le educacion y la enseñanza 6 8 años

PRIMARIA La educacióny la enseñanzaprimariade 6 a 8 añosSugerencias para apoyar a la familiadesde el centro escolar

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Bernabé TiernoMontserrat Giménez

PRIMARIA La educacióny la enseñanzaprimariade 6 a 8 añosSugerencias para apoyar a la familiadesde el centro escolar

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© Bernabé Tierno y Montserrat Giménez

© De esta edición:2007, Santillana Educación, S. L.Torrelaguna, 60. 28043 MadridTeléfono 91 744 90 60

Diseño de cubierta: Francisco Javier TejedaDibujo de cubierta: Pep CarrióIlustraciones: Pablo Espada

Edición no venal

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Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción,distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contarcon autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de losderechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual(arts. 270 y sgts. del Código Penal).

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A Pepe y Carmen, mis padres

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Índice

Prólogo ...................................................... 15

PRIMERA PARTE. El desarrollo evolutivodel niño............................................ 21

Capítulo I. El desarrollo de nuestro hijo...................................................... 21Los cambios físicos............................. 24

Capítulo II. Cómo evolucionan los movimientos ................................. 27Colaborando en casa .......................... 30Zurdo o diestro, ¿de qué depende?.... 32Movimientos y conducta .................... 33

Capítulo III. La conquista del pensamiento.................................. 35Se supera el egocentrismo.................. 36Un pensamiento lógico ...................... 37La conquista de la identidad .............. 39Cómo entiende el espacio .................. 41

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¿Desaparece la fantasía? ..................... 42Lo que va a saber hacer ...................... 44

Capítulo IV. Un lenguaje de adulto ........ 47El vocabulario..................................... 48La gramática ....................................... 49El uso que hace del lenguaje .............. 50Cómo contribuir a este desarrollo ..... 53

Capítulo V. El juego ................................ 65¿A qué juega tu hijo? .......................... 66Cómo contribuir a este desarrollo ..... 69

Capítulo VI. El dibujo............................. 73Avanzando hacia el realismo .............. 74Dibujo y escritura............................... 76

SEGUNDA PARTE. Tu hijo y el colegio..... 79Capítulo VII. ¡Al cole!............................. 79

Aprender a aprender .......................... 80Lo que implica la escuela ................... 83El aprendizaje a estas edades.............. 85

Capítulo VIII. Las 10 cosas que va a aprender........................................... 87La lectura............................................ 88La escritura......................................... 96El desarrollo del lenguaje................... 98El concepto de número ...................... 99Las primeras operaciones

matemáticas ................................... 100Conocimiento del medio ................... 103

LA EDUCACIÓN Y LA ENSEÑANZA PRIMARIA DE 6 A 8 AÑOS

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Artes plásticas ..................................... 105Música y ritmo.................................... 106Conocimiento sobre uno mismo

y los demás..................................... 107Conocer la cultura y la diversidad...... 108

Capítulo IX. Favoreciendo el aprendizaje...................................... 111En colaboración con el colegio .......... 114

TERCERA PARTE. El desarrollo de la personalidad y de las relaciones con los demás ................................... 123

Capítulo X. El papel de las emociones........................................... 123Empieza por conocer cómo sientes

tú.................................................... 125Lo que siente tu hijo........................... 132Una emoción frecuente: los celos ...... 134

Capítulo XI. El conocimiento de sí mismo ................................................. 139El concepto que tienen de sí mismos... 139Abriendo perspectivas ........................ 142

Capítulo XII. La importancia de la autoestima .................................. 145La conquista de la independencia ...... 146Factores determinantes

de la autoestima............................. 149El autoconcepto académico ............... 154

ÍNDICE

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Cómo favorecer la autoestima de tu hijo........................................ 158

Capítulo XIII. El desarrollo del autocontrol ................................... 161Factores que influyen en el desarrollo

del autocontrol .............................. 162¿Es bueno retirar la atención?............ 165El control de la agresividad................ 168

Capítulo XIV. Las relaciones con los demás...................................... 173La relación con los padres.................. 174Las relaciones con otros niños ........... 175Las relaciones con otras personas

significativas .................................. 180

CUARTA PARTE. La comprensión del mundo y de los valores...................... 183

Capítulo XV. El desarrollo moral ........... 183La justicia ........................................... 184Un niño obediente ............................. 185La mentira: un arma de defensa ......... 187

Capítulo XVI. La formación de los valores................................................. 191Entendiendo el proceso...................... 192Optimismo.......................................... 195Seguridad y autoestima ...................... 197Tiempo libre y ocio............................ 202La verdad............................................ 206


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QUINTA PARTE. Claves para la educación de nuestro hijo de 6 a 8 años ............ 207

Capítulo XVII. Entra en el mundo de tu hijo............................................. 207Sé consciente de sus progresos........... 208Siempre acompañando....................... 210La ineficacia del castigo ..................... 210El refuerzo: una alternativa al castigo... 213

Capítulo XVIII. Sobre las normas .......... 217Las buenas normas ............................. 219Sólo te lo diré una vez ........................ 221La importancia de la comunicación ... 222

Capítulo XIX. La importancia del estilo educativo ............................. 225¿Cómo respondes al comportamiento

de tu hijo? ...................................... 226Decálogo para educar......................... 229

SEXTA PARTE. Educación para la salud ................................................ 231

Capítulo XX. Vivir nuestra salud ............ 231Por la Dra. María Sáinz

Bibliografía recomendada ........................... 239

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Prólogo

Cada vez son más los padres que, como tú, es-tán interesados en conocer las estrategias y ac-titudes que favorecen una educación de calidad.Y es que cada vez somos más conscientes de quenecesitamos conocimientos y apoyos para dara nuestros hijos todo aquello que necesitan.

Nuestra sociedad cambia a pasos agigan-tados y cada día se hace más compleja. Por esoparece que en la actualidad resulta mucho máscomplicado educar que hace unas décadas. Lospadres demandan con mayor frecuencia pautaseducativas y criterios para actuar que permi-tan crear relaciones afectuosas con sus hijos,sin por ello restar importancia a la transmisiónde normas y valores, tan importantes en su de-sarrollo.

Tu hijo ahora tiene entre 6 y 8 años. Estáavanzando hacia la autonomía, es decir, cada

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vez está más capacitado para hacer cosas porsí solo. Te sigue necesitando en el plano afec-tivo y constituyes uno de sus puntos de refe-rencia más importantes.

Conocer cómo se siente, cómo actúa y có-mo piensa te permitirá proporcionarle todoaquello que le hace falta para sentirse y crecerbien.

Su nivel de razonamiento y el desarrollode su lenguaje te permiten tratarle casi como aun adulto. Pero no olvides que sigue siendo unniño. Quizá tengas otro hijo algo menor y alcompararlos te parezca que la diferencia esabismal. Es cierto. Tu hijo mayor sabrá hacermuchas más cosas, pero todavía precisa de tuapoyo y supervisión para otras muchas.

Otro cambio importante en estas edadeses la importancia que empiezan a cobrar las re-laciones con personas del entorno cercano. Elprofesor y los compañeros de clase se con-vierten, poco a poco, en referentes tambiénesenciales en la construcción de su autoestima.

Y es posible que también surjan dificulta-des. Forman parte del desarrollo de cualquierpersona y de cualquier relación. Muchas de és-tas pueden estar asociadas con las nuevas exi-gencias con las que se va a encontrar en la es-cuela. Los problemas de aprendizaje pueden


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surgir desde el mismo momento en que se em-pieza la escolaridad, y es importante estar aten-to para, sin caer en alarmismos innecesarios,ir encontrando soluciones. No nos cansaremosde repetir, a lo largo de estas páginas, la rele-vancia que cobra la relación con el profesorpara detectar dificultades y buscar la forma desuperarlas.

Por todo ello surge este libro. Posible-mente pienses que tus padres nunca necesita-ron un libro para educar, y tú consideras quefuiste educado de forma adecuada. Y es cierto.Pero las circunstancias en las que tú crecisteson muy diferentes a las actuales.

Muchos padres se sienten culpables por-que tienen problemas con sus hijos. Les cues-ta hablar de ellos porque piensan que los de-más creerán que es un mal padre o una malamadre. Nada más lejos de la realidad. Es com-pletamente normal que no siempre sepamoscómo actuar y, desde luego, lo más inteligen-te es buscar la ayuda y el apoyo que necesita-mos para resolver nuestras dificultades.

¿Qué es lo que vas a aprender en este li-bro?:• En primer lugar, vas a adquirir unas nociones

básicas del desarrollo de tu hijo en sus múl-tiples facetas. Para estudiar al ser humano,

PRÓLOGO

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los psicólogos, pedagogos, filósofos, médi-cos, etc. han tenido en cuenta diferentesdimensiones: el crecimiento, el pensamien-to, la conducta motora, los afectos... Todasellas están íntimamente relacionadas, puesno se pueden entender por separado. En es-te libro encontrarás las características másimportantes en cada una de estas áreas y to-das juntas te permitirán tener una visión glo-bal del desarrollo de tu hijo.

• En segundo lugar, a partir del desarrollo delniño, empezarás a descubrir lo que tu hijonecesita de ti. Y ya te adelantamos que va aser básicamente afecto. Desde el auténticocariño se pueden lograr muchas cosas, por-que el que ama de verdad acepta sin límite yésa es la base para poder construir una ade-cuada personalidad.

• Por último, las pautas educativas más efica-ces para ayudarle a madurar de forma ade-cuada. Somos conscientes de que educar noes una tarea sencilla, y es normal que surjandificultades, bien por el propio desarrollo delniño o bien por el tipo de relación que vamosestableciendo. En este libro, encontrarás pis-tas, estrategias, claves..., que te permitirándescubrir qué es lo que mejor se adapta a larelación que mantienes con tu hijo.


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Ahora bien, no existen soluciones mági-cas. La educación no es un listado de proble-mas y de soluciones. Incluso la misma dificul-tad en dos familias diferentes, puede requeriruna intervención distinta en función de las pe-culiaridades de cada una de ellas. Las estrate-gias y claves que te ofrecemos son válidas enmuchos casos y la mayoría de ellas funcionasi se aplica de forma adecuada. Pero existen si-tuaciones más complicadas que realmente nopodemos manejar nosotros solos. En ese caso,la intervención de diferentes profesionales sehará imprescindible.

Pero tú vas a educar, y lo vas a hacer des-de todo cuanto eres, sabes, sientes y piensas...Por eso, la relación con tu hijo te va a permitirtambién descubrirte a ti mismo, saber cómoreaccionas ante las diferentes situaciones, có-mo te manejas cuando él se pone a gritar y túno sabes dónde meterte… o cuando te trae unacosa que ha hecho para ti en el colegio... Setrata de un proceso enormemente rico tantopara tu hijo como para ti, que merece la penadisfrutar.

En la última parte del libro, encontrarásel capítulo dedicado a la salud. Para realizar-lo, hemos contado con la colaboración de ladoctora María Sáinz, presidenta de la Asocia-

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ción de Educación para la Salud, a quien agra-decemos que haya compartido con nosotros suexperiencia y profesionalidad.

También queremos agradecer la colabo-ración del profesorado, que nos ha ayudado adelimitar los problemas más frecuentes entrelos niños de 6 a 8 años y aquellas indicacionesque, desde su experiencia, considera más ade-cuadas para resolverlos.

Una vez más queremos insistir en la im-portancia de colaborar con los profesores quese ocupan de la educación de nuestros hijos.Ellos son corresponsables, junto a los padres,de una tarea fundamental cuyo protagonista esel niño. Merece la pena trabajar juntos.

Se abre ante ti un mundo apasionante: laeducación de tu hijo. Y este libro pretende seruna ayuda para acompañarte en ese proceso,permitiéndote descubrir los cambios más sig-nificativos y las claves que te permitan contri-buir al desarrollo de tu hijo.

Por último, te animamos a que participesactivamente en ese proceso de aprendizaje queinicia tu hijo. Él es el que mejor te puede en-señar la importancia de que estés a su lado.

Los autores


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PRIMERA PARTE

EL DESARROLLO EVOLUTIVO DEL NIÑO

CAPÍTULO I

El desarrollo de nuestro hijo

Tu hijo ya va al colegio. Es posible que en losaños anteriores haya estado en una escuelainfantil, pero es ahora cuando oficialmente sele considera un estudiante. El nivel de exi-gencia va a aumentar, los objetivos a conse-guir están más estructurados, y los conteni-dos que tiene que aprender son muchos y muyvariados.

La incorporación al colegio, y al ritmo detrabajo que conlleva, va a exigir a tu hijo queponga en marcha todas las potencialidadesque tiene. Se encuentra en un buen momentopara aprender: domina el lenguaje casi como eladulto, su forma de pensamiento es mucho másrica y va adquiriendo más habilidades para re-lacionarse con los demás.

Tu hijo te va a seguir necesitando, aunqueahora parezca que es más autónomo. Se viste

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sin problemas, maneja los cubiertos con sol-tura, juega con otros niños y no reclama tantotu atención. ¿Es que ha dejado de quererte?No, en absoluto. Si tu hijo se está independi-zando es porque has logrado establecer con éluna relación muy segura a partir de la cual seatreve a entrar en contacto con un mundo másamplio. Y por supuesto, el afecto sigue ahí, ydebe seguir estando, pues sólo a partir del ca-riño podemos conseguir una educación decalidad.

A continuación te ofrecemos los cambiosmás significativos que se van a producir en eldesarrollo de tu hijo entre los 6 y los 8 años.Ten en cuenta que cada niño es una personadiferente, y su proceso de cambio, de creci-miento y maduración posee sus propias carac-terísticas. Lo que te mostramos son algunascaracterísticas de su desarrollo, pero en cadaniño se establecen con un ritmo y de una ma-nera diferentes.

Conocer lo que le pasa puede ayudarte aentender mejor a tu hijo, para poder así esta-blecer una relación educativa que le permitadesarrollarse de forma adecuada.

Aunque te presentemos los contenidos enapartados diferentes, todo está íntimamenterelacionado. No podemos entender por qué


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un niño de 6 años aprende a escribir en estemomento sin tener en cuenta que ahora susmovimientos son mucho más finos que en añosanteriores. Lo que atañe a los movimientosafecta al pensamiento, y viceversa: lo concer-niente a los sentimientos influye en sus re-laciones con los demás... y así con todas lasdimensiones de la persona.

No olvides que...Aunque estudiemos el desarrollo del niño, és-te no siempre se produce al mismo ritmo. Ca-da persona va adquiriendo las habilidades pro-pias de su edad cuando está preparado parahacerlo y, en principio, se considera normal queexista cierta diferencia entre los momentos enque dos niños aprenden a hacer la misma cosa.En este libro encontrarás las adquisiciones másrelevantes que se producen en el periodo entrelos 6 y los 8 años, pero recuerda que las edadesson sólo indicativas y que existen excepcionesque están dentro de lo normal.

Y no te olvides de los meses. No es lo mis-mo un niño que empieza el colegio con 7 añoscumplidos en el mes de enero que ese otro quelos va a cumplir en el mes de diciembre. Se lle-van casi un año y eso se va a notar en su de-sarrollo cognitivo, motor, etc. Solemos caer en

EL DESARROLLO DE NUESTRO HIJO

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el error de comparar sin darnos cuenta de es-te dato. Y por encima de todo, independien-temente de cuándo haya nacido, lo cierto esque cada persona tiene su propio ritmo, y con-tribuiremos más y mejor a su desarrollo si em-pezamos por aceptarle tal y como es.

¿Por qué hablamos de desarrollo?

Desde que la infancia cobró el valor que hoy endía se le reconoce se han realizado numerosos estu-dios que tratan de determinar cómo evoluciona el ni-ño a lo largo de su crecimiento. Se comprueba así queexisten diferentes fases o etapas por las que vamos pa-sando de una manera determinada. Por eso convienesaber, de cada uno de esos momentos, qué es lo queel niño puede o no puede hacer, qué será capaz de en-tender y qué no. Y es que, aunque tu hijo de 6, 7 u 8años te parezca ya un adulto, lo cierto es que sus ca-racterísticas son muy diferentes a las tuyas y, por lotanto, también sus necesidades.

