un funeral de fantasia

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Un funeral de fantasía [Poema: Texto completo.] Friedrich Schiller Pálido en su terrible mediodía, Se detiene sobre el inerte bosque muerto; El espíritu nocturno suspira agitando el aire; Las nubes descienden en la lluvia; Lamentándose, las frágiles estrellas se desvanecen, Parpadeando como las moribundas lámparas del sepulcro. Agotadas como espectros, visiones mudas, Oscuras con la pompa de la muerte, en lento movimiento, Custodian aquel campo triste de pálidas procesiones, Donde las tumbas se cierran detrás de la noche. Con tenue, profunda y abisal mirada, Apoyado sobre sus adeptos ¿quién temblará al pasar? Desgarrando el corazón en pedazos Un gemido rompe la silenciosa profundidad. Aplastado por el hierro del destino, él parece reunir Hasta la última gota de vida para entrar en el sarcófago, Y escuchad: ¿pueden estos labios fríos murmurar Padre? La tajante lluvia se demora en aquel sitio de horror, Penetrando los huesos, los músculos carcomidos por la desesperación, Y el corazón del terror agita los cabellos de plata. Sangran violentas las heridas del fuego, (A través del agonizante corazón deshecho)

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Un funeral de fantasa[Poema: Texto completo.]Friedrich Schiller

Plido en su terrible medioda,Se detiene sobre el inerte bosque muerto;El espritu nocturno suspira agitando el aire;Las nubes descienden en la lluvia;Lamentndose, las frgiles estrellas se desvanecen,Parpadeando como las moribundas lmparas del sepulcro.Agotadas como espectros, visiones mudas,Oscuras con la pompa de la muerte, en lento movimiento,Custodian aquel campo triste de plidas procesiones,Donde las tumbas se cierran detrs de la noche.

Con tenue, profunda y abisal mirada,Apoyado sobre sus adeptos quin temblar al pasar?Desgarrando el corazn en pedazosUn gemido rompe la silenciosa profundidad.Aplastado por el hierro del destino, l parece reunirHasta la ltima gota de vida para entrar en el sarcfago,Y escuchad: pueden estos labios fros murmurar Padre?La tajante lluvia se demora en aquel sitio de horror,Penetrando los huesos, los msculos carcomidos por la desesperacin,Y el corazn del terror agita los cabellos de plata.

Sangran violentas las heridas del fuego,(A travs del agonizante corazn deshecho)Sobre los labios sin voz se oye un: Mi Padre;Y an el espectro sin retoos murmura: Mi Hijo.(Helado, congelado, envuelto en un blanco sudario,Tu dulce y dorado sueo all ser vaciado)El nombre del Padre muere en tu maldicin.(Helado, helado, all reposa)Muertos, tu alegra y tu esperanza partieron.

Leve, como si de los frescos brazos de la aurora,Mientras la brisa del Elseo sonre en lo alto,Ahogado por el clamor de las rosas, el cario de FloraDerrama sus ptalos sobre sus despojos de amor.Alegre, sobre las vias, sus pasos marcharon en dicha;La ola de plata reflejaba la sonrisa de su rostro;Satisfecho, como la llama encendida por un beso;El corazn de la doncella fue su presa.

El valor surgi en l, un deseo por el mundo,Como un ciervo de la montaa que ha descuidado su arroyo;Como un guila cuyas plumas han sido consumidas por el sol;Su esperanza barri el cielo con alas ilimitadas.Orgulloso como el corcel que lanza espuma en la batalla,Que sin temor ruge en la tormenta de los valientes;Arrojando al viento la furia salvaje de sus crines;As se lanz hacia adelante, por los prncipes y esclavos.

La vida, como un da de primavera, serena y divina,Pas como la brisa bajo la estrella matutina;Sus murmullos se ahogaron en el oro del vino;Y sus penas fueron agotadas en la ola del baile.

Mundos ocultos habitan en la esperanza de su juventud;(Cuando en l maduraba la virilidad y la fama)De las semillas de su juventudQu cosechas estn destinadas a perdurar?

Esa hombra no estaba destinada;(Taen las campanas de la muerte,Las bisagras de la cripta se quejan)Qu triste, Oh Muerte, es el sitio de tu morada!La hombra no es nuestro destino;(Fluyan, amargas lgrimas)Corred, amados, por el sendero del sol,Subid sobre los mundos a descansar con los perfectos;Disfrutad la dicha que los espritus han ganado,Y escapad de la pena de estos salones benditos.

De nuevo (en aquel pensamiento encontr paz)Nos veremos en aqul Edn al que has huido;(Escuchad: el atad se hunde con un sordo, hosco sonido,Mientras las cuerdas se tensan sobre el sueo de los muertos)Oh, tumba, l ya es tuyo!El ojo le dice a la afliccin lo que los odos no perciben,Aferrados unos a otros, nos atrevemos al rencor,Hasta que el corazn se silencia en la msica de las lgrimas.

Plido en su horrible medioda,Se detiene sobre el inerte bosque muerto;El espritu nocturno suspira agitando el aire;Las nubes descienden en la lluvia;Lamentndose, las frgiles estrellas se desvanecen,Parpadeando como las moribundas lmparas del sepulcro.La tierra cae sobre el montculo taciturno;La tumba se ha cerrado sobre el tesoro que ha encontrado;Alto, siempre ms alto crece el tmulo oscuro,Y nunca nos devolver nuestras lgrimas.