liturgia y su tiempo

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tiempo liturgico

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SEMINARIO DIOCESANO DE LA PAZII SEMESTREI DE TEOLOGIACICLO 2014-2015

TIEMPO Y LITURGIA

CONTENIDO: I. Las diversas concepciones del tiempo: 1. Interpretaciones profanas; 2. Interpretacin sagrada II. El tiempo est enraizado en el misterio "Cristo-tiempo": 1. El tiempo est ordenado a manifestar la bondad de Dios; 2. Lo eterno invade el tiempo: la encarnacin, inicio del cumplimiento del misterio; 3. Cristo en el tiempo; 4. Consecuencias para la vida de los fieles III. El tiempo litrgico: historia de la salvacin-que-contina: 1. La liturgia: tiempo de "historia" de la salvacin; 2. Las "justificaciones" del tiempo litrgico; 3. Hacia una espiritualidad del "tiempo litrgico" IV. El misterio de Cristo en el ciclo anual: 1. Una respuesta bblica a la realidad del tiempo litrgico; 2. El ao de la redencin en el ao solar V. Incidencia del tiempo litrgico en la vida de los fieles.

Reflexionando sobre los datos de hecho presentes en nuestra sociedad, incluso el que no profesa ninguna fe se da cuenta de que el fluir de la propia existencia est marcado por el ritmo de los das de trabajo y de los das festivos, algunos de los cuales tienen su origen en acontecimientos de la historia civil y otros en hechos propios de la historia religiosa. Es ms, la mayor parte de las festividades tienen un origen religioso, como el ritmo semanal del da de descanso (domingo para los cristianos; sbado para los judos; el equivalente a nuestro viernes para los musulmanes, etc.), o el retorno anual de las fiestas (navidad, epifana; pascua; hgira, etc.).Ahora bien, frente a esto, hasta el hombre peor preparado desde el punto de vista cultural se plantea la pregunta: Por qu se hace esto? La repeticin del da libre de trabajo, es de la misma naturaleza que la repeticin semanal de la jornada religiosa para el que profesa una fe? O quiz aqul tiene sus orgenes en sta? Y el que profesa una fe se pregunta: Dnde est el verdadero sentido de las festividades religiosas? [-> Fiesta/ Fiestas].Puede encontrarse una respuesta a estas preguntas investigando sobre el significado del tiempo. Al cristiano la respuesta completa le llevar a la comprensin del -> misterio, o sea, de la -> historia de la salvacin, que se desarrolla en el tiempo.

I. Las diversas concepciones del tiempoEs oportuno observar ante todo que la concepcin y la realidad del tiempo litrgico no pueden ser comprendidas o pensadas como nociones etreas o estriles fantasas. El tiempo litrgico no es una nocin. Es vida; es dar espacio vital al Espritu de Cristo, presente en la vida cotidiana del cristiano. Por eso se comprende mejor al vivirlo que al hablarlo. Si aqu se habla de l, es para comprenderlo ms plenamente y, por tanto, para vivirlo de un modo exhaustivo. El tiempo csmico en el que se desenvuelve y se desarrolla la historia de la humanidad, si se toma en su sentido genuino, el que le ha sido conferido por el Creador, es tiempo de Dios, como de Dios son el espacio y todos los seres. El tiempo litrgico es el tiempo de Dios; pero con una sola observacin: en Cristo Jess. Solamente en Cristo es como vive el hombre, dado que l, el Seor, es la estructura y orientacin interior de la misma historia'. Puesta claramente de manifiesto esta perspectiva, que es la cristiana, ya estn puestas las bases no slo para un dilogo con otras concepciones del tiempo, al menos parciales (por no decir errneas), sino tambin para su superacin.

1. INTERPRETACIONES PROFANAS. Usamos ahora el adjetivo profano en su sentido etimolgico: fuera del phanum, es decir, fuera de lo sagrado; entendiendo por sagrado slo lo autnticamente sagrado, y no lo sagrado que es preciso desacralizar para hacerlo autntico.Son interpretaciones profanas, y por tanto con algunas incrustaciones de lo mgico, opresivo, esclavizante, subyugante, las interpretaciones del tiempo propias de las "religiones" creadas por el pensamiento y la imaginacin de los hombres: retorno mtico del tiempo (antiguas religiones paganas); ilusiones de un nirvana etreo y sublimador de las fuerzas del hombre (muchos pueblos primitivos o culturas que hunden sus races en un pasado glorioso pero ya pretrito). En general, estas concepciones religiosas, aunque pseudosagradas, con la categora tiempo potencian lo tremendum, lo sobrehumano, lo inaferrable, y dejan al hombre en la espera atnita de algo que lo aplasta o que momentneamente le ayuda a trascender un presente insoportable en nombre de una esperanza humana que slo tiene el nombre en comn con la cristiana.Del mismo modo, resultan errneas las concepciones del tiempo de la llamada civilizacin tcnica. Esta ha creado un nuevo ritmo para la vida humana: la racionaliza y la colectiviza, la enmarca primero en planes trienales o quinquenales, y despus en balances econmicos, en cifras de productividad y de consumo... Acelera el tiempo de modo desconsiderado y, con la ilusin de liberar al hombre, en realidad lo hace esclavo de las mismas estructuras que ella desarrolla, cambia o suprime sin tener en cuenta a la persona humana, si no es en cuanto sirve para la realizacin de los planes preestablecidos. Esta concepcin del tiempo, propia de una mentalidad capitalista, se acenta en cuanto a su negatividad en la mentalidad marxista: aqu encontramos la concepcin de un tiempo cerrado en s mismo, porque est deliberadamente separado de toda posible relacin con la eternidad. En este sentido es absurda la concepcin del tiempo propia del atesmo, que fabrica un tiempo catico y espantoso; aqu el hombre no tiene nunca tiempo, ya no tiene tiempo, porque no tiene el punto de referencia atemporal, que es Dios, del que deriva el tiempo.As tambin diversas corrientes filosficas contemporneas, que hacen sentir su influjo en la literatura, en el cine, en el modo de pensar de muchas personas, bloquean al hombre en una temporalidad plana y descolorida.Los ejemplos podran continuar. Basta haber llamado la atencin sobre algunas concepciones profanas del tiempo para comprender el salto cualitativo que existe entre stas y la interpretacin autnticamente "sagrada" del tiempo.2. INTERPRETACIN SAGRADA. Entendiendo sagrado en la acepcin de lo autnticamente sagrado, que da la primaca al Dios Uno-Trino en cooperacin con la accin libre del hombre, la humanidad conoce una sola interpretacin del tiempo. En otros trminos: como es nica la revelacin por excelencia y es nico el Dios tripersonal, as tambin es nica la autntica interpretacin del tiempo.Histricamente hablando, encontramos dos grandes perodos, correspondientes a los dos Testamentos o bien a los pactos de alianza entre Dios y la humanidad; pero de hecho se trata de una sola realidad, en cuanto que el AT es slo una sombra de la luz que es el NT. Ahora bien, la interpretacin de que hablamos considera el tiempo como desarrollndose desde "en el principio exista el Verbo, y el Verbo estaba con Dios" (Jn 1,1) pasando por "al principio cre Dios" (Gn 1,1), hasta la plenitud de los tiempos (Gl 4,4). Como atestigua la Sagrada Escritura, en la presente oikonomia, es decir, en el plan concreto de salvacin, nico entre los infinitos planes que le eran posibles, Dios discurre y realiza libremente, de acuerdo con los hombres que