LOS CAMBIOS FÍSICOS

Durante el periodo que va de los 6 a los 12años, el niño crece de forma más lenta queen años anteriores o que en el típico estirón dela adolescencia. Su crecimiento es más gradualy progresivo.


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Los músculos se fortalecen y aumenta la ca-pacidad de sus pulmones, lo que va a repercutiren sus movimientos: cada vez corren más rápidoy aguantan más realizando ejercicio físico.

¡Y llega el ratoncito Pérez! Entre los 6 ylos 12 años, a tu hijo se le irán cayendo todos losdientes de leche, que poco a poco van a ser re-emplazados por las 32 piezas definitivas queconforman la dentición del adulto. En gene-ral, no suele haber problemas con este tema, ylos niños viven con expectación que se les mue-va un diente, que finalmente se caiga y que elratoncito Pérez lo recoja de debajo de su al-mohada a cambio de algún pequeño regalo.

EL DESARROLLO DE NUESTRO HIJO

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Es un buen momento para continuar conel hábito de cuidar los dientes, e insistir en lanecesidad de cepillarse de forma adecuada, deser constantes, de limitar el consumo de azú-car, etc.


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CAPÍTULO II

Cómo evolucionan los movimientos

Tu hijo de 6 años es actividad pura. ¡No paraun momento quieto! Le gusta correr, saltar,brincar, trepar... Controla mucho mejor susmovimientos que en años anteriores, y eso leva a permitir ejecutar una gran cantidad de ac-ciones e interesarse por nuevas actividades:montar en bici, realizar con sus compañerosjuegos de acción, subirse a los columpios sinmiedo y de forma habilidosa...

Sus movimientos son más precisos y, así,le cuesta menos encestar cuando juega al ba-loncesto o practica otros deportes similaresque requieran una mayor coordinación entrelo que ve y lo que hace.

Su cuerpo es ágil, flexible, rápido, inquie-to... Es difícil seguir su ritmo y parece que nose cansa nunca. En ocasiones no es demasiadoconsciente de sus posibilidades reales y se lan-

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za a cualquier aventura. Cada día subirá másalto en los columpios, se bajará de los toboga-nes con mayor pendiente, le gustará mantenerel equilibrio andando sobre superficies altasy estrechas...

Todo esto está relacionado con la mayorlentitud de crecimiento característica de estaetapa. Cuando llegue a la adolescencia, tu hi-jo se encontrará con un cuerpo desgarbado ytorpón que no sabe cómo controlar, pues loscambios han surgido repentinamente. Por elcontrario, en el periodo que nos ocupa, el ni-ño puede ir asumiendo de forma paulatina esoscambios en su crecimiento, lo cual le permitedominar mejor sus movimientos.

Y una y otra vez escucharás: «¡Mira lo quehago!», cada vez que se desliza por el tobogáno pasa en equilibrio por encima de unos de loscolumpios. Tu hijo necesita saber que com-partes con él sus progresos y que te alegras.

También será más hábil a la hora de com-binar diferentes tipos de movimientos. Porejemplo, ya no tendrá que parar el balón conlas manos y los pies para darle una patada, yaprenderá a utilizar una raqueta o a atrapar ob-jetos que se le lancen.

Pero al mismo tiempo que corre y salta,cada vez puede pasar más tiempo dedicado a


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actividades que requieren movimientos ma-nuales más finos y específicos.

Tiene, por ejemplo, más habilidad paraencajar unas fichas con otras, lo cual va a au-mentar el interés hacia los juegos de cons-trucción, los puzles, los encajables, etc.; tam-bién domina mucho mejor el lápiz, no sóloporque controla mejor sus músculos y movi-mientos, sino también porque su visión se haido estabilizando y ahora puede percibir me-jor las formas y representarlas.

Como veremos más adelante, tu hijo se vaconvirtiendo en un magnífico dibujante. Es ungran artista al que le divierte manejar la plas-tilina, recortar, pegar... Y se siente bien ha-ciéndolo porque descubre que tiene habilidadpara ello y que construye cosas que son inte-resantes, bonitas y apreciadas por los demás(especialmente por los adultos que son im-portantes para él). Sus manos le sirven paramuchas cosas: con ellas cuenta con destreza;manipula los objetos, los destruye y vuelve aconstruir...

También la habilidad y la precisión de susmovimientos le van a convertir en un buencompañero de juego. Sobre todo en el caso delos niños varones, se aprecia mucho tener unamigo que sea rápido corriendo o que sepa ha-

CÓMO EVOLUCIONAN LOS MOVIMIENTOS

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cer volteretas. Poco a poco, los niños irán apre-ciando otras cualidades en sus amigos.

¿Por qué le gusta tanto ir dando patadas

a todo lo que encuentra por la calle?

«¡No lo entiendo! Mi hijo tiene 6 años y apartede no parar quieto ni un solo momento, no hay for-ma de hacerle ver que por la calle tiene que ir mástranquilo. Por ejemplo, le encanta dar patadas a to-do lo que encuentra: una lata, una piedra, una caja...Y siempre se mete por el sitio más difícil, por mu-cha acera que haya. ¡Parece una cabra montesa! Yo medesespero».

Aunque tu hijo ya se mueve con mucha soltura,lo cierto es que todavía tiene que seguir practicandodeterminados movimientos para irlos perfeccionan-do. Por ejemplo, esas patadas le ayudan a controlar lapierna y la fuerza con que la mueve. Por otro lado,rebosa energía y siente la imperiosa necesidad de gas-tarla en lo que sea. Poco a poco irá adquiriendo ma-yor control sobre sus movimientos y su impulsividad,y con tu ayuda aprenderá a caminar por la calle deotro modo. Eso sí, habrá que buscar espacios dondepueda descargar toda esa energía libremente.

COLABORANDO EN CASA

Vamos a tener a nuestro lado a un buenísimocolaborador en las tareas domésticas. Aunque


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poco a poco pareceperder este interés,tu hijo de 6 añosmanifestará un es-pecial empeño porayudarte en casa, asíque podemos apro-vechar para ense-ñarle a realizar lastareas básicas, fun-damentalmente las que tienen que ver con elcuidado de sus propias cosas, para favorecerasí su autonomía. Es el momento de enseñar-le a hacer su cama, a dejar la ropa ordenada olista para echarla a lavar...

Por otro lado, tenemos ante nosotros a unniño que sabe ocuparse de sí mismo en los há-bitos de la vida cotidiana. Se viste y desvistesolo, puede atarse los zapatos, es capaz de asear-se con la mínima ayuda, aunque sigue necesi-tando que le supervises y le ayudes.

A los 6 años, lo más probable es que tu hi-jo tenga definida la lateralidad, es decir, queutilice preferentemente una mano y sepa di-ferenciar entre la parte derecha y la izquierdade su cuerpo. Sabe que sus manos le permitenhacer muchas cosas, y a partir del conoci-miento que posee de su propio cuerpo tam-


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bién le va a ser más fácil ir descubriendo el en-torno que le rodea.

Cuando un niño tiene claro su esquema cor-poral, es decir, controla con respecto a sí mismotérminos como: derecha/izquierda, arriba/aba-jo, delante/detrás... ha sentado las bases para ini-ciarse en el conocimiento del medio. El apren-dizaje de la lectura, por ejemplo, es uno de losque requieren mejor control de los conceptos an-tes mencionados: la M está formada por un tra-zo que va de arriba abajo varias veces, las prime-ras sílabas que el niño aprende están formadaspor una consonante y una vocal que va detrás...

Y hay otras muchas situaciones que requie-ren que el niño controle su propio cuerpo. Elhecho de moverse con seguridad por el parque,el patio, la calle... viene determinado, en granmedida, por el conocimiento que posee de supropio cuerpo y de cómo puede moverlo.

Aunque ahora ya domina su izquierda y suderecha, todavía le llevará un tiempo identificarestas partes en las demás personas.

ZURDO O DIESTRO, ¿DE QUÉ DEPENDE?

Existen diferentes teorías que tratan de expli-car por qué una persona termina siendo zur-


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da o diestra. Los resultados no son nada cla-ros, pero sí parece existir cierto control porparte del cerebro que, unido a la experienciavivida por cada niño, determinaría que final-mente opte por la utilización de una parte desu cuerpo.

En ocasiones, la dominancia está cruzada,y podemos usar la mano derecha para escribiry la pierna izquierda para lanzar el balón, porejemplo.

Una idea fundamental: carece totalmentede sentido obligar al niño a que utilice una ma-no que no es la que él usa de forma espontá-nea. En cierto modo, estaríamos forzando unaespecialización de su cerebro diferente a la quesurge de manera natural.

MOVIMIENTOS Y CONDUCTA

En cuanto al movimiento de los ojos, tu hijode 6 años va a lograr mejorar su coordinación.Le cuesta mucho menos desplazar la miraday fijarla en determinadas cosas, lo que le faci-lita que pueda captar más detalles de lo queve. En este sentido, la edad de 6 años se consi-dera un momento idóneo para el aprendizajede la lectura.


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Además, durante este periodo va a ser ca-paz de permanecer más tiempo sentado y con-centrado en la tarea. Si tiene el suficiente ni-vel de motivación, se va a esforzar por adquiriruna nueva destreza y habilidad.

Posiblemente, tu hijo de 6 o 7 años se vuel-va en ocasiones perfeccionista. Su pensamien-to va a avanzar de forma asombrosa, pero elprogreso de sus movimientos no ocurre siem-pre al mismo ritmo. Así, por ejemplo, observaque su escritura no es del todo buena, porqueno se parece a la del modelo que tiene que co-piar. Entonces se enfada, borra lo que ha es-crito, lo vuelve a escribir... Quiere hacer las co-sas bien, pero todavía es inexperto en muchosmovimientos.

Y, en ocasiones, de la misma manera queparece totalmente absorto en una actividad, derepente pierde el interés por ella y se pone ahacer otras cosas.


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CAPÍTULO III

La conquista del pensamiento

En torno a los 6 años se produce un impor-tante progreso en lo que se refiere al pensa-miento. Tu hijo ya ha adquirido una serie denociones que le permiten referirse a las cosas,hablar de lo que está o no está presente, trans-formar las situaciones, pensar sobre ellas, etc.

Razona de una manera mucho más lógicaque en años anteriores, y va a mostrar una grancuriosidad por todo lo que le rodea. Ahora es-tá dotado de una mayor capacidad para inte-grar toda la información que recibe e irla aco-plando a su modo de entender las cosas.

Su nuevo modo de percibir lo que le rodeano sólo va a afectar a las actividades más di-rectamente relacionadas con el pensamiento,sino que va a repercutir en el desarrollo de lasemociones y de la afectividad, y en cómo se re-laciona con las personas de su ámbito. Por eso

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es tan importante comprender cómo entiendeel niño su mundo y cómo actúa sobre él.

Veamos cuáles son los cambios más signi-ficativos.

SE SUPERA EL EGOCENTRISMO

Durante los años anteriores, tu hijo ha esta-do centrado en sí mismo. Su pensamiento sebasaba en la creencia de que el único punto devista posible era el suyo. Por eso le costaba en-tender que los demás pudieran tener otras ideasu otras emociones.

A partir de los 6 años, el niño va a ir su-perando ese egocentrismo y dándose cuentade que existen otras formas de ver las cosas quepueden ser diferentes a la suya.

Esta nueva característica le va a permitiradentrarse en el mundo que le rodea e ir des-cubriendo todas las combinaciones que se pue-den dar en él. Si antes le costaba entender quese puede ser sevillano y español al mismo tiem-po, ahora estará ya capacitado para integrarambos conceptos. O que, por ejemplo, su ma-dre también es hija, nieta, sobrina... de otraspersonas, sin que por ello deje de ser su ma-dre. Al principio lo repetirá sin más, pero po-


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co a poco irá aprendiendo que las cosas estánrelacionadas.

La capacidad para adoptar puntos de vistadiferentes al suyo también le ayudará a enten-der mejor las relaciones con los demás. Comoveremos en el capítulo dedicado a las relacionessociales, tu hijo entre 6 y 8 años va a ir com-prendiendo las intenciones de las otras personasy dando un significado a sus sentimientos.

Por otra parte, darse cuenta de que el mun-do no gira en torno a uno mismo le permitiráa tu hijo entender el porqué de muchas cosas.Así, por ejemplo, va a mostrar interés por loscambios climáticos, por la sucesión de las esta-ciones, por la procedencia de los bebés, etc.

UN PENSAMIENTO LÓGICO

Aunque aún le queda mucho para alcanzar unpensamiento realmente lógico, lo cierto es quea partir de los 6 o 7 años el niño va a realizarmuchos progresos. Le interesa conocer el por-qué de las cosas, y cada vez sus reflexiones sonmás razonadas.

Valorará la opinión del adulto porque lepuede explicar las relaciones causales entre di-versos acontecimientos. A tu hijo le va a en-

LA CONQUISTA DEL PENSAMIENTO

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cantar que le cuentes cosas, el porqué de lossucesos... Va a escuchar tu respuesta porquesabe que tú conoces muchas más cosas que él.Aprovecha esta curiosidad para ir fortalecien-do algunos intereses y también para sentar lasbases de una comunicación entre vosotros.

El niño empieza a desligarse de las apa-riencias, y antes de dar una respuesta se es-fuerza por reflexionar y comprender la lógicade las situaciones y de los objetos. Intenta bus-car una explicación racional a lo que sucede asu alrededor, aunque todavía ese razonamien-to no es similar al de un adulto.

Por ejemplo: imagínate que estás con tuhijo viendo cómo sale una mariposa de un ca-pullo de seda. Con 4 años, tu hijo tendería abuscar una explicación a lo que ha sucedidobasándose en lo que conoce y, posiblemente,echando mano de su fantasía. Te podría decir:«¡Claro, como la oruga quería volar, pues seha convertido en mariposa!». Este razona-miento ya no es útil para tu hijo de 6 o 7 años.Ahora aplicará su conocimiento sobre el me-dio que le rodea para intentar explicar lo queha sucedido. Puede decirte: «Es que algunosanimales, en invierno, hacen un nido para nocongelarse y cuando llega la primavera salentransformados en otra cosa». En este tipo de


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explicaciones cobran una gran importancia losconocimientos que haya ido adquiriendo, bienen casa, bien en el colegio.

LA CONQUISTA DE LA IDENTIDAD

Otro logro importante de este momento esla adquisición del concepto de identidad, quepermite al niño entender que un objeto con-tinúa siendo el mismo aun cuando se produz-can cambios en su apariencia.

La siguiente situación te permitirá enten-der en qué consiste este avance.

María tiene dos hijos: uno de 3 y otro de7 años. A cada uno le da un poco de zumo, pe-ro en vasos diferentes. El vaso de su hijo peque-ño es más ancho que el del mayor. El niño ob-serva que tiene «menos» zumo que su hermanoy rompe a llorar desconsoladamente. El ma-yor trata de explicarle que es la misma canti-dad de zumo, pero sólo deja de llorar cuandola madre le vierte el líquido en un vaso similaral del hermano.

No es que el niño de 3 años se ponga ca-bezota, sino que realmente no puede com-prender que se trate de la misma cantidad delíquido, cuando lo que él está viendo es que en


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el vaso de su hermano el zumo llega más alto.Para el niño de 6-7 años, esto no es difícil decomprender.

Empezará entendiendo que la cantidad deuna cosa no varía aunque se la cambie de forma,para después entender que dos cosas pueden pe-sar lo mismo aun teniendo formas diferentes, y,finalmente, comprender que dos cosas puedenocupar el mismo volumen aunque sean distin-tas. Todo este proceso se prolongará desde los6-7 años hasta el inicio de la adolescencia.

Como ves, se trata de un largo periodo detiempo en el que el niño está dispuesto a apren-der desde la experiencia, desde lo que él pue-de ver y tocar.


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En este sentido, el niño de 7 años puedeexplicar a su hermano mayor que tiene el mis-mo zumo que él, porque si lo echa en un vasocomo el suyo los dos beberán la misma cantidadde líquido.

