suplemento cutural contenido 01-10-11

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Maracay, Sábado 1 de octubre de 2011 Crónicas del Olvido La necesidad de ser sancho panza ALBERTO HERNÁNDEZ 1.- M e permite el amigo Alonso Quijano ha- blar en nuestro cómo- do mayestático, por no sentir- nos solos, toda vez que segui- mos cabalgando con Sancho, el insigne escudero de quien continúa atravesado en la gar- ganta de los déspotas. Y lo ha- cemos seguros de que todos los años son cervantinos y para algo deben servir: Sancho si- gue amenazado por el silencio de quienes sólo lo ven y lo sien- ten como el complemento de Don Quijote. Quienes así pien- san, trasgreden la atmósfera de la lujosa dicotomía ofrecida por la obra máxima de nuestra len- gua. Ciertamente, se comple- mentan, por lo que nos lamen- taríamos si Sancho Panza no hubiese alcanzado el grado de madurez que le hace falta a los lectores. ¡Qué sería de nosotros sin Sancho! Sin Panza no hay Quijote, al menos el que sabe- mos tenía en el del borrico el mejor de los interlocutores. En una lejana conversación con Buenaventura Piñero, en la llanura también manchega de Calabozo, de cuyo nombre me acuerdo todos los días, el desaparecido profesor del Pe- dagógico de Caracas comentó que con la tensión dialéctica contenida en “El Ingenioso hi- dalgo Don Quijote de la Man- cha”, Cervantes supo darle cuerpo a la contradicción, que es donde radica el comple- mento. De modo que el escu- dero no sólo siguió a un des- quiciado: supo depositar en el Caballero de la Triste Figura -ofrecimiento aparte de la go- bernación de la ínsula Barata- ria- la comprensión de ese mundo visto por dos campe- sinos: uno letrado, agobiado mentalmente por el exceso de lecturas, otro "de poca sal en la mollera", pero apegado a lo que sus ojos miraban. Piñero es autor del libro edi- tado por el Pedagógico (Cara- cas, 1976), Devenir social de Sancho Panza, donde hace un estudio del escudero cervanti- no. Así como, Don Quijote tie- ne quien le escriba, Sancho ha merecido muchísimas páginas, la mayoría desconocidas o poco tomadas en cuenta. 2.- A veces es Sancho quien desde su silencio nos interro- ga, nos coloca en nuestro sitio. Hemos sido quijotes desde la mirada zoqueta de quienes se creen quijotes, sobre todo los que amagan con la voz y se sujetan la hebilla para soste- nerse con la grasa abdominal los gases acumulados. Pero nada, Sancho nos pasea sin abrir la boca: mira de soslayo mientras talonea las costillas de su jumento. Don Quijote, por su parte, nublado el rese- co seso, mira gigantes, se pe- lea con cabreros y venteros, se luce con un león y hasta se da el lujo de regresar de la locura para agradecerle a Sancho ha- berlo acompañado. Y en el tránsito de hechos anteriores, y aún mientras esta última par- te ocurre, el escudero afina su "programa social", con el cual haría gobierno justo para los labradores, "limpiar esta ínsu- la de todo género de inmundi- cias y de gente vagabunda, holgazana y mal entendida...la gente baldía y perezosa es en la república lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las traba- jadoras abejas hacen. Guardar sus preeminencias a los hidal- gos... premiar a los virtuosos, tener respeto a la religión y a la honra de los religiosos". Así, en esos 10 días de gobierno "quitaré estas cosas de juego que a mí se me trasluce que son perjudiciales...". Es decir, como afirma Buenaventura Pi- ñero, Sancho era muy cohe- rente con su dialéctica natu- ral, de la cual ningún gober- nante de aquellos y estos tiem- pos ha querido aprender. Los consejos democráticos de Don Quijote a su escudero bien valen ser libro Mantilla para los actuales desaguisados de este trópico procaz, nido de zánganos y habladores de ton- terías. "...que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres, que la hambre y la ca- restía. No hagas muchas prag- máticas; y si lo hicieres, procu- ra que sean buenas, y sobre todo que se guarden y cumplan". Citado por Piñero, Lúdovik Osterc añade a tanto Quijote estudiado: "...el improvisado gobernador lleva a cabo tan sólo la parte progresista de su programa, y deja de cumplir con la parte conservadora -prerrogativas a los hidalgos y religiosos- convirtiéndola de tal suerte, en asunto puramen- te declarativo, que empero, desempeña papel de amparo a manera de las reiteraciones de ortodoxia, que Don Quijote se apresura a expresar después de cada una de sus arremetidas contra los sacerdotes frailes o la Iglesia en general". Que no digan por allí los nue- vos bachilleres que Sancho y su panita Alonso fueron domesti- cados por la sociología del des- perdicio, porque esa no existía. De tanto leer libros se le secó el seso a Alonso Quijano, pero a punto de pasar a la inmorta- lidad se "sanchificó", mientras el escudero se "quijotizó". Es decir, la dicotomía fue sólo en el momento de la agonía, por- que Sancho se quedó solo con las aventuras de su amo. Soña- dor, vagabundo en su justicia, sigue sobre su burrito, cabal- gando con nosotros. 3.- En el libro de Piñero, el au- tor destaca que "La simpleza de Sancho es harto conocida desde los inicios de su función como perspectiva literaria", y cita la fuente cervantina: "La verdad sea, respondió San- cho, que yo no he leído ningu- na historia jamás, porque no sé leer ni escribir" (capítulo "El devenir dialéctico", pág. 59). Más adelante, el escudero, añade: "¡A qué diablos se pu- dre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes". Estas expresiones de Sancho Panza nos aproximan a la natu- raleza del personaje, de quien el investigador apunta que a este sujeto literario "le acompa- ña su sentido natural, despier- to y dócil -o "fócil" como se di- ría él mismo- amén de las alfor- jas repletas de sabiduría popu- lar, desgranada en refranes". Sobre Sancho una duquesa llegó a expresar: "...bien pare- ce Sancho que habéis aprendi- do en la escuela de la misma cortesía. Bien parece, quiero decir, que os habéis criado a los pechos del señor Don Qui- jote, que debe ser la nata de los comedimientos", o "vos tenéis razón Sancho, dijo la duquesa, que nace enseñado y de los hombres se hacen los obispos". Esta idea precisa que Don Quijote estaba haciendo a San- cho en la medida de su sabidu- ría, de esa locura que lo hacía ver más allá de la realidad, es decir, de lo que sus ojos veían. Suerte de imaginario que pese a no ser creídos por el escude- ro terminaron sensibilizando y respetando los pasos del obs- tinado Alonso Quijano. Dos campesinos, dos mane- ras de ver el mundo. La de San- cho desde la ignorancia libres- ca. La de Don Quijote de la ig- norancia de realidad, toda vez que había perdido el seso de tanta imaginación. Estas dos ignorancias se encuentran y hacen posible la existencia de dos sujetos literarios, de dos tesis filosóficas. En fin, Sancho Panza cabalga sin descanso al lado de su se- ñor, con la mirada puesta en el paisaje de la realidad, advir- tiendo al Caballero de la Triste Figura de las trampas que esa realidad pueda colocarle en los vericuetos de la fantasía. La lo- cura es también la realidad que Sancho advierte desde su inge- nuidad, desde la gobernación de su ánimo, de su lealtad. ¿Cuántas veces hemos sido sorprendidos por la sabiduría de nuestros sanchos llaneros, impuestos por los accidentes de la existencia y la naturale- za frente a quienes se revelan hacedores de fábulas? ¿Cuán- tas veces no descubrimos a nuestros abuelos afanosos en el tiempo de aquella realidad, envueltos por los misterios creados por ellos mismos? Muchas veces eran Sancho y Don Quijote en un solo cuer- po, en una sola memoria. ¿Qué habría sido de ellos sin el Sancho que llevaban en el alma? Entonces Don Quijote, la otra cara de su fabulación, ca- balgaría solo, abandonado por la llanura de La Mancha de nuestra pobre nacionalidad, sin alguna Dulcinea que nos calien- te la cama o la imaginación.