escoge, una serie de hechos que se manifiestan en determinados momentos o acontecimientos (kairi). Todos estos momentos en conjunto se ordenan entre s con vistas a la realizacin de un proyecto divino [->I Misterio]. Hay momentos o acontecimientos que, con respecto al vivir de la humanidad, pertenecen al pasado, otros pertenecen al presente o al futuro salvfico [-> Historia de la salvacin]. El verdadero tiempo proviene de la sucesin y de la recproca dependencia de los acontecimientos de salvacin (kairi). Un nuevo acontecimiento no elimina al precedente, sino que lo lleva hacia su plenitud, hasta el momento del kairs por excelencia: Jess histrico/Cristo metahistrico, que, como "plenitud de los tiempos", da pleno sentido a la dimensin temporal, espacial y creatural. Dado que la creacin del mundo est incluida en el perodo que tiene como cumbre y centro el kairs Cristo (cf Ef 1,10) ', su mismo realizarse, completarse y palingnesis (paso de la antigua a la nueva creacin, a la aparicin de los cielos nuevos y la tierra nueva: cf Ap 21,1-8; 2 Pe 3,13) tiende progresivamente al schaton [-> Escatologa].En este sentido el paradigma del tiempo sagrado se atiene al siguiente esquema: pone el acento en el hecho epifnico del Seor como comienzo de la plenitud de los tiempos y tiene su cumbre en el acontecimiento histrico de la pasin-muerte de Cristo, contiguo con el kairs histrico-metahistrico de su resurreccin y del envo del Espritu a la iglesia, es decir, en el I misterio pascual.Es obvio que la concepcin sagrada del tiempo la cual, repetimos, es nica: no puede haber otras que sean autnticas, al chocar con las diversas culturas, asume clarificaciones, profundizaciones y tonalidades diferentes. Los intentos de comprender la historia de la salvacin han sido diversos, datan del comienzo del cristianismo y continan a lo largo del fluir de los siglos. La reflexin sobre la historia de la salvacin se basa y a veces est condicionada por concepciones filosficas y filosfico-teolgicas que pretenden comprender ms a fondo el dato revelado.De estos datos apenas aludidos, pero cuyo sentido se puede intuir fcilmente, se comprende cmo tanto el desarrollo cuanto el diversificarse de las connotaciones de tiempo sagrado en las diversas generaciones y culturas cristianas estn en estrecha relacin con las grandes reflexiones teolgicas sobre el misterio de la salvacin. Basta, por ejemplo, tomar en consideracin la expresin mysterium salutis y estudiarla a la luz de los padres occidentales. Se ve inmediatamente que, en general, entienden salus como algo definitivo, seguro, decisivo, terminado, cumplido, al tiempo que advierten que la realidad mysterium encierra un contenido que se mueve en el mbito, diramos nosotros, de lo dialctico . Por otra parte, estos padres advierten de modo reflejo que la salvacin tiene su causa fontal y teleolgica en Dios. Esto obliga a tomar conciencia de lo siguiente: afirmar la existencia de una historia salvfica equivale a afirmar que la salvacin se realiza por medio de actos humanos libres y contingentes, con los que el hombre construye su historia, que es historia de salvacin por iniciativa y por ayuda de Dios.La interpretacin sagrada de la realidad tiempo proveniente de la revelacin hizo comprender al pensamiento oriental antiguo que la historia no obedece a la ley del retorno cclico del tiempo csmico, que devora y consume inexorable e ineluctablemente todo, sino que est orientada fundamentalmente por el proyecto de Dios, que se desarrolla y se manifiesta en ella. La historia es una constelacin de acontecimientos que tienen un carcter nico y que no se repiten, sino que se depositan en la memoria-anamnesis con su propia virtualidad y eficacia salvfica. En las concepciones religiosas paganas el tiempo no es sagrado; aunque se piense que, con la repeticin de unos hechos, ordenada por las denominadas religiones, un hecho particular pueda reproducir la historia primordial de la divinidad (o de los dioses), como acontece en los ciclos repetitivos de la naturaleza. Con la revelacin del nico Dios, completada en y por Jesucristo con la fuerza del Espritu, el concepto y la realidad del tiempo se hacen realmente nuevos. La obra de Dios Uno-Trino se manifiesta efectivamente en una historia sagrada por medio de los acontecimientos de que aqulla est hecha y cuya virtus proviene del hecho de que siempre son acontecimientos tendricos, divino-humanos. Por esto el tiempo, en el que se insertan los hechos de Dios para el hombre y con el hombre, tiene en s un valor sagrado. En efecto, el tiempo no es sagrado porque repita el tiempo primordial en el que Dios cre, el Verbo se hizo carne, Cristo muri en la cruz, el Espritu descendi sobre la iglesia, etc., de una vez para siempre, sino en cuanto que Dios vivifica las virtutes de estos acontecimientos, y la humanidad (la cristiandad y los que a ella se orientan) celebra su memoria al tiempo que las etapas del plan de Dios se suceden, cada una con su significado particular, para bien de todos los fieles en la iglesia y para gloria de la Trinidad.Lo que da un sentido a todos estos puntos del tiempo (o bien: acontecimientos, kairi) no es el conjunto de factores histricos que se entrecruzan, sino exclusivamente la intencin divina que los ha orientado hacia Cristo "sator temporum", "plenitudo temporum", alfa y omega, principio y final (cf Ap 1,8; 21,26; 22,13). Es significativo en este contexto el rito de la preparacin del cirio en la vigilia pascual, donde se proclama solemnemente: "Cristo ayer y hoy. Principio y fin. Alfa y omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A l la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amn".La verdadera concepcin del tiempo es la sagrada: es el fruto genuino de lo Eterno-en-el-tiempo existencial: la revelacin. Cuando ms tarde la revelacin fue llevada a su plenitud por el enviado-mesas-revelador Cristo es decir, cuando el Verbo eterno se hizo hombre sin dejar de ser eterno, entonces los hechos que l realiz y dej a su cuerpo mstico asumieron la doble caracterstica de la temporalidad y de la supratemporalidad. La sacralidad del tiempo proviene de la conmemoracin [1 Memorial] de los acontecimientos de salvacin que, superando el tiempo, son siempre copresentes; de la presencia continua del acontecimiento que resume todo en s: Cristo [-> Jesucristo, II, 2], y de la pertenencia de todo pasado-presente al futuro escatolgico ya comenzado [-> Escatologa]. El tiempo autnticamente sagrado atestigua que la salvacin es una realidad que se actualiza continuamente. Es precisamente el medio a travs del cual la economa divina se realiza. Pero si sta se despliega en la historia, est claro que tambin en la historia se debe desarrollar el sucederse de los misterios que se realizan histricamente en la sucesin de los hechos, de los que el tiempo autnticamente sagrado se hace garante, haciendo su memorial (concebido sin embargo no como algo esttico, sino dinmico), un memorial donde aletea el Espritu de Cristo: hombre-Dios, tiempo-eternidad, principio y fin, simultnea e inseparablemente.Se comprende entonces cmo las caractersticas del tiempo autnticamente sagrado lo definen como tiempo litrgico. El tiempo pertenece al Cristo liturgo. En l, Cristo est presente y acta. En Cristo alcanza su verdadero valor.

