Puerto Rico Evangelico"Las islas esperardn su ley." Isaias 42:4.

A NO 4.PONCE, PUERTO RICO, AGOSTO 10 DE 1915.NUM. 3

Puerto Rico EvangelicoOrfiano oficial de las Iglesias Presbiteriana. Hermanos Unidosen Cristo, Congregacional, Bautista y Discipulos de Cristo.

Sale a la luz los dfas 10 y 25 de cada mes.

Juan Rodriguez Cepero, Director.Redactores:

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Entered as second class-matter July 10, 1912, at the postoffice at Ponce, P. R., under the Act of March 3. 1879.

Editado por la "Compania Tipografica Puerto Rico Evangelico,"

Seccion Editorial

"Alea Jacta Est."HOY mas que nunca toca al pais y a los

hombres que hacen de lidares de la opiniontanto como al mismo pueblo que al fin y alcabo es el que paga siempre los vidrios rotosfijarse en la orientacion que toman con res-pecto a los asuntos religiosos.

Nuestro pais salio hace 17 anos de la tutelade la monarquia que le imponia como condi-

tion sine qua-non—no importa la clase de auto-nomia colonial que le concediese—el yugohoneroso de la iglesia romana.

En aquellos 400 anos apuro la isla del 'cor-dero el caliz amargo que le diera la intransi-gencia clerical de una iglesia'que nunca supoamistarse con la libertad y la justicia y quejamas desperdicio ocasion de REVENTAR alque no se sometiera incondicionalmente a sustiranicos designios e irracionales principles.

Todavia estan en nuestra mente y debencaldear nuestros rostros a influjo de legitimavergiienza los recuerdos de aquellos procesosseguidos a caballeros honorables por el delitode no descubrirse al paso de un cura que di-rigia una procesion en un viernes santo.

Todavia estan vivos caballeros honorablesque tuvieron que sufrir humildemente losempujones de la guardia civil azuzada por uncura por el delito de no quitarse el sombreroal pasar el con la parroquia.

Todavia estan vivos caballeros que por eldelito de ser masones fueron perseguidos porlos curas, aprehendidos por la guardia civil,procesados y presos en la carcel de la ciudadde Humacao.

Todavia estan vivos maestros de escuelasque fueron perseguidos, castigados y mal einjustamente calificados en su conducta pri-vada y en su caracter oficial de maestros,cuando casi siempre eran estos los mas com-petentes, y solo porque no iban a confesarsecuando el cura se lo mandaba o dejaban dellevar los niiios a la iglesia el dia domingo uotro que el cura senalara.

Todavia debe estar fresco en la memoriadel pueblo portorriqueno el ridiculo especta-culo que daba la iglesia romana haciendoconducir a la carcel al campesino que enviernes santo se atreviera correr a caballopor el pueblo o al cuidadano que osara rodarun coche por las calles.

Todavia estan vivos algunos caballeros que

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los medics sociales de este pueblo, en vues-tras manos esta gran parte de nuestra reden-cion social y en nombre de este pueblo san-grado por el temible dragon alcoholismo, osimploramos vuestra cooperacion para salvardel crimen de la miseria y de la muerte a unpueblo que es vuestro pueblo, a una familiaque es vuestra familia.

La labor de los misioneros y las iglesiasevangelicas de este pais, aunque no ha sidocomo lo hemos deseado, no ha dejado de seruna labor fecunda con bellisimos frutos. Mu-chos son los hogaresemancipadosde esta grandesgracia. La causa de la temperancia estaentrando dia tras dia en el corazon de lospuertorriquenos que tienen conciencia. Mu-chos han querido protestantizar el sentimien-to anti-alcoholico en Puerto Rico, pero no ymil veces no, la temperancia no es la causade los protestantes, es la causa de todo buenpatriota, de todo portorriqueno digno que nodesee ver su tierra bafiada en lagrimas ysangre.

Juncos.

*Comentarios.

