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Reseñas de libros Aureum Saeculim Bispanum. BeitrSge BU Texten des Siglo de Oro.Fests- chrift für Hans Flasche swn 70. Geburtstag. Editado por Karl-Hermann Kôrner y Dietrich Briesemeister. Wiesbaden, F. Steiner, 1983.XXII-323 p Más de 25 estudios encabezados por una breve pero enjundiosa presentación de la carrera y obra (unos 113 títulos) de Hans Flasche entre 1936 y 1982 : tal es el nuevo, y magnífico, homenaje ofrecido, diez años después de Studia Ibérica, por estudiosos del mundo entero al "Hispanista alemán" por antonomasia, aquel "catedrático y director emérito del Iberoamerikanisches Forschungsinstitut de la Universidad de Hamburgo (única cátedra alemana hasta hace contados años que tenía por objeto exclusivo a la Hispanística), miembro correspondiente de la Real Academia Española y miembro regular de la Hispanic Society of America" (son palabras de K.-H. Kôrner en su artículo-prologo). Para reseñar tan rico conjunto de artículos escritos en espa- ñol (14), inglés (9), alemán (2) y francés (1), hace falta ir más allá de la mera ordenación alfabética de sus autores escogida, para mayor comodidad, por los co-editores, D. Briesemeister y K.-H. Kôrner. La cronología pudiera proporcionarnos un primer criterio para clasifica- ción de una serie de trabajos centrados todos en los siglos de oro hispánicos : fuera de dos panoramas generales sobre la literatura espi- ritual áurea (G.M. Bertini) y la visión del fenómeno colonial america- no (K.L. Levy), las demás contribuciones se refieren, con enfoque mu- cho más restringido, a autores y obras del siglo XV (la Celestina), XVI (Loyola, Valdés, Santa Teresa, Alemán, ediciones venecianas de obras hispánicas) y XVII (Cervantes, con tres aportaciones; B. de Bal- buena; Góngora; Tirso; relaciones de fiestas de 1627; Espinosa y Ma- lo; Vera Tassis, dos veces; y —cosa nada sorprendente— nueve comuni- caciones dedicadas al dramaturgo predilecto de Hans Flasche, es decir Calderón de la Barca). Esta repartición cronológica, sin embargo, no deja de revelar- se muy insuficiente a la hora de definir la característica dominante de un "ramillete" que, no sin cierta paradoja cuando se considera la extrema variedad de los temas tratados y métodos utilizados, ofrece una indudable homogeneidad. En perfecta concordancia con la tendencia mayor del investigador aqui homenajeado, el principio de esta homoge- neidad reside en el enfoque preferentemente erudito que —en el senti- do positivo, cuando no positivista de la palabra— comparten la mayoría de los contribuyentes. De ahí la notable importancia de la materia bi- bliográfica, examinada por D.W. Cruickshank, G. Edwards, J. Laurenti y A. Porqueras Mayo, F. López Estrada. De ah/ también la fuerte propor- (L, cion de los estudios consagrados a las fuentes, sea para identificar- las (M. Chevalier, F. Márquez Villanueva, M. Morreale, K.-L. Selig), sea, desde un punto de vista ya más "literario", para determinar el al-

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Reseñas de libros

Aureum Saeculim Bispanum. BeitrSge BU Texten des Siglo de Oro. Fests-chrift für Hans Flasche swn 70. Geburtstag. Editado por Karl-HermannKôrner y Dietrich Briesemeister. Wiesbaden, F. Steiner, 1983.XXII-323 p

Más de 25 estudios encabezados por una breve pero enjundiosapresentación de la carrera y obra (unos 113 títulos) de Hans Flascheentre 1936 y 1982 : tal es el nuevo, y magnífico, homenaje ofrecido,diez años después de Studia Ibérica, por estudiosos del mundo enteroal "Hispanista alemán" por antonomasia, aquel "catedrático y directoremérito del Iberoamerikanisches Forschungsinstitut de la Universidadde Hamburgo (única cátedra alemana hasta hace contados años que teníapor objeto exclusivo a la Hispanística), miembro correspondiente dela Real Academia Española y miembro regular de la Hispanic Society ofAmerica" (son palabras de K.-H. Kôrner en su artículo-prologo).

