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Creacionismo: Nuevo estado de conciencia Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. Guatemala, 17 de septiembre 2011

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Suplemento Cultural 17-09-2011

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2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

Desde la portada

CreaCionismo: nuevo estado de ConCienCia

L a mayoría de autores distingue tres grandes épocas en el arte. 1. El Arte Premoderno o de los Grandes Maestros. Reali-zaban pintura representacional y utilizaban el arte como una ventana al mundo. 2. El Arte Moderno. La representación mimética se vuelve secundaria hasta llegar al abstracto, don-de la pintura vale por sí misma. Es la era de los manifiestos.

El manifiesto define un movimiento, un estilo y lo proclama como el único tipo de arte que importa. 3. El Arte Contemporáneo, que muchos sitúan a partir de finales de los años sesenta. Todo vale. Cualquier objeto puede ser considerado una obra de arte. El colmo fue la aparición de las latas de caca de Piero Manzoni como obra de arte.

Jerry Saltz sostiene que el 85 por ciento del nuevo arte contemporáneo es malo. Don Thompson va más allá; sentencia que la mayor parte de la gente responde positivamente a una de cada cien obras y le disgusta seriamente casi todo lo demás.

En nuestro medio las obras de arte inevitablemente se reducen a la con-dición de mercancía. Los vendedores se hacen llamar galeristas porque la palabra “vendedor” implica que trabajan por dinero. Esto es hipocresía pura. Si la obra no se vende el artista y el vendedor no comen y la obra no circula.

Los compradores de Arte Contemporáneo llegan a las subastas por esno-bismo y compran por posicionamiento. Dividen las obras en dos: las que pueden colgar en su casa y las que no. En las subastas el valor de mercado es contaminado por motivaciones tales como status, competencia, publici-dad y sobre todo ego. El precio de las obras es cada vez más alto y su valor más bajo. La mayoría de artistas que vendieron a precios récord hace diez años ya no están. Esto no impide que muchos compren arte argumentando que es una buena inversión.

El público llega por imitación a los llamados museos de arte contempo-ráneo. La poca afluencia de personas hace que necesiten ser subsidiados, lastimosamente con el dinero de los contribuyentes.

Los artistas contemporáneos pueden dividirse en dos grandes grupos: los visuales y los conceptuales. En el arte conceptual la idea prevalece sobre la realización material de la obra, hasta llegar al punto de considerarla su-perflua. La belleza se considera superada. Se hace necesario exterminar el arte estético para ocupar su lugar. Los primeros artistas conceptuales eran académicos e hicieron buenas propuestas, como los mapas bordados de Alighiero Boetti. También malas, como el performance de Vito Acconci; se masturbaba debajo de una tarima de madera sobre la cual caminaba el público. Hoy en día en el arte conceptual dominan la mediocridad, la im-pericia y la negatividad. Es refugio de pseudoartistas que no saben pintar, dibujar ni esculpir. Genera una sensación de comunidad alrededor de una especie de religión o canal existencial para ateos cuya única aspiración es un poco de trascendencia.

El arte es antes que nada expresión y no forzadamente representación. La expresión y no la técnica es el significado de la obra. Podemos reconocer el estilo en el sentido de una técnica característica, pero al artista lo entende-

mos por el carácter de sus ideas o la fuerza de sus sentimientos. De allí la importancia del concepto, pero no al punto de negar la representación real de la obra y pretender que la belleza está superada. Hoy se busca la esencia del arte en cualquier lado menos donde ha estado siempre: en la belleza.

José Javier Esparza nos habla de ocho pecados capitales del arte contem-poráneo. Para comenzar debería llamarlos pecados del anti arte o post arte -como lo bautizó Allan Kaprow- y no legitimar lo que hoy se hace llamar arte.

Esparza denuncia un “arte” que busca obsesivamente la novedad como un fin y termina entregado a la simple experimentación. “Arte” que si no se entiende, mejor. Si se entiende, el artista cree que ha fracasado. “Arte” que se hace sobre cualquier tipo de soporte hasta volverse insoportable. “Arte” efímero que no se puede llevar a casa. “Arte” que aparenta ser subversivo cuando está subvencionado por algunos políticos que se sienten muy mo-dernos apoyándolo inconsultamente con el dinero del pueblo. “Arte” hecho por artistas que sólo valoran su propio yo y terminan sin entenderse a sí mis-mos. Arte que destierra la belleza por considerarla un concepto retrógrado

Los excesos cometidos en el Arte Contemporáneo lo han llevado a un estado de anarquía y confusión. Diferentes autores procla-

man el post arte, el anti arte y en el peor de los casos la muerte del arte. Algunos lo proponen apocalípticamente. Arthur Danto expone que el fin del arte no significa que no se produzca más, sino que se hace sin ningún tipo de narrativa que pueda ser considerada como la etapa siguiente. No hay un estilo identificable. No hay un período estilístico. Donald Kuspit se refiere con ironía a la instalación que Damien Hirst montó en la Galería Mayfair (N.Y.). Tazas de café y botellas de cerveza medio vacías, ceniceros con colillas y otras cosas. El conserje tiró todo al día siguiente. La obra valuada en cientos de miles de dólares desapareció.

