tercera epoca n°39-40 • aÑo 2,000 una coedicionbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/maga...

7
UNA COEDICION DE LA FUNDACIÓN CULTURAL SIGNOS Y LA UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMA TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 ENRIQUE JARAMILLO LEVI; ¿Qué hace el INAC por los escritores panameños? POEMAS DE: Zoraida Díaz Héctor M . Collado Eunice Odio Miguel Aguilar Carrillo ELSIE ALVARADO DE RICORD: Enfoque a la obra de Rogelio Sinán Un cuento de ROGELIO SINÁN SIETE POEMAS EMBLEMÁTICOS DE LA NACIONALIDAD PANAMEÑA PREMIO NACIONAL DE CUENTO «JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ)) 1999

Upload: hoanglien

Post on 06-Nov-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

UNA COEDICIONDE LA FUNDACIÓN CULTURAL

SIGNOSY LA UNIVERSIDADTECNOLÓGICA

DE PANAMA

TERCERA EPOCA

N°39-40 • AÑO 2,000

ENRIQUE

JARAMILLO LEVI;

¿Qué hace el INAC

por los escritores

panameños?

POEMAS DE:

Zoraida Díaz

Héctor M . Collado

Eunice Odio

Miguel Aguilar Carrillo

ELSIE ALVARADO

DE RICORD:

Enfoque a la obra de

Rogelio Sinán

Un cuento de

ROGELIO SINÁN

SIETE POEMAS

EMBLEMÁTICOS

DE LA NACIONALIDAD

PANAMEÑA

PREMIO NACIONAL

DE CUENTO

«JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ))

1999

Page 2: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

a C o

Elsie Alvarado de Ricord

Un enfoque a la obra deSinán*

Abocarse a un comentario sobre la vida y la obra deRogelio Sinán cuando su producción, bien conocida portodos, es ya, de hecho, patrimonio cultural de los pana-

meños ; cuando hay una multitud de admiradores de su simpáti-ca personalidad, mezcla de una chispeante luz interior, de unatenaz disciplina artística, de una activa conciencia social y deuna generosidad que siempre se ha traducido en estímulo y apo-yo para toda inteligencia creadora que revele preocupación lite-raria o, más ampliamente, social ; cuando, en justo reconocimientoa su valía, un destacado grupo de intelectuales proyecta deno-minar una calle con su nombre, emitir un sello postal con suefigie, instituir una Orden Rogelio Sinán al mérito literario ylograr el apoyo requerido para un concurso centroamericano quecon su nombre corone su talla internacional, es como un intentode presentar en primer plano todo un conjunto que exige la vistapanorámica; o como enfrentarse, sin compañía, antes bien, fren-te a espectadores, a un juego difícil de espejos encontrados, conla figura real del Mago de frente y las varias imágenes proyectán-dose simultáneamente con diversos ademanes : situación esta máspropicia para un relato borgiano que para una sencilla

conferencia.Los epitetos con que lo mencionan en Panamá y en otros paí-

ses americanos, tales como El Mago, El Brujo, El Poeta, ElMaestro, El Padre de la literatura panameña, ¿designan a cincopersonas distintas o a una sola verdadera? Que tiene, además,dos nombres, uno legal, Bernardo Domínguez Alba, y uno lite-rario, Rogelio Sinán, que ha dejado de ser seudónimo porque hadesplazado resueltamente al primero.

Valga la osadía del intento, en virtud de la admiración quetodos sentimos por el Maestro.

Bernardo Domínguez Alba, o Rogelio Sinán, nació en la islade Taboga en 1902 . Él explica que como nuestra separación deColombia se efectuó en 1903, dio siempre a los estudiosos elaño de 1904 como el de su nacimiento, no fuera alguien a dudarde su nacionalidad panameña.

Su infancia transcurrió en la paradisíaca isla que constituyeel ambiente de casi toda su producción, en la que el mar y el

* Reproducido de la Revista Lotera, No. 370. Panamá : enero-febrero 1988 .

cielo, siempre presentes, ofrecen ese panorama ardiente, solea-do, brillante de colores, saturado de brisas y de ritmos en queviven sus personajes, esencialmente tropicales en todas sus ca-racterísticas, que se revelan también en su yo lírico . El tempera-mento dionisíaco de sus criaturas novelescas es el que más afloratambién en el hablante básico de su poesía.