Para reseñar tan rico conjunto de artículos escritos en espa-ñol (14), inglés (9), alemán (2) y francés (1), hace falta ir más alláde la mera ordenación alfabética de sus autores escogida, para mayorcomodidad, por los co-editores, D. Briesemeister y K.-H. Kôrner. Lacronología pudiera proporcionarnos un primer criterio para clasifica-ción de una serie de trabajos centrados todos en los siglos de orohispánicos : fuera de dos panoramas generales sobre la literatura espi-ritual áurea (G.M. Bertini) y la visión del fenómeno colonial america-no (K.L. Levy), las demás contribuciones se refieren, con enfoque mu-cho más restringido, a autores y obras del siglo XV (la Celestina),XVI (Loyola, Valdés, Santa Teresa, Alemán, ediciones venecianas deobras hispánicas) y XVII (Cervantes, con tres aportaciones; B. de Bal-buena; Góngora; Tirso; relaciones de fiestas de 1627; Espinosa y Ma-lo; Vera Tassis, dos veces; y —cosa nada sorprendente— nueve comuni-caciones dedicadas al dramaturgo predilecto de Hans Flasche, es decirCalderón de la Barca).

Esta repartición cronológica, sin embargo, no deja de revelar-se muy insuficiente a la hora de definir la característica dominantede un "ramillete" que, no sin cierta paradoja cuando se considera laextrema variedad de los temas tratados y métodos utilizados, ofreceuna indudable homogeneidad. En perfecta concordancia con la tendenciamayor del investigador aqui homenajeado, el principio de esta homoge-neidad reside en el enfoque preferentemente erudito que —en el senti-do positivo, cuando no positivista de la palabra— comparten la mayoríade los contribuyentes. De ahí la notable importancia de la materia bi-bliográfica, examinada por D.W. Cruickshank, G. Edwards, J. Laurenti yA. Porqueras Mayo, F. López Estrada. De ah/ también la fuerte propor- (L,cion de los estudios consagrados a las fuentes, sea para identificar-las (M. Chevalier, F. Márquez Villanueva, M. Morreale, K.-L. Selig),sea, desde un punto de vista ya más "literario", para determinar el al-

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canee de sus metamorfosis en las obras consideradas (J. Canavaggio,F.K. Karlinger, Ch.F. Fraker, M. Joly, A. Valbuena Briones). De ahí,por fin, la pronunciada tecnicidad de las consideraciones sobre lasmodalidades de la escritura mística (R. Lapesa), poética (A.L. Mac-Kenzie), dramática (Ch.F. Fraker, C. Morón Arroyo, E.L. Rivers) oescenográfica (J.E. Varey). Tanto es así que, si bien presente sote-rradamente en muchas de las páginas hasta aquí aludidas, es la dimen-sión ideológica, stricto sensu, la que resulta ser, en cierta medida,"la parente pauvre" de nuestro volumen, pues solo a ella se refieren,a más de los —estrafalarios— panoramas generales antes mencionados(G.M. Bertini y K.L. Levy), las ponencias de M. Batllori, L. Fothergill-Payne, M.Z. Hafter, H.Th. Oostendorp, A.A. Parker y B.W. Wardropper.

No se nos esconde, por supuesto, lo que artificial puede tenernuestra esquematización, reductora, a la fuerza,de la polivalente ri-queza de muchos de los trabajos reseñados. Se nos hizo, no obstante,imprescindible : primero, porque permitía una presentación sucinta— y que esperamos lo más fiel posible— de una colección de amplísimaextensión; luego, porque nos ayudará a ordenar el examen más detalla-do que a continuación proponemos, y que supone una selección realiza-da a base de los dos criterios siguientes. El uno es insuficienciapropia, nacida de nuestra lamentable ignorancia del idioma alemán,y que nos impide comentar los estudios de M. Batllori (Ignatius vonLoyola zwischen Hittelalter und Renaissance) y F.K. Karlinger (Anmer-kungen au "El Bernardo" (libro nono) von Bernardo de Balbuena). Es elotro insuficiencia ajena; superficialidad de planteamientos, inconexiónde la argumentación, confusión de niveles, flojedad terminológica :aislados o juntos, estos defectos caracterizan las comunicaciones deG.M. Bertini, L. Fothergill-Payne, K.-L. Levy y A. Valbuena Briones,merecedoras todas del piadoso olvido en que las dejaremos sepultadas.Sírvanos solamente su obligada mención como oscuro trasfondo sobrequé destacar las ilustradas aportaciones y más importantes conclusio-nes de estos "Beitráge zu Texten des Siglo de Oro".

