mÓdulo 2: bases para una buena educaciÓn emocional · 2015-11-02 · bases para una buena...
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MÓDULO 2:
BASES PARA UNA BUENA
EDUCACIÓN EMOCIONAL
Bases para una buena educación emocional
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TEMA 1
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
Bases para una buena educación emocional
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1 LA EDUCACION EMOCIONAL.
Una buena educación emocional parte de la base de unos padres
emocionalmente inteligentes, capaces de reconocer y expresar sus
emociones y las emociones de sus hijos, así como de empatizar y
gestionarlas.
Los bebés cuando nacen el único lenguaje de comunicación que tienen es
el llanto. Cuando crecen irán aprendiendo a expresar sus emociones y
comprender sus sentimientos y lo expresaran imitando la forma que tienen
sus padres de expresar sus propias emociones. Por lo tanto el niño aprende
a expresar sus emociones tal y como lo ha visto expresar a los adultos,
principalmente sus padres, familiares y profesores.
La base de la educación emocional de los niños está en los adultos. Para
educar niños emocionalmente sanos, antes los padres han de haber
desarrollado las competencias emocionales necesarias para ser
emocionalmente inteligentes.
Es importante transmitirles que no somos las emociones que sentimos, que
no somos la rabia, o la ira, o los celos, pero si (esa rabia, esa ira, esos
celos) son parte de nosotros y hemos de sentirlas, dejando su espacio para
que existan y se expresen en ese momento.
Los padres tendemos de forma natural a imponer a nuestros hijos nuestras
propias emociones y percepciones.
Por ejemplo:
Madre: Venga vístete que no tenemos que ir.
Niño: Estoy cansado.
Madre: No puedes estar cansado, acabas de dormir la siesta.
Niño: Pero estoy cansado.
Madre: Bueno, solo es un poco de sueño porque te acabas de levantar.
¡Ya se te pasara! ¡Venga a vestirte!
Niño: Jo, mamá, ¡pero estoy cansado!
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Aquí no damos muestra de entender a nuestro hijo, ni de respetar su estado
emocional y físico, imponemos nuestro criterio sin más.
Lo ideal sería validar su percepción, diciéndole:
“De manera que aun estás cansado, a pesar de que has dormido la
siesta”.
O algo parecido.
¡Existen muchos ejemplos como este a los que los padres contestamos con
una negación automática!
Ejemplo:
Niño: ¡No me gusta el nuevo bebé!
Madre: No digas tonterías, en el fondo sabes que lo quieres.
Ejemplo:
Niño: No me gustó nada mi fiesta de cumpleaños
Madre: No es verdad, tu fiesta fue muy bonita y todos lo pasaron genial,
no digas esas cosas, ¡después del trabajo que me llevo prepararla!
Ejemplo:
Niño: ¡Estoy muy enfadado, llegue solo dos minutos tarde a la clase de
gimnasia y el profesor me puso una falta negativa!
Padre: Es que tienes que estar más atento, siempre te entretienes.
Este tipo de respuestas es muy fácil para los padres, pero ¿sabemos cómo
se sientes los niños cuando escuchan este tipo de comentarios por parte de
sus padres?
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Si realmente lo miramos desde la perspectiva de un adulto, cuando a un
adulto le gusta algo, o no le sale algo como quiere, o está enfadado, no le
gusta que le critiquen, ni que le den consejos, y mucho menos escuchar que
no tiene razón de sentirse como se siente. Pues a los niños tampoco les
gusta, les pasa lo mismo que a nosotros.
Cuando alguien se siente escuchado, sea adulto o niño, siente que se le
reconoce su dolor interno, su sentir y se le brinda una oportunidad de seguir
hablando de aquello que le altera o le molesta. A partir de este momento
empieza a sentirse escuchado y comprendido, y es más capaz de
enfrentarse a lo que le pasa.
1.1 Emociones expansivas y emociones contractivas:
Nos gusta clasificar las emociones en dos ejes principales: Emociones
expansivas y emociones contractivas. Ésta clasificación parte de una idea
más transpersonal sobre la forma de entender las emociones:
Emociones expansivas: Aquellas emociones que nos hacen sentir
bien, que expande nuestra alma, nuestro corazón y nuestro pecho, por
ejemplo la alegría, el amor, la ternura, el alivio, etc.
Emociones contractivas: Aquellas que nos hacen sentir mal, que
contraen nuestra alma, nuestro corazón y nuestro pecho, por ejemplo, el
miedo, la tristeza, el odio, la ira, etc.
Cuando alguien se siente escuchado, sea adulto o ni ño, siente que se le reconoce su dolor interno.