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PLAN PASTORAL ARQUIDIOCESANO
Arzobispado de Córdoba
2 MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019
Hoy, como Iglesia fraterna y misionera, queremos reafirmar el mensaje
fundamental. Lo que siempre hemos de destacar cuando anunciamos el
Evangelio: JESUCRISTO RESUCITADO NOS DA EL ESPÍRITU SANTO Y
NOS LLEVA AL PADRE. LA TRINIDAD ES EL FUNDAMENTO MÁS
PROFUNDO DE LA DIGNIDAD DE CADA PERSONA HUMANA Y DE
LA COMUNIÓN FRATERNA.
El centro de nuestro anuncio es Jesucristo salvador, que nos permite
encontrarnos con el Padre y el Espíritu Santo.
Destacamos la fe en la Santísima Trinidad como último fundamento de
la dignidad humana y del llamado a la comunión con los hermanos, en la
familia, en la Iglesia y en la nación.
En un momento de fuerte desintegración, la fe en este misterio es un
potencial que fortalece, sana y renueva los vínculos entre las personas.
Jesús, invitándonos a participar de la vida de la Trinidad, hace posible
que alcancemos nuestra mayor dignidad y una auténtica relación con los
demás en la justicia y el amor. La Iglesia, que es signo e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano,
se reconoce como servidora de la dignidad humana y de la comunión
fraterna en la hora actual de nuestra patria. Quiere ofrecer este
servicio mediante el testimonio renovado de la vida de sus miembros, el
anuncio de la Palabra con todas sus consecuencias, la celebración de los
sacramentos y la promoción del diálogo con todos.
(NMA 50-51)
MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019 3
Palabras de Nuestro Arzobispo
A todos los miembros de la comunidad arquidiocesana
Queridos hermanos y hermanas:
Disponiéndonos a comenzar el “momento comunitario” de nuestro itinerario pastoral,
quisiera compartir con ustedes un breve repaso del camino transitado y algunas consideraciones
respecto del mismo.
Al concluir el “Encuentro Eucarístico Nacional”, en septiembre de 2000, en los
encuentros pastorales que realizamos expresamos con fuerza algunos anhelos que nos desafiaban
y a la vez nos animaban a emprender un camino en común para anunciar y testimoniar el
evangelio de Jesús en Córdoba en el nuevo milenio a cuyas puertas estábamos.
En seguida comenzamos un trabajo entre todos para concretar ese propósito y con alegría
fuimos recibiendo distintas confirmaciones a lo emprendido: la carta “Al comienzo del nuevo
milenio” del Papa Juan Pablo II; el documento “Navega mar adentro” del episcopado argentino;
el documento de Aparecida del episcopado latinoamericano y caribeño. En estas confirmaciones
descubrimos no meras coincidencias circunstanciales, sino la voz del Espíritu que siempre habla a
la Iglesia (cf. Apoc. 1) y nos invita a responder con generosidad.
Posteriormente, identificado el “rostro ideal” de nuestra Iglesia local, realizado el
“diagnóstico pastoral” de la misma y trazado el “itinerario pastoral” comenzamos a recorrerlo.
Acabamos de vivir el primer “momento” de dicho itinerario, el “momento kerygmático”.
En este “año para contemplar” hemos procurado reconocer agradecidos el paso y la obra
de Dios por nuestra Iglesia local y hemos tratado de repasar las iniciativas emprendidas y las
tareas realizadas durante el momento kerygmático. El resumen de lo vivido ha sido positivo y
alentador, a pesar de los límites experimentados que debemos reconocer con humildad y de las
dificultades pendientes que tendremos que procurar superar con empeño y generosidad.
Ahora estamos invitados a abocarnos a un nuevo momento de nuestro itinerario pastoral:
el “momento comunitario”. Se trata de salir y de hacer la experiencia de encontrarnos con Jesús
y entre nosotros, como en el momento anterior, pero procurando vivirlo en común, juntos, cada
vez con mayor profundidad. Las recientes e insistentes invitaciones del Papa Francisco nos
animan también a ello.
Sólo nos será posible vivir este propósito si lo hacemos desde una experiencia interior,
espiritual, que se proyecte y se exprese en nuestro testimonio y tarea pastoral. A ese desafío
estamos convocados y le pedimos al Beato Brochero y a “su” Purísima que nos inspiren y nos
ayuden con su ejemplo y su intercesión.
+ Carlos José Ñáñez
Arzobispo de Córdoba
Córdoba, 26 de octubre de 2013
4 MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019
UN AÑO PARA CONTEMPLAR
“Si conocieras el Don de Dios” (Jn 4)
Síntesis del proceso de evaluación del Momento Kerigmático en el Plan Pastoral
INTRODUCCIÓN:
Como en la escena del encuentro de Jesús con la mujer de Samaría (Jn 4), en este año fuimos
invitados a sentarnos al borde del pozo y con Jesús mirar el camino transitado en el momento
kerigmático como Iglesia de Córdoba.
Ha sido una ocasión providencial para CONTEMPLAR el “paso” salvífico de Dios en medio
nuestro, celebrando su presencia con memoria agradecida y reconociendo con franqueza las
limitaciones y carencias que nos obstaculizan en el anuncio del evangelio.
Acercamos en este documento una síntesis de los aportes realizados por las distintas
comunidades1. Recordamos que el trabajo fue animado con dos instrumentos: “Memoria
Agradecida” y “Evaluación”, que nos permitieron constatar aciertos, límites y desafíos en el camino
pastoral de estos años. Es oportuno aclarar que dichos instrumentos fueron abordados de distintas
maneras, que fue diversa la propuesta según los ámbitos pastorales y que la redacción de las
conclusiones se expresaron con características particulares.