II. El tiempo est enraizado en el misterio "Cristo-tiempo" El cmputo del tiempo se realiza segn parmetros humanos; pero stos son relativos, mutables, contingentes. Por tanto, el tiempo es una realidad secundaria por el hecho de que est en relacin con algo que est fuera del tiempo y que es lo que le confiere un significado. Para los cristianos el tiempo no encuentra algo, sino a Alguien que le da sentido pleno: Cristo. Quien divide el tiempo en ritmos diarios, semanales, anuales, etc., es Cristo. El tiempo pertenece a los cristianos porque es de Cristo. Los siglos, el ao, la semana, los das, las horas, los instantes son de los cristianos porque pertenecen a Cristo, que vive "por los siglos de los siglos"'; a aquel que da sentido al ao por haber sido puesto en su centro; a aquel que marca el ritmo de las semanas con ese da que es de tal modo suyo que se llama -> domingo (dies Domini); a aquel que es el hoy con el que la iglesia celebra los -> sacramentos y la -> liturgia de las Horas; a aquel que da sentido a cada pulsacin del "corazn de los fieles". En otras palabras, el tiempo pertenece al cristiano como el cristiano pertenece a Cristo. Por l el cristiano toma conciencia de que, en el tiempo que Dios le concede, tiene todo el tiempo necesario para hacer lo que Dios desea que haga. Porque el cristiano tiene el tiempo que es Cristo. Y Cristo, para el cristiano, lo es todo. Nadie debe maravillarse de la existencia de tantas concepciones equivocadas del tiempo, por las que el cristiano corre el peligro de sentirse abrumado: dado que la verdad es una, est claro que el error puede ser mltiple; dado que la verdad es Uno, es normal que los que se equivocan sean muchos. La verdad es Cristo. El es en el tiempo. El est presente hasta la consumacin de los tiempos. Se comprende por tanto cmo el tiempo encuentra su origen, su desarrollarse y su completarse en el misterio de Cristo-tiempo por mltiples razones.1. EL TIEMPO EST ORDENADO A MANIFESTAR LA BONDAD DE DIOS. Los cristianos de la iglesia oriental han afirmado a menudo que estudiar teologa es tomar conciencia refleja de la oikonoma, es decir, de la serie de hechos, de acontecimientos mediante los cuales Dios entra en la vida del hombre, y que estn relacionados entre s por la Sabidura divina con vistas a una finalidad especfica. El ms llamativo entre los momentos de salvacin es la creacin del hombre a imagen de Cristo. El ms dinmico y operativo, o tambin el ms sorprendente y eficaz, es el acontecimiento del Verbo hecho carne. La expresin de Len Magno: "Admirablemente lo creaste, ms admirablemente lo redimiste", podra ser explicada as: "En el principio Dios dijo: Hgase. Dijo: Hgase bien en todas sus partes. Y se hizo bien! Despus, por obra del primer Adn, se destruy todo el bien y vino la ruina. Y Dios volvi a decir: Hgase de nuevo. Dijo: Hgase de nuevo bien en todas sus partes. Y fue hecho de nuevo mejor. Por obra del segundo Adn se rehizo cada parte de bien. Fue hecha la alegra de la creacin. Fue hecha la gloria de la creacin. Y habit entre nosotros en persona, en el tiempo, una vez, para la continuidad de siempre". La bondad de Dios se manifiesta en la humanidad y benignidad de nuestro Salvador, por medio del cual todo ha sido creado (cf Tit 3,4; Col 1,16).Todo esto lo explica Pablo, que fija su mirada en Cristo hombre-Dios, en el Cristo de la carne y de la gloria, en el Seor que entr en el tiempo a travs de una mujer (Gl 4,4), pero que es siempre y sobre todo "el Hijo propio de Dios" (Rom 8,32), el Seor. El Padre es creador, pero en su unignito Hijo Jesucristo. Pablo profesa en 1 Cor 8,6: "Hay un solo Dios, el Padre, del que proceden todas las cosas y por el que hemos sido creados; y un Seor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros por l". Es ms, en la carta a los Colosenses, Pablo precisa y encuadra este tema: "El cual es imagen de Dios invisible, primognito de toda la creacin, porque por l mismo fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra, lo invisible y lo visible, tanto los tronos como las dominaciones, los principados como las potestades; absolutamente todo fue creado por l y para l" (1,15-17). Y el autor de la carta a los Hebreos (1,2-3) afirma: "(Dios) nos ha hablado por el Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas, por quien hizo tambin el universo. Este, que es el resplandor de su gloria y la impronta de su sustancia, sostiene todas las cosas con su palabra poderosa". Por otra parte, el prlogo juanista acenta la misma realidad cuando afirma: "Todo fue hecho por l; en l estaba la vida, y la vida es la luz de los hombres... Estaba en el mundo; el mundo fue hecho por l" (Jn 1,3-4.10).En la prctica, los textos de la -> eucologa, que en la -> celebracin hacen una exgesis viva de la palabra de Dios, subrayan la centralidad de Cristo en la realidad de la creacin. En el credo profesamos nuestra fe en el nico Seor Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas. En el canon romano rezamos: "Por Cristo Seor nuestro. Por l sigues creando todos los bienes, los santificas... y los repartes entre nosotros". Y el antiguo himnario reza: "Cristo, rey y creador para siempre"; "Cuando lleg la plenitud del tiempo sagrado, el Padre envi al Hijo, creador del mundo, rey eterno de los escogidos, creador de todas las cosas".Y, en el Verbo, el Padre piensa y crea el tiempo. El Padre crea el tiempo y da el tiempo al mundo mediante el Verbo, llamado por el himno de los domingos de cuaresma (oficio de lecturas) "omnium rex atque factor temporum". As, el tiempo est ordenado en su totalidad a realizar y manifestar la riqueza del pensamiento-palabra de Dios creador, hacedor del sucederse del tiempo, hecho l mismo tiempo. La Trinidad planea y realiza la encarnacin del Verbo eterno en el tiempo para poder manifestar a todos el amor, que es el constitutivo de Dios.2. LO ETERNO INVADE EL TIEMPO: LA ENCARNACIN. INICIO DEL CUMPLIMIENTO DEL MISTERIO. La encarnacin es el milagro de los milagros, en el que se realizan las obras maravillosas de Dios. En Mara la voluntad de Dios se encuentra con la de la humanidad. En el seno de la Virgen Mara y a travs de su maternidad virginal se cumple el tiempo de la salvacin, ya que en aquel da una mujer se convirti en la madre de Dios.La creacin del tiempo