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El Dr. Fernando Zabala, une a su condición de educador y profesor universitario, aman- te de la precisión y el rigor científico, la ame- nidad del conferencista de gran éxito, y su gran experiencia como esposo y padre. Doc- tor en Estudios Interdisciplinarios (Comu- nicación y Psicología educativa) por la Uni- versidad Marquette (Wisconsin, EE.UU.). Di- rige la revista Prioridades, de gran difusión en español, francés e inglés en Centroamérica, Colombia,Venezuela y el Caribe, y es autor de varios libros de gran éxito, entre los que des- taca ¡Oye! Tengo algo que decirte (Cómo esta- blecer puentes de diálogo con los hijos). Cómo conseguir que las diferencias personales se conviertan en algo positivo y fortalezcan la relación matrimonial Los conflictos en el matrimonio: ¿Son acaso inevitables? ¿Se pueden resolver todos positivamente? ¿Por qué no se entienden las parejas y a veces dis- cuten sin causa aparente, a pesar de que se aman? ¿Se puede prevenir la infidelidad conyugal? ¿Lleva inevitablemente la “incompatibilidad de caracteres” a la ruptura conyugal? Cualquier matrimonio puede ser feliz, si los dos se lo proponen, a pesar de todas las diferencias. Si está pensando en casarse, este es el libro que usted necesita. Si ya está casado, encontrará en esta obra orientación práctica para me- jorar las relaciones con su pareja. ISBN-13: 978-1-57554-702-2 ISBN-10: 1-57554-702-3

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Cómo conseguir que las diferencias personales se conviertan en algo positivo y fortalezcan la relación matrimonial. Los conflictos en el matrimonio:• ¿Son acaso inevitables?• ¿Se pueden resolver todos positivamente?• ¿Por qué no se entienden las parejas y a veces discuten sin causa aparente, a pesar de que se aman?• ¿Se puede prevenir la infidelidad conyugal?• ¿Lleva inevitablemente la “incompatibilidad decaracteres” a la ruptura conyugal?Cualquier matrimonio puede ser feliz, si los dos se lo proponen, a pesar de todas las diferencias. Si está pensando en casarse, este es el libro queusted necesita. Si ya está casado, encontrará en esta obra orientación práctica para mejorar las relaciones con su pareja.

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Page 1: Me casaria contigo otra vez - Fernando Zavala.pdf

El Dr. Fernando Zabala, une a su condición de educador y profesor universitario, aman- te de la precisión y el rigor científico, la ame- nidad del conferencista de gran éxito, y su gran experiencia como esposo y padre. Doc- tor en Estudios Interdisciplinarios (Comu- nicación y Psicología educativa) por la Uni- versidad Marquette (Wisconsin, EE.UU.). Di- rige la revista Prioridades, de gran difusión en español, francés e inglés en Centroamérica, Colombia, Venezuela y el Caribe, y es autor de varios libros de gran éxito, entre los que des- taca ¡Oye! Tengo algo que decirte (Cómo esta- blecer puentes de diálogo con los hijos).

Cómo conseguir que las diferencias personales se conviertan en algo positivo y fortalezcan la relación matrimonialLos conflictos en el matrimonio: • ¿Son acaso inevitables?

• ¿Se pueden resolver todos positivamente? • ¿Por qué no se entienden las parejas y a veces dis-

cuten sin causa aparente, a pesar de que se aman? • ¿Se puede prevenir la infidelidad conyugal?

• ¿Lleva inevitablemente la “incompatibilidad de caracteres” a la ruptura conyugal?

Cualquier matrimonio puede ser feliz, si los dos se lo proponen, a pesar de todas las diferencias.

Si está pensando en casarse, este es el libro que usted necesita.

Si ya está casado, encontrará en esta obra orientación práctica para me-

jorar las relaciones con su pareja.

ISBN-13: 978-1-57554-702-2

ISBN-10: 1-57554-702-3

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A pesar de nuestras diferencias...Me casaría

de nuevo contigo

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Fernando Zabala

A pesar de nuestras diferencias...

Me casaría de nuevo contigo

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Asociación Publicadora Interamericana2905 NW 87 Avenue. Doral, Florida 33172, EE.UU.

tel. (305) 599 0037 fax (305) 592 [email protected] - www.iadpa.org

GEMA EDITORES Agencia de Publicaciones México Central, A.C.

Uxmal 431, Colonia Narvarte, Del. Benito Juárez, México, D.F. 03020tel. (55) 5687 2100 fax (55) 5543 9446

[email protected] - www.gemaeditores.com.mx

DEDICATORIAA Esther, con quien me casaría de nuevo,¡a pesar de nuestras muchas diferencias!

Presidente Vicepresidente Editorial

Vicepresidente de Producción Vicepresidenta de Atención al Cliente

Vicepresidenta de Finanzas

Pablo PerlaFrancesc X. GelabertDaniel MedinaAna L. RodríguezElizabeth Christian

Presidente Vicepresidente de Finanzas

Director Editorial

Erwin A. González E.Irán Molina A.Alejandro Medina V.

Está prohibida y penada por la ley la reproducción total o parcial deesta obra (texto, ilustraciones, diagramación), su tratamiento informá-tico y su transmisión, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia o porcualquier otro medio, sin permiso previo y por escrito de los editores.

Impreso en EspañaPrinted in Spain

1a edición: marzo 20092a edición: junio 2009

Copyright © 2009Asociación Publicadora Interamericana

Edición del textoJosé I. Pacheco

Diseño de la portada y diagramación de interioresIdeyo Alomía

PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES Portada: ©Banana Stock / ©Imagelibrary - Interiores: ©Imagelibrary, ©Digitalvision, ©Corbis,

©Design Pics, ©Stockbyte, ©Digitalstock, ©Hemera Technologies Inc.

ISBN 10: 1-57554-702-3ISBN 13: 978-1-57554-702-2

DL: Z-4501-2008Impresión

Marpa Artes Gráficas

En esta obra las citas bíblicas han sido tomadas de la versiónReina-Valera, revisión de 1960: RV60, y revisión de 1995: RV95 ©Sociedades Bíblicas Unidas. También se ha usado la Nueva Rei-na-Valera: NRV© Sociedad Bíblica Emanuel y la Nueva VersiónInternacional: NVI © Sociedad Bíblica Internacional,

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Prefacio

RENCIAS… ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO.Además, podrá encontrar datos de sumointerés en el campo de la investigación ma-trimonial, y recomendaciones prácticas parafortalecer su matrimonio, no importa en quécondición se encuentre ahora mismo. Todoesto en un lenguaje ameno y sencillo,con ilustraciones y anécdotas que con-vierten la lectura de esta obra en unverdadero deleite.

Para todo el que quiera dejarde beber aguas amargas y comen-zar a disfrutar de las refrescan-tes aguas de una relación ma-trimonial sólida y profunda,presentamos con sumo pla-cer este importante libro.

Su lectura puede con-tribuir significativamentea fortalecer los vínculoscon el ser al que usted de-cidió amar “en la pros-peridad y en la adversi-dad, en la salud y en laenfermedad…”. Aún más,

después de leerlo, no podrá resistir la ten-tación de decir a su cónyuge: A PESAR DE

NUESTRAS DIFERENCIAS… ME CASARÍA DE NUE-VO CONTIGO.

LOS EDITORES

* Citado en “Quotable Quotes”, Reader’sDigest (febrero de 2007), p. 107.

77

EL NOMBRE de Clint Eastwoodno se conoce precisamente co-mo una autoridad en consejeríamatrimonial, pero este famosoactor tenía mucha razón al afir-

mar: “Los matrimonios vienen del cielo,pero también del cielo vienen los truenosy los relámpagos”.*

Si aun en los hogares de las parejas fe-lizmente casadas de vez en cuando se es-cuchan truenos, ¿qué podríamos decir delas que tienen serios problemas? ¡En esoshogares casi no pasa un día sin truenos yrelámpagos!

Pero he aquí lo interesante de este asun-to: Cuando una pareja se une en matrimo-nio, ¿quién habla de “truenos y relámpa-gos”? Y si alguien se atreve a mencionaresta realidad de la vida matrimonial, ¿cuán-tos prestan atención? En esa fase de la re-lación todo es sol radiante. Los novios noimaginan la vida separados uno del otro.¿Cómo explicar que después de casados,como es el caso de muchas parejas, ahorano soportan estar juntos?

En la mayoría de las parejas con proble-mas, según lo muestran los estudios de re-conocidos investigadores, la explicación hayque buscarla en el mal manejo de sus diferen-cias personales y de sus conflictos conyugales.

Y es aquí donde entra en juego la utili-dad de este libro, tanto para los casados co-mo para quienes algún día lo estarán. Apo-

yado en estudios de reconocidos investi-gadores, el autor de esta obra responde conamplitud y acierto a algunas de las pre-guntas que con mayor frecuencia hacenlas parejas:• ¿Por qué nos entendíamos tan bien du-

rante el noviazgo y ahora discutimostanto?

• ¿Hay alguna manera de evitar los con-flictos matrimoniales o tenemos que vi-vir con ellos?

• ¿Por qué algunas parejas se ven tan fe-lices? ¿Cómo logran resolver sus dife-rencias?

• ¿Por qué a veces lo que comienza comoun simple desacuerdo se convierte en unproblema de grandes proporciones?

• ¿Qué debe cambiar en mi matrimoniopara que funcione?

• Antes mi cónyuge solo veía en mí virtu-des y ahora solo ve defectos, ¿cómo pue-de cambiar esta situación?

• Nos amamos, pero con mucha frecuen-cia no nos entendemos, ¿será que en elfondo no nos amamos?

• ¿Cómo podemos protegernos contra elfantasma de la infidelidad conyugal?

• ¿Qué podemos hacer ahora mismo paraque nuestro amor, en lugar de menguar,pueda crecer con el paso de los años?Las respuestas a estas y otras pregun-

tas de interés vital para su matrimonio laspuede leer en A PESAR DE NUESTRAS DIFE-

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO66

Prefacio

ADVERTENCIA MUY IMPORTANTEComo en todos nuestros libros los cuadros que aparecen en las páginas son todos completos; es decir,pueden ser leídos de forma independiente y cada uno de ellos tiene sentido completo por sí mismo. Sinembargo, la mayoría de los cuadros forman parte de la exposición básica del propio autor. Por eso enmuchos casos, al final de la columna inmediatamente precedente al cuadro, no se indica con una notafuera de texto que se pase a otra página para seguir leyendo el texto principal; ya que, para una cabalcomprensión del tema del capítulo, y no perder el hilo de la argumentación, conviene que habiendo llega-do ahí se siga con la lectura del texto del cuadro o cuadros que siguen.

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Prefacio ...................................................... 6

1. ¡Págame lo que me debes! ...................... 11

2. ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio? .................................. 29

3. El arte de saber “pelear” .......................... 47

4. El problema no siempre es el problema .. 63

5. Dos sospechosos...¿Cuántos culpables? ............................... 79

6. El poder de los pensamientos negativos .. 97

7. “Si nos amamos... ¿Por qué no nos entendemos?” ............. 117

8. ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas? ........................ 135

9. El amor es... un acto de la voluntad ......... 155

10. El amor es… compromiso total ............ 171

A pesar de nuestras diferencias... Me casaría de nuevo contigo

PÁGINA PÁGINA

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¿HA OÍDO USTED hablar delping pong conyugal? En sulibro Healing for DamagedEmotions2 [Sanidad para lasemociones lastimadas], David

Seamands usa esta figura para ilustrar la acti-tud de una pareja que fue a visitarlo en buscade asesoría matrimonial. Durante sus quinceaños de peleas conyugales habían logrado per-feccionar las más depuradas técnicas alterna-das de ataque y defensa, y ahí estaban exhi-biéndolas, ante la mirada perpleja del conse-jero matrimonial: mientras uno hacía ping, elotro contestaba pong. Ataque y defensa, de-fensa y ataque: ping, pong; ping, pong…

“En gran medida, nuestro grado de satisfacción o frustración en la vida es el resultado

del cumplimiento de nuestras expectativas”.1

SCOTT STANLEY

¡Págame lo que me debes!

• Expectativas que provocanun exceso de equipaje

• ¿Qué hacercon las expectativas?

• ¿Cuál es el desafío?

Sumario

Capítulo

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esperar del matrimonio, de modo que nopasemos la vida agarrando a nuestro cón-yuge por el cuello mientras le reclamamos“¡Págame lo que me debes!”?

La respuesta, por supuesto, es depende.Todo ser humano tiene derecho a esperarlo bueno de la vida, de las amistades, delmatrimonio, del trabajo… siempre y cuan-do eso que espera sea razonable. El proble-ma es que, cuando de expectativas se trata,especialmente de las nuestras, no siempreactuamos razonablemente.

En todo caso, este asunto de las expec-tativas es el tema de este capítulo. Ya seaque en su vida conyugal el nivel de frus-tración esté aumentando peligrosamente ono, lea con atención lo que sigue porque,en el matrimonio, las expectativas lo afec-tan todo.

Todo ser humano tie-ne derecho a esperar lobueno de la vida, inclu-yendo el matrimonio.Sin embargo, nuestrasexpectativas matrimo-niales deben ser en todomomento razonables.

“¡Me engañaste, sinvergüenza!¡Págame lo que me debes!”

¡Págame lo que me debes! 1133

¿Y de qué se acusaban? Ambos se sen-tían defraudados. Ella se había enamora-do de él por su capacidad de liderazgo, su dis-ciplina y su espíritu de trabajo. Pero su sor-presa fue mayúscula cuando descubrióque su esposo era indeciso, indisciplinado yflojo.

Las cosas, sin embargo, no eran muy di-ferentes desde la perspectiva del marido.Él se había casado con ella por su atractivofísico, su pulcritud y su capacidad de ordenartodas las cosas a su alrededor. Su chasco fueenorme al descubrir, con elpaso del tiempo, que era des-cuidada con su apariencia ydesordenada.

El fuego cruzadode promesas in-

cumplidas los asemejaba a dos personasque se quieren cobrar supuestas deudasde forma compulsiva. En efecto, cada unoparecía estar agarrando al otro por el cuello,mientras le decía: “¡Me engañaste, sinver-güenza! ¡Págame lo que me debes! ¡Cum-ple lo que me prometiste durante el no-viazgo!”

¿Cómo calificaría usted la actitud deaquellos cónyuges? ¿Era razonable que seculparan mutuamente por no “cumplir conlas expectativas”? ¿Tenía cada uno derechoa exigir al otro lo que nunca se prometió,o lo que cada cual esperaba recibir por elsolo hecho de contraer matrimonio? En otras

palabras, ¿qué pode-mos, razonablemen-

te, esperar, o no

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO1122

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Lo que esperaba es el equipaje psicoló-gico: los principios, los valores y las expecta-tivas que usted trajo a su matrimonio (esdecir, cómo deberían ser las cosas). Lo quecree estar recibiendo de su pareja ahora mis-mo es la realidad (cómo son las cosas, des-de su punto de vista). Cuando admitimosque tenemos un problema en nuestro ma-trimonio, lo que estamos afirmando es quelas cosas no están marchando como deberían.O sea, no están marchando como nosotroscreemos que deberían marchar. De nuevo, sonlas expectativas las que colorean nuestrojuicio.

¿Cuán pesado es su “equipaje”? Lainformación que sigue puede ayudar a de-tectar dónde está el sobrepeso.

Expectativas que provocan un exceso de equipaje

1. Un matrimonio perfecto

Con sobrada razón algunos investiga-dores sociales califican a este mito comoel más destructivo de todos. ¿De dónde hasalido la idea de rodear al matrimonio, oa ser humano alguno, con un aura de per-fección? La pareja ideal sencillamente noexiste, como tampoco existe el matrimo-nio ideal. Pero muchas, quizás demasiadas,son las parejas que llegan al matrimonioesperando lo que es imposible conseguiren este mundo imperfecto en el que vivi-mos. Lewis Smedes expresó esta realidaden los términos más contundentes:

“Nadie se casa exactamente con la per-sona ideal; cada uno se casa con la perso-na que es más o menos la adecuada. To-dos somos imperfectos. Y si aceptamos es-te lamentable, pero estimulante hecho dela vida, entonces estaremos listos para cre-cer verdaderamente [...]. No favorecemosen absoluto nuestro crecimiento personal

mientras seguimos acariciando la fantasíade la mujer ideal, o del hombre ideal. Cre-cemos cuando renovamos constantemen-te nuestro compromiso con la pareja quetenemos”.4

Me gusta especialmente la última partede la cita: el crecimiento, el desarrollo, dela relación conyugal solo se produce cuan-do cada día tratamos de mejorar el matri-monio que tenemos, con el cónyuge que tene-mos poniendo a un la-do las fantasías pro-pias de cuentos dehadas.

“Equipaje psicológico”:Así llama Aaron Beck, fundador de la terapia cognitiva,a la carga de expectativas que todo el que se casalleva al matrimonio. Un equipaje que, aceptémos-lo o no, pesa por dos razones principales, entremuchas que se pueden nombrar.3

• La primera y más obvia es que esperamos másde los seres más cercanos. A mayor el grado de inti-midad en una relación, mayor también el grado defrustración si esa persona nos chasquea. Cuandoun vecino, o un colega, actúa “por debajo” de nues-tras expectativas, simplemente tendemos a es-perar menos de esa persona en el futuro; o, de-pendiendo del grado de frustración, nos distancia-mos de ella. No así cuando quien falla es el padre, lamadre, el mejor amigo, ¡o el cónyuge!

• La segunda razón guarda una estrecha relación con la primera. A diferencia de lasexpectativas que tejemos alrededor de otras relaciones interpersonales, las quetraemos al matrimonio tienen la propiedad particular de ser más inflexibles. Loque esto significa es que, aunque nuestro cónyuge nos desilusione, este hecho no noshace bajar las expectativas. ¿Por qué? Basta recordar la historia de los dos cobra-

dores con la cual iniciamos este capítulo: Cree-mos tener derecho a lo que se nos prometió

cuando nos casamos, aunque algunas deesas “promesas” hayan existido solo en nues-tra imaginación.

¿Cuán pesado es “el equipaje psicoló-gico” que usted llevó a su matrimonio? Conel paso de los años, ¿el peso del mismo ha

disminuido o, por el contrario, ha aumen-tado? Si ha aumentado, muy probable-

mente se deba a que, desde su perspec-tiva, su pareja no ha satisfecho algunasde sus grandes expectativas. Y, por su-puesto, para conocer el tamaño de sufrustración solo tiene que observarla brecha entre lo que usted espe-raba de su matrimonio y lo que creeestar recibiendo ahora mismo.

¡Págame lo que me debes! 1155ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO1144

Las expectativas: “el equipaje psicológico”

La pareja ideal sencillamente no existe, co-mo tampoco existe el matrimonio ideal. Ca-da uno contrae matrimonio con la personaque es más o menos la adecuada.

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¿Es importante la relación sexual? ¡Se-guro que sí! Pero asegúrese de que esté edi-ficada sobre la base del amor incondicio-nal, como veremos en el capítulo 10.

4. Un matrimonio compatible

Esta es la creencia de los cónyuges queesperan la satisfacción en el matrimonio porel solo hecho de que se parecen en muchosaspectos. Pero las investigaciones indicanque la compatibilidad, por sí sola, no essuficiente: La satisfacción matrimonialestá directamente relacionada con la mane-ra como la pareja maneja el conflicto.6 Si es-to es cierto, cabe preguntarse entonces: lacausa fundamental de la separación de mu-chas parejas, ¿habrá sido por falta de com-patibilidad o por falta de voluntad para re-solver sus diferencias? ¿Y cómo explicarque tantas parejas, diferentes en unsinnúmero de aspectos, todavíadisfrutan de su unión? Me gusta

La satisfacción matrimonial de-pende en gran medida de la for-ma en que la pareja maneje losconflictos, así como de la volun-tad para resolver sus diferencias.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 1166 1177

Pelear y reconciliarse, según algunos especialistas, son señales de intimi-dad. Todo matrimonio necesita cierta dosis de conflicto con el fin de crecer.

2. Un matrimonio libre de conflictos

Este punto es tan importante que de-dicaremos los próximos dos capítulos altema del conflicto matrimonial. Por ahorabasta decir que en una relación tan íntimacomo el matrimonio —en realidad, la másíntima— es totalmente imposible evitarlos desacuerdos y los conflictos. Se puededecir, sin exagerar, que todo matrimonionecesita cierta dosis de conflicto para cre-cer. De hecho, algunos autores afirman quepelear y reconciliarse son señales distin-tivas de la verdadera intimidad; y que eldolor del conflicto es el precio que toda pa-reja debe pagar si quiere que su relación seaverdadera y duradera.5 Esta es otra mane-ra de decir que hay razones para mirar con

sospecha a esos matrimonios donde los es-posos ya ni siquiera pelean.

3. Un matrimonio donde el fuegode la pasión nunca se apague

La referencia aquí es a la pasión física,sexual, tan prominente en la primera etapa dela vida matrimonial. Aparte de algunos guio-nes de Hollywood, de la mayoría de las tele-novelas, y de las fantasías que alimentan mu-chas parejas jóvenes, difícilmente usted va aencontrar base para sostener que la pasión ini-cial de los recién casados va a ser permanen-te. Bastan unos años de matrimonio para dar-se cuenta de que no existe tal cosa; y, más im-portante aún, para darse cuenta que ningunapareja debiera sustentar su relación única-mente sobre la base de la satisfacción sexual.

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la forma como Paul Tournier, notable mé-dico y consejero suizo, responde a estas in-terrogantes:

“La así llamada incompatibilidad esun mito inventado por los juristas caren-tes de argumentos para poder justificar losdivorcios [...]. La incompatibilidad emo-cional no existe. Lo que sí existen son losmalos entendidos y los errores, pero estosse pueden corregir cuando existe la volun-tad para hacerlo”.7

¿Seguiremos “culpando” a la incompa-tibilidad por nuestros problemas conyu-gales? ¿O finalmente decidiremos enfrentarnuestras diferencias con la voluntad y lamadurez necesarias para resolver los pro-blemas que tienen solución?

5. Un matrimonio en el cual el cónyuge nunca cambie

Este mito tiene su base en otro, el decreer haber encontrado la pareja ideal.Una vez que creemos haber encontrado aesa persona ideal, entonces nos esforza-mos para que no cambie (lo cual, por su-puesto, es imposible). Y cuando cambia, so-breviene la queja: “¡Oh, cuánto has cam-biado! ¡Esta no es la mujer (el hombre) dequien me enamoré hace veinte años!” ¿Yqué esperaba usted, que en veinte años (olos que sean que haya estado usted casado)su cónyuge no cambiara? La realidad de lavida es, en este aspecto, muy sencilla: las per-sonas cambian. Y a medida que la gentecambia, también cambian los matrimonios.Y es bueno que así sea, porque el estanca-miento, tanto en la vida personal comoen la matrimonial, significa muerte.

¿Qué hacer con las expectativas?Básicamente, hay que saber manejarlas.

Precisamente, este es uno de los rasgos dis-tintivos de las parejas felizmente casadas.¿De qué manera específica estas parejas hanlogrado manejar sus expectativas? ¿Y cómopuede usted también deshacerse del pesa-do equipaje que ocasionan las expectativasirrazonables? Los cuadros que siguen a con-tinuación (ver páginas 19-21) presentanrecomendaciones prácticas de HowardMarkman, Scott Stanley y Susan Blumberg.En el fondo, como veremos más adelante,es cuestión de abandonar viejas actitudes.

En su libro Fighting for your marriage8 [En defensa de tumatrimonio], Howard Markman, Scott Stanley y SusanBlumberg, categóricamente afirman que las expecta-tivas pueden, o bien ser la causa de enorme frustración,o de profunda satisfacción en la vida conyugal. Para quesean motivo de acercamiento, y no de distanciamien-to, recomiendan a los esposos una receta con cuatro ingre-dientes:

• Estén conscientes de lo que esperan. Algunas expecta-tivas son tan obvias que ni siquiera nos percatamos de queson parte de nuestro “equipaje” psicológico. Una maneraefectiva de reconocer esas expectativas ocultas es por me-dio de la frustración. Cada vez que uno sienta que su cónyu-ge lo chasquea, pregúntese “¿Qué esperaba yo de él o de ella?”.

• Sean razonables. ¿Es razonable esperar estar siempre de acuerdo? ¿Esperar queno haya momentos de “privacidad”? ¿Estar siempre disponible para la intimidadsexual? Si este es el caso, están sembrando para cosechar conflictos innecesarios.

• Sean específicos. Díganse claramente qué es lo que esperan de su matrimonioen las áreas afectiva, sexual, social, intelectual y espiritual. No espere que su cón-yuge “lea su mente”. No supongaque el otro ya lo sabe.

• Estén dispuestos a com-placerse. Sean compla-cientes como lo eran du-rante los días de su no-viazgo, o durante losprimeros años de surelación. Esto equiva-le, sencillamente, a tra-tar de agradar al seramado, especialmen-te en los aspectos dela vida matrimonialque son muy sig-nificativos paraesa persona.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 1188 1199

Una “receta” sencilla para manejarlas expectativas

Algunos especialistas sostienen que la incom-patibilidad emocional es un mito inventado pa-ra justificar las separaciones y los divorcios.La solución para la mayor parte de los desa-cuerdos conyugales reside en enfrentar las di-ferencias con la voluntad y la madurez necesa-rias para resolver los problemas.

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Hay que manejarlas bien. Scott Stanley, uno de los investigadores líderes en el cam-po de la vida matrimonial, recomienda un plan sencillo pe-ro muy útil para deshacerse del equipaje psicoló-gico que está dañando nuestros matrimonios, sinque en el proceso eliminemos lo que sí debemosconservar.9

• Primero. Identifique sus grandes expecta-tivas para el matrimonio. ¿Qué soñó lograral casarse? ¿Cuáles de esos sueños se hancumplido y cuáles no? Si ahora mismo ex-perimenta frustración en algún aspectoimportante de su matrimonio, muy proba-blemente se deba a que algunos de susgrandes sueños no se están cumpliendo.Identifíquelos. Póngales nombre.

• Segundo. Determine cuáles son razona-bles. Si esperaba un matrimonio li-

bre de conflictos,donde el roman-ce no conociera fin; un cónyugedechado de virtudes, pues sen-cillamente usted sembró paracosechar desilusiones. Si, por elcontrario, de su matrimonio es-peraba la dicha, pero no libre detristezas; la intimidad, pero no li-

bre del distanciamiento; y lacomunicación abierta,

aunque no libre demomentos de si-lencio; entonces,asumiendo que es-tá haciendo su par-te para mejorar la

relación, tiene dere-

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 2200 2211

Un plan en tres pasos

cho a esperar que sus expectativas se cumplan porque, simple y sencillamente, sonrazonables.

• Tercero. Cambie las expectativas o cambie la situación. Si sus expectativas son ra-zonables, algo está impidiendo que se cumplan. En tal caso, para que se cumplan,o bien hay que introducir cambios en la relación conyugal o, quizás el cambio debeempezar en usted. Pero si son irrazonables, debe cambiarlas, o, simplemente,enterrarlas, por muy doloroso que esto sea. La razón principal para sepultar esossueños irrealizables la provee enfáticamente Walter Trobisch: “La primera lecciónque se debe aprender en el amor es enterrar los sueños, porque se convierten enobstáculos para lograr la felicidad [...]. El desafío que nos toca enfrentar es el mis-mo, sea que estemos casados o solteros: vivir una vida realizada a pesar de mu-chos sueños irrealizados”.10

En caso de dificultadeses necesario tratar decambiar nuestras ex-pectativas o realizar al-gún cambio que trans-forme la situación queafrontamos. Quizás elcambio debe empezarcon nosotros mismos.

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bérese de la tiranía del perfeccionismo!¡Abajo con la tiranía de las expectativas ylos sueños irrealizables! ¡Basta de seguirsoñando con el matrimonio perfecto, elesposo perfecto, la esposa perfecta! Dichode otra manera, ¿por qué seguir cobrandodeudas impagables? ¿Por qué no disfrutarde su matrimonio, a pesar de lo imperfec-to que es? “No esperemos dema-siado del amor”, escribe DwightSmall, “y quizás entonces ama-remos de verdad […]. Dos im-perfectos pueden disfru-tar perfectamente de suunión a pesar de re-conocer que la mismaes imperfecta”.12

“Abra sus manos y suelte…”Hay por lo menos dos cosas buenas que

ocurrirán a los esposos que se propongandejar de cobrar esas viejas deudas que hanarruinado su vida conyugal. La siguienteilustración servirá para ilustrar el punto.Es el caso de una ancianita que fue llevadade emergencia a un hospital psiquiátrico.13

Cuando la ingresaron estaba tan fuera desí que las enfermeras tuvieron que quitar

de su presencia todo lo que se pu-diera lanzar porque en sus

manos cualquier obje-to se convertía en unproyectil. Es decir, to-do… excepto algo queapretaba con fuerza

Si dejamos de esperar demasiado del amor y del matrimonio, probablementepodremos amar de verdad. Dos personas imperfectas estarán en capacidad paradisfrutar una relación “perfecta” siempre y cuando reconozcan sus limitaciones.

El amor y la felicidad que pue-dan existir en un matrimonio se-rán únicamente los que la parejase brinde mutuamente. La tira-nía del perfeccionismo y de lossueños irrealizables es un impla-cable enemigo de los cónyuges.

¡Basta de soñar!¿Recuerda la historia con la cual inicia-

mos este capítulo? ¿La historia de aquellainfeliz pareja en la que cuando uno hacíaping, el otro contestaba pong? Habían pa-sado quince años tratando de cobrarse eluno al otro una deuda que ninguno podíapagar. Y no la podían pagar sencillamenteporque la deuda existía solo en la imaginaciónde cada uno, como producto de sus expec-tativas.

Al igual que esta pareja, son muchoslos esposos que hoy le atribuyen al matri-monio propiedades que no tiene: el idi-lio sempiterno, la felicidad a manos llenas, lasatisfacción plena de todas las necesidades…Cuando se casan creen recibir algo así co-

mo una caja que solo basta con abrir paraser dueño de toda la felicidad que estemundo puede ofrecer. El problema con estaactitud es que del matrimonio no podemossacar nada que antes no hayamos puestoen él. Como muy acertadamente lo expre-sa J. A. Petersen, el amor no está en el matri-monio; está en las personas. Y son las per-sonas las que brindan amor (es decir, “lometen en la caja”).11 Esto debe repetirse: Nohay amor en el matrimonio. Tampoco hayfelicidad. El amor que existirá en su matri-monio será el que usted pueda brindar asu cónyuge, y a su vez el que pueda recibirde él o ella. La medida de felicidad que us-ted y su cónyuge disfrutarán será la queambos, con la ayuda de Dios, sean capacesde brindarse el uno al otro, a pesar del sin-número de obstáculos que deberán sorteara lo largo de sus vidas.

Su matrimonio nunca echará raíces pro-fundas mientras usted alimente sueños quenunca se podrán cumplir. Por lo tanto, ¡li-

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 2222 2233

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en una de sus manos. ¿Qué escondía contanto fervor? Se necesitaron dos hombrespara saberlo. Era una moneda de muy po-co valor. Pero se aferraba a ella con tantofervor, como si de aquella monedita de-pendiera su propia vida.

La conducta de aquella anciana, ¿noilustra acaso la actitud de muchas parejasque todavía siguen aferradas a sueños eideales que sencillamente nunca se haránrealidad? ¿Por qué no abrir la mano y sol-tar la moneda? ¿Por qué no soltar de unavez por todas el cuello del cónyuge a quienhemos estado cobrando una deuda irra-zonable?

Al hacerlo, estaremos diciendo adiós alespejismo de un pasado fraudulento queinsiste en prometer lo que no puede cum-plir. Mejor aún, las manos abiertas estaránen condiciones de recibir un nuevo futuro.Un futuro que comenzará cuando usted ysu cónyuge se convenzan de que su ma-

trimonio será tan bueno, o tan malo, co-mo ustedes mismos decidan que sea. A finde cuentas, ¿qué es nuestro matrimonio, sino lo que nosotros hacemos de él cada día?

¿Cuál es el desafío?El desafío consiste en “reinventar” nues-

tro matrimonio, como lo expresara SidneyJurard.14 Esto significa, básicamente, la des-trucción de lo viejo: las viejas expectativasy exigencias; los sueños irrealizables. Unavez que lo viejo muere se produce el na-cimiento de una nueva unión, algo así co-mo un nuevo matrimonio, entre el mismohombre y la misma mujer, sobre la base deexpectativas más realistas.

No encuentro mejor manera de cerrareste capítulo que usando las palabras de unode los mejores libros que he leído respec-to al tema de la vida matrimonial. Conside-re, por favor, con suma atención los siguien-tes pensamientos, y decida reinventar sumatrimonio; casarse de nuevo, ¡pero consu mismo cónyuge!

