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Cuaderno deTrabajo N 32 Enero de 2004 Departamento de Historia Historia en celuloide: Cine militante en los ‘70 en la Argentina Paula Halperin Estudios críticos sobre Historia Reciente Los ‘60 y ‘70 en Argentina Parte II

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Cuaderno deTrabajo N 32Enero de 2004

Departamento de Historia

Historia en celuloide:Cine militante en los ‘70 en la Argentina

Paula Halperin

Estudios críticos sobre Historia Reciente

Los ‘60 y ‘70 en ArgentinaParte II

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Paula Halperin

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Los ‘60 y ‘70 en ArgentinaParte II

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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓNEDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOSAv. Corrientes 1543C1042AAB Ciudad de Buenos AiresArgentinaTel. (5411) 5077-8000http://www.centrocultural.coope-mail: [email protected]

Director: Floreal GoriniEditor: José Luis BournasellCoordinador de Publicaciones: Daniel Campione - Unidad de Información

Diseño: Sergio Bercunchelli

© Instituto Movilizador de Fondos CooperativosTodos los derechos reservados.Esta publicación puede ser reproducida gráficamente hasta 1000 palabras, citando la fuente. Nopuede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, ni transmitida por un sistema derecuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico,electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo porescrito de la editorial.ISSN: 1666-8405

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Índice general

Introducción ............................................................................................................ 7Definiendo a los grupos ......................................................................................... 13Idea de la Historia .................................................................................................. 24La dimensión de la representación ......................................................................... 35Palabras finales ...................................................................................................... 40

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Para Leandro,por transitar juntos este camino

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La década del ‘70 en la Argentina se ha conformado comoun importante objeto de estudio para la historiografía du-rante los últimos años de los ‘90, reflejado en numerosaspublicaciones, así como en congresos y jornadas específi-cas. Probablemente, luego de una larga década menemista,se pueda interrogar a la historia y sacar de ella algunasconclusiones sobre los caminos y opciones políticas y cul-turales seguidas en ese momento y las implicancias políti-cas, culturales, económicas y sociales que le siguieron. Estetrabajo aborda uno de los aspectos más interesantes deesa época: la forma en que la cultura y la política seimbricaron mutuamente a lo largo de un período caracteri-zado por transformaciones en la cultura.La historia será abordada desde la cultura que a su vez serárepresentada por el cine. Cine que se considera atravesadopor la política, en el sentido que, como industria y obra dearte, está conformado por los avatares de aquella. Ello impli-ca que a fines de la década del ‘60, con la política represivaen general del Onganiato y el impacto del Cordobazo, delRosariazo, y la politización radical/revolucionaria de vastossectores juveniles, se llevarán a cabo discusiones yreformulaciones dentro del campo, que harán que muchoscineastas se identifiquen con los distintos proyectos políti-cos radicalizados del momento transformando su concep-ción integral del cine.1 Esta reformulación en la construcciónestética y social de ese campo artístico, que tiene como lugarcentral a la Argentina, es igualmente desarrollada en otrospaíses como Cuba, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia y enmenor medida Bolivia, lo cual hace pensar en un fenómenopolítico y cultural de extensión latinoamericana. Sin embar-go, el caso argentino tiene sus propias particularidades. A

INTRODUCCIÓN

El arte populista, en cambio trata de justifi-car su primitivismo con una «buena concien-cia». El artista populista afirma siempre: «nosoy un intelectual, estoy con el pueblo, miarte es bello porque comunica,» etc. Pero,¿qué comunica? Comunica en general lasalienaciones mismas del pueblo. Comunicaal pueblo su mismo analfabetismo, su mismavulgaridad nacida de una miseria que lo lle-va a considerar la vida con desprecio.

Glauber Rocha

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pesar de que muchas de las corrientes de cineastas, asociadas endistintos grupos de cine político, desde fines de los ‘50 y comienzosde los ‘60 en otros países, son las primeras en movilizar recursosmateriales y simbólicos para la realización de otro cine, es la Argen-tina con La hora de los hornos lo que lleva a ese cine a una altura dereconocimiento y difusión hasta ahora inédita en el continente.Me interesa profundizar en ese impacto reconocido incluso fuera deLatinoamérica, desde el punto de vista de los elementos estéticosque ese film pone en consideración y cómo los trabaja, al mismotiempo que explorar en el contenido profundo de la obra y en loscambios que sufrió desde su producción en el año ‘66/‘67/‘68 hastala llegada del peronismo al poder en el ‘73. Por otro lado, sabiendoque esta primera obra dio lugar a la formación del grupo de cineastaspolíticos ligados al peronismo, denominado Cine Liberación, anali-zar las demás obras producidas por éste, tratando de dilucidar enellas el relato histórico que se construye y cómo cambia a medidaque se producen transformaciones decisivas en la coyuntura políti-ca. La formación de un grupo de cineastas que hace del cine unespacio de creación colectiva, gesto opuesto a la forma individualde las producciones comerciales, no es nueva. Ya en algunos paísesde Europa y América Latina se venía desarrollando esa experiencia,con resultados muy diversos.2 Pero la Argentina encarna algunasparticularidades que a mi parecer hacen de su experiencia un casoúnico: en los tardíos ‘60 y comienzos de la década siguiente, apare-cen colectivos de cineastas con experiencia previa que deciden su-marse a los distintos proyectos políticos del momento, desde el pe-ronismo de izquierda hasta el PRT, provocando un verdadero cam-bio en las concepciones cinematográficas vigentes.Es por ello que no sólo me interesa el análisis del surgimiento yconformación del discurso de un grupo como Cine Liberación,sino que además, analizaré con detenimiento en la misma clave alotro gran grupo de cineastas de ese momento, Cine de la Base,ligado fundamentalmente al PRT/ERP. La necesidad de construirun discurso histórico con el cual legitimar el presente y laradicalización de la lucha de clases es una marca en el relato deambos grupos. Este rasgo puede encontrarse en el cine comercialcaracterizado como políticamente comprometido; cineastas que ex-plícitamente trabajan temas considerados en ese momento históri-co con un sentido político radical, pero que no abandonan el for-mato comercial del cine ni todo el aparato de producción/distribu-ción/exhibición tradicional. Me interesa examinar el discurso histó-rico planteado en este tipo de films a la vez que los cruces entre

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ambas formas artísticas, pues veremos que a pesar de compartiruna estructura de sentimiento3 determinada por concepcionescomunes sobre la historia de la Argentina, existe un plus de sen-tido en los grupos de cineastas dado por la libertad que logran apartir de la separación de las redes comerciales/industriales. Peroa la vez están presos de ciertos dogmatismos propios de suselecciones políticas y de los grupos en los que participan.Otras cuestiones a analizar, son mucho más complejas, pues impli-can una reflexión de más largo alcance. Existe una preocupaciónque radica en la necesidad de profundizar en la relación entre formaestética y contenido, arriesgando que en momentos de ascensorevolucionario y ante la inminencia de la toma del poder o una vezen posesión de éste, hay presiones reales externas a los artistas,desde el Estado, los movimientos y partidos e internas, en el senti-do de la introyección de los valores ahora hegemónicos, que llevana la pérdida de autonomía del campo artístico y un control de laforma y el contenido con distinto énfasis.4 En este caso, lo que mássufre es la forma, que cuando se aleja del realismo consideradocomo más representativo de las coyunturas revolucionarias, seidentifica más que ninguna otra cosa con el arte burgués.Por último es necesario aclarar que este es un trabajo de HistoriaSocial, en el sentido que considero, por un lado al cine como partede la cultura y a ésta, parte de la Historia. Además, esta culturacruzada por representaciones y significados diversos no puedeser leída de otra manera que atravesada por los conflictos queaquejan a la sociedad de cada época, protagonizados por susclases, géneros y otros grupos identitarios.La relación entre cine e historia, es compleja debido a las propiastrabas de las disciplinas abocadas a los análisis en ambos campos.Por un lado, existen diversas historias del cine que en su mayoría,forman parte ya de la estructura de la historiografía clásica sobre eltema, narrando en forma descriptiva las etapas del desarrollo de laindustria cinematográfica. Esa historia se estructura a partir de loscambios fundamentalmente institucionales, de gobierno y la legis-lación dentro del cine, sin tener en cuenta la interacción de eseartefacto cultural con otros, los procesos políticos de larga dura-ción y las transformaciones socioculturales más profundas.5 A suvez, ha habido algunas escrituras, a partir de los ‘90, donde seintentó generar una visión más amplia del cine como una prácticacultural significativa. De factura despareja, estos trabajos, a pesarde que superan las dificultades de las obras tradicionales, tienen elproblema de carecer de una perspectiva que se enmarque dentro de

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la historia social de la cultura, generando muchas veces interpreta-ciones que al estar desvinculadas del proceso social más amplio, seempobrecen sobremanera.6Intentaré hacer fecunda la relación entre cine e historia, utilizandocategorías de análisis de los culturalistas marxistas.7 así como laguía de algun@s que desde la historia utilizaron al cine como fuen-te.8 Éstos, ven al cine como agente de la historia, en el sentido quesus representaciones no reflejan al proceso histórico sino que senutren de él creando significados. Se hacen inteligibles los proce-sos históricos en los cuales los sectores dominantes han vistohistóricamente como el cine es un instrumento de creación de he-gemonía y lo han utilizado de forma propagandística. El judíoSus,9 más allá de las intenciones de Joseph Goebbels, tuvo unarecepción favorable en Alemania en los primeros años de la Se-gunda Guerra. Los problemas que le trajo al stalinismo Iván elterrible, de Sergei Eisenstein,10 exponen a su vez que el cine es unlugar desde donde disputar esa hegemonía. Por lo tanto, parapoder realizar un trabajo histórico de tal fenómeno, debemos con-frontar cada una de las producciones cinematográficas con otrasfuentes y procesos de la época en que esas películas tuvieronlugar, encontrando las vinculaciones entre lo cultural y lo social.Siendo así, utilizaré el concepto de inconsciente político para ana-lizar las obras culturales en esta clave, ya que permite la interpreta-ción política de los textos

«(...). (se) concibe la perspectiva política no como un método suple-mentario, no como un auxiliar optativo de otros métodos interpretativoscorrientes hoy – el psicoanalítico o el mítico crítico, el estilístico, elético, el estructural-, sino más bien como el horizonte absoluto de todalectura y toda interpretación (...)».11

Las películas, como cualquier otra esfera de la cultura, son textosque deben ser leídos de acuerdo al momento histórico que fueronproducidos, perteneciendo por lo tanto, a los conflictos socialesde todo tipo presentes en él y fundamentalmente, al margen de lasintenciones de los autores, al menos en forma absoluta. Esto quie-re decir en la práctica que cualquier obra cultural por más marginalque sea, está empapada de las contradicciones de su tiempo, másallá de la voluntad de exteriorización u omisión de l@s autores/as.

Notas a la «Introducción»1 Existen algunos trabajos importantes sobre los cambios producidos hacia fines de los

‘60 no sólo en el cine argentino, sino en el latinoamericano en general, que llevó a buscar ademásde un nuevo lenguaje, a pensar en nuevas formas de distribución y exhibición, por fuera dela industria cultural. Ver Peña, Fernando y Vallina, Carlos, Raymundo Gleyzer. El cine quema,Buenos Aires, La flor, 2000, además de los trabajos precursores de Mestman, Mariano,

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«Aproximaciones a una experiencia de cine militante. Argentina (1968/73)», en Arte y poder.V Jornadas de Teoría e Historia de las Artes. Bs. As., CAIA, 1993; ps. 194/203; «Laexhibición del cine militante. Teoría y práctica en el grupo Cine Liberación (Argentina)», enActas del VIII Congreso Internacional de la Asociación Española de Historiadores del Cine(AEHC), Madrid, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, 2001.

