predisposición alguna por raza para la mayoría de
neoplasias hepáticas (Trigo et al., 1982; Anthony, 2001; Balkman, 2009).
8
2.4 Clínica
Los signos clínicos son muy variables y pueden relacionarse o no con insuficiencia
hepática, los reportados con mayor frecuencia aunque inespecíficos son pérdida
de peso, poliuria/polidipsia, vómito, diarrea, debilidad, dolor abdominal, distención
abdominal y los relacionados directamente con insuficiencia hepática son pérdida
de peso, ictericia, hemorragias, anemia, ascitis y encefalopatía hepática (Patnaik
et al., 1980; Crow, 1985; Evans, 1987). Al examen clínico la hepatomegalia es un
hallazgo común y los bordes del órgano son irregulares, también puede
encontrarse dolor o presencia de masas a la palpación (Crow, 1985).
Los hallazgos en laboratorio clínico son indicativo de lesión hepática pero no
diferencia procesos inflamatorios, degenerativos o neoplásicos; sin embargo,
reportan aumentos en los niveles de fosfatasa alcalina, alanin aminotrasferasa y
aspartato aminotrasferasa (McConell and Lumsden, 1983). Otras alteraciones
clínicas son la disminución de la albúmina y la glicemia, elevación del tiempo de
protrombina, la elevación de la bilirrubina directa e indirecta pero estas tampoco
son específicas de neoplasia hepática (Crow, 1985). La radiografía y la
ultrasonografía son otras ayudas paraclínicas que pueden usarse para el
diagnóstico de neoplasias hepáticas pero la sensibilidad es variable (Whiteley et
al., 1989). En conclusión, el diagnóstico definitivo de neoplasia hepática es por
biopsia con su respectivo análisis histopatológico (Magne and Withrow, 1985).
3 ALTERACIONES ANATOMOPATOLÓGICAS
La clasificación general de las neoplasias hepáticas se hizo según Cullen and
Popp, 2002 citados por Meuten (2002).
3.1 Neoplasias hepáticas primarias.
3.1.1 Neoplasias epiteliales
9
3.1.1.1 Adenoma hepatocelular.
Es un tumor benigno bien diferenciado que ocurre con alta frecuencia (Magne and
Withrow, 1985), los criterios para diferenciarlo de la hiperplasia nodular o la
neoplasia hepatocelular maligna no son claros. Macroscópicamente puede ser una
o múltiples masas, el tamaño varía desde 2 hasta 8 cm de diámetro, no son
encapsuladas, son menos firmes que el tejido hepático normal. Histológicamente
se organizan como estructuras circulares bien delimitadas que ejercen compresión
del tejido circundante, la fibrosis no es una característica común aunque se puede
ver separando el tejido normal del neoplásico. Los hepatocitos que conforman el
crecimiento neoplásico son uniformes aunque más grandes que los normales y
vacuolados por el acúmulo de lípidos y/o glicógeno. Las características citológicas
son: leve anisocitosis, basofilía del citoplasma, hipercromasia del núcleo y
anisocariosis. Los núcleos son similares a los normales pero los nucléolos son
más prominentes y las figuras mitóticas son raras (Meuten, 2002).
3.1.1.2 Carcinoma hepatocelular.
La apariencia macroscópica puede ser nodular, masiva o difusa. El tamaño puede
variar desde pocos centímetros hasta alcanzar los 10 cm, el color y la consistencia
varían de una neoplasia a otra (Patnaik et al., 1980). Histológicamente el
carcinoma hepatocelular tiene tres categorías: trabecular, adenoide y sólido
(Anthony, 2001). El patrón trabecular se forma por células neoplásicas
estrechamente parecidas a los hepatocitos normales, estas se organizan
formando placas de células en algunos focos, pero las trabéculas celulares son el
principal componente, este criterio se usa para diferenciarlo de un adenoma
(Anthony, 2001). El carcinoma hepatocelular adenoide se caracteriza por la
organización de los hepatocitos neoplásicos en acinos, la luz de estos varía de
tamaño y puede contener material proteináceo. El carcinoma hepatocelular sólido
se forma por láminas de hepatocitos pobremente diferenciados y pleomórficos. El
10
diagnóstico diferencial incluye el adenoma y el colangiocarcinoma. Las metástasis
son más comunes a pulmón y ganglios linfáticos hepáticos (Meuten, 2002).
3.1.1.3 Hepatoblastoma.
Es un tipo de neoplasia benigna formada por células parecidas a hepatocitos
fetales (Bastianello, 1982a; Bastianello, 1983; Shida et al., 1997). La apariencia
macroscópica es de masas blanco-amarillentas asociadas a hemorragia.
Microscópicamente el crecimiento neoplásico comprime el tejido adyacente; las
células neoplásicas se organizan formando cordones irregulares, trabéculas ó
acinos, estas células son más pequeñas que los hepatocitos normales y tienen
citoplasma granular, las figuras mitóticas son poco comunes.
3.1.1.4 Colangioma y cistadenoma.
Los colangiomas son neoplasias benignas del epitelio biliar. Macroscópicamente
forma una masa solitaria bien circunscripta y algunas pueden tener pequeños
quistes (Adler and Wilson, 1995). El cistadenoma es un tumor con múltiples
quistes. Los colangiomas y cistadenomas son neoplasias derivadas del epitelio
biliar y solo se diferencian por el tamaño de los quistes (Adler and Wilson, 1995).
Histológicamente, los colangiomas son masas formadas por estructuras parecidas
a acinos glandulares, tapizadas por células cuboides y moderada cantidad de
estroma; los cistadenomas tienen una estructura quística multifocal no
encapsulada y son tapizados por epitelio cuboidal. El diagnóstico diferencial del
colangioma es el colangiocarcinoma y del cistadenoma con quistes simples.
3.1.1.5 Colangiocarcinoma
El colangiocarcinoma es un tumor maligno de las células epiteliales que tapizan el
ducto biliar (Sundberg, 1982; Hoenerhoff et al., 2004). Macroscópicamente,
11
pueden ser masivos o multinodulares, en la superficie de corte el color varia de
blanco a amarillo-café y la textura es firme por la cantidad de tejido conectivo, lo
cual es un criterio para diferenciarlo macroscópicamente del carcinoma
hepatocelular (Hoenerhoff et al., 2004). Histológicamente, esta compuesto por
células que tienen las características del epitelio biliar normal, los carcinomas bien
diferenciados se organizan en acinos o túbulos, los pobremente diferenciados
están compuestos de paquetes, islas o cordones y pueden existir focos de
diferenciación escamosa, el patrón de crecimiento es altamente invasivo y es
frecuente el acúmulo de mucina en los acinos o túbulos neoplásicos (Hoenerhoff
et al., 2004). El diagnóstico diferencial debe hacerse en primer lugar con
carcinoma hepatocelular variante adenoide, seguido del colangioma y carcinoide
hepático. Las metástasis son frecuentes a ganglios linfáticos hepáticos, pulmón y
peritoneo (Ponomarkov and Mackey, 1976; Patnaik et al., 1981b; Carpenter et al.,
1987).
3.1.1.6 Adenoma y carcinoma de la vesícula biliar
A excepción de los bovinos los adenomas de la vesícula biliar son raros en todas
las especies, existen escasos reportes de adenomas en felinos y caninos
(Carpenter et al., 1987). Macroscópicamente, la mayoría de adenomas se
proyectan a la luz de la vesícula sin causar ninguna alteración de la serosa; las
características macroscópicas son similares para las dos neoplasias y
corresponden a masas pedunculadas fuertemente adheridas a la mucosa del
órgano, de color amarillo a rojo, consistencia firme y superficie rugosa (Anderson
et al., 1958; Carpenter et al., 1987; Patnaik, 1992). Microscópicamente, se
comportan como tumores biliares extrahepáticos y las características son similares
a las descritas para el cistadenoma, el colangioma y el colangiocarcinoma (Monlux
et al., 1956; Anderson et al., 1958). El patrón de crecimiento del adenoma es por
expansión dentro de la vesícula sin afectar otros tejidos.
12
Los adenocarcinomas de vesícula biliar forman acinos y estructuras tubulares
separadas por delgados tabiques de tejido conectivo. Las células que tapizan los
acinos son cuboidales o columnares de citoplasma eosinofílico, el pleomorfismo
celular es alto, el patrón de crecimiento es infiltrativo llegando a involucrar el
parénquima hepático. El núcleo está en posición basal con un nucléolo (Patnaik et
al., 1980; Carpenter et al., 1987). Las metástasis son comunes por contigüidad a
superficies serosas en cavidad abdominal y por vía hemolinfática a ganglios
linfáticos, pulmón e hígado (Patnaik et al., 1980; Carpenter et al., 1987).