POR JOSÉ TOLEDO ORDÓÑEZ

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Suplemento Cultural 3Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

Desde la portada

CreaCionismo: nuevo estado de ConCienCia Toledo en México

el arTisTa plástico guatemalteco José Toledo Ordóñez logró reunir a una pléyade de perso-nalidades de diversos ámbitos del quehacer hu-mano, como el arte, la cultura y la diplomacia, al inaugurar su muestra ‘Esculturas peligrosas’ en tres salas del prestigioso museo José Luis Cuevas, en la Ciudad de México, Distrito Federal.

con una asistencia de aproximadamente 450 personas, entre artistas de distintas ramas, di-plomáticos, y funcionarios y gestores culturales, además de estudiantes y público en general, la apertura de la exposición que reúne 25 escultu-ras en acero inoxidable, cobre, latón y otros ma-teriales, causó sensación entre los invitados.

los inTegranTes del presídium, entre ellos el maestro José Luis Cuevas, presidente de la Fun-dación Maestro José Luis Cuevas Novelo, A.C., y su esposa Beatriz del Carmen Cuevas, directora del Museo José Luis Cuevas, celebraron que la obra escultórica del maestro José Toledo Or-dóñez se encuentre ahora en ese recinto.

al acTo de apertura asistieron también la seño-ra Blanca Rita Claverie de Sciolli, embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de Guatemala y la maestra Andrea Sing-Ying Lee, embajador de Taiwán, quienes felicitaron a Toledo Ordóñez, por la magnificencia de las piezas que confor-man la exposición de tres módulos.

Tras las palabras alusivas a una ceremonia de esa naturaleza y las ponderaciones que la obra merece, la comitiva realizó un recorrido por las salas que albergarán las piezas hasta el próximo 25 de septiembre. Los convidados deshilaron sus comentarios que la muestra y el autor merecen.

la exposición, que cuenta con el respaldo in-condicional de la Embajada de la República de Guatemala en México, el Museo José Luis Cue-vas, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Secretaria de Cultura del Distrito Federal, está dividida en tres series: ‘Bestiario’, ‘Bosque urba-no’ y ‘Ciudades utópicas’.

de acuerdo con el autor, quien inició su ca-rrera como técnico automotriz para después graduarse como economista, tardó en realizar-se seis meses, y está integrada por piezas reali-zadas con diversos materiales como lámina de metal y hierro, acero inoxidable, latón, pintura automotriz, cobre y partes de automóviles.

a Través de estas piezas el artista busca trans-mitir el amor y respeto que siente por los anima-les, las plantas y el ser humano, pero también un mensaje en contra de la destrucción de la naturaleza y la degradación de las relaciones humanas, temas que lo mantienen ocupado y preocupado desde su perspectiva de artista plástico.

a la ciTa acudió también la maestra María Cris-tina Navas y Mérida, agregada cultural de la Embajada de Guatemala en México, así como Salvador Vázquez Araujo, responsable de la Fun-dación Maestro José Luis Cuevas Novelo, quie-nes en su oportunidad dejaron ver su aprecio por la depurada técnica de Toledo.

la MaesTra Mónica López Velarde Estrada, coordinadora nacional de Artes Plásticas del INBA, y Luz de Lourdes de Burillo, presidenta ad-ministrativa de los Amigos del Museo José Luis Cuevas, externaron también sus opiniones en torno a las obras; coincidieron en destacar la calidad estética de cada una de las piezas.

en esTas páginas, transcribimos el discurso ofre-cido por Toledo con motivo de la inauguración de la exposición “Esculturas peligrosas” en el Mu-seo José Luis Cuevas el 8 de septiembre de este año.

EXPOSICIÓN

y perverso. Dejé de último al peor de los pecados: Abrazar al nihilismo en un afán por destruir cualquier referencia só-lida y estable. La negación de todo principio, autoridad, de las instituciones políticas, religiosas, sociales y de la familia misma. Me pregunto si es ese el mundo que queremos para nuestros hijos.

A los pecados que menciona Esparza quiero añadir otro: Al negar el arte estético y aceptar solamente la parte con-ceptual, los pseudoartistas lo que hacen es entregar el arte a la filosofía. Una filosofía bastante superficial, por cier-to. ¿Con qué derecho lo hacen? Ellos no pueden hablar en nombre de los verdaderos artistas. El arte es de quien lo trabaja.

La fotografía y el cine se establecieron sólidamente como artes el siglo pasado. Los pseudoartistas pretenden hacer valer como arte experimentos de filosofía, teatro, cine y fotografía entre otros, como si cada arte se pudiera dividir en categorías.

Coincido con Kuspit cuando nos asevera que no es correcto hablar del de-clive ni mucho menos del fin da la pintura. La teoría de Kuspit es que pre-valecerán los Nuevos Maestros Antiguos. Gente que domina el oficio pero también tiene una dimensión conceptual. Integran ideas y técnicas de los Antiguos Maestros con las de los Maestros Modernos.

La crítica es comprender, valorar, comparar, informar. Lo que no debe ha-cer es encasillar a los artistas en estilos como un pretexto para ordenar la his-toria del arte. Como si el estilo fuera lo más importante. En todo movimiento ha habido importantes artistas que no son clasificables.