“Aunque se susciten dificultades, con-gojas y desalientos, no abriguen jamás niel marido ni la mujer el pensamiento deque su unión es un error o una decep-

ción… Sigan teniendo uno para con otrolos miramientos que se tenían al prin-cipio. Aliéntense uno a otro en las lu-chas de la vida. Procure cada unofavorecer la felicidad del otro. Ha-ya entre ellos amor mutuo y sopór-tense uno a otro. Entonces el casa-miento, en vez de ser la terminación

del amor, será más bien su verda-dero comienzo”.15

Esta es otra manera de decir que lafelicidad que usted y su cónyuge disfru-

ten será la que ambos, con la ayuda deDios, sean capaces de brindar uno al otro.

“Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya entre ustedesamor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el matrimonio, en vezde ser la finalización del amor, será más bien su verdadero comienzo”.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 2244

Todo lo demás es pura fantasía. Y si así sonlas cosas, suelte el cuello de su cónyuge.¿Por qué seguirle cobrando deudas impa-gables?

Referencias1. Scott Stanley, Daniel Trathen, Savanna McCain, Milt Bryan,

A Lasting Promise (San Francisco: Josey-Bass, 1998), p. 138.2. David A. Seamands, Healing for Damaged Emotions (Colorado

Springs: Chariot Victor Publishing, 1981), pp. 32, 33.3. Aaron Beck, Love is Never Enough (Nueva York: Harper Perennial,

1989), pp. 46, 47.4. Lewis Smedes, Caring and Commitment (San Francisco: Harper

and Row, 1988), p. 73. (La cursiva fue añadida.)5. Entre ellos están George R. Bach y Peter Wyden, The Intimate

Enemy. How to Fight Fair in Love and Marriage (Nueva York:Avon Books, 1968), pp. 26-28.

6. Esta es una de las tesis centrales del libro de Howard Markman,Scott Stanley y Susan Blumberg, Fighting for Your Marriage(San Francisco: Jossey-Bass, 2001).

7. Paul Tournier, To Understand Each Other (Richmond: JohnKnox Press, 1967), p. 13.

8. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fightingfor Your Marriage (San Francisco: Jossey-Bass, 2001), pp.286-290.

9. Scott Stanley, Daniel Trathen, Savanna McCain, Milt Bryan,A Lasting Promise, pp. 148-150; Scott Stanley, The Heart ofCommitment (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1998),pp. 72-79.

10. Walter Trobisch, “Love is a feeling to be learned”, Essays onLove (Downers Grove: Inter-Varsity Press, 1968), p. 4. (Lacursiva fue añadida.)

11. J. A. Petersen, The Healthy Marriage Handbook (Nashville:Broadman and Holman Publishers, 2001), p. 152.

12. Dwight H. Small, After You’ve Said “I Do” (Old Tappan: FlemingH. Revell, 1968), pp. 171, 172. (La cursiva fue añadida.)

13. Relato adaptado de Henri Nouwen, en Seeds of Hope. A HenriNouwen Reader (Nueva York: Image Books, 1997), p. 118.

14. Sidney Jurard, citado por John F. Crosby en Illusion and Desillusion,3ra. ed. (Belmont: Wadsworth, 1985), p. 288.

15. Ellen G. White, El hogar cristiano (Mountain View: Publicacio-nes Interamericanas, 1959), p. 91.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¡Págame lo que me debes! 2266 2277

13. Acepte mi decisión de pasar las navidades con mis padres. R ____ I ____

14. Contribuya a llevar la carga de las responsabilidades del hogar. R ____ I ____

15. Me comunique sus preocupaciones y temores. R ____ I ____

16. Me conozca tan bien, que no necesite decirle qué quiero para que lo sepa. R ____ I ____

17. Me comunique cuándo se va a ausentar o va a llegar tarde a casa. R ____ I ____

18. Recuerde las fechas importantes de nuestra relación. R ____ I ____

19. Se mantenga atractivo (a) y cuide su apariencia personal. R ____ I ____

20. Guarde las distancias en su trato con el sexo opuesto. R ____ I ____

Respuestas: 1. R; 2. R; 3. I; 4. R; 5. I; 6. I; 7. R; 8. R; 9. R; 10. R; 11. R; 12. I; 13. I; 14. R; 15. R; 16. I; 17. R; 18. R; 19. R; 20, R.

Lea la siguiente lista de expectativas y se-ñale las que considera razonables (R) o irra-zonables (I). Luego compare sus respuestascon las que se sugieren al final de este re-cuadro.

Espero que mi cónyuge...1. Me acepte tal como soy,con mis virtudes y mis defectos. R ____ I ____

2. Me brinde su apoyoen los momentos difíciles. R ____ I ____

3. Esté de acuerdo conmigo en las decisiones que tomemos. R ____ I ____

4. Respete mi individualidad. R ____ I ____

5. Maneje el dinero con el mismo cuidado con que yo lo manejo. R ____ I ____

6. Siempre esté disponible para la intimidad sexual. R ____ I ____

7. Me apoye en el desarrollo de mis habilidades naturales. R ____ I ____

8. Me tenga suficiente confianza como para contarme sus problemas. R ____ I ____

9. Me vea como su aliado, aunque no siempre estemos de acuerdo. R ____ I ____

10. Me comunique las cosas que debemos mejorar de nuestra relación. R ____ I ____

11. Al menos respete, aunque no “quiera” a mis parientes. R ____ I ____

12. Siempre tenga tiempo disponible para mí. R ____ I ____

¿Razonable o irrazonable?

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Capítulo

“CUANDO UNA PAREJA vienea mí para que oficie en su bo-da”, escribe Walter Trobisch,“siempre le pregunto si ya hantenido una buena pelea. Y les

aclaro: no un simple desacuerdo; me refieroa una pelea de verdad, verdad. Muchas vecesme responden: ‘Oh, no, por favor. Nos quere-mos mucho para pelear’. Entonces les digo:‘Peleen primero, y luego me buscan para ca-sarlos’”.1

La intención del consejero, por supuesto,no es poner a pelear a la joven pareja; es másbien, determinar si son capaces de reconci-liarse y de manejar lo que con razón muchos

“En el hogar de los esposos que nunca pelean se puede palpar

el peligro de una explosión nuclear”.GEORGE BACH Y PETER WYDEN

¿Son buenos omalos los conflictos

en el matrimonio?

• Los conflictos

• Ventajas de los conflictospara el matrimonio

• Estilos para resolver los conflictos

Sumario

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marcada, que uno de los indicadores másconfiables para diagnosticar la “salud” deun matrimonio es cómo “pelea” dicha pa-reja.6 Y si a todo esta mezcla añadimos queno hay manera de evitar los conflictos, en-tonces conviene prestar mucha atencióna cómo “administrar” este aspecto tan sen-sible de la relación matrimonial.

¿Por qué son inevitableslos conflictos en la vida matrimonial?

¿Cuáles son las posibilidades de queusted entre en conflicto con un vecino alque apenas da los buenos días, y eso devez en cuando? Muy pocas. Pero esas po-sibilidades aumentan, por ejemplo, con suscompañeros de trabajo. Y se incrementantodavía más con la persona que está máscerca de usted: su cónyuge. En otras pa-

labras, a mayor el grado de cercanía en unarelación, mayor es también la posibilidadde roces, y de choques. Y en esto de cerca-nía, ninguna relación interpersonal superala matrimonial. Razón tiene Dwight Smallcuando dice que el matrimonio es un siste-ma de tensión y que “la tarea de los espososconsiste en reducir algunas fuerzas, aumen-tar otras y, en general, buscar un punto deequilibrio dentro del sistema”.7

Un sistema de tensión: esto es el matrimo-nio. Dicho de otra manera, los conflictos enel matrimonio son inevitables, tal comolo indica David Mace en la ilustración delas tres maletas.8 Cuando un hombre yuna mujer se casan cada uno trae al matri-monio su propio equipaje (cultura, prin-cipios, hábitos, actitudes, expectativas, gus-tos…). Al unirlos resultan tres “maletas”o valijas.

Los esposos que nunca pelean corren el riesgo de enfrentar conflictos que porsu naturaleza se consideran “explosivos”. Todas las tensiones acumuladas pue-den escapar de repente de la misma forma como sucede con los volcanes.Los conflictos en el matri-

monio tienen la funciónde poner al descubiertoproblemas que ameritanser discutidos. Los conflic-tos no son ni buenos nimalos; sencillamente sonsucesos que, si son bienmanejados, pueden re-presentar oportunidadesde fortalecimiento parala vida conyugal.

¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio? 3311

expertos consideran la prueba de ácido dela vida matrimonial: el manejo del con-flicto.

¿Es bueno o malo el conflicto en la vidamatrimonial? La función que cumple, ¿esprofiláctica o tóxica? La tendencia, casi ins-tintiva, es ver el conflicto como un factoramenazante para la felicidad de la pareja,porque ese es el significado básico que trans-mite la palabra en sí: lucha, pelea, combate.Pero la palabra conflicto también signifi-ca materia de discusión.2 Visto desde este án-gulo, el conflicto cumple la función de po-ner al descubierto problemas de la vidaconyugal que ameritan discusión. Y estono es malo; todo lo contrario. De hecho, cu-riosamente, los caracteres que se usan enchino para representar la palabra conflic-

to son los mismos que se emplean para pe-ligro y oportunidad.3

Los conflictosEl conflicto, en sí mismo, no es ni bue-

no ni malo, simplemente es.4 Otra cosa muydiferente es cómo la pareja lo maneja, puesdependiendo de cómo lo haga, los conflic-tos pueden representar un peligro para subienestar conyugal o una oportunidad pararesolver sus problemas y fortalecer susvínculos matrimoniales.

Uno de los hallazgos más sólidos de mu-chas investigaciones en el campo de la vi-da conyugal es que las parejas felizmen-te casadas son más hábiles que las infeli-ces en el manejo de sus diferencias, desa-cuerdos y conflictos.5 Esta realidad es tan

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO3300

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Probablemente en este punto el lectorpreguntará: “Y si el conflicto es inevitableen el matrimonio, y si saber manejarlo estan importante para el bienestar de la pa-reja, ¿por qué no se advierte a los noviosde este asunto? Esta es una buena pregun-ta, pero cabe también preguntar cuántosquieren escuchar consejos sobre el conflic-to conyugal durante el idilio del noviazgo.Lo otro es que, por muchos consejos queuna pareja reciba en este asunto del con-flicto, hay que estar casados para poderentender una de las grandes realidades dela vida matrimonial: que el amor no es unallanura, sino una sucesión de cumbres yvalles.

La realidad de la vida matrimonial

Los que ya hemos estado casados duran-te algunos años, hemos podido constatarla verdad de que el amor no es una llanura,sino una sucesión de altos y bajos. En unasocasiones nos sentimos en la cumbre delamor, casi tocando el cielo; en otras, nos en-contramos en el valle de la desilusión y eldesconsuelo. En unos momentos estamosdispuestos a dar la vida por nuestro cónyu-ge, en otros lo quisiéramos borrar del mapa.¿Cómo podemos explicar estas discrepancias?

La respuesta a estas preguntas se hallaen otra pregunta: ¿Pueden existir las cum-bres sin los valles?

Cuando un hombre decide unir su vida a una mujer,y dice “sí” a los votos matrimoniales, con este he-cho está reconociendo al menos dos cosas im-portantes:

• La primera, está renunciando a todas las de-más mujeres.

• La segunda, está aceptando a esa mujercon todo lo que ella es; es decir, con todosu equipaje.

Parte de ese equipaje no será del todoagradable para él. Cada vez que La ter-cera maleta se abra, la posibilidad dechoques estará a la orden del día. Y lomismo, por supuesto, ocurrirá cuando lamujer dice “sí”; no puede casarse solocon la parte agradable de él.Nos casamos con un “pa-quete completo”.

La primera maleta contiene el equipaje que Juan y María pue-den compartir sin dificultad: a los dos les gusta la lectura, la músi-ca popular, los parques, la playa, la comida de restaurantes y via-

jar en barcos. Estos son sus patrones de vida congruentes.

La segunda maleta contiene las diferencias: rasgos decarácter, hábitos y gustos que, aunque no coinciden, losayudan a crecer: Juan es un apasionado de los deportes;María, de los juegos de mesa. A Juan le gusta hablar depolítica; a María, de la moda y de sus artistas favoritos.

Juan disfruta al estar solo; María prefiere estar rodeadade mucha gente. Estos son los patrones de vida comple-mentarios. Aunque se trata de diferencias, son tales que, silas manejan bien, pueden ayudarlos a crecer como indivi-

duos y como pareja. Es decir, los pueden enriquecer.

La tercera maleta también contiene diferencias,pero del tipo que generan tensiones: por ejem-plo, Juan es un poco desordenado, mientras queMaría es excesivamente cuidadosa con el arre-glo de la casa y de sus pertenencias.Juan es muy poco expresivo en susafectos, María es muy cariñosa.Juan es muy ahorrativo, Maríagasta fácilmente el dinero. Es-tos son los patrones de vidaconflictivos. Con toda segu-

ridad, estas diferencias los enfrentará y, a menosque hagan ajustes drásticos en la forma de ser decada uno, habrá choque de voluntades y tambiénmucha frustración.

¿Conclusión? ¡Cuidado con la tercera ma-leta! Si algo nos enseña la ilustraciónanterior es que cada individuo traea la unión matrimonial una ma-teria prima que hace de supersona lo que es.

¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio? 3333ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO3322

Las tres maletas de Juan y María Votos matrimoniales

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1. Los conflictos muestran que a la pareja todavía le preocupa su matrimonioAunque parezca absurdo, los desacuerdos y los conflictos de alguna manera indican

que un matrimonio está vivo. Y que a los cónyuges les preocupa su relación al puntode que a veces pelean para que no muera. Si usted quiere comprobarlo, tome el tiempopara analizar las causas que motivan muchos de sus conflictos. Se dará cuenta queson el resultado de querer cosas buenas para sumatrimonio: más tiempo juntos, más cariñoo atenciones, más comunicación, más inti-midad… Nada de esto es malo. Quizásel problema está en la forma como cadauno quiere alcanzar esos objetivos. O,también, hay otros problemas quese deben resolver primero.

Si, por el contrario, en sumatrimonio ni siquiera haydesacuerdos, entonces sípodría haber razones parapreocuparse. En algunosmatrimonios las cosas hanllegado a un nivel tan crí-tico que los esposos ya

Los buenos y los malos momentos en el matrimonio pueden comparar-se a cumbres y valles. Pero no puede haber cumbres sin que haya vallesy viceversa. La idea es disfrutar más de las cumbres sacándole, al mismotiempo, provecho a los momentos inevitables que pasemos en los valles.

Cumbres y vallesJohn Crosby, en su libro Illusions and

Disillusions (Ilusiones y desilusiones), afirma:“Una fuente de descontento en el matri-

monio surge cuando comparamos los bue-nos momentos (las cumbres) con los ma-los (los valles). Pero la realidad de la vidaes esta: si quieres eliminar los valles, tendrásque eliminar también las cumbres [...]. Nopuede haber cumbres sin valles”.9

Esta es la pura realidad: no hay cum-bres sin valles. No podemos eliminar losunos sin que a la vez desaparezcan tam-bién los otros. Lo que sí podemos hacer estratar de pasar más tiempo en las cum-

bres, y sacar el mayor provecho de esosmomentos inevitables en que nos encon-tremos en los valles.

El conflicto:¿Deseable o indeseable?

Hasta este punto hemos afirmado lo queel lector puede aceptar sin problema algu-no: que los conflictos en el matrimonio soninevitables. Lo que vamos a agregar ahora,en cambio, no es tan fácil aceptar: que elconflicto puede ser bueno para la salud desu matrimonio. Aún más: algunos especia-listas en la materia afirman que cierta do-sis de conflicto es deseable. ¿Por qué?

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio?3344 3355

Posibles ventajas de los conflictos en el matrimonio

(pasa a la pág. 36)

(pasa a la pág. 39)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio?3366 3377

tingue las relaciones superficiales de las profundas.12 Y para comprobarlobasta que usted recuerde su propia experiencia con quien ahora es su cónyu-

ge. Los serios desacuerdos entre ustedes se produjeron después quela relación se movió del plano superficial a niveles más pro-

fundos, no antes. Y fue la resolución adecuada de esos con-flictos lo que les permitió seguir avanzando hasta llegar

al nivel de intimidad que ahora disfrutan. La figura dela página 38 ilustra apropiadamente esta realidad.Note que la misma pared que separa las interaccio-nes superficiales de las íntimas también posee unapuerta que brinda acceso a la intimidad. Cada con-

flicto bien manejado propicia el acceso a una relacióncada vez más profunda. Es como entrar por la puerta a laintimidad. Lo contrario también es cierto: cada conflictomal manejado, no solo impide “entrar por la puerta” dela intimidad; sino que puede causar que choquemos con-tra la pared.

5. Los conflictos pueden propiciar cambios necesariosAunque es cierto que muchos enfrentamientos conyugales de-

jan en su estela amargura y resentimiento, también lo es que, graciasa ellos, muchas parejas han logrado madurar en su relación. La expli-cación a esta aparente contradicción se halla en el hecho de que

cada conflicto señala aspectos de la conducta de cada uno que están causando daño. Ydecimos cada uno porque ninguno de los esposos es to-talmente culpable de los problemas matrimoniales.Por esta razón, si al enfrentar esas situaciones difíci-les cada cónyuge actúa con madurez, reconociendosu parte de responsabilidad, y haciendo losajustes necesarios en su conducta, lejos desepararlos, el conflicto los acercará.

ni siquiera pelean. Como dijera un autor,“la apatía representa para el matri-monio un peligro mayor que el con-flicto”.10

2. Los conflictos advierten del peligro

Al igual que las señales de tránsito,o los síntomas, en el caso de las enferme-

dades, los conflictos matrimoniales indicanla presencia de áreas problemáticas, zonas importantes del territorio,

que requieren atención. Muchos de los desacuerdos conyugales son como lostémpanos de hielo: de ellos solo se ve la punta. El verdadero problema, lo que separarealmente a los esposos, está bajo la superficie. Y es muchas veces gracias a un con-flicto que la pareja se percata de la presencia de esas enormes “masas de hielo” ensu matrimonio. De este punto hablaremos en detalle más adelante, pues este será eltema del capítulo 4.

3. Los conflictos permiten conocer mejor al cónyugeHe aquí una de las funciones más importantes del conflicto matrimonial: permite

a los cónyuges conocerse mejor uno al otro. Muchas parejas admiten hoy que no seconocían realmente hasta que estalló entre ellos la primera gran pelea. Fue entoncescuando lo mejor, o lo peor, de cada uno salió a relucir: la capacidad de mantener lacalma bajo la provocación, de respetar el punto de vista del otro, de diferir sin ofender,de transmitir aceptación en medio de los desacuerdos. Una conocida escritora expresaesta realidad de la vida conyugal en estas palabras:

“Marido y mujer aprenden a conocerse como no podían ha-cerlo antes de unirse. Este es el período más crítico de su ex-periencia. La felicidad y la utilidad de toda su vida ulteriordependen de que asuman en ese momento una actitud co-

rrecta. Muchas veces cada uno descubre en el otro flaque-zas y defectos que nosospechaba; pero loscorazones unidos porel amor notarán tam-

bién cualidades desco-nocidas hasta entonces. Procuren todos descubrir las vir-tudes más bien que los defectos”.11

4. Los conflictos son la puerta a la intimidadEsta función la señala acertadamente Gary Smalley cuan-

do escribe que el manejo adecuado de los conflictos dis-

Posibles ventajas de los conflictos en el matrimonio(viene de la pág. 35)

El conflicto acercará a aquellos cón-yuges que estén dispuestos a enfren-tar las situaciones difíciles con ma-durez, aceptando responsabilidadesy haciendo los cambios necesariosen su comportamiento.

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Recuerde el lector que todos estos re-sultados deseables se producen cuando lapareja maneja bien el conflicto. Ya lo diji-mos antes: los conflictos pueden ser la pa-red donde nos estrellemos o la puerta quenos dé acceso a una profunda intimidad.Peligro u oportunidad: eso es el conflicto ma-trimonial. El resultado, en gran medida,dependerá de los cónyuges y de su actitudal manejar sus diferencias.

La actitud es importanteTodo lo que hemos dicho hasta aquí po-

dría resumirse así: • Los conflictos en el matrimonio son inevi-

tables.• El efecto de esos conflictos será el que la pa-

reja permita: mayor amargura o mayorintimidad.¿Cuál es la actitud adecuada para enfren-

tar con acierto esas situaciones que en lavida conyugal tienen la pro-

piedad de acercar o alejar?Un ejemplo puede ayu-dar a ilustrar el punto.

María está acostum-brada a pasar las navi-dades y el año nuevo

con sus padres; y quiereseguir haciéndolo aún des-

pués de casada. Juan prefiereque permanezcan en casa, aun-

que estén ellos solos con sus hijos.Ella alega que no hay nada de malo en

estar con sus parientes en una fecha tan es-pecial. Él responde que ya ellos han forma-do su propio hogar y deben ir acostum-brándose a la idea de crear su propio am-biente. ¿Qué debe prevalecer: la lealtadhacia la propia familia o la lealtad a la fa-milia paterna? ¿Cómo resolvería usted

esta situación? La respuesta ideal, es de-cir, la que mejor funcione para su ma-trimonio, dependerá mucho de su acti-tud ante la situación.

La cooperación es imprescindible enel matrimonio. Los corazones que es-tán unidos por el amor reconoceráncualidades en su pareja, además de losinevitables defectos de todo ser hu-mano. Una actitud positiva y de apre-cio por los valores personales del cón-yuge contribuye a crear un clima demutua comprensión y compañerismo.

El conflicto: ¿una pared o una puerta?

* Adaptado de Gary Smalley, Secrets of Lasting Love (Nueva York: Simon and Schuster, 2000, p. 93).

Intimidad

La barrera del conflicto

Puerta de laintimidad

Él Ella

(viene de la pág. 34)

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Las dos principales actitudes que podemos asumir al ma-nejar los conflictos conyugales los ilustra el conocido di-lema del prisionero.Tal como lo presenta Stephen Litllejohn.

Dos hombres son arrestados por un crimen. Una vezcolocados en celdas separadas, deben decidir si confesarla falta o callar. Tienen varias opciones:

Si uno confiesa, pero el otro no, el confesor saldrá en libertad mientras quesu amigo quedará en prisión durante veinte años.

Si ambos confiesan, los dos recibirán cinco años de cárcel.Si ninguno confiesa, los dos pagarán solo un año

de cárcel.Recordemos que no pueden comunicarse. Esto sig-

nifica que, además de no poder ponerse de acuerdo,ninguno podrá saber qué ha decidido el otro. ¿Cuáles, entonces, el dilema? Básicamente, es cooperar ocompetir. Cooperar significa aquí que ambos ca-llen pues es la única opción que les depara un añode prisión. Competir, por el contrario, equivale aconfesar: cinco años de cárcel si ambos confiesan,pero veinte años para el que calle. Esta última op-ción colocaría a uno en la

posición de ganador(sale en libertad), y alotro en la de perdedor(veinte años de pri-sión).

Salta a la vista en la ilustración an-terior que la mejor opción para ambos escooperar, no competir. La actitud de coope-ración, no la de competencia, es también laque mejor funciona en el matrimonio a lahora de enfrentar los desacuerdos grandesy pequeños. Y es así porque la cooperaciónes la actitud propia de los esposos que seven a sí mismos como miembros de unmismo equipo: o los dos ganan olos dos pierden. No conciben laidea de que uno resulte ganadory el otro perdedor.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio?4400 4411

El dilema del prisionero13¿Cómo trasladaríamos esa actitud al

ejemplo de Juan y María? Pues si de coope-ración se trata, y de que ambos ganen, qui-zás convenga alternar el lugar donde pasarlas festividades: un año en casa de la fami-lia de ella; otro en la de él; otro en su propiohogar. En cualquier caso, el arreglo debefuncionar para ambos, y debe ser tal que nodeje a uno como ganador y al otro como perde-dor, como bien apunta Gary Chapman:“El objetivo en la resolución de conflictosno es eliminar nuestras diferencias; es apren-der a trabajar como equipo, usando las di-ferencias como recurso para hacer que nues-tra vida sea más placentera”.14

Precisamente aquí radica unade las grandes diferencias entrelos conflictos destructivosy los constructivos. En losdestructivos al menos unode los cónyuges se sienteinsatisfecho, ya que piensahaber perdido algo comoresultado del conflicto. Enlos constructivos, amboscónyuges participan de lasdecisiones que los afectan y ambos creen haber ganado con los resultados.15

Bien, suficiente por ahora. ¿Cómo re-sumiríamos el contenido central de estecapítulo? Muy sencillamente: Aunque losconflictos pueden ser un peligro para lasalud de cualquier matrimonio, tambiénpresentan oportunidades para fortalecerlo.Lo que para unas parejas representa una pa-red donde se estrellan, para otros es unapuerta que se abre hacia una intimi-dad cada vez más profunda yperdurable.

En su matrimonio, ¿qué papel está ju-gando el conflicto: una puerta o una pa-red? Pues le diré cuál es la experiencia delas parejas felizmente casadas: para elloslos conflictos proveen oportunidades parael trabajo de equipo. Juntos atacan los pro-blemas que son propios de todo matrimo-nio y juntos los superan. ¿Cómo lo logran?Específicamente ¿qué hacen, o no hacen,estas parejas para impedir que los desacuer-dos y conflictos conyugales socaven lasbases de su unión? Este es el tema queocupará el siguiente capítulo.

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¿Puede identificar el suyo?En su libro, Comprometido: ¿Está listo para amarrarse?, D. Brown16 afirma que existen,básicamente, cinco estilos para resolver las diferencias matrimoniales.

• Evadir: “Sacarle el cuerpo” al problema para ahorrarse el malestar que a vecesproducen los enfrentamientos.

• Competir: Actitud característica de quien ve en el conflicto una contienda en lacual un cónyuge debe prevalecer sobre el otro.

• Perder: Estilo que exhiben aquellos que prefieren ceder a las demandas del otrocon el fin de mantener la paz en la relación.

• Empatar: Esta es la conducta del “negociador” que no está dispuesto a dar a me-nos que reciba algo a cambio.

• Cooperar: Esta es la actitud ideal, pues las partes involucradas en el conflicto in-tentan comprender la posición del otro y, juntos, buscan la salida que más los be-neficie como individuos y como pareja.

Estilos para resolver los conflictos conyugales

Para nadie es un secreto que las parejas felizmen-te casadas son más hábiles que las infelices enel manejo de sus diferencias y conflictos. Perosorprende a muchos saber que los conflictos,bien manejados, pueden ser de utilidad.

¿Qué funciones positivas cumplen los con-flictos en el matrimonio?

1. Producen cambios que fortalezcan la rela-ción conyugal.

2. Muestran que a la pareja todavía le preo-cupa su matrimonio.

3. Aclaran diferencias que depermanecer desatendidas,pueden derivar en proble-mas más serios.

4. Contribuyen a que loscónyuges se conozcanmejor.

5. Permiten a la pareja ubi-carse en niveles cada vezmás profundos de intimidad.

6. Ponen a prueba la capacidadde los esposos para el perdóny la reconciliación.

7. Ayudan a manejar los desafíos dela vida en común.

8. Promueven el crecimiento de larelación conyugal, al probar la ha-bilidad de los esposos para aceptarsus diferencias de opinión.

El conflicto y la salud de su matrimonio

Aunque puede parecer contradictorio,“el conflicto puede ser bueno para lasalud del matrimonio”. El grado de sa-tisfacción matrimonial que logren losesposos será proporcional a su habi-lidad para resolver sus conflictos.

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En opinión de Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick,17 las pare-jas infelices en su matrimonio…

• Pasan más tiempo en situaciones conflictivas, es-pecialmente resolviendo problemas relativos ala comunicación, la vida sexual y la forma deser de cada uno.

• Se involucran más en conductas negativas, ta-les como no escuchar cuando el otro habla,airar-se cuando hay desacuerdos,acusar al otro y rehuiral conflicto.

• Ante la presencia de situaciones conflictivas, es comúnque uno de los cónyuges quiera aclarar el problemamientras el otro lo rehuye.

• Tienden a “devolver golpe por golpe”; es decir, intercambian conductas negativas.

En otras palabras, esto es lo que NO se debe hacer.

¿Cómo manejan el conflicto las parejas infelices?

La idea de devolver “gol-pe por golpe”, contribu-ye al afianzamiento deconductas negativas enel matrimonio. Esta esuna situación que debie-ra evitarse a todo costo.

Referencias1. Walter Trobisch, I Married You (Nueva York: Harper & Row,

1971), p. 76. 2. Diccionario de la lengua española. Real Academia Española

(Madrid: Espasa Calpe, 2001), p. 621. 3. Roxane Lulofs y Dudley Cahn, Conflict: From Theory to Action

(Boston: Allyn & Bacon, 2000), p. 3.4. Un libro útil para estudiar la naturaleza del conflicto conyugal

es el de David Augsburger, Caring Enough to Confront (Ventura,California: Regal Books, 1983). La idea de que el conflicto sim-plemente es aparece en la página 51 de su libro.

5. Investigadores de la talla de John Gottman, Howard Markman,Scott Stanley, Clifford Notarius y otros, coinciden en esta apre-ciación. A lo largo de toda esta obra mencionaremos sus nom-bres y sus obras más importantes.

6. John Gottman y Nan Silver, Why Marriages Succeed or Fail(Nueva York: Simon and Schuster, 1994), p. 15.

7. Dwight H. Small, After You’ve Said “I Do”, p. 66.8. Esta Ilustración la aplica de manera muy pedagógica David

Mace en su libro Love and Anger in Marriage (Grand Rapids:Zondervan, 1982), pp. 58-60.

9. John Crosby, Illusions and Disillusions, p. 255.10. Ernest Havemann y Marlene Lehtinen, Marriages and Families,

2ª. ed. (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1990), p. 156.11. Ellen G. White, El hogar cristiano, p. 90.12. Gary Smalley, Secrets of Lasting Love (Nueva York: Simon and

Schuster, 2000), p. 97.13. Hay varias versiones de este dilema. La que aquí usamos ha

sido adaptada de Stephen Littlejohn, Theories of Human Com-munication, 7ª ed. (Belmont: Wadsworth, 2002), p. 256.

14. Gary Chapman, “Solving conflicts without arguing”, MarriagePartnership (Verano, 2007), p. 17.

15. Para mayor información sobre este punto, ver R. Lulofs y D.Cahn, Conflict: From Theory to Action (Needham Heights: Allynand Bacon, 2000), p. 55.

16. D. Brown, Engaged, Are you fit to be tied? (Littleton: SerendipityHouse, 1992).

17. Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick, Communication inFamily Relationships (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1993),capítulo 9.

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“Las parejas felizmente casadas son las que atacan los problemas y juntos los superan. Las que no tienen el valor para enfrentarlos

son las que fracasan en el matrimonio”.1

PAUL TOURNIER

Capítulo

¿RECUERDA el lector la maletade aquellas diferencias quegeneran tensiones? Pues yasea que usted tenga muchos o pocos años de casado, o

incluso esté contemplando hacerlo pronto,lo cierto del caso es que más le conviene pres-tar atención a esa “maleta”. Ya que son muchaslas evidencias que le asignan al manejo ade-cuado del conflicto un rol determinante en lafelicidad de la pareja.

Las bodas de oroSe celebraban las bodas de oro de una an-

ciana pareja cuando alguien hizo la preguntainevitable:

Sumario

El artede saber “pelear”

• Resolución de conflictos

• El ABC del conflicto

• Dos sencillas verdades

• Y ahora... un poco de técnica

Page 27: Me casaria contigo otra vez - Fernando Zavala.pdf

—¿Cuál ha sido el secreto de su felizmatrimonio?

Con una sonrisa de picardía, la abue-la respondió:

—La noche de bodas decidí hacer unalista de diez de las faltas que por el biende mi matrimonio yo le perdonaría a mifuturo esposo. La verdad es que nunca lle-gué a redactar aquella lista, pero cuando élhacía algo que no me gustaba, yo me decía

a mí misma: “¡Qué cosa! ¡Esa es una de lasdiez!”2

¿De dónde obtuvo la abuela esa infor-mación? Alguien tiene que haberla aconse-jado porque, antes de casarse, ¿quién pien-sa en los conflictos matrimoniales? Lo me-nos que los novios piensan es que los con-flictos conyugales serán su mayor desafíocomo pareja.