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Maracay, Sábado 1de octubre de 2011

Crónicas del Olvido

La necesidadde ser sancho panza

ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

Me permite el amigoAlonso Quijano ha-blar en nuestro cómo-

do mayestático, por no sentir-nos solos, toda vez que segui-mos cabalgando con Sancho,el insigne escudero de quiencontinúa atravesado en la gar-ganta de los déspotas. Y lo ha-cemos seguros de que todoslos años son cervantinos y paraalgo deben servir: Sancho si-gue amenazado por el silenciode quienes sólo lo ven y lo sien-ten como el complemento deDon Quijote. Quienes así pien-san, trasgreden la atmósfera dela lujosa dicotomía ofrecida porla obra máxima de nuestra len-gua. Ciertamente, se comple-mentan, por lo que nos lamen-taríamos si Sancho Panza nohubiese alcanzado el grado demadurez que le hace falta a loslectores. ¡Qué sería de nosotrossin Sancho! Sin Panza no hayQuijote, al menos el que sabe-mos tenía en el del borrico elmejor de los interlocutores.

En una lejana conversacióncon Buenaventura Piñero, enla llanura también manchegade Calabozo, de cuyo nombreme acuerdo todos los días, eldesaparecido profesor del Pe-dagógico de Caracas comentóque con la tensión dialécticacontenida en “El Ingenioso hi-dalgo Don Quijote de la Man-cha”, Cervantes supo darlecuerpo a la contradicción, quees donde radica el comple-mento. De modo que el escu-dero no sólo siguió a un des-quiciado: supo depositar en elCaballero de la Triste Figura-ofrecimiento aparte de la go-bernación de la ínsula Barata-ria- la comprensión de esemundo visto por dos campe-sinos: uno letrado, agobiadomentalmente por el exceso de

lecturas, otro "de poca sal enla mollera", pero apegado a loque sus ojos miraban.