Reconocemos que se han dado algunas dificultades en la comunicación para recibir los aportes
y trabajos de síntesis que se habían solicitado. En este texto asumimos los aportes recibidos de 36
parroquias de la ciudad (48%) y 6 síntesis zonales, 20 parroquias del interior (47%) y 3 síntesis zonales,
4 comisiones diocesanas, 16 movimientos y asociaciones, y el seminario mayor en cuanto al trabajo de
memoria agradecida. En relación al Instrumento de Evaluación se incorporaron los aportes de 45
parroquias de la ciudad (60%) y 8 síntesis zonales, 30 parroquias del interior (71%) y 4 síntesis zonales,
7 comisiones diocesanas, 14 movimientos y asociaciones, síntesis de institutos seculares, 7
comunidades religiosas, 34 instituciones educativas, y el seminario mayor. Después del 31 de julio
continuaron llegando algunos aportes que no están incluidos en este documento.
Teniendo en cuenta lo anterior, esta devolución quiere ser fiel a lo recibido valorando el tiempo
dedicado, la experiencia de fe realizada, los esfuerzos presentes. En medio de todo, en el entramado
de nuestras palabras y experiencias, ha sido un desafío y una gracia descubrir por dónde el Espíritu
nos anima a caminar.
SALIR….ENCONTRAR…VALORAR…
Una mirada desde lo que nos propusimos en el Momento Kerigmático.
En lo que denominamos Momento Kerigmático (2007-2012) nos propusimos suscitar junto a los
hombres y mujeres que conformamos el Pueblo de Dios en Córdoba, tanto en familias como en
comunidades, una experiencia de Jesús que nos ama entrañablemente, que nos llama a cada uno por
nuestro nombre y desde nuestra realidad; para ser discípulos que nutridos con el pan de su Palabra
nos reconociéramos hijos y hermanos, generando nuevos espacios para la comunicación y el
encuentro con la sociedad y la cultura.
1 Nos referimos a “comunidades” en sentido amplio, incluyendo en la expresión a los diferentes ámbitos eclesiales.
MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019 5
El apropiarnos nuevamente del “Kerigma”, darle lugar en nuestras vidas y la experiencia de un
Dios que nos ama profundamente, nos animó a salir, a confiar, a encontrarnos con los demás, a
acortar distancias valorando y comprometiéndonos con la historia, las personas y su cultura.
Reconocemos que esta “inquietud por salir” ha estado presente en el caminar de todas
nuestras comunidades, aunque de manera distinta. Muchos valoran y agradecen esta experiencia
reconociendo que animó la vida cotidiana y orientó las acciones propuestas, otros, aunque en menor
cantidad, manifiestan que este dinamismo ha estado poco presente o ha sido más eventual y
esporádico, y unos pocos han expresado que no ha estado presente.
“Salir” ha significado “encontrarse”; entre nosotros primero -capillas, grupos, sectores- y
también con otros ámbitos sociales y culturales -instituciones barriales, profesionales, artistas y
artesanos, ONG, grupos étnicos, diferentes credos- generando nuevos espacios de vínculos. Esta
experiencia es valorada como un don y desafío vivido, celebrado y trabajado a partir de muchas
iniciativas aunque no siempre de manera estable y constante.
Más allá de las dificultades y las exigencias, encontrarnos con “otros” nos hizo aprender que
podemos ampliar la mirada y que “salir nos abre la cabeza”2. Que “ser heterogéneos nos enriquece”, y
que “es importante respetar la cultura del otro”. Que podemos y debemos buscar y ensayar nuevos
modos de comunicación y que, como hombres y mujeres de fe tenemos una responsabilidad
ciudadana en la contribución al Bien Común. Es por eso que, en general, se manifiesta la necesidad de
seguir creciendo en este horizonte, generando mejores medios, y animándonos a dejar falsas
seguridades.
También se ha reconocido que vamos incorporando y aprendiendo un estilo de trabajo con
otros expresado en acciones: la participación en actividades eclesiales y sociales, el asumir juntos las
problemáticas para encontrar soluciones, el discernir y planificar comunitariamente, en el intercambio
de experiencias, etc.; y en actitudes: valoración de carismas, saber delegar y permitir la
“corresponsabilidad” , permitir el disenso y construir acuerdos a través del diálogo, reconocer y tener
en cuenta las distintas realidades comunitarias (respeto a la diversidad), en los modos asumidos al
salir y estar presente.
Ciertamente aún persisten como desafíos las actitudes autoritarias, la dependencia de
sacerdotes, las estructuras rígidas-cerradas en algunos ámbitos, los estilos de formación (en algunos
sacerdotes y agentes pastorales) que no favorecen la participación y el crecimiento en la adultez de la
fe, la falta de organización y de espacios de conducción en algunas comunidades (Consejos
Pastorales), y el desconocimiento de carismas.
UN POZO, EL AGUA, PREGUNTAS, y DOS VIDAS ENCONTRADAS…
Una mirada a los instrumentos y medios propuestos.
Un pozo en Samaría, la tarea habitual de buscar agua para el hogar, un pedido que sorprende,
abren las posibilidades de encuentro, de conocimiento, de anuncio de la Buena Noticia.
2 Las expresiones en cursiva corresponden a lo dicho por las comunidades
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En este Año para Contemplar también nos propusimos evaluar y revisar los instrumentos
pastorales que hemos utilizado viendo si han sido útiles o provechosos, si nos han permitido
encontrarnos y hacer el camino de Jesús con la samaritana conscientes de que tenemos mucho por
aprender y que en el mismo caminar fuimos realizando cambios y reordenando las propuestas.
Todos han considerado importante contar con LEMAS, LOGOS y CITAS BÍBLICAS que
acompañen el año pastoral, si bien la utilización y aprovechamiento de los mismos ha sido relativa al
proceso e historia de cada comunidad, y en algunos ámbitos sigue siendo un desafío cómo
incorporarlos.
Han sido instrumentos motivadores y disparadores para la vida comunitaria estando presentes
principalmente en gráficas. La referencia en otros momentos litúrgicos, formativos y pastorales no
fue constante. Se reconoce que iluminan el proceso, ayudan al trabajo orgánico, mantienen presente
el Objetivo del Momento Pastoral y nos unen en un Espíritu y lenguaje común en la Diócesis
Los aportes en este sentido nos alientan a proponer textos bíblicos cada año, lemas sencillos y
logos para cada plan corto (tres años), acompañándolos de materiales que permitan interiorizarlo en
cada comunidad. Otras sugerencias son en relación a la posibilidad de contar con ellos en formato
digital de manera ágil para socializarlos creativamente y que acentúen la realidad actual.