Cultivador de todos los géneros literarios, revoluciona y creaformas nuevas ; desafía los temas y los ataca con un ímpetu ju-venil y una irreverencia que han sido causa de que recientemen-te un escritor haya aludido a él, en acertada paradoja, como "unjoven fantástico de noventa años que sigue haciendo diablurasliterarias en su Istmo".'

Un enfoque cronológico de su producción nos remitirá al si-guiente cuadro, bastante esquemático:

Su primer libro, Onda, publicado en Roma, en 1929, fue nues-tra primera obra vanguardista.

Respondieron a la nueva sensibilidad, aunque cada uno contemática y estilo propios, los poetas jóvenes de entonces, queconstituyeron una generación muy respetable, con figuras de latalla de Demetrio Herrera Sevillano (de la misma edad de RogelioSinán), Roque Javier Laurenza, Antonio Isaza, Ricardo J . Bermú-dez, Rosa Elvira Álvarez, Stella Siena, Tobías Díaz Blaitry . Enotros poetas como Ester María Osses orientó luego su vida yobra hacia el compromiso social.El legado del vanguardismo en nuestro país, como en el mundoentero, es evidente en la lírica actual : los procedimientos hoyarchiconocidos de la metáfora, la imagen, la sinestesia, el adje-tivo traslaticio, la visión, etc., campean como recursos expresi-vos aunque no con la primacía que tuvieron en el momento deimponerse tras ardua batalla, sino ahora al servicio del conteni-do social . De igual modo el versolibrismo, la carencia de rima,la importancia del ritmo interior, conquistas anteriores alvanguardismo, sólo se estabilizaron en nuestras letras con la pu-

blicación de Onda.El aporte de Sinán fue, pues, fecundo, y aumenta la lozanía

de los nuevos frutos . Aunque ese mismo afán creacionista quesiguiendo el llamado de Huidobro nos situó en "el ciclo de losnervios" causa cierta dificultad a los lectores todavía no inicia-dos porque, no obstante la tendencia de la literatura comprome-

Maga • REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA

Page 3: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

tida a la sencillez coloquial, el lenguaje poético suele mantenersu condición metafórica, y en ello estriba la menor popularidaddel género poético frente a otros de estilo más accesible.

In Onda, la tierra natal tiene un lugar en la temática, queaunque es universalista, acoge ciertos elementos del paisaje yde la idiosincrasia del panameño.

Un ingrediente digno de atención en esta primera obra poéti-ca es el ritmo de tambores de algunos de sus cantos, análogo alde Nicolás Guillén, si bien en la poesía del cubano predomina laintención de denuncia social, y, más recientemente, con el triun-fo de la revolución cubana, el carácter testimonial, que ha veni-do a constituir un ejemplo del crecimiento interno de una obraparalelo al desenvolvimiento histórico del medio que la nutre.

En cuanto a Onda, véase cualquiera de las estrofas de la fa-mosa Balada del seno desnudo, que, en su totalidad, mantieneel ritmo sobre pies acentuales trocaicos y anfibráquicos:

Mangos! . . . ¡Mira! . . . ¡Tantos!¡Oh! . . . ¡Uno maduro. . .!(Dio un salto . .. ¡y saliósesu seno desnudo!)

¡Yo salté del árbol!¡Upa! . . . ¡Tan! . . . (¡Qué rudo!)¡Por mirar de cercasu seno desnudo!

El mismo ingrediente rítmico ofrece una sola muestra enSalones sin salomar, compilación de poemas dispersos de dife-rentes épocas de nuestro autor, que por lo mismo ofrecen unamayor diversidad estilística. El poema Candombe rinde home-naje, sin anunciarlo, a Nicolás Guillén, y asimismo brinda inge-niosas variantes de nuestras tonadas populares:

¿Por qué te pones tan bravacuando te llamanChombita del Curundú?

¡Bríndame espumas de mary embriágame de arreboles!¡Azota, morena, azota,azótame los tambores!

Te dijo el sol: "¡Chomba mala!"y te pusiste a llorar. ..¡Bonito Viento, morena,bonito pa navegar!

¡Qué sabroso se cimbreanlos cocos de tu palmera!jay, bate, morena, bate,¡Ay, báteme la bandera!