1 - Bibliografía

Con su acostumbrada pericia, D.W. Cruickshank, en su Don Juande Vera Tasáis y Villaroel (pp. H3-57), hace un balance crítico denuestras informaciones actuales sobre el autor de una historia de Nues-tra Señora de la Almudena y editor de nueve volúmenes de piezas de Cal-derón. Elabora una bibliografía circunstanciada de los 31 títulos desu producción; emite un juicio matizado sobre su personalidad y su ac-tividad literaria; y, a raíz de un examen, centrado en la Aprobaciónde Fray Manuel de Guerra y Ribera y en No hay burlas con el amor, delas variantes entre las dos ediciones de la Verdadera Quinta Parte,concluye con estas palabras sobre su labor editorial :

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Thèse literary pretensions seem to have clouded hisjudgement as an editor, vnith the resuit that he took amore active role in the emending of texts than was dési-rable. The extent of Vera's intervention in the editingof Calderón's last five partes is still largely unknown.(P. è?).

Es, precisamente, a un conocimiento más exacto del trabajo delVera Tassis editor al que quiere contribuir G. Edwards (Los sueltascalderonianas y Vera Tassis : el caso de "las tres justicias en una",pp. 59-68). Un cotejo escrupuloso de cuatro ediciones de la tragediacalderoniana fundamenta la prioridad y la superioridad de Escogidas(1661) sobre la suelta T. 12802 de la B.N.M. y la falsa Novena parte(B.N.M., R/11353). En cuanto al texto preparado por el propio VeraTassis (Novena parte, de 1691), posiblemente se basa en Escogidas, pe-ro con introducción de cambios arbitrarios, que nacen de la "tentaciónde pulir y, a su modo de ver, embellecer el texto" (p. 68), lo cualobliga a ,un manejo más que prudente de las ediciones del "amigo" deCalderón/'.

A otro campo bibliográfico pertenecen las páginas de J. Lau-renti y A. Porqueras-Mayo sobre La colección hispánica de ediciones ve-necianas (siglo XVI) en la Biblioteca de la Universidad de TLlinois(pp. 141-170). Los mismos autores comentan los más interesantes títu-los de su catálogo, en que no pudieron hacer figurar algunas rarísimastraducciones italianas de Antonio de Guevara. Destacan en particularlas ediciones siguientes : tres, en el original italiano, de la obramaestra de León Hebreo; tres del Vocabulario de las dos lenguas tosca-na y castellana, de Cristóbal de las Casas (1); tres de traduccionesdel Examen de Ingenios; varias de traducciones de obras de Pero Mejíay Alfonso de Ulloa. Y ofrecen finalmente un análisis temático (prosanovelística, tema filosófico, filología, historia, geografía, librosreligiosos) de esta colección a la que dedicaron ya una importante se-rie de artículos.

Se inscribe idénticamente en un proyecto de mayor envergadura

(1) Esta obra, y algunas más de las reseñadas por los estudiosos de laUniversidad de Illinois, se encontraba en la librería de Cristóbal deSalazar, secretario de la embajada española en Venecia en la segundamitad del XVI. Véase el artículo de Jean-Michel Laspéras, La bibliote-ca de Cristóbal de Salazar, humanista y bibliófilo ejemplar, en Criti-cón, 22, 1983, pp. 5-132.

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(un estudio "sobre el valor y la función literarios de las Fiestas"),la contribución de F. López Estrada : Literatura y religión en la po-lítica de los siglos de oro. La relación de las fiestas que Felipe XVhizo en 1627 por el patronato de Santa Teresa de Jesús (pp. 181-186).Es descripción de un documento conservado en la Biblioteca de la Fa-cultad de Filología de la Universidad Complutense (signatura 25822),y que consta de una relación y diez y seis sermones sobre un mismoasunto : "la defensa de la proclamación de Teresa de Jesús como patro-na de los Reinos de España". Además de su carácter único en el génerode las "relaciones de fiestas", ofrece indudable interés como fuentepara la comprensión de la polémica que opuso "teresianos" y "santia-guistas", lucha ideológica que, a su vez, "resulta de gran valor parael diagnóstico espiritual de la época".

2 - Fuentes

De los cuatro estudios de esta sección, dos son muy breves yproponen el posible origen de dos pasajes de la novelística áurea. Pa-ra M. Chevalier (Sur un apologue de"Gusmán de Alforache", pp. 37-41),la fábula de la Vergüenza, el Aire y el Agua, citada por Guzmán cuan-do sirve de criado del Cardenal (I, III, 8), remite probablemente aun cuentecillo folklórico.No se origina en una "favola" de Straparo-la, ni tampoco en un apólogo de El caballero Cifar, sino —es hipóte-sis provisional nos dice el estudioso—en un cuento oral recogidopor Juan B. Rael en Cuentos españoles de Colorado y Nuevo México(México, 1977, núm. H8t). En cuanto a K.L. Selig (Apuleius and Cervan-tes :"Don Quijote", I, 18, pp. 285-287), trata, de manera mucho menosconvincente, de establecer una relación entre la locura de Don Quijotealanceador de ovejas y la de "Ajaces griego", evocado en El asno deovo.