Se ha coincidido en valorar la realización de los GESTOS DIOCESANOS ya que nos ayudan a
realizar una experiencia de fe, a salir al encuentro de los otros respetando la diversidad, a integrarnos
como comunidad y grupos, a afianzar el vínculo con otras instituciones; a hacer visible la Iglesia
metida en el mundo, haciendo memoria, llegando al pueblo desde sus costumbres y tradiciones.
“Porque la gente los entiende, los valora y ayuda a integrarnos con los más alejados de la Iglesia…”. Los
gestos que más se realizaron fueron aquellos relacionados con la religiosidad popular (fiesta de la
Virgen – Novena) y los gestos misioneros. También se mencionan las celebraciones patrias.
Algunos han reconocido dificultades para asumir la dinámica propuesta en los “gestos”
experimentando límites en su realización. Así mismo se sugiere continuar con esta propuesta
alentando a cada comunidad para que los adapte a su realidad. Que se sostengan aquellos Gestos que
animen al encuentro con la sociedad y la cultura, y que se tenga en cuenta las realidades del interior
de la diócesis.
Los MATERIALES DE REFLEXIÓN-ORACIÓN y las propuestas de TALLERES e INSTANCIAS DE
FORMACIÓN han sido considerados como instrumentos que ayudaron a crecer en la fe; que orientan,
enriquecen e iluminan la tarea pastoral; que animan en un modo de ser Iglesia y unifican criterios de
acción. Respecto a los Talleres se ha valorado la solvencia de quienes llevaron adelante dichos
espacios formativos.
Se reconocen, sin embargo, algunas dificultades en relación a los contenidos y materiales
ofrecidos, en ocasiones por un lenguaje complejo-difícil y en otras porque no se comprendió la unidad
con el proceso y realidad de cada comunidad. El cansancio de algunos agentes pastorales y la actitud
de algunos sacerdotes que no valoran estas instancias dificultaron la participación y la socialización
de estos instrumentos en las comunidades.
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Los aportes en este punto animan a sostener este camino y estilo de formación buscando
modos y medios para descentralizar las propuestas (sobre todo aquellas que implican reuniones y
desplazamiento de las personas) y ofreciendo subsidios para que sean replicados en otras instancias.
También se solicita que se citen las fuentes de donde se toman los contenidos, y que para su difusión
se aprovechen mejor los recursos informáticos y otros medios.
Las JORNADAS y ENCUENTROS PASTORALES DIOCESANOS se han vivido como espacios en
donde hemos hecho la experiencia de ser y sentirnos Iglesia Diocesana, Pueblo y Familia de Dios. Han
sido instancias de animación y formación que han permitido la evaluación permanente del Plan, y el
encuentro con toda la diversidad y riqueza de nuestra Iglesia local.
Sentimientos y experiencias similares, si bien con matices propios, se han expresado en
relación a las Jornadas Zonales: éstas han posibilitado conocer más la realidad de cada comunidad y
de cada Zona Pastoral enriqueciendo las miradas. Han sido oportunidades para crecer en el trabajo de
equipo, organizar y coordinar, confiar en las capacidades de otros hermanos, delegando,
discerniendo y evaluando. Han sido un ámbito de reflexión sobre temas eclesiales y un compromiso
de acciones concretas.
Las conclusiones recibidas desde las comunidades subrayan continuar con la realización de
estas Jornadas Zonales y Diocesanas ofreciendo algún material que permita una preparación previa y
comunicando las conclusiones arribadas. Se sugiere prever la preparación y formación de quienes
prestan el servicio de la coordinación de grupos, ayudando a que animen la participación de todos y el
cumplimiento de los objetivos propuestos. Intercalar en los años la realización de Jornadas Zonales
con Asambleas Parroquiales o expresiones similares. Algunos sugieren que se realice un encuentro
diocesano al año, otros proponen sostener los actuales, algunos que se realicen más encuentros,
incluso incluyendo a jóvenes.
Un punto altamente considerado en la experiencia zonal son las COMISIONES ZONALES,
entendidas y valoradas como nexo de comunicación y vínculo de unión entre las distintas
comunidades y ámbitos presentes en la zona, y con la Diócesis. Las Comisiones Zonales han ayudado
a compartir experiencias desde diferentes dones y talentos, a crecer en la fe y en la espiritualidad, a
vivir la comunión, la participación y el compromiso con el otro y por el otro y a encontrar un espacio
de reflexión comunitaria. Han alentado y generado una mayor participación de los laicos. Junto a las
Jornadas Zonales han sido espacios de discernimiento del Plan Pastoral y aterrizaje del mismo a las
comunidades-zonas más chicas.
La experiencia de estos espacios no ha estado exenta de dificultades: no siempre las
Comisiones se han sentido acompañadas/animadas desde la Diócesis, no todas han logrado
representatividad de las comunidades; no siempre los párrocos dan importancia a este espacio; la
falta de perseverancia de algunos miembros y la dificultad de incorporar a los jóvenes.
Se reconoce la necesidad de seguir afianzando y madurar en la “identidad” de las mismas,
fortaleciendo el trabajo en conjunto de sacerdotes, religiosos y laicos. También es un pedido que los
sacerdotes asuman el rol de verdaderos animadores en la participación de miembros de las
comunidades, e intermediarios de las mismas con los consejos pastorales.
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Otras consideraciones y aportes.
En los trabajos recibidos, desde los distintos instrumentos, algunos han valorado cómo el
camino transitado con el Plan Pastoral “ha sido un vehículo apropiado para afianzar el compromiso”.
Otros han reconocido que les ha permitido tener un eje transversal desde donde planificar las
actividades y propuestas en sus comunidades, como así también el haber sostenido y dado
continuidad en el tiempo al camino pastoral, encontrando libertad para adaptarlo en cada realidad.
Sostener la animación del itinerario emprendido en los diferentes ámbitos, descubrir las
adaptaciones necesarias y apropiarnos de la mística que el proceso nos invita a realizar, siguen siendo
desafíos que interpelan.