3.1.1.7 Carcinoides hepáticos.
Los carcinoides hepáticos y de vesícula biliar son neoplasias raras en animales
domésticos (Bastianello, 1983). Macroscópicamente, son grandes masas o
nódulos distribuidos al azar por todo el hígado. Histológicamente, se presume que
procede de células neuroendocrinas de los ductos biliares o la vesícula, el patrón
de crecimiento es invasivo, las células se organizan formando rosetas o lobulillos;
además, forman áreas grandes de fibrosis; las células son redondas u ovoides, el
núcleo es redondo u ovoide hipercromático, las figuras mitóticas son comunes
(Bastianello, 1983; Brown et al., 1985). Las metástasis son comunes a ganglios
linfáticos locales (Brown et al., 1985).
3.1.2 Neoplasias mesenquimales.
Los sarcomas primarios hepáticos diferentes al hemangiosarcoma son raros
(Hargis et al., 1992; MacEwen, 2001). Se han reportado leiomiosarcoma y
fibrosarcoma en caninos y felinos (Anthony, 2001) y un osteosarcoma primario en
un canino (McDonald and Helman, 1986), la mayoría de tumores mesenquimales
se han presentado en animales mayores de 10 años, no se ha descrito
predisposición por sexo o raza (Trigo et al., 1982; Anthony, 2001).
Macroscópicamente, los sarcomas primarios pueden ser masas únicas o múltiples
13
que en la superficie de corte tienden a ser firmes, blancas o pálidas. Las
características histológicas, son típicas de la célula de origen (Meuten, 2002). El
patrón de crecimiento es infiltrativo y se reporta la invasión local y metástasis
principalmente a bazo. El diagnóstico diferencial debe descartar las neoplasias
metastásicas. (Patnaik, 1992).
3.1.2.1 Mielolipoma.
El mielolipoma hepático es raro y solo se ha reportado en gatos salvajes y
domésticos (Carpenter et al., 1987; Schuh, 1987). No se reportan signos clínicos.
Macroscópicamente, corresponde a crecimientos múltiples ubicados en varios
lóbulos, que protruyen a la superficie o pueden estar internamente, el tamaño varia
de unos pocos milímetros hasta varios centímetros, son de color amarillento o
naranja (Carpenter et al., 1987; Schuh, 1987). Histológicamente, esta compuesto
de tejido mieloide y adiposo de apariencia normal y madura, dentro del
componente mieloide puede observarse granulocitos, eritrocitos y
megalocariocitos. El diagnóstico diferencial no es problema gracias a sus
características histológicas. No se ha reportado metástasis a otros órganos
(Schuh, 1987).
3.2 Neoplasias metastásicas.
Las neoplasias metastásicas son más comunes que las neoplasias primarias en el
hígado (Bastianello, 1982a). El hígado es un sitio de implante común para la
metástasis de otros tumores (Fortner, 1977; Lee, 1983); se reporta que el 30% de
las neoplasias malignas en caninos hace metástasis entre otros tejidos al hígado
(Anderson and Sandinson, 1958) llegan por la vena porta, arteria hepática o por
contacto directo. Las neoplasias hepáticas metastásicas reportadas con mayor
frecuencia provienen de la glándula mamaria, el bazo, la glándula adrenal, el
páncreas, hueso y el pulmón (Lightdale, 1979; Schonland et al., 1979; Strombeck,
14
1979); se considera que el linfoma es la neoplasia metastásica más común en
perros (Trigo et al., 1982), bovinos, ovejas y cerdos (Bastianello, 1982a). Otros
desordenes mieloproliferativos pueden también afectar el hígado (Strombeck,
1979) como el tumor de células de Mast que es más común como lesión cutánea
pero puede hacer metástasis (Magne and Withrow, 1985).
3.2.1 Neoplasias Epiteliales.
3.2.1.1 Neoplasias pancreáticas.
Las neoplasias pancreáticas hacen metástasis a diferentes órganos entre estos el
hígado (Oskoui-zadeh et al., 2008). Macroscópicamente, pueden presentarse
como múltiples masas, firmes de color amarillo a rojo y de diferentes tamaños
(Sundberg et al., 1982; Oskoui-zadeh et al., 2008). Histológicamente, se
encuentran cordones sólidos de células neoplásicas con núcleo oval, prominente
nucléolo, el citoplasma es eosinofílico; en algunos focos se forman estructuras
acinares o tubulares similares a los descritos en el páncreas normal (Oskoui-
zadeh et al., 2008).
3.2.2 Neoplasias mesenquimales.
3.2.2.1 Hemangiosarcoma.
El hemangiosarcoma es una neoplasia maligna de células endoteliales que es
común en perros (Hargis et al., 1992; MacEwen, 2001), afectando principalmente
el bazo, la aurícula derecha, el hígado o la piel (Pearson et al., 1976), el patrón de
crecimiento es altamente infiltrativo localmente y hace metástasis particularmente
al pulmón y al hígado (Oksanen, 1978; Brown et al., 1985). Macroscópicamente, el
hemangiosarcoma primario varia en color según la irrigación y las diferentes
tonalidades van desde blanco hasta rojo intenso, puede ser una o múltiples masas
(Schuh, 1987). Las características histológicas, corresponden a células
15
endoteliales neoplásicas que forman grandes canales vasculares, quistes o
espacios parecidos a capilares de diferente tamaño. Las células pueden parecerse
a las normales, en general son alargadas, fusiformes e hipercromáticas, las figuras
mitóticas son comunes (Prymak et al., 1988; Srebernik and Appleby, 1991;
Schulteiss, 2004). El diagnóstico diferencial debe hacerse entre el tumor primario y
el metastásico, hemangioma, linfangioma, linfangiosarcoma y hamartomas
(Prymak et al., 1988; Schulteiss, 2004). El patrón de crecimiento del
hemangiosarcoma primario hepático en perros y gatos es altamente invasivo y
puede diseminarse al peritoneo, pulmón, riñón y ganglios linfáticos abdominales
(Trigo et al., 1982).
3.3 Neoplasias hemolinfaticas.
3.3.1 Linfoma.
El linfoma generalmente se comporta como una lesión multicéntrica, pero puede
ser primaria en hígado (Magne and Withrow, 1985). El linfoma puede ser nodular o
infiltrativo difuso (Theilen and Madewell, 1979; Meuten, 2002). Macroscópicamente
la forma nodular es irregular y de color blanco, mientras que la infiltrativa difusa se
manifiesta como hepatomegalia (Magne and Withrow, 1985). El involucramiento
del hígado es más frecuente multifocal con grandes masas de células neoplásicas
congregadas alrededor de la triada portal aunque se pueden encontrar pequeñas
acumulaciones de células alrededor de la vena central (Moulton and Harvey,
2002). El tumor se describe teniendo en cuenta el tamaño del núcleo pequeño o
grande, la forma se determina según el diámetro de un glóbulo rojo (National
Cáncer Institute, 1982).
3.3.2 Sarcoma histiocítico.
El sarcoma histiocítico incluye la forma diseminada y localizada, ambos se
reportan en animales de mediana edad (Pool and Thompson, 2002), las dos
16
formas tienen un comportamiento altamente agresivo (Moore, 2005); la forma
diseminada afecta con frecuencia el hígado (Affolter and Moore, 2002; Skorupski
et al., 2007). Histológicamente los tumores histiocíticos son mal delimitados y la
proliferación celular resulta en una alteración de la arquitectura tisular. Las células
pueden ser grandes, redondas, vacuoladas y las células gigantes son un hallazgo
característico; marcada anisocitosis, anisocariosis y una alta tasa mitótica, además
puede observarse fagocitosis de neutrófilos, eritrocitos y detritos celulares por las
células neoplásicas (Affolter and Moore, 2002; Wilson and Dungworth, 2002).