2 En la historia del documentalismo, vemos que en los momentos históricos más radicaleso revolucionarios, muchos de los cineastas hasta ese momento politizados, pasan a pensarla acción política desde el cine; se plantea el cine como herramienta. Es así que se formancolectivos de cineastas, que muchas veces incluyen otras expresiones artísticas, como elKinoPravda en la URSS en plena revolución, el Prokino en el Japón en el período deentreguerras y los grupos que surgen en los ‘60 en América Latina.

3 Esta es una formulación teórica de Williams que, desde el marxismo, reformula lasconcepciones presentes en los análisis sociales. Este autor establece que el punto centrales la existencia de valores y significados que son vividos y sentidos activamente en unproceso de cambio permanente, en cada momento histórico. Dichos valores se articulanen forma variable con las creencias más sistemáticas e institucionales. El punto es lanecesidad que tiene Williams en darle a esas creencias un sentido vivo, no pasado; entenderde qué manera éstas crean experiencia. Ver Williams, Raymond, Marxismo y literatura,Barcelona, Península,1980.

4 Todas estas cuestiones discutidas, están plasmadas en los manifiestos de los grupos.5 Me refiero a la colección de CEAL, Los directores del cine argentino, editada en los

años ‘90; a Couselo, M. (org.) Historia del Cine Argentino, Buenos Aires, CEAL, 1984;Di Nubila, J., Historia del Cine Argentino, Buenos Aires, Schapire, 1959; Ciria, A., Másallá de la pantalla. Cine argentino, historia y política, Buenos Aires, CEAL, 1984. Ésteúltimo tiene algunas pretensiones de ampliar el estudio más allá de los aspectos institu-cionales de la industria cinematográfica, realizando análisis más hermenéuticos de los films,viendo los significados en tensión y disputa. Sin embargo, encontramos en estas historiasuna periodización que como dijimos, acompaña la de la historiografía política, sin analizarla temporalidad propia de los procesos político-culturales.

6 En este sentido, es notable que los dos capítulos escritos por Claudio España y RicardoManetti en el tomo de la Nueva Historia Argentina dedicado a la cultura, a pesar de ser másricos por las categorías que utilizan para analizar el impacto y la historia del cine argentino,desarrollan un análisis centrado casi solamente en los derroteros internos de esa región de lacultura. Ver España, C. y Manetti, R. «El cine argentino, una estética especular: del origena los esquemas», y «El cine argentino, una estética especular: de la práctica a la síntesis», enNueva Historia Argentina. Arte sociedad y política, Buenos Aires, Sudamericana, 1999. Esemismo problema está presente en la colección editada por el Fondo Nacional de las Artes,de los mismos autores. Algunas excepciones las podemos encontrar en los trabajos aisladosque no se enmarcan dentro de los estudios específicos en la historia del cine, como Beceyro,Raúl, Cine y política. Ensayos sobre cine argentino, Santa Fe, UNL, 1997; tendencia parecidaa la que se vislumbra en la revista Km. 111, Buenos Aires, núm. 1, 2000 y núm.2, 2001.

7 Me refiero explícitamente al citado Raymond Williams y Fredric Jameson, y sus obrasfundamentales, Williams, op. cit., y Jameson, Fredric, El inconsciente político, Madrid,Visor, 1989.

8 Fundamentalmente, Ferro, M. Cinema e Historia, Río de Janeiro, Paz e Terra, 1992.y Paz, Ma. Antonia y Montero, Julio (coord.), Historia y cine. Realidad, ficción y propa-ganda. Madrid, Complutense, 1995.

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9 Esta película es estrenada en 1940, año considerado el gran año del cine antisemita,debido a muchos films estrenados de ese tenor. Esta película batió todos los records detaquilla imaginables, no sólo en Alemania, sino además en los países ocupados. Ver alrespecto, de España, Rafael. El cine de Goebbels, Barcelona, Ariel, 2000.

10 La primera parte de Iván el terrible se aprobó a finales de 1944 y se estrenó en 1945.La trama consiste en el enfrentamiento de Iván con los boyardos para lograr la unificacióndel país. Pensada como una trilogía, ya desde la segunda parte, Eisenstein tuvo problemascon el comité central que obviamente veía la identificación que el público hacía de Iván conStalin. Siendo que el Zar era retratado como alguien sin voluntad ni carácter, creyeron queno era conveniente y el director tuvo que rescribir el guión varias veces. Ver Bordwell, David,El cine de Eisenstein. Teoría y práctica, Barcelona, Paidos, 1999.

11 Jameson, Fredric, op. cit

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Pensar un momento preciso en que los grupos de cine mili-tante se conforman como tales es inconducente desde elpunto de vista histórico. Podemos establecer una fecha delos manifiestos de Cine Liberación (CL), 1969 o 1972/1973para Cine de la base (CB), pero eso implicaría desconocerque a pesar de que es importante el momento en que estosgrupos pegan el salto hacia la construcción teórica de unapráctica cinematográfica que se plasma en sus manifiestosfundantes, su trabajo va a tener algunas continuidades conrelación al que vienen realizando desde hace años. Más inte-resante sería pensar que a partir del año ‘66, en que empiezala producción de La hora...se está gestando un nuevo con-cepto sobre el cine, que a partir de la exhibición del film y delos hechos políticos que acompañan el final de la década, seextenderá y afianzará en los primeros años ‘70.Raymundo Gleyzer, miembro central del Cine de la base,tiene una trayectoria anterior en el tiempo a los integrantesde CL. Camarógrafo de Telenoche durante años, es el pri-mer cronista argentino que desembarca en las Malvinas yrealiza allí una verdadera etnografía del lugar. En esa líneatrabaja también fuera de lo que realiza en Telenoche. Todossus cortos de los ‘60 están elaborados con una miradaantropológica que en la Argentina tiene antecedentes enTire dié, de la Escuela de Cine del Litoral (1958) fundadapor Fernando Birri, y en Europa, entre otros, con Yo, unnegro de Jean Rouch. Las preocupaciones sociales deGleyzer son evidentes: todos los lugares que visita parafilmar han sido castigados por una modernidad que sólo hadestruido los lazos sociales e impide a la gente establecermodos de vida acorde a los nuevos tiempos. Su mirada escrítica, pero no en un sentido romántico, ya que lo quevemos en Ocurrido en Hualfin, Quilino y Ceramiquerostras la sierra, tres de sus films más logrados de los años‘65/66, es un fino retrato de sectores del interior que vivenmuy al margen del ámbito urbano, muy poco idealizados yaque no se exalta esa vida sino que se la busca reconstruir através de las tradiciones perdidas por la modernización queno da nada a cambio; como ni el peronismo ni ningún otrogobierno ha modificado en nada la situación de los trabaja-dores por generaciones. Siguiendo las concepciones deJorge Prelorán,1 hay una necesidad de darle voz a aquellos/as que nunca la tuvieron. El gran quiebre se da con México,

DEFINIENDO ALOS GRUPOS

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la revolución congelada (1970). Hasta ese momento, todos losfilms del cineasta habían sido retratos conmovedores de sujetosdesposeídos en sus mundos pequeños. El pueblito que fabricaartesanías para el ferrocarril que pasa una vez a la semana y que aveces no para siquiera, las mujeres ceramiqueras que producenartesanías para vender; la mirada profundiza sobre esos casosúnicos. México...es diferente en el sentido que aquí Gleyzer haviajado, ha estado en Cuba, en Europa, en Estados Unidos y hatenido lo que podría llamarse una visión de mundo y a su vez deAmérica Latina específicamente. Es importante señalar que llega aMéxico para hacer el film muy influenciado por su paso por Cuba yla producción que en ese momento llevaba adelante el ICAIC.2

Para ese entonces, la producción de este Instituto era abundante ysu contenido muy comprometido con la revolución. La influenciade Tomás Gutiérrez Alea uno de los principales exponentes de esecine, es incuestionable en la película de Gleyzer sobre México. Enella asistimos a un intento de comprender el destino político ysocial del país a partir de un relato audaz sobre la revolución de1910, ya que en éste se permite hacer una crítica fuerte a los sindi-catos mexicanos, por su subordinación al PRI y a la posición delPC mexicano por la misma situación. La mirada sobre el campesina-do es lúcida; desnuda los aspectos más contradictorios de la vi-sión que ellos mismos tienen sobre la Revolución y su relación,muchas veces clientelar, con el partido gobernante.A partir de la realización de México Gleyzer tiene una visión másintegral sobre América Latina y decide realizar el mismo experimentocinematográfico en otros países del continente, como Bolivia y Chi-le. Son las circunstancias económicas y políticas propias de cadapaís, lo que le impiden hacerlo.3 Básicamente, este cineasta financia-ba sus películas con recursos propios y sus films eran exhibidos enlugares no convencionales, lo que no era en absoluto redituable.A partir de la exhibición de México en Argentina, Gleyzer se encuen-tra con varios trabajadores del cine que habían estado vinculados alFrente de Artistas y Trabajaodres de la Cultura (FATRAC), que erael frente cultural del PRT. De esta unión surgen los primeros cortosnetamente políticos, sobre hechos específicos, como el secuestrode Stanley Silvester cónsul británico y gerente de Swift, que da vidaa los comunicados del ERP 5 y 7: Swift; (1972) y el número 2, sobreel asalto al Banco Nacional de Desarrollo (1972). Lo más importanteen ese año llegaría con la masare de Trelew y el corto Ni olvido niperdón, donde se muestra la conferencia de prensa en su aeropuer-to de los presos fugados del penal de Rawson. Este corto que ya

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aparece hacia finales del 72 como realizado por Cine de la base,haría pensar en la conformación de dicho grupo en el momento demayor acercamiento de los cineastas al partido. Sin embargo, losprimeros manifiestos son del año 1973, una vez terminada Los trai-dores. En palabras del propio Gleyzer,

«Los traidores es una película sobre la clase obrera argentina, sobre susluchas y dificultades para construir una ideología revolucionaria. Esuna reflexión política sobre las contradicciones en el seno del movi-miento sindical, una denuncia que expone los métodos usados por unaburocracia corrupta, y pone de manifiesto su unión con la burguesía.» 4

En este manifiesto vemos que el Cine de la base se constituye nosólo para difundir y exhibir este primer film en la mayor parte de lasprovincias posibles, sino para hacer visible ante la propia clase latraición de sus dirigentes frente a los sindicatos.En otro manifiesto inmediatamente posterior, se afirma que la cons-titución del grupo se lleva a cabo originalmente para la producciónde Los traidores, pero que a partir de agosto de 1973, influye endicha constitución el crecimiento interno y las necesidades de dis-tribución y exhibición.5 A pesar de los pocos manifiestos encontra-dos del grupo, sabemos por los citados y por muchas fuentessecundarias, que el proyecto de este cine estaba totalmente desli-gado de las esferas de la producción comercial, en cualquiera desus aspectos. Ni la financiación, la producción en un sentido inte-gral, ni la exhibición o la distribución eran llevadas adelante a tra-vés de las formas tradicionales. Por ello, este tipo de cine, más quepolítico sería conveniente llamarlo militante, en el sentido que yano es sólo el contenido de la obra lo que lo hace explícitamentepolítico, sino que se plantea como obra artística por fuera de lacirculación mercantil.La participación de muchos de los integrantes de CB al FrenteAntiimperialista para el Socialismo (FAS), le da un anclaje aún mayorcon la situación social del momento. A partir de la proyección de Lostraidores, Gleyzer busca idear una forma de distribución de la pelí-cula, que permita que circule por los ámbitos mencionados, villas ysindicatos. Para ello se crea Cine de la Base, agrupamiento ligado alPRT, pero con una autonomía relativa con respecto a aquel.6