En este horizonte se reconoce la necesidad de cuidar el acompañamiento de quienes se
integran al proceso o no se han podido incorporar; de alentar a una mayor articulación de planes y
líneas de acción con las que cuentan algunas congregaciones religiosas, movimientos y asociaciones y
el camino diocesano; crecer en un ejercicio de planificación que nos permita incorporar y priorizar en
las agendas las distintas propuestas y actividades.
El camino transitado, con sus límites y aciertos, nos ha permitido realizar una renovada
EXPERIENCIA ECLESIAL como Pueblo que peregrina en Córdoba. En los aportes recibidos se valora y
agradecen los esfuerzos y medios implementados para una mayor comunicación e información en el
seno de nuestra comunidad diocesana, la permanente presencia y actitud asumida por nuestro
Arzobispo en la animación del espíritu del plan pastoral, el constatar hoy una mayor sintonía de un
lenguaje común en el anuncio del Evangelio.
UN CÁNTARO OLVIDADO….
UNA VERDAD ENCONTRADA….
UNA ALEGRÍA PARA COMPARTIR…y EL REINO QUE SE HACE PRESENTE…
Conclusión
La dinámica del encuentro con Jesús ha llevado a la mujer de Samaría a encontrarse con ella
misma, con su verdad más profunda y eso la ha movilizado: su cántaro queda olvidado y corre
presurosa a compartir con otros esta experiencia redentora: “Me ha dicho todo lo que hice”- me ha
dicho quién soy- “¿No será el Mesías?” les dice a sus compatriotas en la ciudad.
Como comunidad de discípulos y discípulas, todos nuestros esfuerzos deben ser para sumarnos
al anuncio que atravesó la vida de Jesús: el Reino de Dios se ha hecho presente en su persona, en sus
palabras y en sus opciones.
En tal sentido, nos preguntábamos si el camino realizado nos había ayudado a hacer
EXPERIENCIA DE JESÚS Y DE SU REINO. Los aportes recibidos son coincidentes en afirmar que lo
hemos reconocido en la dinámica del salir, en el conocernos, integrarnos y compartir búsquedas. Ha
estado presente en el servicio comunitario y el crecimiento de la participación activa, en la
reconstrucción de vínculos y superación de prejuicios; en las búsquedas del bien común y
compromiso ciudadano; en la participación en situaciones de conflictividad social y respuestas
solidarias; en el respeto por la diversidad y el diálogo con otras religiones.
Salir, encontrarse con otros, valorar y valorarnos, ha sido reconocer que el Reino de Dios está cerca, a la vuelta de la esquina, gestándose misteriosamente como la semilla que el sembrador deja caer en la tierra y de cuyo proceso de crecimiento no somos dueños sino sólo servidores.
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Presentación del itinerario en el momento comunitario
1. Introducción.
La presentación general del itinerario pastoral con sus tres momentos y del Momento
kerygmático en particular, realizada en el año 2006, estuvo precedida de un intenso trabajo
en toda nuestra Arquidiócesis. Después de haber celebrado el EEN (2000) y participado
activamente en la Consulta realizada por la CEA (2001-2002) para renovar las Líneas
Pastorales para la Nueva Evangelización en Argentina formulamos las “Líneas de Acción
Pastoral”. NMI, verdadero testamento pastoral del Beato Juan Pablo II, fue una gracia que
confirmó nuestro camino y nos alentó en esta búsqueda de una evangelización nueva “en su
ardor, métodos y expresión”.
En el año 2003, junto con la identificación de los criterios generales de Pastoral le
suplicamos al Señor que nos mostrara el “rostro de su pueblo”. El “Rostro ideal” (2004) fue
un texto sintético que expresaba el discernimiento de esa gracia ofrecida por el Señor al
Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba. En formulaciones breves expresamos la Iglesia
que el Señor nos invita a ser y el compromiso decidido que asumimos diocesanamente para
responder a su invitación. La enorme riqueza del Concilio Vaticano II (LG, GS, etc), nuestra
“brújula segura”, se expresó en esta mediación operativa que llamamos “Rostro ideal” como
un faro para guiarnos en este tramo del camino.
La identificación del ideal encendió nuestros corazones, movilizó a nuestras
comunidades y nos permitió abocarnos a una mirada creyente de la realidad que tuvo
muchas instancias participativas3 y desembocó finalmente en la formulación del “Diagnóstico
pastoral” de nuestra Arquidiócesis (2005-2006). El diagnóstico formuló los problemas
fundamentales que descubrimos en la raíz de muchísimas situaciones que nos afectan. Siete
núcleos que nos desafían. Nuestra mirada creyente intentó ir al fondo de esas problemáticas,
descubriendo en el corazón de las mismas, posibilidades y semillas de vida. Una lógica
pascual que en vez de paralizarnos nos puso en camino.
3 Identificación de insatisfacciones, fichas para el análisis de la realidad, síntesis diocesana de los aportes en el
documento “Ver, comprender y abrazar la realidad”, Diagnóstico Pastoral.
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Y eso fue precisamente lo que hicimos a partir de allí. Identificar el camino a recorrer.
Quedó expresado en tres textos: el “Itinerario general de Pastoral”, los “Momentos del
Itinerario Pastoral” (Kerygmático, Comunitario y Misionero) y los “Cuatro procesos
fundamentales”. Sobre todo estos dos últimos documentos nos permitieron evitar listas
interminables de cosas por hacer para centrar la atención y la dedicación en algunos
aspectos fundamentales de la acción evangelizadora en sintonía con lo propuesto por NMI,
por “Navega Mar adentro” y posteriormente por la V° Conferencia del Episcopado
Latinoamericano en Aparecida.