es querida por Dios porque est destinado a ser tiempo de salvacin, en el que nacer el Salvador, que cumplir en s el misterio pascual.Dios crea el tiempo y se lo da al mundo a travs del Verbo; lo da como el cauce que debe recibir a aquel que es la plenitud de los tiempos: Cristo Jess. El Oriente cristiano se detiene especialmente en su liturgia en la epifana completa de las mirabilia Dei, que tienen su comienzo en Cristo por medio del Espritu. En la humanidad de Jesucristo se manifiesta la divinidad (fiesta de la teofana, epifana, doxofana, agapetofana). El Occidente cristiano prefiere ver en el Seor-Kyrios la humanidad-benignidad de nuestro Salvador (solemnidad de navidad).Oriente acenta adems la fiesta de la cruz y el preanuncio litrgico-histrico de la fiesta de la transfiguracin, que tiene implicaciones epifnicas con la cruz y la resurreccin, con el envo del Espritu y la parusa. Occidente, especialmente en el marco de las liturgias ambrosiana y galicana, acenta la parusa. El reino eterno de Dios es la etapa final extratemporal de la historia de la salvacin que ha comenzado ya en el aqu y ahora ("hic et nunc") del tiempo sagradoCon la encarnacin del Verbo comienza la mayor irrupcin que haya acontecido nunca de lo eterno en el tiempo de la historia humana: Dios mismo habita en el seno de una virgen, toma un cuerpo como el nuestro, est en medio de los hombres sus semejantes, de modo que todo el universo encuentra ahora su centro no slo en Dios, sino en un hombre que es Dios. A travs del tiempo de la salvacin se haban preparado los caminos hacia Cristo. Su venida, su venir a acampar entre nosotros, da comienzo al viraje de los tiempos, el cual puede as superarse a s mismo y por-en-con Cristo hacerse un continuo presente de salvacin. En este sentido, el tiempo autnticamente sagrado se convierte en tiempo litrgico, mediante el cual el Dios atemporal acta en el tiempo con las mismas acciones salvficas que Cristo ha realizado en continuidad con la obra de lo eterno en el tiempo. La historizacin de esta obra comenzada en la encarnacin tiene su cumbre en la pascua-pentecosts cristiana. Las acciones llevadas a cabo por Cristo en un determinado momento histrico son realizadas, en el tiempo litrgico que es el Cristo-tiempo, en una actualizacin que es a la vez histrica y metahistrica, humana y divina, temporal y supra-temporal.3. CRISTO EN EL TIEMPO. Con Cristo viene la novedad absoluta, el primer principio, el restablecimiento radical de la relacin entre la humanidad y su creador, ahora ya fundado no slo en el hecho de que Dios se quiera donar, sino en el Dios-encarnado que se ha donado efectivamente. Puesto que el Verbo se hace hombre, entra en la existencia temporal con todas las relaciones que la sitan y la limitan. Pero dado que este ser humano es tambin el Verbo eterno, se convierte inmediatamente, hasta en su existencia temporal, "ya que en l quiso el Padre que habitase toda la plenitud" (Col 1,19), en plenitud de la divinidad, de la eternidad, de lo universal, y en plenitud de la humanidad, del tiempo y de lo particular.El que es principio, centro y fin del tiempo csmico en su totalidad se convierte en aquel en quien todo nace, subsiste y se consuma; se convierte en el tiempo verdadero, pleno, que tiene sentido: el ayer, el hoy, el siempre; el aqu, el ahora; el alfa y la omega. Es el eterno siempre personalmente comprometido en el devenir y que, en su humanidad, funda, inicia y mide el tiempo.Es preciso comprender bien el "ephapax", el "semel", el "de una vez para siempre" de Heb 7,27; 9,12; 10,10, que incluye en s la idea de una continuidad supratemporal. En efecto, es de una vez para siempre como Cristo ha realizado el "hapax", es decir, la nica realidad, el misterio pascual. Cristo, llamado alfa y omega, est en el origen y en el trmino de todas las cosas que son, que fueron y que sern. Una sola vez enviado por el Padre, apareci entre nosotros. Una sola vez nacido, muerto, resucitado, ascendido al Padre, entronizado en los cielos, sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros. Una sola vez el Verbo se hace carne, la eternidad se hace tiempo, para dar al mundo, por medio de su humanidad, ser, sentido y valor. Por esto, como la eternidad fundadora del tiempo est literalmente presente y es eficaz en Jesucristo, lo eterno en persona crea el mundo temporal y hace surgir el tiempo como medida de toda la existencia. El tiempo del mundo est ya ahora y para siempre, en todas sus partes y en su totalidad, fundado, puesto y medido por Jesucristo. Cristo, compendio de la salvacin, el Salvador, el misterio, o sea, el plano de la salvacin proyectado por la Trinidad y realizado en l, es la fuente nica y simple de toda la inteligibilidad del mundo. La presencia de lo eterno en el tiempo debe comprenderse como la asuncin del tiempo por lo eterno, como la recreacin del tiempo en su funcin ms radical, como el comienzo del tiempo de la salvacin para todos los hombres. Y este aspecto de asuncin, de transfiguracin, de consagracin del tiempo, constituido por Jesucristo, es necesariamente nico, porque es la nica trama: de lo eterno y del tiempo; del Creador y de su creacin; del Salvador con los salvados; de la Liberacin con los liberados.La venida del Verbo encarnado es, por tanto, el acontecimiento escatolgico por excelencia. Puesto que lo eterno se hace presente en el tiempo, los primeros tiempos se cierran, se inauguran los ltimos tiempos; nace una alianza nueva y eterna. En este sentido, los ltimos tiempos son el mismo Jesucristo, en cuanto que en l se cumple el misterio total de la salvacin, ya que el "Salvador del mundo" es el mismo "ayer y hoy y lo ser por siempre" (Heb 13,8). As la salvacin es historia plena, que pasa por la humanidad de Cristo. Cristo contiene en s mismo todo el misterio, en cuanto que en su humanidad el proyecto eterno de la salvacin se realiza totalmente por medio de la presencia y de la accin divina en l. El misterio de Cristo es el fin al que tenda desde el comienzo el plan de Dios; y al mismo tiempo es el principio concreto de la salvacin que Dios quiere comunicar a los hombres. El misterio de Cristo es, por esto, el centro y la cumbre de la historia de la salvacin, que solamente en l encuentra su actualizacin plena y su razn de ser.