Son mucho más desarrollados las exposiciones de F. MárquezVillanueva y M. Morreale. Presenta el primero una Nueva visión de laleyenda de don Juan (pp. 203-216). Después del estado de la cuestiónsobre la llamada leyenda de Don Juan, situa ésta en la inédita perspec-tiva de su relación con "una literatura non sancta, pero vivaz y en-trañablemente romana : las pasquínate o epigramas satíricos". Uno deellos, dirigido contra los duques de Paliano (1559), documenta la po-pularidad italiana, en tales fechas, de un legendario don Juan, aris-tocrático y burlador de mujeres. Sin embargo, posible prefiguración dela viciada personalidad moral de don Juan, "la pasquinada no ofreceasidero para la menor conjetura acerca de la articulación interna dela leyenda". Para la integración en ésta del elemento sobrenaturaldel banquete, hay que orientarse hacia una croniquilla del carnavalromano de 1519 : en ella se cuenta una compleja burla que responde aun concepto temático de "cena en el otro mundo", con amplio desarro-

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lio escenográfico, repetición de los actos prandiales, presencia deaborrecibles manjares de ultratumba, y promiscuidad entre vivos ymuertos. Pero, a su vez, esta ramificación romano-carnavalesca de laleyenda ha de conectarse con un material no italiano sino oriundo,con alta posibilidad, de alguna previa experiencia española (de ahí,quizá, la localizacicín sevillana de la comedia de Tirso).

Pese a las prudentes salvedades del eruditísimo catedráticode la Universidad de Harvard ("Su explicación genética [su=de la le-yenda] es per se válida, con independencia de toda tentación o resa-bio de ningún positivismo crítico", p. 204), su original reivindica-ción de una leyenda de don Juan (no culta, sino enraizada en terre-nos paraliterarios y populares) no logra escapar al peligro mayor dela exploración de las fuentes : la disproporción o, mejor dicho, lainversión que se da entre los dos términos en presencia. Contrariamen-te al presupuesto implícito en este estudio —centrado, conviene re-conocerlo, más en el examen de la leyenda que en el de la pieza delmercedario— es la obra "terminal" la que permite "leer" las fuentesy no el contrario; o, si se quiere, sólo la elaboración o estructura-ción de un material permite interrogarse certeramente sobre sus oríge-nes, para mejor comprensión de la obra analizada.

Se comprenderán entonces los límites de la comparación que,con su conocida precisión anatómica, establece M. Morreale entre elDiálogo de Laatancio y el Arcediano de Alfonso de Valdes y la "Quere-la Pacis" de Erasmo (pp. 321-2"»4). Su puntualizado, y perfectamentedocumentado, escrutinio de las coincidencias y desvíos, en el conte-nido y en el estilo, entre el tratadito erasmiano y la "declamación"valdesiana, conduce a la afirmación de que no pasa "de ser un zurci-do" el escrito de Valdés, que fue "más allá de Erasmo, pero se quedócorto por ser muy partidario en la sustancia y dispersivo en la for-ma" (p. 24H). ¿No se encontraba prefijada esta conclusión en el mis-mo procedimiento escogido para el cotejo ? Y, más aún, ¿es legítimauna clasificación cualitativa de dos textos de finalidades —recor-dadas por la investigadora— tan dispares ?

Lo cierto es que responde a otros criterios metodológicos eldenso artículo de J. Canavaggio sobre Calderón entre refranero y co-media : de refrán a enredo (pp. 27-36). Rebasando el enfoque esencial-mente descriptivo de las aportaciones anteriores referidas al tema,se trata de un examen, desde un punto de vista funcional, de la inte-rrelación que mantienen refrán y comedia en la dramática calderoniana,y, más concretamente, en la llamada comedia de enredo. Del análisisde Cada uno para sí, Hombre pobre todo es trazas y Guárdate del aguamansa, se deduce que esta interrelación se rige por un "protocolo"de-terminado una vez por todas :

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El momento de la exposición se caracteriza siemprepor una proyección del refrán —discurso simple, perogeneralizador— sobre la comedia a la que califica —discurso complejo, pero particularizador. En un segundotiempo, la creciente complicación de la intriga acarreauna reversión de la fábula sobre el refrán, que suponeuna manera de contralectura del aserto proverbial. Porfin, la preparación del desenlace coincide con una rein-corporación del refrán en el transcurso de la ficción.(P. 32J.