Piñero es autor del libro edi-tado por el Pedagógico (Cara-cas, 1976), Devenir social deSancho Panza, donde hace unestudio del escudero cervanti-no. Así como, Don Quijote tie-ne quien le escriba, Sancho hamerecido muchísimas páginas,la mayoría desconocidas opoco tomadas en cuenta.

2.-A veces es Sancho quien

desde su silencio nos interro-ga, nos coloca en nuestro sitio.Hemos sido quijotes desde lamirada zoqueta de quienes secreen quijotes, sobre todo losque amagan con la voz y sesujetan la hebilla para soste-nerse con la grasa abdominallos gases acumulados. Peronada, Sancho nos pasea sinabrir la boca: mira de soslayomientras talonea las costillasde su jumento. Don Quijote,por su parte, nublado el rese-co seso, mira gigantes, se pe-lea con cabreros y venteros, seluce con un león y hasta se dael lujo de regresar de la locurapara agradecerle a Sancho ha-berlo acompañado. Y en eltránsito de hechos anteriores,y aún mientras esta última par-te ocurre, el escudero afina su"programa social", con el cual

haría gobierno justo para loslabradores, "limpiar esta ínsu-la de todo género de inmundi-cias y de gente vagabunda,holgazana y mal entendida...lagente baldía y perezosa es enla república lo mesmo que loszánganos en las colmenas, quese comen la miel que las traba-jadoras abejas hacen. Guardarsus preeminencias a los hidal-gos... premiar a los virtuosos,tener respeto a la religión y ala honra de los religiosos". Así,en esos 10 días de gobierno"quitaré estas cosas de juegoque a mí se me trasluce que sonperjudiciales...". Es decir,como afirma Buenaventura Pi-ñero, Sancho era muy cohe-rente con su dialéctica natu-ral, de la cual ningún gober-nante de aquellos y estos tiem-pos ha querido aprender.

Los consejos democráticosde Don Quijote a su escuderobien valen ser libro Mantillapara los actuales desaguisadosde este trópico procaz, nido dezánganos y habladores de ton-terías. "...que no hay cosa quemás fatigue el corazón de lospobres, que la hambre y la ca-restía. No hagas muchas prag-máticas; y si lo hicieres, procu-ra que sean buenas, y sobre todoque se guarden y cumplan".

Citado por Piñero, LúdovikOsterc añade a tanto Quijoteestudiado: "...el improvisadogobernador lleva a cabo tansólo la parte progresista de suprograma, y deja de cumplircon la parte conservadora-prerrogativas a los hidalgos yreligiosos- convirtiéndola detal suerte, en asunto puramen-te declarativo, que empero,desempeña papel de amparo amanera de las reiteraciones deortodoxia, que Don Quijote seapresura a expresar después decada una de sus arremetidascontra los sacerdotes frailes ola Iglesia en general".

Que no digan por allí los nue-vos bachilleres que Sancho y su

panita Alonso fueron domesti-cados por la sociología del des-perdicio, porque esa no existía.

De tanto leer libros se le secóel seso a Alonso Quijano, peroa punto de pasar a la inmorta-lidad se "sanchificó", mientrasel escudero se "quijotizó". Esdecir, la dicotomía fue sólo enel momento de la agonía, por-que Sancho se quedó solo conlas aventuras de su amo. Soña-dor, vagabundo en su justicia,sigue sobre su burrito, cabal-gando con nosotros.

3.-En el libro de Piñero, el au-

tor destaca que "La simplezade Sancho es harto conocidadesde los inicios de su funcióncomo perspectiva literaria", ycita la fuente cervantina: "Laverdad sea, respondió San-cho, que yo no he leído ningu-na historia jamás, porque nosé leer ni escribir" (capítulo "Eldevenir dialéctico", pág. 59).Más adelante, el escudero,añade: "¡A qué diablos se pu-dre de que yo me sirva de mihacienda, que ninguna otratengo, ni otro caudal alguno,sino refranes y más refranes".

Estas expresiones de SanchoPanza nos aproximan a la natu-raleza del personaje, de quienel investigador apunta que aeste sujeto literario "le acompa-ña su sentido natural, despier-to y dócil -o "fócil" como se di-ría él mismo- amén de las alfor-jas repletas de sabiduría popu-lar, desgranada en refranes".

Sobre Sancho una duquesallegó a expresar: "...bien pare-ce Sancho que habéis aprendi-do en la escuela de la mismacortesía. Bien parece, quierodecir, que os habéis criado alos pechos del señor Don Qui-jote, que debe ser la nata de loscomedimientos", o "vos tenéisrazón Sancho, dijo la duquesa,que nace enseñado y de loshombres se hacen los obispos".

Esta idea precisa que Don

Quijote estaba haciendo a San-cho en la medida de su sabidu-ría, de esa locura que lo hacíaver más allá de la realidad, esdecir, de lo que sus ojos veían.Suerte de imaginario que pesea no ser creídos por el escude-ro terminaron sensibilizando yrespetando los pasos del obs-tinado Alonso Quijano.