Desde la práctica podemos favorecer el de-sarrollo del pensamiento del niño, pero sin per-der de vista que se trata de un aprendizaje gra-dual que debemos respetar, ya que el niño nopuede asumir de golpe todo el conocimientoque necesita para explicar lo que le rodea.

CÓMO ENTIENDE EL ESPACIO

En cuanto a las nociones del espacio, todavíatiene algunos razonamientos carentes de lógi-ca. Piensa que una distancia recorrida a piees mayor que si la hacemos en coche y, por su-puesto, imaginar grandes distancias le resultaimposible. Supón que le dices que Disneylandestá a 1.500 kilómetros de donde vosotros vi-vís. Posiblemente te pregunte: «¿Es comocuando vamos a casa de la abuela?». Poco a po-co irá tomando conciencia de las distancias yatribuyéndoles su verdadero sentido.

Ahora bien, el concepto que posee del es-pacio es mucho más sofisticado que en edades


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anteriores y puedes razonar con él, hacién-dole comparaciones (le puedes decir que tar-daríais dos días en llegar, pues ya conoce elconcepto de tiempo), mostrándole el signifi-cado que tiene cada una de las medidas o in-troduciendo nuevas variables (tardaríais me-nos en avión pues se mueve más deprisa).

Por eso es tan importante razonar con elniño. Es cierto que no va a poder entender to-do lo que le expliques, pero se muestra muyinteresado por comprender y llegar a una ex-plicación lógica de las cosas. Y eso hay queaprovecharlo. Si te surgen dudas sobre una de-terminada pregunta, no dudes en buscar larespuesta con él. Podéis consultar juntos unaenciclopedia, una página de Internet, etc.

¿DESAPARECE LA FANTASÍA?

A partir de los 6-7 años, el niño va tomandomayor conciencia de la realidad. En etapas an-teriores, le costaba diferenciar sus sueños y fan-tasías de lo que en verdad estaba sucediendo.Tu hijo va comprendiendo, cada vez más, queexiste una diferencia entre ambas dimensiones.

Pero, no por ello deja de fantasear. Lo queocurre es que ahora sabe cuándo le estás con-


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tando un cuento con personajes imaginarios ycuándo le estás hablando de una situación real.

Ya no cree, por ejemplo, que los dibujosanimados existan en la realidad, o que el vien-to o la montaña puedan experimentar emo-ciones como los seres humanos. Entiende, porejemplo, que hay otros seres vivos que no pien-san ni sienten, y también que hay elementossin vida. Su pensamiento es mucho más rea-lista, se basa en lo que puede percibir y sobrelo que puede razonar.

Pero la fantasía sigue estando ahí, y le gus-tará que le leas historias (poco a poco será ca-paz de empezar a leerlas él) donde pueda de-jar volar toda su imaginación.

También le va a gustar que le cuentesanécdotas sobre su vida, sobre cómo era depequeño. Es un buen momento para recurriral humor y disfrutar de los recuerdos que ledan identidad a él co-mo persona y comomiembro importantede la familia, así co-mo para hacerle verlos progresos que haido adquiriendo y queha conseguido con suesfuerzo.


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Un buen momento para el álbum de fotos

A tu hijo le encantará ver fotos de cuando era pe-queño. Sobre todo si las ves con él y le explicas lo quepasaba en cada momento, las personas que le acom-pañaban, las anécdotas más graciosas. Quizá podáishacer juntos un álbum en el que ir anotando lo mássignificativo (y si tu hijo puede escribir en él, puesmejor).

El niño irá tomando conciencia de su propia his-toria y de las personas que forman parte de ella. Estole ayudará a formar su propia identidad y favorecerá laconfianza en sí mismo.

LO QUE VA A SABER HACER

Sus nuevas conquistas en el ámbito del pensa-miento le permitirán llevar a cabo operacio-nes cada vez más complejas. Entre las cosasque tu hijo de 6-8 años va a saber hacer desta-ca la capacidad para:• Ordenar objetos utilizando diferentes crite-

rios y de una forma racional. Puede colocarsus pinturas según el tamaño o el color, o cla-sificar fichas de animales según los alimentosque tomen o su forma de reproducirse. Yano encuentra problemas para ordenar obje-tos de mayor a menor, y sabe que si la pelo-ta roja es más grande que la azul, y la azul


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más grande que la verde, entonces la rojaes más grande que la verde. Ahora busca unalógica para organizar los objetos; antes uti-lizaba criterios sin sentido desde el punto devista adulto (colocaba juntos los muñecos quese llevaban bien, por ejemplo).

• Entender que un grupo puede pertenecer aotro más amplio. Si le enseñamos un con-junto de doce flores, formado por siete mar-garitas y cinco rosas, y le preguntamos si haymás flores que margaritas, responde correc-tamente que hay más flores. Esta respuestade inclusión tan sencilla va a permitir al ni-ño entender las relaciones que existen entrelos diferentes grupos y a realizar operacio-nes con ellos.

• Encontrar la solución a un problema (en-tendiendo éste como cualquier situación quese le presenta al niño y ante la cual actúa)sin necesidad de probar todas las opcionesque se le ocurran, sino imaginando en sumente cuál puede ser la solución más acer-tada. Fíjate con qué facilidad realiza un puz-le. Ya no necesita ir probando pieza con pie-za hasta ver cuáles encajan; ahora puederepresentar mentalmente qué fichas pue-den ir juntas y las va encajando sin apenasfallos.


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• Utilizar el lenguaje de una manera más crí-tica y lógica.

Su nueva forma de pensar, de entendersea sí mismo y el mundo que le rodea se va a po-ner de manifiesto a través de lo que dice y ha-ce (también su comportamiento va a influir encómo se desarrolla su pensamiento). El len-guaje, el juego y el dibujo nos permiten com-prender mejor lo que le sucede al niño entrelos 6 y los 8 años. A continuación encontraráslas características más relevantes de cada unade estas manifestaciones.


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CAPÍTULO IV

Un lenguaje de adulto

Tu hijo de 6-7 años utiliza un lenguaje muy si-milar al de un adulto. Puede entender la ma-yoría de las conversaciones y comunicarse uti-lizando los términos adecuados y de una maneraeficaz.

Es cierto que durante esta etapa los cam-bios no son tan sorprendentes. El desarrollomás espectacular del lenguaje se produce en-tre los 3 y los 6 años, pero a partir de este mo-mento el vocabulario va a seguir aumentandoy especializándose, las estructuras gramatica-les se irán haciendo cada vez más complejas yel uso que hace del lenguaje se ajustará muchomás a las demandas de la situación.

Pero fíjate: si al comienzo de los 6 años tuhijo conoce unas 10.000 palabras, a los 10 añosconoce unas 40.000.

El mayor conocimiento del lenguaje le vaa permitir no sólo comunicarse mejor y en-

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tender el mundo que le rodea, sino que le ayu-dará a comprenderse a sí mismo y a desarro-llar todas sus posibilidades en el ámbito delpensamiento y la conducta.

EL VOCABULARIO

El niño de entre 6 y 8 años no sólo aumentasu vocabulario, sino que adquiere un mayordominio sobre el mismo. Empieza a conocerque hay palabras que pueden tener varios sig-nificados y otras que si bien representan algoparecido (grande, enorme, gigantesco...) po-seen diferentes matices.

También es capaz de definir el significadode las palabras, a veces describiendo cómo sony otras para qué sirven.

Su mayor dominio del vocabulario le vaa permitir comprender mejor los conceptosabstractos (belleza, salud...) y también enten-der conceptos generales, que agrupan otros(por ejemplo, «mamífero» sirve para designara las vacas, las ballenas, los leones...).

Tu hijo de 6-7 años te preguntará por elsignificado de todas las palabras que no en-tienda. Tiene ganas de aprender y muestra unacapacidad asombrosa para enriquecer su vo-


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cabulario. A esta edad se adquirirán unas vein-te palabras diarias. Es un buen momento pa-ra los juegos de palabras, las poesías, las retahí-las, los refranes, los chistes...

Encontrará dificultades para pronunciaralgunas palabras y repetirá aquellas que tengansonoridad para él. Las limitaciones de voca-bulario pueden llevarle a algunas confusionescomo la de la niña que decía a su madre: «Ma-má, mamá, en la tele han dicho una palabrota.Han dicho diputado».

LA GRAMÁTICA

La gramática nos permite construir oracionesestructuradas. Tu hijo va a ir componiendo ycomprendiendo frases cada vez más complejas.Un niño de 3 años puede tener dificultades pa-ra entender la construcción «El hombre fueatropellado por el camión», llegando a pensarque se trataba de un hombre muy fuerte que sellevó por delante un camión. Poco a poco, losniños van comprendiendo frases como ésta, enla que la estructura normal (primero el sujeto yluego el predicado) está alterada.

Durante todo el periodo escolar, tu hijoaprenderá las normas gramaticales que rigen

UN LENGUAJE DE ADULTO

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el idioma y, además, las pondrá en práctica, am-pliando así sus posibilidades comunicativas.

Le será más fácil comprender, por ejem-plo, ciertas estructuras en las que se comparanunas cosas con otras («Aquel niño es menorque ese otro») o formas verbales más comple-jas, como el subjuntivo («Si fuera rico...»).

Por otro lado, ya va siendo consciente detodas esas excepciones que tiene el idioma. Ha-ce un par de años decía «ponido» en lugar de«puesto», o «saliba» en lugar de «salía», yaque aplicaba una regla general para derivar to-das las formas verbales. Le costaba entenderque hubiera unas normas especiales para de-terminados verbos. Sin embargo ahora le vaa ser más fácil darse cuenta de estas excepcio-nes y se mostrará menos rígido para permitirlas correcciones. Cada vez van a ser menos loserrores gramaticales que comete.

Su mente es mucho más flexible y se en-cuentra más capacitada para integrar la infor-mación que le viene de diferentes fuentes.

EL USO QUE HACE DEL LENGUAJE

Cuando el niño descubre el lenguaje, lo utili-za fundamentalmente para comunicarse con


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los que le rodean. Se da cuenta de que, a tra-vés de las palabras, puede influir sobre las con-ductas de los demás, expresar sus deseos y ac-tuar sobre el medio.

El lenguaje también le sirve para regularsu propia conducta. El niño va estructurando supensamiento a partir de un lenguaje que le vadando pistas de lo que tiene que hacer, lo quees deseable y lo que se espera de él. En otraspalabras: el lenguaje ayuda a poner orden enel comportamiento de la persona.

A estas dos funciones —la comunicativa yreguladora— se añade otra a partir de los 6-7años. Tu hijo se va a servir del lenguaje para re-flexionar sobre sí mismo y su comportamien-to. Poco a poco se va dando cuenta de que ellenguaje puede ser algo interno que le ayude aplanificarse, a «hablar consigo mismo», paradescubrir qué desea y cómo conseguirlo, pa-ra valorar lo que le rodea y tomar decisiones.

Tu hijo está en disposición de abstraer lasreglas básicas que rigen la comunicación. Enaños anteriores ya había aprendido que en unaconversación existen turnos: primero habla unoy después el otro. Ahora, además, conocerá lasdiferentes maneras de dirigirse a las personasen función del papel que desempeñan. No tehablará de la misma forma a ti que a una per-


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sona que acaba de conocer, ni a un niño de suedad igual que a otro más pequeño. Este úl-timo caso es realmente sorprendente. Tu hi-jo es capaz de simplificar su lenguaje, de ha-blar con otro tono de voz, de emplear palabrasmás sencillas y frases más cortas... para que unniño de menor edad le entienda. Sabe que tie-ne que adaptarse a su interlocutor.

En este proceso, tu papel es esencial. Túle das pistas sobre cómo debe comportarse enlas diferentes situaciones, fundamentalmentea partir de la manera en que tú lo haces. Fíja-te en que tú tampoco hablas igual a todas laspersonas, y eso tu hijo lo observa y aplica.

Además, le das instrucciones concretas yle dices que cuando se encuentre a una deter-


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minada persona le debe hablar más despacio ode una manera especialmente educada.

Lo que observa y lo que le explicamosayudará al niño a ir entendiendo los diferen-tes usos del lenguaje y cómo y cuándo debeaplicarlos. Por eso son tan importantes los mo-delos que le ofrezcamos. De nada sirve que legrites a tu hijo que cuando quiera algo no sedebe poner a chillar, o que le exijas que no di-ga palabrotas cuando ve en la televisión de-terminados programas en los que se utilizancontinuamente. Es cierto que no podemos con-trolarlo todo, pero sí podemos estar atentospara proporcionar a los niños modelos ade-cuados que le ayuden a ir utilizando un len-guaje que le permita realmente comunicarseconsigo mismo y con los demás.

CÓMO CONTRIBUIR A ESTE DESARROLLO

Aunque sabemos que el desarrollo del len-guaje, como otras dimensiones de la persona,tiene su propio ritmo, lo cierto es que padresy educadores podemos contribuir a que estedesarrollo sea más enriquecedor facilitandoasí que se potencien al máximo sus posibili-dades.


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Para conseguirlo, es conveniente:• Escuchar y hablar con el niño. En muchas

ocasiones nos dirigimos a nuestros hijos paradarles órdenes y recordarles lo que tienen quehacer: «Lávate los dientes», «¿Has prepara-do ya la mochila?», «Por favor, coge el telé-fono». Está claro que estas instrucciones sonnecesarias, pero también que no podemos li-mitar nuestra relación comunicativa a ellas.

• El ritmo de la vida cotidiana a veces dificultaque nos sentemos a hablar como nos gustaría,


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¡Cuéntame otro chiste!

Una de las manifestaciones de cómo evolucionael lenguaje la encontramos en la forma en que los ni-ños, a partir de los 6-7 años, cuentan los chistes. Losmás pequeños tienen dificultades para recordar la es-tructura del chiste y explican aquello que más les hallamado la atención; en ocasiones, se limitan a nom-brar una acción o una palabra (dicen «Se cayó al sue-lo» o «culo»), y para ellos eso es el chiste pues con-sideran que es suficiente para hacer gracia.

En la forma en que refieren los chistes y las his-torias podemos observar el importante progreso queen los ámbitos del pensamiento y el lenguaje se estáefectuando en los niños de esta edad.

Y desde luego hay que aprovechar esta nueva ha-bilidad para fomentar el sentido del humor y una ac-titud positiva ante la vida.

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pero no es necesario crear situaciones dema-siado artificiales para establecer un diálogo connuestros hijos. El momento del baño o de ir ala cama, un paseo por el parque o de caminoal colegio pueden ser momentos ideales para,simplemente, escuchar. No se trata de que pre-paremos grandes discursos como padres; tuhijo puede darte muchas pistas de lo que le su-cede, piensa y siente, y tan sólo hay que estaratentos para recoger lo que quiere decirnos.

• Muchos padres se quejan de que sus hijos ado-lescentes no se comunican con ellos; quizáhan esperado demasiado tiempo para estable-cer las bases de un verdadero diálogo. Y esoes algo que hay que ir construyendo. Es im-portante que nos mostremos receptivos a loque nuestro hijo quiere comentarnos. Nosiempre podemos dejar lo que estamos ha-ciendo para atenderle, pero desde luego nodeberíamos dejar pasar más de un día sin es-cuchar al niño o contarle nuestras cosas (loque él pueda entender y pueda ayudarle a ma-durar de forma adecuada).

• Explicarle las cosas. Aunque la etapa de losporqués se ha suavizado bastante, lo cierto esque tu hijo de 6-8 años sigue demostrandomucho interés hacia todo lo que le rodea. Teseguirá explicando cosas, te contará cómo in-


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terpreta él lo que le sucede y te pedirá que lerazones tus argumentos. No es lo mismo quele castigues sin más por algo que ha hecho,que hacerlo explicándole los motivos.

