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Un paseo de fantasia (de la mano de dos premios Nobel) Juan Manuel Villanueva Fernandez A Magdalena Velasco S egún el Diccionario de la Real Academia Españo- la el término fantasía se define, en su prime- ra acepción, como facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales. Al pensar en una colaboración para el monográfico de la revista Cálamo de FASPE, en un primer momento, se me ocurrió rememorar mi colección de tebeos infantiles. Podían darme, ¡quién lo duda!, un juego apasionante: El capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz, El Jabato, Hazañas - licas, Supermán... pero, no por qué, casi me daba vergüenza publicar mis sueños a través de aque- llas aventuras... como si fuera a desnudar mi alma. Igualmente rechacé plasmar sobre las cuartillas las emociones contenidas en y sobre los libros juveni- les: Julio Verne, Zane Grey, Emilio Salgari, Steven- son, Wels... que me llevaban de acá para allá, en el tiempo y en el espacio... como una cáscara de nuez balanceada en un lago tranquilo... o me torturaba entre las olas revueltas de la tempestad en alta mar o en los terroríficos arrecifes de tierras perdidas... Finalmente, como en alta voz, que me escuchó Magda- lena, hablé del Periplo escandinavo, del danés Johannes V Jensen y de El maravilloso viaje de Níls Holgersson a través de Suecia, de Selma Lagerlóf. Su solicitud de que hablara sobre ambos me decidió; así que vayan en su honor estas líneas que, hasta cierto punto -pese a mi pre- vención original-, desnudan una parte importante de mi ser, porque, desde que cayeron en mis manos, se me gra- baron en el alma como a cincel; y me animaron, como comprobará el lector, a recprrer sin cansancio, una y otra vez, los múltiples caminos, sin indicativos prácticos, de la fantasía. Si aprovechan a alguien para introducirse en esa senda, o a que otros jóvenes la recorran, daré por compensado con creces el esfuerzo de escribirlas. PERIPLO ESCANDINAVO, de Johannes V. Jensen, Premio Nobel de 1944: Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1963. le concedió el Premio Nobel por su poderosa y fértil imaginación, por su inteligencia siempre despierta y vigilante y por la audaz originalidad de su estilo. En el caso concreto de Periplo escandinavo, esas cualidades deslumbran por su prosa inquieta y brillan- te; y así nos regala la magna epopeya moderna, en la que canta cómo ascendió el Hombre, desde una inicial comunidad de primitivo gregarismo semianimal, hasta los albores de la civilización moderna. Al fin y al cabo, tituló Cristóbal Colónla última parte de su canto, aunque la concluye con el viaje del crucero inglés Be- agle, por el Cabo de Hornos, en el invierno de 1832- 1833, con un pasajero de excepción: Darwin. El gigante tronador Gunung Api, padre del terre- moto y del fuego destaca resplandeciente y luminoso en la noche de los tiempos, para dar paso a los silvíco- las que, en el discurrir de momentos milenarios, van forjando imperceptible, pero implacablemente, a través de inconscientes actuaciones reiterativas, los primeros destellos de humanidad. Pero la conciencia germinal no corresponde a toda la tribu. Diríase que se centra en un solo individuo, quien se constituye en el líder natural para el resto de componentes de la tribu. En un momento cualquiera, un rayo de la tempes- tad destroza un árbol, lo parte en dos al entrar en su co- Octubre-Diciembre 2009 Página 40

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Un paseo de fantasia(de la mano de dos premios Nobel)Juan Manuel Villanueva Fernandez

A Magdalena Velasco

Según el Diccionario de la Real Academia Españo­la el término fantasía se define, en su prime­ra acepción, como facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas

o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales. Al pensar en una colaboración para el monográfico de la revista Cálamo de FASPE, en un primer momento, se me ocurrió rememorar mi colección de tebeos infantiles. Podían darme, ¡quién lo duda!, un juego apasionante: El capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz, El Jabato, Hazañas bé­licas, Supermán... pero, no sé por qué, casi me daba vergüenza publicar mis sueños a través de aque­llas aventuras... como si fuera a desnudar mi alma. Igualmente rechacé plasmar sobre las cuartillas las emociones contenidas en y sobre los libros juveni­les: Julio Verne, Zane Grey, Emilio Salgari, Steven- son, Wels... que me llevaban de acá para allá, en el tiempo y en el espacio... como una cáscara de nuez

balanceada en un lago tranquilo... o me torturaba entre las olas revueltas de la tempestad en alta mar o en los terroríficos arrecifes de tierras perdidas...