El arte es el hombre también. Expreso lo que soy por medio de las tres grandes pasiones de mi vida: los automóviles, los animales y el arte mismo. Transmito el amor y respeto que siento por la Creación: la fauna, la flora y el hombre, representadas en las series Bestiario, Bosque Urbano y Ciuda-des Utópicas respectivamente. Dios nos dio el mundo para señorearlo. Esto significa administrarlo, respetarlo, conservar sus recursos. Mi mensaje va en contra de la destrucción de la naturaleza, la degradación de las relaciones humanas y la destrucción del arte mismo asociado a la verdad y a los valores humanos. Desde la tribuna de Fundación Mario Monteforte Toledo, promo-vemos arte y literatura bajo estos principios.

No es casualidad que esté exponiendo hoy en el Mu-seo José Luis Cuevas, maestro que con su dibujo rico en brutales gestos desnuda el alma a las personas. Retrata con estética la angustia del hombre y la degradación de la raza humana en un mundo déspota y prostituido.

Todo esto lo resumimos hoy en una sola propuesta: el Creacionismo. Este no es un manifiesto porque los manifiestos siempre fueron descalificativos. Este es un llamado a un Nuevo Estado de Conciencia, evolutivo, incluyente. El respeto a la Creación de Dios, la restau-ración de las relaciones humanas y la vuelta del arte a la estética. Una solución simple pero poderosa.

Los artistas nos declaramos libres. Libres de los pseu-doartistas que quieren entregar el arte a la filosofía. Libres de los críticos que nos quieren encerrar en estilos. Libres de los agentes que contaminan el mercado del arte.

Proponemos un arte que nazca de los artistas y no de los críticos, curadores ni galeristas. Un arte incluyente. Que tome lo bueno de las manifestaciones estéticas de la historia, lejos de la clausura de los movimientos. Que acepte lo horrendo y lo grotesco pero representado con esté-tica. Que acepte el objeto encontrado como parte de la composición pero no como una obra de arte en sí por simple declaración. Que acepte la multiplicidad de técnicas y medios de expresión como parte del proceso creativo. Que evolucione constantemente, sin pasar por etapas. Que haga valer el concepto sin negar la representación. Que reco-nozca la belleza como única esencia del arte, aunada a la verdad y los valores humanos.

Hoy los artistas dejamos de ser espectadores y pasamos a alzar la voz. De allí el nombre de Esculturas peligrosas de esta exposición. Porque la verdad hiere y la búsqueda de la libertad amenaza a los que detentan privilegios.

Declaramos y decretamos en el nombre de Dios y con la ayuda de todos ustedes que esta noche, en el Museo José Luis Cuevas, ese péndulo que es el camino del arte se detiene e inicia el regreso hacia el arte estético, la verdad y los valores morales.

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4 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

Baldomera larra, inventora de las estafas piramidales

Doña Baldomera Larra ha sido absuelta. Siempre me había parecido a mí que el tomar dinero no era materia penable. Y el Tribunal Supremo de Justicia acaba de ratificarme en mi opinión. Se asegura, no sabemos con qué fundamento, que varios de sus antiguos im-

ponentes, los más agradecidos, piensan obsequiar a dicha señora con una serenata el día que sea puesta en libertad. Una de las piezas del programa será la popular Canción de la Lola, con una pequeña variación en la letra: El dinero que era nuestro, Baldomera se llevó.

Baldomera ha aparecido, pero nuestros cuartos no.E. Navarro Gonzalvo. Madrid Cómico, 6 de Febrero de 1881.

POR ALEJANDRO POLANCO

E l toque socarrón con que Madrid Cómico trató el tema de la abso-lución de la Bal-domera muestra

como uno de los casos de estafa más famosos de la historia de Es-paña fue vivido entre el estupor y la gracia.

Permítaseme hoy traer a esta sección, dedicada comúnmente a grandes nombres de la ciencia o la tecnología de España, a un per-sonaje que demostró tener un gran ingenio, aunque fuera para el delito porque, si hay algo típico en el ca-minar de los siglos en esta Iberia nuestra, es la proliferación de lis-tillos y pícaros. Baldomera podría ser considerada como la patrona pagana de todos ellos y, aunque su ingenio no fuera en provecho del progreso de sus congéneres, no viene mal volver atrás la vista y comprobar que, en todo tiempo, han nacido y crecido a gusto este tipo de estafas.

Tinglados financierosCuando la economía crece no

suelen descubrirse estas cosas; Ay!, pero llegado el momento en que las vacas flacas están a la vista, las ratas abandonan barcos en proce-so de hundimiento y, lo que hasta entonces era llamado “ingeniería financiera” o, simplemente, “gran oportunidad de negocio”, ahora es una simple y llana estafa. Que se lo digan a quienes invirtieron en el tin-glado millonario del gurú Bernard Madoff, artífice de una ingeniosa estafa piramidal tan vieja como el propio sistema del que se ha be-neficiado. Esto no es nada nuevo y, si hubiera que buscar un caso precursor y paradigmático, lo más socorrido será mirar atrás, a media-dos del siglo XIX, a la que, a veces, es considerada como inventora de las estafas piramidales. Puede que no fuera el primer caso, pero el rui-do que armó ha llegado a nuestros días, aunque muchos parecen no aprender y caen en tramas simila-res todavía.