Incendio, poema en tres tiempos, se refiere a un siniestroque ocasionó muchas muertes entre los ocupantes de una viejacasa de inquilinato, de madera, que fue devorada por las llamas.Aquí, desde los epígrafes tomados del Infierno, el Purgatorio yel Paraíso, correspondientes a cada canto, es visible la influen-cia de Dante ; el contenido es originalísimo y la influencia es decorte externo en la división en tres partes ; coincidencia es ellogro de la musicalidad, que habiéndose intensificado a su pasopor Verlaine, se sobrepone aun al patetismo de los cantos . Sinánno renuncia al ritmo, que, lejos de ser un barniz epidérmico, esparte consustancial de su poesía en la función expresiva . Así locantó ese otro musical y dionisíaco admirador de Dante que fuePorfirio Barba-Jacob en su Acuarimántima, donde rinde culto ala que fue raptada por Darío en la sagrada selva:

"¡Armonía, ohprofunda, oh abscóndita Armonía!"

El encadenamiento de los endecasílabos, heptasílabos yalejandrinos de Incendio revela el paso del ritmo caribe inicial auna musicalidad europea tan definida como la que aclimató enla lírica española el genial nicaragüense, cuya ascendencia di-recta habría que buscarla en el mismo Padre y Maestro mágico.

La tendencia universalista del poema se da en todos sus ele-mentos, aunque el motivo directo haya sido el incendio antedi-cho . Los metros que alternan, siguiendo el ritmo interior, subra-yan la musicalidad . He aquí un fragmento del tercer tiempo:

—¡Qué demasiado tarde se han abiertolos ríos de la alborada!—¡Qué musical torrente ha penetradopor todas las heridas!—¡Qué suave y retardada esta cariciadel agua redentora!—Ya las llamas adormecen su cólera.—Ya no enseñan los dientes, ya no rugen.—Y el globo de los cielos va a estallar de tanto humo.—Sólo tiniebla y agua.—Agua y tinieblas.—Cataratas, torrentes, marejadas.—Nuestros cuerpos, ya fríos, lejos del llanto,

flotan en un océano interminable.—Giran . . . Giran en un gran torbellino.—¿Ya para qué tanta agua? ¡Señor, detén el agua!

Con una adecuada dirección, que supiera explotar el pathoscon un exacto sentido de los l ímites, este poema resultaría impac-tante y obtendría un éxito seguro en una representación de poe-sía coral.

Semana Santa en la niebla poemario también muy elabora-do, presenta gran unidad en su contenido y en su forma . Losmotivos del paisaje tabogano son pánicos, pero la estructura delpoemario es apolínea, trazada con precisión geométrica, enalejandrinos blancos. Aunque el clima es marino, de trópico, apa-rece disciplinado por un lenguaje que es doblemente difícil por

REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA

Page 4: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

M i s c e l a n e a

su léxico muy culto y por el sentido metafórico que conlleva ; yasimismo por el tono cerebral de la expresión poética, como seadvertía ya en varios poemas de Saloma sin salomar, según lacorriente que provenía del Cementerio marino de Paul Valéry.

El tema es la Pasión de Cristo, asimilado a una visión untanto panteísta, donde cada elemento de la Pasión encuentra unacorrespondencia alegórica en el paisaje ; y el Dios-Sol, antes ado-rado por los indígenas americanos, lo mismo que por antiguasculturas de otros continentes, recobra aquí su papel protagónico:es el Dios de esta Semana Santa tabogana, que ha muerto alanochecer y ha resucitado al alba:

¡Brisa, espuma, aleluya! Loemos la mañana.¡Toda vida renace cuando renace el Sol!

la crítica nacional y extranjera señala el cuento como el gé-nero en que Sinán logra la misma declarada maestría.

Desde los primeros, El sueño de Serafín del Carmen, A la

orilla de las estatuas maduras, hasta los más recientes, entrelos cuales se destaca La boina roja, el surrealismo juega un pa-pel importante que se extiende a la novela: así a Plenilunio comoa La isla mágica . El reino onírico había permanecido inexplo-rado para nuestros narradores ; el más calificado de todos hastaentonces, el modernista Darío Herrera, había muerto en 1914,antes de que el vanguardismo europeo hubiera tomado posesiónde esa mina inextinguible . E nuestro país es dado a conocer porSinán, y de él pasó a narradores de la talla de un José María Sán-chez, un Tristán Solarte y un Ramón II . Jurado, en éste últimocon menor despliegue debido a su tendencia más realista queincursionó también, quizá el único caso en nuestra narrativa, enel existencialismo . El más realista de todos, César A.Candanedo,no ha sucumbido a la fascinación de esa inasible dimensión dela realidad que a cada paso se entreverá con la fantasía y no res-peta las fronteras entre una y otra.