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21
CAPITULO III
ESTUDIO RESTROSPECTIVO DE LAS NEOPLASIAS HEPÁTICAS EN CANINOS EN EL LABORATORIO DE PATOLOGÍA VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
DE COLOMBIA ENTRE LOS AÑOS 1975 Y 2007
RESUMEN
El estudio retrospectivo incluye 71 neoplasias hepáticas diagnosticadas en caninos según el archivo del Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia en el periodo comprendido desde el año 1975 hasta el 2007. Las neoplasias primarias fueron el 36,6% (26) mientras que las metastásicas el 63,4% (45). El 92,9% (66 casos) fueron neoplasias malignas y el 7,1% (5) fueron neoplasias benignas. Las neoplasias primarias más frecuentes fueron el colangiocarcinoma con el 16,9% (12) y el carcinoma hepatocelular con el 12,6% (9) y las metastásicas más comunes fueron el hemangiosarcoma con el 18,3% (13) y el linfoma con el 16,9% (12). Las razas más predispuestas a sufrir neoplasias hepáticas fueron: la mestiza en el 16,9% (12), seguida por la Bóxer y la Pastor Alemán con el 11,3% (8) cada una, la French Poodle con el 8,5% (6), la Labrador con el 7,1% (5) y la Cocker Spaniel con el 5,6% (4). Los animales geriátricos fueron los que más sufrieron de neoplasias hepáticas con el 66,2% (47). La edad más común de presentación de neoplasias fue entre los 8 y los 11 años con el 42,3% (30); se encontró que los caninos geriátricos tienen un 58% más riesgo de sufrir neoplasias hepáticas que los animales adultos según la población de referencia. En cuanto al sexo los machos fueron los más afectados con un 54,9% (39), las hembras con el 38% (27) y en el 7,1 % (5) no se reportó el sexo; se encontró que los caninos machos tienen un 38% más riesgo de presentar neoplasias hepáticas que las hembras por lo menos con relación a la casuística remitida a la Universidad Nacional de Colombia.
22
1. INTRODUCCIÓN
El hígado como cualquier órgano o tejido del organismo está sujeto al contacto
con agentes potencialmente carcinogénicos, entre estos tenemos: algunos virus,
sustancias químicas, hormonas, parásitos y la radiación (Allison et al., 1950;
Anderson et al., 1958; Graw and Berg, 1977; Hayes et al., 1983; McDonald and
Helman, 1986; Lawerence et al., 1994; Adler and Wilson 1995; Reid et al., 1999).
Las neoplasias hepáticas son clasificadas en malignas y benignas; según su
origen embriológico en epiteliales y mesenquimales ya sea primarias o
metastásicas (Meuten, 2002). Los signos clínicos pueden relacionarse o no con
insuficiencia hepática, los reportados con mayor frecuencia aunque inespecíficos
son: anorexia, letargia, pérdida de peso, poliuria, polidipsia, vómito, diarrea y otros
directamente relacionados con insuficiencia hepática como pérdida de peso,
ictericia, encefalopatía hepática y ascitis (Patnaik et al., 1980; Evans, 1987;
Balkman, 2009). Las neoplasias del tracto digestivo tienen baja incidencia de
presentación en el perro (Guilford and Strombeck, 1996); se estima que alrededor
del 5% de las neoplasias caninas se localizan en el tracto digestivo y constituyen
el tercer tipo de neoplasia más frecuente después de los tumores de la mama y las
neoplasias cutáneas (Washabau and Holt, 2005). Balkman (2009) reporta que las
neoplasias hepatobiliares en perros y gatos son poco comunes; sin embargo, el
hígado tiene un papel importante en el número de neoplasias del tracto
gastrointestinal y las neoplasias en general del perro (Ferreira de la Cuesta, 2003).
En el estudio realizado por Ferreira de la Cuesta (2003) de 1920 neoplasias que
afectaron 15 sistemas orgánicos, en el sistema digestivo encontró el 7,7% (148)
del total, de estos 18 correspondieron a neoplasias hepáticas en porcentaje es el
12,2% de las neoplasias del sistema digestivo y se clasificaron así: 11
colangiocarcinomas, tres carcinomas hepatocelulares, dos colangiomas, un
cistadenoma biliar y un fibrosarcoma; en el anterior estudio se encontró que 1081
caninos fueron afectados por neoplasias y el 1,67% del total fueron hepáticas.
Bravo (2007) reportó 93 neoplasias en caninos en el periodo comprendido entre
23
enero de 2004 a junio de 2007; nueve neoplasias afectaron el tracto
gastrointestinal y de estas cinco fueron hepáticas y las clasificaron de la siguiente
manera: un colangiocarcinoma, un carcinoma hepatocelular, un linfoma, un
melanoma y un hepatocolangiocarcinoma; en porcentaje del total de neoplasias
que afectaron a los caninos las hepáticas fueron el 5,36%.
Los objetivos de este estudio fueron determinar el número de neoplasias hepáticas
en caninos, hacer la descripción microscópica de las neoplasias primarias,
clasificar las neoplasias según Cullen and Popp, 2002 citados por Meuten (2002),
establecer la proporción de primarias versus metastásicas, la relación benignas
versus malignas, establecer la frecuencia de remisión por año e indagar factores
epidemiológicos como la edad, la raza y el sexo para las neoplasias hepáticas en
general y cada tipo de las mismas que se diagnosticaron en el Laboratorio de
Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975
y el 2007.
2. MATERIALES Y MÉTODOS Localización y selección de casos
El estudio se realizó en el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina
Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia. La
información de los casos se obtuvo de los archivos de las historias de necropsias
e histopatologías (biopsias ó necropsias externas) recibidas en el Laboratorio
entre los años 1975 y el 2007.
Criterios de selección Los datos recopilados fueron los siguientes: número total de caninos, número total
de neoplasias que afectaron cualquier tejido y órgano de los caninos, total de
24
neoplasias hepáticas. El número de casos remitidos por año al Laboratorio de
Patología, para facilidad de la evaluación se dividió el periodo comprendido entre
1975 y 2007 en tres subperiodos de 11 años cada uno: el primero desde 1975
hasta 1985; el segundo desde 1986 hasta 1996 y el tercero desde 1997 hasta
2007; para cada diagnóstico o reporte de neoplasia hepática se tomaron datos
adicionales como la edad, la raza y el sexo; se diseño un formato para registrar
toda la información (ver anexo I). La tabulación del parámetro edad de los
animales se hizo reagrupando a los mismos en las tres etapas de la vida y quedó
como sigue: pediátricos (menores de 5 meses), adultos (5 meses a 6 años) y
geriátricos (mayores de 7 años) (Radostits, 1999; Hoskins, 2001; Galindo, 2002).
Evaluación de láminas
Las neoplasias hepáticas primarias fueron analizadas siguiendo un método de
descripción: brevemente, reconocer histológicamente el órgano, arquitectura,
distribución y el patrón del crecimiento neoplásico (expansivo, infiltrativo o ambos),
establecer la organización arquitectónica de la neoplasia (p.e: grupos, conductos,
cordones, acinos, quistes, etc.); descripción de las células: forma, citoplasma,
tonalidad, tamaño, atipia, anaplasia, células binucleadas y multinucleadas;
descripción de los núcleos: forma, tamaño, tonalidad, número de nucléolos,
distribución de la cromatina; figuras mitóticas en 10 campos al azar de 400x y
figuras mitóticas aberrantes, ruptura de lámina basal, presencia o no de células
neoplásicas en vasos linfáticos y/o sanguíneos; finalmente citar otras lesiones
patológicas asociadas al crecimiento neoplásico como cambios circulatorios,
reacción inflamatoria, necrosis y otros. Cuando existieron varias neoplasias del
mismo tipo, se describieron de manera individual y luego se hizo un promedio de
las características para la descripción final. Todas las neoplasias primarias fueron
clasificadas según Cullen and Popp, 2002 citados por Meuten (2002); para las
neoplasias que hubo desacuerdo con el diagnóstico inicial o la clasificación, se
consultó con otros patólogos y por común acuerdo se clasificaron.
25
Registro fotográfico. A las neoplasias hepáticas primarias se les hizo un registro fotográfico completo,
la sección de fotografía se llevo a cabo en el Laboratorio de Patología
interfacultades de la Universidad Nacional de Colombia; para el registro fotográfico
se usó un microscopio Nikon Eclipse E600 adaptado a una cámara digital Nikon
(digital camera Dxm 1200) número 12920 y se empleó el software Nikon Act 1
instalado en un computador Dell Oppex 6X270 las fotos se tomaron en los
siguientes aumentos: 20x, 40x, 100x y 400x.
Estadística. La población de referencia para el análisis estadístico de los resultados fueron los
caninos con diagnóstico de neoplasia durante el periodo de estudio. Se tomaron
las siguientes variables respuestas; número total de neoplasias que afectaron
cualquier órgano o tejido de caninos, número total de neoplasias hepáticas,
número total de neoplasias primarias y metastásicas, número total de neoplasias
malignas y benignas, la edad, la raza y el sexo. Se hizo estadística descriptiva y
para mostrar gráficamente los datos se utilizaron histogramas de frecuencia para
cada una de las variables respuesta. La prueba aplicada para algunos análisis fue
Odds Ratio (riesgo indirecto) (Dawson y Trapp, 2005).