2. Las gracias y los desafíos del Momento Comunitario.
Tal como está señalado arriba, en el Diagnóstico Pastoral están formuladas
posibilidades, oportunidades que se nos presentan, vida escondida en lo que parecen
situaciones adversas y negativas. El Rostro ideal nos hace caer en la cuenta también de
gracias ofrecidas por el Señor para que vaya tomando forma en este tiempo el rostro de su
Pueblo. “Lo que soñamos como ‘rostro ideal’ y lo que tenemos como ‘rostro real’. Entre el
‘sueño’ y la ‘realidad’ media para nosotros la esperanza, la construcción comunitaria del paso a
paso” (Conclusión del Diagnóstico Pastoral). Al comenzar el momento Comunitario podemos
volver a estos documentos para identificar esas posibilidades y gracias abriéndoles nuestros
corazones.4
a. “…como un océano inmenso en el que hay que aventurarse, con la ayuda de Cristo”
NMI 58 La posibilidad de una fe más adulta y fraterna…un pueblo que viva según tu
espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero.
Del Diagnóstico Pastoral: El “desamparo” -con sus sentimientos de desprotección,
abandono e inseguridad- … una gran dificultad para ponerle nombre a lo que nos
pasa… Estamos perplejos, confundidos y en ocasiones con la impresión de realizar
esfuerzos estériles…El malestar producido por estas transformaciones profundas no
debe llevarnos a nostalgias del pasado o a encierros temerosos. El Espíritu invita a la
Iglesia a adentrarnos en el “inmenso océano” (NMI 58) de nuestro tiempo con la
confianza de que el Señor marcha con nosotros. Lo que vivimos y nos pasa no es una
“calamidad” sino una “oportunidad” que nos purifica de falsas seguridades, nos abre a
la primacía de la gracia y nos invita a una actitud de pobreza sin triunfalismos y a una
libertad evangélica sin privilegios… En el desamparo de esta época, en medio de todas
las soledades humanas, también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir
y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas”. (DP 1)
Del Rostro ideal: “El rostro de nuestra Iglesia local es una gracia que no inventamos; se
trata de un don recibido de Dios que pedimos reconocer y amar… un pueblo que viva
según tu Espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero. Por eso elegimos
4 DP Diagnóstico Pastoral y RI Rostro ideal.
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vivir a partir de la Palabra y la Eucaristía, en camino de misión, y acompañados por María,
mujer modelada por la Palabra, madre y primera discípula.” (RI introducción y n° 1)
b. Comunidades en camino de conversión pastoral. (DA 366.370). En este cambio de
época ¿Recetas individualistas, repetición rutinaria o improvisaciones temerarias? El
hermoso y arduo camino de la identificación comunitaria-colectiva de un nuevo
paradigma…en el discernimiento comunitario, abiertos y sin ataduras.
Del Diagnóstico Pastoral: “hemos identificado muchos síntomas que muestran una
inadecuación entre la realidad y nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos con
ella… Siendo múltiples las causas de esta situación, nos parece que la más profunda de
ellas es que el “paradigma” desde el que funcionamos (que es el modelo operativo
concreto de nuestra acción) parece responder a una realidad que ya no existe, esto
significa que necesitamos situarnos desde un nuevo “paradigma”… lo que se nos pide
no es exactamente una adaptación a las reglas de juego que hoy existen en la sociedad,
se trata de una conversión pastoral para ser en este tiempo y esta historia concreta la
Iglesia de Jesucristo… La configuración concreta de este nuevo paradigma, cuyos rasgos
principales expresamos en el Rostro ideal, es algo que deberemos ir encontrando y
afianzando progresivamente en toda nuestra Arquidiócesis con mucha esperanza,
apertura, paciencia, creatividad.” (DP 2)
Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia abierta y
libre. Por eso, elegimos madurar en el discernimiento comunitario, en la apertura a los
signos de los tiempos, y en la disponibilidad para dejarnos sorprender por tu Espíritu
Santo. (RI 2)
c. “Un hospital de campaña” (Papa Francisco) En la experiencia desgarradora de
fragmentación el anhelo y la gracia de la unidad. Unidad de vida en las personas…
unidad fraterna en nuestras comunidades.
Del Diagnóstico Pastoral. “Vivimos momentos intensos pero dispersos y aislados unos
de otros que nos hacen estar en todas partes sin encontrarnos en ningún lugar y muchas
veces sin nadie al lado. La dispersión del presente puede estar revelando no sólo el
desborde ante la cantidad y variedad de demandas y el desconcierto ante tantos cambios
y novedades sino también un cierto “mesianismo omnipotente” que “lo puede todo”, la
confianza está asentada más en las propias fuerzas y capacidades que en la acción
providente y salvadora del Señor. Además, nuestra historia argentina, llena de
desencuentros y rupturas, heridas y dolores nunca asumidos completamente, dificulta la
dicha de la reconciliación y la unidad. En este contexto una pastoral orgánica para
nuestra Diócesis ha sido una urgencia siempre sentida y nunca del todo lograda. Esta
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situación, que ciertamente nos desestabiliza, es sin embargo, ocasión o punto de partida
de una renovación que el Espíritu del Señor está gestando: caminar desde la
fragmentación hacia la unidad de vida de personas y comunidades. La ruptura y
dispersión, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de
Jesucristo. Es un fuerte llamado a dejar nuestros personalismos y cegueras y
aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar
juntos y construir el “nosotros” de la comunidad. Es también una oportunidad
providencial para encontrarnos en un plan pastoral que nos ayude a centrar la mirada, el
corazón, la entrega apasionada a ciertas cosas, relegando otras. Eso evitará la dispersión
hacia el futuro, aliviará la carga que muchas veces experimentamos y le dará orientación
a la acción pastoral”. (DP 3)
Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de caminar juntos, con
criterios pastorales comunes y animados por la espiritualidad de comunión Por eso,
elegimos integrar orgánicamente la variedad de dones, carismas y ministerios,
promoviendo con diligencia y perseverancia todas las vocaciones en el seno de nuestras
familias. (RI 4). Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo samaritano
en el que brille, por sobre todo, la caridad y la solidaridad. Por eso, elegimos asumir la
opción de Jesús, su amor preferencial por los pobres, los débiles y enfermos. (RI 6)
d. “La comunión eclesial, nacida del corazón de Cristo, es reflejo de la Trinidad” NMA
60. (¿Galeón o Fragata?) Pocos haciendo todo-mucho…muchos-todos haciendo bien
lo que cada uno puede desde sus talentos…”elegimos integrar orgánicamente la
variedad de dones, carismas y ministerios”.