La destreza técnica de Sinán delata estudio y concentración,según lo requiere este ejercicio, y también una agilidad mentalque es uno de los atributos más característicos de sus propiasfacultades . Su prosa es fluida y en ella se advierte el sentido dela armonía que tienen los poetas.

En la temática prevalece el sexo, a veces erotismo . Y toda sucultura europea unida a una visión del mundo que amalgamaaquellas concepciones con la sensibilidad nativa, confiere a suobra una riqueza expresiva capaz de entusiasmar, como de he-cho ocurre, a un lector de cualquier latitud.

Sus obras teatrales, La cucarachita mandinga, Chiquilingay Lobo, Go Home, dirigidas principalmente a la niñez, intere-san y encantan en igual medida a los adultos . Han pasado exitosa-mente la prueba de la representación, que da cumplimiento ca-bal al mensaje dramático . En ellas se hace más evidente que enotros géneros, la intención crítica que las motiva.

Con el reciente re-estreno de Chiquilinga, con todos los re-cursos internos del teatro moderno y con la necesaria atraccióndel público mediante una adecuada campaña publicitaria com-plementada con otras formas de promoción que hasta hoy ha-

bían desviado a nuestros niños hacia el absurdo remedo de Su-permán y la mujer biónica, etc ., Sinán y el equipo de destacadosintelectuales que le ha rendido un reconocimiento efectivo, de-muestran que están alertando la conciencia nacional, y que elsubdesarrollo económico no determina necesariamente el sub-desarrollo cultural, porque éste es más susceptible de supera-ción mediante la inteligencia y el esfuerzo puestos en marcha.

Supongo que lo más pertinente será dedicar un comentariodetallado a su última novela, por varias razones : es su obra másambiciosa y más completa . Su realización tiene la ventaja demuchos años de experiencia vital y de ejercicio literario, valedecir, de toda su sabiduría Es, del conjunto de su producción, laque concede una figuración más extensa a nuestro ambiente na-tural ; la que satiriza los patrones morales milenarios que no dansolución a los correspondientes problemas y en cambio desvíanla atención de las verdaderas raíces de la general miseria quenos aqueja. Es, también, la obra de mayor interés para el lectorpor su sugestiva trama novelesca, por su riqueza temática, porsu arsenal recursivo y por su lenguaje.

Ubicada en nuestra época, denuncia, como la actual narrativahispanoamericana, un atraso secular en la mentalidad colectivade las comunidades rurales ; como si el progreso del mundo mo-derno hubiera tocado antes otros planetas que la isla mágica,hundida todavía en la inconsciencia de las sociedades primiti-vas .La caracterización de los personajes incide en un terreno queparece fine: todos actúan siguiendo los impulsos sensoriales ydonde hay una excepción a este unánime festín de los sentidos,un ejemplo de continencia que se resiste a la práctica común, ala postre resulta un personaje redondo que de repente descubreque su castidad era sólo la forma de una aberración.El protagonista, afectado de un donjuanismo tropical, se com-porta de un modo previsible. El narrador conduce al lector poresta pista, que no es falsa, pero sí engañosa, porque se sigue sincautela, como atrapado en la vivencia estética por una relaciónde antagonismo, casi cultivando un sentimiento de repulsa con-tra el descomedido personaje . ¿Y cómo no, si el donjuanismo,producto de una sociedad machista, recibió ejemplar castigo enla versión de Tirso, trascendió a las literaturas francesa e inglesaa través de Moliere y de Byron, alcanzó el perdón del Romanti-cismo español con Zorrilla, fue desmitificado científicamentepor Gregorio Marañón y es combatido cada día por el bien fun-damentado movimiento feminista?

Pues bien, por este camino, todo conspira contra el persona-je, no obstante la información, tempranamente ofrecida, sobrela tragedia familiar del niño náufrago.