4. CONSECUENCIAS PARA LA VIDA DE LOS FIELES. La autntica concepcin sagrada del tiempo est unida a Cristo-tiempo, ha sido comprendida as progresivamente, y lo ser cada vez ms de modo reflejo, por las diversas generaciones de cristianos. stos, sin embargo, vivieron, viven y vivirn la realidad de Cristo-tiempo a travs de la liturgia. La historia misma de la comunidad cristiana primitiva testimonia cmo el tiempo estaba marcado por los ritmos diarios de oracin (cf He 1,14; 3,1; 10,9; etc.) y por los semanales con referencia al "da del Seor" (cf Ap 1,10), que sustitua al "da de Yav" del AT (cf Am 5,18; Jl 2,1; Sof 1,7; etc.) al llevarlo a su cumplimiento escatolgico. En efecto, el concepto de parusa o de tiempo ltimo-escatolgico equivale al tiempo de la intervencin de Dios, proyectado por l mismo (Dan 2,21; 7,12), equivale al momento en el que la intervencin de Dios se concretar (Dan 9,2.24-27; MT 24,3). A este respecto es muy conocido el pasaje del Eclesiasts 3,1-13, que confirma que el hombre no puede conocer los fines de Dios en el mundo. Hasta que el orden preestablecido comience a realizarse: desde entonces en adelante se perpetuar la salvacin para todos los hombres. Esto se realiza en el Cristo vida, presente en el tiempo hasta el fin de los siglos, credo, celebrado y vivido por el creyente en una relacin de intimidad. La intimidad con el Seor, dueo y hacedor de todos los tiempos, no puede ser coartada por ningn tiempo, segn el principio: "Omnium temporum Dominator non adstringitur spatiis temporalibus".El vivir del fiel es tiempo de Cristo, por lo que el tiempo es para Cristo y Cristo es el todo. En Cristo ya no hay distancia temporal; slo hay presencia ntima. En l ya no hay pasado, sino siempre y slo presente. Con l se est proyectando hacia el futuro. No se tiene nostalgia del pasado, sino del futuro. Es el ya, pero todava no manifestado como tal; es el ya y todava; es el ya pero todava ms. Del impacto de lo eterno con el tiempo se desprende la presencia de Cristo en el tiempo y se profundiza en la unin con l, que se prolonga en lo eterno. Paradjicamente, el tiempo, desde que con Cristo sumo y eterno sacerdote se convierte en tiempo litrgico, se trasciende a s mismo. Por otra parte, el pensamiento del Padre, concretado y realizado por nosotros en Cristo (nos eligi en l: Ef 1,4) en virtud del Espritu Santo, es tal que no nos piensa separados de Cristo. Y por ahora nosotros no podemos permanecer fuera del tiempo, que es l: el Seor.El tiempo para la liturgia es la actualizacin crono-ontolgica de la nica ley: todo en Cristo (cf Ef 1,10). La coordenada normal en la que vive el fiel el tiempo-- est en manos de Cristo, es de Cristo: se vive slo para l, en l y con l.

III. El tiempo litrgico: historia de la salvacin-que-continaEl Verbo eterno por su encarnacin se ha introducido no en un tiempo abstracto o mtico, sino en el tiempo de la historia de los hombres, haciendo de l un tiempo de historia de salvacin real y siempre actual. En efecto, nosotros "llegamos a ser partcipes de Cristo" (Heb 3,14) en el momento en que l "particip de la misma carne y sangre" (Heb 2,14), hacindonos entrar en ese su hoy, que constituye el cumplimiento en el tiempo de esa salvacin de la que l es portador y que es un hecho de todos los das durante todo el tiempo en que ese hoy se proclama.1. LA LITURGIA: TIEMPO DE "HISTORIA" DE LA SALVACIN. El trazado de la historia de la salvacin contenido en la biblia se vive en la liturgia: la liturgia propone un comentario vivo de la biblia en toda la plenitud de su significado, que se articula en etapas salvficas, las cuales son el despliegue orgnico de la memoria de los misterios de Cristo, que se resumen en el nico ->I misterio pascual, y la -> celebracin de esos misterios bajo los diversos aspectos de cada uno de los acontecimientos de la vida histrica de Cristo. Efectivamente, la afirmacin de Agustn: "Dado que Cristo es la palabra de Dios, tambin un hecho de la Palabra es palabra de salvacin para nosotros", no se comprende en la liturgia de modo intelectual o notico, sino de modo concreto y operativo. Es decir: no slo somos partcipes de Cristo, sino que cada uno de sus hechos o palabras son para nosotros fuente de salvacin, porque participamos en ellos a travs de la liturgia. La liturgia es la exgesis perenne que en el transcurso de los siglos es capaz de hacer una presentacin unificada, progresiva, dinmica y real de los contenidos bblicos. Esta presentacin no es slo persuasiva, sino que hace comprender que el cristianismo no es tanto una doctrina que se debe creer cuanto una realidad viva y operante, una historia, la nica grande y verdadera historia de la salvacin. La liturgia es el momento de esta historia-que-contina.En este sentido, la constitucin sobre la liturgia del Vat. II afirma que "las riquezas del poder santificador y de los mritos del Seor" se hacen "presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvacin" (SC 102). Con esto se dirige la atencin hacia la realizacin y actualizacin del misterio que es Cristo, misterio que est unido a la eficacia de las acciones que el mismo Cristo ha realizado y realiza. Y las acciones del Seor son esas acciones mediante las cuales se revela y realiza el plan divino de la salvacin. El, el Seor, persigue y prosigue en el tiempo el camino de inmensa misericordia que inici en su vida mortal. Mediante la liturgia toda la iglesia puede realizar con Cristo, un ao despus de otro, su camino hasta la victoria final y recorrer una a una las principales etapas del misterio de Cristo, para conformarse as, progresivamente, con su imagen.2. LAS "JUSTIFICACIONES" DEL TIEMPO LITRGICO. El tiempo, en la autntica acepcin de tiempo sagrado, es tal por la presencia de Cristo en l. Es ms, el Verbo hecho carne por obra del Espritu, Cristo, el ungido por excelencia, rey y sacerdote, llena el tiempo dndole su sentido pleno y definitivo. Este sentido est en relacin con el sacerdocio de Cristo, porque el tiempo, desde la encarnacin del Verbo hasta siempre, sirve para dar gloria al Padre, en Cristo-tiempo, por el poder del Espritu. Pero como es Cristo el que ascendi a los cielos y est sentado a la derecha del Padre, entronizado en los cielos (Heb 9,12) (= en la eternidad) de