Dos campesinos, dos mane-ras de ver el mundo. La de San-cho desde la ignorancia libres-ca. La de Don Quijote de la ig-norancia de realidad, toda vezque había perdido el seso detanta imaginación. Estas dosignorancias se encuentran yhacen posible la existencia dedos sujetos literarios, de dostesis filosóficas.

En fin, Sancho Panza cabalgasin descanso al lado de su se-ñor, con la mirada puesta en elpaisaje de la realidad, advir-tiendo al Caballero de la TristeFigura de las trampas que esarealidad pueda colocarle en losvericuetos de la fantasía. La lo-cura es también la realidad queSancho advierte desde su inge-nuidad, desde la gobernaciónde su ánimo, de su lealtad.

¿Cuántas veces hemos sidosorprendidos por la sabiduríade nuestros sanchos llaneros,impuestos por los accidentesde la existencia y la naturale-za frente a quienes se revelanhacedores de fábulas? ¿Cuán-tas veces no descubrimos anuestros abuelos afanosos enel tiempo de aquella realidad,envueltos por los misterioscreados por ellos mismos?Muchas veces eran Sancho yDon Quijote en un solo cuer-po, en una sola memoria.

¿Qué habría sido de ellos sinel Sancho que llevaban en elalma? Entonces Don Quijote, laotra cara de su fabulación, ca-balgaría solo, abandonado porla llanura de La Mancha denuestra pobre nacionalidad, sinalguna Dulcinea que nos calien-te la cama o la imaginación.

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Contenido Maracay, Sábado 1 de octubre de 201110

el gran ignoradoEnrique Bernardo Núñez

EDUARDO CASANOVA

Enrique Bernardo Núñeznació el 20 de mayo de1895, en Valencia de Ve-

nezuela, en el estado Carabo-bo. Fue y es uno de los valo-res más notables e importan-tes de la narrativa latinoame-ricana y universal, aunque ig-norado por su propio país.Cuando apenas tenía 14 años,en 1908, aparece como co-fundador de un periódico, Re-sonancias del pasado. Un añodespués se mudó con su fami-lia a Caracas. A los 23 añospublica su primera novela, Solinterior, que es saludada porla crítica como obra imperfec-ta de un joven que prometemucho. Un par de años des-pués, cuando acaba de casar-se con Mercedes Burgos Mü-ller ("Mochea") con quien tuvotres hijos (Isabel, Carmen Ele-na y Francisco), publica unasegunda novela, Después deAyacucho, claramente in-comprendida por la crítica delmomento. Es una obra paró-dica, en la que el joven autorse burla de sus coetáneos y delestilo predominante en sutiempo. El investigador y crí-tico venezolano Javier Lasar-te, en la década de 1980, rei-vindicará esta obra y la ubi-cará en su debido sitio en lanarrativa venezolana. En 1931publicó Cubagua. Era un es-critor de 35 años, que entrelos 25 y los 29 había vivido enel estado Nueva Esparta, inte-grado por las islas de Marga-rita, Coche y Cubagua, y va-rias islillas regadas por un marprecioso. El Presidente del es-tado (gobernador), el que loconvenció de que se fuera avivir a la Isla para fundar undiario que no mucho tiempodespués fracasó, era uno delos más notables escritores denuestro país: Manuel Díaz Ro-dríguez, modernista. El año dela rebelión de los universita-rios, 1928, Núñez, por no serestudiante no se atreve a unir-se a ellos, y como parte de lasmuchas contradicciones de su

vida, acepta trabajar para elgobierno gomecista. Es desig-nado Secretario de la Embaja-da de Venezuela en Bogotá.Luego pasa a La Habana, ypoco después a Panamá. Es enLa Habana, en enero de 1929,donde empieza a componerCubagua. La terminará a me-diados de 1930 en Panamá, endonde unos meses después enfebrero de 1931, escribió suotra gran novela, La galera deTiberio. Cubagua fue editadaen París en 1931 y olímpica-mente ignorada por la críticavenezolana. En 1938 se publi-caría La galera de Tiberio, sinque siquiera se tuviera la cor-tesía de mencionarla. Luegode la muerte de Gómez, en ladécada de 1940, fue Cónsul enBaltimore por algún tiempo.Ya entonces se había iniciadosu amistad con Rómulo Betan-court y con varios intelectua-les ligados a Acción Democrá-tica. Luego de abandonar parasiempre la literatura de ficciónpublicó una crítica biografíade Cipriano Castro (El hombrede la levita gris, 1943), y otrade Arístides Rojas (ArístidesRojas, anticuario del NuevoMundo, 1944). En 1947 publi-có uno de los libros más be-llos que se han hecho sobreCaracas: La ciudad de los te-chos rojos. En 1948 se incor-poró a la Academia Nacional,en el sillón "N". Su trabajocomo Cronista de Caracas fueincesante y ejemplar. Hacia elfinal de su vida se reunió consu esposa, de quien se habíaseparado muchos años antespara vivir, solitario y un tan-

to taciturno, en un aparta-mento en La Candelaria, en elque tenía libros en todos losespacios disponibles. Al mu-darse al este de Caracas, unode los mejores arquitectos desu tiempo le hizo una bella bi-blioteca de dos pisos, separa-da de la casa. Lamentable-mente su biblioteca no se con-servó. Murió el 1º de octubrede 1964 en Caracas.