Cuando el tinglado de Doña Baldomera fue puesto en duda, la policía cayó implacablemente so-bre el edificio madrileño donde se encontraba su Casa de Imposicio-nes, pero por mucho que buscaron, no pudieron localizar a la acusada

Productos de importación

de estafa y, además, habían desapa-recido los dineros depositados en la citada casa. El pueblo, presente como testigo asombrado de la in-tervención, increpó a la autoridad gritando “es nuestra Providencia, es la madre de los pobres.” El asal-to tuvo lugar en 1876, aunque a pocos sorprendió porque, ¿acaso alguien en su sano juicio puede pensar en lograr imposiciones del 30 por ciento al mes sin que haya trampa de algún tipo? Baldomera se había fugado, dejando detrás a

gran número de ambiciosos con el saco roto. Se hablaba de conseguir ganancias del seiscientos por ciento en un año, hubo quien cobró veinte reales diarios por un desembolso de mil doscientos. Pura jauja, las gentes se agolpaban en la ventani-lla, había que aprovechar el chollo mientras durara, pero como ha su-cedido ahora con Madoff, la cosa no podía mantenerse eternamente.

Hija de Larra

¿Quién era la ingeniosa artífice

de tan monumental estafa? Ni más ni menos que la última hija de El Pobrecito Hablador, el ínclito es-critor y periodista Mariano José de Larra y de Josefa Wetoret. Doña Baldomera Larra Wetoret creó su Caja de Imposiciones casi por ac-cidente, fruto de la necesidad. El mecanismo del tinglado era muy sencillo, se depositaba allí dinero y, a cambio, se recibían intereses sor-prendentemente altos. Pocos pre-guntaron de dónde salían, porque al ver que tales intereses eran abona-

dos puntualmente, no había motivo para queja alguna. Baldomera ca-recía de licencia para llevar a cabo su negocio, pero en plena fiebre especuladora, en una época en que se habían levantado muchos límites sobre los intereses del capital, una gran mayoría quiso beneficiarse de la gallina de los huevos de oro.

El marido de Baldomera, mé-dico de la Casa Real, decidió pro-bar suerte en las colonias del otro lado del Atlántico. Se quedó la hija de Larra sin un céntimo y con varios hijos a los que alimentar, sola en Madrid. Cuentan las cró-nicas que, agudizado el ingenio por la complicada situación, pidió prestada una onza de oro a una co-nocida, prometiendo devolver du-plicada tal cantidad al cabo de un mes. Así comenzó todo, porque cumplido el plazo y satisfecha la exigencia prometida, otros quisie-ron que se repitiera el “milagro”. Todo el mundo sabía que los in-tereses salían de las nuevas impo-siciones, puro sistema piramidal, algo que no podía mantenerse por mucho tiempo, no había inversión productiva alguna, simplemente se pagaba a los viejos clientes con el nuevo dinero que entraba. Colas interminables aseguraron, de mo-mento, la entrada de capital fresco. En total, se estima que se movie-ron a lo largo de toda la operación más de veinte millones de reales y el número de impositores se contó por millares, todo ello cifras ma-reantes para la época.

Y, ciertamente, mareo sintieron muchos de los impositores, sobre todo los últimos que depositaron su dinero en la caja de Baldomera, ya conocida entonces como madre de los pobres, cuando intervino la autoridad policial por orden del Juez de Instrucción del Distrito de la Latina. El resultado del regis-tro fue de escándalo, apenas unos cuantos miles de reales y unos asustados empleados que no tenían ni idea de las operaciones ideadas por Baldomera, pues se dedicaban únicamente a ejercer de escribien-tes. El administrador fue detenido y se buscó a la estafadora por todas partes, pero no apareció. En un pri-mer juicio, celebrado en 1879, fue declarada culpable de alzamiento de bienes y condenada a prisión pero, tras recurrir, logró ser absuel-ta en 1881.

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Suplemento Cultural 5Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

Se dice que los estadounidenses tienen un talento excepcional para la simplificación. Gradualmente, sin embargo, la búsqueda de esta simplificación se ha convertido en una tendencia mundial, que continúa con-

quistando nuevos territorios, igual que los blue jeans otrora lo hicieron.POR NORMAN MANEA

Contra la simplificaciónTómelo con filosofía

La velocidad de nuestra vida co-tidiana se ha vis-to notablemente i n c r e m e n t a d a – y no de manera

positiva – por esta imparable evolución. La tiranía del prag-matismo parece marcar todos los dilemas complejos de nues-tro tiempo. Se ignoran o eluden demasiadas opciones válidas a través de la rutina de hacer las cosas de manera acortada (los “short-cuts”).

En ningún otro lugar es esta tendencia más perjudicial que en el actual abordaje mercan-tilista del arte. Aun la tan elo-giada noción de la competencia parece falsa y cínicamente manipulada por la mentalidad “corporativa” que ahora in-vade el mundo de la cultura – mediante la preselección financiera que determina cuáles editores, productores y otros empresarios van a recibir apo-yo. Simplemente imagínese lo que podría haber ocurrido con los trabajos de, por ejemplo, Proust, Kafka, Musil, Faulkner o Borges si estos se hubiesen visto sometidos a la competen-cia del mercado de masas tal como se someten los zapatos o los cosméticos.