Las películas que fueron realizadas bajo este grupo fueron, ademásde las ya mencionadas, Me matan sino trabajo y si trabajo mematan (1974) y Las AAA son las tres armas (1977). Los Comunica-dos Cinematográficos 5 y 7 del ERP: Swift, estarían en una transiciónentre el trabajo grupal que Gleyzer venía realizando con AlvaroMelián y Nerio Barberis y la institucionalización de Cine de la Base.Es interesante notar como a partir de Los traidores, comienza a dise-

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ñarse un cambio notable en las articulaciones políticas dentro delcine. En un acto que aparece en el film, la voz del sindicalista que seescucha de fondo es la de Salamanca, uno de los máximos dirigentesdel sindicalismo clasista, pero además activo militante del FAS. Ha-cia el momento del rodaje de esta película, -junio / octubre de 1972–muchos de los participantes ya eran del Frente. Hay en este momen-to una vinculación que dura hasta el ‘74 con el FAS; vinculación queredunda en la filmación de los tres congresos públicos, en Córdoba,Tucumán y Rosario y que lleva a partir de ese momento, e inclusouna vez disuelto éste desde el ‘74, que el Cine de la Base difundasus materiales junto a las filmaciones de los congresos comenta-dos.7 Esta relación con el frente de masas, ya que el FAS estabacompuesto por sindicatos clasistas, grupos de defensa de losinmigrantes, movimientos villeros, federaciones indígenas, univer-sidades y otros grupos,8 coincide con una falta de decisión políticapor parte del PRT para incorporar a los grupos de artistas radicalizadosen un proyecto sólido, en términos absolutos. El PRT no estaba encondiciones de canalizar las inquietudes de ese activo sector social-artistas revolucionarios- que iniciaba un período de crisis

(...) Así, falto el Partido de madurez sobre el tema, sin lineamientosadecuados para desarrollar una eficaz política sobre el área, la tareaquedaba en manos de la iniciativa de quienes tenían esa función especí-fica y la llevaban delante de acuerdo a sus propias capacidades y talen-tos o conocimientos, incluidos los prejuicios y las visiones estrechaslas más de las veces.9

Esto explica la relación cada vez más cercana al FAS y el descono-cimiento creciente del PRT hacia Cine de la Base, que en el ‘75desconoce a Los traidores como una película propia.10

Ni Olvido... es un material muy rústico hecho con la conferencia deprensa brindada por los presos que habían fugado del penal deRawson, Trelew, en el aeropuerto de esa ciudad. Es básicamenteun documento de propaganda, para difundir los hechos y para darcuenta además de la unidad existente en las organizaciones arma-das antes de la vuelta del peronismo al poder. Tanto Swift comoInformes y testimonios: La tortura política en la Argentina (1966-1972) 11 son noticieros con un formato documental y didáctico,destinados a informar la situación social y política desde distintosángulos, la lucha de la clase obrera y la creciente represión delaparato militar/policial fundamentalmente a partir del Onganiato.Ahora ya con Me matan…, Gleyzer vuelve a mostrar su creatividady su concepción del cine. Es una historia documentalizada pero lejosdel acartonamiento de los documentales políticos. Las imágenes ar-ticulan la narración intentando retratar una cultura obrera basada en

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la comida común en una olla popular, organizada por los obrerosde INSUD a los que les deben 6 quincenas de paga, además delreclamo por las pésimas condiciones de salud a la que están some-tidos en ese trabajo: saturnismo. La situación de precariedad de esavida es ironizada con bromas, música compuesta por ellos mismos yuna camaradería que lejos de ser idílica permite ver las enormesdificultades que ya en el año 74 tenían los trabajadores y tod@saquell@s luchadores/as sociales y políticos. Se puede trazar, a pe-sar de las diferencias en los tiempos históricos, una línea argumentaly política entre Me matan y Los traidores. Está presente en la prime-ra la crítica al peronismo, sobre todo en la figura de Isabel; a laUnión Obrera Metalúrgica (UOM) se la señala como cómplice delas condiciones laborales además de las muertes por saturnismo delos trabajadores. Hay un llamamiento a la unidad de los trabajadorescomo clase y de adhesión al FAS, en la figura de Rodolfo OrtegaPeña, que es asesinado poco tiempo después, lo que lleva a que ledediquen esa película.La historia es narrada por los propios trabajadores, apareciendo po-cas veces el narrador por fuera de la propia cultura obrera. En muchosaspectos esta es la obra más pura, sobre todo técnicamente.El relato de Los traidores impacta por su contenido crítico en loque respecta a la clase obrera y a sus contradicciones allí presen-tadas. Pero desde el punto de vista estilístico es una narracióntradicional que apela al uso de Flashbacks, con un montaje desonido bastante deficiente, poco cuidado con la fotografía y pla-nos convencionales. Esta precariedad técnica, no le quita méritosa estos dos films, sobre todo en lo que respecta al uso del humorpopular en un sentido muy poco populista.Las AAA son las tres armas, será la última película de Cine de laBase, filmada en el exilio. Su texto es la carta abierta a la Junta, deRodolfo Walsh, escenificado con imágenes en forma de collageprovenientes de la Argentina. Para ese momento, Gleyzer ya figu-rará como desaparecido.La trayectoria de Cine Liberación, está íntimamente ligada a laproducción de La hora de los hornos,12 del 66 al 68, que se exhibiráen junio de 1968 en Europa en el Festival de Pesaro, Italia; esemismo año comienza a difundirse en el país en reuniones en formaclandestina. En alguna de ellas, se plantea la cuestión de cómohacer para que esta película se difunda según la instrumentalizaciónpara la que fue concebida: un artefacto cultural con fines a gene-rar conciencia sobre la situación política argentina y latinoameri-cana. En esas exhibiciones encontramos a figuras como Rodolfo

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Walsh, Raymundo Ongaro o Hernández Arregui. La difusión yexhibición son algunos de los problemas que generaron en estegrupo como en el formado, años después, en torno a la figura deRaymundo Gleyzer, la necesidad de crear grupos de cine encarga-dos de producir, exhibir y distribuir.El nacimiento de Cine Liberación se encuentra en este marco y ensus comienzos, los integrantes son Octavio Getino y Fernando«Pino» Solanas; luego se incorporará Gerardo Vallejo, reconocidopor su film «El camino hacia la muerte del viejo Reales».Es interesante ver cómo la marginalidad de la circulación de Lahora... en pleno Onganiato, lleva a casi un silencio absoluto en losmedios gráficos más politizados, por lo menos hasta que comienzaa difundirse en Europa, donde es reconocida como de vanguardiatanto en la Argentina como en América Latina.Notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y laliberación, es el subtítulo de esta obra dividida en tres partes.Neocolonialismo y violencia, es la primera y a la vez la únicapensada para su posible difusión en salas cinematográficas, aúnestando dedicada al Che Guevara y a todos los patriotas quecayeron en la lucha por la liberación iberoamericana. La denun-cia fundamental es al Imperialismo que sume en la pobreza, el ham-bre y la miseria a toda América Latina, además de la situación dedependencia cultural e intelectual; Imperialismo que impide el de-sarrollo de una cultura nacional que es lo que el film aspira, entreotras cosas, a recuperar. Este tipo de pensamiento, influido por losmovimientos independentistas africanos, la Revolución Cubana,el fenómeno Chino, alcanza gran desarrollo durante la década delsesenta y tendrá amplia influencia en la convergencia de sectoresmedios hacia el Peronismo a fines de la misma.La segunda parte, dedicada al proletariado peronista, forjador dela conciencia nacional de los argentinos, llamada Acto para laLiberación, analiza en Crónica del Peronismo (1945-1955) losdiez años del peronismo en el poder que termina con un reportajehecho a Perón; en Crónica de la Resistencia (1955-1966) apare-ce el proceso de la Resistencia Peronista y su agotamiento comoproceso político, en el momento de realización del film.La tercera parte, llamada Violencia y liberación, consiste en unanálisis de la violencia en los procesos de liberación nacional y laconstrucción del hombre nuevo.Sin duda alguna, La hora... es un film político y con él Cine Libe-ración va a pasar a ser uno de los grupos que en la década de los‘60, van a estar marcados por la noción que todo es política.13 La

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diferencia con la etapa anterior está dada por el compromiso nosólo del autor sino de la obra.14

Los propios cineastas ligados al grupo proponen una nueva formade categorizar este cine político: sería el Tercer Cine que revolu-ciona forma y contenido, no sólo porque estéticamente se buscan,aparentemente nuevos lenguajes subordinados a las necesidadespolíticas, sino porque es revolucionaria la forma en que seinstrumentará su producción, distribución y comercialización. ElPrimer Cine sería aquel más comercial, identificado con la indus-tria cultural, fundamentalmente Hollywood; el Segundo Cine, aqueldesarrollado en Europa a fines de los cincuenta y comienzos de los‘60, vinculado a lo que se denominó cine de autor, como la NouvelleVague francesa pero además el cine argentino de los ‘60, como elde Torre Nilsson o Kohon.

Antes de analizar los cambios en los manifiestos del grupo, megustaría hacer un examen de las características de su forma y con-tenido. Inevitablemente debo hacer referencia a la biografía de So-lanas, el principal mentor del film. Egresado del Conservatorio Na-cional de Arte Dramático en 1962, se vinculó a varios grupos deintelectuales, fundamentalmente escritores, como GerardoPissarello y Enrique Wernicke, encuentros que le permitieron dis-cutir las obras de Marechal, Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche. Enesos tiempos conoció al poeta Juan Gelman, Lautaro Murúa, An-drés Rivera y Roberto Cossa.15 Paralelamente, trabajaba como guio-nista de historietas, rasgo que se verá con claridad en la puesta enescena de muchas de sus películas, fundamentalmente Los hijosde Fierro (1972-1974). En 1962 filma el corto Seguir andando, invi-tado al Festival de San Sebastián. Ahora bien, la relación más direc-ta con los medios audiovisuales la tendrá a partir del año 63 cuan-do se vincula con la industria de la publicidad, en la que desarrollaun intenso trabajo que dura tres años, hasta que comienza a filmarLa hora... En esos tres años de derroteros por la publicidad, Sola-nas filma noticieros y documentales para, en el futuro, realizar undocumental sobre la identidad nacional. Ese proyecto será realiza-do en la clandestinidad junto a Getino, al que conoce en el ‘63.Durante 1966 y 1967, ambos recorren el país grabando y filmandoen una 16mm. Sus intenciones eran entonces romper con el forma-to de documental tradicional, cambiando fundamentalmente las es-tructuras del montaje. Eso se vislumbra en la forma en que apare-cen las secuencias fragmentadas, con una clara influencia del modode montar propio de la publicidad. Solanas concibe la idea de apro-