una vez para siempre, lleva a una dimensin eterna la gloria que el hombre junto con todo lo creado debe dar a Dios. El tiempo asume una dimensin litrgica. Est lleno de la gloria del Padre, que es Cristo. Es por el poder del Espritu cmo en el tiempo litrgico se da la posibilidad, a todo hombre que se haya convertido en fiel, de configurarse y de conformarse con Cristo, de recorrer su trayectoria humana y ponerse en contacto con cada uno de sus misterios, que tienen para cada persona una ejemplaridad y una eficacia inagotable. La linfa de la vid se transmite a los sarmientos; la vida de Cristo cabeza pasa a los miembros de su cuerpo mstico.A travs del tiempo litrgico, organizado de modo que se repita anualmente, es como pueden realizarse para el fiel algunas realidades tpicas, que son el fundamento de la comprensin del ao litrgico tanto globalmente considerado como vivido en cada una de las solemnidades, fiestas, memorias o ferias o en el fluir de los tiempos fuertes (adviento-navidad-epifana; cuaresma-pascua-pentecosts) y de los tiempos dbiles (tiempo ordinario o per annum). Teniendo como elementos bsicos la polarizacin sobre la persona de Cristo y sus misterios y la atencin a los imitadores de Cristo (los santos: ciclo santoral), el ao litrgico realiza ante todo, de modo gradual y progresivo, la ley de la imitacin de la vida de Jess. En efecto, los fieles del Seor, aceptando el don del Padre y la obra continua del Espritu, deben reproducir perfectamente en s mismos, imitndolo, a Jesucristo. Jess nos dice que le sigamos (Mt 26,14; Mc 8,34; Jn 12,26), y pone a los discpulos una meta de perfeccin: el Padre (Mt 5,48). A su vez, Pablo inculcar a la iglesia primitiva la misma ley: la de la imitacin (mimesis) de Cristo (cf 1 Cor 4,15; Ef 5,11; Flp 3,17; 1 Tes 1,6). La liturgia lleva este precepto a la prctica de un modo que le es exclusivo.La imitacin, en cuanto es posible, implica que se revivan las acciones salvficas realizadas por Jess en la tierra (sus misterios): la principal entre todas es el nico gran acontecimiento de la muerte-resurreccin de Jess con el don del Espritu [-> Misterio pascual]. A este respecto encontramos en los padres de la iglesia expresiones como: "Lo que sucedi una vez en la realidad histrica, la solemnidad [litrgica] lo celebra de modo que se repita y as lo renueva en el corazn de los creyentes" (Agustn); "Cuntas fiestas litrgicas para cada uno de los misterios de Cristo!" (Gregorio Nacianceno). Porque toda fiesta litrgica tiene en s una fuerza-virtus: "Ese da no pas de modo que haya pasado tambin la fuerza ntima de la accin (virtus operis) que realiz en aquel tiempo el Seor" (Len Magno).Pero si por una parte el misterio de Cristo es rico y mltiple, nuestra naturaleza humana es limitada en sus posibilidades. Precisa considerar lentamente en todos sus detalles, en todos sus aspectos, el misterio total que es Cristo, para penetrar mayormente en su conocimiento, para ser estimulada a la adhesin, para conformarse integralmente a su imagen, para crecer progresivamente en gracia y en sabidura como l y en l, mientras que aumenta el nmero de sus aos. Y el estar cada persona inserta en el tiempo la configura ya implcitamente con el Hijo. La encarnacin del Verbo del Padre aconteci en la carne y, por lo tanto, tambin en el tiempo: es hacerse-temporal, sumergirse en el tiempo. La encarnacin no perturb el ritmo natural del tiempo ni provoc la parada del proceso natural del apremiar el tiempo, ni el crecimiento del cmputo cronolgico. Por el contrario, consagr el tiempo, renovndolo y haciendo de l algo nuevo (se comprende entonces nuestro modo de contar los aos [de salvacin] a partir del nacimiento de Cristo).Para la vida del fiel, el tiempo no es simplemente un conjunto de coordenadas que, como un marco, encuadran sus propios hechos. El tiempo forma parte de la existencia de la persona, que est inmersa en l, junto con todo lo creado, en el sucederse de das, aos y siglos. El Verbo, al asumir la naturaleza humana, asumi todo lo creado y lo restaur, santificndolo, infundindole la posibilidad de dar gloria plena y perpetua al Padre. Los das, los aos y los siglos entran tambin en el nuevo movimiento imprimido por el Redentor del universo. Se comprende, por tanto, cmo el tiempo, a partir del hacerse-temporal de lo eterno, se convierta en sacramentum, o sea, signo eficaz de los misterios que Cristo realiz. El ao litrgico transfigura todos los das de los fieles al elevarles y hacerles instrumentos eficaces de conformacin con l, el Seor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Es ms, es el tiempo litrgico el que, en un hoy (hodie) perenne, tiene la capacidad de imprimir su ritmo y de medir la existencia rescatada y redimida.3. HACIA UNA ESPIRITUALIDAD DEL "TIEMPO LITRGICO". Si el tiempo en manos de la liturgia se convierte en historia de la salvacin, el tiempo litrgico es la sedimentacin privilegiada de las experiencias bblico-eclesiales que el Espritu Santo (que es la memoria experiencial de la iglesia, porque es su nimo y su alma) confa a la iglesia en los fieles y a los fieles en la iglesia. El tiempo litrgico es un continuo l memorial del sucederse y continuarse de hechos histrico-salvficos que se concretan en repetidos encuentros con Cristo, Seor del tiempo y de todo y de todos " por el poder del Espritu. El memorial del futuro anticipado y del pasado vivido se hace eficaz en el presente litrgico. El tiempo litrgico ofrece a cada fiel la posibilidad de insertarse de un modo nuevo en el acontecimiento fundamental que es el misterio de Cristo, y simultneamente introduce el acontecimiento salvfico en la vida de cada fiel. El tiempo litrgico llega a ser la interiorizacin eclesial del misterio convivido con Cristo, en cuanto l est presente y acta en el tiempo: interiorizacin y perpetuacin de cuanto ha sido realizado en Cristo, por Cristo, para Cristo y con Cristo. Y al par el tiempo litrgico es el espacio privilegiado de la accin del Espritu Santo, que en la celebracin del ciclo litrgico actualiza los misterios de Cristo; y es el "actuar-operar" del Espritu del Resucitado, que hace y acta en nosotros lo que Cristo ha vivido y vive en la iglesia.El tiempo de la liturgia es el tiempo del hoy de la gracia.