Su tercera novela, Cubagua,debería haber revolucionadola novelística venezolana ehispanoamericana, pero notuvo el más mínimo recono-cimiento. La novela narra laperipecia del doctor RamónLeiziaga, "graduado en Har-vard, al servicio del Ministe-rio de Fomento", que descu-bre algo así como los doblesde personajes contemporá-neos, ubicados en el pasadoremoto de Cubagua. Esa du-plicidad no se limita a losnombres, sino que pareceríaque son las mismas personasubicadas en dos momentosseparados por el tiempo pero,a la vez, unidos por el tiempo.Es un hábil truco emparenta-do con el nominalismo en unjuego especular: cada uno deellos tiene el nombre del otro,pero le debe faltar en parte larealidad del otro. En la nove-la se funden y se confundenlos planos temporales. Labúsqueda y explotación delas perlas de ayer es la bús-queda y explotación del pe-tróleo de hoy. De la antigüe-dad se presenta el Conde deLampugnano, un aventureroinescrupuloso que logró parasí una concesión del Empera-dor para explotar las perlasde Cubagua con una máquinamaravillosa, y que, luego decaer en desgracia, accedió aenvenenar al conquistadorDiego de Ordaz como preciode su propia libertad. Tam-bién es personaje el negreroPedro Cálice, que existió enrealidad, aunque no actuónunca en Cubagua. En la no-vela es, a la vez, un enfermode lepra en pleno siglo XX yun traficante de esclavos en elsiglo XVI. Está asimismo lamoderna y encantadora NinaCálice, que se desdobla en dio-sa pagana. Y, sobre todo, está

el misterioso fraile, Fray Dio-nisio, que parece viajar en eltiempo, y que poéticamentees un fraile que leía en su bre-viario alumbrándose con uncocuyo, amaba a los indios yviajaba por las regiones igno-tas "enseñando el Evangelio".La novela es justamente eso,un viaje maravilloso en eltiempo, un juego de planosque se mezclan y se confun-den, se hacen mitos y constru-yen un espacio de tiemposmezclados por la mano alqui-mista de Enrique BernardoNúñez. Ese manejo del tiempoy el espacio será lo que tiempodespués logrará el milagro deque la narrativa latinoameri-cana se haga famosa en el mun-do. Alejo Carpentier, MiguelÁngel Asturias, Arturo UslarPietri, estuvieron entre los pri-meros lectores de Cubagua, yentre los primeros que se die-ron cuenta de que ese era elcamino. Luego vendría la otrageneración, la de Mario Var-gas Llosa, Julio Cortázar, Ga-briel García Márquez, CarlosFuentes, José Donoso, queusarían en plenitud los recur-sos que Núñez aportó casi sindarse cuenta y, sobre todo, sinbeneficiarse para nada. Habíaabierto un camino, había tran-sitado por él y había permiti-do que por él transitaran losque sí obtuvieron con él gran-des ganancias. Y nadie tuvosiquiera la cortesía de agra-decérselo. Siete años despuésde Cubagua, Núñez no dio aconocer su cuarta novena, Lagalera de Tiberio, que Domin-go Miliani califica como la másimportante novela de toda suproducción y una obra maes-tra de la literatura hispano-americana. Digo no dio a co-nocer porque por decisióndel autor, toda la edición fuedestruida, lanzada a las aguasdel río Hudson, y apenas sesalvaron unos pocos ejempla-res, entre ellos uno que que-dó en manos de su esposa, yque fue el que usó Miliani paraeditar de nuevo en Cuba el li-bro, a pesar de la voluntad deNúñez, que había suprimidovarios pasajes que consideróofensivos a una o dos perso-nas de su entorno. La segundaedición, recortada, que fue la

que circuló, tampoco alcanzóel más mínimo éxito. La habíaescrito inmediatamente des-pués de Cubagua. La empezóen Panamá, en sus tiempos li-bres en la misión diplomática,y la terminó en Barcelona, enel Oriente venezolano. Parahacerla utilizó técnicas estric-tamente cinematográficas,usó el tiempo de manera arbi-traria, aplicó fórmulas del su-rrealismo, en fin, se adelantócomo nadie a su tiempo. Lanovela es un collage, comoafirma Miliani, que contienefragmentos de obras de An-dreiev, Paul Morand, etcéte-ra, que se manejan como vi-siones y lecturas de un inte-lectual revolucionario, XavierSilvela. Varios ejes son ex-puestos en forma magistralpara combinar historias deltiempo del emperador Tiberiocon otras del tiempo deNúñez, que hace ver que lospresidentes norteamericanosactúan como verdaderos em-peradores romanos. Hay per-sonajes del mundo diplomáti-co (que Núñez vivía en su rea-lidad), del de los exiliados ve-nezolanos (que le hubiera gus-tado vivir), así como del am-biente rebelde de los estudian-tes de la Generación del 28,que tampoco pudo ser suyo.Mezcla tiempos de una mane-ra ejemplar: así, una galera delos tiempos de Tiberio Césaratraviesa el Canal de Panamá yconvive con buques de guerrayanquis usados para abusar delos latinoamericanos. AliceAyres, Darío Alfonzo, y otrospersonajes contemporáneostienen elementos que puedenser calificados de mágicos. Laironía hiriente está presente, yes en parte lo que motivó aNúñez a mutilar el texto origi-nal, para evitar resentimientosde personas que podían verseretratados en figuras nada feli-ces. Ficción y realidad se com-binan, se entremezclan, talcomo se hará muchos años des-pués para conquistar un granmercado al que Enrique Ber-nardo Núñez no tuvo ni siquie-ra oportunidad de vislumbrarde lejos, como una posibilidad,como una tierra prometida.Una tierra que merecía y le fuenegada.