Del Diagnóstico Pastoral: “este anhelo (de participación) no se verifica en la calidad y
en la generosidad de nuestros compromisos… es necesario que en nuestras
comunidades asumamos con realismo los condicionamientos presentes en nuestra
sociedad (histórico-culturales) y en las personas (laborales-familiares) para adaptar
nuestras propuestas e invitaciones (métodos, horarios, tiempos, etc.) y así todos tengan
la oportunidad de participar. Deberemos también revisar un estilo pastoral que no
responde a la conciencia que hoy la Iglesia tiene de sí misma y a las exigencias de estos
tiempos: un estilo fuertemente clericalista (fruto no sólo de los presbíteros sino de
muchos laicos); que exige mucho a pocos y no siempre propicia la participación adulta.
También es preciso considerar que mucha gente guarda heridas y distancias en relación
con la Iglesia o con nuestras comunidades, instituciones o agentes de pastoral, tales
situaciones requieren ser previamente sanadas y reconciliadas… También hay otros
signos presentes que nos alientan y nos muestran que estamos ante una oportunidad
inédita: todavía existe un alto porcentaje de cordobeses que se “sienten parte” de
nuestra Iglesia.” (DP 4)
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Del Rostro ideal: “Ser católicos es ser universalmente abiertos, sin excluir ni
discriminar a nadie; es todo lo contrario al elitismo y al individualismo. (RI 2) Según lo
reconocemos en otra de nuestras Líneas de Acción diocesanas, la espiritualidad de la
comunión, fundada en la común vocación bautismal de la Iglesia, implica una modalidad
pastoral inclusiva de las legítimas diversidades, capaz de recrear los espacios eclesiales
para hacerlos acogedores, activos para ser un fermento de comunión y reconciliación en
la sociedad (RI 4) Para Jesucristo no existen los “marginales”, aquellos situados al
margen del amor de Dios, y mucho menos los “excluidos”. Si se elige el Evangelio no es
optativo el amor a los pobres. Tal como lo sugiere una de nuestras Líneas de Acción
Pastoral, esta preferencia es inclusiva e integradora; es hacernos prójimos de cada ser
humano. (RI 6)
e. “Una comunidad profética con la humildad de los que tienen mucho que aprender”.
(Rostro Ideal 3). La necesidad y la posibilidad de comunicarnos desde otro lugar:
desde un nosotros “sinfónico” (todo lo contrario de los virtuosismos unipersonales) y
de otra manera.
Del Diagnóstico Pastoral: “Esta nueva situación puede llevarnos a desistir del diálogo y
a quedarnos en afirmaciones y posiciones que muchas veces nos aíslan y encierran. No
sabemos y a veces no queremos comunicarnos… Necesitamos pasar de la
incomunicación al diálogo. Esta nueva “escucha-conocimiento” tiene que ver también
con el desafío de hacernos presente en las nuevas geografías, los nuevos ambientes, etc.
Es necesario que, además, pasemos de una pura comunicación asertiva e indicativa a la
comunicación persuasiva, paciente, humilde, que sea capaz de explicitar la belleza de lo
que se anuncia. Esta es una oportunidad para que aprendamos nuevamente a
comunicarnos con la cultura actual, aunque ciertamente desde otro “lugar”: la humildad
del discípulo que también necesita aprender y no solo la actitud magisterial del que sólo
tiene que enseñar.” (DP 5)
Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una comunidad
diocesana profética y discípula. Por eso, elegimos anunciar y dar testimonio de tu Reino y
su justicia, con la humildad de aquellos que todavía tienen mucho que aprender. El
servicio de la Iglesia a nuestro mundo es su testimonio profético. Por tanto, la
comunidad cristiana tendrá que: interpretar evangélicamente los desafíos de la realidad,
comprometerse en la defensa de los derechos humanos y la justicia, testimoniar el valor
de la vida. (RI 3)
f. “Prefiero una iglesia que por salir sufre algún accidente a una iglesia que en el
encierro se enferma” (Papa Francisco). Saliendo comunitariamente a los confines
“existenciales”, como un pueblo samaritano, para encontrarnos con los heridos, los
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“excluidos, desechables” (DA 65)…para una compasión efectiva, que los ayude a
ponerse de pie para que caminemos juntos.
Del Diagnóstico Pastoral: “No hemos sabido llegar a todos los pobres y a las diversas
expresiones de pobreza que hoy nos rodean…nos cuesta detenernos y vencer inercias,
temores y precauciones que nos paralizan o que nos hacen caer en fórmulas
asistencialistas o burocráticas”… “Todos los cristianos sentimos el inmenso desafío de
imaginar nuevos modos de estar cerca de los más pequeños, sabiendo que sólo llegando
a los últimos llegaremos a todos.” (DP 6)
Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo
samaritano en el que brille, por sobre todo, la caridad y la solidaridad. Por eso, elegimos
asumir la opción de Jesús, su amor preferencial por los pobres, los débiles y enfermos.
(RI 6)
g. “No podemos ser peregrinos que caminan al cielo si vivimos como fugitivos de la
ciudad terrena” NMA 74 Animados por una espiritualidad que “ancle nuestra vida en
el misterio…nos permita asumir la realidad…compartiendo la vida, sosteniéndonos
mutuamente para hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de
comunión”.
Del Diagnóstico Pastoral: “el anhelo de una profunda experiencia de Dios que nos
permita vivir desde la fe nuestra realidad personal, familiar, social y cultural. La sed de
espiritualidad se manifiesta de muchas maneras. Para que esto sea realidad necesitamos
promover una espiritualidad que, en consonancia con el rostro ideal de Iglesia propuesto
sea “contemplativa, eucarística, mariana y misionera”. Además, en estos tiempos los
discípulos de Jesús ya no podemos vivir aisladamente nuestra fe. Necesitamos compartir
la vida, sostenernos mutuamente y hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y
escuela de comunión.” (DP 7)
Del Rostro ideal: Según lo afirmamos en una de las Líneas de Acción Pastoral, el camino
de la santidad personal y comunitaria implica nutrirse de la Palabra de Dios, el cultivo de
la vida sacramental, el arte de la oración, el compromiso con nuestro tiempo, y la
permanente iniciativa misionera. (RI 7)
MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019 15
OBJETIVO DEL MOMENTO COMUNITARIO NOS PROPONEMOS
“Que todos los hombres y mujeres que conformamos el Pueblo de Dios aquí en Córdoba, en familias y comunidades
hagamos la experiencia comunitaria de encontrarnos con Jesús que nos ama, nos convoca e interpela con su Palabra, nos congrega y nos invita a continuar saliendo hacia las periferias
y reconozcamos el Reino de Dios que se abre camino en nuestras tierras y nos anima a afianzar espacios para el encuentro y la colaboración con la sociedad y la cultura.