Un curita de un pueblo cercano a Carolinase esta pasando de la raya. Le ha dado lamania con visitar a una senora protestantepara tratar de que vuelva a la iglesia romana,y como ella se niega rotundamente el muysanto la ha llamado animal, silla y otras lin-dezas por el estilo. iPara que quiere esecura animates en su iglesia? iSera el de lamisma especie? De un modo o de otro lerecomendamos al pater que no se corra.Acuerdese de su antecesor

j*Lo que mal empieza, mal acaba, y esto pa-

rece que va sucediendo con lo de la federa-tion antillana. Todavia no nos ha pasado elregocijo producido por los recibimientos he-chos en Cuba y Santo Domingo al leadermaximo, y ya los hermanos antillanos estanpeleando por el cafe, Mas tarde vendra lagarata por el azucar, luego por los sorullos,y cuando las comadres peleen acabaran porecharse los trastos a la calle. Un poco masde juicio seria bueno para evitar que aborta-ra la matrona antillana la nueva nation em-brionaria.

Despues de todo si a Mr. Solomonle da la gana de traer cafe de Santo Domin-go, ique tiene de particular? iNo esta Mr.Jones introduciendo frailes de todos coloresy nadie se queja? mister por mister da mister,y el cafe sera malo, pero lo otro es peor.

*El Inspector de correos acaba de soplar en

la carcel un jovenzuelo de Arecibo que sededicaba al negocio de vender postales obse-nas, y no ha hecho mal. Seria convenienteahora, que el gobierno nombrase un inspec-tor de castidad para que se recrease en algu-nas figuras del tango que se anuncian enmuchas vidieras, y que realmente estan di-ciendo DIABLO PURO. Y de paso sea dichoen bien de la castidad. iQue habria que ha-cer con algunas postales de movimiento quetenemos en nuestras calles, y que a vecespertenecen a lo mds selecto! La moda y laspinturas de Lucas estan haciendo estragosen los cuerpos y caritas de tantas. jQue las-tima! El tropico el arte, y la poesianos estan matando.

jc

Segun acabo de enterarme hay en Cuba unSan Antonio tan guanajo como el de PuertoRico. Hace milagras a mas y mejor, perosolamente cuado le pagan. Usa cepillos ypan para los pobres lo mismito que el nues-tro. ;Y yo que pensaba que loscubanos eranmas jaibas que nosotros! Por lo visto dondequiera que hay frailes se cuecen las mismashabas.

J. R. C.*

Cosas de los Ninos.Cuadros de mi Hogar. Chavitos y Libros,

Por Abelardo M. Diaz.

ABIGAIL esta sentada en la falda de la ma-dre, a quien ha llevado un «Juanito» viejo quetiene muchas hojas desprendidas, para quelea los cuentos que ella cree contiene el des-vencijado libro.

Dalila esta en el balcon mirando y escu-chando, embelesada, la orquesta anuncia lasfunciones en el cine Arcelay.

Yo estoy leyendo los cables de la guerraeuropea que trae «La Democracia," editionde la tarde.

El empeno de mi primogenita porque le

lean los cuentcmi ensimismaceheras de Euimente al seno

Suelto el peiAbigail, iqu

libros? Yellslibros.'

Entonces sequien hice la iquieres tu, litmisma preste:acento de provitos."

Submarine

No se rian,mente historide Toa Alta {acompanabade cinco afios

Al Hegar alos vaporcitono se intimidra, apasionacpoco, lo queliente. Congunta: "Papshundiran ahi

Y yo sonidevolviendotu: «Hijita, ilos submariralia por Euiella y para .

Los buenos j.

Cada unaun centavo,que piensanque quierestesta: «Lo q

Y tu, DalEsta me resdel doming'

Y yo, m°digo lleno ddo en el maprofunda '•manifiesto ine, del altinocentes c:de la vida,

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lean los cuentos del celebre «Juanito,» saca ami ensimismado espiritu de las terribles trin-cheras de Europa, para traerlo repentina-mente al seno de mi tranquilo hogar.

Suelto el periodico y pregunto exabrupto:Abigail, iqu6 te gusta mas, el dinero o los

libros? Y ella me contesto enseguida: «Losiibros.»

Entonces se me ocurrio llamar a la otra, aquien hice la misma pregunta: Dalila, iquequieres tu, libros o centavos? Y ella con lamisma presteza de Abigail me contesto conacento de profunda confianza: "Pues los cha-vitos."