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piarse de los procedimientos del enemigo para usarlos en prove-cho propio y entonces, resignificarlo.La fragmentación de las imágenes es una característica propia dela publicidad, es lo que hoy se ha dado en llamar la estética delvideo clip. Ese tipo de fragmentación tiende, en general, a unarápida absorción de los espectadores de las imágenes que recibe.Este montaje tiene una eficacia comprobada en la venta de pro-ductos. Es el montaje del Pop Art, compulsivo, irracional, con unamúsica monocorde y con explicaciones en carteles de todo tipo,que redundan una y otra vez sobre la imagen.16 Oponer ese tipo deestética a la del cine clásico es realmente abrumador, ya que éstese caracteriza por una forma de relato en general muy lineal, quepodrían clasificar dentro de la narración realista donde el montajese hace invisible. Qué efectos pueden lograrse con esa estética demontaje fragmentado es difícil saberlo pues, como adelanté en laintroducción teórica, los artefactos culturales nos hablan históri-camente y dependen de su recepción. Su sentido está supeditadono sólo a su forma/contenido y a las intenciones del autor sino a laforma en que se lleva a cabo el proceso de recepción que estáinscrito en un determinado marco de relaciones políticas que sonhistóricas. La recepción en los ámbitos internacionales a este tipode estética para el cine político fue en líneas generales, favorable.Como mencionamos antes, en la Mostra del Nuovo Cine di Pesaro,su contenido, pero también el tratamiento formal fue saludado porla crítica.17 Ahora, no todos los críticos llegan a la misma conclu-sión. En un coloquio organizado en 1969 a raíz de la presentaciónde La hora... en el Barrio Latino de París, los críticos de la NouvelleCritique ligados al PC francés explicitan que la práctica del cinepublicitario llevada a este tipo de film político, establece una co-modidad y/o familiaridad hacia las imágenes; los espectadores alos cuales pareciera estar dirigido el film serían los sectores me-dios e intelectuales europeos que se han habituado ya a la estéticapublicitaria de la televisión incorporando la imagen con total faci-lidad.18 Más allá del debate suscitado en ese momento en Europa,podemos decir que muchos cineastas y críticos que saludaron elfilm como una obra maestra, el caso claro es el de Raymundo Gleyzero el crítico Alsina Thevenet, no por ello dejaron de llamar la aten-ción en el tratamiento de las imágenes. No sólo es la forma demontaje fragmentado lo que aquí se pone en cuestión; creemosque la utilización de otros recursos utilizados como la irrupción deun clásico como la voz en off que guía o carteles con consignaspolíticas imperativas tienen un efecto que lleva a la poca elabora-

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ción por parte de quien ve, haciendo muy difícil el debate desde unlugar que ya no esté pre-elaborado por el propio film. Creo que lamáxima de eliminación del espectador siguiendo los escritos deFrank Fanon , «no hay manos puras, no hay inocentes, no hayespectadores», lleva a que el espectador resulte manifiestamentesubestimado en su capacidad de elaboración de la imagen. Claroque procedimientos de experimentación en el montaje ya habíansido utilizados, por el primer Eisenstein y por Dziga Vertov cuaren-ta años antes. En ese momento, la utilización de letras impresas enla pantalla en Octubre o la fragmentación y superposición de imá-genes en El hombre de la Cámara,19 implicó una ruptura con lasformas narrativas del cine, aún muy joven. Eso se condecía con laépoca revolucionaria en que estos cineastas estaban inmersos.Además, la propuesta de los Rusos concibe al montaje como unaforma dialéctica de construcción de conceptos por asociación uoposición. La fragmentación de Solanas carece de ese contenidoprofundo; la reutilización de esas formas que rememoran levemen-te a esos maestros pero que están embebidas de una estética y enuna ideología que pretende desenmascarar, resulta mínimamenteproblemática, siendo que desde Einsestein a Solanas pasaron va-rias décadas en que ya lo que era vanguardista en los ’20 dejó deserlo hacia fines de los ’60.Con respecto a los contenidos del film, quisiera señalar otras cues-tiones. Éste intenta denunciar el papel corrosivo del Imperialismoen los procesos de formación de América Latina como continente yde la Argentina en particular. CL está, a nuestro entender, preso deconcepciones políticas dominantes de la época en dicho continen-te. Éstas tenían como base las ideas que habían convergido desdeel socialismo y el peronismo y habían decantado en el PeronismoRevolucionario. Sólo la radicalización nacional y posteriormentelatinoamericana permitiría una revolución capaz de romper lazoscon el Imperialismo y así llevar adelante una verdadera revoluciónsocial. La huella de la Revolución Cubana y la concepción del focorural promulgado por la práctica y los escritos del Che, prendiófuertemente en los grupos de la Nueva Izquierda y a nuestro pare-cer llevó, muchas veces a una caracterización de la Argentina comoun país más de América Latina, avivando las concepciones ruralistasy creando una identidad que no es sólo política; es parte de unaestructura de sentimiento más fuerte que atraviesa las identidadesy es parte del entramado cultural.Si bien Solanas establece en el film que la Argentina difiere delresto de América Latina, no explicita en qué aspectos lo hace. Las

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imágenes en su mayor parte rurales acentúan los aspectos másmarginales de la Argentina; hay un forzamiento por colocarla den-tro del Tercer Mundo. Siendo que en ese momento en este paíshabía un 91% de población alfabetizada, un 1,6% de crecimientoanual, una esperanza de vida de 63 años y que los sectores medioseran un 38% de la población, queda desdibujada la realidad argen-tina frente a la más específica de los otros países de América Latina.Se pierden los procesos de radicalización política de los últimos‘50, que tenían como protagonista a la clase obrera, y los ‘60 con laradicalización de los jóvenes; ambas situaciones desarrolladas enla ciudad como espacio del conflicto.La aparición en el film, sobre todo en la primera parte, que no ca-sualmente fue la de mayor difusión, de la Oligarquía como princi-pal agente del Imperialismo en el país, no da cuenta del carácter depaís capitalista e industrial.20

Esta caracterización entrará en conflicto con la desarrollada en lasegunda parte de La hora..., sobre todo en lo que refiere a suconcepción de la historia.

Notas a «Definiendo a los grupos»1 Este cineasta argentino es una de las figuras que más influencia tendrá en las primeras

películas de Gleyzer, de claro corte antropológico. Evidentemente la obra de Prelorán escontemporánea a lo que se hacía en la Escuela dirigida por Fernando Birri, no siendo elprimero en realizar este tipo de films pero sí uno de los más prolíficos.

2 Este centro de producción cinematográfica en Cuba fue la meca de los cineastaslatinoamericanos durante la década del ‘70.

3 En el caso de Bolivia, por no conseguir financiación. En el caso de Chile, por la frágilsituación política en la que está inmersa el Frente popular. Peña escribe en su libro que enrealidad la gente de CL les dijo a los chilenos que CB eran trotskystas. Lo cual funcionócomo un buen argumento descalificador lo que llevó a los chilenos a desistir del proyectode una realización conjunta con Gleyzer.

4 Nota sobre el grupo cine de la base, 1972-1973, Inédito5 Cine de la base, Difusión, 1973, Inédito.6 La experiencia de Cine de la Base es rescatada contemporáneamente por una revista

como Nuevo Hombre, que durante el período 72-74, está ligada al PRT. En una entrevistarealizada a Jorge Bertone, miembro de CL en Córdoba, éste manifestó que a pesar de lasdiferencias entre ambos grupos, muchas veces uno proyectaba los materiales del otro. Dehecho, sin precisar una fecha, recuerda la proyección de México en la Universidad deCórdoba, organizada por CL.

7 Es interesante ver como en una revista como Nuevo Hombre, asistimos en el campodel arte, fundamentalmente en el cine, a un proceso de cambio que recorren los años quevan del 71 al 74. Antes de la llegada del peronismo al poder, fundamentalmente durante todoel año 1971 y gran parte de 1972, las notas sobre cine y política están dedicadas casiexclusivamente a CL. Luego de mediados del ‘73, el cine militante estará ligado más

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claramente a Cine de la Base y a su lugar en el FAS. En el número 54 de enero del ‘74, hayextensas notas sobre el plenario del MBS, perteneciente al FAS y realizado en noviembredel ‘73. Además, se explicitan las bases programáticas del FAS y la relación de éste comofrente de masas y el cine. Se convocan a todas las regiones del país a desarrollar grupos decine clasista y militante, siendo el propio FAS el encargado de canalizar la distribución delos mismos.

8 Nuevo Hombre, núm. 54, enero de 1974.9 Mattini, L., Hombres y mujeres del PRT-ERP. Buenos Aires, Contrapunto, 1990.10 Mattini, L. op. cit.11 Este es un largo semidocumental de un grupo de egresados de la carrera de Cinema-

tografía de la Universidad Nacional de La Plata, vinculados al grupo de Gleyzer.12 El título está inspirado en una cita del escritor cubano José Martí, « Es La hora de

los hornos y no se ve más que luz».13 Sigal, Silvia,Intelectuales y poder en la Argentina: la década del sesenta, Siglo XXI,

Buenos Aires, 2002, (1991)14 Este proceso fue analizado con relación a lo que ocurre con los artistas de la vanguardia

plástica rosarina y porteña durante fines de esa década, fundamentalmente en TucumánArde. Ver, Longoni, Ana y Mestman, Mariano, Del Di Tella a Tucumán Arde. Vanguardiaartística y política en el ’68 argentino, Buenos Aires, El cielo por asalto, 2000.

15 Monteagudo, Luciano, Fernando Solanas, Bs. As. CEAL, 199316 Una crítica incisiva sobre esta estética en el film es la realizada por Beceyro, Raúl,

op. cit.17 G. Fofi, Quaderni Pracantini, julio de 1968, núm. 35.18 Nota reproducida en Cuadernos de Cultura, núm 99, segunda época, enero-febrero

de 1970.19 Dziga Vertov, uno de los más importantes cineastas rusos con gran influencia del

futurismo es, durante la Revolución Rusa, parte del Comité de Cine de Moscú, así comoeditor del Semanario Fílmico, difundido a lo largo de toda Rusia, imágenes sobre la PrimeraGuerra, la Revolución y la Guerra Civil. Volcado a las escenas de la cotidianidad dentro delo excepcional del momento, teoriza sobre el cine como vanguardia política y estética endiversos manifiestos. Su máxima reflexión sobre el cine será en la composición surrealista/ futurista El hombre de la cámara, de 1929.

20 En 1969 la PEA está compuesta por un 32,5% de trabajadores empleados en laindustria, un 48,3% en los servicios y un 19,2 en la agricultura. Entre un ‘70 y 80% de lapoblación del país vive en núcleos urbanos.

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Una de las ideas fuerza central en La hora... es el de un des-tino latinoamericano común. Destino que como vimos estáreforzado por la pertenencia de la Argentina al continente através de compartir características que en realidad no com-parte. Lo que hay es una fuerte estructura de sentimientocuyo rasgo central, explicable en términos históricos, es

«la creencia que existe un espacio-tiempo europeo y un espa-cio-tiempo americano o indoamericano; dos ciclos culturalesincomunicables como las civilizaciones de Spengler. Cada espa-cio-tiempo tiene sus propias leyes, su propio ritmo, movimien-to y velocidad. Los conocimientos son relativos a este espacio-tiempo. Así, por ejemplo, el marxismo expresaría una teoríacientíficamente válida para la Europa del siglo XIX pero inade-cuada para la América del siglo XX».1

Esta es la concepción presente en toda la obra de CL nosólo en La hora... Es el pueblo latinoamericano el que apa-rece oprimido, golpeado y humillado por un enemigo co-mún. Ese mismo pueblo sólo podrá liberarse con su propiafuerza e ideas autóctonas. Dicho desde un país que pocoestaba identificado con América Latina, no sólo por las ca-racterísticas mencionadas más arriba, sino además por elfuerte movimiento obrero, protagonista de la abrumadoramayoría de las luchas.Un país que estaba marchando en poco tiempo hacia unciclo de combatividad obrera y urbana y que venía de dejaratrás una década de Resistencia Peronista. El film en suprimera parte no desconoce eso, si bien los paneos por pai-sajes rurales y los primeros planos a indios/campesinosvuelven a poner sobre la mesa, imágenes que remiten a lossentimientos populistas más arraigados, que se simbolizana la perfección en un cine como el de Sanjinés con todarazón, ya que el cineasta boliviano produce a través deUKAMAU, grupo de cine político, la realidad rural de supaís. Lo que termina de afianzar el círculo de identificaciónes la figura del Che muerto que cierra en un largo plano fijo,la primera parte de La hora...;2 plano que una vez el peronis-mo llegado al poder, será remplazado por la imagen de Perón.Curiosa es en este sentido la segunda parte, Acto..., quecómo dijimos anteriormente, está dedicada al proletariadoperonista, forjador de la conciencia nacional del puebloargentino. Esta parte a mi entender, es la más conflictiva delas tres, ya que está presente una tensión constante en elnivel de construcción del relato histórico, con respecto al