• También le puedes comentar algunas deci-siones que tomas, aunque lógicamente no se


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El peligro del ruido

Nos invade el ruido. Fíjate en todos los elemen-tos que impiden la comunicación entre las personasy que nos rodean continuamente vayamos por don-de vayamos. Cuando entramos en casa, la tele o lacadena de música se encienden, y, claro, hay que pres-tarles atención. Si vamos a los centros comerciales,la música nos acompaña constantemente y si quere-mos sentarnos a comer el ruido es tan intenso queestás deseando terminar para irte a otro sitio. A ve-ces hay que chillar tanto para hacernos entender, quepreferimos permanecer callados.

El ruido y todo aquello que exige que centremosnuestra atención («Espera hijo, que están diciendo enla tele algo que me interesa» se puede decir de vezen cuando, pero reflexiona sobre cuántas veces pidesa tu hijo que espere) pone distancia a la comunicaciónentre las personas.

Debemos ser conscientes de ello para no dejar-nos llevar sin más. Hay momentos para ver la tele, es-cuchar la radio, salir a comer a un lugar de mucho ja-leo..., pero también otros en los que podamos facilitarque surja el diálogo de una manera más espontánea.

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lo cuentes todo porque hay asuntos que per-tenecen al mundo de los adultos.

• Para que una relación se fundamente en elverdadero diálogo, se han de tener en cuen-ta las necesidades y sentimientos del niño.Ante el «¿Qué hacemos hoy?» se pueden re-coger las preferencias de los niños y ver lasposibilidades de llevar a cabo lo que le ape-tece. No se trata de dejar que él decida losplanes para el resto de la familia, pero sí queperciba que se valora su opinión, que a ve-ces se puede llevar a la práctica y otras no,y que hay que aprender también a conside-rar los deseos de los demás como una de lasnormas básicas de la convivencia.


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• Pero no dejes a tu hijo al margen de la fa-milia, ni de los cambios importantes que seproduzcan en ella. Él se sentirá más segurosi le cuentas que os vais a mudar de casa por-que has encontrado un trabajo en otro sitio,o que has decidido que le vendrían bien unasclases de inglés para aprender el idioma.

Ante las preguntas...

• Antes te preguntaba «¿Por qué una mariposa se lla-ma mariposa?» o «¿Por qué llueve?»; ahora te va apreguntar sobre cómo se hacen las cosas.

• Intenta, en la medida de lo posible, darle una res-puesta razonada a lo que él te pregunta.

• En ocasiones, puedes apoyarte en sus propias ex-plicaciones. Pregúntale a él sobre lo que opina ybusca una respuesta que se adapte a su capacidadde comprensión.

• Recuerda que la fantasía sigue estando presente yque te puedes servir de ella para explicarle algu-nas cosas.

• Se cambia el contenido de las preguntas: an-tes te interrogaba sobre nombres, tiempoy espacio, ahora muestra interés por cómofunciona el mundo. No siempre es posibleque sus preguntas queden satisfechas me-diante respuestas realistas; en ocasiones ha-brá que recurrir a la fantasía de los cuentos


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como recurso didáctico ajustado a su capa-cidad de comprensión. No olvidemos que elniño está atravesando un periodo interme-dio entre un pensamiento imaginativo queempieza a desvanecerse y los umbrales delpensamiento lógico. El mundo real le atraee intriga, pero son sobre todo las cosas re-presentadas en su imaginación, suscitadaspor aquella realidad, las que despiertan cu-riosidad.

• Favorecer el acceso a la lectura. Como ve-remos más adelante, la curiosidad y la ca-pacidad de aprendizaje del niño va a hacerque surja, en la mayoría de los casos, un in-terés espontáneo hacia la lectura. Tu hijo em-pieza a comprender que las letras significanalgo y que pueden darle información queconsidera relevante. Si le invitan a un cum-pleaños, en la tarjeta figura dónde lo van acelebrar, y si le regalan un juguete, en las ins-trucciones le explican cómo montarlo.

• Contamos con lo más difícil: la motivación.Por lo tanto, deberemos aprovechar estosmomentos para, sin agobiar, transmitir al ni-ño la importancia de la lectura y animarlea que se acerque a los libros. Las películasque ve en la tele, antes han sido cuentos quealguien escribió, y tu hijo puede disfrutar no


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sólo con lo que ve, sino dejando que su ima-ginación vuele libremente con lo que estáleyendo.

• Y le gustará leer, entre otras cosas, si te vea ti disfrutar con la lectura. La vida que lle-vamos rara vez nos deja tiempo para sen-tarnos tranquilamente a leer un libro quenos gusta, pero reflexiona durante unos se-gundos sobre cuánto tiempo dedicas dia-riamente a ver la televisión. No es nuestraintención hacer una campaña sobre cómoutilizar la tele, pero sí que nos demos cuen-ta de que dedicamos más tiempo a unos re-cursos que a otros, y eso nos limita a la ho-ra de desarrollar todo nuestro potencialcomo personas.

• Si quieres que a tu hijo le guste leer, debescrear momentos y situaciones para poder ha-cerlo. Léele un cuento o pídele que te locuente él.

• Quizá no tenga sentido que impongas unmomento para leer, pero sí que tu hijo dis-ponga de recursos (libros y cuentos adapta-dos a su edad) para hacerlo y que vea cómotú también sacas un tiempo para realizar es-ta actividad.

• El momento de antes de ir a dormir suele sermuy bueno para empezar a crear ese hábito.


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Recuerda que tu hijo de 6 años está apren-diendo a leer; es recomendable que leas conél. Existen libros con poco texto y muchasilustraciones que ayudarán a tu hijo a des-pertar el interés por la lectura en estos pri-meros años. Es normal que pase las hojas sinleerlo todo, porque aún le cuesta, pero ya ha-brá dado los primeros pasos que le permitenmanejar un libro y descubrir todas sus po-sibilidades.

• Jugar con las palabras. Los juegos clásicoscomo el «Veo, veo» o los trabalenguas sonalgunos ejemplos que nos permiten diver-tirnos con el lenguaje, además de contribuira que los niños aprendan el significado de lasletras, la formación de palabras o a mejorarla pronunciación.

• Mostrar interés por los progresos que rea-liza. Si tu hijo viene de clase y te enseña unaredacción que ha escrito, deja que te la lea.Y disfruta con su modo de contar las cosas.Quizá no sea una historia con una estructuraperfecta, pero recuerda que está aprendien-do. No le remarques los fallos, aunque sí esimportante que se los hagas ver. Valora tam-bién el trabajo del profesor y anima a tu hi-jo a que le haga caso cuando le corrige la or-tografía o la construcción de las frases.


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• Estar atento a las dificultades que puedansurgir. Con la ayuda del profesor, podéis de-tectar problemas en el desarrollo del lenguajerelacionados con la pronunciación, la lectu-ra y la escritura. En función de estas dificul-tades se puede contar con la ayuda de un lo-gopeda1 o de cualquier otro especialista enbusca de soluciones. Desde luego, lo que notiene sentido en ningún momento es caer enel alarmismo y el agobio. Muchos niños su-peran las dificultades en este terreno y puedenseguir el ritmo de escolaridad normal. Loimportante es detectar el problema, admi-tirlo y buscar la ayuda que sea necesaria.

• Expresar emociones. Tu hijo va a ir apren-diendo a controlar sus emociones de una for-ma progresiva. Posiblemente ya haya supe-rado esas rabietas tan frecuentes en añosanteriores, donde se ponía a llorar por cual-quier cosa y no dejaba de hacerlo si no sesalía con la suya. Los logros conseguidos enel ámbito del pensamiento le ayudan a con-trolar mejor esos impulsos.


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1 Profesional especializado en los trastornos del lenguaje y del ha-bla, así como en problemas relacionados con el aprendizaje de lalectura y de la escritura. Además de diagnosticar la patología y dedeterminar sus posibles causas, diseña un programa dirigido a re-solver los problemas concretos del niño.

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La dislexia: un problema que se puede

superar

Se dice que un niño tiene dislexia cuando en-cuentra dificultades en el aprendizaje de la lectura,a pesar de contar con un desarrollo intelectual sufi-ciente para ello.

Las causas que normalmente se relacionan coneste trastorno son muchas y diversas, y afectan atodos los campos del desarrollo del niño. Así, lasdificultades asociadas al lenguaje repercuten en eldesarrollo psicomotriz (por ejemplo, la mala orienta-ción espacio-temporal lleva a confundir arriba yabajo, y por lo tanto las letras que se diferencianen este aspecto, como la u y la n) y en el desarrolloafectivo (problemas derivados tanto de la sobre-protección familiar como de lo contrario, exigen-cias desproporcionadas que producen bloqueo yansiedad).

¿Cómo detectarla? Los síntomas disléxicos sonextraordinariamente variados. Entre ellos podemosdestacar:• Confundir letras parecidas (b con d, p con q, etc.).• Invertir letras en las sílabas (bar por bra, ter por tre...).• Modificación de la palabra (escarola por escalera).• Suelen ir acompañados por síntomas disortográfi-

cos, es decir, dificultades en la escritura.• El ritmo de lectura suele ser lento y desordenado.• Los niños que tienen dislexia pueden superarla con

la ayuda de la familia y de los especialistas: el lo-gopeda, sus profesores...

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• El lenguaje también cumple una función au-torreguladora importante. Enseña a tu hijoque, en vez de llorar y gritar, puede pedir lascosas con palabras, a que exprese sus senti-mientos antes de que le desborden y a que ten-ga en cuenta los sentimientos de los demás.


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CAPÍTULO V

El juego

El juego es una forma de entretenimiento quenos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.Pero es en los niños donde esta actividad cobrasu máxima importancia y su mayor apogeo. Losniños juegan continuamente y ello les permiteaprender muchas cosas, además de disfrutar.

Reflexiona durante unos instantes sobrelo que ha significado —y significa— el juegoen tu vida. Trata de recordar cuáles fueron losjuegos de tu infancia, a qué te gustaba jugar,qué te proporcionaba el juego... Intenta des-cubrir qué actividad lúdica realizas en la vidaadulta y qué te aporta en este momento.

Posiblemente recuerdes con agrado el jue-go porque te permitía, sobre todo, disfrutar. Enla actualidad hay actividades que cumplen parati esa función lúdica: haces deporte, juegas a lascartas, participas en una obra de teatro...

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Son actividades que te permiten desco-nectar de lo cotidiano y a través de las que pue-des expresarte con mucha más libertad que enotros ámbitos.

Para el niño, el juego es la mejor oportu-nidad para ensayar todo aquello que va a ne-cesitar en su desarrollo. Así, juega a papás y amamás y repite aquello que te ha visto hacer.Juega incluso a «discutir» con su compañerode juego, sin que eso suponga ningún tipo deproblema, porque se encuentra en una situa-ción protegida en la que no le va a pasar nada.

Además, a través del juego el niño ponede manifiesto todo aquello que desea, temeo siente.

¿Qué es el juego?

Fundamentalmente, el juego es cualquier tipo deactividad que aprendemos por puro placer, sin nin-guna preocupación por el resultado final, incluso aun-que el juego pueda llevarnos a realizar una obra dearte o un descubrimiento científico.

¿A QUÉ JUEGA TU HIJO?

A lo largo de la evolución del niño, apare-cen diferentes tipos de juegos que contribu-


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yen al desarrollo de su pensamiento y de supersonalidad.

El juego simbólico es uno de estos juegos.Aparece en torno a los 2-3 años y se va a man-tener a lo largo de toda la vida (las personasadultas juegan a representar acciones para queotros las acierten, por ejemplo), aunque las ca-racterísticas esenciales van a empezar a decre-cer a partir de los 7 años.

Pero tu hijo de 6 años va a seguir utilizan-do el juego simbólico. ¿En qué consiste? Elniño juega a representar la realidad, y utilizapara ello objetos que se ajustan a lo que ne-cesita. Así, el palo de una escoba se convierteen un caballo veloz, y él puede ser el vaqueroque atraviesa el desierto guiando su ganado.

Su forma de jugar también experimentaun cambio. Ya no corre de un lado a otro sinsentido, sino que lo hace, por ejemplo, paraperseguir a otro niño. Empieza a interesarsepor compartir los juegos con los demás.

En torno a los 7 años surge un nuevo tipode juego: el juego de reglas. Tu hijo va a ju-gar con otros niños y van a utilizar una seriede reglas para hacerlo. Se empiezan a formarlas primeras pandillas o grupos de amigos, máso menos estructurados, y son muy frecuenteslos juegos por equipos.

EL JUEGO

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Los niños organizan sus juegos en funciónde unas normas que van asumiendo o cam-biando según su capacidad para hacerlo. Así,antes de los 6 años, tu hijo jugará contigo ocon otros niños al parchís o al escondite, e in-tentará imitar a los adultos en el modo de ha-cerlo. Tampoco tiene muy claro el conceptode ganar y piensa que todos ganan en el jue-go. Poco a poco irá aprendiendo que existenunas normas y se enfadará con sus compañe-ros de juego si no las cumplen o por no ha-berlas cumplido él mismo. A partir de los 7años, el niño sabe lo que significa ganar y pue-de enfadarse si no lo logra.

La imaginación y la creatividad siguen es-tando presentes en la actividad del juego.


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CÓMO CONTRIBUIR A ESTE DESARROLLO

• Convéncete de que lo más importante no esel juguete. Hemos pasado de no tener ape-nas juegos a llenar los cuartos de los niñoscon todas las novedades. Tu hijo necesita ju-

EL JUEGO

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Juegos y juguetes de 6 a 8 años

Para elegir un juguete hay que fijarse en muchasvariables; por ejemplo, en los intereses del niño y suscaracterísticas de personalidad. Pero además cabetener en cuenta que entre 6 y 8 es importante desa-rrollar el juego que implique movimiento y habili-dad, que permita ir aprendiendo a jugar con normasy reglas y, además, que favorezca las relaciones conotras personas:• Juegos que faciliten el movimiento (bicicleta, pati-

nes, patinetes...) y que favorezcan la flexibilidad(cuerdas para saltar, por ejemplo).

• Juegos de aprendizaje con respuestas sencillas, jue-gos de memoria, puzles, juegos que permitan de-sarrollar la imaginación y la atención.

• Muñecos articulados y accesorios.• Juegos de paciencia y que le permitan desarrollar

su habilidad manual.• Juegos de mesa o sociedad —con normas— y de

estrategia elemental, como por ejemplo el parchís,las cuatro en raya...

• Construcción con piezas pequeñas.• Ordenadores.• Coches de fricción y electrónicos.

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gar, pero para ello no requiere demasiadascosas. Fíjate en lo que más le gusta y ofréce-le diferentes alternativas sin que tenga queutilizar un juguete diferente cada minuto.

• Favorece el contacto con otros niños. Es unbuen momento para que tu hijo empiece ajugar en grupo. Esto le permitirá no sólo dis-frutar de un rato agradable, sino también ad-quirir habilidades para relacionarse social-mente. Los demás nos ayudan a descubrirpuntos de vista diferentes al nuestro, otrossentimientos, y a controlar los propios, a sa-ber hasta dónde podemos llegar con nues-tros comentarios o actuaciones, etc.

• Facilita que pueda jugar al aire libre, dondecorra, salte, brinque... sin peligro para él opara los objetos. Es normal que en tu casahaya normas que establezcan dónde se pue-de jugar y a qué, pero para compensarlo esimportante que el niño pueda disfrutar tam-bién en espacios donde no existan tantos lí-mites y restricciones.

• Elige los juguetes que creas más adecuadospara su edad. Intenta liberarte de la presiónpublicitaria y no caigas en el error de com-prar algo por el tamaño de la caja donde vie-ne embalado. Hay otros criterios que debenprevalecer a la hora de comprar un juguete.


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• Permite que tu hijo juegue solo. Él ya pue-de estar concentrado en diferentes juegos yes importante que también aprenda a dis-frutar de su tiempo. No te agobies intentandoque no esté solo ni un minuto. Y enséñale ano depender de los demás para jugar o ha-cer cualquier otra cosa. En ocasiones nosquejamos porque los niños necesitan com-pañía permanentemente. Pero intenta des-cubrir por qué ocurre así:—Quizá has estado siempre muy encima de

él, corrigiendo todo lo que hace, supervi-sándole para que todo lo haga bien, y él sesiente inseguro, sin confianza para em-prender algo por sí mismo. En ese caso,intenta transmitirle confianza, demostrarleque progresa.