Finalmente, como en alta voz, que me escuchó Magda­lena, hablé del Periplo escandinavo, del danés Johannes V Jensen y de El maravilloso viaje de Níls Holgersson a través de Suecia, de Selma Lagerlóf. Su solicitud de que hablara sobre ambos me decidió; así que vayan en su honor estas líneas que, hasta cierto punto -pese a mi pre­vención original-, desnudan una parte importante de mi ser, porque, desde que cayeron en mis manos, se me gra­baron en el alma como a cincel; y me animaron, como comprobará el lector, a recprrer sin cansancio, una y otra vez, los múltiples caminos, sin indicativos prácticos, de la fantasía. Si aprovechan a alguien para introducirse en esa senda, o a que otros jóvenes la recorran, daré por compensado con creces el esfuerzo de escribirlas.

PERIPLO ESCANDINAVO,de Johannes V. Jensen, Premio Nobel de 1944: Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1963.

le concedió el Premio Nobel por su poderosa y fértil imaginación, por su inteligencia siempre

despierta y vigilante y por la audaz originalidad de su

estilo. En el caso concreto de Periplo escandinavo, esas cualidades deslumbran por su prosa inquieta y brillan­te; y así nos regala la magna epopeya moderna, en la que canta cómo ascendió el Hombre, desde una inicial comunidad de primitivo gregarismo semianimal, hasta los albores de la civilización moderna. Al fin y al cabo, tituló “Cristóbal Colón” la última parte de su canto, aunque la concluye con el viaje del crucero inglés Be- agle, por el Cabo de Hornos, en el invierno de 1832- 1833, con un pasajero de excepción: Darwin.

El gigante tronador Gunung Api, padre del terre­moto y del fuego destaca resplandeciente y luminoso en la noche de los tiempos, para dar paso a los silvíco­las que, en el discurrir de momentos milenarios, van forjando imperceptible, pero implacablemente, a través de inconscientes actuaciones reiterativas, los primeros destellos de humanidad. Pero la conciencia germinal no corresponde a toda la tribu. Diríase que se centra en un solo individuo, quien se constituye en el líder natural para el resto de componentes de la tribu.

En un momento cualquiera, un rayo de la tempes­tad destroza un árbol, lo parte en dos al entrar en su co-

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.VVLITERATURA FANTASTICÀ'jUVENIL

razón... y prende la llama. Sin saber cómo, la selva arde por doquier; tribus y tribus, animales de todas las espe­cies caminan enloquecidos hacia el fuego o huyen dema­siado despacio hacia delante. Sólo el Hombre conduce a su tribu hasta la amplia charca de un espacio abierto, libre de árboles, aunque rodeada de arbustos y de hierba reseca. Allí en medio, a pesar del pánico que les produce el agua y de las molestias causadas por sus habitantes, contemplan la aniquilación de seres sin cuento y la de­solación y la muerte devoradora del fuego. También al tigre, sembrador de muerte, que, incapaz de arrojarse al agua, contempla, con curiosidad y asombro, ejemplares amontonados de su comida preferida, inmóviles en el líquido elemento; pero... con furor desesperado, se lanza sobre las llamas... en una lucha fatal... que lo convierte en tea hasta carbonizarlo... y dejar pelados algunos de sus huesos. Entretanto, allí en la charca, un tanto prema­turo por la excitación y preocupación de la madre, nace Fyr -vida amanecida entre el ahogo, la destrucción y la muerte-, quien será padre de fecundas razas..

Al Hombre, jefe de las mujeres y guía de la tribu, corresponde el conocimiento y el poder. Según crece Fyr, con otros jóvenes, primero, y, después, solo, se aventura por el mundo de la selva; y, mientras, des­pués de muchos años, ante el terror provocado por la erupción del volcán, que descubre al resto de la tribu la incapacidad de los poderes de su líder, este es atacado y muerto por todos. El Hombre se queda definitivamente quieto, descubriendo su caducidad y el horror de la muerte... Otro ocupa su puesto...