La cultura es una pausa ne-cesaria de la cotidiana carrera de locos, de nuestros entornos políticos caóticos y frecuente-

mente vulgares, y es una opor-tunidad para recuperar nuestra energía espiritual. Grandes libros, grandes obras musicales, y grandes pinturas no sólo son una extraordinaria escuela de belleza, verdad y bien, también son una manera de descubrir nuestra propia belleza, verdad y bien – este es el potencial para cambiar, para mejorarnos a nosotros mismos y mejorar, incluso, a algunos de nuestros interlocutores.

Si este descanso y refugio se hace gradualmente más estrecho y es invadido por el mismo tipo de “productos” que dominan el mercado de masas, estamos condenados a ser prisioneros perpetuos del mismo raquítico universo de “practicidades”, que es una rústica aglomeración de clichés envasados en anuncios.

Una vez más pensé sobre aquellas antiguas y aparente-mente irresolubles preguntas durante mi relectura de una novela que cuestiona bastantes ideas establecidas, la cual fue escrita por un gran escritor y amigo cercano, quien no está muy presente en el vivido panorama de las letras esta-dounidenses de hoy en día. El tema, estilo, y eco histórico de su obra dicen mucho, en mi opi-nión, acerca de nuestro mundo simplificado.

La novela es Blinding, escrita

por Claudio Magris. Aclamada en Europa como una de las grandes novelas del siglo XX, Blinding llegó a EE.UU., sólo después de un gran retraso y nunca recibió la atención que merece. Desdichadamente, esto no es ninguna sorpresa. La cantidad de traducciones literarias realizadas hoy en día en los Estados Unidos es, según un informe de las Naciones Unidas, comparable con la cantidad que realiza Grecia, un país cuyo territorio equivale a una décima parte del de EE.UU. Se piensa que los libros importados son dema-siado “complicados”, que es otra forma de decir que la lite-ratura debe abordar cuestiones simples de una forma sencilla, obedeciendo las reglas del mercado de masas, con sus tru-cos de envasado, accesibilidad, publicidad y comodidad.

En el núcleo del libro de Magris se encuentra el destino de un grupo de comunistas ita-lianos que viajan a Yugoslavia después de la Segunda Guerra Mundial para contribuir a la construcción de una sociedad socialista, para solamente ser atrapados en el conflicto entre Stalin y Tito. Ellos son encarce-lados por su lealtad estalinista; y, cuando finalmente se les permitió regresar a Italia, sus antiguos camaradas se negaron a aceptarlos.

La trama del libro abarca dos siglos de revolución. Luego, de repente,

“el partido desapareció, de la noche a la mañana, como si, repentinamente, una esponja gigante hubiese drenado todo el mar Adriático y Austral, dejan-do basura y terrones de barro, y a todos los barcos varados. ¿Cómo se puede regresar a casa si el mar ha sido absorbido por un gran drenaje que se abrió debajo de él, vaciándolo quien sabe donde, y dejándolo vacío? La tierra es árida y está muerta, pero no habrá otra tierra, ni tampoco otro cielo”.

La soledad del individuo que enfrenta su fe solo, sin ilusiones colectivas y forzado a hacer algo con sí mismo en el árido y ruidoso mundo, nos dice algo importante acerca del mundo exilado de la modernidad y de sus problemas complejos y contradictorios.

La novela de Magris no es sólo un importante logro litera-rio; también tiene una profunda conexión con los peligros que enfrentamos en la actualidad, sobre todo con la oleada de fanatismo, que va desde Mum-bai a Oslo, en nombre de una guerra santa contra los “otros”. ¿Están todos los extremistas en busca de una nueva coherencia, de una perdida ilusión de unión y de una nueva esperanza de resurrección?

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6 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

EinstEin, El rEalista

Inesperada para los investigadores, una fuer-za tal había, sin embargo sido anticipada en 1915 por una modificación que Albert Einstein propuso para su propia teoría de la gravedad, la teoría general de la relatividad. Pero luego desechó la modificación, conoci-

da como la «constante cosmológica», considerándola la «mayor metida de pata» de su vida.

Así que los titulares proclaman: «Einstein tenía razón después de todo», como si los científicos debie-ran compararse como uno lo haría con los clarividen-tes: ¿Quién se diferencia del rebaño por conocer lo incognoscible, como los resultados de experimentos que aún estar por ser inventados (ni que hablar de su implementación)? ¿Quién, en retrospectiva, ha profe-tizado correctamente?

Pero la ciencia no es una competencia entre cientí-ficos; es un concurso de ideas, es decir, explicaciones de lo que realmente existe, sobre cómo se comporta y por qué. Esas explicaciones inicialmente se someten a prueba, pero no mediante experimentos sino a través de criterios de razonamiento, lógica, aplicabilidad y singularidad para resolver los misterios de la natura-leza de los que se ocupan. Las predicciones solo se utilizan para contrastar la pequeña minoría de explica-ciones que sobreviven a esos criterios.

La historia de por qué Einstein propuso la constan-te cosmológica, por qué la desechó, y por qué actual-mente los cosmólogos actualmente la han recuperado, ilustra este proceso. Einstein procuró evitar la implica-ción de la relatividad general no modificada respecto de la imposibilidad de un universo estático: que puede expandirse (desacelerando, contra su propia grave-dad), colapsar, o mantenerse inmóvil por un instante, pero que no puede estar sin asistencia.