Submarines alemanes en Puerto Rico.No se rian, que la cosa es cierta, rigurosa-

mente historica. El caso ocurrio viniendo yode Toa Alta para Caguas, via San Juan. Meacompanaba mi primogenita, experta viajerade cinco anos.

Al llegar a Catano, penetramos en uno delos vaporcitos del Sr. Valdes. Abigail, queno se intimida facilmente y es, por anadidu-ra, apasionada por el mar, se acobarda unpoco, lo que es increible en una nina tan va-liente. Con gran ansiedad y temor me pre-gunta: «Papa, iy los submarines alemanes nohundiran ahora este vaporcito?»

Y yo sonriendo tranquilamente conteste,devolviendo la calma a su atemorizado espiri-tu: «Hijita, no tengas cuidado; aca no vienenlos submarines alemanes. Esos se quedanalia por Europa.» (Afortunadamente paraella y para mi tambien.)

Los buenos propositos, la tentacion y la caida.Cada una de mis dos hijitas mayores tiene

un centavo, y a mi se me ocurre averiguarque piensan hacer con ellos. Abigail, iparaque quieresese centavo? pregunto. Ella con-testa: «Lo quiero para los pobres.»

Y tu, Dalila, ique vas a hacer con el tuyo?Esta me responds: «Lo quiero para la ofrendadel domingo.»

Y yo, monologando despues interiormente,digo lleno de legitimo orgullo paternal basa-do en el mas vivo entusiasmo y en la masprofunda admiracion: He ahi visiblementemanifiesto el triunfo del espiritu sobre la car-ne, del altruismo sobre el egoismo. Esasinocentes criaturas, que estan en el umbralde la vida, no piensan esi su propio Men, sino

en el de los demas; piensan en una causa quesostener y en unos infelices que ayudar. Qui-zas si yo no las hubiese educadoatiempo, hoypreferirian comer dulces o comprar munecasa dar lo que tienen a los pobres y a la iglesiade Jesucristo. Sus generosos corazoncitossolo palpitan al impulse de la religion y de lafilantropia.

Poco despues de haber hecho las graves re-flexiones antecedentes, oigo que por la callegritan: «;A1 budin de coco] jLlevo el buenbudin!» Y al estruendoso grito del vendedorresponden animosamente voces infantiles:"iBudin de coco! iMire, budin, venga aca!jAqui es, budin de coco!»

Lo que sucedio despues, lo supondra el lec-tor. Las altruistas nenas mias se comieronlos dos centavos en el apetitoso dulce quepregonaban cerca de la casa. Y el vendedorde budin se llevo todo el dinero que ellas ha-bian destinado a la practica de la filantropiay al sostenimiento del culto.

Y ahora ved en este vulgar episodio infan-til los tres pasos que nosotros, los mayoresde edad, solemos dar en el intrincado caminode la vida, los cuales se Uaman buenas inten-ciones, tentacion y caida.

Por meterme a astronomo. Hablando porboca de ganso.

Era luna llena. La pdlida Selenia de losliterates cursis destacabase en todo su esplen-dor, apagando el brillo de las estrellas einun-dando a su madre la tierra con un majestuosooceano de placida luz.

Yo estaba solo en el hogar, aunque no eom-pletamente solo, pues me acompanaba la in-separable.

En el interior de la casa reinaban la triste-za y la obscuridad; afuera, la luz y la alegria.Decidi dejar la casa, para salir al patio, don-de podia disfrutar, a mis anchas, del esplen-dido e indescriptible espectaculo de una nochede luna en los tropicos.

Hice una cama con unos cuantos periodicosvie;jos, y despues invite a Abigail que se acos-tara sobre ellos, junto a mi y boca arriba co-mo yo estaba.

Abigail, ieomo se llama esa bola bonita quese ve alia arriba en el cielo?