El narrador, dueño de todas las claves, maestro en la técnicadel relato, mantiene inalterable la conducta del protagonista ycon un repentino golpe en la trama, como un moderno Virgilioque manejara un timón eléctrico, hace girar bruscamente al des-prevenido rector, que muellemente seguía el relato, guardandosu distancia . No gira el personaje, que ahora está atado, imbele;gira el lector, que, sacudido por una mezcla de honor y arrepen-timiento, no sale de su estupor, mientras las Erinias, o las mos-

26 Maga, ' REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA

Page 5: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

M 1 s c e 1 á n e a

cas sartrianas, que en nuestra obra son más sanguinarias, losmurciélagos de la compasión y el remordimiento, acosan al lec-tor y lo obligan a volver sobre sus pasos, hacia una revaloraciónemocional del protagonista. Porque este inesperado vuelco es-tremece todo el andamiaje que la apariencia construyó en la mentedel confiado espectador, y su sensibilidad estética, en consecuen-cia prejuiciada, lanza ahora la primera orden de retroceso.¿Esque ese pescador de cuerpos, cuyo único verdadero delito fue laincontinencia, merecía un final peor que el de los condenadosdel círculo segundo, arrastrados por el torbellino, pero con ellenitivo de la mutua compañía con que el Cisne de Mantua ate-nuó su proverbial severidad?El propósito de la narrativa moderna de implicar activamenteal lector, se cumple en esta obra con una compulsión catárticaviolenta : gira el lector hacia los orígenes y reiniciando el cursode esa vida, comienza a observar con más objetividad los resor-tes de la acción.

Constituye una tremenda osadía del autor, de la que sale airo-so, tomar un personaje de la tradición secular erudita no paraaclimatarlo al trópico sino para hacerlo nacer de nuevo, confi-gurando genética y socialmente por todos los condicionamientosde nuestro medio subdesarrollado : no cuenta el Don Juan criollocon la clásica hermosura europea ni tiene el don de la palabragalante destinada a la seducción . Tampoco reside en una granciudad en la que pueda jactarse de haber subido a los palacios yhaber bajado a las cabañas ; pero sí agota la escala propia de unainnegable estratificación social de pueblo chico, más afianzadaen la mentalidad de los vecinos que en la existencia real de gran-des capitales, con excepción de los extranjeros, la mayoría, nor-teamericanos . En los estadounidenses, mencionados siempre enla obra como "log gringos " , el narrador recarga las tintas negras,pues figuran como seres inescrupulosos, movidos sólo por elafán de lucro, corruptores, entregados a todos los vicios ; y susbellas mujeres como compradoras de placer con los nativos dela isla . En estas páginas es plural el número de norteamericanasque pagan como un lujo las relaciones ínfimas con Felipe Durgel,que si bien acepta de buen grado el beneficio económico, actúamás impulsado por una sed insaciable . Es un Don Juan primiti-vo, como en estado de naturaleza.

Huérfano en gran medida de principios morales, puede con-siderarse una víctima de la debilidad de su progenitora, que a lavez lo fue de su propia estolidez, de origen circunstancial . FIpadre tampoco sentó cabeza ni era capaz de una decisión quehubiera salvado el vacío del abandono materno . Felipe Durgelfue un niño recogido que sufrió siempre los excesos de violen-cia de los mayores . Es el producto de un mundo donde no haymás valores que la satisfacción de los impulsos ; y la forma ele-mental del amor, el único aliciente en un medio donde no seencuentra una atractiva biblioteca, ni la oportunidad de viajeshalagüeños, ni un liderazgo social, ni siquiera un ejemplo edifi-cante. Como elocuente símbolo de esa falta de paradigmas y derecursos, la única estatua en el pueblo es la de Felipe 1.

Es una isla donde tampoco han penetrado los tabúes moralesmilenarios . La moral del viejo mundo, representada en los per-

sonajes que visten hábitos, determina en la obra las escenas másdegradantes.

La estructura externa del Decameron que se sigue en La islamágica no se queda en nuestra obra en una suma de cuentossino que alcanza una original forma de novela que conjuga cum-plidamente ambos géneros . Tampoco coincide internamente consu antecesora porque el análogo clima de desenfreno es en Laisla mágica el reflejo del drama colectivo de miseria y desam-paro cultural en que se debaten los mismos personajes, muy di-ferente del estado de ocioso refinamiento en el vicio que en elDecameron agrupó a los gentiles tertulianos que pudieron ais-larse para evitar la peste que asoló Florencia en 1348.

La diferencia en la perspectiva de los hablantes de ambasobras, determinada por la respectiva posición social, entraña ladiferencia de sentido, que en Sinán se define dentro de la co-rriente de la literatura de denuncia, aunque la apariencia sea ri-sueña, como en la sátira.

11 gran marco de la novela de Sinán es la historia del Istmo,desde el descubrimiento, pasando por la Independencia, la uniónvoluntaria a Colombia, la fracasada empresa del Canal a nivel,la guerra de los mil días, la separación de Colombia, el canal poresclusas, las bases militares norteamericanas, las consecuenciasde la segunda guerra mundial, las gestas nacionalistas paname-ñas contra el imperialismo norteamericano, la inoperancia ad-ministrativa de los gobiernos, más acentuada, por causas expli-cables, en la isla.