Esta predicción específica no puede comprobarse (ninguna observación podría establecer que el univer-so está inmóvil, incluso si lo estuviese), pero es impo-sible cambiar las ecuaciones de la relatividad general en forma arbitraria. Están fuertemente restringidas por la sustancia explicativa de la teoría de Einstein, que mantiene que la gravedad se debe a la curvatura del espacio-tiempo, que la luz viaja a igual velocidad para todos los observadores, etc.

Pero Einstein se dio cuenta de que es posible agre-gar un término específico –la constante cosmológica– y ajustar su magnitud para predecir un universo está-tico, sin estropear ninguna de explicaciones restantes. Todas las demás predicciones basadas en la teoría an-terior de la gravedad –la de Isaac Newton– comproba-bles en esa época, eran buenas aproximaciones a las de la relatividad general sin modificaciones, con esa única excepción: El espacio newtoniano era un fondo inmóvil contra el cual se movían los objetos. Aún no había evidencia que contradijese la visión de Newton, ninguna misteriosa expansión que explicar. Más aún, todo aquello que fuese más allá de esa concepción tradicional del espacio exigía un salto conceptual con-siderable, mientras que la constante cosmológica no implicaba una diferencia mensurable para las predic-ciones restantes. Así que Einstein la agregó.

Luego, en 1929, Edwin Hubble descubrió que el universo se expande, coherentemente (considerando la precisión de las observaciones de ese tiempo) con la teoría general de la relatividad no modificada. Así

Tómelo con filosofía

Hace poco se descubrió que la expansión del universo se está acelerando, en vez de disminuir, como se pensaba antes. La luz proveniente de distantes estrellas en explosión reveló que una fuerza desconocida (apodada ‘‘energía oscura’’) sobrepasa con creces a la gravedad en térmi-nos cosmológicos POR DAVID DEUTSCH

que Einstein desechó la constante cosmológica. Su de-cisión no tuvo nada que ver con que Hubble fuese me-nos proclive a equivocarse; y tampoco defería Einstein por las superiores habilidades proféticas de Hubble. Se trataba sencillamente de que el problema que debía solucionar la constante ya no existía.

Las nuevas observaciones no refutaban la existen-cia de una constante cosmológica. Simplemente la convertían en una mala explicación. Luego, en 1998, llegaron las nuevas observaciones que indicaban un universo cuya expansión se está acelerando. Como consecuencia, la constante cosmológica que se ha «re-incorporado» para explicar las nuevas observaciones no es exactamente igual a la que propuso y luego retiró Einstein. Es mayor, ya que ahora debe explicar no solo por qué el universo no está colapsando, sino por qué la expansión se acelera.

El comentario de Einstein sobre su «metida de pata» es tan engañoso como la idea de que «está en lo cierto después de todo». La constante cosmológica no es algo que nunca debió ser propuesto. Su inclusión representa un avance en la comprensión de la realidad, así como su abandono a la luz del descubrimiento de Hubble y su reincorporación en forma revisada para explicar las nuevas observaciones.

De igual forma, el «debate Bohr-Einstein» de me-diados del siglo veinte sobre la teoría cuántica a me-nudo se interpreta como una batalla personal entre genios. Las predicciones de la teoría cuántica son tan antiintuitivas que, bajo el liderazgo de uno de sus pio-neros, Neils Bohr, creció el mito de que no hay una realidad subyacente que las explique. Las partículas

llegan de A a B sin pasar por el espacio intermedio, donde no tienen suficiente energía para existir; «piden prestada» brevemente la energía, porque «no estamos seguros» sobre qué es su energía. La información pasa de A a B sin que pase nada en el medio, lo que Eins-tein llamó una «espeluznante acción a distancia». Y así sucesivamente.

Lo que estas paradójicas interpretaciones compar-ten es que abandonan el realismo, la doctrina de que un mundo físico y que verdaderamente existe explica toda nuestra experiencia. El antirrealismo mantiene su popularidad y aparece de distintas formas en libros de texto y explicaciones populares de la teoría cuántica. Pero Einstein insistía en que los fenómenos físicos tie-nen explicaciones en términos de lo que él llamó «ele-mentos de realidad».

Afortunadamente, una minoría de físicos, entre los que me incluyo, también nos ubicamos inequívoca-mente del lado del realismo, a través de la adopción de la interpretación de la teoría cuántica propuesta por Hugh Everett, la de universos paralelos. Según esta explicación, no existen partículas cuando no tienen su-ficiente energía para ser; sencillamente en algunos uni-versos tienen más energía que el promedio y, en otros, menos. Todas las supuestas «paradojas» de la teoría cuántica se resuelven en forma semejante.

Así que, mientras la mayoría afirma que Bohr ganó el debate, mi opinión es que Einstein, como de costumbre, buscaba una explicación de la realidad, mientras que sus rivales simplemente abogaban por absurdos. La interpretación de Everett no convierte a Einstein en un semidiós. Pero sí le da la razón.