Pero esta resurgencia final del refrán no es adopción del de-creto de la vox populi. Al traer consigo "una auténtica r';intepreta-ción del enunciado proverbial", manifiesta la suerte peculiar reser-vada al proverbio por la dramática calderoniana. Mientras que en Lopeo en Tirso se privilegiaba "el valor lúdico del refrán, en detrimentode su carácter de aviso", en Calderón los entes sacados del refranero,de perfil sumamente abstracto, "nos llevan a poner en duda las verdadesempíricas de un saber provisional e incierto" y "van plasmando en elescenario unos modelos de conducta elaborados en perfecta conformidadcon el código ideológico-social de la EspaSa de los Austrias, y orde-nados por Calderón dentro de su visión dramática del mundo" (pp.3t-35).

Si bien queda problemática, para nosotros, la naturaleza exac-ta de la relación entre dicho "código ideológico-social" y la éticacalderoniana que informa el universo dramático del poeta madrileño,merece señalarse la pertinencia de dos de las implicaciones de esteestudio. Por una parte, la nueva modelación del refrán por Calderónmanifiesta a las claras su actitud crítica, frente a la "filosofíavulgar" y la "sabiduría popular" : actitud ésta que no se limita a lacomedia de enredo, sino que se extiende a las obras trágicas, comola. vida es sueño, cuya "verdad" consiste, precisamente,en una rectifi-cación de la falsedad del estribillo tradicional que le sirve de títu-lo. Y, por otra parte, el tratamiento diferente del acervo del refrane-ro por Lope y Tirso, frente a Calderón, va confirmando la necesidad,para estudiar la Comedia áurea, de acudir a una distinción cronológi-ca fundamental : la que opone las dos generaciones de la primera mi-tad del XVII, con los años de 1625 como línea de demarcación (2).

(2) Es teoría desarrollada en nuestro capítulo "Teatro en el siglo XVII"de la Historia del teatro español, dirigida y coordenada por José MaríaDiez Borque para la editorial Taurus (de muy próxima publicación).

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Sea lo que sea, es de subrayar la positividad del enfoque esco-gido por J. Canavaggio para su exploración de las "fuentes". A idénti-ca orientación responde el ensayo de M. Joly, Para una reinterpretaciónde "Lo ilustre fregona" : ensayo de tipología cervantina (pp. 103-116).En él se aborda el problema tipológico de las relaciones entre estanovela ejemplar y la picaresca, con peculiar insistencia sobre el tema,hasta ahora nada aprovechado, de la visión tradicional de la moza demesón, temáticamente asociada con el género picaresco desde sus mismosorígenes. Ambigua condición de una joven cuya hermosura es excelenteargumento comercial, tipo femenino de múltiples gracias físicas y ver-bales, personilla proverbial de la moza Marina, comparación tradicionalde la moza de venta con la fruta verde, correlación entre la mujersexualmente apetecible y la muía, burra o borrica : éstos son los ele-mentos que sirven de base a un parangón entre las soluciones narrati-vas alemanias y su reelaboración contrastiva por Cervantes. Analógica-mente, la diferenciación lexicográfica entre moza de mesón y fregona—con su eco histórico en la temprana novelización de la micromitolo-gía referente a la primera y la tardía folklorización a-picaresca dela segunda— estructura el cotejo entre la fregona lopesca y su des-licalización cervantina. Doble escrutinio, pues, de unas fuentes, que"sólo tendría un interés anecdótico" (p. 115) si no lo encaminaraM. Joly hacia una nueva interpretación de varias facetas de la crea-ción de Cervantes, para quien este problema tipológico se convierteen asunto mismo de la novela (3).