Resolución de conflictosAlgunos investigadores llegan al punto

de considerar que el manejo del conflic-to es el factor de mayor peso a la hora deevaluar el nivel de satisfacción de un matri-monio. En este punto acudimos a dos inves-tigadores líderes en el campo de la satisfac-ción conyugal: Clifford Notarius y HowardMarkman. En uno de sus estudios más im-portantes ellos entrevistaron a numerosasparejas en dos momentos clave: primero,mientras planificaban su matrimonio y, se-gundo ya casados, al tener el primer bebé.En estas dos instancias recopilaron todoslos datos que podrían predecir su grado

de satisfacción conyugal en el futuro.Después de varios años (cinco en un

caso, diez en otro), contactaron nue-vamente a las mismas parejas para

saber cuáles eran felices, cuáles in-felices y cuáles se habían divorcia-do. ¿Qué encontraron? Leamos sus

propias palabras: “Nuestros estudiosmostraron que la satisfacción matrimo-

nial comienza y termina con la manera pre-cisa como la pareja discute sus diferenciasy maneja el conflicto”.3

Y ahora abróchese el cinturón de se-guridad para leer lo que sigue. Sus inves-tigaciones revelaron que factores tales co-mo cuánto se amaban estas parejas al mo-mento de casarse o cuán satisfactoria era

Algunos estudios demuestran que la felicidad en el matrimonio depen-de directamente de la manera como la pareja maneja sus diferencias.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El arte de saber “pelear”4488

su vida sexual no resultaron ser tan impor-tantes al compararlos con el manejo delconflicto.4 Palabras mayores. Si lo que estosrespetables eruditos están diciendo es cier-to, entonces es crucial para la felicidad decualquier pareja saber manejar sus dife-rencias. La razón es muy sencilla: no im-porta cuánto se amen los novios al mo-mento de contraer matrimonio; no im-porta cuán bien funcione su vida íntima;si no manejan bien sus problemas conyu-gales, sencillamente van a bordo del Titanicy en su ruta los espera un colosal témpa-no de hielo.

Pero no hemos contado toda la histo-ria. Notarius y Markman informan que en

sus estudios lograron predecir ¡con un no-venta por ciento de precisión! en cuál de lostres grupos (felices, infelices, y divorciadas)encajaría cada pareja al cabo de los cincoo diez años del estudio en que cada una par-ticipó. Esto es sorprendente. ¿Cómo logra-ron tal grado de acierto? Al medir las estra-tegias específicas que, para resolver sus con-flictos, cada pareja estaba usando al momen-to de la primera entrevista. Leamos:

“La resolución exitosa de sus diferen-cias permitió a unas parejas desarrollar laconfianza necesaria en su capacidad paraenfrentar juntos lo que fuera necesariopara alcanzar su felicidad. En el caso delas otras parejas, cuando sus desacuerdos

4499

Page 28: Me casaria contigo otra vez - Fernando Zavala.pdf

do una variedad de métodos: entrevistas,filmaciones, monitores del ritmo cardíacomientras interactúan, y otros equipos quedeterminan el nivel de estrés que experi-mentan en sus conversaciones. La infor-mación así obtenida durante todos esosaños, fue rigurosamente codificada y lue-go analizada matemáticamente. Esto les hapermitido conocer con profundidad la di-námica de la vida conyugal y, más impor-tante aún, les ha permitido proveer unaayuda invalorable a miles de parejas queluchan por mejorar su vida matrimonial.

¿Cómo resumen John Gottman y suesposa Julie, psicóloga clínica y compañerade investigación, sus hallazgos de más detreinta años de estudios? Por medio de loque ellos llaman “dos verdades sorpren-dentemente sencillas”.

Dos sencillas verdades• Las parejas felizmente casadas ac-

túan como buenos amigos.• Las parejas felizmente casadas ma-

nejan sus conflictos de manera cor-dial y positiva.7

Es en este último punto donde quere-mos concentrar nuestra atención. Lassiguientes son algunas de las senci-llas, pero fundamentales verdades,que los Gottman han encontradotan útiles para manejar eficaz-mente los conflictos conyugales.

1. La mayoría de los conflictos no tiene solución

La alusión aquíno es a los desacuer-dos triviales e intras-cendentes del día adía: dormir con la

ventana abierta o cerrada, mantener arri-ba o abajo la tapa del inodoro, cómo tur-narse para cuidar a los niños... Se trata delas grandes diferencias entre marido ymujer, esas que tienen que ver con los va-lores, la personalidad y el estilo de vida decada cual. Muchas parejas, escribe Gottman,se pasan toda la vida tratando de cambiarseuno al otro.

¿Qué deberían hacer, entonces? • Primero, reconocer esas diferencias

esenciales, y aprender a vivir con ellas,“honrándose y respetándose uno al otro”.

CARACTERÍSTICA FELICES INFELICES

Habilidad para resolver sus diferencias 69% 13%Capacidad de entendimientocuando discuten 79% 25%Comparten la responsabilidad por los problemas 68% 33%Comparten criterios para resolver desacuerdos 58% 20%

El arte de saber “pelear” 5511

se transformaron en peleas crónicas y dis-cordia, el pesimismo se apoderó de esoscónyuges y perdieron confianza en su ca-pacidad para lograr que su relación fun-cionara”.5

Otras investigaciones han arrojado re-sultados similares. Basta citar uno de losmuchos estudios realizados por David H.Olson y sus colegas. En una encuesta rea-lizada en 1999 para determinar qué fac-tores distinguen a las parejas felices de lasinfelices, Olson encontró que el factor mássignificativo fue el manejo adecuado de susdiferencias.6

Debido a que hemos hablado suficienteen torno al qué del conflicto conyugal,conviene decir algo con respecto al cómo.

El abecé del conflictoUna buena manera de comenzar esta

sección es haciendo referencia a los estu-dios de John Gottman, para muchos el in-vestigador número uno en la dinámica dela vida matrimonial. Durante más de trein-ta años Gottman y sus colegas en el Labo-ratorio de Investigación de la Familia (común-mente llamado el “Laboratorio del Amor”),han estudiado a miles de parejas emplean-

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO5500

El buen manejo de las diferencias conyugales

Adaptado de David H. Olson y John DeFrain.Nota: La cifras indican el porcentaje de parejas que respondió afirmativamente.

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4. Compartir el poder tiene sus beneficios

Puede que esto de compartir el poderno funcione en ciertos aspectos de la vida,pero cuando del matrimonio se trata, pa-rece que vale la pena hacerlo, a juzgar porlos sorprendentes hallazgos de Gottman.Según sus estadísticas, los matrimonios másfelices y estables son aquellos en los que,cuando hay desacuerdos, los cónyuges seesfuerzan en buscar un terreno común,en lugar de insistir que las cosas se hagancomo cada uno quiere. “Los hombres quepermiten que sus esposas influyan en ellos”,escribe Gottman, “mantienen matrimo-nios más felices y tienen menos posibili-

dades de divorcio que los hombres que seresisten a la influencia de su esposa […].Cuando un hombre no está dispuesto acompartir el poder con su compañera, tie-ne un ochenta y uno por ciento de posibi-lidades de que su matrimonio fracase”.11

Moraleja: Deje que su esposa influya enusted.

5. El poder de lo positivo (¿o de lo negativo?)

Uno de los hallazgos más sorprendentesde los esposos Gottman es el de “la pro-porción mágica” que distingue a las pa-rejas felices de las infelices. Según ellos,

• Segundo, aceptar el hecho innegablede que algunos problemas, simple y sen-cillamente, no tienen solución.8

• Tercero, parafraseando a Reinhold Niebhur,pedir “serenidad para aceptar las cosasque no se pueden cambiar, valor para cam-biar las que sí se pueden, y sabiduría pa-ra reconocer la diferencia”.

Moraleja: Tratar de cambiar al otro es gi-rar interminablemente alrededor del mismocírculo.

2. Ninguno tiene toda la razón9

Para pelear se necesitan por lo menosdos partes enfrentadas y, en el caso del ma-trimonio, la dinámica de relaciones es tancompleja que es muy difícil determinarcuál es la causa de algunos conflictos en

particular: “Ella no lo quiere porque élbebe alcohol, pero él dice que bebe porqueella no lo quiere”. Cada uno percibe el pun-to en cuestión desde su perspectiva. Y estoes así porque, en última instancia, cada serhumano ve lo que espera y quiere ver.

Moraleja: Nadie es dueño de la verdad.

3. La aceptación va primero; el cambio, después

Si usted quiere que su cónyuge cambieun hábito, o un modo de actuar que estácreando conflictos en su matrimonio, pri-mero debe demostrarle que lo acepta tal co-mo es.10 No trasmita la idea de que lo amará“solo si cambia su conducta”.

Moraleja: El amor no pone condiciones.

El arte de saber “pelear” 5533ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO5522

Se considera que los matrimonios más felices y estables son aquellos enque los cónyuges se esfuerzan por encontrar puntos en común, en vezde insistir en que las cosas se hagan según las preferencias de cada uno.

(pasa a la pág. 55)

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para que un matrimonio funcione se ne-cesita un delicado equilibrio entre lo po-sitivo y lo negativo que suceda entre ellos.Ese delicado equilibrio es de cinco a uno;es decir, cinco interacciones positivaspor cada negativa. Ya se trate de accio-nes o palabras, las parejas estables sonaquellas en cuyo trato diario los actospositivos superan cinco veces a los ne-gativos.13 Salta a la vista que la fe-licidad en el matrimonio requie-re un esfuerzo sostenido departe de los cónyuges: cadavez que usted critique, hiera,ofenda, rechace, desprecie... asu pareja, va a necesitar una do-sis cinco veces mayor de accionespositivas para compensar el dañocausado.

Moraleja: Tratar mal a su cón-yuge puede salirle caro.

• La crítica. Consiste en atacar al cónyuge, en lugarde atacar el problema. Implica culpar: “¿Por quésiempre eres tan desordenado?” “Tu problemaes que eres una persona egoísta”.

• El desdén (el más destructivo de todos losjinetes). Significa despreciar y rebajar alcónyuge. Incluye burlas, sarcasmos, humornegro, insultos: “¿Qué necesita tu cerebropara que funcione?” “Deberías tomar uncursito intensivo para aprender a tratar ala gente”.

• La actitud defensiva. Esto es “jugar alinocente”, negar nuestra responsabilidaden lo malo que ocurre; poner excusas,con la intención de culpar al otro: “Nopensé que lo que dije de tu gordura delantemis amigos te molestaría tanto”.

• La actitud evasiva. En me-dio del conflicto uno delos cónyuges calla porcompleto, mientras elotro siente quele “habla auna pared”.

Tratar mal al cónyuge puede re-sultar bastante caro. Está demos-trado que se necesitan cinco ac-tos positivos para compensar unsolo acto o gesto negativo.

El arte de saber “pelear” 5555ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO5544

Los cuatro jinetes del Apocalipsis(en opinión de John Gottman)12

(viene de la pág. 53)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El arte de saber “pelear”5566 5577

Y ahora... unpoco de técnica

Hace ya unos cuantosaños un psicoterapeuta einvestigador de la agresión hu-mana, George R. Bach, lanzó al merca-do un libro que no tardó en captar laatención de la opinión pública: The In-timate Enemy. How to Fight Fair in Loveand Marriage (El enemigo íntimo. Cómopelear limpiamente en el amor y el ma-trimonio).

Aunque algunos de estos planteamien-tos fueron originalmente rechazados por

su carácter radical (¡lo son realmente!), lavalidez de su tesis básica ha resistido el

paso de los años. ¿Cuáles esa tesis? Que “losesposos que pelean

son los que permanecenjuntos, siempre y cuan-

do sepan cómo pelear”.14

Así, pues, cuando una pa-reja en problemas buscaba

su asesoría, en lugar de aconsejarlesque no pelearan, les enseñaba lo que

él llama “el arte de pelear limpia-mente”.

1. Haga un “balance diario” a los libros. Resultapor demás interesante, y hasta curioso, que esta seala “recomendación principal” de Bach a las miles de parejas quehan buscado su ayuda profesional: “Hagan todo lo posible”, escribe,“para que las discusiones no solo sean limpias, sino que también es-tén al día, de modo que los libros de contabilidad se puedan ac-tualizar diariamente”.15 La alusión es muy gráfica y fácil de asimi-lar: de la misma manera que los comercios contabilizan los ingre-sos y egresos al final de cada día, asimismo las parejas deben asegu-rarse de que ninguna pizca de amargura sea almacenada para el díasiguiente. La Sagrada Escritura, por cierto, contiene una indicación si-milar, aunque no exclusiva del ámbito matrimonial:“No dejen que el solse ponga estando aún enojados” (Efesios 4:26, NVI).Cuando los malentendidos no se aclaran, cada cónyuge comienza ahacer depósitos en lo que Bach llama “el saco de la amargura”. Amenos que los esposos detengan el proceso a tiempo, dichos “sacos” sellenarán hasta reventar, dejando al descubierto un espantoso desastre.

2. Utilice el arma adecuada para la ocasión. ¿Necesita usted una ame-tralladora para enfrentar a un “enemigo” armado con pistolitas de agua? Enopinión de Bach, los esposos sabios han desarrollado la capa-cidad de evaluar la serie-dad de cada conflictoy, en consecuencia,

¿Desea usted “pelear” limpiamente?

Los esposos han de actuar en sintonía tratando de ser parte de unmismo equipo. Las parejas que discuten y “pelean limpiamente”son las que tienen más posibilidades de permanecer unidas.

(pasa a la pág. 58)

(pasa a la pág. 61)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El arte de saber “pelear”5588 5599

determinar qué armas se requieren paradilucidarlo. No dejan caer bombas ató-micas cuando están enfrascados ensimples escaramuzas del día a día,ni tampoco disparan guisantes cuan-do hay serios problemas que se de-ben combatir.

3. Muévase en sintonía. Otra de las expre-siones gráficas de Bach: “Pelear en el matrimonio es comoaprender a bailar, no a boxear”.16 Cuando dos boxeadoresse suben al cuadrilátero, el objetivo de cada uno está muy cla-ro: vencer al contrincante. No así en el caso de los esposos,porque en el matrimonio se “pelea”,no en busca de knock-outs,sino de un mayor entendimiento. Y porque entre esposos lavictoria de uno significa, automáticamente, la derrota de ambos.¿Cómo pueden ser ambos ganadores? Almoverse a la manera de los buenos bai-larines: actuarán en sintonía,“al ritmo”de sus intereses como pareja.

4. No se permiten “golpes bajos”.La figura aquí es familiar. Está toma-da del argot boxístico, donde cual-quier golpe por debajo del cinturón deloponente se considera ilegal, o “su-cio”. Aplicada al matrimonio, laalusión es clara. Cada cónyugetiene un límite, un “cinturón”,que protege su zona más vul-nerable. Pero he aquí algomuy curioso: según Bach, ellugar del cinturón varía se-gún la persona. Algunas lousan bien arriba: son muysensibles a cualquier ofen-sa; así que protegen suszonas vulnerables con bas-tante celo. Otras lo ubicanbien abajo: reciben, y asimilan,muchos “golpes sucios”.

(viene de la pág. 57)

En su libro, El secreto de amar y ser amado, Josh McDowell17 menciona diez tipos de ac-titudes que dificultan la solución de los conflictos matrimoniales. Ellas son:

Castigar al cónyuge con el látigo de la indiferencia (McDowell lo llama “el tra-tamiento del silencio”) el cual consiste en pretender que el otro no existe.

Minimizar la importancia del conflicto o asumir que “ya pasará.”

Llevar cuentas; es decir, mantener un registro meticuloso de confronta-ciones pasadas.

Atacar a la persona y no al problema.

Culpar al otro, actitud con la cual se ol-vida que para pelear hacen falta dos.

Ver el conflicto como una competenciaen la cual hay que ganar, cueste lo que cueste.

Emprender la retirada, para evitarmayores complicaciones o para aho-rrarse un mal momento.

“Comprar” la solución delproblema, por ejemplo, obse-quiando un regalito al cónyu-

ge, sin enfrentar la raíz delconflicto.

“Espiritualizar”el conflicto, con lo

cual se atribuye a“la voluntad de

Dios” la existen-cia del problema.

Adoptar una ac-titud triunfalista, según la cual

“todo marcha magníficamente.”

Respuestas ineficaces al conflicto

El látigo de la indiferencia,minimizar, llevar cuentas oatacar al cónyuge, son acti-tudes que contribuyen muypoco a la solución de losconflictos matrimoniales.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El arte de saber “pelear”6600 6611

• Reconozca que existe un problema, identifíquelo claramente y explore diferentesalternativas para solucionarlo.

• Conceda a cada parte el derecho de palabra y respete tal derecho. No manipu-le o monopolice la conversación.

• Escuche en forma respetuosa. Esto significa que mientras su cónyuge habla, ustedno está concentrado en lo que va a responderle.También significa tratar de captar nosolo el contenido del mensaje, sino también los sentimientos que lo motivan.

• Trate de enfocar un tema a la vez y haga lo posible por mantenerse dentro de estetema. No traiga a colación el pasado, especialmente si ha sido doloroso.

• Enfatice lo que los une como esposos, no lo que los separa.

• No vea en su cónyuge “la causa” del mal. Los conflictos conyugales a veces sontan complejos, que es imposible llegar a su raíz.

• Admita cuando se ha equivocado. Esta actitud facilitará enormemente la soluciónal desacuerdo.

• Cuide su vocabulario. Específicamente, evitelas ofensas personales, ridiculizar, humillar, sub-estimar, y las alusiones despectivas a los pa-rientes políticos.

• Evite caer en “las trampas mentales”. Estasson deformaciones involuntarias en la formacomo procesamos la información. Por ejem-plo, la deducción arbitraria (“No hablaporque está molesto conmigo”), la exagera-ción (“Nunca hace nada bien,”“Siempre mehumilla”), el pensamiento catastrófico (“Estematrimonio es un desastre”) y la lectura delpensamiento (“Sé que estás pensando”).18

• No pierda de vista la necesidad de laayuda divina. El Creador de la ins-titución familiar bien sabe lo queusted y su cónyuge necesitanpara ser felices. Por esta ra-zón el salmista escribió:“Siel Señor no edifica la ca-sa, en vano se esfuerzanlos albañiles” (Salmo 127:1,NVI).

Para manejar eficazmente sus conflictos conyugales...

En cualquier pelea si su “cinturón” pro-tector está muy arriba; es decir, si usted sehiere con mucha facilidad, bájelo un po-co. Esto evitará muchos choques innece-sarios. Si está muy abajo, súbalo un poco.

Cada uno debe identificar con preci-sión dónde está ubicado su cinturón, y so-bre todo, el de su cónyuge, para saber dón-de no golpear.

Una vez conocidos sus puntos débiles,cada uno tendrá derecho a gritar “¡golpebajo!”, cada vez que el otro “golpee debajodel cinturón”.19

¿Está claro el mensaje? Moverse en sin-tonía, evitar los golpes bajos, usar el armaadecuada… Porque en el matrimonio no haycontrincantes. Aunque los cónyuges son dos,la realidad de la vida matrimonial los con-vierte en uno, pues integran un mismo equi-po. O los dos ganan o los dos pierden. Mu-cho depende de que sepan cómo “pelear”.

Referencias1. Paul Tournier, To Understand Each Other, p. 12.2. Autor anónimo citado en Alice Gray, Stories for the Heart. The

Third Collection (Sisters: Multnomah Publishers, 2000), p. 120.3. Clifford Notarius y Howard Markman, We Can Work It Out.

Making Sense of Marital Conflict (Nueva York: G. P. Putnam´sSons, 1993), p. 38. (La cursiva ha sido añadida.)

4. Ibíd.5. Notarius y Markman, op.cit.6. David H. Olson, John DeFrain, Marriage and the Family. Diversity

and Strengths, 3ª ed. (Mountain View: Mayfield Publishing Com-pany, 2000), p. 298

7. John M. Gottman, Julie S. Gottman, Joan DeClaire, 10 Lessons toTransform Your Marriage (Nueva York: Crown Publishers, 2006),pp. 3, 4.

8. John M. Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para viviren pareja (España: Plaza y Janés Editores, 2000), pp. 39, 147.

9. Ibíd., p. 167.10. Ibíd., p. 166.11. Ibíd., p. 116.12. John M. Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para vivir en

pareja, pp. 43-49.13. John M. Gottman y Nan Silver, Why Marriages Succeed or

Fail (Nueva York: Simon Schuster, 1994), pp. 56, 57. 14. George R. Bach y Peter Wyden, The Intimate Enemy. How to

Fight Fair in Love and Marriage, p. 17. 15. Ibíd., p. 19. 16. Ibíd., pp. 63, 64. 17. Josh McDowell, El secreto de amar y ser amado (Miami: Edi-

torial Betania, 1988), pp. 85-87.18. Aaron Beck, Con el amor no basta, p. 177.19. Bach y Wyden, op. cit., p. 80.

(viene de la pág. 56)

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SUSANA NUEVAMENTE está moles-ta con su esposo Richard. Juzgue us-ted si ella tiene o no razón para estar-lo, según se desprende del siguienterelato del conocido autor y psicólo-

go Aaron Beck.2

Richard está en un congreso médico enotra ciudad. Susana lo llama para avisarle quelos niños están enfermos, con dolor de gar-ganta y fiebre. Él la tranquiliza diciéndole queno se preocupe, porque eso no es nada serio,y que los niños se van a recuperar. Tratando deanimarla, le promete llamarla al día siguien-te, pero ella, medio molesta y en tono sarcás-tico, le responde que eso es lo menos que élpuede hacer.

Sumario

El problemano siempre

es el problema

• ¿Quién tiene la razón?

• ¿Y dónde está la pólvora?

• En su matrimonio…

• Los problemas de fondo

Capítulo

“La tumba del amor la cavamos poco a poco”.1

Dwight Small

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¿Debería Richard abandonar las reunio-nes para ir a casa a ver a los niños? ¿Tienerazón Susana al molestarse ante la actitudde su esposo? Para responder con ciertamedida de acierto, necesitaríamos más in-formación porque, cuando de problemasconyugales se trata,con mucha frecuen-cia, el problema nosiempre es el pro-blema.

Pues el caso esque cuando se casa-ron, tal como ocurrecon toda otra pare-ja, Richard y Susana

trajeron al matrimonio su “equipaje psico-lógico” (¿recuerda lo que dijimos en el ca-pítulo 1, sobre las expectativas?). Susanahabía dejado su trabajo como maestra pa-ra apoyar a Richard en sus estudios de me-dicina y para dedicarse al hogar. Soñaba

con una familia feliz enla que Richard, ya gra-duado, pudiera ayudar-la en la crianza de los hi-jos y otras tareas del ho-gar. En su “equipaje” seencontraban expectati-vas tales como: “Richardsiempre me colocará,junto a los niños, en

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema6644

primer lugar”, “Mis necesidades serán tanobvias para él, que no tendré que pedirleque las supla”, y otras similares.

Él, por su parte, se veía a sí mismo co-mo el proveedor de la familia; y veía a susesposa como la ama de casa. Su equipajepsicológico se podía detectar con facilidad:“Susana respetará mi carrera y me apoya-rá en mi desarrollo profesional”. “Mi espo-sa se encargará de los niños y de las tareaspropias del hogar”.

¿Quién tiene la razón?¿Estamos ahora en mejor posición pa-

ra decir de parte de quién está la razón?¿O acaso la situación está más complicada?Pues la verdad es que, al añadir el ingre-diente de las expectativas, pareciera es-tar más complicada. A ver qué piensa us-ted. ¿Cómo habría reaccionado Susana siRichard al menos hubiera mencionado laposibilidad de dejar la convención médi-ca para ir a casa? Quizás ella se habría da-do por satisfecha. ¿Y qué habría hechoRichard si, en lugar de ella insinuar quedeseaba la presencia de su esposo en casa,se lo hubiera dicho claramente? Quizásél habría regresado inmediatamente.Quizás.

No sabemos exactamentequé habría ocurrido. Lo quesí sabemos es que el problemade fondo aquí, la situación queestá afectando la relación con-yugal, no es si Richard debe ono regresar a casa. Más allá de es-te “árbol” hay un todo un bosquemuy tupido. En el fondo, Susanaquiere tener la seguridad de quesu esposo se preocupa por ellay por sus hijos; desea creer queellos son la prioridad número

uno en la agenda de Richard. Pero nada deeso está viendo en su actitud. Él, por suparte, quiere estar seguro que su esposa loapoya en su trabajo; y que ella hará cuantopueda para que él tenga éxito en un me-dio tan competitivo. Por eso se preguntasi de verdad es indispensable su regresoinmediato a casa.

¿Verdad que los conflictos conyugalesno son tan simples como parecen? Por es-ta razón decimos que, en el ámbito matri-monial, usualmente “el problema no siem-pre es el problema”. No acepte con facili-dad, amigo lector, la idea de que las causasde los conflictos conyugales son el dine-ro, el sexo, los suegros, la crianza de los hi-jos, etc. Estos son algo así como los deto-nantes. Por lo general, la pólvora está enotra parte.

6655

Participar en actividades juntos favorece la creación de una actitud de equipoen la que cada cónyuge aporta al bienestar y felicidad de la unión matrimonial.

Page 36: Me casaria contigo otra vez - Fernando Zavala.pdf

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema6666

¿Y dónde está la pólvora? Uno de los rasgos distintivos de las re-

laciones interpersonales es su carácter sim-bólico.4 En la medida que esa relación setorna más íntima, en esa misma medidatambién adquiere un carácter más simbó-lico. Lo que esto quiere decir es que, mien-tras más estrecha es la relación de dos per-sonas, mayor es la probabilidad de que suspalabras, gestos y actitudes adquieran un sig-nificado más allá del literal y obvio, propiode ellos. Cada individuo trae al matrimo-nio su propia “cultura”, una amalgama, unmosaico, de creencias, principios y valoresque colorean sus percepciones de la rea-lidad.

La vida conyugal es el prototipo de es-ta realidad. En el pequeño mundo de la vi-da matrimonial cada acto lleva en sí unacarga de significado, una dosis emotiva,que puede pasar inadvertida con facili-dad por terceros, pero no para los cónyu-

ges. Un beso, o la ausencia de un beso, porpequeñito que sea; una caricia, o la falta deella, por fugaz que ella sea; una broma, o lafalta de ella, por trivial que parezca: cadaacto trasmite al otro un significado sim-bólico: comunica afecto o indiferencia, acep-tación o rechazo, respeto o desprecio.

Repetimos: en ninguna otra relaciónnuestros actos están impregnados de ma-yor simbolismo que en el matrimonio.Prácticamente todo cuanto hacemos pornuestro cónyuge, o dejamos de hacer, pa-sa en última instancia por un filtro im-placable: “¿Me amas?”5 Es cuando toma-mos en cuenta este carácter simbólico denuestros actos, que podemos explicar mu-chas de las reacciones “desproporciona-das” de nuestro cónyuge. “¿Qué hice”, pre-guntamos asombrados, “para que te moles-taras tanto?” “Después de un día tan boni-to en la playa, ¿qué pasó para que repenti-namente cambiaras de actitud?”

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En su libro The DNA of Relationships3 (El ADN de lasrelaciones), el conocido escritor Gary Smalley señalaque Dios plantó en el corazón de cada miembro de la razahumana algo así como un código genético sin el cual nadie,hombre o mujer, puede desarrollarse plenamente. Es el código de lasrelaciones interpersonales, el contacto físico y emocional con quienesforman parte de nuestro mundo.

Según Smalley, ese “código genético” consta de tres principiosbásicos:

• Usted ha sido creado para relacionarse: con Dios, con otros, con ustedmismo. Cada una de estas relaciones es en sí misma importante y, asu vez, todas se interrelacionan. Si una de estas esferas de relación falta,o se debilita, las otras sufren.

• Usted ha sido creado con la capacidad de escoger. Aunque las circunstancias y otraspersonas afectan sus decisiones, la verdad es que usted finalmente decide cómo ac-tuará en cada situación de la vida. Por esta razón, no diga: “No tengo otra alternati-va”. Cuando se trata de relaciones personales, usualmente hay otras alternativas.

• Usted ha sido creado para asumir responsabilidad por sus acciones. Siempre es másfácil culpar a otros cuando las relaciones personales marchan mal, pero un factor

importante en el desarrollo del carácter es reconocer los errorescometidos y aprender de ellos. Quienes no

aprenden de sus errores están condena-dos a repetirlos.

Las relaciones interpersonales poseen un marcado carácter simbólico. En la vidamatrimonial las actitudes, las palabras y los gestos adquieren un significado que vamás allá de los actos por sí mismos. Se convierten así en el detonante que es ca-paz de trasmitir una carga emocional comparable a la pólvora o a los explosivos.

Principios básicos de las relaciones interpersonales

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema6688 6699

entendí el porqué de su reacción tan explosiva. Loque la molestó no fue, precisamente, que yo quisieraahorrar dinero. El significado simbólico que miesposa le dio a mi actitud (y a actitudes similaresdel pasado) fue otra: “Mi esposo no confía en micapacidad para planificar una comida”. “No leimporta si quedo mal con nuestros invitados”...

“No confía”. “No le importa”. ¡Peligro en laportería! Cuando estos pensamientos afloran,¡cuidado! Con toda seguridad funcionarán comocorrientes subterráneas que afectarán todo cuantoocurra en la superficie.

Por lo demás, sobra decir que no se me ha ocurri-do hacer la misma gracia.

Con o sin razón me he ganado ante mi esposa la famade que soy muy “ahorrativo” (ella usa otra pala-bra). Un día en el supermercado se me ocurrió ha-cer una broma que un buen amigo ya habíapracticado con su esposa, sin resultados nega-tivos para él. La gracia consistió en que, mientrasella colocaba los alimentos en el carrito de compras,yo, sin que ella se diera cuenta, sacaba algunos. Miintención se concentró en aquellos comestibles queconsideré excesivos. Así, si ella colocaba en el carritocuatro latas de guisantes, yo sacaba una, o dos. Todoparecía estar bajo control. Todo excepto un factor. A diferenciade otras ocasiones, esa vez mi esposa sabía muy bien cuántohabía comprado de cada cosa.

Ya en la casa, escuché que me llamóen un tono nada amigable. Lo que su-

cedió después todavía está vívida-mente grabado en mi mente. Nunca la

había visto tan molesta. Bueno, decir molesta no esmuy acertado. ¡Enardecida!

—Yo compré tres manojos de cilantro. ¿Dón-de está el tercero?

—(Con aire de inocencia) ¿Compraste tres?—Sí. Y cuatro aguacates. Aquí falta uno.El tono de voz me aconsejó no seguir fin-

giendo.—Los saqué para hacerte una broma.

—¡Pues no es nada gracioso! Tengo todosmis ingredientes bien planificados,dispongo de muy poco tiempo, ¿ytú vienes con esto? ¡Pues ahoramismo vas a tener que ir a comprar

todo lo que sacaste del carrito! Y porfavor, no se te ocurra hacerme estabroma otra vez.

Mi respuesta fue inmediata.—¿Qué más quieres que compre?Cuando las aguas volvieron a su

nivel, hablamos del asunto. Le pedí dis-culpas y, al reflexionar sobre el “pequeño incidente”,

Tres manojos de cilantro

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La punta del iceberg: ¿Qué es lo que no se ve?

En su excelente libro Fighting for yourMarriage (En defensa de tu matrimonio),Howard Markman, Scott Stanley y SusanBlumberg, expresan varias preguntas quefuncionan a manera de detectores de pól-vora, útiles para ubicar esas áreas de sumatrimonio en las que, cuando usted me-nos espera, se produce una explosión.

En su matrimonio…• ¿Se salen fácilmente de control las dis-

cusiones sobre asuntos sin importancia?• ¿Evitan hablar de ciertos temas?• ¿Sienten que hay una pared que los se-

para?• ¿Mantienen un registro de las faltas de

cada uno para sacarlas luego a relucir?6

Si la respuesta es sí a todas, o a la ma-yoría de estas preguntas, muy probable-mente en su matrimonio hay problemas defondo que no han sido resueltos. En otraspalabras, hay pólvora.

Esto es lo que los estudios han mostradode manera reiterada durante los últimoscincuenta años.7 Por ejemplo, en el año 1959Emily Mudd y Richard Hey, pioneros enel área de la terapia marital, llevaron a caboun estudio para identificar los factores aso-ciados con la infelicidad conyugal.8 Al prin-cipio de las entrevistas la mayoría de las pa-rejas comenzó mencionando las quejas desiempre: las diferencia de criterios para criarlos hijos, el manejo del dinero, los parientespolíticos... A medida que el estudio avanzó,pronto se puso en evidencia la verdad delasunto. Independientemente de factores ta-les como la edad, el nivel socioeconómico,

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema7700

el número de hijos, y otros, las causas rea-les de la infelicidad estaban vinculadas asu relación de pareja.

Los investigadores identificaron cua-tro factores en particular:• Esposo y esposa se sienten solos con

sus problemas, incomprendidos, inca-paces de explicar su angustia o de en-contrar apoyo en el cónyuge.

• Cada cual se siente rechazado y, comoresultado, inseguro.

• Tienen problemas de comunicación.No pueden hablar con confianza sobresus problemas ni enfrentarlos juntos.

• Han perdido la perspectiva de su re-lación. Han olvidado lo que una vez losatrajo uno al otro, las cosas que solíandisfrutar. Tampoco ven con optimismosu futuro como pareja. Poco tiempo después de los estudios pio-

neros de Mudd y Hey, otros dos investiga-dores, V. D. Matthews y C. S. Mihanovich,9

presentaron a unos mil hombres y mujeresuna lista de los problemas más comunesque las parejas usualmente confrontan.Les pidieron que marcaran los que ellos mis-mos estaban enfrentando en su matrimo-nio. ¿Qué encontraron los investigadores?

Los problemas de fondoEn los referidos estudios las parejas

infelices señalaron abrumadoramente, encomparación con las felices, problemastales como:3 “Mi cónyuge rara vez dice algo que

me halague”.3 “Nos decimos cosas que hieren”.3 “Mi cónyuge no discierne con facili-

dad mis sentimientos”.3 “Mi cónyuge se muestra indiferente ha-

cia mí”.3 “Deseo más afecto”.