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

Para celebrar el centenario de Monteforte toledo

Mario Monteforte Toledo (1911-2003) (92 años) Escritor, soció-logo y político guatemalteco. Nació en la ciudad de Guatema-la el 15 de septiembre de 1911. Militante destacado del Partido

Unificado de la Revolución, fue elegido diputado tras el derrocamiento, en 1944, del presidente y dictador Jorge Ubico Castañeda.

Tuvo intensa vida pública de 1946 a 1951. En 1946 acudió como representante de su país a la Orga-nización de las Naciones Unidas (ONU) y, dos años después, accedió a la vicepresidencia de la República, durante el gobierno de Juan José Arévalo. También desempeñó la presidencia del Congreso Nacional. En 1956, debido a la prohibición de los partidos políticos acordada por el presidente Carlos Castillo Armas, se exilió en México, donde dio clases en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autó-noma de México (UNAM). Estuvo 35 años exiliado, pudiendo volver al país hasta el gobierno de Vinicio Cerezo.

Desde siempre, fue admirador de la cultura indíge-na guatemalteca, y se destacó en su profesión: la So-ciología. Es abogado también, sin embargo su trabajo preferido es la narrativa y el teatro. Es autor de una amplia obra literaria de carácter indigenista, compues-ta tanto por novelas como poesías e incluso teatro, sus publicaciones muestran especialmente la relación en-

Revista de libros

tre el ser humano y la naturaleza, así como la indigna explotación del campesinado guatemalteco.

En 1993 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”, en Guatemala. Con el libro “La Puerta Blanca”, Monteforte obtuvo el Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo 2001, concedido por Francia. Mario Monteforte Toledo fa-lleció de una insuficiencia cardiaca a los 92 años.

Algunas de sus obras, a la venta en librería del fondo son:

Título: La isla de las navajasEditorial: Fondo de Cultura EconómicaISBN: 9789681641368En esta colección de cuentos anudados por un fac-

tor común, narra la soledad humana, la historia de personas que, en buena parte, “son morenas hasta la exageración” y que “tienen la risa más blanca de todos los dientes del mundo”.

Título: AnaitéEditorial: Piedra SantaISBN: 9789992258286Breve Reseña: La trama gira en torno a un joven

que, despreciado por la familia de su rica novia, busca y hace fortuna en una montería de Petén. Al volver a la ciudad de Guatemala, la encuentra casada; regresa a refugiarse de nuevo en la selva y encuentra que Anai-té, su montería, ya no existe.

Título: Entre la piedra y la cruzEditorial: Piedra SantaISBN: 97899922100185Breve Reseña: Entre la piedra y la cruz es la inmer-

sión más profunda y vívida de un escritor en una so-ciedad multinacional de la América Latina. El texto es como un tajo poderoso que parte en dos a una sociedad entera y expone sus miserias, sus bellezas, sus defor-midades históricas, sus tiernas y pequeñas esperanzas. Lu Matzar, el muchacho indígena en torno a quien gira vertiginosamente la trama.

OBRASNOVELASAnaité (1948)Entre la piedra y la cruz (1948)Donde acaban los caminos (1952)Una manera de morir (1958)Llegaron del mar (1966)Los desencontrados (1977)Unas vísperas muy largas (1996)Los adoradores de la muerte (2000)

CUENTOSLa cueva sin quietud (1949)Cuentos de derrota y esperanza (1962)Casi todos los cuentos (Antología) (1982)Pascualito (Relato infantil) (1991)La isla de las navajas (1993)Cuentos de la Biblia (2001)

ENSAYOSGuatemala. Monografía sociológica (1959-1965)Las piedras vivas (1965)Centroamérica, subdesarrollo y dependencia (1973)Mirada sobre Latinoamérica (1975)Palabras del retorno (1992).

El Fondo de Cultura Económica celebra el centenario del na-talicio (15 de septiembre) del escritor, sociólogo y político gua-temalteco Mario Monteforte Toledo (1911-2011).

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Suplemento Cultural 8Nueva Guatemala de la Asunción, 17 de septiembre de 2011

L a historia del manuscrito de la novela Obra-je, escrita por el guatemalteco Mario Roberto

Morales, podría constituir en sí misma un relato de aventuras: su premiación en un concurso de principios de los años 70, su des-calificación posterior por parte de un grupo de escritores, su pér-dida material y su azarosa recu-peración muchos años después. Pero no es objeto de esta breve nota narrar la historia del manus-crito, sino exponer la importan-cia de esta novela para las letras hispanoamericanas. Elaborada hace cuarenta años, corresponde a una etapa de experimentación, cuando los jóvenes autores de Guatemala deseaban apartarse de la alargada moda asturianista. Ya no querían «representar lite-rariamente al pueblo en términos “mágicos”».Con gran economía de recursos

y una concisión que la alejan del barroquismo, este retorno a la claridad no cae, a pesar de que el telón de fondo sea un pueblo, en el costumbrismo tradicional.