3 - Modalidades de la escritura

No por casualidad conviene ahora hablar de un estudio que ha-cíamos figurar en nuestra inicial clasificación en dos de las cuatrosecciones que determinamos. El análisis estilístico de Rhetoric in the"Celestina" : Another Look, de Ch. F. Fraker (pp. 81-90) consta, porsupuesto, de una parte descriptiva de unos cuantos elementos comodiallage, comparatio, dissimilitudo, dialogismo, deliberatio / dubita-tio, sententia, antirrhesis, exemplum, aetiologia, etc. Con todo, notarda en preguntarse cuál es la especificidad de este acervo retórico,que se origina en la lectura de Quintiliano y de la "humanistic come-dy", pero también en la de Terencio interpretado por Donatus y sussucesores. De ellos deriva, en la obra de Rojas, "the LocaLity of rhe-

(3) Al tema de las ventas y mesones dedica Monique Joly la segunda par-te (pp. 331-565) de su importante tesis, La bourle et son interpréta-tion. Recherches sur le passage de la facétie au roman (Espagne, XVIe-XVIJe siècles), Lille, 1982 (Diffusion : France-Ibérie Recherche, Uni-versité de Toulouse-Le Mirail, 31058 Toulouse Cedex).

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toric" (de una retórica que no es mera colección de procedimientos téc-nicos, sino arte total de argumentación y persuasión), es decir su uso"personalizado" (en sus modos y en sus fines), y, por lo tanto, inten-samente dramático.

La interrogación sobre la índole propia del lenguaje dramáticovuelve a aparecer con E.L. Rivers (Written Poetry and Oral Speech Actsin Calderón's Plays, pp. 271-28H). A partir de interesantes cavilacio-nes sobre la relación entre lo oral y lo escrito (edad pre-literariay paso, con la introducción de la escritura, al género dramático, enque siguen coexistiendo elementos orales y elementos escritos; tradi-ción literaria y uso de la métrica en Calderón), se interesa por la"oral action", concepto sacado del libro de J.L. Austin (How to DoThings With Words, 1962 : hablar es un acto social; la palabra pronun-ciada ya es acción). Se aplica la "speech-act theory" a La vida es sue-ño, reinterpretada hasta la conclusión de que

The éducation of Segismundo has been, among otherthings, a course in the theory and practice of speechacts, those uniquely human devices for sublimating humanviolence. (P. 280).

De modo más general, hay que considerar dos niveles en la escrituradramática de Calderón : el de la dicción, apoyado en una tradición es-crita (versificación, lenguaje gongorino) y nada oral; el de las "tra-diciones orales de la conversación social", o sea "the implicit rulesfor how an oral conversation normally developps" (entre ellas, el sis-tema de los tratamientos) (4).

Podrá ponerse en tela de juicio la interpretación peculiar que,de la obra maestra de Calderón, nos da, en la línea de la "escuela in-glesa", el eminente crítico; podrá pensarse también que la aplicaciónde una teoría sociolingüística general —por válida que sea y por reve-ladora que aparezca de aspectos hasta aquí despreciados por los "come-diantes"— conduce a una reducción de la especificidad del lenguajedramático de un Calderón en nada diferente, desde este mero punto devista de los "speech acts", de cualquier otro dramaturgo; pero no po-drá negarse el alcance heurístico de esta nueva problemática, siquierapara medir más adecuadamente el impacto exacto de la herencia culturalpropia de Calderón.

CO Sobre el problema de los "tratamientos" en- el teatro áureo, es deconsulta imprescindible la tesis de nuestra colega de Burdeos, NadineLy, La poétique de l'interlocution dans le théâtre de Lope de Vega,Bordeaux, 1982, 363 p.

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En ella entra, es cosa sabida, el legado del autor de lasSoledades, el Góngora estudiado por Ann L. MacKenzie en The indivi-duality of fhe Baroque Style in Spain : Some Aspects of "gongorismo"(pp. 187-201). Título que no deja, hay que decirlo, de ser algo enga-ñador. Se trata en efecto de una larga —y pertinente en muchos de sus .párrafos— comparación entre L'Alone de Marino y los poemas mayores /'del poeta cordobés. Pero parangón tan limitado no puede dar pie paracualquier generalización sobre la "particularidad" del Barroco españoly, de hecho, aunque anunciada, no se propone ninguna solución al pro-blema —quizá ya anticuado y posiblemente "dépassé"— de "the peculiarexaggerated individuality of the Baroque style in Spain".