3. RESULTADOS
Población. El Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia
de la Universidad Nacional entre los años 1975 y el 2007 recibió 4676 casos de
caninos entre necropsias e histopatologías, de este gran total de la casuística
canina, 1692 correspondieron a neoplasias que afectaron diferentes sistemas
orgánicos de los caninos.
26
Los resultados de acuerdo con los factores epidemiológicos de la población canina
que tuvo algún tipo de neoplasia quedo establecido de la siguiente manera, con
respecto a la edad se distribuyeron así: el 58,5% (990) en animales geriátricos
(mayores a 7 años), el 35% (592) en animales adultos (entre 5 meses y 6 años), el
1,8% (31) en animales pediátricos (menores de 5 meses) y para el 4,7% (79) no
se reportó la edad.
La distribución de las 1692 neoplasias de acuerdo con el sexo quedó como sigue:
el 50,7% (858) fueron machos; el 47,9% (811) fueron hembras y para el 1,4% (23)
no se reportó el sexo.
La distribución por raza fue amplia, las 1692 neoplasias afectaron a 59 razas
diferentes, las diez razas más frecuentes fueron: la mestiza con el 14,5% (245), la
French Poodle el 13,8% (235), la Bóxer el 10,2% (172), la Labrador el 7,5% (127),
la Pastor Alemán el 6,9% (116), la Cocker Spaniel el 6,1% (103), la Doberman el
3% (50), la Siberian Husky el 2,6% (44), la Pinscher el 2,6% (44), la Rottweiler el
2,4% (40); el 30,4% (516) restante abarcó a las otras 49 razas y el número de
animales por raza varió desde 1 a 38.
De las 1692 neoplasias que afectaron a los caninos en el periodo de estudio el
4,2% (71) fueron neoplasias hepáticas; el número y porcentaje de las neoplasias
primarias y metastásicas y el total de las neoplasias que afectaron el hígado se
aprecia en la figura 1, el 36,6% (26) primarias y el 63,4% (45) metastásicas. En la
figura 2 podemos ver el comportamiento según el grado de malignidad de las 71
neoplasias hepáticas y resultó que el 7,1% (5) fueron benignas y el 92,9% (66)
malignas. Del total de neoplasias primarias el 80,8% (21) fueron malignas y el
19,2% (5) fueron benignas mientras que el 100% de las metastásicas fueron
malignas.
27
Figura 1. Total de neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007. Porcentaje de las neoplasias primarias y metastásicas.
Figura 2. Total de neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia entre los años 1975 y 2007. Proporción de neoplasias hepáticas primarias y metastásicas y porcentajes de malignas versus benignas.
28
El porcentaje de animales afectados con neoplasias hepáticas según la etapa de
la vida fue variable; el mayor porcentaje 66,2% (47) fueron animales geriátricos, el
25,3% (18) animales adultos, no se encontraron en animales pediátricos y para el
8,5% (6) no se les reportó la edad (Fig. 3).
De acuerdo con el Odds Ratio, se encontró que los caninos geriátricos tienen un
58% más riesgo de sufrir neoplasias hepáticas que los animales adultos según la
casuística del Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de
Colombia. La mayoría de animales que sufrieron neoplasias hepáticas se
agruparon entre los ocho y los 11 años con un 42,3% (30).
Las razas afectadas por neoplasias hepáticas de conformidad con este trabajo
fueron numerosas, comprometió 24 razas de caninos y las razas afectadas sin
importar el tipo de neoplasia hepática fueron: la mestiza con el 16,9% (12), la
Bóxer y la Pastor Alemán con el 11,3% (8) cada una, la French Poodle con el
8,5% (6), la Labrador con el 7,1% (5), la Cocker Spaniel con el 5,6% (4), la Chow-
Chow con el 4,2% (3); la Rottweiler, la San Bernardo, la Gran Danés, la Golden
Retriever, la Pitbull Terrier con el 2,8% (2 cada una) y la Mastín Napolitano, la
Akita, la Fila Brasilero, la Pointer Alemán, la Pomerania, la Fox Terrier, la Shar-pei,
la Pastor Ovejero, la Doberman Pinscher, la Shetland, la Keshound y la Doberman
con el 1,4 % (1 cada una) y para el 4,2% (3) no se reportó la raza (Fig. 4).
Los resultados de acuerdo con el género de las neoplasias hepáticas descritas en
caninos mostraron que afectó en mayor porcentaje a los machos con el 54,9% (39
casos) en comparación con el 38% (27) en hembras y para el 7,1% (5) no se
reportó el sexo (Fig. 5). Se encontró que los caninos machos tienen un 38% más
riesgo de presentar neoplasias hepáticas que las hembras por lo menos con
relación a la casuística de neoplasias en caninos enviada a la Universidad
Nacional de Colombia.
29
Figura 3. Comparación de los caninos afectados por neoplasias hepáticas en el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia de acuerdo con la etapa de la vida o grupo etario. NR: No se reportó el grupo etario.
Figura 4. Distribución de la casuística diagnosticada en el Laboratorio de Patología de la Facultad
de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia de neoplasias
hepáticas en caninos según la raza. NR: no se reportó la raza.
30
La remisión de la casuística canina y en especial la diagnosticada como neoplasia
hepática se incrementó gradualmente en cada subperiodo establecido y fue
notoriamente mayor en el último; en general, el estudio comprendió 33 años entre
1975 y 2007, en el primer subperiodo desde 1975 a 1985 se remitieron el 7,1%
(5), para el segundo subperiodo entre 1986 a 1996 llego el 16,9% (12) y entre
1997 a 2007 se diagnosticó el 76% (54) (Fig. 6).
Clasificación de las neoplasias hepáticas. La clasificación general de la casuística de neoplasias hepáticas en caninos que
se remitió al Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de
Colombia en el periodo que comprendió el estudio, se observa en la tabla 1.
Neoplasias primarias. Adenoma hepatocelular: el 1,4% (un caso) de las 71 neoplasias descritas en el
hígado en el actual estudio fue un adenoma hepatocelular. Los datos
epidemiológicos (edad, raza, sexo) son del 100% ya que solo se encontró un
canino con esta neoplasia; un animal geriátrico, San Bernardo, macho. El 100%
(1) canino se ubicó entre los 8 y 11 años.
Microscópicamente: el patrón de crecimiento es expansivo, en los límites de la
neoplasia proliferación de tejido conectivo y desplazamiento severo de los
hepatocitos circundantes; las células son similares a hepatocitos que se
distribuyen de forma desordenada, focos de cordones de hepatocitos neoplásicos
irregulares, las células son poliédricas de citoplasma vacuolado, anisocitosis y
pleomorfismo celular leve, células binucleadas; los núcleos son de tamaño
moderado, redondos y ovoides, pleomorfismo nuclear y anisocariosis leve;
escasas figuras mitóticas (Fig. 7).
31
Figura 5. Neoplasias hepáticas en caninos diagnosticadas en el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia según el sexo. NR: No se reportó el sexo.
Figura 6. Comparación de la casuística de neoplasias hepáticas de acuerdo con el subperiodo de
remisión en el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y de
Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia.
32
Tabla 1. Número, porcentaje y clasificación de las neoplasias hepáticas que
llegaron al Laboratorio de Patología Veterinaria en el periodo comprendido entre
los años 1975 y el 2007, la clasificación se hizo con base en las características
histológicas descritas por Cullen and Popp, 2002 citados por Meuten (2002).
Primarias Metastásicas ó secundarias
Neoplasia casos % Neoplasia casos %
Epiteliales
Colangiocarcinoma
Carcinoma hepatocelular
Adenoma hepatocelular
Cistadenoma
12
9
1
4
16,9
12,6
1,4
5,6
Epiteliales
Carcinoma pancreático
Carcinoma indiferenciado
Melanoma
Carcinoma escamocelular
Carcinoma prostático
Carcinoma bronquial
4
3
1
1
1
1
5,6
4,2
1,4
1,4
1,4
1,4
Mesenquimales 0 0 Mesenquimales.
Hemangiosarcoma
Osteosarcoma
Sarcoma indiferenciado
Mesenquimoma maligno.
13
2
2
1
18,3
2,8
2,8
1,4
Hemolinfáticas
Linfoma.