IV. El misterio de Cristo en el ciclo anualEs pensamiento comn en los padres que en el ciclo que se repite cada ao se reactualiza para nosotros el misterio de nuestra salvacin; misterio que, prometido desde el origen y llevado finalmente a cumplimiento, se prolongar sin tener nunca fin. De este punto de vista se hace eco, por ejemplo, el himno de las segundas vsperas de navidad: "Hic praesens testatur dies, currens per anni circulum". Frente a semejante comprensin cclica, podra surgir, si no propiamente una duda, s al menos una cierta confusin respecto a lo que hemos afirmado ms arriba: que el tiempo litrgico est claramente en posicin de superacin de las concepciones profanas del tiempo, muchas de las cuales estn en una estrechsima relacin con una comprensin cclica del cosmos. Por otra parte, tambin hemos recordado ms arriba un dato de hecho: la encarnacin del Verbo significa que lo eterno se hace-temporal. Y el Verbo, as como asume la naturaleza humana, tambin asume la dimensin temporal, renovando la una y la otra. Si despus se aade que ni Cristo pretende someterse a ninguna formalidad, ni siquiera a las formalidades temporales propias de la antigua economa, a su vez unida a una determinada praxis marcada por ritmos temporales, ni la iglesia ha tergiversado el pensamiento y la voluntad de su Esposo al organizar el ao litrgico, entonces se deben buscar otros fundamentos, adems de los ya indicados [I supra, III, 2], para una comprensin ms adecuada del tiempo litrgico.1. UNA RESPUESTA BBLICA A LA REALIDAD DEL TIEMPO LITRGICO. A primera vista parecera que el NT niegue la legitimidad de organizar el tiempo litrgico tal como la iglesia lo ha hecho. Esta afirma que quiere celebrar "la memoria sagrada de la obra de la salvacin realizada por Cristo en das determinados durante el curso del ao" Si al ojo del profano el ao litrgico aparece como un conjunto y una sucesin de solemnidades, de fiestas y de memorias, es muy diferente su verdadera finalidad. Quiz tambin los fieles podran quedar afectados al escuchar las lecturas de percopas del evangelio segn Juan, el cual traslada de un modo sistemtico y regular los hechos realizados por Jess a la Jerusaln de los das de fiesta (cf Jn 2,13.23-25; 11,54ss; 11,12ss; 13,1: pascua; Jn 5,1; 7,14.37; 8,2; fiesta; Jn 10,22: dedicacin) para indicar el cumplimiento pleno de esas fiestas en Cristo y, por tanto, su fin. Es ms, Pablo, al descubrir que los glatas observaban das, meses y aos, siente surgir en l la duda de haber trabajado en vano entre ellos (cf Gl 4,10), porque las fiestas, los novilunios y los sbados son sombras del futuro, cuya realidad es Cristo (Col 2,16). Sin embargo, lo que el Apstol combate es la manera, el espritu anacrnico y formalista en la observacin de fechas y fiestas. Los glatas demostraban no comprender que aquellas celebraciones comprometan la fe cristiana. A la luz de la polmica explicitada por Pablo, y ya presente implcitamente en Juan, contra la observancia de fechas y fiestas, surge la necesidad de superar concepciones farisaicas y formalistas en torno al modo de vivir el tiempo, para entrar en la perspectiva introducida por Cristo a propsito del tiempo.En otras palabras: cuanto la iglesia, que por medio de la liturgia es intrprete veraz y verdica de la voluntad de Cristo, realiza en el ao litrgico no es algo simplemente circular y vaco de significado. Bajo un orden y una determinacin temporal, en el ao litrgico est presente el conjunto de todas las acciones salvficas de Cristo, que engloban toda la historia de la salvacin, desde sus orgenes en la ya implcita revelacin en la creacin hasta su cumplimiento final, en el que, por medio del Cristo glorioso, todo el mundo formar el reino de Dios, el pueblo santo de adquisicin, el hombre nuevo, perfecto, formado a la medida de la plenitud de Cristo (cf Ef 4,13). Pero para que esto suceda, el hombre no slo debe recibir la revelacin del plan de Dios (aspecto de la aceptacin del don), sino que debe llegar al mismo Cristo como plan salvfico revelado, es decir, participar en el misterio de Cristo (aspecto del don conquistado y explotado) a travs del desarrollo cclico del ao, que es figura de todo el ciclo-de-la-redencin que Cristo realiz en s mismo desde la encarnacin hasta pentecosts y que todava tiende a su realizacin definitiva por medio de su segunda venida en la gloria. Este desarrollo del plan de la redencin es el verdadero ao de la salvacin, a imagen del cual se ha dispuesto el ao litrgico. Por otra parte, Cristo en la sinagoga de Nazaret, aplicndose a s mismo la profeca de Isaas, haba proclamado como realizada en l mismo la liberacin sagrada del ao jubilar, indicando su propio tiempo y toda su actividad como el ao santo de la liberacin (cf Lc 4,16-21). De este ao de la redencin, que contiene todo el tiempo de Cristo, es de donde nace y se desarrolla el ao litrgico como su proyeccin y sntesis cclica en la historia humana, que exteriormente se organiza de acuerdo con el movimiento de la tierra en torno al sol, pero cuyo sentido profundo es el gravitar de los hombres, de lo creado y del tiempo en torno a Cristo.2. EL AO DE LA REDENCIN EN EL AO SOLAR. La historia de la formacin del ao litrgico, en cada uno de los ritos oriental y occidental, nos muestra que las diversas iglesias locales se han guiado simultnea y tcitamente por una idea matriz, en torno a la cual se han articulado las etapas de la gnesis del ao litrgico: imitar la vida de Jess, volviendo a celebrar los hechos salvficos realizados por l, compendindolos en un ao solar, con el fin de revivir sus acciones. Por otra parte, la revelacin presentaba a las diversas generaciones de cristianos un sistema de repeticin de fiestas que al pueblo de Dios de la antigua alianza le haba dado la posibilidad de aprovecharse del irrepetible ritmo de crecimiento en la vida de fidelidad a Dios, que incitaba a cada uno de los componentes de su pueblo a ser santos porque l es santo (cf Lev 19,2). El mismo conjunto de disposiciones de la antigua alianza sobre el culto implicaba tambin una actitud interior a travs de la cual la santidad divina pudiese alcanzar en profundidad al hombre. En la alianza nueva y definitiva, cada iglesia local, tomando conciencia de su deber de conformarse con Jesucristo, nico protagonista de la salvacin divina llevada a su plenitud, se organiza a partir de las antiguas estructuras, pero con un espritu nuevo. Es ms, toma conciencia de que Jess, como humilde Hijo del hombre y Seor omnipotente, ha dado sentido a todas las antiguas fiestas. "En los sinpticos y en Juan, en la carta a los Hebreos y en el Apocalipsis es presentado como el nico verdadero protagonista de la fiesta de la pascua (el Cordero de Dios); de pentecosts (el dador del Espritu como primicia de los frutos de la salvacin); de los tabernculos (el dador del agua de vida que es el Espritu Santo; la luz del mundo; la nueva alianza; el juicio de Dios; el sacerdocio del nico pueblo de Dios; el dador de la nueva ley que es el Espritu); del kippr (el que ha entrado de una vez para siempre con su sangre en el tabernculo eterno no construido por mano de hombre); y adems del ao nuevo (el iniciador de la nueva realidad sin fin); de la dedicacin del templo (el nuevo templo); de las suertes (el que es el primognito de los muertos, que ha vencido a la muerte con la muerte, que ha establecido la vida como destino del hombre que cree). Al fin l es el protagonista y seor del sbado, porque ha cumplido los seis das de las obras del Padre aceptando morir, regenerar la creacin y regenerar al hombre creado a imagen de Dios, entrando as en el descanso de Dios"'Las diversas liturgias orientales y occidentales, nacidas bajo este impulso y animadas por estas ideas directrices, han