Fyr se ha alejado de la tribu y, en el lento discurrir de largos años -tantos como los dedos de una mano y uno más de la otra-, comprueba los ciclos de la luna y del sol... y, en su aventura, sus ojos desorbitados descubren la inmensidad del mar, que le desvela la imposibilidad de averiguar el misterio del nacimiento del sol y de la luna. En cambio, tras múltiples y reiteradas observaciones, cap­ta y aprende el ciclo de las estaciones... Después, el valor del fuego, su conservación, transporte y beneficios... y a la primera mujer que se acerca al sonido de su voz... Nacerá el primer hijo... y vendrán otras mujeres

Avanza la civilización a partir de los germinales des­cubrimientos con que el Hombre impone la superioridad de su inteligencia sobre el resto de los seres de la natura- leza.Aquí llegamos al punto culminante del Periplo escan­dinavo que, como no podía ser de otra manera, abre sus brazos y su humanidad, por los motivos más extraños; entre ellos, la inevitable, cruel e implacable ambición...

La narración arrebata mi melancólico recuerdo so­bre Jensen. Sus páginas me embelesan, incluso hoy, por

los tibios acordes de arte puro: naturaleza y artificio, belleza de la mujer y de la escultura, de la poesía, de la selva, del agua, de la piedra, del viento, del escarabajo, de la música, del sol, de la lluvia... ¿Por qué me atrae tanto? Sin duda, porque es una historia que evidencia, pese al egoísmo innato al ser humano, la interrelación latente de toda la humanidad.

Raudales de poesía como las siguientes aventuras marinas y terrestres, siempre bélicas, destructoras y con­quistadoras, que dotan de sentido al drakkar vikingo. Qué más da el nombre de sus reyes o su exacta reali­dad histórica en cuanto a la cronología. Nos apasiona imaginarnos a aquellos hombres, “bajo cuya pisada no volvía a crecer la hierba”para aterrorizarnos con sus in­cursiones de asesinatos, violaciones y destrucción, por Inglaterra, Francia, España, Italia... buscando el Reino Celestial. Tras sus horrores, la conversión al cristianismo marcaría su existencia y la esencia de Europa, suaviza­das sus costumbres y alentada su esperanza... que, por primera vez en tantas milenarias incursiones, acaba con el retorno y el amor apasionado a los patrios lares... y a la encina secular... que transformará la sociedad, con la desaparición de la esclavitud..., y el sonido de la cam­panilla del Hermano Parvo, en una gran campana de la­tón... después, en una de bronce... sobre un edificio con vidrieras... y el desplazamiento de Odín, Tor...

... Dejémoslo aquí para recorrer otros senderos que, en último término, confirmarán la hermandad de los hombres y los pueblos. No es una simple fantasía: en sus caminos entrecruzados, sin saber cómo ni por qué, pero dependientes, en la mayor parte de los casos, de la par­ticular elección, las relaciones humanas se fundamentan en algo más que la arbitrariedad de los sueños.

Y así entramos en la continuidad de nuestro paseo fantástico por las mismas tierras -y cielos, es obligado añadir- escandinavas.

VIAJE DE NILS HOLGERSSON A TRAVÉS DE SUECIA1,

de Selma Lagerlóf: Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1956.

el capítulo XL1X, “La pequeña quinta señorial”, Nils sufre peligro de muerte a manos de una

lechuza. Ahí coloca la escritora el origen de su maravi­lloso libro. Realidad y fantasía se mezclan en el mun­do delicioso de la concepción literaria, así: “El mismo año en que Nils viajaba con los patos silvestres, había, precisamente, una persona que no dejaba de acariciar

1 Es, sin duda, uno de los más deliciosos libros infantiles de la literatura universal. Su autora, Selma Lagerlóf obtuvo el premio Nobel de litera tura, en 1909, gracias a la auténtica rebeldía de los académicos de la Fundación Nobel contra su secretario, C. D. af Wirsén, quien, por enemistad personal contra la escritora, era la tercera vez que se negaba a concedérselo. La firmeza de los restantes académicos consiguió, finalmente, su pretensión.