Sarcoma histiocítico
Histiocitoma fibroso
12
3
1
16,9
4,2
1,4
Total 26 36,6 Total 45 63,4
33
Cistadenoma: el 5,6% (4) del total de las 71 neoplasias que afectaron el hígado
se diagnosticaron como cistadenoma. La información epidemiológica de los
caninos que tenían esta neoplasia quedó como sigue el 100% ocurrió en caninos
geriátricos; con relación a la raza la distribución fue: el 25% (1) en la Chow Chow,
el 25% (1) en la mestiza, el 25 % en la French Poodle y para el 25% (1) no se
reportó la raza; con respecto al sexo, el 50% (2) fueron en hembras, el 25% (1) en
machos y para el 25% (1) no se reportó el sexo. El 75% (3) de caninos se ubicaron
entre los 8 y 11 años.
Microscópicamente: el patrón de crecimiento es expansivo que se organiza
formando múltiples estructuras quísticas tapizadas por epitelio cúbico simple, en
algunos focos es cilíndrico y en otros tiende a aplanarse; tales estructuras
quísticas están separadas por una escasa trama de tejido conectivo; algunos
quistes forman estructuras papilares, en otras hay detritus en la luz; las células
tienen citoplasma de tamaño moderado y eosinofílico, anisocitosis y pleomorfismo
celular leve; los núcleos son pequeños, redondos u ovoides, cromáticos,
anisocariosis y pleomorfismo nuclear leve, el nucléolo es grande, escasas figuras
mitóticas, atrofia de hepatocitos circundantes, dilatación de sinusoides, fibrosis
periportal, pigmentos derivados de la Hb y áreas hemorrágicas (Fig. 8).
Carcinoma hepatocelular: el 12,6 % (9) de los 71 casos que afectaron el hígado
correspondieron a carcinoma hepatocelular. La distribución de acuerdo con los
parámetros epidemiológicos evaluados para los caninos que se les diagnosticó
esta neoplasia fue la siguiente: el 66,7% (6) fueron caninos geriátricos, el 22,2%
(2) adultos y para el 11,1% (1) no se reportó la edad; se encontró diversidad en las
razas afectadas, el 22,2% (2) en la French Poodle y la mestiza respectivamente, el
11,1% (1) en la Bóxer, el 11,1% (1) en la Fox Terrier, el 11,1% (1) en la Golden
retriever y el 11,1% en la Pastor Alemán y para el 11,1% (1) no se reportó la raza;
según el sexo el 55,6% (5) fueron machos, el 33,3% (3) hembras y para el 11,1%
(1) no se reportó el sexo. El 44,4% (4) de caninos se ubicaron entre los 8 y 11
años.
34
A
B
Figura 7. Adenoma hepatocelular. A. Proliferación de tejido conectivo (flecha naranja), hepatocitos
neoplásicos (cabeza de flecha amarilla), células binucleadas (flecha verde) 200x. Técnica H&E. B. Hepatocitos neoplásicos con citoplasma vacuolado (flecha negra), células binucleadas (flecha verde). 400X. Técnica H&E.
35
B
Figura 8. Cistadenoma. Características histopatológicas. A. Estructuras quísticas (asteriscos), trama de tejido
conectivo (flecha naranja), detritus celulares (flecha amarilla) 40x. Técnica H&E. B. Epitelio cilíndrico simple
(flechas negras), trama de tejido conectivo (flecha naranja) 400X. Técnica H&E
36
**
*
A
Microscópicamente: el patrón de crecimiento es infiltrativo y expansivo que se
organiza de forma densa; las células son poliédricas, algunas un poco alargadas,
atipia celular variable desde leve a severa, la mayoría tienen escaso citoplasma
moderadamente eosinofílico, algunas tienen citoplasma amplio y ligeramente
vacuolado, anisocitosis y pleomorfismo celular severo; los núcleos son redondos u
ovoides, cromáticos, pleomorfismo nuclear y anisocariosis severa, megalocariosis,
uno ó más nucléolos grandes, la cromatina se distribuye laxamente, 7 figuras
mitóticas en 10 campos de 400X, algunas células neoplásicas en vasos linfáticos;
adicionalmente, múltiples focos de hemorragia y necrosis, la mayoría fueron
clasificados como sólidos. (Fig. 9).
Colangiocarcinoma: el 16,9% (12) de las 71 neoplasias hepáticas se
describieron como colangiocarcinoma; la información epidemiológica recopilada de
los caninos que sufrieron este tipo de neoplasia quedo de la siguiente manera: con
relación a la etapa de la vida, el 66% (8) fueron caninos geriátricos, el 16,7% (2)
adultos y para el 16,7% (2) no se reportó la edad; la distribución por raza fue así:
el 25% (3) en la mestiza, el 16,7% (2) en la Bóxer y la Cocker Spaniel y el 8,3% (1)
para cada una de las siguientes razas: la Fila Brasilero, la Pastor Alemán, la
Pointer alemán, la Chow Chow y la Pomerania; con relación al sexo el 50% (6)
fueron hembras y el 50% (6) machos. El 66,7% (8) de caninos se distribuyeron
entre los 8 y 11 años.
Microscópicamente: crecimiento neoplásico infiltrativo que se caracteriza por
organizarse en estructuras tubulares de diferente tamaño distribuidas de manera
desorganizada que se estrechan unas con otras, en la luz se acumula material
proteinaceo y células descamadas; algunas tienen crecimiento papilar hacia la luz
de las mismas y otras forman largos cordones tortuosos, tapizados por varias
capas de células; las células son cuboideas, algunas multinucleadas, atipia
moderada y perdida de la polaridad celular, el citoplasma eosinofílico de tamaño
moderado, anisocitosis moderada y pleomorfismo celular moderado,
37
megalocitosis, hay ruptura de la lámina basal; los núcleos son grandes, redondos,
algunos hendidos, cromáticos, anisocariosis y pleomorfismo nuclear moderado,
algunas megalocariosis, uno o dos nucléolos grandes, la cromatina se distribuye
en grumos, 39 figuras mitóticas 10 campos de 400x, algunas mitosis aberrantes,
células neoplásicas en algunos vasos linfáticos o sanguíneos. Adicionalmente
focos de necrosis, hemorragia e infiltrado de neutrófilos (Fig.10).
Neoplasias metastásicas.
Hemangiosarcoma: el 18,3% (13) de las 71 neoplasias que afectaron el hígado
de los caninos se diagnosticaron como hemangiosarcoma. Las características
epidemiológicas tenidas en cuenta para los pacientes que sufrieron esta neoplasia
quedaron así: de acuerdo con la etapa de vida el 92,3% (12) fueron geriátricos y el
7,7% (1) adultos; la distribución por razas fue: el 23% (3) en la Pastor Alemán, el
15,4% (2) en la Labrador y en la French Poodle respectivamente y el 7,7% (1) en
las siguientes razas: Chow-Chow, Gran Danés, mestiza, Bóxer, Cocker Spaniel y
Rottweiler; según el sexo el 69,2% (9) fueron machos y el 30,8% (4) en hembras.
El 69,2% (9) de caninos se situaron entre los 8 y 11 años.
Linfoma: el 16,9% (12) del total de las 71 neoplasias hepáticas correspondieron a
linfoma. Por epidemiología, la distribución de los animales que sufrieron linfoma
según la etapa de la vida quedó así: el 58,3% (7) en caninos geriátricos y el 41,7%
(5) en adultos; con relación a la raza el 25% (3) fueron en la Bóxer, el 16,7% (2) en
la mestiza y el 8,3% (1) en las siguientes razas: Labrador, Pastor Alemán,
Rottweiler, Mastín Napolitano, San Bernardo, Akita Japonés y French Poodle;
la disposición por sexo tuvo el siguiente comportamiento: el 66,7% (8) se
describieron en machos y el 33,3% (4) en hembras. El 33,3% (4) de caninos se
encasillaron entre los 8 y 11 años.
Carcinoma pancreático: el 5,6% (4) del total de las 71 neoplasias hepáticas se
describieron como carcinoma pancreático. Epidemiológicamente de los cuatro
caninos que se les diagnosticó esta neoplasia todos los animales se distribuyeron
38
Figura 9. Carcinoma hepatocelular. Características histopatológicas. A. Hepatocitos neoplásicos (flecha negra)
y hemorragia (flecha verde) 200x. Técnica H&E. B. Hepatocitos neoplásicos (flecha negra), mitosis aberrante
(flecha agua marina) 400x. Técnica H&E
39
B
A
Figura 10. Colangiocarcioma, Características histopatológicas. A. Estructuras tubulares irregulares
(asteriscos) 200x. Técnica H&E. B. Células multinucleadas (flecha negra), figuras mitóticas (flechas rojas),
megalocariosis (flecha azul) 400X. Técnica H&E. C. Perdida de la polaridad y atipia celular (flecha anaranjada)
400x. Técnica H&E.