—Quizá quiere llamar tu atención porquenunca está contigo. Tu hijo puede de-mandarte directamente que le hagas caso(te dice que juegues con él) o de una for-ma más encubierta (rompe las cosas, gri-ta o llora). En este caso, pasa tiempo conél, un tiempo en el que ambos podáis dis-frutar de lo que estáis haciendo. Tu hijopuede parecerte ya bastante mayor, perorecuerda que sigue siendo un niño paramuchas cosas.

EL JUEGO

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CAPÍTULO VI

El dibujo

El dibujo es una expresión gráfica que nos per-mite conocer cómo funciona el pensamientodel niño. A través del mismo, tu hijo puede ex-presar cómo se siente, qué desea, qué conoce,a qué tiene miedo...

Desde luego, no podemos hacer una inter-pretación de la personalidad del niño a partirde un dibujo. Se trata de una manifestación másde lo que es el niño, pero para entenderle enprofundidad carece de sentido utilizar un di-bujo; habrá que observar su comportamiento,recoger lo que dice, cómo actúa...

El dibujo nos ayuda a descubrir ciertas ca-racterísticas de nuestro hijo, y para él cumpleuna importante función ya que es un modo deexpresarse, de comunicar a los otros su modode percibir el mundo. Es como si cada dibujotuviera el valor de una frase; dibujar se con-

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vierte en un tipo de lenguaje que utiliza el ni-ño para darse a conocer y para poner en ordentodo lo que está aprendiendo.

AVANZANDO HACIA EL REALISMO

La tendencia de los niños es dibujar la reali-dad. Ya has podido observarlo en años ante-riores: tu hijo empezó a dibujar a las personas,añadiendo cada vez más elementos. Al principioera simplemente una cabeza con ojos de la quesalían directamente dos líneas a modo de bra-zos y otras dos a modo de piernas.

La figura humana es cada vez más com-pleta, y a partir de los 6 años observamos quela gente que dibuja está ya adornada con mu-chos detalles. La persona está ya terminada: concabeza, tronco y extremidades; las manos y lospies tienen cinco dedos... Es frecuente que elniño quiera dibujar todos los elementos y, pararemarcar que son diferentes, puede dibujar lacabeza como un círculo bien definido y pin-tarle, uno por uno, todos los pelos.

Además, ya va incorporando elementos de-corativos que acompañan a esas figuras. El ni-ño dibuja árboles y el sol como paisajes, o unamesa y el tejado de una casa para representar


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una escena familiar. Para organizar todos loselementos que dibuja, los puede situar sobreuna línea de tierra, es decir, debajo de todoslos personajes traza una línea horizontal. Cuan-do le falta espacio para colocar todo lo quequiere sobre esa línea que ha dibujado (tam-bién puede utilizar el filo de la hoja para ha-cerlo), entonces dibuja una nueva línea paraseguir colocando a sus personajes.

Y surge el movimiento. Tu hijo quiere re-presentar lo más fielmente posible lo que estáviendo. Así, si quiere dibujar a un futbolistaque chuta un balón, puede, por ejemplo, ha-cerle la pierna más larga, o si se propone ex-presar que una fila de niños se desplaza, lospintará de perfil.

Su mayor control de movimientos le per-mite dibujar figuras cada vez más complejas, yno suele tener problemas en copiar las dife-rentes formas geométricas.

Aunque quiere dibujar la realidad, a vecesle cuesta integrar lo que ve con lo que cono-ce. Así, al dibujar una persona de perfil segu-ramente la muestre con sus dos ojos, cuandoen esa posición sólo veríamos uno. Poco a po-co, sus dibujos se irán perfeccionando, le cos-tará menos dibujar las cosas en perspectiva yajustarse un poco más a la realidad.

EL DIBUJO

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A pesar de esta tendencia, también es fre-cuente que los niños hagan dibujos abstractos,que combinen formas geométricas, e incluso queincluyan en sus ilustraciones letras o númerosque han ido aprendiendo.

Tu hijo va a disfrutar copiando dibujos ycalcándolos, creando los suyos propios y colo-reándolos. Valora esta forma de expresión, puesle permitirá comunicar muchas ideas ademásde desarrollar su faceta artística y creativa.

¿Casas transparentes?

En su afán de plasmar la realidad tal y como élla ve, de ajustarse al máximo a ella, es frecuente quedibuje lo que se conoce como transparencias. Así, noserá extraño que dibuje el contorno de una casa o deun coche y al mismo tiempo todo su interior: los mue-bles, el conductor pisando el acelerador, etc. O si di-buja una persona vestida, que también le pinte el ve-llo de las piernas o el corazón, como si se pudiera verpor debajo de la ropa o de la piel.

DIBUJO Y ESCRITURA

Mientras tu hijo no domine la escritura, el dibujoes la herramienta de la que se servirá para plas-mar su pensamiento, emociones y sentimientos.


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Pero el niño, aunque todavía no sepa es-cribir, lo cierto es que va conociendo poco apoco las letras y los números. Por ejemplo,puedes sorprender a tu hijo intentando copiarun dibujo donde aparece un mensaje escrito.

Incluso, cuando está aprendiendo a escri-bir, es frecuente que en sus dibujos aparezcanesas primeras letras, todavía imperfectas, peroque ponen de manifiesto el aprendizaje queestá realizando.

EL DIBUJO

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Pablo, 7 años

Irene, 7 años

Carlos, 8 años

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Todos los cambios que experimenta tu hi-jo en los ámbitos del movimiento y del pensa-miento le van a permitir adaptarse al ambien-te escolar y sacar partido al aprendizaje.

En general, a los niños de esta edad lesgusta ir al colegio. Allí realizan muchas activi-dades divertidas y se encuentran con compa-ñeros con los que puede jugar y disfrutar.

Los profesores siguen siendo un punto dereferencia importante en esta edad. Tu hijo ad-mira a su profesor y se esfuerza por agradarle.Para él es alguien importante, y es fundamentalque los padres reforcemos esta relación, haciendover al niño que debe escucharle y obedecerle,porque le puede enseñar muchas cosas.

Sin ese apoyo mutuo entre padres y profe-sores, la tarea educativa pierde muchas de susposibilidades.


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SEGUNDA PARTE

TU HIJO Y EL COLEGIO

CAPÍTULO VII

¡Al cole!

Cuando el niño alcanza la edad de la escuelaprimaria, los 6 años, se encuentra en posesiónde casi todos los ingredientes que va a nece-sitar para el despegue intelectual. Ya hemosvisto los principales cambios que se produ-cen en su pensamiento y esto, lógicamente, re-percutirá en su modo de aprender.

Las transformaciones que experimenta tuhijo no sólo se van a poner de manifiesto en laescuela, sino en todas las áreas de su vida.

Pero es en la escuela donde se inicia en unaserie de conocimientos que le permitirán de-sarrollar al máximo todas las potencialidadesque posee.

Además, a partir de los 6 años empiezan aacusarse grandes diferencias individuales en elmodo de aprender. Algunos niños parecen irmás rápido, a otros les cuesta más la lectura, y

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a otros se les resiste el área de las matemáticas.Se trata de ritmos diferentes que no tienen porqué conllevar, necesariamente, ningún tipo detrastorno.

Los profesores pueden detectar estas ca-racterísticas para ayudar al niño a ir superan-do las dificultades que le vayan surgiendo. Poreso es importante que, como padres, confie-mos en este profesional. Es la persona quecomplementa lo que nosotros conocemos denuestro hijo y está especializada en el desa-rrollo del niño. Sabe lo que necesita para cre-cer de forma adecuada y cómo intervenir an-te cualquier dificultad.

Colaborar con el personal docente en laeducación de nuestro hijo es la mejor manerade asegurarnos de que estamos proporcio-nando al niño todo lo que necesita.

APRENDER A APRENDER

Para tu hijo, la escuela va a marcar el inicio deuna nueva etapa. No podemos olvidar que el co-legio reúne una serie de características que lohacen diferente del contexto familiar al queha estado acostumbrado tu hijo durante susprimeros años de vida. La escuela le exige: una


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mayor disciplina, un horario y un esfuerzo aña-dido para aprender cosas nuevas. Lógicamen-te, todo esto conlleva un tiempo de adaptación.

El niño debe aprender no sólo el contenidode las materias que le enseñan, sino tambiénque existe un modo de funcionar en ella, de re-lacionarse con los demás compañeros, de en-tender lo que explica el profesor...

Por otro lado, a los 6 años es un niño in-quieto al que le gusta moverse y correr de unlado para otro, y es normal que entonces lecueste permanecer sentado o centrar su aten-ción en algo durante mucho tiempo.

Poco a poco aprenderá a controlar sus im-pulsos y disfrutará con las actividades que lehagan reflexionar, pen-sar, tomar decisiones...

Y todo ello con cal-ma. La mayoría de lasdificultades que presen-tan los niños en estosprimeros años de esco-larización se supera conel apoyo del profesor y de los padres, y, des-de luego, no es conveniente alarmarse ni ago-biar al niño.

Lo que él puede aprender está muy relacio-nado con lo que puede hacer. Ya hemos visto

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algunos rasgos de su pensamiento y de sus mo-vimientos, y en función de éstos podrá apren-der unas cosas u otras.

Exigirle por encima de ese nivel carece to-talmente de sentido. Como tampoco lo tienepedirle menos de lo que puede hacer, pues po-demos provocar en el niño aburrimiento y de-sinterés por las diferentes actividades que leproponemos. Lo mejor es que optemos por en-señarle cosas (o que le proporcionemos juegos)que estén dentro de sus posibilidades, pero querequieran el esfuerzo suficiente como para fa-vorecer la motivación por el aprendizaje.


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La tarea provocafrustración. Tu hijo sesiente incapaz derealizarla y no confía ensí mismo

Tu hijo se sentirámotivado, comprobaráque puede hacer cosasnuevas y se interesarápor el aprendizaje

Tu hijo se aburrirá conla tarea, se sentirádesmotivado y noestaremos fomentandoel interés por elaprendizaje

Nivel de desarrolloen que se encuentratu hijo

Le propones actividadeso juegos muy difícilespara él

Le propones actividadeso juegos que se ajustan alo que él puede hacer,pero con un grado dedificultad mayor

Le propones actividadeso juegos que ya dominay conoce a la perfección

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LO QUE IMPLICA LA ESCUELA

Tu hijo no sólo va adquirir una serie de cono-cimientos sobre lenguaje, matemáticas o el me-dio cuando vaya a la escuela.

Las posibilidades que le ofrece el colegioson muchas más y sobre todo están relaciona-das con el aprendizaje de conductas que le per-miten relacionarse con los demás y construirsu propia personalidad.

Durante este primer periodo de adapta-ción a la escuela, tu hijo va a aprender:• El significado del esfuerzo. La atención y

el reconocimiento por parte del profesor, lasnotas, etc. son algunos referentes que per-miten a tu hijo darse cuenta de que su es-fuerzo le lleva a alcanzar metas que son de-seables.

• Del comportamiento de los demás. Estar conotros niños le va a permitir distinguir en-tre conductas que son adecuadas y aquellasotras que no lo son. Tu hijo va a aprender delos modelos que tenga a su alrededor y de lasconsecuencias que tengan los otros niños consu comportamiento. Si ve que su compañe-ro se concentra en una tarea y que la profe-sora le felicita por ello, lo más probable esque imite su conducta; si por el contrario ob-

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serva que no hacer caso conlleva un castigo,evitará actuar de esta manera. Los compa-ñeros proporcionan un modelo social a tuhijo.

• A controlar sus impulsos. Ya no puede hacercualquier cosa que le apetezca, sino que tie-ne que ceñirse a una serie de normas quefacilitan la organización de la clase o delcentro.

• A aplazar las recompensas. Cuando tu hi-jo te enseña un dibujo, rápidamente tú lefelicitas por lo bien que le ha quedado. Enel colegio tiene que compartir la atencióndel adulto (el profesor) con otros niños. Tuhijo va a aprender a esperar. Pero no se tra-ta de una espera resignada. Sabe que elprofesor se ocupará de él en un determi-nado momento, aunque no sea ahora mis-mo, y eso posibilita que vaya cogiendo con-fianza.

• El hecho de que aprenda a esperar, a nodemandar permanente atención sobre susprogresos, también le va a ayudar a no de-pender de lo que los demás opinen acercade lo que hace. Poco a poco, él mismo po-drá reconocer el trabajo bien hecho; habráinteriorizado el verdadero significado delaprendizaje.


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EL APRENDIZAJE A ESTAS EDADES

La escuela va a plantear nuevas exigencias a tuhijo, lo cual provoca que aparezcan nuevas ha-bilidades y capacidades para aprender. Pero almismo tiempo, tu hijo desarrolla su pensa-miento, lo cual le permite:• Ser un buen observador. Tu hijo muestra

interés por todo lo que le rodea: lo que ve,lo que oye, lo que siente... Y no lo hace deuna manera automática, sino que va selec-cionando aquella información que le parecemás relevante, diferenciándola y añadiéndo-la a la que ya posee. Estamos en un momentomuy bueno para que se produzca el apren-dizaje, pues el niño se siente motivado aaprender.

• Desarrollar una actitud crítica. Su formade pensar es ya más realista, con lo cual yano se cree todo lo que le cuentan. Ahora de-sea una explicación más lógica y no se con-forma con cualquier razonamiento.

• Mantener la atención durante más tiempo,sin distraerse. Los cambios que se producenen el sistema nervioso central determinan que,a partir de los 6-7 años, tu hijo pueda con-centrarse durante más tiempo en actividadesque requieren una especial atención.

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• Desarrollar su capacidad de memoria. Tuhijo va a ser capaz de retener más informa-ción que en años anteriores, lo cual facilitaenormemente el aprendizaje.

• Tener una mejor disposición para acep-tar las tareas que le vienen impuestas des-de el exterior. Al niño de 6-7 años ya no leinteresa sólo jugar. Ahora necesita recibirotro tipo de estímulos y la escuela va a cu-brir esta necesidad.

• Entender y manejar mejor el lenguajeverbal. El desarrollo del lenguaje permitea tu hijo entender todos los mensajes y la in-formación que recibe en la escuela.


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CAPÍTULO VIII

Las 10 cosas que va a aprender

Tu hijo va a aprender en el colegio muchísi-mas cosas. Cada día irá adquiriendo un nuevoconocimiento que se convierte en la base pa-ra poder ir aprendiendo otros muchos.

En las siguientes páginas encontrarás unasíntesis de los 10 aprendizajes más importan-tes que se van a producir en el periodo com-prendido entre los 6 y los 8 años.

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El conceptode número

Lasmatemáticas

El lenguaje

Música y ritmo

La escritura

Expresarseartísticamente La lectura

Lo que tu hijo va

a aprenderSu cultura

El medio

Conocimientosobre uno mismoy los demás

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LA LECTURA

La lectura es un aprendizaje instrumental bási-co; esto quiere decir que saber leer, además deser importante, se encuentra en la base de nue-vos conocimientos. Cuando el niño sabe leer pue-de comprender un texto y responder preguntasacerca de él, se va preparando para la escritura,es capaz de entender los enunciados de los pro-blemas de matemáticas, etc. En otras palabras, lalectura está en la base de su aprendizaje.

A los 6 años tu hijo se encuentra prepara-do para empezar a leer. A esta edad ya dispo-ne de un amplio vocabulario que le va a facili-tar el reconocimiento de las palabras, controlamejor el movimiento de sus ojos y su nivel depensamiento le permite establecer relacionesentre las letras, las palabras, etc.

Ahora bien, estar preparado no significa quevaya a ser una tarea fácil. A esta edad, la lecturaexige que el niño esté atento y se concentre enaprender una serie de signos abstractos, repre-sentaciones gráficas que están muy alejadas delo que el niño ha manejado hasta ese momento.