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Maracay, Sábado 1 de octubre de 2011 Contenido 31

X-men: primera generacióno Frankenstein revisitado

MAIKEL RAMÍREZ

En uno de sus admirablesensayos, dedicado al arte de traducir, Hans-

Georg Gadamer estima quetoda traducción no sólo com-porta pérdidas, sino tambiénganancias. Esto último pare-ce que es el caso del filme deciencia-ficción X-men: prime-ra generación (X-PG en ade-lante), del cineasta MathewVaughn, que en inglés tienepor título original X-men: firstclass (X-men: primera clase),pero cuya traducción libre anuestra lengua española reve-la un tema de lucha generacio-nal que puede permitirnos es-tablecer un primer ejerciciocomparativo con Frankens-tein de Mary Shelley, para lue-go ahondar en otros aspectoscomunes entre ambas obras.

En su agudo estudio sobre lanovela de Shelley, Frankens-tein: mito y filosofía, Jean-Ja-cques Lecercle anota que el rolde un mito de creación es: "ex-plicar el origen de una descen-dencia: de un clan, de un pue-blo, de la humanidad entera".Posteriormente, Lecercle pro-sigue: "la lucha de las genera-ciones está en el centro deFrankenstein: si el monstruo ysu creador forman un perso-naje doble, es porque sus rela-ciones son aquellas entre unhijo y un padre". Si bien en unode los segmentos del filme ErikLensherr (Michael Fessbender)se considera a sí mismo elmonstruo cuyo padre (o crea-dor) es Sebastian Shaw (KevinBacon), esto apenas represen-ta un ápice del más amplio pro-blema generacional presenteen la historia.

Como cualquier otro pro-ducto genuino de ciencia-fic-ción, el argumento del filme sesustenta en una especulacióncon base científica: el naci-miento de una nueva genera-ción de individuos dotados desuperpoderes, debido a lasmutaciones que han experi-mentado por medio de la ener-gía nuclear. En palabras deShaw, esta generación es hijadel átomo. Como se observa, X-PG, al igual que Frankenstein,pretende ser un mito de funda-ción, una explicación del ori-

gen que, como en toda cultura,entraña cierto simbolismo reli-gioso. Es, en otras palabras, elgénesis de la era mutante. Sinembargo, suponer que esta ge-neración es hija del átomo,como sostiene Shaw, sería tandesatinado como pensar que elmonstruo de Frankenstein eshijo del rayo y no de Víctor, sucreador. De manera que los in-negables progenitores de losmutantes son los humanos.

El argumento continúa así:Sebastian Shaw, exoficial nazi,tiene como proyecto crear unaguerra nuclear entre EstadosUnidos y la Unión Soviética pormedio de la colocación de mi-siles en Cuba, para así fortale-cer a los mutantes y aniquilarel resto de la humanidad. En-tretanto, otro grupo de mu-tantes, guiados por los jóvenesErik, víctima de los campos deexterminio y ahíto de vengan-za, y Charles Xavier (JamesMcAvoy), joven erudito yacaudalado, quienes más ade-lante serán Magneto y Profe-sor X, respectivamente, lucha-rán contra Shaw para salvar ala civilización actual, pero,toda vez disipada la amenaza,norteamericanos y soviéticosharán causa común para aca-bar con los mutantes, lo quesignificará una ruptura entreErik, quien desea devolverle laviolencia a los humanos, yCharles, defensor de la ley ypoco partidario de las genera-lizaciones. Es claro, entonces,que aquí se plantea una luchaentre generaciones: una, quelucha por su sobrevivencia, yotra, que se levanta como lanueva heredera de la Tierra.

Conviene recordar que, adiferencia de las numerosasadaptaciones de Frankens-tein, entre ellas el consabido

filme de 1931, de James Wha-le, el monstruo de la obra li-teraria desarrolla la facultadde comunicarse con elocuen-cia y se muestra dispuestopara la bondad, pero injusta-mente sufre el rechazo de sucreador y de las personas a lascuales se acerca. La criatura,por tanto, le reclama a Víctoruna compañera que le ayudea atenuar su soledad, peroéste, quien al principio acep-ta realizar la tarea, destruyela acompañante del monstruoen plena creación, cuando,quizá, imagina al mundo ati-borrado de una prole de am-bas criaturas, lo que hará queel monstruo asesine a Eliza-beth, esposa de Víctor, y déinicio a la carrera de destruc-ción entre él y el científico.