En PROCESOS PASTORALES
En el año 2007 el Obispo, como Padre y Pastor, presentó los cuatro procesos
fundamentales que consideramos que el Señor nos invitaba a llevar adelante a lo largo
de toda esta etapa de actuación del plan. Estos procesos estaban de algún modo
delineados en nuestras cuatro Líneas de Acción Pastoral y en los criterios pastorales, y
aparecen con nitidez en el “diálogo” entre el Diagnóstico pastoral y el Rostro ideal al
identificar el itinerario.
Hablamos de procesos porque vemos con claridad que la nueva evangelización
requiere no sólo actividades e iniciativas bien pensadas sino principalmente desarrollo
continuo de la vida y de la gracia en itinerarios coherentes. Decimos que son procesos
fundamentales porque atravesarán y animarán todo nuestro itinerario pastoral y
porque de ellos se derivan y con ellos se relacionan todas las demás iniciativas y
actividades. Es importante tener presente que, aunque estos procesos sean múltiples, el
itinerario pastoral es uno; por eso no pueden ser paralelos y simplemente coexistir. En
cada etapa del camino procuramos ver cómo se relacionan, articulan y enriquecen
mutuamente
16 MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019
Los procesos miran siempre simultáneamente al interior de la comunidad cristiana
(sus agentes y miembros activos, celebraciones y diversas iniciativas) y a la sociedad y
la cultura (sus responsables, estructuras, ámbitos, etc).
Estos procesos fundamentales son:
El proceso de maduración espiritual y formación integral y permanente,
personal y comunitario
El proceso de inclusión participativa: llegando a y trabajando con y desde
todos.
El proceso de construcción y reconstrucción de la fraternidad-comunión
El Proceso de una nueva comunicación y servicio a la sociedad y la cultura.
CUATRO PROCESOS EN EL MOMENTO COMUNITARIO
Estos cuatro estarán presentes durante el momento comunitario en continuidad e
integración con lo propuesto en el momento kerigmático, asumiendo y fortaleciendo los
pasos dados.
En el proceso de maduración espiritual y formación integral sostendremos la
formación de los actuales agentes pastorales y tendremos presentes a quienes se
integren como consecuencia de nuestra acción evangelizadora.
El contenido y la impronta fundamental de esta formación y espiritualidad será la
fraternidad-comunión en el horizonte del Misterio Trinitario, reconociendo y valorando
la presencia del Reino de Dios entre nosotros. Esta será una nueva oportunidad para
retomar los textos y el espíritu del Concilio Vaticano II, Aparecida y Navega Mar
Adentro.
Seguiremos profundizando en la centralidad de la Palabra de Dios rezada,
meditada, estudiada y compartida en todos los ámbitos de nuestra vida eclesial, seguros
de que allí cada persona y comunidad encontrará la luz que le permita afrontar las
distintas situaciones y problemáticas que le tocan vivir. Para ello, tendremos que
propiciar que en todos nuestros encuentros la Palabra de Dios compartida tenga un
espacio fundamental, sirviéndonos de la rica y variada experiencia ya existente en
muchas comunidades. También propondremos nuevos espacios de fraternidad y
formación en torno a la Palabra de Dios (novenas, propuestas de retiros, gestos
significativos, tiempos litúrgicos fuertes, etc.) de manera eventual y gradual durante el
tercer plan corto; para alentar en el cuarto plan, a experiencias más estables de pequeñas
comunidades o grupos en torno a ella.
MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019 17
Así como en el momento kerigmático nos dejamos guiar por el evangelio de
Marcos, en este momento nos acompañará el evangelio de Mateo y nos ayudará a
renovarnos espiritual y pastoralmente.
Si bien ya hemos dado pasos en una formación para una “salida respetuosa”
hacia los confines geográficos de nuestras comunidades y ámbitos, será importante
sostener una “espiritualidad misionera” anclada en Jesús y la Palabra compartida. “La
comunión es misionera y la misión es para la comunión.”(DA 163) En este horizonte
tendremos que prepararnos para salir a los “confines humanos” de nuestra sociedad,
conscientes de que “somos depositarios de un tesoro que humaniza, que aporta vida, luz y
salvación.”(NMA 16)
Como expresión y experiencia de una Iglesia Comunión con diversidad de dones,
servicios y ministerios (1 Cor. 12), queremos identificar, reconocer y madurar esta
diversidad acompañando las distintas vocaciones y carismas en el Pueblo de Dios, con
una pastoral vocacional que contribuya a generar una cultura vocacional integral en el
seno de nuestras comunidades. Tendremos también la oportunidad de proponer nuevos
servicios, especialmente “animadores” de grupos en torno a la Palabra de Dios
(elaborando y madurando un perfil, un itinerario y propuesta de formación adecuados
para ellos). Además, tendremos que re-significar y fortalecer los ámbitos de formación
presentes.