Nos parecen por consiguiente de mayor provecho, a pesar (o acausa tal vez) de su más restringida perspectiva, los dos últimos com-ponentes de nuestra sección sobre "modalidades de la escritura". Ha deleerse en su integralidad la minuciosa reseña que ofrece R. Lapesa delEstilo y lenguaje de Santa Teresa en las "Exclamaciones del alma a suDios" (pp. 125-140). Un rico corpus de ejemplos clasificables en lacuadrícula de las "figuras retóricas" muestra cómo Santa Teresa conoceuna técnica literaria de tradición secular, sagrada y profana (líricatrovadoresca, novela sentimental, literatura religiosa, poesía corte-sana, libros de caballerías, ... ). Tantos procedimientos estilísticossabios, de clara procedencia culta, no se integran en una elaboración in-tencionadamente artística, sino que ayudan, por álveos expresivosconformados por la tradición literaria, a manifestar la "impetuosaafectividad de un alma distendida". Lo cual obliga a matizar la opiniónque se puede tener del vulgarismo gráfico y fonético del lenguaje te-resiano. 0, para decirlo con las palabras terminales del maestro Lape-sa, para quien el "estilo ermitaño" de la Santa no es "desclasamiento"sino superación de la "clase" por algo más hondo y valioso, la morti-ficación :

Lo que ocurre es que (la Santal no se privó de enno-blecer su estilo en la comunicación directa y secretacon su Dios amado, a quien ofrecía como vaso de ungüen-to^ primores expresivos que no falseaban, sino encare-cían, el fuego de su corazón; pero se previno contra latentación de vanagloria humillándose en la dicción o enla grafía, los dos aspectos del lenguaje en que se per-ciben más inmediatamente el grado de cultura y el nivelsocial... También en el lenguaje "doña Teresa de Ahuma-da" se hizo Teresa de Jesús. (P. 140). (5)

(5) ¿ No es ésta la más pertinente respuesta a la desorbitada afirma-

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Tan difícil de resumir en pocas líneas es, como la de Lapesa,la contribución de J.E. Varey sobre The Staging of Calderón's "La cenade Baltasar" (pp. 299-311). Valiéndose de su sin par conocimiento delas realidades teatrales áureas, el estudioso nos propone una paráfra-sis "escénica" del auto calderoniano, para demostrar cómo "the mainmoral lesson of the play is reinforced by many visual indicators"(p. 310) y cómo Calderón, por lo tanto, confirma>ser el Maestro de laescritura escenográfica.

Análoga preocupación por la escritura —en este caso la moda-lidad epistolar— está informando la substancial presentación por M.Z.Hafter de las Epístolas varías (1675) de Félix de Lucio Espinosa yMalo (pp. 91-101). Se trata de treinta y una cartas sobre asuntos eru-ditos y morales, que nos dan a conocer a un "hombre de plausibles no-ticias", historiador interesado en escudriñar los orígenes de las cos-tumbres e instituciones humanas, y crítico examinador de las "autorida-des" antiguas, con marcada tendencia a separar el estudio históricode la lección moral. Su elección de la forma epistolar, relacionablecon la teoría de Justo Lipsio sobre el particular, tiene indudable en-tronque con el contexto "académico" en que se desarrolló su actividadintelectual. En resumidas cuentas ,

Espinosa y Malo 's Epístolas varias, therefore, helpsus to appreaiate an intermedíate stage in the trajeato-ry that takes us front Guevara to Feijoo. His saholarlyrigor is certainly superior to that of the Franaisaan,but his attainments lie far behind those of the Bénédic-tine. Discriminating about the limits of literary genre,and the style appropiate to each, he enables us to seehow a classical héritage uas shaped into a new intellea-tual form. (P. 101).

4 -Calderoniana

Con la definición del horizonte intelectual de este pre-nova-tor, nos encontramos, de lleno, en nuestra cuarta sección, mal llama-da "ideológica". Y quiere la casualidad que compartan los tres últimosestudios por examinar, a más de la excelencia de sus respectivos auto-

ción de G.M. Bertini, que sostiene, en la página 19 de este mismo volu-men,a propósito de Santa Teresa,que "a finales del siglo XV el Refra-nero presentaba, para todo escritor, el modelo de la lengua que se de-bía emplear", y esto "en una sociedad en la cual la distinción entrelas varias capas sociales era poco menos que inexistente" ?

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res, el rasgo de su común focalización sobre obras "religiosas", enel sentido amplio, de Calderón.

Explorando el tema de The New World in the Autos Sacramenta-les de Calderón (pp. 261-269), A.A. Parker reinscribe en el ideariodel seiscientos la polivalente visión del Nuevo Mundo que aparece enlas siguientes producciones del dramaturgo madrileño : La Aurora enCopacabana, A Dios por razón de estado (loa y auto), Amar y ser ama-do, y Divina Filotea, La semilla y la cizaña, y, sobre todo, La navedel mercader, "one of Calderán's most moving plays". En esta obramaestra del drama alegórico, en que la imaginación poética rectificalas injusticias de la historia, Calderón supo crear una verdad poéti-ca al transformar "the reality of maritime trade into the New World1spromise of salvation to unregenerate mankind" (p. 269).