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sujeto soporte del mismo. Sus primeras imágenes no difieren derasgos presentes en toda la primera parte: el Tercer Mundo desdetodos los ángulos posibles, China, Vietnam, África, América lati-na; escritos del Che, estableciendo, una vez más, la necesidad decrear muchos Vietnam; carteles alusivos como, La destrucción delImperialismo liberará a todos los hombres (05:13), además de oRevolución socialista o caricatura de Revolución (05:22). Final-mente llega la primera parte, Crónica del Peronismo, y la narra-ción se complejiza mucho más en un aspecto clave: la tensión queexiste entre la identificación con la clase obrera como sujeto y elpueblo, siendo éste último el significado de lo nacional. Esta con-tradicción subyace en el vínculo explicito entre Perón como expre-sión de la liberación nacional y Evita como expresión de las capasexplotadas. En toda la historia de las dos primeras presidencias, laclase no es autónoma en su formación ni en su experiencia; nacede la voluntad de Perón y el Ejército que viene a cohesionar a lasnuevas fuerzas. La clase obrera y burguesía industrial, son pre-vias al peronismo; este tipo de incongruencias aparecen frecuen-temente. De hecho, las manifestaciones del 17 de octubre sonmusicalizadas con la marcha peronista. En el mismo momento quees exaltada la revolución nacional que el peronismo lleva a cabocomo movimiento, se caracteriza al policlasismo peronista comosu principal debilidad, ya que los industriales temen más al prole-tariado que al Imperialismo. El problema central, para CL es que elperonismo no eliminó a la Oligarquía.Llega la crisis del ‘50 y junto a la muerte de Evita, se precipitan laburocratización, la crisis económica y la lucha de clases; se quie-bra el frente nacional: el ejército pasa a ser gorila, cuando ayer eranacional, sin ninguna mediación explicativa para ninguno de es-tos procesos.A partir del análisis sobre la Resistencia, la clase va a tener unlugar central. Se explicita el papel hegemónico del proletariado enel movimiento de liberación, con carteles como Lucha por la libe-ración nacional es inseparable de la lucha por la liberaciónsocial (44:20). Ese papel se quiebra en el relato cuando minutosdespués, en una entrevista realizada al propio Perón en Madrid, seestablece el papel central de la juventud revolucionaria, con clarasreferencias a la guerrilla como forma organizativa, en el papel deconducción del movimiento (00:46:39).3 A partir de allí, la clase vaa ser representada como algo incapaz de hegemonizar política-mente dentro del movimiento pero, sin hacer prácticamente refe-rencia a la burocratización o a la disputa de poder que en ese

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momento era flagrante, sino a su elevado grado de aislamientopolítico durante los ‘60 y a la falta de un programa revolucionario,dictado por una vanguardia. El espontaneísmo que hace veinteminutos era resaltado por ser parte de la esencia obrera y nacional,es ahora criticado a favor de una conducción juvenil: el pueblo esahora sujeto, conducido por los jóvenes. Son los propios trabaja-dores, ligados a la CGTA, los que afirman que la lucha sindical noresulta, basados en el fracaso de su experiencia, sobre todo a partirdel proceso de ocupación de fábricas durante el gobierno de Illia.4

CL construye un relato de la Historia, donde la clase obrera esfundamentalmente lo que sostiene al peronismo a partir del ‘55,desde lo social pero también lo político pero, haciendo uso deentrevistas a jóvenes militantes universitarios a fines de los ‘60, seinserta a ese sector como vanguardia. Es en esta segunda partedonde Perón tendrá más trascendencia con relación a la preceden-te y a la posterior. Con respecto a la inserción en un discursolatinoamericanista, estas se ven en las referencias al Imperialismocomo principal contradicción presente a lo largo de todo el proce-so sin matices y a su eliminación por la lucha armada.Es interesante ver como la imagen de Perón va a ir creciendo en laspróximas producciones del grupo. En la coyuntura 66-68, donde elregreso era aún incierto y el poder del sindicalismo neoperonistapodía significar un desplazamiento del líder en la lucha de poderdentro del movimiento, su imagen está velada o en todo caso sepuede remitir a él a través del relato sobre la resistencia peronista,presente en la segunda parte del film. Pero a partir de 1971, Perónes la figura central en la producción de CL. Muerto Vandor, lajuventud disputando poder dentro del movimiento, era inminentela acumulación de este para cada una de las facciones en pugna.CL, cercano como grupo a la tendencia revolucionaria, decide larealización de una película paradigmática, Actualización políticay doctrinaria (1971). Este es un film dirigido al movimientoperonista, indudablemente. Resultado de una estadía durante elsegundo semestre del año 1971 en Madrid de Solanas y Getino, dauna viva muestra de lo como se posiciona Perón frente a la delica-da situación de tensión política en el movimiento. Todo el docu-mental, conformado por primeros planos del líder y algunos planosmedios de él junto a Isabel, consiste en una larguísima exposiciónde la doctrina peronista, en sus aspectos más troncales. Todo elrelato tiene una forma circular perfecta, al volver una y otra vezsobre los mismos ejes. Da la sensación de que durante los mesesde junio, julio y octubre, CL se dedicó a preguntar en forma reitera-

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da lo mismo, al punto que en algunas secuencias Perón contestaantes que Solanas termine la pregunta. No queda claro cual es laactualización que el film alude. A lo sumo, la insistencia de Sola-nas y Getino hace que la palabra socialismo aparezca durante doso tres veces en sus preguntas o en los ya concebidos carteles,pero las definiciones políticas esgrimidas no son otras que lasesperadas para no herir susceptibilidades de ninguno de los gru-pos. Como dije antes la palabra aparece fundamentalmente en loscarteles aclaratorios que el film insiste en presentar, más que en laboca del propio Perón, el que sí explica varias veces que el cristia-nismo y el humanismo de la política son la base de la doctrinaJusticialista. Todas las definiciones básicas que el peronismo en-saya desde hace 25 años se hacen presentes. Lo nuevo es la adap-tación de lo dicho en otras ocasiones a las tensiones internas delmovimiento de ese momento: la incorporación de la juventud comosector central en el trasvasamiento generacional; la necesidad dedefinir socialismo como básicamente un sistema de justicia socialy fundamentalmente la diferenciación entre compañero, traidor yenemigo, conceptualización que aparece en forma idéntica al prin-cipio, en el medio y al final.5 La pluralidad, reivindicada durantetoda la obra, como característica constitutiva del movimiento, re-mite perfectamente al líder como punto culminante de la misma. Esél el que puede poner orden y equilibrio.La clase obrera se nombra sólo una vez a lo largo de la hora y diezque dura esta película; no hay ninguna referencia concreta a lasituación política de ese momento. Ni a los militares, ni a las organi-zaciones armadas, ni a los sindicatos. El retorno no es siquiera es-bozado. Perón no corre riesgos, sus definiciones son generales y losuficientemente ambiguas como para no dejar dudas que los quequieran estar, de derecha o izquierda pueden hacerlo bajo su tutela.CL presiona para sacarle definiciones acordes con la izquierdaperonista. De algo no cabe duda, son ellos los que han habladocon él y tienen su voz y su imagen para transmitir sus órdeneshacia dentro del movimiento.La concepción de la Historia ahistórica que el peronismo hace desí mismo en Actualización comparte algunos de los rasgos yavistos en La hora..., pero radicalizados. El film comienza con la citade San Martín del año 1819, antes del cruce de los Andes; quetambién aparece en la segunda parte de La hora..; igualmente enJuan Manuel de Rosas, de Antín de 1972 6 y en el Santo de laEspada de Torre Nilsson, de 1970.7 Ambas películas de ficción, derealizadores importantes del cine comercial, comparten con el cine

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de CL este sentimiento de construcción histórica latinoamericana,presente desde el momento de la independencia o sea, 1810. Sereafirma la línea San Martín, Rosas, Perón., tan cara al peronismodesde sus orígenes.8 Esa genealogía no es una explicación históri-ca de la aparición del peronismo, sino teleólogica: hay una identifi-cación atemporal del peronismo con ciertos elementos del pasadoque no son tomados en su dimensión histórica en ningún sentido.El fenómeno discursivo que podemos visualizar en los films de CL,compartido por las películas de tipo histórico como las que cita-mos, se caracteriza por la condensación de los mitos fundadoresde la nación en un mismo presente.Me gustaría que al analizar la última obra de CL, Los hijos de Fie-rro, se pudiera establecer un puente en el desarrollo de la concep-ción de la Historia de este grupo. Este film fue concebido desdesus orígenes como una antítesis de las adaptaciones literarias lle-vadas al cine hasta ese momento, sobre todo el Martín Fierro(1968) de Torre Nilsson y Don Segundo Sombra (1969) de Antín.9

Se buscaba realizar una versión donde el conflicto presentado enla novela, no quedara anclado en la historia pasada sino que ayu-dara a entender el presente, la subordinación del pueblo argentinoa la oligarquía y al Imperialismo todavía vigentes. Lo que se plan-teaba era realizar, desde la obra de Hernández, una metáfora deldestino del país desde la caída de Perón. La poesía del libro, que estrasladada a la pantalla, no impide que los realizadores abandonenla noción de Film-ensayo presente en La hora...Esta película atravesó en su rodaje enormes vicisitudes; la prepa-ración se inició en 1972 bajo la dictadura de Lanusse, en e 1973, elInstituto Nacional de Cinematografía la consideró de interés espe-cial y a su finalización, a fines del 74, dos de sus integrantes ha-bían caído bajo el fuego de la Triple A, Troxler y Vera. El film es unrecorrido por la historia argentina desde 1955 hasta 1973. Los per-sonajes, los tres hijos de Fierro y él mismo, encarnan a Perón y a lasdistintas etapas y sujetos de la Resistencia peronista que para losrealizadores abarca todo ese período. La elección de los actores -militantes reconocidos, figuras de la militancia peronista desdeépocas de la Resistencia, como César Marcos o Julio Troxler- afian-zan en el film un supuesto carácter de verismo.Los Hijos, representan aquellos topos políticos que los realizado-res consideran claves para el fortalecimiento del Movimientoperonista en el año de la finalización del film y los proyectan haciael pasado: milicias obreras, los barrios levantados (en la figura delmás joven, el Hijo menor) y las fábricas movilizadas. Perón, a partir

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de la decisión de una retirada estratégica, les lega las banderashistóricas del Justicialismo, reafirmando la doctrina y la místicapropia del movimiento. Todo el relato es una afirmación de la nece-sidad de unificación nacional frente al enemigo imperialista; aque-llos sectores traidores como los militares o la oligarquía son unsimple aliado del Imperio, por lo tanto contrarios a la nación.La etapa de la Resistencia peronista se funda en una serie extensade toma de fábricas donde se contrapone la situación actual depérdida de poder obrero con la situación anterior de dignidad delos trabajadores, que ahora intentan mantener la unión a partir de lasupervivencia de las comisiones internas, legado peronista. A es-tas imágenes de lucha en la fábrica, se intercalan las de la cárcel y latortura; se patentiza la persecución que sufre el Hijo Mayor, encar-nado por Julio Troxler, por insistir en su identidad peronista.Son retratados los fusilamientos del ‘56 como parte de una ofensi-va del régimen represor hacia esa misma identidad y como veremosmás adelante en el análisis de Operación Masacre, ese evento estambién mitificado aquí otorgándole un carácter fundacional en elplano simbólico que recorrerá toda la película.Hay una predilección en las locaciones elegidas por Solanas entorno al campo y a la zona sur de Buenos Aires. Si bien la fábricaaparece y es innegable que pertenece al ámbito urbano, el libropareciera darle la excusa para mirar la ciudad desde afuera, desde lorural; la oligarquía puede así ser mejor visualizada. Además, Perónse exilia en el campo y todas las imágenes lo muestran como unhombre de a caballo, estableciendo una fuerte ligazón con lahistoriografía revisionista argentina, identificada fuertemente conlos caudillos, Rosas y San Martín, sobre todo. Perón es un guerre-ro que es siempre perseguido por el Imperio, que nunca descansa:hay una mirada acrítica en ese exilio.A pesar de proponerse un relato histórico, hay una disolución deltiempo, ya que las marcas de determinados eventos históricos apa-recen pero en un orden que resulta confuso por demás. Así seretratan los fenómenos de la primera etapa de la Resistencia y laconsiguiente burocratización posterior, pero a pesar de ello, losenfrentamientos entre ambos sectores del sindicalismo peronistano son relatados tan dramáticamente como en otras interpretacio-nes sobre la época.10