3 “A menudo siento que no soy amado(a)”.3 “Necesito a alguien a quien confiarle mis

problemas”.3 “No puedo hablar a mi cónyuge”.

De nuevo la pregunta: ¿Cuál es la causa delos problemas en la pareja? ¿Dinero? ¿Sexo?¿Familiares políticos? ¿Tiempo comparti-do?... No exactamente. Lo que los estudiosrevelan es otra cosa: falta de intimidad, decomunicación; soledad, rechazo, indiferen-cia. En una palabra, problemas de naturalezaemocional.

El problema de fondo: emocional

Todo lo dicho hasta aquí es verificable.Lo puede comprobar el lector por mediode un recurso que está al alcance de todo

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Los llamados problemas de fondo en el matrimonio poseen un ladooculto o no revelado. Son como los icebergs que únicamente mues-tran una fracción de su verdadero volumen. En su mayor parte sur-gen como resultado de la falta de intimidad y comunicación.

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ser humano: su propia experiencia. Piense,por ejemplo, en los grandes conflictos queha tenido en su matrimonio. No pienseahora en culpables. Simplemente trate dellegar hasta el fondo del asunto, sin que lapasión o el orgullo lo saquen de su ruta.Con toda seguridad va a encontrar que laraíz del problema tiene un fuerte “sesgo”emocional, vinculada al sentido de valor deuna persona: usted o su cónyuge. En eseconflicto que ahora viene a su mente ¿sesintió alguien rechazado? ¿Se sintió alguienirrespetado? ¿Fueron ignorados los senti-mientos de alguien?

Repitámoslo. Aquí no nos estamos refi-riendo a los desacuerdos que son el resul-

tado de gustos, opiniones o criterios dife-rentes. No. Esas diferencias enriquecen.La alusión es a la crítica que ataca, la pala-bra que ofende, la indiferencia que igno-ra, el gesto que rechaza, la burla que des-precia. Es cuando miramos este compo-nente emocional del conflicto matrimo-nial que entendemos por qué las parejasentrevistadas en los estudios citados ha-blan de soledad, de no sentirse amados oapreciados.

¿Por qué decimos, entonces, que en elfondo, un componente importante de losgrandes conflictos es el emocional? Por-que el oxígeno sin el cual ningún ser humanopuede vivir es su estima propia, el aprecio por

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema7722 7733

su valor como persona.10 ¿Qué nos quedacuando ese sentido de valía personal es vul-nerado o ignorado? Lo que queda es un co-razón herido, solitario. Es por esta razón

que la tendencia de cada persona es a de-fender, consciente o inconscientemen-te, su valía personal. Y es por esta mis-ma razón que, en la más íntima de to-das las relaciones humanas —el ma-trimonio—, marido y mujer estamosconstantemente “bailando” la danza

del temor. El ejemplo que sigue loilustra de manera muy apro-

piada.

Las tensiones acumuladas, cuando no seresuelven, tienden a hacer “explosión” confuria volcánica. El componente emocionales la raíz de esos grandes conflictos y pue-de ser el detonante que active reaccionesen extremo negativas en el matrimonio.

La raíz de muchos problemas en el matrimonio tiene un fuerte sesgosubjetivo. Es algo que se vincula a la autoestima de una persona, cuan-do considera que se le ha faltado al respeto, o que ha sido rechazada.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema7744 7755

¿En qué consiste la danza del temor? Elmismo Greg lo explica en su libro The Mar-riage You´ve Always Dreamed of (El matri-monio con el cual usted siempre soñó).Allí menciona que lo ocurrido aquella no-che fue solo un episodio de lo que habíasido un patrón, algo así como un círculovicioso, que se repetía en muchas de lasdiscusiones de sus primeros años de casa-dos. No podían entender por qué esas dis-cusiones terminaban en verdaderas explo-siones. Parecían seguir un guión prees-tablecido, hasta que... ¡al fin! dieron con laclave para entender el problema. Esa “cla-ve” no solo los ayudó a romper el círculovicioso en que ellos se encontraban ence-rrados, sino que los colocó en posición deayudar a centenares de parejas que a travésde los años acudirían al Smalley MarriageInstitute en busca de asesoría matrimonial.

¿Cuál fue esa clave? Fue la identifica-ción de ciertos “botones” que, sin que elloslo supieran, presionaban cada vez que dis-cutían, poniendo en marcha la danza deltemor. Greg explica: “Después de haber en-trevistado a centenares de parejas, y encues-tado a miles de personas, he encontradoque la mayoría de la gente tiene un temoresencial. Cuando alguien presiona esebotón y la persona reacciona de mane-ra negativa, ahí los dos se involucranen una danza destructiva”.12 Luego aña-de que su temor básico es fracasar; y elde su esposa, no ser valorada.

En esto no están solos. Un temor bá-sico en las mujeres es no ser tomadasen cuenta, no ser apreciadas, es-pecialmente por los seres im-portantes en su vida. En el casode los hombres, uno de los temoresbásicos es fracasar; así como también eltemor a perder el control sobre sus asuntos

importantes.13 Y, por supuesto, hay otrostemores básicos en nosotros los humanos:temor al rechazo, al abandono, al engaño,a no ser amados...

De acuerdo a esta información, no re-sulta difícil ver cómo Greg y Erin pudieronhaber resuelto sus diferencias la noche del“huracán”. ¿Se molestó ella porque, especí-ficamente, él redecoró el cuarto matrimo-nial? La verdad es que a muy pocas esposasles disgustaría tal acción, sobre todo si esespontánea. Por encima de los golpes querecibió, y del disgusto inicial por no haberla

La siguiente historia es real y la narra Greg Smalley, psicólogo yautor.11 Cuenta Greg que una noche estaba en su casa solo y abu-rrido. Su esposa Erin, una enfermera, estaba de guardia y a él le diopor cambiar la posición del mobiliario del cuarto matrimonial. Esohizo y, satisfecho por la ocurrencia, se acostó, pensando en losatisfecha que se sentiría ella al ver la nueva aparienciadel cuarto.

Cuando Erin llegó esa noche, ya Greg estaba pro-fundamente dormido. Para no despertarlo, entró depuntillas, con el cuarto a oscuras. No había avanza-do mucho cuando se golpeó la espinilla con una mesaque, según su imagen mental del cuarto, no había estadoantes allí. Perdió entonces el equilibrio y fue a dar contraun par de esquíes que a su vez golpearon primero el vidriode un estante con una colección de figurines, y luego dieronen la cabeza de Greg.

El ruido y el golpe hicieron que Greg se despertara creyendoque se trataba de un robo. Con el nivel de adrenalina por todolo alto, saltó de la cama sin recordar la novedosa distribuciónque él mismo había diseñado horas antes. El caso es que fuedirecto hacia una pared contra la cual se golpeó la cara, rom-piéndose la nariz.

Cuando encendieron las luces, parecía que por allí había pa-sado un huracán. Luego siguió la lluvia de acusaciones. Erin lereclamaba por haber cambiado la posición del mobiliario sin ha-berla tomado en cuenta. Él, sintiéndose fracasado, se defendía

restando importancia a los argumentos de su es-posa. Esta actitud la enfurecía más por-

que, además de todo el desastre queél había propiciado, ahora estaba

dando a entender que lasopiniones de ella no eran

importantes. La ráfaga de acusa-ciones continuó por largo rato (¿Recuerda ellector la historia con la que iniciamos este li-bro? ¿La de aquella pareja que, cuando discu-

tían, uno hacía ping y el otro hacía pong?). Sindarse cuenta estaban “bailando” la danza del

temor.

La danza del temor

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“Principios básicos de las relaciones perso-nales” en la página 66).

En los días del noviazgo, o durante losprimeros años de matrimonio, nuestrostemores básicos estaban ahí, donde siem-pre han estado. Pero entonces todo era fe-licidad. Resultaba fácil ignorarlos o justi-ficarlos. Ahora que las aguas del torrenteromántico han bajado, ¿qué debemos ha-cer cuando esos temores básicos sean acti-vados? Este es el tema de nuestro próxi-mo capítulo. Pero he aquí un adelanto:Aunque no puedes evitar que tu cónyuge presio-ne “tus botones”, sí puedes evitar responder ne-gativamente cuando lo haga. Dicho de otramanera, tu matrimonio será tan feliz o tanmiserable como tú permitas que sea.

Referencias1. Dwight Small, After You’ve Said ‘I Do’, p. 146.

2. Este relato ha sido adaptado de Aaron T. Beck, Love is NeverEnough, p. 46, 47 (Nueva York, Harper Perennial, 1989),pp. 69-74. Los nombres de los protagonistas han sido cam-biados.

3. Gary Smalley, The DNA of Relationships (Wheaton, Illinois:Tyndale House Publishers, 2004), p. 38.

4. Aaron T. Beck, Love is Never Enough, pp. 25-30.5. Este tema lo trata admirablemente Deborah Tannen en

That´s not What I Meant (Nueva York: Ballantine Books,1986).

6. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fightingfor Your Marriage, pp. 146, 147.

7. En los capítulos anteriores ya hemos mencionado algunosautores cuyos estudios han confirmado la tesis central deeste capítulo: el rol del componente emocional en los pro-blemas conyugales.

8. Emily Mudd y Richard Hey, citados por Havemann yLehtinen en Marriages and Families, 2ª ed. (EnglewoodCliffs: Prentice Hall, 1990), pp. 159-160.

9. V. D. Matthews y C. S. Mihanovich, citados por Havemanny Lehtinen en Marriages and Families, pp. 160, 161.

10. Esta es la tesis central de John Powell en su libro The Secretof Staying in Love (Allen: Tabor Publishing, 1974), pp. 73,74.

11. Greg Smalley, The Marriage You´ve Always Dreamed of(Wheaton: Tyndale House Publishing, 2005), pp. 53, 54.

12. Ibíd., p. 58 (La cursiva fue añadida).13. Gary Smalley, op. cit., p. 42.14. Greg Smalley, op.cit., p. 61.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema7766

tomado en cuenta, la molestaba especial-mente que él no le diera valor alguno asus sentimientos y opiniones. Es decir, sutemor básico —no ser valorada— habíahecho acto de aparición y él no fue capazde identificarlo.

Pero Greg también tenía sus razonespara sentirse mal. Internamente reconocíaque las cosas no habían salido bien, pero¿no se daba cuenta ella que su motivo alarreglar el cuarto había sido agradarla? Es-peraba escuchar palabras de reconocimien-to, y a cambio solo había recibido, apartede los golpes, un vendaval de críticas. Másallá de la nariz rota, y del malestar por eldesastre ocasionado, ¿no se daba cuentaella que lo estaba hiriendo al hacerlo sen-tir como un fracasado?

Sin lugar a dudas, un auténtico círculovicioso: cada uno viendo en el otro tantoel problema como la solución.14 O sea, “Sitú no hubieras hecho...”, “Si tú no hubie-ras dicho...”, “Si tan solo tú cambiaras...”,“Si tú no...”. Tú, tú, tú...

¿Se da cuenta ahora, estimado lector,el porqué de nuestra insistencia en que,cuando de conflictos conyugales se trata, elproblema no siempre es el problema? En estepunto alguien podría preguntar “¿Enton-ces qué esperanza tengo?” ¿Cómo puedoevitar que mi cónyuge active mis botones?”Según Greg Smalley, el problema no radi-ca en los botones, porque siempre han es-tado con nosotros, ni en quién los presio-ne, sino en la forma como decidimos respon-der cuando son presionados (ver el recuadro

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Quizá usted no pueda evitar que su cónyuge pulse las teclas emocio-nales, pero sí puede evitar que su reacción sea violenta o desmedida.

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JOHN SHEA, todo un maestro de la na-rración de historias, cuenta el simpá-tico relato de un hombre que está des-contento con su familia. Se queja deque su esposa y sus hijos lo tratan mal.

Entonces le pide a Dios que le solucione suproblema. En un sueño se le informa que hayuna alternativa: el hombre debe hacer un lar-go viaje, al final del cual conocerá a su nue-va familia.

Una nueva familiaAl ser informado en un sueño que debía rea-

lizar un viaje para conocer a su nueva familia, elhombre emprende el recorrido. Sin embargo, lanoche lo sorprende en el camino y se ve obligado

Sumario

Dos sospechosos...¿cuántos culpables?

• La mayor de todas las libertades

• Deje de culpar a su cónyuge

• Deje de justificar sus errores

• Abandone los intentospor cambiar a su cónyuge

• Alguien debe cambiar:¡Yo!

• ¿Quiere que su matrimonio mejore?

• ¿Por dónde comenzar?

“¡Qué bueno es tener alguiena quien culpar!”1

ERICA JONG

Capítulo

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?8800

La mayor de todas las libertades

Este capítulo retoma una idea que discu-tíamos en una sección previa: Mi matrimo-nio será tan feliz o tan miserable como yoquiera que sea. No puedo responder por laconducta de mi cónyuge, pero puedo res-ponder por la mía. No puedo cambiar a micónyuge, pero yo puedo cambiar. Puedo es-paciarme en sus defectos, pero puedo deci-dir ver más bien sus virtudes. Dicho de otramanera: No son las circunstancias las que de-ciden la calidad de mi matrimonio, sino la ac-titud que yo asuma al enfrentarlas.

Y esto es válido para cualquier situa-ción de la vida. ¿Qué fue lo que permitióa Víctor Frankl sobrevivir a los horrores delos campos de concentración nazis? “Lo

único que no puedes arrebatarme”, escribióFrankl, “es la manera como yo decida res-ponder a lo que tú me hagas. La mayor detodas mis libertades consiste en que pue-do escoger la actitud que debo asumir antecualquier circunstancia”.3

¿Cómo se aplican estas palabras al ma-nejo de los conflictos matrimoniales y, engeneral, a todo lo que afecta la felicidadconyugal? La respuesta tiene mucho quever con ese círculo vicioso en el cual, segúnmencionamos en el capítulo anterior, Gregy su esposa Erin se encontraban sin saber-lo. Dijimos entonces que cada uno veía alotro como el problema y, a la vez, como lasolución a sus conflictos. El caso es que enun círculo similar se encuentran muchasparejas hoy. “Si Luis no fuera tan egoísta”,

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a dormir en el bosque. Para saberqué rumbo tomar cuando despierteen la mañana, decide colocar sus za-patos apuntando en la dirección que élconsidera correcta. Pero mientrasduerme ocurre algo inesperado: unángel cambia la dirección en la queapuntan los zapatos. Cuando despier-ta, sin saberlo emprende el camino deregreso a su propio hogar.

Al aproximarse a su casa la sorpresaes grande cuando observa el gran pareci-do de esta “nueva” familia con su ante-rior. La esposa se parece a su antigua espo-sa; también los niños, la casa y hasta losvecinos se parecen a todo lo que dejó atrás.Entonces razona que Dios arregló las cosasde esa manera para que el cambio no fueratan drástico.

Complacido por ese arreglo, su corazónahora rebosa de felicidad. La alegría que ex-perimenta alcanza a quienes lo rodean. Pen-sando que se trata de un nuevo comienzo,brinda amor y a cambio recibe muchoamor. Y mientras esto ocurre, no cesa dedecir para sus adentros: “¡Qué cariñosa es

esta nueva esposa!” “¡Qué obedientes sonestos niños!” “¡Hasta los vecinos son ama-bles!”.2

¿Tenía este hombre que viajar tan lejospara encontrar amor y respeto? Realmente,no. A decir verdad, tampoco tenía que cam-biar de familia. Si alguien debía cambiar eseera él mismo. Pero no lo había hecho por lasencilla razón que ¡había encontrado alguiena quien culpar!

En su vida personal, al igual que en su vida matrimonial, nadie podrá privarlode la capacidad para responder como usted desee a cualquier injuria o situa-ción negativa. Nuestra facultad de elección es la mayor de todas las libertades.

Hay quienes piensan que, pa-ra recuperar la felicidad “per-dida”, lo mejor sería cambiarde familia y de vecindario. Nose dan cuenta de que cual-quier cambio eficaz debe co-menzar con uno mismo.

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piensa Carmen. “Si Carmen no fuera tanexigente”, razona Luis. La implicación aquíes doble. En opinión de Carmen, el egoís-mo de Luis es la causa de sus problemasde pareja; y, el cambio de su actitud, la so-lución. Pero para Luis, Carmen es el pro-blema, y también la solución. Esto es uncírculo vicioso enfermizo que no se rom-perá a menos que estos esposos cambien

radicalmente de actitud. ¿Qué pueden ha-cer ellos? Aplicar los principios básicos delas relaciones interpersonales que men-cionamos en el capítulo anterior. Veamos.

Deje de culpar a su cónyugePara romper el círculo vicioso de la de-

pendencia lo primero que cada cónyugedebe hacer es dejar de culpar al otro portodos los males de su matrimonio. Plantee-mos el asunto de esta manera: ¿Cuántossospechosos hay en sus conflictos matrimo-niales? Hay dos, y solo dos: usted y su pa-reja. Y ahora, con toda sinceridad, respon-da: En su opinión, ¿quién es el culpablede la mayoría de sus conflictos? En su opi-nión, muy probablemente, no es usted.

¿Cómo funciona esta psicología cuandointentamos explicar los conflictos conyu-gales? Muy sencillo: la explicación variarádependiendo del “sospechoso” que estésiendo juzgado. Si soy yo, buscaré la causa,fuera de mi persona (“Tú me provocaste”.“La presión del trabajo me tiene muy ten-

so últimamente”...). Por el contrario,si se trata de la conducta de mi

cónyuge, buscaré las causasdel problema dentro de él

o ella (“Lo que pasa es

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?8822

que tú eres muy sensible a las críticas”.“Solo piensas en ti”...).4

¿La solución? Nada fácil. Aquí estamoshablando de un cambio de actitud que co-mienza cuando, al intentar explicar los con-flictos conyugales, dejo de mirar a mi pa-reja como la causa del problema; cuandoabandono mis intentos de cambiarla; y, so-bre todo, cuando “educo mis sentidos” pa-ra verla como una buena persona que, aveces, se equivoca.

En este punto, ¡atención!, nos topamoscon otra diferencia básica entre las pare-

jas felices y las infelices. En el caso de lasparejas felices, marido y mujer discutenbajo la premisa de que el otro es una bue-na persona que, ocasionalmente, hace al-go malo. Las infelices, por el contrario, dis-cuten bajo la premisa de que el otro esuna mala persona que, ocasionalmente,hace algo bueno.5 ¡Vaya diferencia! Cuan-do una pareja pelea bajo la premisa de queambos son buenas personas que de vez encuando hacen cosas malas, hay esperanza.Si la premisa es la opuesta, ¡sálvese quienpueda!

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La tendencia a culpar a los demás, tan comúnen todo ser humano, la explica la teoría de laatribución. Según Fritz Heider,6 el padre deesta teoría, cada ser humano trata de explicarcuanto ocurre a su alrededor, especialmentela conducta de los demás, por medio de la“psicología del sentido común”. Por mediode ella atribuimos causas a eventos; esdecir, preguntamos ¿cuáles son losfactores que producen determinadosresultados? En lenguaje sencillo,esto no es otra cosa que nuestracapacidad de inferir; es decir, de irmás allá de lo que perciben nuestrossentidos.

La teoría de la atribución

Existe una tendencia muy hu-mana al enfrentar los conflic-tos: cuando somos los culpa-bles, buscamos las causas enfactores externos. Por otro la-do, si el culpable es nuestro cón-yuge, buscaremos las causas ensu forma de ser como persona.

En todos nosotros existe la tenden-cia innata a culpar a los demás por loque nos sucede. Tratamos de expli-car lo que ocurre a nuestro alrededorutilizando el “sentido común”, identi-ficando las posibles causas basándo-nos, a menudo, más en las suposicio-nes que en la realidad de los hechos.

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Deje de justificar sus errores“He aquí el principal sospechoso”, es-

criben Carol Tavriz y Elliot Aronson, “enla muerte de muchos matrimonios”. Serefieren a la inveterada costumbre de jus-tificar nuestros errores. En opinión de es-tos psicólogos, este asesino de matrimo-nios usualmente se presenta en dos ver-siones. • Una dice: “Yo estoy en lo correcto y tú

no”. • La otra: “Aunque yo no tenga la razón,

el caso es que soy así”.7

En cualquiera de sus dos versiones, loque se pone de manifiesto cada vez que in-tento justificar mis errores es la protecciónal yo; es decir, la defensa de los atributosque valoro en mí como persona. Cuando

asumo esta actitud lo que, en última ins-tancia, estoy haciendo es proteger, no miconducta, sino mi persona. Por esto, escri-be Aronson, más que seres racionales, so-mos racionalizadores, porque nuestra mo-tivación mayor no es estar en lo correcto,sino creer que lo estamos.8

Pero esta actitud en nada ayuda en lasolución de los problemas de pareja, por-que al asumir valerosamente mi defensa,en el fondo lo que estoy haciendo es despla-zar la responsabilidad, o la culpa, haciami cónyuge. ¿Podemos imaginar lo que ocu-rre en un matrimonio cuando ningún cón-yuge acepta haberse equivocado? ¿Por cuán-to tiempo podrán mantener esa actitudde “yo no fui”?

Pero esto no es todo. Según Tavriz yAronson, en mis esfuerzos por justificar-me, sin darme cuenta, comenzaré a buscar

evidencias adicionales que con-firmen lo que ya creo (o sea, que

yo no soy el problema). En elproceso, minimizaré lascosas buenas que el otrohace y maximizaré lasmalas.9 Al final, termi-naré consiguiendo lo queestoy buscando: que de

los dos “sospechosos”, elculpable es mi cónyuge, no

yo. Note el lector que estaactitud es totalmente contra-

ria a la que caracteriza a los no-viazgos y los primeros años de ma-

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?8844

trimonio. Entonces solo hay ojos para lover bueno. Sin percatarnos, buscamos evi-dencias de cualidades en la pareja. ¡Y cuánfácil resulta encontrarlas! Pero ahora la ac-titud es la de ver lo malo. ¡Qué ironía! Conrazón dice la Escritura que “el que buscaencuentra” (San Mateo 7: 8).

Y aun hay otra consecuencia negativa deesta actitud. Resulta que cuando yo “edu-co” mis sentidos para ver solo el lado ma-lo de mi cónyuge, también estoy equipándo-me para recordar solo lo malo. Cuando pisoeste terreno, estoy entrando en arena move-diza. Los resultados serán desastrosos pa-ra la relación, tal como veremos en el si-guiente capítulo.

Entonces, ¿quién se enoja? ¿Y quién esresponsable de ese enojo? Si usted es de losque está acostumbrado a decir al cónyu-

ge frases tales como: “¡Tú me haces eno-jar!”, “¡por culpa tuya perdí los estribos!”,“si tú no hubieras dicho...”, “si tú no...”, yotras similares, pues simplemente asumala responsabilidad por sus reacciones. Larazón es muy sencilla: Usted no está a mer-ced de ningún otro ser humano. No tieneque permitir que otros decidan cómo va areaccionar. Si ante la provocación, o la ofen-sa, responde con violencia, o con ira, ustedes el responsable de esa respuesta.

No está bien que alguien lo ofenda, claroestá. Pero el punto en cuestión es que us-ted no puede controlar la conducta de losdemás. Solo puedo controlar la suya. Y sien el matrimonio cada uno controla, nosolo sus acciones, sino también sus reac-ciones, seguramente habrá menos rocesy desacuerdos.

8855

La práctica de justificar siempre loserrores propios ha llevado a mu-chos matrimonios a la separación,ya que este comportamiento enrealidad lo que busca es liberarnosde nuestro sentimiento de culpa.

Otro principio de relaciones interpersonales que puede ser útil almanejar los desacuerdos conyugales es que cada ser humano esresponsable, no solamente de sus acciones, sino

también de sus reacciones. Siyo me molesto con mi cónyuge,¿quién es responsable por mireacción? David Augsburger res-ponde en estos términos:

“Ninguna persona hace eno-jar a otra. Si me enojo contigo,

yo soy el responsable de esareacción. […]. Tú no me haces enojar.Soy yo quien se enoja contigo. El eno-jo no es la única posible opción quetengo a mi alcance. No hay situaciónen la cual el enojo sea la única res-puesta posible”.10

Soy yo quien se enoja

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?8866

Abandone los intentos por cambiar a su cónyuge

En su libro Reconcilable Differences (Di-ferencias reconciliables), Andrew Christenseny Neil Jacobson explican en forma muyacertada la dinámica de la mayoríade los conflictos conyugales. Segúnestos autores, el dilema subyacen-te que enfrenta cada cónyuge eseste: “¿Insisto en cambiar a mipareja o la acepto tal como es?”

Por supuesto, la primera in-clinación es que el otro cambie,pero no hace falta estar casadodurante mucho tiempo para unodarse cuenta que esta estrategiatiene efectos contraproducentes:mientras más uno insiste en cam-biar al otro, menos lo logra. Porotra parte, al aceptarlo, con susvirtudes y defectos, el cónyuge

muy probablemente cambiará espontánea-mente.

¿Cómo explicar esta aparente contra-dicción? Christensen y Jacobson la expli-can alegando que el cambio es hermano de

la aceptación, pero es un hermanomenor. Cuando aceptas a tu cónyu-

ge tal como es, estás preparandoel camino para que cambie: “Alexperimentar cada vez mayoraceptación uno del otro, la re-sistencia al cambio se disuel-

ve por sí sola. Ahora cada unoestará más dispuesto a adaptarseal cónyuge, con lo cual se redu-cirá la posibilidad de conflic-tos”.12

Aquí de nuevo estamos ha-blando de un cambio de actitud.Cuando me siento aceptado, el

mensaje que recibo de mi pareja

8877

La afirmación de que somos responsables por nuestras respuestas la ilustra de maneramuy simpática la anécdota que John Powell cuenta de Sidney Harris.11 Un día Harris acom-pañó a un amigo a un puesto de venta de periódicos. Observó cómo su amigo saludócortésmente al vendedor y también cómo este respondió rudamenteal saludo. Luego notó la manera brusca como elvendedor entregó el periódico y, sorpresiva-mente, la forma amable como su amigo se des-pidió, deseando un buen día al vendedor. No pu-diendo ocultar su asombro, preguntó al amigo:

— ¿Te trata siempre tan mal?— Sí, lamentablemente siempre lo hace

— replicó el amigo.— ¿Y tú siempre eres tan amable con él?

—preguntó Harris.— Sí, lo soy.— ¿Y por qué eres tan amable si él es

tan maleducado contigo?— Porque no quiero que sea él quien de-

cida cómo debo actuar yo.

El amor es la cadena que une los corazones y que a través de la mu-tua aceptación prepara el camino para que la resistencia a los cam-bios desaparezca. Cada uno estará más dispuesto, o en condiciones,de adaptarse al otro, reduciéndose así la aparición de conflictos.

Un vendedor maleducado

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es inconfundible: aunque no está de acuer-do con algunas de mis acciones, valora loque soy como persona. Y si alguien me ama,a pesar de mis episodios desagradables deconducta, esto significa que no está po-niendo condiciones para amarme; lo cual,a su vez, me predispone para evitar pre-cisamente lo que a ella le desagrada demi conducta.

Este hecho, según Christensen y Jacobson,tiene mucho sentido porque un análisisen frío del conflicto conyugal revela unade dos actitudes: o bien uno de los es-posos (el agente) hace algo indeseablepor el otro (el recipiente de la acción),o bien deja de hacer algo deseable.13

Un ejemplo puede ayudar. ¿Qué conduc-tas de su cónyuge le molestan? “Me molestaque tome decisiones que afectan al hogarsin consultarme”, “que gaste dinero en tri-vialidades”, “que sea poco cariñoso(a)”...¿Y qué conductas le agradan? “Me agrada

que con frecuencia me diga cuántome ama”, “que me tome encuenta al decidir cuestio-

nes de interés para la fa-milia”...

Las semillas delconflicto se siem-bran cuando un

cónyuge hacecualquiera de

esas cosasque molestan,

o deja de hacer lasque agradan. Por supues-

to, también funciona en el otrosentido, cuando usted es el agente y él o ellael recipiente. Pero aquí entra en juego larelación cambio-aceptación. Para que lassemillas del conflicto desaparezcan, debeproducirse una de dos actitudes: cambio o

aceptación. El cambio (cuando el agen-te deja de hacer lo indeseable o hace lo

deseable) puede poner fin al conflicto.Pero la aceptación (el recipiente

muestra mayor grado de com-prensión hacia las fallas de su

pareja) también puede ponerfin al conflicto. ¿Cuál es la

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?8888

mejor salida? Una opción es que mi cón-yuge cambie. Otra, mejor, que yo la acepte,con sus defectos. Pero la mejor es una ter-cera opción: una combinación de cambioy aceptación.14 Amo a mi pareja sin exigir-le que primero debe cambiar. Mi pareja, porsu parte, al sentirse aceptada y valorada co-mo persona, por su propiavoluntad evita hacer lascosas que me desa-gradan y trata de hacerlas que me agradan. Am-bos damos y ambos reci-bimos.

Esto es lo que John Gottmanllama un matrimonio emocionalmen-te inteligente. Atrás quedan los intentos

contraproducentes por cambiar al otro.Ahora se respira un ambiente saturado deaceptación mutua. Los conflictos no desa-parecen, es verdad, pero los enfrentan conuna gran ventaja: cada uno sabe que es va-lorado por su cónyuge. Han aprendido aaceptarse uno al otro, tal como son, con sus

fortalezas y debilidades“como partes divertidasdel paquete completode la personalidad y el

carácter de esa persona[...]. Sea cual fuere el tema

sobre el cual discuten, ambosreciben el mensaje de que son

amados y aceptados, con defectos in-cluidos”.15

8899

La semilla para el conflicto se siembracuando el cónyuge lleva a cabo accio-nes o actos que desagradan al otro, oque son realizados unilateralmente. Esnecesario que se establezca una combi-nación entre el cambio y la aceptación,con el fin de minimizar los conflictos.

Quien desea resolver sus conflictos matrimoniales, lo mejor quepuede hacer es cambiar sus propias conductas negativas, y a lavez aceptar a su cónyuge tal como es. Casi siempre resulta uncamino equivocado el de considerar que es la otra parte la quetiene que cambiar y adapatarse a nuestra manera de ser.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?9900

Pasaron dos meses y el abo-gado, al ver que la señora no da-ba señales de vida, la llamó porteléfono.

—Señora, ¿todavía quiere di-vorciarse?

—¿Divorciarme yo? ¡Cómose le ocurre! ¡A este hombre no locambio por nada del mundo!16

¿Quiere que su matrimonio mejo-re? ¿Quiere dejar de beber aguas amar-gas y comenzar a disfrutar de las re-frescantes aguas de una relación sóliday profunda? Pues alguien debe cambiar.En su matrimonio ese alguien es us-ted. En el mío, soy yo. Pruebe y verá.

¿Quiere que su matrimonio mejore?• Deje de culpar a su cónyuge porlo malo que sucede en su ma-trimonio.• Deje de justificar sus errores.• Basta de responsabilizar a su

cónyuge por sus enojos.• Abandone los intentos por cam-

biar a su cónyuge.• Acepte a su pareja tal como es. • Y sobre todo, ¡cambie usted!

“¿Por qué debo ser yo quien cambie?¿No somos dos, acaso?”, preguntaráalguien. Cierto, pero uno de los dosdebe comenzar.

9911

Alguien debe cambiar: ¡Yo!¿Ha escuchado antes estas palabras:

“Si este matrimonio va a funcionar al-guien debe cambiar”? Gran verdad. ¿Pe-ro quién es ese alguien que debe cam-biar? El siguiente relato nos da la res-puesta.

¡Me quiero divorciar!Una mujer está harta de su marido y

va al despacho de un abogado para de-cirle que se quiere divorciar.

—No solo me quiero divorciar. Tam-bién quiero hacerle tanto daño como seaposible.

—Así que quiere herir a su esposo an-tes de divorciarse —responde el abo-gado—. Muy bien. Esto es lo que hará:Vaya a casa y actúe como si lo ama deverdad. Alabe sus cualidades. Sea cari-ñosa con él. Trate de complacerlo en to-do lo que a él le gusta. Luego de hacerlecreer que lo ama, ¡boom! Explote la bom-ba. Le dice que se quiere divorciar.¿Qué le parece el plan?

Con los ojos brillandode alegría y admiración,ella exclamó:

—¡Maravilloso! ¡Mejor no puede ser!Casi incapaz de contener la emoción,

la mujer salió del despacho del aboga-do, lista para llevar a cabo su macabroplan. Durante varias semanas, brindó asu esposo todo su amor y comprensión.Dejo de hacer lo que a él molestaba y co-menzó a hacer las cosas que a él le gus-taban. Bien podía decirse que era unamujer transformada.

El cambio personal es unprimer paso para queun matrimonio mejore.Aunque son dos los ejesdel conflicto, el cambio tie-ne que empezar por unode los cónyuges. Lo másapropiado es reconocerque ese alguien “soy yo”.