40
A
*
**
B
C
en dos etapas de la vida, el 75% (3) en geriátricos y el 25% (1) en adultos; los
animales pertenecían a cuatro razas diferentes con el 25% (1) cada una y son: la
Keshound, la Pitbull Terrier, la Cocker Spaniel y la Doberman; con respecto al
sexo el 75% (3) fueron hembras y 25% (1) machos. El 75% (3) de caninos se
agruparon entre los 8 y 11 años.
Sarcoma histiocítico: el 4,2% (3) del total de las 71 neoplasias que afectaron el
hígado se diagnosticaron como sarcoma histiocítico; el 66,7% (2) fueron caninos
adultos y el 33,3% (1) geriátricos; de acuerdo con la raza se dividieron en tres,
cada una con el 33,3% (1) y fueron: la Pitbull, la Pastor Ovejero y la Sharpei; por
sexo se distribuyeron así: el 66,7% (2) en hembras y el 33,3% (1) en machos.
Carcinoma indiferenciado: el 4,2% (3) de las 71 neoplasias que se encontraron
en hígado de caninos objeto de este estudio se reportaron como carcinoma
indiferenciado; con respecto a la raza se distribuyeron así: el 33,3% (1) en la
Bóxer, el 33,3% (1) en la Pastor Alemán y para el 33,3% (1) no se reportó la raza;
el 66,7% (2) fueron geriátricos y para el 33,3% (1) no se reportó la edad; de
acuerdo con el sexo: el 33,3% (1) fue en machos, el 33,3% (1) en hembras y en el
33,3% (1) no reportó el sexo.
Osteosarcoma: el 2,8% (2) del total de las 71 neoplasias hepáticas se
diagnosticaron como osteosarcomas; el 50% (1) en geriátricos y el 50% (1) en
adultos; las razas afectadas cada una con el 50% (1) fueron: la Pastor Alemán y la
mestiza; el 50% (1) fueron machos y el otro 50% hembras.
Sarcoma indiferenciado: el 2,8% (2) de las 71 neoplasias hepáticas se
reportaron como sarcoma indiferenciado; el 100% en geriátricos; el 50% (1) en la
raza Labrador y el otro 50% (1) en la mestiza; el 100% (2) fueron machos.
Melanoma: el 1,4% (1) de las 71 neoplasias descritas en el hígado fue
diagnosticado como melanoma a un animal geriátrico de la raza Doberman
Pinscher y sexo macho. Carcinoma escamocelular: el 1,4% (1) de las 71
neoplasias estudiadas en hígado se reportó como carcinoma escamocelular; no se
41
reportó la edad; la raza era la mestiza y el sexo macho. Adenocarcinoma
prostático: el 1,4% (1) de las 71 neoplasias hepáticas en caninos se diagnosticó
como adenocarcinoma prostático a un geriátrico de la raza Shetland y sexo
macho. Carcinoma Bronquial: el 1,4% (1) de las 71 neoplasias hepáticas en este
estudio se reportó como carcinoma bronquial; un animal geriátrico de la raza Gran
Danés y sexo hembra. Mesenquimoma maligno: el 1,4% (1) del total de 71
neoplasias que afectaron el hígado, una se diagnosticó como mesenquimoma
maligno; animal adulto de la raza Golden Retriever y sexo hembra. Histiocitoma
fibroso: el 1,4% (1) de las 71 neoplasias hepáticas que afectaron a los caninos en
el periodo de estudio se reportó un histiocitoma fibroso, en un adulto de la raza
Labrador y sexo macho.
4. DISCUSIÓN
La casuística canina específicamente de neoplasias que llegó al Laboratorio de
Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad
Nacional de Colombia en el periodo propuesto para este estudio (33 años)
comprendido entre los años 1975 y 2007 fue de 1692 neoplasias que afectaron los
diferentes órganos o tejidos; el 4,2% (71/1692) afectó el hígado. Zaldivar y col
(2002) de 120 neoplasias diagnosticadas en caninos entre los periodos de 1978 a
1982 y 1993 a 1998 no reportó casos que afectaran el hígado. Ferreira de la
Cuesta (2003) reportó un porcentaje de 1,67% de neoplasias hepáticas de un total
de 1081 neoplasias en los diferentes sistemas en caninos. Bravo (2007) encontró
que el 5,4% de un total de 93 neoplasias que afectaron a los caninos eran
hepáticas. De acuerdo con los resultados de este estudio y los reportes de
literatura podemos sugerir que nuestros hallazgos son similares a los citados por
otros autores y la casuística de neoplasias hepáticas es menor al 6% del total de
neoplasias que afectan a los caninos; sin embargo, las neoplasias hepáticas
deben ser consideradas entre los diagnósticos diferenciales.
42
En el actual trabajo el porcentaje hallado fue del 4,2% incluyendo las primarias y
metastásicas que es similar a lo reportado en la literatura nacional e internacional;
adicionalmente, Washabau and Holt (2005) estimo que alrededor del 5% de las
neoplasias caninas se localizan en el tracto digestivo y constituyen el tercer tipo de
neoplasia más frecuente después de los tumores de la mama y las neoplasias
cutáneas. De acuerdo con los anteriores reportes y nuestros hallazgos se podría
proponer que el hígado es un órgano susceptible para sufrir neoplasias; para
explicar esta hipótesis; se debe tener en cuenta varias vías: primero, la circulación
hepática, (sistémica, funcional y enterohepática); segundo, es un órgano central
en el metabolismo y detoxificación (carcinogénicos); tercero, exposición a agentes
carcinogénicos (aflatoxinas, factores ambientales, nitrosaminas).
Sustancias como las aflatoxinas, las nitrosaminas y algunos medicamentos como
las hormonas tienen un efecto reconocido como carcinogénico para el hígado
(Magee and Barnes, 1956; Navarro, 2003; Bogantes- Ledezma et al., 2004; La
Vecchia and Tavani, 2006). Las aflatoxinas son trasformadas en el hígado en
epóxidos y metabolitos que tienen la capacidad de unirse a los acidos nucleicos y
causar mutaciones como la del gen p53 (supresor tumoral) lo que favorece
alteraciones en el ciclo celular y lleva al desarrollo de neoplasias (Betina 1989;
Smela et al., 2001; Urrego y Díaz, 2006). En Colombia, Céspedes y Díaz (1997) y
Díaz et al. (2001) encontraron una incidencia de aflatoxinas del 29% en un total de
200 muestras de materias primas y alimentos terminados utilizados en nutrición
animal y los niveles en las muestras positivas oscilaron entre 1.0 y 66.1 ppb.
Factores ambientales como los nutricionales, microorganismos, tóxicos y la
radiación actúan induciendo directamente ruptura del DNA, causando mutaciones
del mismo, modificando procesos celulares como la velocidad de replicación, la
génesis de pro-oxidantes y formación de especies reactivas del oxigeno (Navarro,
2003). Las nitrosaminas utilizadas como conservantes o preservantes en
alimentos enlatados y productos no precederos o encontradas en diferentes
fuentes naturales como agua, ambiente y algunas hortalizas; adicionalmente,
43
surgen como productos del metabolismo; ellas tienen la capacidad de hacer
etilación de ácidos nucleicos y producen ruptura de la hebra de DNA (Magee and
Lee, 1964; Swann and Magee, 1971; Eisenbrand et al., 1996; Loeppky et al.,
1998).
En nuestro medio la exposición a carcinógenos es favorecido por los cambios en
los hábitos de alimentación en los caninos con una tendencia a concentrados y/o
enlatados, algunos alimentos destinados para nutrición humana cuando están
vencidos o se deterioran por procesos de almacenamiento son destinados a la
alimentación de los animales entre ellos los caninos.
Los resultados del actual trabajo mostraron que las neoplasias metastásicas
(63,4%) afectaron el hígado más comúnmente que las primarias (33,6%) (Fig. 1).
La literatura reporta que las neoplasias metastásicas son más frecuentes que las
primarias en el hígado (Strombeck, 1978; Strombeck, 1979; Crow, 1985; Hammer
and Sikkema, 1995). De lo anterior se puede deducir que el comportamiento de las
neoplasias primarias y metastásicas que afectaron el hígado en la casuística de la
Universidad Nacional de Colombia se comportó similar a lo reportado en la
literatura y que el órgano es afectado en mayor número por las metastásicas.