El punto es que si existe unpersonaje en Frankensteinhacia el cual sentimos compa-sión y simpatía, es precisa-mente el monstruo. Uno de lospasajes más poderosamentepersuasivos de la novela esaquel en el cual éste cita pasa-jes del Paraíso perdido y Lascuitas del joven Werther parailustrar la soledad que pade-ce. Lecercle considera que elmonstruo posee 'appetitus so-cietatis', a saber, quiere estaren sociedad con los hombres,pero las circunstancias de re-chazo moldean su carácter y"desnaturalizan lo natural, queen principio, era bueno". Esimportante, en este sentido,tomar en cuenta el conceptoempirista, de John Locke, so-bre la 'tábula rasa', el cual sos-tiene que las ideas del indivi-duo derivan de la experiencia.Desde una lectura política, nomenos pertinente, Lecercleaduce que el monstruo idea-do por Shelley simboliza a los

revolucionarios franceses, enparticular a los 'sans-culote',ciudadanos más activos du-rante el período del Terror, yquienes representan a un gru-po que se torna violento, de-bido a que es llevado a un es-tado límite, como sucediódurante la Revolución france-sa por la intransigencia e in-decisión de Luis XVI.

No obstante, Lecercle cons-tata contradicciones en el com-portamiento del monstruo dela novela de Shelley, el cual enocasiones se muestra taimadoy calculador, como cuando ase-sina al pequeño William, herma-no de Víctor, y luego deja lacadena del niño en el regazo deJustine, quien es, desde luego,acusada del crimen. Para expli-car este carácter dual de la cria-tura debemos hurgar en el pen-samiento de la época románti-ca, que en Inglaterra inicia en1798, con la publicación de Lasbaladas líricas de Wordsworthy Coleridge, y finaliza con lamuerte de Sir Walter Scott en1832. Esta comparación queGoethe establece entre sí mis-mo y su personaje Werther nosarroja una idea sobre una re-currencia en el romanticismo:"cuya naturaleza lo arrojaconstantemente de un extre-mo al otro"

Ahora bien, en X-PG miramoscon piedad a unos jóvenes quehan vivido toda su vida ocultan-do su identidad, que han sobre-vivido al margen de una socie-dad que de estar al tanto de sucondición mutante los rechaza-ría; jóvenes que se desarrollanacomplejados y que sólo ata-can a los demás humanos cuan-do estos los han conducido a unasituación límite, como cuandoson lanzados los misiles a la pla-ya. Evidentemente, estos rasgosque menciono se cumplen, prin-cipalmente, en Erik, quien des-de la infancia ha experimenta-do el horror. Son las recurren-tes experiencias desdichadascon los hombres las que marca-rán el destino de este personajeen adelante.

Luis Alberto Reséndiz aseve-ra que la tensión entre los idea-les de Erik y los de Charles ha-cen de X-PG un filme de super-héroes diferente. En mi opinión,la diferencia se logra, precisa-mente, en la medida que estefilme declina cualquier visiónmaniquea a la que por lo gene-ral se somete a los filmes sobresuperhéroes. Estos personajes,

por el contrario, no son seresbuenos o malos en esencia, sinocomplejos y contradictorios:¿Acaso no es Erik quien le ense-ña a Raven y los otros mutantesla aceptación de sí mismos?¿Quién, sino Erik, ama a Ravenpor encima de su apariencia ex-terior? ¿No es Erik quien aspiraformar una sociedad de paz conel resto de los mutantes? Char-les, por otra parte, defiende qui-jotescamente la causa humana(y seguirá en esa lucha durantelas otras cintas), y da pie paraque reprochemos su ingenuidady la falta de comprensión a lacondición mutante de sus pares,entre ellos, su cuasi-hermanaRaven. Charles pareciera conce-bir la realidad desde un marcoconceptual humano y no desdeel de un mutante. Como se pue-de notar, hay mucho de estacontradicción también enFrankenstein.

Luego de ver este filme, mefue inevitable dejar de pensaren otra de las formas literariasde lucha generacional: Los de-tectives salvajes, de RobertoBolaño, novela cuyo personajeUlises Lima está inspirado porMario Santiago, poeta mexica-no quien sólo recibió recono-cimientos en su patria despuésde muerto. En esta novela, lospoetas visceralistas luchan porla renovación de la poesíamexicana contra la generaciónde escritores que los precede.

Siguiendo con la pieza fílmi-ca, parece que X-PG está am-bientada en los años 60 no tan-to por ser el período durante elcual tomó lugar la crisis de losmisiles en Cuba, factor útil parala verosimilitud de la historia,sino por ser la era de la contra-cultura, de las minorías activas,de los movimientos feministas,homosexuales, raciales, delmayo francés, del repudio a laguerra de Vietnam, de los mo-vimientos pacifistas, tiempopara expresar la inconformidadhacia la opresión por parte deuna mayoría prejuiciada y del'Establishment'. En este sentido,el filme es una metáfora de lasegregación, de las otredades.En uno de los segmentos, elagente Stryker alega que la leyno aplica a los mutantes, es de-cir, estos no tienen derechos enese sistema de gobierno, lo querefuerza la idea foucaultiana,desarrollada en el orden deldiscurso, sobre la cual los sis-temas de exclusión se apoyanen una base institucional.