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Los resultados no se harán esperar. Cuan-do doy, recibo. Y mientras más doy, másrecibo. Ya lo dice la Escritura: “Es más bien-aventurado dar que recibir” (Hechos 20: 35).

“¿Y cómo puedo cambiar?”, pre-guntará el lector. Muy bien.¿Quiere ser más atento consu cónyuge? ¿Más cariñosa?

¿Más comprensivo? ¿Me-nos criticona? ¿Menosindiferente? La me-

jor estrategia para lo-grar un cambio sig-nificativo de conduc-ta consiste en comen-

zar a practicar precisa-mente eso que quiere llegar

a ser. Uno de los hallazgosmejor documentados en el

campo de la psicología es que, no

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?9922

solo mis actitudes afectan mi conducta,sino que mi conducta también afecta mis ac-titudes. Lo que pienso afecta lo que hago,y lo que hago afecta lo que pienso, y lo quesiento.

¿Por dónde comenzar? En su libro Principios y valores para la fa-

milia de éxito,17 Ellen G. White, recomien-da una “receta” con tres ingredientes:

“Ame cada uno a su cónyuge antes de exi-gir que el otro lo quiera. Cultive lo más no-ble que haya en sí y manifiéstese dispuestoa reconocer las buenas cualidades del otro.El saberse apreciado es un admirable es-tímulo y motivo de afianzamiento dela autoestima [...]. Son las pe-queñas atenciones, losnumerosos inciden-tes cotidianos y las

sencillas cortesías, las que constituyen lasuma de la felicidad en la vida”.

Así, pues, comience ¡ahora mismo! Seacariñoso. Deje a un lado la crítica. Pase mástiempo con su pareja. Su cónyuge lo va adisfrutar desde el primer momento, y su res-puesta positiva no se hará esperar. En cuantoa usted, puede que no lo disfrute al princi-pio. Pero hágalo. No se preocupe si no sien-te deseos. Como en el caso de la mujer de lahistoria, que quería divorciarse, hágalo aun-que no lo sienta. Lo importante es comenzar,

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Practicar lo que yo deseo ver en mipareja es una excelente técnica pa-ra lograr un cambio de conductaque sea significativo y duradero.

Las pequeñas atenciones y lossencillos actos de cortesía se iránacumulando para constituir una“suma de la felicidad”. Nuncaes tarde para comenzar.

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13. Ibíd., pp. 125, 126.14. Ibíd., pp. 127, 128.15. John M. Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para vivir en pareja

(Barcelona: Plaza & Janés, 2000), p. 171.(La cursiva ha sido añadida.)16. Relato de George Crane, y adaptado de Gary Tolbert en “¿Es el di-

vorcio la solución?”, Ministerio Adventista, año 63, nº 6, pp. 26, 27.

17. Ellen G. White, Principios y valores para la familia de éxito (Doral:APIA, 2005), pp. 41, 42. (La cursiva no está en el original).

18. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fightingfor Your Marriage, p. 143.

19. Ver David Myers, The Pursuit of Happiness (Nueva York: AvonBooks, 1992), pp. 123-125.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?9944 9955

En opinión de Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, el problema funda-mental que enfrentan las parejas es si serán capaces de aceptarse tal como son.

“A veces”, escriben, “este deseo se manifiesta como el temor al rechazo, pero en elfondo el punto central es el mismo: en lo más profundo de su ser, cada persona quiereser aceptada, no rechazada. Este hecho refleja la gran necesidad que todos tenemosde ser respetados, de sentirnos seguros y aceptados por nuestro cónyuge”.18

Hay ocasiones que se prestan para realizar sencillos actos que contri-buyen a la edificación de un ambiente positivo en el matrimonio. Larecomendación es que nos involucremos en estas actividades aunqueno sean de nuestro mayor agrado. A la larga se verán los resultados.

El problema de fondo: Aceptación

y seguir, y seguir. “Actúa como si alguien tegusta”, escribe David Myers, “y pronto te gus-tará”.19 Los resultados no se harán esperar.En menos tiempo del que imagina, en sumatrimonio ya no habrá sospechosos, y,por supuesto, ¡ningún culpable!

Referencias1. Erica Jong, citada por Andrew Christensen y Neil Jacobson,

Reconcilable Differences (Nueva York: The Guilford Press,2000), p. 17.

2. John Shea, Gospel Light (Nueva York: The Crossroad PublishingCompany, 1998), pp. 22, 23.

3. Viktor Frankl, Man´s Search for Meaning (Nueva York: PocketBooks, 1985), p. 86.

4. Andrew Christensen y Neil Jacobson, Reconcilable Differences, p. 20.5. Carol Tavriz y Elliot Aronson, Mistakes Were Made (but not by

me), (Orlando: Harcourt, 2007), p. 168.6. Fritz Heider, citado por Stephen Littlejohn, Theories of Human

Communication, 4ª ed. (Belmont: Wadsworth, 1992), p. 140.7. Carol Tavriz y Elliot Aronson, Mistakes Were Made (but not by me),

p. 167.8. Elliot Aronson, The Social Animal (Nueva York: Freeman, 1992), p. 177.9. Carol Tavriz y Elliot Aronson, Mistakes Were Made (but not by

me), p. 173.10. David Augsburger, Caring Enough to Confront, pp. 46, 47.11. Anécdota narrada por John Powell en Why I Am Afraid to Tell you

Who I Am (Allen: Tabor Publishing, 1969), pp. 35, 36.12. Andrew Christensen y Neil Jacobson, Reconcilable Differences,

pp. 11, 12.

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LE HA OCURRIDO a usted y tam-bién a mí. De hecho, le pasa a to-do el que está o ha estado casado.Veamos de qué se trata.

Digamos que usted y su cónyu-ge han acordado encontrarse en un centro co-mercial. El plan es recorrer algunas tiendas yluego comer juntos para celebrar un aniver-sario más de bodas. Usted ha llegado a la ho-ra acordada, pero su cónyuge no. Los minu-tos transcurren. Llama a su teléfono. No hayrespuesta. ¿Qué pensamientos usualmente acu-den a su mente en una circunstancia tal? Haybásicamente dos tipos. Uno es el positivo, elque expresa preocupación y concede al cón-yuge el beneficio de la duda:

Sumario

El poder de los pensamientos

negativos

• El prejuicio confirmatorio

• La profecía de autocumplimiento

• Lucía y Ricardo.Una profecía cumplida

• Reescribiendo la historia

• ¿Hay solución?

“Somos nosotros los que matamos nuestromatrimonio. Cometemos ‘matrimonicidio’”.1

John Crosby

Capítulo

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3 “¿Por qué no ha llegado?” “¿Le habrá pa-sado algo?”

3 “Quizás el tráfico está muy pesado”.3 “¿Será que estoy esperando en el lugar

equivocado?”El otro tipo de pensamientos es el ne-

gativo, el que mata la relación:

3 “No puedo creer que otra vez se le ha-ya olvidado nuestra cita”.

3 “Como siempre, se le hizo tarde”.3 “Nunca ha sido puntual. ¿Por qué ha-

bría de serlo ahora?”Sí, ya se trate de una cita, o de cual-

quier otra situación, de esas que se produ-cen en el matrimonio, una cosa es cierta:como bien lo expresa John Crosby, “somosnosotros los que matamos nuestro matrimo-nio”. Y el arma mortal por excelencia es laclase de pensamientos que hace nido en

nuestra mente.

El prejuicio confirmatorio ¿Por qué es tan importante lo que

pienso de mi cónyuge? La respuestatiene que ver con los esquemas men-tales. Con el paso de los años desa-

rrollamos, de manera inconsciente,una imagen de nuestro cónyuge.

Es algo así como un esquemamental. Cada acto suyo esevaluado a la luz de ese es-quema. Si cierta conducta

del cónyuge coincide con esaimagen que hemos desarrolla-do, confirma lo que ya sabemos.Si no encaja, queda descarta-do como un acto inusual, atípi-co. En psicología social esta

tendencia recibe el nombre deprejuicio confirmatorio (en in-glés, confirmation bias). Senci-

llamente consiste en buscar in-formación que confirme lo que ya

creemos.2 Si, por ejemplo, ya tene-mos una buena opinión de una per-

sona, no aceptamos con facilidad cualquierrumor que intente desprestigiarla. Inclusonos molesta que se hable mal de esa per-sona. ¿Por qué cuesta tanto creer un mal

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El poder de los pensamientos negativos9988

informe de ese ser querido? Porque de esapersona ya nos hemos formado un buenconcepto. Cuando, por el contrario, la ima-gen que nos hemos formado es mala, se ne-cesitará mucha evidencia favorable para quecambiemos el mal concepto que tenemosde ella.

¿Qué imagen, o con-cepto, tiene usted de sucónyuge? Esta pregun-ta es importante porqueese concepto determinaráen gran medida el signi-ficado que usted dará a lasacciones de su pareja. SegúnAaron Beck, “la manera comoun cónyuge percibe e interpretalas acciones del otro puede afectar

en mayor medida el grado de satisfacciónmarital de esa pareja que las acciones mis-mas”.3 En otras palabras, usted verá y es-cuchará en las acciones de su cónyuge loque ya ha creído de él o ella. Y esto puede sermuy bueno, o muy malo, para la salud de

su matrimonio. Por cierto, ¿no dicen algoparecido las Escrituras?:“Porque cual es su pensa-miento en su corazón, tales él” (Proverbios 23: 7,la cursiva ha sido aña-

dida).Un ejemplo puede ayu-

dar. Imaginemos a una pa-reja que está en problemas. Por

cualquier tontería discuten. Pe-ro un buen día él se pregunta qué

9999

La imagen que tengamos de nuestra pareja determinará en granmedida el significado que le concedemos a sus acciones. Es impor-tante reconocer este elemento, ya que el grado de satisfacción ma-rital viene determinado en gran medida por dicha percepción.

Si su cónyuge no cumple con al-gún compromiso previamenteacordado existen dos tipos derespuestas. Una de ellas positiva,concediéndole a la otra personael beneficio de la duda. La otraes negativa, algo que contribui-rá directamente al deterioro y ala muerte de cualquier relación.

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podría hacer para mostrar a su esposa que,a pesar de todo, todavía la quiere. Así quedecide sorprenderla con un bello ramo deflores. ¿Cómo se supone que ella deberíareaccionar ante un gesto tal? Se suponeque debería contentarse, sobre todo si nohay ninguna fecha especial de por me-dio. Uno incluso pensaría que esa esposadebería caerle a besos a ese hombre tanconsiderado. Pero, si las investigacionesno se equivocan, es mucho más probableque en la cabeza de esa mujer se generenlos siguientes pensamientos:

3 “Este hombre está sospechoso. ¿Qué setraerá entre manos?”

3 “Cree que hoy es la fecha de nuestro ani-versario. Ya ni siquiera eso recuerda”

3 “Este está buscando… ya se qué”.3 “A lo mejor es que sus padres vienen de

vacaciones a nuestra casa”.¿Es ella mal pensada? ¿Pensaría él de

manera diferente si el caso fuera el con-trario (por ejemplo, que ella repentina-mente se tornara muy cariñosa hacia él)?La explicación a estas reacciones está enlos filtros emocionales.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El poder de los pensamientos negativos110000

Continuando con el ejemplo de las flo-res, si fuera su mejor amiga quien recibieraflores de parte de su esposo, ¿imagina ellector qué es lo más probable que ocurri-ría? Pues la señora de nuestra imaginariahistoria se quitaría los espejuelos oscurosy exclamaría algo así: “¡Qué gesto tan tier-no el de tu marido de sorprenderte conflores! Si al mío solo se le ocurriera algo se-mejante”. O sea: Estaría dispuesta a inter-pretar favorablemente la conducta de unextraño hacia su esposa, pero no una con-ducta similar de su propio marido haciaella. Esto es lo que en psicología se llamaesquema mental negativo.5 Y no es que seaun esquema, o filtro, característico de lasmujeres. No. Algo similar ocurre en noso-tros los esposos cuando nos hemos acos-tumbrado a mirar “con lentes oscuros” lasacciones (incluso las buenas acciones)de nuestras esposas.

¡Qué curioso! Durante el noviazgo,o bien asignamos a nuestra parejacualidades que no existen, o exa-geramos las que existen. Tenemosojos solamente para lo bueno. Amedida que pasan los años, elproceso se invierte: ojos sola-mente para lo malo. Tienenrazón Notarius y Markmancuando afirman que “los fac-tores que originalmente con-tribuyeron a unir a una pa-reja no son los que deter-minan cómo la relación sedesarrollará”.6

El problema no termina aquí. El esque-ma mental negativo tiene una prima her-mana que puede hacer tanto daño como él.Se llama la profecía de autocumplimiento.

La profecía de autocumplimiento

Uno de los problemas de los pensa-mientos negativos es su poder para pene-trar cada espacio de la vida de quien losentretiene. Otra de sus manifestaciones laencontramos en lo que en psicología so-cial se llama la profecía de autocumplimiento(en inglés, self-fulfilling prophecy); es decir,la manera particular como nuestras cre-encias “crean” o moldeanrealidades.

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Estos son esquemas mentales que operan en todas las relaciones interpersonales,pero lo hacen con especial eficacia en las relaciones entre íntimos. En opinión deNotarius y Markman, hay básicamente dos tipos de filtros:4

• A uno lo llaman cegado por el amor.Este filtro funciona al estilo de “espe-juelos” transparentes que permitena quien los lleva puestos (usualmente,novios y recién casados), evaluar favo-rablemente todo cuanto hace su pare-ja: justifica sus errores; ríe sus chistes,no importa cuán malos sean; alaba susocurrencias; destaca sus cualidades…y pare usted de contar.

• El otro tipo de filtro: cegado por elodio. En este caso, los espejuelosson oscuros, y ya puede imaginarlo que sucede en la mente dequien los lleva: no importa loque el otro haga, o la buenaintención con que lo haga,al final solo verá lo queespera ver: sombras.

Los filtros emocionales

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El poder de los pensamientos negativos110022

Aplicada al matrimonio esta profecía fun-cionaría así:• Tengo conocimiento de la clase de per-

sona que es mi cónyuge.• Este conocimiento influye en mi mane-

ra de tratarlo.• Esta actitud hará que actúe precisamen-

te de la forma que yo espero, confirman-do así mi expectativa inicial.7

Lucía y Ricardo Una profecía cumplida

Lucía piensa que su esposo Ricardo noes nada cariñoso. Quisiera más atenciones,pero él parece no darse cuenta de su frial-dad hacia ella. Para pagarle con la mismamoneda, Lucía decide “castigarlo con ellátigo de la indiferencia”. Y ahora comienza

a ignorarlo. Ricardo, a todas estas, no pue-de explicar el porqué de la actitud de suesposa. “¿Será que hice algo malo?”, se pre-gunta. ¿Será que se siente mal? “¿Estará tra-tando de decirme algo?” Finalmente deci-de preguntar:

—¿Estás enferma?—No.—¿Recibiste alguna mala noticia?—No.—¿He hecho algo indebido?—No.“A lo mejor prefiere estar sola”, conclu-

ye Ricardo. Entonces decide mantener unadistancia estratégica hasta tener más evi-dencia de lo que está pasando. ¿Resultado?Ricardo otra vez está actuando fríamente,tal como Lucía esperaba. Profecía cumplida.

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Algunos cónyuges intentan pagarle al otro con la misma mone-da de frialdad que consideran que están recibiendo de su pareja.Con esta actitud el comportamiento de ambos se convierte en uncírculo vicioso, o lo que es lo mismo, en una “profecía cumplida”.

Alguien ilustró de manera muy simpática esta faceta de laconducta humana. El caso es que el negocio de un vende-dor de hamburguesas estaba en su mejor momento. A lahora del almuerzo los trabajadores de las oficinas cerca-

nas se agolpaban en el pequeño restaurante para ase-gurar su provisión de las populares hamburguesas.Pero un día el dueño del local recibió una llamada de

su hijo, un brillante estudian-te de economía. Des-

pués de los salu-dos de rigor, el hijo pre-

guntó a su padre…—¿Sabías papá que el mercado

está contrayéndose?—¿Eso qué significa, hijo?—Significa que habrá menos dinero en

la calle. Este hecho afectará la demanda; esdecir, reducirá el consumo.

—¿Y qué debo hacer? —preguntó el pa-dre, preocupado.

—Debes evitar los gastos innecesarios y cui-dar el dinero que tienes en caja y bancos.

Sin pérdida de tiempo, el hombre recortó susgastos. Redujo el personal y también la partida parala publicidad. Compró menos mercancía. Todo es-to afectó la calidad del producto. En poco tiem-po el número de clientes disminuyó y, por su-puesto, también las ventas. Asombrado por loque estaba sucediendo, el dueño del negocioexclamó: “Exactamente lo que mi hijo medijo que ocurriría. ¡Ese muchacho sí sabe!”

Y así la “profecía” se hizo realidad.El hombre de la historia construyó supropia realidad.

La profecía del autocumplimiento

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¿Qué dicen las investigaciones? Todo lo dicho hasta este punto se pue-

de resumir en una sencilla, pero muy im-portante declaración: interpretamos lasacciones de nuestro cónyuge de manerasesgada; es decir prejuiciada, pues lo ha-cemos de acuerdo al filtro que nuestrospensamientos imponen. Esta interpreta-ción sesgada no hará ningún daño si lapercepción del cónyuge es positiva, pe-ro añadirá un clavo al ataúd del matrimo-nio si esa percepción es negativa.

Cada nueva evaluación negativa desu pareja reforzará la imagen men-tal que usted ya tiene y dificul-tará la solución a sus con-

flictos matrimoniales, por la sencilla ra-zón de que ya habrá encontrado al culpa-ble de esos conflictos: su cónyuge. Añadaahora a la mezcla dos ingredientes más yla receta estará completa para serios pro-blemas: 1. La tendencia al pensamiento negativo

es difícil de detectar, especialmente porquien está acostumbrado a pensar así.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El poder de los pensamientos negativos110044

2. Una vez formado el hábito, es difícil de-sarraigarlo.8

¿Qué indican las investigaciones en estesentido? De manera contundente, confir-man el poder de lo negativo. Según Beck,la característica esencial que distingue a lasparejas felices de las infelices no es tantola ausencia de las experiencias agradables,sino las muchas experiencias que, o bienson desagradables, o han sido interpreta-das de esa manera. De allí que sus sesio-nes de ayuda terapéutica para matrimo-nios con problemas se concentran más enreducir lo negativo entre los cónyuges queen aumentar lo positivo.9

Por su parte, Notarius y Markman afir-man que la tendencia a interpretar nega-tivamente la conducta del cónyuge pro-duce desesperanza (“Ella nunca va a cam-biar”) y resentimiento (“No merezco que élme trate de esta manera”). Crea un círcu-lo vicioso en el cual los pensamientos ne-gativos conducen a acciones conflictivas,y estas, a su vez, generan el potencial pa-ra nuevos conflictos.10 En otras palabras,cuando usted piensa negativamente de sucónyuge, su actitud predispone al otro aactuar negativamente.

Por último, los estudios en la materiahan revelado que quienes “equipan” sus sen-tidos para ver lo malo, desarrollan tambiénla capacidad para recordar lo malo. En otraspalabras, estas personas reescriben la his-toria de su matrimonio enfatizando lo ma-lo que ha ocurrido e ignorando los episo-dios agradables que con toda seguridadhan vivido. Este punto reviste tanta impor-tancia que le dedicaremos la siguiente sec-ción y una parte del próximo capítulo. Lue-go (¡ya es hora!) hablaremos de la formaen que podemos combatir la negatividaden el matrimonio.

Reescribiendo la historiaUna de las características distintivas en

la existencia humana es que cada indivi-duo escribe su propia historia mientras vi-ve. Una historia que es única y tiene sig-nificado; que comenzó en un punto con-creto del pasado, y se mueve hacia un fi-nal o desenlace. De la misma manera, ca-da matrimonio es una historia única. Solo

110055

Interpretar las acciones de nuestrocónyuge de una forma prejuiciada onegativa equivale a ir añadiendo cla-vos al ataúd del matrimonio, comosi todo fuera una muerte “anunciada”.

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que, a diferencia de la historia de cada in-dividuo, la de cada matrimonio cuenta conla participación de dos protagonistas quenarran su versión de los hechos como ca-da uno los ve. Una historia que, además,se ve afectada por la calidad del matrimo-nio mismo. Si las cosas marchan bien, lomás probable es que los cónyuges reescri-ban su historia en términos positivos. Sila pareja está atravesando por serios pro-blemas, la tendencia será recordar ma-yormente los pasajes negativos.

En este punto de nuevo es útil la palabraautorizada de John Gottman. Él afirma que,cuando una pareja está inmersa en la ne-gatividad, “no solo corren peligro su pre-sente y su futuro, sino también su pasado”.11

Ese peligro se presenta en dos formas. • Una, la más común, es que ambos

cónyuges recuerdan solo lo malo. Cuan-do en sus sesiones de asesoría Gottmanles pregunta, por ejemplo, sobre de-talles de su boda, ella recuerda queél llegó tarde; y él recuerda que ellapasó mucho tiempo coqueteando conalgún amigo. La tendencia a recor-dar solo lo negativo persiste al evo-car los años de casados.

• La otra forma como el pasado de la pa-reja corre peligro consiste en que les re-

sulta difícil recordarlo, ya sea porquepara ellos reviste muy poca im-portancia o porque es tan dolo-roso que prefieren ignorarlo.

Cualquiera sea el caso, des-pués de conocer bien su ver-sión “distorsionada” de esepasado, ahora retocado ysalpicado con señalamien-tos y amarguras, Gottmanseñala que puede predecir

con facilidad las posibilida-des de divorcio de esas parejas,

pues, a menos que ocurran cambiosdrásticos, el final para ellos está cerca.

Todo lo contrario sucede con lasparejas felices. En este caso maridoy mujer recuerdan lo emocionanteque fue conocerse, cuán bonito fuesu noviazgo; los obstáculos que de-bieron superar para casarse; las lu-chas y sacrificios que juntos han en-frentado para llegar donde están aho-ra… etcétera.12

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¿Dónde radica la gran importancia delos recuerdos matrimoniales? En opiniónde Gottman, no hay otro factor que predi-ga con mayor exactitud que este las posi-bilidades de divorcio de un matrimonio.Este hecho llamó poderosamente su aten-ción después que su equipo de colabora-dores completó un estudio longitudinalde 56 parejas. El estudio se basó esencial-mente en la historia de cada pareja: cómose conocieron, se enamoraron; los detallesde la boda, los problemas que enfrenta-ron y cómo los superaron; los buenos mo-mentos, etcétera. Terminadas las entrevis-tas, y sobre la base de los resultados obte-nidos, el equipo investigador predijo quépareja se divorciaría en los próximos tresaños. Pasados los tres años pudieron lo-calizar a 47 de las 56 parejas. De esas 47que pudieron contactar, siete se habían

divorciado. Y aquí viene la parte intere-sante: ¡esas siete parejas estaban en la listade las que, según las predicciones, se divor-ciarían! ¿Y qué de las predicciones relativasa las otras cuarenta parejas? Pues acertaroncon un noventa y tres por ciento de exac-titud; es decir, treinta y siete de esas cuaren-ta se mantenían felizmente casadas.

Estos resultados muestran claramenteuna relación estrecha entre la manera co-mo una pareja percibe la historia de su ma-trimonio y el futuro de ese matrimonio,tal como lo expresa el mismo Gottman:

“Por medio de mis investigaciones conparejas, he encontrado que no hay factorque prediga con tanto grado de precisiónel futuro de un matrimonio que la maneracomo la pareja recuerda su pasado. El fac-tor crucial no es necesariamente la reali-dad de esos primeros días de matrimonio,

110077

La hostilidad que se manifiesta en al-gunas parejas se asemeja a la rela-ción que se da entre algunos anima-les salvajes, donde el atractivo mu-tuo parece ser superado por los gru-ñidos y las actitudes discordantes.

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sino cómo esposo y esposa ven actualmentesu historia”.13

¿Cómo explicar esta poderosa relaciónentre el pasado y el futuro de una pareja?No es nada difícil. Las parejas que atra-viesan serios problemas en su matrimoniorecuerdan con más facilidad los momen-tos negativos de su pasado, lo cual a suvez refuerza los sentimientos negativos delpresente, lo cual a su vez provee el com-bustible para nuevos conflictos, lo cual…Es exactamente eso: un círculo vicioso delque deben salir antes que pasen a formarparte de las estadísticas.

¿Hay solución?La respuesta es un rotundo sí. Martin

Seligman, una autoridad mundial en elcampo de la motivación, escribe que “unode los hallazgos más significativos en el cam-po de la psicología, en los últimos veinteaños, es que los seres humanos podemos de-cidir la manera como pensamos”.14 Nada nue-vo en verdad porque las Escrituras afirmanque fuimos creados a semejanza de Dios (verGénesis 1: 26). La capacidad de decidir quépensar significa que mis pensamientos nose forman en moldes de piedra. No tienenpor qué ser permanentes. Más importan-te aún es que al escoger mis pensamientospuedo influir en mis sentimientos. Esta verdadhay que repetirla: La manera como pien-so influye, no solo en lo que hago; tambiéndetermina lo que siento.15

¿Qué hacer entonces? ¡Acepte la realidad! Si al leer este capítulo usted se ha visto

de alguna manera retratado en esto de pen-sar negativamente de su cónyuge, el tripleconsejo de Gary Thomas, lo puede ayudar.

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• Acepte la realidad de las relaciones humanas. Suponga que usted decide divor-ciarse de su cónyuge. Suponga también que entrevista a unos doscientos posiblescandidatos o candidatas, les aplica diferentes pruebas psico-lógicas y sale con cada uno para conocer sus cualidades yescoger el mejor. ¿Sabe qué resultado obtendría? Termi-naría casándose con una persona imperfecta que tam-bién le va a causar frustraciones, dolor y desengaño; al-guien que incluso puede ser peor que su cónyuge actual.

• Acepte la realidad del matrimonio. Cuenta Thomas quedespués de una charla matrimonial se le acercó una se-ñora con la queja de que su matrimonio era muy difícil. Él ledijo: “Lo que está diciendo usted es una redundancia. Elmatrimonio únicamente puede ser difícil ¿Con qué clase deseres nos casamos: con dioses o con seres humanos imper-fectos?” La respuesta es obvia. Una vez que se acepta estarealidad, señala este autor, entonces es más fácil sobrelle-var las dificultades de la vida conyugal.

• Acepte la realidad de sus propias imperfecciones. Deeste punto ya hablamos en el capítulo anterior. Basta porahora recordar las palabras del Señor Jesucristo en el sen-tido de que antes de mirar la paja que está en el ojo delprójimo (nuestro cónyuge es el “prójimo”más cercano) debemos primero sa-car la viga que está en el nuestro(ver San Lucas 6: 41, 42).16

Para aceptar a mi pareja

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Identifique al verdadero enemigo

Esta estrategia es útil para quienes venen el cónyuge la causa principal de los con-flictos matrimoniales. Si mi cónyuge es lacausa de mis problemas, entonces es fácilconcluir que también es el obstáculo paraalcanzar mi felicidad. Pero este razonamien-to es engañoso porque oculta la raíz delasunto. Si mi cónyuge es el problema, en-tonces yo también he fracasado como parejaal no haber sido capaz de ayudarlo a su-perar sus deficiencias. Por esta razón, enlugar de estar buscando chivos expiato-rios, una práctica útil consiste en “exter-nalizar” los problemas conyugales. Esto sig-nifica que usted y su pareja, como un equi-

po, se acostumbran a ver el conflicto ma-trimonial como un enemigo de ambos, uninvasor, una amenaza para su felicidad.Entonces unen fuerzas para enfrentarlo.

Cambie la perspectiva

Este es uno de los principios básicos delas relaciones interpersonales y consistesencillamente en que la manera como us-ted ve a su pareja; es decir, lo que piensade ella, afecta lo que siente por ella. En otraspalabras, un cambio de perspectiva trae co-mo consecuencia un cambio de sentimien-tos.17 Aunque sencillo, este principio nosayuda a entender por qué dos personasque se casaron perdidamente enamoradasuna de la otra ahora no se soportan. ¿Quépasó allí? ¿Cambió ella tanto como paraque usted ahora no la quiera? ¿Qué descu-brió en él para que ahora no lo admire?

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¿Qué conductas son típicas de las parejas infelices en su matrimonio? Dos conoci-das investigadoras, Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick,18 responden.

Las parejas insatisfechas con su matrimonio…

1. Tienen dificultades para discernir las expresiones no verbales (lenguaje cor-poral, tono de voz…) y los estados de ánimo del cónyuge. Esto facilita la apa-rición de malos entendidos, por ejemplo, al pensar que la persona está demal humor cuando en realidad no es así.

2. Con más frecuencia aplican la ley de la reciprocidad negativa: “ojo por ojoy diente por diente”.

3. Cuando la comunicación del cónyuge no se entiende con claridad, tienden aasignarle al mensaje un significado negativo.

4. Con frecuencia atribuyen intenciones negativas al cónyuge lo cual dificulta laresolución de los conflictos.

5. Son más propensas a culparse mutuamente por los problemas matrimonialesy a atribuir su causa, no a las circunstancias, sino a la personalidad o el carácterdel cónyuge (“Tú eres...”).

6. Son más dadas a maximizar lo negativo de su matrimonio y a minimizar lopositivo.

7. Cuando las esposas perciben que sus espososno dan suficiente importancia a los problemas,actúan negativamente para llamar su atención.Lo que muchas veces lograncon esta actitud es com-plicar la situación, ya quelos esposos, en lugar deinvolucrarse, se distan-cian más.

El círculo de la negatividad

Muchas personas tienen difi-cultades para identificar e in-terpretar correctamente lasexpresiones no verbales. In-cluso, algunas personas lleganal punto de actuar negativa-mente con el fin de llamar laatención de los demás, com-plicando su situación, pues loque logran es que la otra par-te se distancie aún más.

(pasa a la pág. 114)

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Martin Seligman es un psicólogo y autor que ha dedicado unos veinticinco años de suvida a investigar cómo el optimismo y el pesimismo nos afectan en la vida. Entre otrascosas, ha encontrado que las personas optimistas, en comparación con las pesimistas,son más felices, tienen más éxito, obtienen mejores calificaciones en los estudios, dis-frutan de mejor salud, etc.

En opinión de Seligman, la esencia del pesimismo radica en una actitud llamadadesvalidez: la creencia del pesimista que nada de lo que haga cambiará su realidad.En el extremo opuesto de la desvalidez se halla otra actitud, propia del optimista,el con-trol personal: la capacidad de cambiar las cosas que nos suceden por medio de nues-tras acciones voluntarias. Es verdad, explica Seligman, que muchas cosas en la vida es-capan a nuestro control, pero también hay muchas que sí podemos controlar. Entre ellasestá la manera como decidimos conducir nuestras vidas.19

¿En qué se diferencia un pesimista de un optimista? Básicamente, por la forma comocada cual explica lo malo que le ocurre. El pesimista razona que lo malo que le sucedees permanente, lo afecta todo y es su culpa. El optimista, por el contrario, piensa quelo malo que le pasa es temporal, de efecto limitado y que no es del todo culpa suya.20

Por ejemplo:

En el manejo de los típicos conflictos matrimoniales, el pesimista usualmentereacciona así:3 “Tú nunca vas a cambiar” (asigna al problema un carácter permanente)

3 “Este problema va a afectar a todo en nuestro matrimonio” (efecto abarcante)

3 “No hago nada bien”. “Soy un fracaso” (causas internas, personales)

Por el contrario, el optimista normalmente diría:

3 “Si perseveras, superarás ese problema” (carácter temporal)

3 “Este es un aspecto de nuestra relación que debemos mejorar” (efecto limitado)

3 “Un mal día lo tiene cualquiera”. “Puedo hacerlo mejor” (causas externas, cir-cunstanciales).

La actitud del pesimista la resume Seligman en las siguientes palabras: “Veinti-cinco años de investigación me han convencido de que si habitualmente creemos, comolo hace el pesimista, que lo malo que nos sucede es permanente, que afectará todo loque hacemos y que es nuestra culpa, cada vez recibiremos más de lo mismo”.21

¿Es usted optimista o pesimista? ¿Cree que los problemas de su matrimonio sonpermanentes, que lo afectan todo y que usted no es capaz de resolverlos? Si sus respues-tas a estas preguntas son todas afirmativas, entonces usted es un _ _ _ _ _ _ _ _(Escriba usted la palabra. Tiene nueve letras y termina en “mista”.)

¡A un lado con el pesimismo!

¿Optimista o pesimista?

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Una cosa es cierta: el cambio no se haproducido tanto en su cónyuge como enla perspectiva (léase opinión) que ustedtiene ahora de él o ella. La mayoría de lagente tiende a conservar los rasgos dis-tintivos de su personalidad a lo largo desu vida útil. ¿Por qué entonces ahora le mo-lesta a usted, mi amigo, que ella sea tanalegre y social? ¿Y por qué a usted, seño-ra, le disgusta tanto que él sea dominan-te? ¿No fueron esos rasgos los que hicie-ron que se sintieran atraídos uno al otro enprimer lugar?