En el proceso de inclusión participativa sostendremos el esfuerzo por llegar a
los “confines geográficos”, fortaleciendo los vínculos ya creados y generando nuevas
estrategias para alcanzar a aquellos a quienes aún no hemos llegado (familias, centros
educativos, centros vecinales, clubes, academias, hospitales, sanatorios, espacios
artísticos y ligados a la cultura, etc). En este dinamismo nos proponemos identificar
cuáles son los “confines humanos o existenciales” presentes en cada ámbito y
comunidad (tercer plan corto), para luego buscar los medios y estructuras que nos
ayuden a salir a su encuentro. (“prefiero mil veces una iglesia accidentada a una iglesia
enferma” Papa Francisco a los obispos argentinos 25.III.2013)
Desde la experiencia de fraternidad-comunión asumiremos como destinatarios
privilegiados de nuestras iniciativas a las personas en situación de mayor pobreza y
vulnerabilidad. El espíritu que deberá animarnos es el de Jesús, dando lugar a los más
pobres en el seno de nuestras comunidades y no sólo trabajando para ellos. El momento
comunitario será un tiempo especial para repensar y profundizar las propuestas de
solidaridad y el servicio de las caritas parroquiales, como así también todas las
dimensiones de la pastoral social.
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En continuidad con los pasos dados y teniendo en cuenta que la familia será
siempre destinataria y protagonista especial en nuestras acciones pastorales, este
momento será una oportunidad para continuar buscando modos de acompañar y
evangelizar a las familias, y profundizar todo lo relacionado con la preparación al
matrimonio.
Los jóvenes son una realidad significativa en nuestra arquidiócesis. Tendremos
que continuar la reflexión y el camino realizado hasta ahora con ellos, fortaleciendo las
propuestas y recreando las estructuras que nos ayuden a sostener procesos
evangelizadores y realizar nuevas experiencias de formación. En este contexto,
profundizaremos en el sacramento de la confirmación.
El proceso de construcción-reconstrucción de la fraternidad-comunión nos
ayudará a sostener y fortalecer el aspecto comunicacional (escucha atenta, capacidad de
diálogo, respeto por la diversidad, búsqueda de la verdad, etc.) y afianzar, renovar y
profundizar los vínculos en la familia, nuestras comunidades y la patria (comunicación
de bienes, capacidad de trabajar con otros, preocupación por el bien común, búsquedas
de consensos, etc.).
El “camino mejor” del cual nos habla el apóstol (1 Cor 13) es un tema central en
este momento y nos ofrece la oportunidad de proponer tanto a personas como a
comunidades el amor-caridad, con todas sus dimensiones y exigencias, como rasgo
distintivo de los discípulos de Jesús.
Para poder vivir la comunión es indispensable también sostener un dinamismo
de comunicación, buscando los medios adecuados y formando personas que nos
ayuden a intercambiar de manera más permanente experiencias, riquezas y necesidades.
En las celebraciones litúrgicas y manifestaciones de religiosidad popular
acentuaremos el aspecto comunitario, con actitud de apertura y acogida cordial. Estas
celebraciones serán una oportunidad para promover gestos de solidaridad como
expresión de la Caridad que brota del encuentro y comunión con el Señor de la Historia.
En el tercer plan corto tendremos presente la celebración del bicentenario de la Patria y
la realización del Congreso Eucarístico Nacional (2016), y como ejes transversales la
eucaristía-reconciliación-fraternidad.
Fortaleceremos las estructuras que nos ayudan a buscar y caminar con otros, en
experiencias de sinodalidad y corresponsabilidad. Nos disponemos, en este momento
comunitario, a recrear y formalizar los Consejos Pastorales y ámbitos similares de
conducción. Daremos pasos en la realización de Asambleas Parroquiales. Queremos
también sostener las experiencias de Jornadas Zonales y Comisiones Zonales. La
MOMENTO COMUNITARIO 2014-2019 19
evaluación nos ha mostrado la necesidad de realizar con estas últimas una mayor
clarificación de su identidad. En este horizonte, sostendremos las experiencias
realizadas con distintos ámbitos de la sociedad y la cultura, en orden a un mayor
compromiso ciudadano y construcción del Bien Común.
Reconociendo la importancia del ministerio ordenado en este desafío de la
comunión buscaremos proponer y alentar las vocaciones al sacerdocio y al diaconado
permanente a lo largo de todo este itinerario.
En el proceso de una nueva comunicación con la sociedad y la cultura
habiendo generado, al menos inicialmente, espacios para la escucha y el diálogo en cada
comunidad durante el momento kerigmático, queremos en este momento llevar
adelante iniciativas conjuntas, de colaboración con personas, instituciones y ámbitos en
orden a la construcción del bien común. El marco de la celebración del bicentenario de la
Patria (2016) será una oportunidad para colaborar en la construcción del tejido social
junto a los hombres y mujeres de buena voluntad.
Sostendremos la experiencia realizada en torno al mes de la solidaridad,
buscando con otras organizaciones e instituciones, nuevos gestos e iniciativas.
La nueva comunicación con la sociedad y la cultura nos compromete a todos, a la
Iglesia diocesana y cada una de sus comunidades, identificando claramente los
interlocutores (con quién y cómo – tercer plan corto) y sosteniendo el ejercicio de esa
comunicación (los pasos concretos que podemos dar – cuarto plan corto).
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UN MOMENTO “comunitario” CON DOS PLANES CORTOS
En la presentación general del Itinerario Pastoral, como ya se ha mencionado,
hablamos de tres momentos fundamentales que conforman dicho itinerario: Momento
Kerigmático, Momento Comunitario y Momento Misional.
Debemos recordar que estos “momentos” no se excluyen entre sí, sino que se
integran y complementan, conteniendo en sí un carácter dinámico-procesal. En cada uno de
ellos estará presente lo kerigmático, lo comunitario y lo misional con matices diferentes.
La actuación del momento Kerigmático, con las diferentes adecuaciones que debimos
realizar sobre la marcha, nos confirmó en la importancia de contar con “Planes Cortos”
(períodos de tres años), proponiendo en cada uno de ellos algunas acentuaciones y temas
valores que nos permitieran realizar proceso.
El Momento Comunitario también estará articulado con dos planes animándonos a
renovar la experiencia de fraternidad-comunión como Iglesia y en la sociedad. En el 3º Plan
Corto la acentuación será más antropológica y en el 4º Plan Corto una acentuación más
teologal.
Las características fundamentales y el espíritu que nos disponemos a vivir lo
encontramos ya presentado en el documento “Cuatro Procesos en el Momento
Comunitario”, otros rasgos particulares los propondremos en la presentación de cada uno de
los planes cortos y de las programaciones anuales correspondientes.