El hígado es un órgano blanco para neoplasias metastásicas y como en otros
órganos se cita que participan varios mecanismos que favorecen las metástasis:
anatómicos, la ubicación en la cavidad abdominal donde comparte con otros
órganos como el bazo y el páncreas; funcionales, el hígado tiene tres tipos de
circulación, sistémica, portal y enterohepática lo que favorece mayor circulación de
células neoplásicas; biofísicos, la disrupción mecánica de las uniones estrechas
(tight junction) y finalmente, los moleculares; p.e, las integrinas entre ellas las α-
integrinas, factores de crecimiento como el factor de crecimiento transformante –β
por sus efectos moduladores en la síntesis de matriz extracelular y expresión de
receptores de adhesión celular (Swift et al., 1983; Massague, 1990; Norgaard et
al., 1995; Enns et al., 2005; Canning et al., 2006; Enns et al., 2007; Martin and
44
Jiang, 2009). Los anteriores soportes de literatura explicarían en parte el papel del
hígado como sitio frecuente para implantación de neoplasias.
Este estudio determinó que el 92,9% de las neoplasias hepáticas evaluadas
fueron malignas incluyendo las primarias y las metastásicas (Fig. 2). Sato et al.
(1983) de 507 neoplasias en caninos, solo reportó cinco hepáticas, estas no
fueron clasificadas pero una de ellas era maligna. Ferreira de la Cuesta (2003)
reportó que el 83,3% de neoplasias hepáticas fueron malignas de un total de 18
casos encontrados. Bravo (2007) reportó cinco neoplasias hepáticas y el 100%
eran malignas. Con base en los reportes de literatura y los aportes de este trabajo
se podría proponer que las neoplasias malignas siguen siendo las más frecuentes
en el hígado.
Las neoplasias malignas son las más comunes en el hígado incluyendo las
primarias aunque no tenemos una explicación por literatura del porque los agentes
carcinogénicos estimulan más el desarrollo de las neoplasias malignas versus las
benignas; con relación a las neoplasias primarias son necesarios estudios de
investigación que evalúen dosis, mecanismos de acción y tiempo de exposición de
los carcinógenos; por otra parte las neoplasias benignas pueden ser
subdiagnosticadas por el comportamiento y la expresión clínica de la misma.
El grupo etario más afectado fue el geriátrico con un 66,2% (47) y la edad de
presentación más común fue entre los 8 y los 11 años con el 42,3% de las 71
neoplasias hepáticas y se encontró que los caninos geriátricos tienen el 58% más
riesgo de sufrir neoplasias hepáticas que los animales adultos según la casuística
del Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia.
Varios reportes de literatura citan que los tumores hepáticos son más comunes en
caninos viejos (Hirao et al 1974; Hirsch et al., 1981; Withrow and MacEwen, 2001,
Balkman, 2009). Por otra parte, Ramos-Vara (2002) en una revisión histológica e
inmunohistoquímica de 129 casos de neoplasias en caninos; reportó que la mayor
45
presentación de neoplasias es en animales mayores a 10 años. Patnaik et al
(1980), Strombeck (1978) y Trigo et al (1982) citados por Balkman (2009) reportan
que las neoplasias hepatobiliares son más frecuentes en animales entre los 9 y 12
años. Con base en lo hallado en el trabajo y los reportes de literatura podemos
sugerir que los caninos de mayor edad o geriátricos es el grupo etario más
susceptible a sufrir neoplasias hepáticas y el pico de edad está entre los 8 y los 11
años. Una explicación razonable del por qué los animales geriátricos son los más
afectados por las neoplasias es difícil de hallar, se podría proponer que el
desarrollo de una neoplasia dependería del tipo de carcinógeno, la dosis y el
tiempo de exposición y por otra parte de las características del canino (raza y
sexo); sin embargo, existen varios estudios que citan que algunas modificaciones
en el ciclo celular como las asociadas a la senescencia, la resistencia a la
apoptosis y la alteración en las funciones secretoras favorecen un microentorno
celular que podría promover la proliferación de células preneoplásicas (Krtolica et
al., 2001; Paradis et al., 2001, Campisi, 2003).
En este trabajo se encontró solo 1 caso en un canino menor de 2 años de edad,
un mesenquimoma maligno metastásico en una hembra Golden Retriever de 13
meses; aunque son escasos los reportes de neoplasias hepáticas metastásicas en
animales de tan corta edad existen algunos en animales de mediana edad (3 - 6
años) (Pool and Thompson, 2002). Los reportes de literatura y los resultados del
estudio permiten concluir que los animales pediátricos y adultos son menos
susceptibles a sufrir neoplasias en este caso las hepáticas en comparación con los
geriátricos.
Las razas caninas que sufren neoplasias hepáticas son bastante variadas y en
este estudio se encontró que las 71 neoplasias diagnosticadas afectaron a 24
razas y la raza mestiza conocida popularmente como criolla con el 16,9%, seguida
por la Bóxer y la Pastor Alemán con el 11,3% cada una, la French Poodle con el
8,5% y la Labrador con el 7,1% (5) resultaron las más afectadas; estos hallazgos
46
están de acuerdo con Schuch et al. (2006) y Bravo (2007) quienes reportaron a la
raza mestiza como la más afectada por neoplasias hepáticas. Otros autores
reportan a las razas Pastor Alemán y la Labrador como razas predispuestas
(Prymak et al., 1988; Srebernik and Appleby, 1991; Schulteiss, 2004). De acuerdo
con los reportes de literatura y lo encontrado en este estudio se puede sugerir una
tendencia de la raza criolla a sufrir de neoplasias hepáticas ó simplemente es una
raza popular y por ello es la que llega frecuentemente a los laboratorios de
diagnóstico de Patología Veterinaria incluyendo el de la Universidad Nacional de
Colombia; sin descartar otros factores que pudiesen intervenir en los caninos
mestizos como la mayor población de animales en comparación con las razas
puras, la alimentación de menor calidad o contaminada con micotoxinas
(aflatoxinas) (Newberne and Butler, 1969; Thomas et al., 1997; Fink-Gremmels,
1999; Ioan and Catoi, 2007). En Colombia las razas Pastor Alemán y La Labrador
fueron o son comunes y existe una población considerable; el desarrollo de
alimentos concentrados adicional al cambio en los hábitos de alimentación de los
caninos donde la tendencia es a este tipo de alimento que puede tener un
importante papel en el desarrollo de neoplasias por la posibilidad de
contaminación con agentes como las micotoxinas (Díaz et al., 2001).
En la población total que llegó al Laboratorio de Patología Veterinaria afectada por
neoplasias hepáticas se encontró que el 54,9% fueron machos y el 38% hembras,
este estudio específicamente mostró que los caninos machos tienen un 38% más
riesgo de presentar neoplasias hepáticas que las hembras por lo menos con
relación a la casuística enviada a la Universidad Nacional de Colombia. La
literatura reporta que no hay una significante predisposición por sexo a neoplasias
hepáticas (Lawerence et al., 1994; Anthony, 2001; Balkman, 2009). Lo anterior
muestra que nuestros hallazgos contrastan con lo encontrado por otros autores;
sin embargo, se podría concluir que faltan estudios que aclaren el papel de las
hormonas en las neoplasias hepáticas caninas.
47
En el presente trabajo se encontraron 26 neoplasias hepáticas primarias y se
clasificaron de la siguiente manera: el 46,2% (12) colangiocarcinomas, el 34,6%
(9) carcinomas hepatocelulares, el 15,4% (4) cistadenomas biliares y el 3,8% (1)
adenoma hepatocelular. Ferreira de la Cuesta (2003) reportó que de un total de
18 neoplasias hepáticas el 61,1% (11) fueron colangiocarcinomas, el 16,7% (3)
carcinomas hepatocelulares, el 11,1% (2) colangiomas, el 5,6% (1) cistadenoma
biliar y el 5,6% (1) fibrosarcoma. Otros estudios reportan al colangiocarcinoma y al
carcinoma hepatocelular como las neoplasias primarias más frecuentes
(Strombeck, 1979; Patnaik et al., 1980; Patnaik et al., 1981; Trigo et al., 1982;
Crow, 1985; Magne and Winthrow, 1985; Hammer and Sikkema, 1995). Podemos
concluir con base en los resultados del actual trabajo y lo reportado en la literatura
nacional e internacional que las neoplasias hepáticas primarias más frecuentes
son el colangiocarcinoma y el carcinoma hepatocelular; por lo tanto deben ser los
primeros a tener en cuenta como diagnósticos diferenciales en el caso de
neoplasia hepática primaria por los patólogos y clínicos. Además, el alto riesgo por
el contacto crónico con aflatoxinas que se reporta asociado a neoplasias hepáticas
como el carcinoma hepatocelular en humanos (Ross et al. 1992; Qian et al., 1994,
Williams et al., 2004), nitrosaminas que pueden causar neoplasias hepáticas en
animales de laboratorio por medio de la etilación de ácidos nucleicos y al producir
ruptura de la hebra de ADN (Magee and Lee, 1964, Swann and Magee, 1971;
Eisenbrand et al., 1996; Loeppky et al., 1998), infecciones crónicas y parasitismo
hepático por Ancylostoma caninum y Trichuris vulpis (Hayes et al., 1983), el uso
de anticonceptivos orales y esteroides anabólicos relacionado con adenoma
hepático en humanos (Steinbrecher et al., 1981, Brophy et al., 1989).