La única solución a este impasse con-siste en quitarnos esos espejuelos oscu-ros y comenzar a mirar a nuestro cónyu-ge como lo hacíamos al principio; es de-cir, con ojos solo para ver lo bueno. Algoasí como jugar a la búsqueda del tesoro;porque aunque es cierto que nuestro cón-yuge tiene defectos, también lo es que tienevirtudes. ¿Qué miraremos: las virtudes o losdefectos?

En su matrimonio, ¿en qué sentido secumplirá la profecía? (Recuerde al vende-dor de hamburguesas.)

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Referencias1. John Crosby, Illusion and Disillusion, p. 239.2. David G. Myers, Exploring Social Psychology, 2da. ed. (Boston:

McGraw-Hill, 2000), p. 51.3. Aaron Beck, Love is Never Enough, pp. 16, 17.4. Clifford Notarius y Howard Markman, We Can Work it Out,

pp. 79, 80.5. Aaron Beck, op. cit., p. 31.6. Clifford Notarius y Howard Markman, op. cit., p. 69.7. Robert J. Stenberg, Psychology, 3ra. ed. (Orlando: Harcourt

College Publishers, 2001), 437.8. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fighting

for your Marriage, p. 55.9. Aaron Beck, op. cit., p. 34.

10. Notarius y Markman, op. cit., pp. 144, 145.11. John Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para vivir en

pareja, p. 58. (La cursiva ha sido añadida.)

12. Ibíd, p. 59.13. John Gottman, Why Marriages Succeed or Fail, p. 127. 14. Martin Seligman, Learned Optimism. How to Change Your

Mind and Your Life. (Nueva York: Pocket Books, 1998), p. 8.(La cursiva ha sido añadida.)

15. Este punto lo desarrolla Gary Smalley en The DNA of Rela-tionships, p. 35.

16. Gary Thomas, “Feeling let down?” Marriage Partnership (Pri-mavera, 2007), pp. 46, 47.

17. Aaron Beck, op. cit., pp. 36, 37.18. Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick, Communication in

Family Relationships (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1993).Estas ideas son un resumen del capítulo 9.

19. Martin Seligman, op. cit., pp. 5, 6.20. Ibíd., pp. 44-50.21. Ibíd., p. 7.

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Si usted ahora ve en su pareja más defectos que virtudes, trate de verla comolo hacía en los días de noviazgo, cuando solo tenía ojos para sus cualidades.

(viene de la pág. 110)

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«CUANTO más cerca vives de al-guien, y por más tiempo, mástienes que perder cada vez queabres la boca».

Por supuesto, para compro-bar la veracidad de esta declaración no hace faltaestar casados. Basta con… estar vivos. Pero, si ade-más de estar vivo, usted está casado, entonces muyprobablemente estará de acuerdo con esta afir-mación: la comunicación entre esposos es una delas realidades más complejas de todo cuanto sucedeen este loco mundo en que vivimos. Veamos por qué.

Cuando lo que se dice no es lo que se dice¿Por qué es tan compleja la comunicación en-

tre esposos? En primer lugar, porque lo que losune es más grande, más profundo y más impor-tante que lo que se dicen. Este hecho significa quetodo lo que se comunican tiene como telón de fon-do la pregunta: “¿Me amas?”

“Si nos amamos... ¿por qué no nosentendemos?”

“Cuanto más cerca vives de alguien, y por más tiempo, más tienes que perder

cada vez que abres la boca”.1

DEBORAH TANNEN

Capítulo

Sumario• Cuando lo que se dice

no es lo que se dice

• Las palabras y el lenguaje no verbal

• Las palabras no cuentan toda la historia

• ¿Tienes un minuto?

• Reconocer las diferenciasbásicas entre hombres ymujeres

• Reconocer las diferenciasen el estilo conversacional

• Un poco de esfuerzo nohace daño

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En segundo término, como lo ha mos-trado Albert Mehrabian, cuando de comu-nicación interpersonal se trata, no son laspalabras las que más impactan,3 según lomuestra su conocida fórmula:

IMPACTO Palabras: 7%Tono de voz: 38%Expresión facial: 55%

TOTAL 100%

Otros investigadores son más conser-vadores. Pero se estima que entre un cin-cuenta a ochenta por ciento del significa-do que transmitimos se produce a tra-vés de los componentes no verbalesde la comunicación.4 Salta a la vistaque los componentes no verbalesson los que más influyen en la per-sona con quien hablamos. Tra-ducido al lenguaje práctico ¿quéquiere decir esto? Responda us-ted mismo.

Las palabras y el lenguaje no verbal

• Cuando sus palabras di-gan una cosa y el tonode su voz diga algo di-ferente, ¿qué creerá sucónyuge: las palabraso el tono de la voz?

• Cuando sus palabras digan una co-sa y su cuerpo diga otra, ¿qué cosacreerá?

• Cuando su voz diga una cosa y su ros-tro diga otra, ¿a qué le prestará másatención?

Según Merhabian, su cónyuge le dará ma-yor crédito a los elementos no verbales de la

comunicación: al tono de voz, a los movi-mientos del cuerpo, a la expresión del rostro.

¿Por qué se le da más crédito a los ele-mentos no verbales? ¿Quiere esto decir quelo que decimos en una conversación (esdecir, la información) no es importante?¿Qué factores de las relaciones personalesentre íntimos se combinanpara que la comunicaciónsea tan compleja y, a ve-ces, tan impredecible?

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”111188 111199

Se cuenta que en cierta ocasión un rey soñó que se le habían caídolos dientes. Turbado por lo que el sueño podría significar, mandóllamar a uno de los sabios del reino para que lo interpretara. El hom-

bre escuchó atentamente y, después de pensar por largo rato, presen-tó su explicación. “Su Majestad”, declaró, “su sueño significa que

todos sus parientes morirán y que usted se quedará solo”.Al escuchar estas siniestras palabras el rey se turbó y

muy molesto ordenó que el hombre fuera expulsado delpalacio y desterrado de su reino. Cuando se tranquilizó,hizo traer a otro de sus sabios. Este hombre, al igualque el anterior, escuchó con atención, reflexionó en loque el sueño podría significar y procedió a dar su in-terpretación. “¡Alégrese, su Majestad!”, expresó en untono de regocijo. “El sueño significa que el rey vivirá

muchos años. De hecho, vivirá más que todos sus pa-rientes. ¡Que viva el rey!”

Esta nueva versión agradó tanto al monarca que le ob-sequió al sabio un costoso regalo.

¿Había realmente alguna diferencia en la interpreta-ción? En ambos casos la interpretación del contenido fuela misma: todos los parientes morirían antes que el rey.Pero la forma de expresar el mensaje marcó toda la dife-rencia del mundo. En otras palabras, al comunicar nues-tras ideas, no solo cuenta lo que deci-mos, sino también cómo lo decimos.2

Los dientes del rey

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Las palabras no cuentan toda la historia

¿Conoce usted a alguna de esas parejas,felizmente casadas, que siempre parecen te-ner algo interesante de qué hablar? Puedenestar juntos todo un día y, sin embargo, nodejan de hablar. ¿Tenían un año sin verse?No. ¿Estaban peleados y ahora se recon-

ciliaron? Tampoco. Entonces, ¿de qué ha-blan tanto? ¿Y por qué ese interés en loque cada uno dice? Si de alguna manerausted pudiera escucharlos, su sorpresa se-ría mayúscula al enterarse que en la ma-yoría de los casos no están hablando denada realmente importante. ¿De qué ha-blan entonces? El incidente con el jefe en eltrabajo, las travesuras de los niños en ca-sa, los recuerdos de aquella vacación, ese

libro tan interesante que uno de ellosestá leyendo…

¿Qué hay en la comunicaciónentre íntimos que puede, o bienfortalecer la relación, o bien des-

truirla? Deborah Tannen,profesora de Lingüística,explica:

“Muy poco de lo quese dice es importante enlo que se refiere a la in-formación expresada en

palabras. Pero esto no quie-re decir que la conversación

no sea importante. Es supre-mamente importante porquea través de ella mostramosque existe una relación ycómo nos sentimos con res-

pecto a esa relación. Nuestraconversación dice algo de nues-tra relación”.5

Entonces, ¿por qué las pa-rejas felices hablan tanto, aun-que en ocasiones no tengannada realmente importante quedecir? Por la misma razónque dos amigas charlan porteléfono durante tres horas yal día siguiente reanudan laconversación como si tuvie-

ran un año sin saludarse: sus

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112200

palabras son el medio de expresar lo bienque se sienten respecto a su relación.

Y este último punto nos trae al compo-nente central de este capítulo: cada men-saje que enviamos transmite informaciónen dos niveles, como lo establecieron haceya muchos años varios investigadores delGrupo de Palo Alto, California. Uno desus clásicos axiomas afirma que cada co-municación tiene un aspecto de conteni-do y uno de relación y este último con-diciona al primero.6 El contenido (lo quedecimos) se refiere a la información (loshechos, las opiniones, las ideas) que las pa-labras transmiten, y opera en el nivel ra-cional; el aspecto de relación (cómo lo de-cimos) indica cómo esa información debeser interpretada (como una orden, un pe-

dido, un cumplido...), y opera en el nivelemocional. Note el lector que es la relaciónexistente entre los dos la que determinacómo debe interpretarse el contenido delmensaje. Esto significa que el aspecto derelación es el elemento más importante enla comunicación interpersonal.7

¿Tienes un minuto?Suponga que en su trabajo su jefe le pre-

gunta “¿Tienes un minuto para que me ayu-des a resolver un problema?” ¿Cómo en-tendería usted ese mensaje? “¿Está pidién-dome un favor o me está dando una orden?”La respuesta está en la relación: tratándo-se del jefe, usted lo entenderá como una or-den, aunque esa no haya sido la intenciónoriginal del jefe.

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Todo mensaje trasmite información en dos niveles: uno de contenido yotro de relación. El vínculo matrimonial implica una comunicación que noes únicamente verbal, sino que abarca diferentes aspectos o elementoscorporales. El aspecto de relación de los mensajes es de mayor importan-cia en el caso del matrimonio, ya que se aplica en el ámbito emocional.

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Las mismas palabras dichas a un ex-traño pueden causarle a usted un proble-ma si las expresara a su cónyuge. Imagineque una señora necesita una moneda parausar el teléfono público. Aunque no la cono-ce, le da la moneda. La señora le da las gra-cias y usted responde: “No se preocupe, se-ñora, un favor se le hace a cualquiera”. Dí-gale esas palabras a su esposa y la respuestano se hará esperar: “¡Yo no soy cualquiera!”

El mensaje y el metamensajeUn experto en análisis lingüístico pue-

de explicar por qué su cónyuge se moles-taría al escuchar eso de que “un favor se lehace a cualquiera”. Para ello usaría la dis-

tinción entre mensaje y metamensaje. Elmensaje es la información que comunicael contenido de las palabras.

El metamensaje es “la pista” (la actitud,el tono de voz, los gestos, la expresión delrostro al hablar…) que indica al receptorcómo debe entender lo que le estoy co-municando, o lo que estoy dejando decomunicar. (Recordemos que lo que no sedice también comunica algo.) Lo que estoquiere decir es que cada vez que usted ysu cónyuge conversan, cada uno incons-cientemente estará “calibrando” la calidadde la relación: cuán importante el uno espara el otro, en qué medida cada uno sepreocupa, etc. ¿Y con base en qué calibra

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112222

la relación? En parte por lo que se dicen;pero, sobre todo, por la forma como lo di-cen (el tono de voz, las miradas, los gestos,la expresión del rostro...). En las palabrasde Tannen:

“Mientras hablamos, ya se trate de co-sas importantes o no, siempre estamos mo-nitoreando nuestra relación; y la manerade hacerlo es por medio de los metamen-sajes, que por definición, no se encuen-tran en las palabras, sino en la forma comoexpresamos esas palabras […]. Todo debe-mos decirlo de alguna manera; y esa mane-ra de decirlo envía metamensajes, indirecta-mente”.8

¿Por qué es importante esta distinción?Porque en la comunicación entre ín-timos, como es el caso de los esposos,son los metamensajes los que cuen-tan: acercan o alejan a los cónyuges,fortalecen o debilitan la relación.Son algo así como el termómetrode la relación. Para comprobar es-te hecho no hay que ir muy lejos.Piense en sus propios conflictosmatrimoniales. Muy probable-mente, en su mayoría, no hansido causados por lo que usteddijo, sino por la forma como esemensaje fue interpretado.

Deborah Tannen cuenta en suéxito de librería That Is Not WhatI Meant (No fue eso lo quequise decir), una interesan-te experiencia que ella mis-ma vivió.9 El caso era si ella ysu esposo debían aceptar unainvitación para visitar una her-mana de él. Ella le preguntó si quería ir, alo cual él respondió que no había proble-ma. Como a ella le pareció que esa respues-ta no indicaba mucho entusiasmo por par-

te de su esposo, le preguntó de nuevo: “¿Deverdad quieres ir?” Lo que menos espera-ba ella era una explosión. “¡Tú me vuel-ves loco!”, exclamó él. “¿Por qué no definesprimero qué es lo que quieres?” Al escucharesta respuesta la escritora narra que que-dó perpleja. “Pero si yo no he dicho qué eslo que quiero, ¿cómo me puedes pedir queme defina?”

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Lo que se conoce como “metamensaje” tiene que ver con la actitud, el to-no de voz, los gestos, la expresión del rostro al hablar. Asimismo lo que nose dice comunica un mensaje, que en el caso de los cónyuges mantieneun estado de continua evaluación respecto a la calidad de sus relaciones.

En la comunicación entre personas que gozande intimidad los metamensajes resultan decisivos.Es de vital importancia tanto lo que se dice comola forma en que el mensaje es interpretado.

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Fue mucho después cuando ella pudoentender lo que realmente sucedió ese día,gracias en parte a una charla del lingüis-ta Robert Lakoff sobre nuestra tendenciaa ser indirectos al comunicarnos. El es-pecialista dijo, entre otras cosas, que cuan-do hablamos preferimos no decir exacta-mente lo que deseamos, porque nuestrapreocupación no es tanto el mensaje queexpresamos, sino el efecto que dicho men-

saje tendrá en quienes nos escuchan. ¿Porqué nos preocupa tanto ese efecto? Porqueno queremos dar la impresión de que es-tamos imponiendo nuestro parecer, o deque no nos importa lo que el otro piensa.

Esta información, cuenta Tannen, fuepara ella como un rayo de luz. Entendióque en el matrimonio no basta con pregun-tar al cónyuge qué quiere, o qué piensa; odecir lo que uno quiere o piensa. Cuandoella preguntó a su esposo si quería ir a casade su hermana, lo hizo porque realmentequería saber qué era lo que pensaba él. Pa-ra ella la opinión de su esposo era impor-tante. Pero él pensó que, desde un prin-cipio, ella quería ir. Al decir que sí, él dio elasunto por terminado. Cuando de nuevoella pregunta: “¿De verdad quieres ir?”, elhombre explotó porque ahora entendióque en realidad ella no quería ir, pero lepreguntaba con el fin de que él dijera queno y así librarse del compromiso.

¿En qué nivel estaban hablando ellos:en el de los mensajes o en el de los me-tamensajes? La respuesta es obvia. Cadauno leyó “el mensaje oculto” detrás de laspalabras (el metamensaje), tal como ocurreentre personas que están ligadas emocional-mente.

¿Se da cuenta el lector por qué afirma-mos que la comunicación entre íntimoses tan compleja? Por un lado, esos malosentendidos son mayormente causados porpequeñeces; por el otro, sucede que mien-tras más hablan del problema, más com-plican la situación. Y así, lo que comenzócomo un simple desacuerdo, terminó enuna gran discusión y cada cónyuge hacién-dose la pregunta: “Si nos amamos, ¿porqué no nos entendemos?” O, lo que es peor:“Si no podemos entendernos, entonces qui-zás es porque no nos amamos”.

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¿Cuál es, entonces, el fin del discurso?Entre otras cosas, que la comunicación entreesposos es un asunto complejo, porque, co-mo ya afirmamos, “mientras más cerca es-tás a una persona, y durante más tiempo,más tienes que perder cada vez que abresla boca”. ¿Qué hacer, entonces?

De entrada debemos decir que no hayuna solución mágica para resolver estosproblemas de comunicación. Lo que sí po-

demos es señalar vías para tratar de que latravesía en la que nos embarcamos al casar-nos sea menos complicada. He aquí algunas.

Reconocer las diferencias básicas entre hombres y mujeres

Aunque no compartimos totalmente latesis popularizada por algunos escritoresen el sentido de que “los hombres y las mu-jeres somos tan diferentes como si fuéramos

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3 “... comunión, compartir, poner en común” (John Powell).

3 “… el proceso interpretativo de entendimiento y significado compartido conotros” (Judith Pearson).

3 “… el proceso mediante el cual se comparte información con otra persona, detal forma que esta comprende lo que uno expresa” (Norman Wright).

3 “… compartir nuestro entendimiento y, más profundamente, compartir el entendi-miento del otro” (John Gray).

Comunicación es…

Es verdad que la cercanía emocional en lapareja propicia momentos de alegría; perocuanto más íntima es una relación, tanto ma-yor será el riesgo de ser mal interpretado.

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de distintos planetas”,10 sí debe admitirseque muchos de los malos entendidos en-tre los esposos tienen su base en las dife-rencias entre los sexos. Los hombres en-focamos la vida desde el ángulo de la com-petencia; la mujer, desde el punto de vis-ta de las relaciones; el hombre valora laindependencia; la mujer, la interdependen-cia. Así, por ejemplo, consultar con el cón-yuge a la hora de tomar una decisión pue-de significar cosas muy diferentes: un hom-bre puede entenderlo como una señal dedebilidad, o un límite para su indepen-dencia; una mujer, en cambio, puede ver enel acto de consultar una muestra de que suvida está ligada a la de su pareja.

Reconocer las diferencias en el estilo conversacional

Si la naturaleza básica del hombre es“competir”, “ser independiente”, y la de lamujer es “establecer conexiones”, “relacio-narse”, entonces es de esperar que hombresy mujeres se comuniquen de manera diferente.Así, por ejemplo, en una conversación elhombre preguntará usualmente para ob-tener información, pero la mujer lo harápara mantener viva la conversación, o paraconsiderar la opinión de su interlocutor,tal como lo ilustra el siguiente relato que laprofesora Tannen narra en su libro libro YouJust Don’t Understand (Es que tú no me en-tiendes).11

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112266

Un poco de esfuerzono hace daño

En la conversación el hombre separa,la mujer se conecta. Él es directo; ella, indi-recta. Él impone, ella sugiere. ¿Sirve de al-go conocer estas característi-cas de cada sexo? Cierta-mente. Si estamos cons-cientes de las mismas, re-conoceremos que mu-chos malos entendidosno son consecuencia de

la mala voluntad, sino de diferencias en elestilo conversacional. Esto ya de por sí es unlogro. Pero, si además de reconocer estasdiferencias, cada cónyuge pone un pocode su parte, se podría facilitar el entendi-miento en la comunicación. ¿Cómo po-dría lograrse esto?

En el caso de los hombres, por ejem-plo, podríamos tratar de compren-

der el estilo conversacional delas mujeres. Y, ¿por quéno?, practicarlo con ellas.

112277

Una pareja viaja en su auto. El esposo conduce el vehículo. Cuandose acercan a una venta de refrescos, ella siente el deseo de que se de-tengan; pero, en lugar de decirlo, le pregunta a su marido: “¿Te gus-taría tomar algo?” Él responde: “No”, y sigue de largo. Entonces laseñora se incomoda porque, aunque ella tomó en cuenta la opinión

de su esposo, él le prestó muy poca atencióna los deseos de ella. Más tarde, el es-

poso también se molesta cuan-do se entera de lo ocurri-

do, alegando que a ellanada le costaba decir

claramente lo quequería. ¿Quién esculpable del desa-cuerdo? Sinceramente, nin-guno. El problema es de es-tilo conversacional.

¿Quieres tomar algo?

Se considera que en la conver-sación el hombre tiende a des-lindar conceptos e ideas, mien-tras que la mujer tiende sobretodo a conectarse emocional-mente con su interlocutor. Lasdiferencias en el estilo conver-sacional de los cónyuges pue-den dar motivo para que sur-jan malos entendidos.

(pasa a la pág. 130)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112288 112299

Hace poco mi esposa y yo discutimos pre-cisamente a causa de la falta de precisiónen el mensaje compartido. Estábamos en elauto, listos para ir de compras.

—¡Se me quedaron los lentes! —exclamó ella.—Yo te los busco —le dije.Inmediatamente regresé a la casa. Revolví varias

gavetas del tocador, busqué en varias carteras, hasta que por finencontré los lentes. De regreso al carro, se los entregué, sin imaginar

lo que vendría.—Estos no son los lentes —me dijo muy tranquila—.

Yo me refería a los oscuros, para protegerme del sol.Sentí que una ola de calor me subía por todo el

cuerpo.—Si querías los lentes oscuros —repliqué—, ¿por

qué no lo dijiste? ¿Cuesta mucho decir oscuros? ¿Por quéme pones a adivinar?

La respuesta que me dio me molestó aún más.—No tenías que adivinar —respondió muy fres-camente—. Después de tanto tiempo de casados,

ya deberías saber que yo no leo en el auto.¿Entiende ahora el lector por qué la co-

municación entre esposos es una de lasrealidades más complejas de esta vida?

El siguiente relato lo cuenta Bill Hybels y tiene como prota-gonista a un joven esposo que se propuso ser más románticocon su esposa. Un día, de regreso a su casa, vio a un vende-dor de flores en una esquina que ofertaba su mercancía a un

precio reducido. Esa tarde, emocionado, le entregó unas flo-res a su esposa. Ella le dio las gracias, pero no manifestómucha emoción. Sin desanimarse, le siguió llevando flo-res. Un día decidió preguntarle a su señora cuál era lacausa de aquella indiferencia.

—¿Has notado que hoy no te he comprado flores? —El problema es que esas flores baratas y medio muertas, que

compras en el camino a casa, no me impresionan. Cuando las compras, noestás pensando en agradarme, sino en tu conveniencia.

Cuando el hombre se recuperó de su asombro, preguntó:—¿Qué estás insinuando? ¿Que en pleno día deje mi trabajo, vaya a un centro

comercial al otro lado de la ciudad, pague cuatro veces más por un ramo de flores yque además llegue tarde a la casa solo por comprar unas flo-res caras? ¿Es eso lo que te haría feliz?

Sin inmutarse, la esposa respondió:—Sí, eso me haría feliz.

—¡Eso que dices no es ni práctico nieconómico!

—Puede que no sea práctico nieconómico, pero es romántico...12

Un ramo de flores ¡Búscame los lentes!

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¿Ha notado usted, amigo lector, cómo suesposa puede conversar hoy con su me-jor amiga durante horas y al día siguien-te saludarla como si no hubieran habladopor varios años? ¿Cómo podemos explicareste fenómeno? Es que se mueven en la mis-ma onda: afinidad, intimidad, comuni-dad, conexión… ¿Qué pasaría si hablá-ramos con nuestras esposas en la mis-ma forma que lo hacen sus mejoresamigas? Pues a ellas les encantaría.¿Por qué entonces no tratar? Vale lapena. Aunque no hay garantía al-guna de que lo lograremos, con todaseguridad algo vamos a aprender.

Pero si los hombres debemos es-forzarnos, las mujeres, también debenponer de su parte. Por ejemplo, si yasaben que los hombres al hablar es-tamos más atentos al mensaje ¿porqué no ser un poco más directas enlo que quieren?

Este capítulo termina y no sé silo que hemos dicho creará en su ma-trimonio más problemas de los queresolverá. Para mi tranquilidad,amigo lector, amiga lectora, si norecuerda eso de los mensajes y losmetamensajes, por lo menos re-cuerde esto: 3 Si quiere ser un esposo más ro-

mántico, y decide comprarleflores a su esposa, asegúresede que no son de las muy ba-ratas, de las de segunda cate-goría, o de las que venden encualquier esquina.

3 Si a usted, señora, se le han quedadolos lentes oscuros en la casa, y su espo-so se ofrece para buscarlos, dígale “lososcuros”, porque él no es adivino.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”113300 113311

Amar a alguien no nos capacita automáticamente para anticipar o adivinarlos deseos e ideas del otro. Es necesario que haya una comunicación comple-ta que no deje nada en el aire que luego pueda resultar motivo de discordia.

Y ahora, para ambos. Si algún día es-tán viajando en auto y ella le pregunta: “Miamor, ¿quieres tomar algo?”; aunque ustedno lo desee, no se le ocurra seguir de largo,porque ella sí quiere. Y usted, señora, si él ledice “No quiero”, y sigue de largo, no pien-se que es un desconsiderado. Simplementeno quiere, además de que no es adivino.

Bueno, ¡después de todo, algo apren-dimos!

Referencias1. Deborah Tannen, That´s not What I Meant (Nueva York: Ballantine

Books, 1986), p. 115. (La cursiva ha sido añadida.)

2. Adaptado de Victor Parachin, “Words that Work Wonders”.Manuscrito no publicado.

3. Albert Merhabian, citado por David Augsburger, SustainingLove (Ventura: Regal Books, 1988), p. 121.

4. Ver Robert H. Lauer y Jeanette C. Lauer, Marriage and Family, p. 243.5. Deborah Tannen, op. cit., p. 15. (La cursiva ha sido añadida.) 6. R. Watzlawick, J. Bevin, y D. Jackson, en Stephen Littlejohn, Theories

of Human Communication,4ª ed. (Belmont: Wadsworth, 1992), p. 264.7. Em Griffin, A First Look at Communication (Nueva York: McGraw-

Hill, 2003), p. 175.8. Deborah Tannen, op. cit., p. 56.9. Ibíd., pp. 6, 7.

10. John Gray, Men, Women and Relationships (NuevaYork: HarperPaperbacks, 1993), p. 17.

11. Este relato está adaptado. La versión original se encuentra enDeborah Tannen, You Just Don t́ Understand (Nueva York: BallantineBooks, 1990), p. 15.

12. Bill Hybels, citado en Alice Gray, Stories for a Man´s Heart(Sisters: Multnomah, 1999), pp. 73-75. Relato adaptado.

(viene de la pág. 127)

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• ”La principal disfunción matrimonial no essexual, sino verbal” (Josh McDowell).

• “La muerte no es lo único que separa a losamantes. La ruptura en la comunicación tam-bién” (Dwight Small).

• “El corazón de un matrimonio es el sistema decomunicación. La causa principal de las dificulta-des matrimoniales surge cuando la pareja es in-capaz de comunicarse” (Kevin Howse, Hugh Duntony David Marshall).

3 No es determinar quién tienela razón, sino procurar el en-tendimiento.

3 No es resolver los problemas,sino saber lo que cada cónyu-ge piensa y siente.

3 No es estar de acuerdo a co-mo dé lugar, sino saber que ca-da uno puede expresar lo quepiensa sin temor a ser recha-zado.

Para lograr siempreel entendimiento en la

comunicación basta conque los cónyuges...

1. Se amen. V ___ F ___

2. Pasen más tiempo juntos. V ___ F ___

3. Expresen claramente lo que quieren. V ___ F ___

4. Discutan sus desacuerdos a fondo. V ___ F ___ Respuestas: 1. F, 2. F, 3. F, 4. F.

¿Por qué son falsas todas las declaraciones anteriores?Porque al comunicarse los cónyuges...

1. Son más emocionales que racionales. Recordemos que todo cuanto se comu-nican pasa por este filtro: “¿Me ama?”

2. Detectan con mayor facilidad las contradicciones entre los elementos verbalesde la comunicación (qué decimos) y los no verbales (cómo lo decimos).

3. Otorgan mayor importancia, no a lo que se dice, sino cómo se dice.

¿Verdadero o falso? Importancia de la comunicación en el matrimonio

Esposos, esposas:Al discutir, lo más importante...

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“El matrimonio, en su más pura expresión, es una amistad íntima sellada

por un compromiso”.1

DAVID MYERS

LAS PREGUNTAS del título de estecapítulo no se refieren a la cons-trucción de una casa. Tienen quever, más bien, con su preservación:para que las fuerzas externas no la

destruyan. En su éxito de librería, His Needs, Her Needs

(Las necesidades de él y las de ella), WillardHarley cuenta la historia de Janet y de su es-poso Richard.2

Como la mayoría de las parejas, estos dosjóvenes se habían casado muy enamorados.

Ese romance inicial, sin embargo, duró muypoco. Apenas meses después de casados, Janetse dio cuenta que Richard era muy reservado.Es verdad, ella había notado ese rasgo en él,

Sumario

¿Dónde están lasparedes? ¿Y dónde

las ventanas?

• ¿Algún culpable?

• Las necesidades básicas

• Una caída. Un desliz

• ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?

• La mejor defensa:la intimidad conyugal

• Intimidad

• Las parejas felices

• La clave está en la interacción

Capítulo

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pero no le había dado mucha importancia.Esa característica de él, más bien, lo habíahecho aparecer más atractivo. Tambiénnotó que Richard no era muy ca-riñoso.

Con el tiempo Janet fue trans-ferida a un nuevo departamentoen su trabajo y allí conoció a Ro-berto. A diferencia de Richard,Roberto era exageradamente cari-ñoso: saludaba efusivamente y confrecuencia abrazaba a sus amigos…incluyendo a Janet. Al principio, Janetcomenzó por agradecer esos abrazos,luego a disfrutarlos y, finalmente, a ex-trañarlos. Después vinieron las tarjetitas conmensajes cariñosos, luego las flores, los al-muerzos juntos… Una cosa llevó a la otrahasta que, como bien lo imaginó usted, losbuenos amigos terminaron enredados sen-timentalmente.

¿Algún culpable? En lugar de culpables, es más apropia-

do hablar de responsables. En el caso par-ticular de esta pareja, Richard no estaba su-pliendo al menos dos de las necesidades bá-sicas de Janet, específicamente las de afec-to y comunicación íntima. Este hecho, por

supuesto, la colocó en una posición vul-nerable ante las cortesías de Roberto.Pero, por otro lado, Janet no “leyó” bien lasseñales de peligro que su relación amistosaplanteó desde su mismocomienzo, y… al-guien pescó en ríorevuelto.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?113366 113377

La siguiente lista de necesidades básicas es pro-ducto de una encuesta administrada por GarySmalley a más de diez mil parejas en los Es-tados Unidos. La encuesta constó de cua-renta y siete preguntas y fue diseñada paraconocer las necesidades más importantesen el matrimonio. ¿Qué mostró la encuesta?Siete necesidades principales (no en ordende importancia).• Pasar tiempo juntos, sea para hablar o

para llevar a cabo actividades recreacio-nales.

• Saber que mi cónyuge me aprecia y me va-lora por lo que soy y lo que hago.

• Tener la seguridad de que mi cónyuge es honesto y confiable.

• Saber que ambos hemos asumido el compromisode permanecer juntos y de amarnos.

• Confiar que se me tomará en cuenta en la toma de decisio-nes que afecten mi vida y nuestro matrimonio.

• Recibir de mi cónyuge expresiones de afecto, tantoverbal como físicamente.

• Mantener una sólida relación espiritual.

Cuando las necesidades de afecto y co-municación de uno los cónyuges son des-cuidadas, indefectiblemente se lo colo-ca en una situación de vulnerabilidad.

Necesidades básicas en el matrimonio3

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¿Estaba Richard consciente de la formaen que su actitud reservada y fría estabaafectando a su esposa? Muy probablemen-te no. Pero esto no lo excusa, porque es elcónyuge, no otra persona, quien debe sa-tisfacer las necesidades básicas de su pare-ja. Al no brindar a su esposa la atenciónque ella requería, y a la cual tenía dere-cho, el mismo Richard la colocó en una si-tuación peligrosamente vulnerable.

¿Quiso Janet quebrantar sus votos ma-trimoniales? Seguramente no. Ella no salióa buscar alguien con quien serle infiel a suesposo. Pero su condición de vulnerabi-lidad tampoco la libra de culpa, porquenadie puede obligarnos a hacer lo malo. Enúltima instancia, cada quien es responsa-ble de sus propios actos. En algún momen-to del proceso ella tuvo que darse cuenta deque su relación con Roberto ya no era una

simple amistad. En algún punto del pro-ceso pudo dar marcha atrás, y no lo hizo.

Así que aquí tenemos dos aspectos bienclaros de la vida matrimonial:

• Primero. Cada cónyuge tiene ciertas ne-cesidades básicas, primarias, que su pa-reja debe satisfacer. Cuando esto no ocu-rre las consecuencias pueden ser de-vastadoras para la salud de ese matri-monio.

• Segundo. Un cónyuge vulnerable, mo-vido por necesidades insatisfechas, de-be reconocer su situación “de peligro”y, además, hacer lo posible para evitarla catástrofe de un desliz sexual.

Hablemos, entonces, de las necesidadesbásicas y, luego, de cómo proceder en ca-so de peligro.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?113388

Las necesidades básicasCuando se habla de una necesidad, la

alusión es a una carencia, un estado deprivación, que crea en el individuo que laexperimenta un déficit, biológico o psicoló-gico.4 Hay necesidades físicas que son esen-ciales para subsistir (alimento, agua, oxíge-no, etc.), y también psicológicas (afecto,aceptación, pertenencia…). Una vezque el ser humano satisface sus ne-cesidades físicas, busca satisfa-cer las psicológicas. Cuando estoúltimo no es posible, entonces su-fre una privación en las áreasde su vida que más cuentanpara su valía personal.