Etapas de la lecturaLo primero que el niño aprende son los soni-dos; va aprendiendo las letras y, poco a poco, las


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va uniendo para leer palabras y frases. Algunosmétodos de lectura comienzan directamentepor la enseñanza de palabras como el nom-bre propio o el de las cosas más significativaspara el niño («mamá», «papá», «casa», etc.).Ambos métodos pueden utilizarse de manerasimultánea para favorecer el aprendizaje.

A los 7-8 años, el niño reconoce ya todoslos sonidos y es capaz de leer, aunque todavíacon muchas dificultades. Lee de forma entre-cortada y titubea ante palabras difíciles o nue-vas para él. También es normal que cometaerrores —como inventarse las palabras despuésde leer la primera sílaba— o que cambie algu-nas letras por otras.

Por eso esta fase de iniciación a la lecturatiene como objetivo principal descodificar, esdecir, identificar letras, palabras y frases. Es-ta tarea requiere tanto esfuerzo que lo normales que el niño apenas se entere de lo que estáleyendo. Cuando tenga mayor dominio paraidentificar lo que lee, podrá dedicar más aten-ción a entender lo que está leyendo.

La importancia del cuentoA través del cuento, el niño entra en contac-to con personajes que viven una situación deconflicto, que se soluciona con la intervención

LAS 10 COSAS QUE VA A APRENDER

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adecuada. Los elementos que componen elcuento son tan atractivos que rápidamente cap-tan a quien los escucha. Para el niño son muyimportantes estos relatos, que pueden ser uti-lizados en cualquier momento; contarle uncuento puede utilizarse como premio por ha-ber hecho algo correctamente. Es una forma dehablar con el niño en la que, además, él pue-de participar.

Los niños pequeños adoran que les cuen-ten el mismo cuento una y otra vez, normal-mente hasta que son capaces de contártelo ellosmismos con pelos y señales. De esta manera


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Aprender a leer

En un estudio longitudinal (el que analiza los cam-bios que se producen en un periodo de tiempo) sedescribieron diferentes fases en el aprendizaje de lalectura:• Una primera fase, caracterizada por la confianza

en la predicción, en la que los niños dicen palabrasque no se encuentran en el texto y que a menudoasocian a las ilustraciones del mismo. En esta fasecometen muchos errores.

• Una segunda fase, que podríamos denominar si-lenciosa, en la que el niño dedica un tiempo a des-cifrar cada uno de los símbolos.

• Una tercera fase en la que ya se le da un sentido alo que se percibe.

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adquieren un vocabulario muy rico y expre-siones que les ayudan a estructurar categoríastan importantes como son el espacio y el tiem-po (mañana es después de esta noche, el ca-mino que toma el lobo es más corto que el deCaperucita...). El cuento forma parte del jue-go, y sin él muchos de los conceptos esencia-les serían aburridísimos de transmitir.

A tu hijo de 6-7 años le va a encantar queleas para él. Te escuchará con agrado y tú dis-frutarás porque ves cómo él sigue la trama delo que le estás contando.

Las posibilidades que nos ofrece el cuen-to son innumerables y estimulan la creatividady el ingenio de padres e hijos. A continuaciónte proporcionamos algunas ideas acerca de có-mo usar los cuentos:• Contar el cuento a partir de las imágenes del

libro.• Contar un cuento que nos sabemos y dibu-

jarlo para hacer nuestro propio libro.• Representar el cuento disfrazándonos con

ropa que tengamos en casa o haciendo nues-tros propios títeres.

• Grabar el cuento en una cinta de casete (o enun vídeo) fingiendo las voces de los distin-tos personajes para luego escucharnos (overnos).


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Cualquier idea en la que usemos el juegoserá bien aceptada por el niño, y así el cuento seconvertirá en nuestro mejor aliado para disfru-tar con nuestro hijo y facilitar su desarrollo.

Los libros que les gustan a los niños entre

los 6 y los 8 años

En este periodo van a preferir los libros con di-bujos, con textos breves donde predominen los diá-logos, las palabras y frases sonoras..., escritos conletra grande, etc. Los temas y géneros que más lesgustan son:• Las historias que cuentan la vida de niños y niñas

como él, que pasan por situaciones similares a lasuya.

• Las historias de aventura, de fantasía y humor.• Las fábulas y cuentos de siempre.• Las obras de teatro que pueden representar, así co-

mo los libros de poemas, adivinanzas, acertijos, etc.• Libros y material diverso (por ejemplo, un libro

acompañado de un CD para el ordenador) sobretemas de conocimiento general: el cuerpo huma-no, la naturaleza, los animales, etc.

Cómo favorecer el aprendizaje de la lecturaAunque es lógico que depositemos en el cole-gio nuestra confianza y la responsabilidad dela enseñanza de la lectura, los padres podemoscontribuir a que ésta sea una actividad atractiva


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y motivadora para el niño. Debemos conven-cernos de que la lectura no es sólo útil en la es-cuela, sino en cualquier momento de la vidade tu hijo.

Las siguientes pistas te ayudarán a facili-tar este proceso:• Empecemos por tu ejemplo. Debemos

mostrar interés por la lectura. Permitir al ni-ño el acceso a los periódicos, tener siemprealgún libro adecuado para su edad y leer de-lante de él son motivos suficientes para des-pertar la curiosidad del niño, y harán quese pregunte: «¿Qué será “eso” que mantie-ne a mis padres tan entretenidos?».


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• Explica a tu hijo para qué sirve la lectura.Se ha demostrado que éste es uno de los fac-tores que mejor explica que unos niños apren-dan a leer mejor que otros y que demuestrenmás interés. Tu hijo debe conocer para qué lee,darle un sentido. Podemos leerle un cuentoy hacerle ver que no nos estamos inventandonada, que todo está ahí escrito, leer la carta deun familiar, los carteles de la calle, los anun-cios de la tele... La letra debe tener un senti-do para el niño, una significación adaptada asus necesidades, algo que pueda serle útil.

• Aprovecha cualquier momento para leercon tu hijo. Al principio no conocerá las le-tras y pondrá una buena dosis de imagina-ción para traducir lo que está escrito; los li-bros ilustrados le permitirán imaginar unahistoria y le harán sentirse importante por-que ya es capaz de leer.

• Es importante que tu hijo disponga de otroslibros, además de los del colegio, para ir for-mando una pequeña biblioteca que podrácuidar y consultar cuando quiera.

• Haz de la lectura un juego. Es la mejor ma-nera de enseñar al niño a conocer las letras,identificarlas, agruparlas...

• Utiliza los juguetes de tu hijo para moti-varle. Las instrucciones, las pegatinas, los


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rotuladores... tienen letras que se pueden iridentificando. Cuando compres un juguete,lee con tu hijo las instrucciones, intentad en-tenderlas entre los dos y, si os parecen muycomplejas, poneos vuestras propias normasy apuntadlas para que a ninguno de los dosse os olviden.

• Estableced un momento diario para la lec-tura. La hora de leer puede convertirse enalgo agradable para padres e hijos. Tal vez du-rante toda la tarde no habéis tenido ocasiónde pasar un tiempo juntos y ambas partesestáis deseando volver a encontraros. Si eseratito comienza con cinco minutos de lectu-ra, tu hijo pronto aprenderá que a ti te gustaleer con él y es posible que vaya a buscartecon el libro debajo del brazo. Leed juntos, sinprisa, disfrutando de los dibujos, y, sobre to-do, asociando este momento con actividadesque compartís después que también son agra-dables (jugar a algo, pegar en el álbum loscromos que estáis coleccionando juntos...).

• Pide consejo. Es posible que no siempretengas claro cómo motivar a tu hijo o quélecturas son las más aconsejables para él. Nodudes en hablar con el profesor y otros pro-fesionales para informarte, aprender nuevasestrategias y resolver tus dudas.


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LA ESCRITURA

Desde el punto de vista del aprendizaje, el pro-ceso lógico sería el siguiente: aprender a hablar,aprender a leer y aprender a escribir. La lectu-ra y la escritura son procesos que se pueden irdando de forma más o menos paralela; sin em-bargo, para que la escritura signifique realmentealgo para él, el niño tiene que identificar pri-meramente lo que dice con lo que está escrito.

Es importante que estos aprendizajes bási-cos —la lectura y la escritura— se adquieran demanera adecuada, porque de ellos depende lo quetu hijo va a aprender posteriormente. Un niño de7-8 años que no sabe apenas leer encontrará mu-chas dificultades para seguir el ritmo de su clasey para entender los complejos libros, que, aun-que suficientemente enriquecidos con ilustracio-nes, gráficos y esquemas, están llenos de palabrascuya lectura y comprensión son imprescindiblesa la hora de hacer las tareas que se exigen.

Por tanto, para aprender a leer y a escribir,y sacar el máximo partido a estas tareas, se ne-cesita tiempo, y no conviene agobiar al niño.

Aprender a escribirGracias al dibujo, tu hijo ha adquirido bastantecontrol sobre sus movimientos. Sabe manejar


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el lápiz con mucha precisión y cada vez puededibujar cosas más complicadas.

Poco a poco irá aprendiendo la forma delas letras y uniéndolas unas con otras. Nos en-contramos en la fase precaligráfica, un mo-mento en el que el niño todavía comete mu-chos errores, como trazos irregulares, letrasque tiemblan o se presen-tan llenas de abolladuras.Por supuesto, le cuestaescribir en línea recta, yen los textos libres, cuan-do no son copias, puedeutilizar indistintamenteletras mayúsculas y mi-núsculas.

Tu hijo empezará por escribir textos bre-ves (una carta o una invitación de cumpleaños,por ejemplo), aunque todavía no conoce las re-glas de puntuación y, por eso, escribe todas lasfrases seguidas, se olvida de algunos verbos...Está escribiendo como habla. Poco a poco iráaprendiendo reglas que le permitan estructu-rar mejor las frases.

Para facilitar este aprendizaje, es importan-te que animes a tu hijo a que escriba en situacio-nes diferentes. Por ejemplo, puedes encargarleque coja las llamadas de teléfono y anote un re-


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cado, o que haga la lista de la compra. Podemosaprovechar cualquier circunstancia de la vida co-tidiana y convertirla en una magnífica oportuni-dad para que el niño demuestre lo que sabe.

¡Qué mal escribe mi hijo!

La caligrafía de tu hijo va a ir mejorando a par-tir de los 6 años. Pero es normal que no sea perfec-ta en estos primeros momentos. Hacer copias o com-pletar los típicos cuadernillos que todos recordamoshaber usado pueden ayudarle, pero convertirlo en laúnica manera de que el niño escriba puede resultarbastante aburrido. Hay que dosificar estas activi-dades y permitir que el niño escriba sobre cosas queson significativas para él (por ejemplo, las invitacio-nes de su cumpleaños). De esta manera, al encon-trarle una utilidad, tu hijo se sentirá más motivadopara escribir.

EL DESARROLLO DEL LENGUAJE

Los distintos contenidos sobre los que le vana hablar a tu hijo en la escuela le proporcionanuna magnífica oportunidad para mejorar y am-pliar su vocabulario. Los animales, el cuerpohumano, la formación de la tierra, los cambiosclimáticos, las diversas culturas... son algunosde los temas que le van a permitir conocer más


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sobre lo que le rodea, pero también repercu-tirá de forma positiva en el lenguaje.

La escritura y la lectura van a favorecer quesu lenguaje cobre un significado diferente, y tuhijo empezará a utilizarlo para comunicar suspropios mensajes, sentimientos, deseos e ideas.

Va a descubrir que el lenguaje que hablase puede escribir, y a partir de ahí, tendrá laoportunidad de conocer los textos que han si-do escritos por otros, aprendiendo a recono-cer los diferentes estilos y a detectar las ideasprincipales.

EL CONCEPTO DE NÚMERO

Las nuevas habilidades que surgen en su pen-samiento le van a permitir utilizar los núme-ros no sólo por repetición, sino entendiendosu verdadero significado.

Es cierto que todavía utiliza el número deuna manera muy concreta. Por ejemplo, ne-cesita dibujar el número de manzanas que quie-re sumar, o representarlas con los dedos de lamano, para hacerse una idea de la cantidad so-bre la que tiene que operar.

Poco a poco, podrá usar los números sintener que representarlos de ningún modo.


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LAS PRIMERAS OPERACIONESMATEMÁTICAS

El cálculo, después de la escritura y la lectura,ocupa un lugar destacado en la actividad es-colar de tu hijo.

El niño necesita las mismas condicionesrequeridas para el aprendizaje de la lectura yde la escritura para poder llevar a cabo opera-ciones sencillas de cálculo. Es decir, le va a cos-tar escribir los números, de la misma maneraque le cuesta escribir las letras.

Por otro lado, necesita entender qué es loque está haciendo, para qué sirve... En ocasionesnos empeñamos en que el niño haga miles de su-mas o de restas, pero realmente no entiende susignificado. Tu hijo necesita conocer la utilidadde lo que está haciendo para que le sea signifi-cativo, y para ello es esencial que el aprendizajeesté conectado con situaciones de la vida diaria.

Los progresos en el cálculo son, por lo ge-neral, más lentos, y de nuevo el hogar desem-peña un papel importante a la hora de facilitaral niño un ambiente apropiado para adquirirestos conceptos fundamentales.

Tareas como ir a la compra, jugar al par-chís o a cualquier otro juego que implique su-mar y restar cantidades, tener una hucha en la


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que se mete y se saca dinero, contar los cro-mos que ha pegado en el álbum y los que le fal-tan de una colección... pueden ser activida-des muy eficaces para familiarizar al niño conlas operaciones matemáticas.

Lo que tu hijo puede hacerA partir de los 7 años, el niño es capaz de rea-lizar operaciones simples; con el paso del tiem-po irá descubriendo operaciones más comple-jas que le servirán de trampolín para llegar alrazonamiento abstracto.

No debemos asustarnos si este cambio tar-da en producirse, conviene que seamos pa-cientes y respetemos el ritmo de desarrollo denuestro hijo.

El niño de 6-7 años está capacitado paraentender operaciones de sumar sencillas: pue-de aprender a llevarse cantidades; a sumar nú-meros de varias cifras... Basta con que se le ex-plique cómo funciona la suma y se entrene parahacerlo correctamente.

Otras habilidades, como la capacidad deordenar y clasificar las cosas, le van a ser muyútiles para iniciarse en el aprendizaje de los pri-meros conceptos matemáticos.

Una vez aprendida la suma y entendido sumecanismo, podrá aprender a restar. Al prin-


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cipio es posible que confunda las dos opera-ciones, sobre todo con «las que se lleva», puesa través de las mismas instrucciones le pedi-mos que haga cosas diferentes.


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La fatiga escolar

Si sumamos a las horas que el niño pasa en laclase el tiempo invertido en desplazamientos, en ac-tividades extraescolares y —en algunos casos— en elcomedor, vemos que realmente tiene motivos paraestar cansado. A esto contribuyen la falta de sueño,el madrugón y un desayuno rápido, para llegar porfin al colegio con una cartera llena de libros.

Si bien en la mayoría de estas circunstancias in-tervienen factores que no podemos controlar, es ne-cesario que facilitemos al niño algunas tareas para queno se conviertan en cargas pesadas:• No convertir la casa en otro colegio. Ante dificul-

tades escolares, el niño necesita una pequeña ayu-da, pero no podemos dejar que nuestra casa sea unanueva aula para el niño.

• No dramatizar los fracasos. Si algo le sale mal alniño, lo que más necesita es que alguien le enseñecómo puede hacerlo bien.

• Respetar las horas de sueño y de descanso del niño.• Una buena costumbre es la de enseñar al niño a

preparar la ropa y los libros que va a utilizar al díasiguiente; de esta manera podrá levantarse con eltiempo justo de lavarse, vestirse y desayunar.

• Vigilar el peso que lleva en la cartera y utilizar mo-chila con ruedas siempre que sea conveniente.

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Con la suma y la resta puede resolver pro-blemas de matemáticas sencillos. La mayoríade las veces necesitará dibujar lo que está ha-ciendo, y también tú puedes representarle elproblema con algunos dibujos para que com-prenda mejor el enunciado.