La izquierda aparece en forma crítica al plantearse la incomprensiónque ha tenido históricamente para entender el peronismo. Inclusola figura del negro mezcla de Cooke y Hernández Arregui, ideólogomás radicalizado que el resto y que desaparece sin más hacia el

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final del film, es muchas veces criticado por el Hijo Mayor por sucerrazón y su falta de flexibilidad política en su crítica a las accio-nes sindicales de los burócratas, dice El Negro: «aquí el problemaes político, no gremial! Contesta el Hijo Mayor: Los gremialistastienen sus grandes limitaciones. No pueden alzarse contra el go-bierno sin perder el gremio. Hay que unirse para que la gente estéunida». (Los hijos de Fierro, 1:28’).Las tensiones, que existen, entre sindicalismo burocrático y mili-tantes de base, desaparecen cuando el burócrata encarnado porCésar Marcos, líder en el año 56 del CNP,11 sueña su muerte: estolleva nuevamente a un llamado a la unidad.Si pensamos que el film está dedicado a los dos integrantes delmismo muertos por la Triple A, que a fines de ese año, cuando seterminó de editar, hacía tiempo que los enfrentamientos dentro delperonismo eran sangrientos, cuesta mucho comprender la estrategiade unidad de CL, entendiendo que los grupos más radicalizadosdentro del peronismo ya habían abandonado tal estrategia hace rato.En este marco de conservadurismo político extremo, en relacióncon la filiación política del grupo, el PR, la incorporación de hitoshistóricos que están protagonizados no tanto por el peronismosino por la izquierda, como son Trelew y el Cordobazo, resulta másque confuso. Es cierto que una de las características de los gruposque convergieron en el PR es la tensión permanente entre peronis-mo y socialismo. Esto en los ‘60 está encarnado fundamentalmenteen la figura del Che y en la de Cooke como pensador y militante delmovimiento, el más claro exponente de esa tradición que luegohará pié en el Peronismo de base (PB), fundamentalmente.Ahora, si esa tensión parece estar presente al comienzo del film, esresuelta con la desaparición de la figura más izquierdizante delfilm, el Negro; la película se va peronizando hacia la última partetitulada La vuelta, donde nuevamente se remarca la fuerza de launidad nacional. Además, termina con la misma imagen del inicio:plano de una murga, que al principio festejaba el hecho delperonismo en sus orígenes y que al final demuestra que el peronismoes la Argentina.En Operación masacre, film de Jorge Cedrón, cineasta políticoligado fuertemente al peronismo pero de llegada mucho más co-mercial, la utilización de la figura de Troxler, que hace de sí mismo,tiene la misma fuera que en Los hijos...; es la historia viva, la pruebaempírica de la persecución del peronismo, de su muerte y torturapero de su tozudez y de su fuerza al mismo tiempo. Troxler sobrevi-ve y cuenta la historia; ésta se narra sobre su figura que es el

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soporte de los derroteros del campo popular identificado con elperonismo de manera explícita.Ahora, así como en Los hijos... ocurre algo similar, en Operación...se lleva a cabo un ejercicio interesante de simbolización consisten-te en representar al pueblo peronista como inocente de cualquierhecho político. No la inocencia frente a los fusilamientos y la tortu-ra; es la ingenuidad de la despolitización inmediata, mecánica. Laadhesión al peronismo no es ideológica, no es una elección racio-nal, sino sentimental, espontánea y eso trae aparejada una candi-dez, una transparencia que sorprende en los diálogos e incluso enlos gestos de los actores. Esa concepción está presente en todoslos films de CL sin excepción y es una de las características centra-les de la ideología populista, en el sentido de considerar la adhe-sión al peronismo como algo esencial y no explicable histórica-mente en su totalidad.Esa inocencia se ve reflejada en que los fusilamientos no sólo sonuna medida extrema, sino que entre los fusilados hay hombres extra-ños al levantamiento; sin embargo son los propios trabajadores re-sistentes, involucrados en el levantamiento los que no comprendenla represión, en un momento donde ya la había, y claramente paraellos. Uno de los diálogos es significativo. Frente al interrogatoriode un policía a uno de los detenidos, a la pregunta de si es peronista,éste responde: -no, yo no! Yo del trabajo a mi casa y de la casa altrabajo! (0:57’:20’’), para luego arrepentirse. O sea, el peronismo esalgo tan propio del pueblo argentino que no es posible darle fin ni secomprende cómo puede ser algo estigmatizable.El final del film, que está por fuera de lo relatado por Walsh en sulibro, consiste en un agregado documental, donde a través del relatode Troxler se gira siempre sobre la misma pregunta: qué significa serperonista. Las imágenes de documentales que testimonian los 18años que separan al film del 55 y la marcha peronista de fondo, sonel escenario elegido para mostrar que ser peronista no es haberlosido durante el 46/55, sino luego, luchando en la calle y en los gre-mios, habiendo sufrido humillaciones y cárcel. Esa es la identidadperonista que se construye en la narración, una radicalizada porculpa de los otros y por lo tanto diferente a la del período anterior:nace el mito del peronismo resistente, que será muchas vecesretomado por la izquierda para volverlo en contra del propio pero-nismo como hace Raymundo Gleyzer en Los traidores.Este film de 1973 narra la historia de un sindicalista que a partir deuna activa participación en la Resistencia Peronista, asciende den-tro de la estructura sindical a medida que va pasando por un proce-

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so de burocratización. La idea de no hacer un documental, de reali-zar un film de ficción me parece que radica en la necesidad de decircosas que el formato anterior no permite. El cine político latinoame-ricano de ese momento está casi en su mayoría comprometido con elformato documental y la decisión de Gleyzer en algunos círculosresulta desconcertante.12 Su decisión pareciera ser que pasa por eldeseo de llevar el cine a los sectores populares, acostumbrados a laficción a la vez que por la necesidad de hacer una búsqueda dentrode la subjetividad de los personajes. Este formato permite enrique-cer enormemente la temática tratada y la obra en sí misma.Basado en el cuento La víctima, de Victor Proncet, principal actorde la película, este guión tiene un parecido significativo con lanovela de J. Murillo, Los traidores, militante comunista y colabo-rador en la influyente revista Cuadernos de Cultura.13 De cual-quier modo, esta película se hace al margen del PRT, se financiacon dinero del productor Bill Susman y con la colaboración deJorge Cedrón, que recién había terminado de filmar Operación...La ficha técnica del film permite apreciar una cantidad de actores /actrices profesionales y gente que nada tenía que ver con el medioartístico.Gleyzer, que tenía una gran admiración por el importantedocumentalista Joris Ivens, toma de él muchas de las marcasestilísticas presentes en Tierra de España (1937), como por ejem-plo los primeros planos largos y los planos medios, introduciendoen medio del relato general, la cotidianidad de los personajes.Por otro lado, hay un intento en este film, de construir una visiónde la cultura obrera no populista, en franco contraste con La hora... o Los hijos...¿Qué es la traición que el film muestra? Pensemos un momento enotra obra producida en el mismo año, y ya comentada en este traba-jo, Operación Masacre, de Cedrón. El conflicto, enfrentamiento ytraición son vistos aquí como un problema entre la oligarquía/gori-las/antiperonistas y los trabajadores/peronistas/luchadores popu-lares. Esta dicotomía atraviesa y define toda la obra, que se presentadesde su comienzo y lentamente teje la trama hasta el desenlacefinal. En Gleyzer en cambio, la traición y el enfrentamiento es algoque se visualiza en tensión tanto dentro como fuera de los sectoresobreros: traicionan los militares con el golpe del ‘55 y los bombar-deos a la Plaza de Mayo; traiciona la CGT durante la Libertadora;traicionan los dirigentes sindicales que van corrompiéndose a me-dida que se desarrolla la historia y paradójicamente traiciona aquéltrabajador que denuncia en asamblea la corrupción del dirigente.

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Sin embargo, las traiciones son presentadas de manera diferenciadaa partir de sus consecuencias; lo que es percibido por el sindicalista/ traidor como traición de los trabajadores permite una toma de con-ciencia, la organización de los trabajadores y la muerte de Barrera; latraición de los sindicalistas en cambio, lleva a la quietud del movi-miento obrero y al desamparo gremial de los trabajadores. La temá-tica de la traición soporta la persecución de trabajadores por traba-jadores, la tortura que éstos sufren en manos de aquellos que dicenser trabajadores representantes de trabajadores. Este punto es inte-resante pues justamente le permite a Gleyzer mostrar a través delformato elegido como los sujetos son inestables en su conforma-ción identitaria y que sectores de la clase obrera pueden desarrollaractitudes y comportamientos represivos y favorables a la patronal,diferente a lo mostrado por Cedrón, Vallejos o Solanas en La hora....Allí la clase obrera, fundamentalmente sus dirigentes, es vista comola resistencia a la oligarquía sin fisuras ni contradicciones y en elcaso de traiciones, siempre el movimiento requiere conciliación, comoen Los hijos... Pero ese comportamiento de traición de los burócra-tas, tan por fuera del cine político hegemónico en ese momento, esvisto como traición, por lo tanto podríamos pensar que si bien noexiste una visión ontológica de la clase, sí permanece la idea dedestino, de tarea revolucionaria, ya que una vez que se extirpa eltraidor, las cosas finalmente se encarrilan.Esto se aprecia en Me matan...el último film de CB con Gleyzer. Laclase obrera allí retratada es solidaria, homogénea y no peronista.Se puede establecer un hilo entre las dos películas: una vez que laclase extirpa al traidor / burócrata de la conducción, ésa puedecrecer en la lucha y radicalizarse sin fisuras. Se reconstruye unahistoria de la lucha, libre de cualquier vestigio de traición, sinpaternalismos aparentes, pero confiando en la clase obrera comoel sujeto ligado a la Verdad y a la Historia.

Notas a «Idea de la Historia»1 Ver Sebreli, Juan José. "Raíces ideológicas del populismo", en El populismo en la

Argentina, Buenos Aires, Plus Ultra, 1974.2 Ver el trabajo de Mestman, Mariano, La Hora de los Hornos, el peronismo y la imagen

del Che, en Secuencias. Revista de Historia del Cine, Madrid, núm. 10, 1999, ps.52-653 Es interesante que en esta entrevista Perón afirme arrepentirse de no haber llamado a

la resistencia armada en 1955, a pesar de que hubiera redundado en una guerra civil.4 Ver James, Daniel, Resistencia e Integración.El peronismo y la clase trabajadora

argentina (1946-1976), Buenos Aires, Sudamericana, 1990.5 Literalmente con la voz de Perón leyéndolo, aparece tres veces un cartel que establece

esas diferencias.

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6 En el film de Antín, sobre todo, se establece un fuerte sentimiento latinoamericanistadurante el gobierno de Rosas, que corresponde más a los ‘70 que a los ‘30/’40.