Como dijimos en un ca-pítulo anterior, no hay unarelación interpersonal másestrecha que la matrimonial.No es una exageración afir-mar, por lo tanto, que el ma-trimonio provee el ambien-te ideal para la satisfacciónde las necesidades humanas más

profundas, tanto en el plano físico comoen el ámbito emocional. Algunas de estasnecesidades son comunes al hombre y lamujer: ser apreciado, valorado como perso-na, respetado, etc. Otras necesidades, aun-que también compartidas, son más relevan-tes para el hombre o para la mujer.

113399

Todo cónyuge tiene necesidades básicas que su pareja debe satisfacer.De no hacerlo las consecuencias pueden ser extremadamente negativas.

Necesidades primordiales (según Willard Harley)5

LAS DE ELLA

Afecto

Conversación

Sinceridad

Apoyo financiero

Compromiso familiar

LAS DE ÉL

Satisfacciónsexual

Compañerismorecreacional

Atractivo físico

Apoyo doméstico

Admiración

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¿Qué es lo menos que espera recibir laesposa de parte de su marido? Ella esperaque su esposo le diga que la ama; que com-parta con ella sus experiencias diarias, co-mo también sus sentimientos y anhelos másprofundos; que sea veraz y confiable; queprovea para las necesidades de la familia;que sea fiel a sus votos matrimoniales y quela apoye en la crianza de los hijos.

¿Y qué espera él de ella? Espera que suesposa satisfaga sus deseos sexuales; quelo acompañe a disfrutar de su deporte o pa-satiempo favorito; que se mantenga física-mente atractiva; que sea capaz de crear un

ambiente en el hogar donde a él le provo-que estar; y que muestre aprecio por suslogros personales y profesionales.

Podríamos añadir otras necesidades bá-sicas a la lista, pero el punto está claro. Lainsatisfacción prolongada de estas nece-sidades va a afectar cada aspecto impor-tante de la vida matrimonial, y se manifes-tará en la proliferación de conflictos paralos que en ocasiones no se encontrarán cau-sas aparentes. Peor aún, creará condicio-nes favorables para un desliz sexual. Y enesta arena nadie puede decir que es in-mune.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?114400

¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?

¿Y qué se espera que haga un cónyuge,cuyas necesidades básicas no están sien-do satisfechas, si detecta señales de peli-gro? Porque, hablemos claramente: el pro-blema no es solo que nadie es inmune a latentación, sino que es justamente en situa-ciones vulnerables cuando suelen aparecer“las ofertas”. Personas que, en el vecinda-rio, en la oficina, con o sin intención, apor-tan lo que el cónyuge en situación de riesgomás está necesitando en determinado mo-mento.

En su libro Not Just Friends (No solo ami-gos), Shirley Glass7 sugiere un método prác-tico y, a la vez simpático, para enfrentar esassituaciones de peligro. Dice ella que el pro-blema comienza cuando se establece fue-ra del matrimonio una relación amistosa

que, por su naturaleza emocional, gradual-mente cruza los límites que protegen a loscónyuges. ¿Qué hacer en tales casos? Laautora recomienda que el cónyuge en si-tuación de peligro se pregunte: “¿Dóndeestán las paredes? ¿Y dónde las ventanas?”Ella explica que en un matrimonio en elque los esposos están comprometidos unocon el otro, y con la relación, existe unapared que simbólicamente los cónyugeshan construido para proteger su hogar delas fuerzas externas que constantementeamenazan con destruirlo. Además, esos es-posos comprometidos miran hacia el mun-do exterior a través de ventanas construidascomo producto de la transparencia y la ho-nestidad que caracterizan la relación. Esdecir, la pared los protege mientras que lasventanas les permiten divisar “las fuerzasenemigas” cuando se acercan.

114411

En todo matrimonio existen “paredes” que protegen el hogar de lasfuerzas externas que conspiran en su contra. Los esposos así com-prometidos observan el mundo a través de “ventanas” que son el pro-ducto de la transparencia y la sinceridad que caracterizan su unión.

La insatisfacción prolonga-da de las necesidades emo-cionales básicas puede afec-tar la salud de la vida matri-monial. Ambos cónyuges de-ben recibir de parte del otroexpresiones de amor y cariño,respuestas de índole sexualy aprecio por sus logros.

“Aunque la mayoría de la genteniega la posibilidad de que jamás se vería involucrada

en un desliz sexual, ladura realidad es que,

bajo las circunstanciasadecuadas (o inade-cuadas), cualquierade nosotros puede

caer, si nuestras ne-cesidades básicas no

son satisfechas”.6

Una caída. Un desliz

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¿Qué sucede cuando uno de los cón-yuges establece una relación sentimentalsecreta fuera del matrimonio? Glass explicaque ese affaire erosiona por completo elsistema de seguridad del matrimonio alinvertir la posición de la pared y las venta-nas. Porque la pared ahora se erige entrelos dos cónyuges mientras que, simultá-neamente, se abre una ventana de intimidadentre los amantes. Esa nueva pared en-tonces impide a uno de los esposos saberlo que el otro está haciendo; y la ventanapermite al intruso mirar con toda liber-tad dentro de lo que antes era una forta-leza inexpugnable. En una palabra, el aman-te está ahora dentro mientras el cónyuge haquedado fuera.

Cuán importante es, por lo tanto, quecada cónyuge constantemente esté cons-ciente respecto a la ubicación de las paredesy de las ventana en su relación matrimonial y,

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?114422

especialmente, de sus relaciones amisto-sas con el sexo opuesto. He aquí una bue-na forma de vigilar el sistema de protec-ción, según aconseja esta investigadora:“Cuando un amigo, o una amiga, sabe másde tu matrimonio, que lo que tu cónyugeconoce de tu amistad con esa persona, ha-brás invertido la posición de las paredesy las ventanas”.8

En su matrimonio, en el mío, ¿dóndeestán las paredes y las ventanas? Es absolu-tamente indispensable asegurarse de queestán en el lugar correcto. Cuando estees el caso, podemos decir que hemos en-tendido bien el concepto de intimidad. Yno hay mejor manera de proteger la rela-ción matrimonial que cuando los espososdisfrutan de una sana intimidad.

La mejor defensa:la intimidad conyugal

Un principio válido en muchos depor-tes establece que la mejor defensa es el ata-que. Aplicado al matrimonio este principionos enseña que debemos proteger nuestra

relación de una manera proactiva, no reac-tiva. Es decir, no debemos sentarnos a es-perar que aparezcan los focos problemáti-cos para atacarlos, sino que intencionalmen-te reduciremos al mínimo las posibilida-des de que se presenten. Es verdad, nuncaevitaremos la presencia de dichos focos, peronuestra actitud será más preventiva que cu-rativa.

Intimidad“Intimidad es”, escribe Alberta Mazat,

“un sentimiento de calidez y cercanía, que im-plica afinidad y comprensión. Una expe-riencia de unidad con una persona con lacual queremos compartir lo que sentimos ypensamos. Una relación en la que nuestrossueños, valores, aspiraciones, goces y frus-traciones, se revelan mutuamente en un am-biente de seguridad”.9

¿Cómo prevenir las grietas en la rela-ción? ¿Cómo reparar las que ya existen? Nohay mejor manera que fortaleciendo la in-timidad de la pareja. Según Alberta Mazat,conocida psicóloga y terapeuta matrimonial,

114433

Cuando en el matrimoniose invierte la posición delas “paredes” y las “ven-tanas” se afecta el siste-ma de seguridad matri-monial. Si a causa de unatercera persona se creauna separación entre loscónyuges, también se es-tablecerá una apertura através de la cual el intruso,o la intrusa, podrá pene-trar a lo que era antes unlugar blindado.

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dro “Sexo e intimidad en el matrimo-nio” de la página 152.)

• Intimidad espiritual: los esposos re-conocen que su relación está incom-pleta sin la bendición divina. Por ello,crecen en el conocimiento de Dios yde su Palabra. Cada uno entiende queparte de su compromiso matrimonialincluye apoyar a su pareja en su desa-rrollo espiritual de modo que Cristollegue a ser el centro de sus vidasy de su hogar.

¿Cuáles son las posibilida-des de un desliz sexual en unmatrimonio donde los cónyu-ges estén disfrutando de la in-timidad en estas cuatro esfe-ras (emocional, intelectual,sexual y espiritual)? La res-puesta tiene que estar muycercana a cero. Por supuesto,nunca se sabe a ciencia cierta,pero muy difícilmente esos es-posos buscarán fuera de la rela-ción matrimonial lo que ya estánrecibiendo abundantemente den-tro de ella. La verdadera intimidad levan-tará una pared; más bien, unamuralla, que protegerá a la pa-reja contra las fuerzas externas

que amenazan su felicidad; y ofreceráuna ventana de transparencia a travésde la cual solo ellos podrán mirar. Aúnmás, unirá de tal forma sus vidas que,literalmente, vibrarán armoniosamen-te ante los acordes de una exquisita me-lodía.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?114444 114455

La intimidad que disfruta una pareja puede tener varias vertientes o ma-nifestaciones. No es únicamente de carácter sexual como algunos pien-san, sino que abarca desde lo espiritual hasta lo emocional y lo intelectual.

intimidad significa algo más que sexo; la in-timidad en el matrimonio va más allá, puesincluye por lo menos cuatro aspectos:

• Intimidad emocional: la convicción pro-funda que cada cónyuge experimentaal sentirse amado, respetado y valora-do por su pareja. Es ser aceptado porel otro, y amado sin condiciones.

• Intimidad intelectual: los cónyuges com-parten espontáneamente sus opiniones eideas sobre temas de interés para am-bos (por ejemplo, en el ámbito cultu-ral, social, político…), sin temor a ser

rechazados o ridiculizados. Gracias aeste libre intercambio de ideas, y al he-cho de que conocen sus intereses per-sonales, se puede decir que cada unoforma parte del mundo de su pareja,aunque no siempre estén de acuerdo.

• Intimidad sexual: la satisfacción queexperimentan marido y mujer al unirsus cuerpos, no solo con el propósitode procrear, sino especialmente parabrindar placer uno al otro en una en-trega total, plena de compañerismo ysaturada de intenso placer. (Ver el cua-

Las posibilidades de un deslizsexual se reducen drásticamen-te cuando las necesidades bá-sicas de cada cónyuge han sidosuplidas satisfactoriamente.

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3 Están satisfechas con la forma en que se comunican.

3 Se sienten muy cercanos uno al otro.

3 Son creativos en la manera como manejan sus desacuerdosy, cuando discuten, aprecian el hecho de que cada uno en-tiende el punto de vista del otro.

3 Están satisfechos con el grado de afecto que reciben unodel otro.

3 Equilibran bien el tiempo que pasan juntos y separados.

3 Los amigos y familiares interfieren muy poco en su vida privada.

3 Les agrada la manera como expresan sus valores espirituales y suscreencias.

Se podrían citar diversos estudios, pero la eviden-cia que arrojan las investigaciones confirma que laintimidad en el matrimonio no es un elemento más.Es la esencia de la relación conyugal. Incluye todolo bueno que los esposos pueden disfrutar (amistad,conocimiento, compañerismo, respeto, admira-ción…) y todo ello en profundidad. ¿No es este,precisamente,el plan original que Dios mismo esta-bleció cuando unió a la primera pareja en matrimo-nio?

Las parejas felices(según David Olson y Amy Sigg)11

En su libro The Intimate Marriage (El matrimonio ín-timo),10 Alberta Mazat presenta diez señales de la ver-dadera intimidad. Léalas con atención y determine siexisten en su matrimonio.

1. Los esposos disfrutan plenamente al estar juntos.

2. Los cónyuges generalmente coinciden en asuntos relativos a la vida en común,pero cuando no están de acuerdo,escuchan el punto de vista de cada uno.

3. Pueden discutir diversos asuntos en un climade seguridad, convencidos de que no seránridiculizados o avergonzados por las ideasque expresen.

4. Apartan tiempo para discutir asuntos que lo ameritan.

5. Se sienten cómodos al revelar sus fortalezas y debilidades, seguros de que cuen-tan con el apoyo del otro.

6. Apartan tiempo para la sana recreación y el esparcimiento.

7. Expresan su amor de diversas mane-ras, sin pasar por alto los díasespeciales (cumpleaños, aniver-sarios y otros).

8.Están conscientes de sus dife-rencias de opinión en asuntosimportantes, pero no se sien-ten amenazados por ellas.

9. Se sienten libres de acep-tar o posponer invitacio-nes de su pareja a tener in-timidad sexual, sin temora represalias o distancia-miento.

10. Conversan con liber-tad sobre su relacióncon Dios y disfrutan alorar juntos.

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¿Cómo puedo saber si existe verdaderaintimidad en mi matrimonio?

Las parejas felices no solose comunican sino que sesienten cercanos el unoal otro. Al mismo tiempose sienten satisfechas porla forma como expresansus valores y por el afectoque reciben el uno del otro.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?114488

La clave está en la interacción Según Walter Trobisch, de las palabras

pronunciadas por el Creador al celebrar laprimera boda se derivan los tres princi-pales componentes del pacto matrimonial.Esos componentes interactúan constante-mente; es decir, se afectan unos a otros. Poresta razón los cónyuges constantemente de-ben evaluar la dinámica de su relación. Parailustrarlo, compare su interacción con untriángulo.

¿Cuál de esos tres componentes es demayor importancia? Todos son importan-tes: “La voluntad de Dios es la interacciónde los tres componentes. Todo lo que con-tribuya al movimiento de esas tres fuerzasestá de acuerdo con la voluntad de Dios.Todo lo que las obstaculice contradice lavoluntad de Dios”.14

Cuando uno de los tres componentes noestá totalmente integrado al triángulo, la in-teracción se dificulta. El resultado es la rup-tura del equilibrio en la relación. Y comolos tres ángulos del triángulo son insepa-rables, la debilidad de un lado afectaráentonces toda la estructura. Esto puedeocurrir, según Trobisch, de tres manerasespecíficas:• Cuando falta el amor. Este es el caso de

quienes están legalmente casados, vi-ven bajo el mismo techo y

114499

En la Santa Palabra de Dios, concretamente en el libro del Génesisencontramos al Creador celebrando la primera boda y oficializandoaquella unión con las milenarias palabras: “Por tanto, dejará elhombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y seránuna sola carne” (Génesis 2: 24).

Observamos en el texto tres importantes principios:

1. “Dejará el hombre a su padre y a su madre”. El hom-bre y la mujer dejarán atrás todas las demás relacionespara conceder el lugar de honor a la relación conyugal. Launión matrimonial pasará a tener primacía sobre toda otrarelación humana. Al establecer su propio hogar estarán creandouna atmósfera de intimidad a la cual terceras personas no podrán te-ner acceso sin su consentimiento.

2. “Se unirá a su mujer”. Estas palabras expresan categóricamenteel carácter monogámico de la unión matrimonial. El hombreimplícitamente está renunciando a todas las demás mujeresy lo mismo sucede con la mujer. Por otra parte, “unidad”significa que física, emocional y espiritualmente, formaránun frente unido, para encarar los desafíos de la vida ma-trimonial “hasta que la muerte los separe”.

3. “Y serán una sola car-ne”. Estas palabras inclu-yen, por supuesto, la rela-ción sexual, y también las emo-ciones y los afectos. Así lo expre-sa muy acertadamente un conocido autor: “[En elmatrimonio] dos personas comparten todo lo queposeen, no solo sus cuerpos y susposesiones materiales, sinotambién sus pensamientosy sentimientos, su gozo ysufrimiento, sus esperan-zas y temores, sus éxi-tos y fracasos. […]; sinembargo, permanecensiendo dos individuos di-ferentes”.12

El plan maestro original

El plan de Dios para el matrimonio13

“DEJARÁ”(Componente legal)

“SE UNIRÁ”(Componente afectivo)

“SERÁN UNA SOLA CARNE”(Componente sexual)

Adaptado de Walter Trobisch enI Married You (Nueva York: Harperand Row, 1971)

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comparten la misma recámara, pero yano se aman. Los vínculos que los unie-ron al principio han desaparecido; losconstantes conflictos los han distan-ciado; en ocasiones se han dicho pala-bras hirientes… y ahora hay un enor-me vacío en la relación. Cada uno vivesu vida. Como es de esperarse, tardeo temprano esta situación termina afec-tando los otros dos lados del triángulo.

• Cuando falta la intimidad sexual. Es-tos esposos también están legalmentecasados, pero, a diferencia del caso an-terior, se aman. No piensan en separar-se, sin embargo, tienen un problema:

no encuentran satisfacción en su vidasexual. Por un tiempo defienden la re-lación apoyándose en los otros dos la-dos del triángulo. Pero la insatisfacciónprolongada en su vida íntima crea lascondiciones para que uno de los cón-yuges sea infiel a su pareja.

• Cuando falta el componente legal. Es-te es el caso de la pareja que entra a lavida íntima “por la puerta trasera”. Vi-ven juntos sin casarse, como es el ca-so de los “matrimonios a prueba”. Seproponen sostener el triángulo sobrelas bases de los componentes afectivoy sexual. Pero no hay votos, no hay

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?115500

compromiso, no hay plataforma jurí-dica, no hay Dios. La sombra de una po-sible separación los persigue. Y tambiénlas dudas: “¿Si nos amamos por quéno nos casamos?” “¿Debemos traer hi-jos al mundo?” “¿Qué pasaría con losbienes adquiridos si nos separáramos?”Un ambiente de inseguridad llena el am-biente. Es cuestión de tiempo paraque la llama de la pasión se apague.El triángulo no puede apoyarse ensolo dos lados. “Si el Señor no edi-fica la casa, en vano se esfuerzanlos albañiles” (Salmo 127: 1,NVI).

¿Qué aprendimos en estecapítulo? Varias leccionesque no podemos darnos ellujo de olvidar:

3 El Creador del hombrey la mujer es también elAutor del matrimonio.

3 Dios nos creó con necesida-des básicas que deben ser sa-tisfechas.

3 Por medio de la intimidad(emocional, intelectual, sexual,espiritual), el matrimonio pro-vee el ambiente ideal para lasatisfacción de esas necesidades.

3 Cuando no hay intimidad, la relación sedebilita y aparecen las señales de peligro.

“¿Dónde están las paredes?” “¿Dóndelas ventanas?” Las respuestas a estas pre-guntas podrían salvar su matrimonio.

115511

Existen tres importantes componentes (legal, afectivo, sexual) en todarelación de pareja. La ausencia o falta de uno puede comprometer oafectar a los otros dos ya que hay una constante interacción entre ellos.

El componente afectivo y elsexual se refuerzan con lapresencia del compromisolegal o jurídico. Entrar al ma-trimonio por la “puerta tra-sera”, tan de moda hoy, creaun ambiente de inseguridadque perseguirá de forma per-manente a la pareja.

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Referencias1. David Myers, The Pursuit of Happiness (Nueva York: Avon Books,

1992), p. 173.2. Willard Harley, His Needs, Her Needs, (Grand Rapids: Fleming

H. Revell, 2001), pp. 36-38.3. Gary Smalley, Secrets to Lasting Love (Nueva York: Simon and

Schuster, 2000), p. 210.4. Anita Woolfolk, Psicología Educativa, 6ta ed. (México: Prentice-

Hall Hispanoamericana, 1996), p. 340.5. Willard Harley, op. cit., p. 187-194. 6. Willard Harley, op. cit., p. 22. 7. Shirley Glass, Not Just Friends, citada por John y Julie Gottman

en Ten Lessons to Transform your Marriage, p. 58.8. Ibíd.9. Alberta Mazat, The Intimate Marriage (Hagerstown: Review and

Herald, 2001), p. 17.10. Alberta Mazat, op. cit., pp. 138, 139.11. David Olson y Amy Sigg, citados por Greg Smalley en The

Marriage You´ve Always Dreamed of, pp. 24, 25.12. Walter Trobisch, citado en Creencias de los adventistas del sépti-

mo día (Nampa: Pacific Press, 1988), pp. 344, 345.13. Adaptado de Walter Trobisch, I Married You (Nueva York: Harper

and Row, 1971), p. 36.14. Ibíd., p. 36.15. Dwight H. Small, citado por Richard Meier y otros en Sex in the

Christian Marriage (Grand Rapids: Baker Book House, 1988),p. 152.

16. David Hormachea, Tesoros de intimidad (Nashville: EditorialCaribe, 2005), p. 17.

17. Ed Wheat y Gaye de Wheat, El placer sexual ordenado por Dios(Nashville: Editorial Caribe, 1980), p. 140.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Dónde están las paredes? ¿Y dónde las ventanas?115522 115533

• “De la misma manera que el matrimonio representa un pacto sagrado,asimismo la relación sexual es el sello de ese pacto. […] Este es el víncu-lo señalado por Dios para la más íntima y sagrada de todas las re-laciones” (Dwight H. Small).15

• “El mayor tesoro que encontramos en la vida sexual… no esla satisfacción corporal, sino el amor y la cercanía íntima con lapersona que amamos… Cuando comprendemos que hay te-soros maravillosos que deben ser descubiertos y disfrutados, yque para hacerlo es imprescindible seguir las instrucciones divinassin deslizarnos; entonces, y solo entonces, estamos preparadospara disfrutar nuestra cercanía e intimidad” (David Hormachea).

16

• “La relación sexual debe estar siempre llena de vida, rica en emoción y siempre cam-biante dentro de la seguridad del compromiso matrimonial. Cuando las relacionessexuales se embarcan en una fatigosa rutina, ambos cónyuges pueden tener unvago sentido de insatisfacción, con anhelos no bien determinados, aunque ellosno comprendan que algo precioso les está haciendo falta. ¡Lo que les está ha-ciendo falta, por supuesto, es la libre y activa expresión de un amor lleno de vitali-dad!” (Ed Wheat y Gaye de Wheat).17

Sexo e intimidad en el matrimonio

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“El amor no es una cuestión glandular o sentimental. Es una decisión. No es un asunto de emoción,

sino un acto de la voluntad”.1

FULTON SHEEN

¿QUÉ SIGNIFICA para us-ted la palabra “amor”? Unconocido autor lo defineen términos de “un ver-bo”. Un verbo transmite

la idea de lo que se hace, no de lo que se siente.Tiene que ver con la voluntad, no con las emo-ciones, pues estas son cambiantes. El amorentendido en estos términos es una decisión,una actitud, una forma de pensar y actuar.Porque, si de las emociones y sentimientos de-pendiera la felicidad del matrimonio, ¿cuán-tas parejas serían realmente felices?

Por supuesto, esto en nada se parece a la ima-gen del amor que transmite Hollywood. A Dios

Sumario

El amor es...un acto de la voluntad

• El amor es...

• El capital matrimonial

• La cuenta bancariaemocional

• La lógica de la cuentabancaria emocional

• ¿Y cómo está su cuenta?

Capítulo

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad115566

El amor es...Cuando una señora preguntó a Ed Wheat,3

consejero matrimonial, qué debía hacer pa-ra salvar su matrimonio de diecisiete años(según ella, ya no se sentía atraída haciasu esposo), en lugar de ofrecerle una serieinterminable de sesiones terapéuticas, elconsejero se limitó a ayudarla a entender lanaturaleza del amor verdadero.Básicamente esto fue lo que ledijo:

• El amor es racional. Es de-cir, siempre procura hacer lomejor por el ser ama-do, no precisamen-te porque así uno losiente, sino porque recono-ce en el ser amado un valorúnico y decide tratarlo de acuer-

do a ese valor. Exactamente lo que Diosha hecho por nosotros.

• El amor no es cosa fácil. La imagen quevende Hollywood en sus películas esque el amor viene por sí solo, que bro-ta de repente. Pero la realidad es preci-samente la contraria. El amor conyu-gal significa esforzarse, trabajar duropara poder cumplir los votos matrimo-niales: “amar, honrar y proteger” al cón-yuge, en las buenas y en las malas. Ra-zón tenía alguien cuando dijo que elamor es el trabajo más exigente que

ha conocido; “trabajo delcual nunca tienes derechoa vacaciones”.4

• El amor es costoso. Por-que se espera que uno lo dé to-

do, sin reservar nada. Y este hecho

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Stephen Covey cuenta que en uno de sus seminarios sobre los siete hábitos para seraltamente efectivo, un hombre se le acercó preocupado por su matrimonio.

—Lo que estás diciendo es interesante —expresó el hombre—, pero no se aplicaa mi situación. El caso es que mi esposa y yo ya no tenemos los mismos sentimientosuno hacia el otro. Ni yo la amo, ni ella me ama.

—¿Así que desaparecieron los sentimientos? —preguntó Covey.—Sí. Y lo peor es que tenemos tres hijos. ¿Qué me sugiere?

—Que la ame.—¿Que la ame? Pero acabo de decirle que los sentimientos ya

no existen.—Entonces ámela.

—No... Usted no me entiende. ¡No hay sentimientos!—Si no hay sentimientos, entonces esa es

justamente la razón para amarla.—¿Pero cómo se puede amar a

alguien cuando no hay amor?—Mi amigo, el amor es

la raíz. Los sentimientosson el fruto. Así que áme-la. Sacrifíquese por ella.

Escúchela. Valórela. Apóye-la. ¿Está usted dispuesto a

hacerlo?2

La racionalidad del amor debe ir acompañada de cierta dosis de esfuerzo ydedicación para “amar, honrar y proteger” al cónyuge. Reconocer un valorúnico en el compañero o la compañera, es parte de esa misma racionalidad.

gracias, no dependemos de Hollywood pa-ra saber qué es realmente amar. Nuestroconcepto del amor, y nuestro modelo, loderivamos de otra fuente. Basta reflexionar

en la manera como Dios nos ama para sa-ber lo que significa amar. Por ahora men-cionemos algunas características del amorcomo verbo.

El amor es la raíz

Nuestro concepto delamor se ve moldeadoen gran medida por elcine y la televisión, tan-to en un sentido idea-lista, como en la cru-deza de algunas rea-lidades que proveenun modelo extrema-damente negativo.

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nos hace vulnerables, porque si no so-mos amados de la manera que amamos,el resultado puede ser doloroso. El amorno es, como algunos lo pintan, una eter-na luna de miel. Es más bien, lo que al-gunos llaman “amor duro”: una com-binación de dulce y amargo, de éxtasisy angustia, de gustos y disgustos, de ofen-sas y perdón.5

Ed Wheat concluyó sus consejos a aque-lla señora que ya no sentía atracción ha-cia su esposo con estas contundentes pa-labras: “El amor es un poder activo queusted puede controlar por su voluntad.Puede escoger amar; puede hacer lo quesea necesario para restaurar el amor en sumatrimonio; usted puede resistir ser es-clava de sus sentimientos pasajeros. El amor

es un poder que engendrará amor siem-pre que aprenda a darlo, en lugar de em-peñarse en exigirlo”.6

Este concepto del amor nos lleva devuelta al principio de esta obra. Ahí, en elmismo capítulo 1, afirmábamos que delmatrimonio no podemos sacar nada queno hayamos puesto en él; que el amor noestá en el matrimonio, sino en las personas;y que son las personas las que brindanamor; es decir, las que deciden amar.

Además, este concepto de lo que es elverdadero amor impone responsabilida-des en el ámbito personal. Me recuerda quesoy yo, no mis cambiantes sentimientos,quien decido la calidad de mi matrimonio.Por lo tanto, no tengo que temer que unode estos días yo amanezca sintiendo que

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad115588

ya no amo a mi pareja. Si el amor es unverbo, esto significa que cada día puedodecidir hacer algo amable por ella, decirpalabras que expresen aprecio y conside-ración, ver cualidades y no defectos.

Pero más importante aún, entender elamor desde esta perspectiva me enseña queno importa cuán difícil sea mi situaciónmatrimonial, o lo irremediable que parez-ca, siempre habrá algo que yo pueda hacerpara mejorarla. ¿Qué hacer, específicamen-te? Aunque parezca absurdo, o irracional,no son acciones heroicas las que se re-quieren. El concepto de capital matrimonial,y la ilustración de la cuenta bancaria emo-cional, nos ayudarán a entender esto de queel amor es un verbo y cómo funciona en eldía a día.

El capital matrimonial

En el libro The Heart ofCommitment (La esenciadel compromiso),7 ScottStanley señala que una delas características distintivasde las parejas felizmente casa-das es su capacidad para inver-tir en su relación a largo pla-zo. La manera como lo hacen espor medio del sabio manejo de uncapital mucho más valioso queel dinero: el capital matrimonial; esdecir, la reserva de recursos (porejemplo, la confianza, el apo-yo, el sentido de unidad, las

expresiones de afecto, los principios y va-lores comunes, etcétera) de los cuales dis-pone cada pareja para enfrentar con éxitolos desafíos de la vida matrimonial.

¿Qué relación tiene el capital matrimo-nial con el tema que venimos tratando? Mu-cho. Para empezar, definamos el términocapital. Según el diccionario, básicamen-te es “riqueza que se usa para producir másriqueza”.8 ¿Y qué hacen quienes deseanacrecentar su riqueza? La invierten: enacciones, en bonos de la bolsa de valores,en bienes raíces y, en general, en cualquiermedio que ofrezca las mayores gananciascon el menor riesgo posible. Este últimopunto es especialmente importante: todainversión conlleva una medida de riesgo.No hay un cien por ciento de garantía de

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La relación conyugal no consiste en una “eterna” luna de miel co-mo algunos creen. Es más bien una combinación de momentosagradables y de situaciones difíciles. En la medida que las parejasreconozcan esa dualidad, su vida matrimonial será perdurable.

Las reglas del “capital matrimonial”requieren que las parejas deben estardispuestas a invertir en su relacióna largo plazo. Este hecho implica ha-cer una reserva de recursos emocio-nales para así enfrentar con éxito losdesafíos de la vida conyugal.

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que el capital invertido se multiplicará de lamanera esperada. Ni siquiera hay seguri-dad de que se multiplicará. En otras pala-bras, hay riesgos y, algunas veces, gran-des riesgos de por medio, cuando de in-vertir se trata.

Toda pareja también es dueña de uncapital: su matrimonio. Este es su tesoro,su “riqueza”, en la cual deben invertir pa-ra generar más riqueza. Pero al igual queocurre en la bolsa de valores, la inversióndel capital matrimonial tiene sus altos ybajos y conlleva una dosis de riesgo. ¿Quie-re esto decir que no invertiremos? De nin-guna manera. No invertir significa que nohay confianza en el futuro de la relación.Para cosechar hay que arriesgar. Si usted

está dispuesto a invertir en su matrimo-nio, a pesar de los riesgos que esto impli-ca, entonces el modelo de la cuenta banca-ria emocional lo ayudará a hacerlo.

La cuenta bancaria emocionalLa metáfora de la cuenta bancaria emo-

cional es una de las imágenes más ricas quese pueden usar para ilustrar, de manera sen-cilla, cómo se fortalece o se debilita la re-lación matrimonial. Armoniza con la ideacentral de este capítulo, en el sentido deque el amor es una decisión, una actitud,una forma de pensar y actuar hacia el cón-yuge. Y el concepto es muy fácil de enten-der. Basta haber manejado alguna vez unacuenta bancaria para comprenderlo.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad116600

La lógica de la cuenta bancariaemocional

¿Qué es un depósito en el modelo dela cuenta bancaria emocional? ¿Cómo po-demos aumentar considerablemente nues-tro capital?

Las transacciones que más afectan la cuenta

¿Qué transacciones afectan “el movi-miento” en la cuenta bancaria emocional:las grandes o las pequeñas? Es decir, si elamor es un verbo, ¿qué acciones de partede un cónyuge transmiten al otro el men-saje de que es amado? La lógica sugiere queson las grandes acciones, pero no siempre su-cede así. Si hace diez años usted impresio-nó a su esposa regalándole unas vacacio-nes en un lujoso crucero, no piense que con

ese enorme depósito ya tendrá reservas pa-ra toda la vida. O si en un momento deira usted ofendió cruelmente a su pareja,no piense que ese enorme retiro de la cuen-ta drenó las reservas para siempre.

En la vida matrimonial no son necesa-riamente los grandes ingresos, o los gran-des retiros, sino las pequeñas transaccio-nes de cada día, las que marcan la diferen-cia. “El amor no puede durar mucho si nose le da expresión… Son las pequeñas aten-ciones, los numerosos incidentes cotidia-nos y las sencillas cortesías, las que cons-tituyen la suma de la felicidad en la vida”.9

Esto, por supuesto, no significa que losgrandes aportes, o retiros, no la afectan. Loque queremos decir es que no son los he-chos aislados, sino los del día a día, losque determinan la calidad de la relación.

116611

El modelo de la “cuenta bancaria emocional” armoniza con la idea deque existe confianza en el futuro de la relación conyugal. Se basa en queel amor es una decisión y una actitud con respecto al cónyuge.