desarrollado, acentuando un aspecto u otro, la gama de los misterios de Cristo, copresentes en el nico misterio de pascua-pentecosts. Cristo glorioso con su misterio histrico y suprahistrico se hace presente en la historia de la iglesia, que celebra sus diversas manifestaciones a lo largo del ao solar. El ao litrgico es un sacramental; en la lnea de los sacramentos es un medio eficaz para historizar la vida del Seor, que se propone a los hombres que lo buscan con sincero corazn en el conjunto de sus acontecimientos, para que lleguen a ser una sucesin de acontecimientos salvficos.El ao solar se convierte en smbolo de la eternidad por el hecho de que en su sucederse, mientras que vuelve al punto de partida, no se detiene nunca, sino que tiende siempre hacia Cristo. El ao de la redencin, el litrgico, desarrollndose segn el ao solar, se renueva continuamente. Los aos solares, como medida del tiempo, se superponen unos a otros, de modo que el fin de un ao coincide con el comienzo de otro nuevo en una circularidad continua. Para el ao litrgico el acabar de un ao da comienzo al otro, en un progreso de espiral, de modo que el final de uno est ms elevado que su comienzo, y desde el final ms avanzado comience un nuevo ciclo de la redencin. Esto significa, de modo figurado, que el tiempo de toda la historia de la salvacin que se realiza en la iglesia, y que en cada uno de los fieles puede ser no slo contado como "ao del Seor 1983, 1984...", sino tambin perfeccionado y acrecentado por medio de una progresin. En efecto, con el alternarse y sucederse de los aos de la redencin, cada fiel se inserta cada vez ms en los misterios de Cristo, o sea, en los diferentes aspectos mediante los cuales la nica y misma gracia de la salvacin se nos da en Cristo.A travs de la imagen temporal del ao, el fiel entra en comunicacin con la santidad eterna, por cuyo medio se ha realizado para nosotros, en la humanidad de Cristo, el plan salvfico de Dios. Es ste, por tanto, el camino a travs del cual cada uno de los hombres es llamado a la unidad salvfica del pueblo de Dios, que tiene una historia, con un tiempo cuya forma es la iglesia, "la cual es el cuerpo de l, la plenitud del que lo llena todo en todos" (Ef 1,23); que adems llega a ser ella misma misterio, es decir, "signo e instrumento de la unin ntima con Dios y de la unidad de todo el gnero humano" (LG 1); es ms "reino de Cristo ya presente" en el fluir del tiempo, sagrado por excelencia. As se realiza todos los das lo que se hizo una vez. Y es caracterstico de los actos salvficos de Cristo no quedarse en su pasado, sino permanecer eficaces, por la gracia, en el presente de su misterio total, que es Cristo-iglesia; no quedar sepultados en el olvido, sino renovarse en su influjo. Para la omnipotencia de Dios nada est abolido, nada ha pasado, sino que por su gran poder todo est presente para l, todo el tiempo es para l hoy.En la concepcin comn del tiempo, lo que ha pasado aparece como algo esttico y olvidado. El misterio, por el contrario, como "accin por la que se revela la salvacin de Dios en Cristo", es una realidad que siempre se renueva en el presente; es por su misma naturaleza dinmico y eficaz. En el ciclo del ao litrgico los misterios son acciones del Cristo que est presente entre nosotros hasta el final de los siglos, y se convierten en una inmersin, cooperacin y participacin en lo que Cristo realiza "hoy y por los siglos".

V. Incidencia del tiempo litrgico en la vida de los fielesDado que el misterio de Cristo se revive en el ciclo litrgico anual, se podra afirmar que el tiempo litrgico es la suma cronolgica de los misterios celebrados en un ciclo, en el que la presencia del misterio en el tiempo ha abatido el velo de separacin entre el ayer y el maana, haciendo del tiempo un perenne hoy salvfico. Como la separacin entre Dios y la humanidad fue abolida en Cristo (encarnacin del Verbo), as por medio de Cristo la vida divina ha invadido el tiempo (el hacerse-temporal de lo eterno) anulando los parmetros humanos tanto en el pasado salvfico que siempre est presente, como en el futuro salvfico ya que es anticipado. En efecto, Cristo est presente en todo el tiempo litrgico, y simultneamente es supra-existente a todo ciclo litrgico, de modo que el ao litrgico es uno en su pluralidad y alternancia y al par es siempre el mismo y, misteriosamente, diferente.Para todos los fieles el ao litrgico se convierte en "sequela vitae Jesu", es decir, riqueza insondable de la vida de Cristo, que se desgrana, se extiende y se coparticipa en el tiempo a los fieles; es el transcurrir de la propia existencia al unsono con Cristo; es pasar el tiempo con las pulsaciones del propio ser en sintona con la vida mistrica de Cristo.El tiempo litrgico es el tiempo para el que Cristo es el todo, mientras contina (y se completa y termina) cuanto Cristo ha realizado en el tiempo y realiza en sus miembros.Todo fiel, al vivir estas realidades y con esta actitud, hace la exgesis existencial del "Christus heri, hodie et in saecula" (Heb 13,8). Es un hoy perenne, el tiempo litrgico tiene la capacidad de marcar el ritmo y medir la existencia rescatada del hombre en un hoy de gracia en el que la palabra de Dios se convierte en vida. Reflexionar, incluso cientficamente, sobre este hoy de gracia para percibir en l concentrada toda la importancia de la historia de la salvacin fijada en la palabra de Dios, concretada en Cristo "hoy y por los siglos", celebrada en el ao litrgico y vivida por cada uno de los fieles, significa recorrer existencialmente una teologa bblica autnticamente perenne. De este modo el tiempo litrgico transfigura la existencia humano-cristiana al concretar la epifana de los "mirabilia Dei" insertos en el tiempo. La vida del fiel es as llevada a modelarse en las manifestaciones de cada uno de los misterios celebrados, para llegar profundamente, aunque nunca de modo totalmente perfecto, a transformarse en Cristo. Entonces los misterios de Cristo llegan a ser vida de la iglesia; y, a su vez, la vida de todo fiel inserto en la iglesia prolonga y completa el misterio de Cristo. Progresivamente, el tiempo litrgico, que pertenece a Cristo-iglesia, recapitula toda la historia de la salvacin haciendo revivir en las celebraciones el impacto de la eternidad con el tiempo y anticipar el encuentro escatolgico del tiempo con la eternidad. En este sentido, por medio de la liturgia, la iglesia, Christus totus, llega a ser revelacin no escrita, sino viviente del misterio del Verbo encarnado presente en el tiempo.[-> Ao litrgico].A.M. TriaccaBIBLIOGRAFA: Aliaga E., Teologa del tiempo litrgico, Valencia 1980; Bellavista J., La celebracin del tiempo en las Iglesias Orientales, en "Phase" 113 (1979) 367-375; Berciano M., Kairs, tiempo salvfico, en RET 34/ 1 (1974) 3-33; Cazelles H., Biblia y tiempo litrgico: escatologa y anmnesis, en "Selecciones de Teologa" 85 (1983) 22-28; Eliade M., El mito del eterno retorno, Emec, Buenos Aires 1968; Goetz J., Tiempos santos, en Diccionario de las Religiones, Herder, Barcelona 1964, 1383-1385; Lpez Martn J., "Tiempo de Dios" y tiempo de los hombres en la fiesta de los cristianos, en "Nova et Vetera" 7 (1979) 21-41; La santificacin del tiempo 1, Instituto 1. de Teologa a Distancia, Madrid 1984; Pou i Rius R., Cristo y el tiempo, en "Phase" 50 (1969) 110-122; Si-monis E., Tiempos y lugares sagrados, en SM 6, Herder, Barcelona 1976, 638-641; Van der Leeuw, Fenomenologa de la religin, FCE, Mxico 1964, 369-378; VV.AA., Los tiempos de la celebracin, en "Concilium" 162 (1981) 165-298. Vase tambin la bibliografa de Ao litrgico, Calendario, Escatologa, Fiesta/Fiestas e Historia de la salvacin.

PRESENTACIN DEL CURSO CURSO DE PRIMERO DE TEOLOGIA II SEMESTRE 20152