En esa atmósfera todo es factible inclusive la bestialidad y elcrimen, si bien hay una conciencia moral representada en la ley;pero dentro del enfoque dado por los narradores, correspondien-te a su propia perspectiva, la autoridad no es una institución con-vincente, sino apenas algo como un inoportuno y casi absurdogesto severo en medio del regocijo colectivo de una poblaciónmás interesada en las pocas formas concretas de satisfacciónpresente que en las posibles consecuencias espirituales de ultra-tumba.

Más que la intensidad de cada hecho en sí, es quizá la insis-tente pluralidad lo que suscita el sentimiento estético ambivalente:el anecdotario contraviene los patrones morales medios, comoocurre con toda obra que pretenda sacudir la conciencia colecti-va . Recuérdese que La Celestina, publicada por vez primera en1499, se consideró irrepresentable hasta hace apenas unos dece-nios .El enfoque picaresco en La isla mágica está muy bien logra-do; asimismo la espontaneidad de los coloquios, el lenguaje vi-vaz, salpicado de ocurrencias, representativo del habla popular.

La técnica de la novela aparece enriquecida por el dominioque el autor posee en los géneros del cuento y el teatro. Consi-dero que un aporte fundamental que no se ha mencionado es elque consiste en haber aplicado internamente, en el vientre de lanovela, el óvulo fecundado del cuento ; porque en su seno sedesarrolla, en forma múltiple y continua, la vida de cien relatosque aportan su propia fuerza y su sentido propio en función de latrama general novelesca, en la que a la vez expanden su particu-lar significado, potenciándolo hacia un área significativamente

• REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA

Page 6: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

M i s c e l á n e a

más amplia, correspondiente a la novela, siguiendo una bien te-jida disposición argumental que avanza con la acción centrali-zadora del protagonista, dentro de un mismo ambiente, en susdiversos ángulos . Conjuga, pues, la intensidad del cuento y elmás amplio alcance de la novela.

Por otra parte, sus diálogos son oportunos y vivos, como enel teatro, y obtienen del tiempo el máximo rendimiento . El hablade los personajes es espontánea y por lo mismo, muy expresiva;sin abusar de los regionalismos, que a veces constriñen al públi-co por la dificultad para la comprensión . El empleo de algunosgiros populares se cumple con una gracia que de salida conquis-ta al lector.

El ambiente inaugural semeja un gran escenario sin barrerasespacio-temporales ni de índole alguna, como perteneciente alreino de la ficción . Impresiona de ese modo porque el inicialdiscurso de la maestra enajenada, que corresponde a un largoparlamento, es paso a paso interrumpido por las intervencionesde las personas y de los elementos de la naturaleza, y tambiéndel demonio.

Desde las primeras páginas se alcanza el tono dominante enla obra, picaresco y burlón, que de tramo en tramo cobra notaspatéticas, muy bien distribuidas.El tono está muy lejos de ser moralizador ; todo lo contrario,su desparpajo es casi hiriente.

Hay una escena de incesto, que no se consume, en que ellector, consternado, se pregunta cómo logrará el narrador salirde este abismo a todas luces insalvable . las obras maestras de laliteratura universal abordaron el problema : la tragedia griegasublimó el tema del de Edipo mediante la catarsis, y su modo detratarlo fue obviándolo ; y Dante, genial representante de las con-cepciones teológicas medievales, apenas lo sugiere . Ante Paoloy Francisca, el narrador reflexiona: "¿Cuántos dulces ensue-ños, cuántas' afectos los conducirían a su doloroso trance?" . Lareferencia al adulterio, en labios de ella, se reduce a dos líneas:"la boca me besó, todo tremante" ; y "aquel día ya no leímosmás".

Pero en nuestros días, habiendo pasado por las teorías freudia-nas y por los crudos relatos testimoniales sobre todo de los es-critores de la segunda posguerra, es esperable la descarada des-cripción de cualquier acto.