7 En los tres films mencionados aparece «Orden general del 27 de julio de 1819:Compañeros del exército de los Andes; la guerra se la tenemos de hacer del modo en quepodamos, sino tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene de faltar; cuandose acabe los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres,y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres, y lo demásno importa nada...» Pero en La hora..., aparece el siguiente significativo agregado, «Com-pañeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente libre, omorir con ellas como hombres de corage».

8 Sobre los cambios del discurso peronista, ver Sigal, Silvia y Verón, Eliseo, Losfundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, Eudeba, 2003 (1986).

9 Cine del Tercer Mundo, Montevideo, núm. 1, Octubre de 196910 Ver en ese sentido el análisis de James, Daniel op. cit. o la visión de la burocracia sindical

ofrecida en el film de ficción filmado en el 72 por Raymundo Gleyzer, Los traidores.11 César Marcos, el actor que encarna al burócrata fue líder de los Comandos de la

Resistencia en los ‘50.12 Peña, F.M. y Vallina, C, op. cit. Humberto Ríos, que no participó de este proyecto,

confirmó esa impresión.13 Murillo, J. Los traidores. Buenos Aires, Esfera, 1968. Los parecidos entre la novela

y el film son impresionantes, aunque ninguno de los participantes de la película hallanaceptado el hecho obvio de que la obra de Gleyzer parece una adaptación del libro deMurillo.

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Uno de los aspectos que me gustaría explorar y que segu-ramente será parte de un trabajo más extenso, son los cam-bios al nivel de la representación en el cine argentino do-cumental militante a partir de La hora..., pero además conla irrupción de hechos concretos como el fenómeno delCordobazo.Como mencioné anteriormente, los cineastas políticos y mi-litantes tenían una experiencia previa a la del período espe-cífico que este trabajo comprende, a partir del ´66/´67. Eneste momento el contenido de lo producido se liga más asituaciones que podrían definirse como latinoamericanistasque específicamente representativas de cuestiones más li-gadas al proceso argentino, por ejemplo la ResistenciaPeronista. Pero ciertos hechos impactan lo suficiente comopara que el sujeto social clase obrera, hasta ahora alejado dela pantalla irrumpa en ella de manera concluyente.1 Aún enLa hora..., influenciada por las concepciones románticoruralistas que circulaban en América Latina y por la muertedel Che, en su segunda parte aparece la ResistenciaPeronista y la clase obrera. Es con el film Ya es tiempo deviolencia (1969), del cineasta desaparecido Enrique QuiqueJuárez, ligado a Montoneros, donde la clase aparecerá demanera concluyente y sin fisuras a través de las imágenescaptadas del Cordobazo. Ahora, la lucha es en la calle y enlos centros urbanos. Es muy difícil enmarcar esa lucha comoamericanista en la medida que americanismo significaba prin-cipalmente indigenismo y ruralismo. Por ello, estos films in-tercalan muchas veces imágenes de este tipo de lucha conalguna secuencia donde es reivindicado el campo, sea enimágenes de miseria o guerrilla rural.De cualquier manera, la clase obrera no se puede eludir, yCL y sus epígonos darán cuenta del caso con muchosmatices como vimos en el análisis de Los hijos... No es asípara CB; la etapa de identificación latinoamericanista/rurales dejada atrás, paradójicamente, en el mismo momento enque este grupo se aproxima más al PRT/ERP. Todos susfilms a partir de allí, desde los Comunicados menciona-dos, pasando por Los traidores y Me matan, tienen comoprotagonista principal a la clase obrera y, se intentahistorizar su desarrollo. Creo que para el momento de estaaproximación entre CB/PRT alrededor de 1972, el anhelopresente en el corto sobre la conferencia de prensa de

LA DIMENSIÓNDE LA

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Trelew de colaboración y hasta fusión de las organizaciones arma-das era para los cineastas algo que habían dejado atrás, tratandode definir una línea política clara, distanciándose de los planteosnacional populistas del peronismo.Es interesante que a partir de los cambios en la representaciónpodamos pensar en una periodización propia. Creo que existe unprimer período dado por la aparición de La hora... y la inmediataadhesión de los cineastas más allá de sus elecciones políticas. Allícomienza toda una nueva producción cinematográfica mucho máscombativa que durante el anterior documentalismo social, que seráfortalecido por el Cordobazo. Gleyzer filma México... con uncineasta, Humberto Ríos, que es un activo miembro de CL. Sepuede decir entonces que hasta el 72, los cineastas militantes, apesar de sus diferencias, marchan juntos. Es una etapa de transi-ción también para el nivel de qué es lo representable. A fines deese año los grupos están mucho más definidos ideológica y esté-ticamente. El lenguaje populista del CL es cada vez más visible,utilizando el recurso de montar secuencias enteras seguidas decarteles explicativos que no hacen más que considerar al especta-dor incapaz de decidir por sí mismo, en una concepción paternalistadel pueblo que asiste, reforzando las ideas de vanguardia esclare-cida que pretenden criticar. CB virará a una estética más compleja,que hará su aparición más clara en Me matan..., que teniendo deantecedente Los traidores, utiliza el humor y la ironía, prohibidoshasta ese momento, para retratar las situaciones por las que pasa-ba el movimiento obrero.Es importante además de qué se muestra, saber que la búsquedade un lenguaje propio es una de las consignas que más movilizana los cineastas dentro y fuera del país. Éstos se dan cita en ámbi-tos internacionales, fundamentalmente americanos como los di-versos festivales dirigidos no sólo a la posibilidad de mostrar yver, sino a la discusión en torno justamente a cuestiones como laelaboración de un lenguaje que esté por fuera de las estructurasdominantes.2 Como afirma CL,

En la situación neocolonial compiten dos concepciones de la cultura,del arte, de la ciencia, del cine: la dominante y la nacional (...) existe unacultura nuestra y una de ellos.3

Existe una penetración cultural por parte del Imperialismo que haceque sea imposible comunicar situaciones como la ocurrida en elcontinente americano, con el lenguaje que el cine comercial o devanguardia han usado hasta ahora. No existe un cine propiamentenacional ya que no sólo es la forma en que se relata lo que se pone

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en cuestión sino que son, además, las concepciones a cerca de ladistribución y la exhibición, vistas anteriormente.Estas preocupaciones son parte de los movimientos de cineastasdel continente en general. Así, el Cinema Novo, movimiento ini-ciado en 1962 por Glauber Rocha, Carlos Diegues, León Hirszmany otros se propone una reflexión integral del cine, teniendo encuenta las particularidades latinoamericanas. Partiendo del mismoplanteado más arriba por CL, llegan sin embargo a conclusionesteóricas y estéticas distintas,

el cinema novo, rechazando el cine de imitación y eligiendo otra formade expresión, ha rechazado el camino más fácil de este otro lenguajetípico del llamado arte nacionalista, el populismo, reflejo de una acti-tud política típicamente nuestra. Como el caudillo, el artista se sientepadre del pueblo: la palabra de orden es «hablar con simpleza para queel pueblo entienda» (...) el artista paternalista idealiza los tipos popu-lares como sujetos fantásticos que aún en la miseria poseen su filoso-fía, y pobrecitos, tienen sólo la necesidad de formarse un poco de«conciencia política» a fin de que puedan de un día al otro invertir elproceso histórico.4

Esto puede apreciarse en todos los films de Rocha, así como en losdel grupo en general. Hay sí una búsqueda estética que intentasuperar algunos de los componentes más claros de alineacióncultural que van desde los elementos de composición como elracord, el sonido sincronizado y los diferentes tipos de ilumina-ción y construcción de los escenarios, hasta la composición na-rrativa y la caracterización de los personajes. Rocha a través de suestética da fome y estética da violencia, construye uncomplejísimo lenguaje propio, reconocido como precursor por loscineastas argentinos, pero en pocos casos seguido por ellos.Cinema Novo y CL son dos grupos claramente diferenciados, nosólo por los países en que se originan sino fundamentalmente porel momento en que construyen sus cinematografías. Creemos queel hecho de pensar al cine no cómo arte sino como herramientapolítica, útil para la lucha,5 hace muy difícil la construcción de unlenguaje complejo. Esto se agrava al dicotomizar losenfrentamientos históricos como aparece analizado en este traba-jo. Considerar los grupos enfrentados sean pueblo/anti-pueblo, lonacional enfrentado a lo extranjero o imperialista, la clase obrera ala burguesía, por fuera de una relación dialéctica y por lo tantorelacional, genera la imposibilidad de ver a la cultura hegemónicacomo parte de una construcción de la sociedad toda, aún de losgrupos que sufren la opresión de esa hegemonía. Además, la pro-pia cultura alienada genera sus propios mecanismos de negatividad

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que a través de análisis históricos salen a la luz y pueden ser traba-jados por el artista y militante.Estas características presentes en las concepciones de ese momen-to, hacían muy difícil la comprensión de que para crear un cine alter-nativo podrían utilizarse experiencias de la vanguardia. Esto CL lorechaza, a la vez que utiliza el lenguaje publicitario para lograr unamás eficaz comunicación. Por otro lado, hay una creencia que lo másimportante en el film no es su creación como arte sino el debateinducido por las palabras de Solanas desde una pantalla en negro ypor espacios muertos en la película para que hable el relator en lasala, luego de la proyección. El film funciona sólo como detonador,una obra cinematográfica podría ser mucho más eficaz si tomaraplena conciencia de ellos y se dispusiese a subordinar su confor-mación, estructura, lenguaje a este acto y a esos actores.El caso del grupo SLON resulta más paradójico aún. Este es confor-mado por Resnais, Klein, Ivens, Varda, Lelouch, Godard y Marker,cineastas europeos que apuestan en este colectivo del año ́ 68 a unarenovación estética y temática del cine. Su film Lejos de Vietnam,está compuesto de episodios donde se llevan a cabo una agudareflexión sobre la guerra pero además sobre el papel del cine comolugar de transformación. A los 56 minutos, empieza el episodio deGodard, uno de los más interesantes, debido a que no filma en Viet-nam, sino en París. Establece una relación entre los sucesos del paísen guerra y los propios conflictos sociales ocurridos en ese momen-to con la clase obrera francesa. Pero lo más destacable de esta parte,así como en el film como un todo, es que la obra queda abiertasiempre. Godard se plantea la siguiente pregunta, ¿qué puede hacerun cineasta por el pueblo de Vietnam, por la clase obrera francesa, yaque ninguno de los dos ve sus films? ¿Cómo hacer para llegar a ellos,desde el punto de vista de la relación forma-contenido, con algopara decir? Se puede eliminar la frontera existente entre un cineastaparisino, un intelectual, y las masas? Es necesario eliminar esa dis-tancia? Lo que el cine puede y debe hacer es gritar a través de lastensiones entre identidades tan diferentes pero que pueden aproxi-marse en un proceso de lucha: el grito propuesto por Godard puedecolaborar en le creación de un Vietnam en Francia.Existe la posibilidad que en medio de un proceso revolucionario uncineasta militante pueda abrir su obra a las contradicciones exis-tentes, sin miedo? Godard dice no ser revolucionario, porque noestá en medio de una revolución. Eso quizá le daría cierta posiblidadde construir más dialécticamente su relato como ocurre en el caso

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de Rocha, cuyos films de los ‘60, en plena dictadura militar sonprofundamente contradictorios, su pueblo en los films lo es.Si en CB aparecen contradicciones en las identidades populares esfundamentalmente en como se piensa en Los traidores la cons-trucción de la clase obrera ligada al peronismo. Y puedo arriesgarque a pesar de la eliminación del burócrata por parte de un coman-do peronista, la clase obrera sigue manteniendo su identidad, peroahora sin la burocracia, lo cual para Gleyzer no deja de ser unacontradicción. A pesar que los elementos populistas no están pre-sentes en CB, hay una dificultad menor que en CL, pero existente,para establecer lo que Adorno planteo como una crítica a la socie-dad burguesa desde la forma artística, entendiendo que la cons-trucción de ésta como un lenguaje complejo, permite en una situa-ción de shock, sacar al sujeto/espectador de la pasividad y de lafacilidad del proceso de recepción al que la sociedad burguesa nosha acostumbrado, produciendo un efecto de extrañamiento nece-sario para cualquier crítica.