A los personajes bíblicos de Absalón y de David se refierenlas tres obras —Koning David in Ballingschap, Koning David Berstelt,Los cabellos de Absalón— comparadas por H.Th. Oostendorp en La casade David en el teatro de Vondel y Calderón (pp. 2>+5-259). Se determi-nan unas semejanzas y diferencias relativas a las concepciones drama-túrgicas de estos dos "representantes típicos de la Contrarreforma",y a la configuración de sus respectivas tragedias (manejo de las fuen-tes históricas, protagonismo, tema de la violación, debilidad o ejem-plaridad del rey David). Así se evidencia que las dos piezas de Vondelson verdaderas tragedias cuyo protagonista es David (castigado porDios en la primera, y centro de un conflicto entre la dignidad real yel amor paterno en la segunda), mientras que en la comedia de Calderón,en que la razón de estado se pone al servicio de las intenciones di-vinas, el rey no es más que el protagonista de una subtragedia (6).

Y, finalmente, last —por su orden alfabético y su consecuentefunción de remate de nuestro volumen—, but not least —por sus intrín-secos méritos—, destaca la contribución de B. W. Wardropper : SecularSociety and the Saintly Life : Calderón's Martyr Play "El José de lasmujeres" (pp. 313-323). Prolonga aquí el autor de una reciente y ad-

íe) Desarrolló su tesis H.Th. Oostendorp en su posterior ponencia so-bre La estructura de la tragedia calderoniana, en Horror y tragediaen el teatro del Siglo de Oro, Actas del cuarto coloquio del G.E.S.T.E.(Toulouse, 27-29 enero de 1983), Criticón, 23, pp. 177-195. En el de-bate que siguió a la ponencia, indicamos (pp. 220-221) nuestras discre-pancias con esta interpretación de la positividad del personaje pater-no en el drama calderoniano, caracterizado, en nuestra opinión, por su"davidocentrismo".

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mirable edición-traducción de El mágico prodigioso (Madrid, Porrúa,1982), su proceso de renovación de la lectura de las "comedias religio-sas" de Calderón. En la comedia considerada, la representación de lasociedad secular, con la que tiene que enfrentarse el mártir cristia-no, manifiesta que la civilización no es más que "a veil concealingsavagery and barbarism" (p. 316). Pero el triunfo individual de Euge-nia, que, lejos de tal barbarie, obra "in the only truly civilizedway, the Christian one" (p. 319), no basta, sino muy provisionalmente,para realizar la deseada unión entre Iglesia y Estado. La actualidaddel debate, gracias a la distanciación (7) del gracioso Capricho("a link between the fictionalized past event and the everyday pré-sent", p. 321), se hace entonces evidente : la intensa tragicidad delconflicto entre sociedad y santidad sigue concerniendo hoy al lector-espectador, inducido por Calderón a reconocer que "the most formida-ble part of the Christian life is to live in the world without beingof the world" (p. 323).

Así, devolviendo a la crítica su función esencial de interro-gación apasionada de los hombres modernos sobre las obras del pasado,cierra simbólicamente B.W. Wardropper un homenaje que evidencia muchasveces la "actualidad" de los siglos de oro hispánicos. Agradezcamospues a Dietrich Briesemeister y a Karl-Hermann Kó'rner la oportunidadque su esmerada labor editorial (8) nos dio de percatarnos, una vezmás, de esta dimensión no siempre valorada de la literatura áurea.

Marc VITSE

(Universidad de Toulouse-Le Mirail)

(7) He aquí, aun cuando no compartamos todas las conclusiones que deél se sacan, un modelo de exploración de la "ironía de la escrituraen Calderón", tema tan desenfocadamente tratado en el mismo volumenpor Ciriaco Morón Arroyo (pp. 217-230). Es artículo fundamental el deClaire Pailler, El gracioso y los "guiños" de Calderón : apuntes sobre"autoburla" e ironía crítica, en Risa y sociedad en el teatro españoldel Siglo de Oro, Actas del tercer coloquio del G.E.S.T.E. (Toulouse,31 enero-2 febrero de 1980), Paris, Editions du CNRS, 1980, pp. 33-50.

(8) La presentación material del volumen es perfecta, a pesar de lafrecuencia, algo elevada, de erratas, particularmente en la acentua-ción de los textos españoles. Señalemos solamente una errata que difi-culta la interpretación de una frase de la página 235 : en las líneas26-27, hay que cerrar el paréntesis después de la cita latina y noabrirlo antes de "Más adelante".