El capital matrimonial se asemeja a una cuenta bancaria:

• El saldo será favorable si los depósitos superan los retiros.• A mayor saldo, mayor será la calidad de la relación; y también

mayor la reserva para enfrentar los momentos difíciles, especial-mente las situaciones conflictivas.

• Si invertimos considerables recursos en la relación, transmiti-mos a nuestro cónyuge el mensaje de que valoramos nuestro matrimo-

nio, con lo cual generamos confianza.• La confianza estimula la inversión, lo

que a su vez genera más confianza.• Lo contrario también es cierto:

los continuos retiros reducen elcapital y, por lo tanto, la con-fianza.

En un amplio sentido, una cuenta emocio-nal sigue los parámetros de las cuentasbancarias comerciales aunque en oca-siones observe su propia lógica.

Una cuenta de ahorros matrimonial

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Un depósito... no siempre es un depósito.

He aquí otra característica peculiar deesta cuenta bancaria: no es el ahorrista, si-no el cónyuge recipiente, quien decide la natu-raleza de la transacción. Para entender es-te punto basta recordar el ejemplo mencio-nado en el capítulo anterior del hombreque regaló a su esposa un ramo de flores.Cuando en el matrimonio hay suficienteconfianza, casi cualquier acto califica co-mo depósito. Cuando las cosas están mal,hasta el beso mejor intencionado puedeser interpretado como el beso de Judas. Estarealidad la explican algunos autores pormedio de la diferencia entre intención e im-pacto: la acción de un cónyuge puede sermotivada por la mejor intención, pero al fi-nal de cuentas lo que vale es cómo esa ac-

ción impacta al otro, “al cajero”, quien de-cidirá si dicho acto califica como depósitoo como retiro.10 Conclusión: No dependade la lógica ni de conjeturas. Cuando ustedquiera mostrar amor, asegúrese de que sucónyuge “registra” su depósito como tal.

Cuando las reservas están bajas

Esta característica es de esperar: cuan-do el saldo está muy bajo en la cuenta emo-cional, incluso los pequeños retiros tienenun efecto significativo. Y aquí nos topa-mos nuevamente con otro rasgo distintivode las parejas infelices. Ya que el saldo deestas parejas usualmente está “tocando fon-do”, es fácil suponer que en sus hogares serespira un ambiente de guerra fría. Las he-ridas abiertas de altercados pasados, las sos-pechas, los pensamientos negativos: todo

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad116622

se combina para que cualquier retiro lle-ve la cuenta por debajo de cero y cree un“déficit emocional”.11 Lo contrario suce-de con las parejas felizmente casadas: suspequeños depósitos de amor, día tras día,han fortalecido tanto sus reservas, que losretiros ocasionales (léase: los desacuerdospropios de todo matrimonio) prácticamen-te no afectan su capital matrimonial.

El balance diario de los libros

Este punto ya fue mencionado en el ca-pítulo 3. Básicamente, la recomendaciónconsiste en que “los libros de contabilidad”,las cuentas, se deben actualizar diariamente;es decir, al final de la jornada el balanceemocional de la pareja, en su trato mu-tuo, debe reflejar un saldo favorable. Si esnegativo, ese hecho significa que hay algu-nas cuentas que se deben arreglar pues nadadebe quedar pendiente para el día siguiente.

El “equilibrio ecológico” de la cuenta

El término “equilibrio ecológico”se refiere aquí al balance entre lopositivo y lo negativo en el ma-trimonio. Al igual que ocurrecon las distintas especies deseres vivos en un ecosiste-ma, el matrimonio requierede ciertas condiciones míni-mas para poder subsistir y cre-cer. Una de esas condiciones serefiere a un mínimo de buenasacciones (depósitos) que com-pensen la acción corrosiva delas malas (los retiros). Un re-conocido escritor llama a estecomponente la “ecología emo-cional del matrimonio”.12

En este punto cabe mencionar uno delos hallazgos más sorprendentes de Gottmany sus asociados. En su opinión, el factor quedistingue con más precisión a las parejasfelices de las infelices es la proporción en-tre los actos positivos y los negativos deuno hacia el otro. Esa proporción “mágica”,como la llaman ellos, es de cinco a uno, esdecir, cada matrimonio, para disfrutar de unsano equilibrio emocional, requiere un míni-mo de cinco interacciones positivas por cadauna mala.13 ¿Qué hacen específicamente lasparejas felizmente casadas para mantenerese equilibrio? Depositan en su cuenta adiario mediante una serie de actitudes oacciones positivas.

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Cuando en el matrimonio hay suficiente amor todo acto, por sen-cillo que sea, puede contarse como un depósito a la “cuenta ban-caria emocional”. Recordemos que lo más importante no es el actoque realizamos, sino la forma como nuestro cónyuge lo interpreta.

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad116644

Un ejemplo sencillo de cómo estas pa-rejas logran mantener el delicado equili-brio entre lo positivo y lo negativo lo pro-vee otro autor, a quien ya citamos al ha-blar del capital matrimonial. Este caballeroestaba involucrado en un proyecto que con-sumía mucho de su tiempo. El exceso detrabajo ya comenzaba a reflejarse en su con-dición física, cuando su esposa decidióconfrontarlo. En aquel momento él se encon-traba frente a su computadora. Entonces suesposa se le acercó y cariñosamente le dijo:“Tienes que reducir tu nivel de trabajo por-

que si te postras en una cama ¡seré yo quientendrá que cambiarte y asearte!”.

Cuenta él que al escuchar estas pala-bras, no se puso a la defensiva, como es sucostumbre. En cambio, lo que su esposale dijo, y la forma como lo hizo, le trans-mitieron el siguiente mensaje: “Mi amor,te quiero, y siempre estaré a tu lado paraapoyarte, hasta que uno de los dos colap-se; pero me preocupa lo mucho que estástrabajando”. Ese día, según cuenta ScottStanley, su esposa hizo un depósito a lacuenta.15

116655

Atesoran su pasado y tienen esperanza en su futuro:

• Nunca pierden de vista su historia de amor: “¿Recuerdas cuando...?”

• A menudo hablan de un futuro en que se ven juntos: “Quiero envejecer a tu lado”.

“Las parejas felizmente casadas”, escriben Judith Wallerstein y Sandra Blakeslee,“atesoran las imágenes de su pasado. La historia de cómo se cono-

cieron y se enamoraron ocupa un lugardigno en su memoria [...]. Preci-

samente para esto exis-ten los aniversarios:para celebrar nuestrahistoria y, lógicamen-te, nuestro futuro”. 16

En opinión de John Gottman y Nan Silver, la lista de “de-pósitos” puede incluir, entre otras, las siguientesacciones o actitudes:

• Mostrar interés en lo que su cónyuge diceo hace.

• Expresar cariño de diversas maneras siem-pre que están juntos.

• Si no están juntos, tratar de mante-nerse en contacto por cualquiermedio.

• Mostrar aprecio por las cosas buenasque el otro hace.

• Preocuparse por lo que le sucede al cónyuge.• Aceptar a su pareja tal como es y respetarla.• Mantener el buen sentido del humor y expresarlo por

medio de bromas y chistes sanos.• Compartir con el otro lo bueno que les sucede.

• Ser menos extremistas al expresar senti-mientos como la ira o frustración.

• Manifestar quejas oenojo sin declararsevíctimas de los cuatro jinetes del

Apocalipsis: la críti-ca, el desprecio,

la actituddefensiva, la

actitud evasiva(véalos en la página 54).14

Cómo depositar en la cuenta emocional

Las parejas felices tienen “visión doble”

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad116666

¿Y cómo está su cuenta?¿Cómo está en este momento su capital

matrimonial? ¿Hay suficientes reservas oel saldo ya está tocando fondo? Si qui-siéramos resumir el contenido central delo que hemos dicho en el presente capítulo,diríamos que en manos de cada cónyugehay básicamente tres opciones. Cadauna puede afectar sensiblementeel movimiento en su cuenta ban-caria emocional. Y corresponde a us-ted, a cada esposo y esposa, decidircuál opción escogerá.

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Solo miran el pasado...

Pero no lo consideran como un tiempo agradable, sino queenfatizan los fracasos y los inconvenientesa los que estuvieron sujetos.

Contemplan un pasado saturado defracasos, conflictos y frustraciones.

No tienen visión de futuro,por-que la sola idea de pasar el res-

to de su vida hiriéndose unoal otro los aterra.

“En las parejas infelices… es-tas imágenes [de un pasado dig-no y agradable], han desapare-

cido como producto de la ira,o se han transformado en

amargos recuerdos de hu-millación y fracaso. Cuando es-tas parejas descubrieron quela realidad fue muy diferentede sus expectativas iniciales,se sintieron traicionadas”.17

Tres opciones

1. Lo peor: no hacer ninguna transacción. Esta es la actitudde quienes ya han perdido toda esperanza en su relación.Quizá han llegado a un punto tan bajo en su saldo que prefie-ren no hacer nada para no empeorar la situación. Sin embargo,esta actitud de “brazos cruzados”, de inacción, equivale a unamuerte lenta.

2. Un punto intermedio: equilibrar los depósitoscon los retiros. Equivale a compensar una ma-la acción con una buena. Sin embargo, en elmatrimonio esto no funciona. La razón es queel efecto de una acción negativa superacon creces el de una acción positiva. La re-lación conyugal es tan delicada, tan com-pleja, que para compensar un “retiro” se ne-cesitan por lo menos cinco “depósitos”.

3. Aumentar diariamente el capital ma-trimonial. Quienes ven en su matrimonioun tesoro valioso no temen invertir en éllo mejor de sus recursos personales. Estáncomprometidos con su pareja, no por obli-gación, sino por dedicación. Ven en el ma-trimonio, no un contrato, que se puede ponera un lado sin mayores consecuencias, sino unpacto que se ha establecido con la bendición de

Dios “hasta que la muerte los separe”.Invierten en ella por medio de las peque-ñas atenciones de cada día.

¿Cuál es tu decisión?

Las infelices “sufren” de obsesión histórica La cuenta bancaria emocional

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es... un acto de la voluntad116688 116699

Referencias1. Fulton Sheen, On Being Human. Reflections on Life and Living

(Nueva York: Double Day and Company, 1982), p. 104.2. Stephen Covey, The 7 Habits of Highly Effective Families

(Nueva York: Golden Books, 1997), p. 35.3. Ed Wheat y Gloria Perkins, “Waning Attraction”, en The

Healthy Marriage Handbook, pp. 126, 127.4. Ravi Zecharias, I, Isaac, Take Thee, Rebekah (Nashville: W

Publishing Group, 2004), p. 31.5. Walter Burghardt, Speak the Word with Boldness (Nueva York:

Paulist Press, 1994), p. 160.6. Ed Wheat y Gloria Perkins, op. cit., p. 127.7. Scott Stanley, The Heart of Commitment (Nashville: Thomas

Nelson Publishers, 1998), pp. 118, 119. 8. Webster´s Ninth New Collegiate Dictionary (Springfield:

1988), p. 204.

9. Ellen G. White, El hogar, cristiano, pp. 92, 93. (La cursiva hasido añadida.)

10. Clifford Notarius y Howard Markman, We Can Work it Out,p. 70.

11. Según Notarius y Markman, toma aproximadamente unos 21/2 años para que los continuos “retiros” acaben con lasreservas emocionales de la pareja; es decir, consuman elsaldo favorable con que se inició la relación. Ver, We CanWork it Out, p. 88.

12. John Gottman y Nan Silver, Why Marriages Succeed or Fail, p. 64.13. Ibíd., p. 57. (La cursiva ha sido añadida.)14. Ibíd., p. 58-61.15. Scott Stanley, op. cit., p. 123.16. Judy S. Wallerstein y Sandra Blakeslee, The Good Marriage

(Nueva York: Warner Books, 1995), pp. 322, 323.17. Ibíd., p. 325.

Una actitud de compromiso transmi-te al ser amado el siguiente mensaje demanera inequívoca: “Porque veo en ti untesoro de gran valor, no temo invertir lomejor de mis recursos en nuestra unión.

Con la bendición de Dios, quiero en-vejecer a tu lado, no importa el pre-cio que tenga que pagar para lograrlo”.

Y siendo que la entidad que ma-neja su cuenta emocional no cierra nun-ca sus oficinas, ¿por qué no aprove-char ahora mismo para aumentar su

capital matrimonial? No importa enqué nivel se encuentre el saldo ac-

tual, ¡siempre hay algo que ustedpuede hacer para mejorarlo!

Aumentar el “capital emocional” debe ser el propósito y el com-promiso de los cónyuges. No olvide que ese “banco” que manejadicha cuenta nunca cierra sus puertas, y que está dispuesto a reci-bir en todo momento cualquier depósito que usted quiera hacer.

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“El verdadero amor es riesgoso, y también costoso,pero las alternativas son mortales”.1

JOHN POWELL

EN EL CAPÍTULO anterior dijimosque el amor es una decisión, unacto de la voluntad. Ahora esta-mos listos para añadir un ingre-diente más: el amor es también

un compromiso. ¿Cómo explicar que un hombreponga a un lado su bienestar personal paradedicar al cuidado fiel de su esposa enfermatreinta y cinco años de una vida exitosa en elmundo profesional y a la cual sonreía la fama?La única manera de explicarlo es al entenderel matrimonio como un compromiso, no so-lo con una institución (el matrimonio), sino es-pecialmente con una persona (nuestro cón-yuge).

Sumario

El amor es… compromiso

total

• Los fundamentos del compromiso matrimonial

• El desafío del compromiso conyugal

• El verdadero amores…compromiso total

• Una resurrección

Capítulo

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total117722 117733

“¡Mi esposo me acaba de decir que ya no me ama!”. La llamada telefónica la hizo Miriam.No era la primera vez que se comunicaba con su hermano Daniel, para hablarle de algúnproblema con Sam, su esposo. Pero esta vez el tono de voz revelaba, no solo preocupación,sino también dolor.

Al escuchar el mensaje, Daniel se dirigió inmediatamente a la lujosa mansión de su her-mana, en Santa Mónica, California. Mientras iba en camino, Daniel tuvo tiempo suficientepara pensar en la singular historia de amor de Sam y Miriam. Una historia que comenzó

treinta años atrás con un guión similar a todas las demás, peroque se vio repentinamente alterada cuando Miriam se enfer-

mó de polio.A partir de entonces, su vida cambió. Para poderrespirar, y aun moverse, Miriam tuvo que depender conti-nuamente de diversos aparatos. ¿Qué esperanzas desobrevivir podía tener un matrimonio tal? Ella,severamente limitada en todos sus movimien-tos; él, un brillante joven ejecutivo, con un

promisorio porvenir.Recordó también los innume-

rables consejos que familiaresy amigos le dieron a Sam: “¿Por

qué no te divorcias?” ¿Por quéno la internas en una institución

especial donde la cuidaránmejor que tú? “Algo

debes hacer paraque en lugar deuna vida no sedestruyan dos”.

Al llegar a la man-sión, se dirigió al cuarto

de Miriam. Allí la canti-dad de accesorios hacíaque el lugar pareciera una unidad de cuida-dos intensivos de un hospital.

—¿Cuál es el problema, Miriam?— Sam me dijo que no me cuida por amor.

Allí estaba Sam, sin decir palabra. ¿Qué ha-bía pasado realmente esa mañana? ¿Por qué

Miriam estaba tan herida? No pasó mucho tiemposin que Daniel supiera. Miriam le había preguntado

a Sam por qué durante tantos años había cuidado de ellacon tanta devoción. Sin imaginar que su respuesta la mo-lestaría tanto, Sam le dijo que lo había hecho porque erasu deber.Ahora le tocaba a Daniel explicar a Miriam porqué esa no era razón para preocuparse.

— ¿A qué le temes más en esta vida? —preguntóDaniel a su hermana.

Que Sam se canse de mí y me recluya en un hos-pital por el resto de mi vida.

Tendrías razón para estar preocu-pada —repuso Daniel—, si él

te cuidara solo porque sien-te que debe hacerlo. Si desentimientos se tratara,cualquier día de estosSam podría sentir queha dejado de amarte.

¡Mi esposo ya no me ama!

El compromiso de cuidar de nues-tro cónyuge no debe verse afecta-do por factores tales como la en-fermedad, el dolor o la situacióneconómica. El voto matrimonialimplica permanecer unidos “has-ta que la muerte nos separe”.

(pasa a la pág. 174)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total117744

Con la institución del matrimonio es-tán comprometidos los esposos que se man-tienen unidos por razones de fuerza mayor.Dieron su palabra y ahora están ahí... to-lerándose. De estos matrimonios se pue-de decir que solo subsisten. Tal como di-jéramos en el libro Familias llenas de poder,“existen porque romper la relación impli-ca un costo (personal, social, emocional,económico) mayor que mantenerla. Uncosto que la pareja prefiere evitar por fac-tores de consideración que están de pormedio: el daño a los hijos, lo que pensaránlos parientes y amigos, los costos de un di-vorcio, los problemas asociados con la par-tición de bienes...”.3

Por el contrario, con lapersona están comprometi-dos aquellos que al escogera su cónyuge, no solo conello renuncian a todas lasdemás alternativas; sinoque, además, resuelven ca-da día promover la felici-dad del ser amado pues sa-ben que es para toda la vi-da. Como Sam lo ejempli-ficó con su esposa Miriam,la preocupación es otra: “Daral otro lo que más necesita, auncuando yo no esté recibiendolo que se me prometió”.4 “De-cidir cada día cuidar del otro,

y poner sus intereses aun por encima de losmíos”.5 Estar comprometido con una perso-na es estar dedicado a su felicidad, su se-guridad y su bienestar, no importa el costo.

Por supuesto, estos dos tipos de com-promiso no son excluyentes. Quienes creenque Dios estableció el matrimonio, estáncomprometidos con la persona y también conla institución que Dios creó.

¿Concretamente cómo se “vive” el com-promiso matrimonial? Lo vivimos, en úl-tima instancia, tratando a nuestro cónyugede la misma manera que Dios nos trata.

Los fundamentos del compromiso matrimonial

En opinión de dos recono-cidos autores, los esposos

Jack y Judy Balswick, laforma como Dios trataa sus hijos representael modelo ideal para eltrato entre los miembrosde la familia, especial-mente los esposos.6 Estetrato Dios lo pone de ma-nifiesto a través de cua-tro dimensiones que, si

las aplicamos a nuestrosmatrimonios, contribuirán

enormemente a cimentar elgrado de compromiso denuestra relación.

117755

Pero te cuida porque al casarse contigo asumió el com-promiso de honrarte y protegerte y eso nada lo puedecambiar.

Daniel Lapin, el autor de este relato, cuenta en su li-bro Buried Treasure (Tesoro escondido),2 que hasta eldía de la muerte de Miriam, Sam cuidó de ella.Construyó una casa con instalaciones espe-ciales para que ella pudiera moverse libre-mente en su silla de ruedas eléctrica. Man-dó a construir un auto especialmentepara que ella pudiera entrar y salirsentada en su silla de ruedas. Ynunca se avergonzó de ella. Suprestigio como exitoso hombre denegocios nunca le impidió llevarla en sus viajesde negocios y a sus compromisos sociales. Sin lugar adudas, he aquí alguien que entendió bien sus votos matrimoniales: “¿La amarás... en laprosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad...?”2

(viene de la pág. 173)

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1. Pacto

Para entender el significado del términopacto, hay que comenzar por distinguirlode la palabra contrato. ¿Cuál es la diferen-cia? Un contrato, de acuerdo al diccionario,es un acuerdo legal que se celebra entrepartes iguales, y que establece lo que cadauna debe hacer por la otra.7 En otras pala-bras, la esencia del contrato es quecada uno de los involucrados pro-mete cumplir con su compromisosi el otro también lo hace.

El término pacto, en cambio, se apli-ca a la relación que Dios quiere esta-blecer con nosotros sus hijos y se caracte-riza por ser un compromiso de amor queno depende de nosotros para que se cumpla.Es decir, aunque usted y yo no amenos aDios, y aunque nuestra conducta a vecesno sea la correcta, él siempre nos amarápor el solo hecho de que somos sus hijos.Esto es amor incondicional.

¿Qué relación tiene esto con su matri-monio y el mío? Respondamos con otrapregunta. ¿Qué clase de relación estable-ció usted con su cónyuge al casarse: unpacto o un contrato? Si es un pacto, en-

tonces usted no esperará recibir amor departe de esa persona para poder brindarleamor. Tampoco exigirá que ella cumplacon un código de conducta para amarla.No. La amará de manera incondicional,así como Dios lo ama a usted. Y al amar in-condicionalmente, de esa misma manera us-ted será amado.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total117766

2. Perdón

He aquí otra diferencia básica entre loscontratos y el pacto de amor de Dios con sushijos. ¿Qué ocurre si en un contrato una delas partes incumple? Sencillamente, se apli-can sanciones de acuerdo a lo que el mis-mo contrato establece. Es verdad que en elpacto de amor entre Dios y la humanidadtambién hay una normativa, su santa ley,pero en su maravilloso plan figura la posibi-lidad del perdón para el que ha errado.

¿Qué gobierna en nuestros matrimo-nios: el imperio de la ley, o el reinado delperdón? El resultado de un ambiente deperdón es que cada uno perdona las faltasdel otro y es asimismo perdonado.

3. Servicio

Otro elemento distintivo es que nuestroPadre nos rodea de todo lo necesario paraque nos desarrollemos plenamente comopersonas, y para que tengamos “vida enabundancia” (San Juan 10: 10). Él no escati-ma ningún tipo de recursos con tal que alcan-cemos el mayor grado posible de desarrollo.

¿Ocurre algo similar en nuestros ma-trimonios? ¿Estamos utilizando nuestrosrecursos para servir a nuestro cónyuge, demodo que se desarrolle hasta el máximonivel posible? ¿O estamos usando esos re-cursos más bien para controlarlo? ¿O co-mo un simple medio para satisfacer nues-tras necesidades?

El compromiso del servicio significaque cuanto somos y tenemos (influencia,poder, dinero, tiempo, etc.) lo usaremospara que nuestra pareja pueda crecer co-mo persona en todos los aspectos de suvida. Cuando esta realidad se logra en la vidaconyugal, entonces no solo servimos, sinoque también somos servidos.

4. Intimidad

Intimidad aquí equivale a la experienciade conocer y, a la vez, ser conocidos. Estaexperiencia, no es opcional para el indivi-duo. O la tiene, o se pasará la vida desarro-llando mecanismos de defensa para so-brevivir.8

¿Cuál debe ser el modelo a imitar? Denuevo, el modelo lo provee el mismo Dios,quien conoce hasta nuestros más profun-dos pensamientos y emocio-nes, y también desea quelo conozcamos personal-mente, que establezca-mos con él una relaciónde compañerismo íntimo.

117777

En el matrimonio, así como en la relación conel Todopoderoso, es conveniente establecerque nuestro compromiso responde más a unpacto que a un contrato. La incondicionalidaddebiera ser característica esencial del pactomatrimonial: Amar sin exigir que se nos ame.

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Y es el compañerismo en el ámbito ín-timo el ideal para cada matrimonio. Estoes lo que significa llegar a ser “una sola car-ne”: alcanzar un grado de intimidad que su-pere el de cualquier otra relación huma-

na. Una relación sin máscaras ni secretos.Cuando la intimidad de la pareja es de es-te calibre, entonces cada uno conoce al otroprofundamente y es conocido de la mismamanera.

Amar y ser amado, perdonar y ser per-donado, servir y ser servido, conocer yser conocido: estos son los elemen-

tos que mejor describen la ma-nera como Dios se relacionacon nosotros sus hijos. ¿Nodebieran ser también los ras-gos que caractericen la rela-ción que usted mantiene conel ser que Dios escogió comosu cónyuge hasta que la muer-

te los separe?

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total117788

El desafío del compromiso conyugal

Su aniversario de boda estaba a la vuel-ta de la esquina, y Jorge se sentó a escribiralgo que lo animara en medio de la crisispor la que su matrimonio atravesaba enesos momentos.10 Después de ocho años decasado, sentía que la llama de la esperanzatambién estaba a punto de extinguirse. Yeste era su segundo matrimonio. ¿Qué po-día escribir? A su mente acudían en tropellos recuerdos desagradables de tantas pe-leas. Para colmo de males, se había que-dado sin trabajo. Durante la discusión másreciente su esposa le había pedido que sefuera de la casa. Las cosas no podrían es-tar peores.

Ahí estaba Jorge, con más preguntas querespuestas, dispuesto a hacer algo por sumatrimonio, pero sin saber exactamentequé. Entonces se le ocurrió leer en la Bibliael conocido capítulo del amor (1 Corintios13): “El amor es paciente, es bondadoso. Elamor no es envidioso ni jactancioso niorgulloso...”. Leyó un versículo trasotro hasta que sus ojos se detuvie-ron en el número siete: “(El amor)todo lo sufre, todo lo cree, todo loespera, todo lo soporta”. Y ya no pu-do seguir leyendo. Ahí parecía estar larespuesta a sus preguntas y, más queeso, la solución a sus problemas con-yugales. Pero, ¿por qué el texto bíbli-co decía todo? Sufrirlo todo, creerlo todo,esperarlo todo...

El mensaje estaba claro, pero su men-te era el escenario de una batalla campal.“¿Y si ella me irrespetara?” “¿Y si me mintie-ra?” “¿Y si me fuera infiel?” “¿Seguiría amán-dola, a pesar de que hiciera cualquiera deestas cosas?” Desde lo más profundo de sufuero interno Jorge tomó su decisión: “Sí,

seguiría amándola”, resolvió. “Aunque hicie-ra cualquiera de esas cosas, mantendría fir-me mi decisión. Nada ni nadie me haríacambiar, ni siquiera mi esposa”.

Cuenta él que ya han pasado once añosdesde que decidió amar a su esposa de esamanera: sufriéndolo todo, creyéndolo todo,esperándolo todo...

117799

Todo compromiso conyugal implica un desafío.Se trata de una relación que está dispuesta a “su-frirlo todo, a creerlo todo, a esperarlo todo”.

El compromiso matrimonial en cuatro dimensiones (según Jack y Judy Balswick)9

Pacto Un contrato Amor incondicional

Amar y ser amado

Perdón La aplicación estricta de la ley

Gracia reconciliadora

Perdonar y ser perdonado

Servicio Control Habilitación Servir y ser servido

Intimidad Distanciamiento Comunicación profunda

Conocer y ser conocido

Dimensión NO ES ES Significa

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Ahora caminan tomados de la mano, se be-san con o sin motivos, y no se despidenuno del otro sin decirse lo mucho que seaman. ¿Dónde estuvo el secreto? Jorge mis-mo lo comparte:

“Hay un secreto disponible para lafelicidad de todo matrimonio. La fór-mula todavía es un misterio para mí,pero lo que sé es que requiere un com-promiso, total e irreversible, de man-tener firme la decisión de amar, con to-do lo que eso implica. Y hay una buenarazón para asumir esta clase de com-promiso. Si uno lee en Primera de Co-rintios 13 el texto que sigue al versícu-

lo siete, encontrará que el amornunca deja de ser”.11

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total118800

El verdadero amor es…compromiso total

“El amor es paciente, es bondadoso.El amor no es envidioso

ni jactancioso ni orgulloso.No se comporta con rudeza,

no es egoísta, no se enoja fácilmente,

no guarda rencor.El amor no se deleita

en la maldad sino que se regocija con la verdad.

Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue…”

1 Corintios 13: 4-8, NVI

Al acercarnos al final de estas líneas he-mos recorrido un buen trecho, pero ¿se hadado cuenta de que hemos llegado al mis-mo punto desde donde partimos? Hicimosvarias escalas, y en cada una de ellas apren-dimos algo nuevo. Ahora, al llegar a esta úl-tima parada, tropezamos con la misma granverdad: nuestro matrimonio será tan buenoo tan malo, tan feliz o tan desdichado, comonosotros decidamos que sea.

¿El hombre ideal? ¿La mujerideal? ¿El matrimonio ideal?No existe tal cosa. Si ustedcree que Dios existe y queademás dirige su vida, ¿porqué no pensar que intervi-no en la selección de su cón-yuge? Es cierto que él o ella pue-de estar lleno de imperfecciones,pero usted también lo está.

¿Cuál es, entonces, el desafío?Es enterrar los sueños y las fanta-sías que se están atravesando en elcamino de su felicidad; el desafíode no seguir esperando que su cón-

yuge lo ame, y empezar usted a amarlo; eldesafío de dejar de buscar defectos, y em-pezar a buscar virtudes. ¡Y cuán difícil esvivir ese amor que lo sufre todo, lo cree to-do, lo espera todo, lo soporta todo! Es cos-toso y, además, es riesgoso. Porque al amarde esta manera se corre el riesgo de darlotodo, sin recibir a cambio. ¿Vale entoncesla pena correr el riesgo? Claro que sí, por-que, como lo expresa Ravi Zacharias, es mu-riendo a nuestro egoísmo como podemosesperar que en nuestro matrimonio se pro-duzca una resurrección.

118811

Un compromiso total e irreversi-ble es la fórmula ideal para man-tener la salud de una relaciónmatrimonial. Recordemos queel amor verdadero, el que vienede lo alto, “nunca deja de ser”.

Page 94: Me casaria contigo otra vez - Fernando Zavala.pdf

Y si así son las cosas, que su matrimo-nio será tan feliz o tan infeliz como usted

quiere que sea, entonces ¿por qué se-guir cobrando deudas impagables?

Por qué continuar agarrandoa su cónyuge por el cuellomientras le grita: “¡Págame

lo que me debes!” ¡Suéltele elcuello! Cuando lo haga, sus manos

quedarán libres para escribiruna nueva página en su histo-ria de amor. Eso sí, ¡con el mis-mo hombre, con la misma mujer!

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El amor es… compromiso total118822

Si esta es su decisión, entonces bienpodría ahora mismo decirle a su cónyugealgo así como: “A PESAR DE NUESTRAS DIFEREN-CIAS… ¡ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO!”

Referencias1. John Powell, Unconditional Love (Allen: Thomas More, 1999),

p. 97.2. Rabí Daniel Lapin, Buried Treasure (Sisters: Multnomah, 2001),

pp. 21, 22.3. Fernando Zabala, Familias llenas de poder (Doral: APIA, 2005),

p. 35.4. Lewis Smedes, Caring and Commitment. Learning to Live the Love

we Promise (Nueva York: Harper and Row Publishers, 1988), p. 33.5. Ibíd., p. 64.

6. Jack Balswick y Judy Balswick, The Family, a Christian Perspectiveon the Contemporary Home (Grand Rapids: Baker Book House,1991), pp. 19, 20.

7. Longman Dictionary of American English, p. 166. 8. Ver Karen y Ron Flowers. Empowering Families (Silver Spring,

Maryland: General Conference of SDA, 1994), p. 43.9. Adaptado de Jack Balswick y Judy Balswick, The Family, a

Christian Perspective on the Contemporary Home.10. George Sperry, “I Do Choose”, Signs of the Times (mayo, 2006),

pp. 6, 7.11. Ibíd., p. 7 (La cursiva ha sido añadida).12. Ravi Zacharias, I, Isaac, Take Thee, Rebekah (Nashville: W

Publishing Group, 2004), pp. 39, 43.13. Elizabeth Achtemeier, The Committed Marriage (Filadelfia: The

Westminster Press, 1976), pp. 41-50.14. Ibíd., pp. 43, 44.

118833

3 “... uno que nos proponemos mantener pa-se lo que pase” (Lewis Smedes)

3 “... una forma de pensar que nosmotiva a percibir en el cónyuge so-lo sus características positivas, yexpresar aprecio por esas carac-

terísticas” (Gary Chapman)

3 “… mantener nuestros vo-tos matrimoniales cuando el éx-tasis de los sentimientos ya noexista” (Les y Leslie Parrot)

3 “... un pacto similar al que Dioshizo con su pueblo. Somos llamados a

imitar en nuestra esfera lo que el Noviocelestial [Cristo], hace por su novia [laiglesia]: Que ‘se amen los unos a otros,como yo los he amado (Juan 15: 12,NVI)’” (Ron y KarenFlowers).

El compromiso matrimonial es...

Una resurrección

“A nadie le gusta la idea de comenzar su nuevavida con un funeral, pero en un sentido, asíes como comienza el matrimonio. Decidesmorir al yo para que pueda resucitarun nuevo afecto [...]. Tu matrimonio, aligual que tu conversión, co-mienza en la cruz. Sola-mente así puede haberuna resurrección”.12

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO118844

En opinión de Elizabeth Achtemeier, el compromiso matrimonial es...

• TOTAL: Dedica todo el ser, sin reservas, al fortalecimiento de la relación.

• EXCLUSIVO: Renuncia a todas las demás opciones para dedicar sus recursos albienestar y la seguridad del cónyuge.

• PERMANENTE: Se manifiesta cada día, en lasbuenas y en las malas, “hasta que la muertelos separe”.

• CRECIENTE: En lugar de estancarse, elcompromiso matrimonial madura y seprofundiza a medida que pasan losaños.13

”Lo mejor del compromiso matri-monial es que se trata totalmentede una relación de gracia: uno notiene que ganarse el amor del cónyu-ge, o merecerlo; puesto que lo recibegratuita y libremente”.14

¿Qué clase de compromiso?

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