Y como siempre, debe entender para quésirve todo este conocimiento. La experienciadiaria nos ofrece numerosas oportunidades pa-ra sumar y restar. Debemos aprovecharlas, puessi tu hijo ve que es útil lo que le enseñan enel cole se sentirá más motivado para aprender.

CONOCIMIENTO DEL MEDIO

Cada vez le va a ser más fácil comprender losconceptos de tiempo y espacio. Entiende per-fectamente el pasado, el presente y el futuro,y sabe ordenar diferentes acontecimientos tem-porales (ayer, hoy, mañana...). Primero sabráordenar sucesos que forman parte de un pasa-do y un futuro más próximos, para después en-tender otros que han sucedido o sucederándentro en un plazo de tiempo más amplio.

Toda la información acerca de sucesos bio-gráficos e históricos contribuye a que aumenteeste interés y se perfeccione el conocimiento.


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Empieza a entender el espacio y sabe quesu casa se encuentra en un barrio, pueblo ociudad, y que existen otros conceptos co-mo los países, los continentes, etc., en losque se integran los primeros. Además, sien-te curiosidad por conocer más sobre el me-dio que le rodea. Es cierto que todavía no tie-ne muy claro el tema de las distancias, peropoco a poco, comparando unas con otras, leserá más fácil saber lo que está cerca y lo queestá lejos.

No olvides que...Tu hijo ha ido adquiriendo diferentes nocio-nes del espacio. Primero ha ubicado lo que tie-ne más cerca de él (su casa y su barrio) paraluego ir entendiendo conceptos más amplios(la ciudad, el país...).

En la escuela van a ampliar enormemen-te el conocimiento que tu hijo tiene de su en-torno. No sólo oirá hablar de lo que le rodea,sino que aprenderá otras muchas cosas sobrela naturaleza, la historia, la sociedad…, co-nocerá cómo funciona su cuerpo y cómo debecuidarlo, etc.

Todo eso le ayudará a desarrollar su pen-samiento y a reflexionar sobre el porqué delas cosas. Desde ahí, le será más fácil enten-


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der que es esencial respetar y defender el me-dio ambiente.

ARTES PLÁSTICAS

El dibujo es muy importante para tu hijo. Yahemos visto que a través de él puede expresarlo que siente, desea, piensa...

Por otro lado, va a disfrutar con todas aque-llas actividades que le permitan manipular di-ferentes objetos.

Posiblemente le gusten mucho las activi-dades de modelado. La plastilina y la arcillason materiales a partir de los cuales puede me-


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jorar sus movimientos y representar la reali-dad que conoce.

También le va a encantar recortar y pegar.Ten en cuenta que la tijera es una herramientadifícil de utilizar, que requiere mucha destrezay coordinación. A los 6 años, tu hijo será capazde recortar pequeñas figuras geométricas. Pe-gar será más sencillo.

Pintar, dibujar, calcar, modelar, recortar...son medios que le permiten expresarse, mani-festar su sensibilidad estética, ser creativo yaumentar la capacidad para disfrutar con lasdiferentes manifestaciones artísticas.

MÚSICA Y RITMO

A través de la música tu hijo también va a po-der expresarse. Moverse siguiendo el ritmole permite adquirir un mayor control sobre supropio cuerpo. Los compases marcan un pa-trón que le ayuda a organizar su mente y querepercute en diferentes aprendizajes. Por ejem-plo, el ritmo musical le sirve para mejorar laentonación e incluso para entender mejor al-gunos conceptos matemáticos.

Cantar, bailar, tocar algún instrumento...son actividades que le permiten desarrollar su


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creatividad y su expresión musical, así como lacapacidad para disfrutar de las diferentes obrasmusicales.

CONOCIMIENTO SOBRE UNO MISMOY LOS DEMÁS

Desde el momento en que nace, tu hijo ha idotomando conciencia de que es un ser diferen-te al resto. Poco a poco, va a ir organizando lainformación que recibe sobre sí mismo, cono-ciendo más su cuerpo, su pensamiento y susemociones.

La escuela, sobre todo el hecho de rela-cionarse con otros niños, ayudará a tu hijo eneste proceso:• En primer lugar, contribuye al desarrollo

de su propia individualidad. El colegio fa-vorece que surjan los sentimientos de in-dependencia. Tu hijo tendrá cada vez másganas de experimentar por sí solo, de co-nocer el entorno que le rodea, sin tener quedepender siempre de la ayuda o de la su-pervisión de los demás. La escuela permi-te que tu hijo explore sin peligro y eso ha-ce que aumente la seguridad y confianza ensí mismo.


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• En segundo lugar, el cole exige que el niñocolabore con otros. Tu hijo aprende así a par-ticipar, a trabajar en equipo, a intercambiarinformación, a asumir las responsabilidadesque le toquen... Realizar actividades en gru-po permite la aparición de valores como lacolaboración, el diálogo y el respeto.

CONOCER LA CULTURAY LA DIVERSIDAD

La escuela es, junto con la familia, la principaltransmisora de los valores y tradiciones de unacultura.

Conocer el patrimonio cultural le permi-tirá valorar su importancia y respetar las di-ferencias que existen entre las personas quepertenecen a diferentes regiones y países.

Desde el conocimiento y la cultura es mu-cho más fácil respetar a los demás y compren-der que no tiene sentido discriminar a nadiepor razones de sexo, clase social, creencias, re-ligión...

No debemos olvidar que vivimos en unmundo donde las distancias entre culturas di-versas han ido disminuyendo y que nuestropropio entorno es un mundo multicultural.


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Tu hijo va a crecer con la riqueza que suponeconocer a personas que pertenecen a culturasdiferentes.

Aprender otros idiomas contribuye al de-sarrollo del pensamiento y favorece la apari-ción de los valores básicos que rigen la vida yla convivencia entre las personas.


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CAPÍTULO IX

Favoreciendo el aprendizaje

La seguridad y la confianza que tu hijo tengaen sus propias capacidades son variables queafectan a su aprendizaje. Si él se siente segu-ro de sí mismo, si se ve capaz de realizar las di-ferentes tareas, si se siente de algún modo re-compensado por ello, entonces aumentará sumotivación.

Por el contrario, si siente que no puedeaprender, que no entiende nada, que le rega-ñan cada vez que hace las cosas mal y le re-cuerdan que es un inútil, entonces lo más pro-bable es que termine creyéndose que no estácapacitado para aprender y pierda el interéspor hacerlo.

Veámoslo de una manera gráfica:

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Tu hijo no se sentirá motivado sólo porconseguir siempre el éxito, sino porque apren-de (porque tú y en el colegio le enseñáis) quepuede lograr superar las dificultades con es-fuerzo y que no se debe desanimar cuando lascosas no van como él desea. Para lograrlo, ne-cesita confiar en sí mismo, sentir que los de-más confían en él y en sus posibilidades.

¿Qué pasa cuando tu hijo no confía en sushabilidades ni en su capacidad para aprender?


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Tu hijo sesiente capazde realizar laactividad

Sabe que sepuede mejorarcon esfuerzo

Su objetivo:aprender

Será persistentey se sentirámotivado

Si tiene éxitoentenderá queha sido graciasa su esfuerzo

Si comete fallosentenderá queha sido porfalta de trabajoo porque latarea era muydifícil

Tu hijo nose sientecapaz derealizar laactividad

Cree que hagalo que hagano puedecambiar

Su objetivo:terminar latarea cuantoantes

Será pococonstante yevitará las tareasdifíciles

Si tiene éxitoentenderá que hasido suerte

Si comete fallosentenderá que hasido porque él notiene habilidadpara hacer lascosas bien

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En este último caso, tu hijo entenderá quesi le han salido bien las cosas ha sido por pu-ra casualidad, que él no ha tenido nada que ver.En cambio, entenderá que los fallos sí sondebidos a su poca habilidad para resolver la ta-rea. Estas creencias le llevan a la idea de queél, haga lo que haga, no puede controlar elaprendizaje. Por eso desea terminar cuanto an-tes la actividad; no le preocupa si ha aprendi-do o no. Nos encontramos entonces ante unniño desmotivado, que no demuestra interéspor las tareas y, especialmente, evitará aque-llas que son difíciles, pues tiene claro que vaa fracasar y a nadie le apetece enfrentarse a unnuevo fracaso.

Muchas de estas ideas que desmotivan alniño están causadas por la experiencia: si él só-lo experimenta fracasos, entonces creerá quesiempre será así. Pero también tienen muchoque ver los mensajes que lanzamos al niño y lapresión que ejercemos sobre él para que apren-da. Por eso es importante:• Estar atento a los progresos de nuestro hijo,

aunque no nos parezcan importantes, y ha-cerle ver que eso se debe al esfuerzo que estáponiendo.

• No remarcar demasiado los fallos. Tu hijoestá aprendiendo y necesita algo de tiempo

FAVORECIENDO EL APRENDIZAJE

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para desenvolverse sin problemas en la lec-tura, en la escritura, etc. Si continuamentele reprochas lo mal que se le da, terminaráshaciéndole creer que no va a ser capaz de ha-cerlo nunca bien.

• Facilitar experiencias en las que pueda teneréxito. Si le cuesta leer, no le des textos difí-ciles. Busca una lectura agradable, lee con él,alábale cada vez que diga bien una palabra.

• No compararle con otros compañeros. Cadaniño lleva su propio ritmo de aprendizaje ycompararle con otros con más capacidad enalgunas cosas sólo contribuirá a mermar laconfianza de tu hijo.

EN COLABORACIÓN CON EL COLEGIO

Lejos quedan los tiempos en que los padres semantenían al margen de la educación que sushijos recibían en el colegio. Existía una ciegaconfianza en lo que se hacía en el ambiente es-colar y, por otro lado, un desconocimiento queimposibilitaba establecer una relación entre elproceso de aprendizaje y la vida diaria.

Las cosas han ido cambiando y cada vezson más los padres que se interesan por loscontenidos y estrategias que se dan en la es-


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cuela. Los padres no quieren estar fuera de laeducación y participan y se informan de todocuanto va sucediendo.

Desde esta actitud es más fácil que poda-mos proporcionar a los niños aquello que ne-cesitan para su desarrollo integral. De nada sir-ve, por ejemplo, que nos pongamos en contradel profesorado o que intentemos ir por nues-tro lado, sin tener en consideración lo que sehace en el colegio. A fin de cuentas, estaría-mos tirando piedras contra nuestro propio te-jado, esto es, poniendo trabas a la educaciónde nuestro hijo.


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Tu actitud determina la de tu hijoFíjate en las siguientes expresiones:

Ese profesor no sabe enseñar.Mi hijo se aburre en el colegio, porque no atien-

den sus necesidades.Ese profesor es demasiado joven para imponer

una disciplina.El colegio no sabe lo que hace; deberían cam-

biar de director.Éstas y otras muchas pueden formar par-

te de tu opinión y de lo que expresas delantede otros padres o de tus propios hijos. Piensaen qué medida posibilitan que tu hijo confíe enel colegio y en los profesores.

Si minusvaloras al profesorado, tu hijo noconfiará en él ni será una figura de autoridadsignificativa. En otras palabras, no le hará ni ca-so. Y si tu hijo no escucha ni muestra respetohacia las personas encargadas de su educación,difícilmente podrá aprender algo de ellas.

Y aunque no te lo parezca, tu hijo cono-ce la opinión que te merece el colegio. Le bas-ta observarte cuando hablas con su profesor ocuando sales de una reunión de padres. No ha-ce falta que digas nada para que se dé cuentade tu actitud.

Para favorecer su motivación e interés ha-cia las actividades escolares es importante que


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para ti también sean significativas. Si tú pasasde lo que hace en el colegio, si desprecias eltrabajo de los profesores o de los demás pro-fesionales, tu hijo llegará a la conclusión deque el colegio no sirve para nada. Y entre los6 y los 8 años te puede parecer gracioso que tuhijo haga algún comentario negativo sobre laescuela, pero cuando sea un adolescente, di-fícilmente podrás hacerle razonar sobre la im-portancia del estudio en su formación.

No olvides que...La personalidad e identidad de tu hijo se vaformando a lo largo de toda su vida. La ma-yoría de los problemas en la relación con nues-tros hijos surge cuando éstos son adolescen-tes. A estas edades, la presión social —y sobretodo de los amigos— tiene un papel esencial.Pero la educación que le hayamos proporcio-nado no va a caer en saco roto. Si queremosque valore el colegio y la educación que reci-be ahora y en un futuro, deberemos transmi-tirle una actitud positiva.

Cuando surgen las dificultadesTambién surgen problemas en el colegio. A ve-ces están relacionados con el aprendizaje o laconducta de los alumnos, otras con el profe-


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sorado y demás profesionales de la educación,otras con las instalaciones... Las dificultadesestán ahí y negarlas carece de sentido.

Ahora bien, ya sabemos que no basta concriticar. Hay que buscar soluciones y utilizarlos cauces que tenemos a nuestra disposiciónpara encontrar caminos alternativos que nospermitan mejorar o cambiar las cosas.

Si tu hijo presenta algún tipo de dificultadescolar, habla con el profesor. Él te propor-cionará una visión de lo que está sucediendoy juntos podréis diseñar alguna estrategia quepermita a tu hijo ir superando los obstáculos.No culpes al niño, pues eso no le ayudará ennada. Ni tampoco al profesor. Encuentra lo quetu hijo necesita y procura proporcionárselo.

Informarse y participarInformarse y participar constituyen dos facto-res esenciales en la relación que mantenemoscon el centro educativo donde estudia nuestrohijo.

La información nos permite, en primerlugar, conocer la pedagogía que sigue el cen-tro, los métodos que utiliza, los recursos de losque dispone... Además, estamos en un contex-to en el que trabajan profesionales especiali-zados en educación que nos pueden aportar


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muchas ideas y pistas sobre cómo mejorar larelación que mantenemos con nuestros hijos.Infórmate de las actividades que se realizan.Habrá algunas en las que tu hijo puede partici-par, y otras que serán de utilidad para ti, comolas escuelas de padres y de madres, donde pue-des compartir experiencias y descubrir nuevasformas de relacionarte con tus hijos, de supe-rar dificultades, de disfrutar más de lo que teaportan...

No tienes por qué esperar a que surjan di-ficultades para acceder a este tipo de informa-ción. Te resultará provechosa en cualquier ca-so y facilitará tu implicación en la educaciónde tus hijos.

Y si se presenta algún problema, no dudesen buscar los recursos que están a tu disposi-ción para intentar solventarlo.

La participación nos permite sentirnosparte del sistema educativo. No podremoscambiar aquello que no nos gusta si perma-necemos al margen. Nuestra aportación esmás valiosa de lo que nos podemos imaginar.Lejos queda la idea de que los profesores sonlos únicos responsables de lo que sucede enel colegio.

La sociedad en la que vivimos es cada vezmás compleja, y ni nosotros como padres, ni


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Los deberes de 6 a 8 años

A estas edades, lo normal es que los niños no lle-ven deberes a casa. Las principales actividades querealiza nuestro hijo en el colegio están relacionadascon la lectura, la escritura y las primeras operaciones,como la suma y la resta.

Salvo casos excepcionales o metodologías con-cretas, los niños tienen suficiente con el tiempo quededican a esas tareas en el colegio, así que lo reco-mendable es que en casa dedique su tiempo a otracosa.

Ahora bien, ni la lectura ni la escritura son prác-ticas restringidas al ámbito escolar, y sin conside-rarlo como deberes, es aconsejable que tu hijo pon-ga en práctica todo aquello que está aprendiendoen el colegio. El colegio y la vida cotidiana no sondimensiones separadas entre sí ni tienen por quéserlo.

A través de numerosas actividades (el juego, lalectura, etc.) se le puede demostrar al niño que lo quele enseñan en el colegio le sirve fuera de él.

Y desde luego, no castigues nunca con activida-des escolares. Es absurdo obligar al niño a que lea oescriba un listado enorme de cosas porque se ha com-portado de forma incorrecta. De hacerlo así, tu hijoaprenderá que leer o escribir son conductas negati-vas, nada motivadoras.