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LITERATURA FANT^TICASJUVENIL

la idea de escribir un libro sobre Suecia, un libro que sirviera de lectura a los niños de las escuelas. Estuvo pensando en ello desde Navidad hasta el otoño; pero no llegó a escribir una sola línea” (Aguilar, p. 854)

No resumiremos el capítulo y la ensoñación que dirige los pasos de la señora que regresa de la ciu­dad a la casa de su infancia. A lo largo del paseo, la va venciendo la fuerza de los recuerdos; por fortuna para ella, llega a la casa al anochecer, de forma que no la hará sufrir la realidad tan distinta a sus recuer­dos. Excusaremos la detallada relación de recuerdos paralelos a los hechos arcaicos. Dejemos la palabra a la escritora:

No por eso era largo el descanso después de la feria. Había que dedicarse a las faenas de espa­dillar el cáñamo. Durante la canícula había per­manecido el cáñamo en la balsa. Después habría que meterlo en la vieja estufa y habríase encen­dido el horno grande para secarlo y cuando ya estuviera lo suficientemente seco, reuniranse un día todas las mujeres de la vecindad. E instala­das ante la estufa, dedicaríanse a espadillarlo, golpeándolo con las agramaderas para ir sepa­rando las fibras finas y blancas de los troncos. Las mujeres quedarían cubiertas de polvo, pero esto no sería un obstáculo para la alegría y la conversación animada y confusa que repercuti­ría como una tempestad en torno de la estufa.

Una vez terminada la preparación del cáñamo, había que pensar en la hornada de pan duro para el invierno, en el esquileo de los corderos y en el cambio de domésticos. En noviembre vendrían los días fatigosos en que se sacrificaba el ganado y se hacían las provisiones de de salchichas y sal­chichones, el frito, etc., y, por último, el cebado de las pajitos de azufre para encender el fuego. Vendría también la costurera que cosía los ves­tidos con la tela tejida en casa, y se pasaría dos semanas deliciosas en que todo el mundo estaría ocupado con la costura. El zapatero que hacía el calzado para todos los de la casa, trabajaría al mismo tiempo en el cuarto de los criados, sin que se cansara nadie de verlo cortar el cuero, clavar las suelas y enhebrar la aguja+ (p. 857)

El libro es mucho más que una simple narración de cuentos, aventuras, tradiciones y leyendas suecas. Como la misma Selma asegura -pero precisamente negando la voluntad de hacerlo, por considerar que ha fracasado en su intento- deja a otro el cuidado de escribir un libro que sea instructivo y moral y en el que no haya, sobre todo, una palabra que no sea verdad (p. 855); y, convencida de su incapacidad

personal, se dará de bruces, salvándole la vida, con Nils, cuya historia se convertirá en ese libro soñado años y años.

La fuerza didáctica de El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia no radica en el enunciado pesado de normas, sino en la deducción práctica de los hechos concretos que acontecen en la vida del duende y que la escritora describe con espontaneidad y natura­lidad envidiables.

Cuestiones importantes que plantea la autora, desde este punto de vista, hay muchas. A modo de pequeñas pinceladas, traigamos la defensa del traba­jo artesanal en casa, como fuente de felicidad en los hogares:

Alguna que otra vez encontró familias en las que el padre, haciendo de carpintero, construía sus sillas y mesas, y la esposa tejía sus telas, y era de notar que las familias que esto hacían parecían llevarse mejor y eran más felices que las otras.

Desde el punto de vista literario, El maravilloso viaje descuella por su permanente interés. Un ejem­plo lo mostrará mejor: desde el primer momento, el liliputiense manifiesta su inquietud, pues desconoce si existe alguna posibilidad de recuperar su estatura normal, y volver a coexistir con los hombres. Harán falta ochenta páginas más para que, en la conversa­ción entre un búho y un mochuelo, éste responda a la pregunta del primero sobre la posibilidad de que el niño recobre su forma original. Sin embargo, precisamente porque los dos animales se alejan, una parte esencial de las condiciones no la conocerá Nils hasta muy cerca del final de la narración. El mochue­lo declara:

- Esto es un secreto, búho; pero, no obstante, voy a revelártelo. El duende ha declarado que si el muchacho cuida del pato y lo conduce a casa sano y salvo y... (p. 549)

Por desgracia para el oyente, el anacoluto de esa y., se queda flotando en el aire; el pequeñín castigado por el duende ignorará algo fundamental, de lo que se enterará mucho más tarde.

La enseñanza moral del libro es, como en toda gran obra, fruto de la reflexión del lector; la autora, por fortuna, no la explícita -caería, como en tantos casos, en una especie de insoportable sermón.

Hay mucho para soñar, sí; ¡páginas y páginas de fantasía desbordad! Por eso, no es un reto; es una invi­tación a lo más maravilloso de nuestro entendimiento y nuestra libertad: los caminos insondables de los sueños libres... Vamos, como la vida misma. ■

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