Sartre, Camus, Moravia, lo mismo que Curzio Malaparte,abrieron caminos en zonas muy escabrosas . Asimismo El Cuar-teto de Alejandría registra excesos casi inverosímiles . Es el sig-no de nuestra época, el tremendismo, que en el cine comercialque aquí nos invade se ha especializado abusivamente y conclara intención deformadora, en la degradación sexual y en laenseñanza minuciosa y eficaz de la técnica del crimen. Pero nues-tra narrativa, que en otras direcciones ha logrado verdaderosaciertos, en este aspecto seguía marginada, a la espera del brazoaudaz que. la pusiera en órbita.

Puede pensarse que con estos antecedentes, positivos unos,como fuentes de conocimiento ; negativos otros, como desinte-grantes sociales, estaremos ya curados de espanto, inmunizados,dispuestos a una abierta contemporización intelectual, porque el

asunto no es huir de la realidad sino afrontarla . Pero no es así.Aquello lo veíamos a mucha distancia, remoto . 1n nuestro mar-eo es más espeluznante . Quien se aboque ala lectura de La islamágica con una mentalidad aldeana, pasará trabajos para acep-tar como necesarias algunas escenas muy crudas que dibujan elperfil dramático de la obra.

El desenlace resuelve todos los conflictos ; los de la trama ylos del lector, y es entonces cuando se ilumina el sentido generalde la obra y los sentidos parciales de los relatos que integran elargumento novelesco.

Felipe Durgel viene a ser, a fin de cuentas, un nuevo crucifi-cado del amor, pero en su versión criolla: la otra cara de la mo-neda, el complemento o el asiento físico del amor espiritual, queintegra esa unidad inseparable en la vida humana, inspiración yfuente de los habitantes de la tierra.

Nuestro mártir es agobiado por un suplicio más, análogo alde Prometeo, porque fue también, de cierta manera tragicómica,portador del fuego.

Las mujeres que desfilaron en su radio de acción no reniegande él: lo lloran enloquecidas de amor, como en el drama deTamayo y Baus, y asimismo en el poema lorquiano, Juana deCastilla a Felipe el Hermoso que fue un precursor de real alcur-nia de esta especie no extinguida.

Nuestro personaje nada recibirá a cambio de este sacrificioinvoluntario . Rechazado en todas las regiones ultraterrenas, si-gue habitando, ya sin derechos civiles pero con carta de ciuda-danía literaria universal, la isla mágica ; y perturbando, invisibley libérrimo como el aire, la memoria de sus paisanos y la con-ciencia de sus espectadores.

El narrador lo inmoló, no poseído por un rapto demoníacofulminante ; sino con premeditación y ventaja, en una bien cal-culada operación estratégica : segura estoy de que siguió al piede la letra el octavo mandamiento de Horacio Quiroga, que ensu parte pertinente, señala : " Toma a tus personajes de la mano y

llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el cami-no que les trazaste" 2 . Puede observarse que la explosión deldesenlace marca en la línea argumental un balance con respectoa la total irreverencia de los relatos.

Sin duda nuestro poeta quiso y logró con ello redimir a loslectores de sus actitudes inconscientes, variantes de un ascetis-mo tartufiano; o quizá vengarse, recargando sus sentimientos deculpa, de tantos siglos de visión unilateral, fragmentaria, parciali-zada, que, atendiendo solamente a uno de los polos a expensasdel otro, destruye el equilibrio que requiere la interacción deambas energías . Cuando el amor es sólo instinto, inhibe la cate-goría humana ; cuando es sólo espíritu, la excede, puesto que lapersona es un producto cultural, un ser vivo que ha desarrolladosu capacidad racional no para atrofiar su naturaleza, sino paraencauzarla socialmente, y cada una de sus relaciones lleva laimpronta de la sociedad que la engendra.

Crucificado en imprudente juego el amante de los cuerpos,devorado en vida por los murciélagos que se guarecían en laiglesia, el conmovido lector reconoce que no había causa sufi-ciente para semejante martirio . Para colmo se encuentran algu-

28 • REVISTA PANAMEÑA DE CULTURA

Page 7: TERCERA EPOCA N°39-40 • AÑO 2,000 UNA COEDICIONbdigital.binal.ac.pa/descargas/rsinan/Maga tercera epoca 2000/Parte... · también en el hablante básico de su poesía. ... fo

M i s c e l á n e a

nos indicios, muy bien hilvanados, de que por el desconciertopúblico, se sepultó vivo al crucificado . Así, con una ligera insi-nuación en pocas líneas, Sinán logra el efecto escalofriante deun cuento de Poe.