En esta investigación se describió que el 63,4% (45) de neoplasias que afectaron
el hígado se originaron en otro órgano o tejido se clasificaron como metastásicas y
dos de las más frecuentes fueron: en primer lugar, el hemangiosarcoma con el
28,9% (13) y la segunda fue el linfoma con el 26,7% (12). Hammer and Sikkema
(1995) reportan que el hemangiosarcoma hace metástasis al hígado de manera
48
muy frecuente y al linfoma como la neoplasia hemolinfática que más comúnmente
afecta al hígado. Lo anterior confirma los hallazgos del actual trabajo y permite
sugerir que los resultados del estudio en el laboratorio de Patología se comportan
de manera similar a lo encontrado en otros trabajos; por esta razón estas
neoplasias serian dos de los primeros diagnósticos diferenciales de las neoplasias
que hacen metástasis al hígado. El hígado sufre metástasis en mayor proporción
del hemangiosarcoma y linfoma en parte por el carácter multicéntrico de ambas
neoplasias. La literatura describe factores anatómicos, funcionales (circulación),
biofísicos como se explico previamente y moléculas que favorecen las metástasis
como las α2, α6, β1 y β4-integrinas y el factor de crecimiento transformante β
(Swift et al., 1983; Massague, 1990; Norgaard et al., 1995; Enns et al., 2005;
Canning et al., 2006; Enns et al., 2007; Martin and Jiang, 2009).
Varios reportes consideran que el carcinoma pancreático y el fibrosarcoma son las
siguientes neoplasias metastásicas que comúnmente afectan al hígado después
del hemangiosarcoma (McConnell and Lumsden, 1983; Hammer and Sikkema,
1995), nuestro estudio reportó al carcinoma pancreático como la tercera neoplasia
metastásica que afectó el hígado con un 8,9%, seguido por los carcinomas
indiferenciados. Los anteriores soportes de literatura y los hallazgos del trabajo
están de común acuerdo y podemos concluir que la casuística de la Universidad
Nacional se comportó similar a lo descrito en la literatura internacional y en tal
orden estas neoplasias se deben proponer en los diagnósticos diferenciales por
parte de los Médicos Veterinarios y Médicos Veterinarios Zootecnistas. El
carcinoma de páncreas tal vez por la contigüidad y el hecho de estar en la misma
cavidad con el hígado puede tener contacto directo y facilitar la invasión
neoplásica.
La remisión de casos confirmados como neoplasias hepáticas al laboratorio de
Patología Veterinaria tuvo un aumento notorio desde el primer subperiodo con solo
un 7,1% (5) hasta el tercero con el 76% (54), esto puede deberse al mayor
49
cubrimiento no solo nacional sino también regional del laboratorio; además del
entendimiento o conscientización de las nuevas generaciones de Médicos
Veterinarios por las técnicas de diagnóstico y el aumento de la implementación de
las mismas; adicionalmente, la creciente preocupación de los propietarios por el
bienestar de sus mascotas; sin descartar, que haya mayor incidencia de
neoplasias hepáticas favorecido por inductores como micotoxinas (Newberne and
Butler, 1969; Thomas et al., 1997; Fink-Gremmels, 1999; Ioan and Catoi, 2007).
Los resultados del presente trabajo reflejaron lo reportado en la literatura nacional
e internacional; sin embargo, se debe aclarar: primero, los resultados se refieren a
la casuística remitida al Laboratorio de la Universidad Nacional de Colombia;
segundo, el Laboratorio de Patología Veterinaria de la Universidad Nacional es
uno de los laboratorios referentes para patología; tercero, no existe un sistema de
notificación y seguimiento de la casuística en caninos; cuarto, no todos los caninos
se les hace un estudio histopatológico por lo tanto es posible que un número de
casos no sean incluidos en este tipo de estudios.
50
5 CONCLUSIONES.
El desarrollo del presente trabajo permitió conocer el número de neoplasias
hepáticas que llegaron a la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la
Universidad Nacional en el periodo comprendido entre los años 1975 y 2007, se
debe resaltar que los resultados del trabajo son de gran valor ya que la casuística
de este laboratorio es una de las mayores del país, así mismo se clasificaron y se
encontró que la mayoría de los hallazgos se comportan según la literatura nacional
e internacional y permite concluir que: las neoplasias hepáticas malignas son más
frecuentes que las benignas en la casuística de la Universidad Nacional que
resulto ser un reflejo de lo hallado en el ámbito internacional; el hígado es afectado
por las neoplasias metastásicas de manera más común que por las primarias; las
dos neoplasias hepáticas primarias más frecuentes fueron el colangiocarcinoma y
el carcinoma hepatocelular; las dos neoplasias hepáticas metastásicas más
comunes fueron el hemangiosarcoma y el linfoma en su orden. Las neoplasias
hepáticas afectan más a los caninos geriátricos y la edad pico para la mayoría de
los caninos fue entre los 8 y los 11 años y el 42,3% de los animales con neoplasia
se ubicó en este rango de edad; las razas más afectadas por las neoplasias
hepáticas en este estudio fueron la mestiza seguida por la Bóxer y la Pastor
Alemán. Con relación a la predisposición por sexo para las neoplasias hepáticas,
se encontró un mayor riesgo en los machos; de acuerdo con los anteriores
hallazgos las neoplasias hepáticas ya sean primarias ó metastásicas debes estar
dentro de los diagnósticos diferenciales en caninos especialmente los geriátricos;
finalmente, el Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y de
Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia viene incrementando su
casuística en los últimos años debido posiblemente a la mayor publicidad,
diligencia y precisión del diagnóstico y la conscientización del Médico Veterinario,
Médico Veterinario Zootecnista y/o propietarios.
51
6 RECOMENDACIONES.
El porcentaje de neoplasias hepáticas según este estudio fue el 4,2% del
total de neoplasias que afectaron al canino, la proporción es alta y siempre
debe ser un diagnóstico diferencial para caninos adultos y geriatricos con
afección hepática.
Continuar la mejora e implementación de las herramientas diagnósticas
incluyendo el estudio histopatológico como el examen paraclínico de
elección por su alta precisión en el diagnóstico de neoplasia hepática.
Establecer o implementar nuevas técnicas ó técnicas complementarias a la
histopatologia como la inmunohistoquímica para mejorar el diagnóstico.
Seguir realizando trabajos que aborden las neoplasias hepáticas desde
diferentes puntos de vista para llegar a tener una buena interacción entre
los clínicos y los patólogos; y una mejor correlacion especialmente, en la
epidemiología, examenes paraclínicos, la sintomatología, el diagnósto final
y poder establecer posibles inductores para controlar el problema.
Establecer un sistema que permita consolidar la información de la casuistica
a nivel nacional o regional a traves de un ente como el colegio de
patólogos.
Hacer múltiples trabajos de investigación aplicados a nuestras condiciones
ambientales, población canina y nutricionales que permitan aclarar el
mecanismo de acción de los agentes carcinogénicos y su impacto en la
población canina.
Como el porcentaje es alto 4,2%, se deberia conscientizar al propietario y
clínico para implementar tratamientos como quimioterapia y cirugía.
Realizar trabajos que incluyan diversas patologias que involucren otros
tejidos y órganos para conocer el comportamiento en nuestro medio y
correlacionarlo con el comportamiento internacional.
52
BIBLIOGRAFÍA
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Anexo 1.
Formato para recopilación de datos.
Numero de registro: _______ Fecha de recepción: _____________ Especie_________
Raza: ______________________ Edad: _________________ Sexo: ______________
Historia y signos clínicos: _________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
Descripción macroscópica del hígado: _______________________________________
______________________________________________________________________
________________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
Descripción microscópica del hígado: ________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
Diagnostico final: ________________________________________________________
Clasificación final: _______________________________________________________
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