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Contenido Maracay, Sábado 1 de octubre de 201132

Bajo El Samán de FerminaFABRICIO ARELLANO

1.-No me canso de cuestionarmede interrogar a las hormigas sobre astros, marionetas yvioletas.Qué hacer con este grito en mi gargantaque anuda mi piel a los giros de la tierrame señala ese rostro taciturno y metálicoque hurga la miseria en la basura.Cómo ocultar el asombro en mis pupilasante el asalto de colores en el paisajeque me fija a las horas y su pesobajo el centro y a la orilla de todo y nada.Espero no confundirme entre la genteque circula por calles y avenidassin rostro, sin memoria, sin la menor intenciónde habitar las espigas, el horizonte o mañanacuando tengas que cerrar la puerta al final del túnely simplemente menciones una vocal que se torna ausenteen la sangre, en el viento y los espejos.

(a Pedro Márquez, Elvira Davis, Consuelo Diez,Haideé Guillén y Valentín Fuhg Hung. 16 de septiembre de 2011)

2.-Vengo de remotas estrellasdescifrando en el humo o las hojasel peso de las horas aglutinándoseen la sangre, en el viento, los espejosdonde a ciegas palmo un rostro de piedraque mágicamente se abre a otra puertadonde yacen quietos, límpidosel canto silente de los árbolesdecantándose, filtrándose en los porospara fijar la memoria en la ventanay acercarnos las manos, las pupilasasaltar la geometría de la vozque nos seduce en la noche vastay nos conduce al río para nombrarnosdesnudos de todo y de nada.

(A mis hermanos Libia, Pablo, Jackeline y Fernando.18 de septiembre de 2011, 21:43)

3.-Lo digo una vez másvengo rodando de remotas estrellashabito por doquieren los árboles, la montaña, el ríonada me aleja ni me aparta de este paisajeviajo a la velocidad de la luzme ciño a las cosas por simple geometría¿no ves cómo mi rostro se anuda en el viento?sin embargo, casi no tengo tiempo de abrir los ojosestoy indefenso ante cualquier brusco movimientoentre espigas o coralesme confundo al fondo de los espejosenvuelto de pies a cabeza en un manto eléctricoque casi no me deja respirarintento por todos los medios abrirme espaciopero ya todos se han idosólo una estela me acompañaen los rincones de mi casay en las piedras que siempre me acompañany se quedan conmigo para siemprelas llevo clavadas en puertas y ventanasme dan la hora señalandonivelando al fondo de mi sangreunas manos que se tornan invisiblescomo todas las cosas que amamos y olvidamos.

Soledad(26 de agosto de 2011)

Quién será testigo de mi última palabralevantará una columna y colgaráel asombro de mis ojos ante los colores sublevadosoteará el eco de mi andar sobre calles y avenidas persiguiendoen busca de silencio y calorciñendo la sangre a la intemperie,a los giros de los astros,los rostros sin nombre ni gargantasobre las espigas y las violetasque cultivé para alejar de mi ventanatu pálido manto de tristeza.Quién si no tú, soledadamante perfecta silente y petrificadaperenne montaña en el horizontetestigo fiel de mis angustiasmis contradicciones y alegríasante lo que llamamos vidao muerte, eso nunca se sabepues de seguro que los dioseshace mucho que se fueron de la tierray los ángeles están proscritoshasta del diccionario.

4.-Ya no hay gallos en mi patiopara anunciar el motín de colores,la vocal del río se marchitóy el canto de los pájaros se torna ausentede los árboles.Nos asaltan con luces de neón y calles asfaltadasdonde desterraron a las metras al trompo y al papagayosy nos sumergimos en taxis sin virardistancias que nacen en la sangreestallando al fondo de una ventanasin rostro, ni canto, ni memoriapara anudar nuestras manos en un saludo limpiohasta que borremos nuestros pasosy colguemos de la noche la miradaantes de entregar el partey la miseria que nos asalta por doquier.

Fosforescente recuerdo en la almohada(23 de agosto de 2011)

Sin imaginar tu rostro ni tu vozansío tus pasos del futuro decantándoseen las vueltas que la tierra me debe.Sin la menor idea de tu silueta en la ventanani el color de tu risa en medio del silenciooteo tu sombra en los espejos y me ciñoal letargo vacío y sereno soliloquiodetrás de la puertaa orillas del abismoreflejando la montaña donde nace el arcoirissin un recodo de misterio ni agoníapara nombrarte a secas a diestra y siniestra:Madre, cuán lejos me encuentro y qué tan cerca me llevasde la mano en el cuento de marionetasdonde aún sueño tu regreso tu mañana y tu regazo.