Notas a «La dimensión de la representación»1 Para un análisis de la representación en el cine durante la etapa fines de los ‘50 y ‘60,

ver mi trabajo, La proscripción del peronismo: ¿cine de la libertad? Identidades nuevas eidentidades prohibidas (1956-1965), en Grillo, M.V. y Casali de Babot, J. Fascismo yAntifascismo en Europa y Argentina – Siglo XX, Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras,2002.

2 Ejemplo de ello son la Muestra de Cine Latinoamericano, cuyo primer encuentro serealizó en 1968 en Mérida; el Primer Congreso latinoamericano de Cineístas Independientesen 1958, la Constitución del Comité de Cineastas de América Latina, en 1967. El Festivalde Pésaro, donde se proyectó por primera vez La hora... en Europa, tenía un carácterpolítico Tercer Mundista.

3 Grupo Cine Liberación, Hacia un tercer cine. Apuntes y experiencias para el desarrollode un cine de liberación en el Tercer Mundo, Cine Club, Núm. 1 México, 1970.

4 Rocha, Glauber, «No al populismo», en El cinema novo y la aventura de la creación,s/d, 1969.

5 Y todas las metáforas que le siguieron, como cine ametralladora, cine guerrilla, etc.

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Muchos de los temas que he abordado requieren sin dudauna profundización. Me gustaría sin embargo, dejar abier-tos algunos interrogantes que surgen de este trabajo.Mi principal preocupación actual con respecto a la relaciónentre el cine o el arte en general y la cultura, es pensar dequé manera puede construirse, como se lo habían propues-to los grupos aquí analizados, un discurso crítico y hastacontra hegemónico. Y en ese sentido cómo están implica-das en esa construcción las ideologías políticas y de quémanera éstas determinan la manera del cómo representar,que lenguaje elegir, que elección estética realizar.Hay en la Argentina de los ‘70 una necesidad de que lasobras cinematográficas hablen como el pueblo, teniendoen cuenta las diferentes caracterizaciones que de él se ha-gan. Raymundo Gleyzer carecía de los rasgos populistaspresentes en CL pero eso no implicó una diferencia tajanteen sus films desde el punto de vista formal. Desde el conte-nido, sus films no son populistas, pero la estética tieneelementos que sí lo son. La escasez de recursos no implicanecesariamente dificultades para la complejización de losaspectos estéticos. Los films comerciales nos acostumbranal montaje por continuidad, al plano/contra plano, al soni-do sincronizado, a una narración lineal. Las vanguardiasen el cine, como la rusa, revolucionan el medio no sólo porsu contenido absolutamente comprometido con la Revolu-ción de Octubre, sino por la abrumadora transformación delos elementos estéticos utilizados, lo que les valió una se-rie de retractaciones y arrepentimientos públicos y semi-públicos a partir de fines de los 20 y el viraje del arte ruso alrealismo socialista.La dificultad de ser un intelectual, para aquellos que se vena sí mismos como de izquierda o revolucionarios, radica ensaber cuál es el rol a ocupar en un momento de radicalizaciónpolítica. Estos grupos de cine militante empujados por laHistoria, querían ser revolucionarios desde lo que hacían,películas. Éstas debían ayudar a la Revolución ahora. Porello, la eficacia debía ser también inmediata. Eso influyó enla elección de los medios? Un lenguaje simple, fácil; unrelato lineal, que reproduce la Historia tal como los sujetosla entienden desde su experiencia inmediata, hace de lacomposición artística algo que colabore en esa eficacia?

PALABRASFINALES

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Nota1 Grupo Cine Liberación, op. cit.

En 1964, los marineros y sub-oficiales brasileños de la base dela Marina localizada frente a la Universidad del Estado de Ríode Janeiro (UERJ) asistieron allí a la proyección de El Acora-zado Potemkin (1925), el impacto provocado por este film nadaconvencional llevó a un levantamiento en la Base por estosjóvenes de simpatías izquierdistas, hecho que aceleró al golpemilitar de ese mismo año.En la Argentina, cada momento a partir de La hora... incluidaésta, requirió de una nueva obra fílmica que fuera usada comoherramienta para fines políticos específicos. ¿En qué se dife-rencia esta concepción del utilitarismo burgués tan criticadopor el mismo Grupo Cine Liberación; algo parecido a la con-cepción zhdanovista que imperó en Rusia con el stalinismo yque la izquierda cultural/militante tanto criticó aquí? ¿Cómoconstruir un arte crítico realmente cuando se cree que, «lascapas que de mejor manera han trabajado para la construcciónde una cultura nacional (entendida como impulso hacia la des-colonización) no han sido precisamente las élites ilustradassino los sectores más explotados e incivilizados?»1

¿Cómo aceptar que la alienación no es sólo económica sinocultural pero que además es la sociedad toda la que se encuen-tra en esa situación? El arte revolucionario en la Argentinatuvo sin embargo, algunas formulaciones felices, en lo quedice respecto a la circulación y la exhibición de lo que se pro-ducía. En ese sentido los cineastas militantes radicalizaron suspremisas mucho más que otros sectores de la cultura. Quitaronal cine de su lugar de mercancía, al menos desde la produccióny circulación, pero en lo que hace a su concepción artística ynarrativa, quedó preso de las convenciones a las que el capita-lismo somete al arte.¿Es posible un arte no reificado en ese sentido? A pesar de lasdiferencias ideológicas de los grupos de cineastas militantes,hay algo más profundo que arriesgando un poco podría pen-sarse como un cierto temor de poner en la pantalla, para que elSujeto vea -cualquiera sea éste- que el mundo no es tan simpley que los malos y los buenos no están tan claramente defini-dos y como espectador/a y militante, tiene derecho a decidir.

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2. Departamento de Ciencias Sociales: Cooperativa de recuperadores deresíduos. Exclusión social y autoorganización. Julio Gabriel Fajn.

3. Unidad de Información: Racionalización y democracia en la escuelapública. La educación durante el período 1916-1930. Daniel Campione yMiguel Mazzeo.

4. Departamento de Cooperativismo: La cooperación y los movimientossociales. Consideraciones sobre el papel del cooperativismo en dosmovimientos sociales. Trabajo colectivo (MTD Matanza, MOI, MarioRacket y Gabriela Roffinelli).

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6. Departamento de la Ciudad del Tango: El tango en el teatro (parte 2). LilianaMarchini.

7. Departamento de Economía y Política Internacional: El petróleo en laestrategia económica de EE.UU. Valeria Wainer, Andrea Makón y CarolinaEspinosa.

8. Departamento de Economía y Política Internacional: La globalizaciónneoliberal y las nuevas redes de resistencia global. Dolores Amat, PedroBrieger, Luciana Ghiotto, Maité Llanos y Mariana Percovich.

9. Departamento de Estudios Políticos: La construcción del ejército de reservaen Argentina a partir de 1976. La población excedente relativa en el áreametropolitana de Buenos Aires, 1976-2002. Javier Arakaki

10. Departamento de Ciencias Sociales: La parte de los que no tienen parte. Ladimensión simbólica y política de las protestas sociales: la experiencia delos piqueteros en Jujuy. Maricel Rodríguez Blanco.

11. Departamento de Cooperativismo: FUCVAM. Una aproximación teórica ala principal experiencia cooperativa de viviendas en Uruguay. AnalíaCafardo.

12. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre adiciembre de 1974 (Parte 1). Gabriel Vommaro.

13 Departamento de Cooperativismo: El cooperativismo agrario en cuba.Patricia Agosto.

14. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre adiciembre de 1974 (Parte 2). Gabriel Vommaro.

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15. Departamento de Estudios Políticos: Las nuevas organizaciones popula-res: Una metodología radical. Fernando Stratta y Marcelo Barrera.

16. Departamento de Cooperativismo: Empresas recuperadas. Aspectosdoctrinarios, económicos y legales. Alberto Rezzónico

17. Departamento de Economía y Política Internacional: Alca y apropiación derecursos. El caso del agua. María de los Milagros Martínez Garbino, DiegoSebastián Marenzi y Romina Kupellián

18. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La participa-ción femenina desde un enfoque de género (Parte 1) Teresa HaydéePousada.

19. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La participa-ción femenina desde un enfoque de género (Parte 2) Teresa HaydéePousada.

20. Departamento de Cooperativismo: Dilemas del cooperativismo en laperspectiva de creación de poder popular. Claudia Korol.

21.Departamento de Cooperativismo: El zapatismo: hacia una transformacióncooperativa “digna y rebelde”. Patricia Agosto.

22. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y recauda-ción en el sistema tributario argentino (Parte 1). Rodrigo M. G. López.

23. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y recauda-ción en el sistema tributario argentino (Parte 2). Rodrigo M. G. López.

24. Departamento de La Ciudad del Tango: Laburantes de la música. Apuntesde su historia sindical. Mario A. Mittelman.

25. Departamento de Cooperativismo: Debate sobre Empresas Recuperadas.Un aporte desde lo legal, lo jurídico y lo político. Javier Echaide.

26. Departamento de Ciencias Sociales. Asambleas barriales y mitologías:Una mirada a partir de lasformas de intervención político cultural.Hernán Fernández, Ana Enz, Evangelina Margiolakis y Paula Murphy.

27. Departamento de Cooperativismo. Autogestión obrera en el siglo XXI:Cambios en la subjetividad de los trabajadores de empresas recuperadas, elcamino hacia una nueva sociedad. Analía Cafardo y Paula Domínguez Font.

28. Departamento de La Ciudad del Tango: La escuela de todas las cosas.Tango: acercamiento a los modos de transmisión de la música popular através de la reconstrucción oral. María Mercedes Liska.

29. Departamento de Historia: Las primeras experiencias guerrilleras enArgentina. La historia del «Vasco» Bengochea y las Fuerzas Armadas dela Revolución Nacional. Sergio Nicanoff y Axel Castellano.

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30 Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte I: El PRT-ERP: Nueva Izquierda e IzquierdaTradicional. Eduardo Weisz.

31. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los‘60 y ‘70 en Argentina. Parte II: Militancia e historia en el peronismorevolucionario de los años 60: Ortega Peña y Duhalde. Ariel Eidelman

32.Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte III: Historia en celuloide: Cine militante en los‘70 en la Argentina. Paula Halperín.

33. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los‘60 y ‘70 en Argentina. Parte IV: Mujeres, complicidad y Estado terroris-ta. Débora C. D’Antonio.

34. Departamento de Economía Política: Deuda externa: verdades que encandi-lan. Colectivo del Departamento.

35. Departamento de Comunicación: Los dueños de la palabra. La propiedadde los medios de comunicación en Argentina Luis Pablo Giniger.

36. Departamento de Ciencias Sociales: Los discursos de la participación: Unamirada hacia la construcción de la figura del ciudadano en la prensaescrita de la Ciudad de Buenos Aires. Matías Landau (coord.), AlejandroCapriati, Nicolás Dallorso, Melina Di Falco, Lucas Gastiarena, FlaviaLlampart, Agustina Pérez Rial, Ivana Sokoloff.

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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN

EDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOSAv. Corrientes 1543 - C1042AAB - Ciudad de Buenos Aires - Argentinahttp://www.cculturalcoop.org.are-mail: [email protected] del CCC: Floreal GoriniDepartamento de HistoriaCoordinador: Horacio López ISSN: 1666-8405

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