«Pues .... la luna,» me contesto.Entonces comence a hacer galas de erudi-

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cion astronomica, quizas por vez primera yultima en la vida. Procuraba recitar cuantoyo me recordaba de una cartilla de astrono-mia y de otras fuentes cientificas no menosrespetables, cuando ella me interrumpio enmi entusiastica peroracion diciendo: "iYcomotu sabes esas cosas de la luna, si tu no has es-tado alia nunca?»

Y yo me apresure a replicarla: pues lo se____ por los astronomos, que son unos hom-bres que estudian mucho acerca del sol, laluna y las estrellas.

Creia haber satisfecho ya su natural curio-sidad, cuando pregunto por segunda vez:

«iY como las saben los astronomos? Dime,papa.»

Y yo le conteste: Por medio del telescopic.«iY que es el telescopio?» interrogo por ter-

cera vez Abigail.Y como mejor pude le explique lo que es

un telescopic, comparandolo con los gemelosde la abuela, procurando asi salir lo mas apri-sa posible del atolladero astronomico en queestaba metido, por echarmelas de erudito ala violeta.

Desde aquella dichosa vez aprendi una ex-celente lection que los grandes apenas sabe-mos o recordamos. y es que nunca compfen-demos lo ignorantes que somos hasta que nosla echamos de sabios ante los ninos, quienesno se satisfacen con oir las pomposas frasesque mecanicamente aprendemos y rutinaria-mente repetimos, sino con saber o averiguarclaramente la realidad, el como y el por quede las cosas.

Cronica Ligerafr W W W WWWW WWWWW WWW i

Merece un sitio en las cronicas la discusionhabida en esta quincena entre La Verdad,organo de lor capuchlnos, y Borinquen, 6r-gano del Sr. Obispo catolico, porque, fuerade las fiestas patronales, es el suceso mas im-portante que ha ocupado la atencion religiosaen la isla. El asunto en discusion es, per se,tan baladi que no merece ni el lapiz que ha-yan gastado los contendientes en escribir lascuartillas; pero ya que atravesamos una epo-ca de cleromania, en que el que menos, sesiente sacristan, el caso viene a ser de interes

y hasta algun diario secular le ha prestadosu neutral atencion.

Que si el padre Marrero es o no es economode la mitra, ique le imports a nadie? Quesi ese titulo existe o no existe en derecho ca-nonigo, ique le importa tampoco a nadie enestos tiempos en que el Derecho Canonigovale tanto como la historia de Fierabras o delos Doce Pares de Francia? La garata cleri-cal ha servido solo para probarnos dos cosas:Primer o, que los capuchinos y los cur as nocapuchinos, se odian fraternal y cristiana-mente; segunda, que el padre Vasallo tienemalas pulgas y los serdficos capuchinos tarn-bien, y llegado el momento se ponenAlia ellos.

j*

Como hemos mencionado las fiestas patro-nales es bueno observar que va cumpliendoseel programa de los tradicionalistas. Seanuncian y celebran fiestas patronales en SanGerman, en Caguas y no se donde mas, y na-turalmente habra en los programas el clasicopalo ensebao, reunion de trovadores, proce-sion al Santo Patron y novenas. Para mi, esuna lastima que no haya tambien en el pro-grama baile de bomba, comparsas de negritocapute, juego de sarten y otros por el estilo.

Y despues cuando algun rubio nos trate deindios . . . No hay que ponerse colorao . . .El santo nos sacara de apuros.

^eLos obispos espafioles estan que se pelan

porque su Santidad vaya a pasar una tempo-rada al monasterio del Escorial y dicen queEspana lo recibira de rodillas. Por su pues-to los obispos hablan por su cuenta; pero deun modo u otro y por asociacion de ideas meparece siniestro eso de un papa en el Escorialcuando recuerdo que ese palacio fue levanta-do por Felipe II, qnien quiso que tuviera eledifieio la forma de una parrilla, en memo-ria de aquella en que dicen que sufrio elmartirio San Bernardo. iNo es triste la ideade asoeiar al papa con Felipe II en unas gran-des parrillas . . . . ? Si fuera ese el fin de laguerra, mal que mal

&Francia, la madre de los principios y ten-

dencias democraticas, ha desterrado al cele-bre cronista Bonaf oux, por el delito de serpacifista. Hay en Francia muchos grandes.

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