A base de retrospecciones y una estructura fragmentada, con vai-venes temporales, el narrador va trazando algunos episodios del aprendizaje y desarrollo de Güicho, hasta convertirse en presidente de una «dictadura democrática», en que la verda-dera autoridad es el ministro de la Defensa.Al inicio, la obra se destaca por

su prosa descriptiva, llena de plasticidad y elementos deícti-cos que nos ubican en el espacio. En el cuadro inicial aparece Güi-cho y los personajes de lo que —después lo sabremos— es el pasado. Poco a poco caemos en la cuenta de que esta retrospec-ción es parte de la infancia de un hombre fracasado, que vivirá en cárcel de cuatro paredes y que sólo se asomará a la «vida» con brevedad, cuando se involucre con la vedete Kitty Dámasa. Se trata de un fracasado porque no es sino un simple empleado pú-blico: «un insignificante presi-dente de la república». El sentido lúdico de Obraje va

más allá de su estructura. La ya proverbial soledad del dictador, tema recurrente en muchas no-

velas latinoamericanas sobre dictaduras, es pintada aquí, no de forma grotesca, sino patética, sobre todo si atendemos el tur-bio pasado del personaje. Pero las fuerzas revolucionarias no se quedan atrás, acaso conducidas por una locura senil: «¿A qué hora se hará la revolución?». La respuesta: «¡A las doce de la noche!», mas todos estarían dur-miendo; entonces es mejor a las siete, para que exista apoyo po-pular. No obstante, hay un con-trargumento: las siete no es hora para una revolución; lo esencial es el factor sorpresa. Si bien esta escena es humorística, paródica y aun caricaturesca, la novela re-vela un contenido social en que se despliega la tortura, el asesi-nato y otras formas de violencia (incluso en la cotidianidad de la vida íntima) y, por supuesto, la injusticia. Por sus múltiples tonos, efectos e intenciones, Obraje puede considerarse obra de ruptura en las letras guate-maltecas.Ficha técnica: Mario Roberto Morales, Obra-

je, Editorial Praxis, México, 2010, 153 p.

POR JUAN ANTONIO ROSADO

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Obraje, de MariO rObertO MOrales

L a Editorial Uni-versitaria publi-có este año “Poe-sía de barro” del desaparecido poeta Roberto

Obregón (1940-1970). Este poe-mario, llamado también “El libro de las interrogaciones”, coincide plenamente con el período en que Obregón residió en la Unión So-viética, para estudiar un doctorado en Filosofía, del cual se graduó en 1967.En primer lugar, llama la aten-

ción de la presencia de una Olga en el poemario, y que sirve de inspiración para logrados poemas. Por ejemplo: “Escucha el aroma del jazmín, Olga. / Qué se me hace / que la tierra está pensando en ti.” (p. 33) En éste, es notable la conju-gación de las diferentes sensoriali-dades, es decir, el hecho de que el poeta pide escuchar el olor.Sin embargo, lo que empieza a ser

más común en la obra de Obregón es que sus imágenes siempre tien-den a resaltar valores de la tierra, como un elemento que lo vincula a los estratos bajos de las personas. Y es que este poeta no se distin-guió por la poesía amorosa, sino

más bien por su sensibilidad so-cial. A pesar de estar lejos, su gente siempre estuvo presente: “¿Cómo quieres, Olga, / dime, / cómo haré para dormirme / si siempre habla de mi patria?” (p. 22)La gente, la tierra y la preferencia

por el desposeído es la fuente de donde emana la poesía de Obre-gón, tal como él lo refiere en este poema: “Qué certeza / la de la raíz del sauce / para llegar, a oscuras, / al nacimiento de agua. / (…) / ¿Qué hay de extraño, / díganme, / en afilar / mi verso entre la gente / con la que se han cebado / los más voraces mercaderes?” (p. 26)Además, es notoria la influencia

filosófica que, por ser ése el cen-tro de su doctorado, irrumpe en su poesía. Por ejemplo, la visión platónica de la belleza, que con-sideraba que ésta era nada más que noticias que provenían de un mundo mejor. En el siguiente poema, intuye que de otro lado proviene otro mundo que lo llama y llama a sus versos, pero para él este mundo es desconocido, ya que no le interesa, sobre todo por-que primero está su gente: “Me parece que ese silencio / que sopla de mar adentro, / no es más / que

un continente cambiando de cos-tado, / insomne, ansioso de emer-ger / para decirnos la verdad de lo existente. / Es una tristeza, amigo mío, / de a mil años. Dormita / en no sé qué oquedades de mi cora-zón, / y de tiempo en tiempo / me hace salir al camino / en los días lluviosos a esperar lo inesperado, / a tantear / que alguien a quien no conozco aparezca, / a ver pa-sar los años, / no sé. ¡Y tampoco quiero saberlo!” (p. 25)Por último, Obregón también in-

tuye su destino. En 1970, tras una invitación de un grupo poético en El Salvador, a su regreso, fue inter-ceptado por las fuerzas estatales, y desde entonces no se supo nada de él. Es uno más de los miles de desaparecidos que forzadamente se vieron lejos de sus familias sin siquiera darles la posibilidad de los ritos fúnebres.“Yo me ausentaré / por un minu-

to, una hora… años, / y volveré tan luego. / Seguiremos hablando. / La soledad del hombre / cantaremos, / tu soledad”, nos dice el poeta en “Poesía de barro”.Ficha técnica: Obregón, Rober-

to. “Poesía de barro”. Guatemala: Universitaria, 2011. 58 páginas.

POR MARIO CORDERO ÁVILA

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POesía de barrO, de rObertO Obregón