Hay otros personajes de fuerte trazado sicológico aunque fi-guran en segundo y tercer planos . Cada uno con su drama parti-cular, contribuyen individualmente y en conjunto a colmar deinterés humano la novela y a configurar dentro de la misma unasociedad urgida de la atención estatal . Rosina Salerno es la mo-derna versión isleña, pero degradada más allá de todo límite, dela trágica Yocasta Mención especial merece Serafín del Car-men, el intelectual, homónimo del protagonista de uno de losprimeros cuentos de Sinán, como un caso de intertextualidad decaracterísticas especiales.

Interpreto el mensaje de la obra como la búsqueda del equili-brio entre las fuerzas físicas y las espirituales, ese punto medio,un tanto flexible, que se llama normalidad y que, paradójica-mente, es quizá una de las metas más difíciles de la existenciahumana.

Siempre me he hecho la siguiente reflexión, que nunca habíacomunicado porque es muy arbitraria : el poeta que en nuestrotiempo se entrega con fruición al ejercicio de la narrativa, pierdela inocencia, y desde luego no puede regresar a su estado inicial.Las excepciones confirman la regla . Por ello, se colige que cadadetalle de esta obra capital tiene una razón de ser muyplanificada. Viene esto a colación porque para mí que-da todavía en pie, como un reto, una inquietante incóg-nita los murciélagos que se guarecen en la iglesia yahora se sacian en el cuerpo indefenso del mancebo quesucumbe en la cruz del Nazarenno cumplen una funciónrelevante, apuntada desde las primeras páginas y decla-rada al final. Son personajes que al comienzo parecíaninocuos, elementos descriptivos casi imperceptibles, yal final avanzan al primer plano con una ferocidad querebasa las expectativas, pero que ajusta perfectamentecomo la pieza clave del terrible desenlace . ¿Se desti-nan, acaso, a la conciencia del lector? ¿O son los fari-seos de esta otra vertiente también esencial delamorhumano?

Falta desentrañar el simbolismo de esos murciéla-gos, tarea no fácil si se está ante una imaginación comola de Rogelio Sinán, que en nuestro país ha recorrido ymodernizado todos los caminos, en la poesía, el cuen-to, la novela, el ensayo y el teatro, este último en sudoble aspecto de texto y dirección, y continúa a la van-guardia, cada día más comprometido en la militanciapolítica ideológica.

Hace unos lustros acogió, lo mismo que Ester Ma-ría Osses, a los intelectuales exiliados sudamericanosque se detenían aquí, rumbo a México, o de regreso ; lamayoría de ellos, apristas que luego evolucionaron aideologías más radicales . Entre ellos cabe mencionara Gustavo Valcárcel, Gonzalo Rose y Manuel Scorza;también fue huésped suyo don Edelberto Torres . Hoy

Sinán es bandera, entre los intelectuales de nuestro país, de unmovimiento de adhesión al pueblo y al gobierno de Cuba comotambién al gobierno sandinista de Nicaragua.

La Academia Panameña de la Lengua rinde homenaje al co-lega académico, al brillante escritor Rogelio Sinán, porque suobra, la más completa en la literatura istmeña, llena una épocade nuestra historia literaria y en cualquiera de los géneros decreación nos representa airosamente en el concierto latinoame-ricano, que ha alcanzado un nivel muy alto.

Si pudiéramos instalarnos en el mañana para mirar el presen-te, comprobaríamos con cierto pasmo ante lo que es obvio, queen las letras panameñas, el siglo XX, que cuenta con muy valio-sas plumas, será identificado como el período de Rogelio Sinán.Y tendrían que esforzarse mucho los que en el futuro recojan laantorcha honrada por esas manos tan superiores.

NOTAS

1. Luis Simón, Magia y cultura, (Columna «Los libros y los días») publicada enLa Estrella de Panamá, Panamá, 24 de agosto de 1980; pág. A-2.

2. Véase el interesante estudio de Arturo Sergio Visca, Concepción quiroguianadel cuento, en Revista Mechad núm . 235, Montevideo, marzo de 1986,págs . 99 a 109 .

Maga• REVISTA PANAMEÑA DECULTURA 29

*ETIQUETAS

AUTO ADHESIVAS

•PLUMAS SHEAFFER

•UTILES Y MUEBLES

DE OFICINA

•CINTAS ADHESIVAS

*PRODUCTOS

PARA ARTISTAS

Y ARQUITECTOS

CASA MATRIZ Vía Ricardo J . Alfaro.Después de la fuente de piedra.Tel . : 236-0066 Fax : 236-0044