Si tu hijo acusa dificultades de aprendizaje y esnecesario un programa de reforzamiento, habla conel profesor para encontrar entre los dos la mejor ma-nera de plantearle las actividades de manera que lesean atractivas y no las vea como una carga.

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los profesores como profesionales, podemoshacernos cargo de todo lo que nuestros hijosnecesitan.

La colaboración, el intercambio de opi-niones y de conocimientos, la implicación en lasdiferentes actividades que se realizan y decisio-nes que se toman, etc. contribuirán de formapositiva en el ambiente escolar y en la educa-ción que proporcionamos a nuestros hijos.


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TERCERA PARTE

EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Y DE LAS RELACIONES CON LOS DEMÁS

CAPÍTULO X

El papel de las emociones

Tu hijo va a ir creciendo en todas las dimen-siones de su personalidad. No sólo aprenderáa moverse con más finura y precisión, sino quetambién va a experimentar importantes cam-bios en el ámbito del pensamiento: cada vez co-noce más cosas, utiliza más palabras y mejorasu expresión, reflexiona sobre lo que sucede...

Pero no podemos olvidar otra faceta quetambién es esencial en el desarrollo de cual-quier niño: las emociones.

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Pensamientoy acción

Emoción

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Aunque hayamos ido tratando los temaspor separado, lo cierto es que una persona cre-ce y se desarrolla como un único ser. Todo loque ocurre en el ámbito del pensamiento (y dela acción) afecta al modo en que el niño en-tiende el mundo y, por extensión, también re-percute en cómo se siente.

Y en este proceso van a cobrar una vital im-portancia las relaciones con los demás. Duranteestos primeros años (y también después), tupapel de padre o madre va a ser fundamental.Tú le vas a enseñar muchas cosas, y una granparte va a estar relacionada con la expresiónde emociones. Le vas a explicar que llora por-que está triste, o que esa sensación que ha ex-perimentado cuando su amigo se ha ido a jugarcon otro se llama enfado.

Pero no sólo describirás lo que le sucede,sino que vas a intentar ayudar a tu hijo a quemanifieste sus emociones de forma adecuada.Por ejemplo, en ocasiones le dirás que no de-be llorar, porque no es el momento apropia-do, mientras que en otras le permitirás que sedesahogue. Le enseñarás, en definitiva, queno se pueden expresar emociones en cualquierlugar ni delante de cualquier persona.

Todo este proceso es de vital importancia,y por eso nos vamos a centrar en él. En la me-


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dida en que tu hijo aprenda a expresar susemociones, a entender lo que le sucede, a sen-tirse dueño de lo que siente... crecerá psicoló-gicamente sano, y eso repercutirá en cómo seenfrenta a las dificultades.

EMPIEZA POR CONOCER CÓMO SIENTES TÚ

El principal modelo a partir del cual tu hijo vaa descubrir sus propias emociones eres tú. Deti aprenderá cómo se expresan el enfado o laalegría, qué hacer cuando uno se siente tristeo cómo afrontar las situaciones difíciles. Túeres su principal referente.

Por eso, un primer paso para educar susemociones es reflexionar acerca de cómo ac-tuamos y pensamos cuando somos nosotrosquienes las experimentamos.

Desgraciadamente, nos han educado muypoco para conocer nuestras emociones. Por logeneral, se nos ha enseñado que tenemos quereprimirlas y eso, por supuesto, no contribu-ye en absoluto a que podamos hablar de ellaso a que sepamos controlarlas.

Mientras estemos contentos parece que nohay problema; ¿pero qué pasa si sentimos tris-teza ante algún acontecimiento de la vida o si

EL PAPEL DE LAS EMOCIONES

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volvemos a casa enfadados después de haberdiscutido con un compañero de trabajo?

Nadie nos ha dicho lo que debemos haceren esos casos. Pero las emociones están ahí yrepercuten en nuestro comportamiento y enlas relaciones que mantenemos con los demás.

Fíjate en las siguientes respuestas que daun grupo de padres cuando ya no saben quéhacer con sus hijos:

«Me voy de la habitación dando un por-tazo».

«Le digo a su madre: “Ocúpate tú de él,que ya no puedo más”».

«A veces no me queda más remedio quezarandearle; puede conmigo».

«Sin darme cuenta, me pongo a gritarle».


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¿Con cuántas de estas respuestas te iden-tificas tú?, ¿cuáles son más frecuentes?, ¿porqué crees que te comportas así? Tú tambiénexperimentas emociones, forma parte de tucondición humana. Es importante que hablesde ellas, que pidas la opinión de otras perso-nas —pues te podrán aportar su objetividad yformas alternativas de comportamiento—cuando te sientas cansado o estresado. Nadiedice que educar a un niño sea sencillo.

Si a ti te cuesta, ¿cómo no le va a costar atu hijo que las está experimentando por vezprimera, que no sabe por qué surgen, ni si-quiera cómo se llaman? Las emociones es al-go de lo más difícil de educar, y no les damosimportancia hasta que no caemos en la cuen-ta de que son el reflejo de nuestra personali-dad y están en la base de nuestra forma de pen-sar y de comportarnos.

Vamos a reflexionar sobre lo que harías enlas siguientes situaciones. Léelas con atención,pero luego, sin pensarlo demasiado, elige aque-lla opción que defina cómo te comportarías site ocurrieran a ti.

Situación 1Tu hijo se levanta por la mañana con ga-

nas de fastidiar. Te has dado cuenta al com-


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probar que se negaba a vestirse. Intentas tenerpaciencia, pero él sigue sin ceder y no quiereponerse lo que tú le has preparado. Dice quehoy no va al colegio y se pone a llorar.

a) Le dices que deje de comportarse comoun niño y que espabile.

b) Le pides que colabore un poco porquellegáis tarde.

c) Le haces ver que entiendes que todospodemos tener un mal día y le preguntas so-bre cómo resolverlo.

Situación 2Te acaban de regalar un objeto valioso y muy

atractivo. Tu hijo se acerca con curiosidad...a) Le dices con voz firme: «Ni se te ocu-

rra tocarlo».b) Le dices con tranquilidad: «Es un ob-

jeto muy caro y sólo puede mirarse».c) Le dices con serenidad: «Si quieres lo

vemos juntos, pero con cuidado porque es de-licado».

Situación 3No sabes muy bien por qué, pero tu hijo

vuelve triste del colegio. Descubres que se leha perdido uno de sus juguetes favoritos enel patio...


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a) Le dices: «Te advertí que no debías lle-vártelo».

b) Le dices: «Pero, hombre, si eso es unatontería..., no hay que ponerse así».

c) Le dices: «Sé que era importante parati y es normal que estés triste».

Situación 4Tu hijo siente celos de su hermano pe-

queño. Cada dos por tres está montando unapelea porque el pequeño quiere sus jugue-tes.

a) Le gritas: «Ya está bien, la vida no esjusta y tienes que aceptarlo».

b) Le ordenas: «Vete a tu cuarto».c) Le explicas que no es fácil compartir,

pero que puede disfrutar mucho con su her-mano si se lo propone.

Situación 5Tu hijo tiene que hacer una copia para el

colegio. Lleva toda la tarde y no hace más queborrar y empezar de nuevo. Cada vez se sien-te más desmotivado...

a) Le dices: «Es por tu culpa, no te estásesforzando».

b) Le metes prisa: «Venga, termina de unavez».


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c) Le explicas que no es una tarea fácil yque si quiere puede tomarse un pequeño des-canso.

Comentario a las diferentes situacionesCualquiera de las respuestas que hemos ofreci-do puede conseguir que nuestro hijo elimine laemoción que experimenta. Pero no es ése nues-tro objetivo; lo que pretendemos es que apren-da a dar un significado a lo que siente. Ningu-na de las situaciones está descrita con demasiadodetalle y por eso las respuestas son aproxima-das. Los siguientes comentarios te ayudarán areflexionar sobre cómo actuamos y te darán pis-tas acerca de cómo quieres actuar en el futuro.

Situación 1. La primera actitud no ayuda-rá demasiado a que se tranquilice. Desde luegono hay que permitir que se salga siempre conla suya si todos los días se comporta de una for-ma caprichosa, pero quizás hoy se ha desper-tado un poco más nervioso. Merece la penaque le expliques que es normal que algunosdías nos levantemos así, pero que hay que ponerde nuestra parte. Buscar juntos una soluciónes la mejor opción.

Situación 2. La curiosidad es una de las ca-racterísticas más relevantes de la infancia y qui-zás algo que no deberíamos dejar de tener a lo


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largo de nuestra vida. Mostrar interés por lo quenos rodea es importante. Negar al niño a que secomporte como tal carece de sentido. Ahorabien, hay que explicarle que no se puede tratartodas las cosas por igual. Enséñale cómo debecoger y observar las más delicadas.

Situación 3. Para tu hijo perder un ju-guete puede ser algo muy significativo. Que lerestes importancia o que le culpes por ello por-que ya se lo advertiste no le va a ayudar a sen-tirse mejor. Intenta entender lo que para éles importante, porque eso te permitirá com-prenderle mejor y establecer una relación máscercana. Explícale que la tristeza es algo nor-mal, permítele que se desahogue y luego aní-male a que haga algo que le distraiga.

Situación 4. Tu hijo tiene que aprender acompartir con su hermano pequeño, pero to-davía le cuesta. Decirle que debe aceptar las in-justicias no es demasiado consolador, y menoscuando queremos después enseñarle el senti-do de la justicia y lo importante que es respetaral otro. Y mandarle a su cuarto cuando puedellevar parte de razón sólo fomentará la ira y elresentimiento entre los hermanos. Pídele quesea paciente y anímale a que comparta. Másadelante veremos cómo podemos ayudarle asuperar estos sentimientos.


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Situación 5. La frustración es uno de lossentimientos que más fácilmente surge cuan-do vemos que las cosas no salen como noso-tros queremos. Intenta ponerte en el lugar detu hijo. Para él no es tarea fácil y, desde luego,lo último que necesita es que tú le reproches lomal que le sale o que le metas prisa. Reco-miéndale un breve descanso o prométele algodivertido para cuando termine. De esa ma-nera conseguirás motivarle.

La vida diaria, con sus prisas, apenas nosdeja tiempo para reflexionar sobre cómo res-pondemos a las emociones de nuestro hijo. Aveces estamos mucho más preocupados porquese vista, desayune y se duche rápidamente quepor lo que puede estar sintiendo. Debemos sercapaces de reconocer que esto sucede de estamanera y parar de vez en cuando no sólo a re-flexionar, sino a buscar los espacios y el modode transmitir a nuestro hijo todo aquello quetambién consideramos esencial en su educación.

LO QUE SIENTE TU HIJO

En el periodo que abarca desde los 6 a los 8años, tu hijo va a ser capaz de regular sus pro-pias emociones. Ya no es el niño de 3 años que


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se deja llevar por una rabieta sin más y con elque no es posible razonar. Ahora se le puede ex-plicar las cosas y él va a exigir esa explicación.

Algunos estudios han intentado descubrircómo se desarrolla este proceso de regulaciónde las emociones. En un estudio en concretose les preguntaba a los niños de qué modo con-trolaban sus sentimientos cuando tenían queesperar para recibir un premio o para obteneruna mala nota en un examen.

Los más pequeños intentaban evitar la si-tuación y contestaban que se irían de ese lugaro se meterían en la cama. A medida que vancreciendo, los niños son capaces de dar menosrespuestas evasivas y de enfrentarse a la situación.Aprenden que pueden controlar con su pen-samiento lo que sucede, es decir, que puedenautotranquilizarse y dominar sus emociones.

También aprenden a reprimir el afecto ne-gativo y a no dejarse llevar por esos impulsosde llantos y pataletas típicos de años atrás. Porejemplo, es más probable que sean capaces dereprimir el enfado ante una figura autoritariaadulta (por ejemplo, su profesor) que ante uncompañero, con el que se comporta de una ma-nera más espontánea y menos cohibida.

Las nuevas relaciones que mantiene consus compañeros le harán ver que existen otras


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perspectivas diferentes a las suyas y eso le ayu-da a conocer mejor las emociones, tanto laspropias como las de los demás.

En cuanto a los miedos, también empie-zan a disminuir a partir de los 6 años, aunquea esta edad suelen ser frecuentes los temores acriaturas imaginarias. Paulatinamente, tu hijoaprenderá a relajarse y se reducirá el miedo.

No olvides que...Las emociones negativas es algo que no sa-bemos muy bien cómo educar, entre otras co-sas porque es algo que no podemos controlaren nuestras propias vidas. No siempre tene-mos claro cómo actuar cuando sentimos tris-teza, ira o frustración, y por eso nos cuesta tan-to enseñar a nuestros hijos a aceptar, controlary manejar estas emociones. En cierto modo, latendencia general que transmitimos es que hayque reprimirlas, que debemos avergonzarnospor experimentarlas. Esto genera mucha másculpa e inestabilidad.

UNA EMOCIÓN FRECUENTE: LOS CELOS

En ocasiones, somos los propios adultos quie-nes propiciamos que aparezcan los celos, al es-


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tar pendientes de la conducta de nuestro hijomayor ante el nacimiento de su hermano. Sivemos al niño triste o enfadado, rápidamentelo atribuimos a los celos y, en la mayoría de lasocasiones, hay otras razones que explican es-tas emociones.

El propio desarrollo evolutivo o las ex-periencias del niño en su ambiente escolar ocon los compañeros son situaciones que pue-den explicar el cambio de comportamiento.

Ahora bien, es verdad que se puede pro-ducir una pequeña crisis en el desarrollo delhermano mayor y que pueden surgir algunosretrocesos: comienza a chuparse el dedo cuan-do antes no lo hacía, vuelve a hacerse pis en la


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cama, a no vestirse ni a comer solo, a adoptarel lenguaje, gestos y modales de un bebé...

Lo normal es que este periodo se superesin demasiados problemas, sobre todo si la fa-milia y los amigos próximos ponen cuanto es-té de su parte para ayudar al niño a interpretary manejar sus sentimientos.

Informarle cuanto antes de la llegada de un hermanoAl niño le ha de quedar muy claro que la lle-gada de un hermanito no va a suponer ningúntipo de privaciones; muy al contrario, encon-trará en él a un amigo con el que jugar a todashoras y a quien enseñar todo aquello que haaprendido.

Por lo general, el niño de 6 a 8 años acep-ta de buen grado la llegada de un hermano.Y por supuesto, los adultos deben ser cons-cientes de que, aunque se vayan a producircambios, han de intentar que la confianza delniño no se vea afectada, ni por la frecuenciadel trato, ni por las atenciones y caricias queestá acostumbrado a recibir...

En lugar de rodear el nacimiento del be-bé de una especie de misterio, lo mejor es in-formar al niño de todo. El temor se asociasiempre con lo desconocido; sin embargo,


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cuando uno está bien informado se ahuyentanlos temores de inmediato. Es bueno llevar alniño al lugar donde nacerá el bebé y pedir sucolaboración para preparar la cuna, ordenarsu ropa... Así, se despertarán en el pequeño losdeseos de disfrutar y gozar con la presencia delnuevo hermano.

El niño debe sentir que ayudar en los cui-dados del bebé significa acceder al papel de«mayor», como una especie de promociónsocial que le hace ser más importante, en elsentido de ser confidente de secretos y depo-sitario de responsabilidades que le conducen apensar que es más capaz incluso que antes.

Ante las manifestaciones de celos

• No regañes a tu hijo cuando se vuelva a comportarcomo un bebé. Ante este retroceso (hablar de for-ma infantil, negarse a hacer cosas él solo...), lo me-jor es no prestar atención.

• Hazle ver a tu hijo lo satisfecho y orgulloso quete sientes de él cuando se comporta de acuerdo consu edad.

• Evita que otros adultos centren toda su atención enel recién nacido cuando vienen de visita.

• Haz partícipe a tu hijo mayor del cuidado del bebé.• Disfruta con tu hijo mayor del tiempo que pasáis

juntos haciendo «cosas de mayores».


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CAPÍTULO XI

El conocimiento de sí mismo

Tu hijo de 6-7 años es mucho más indepen-diente que cuando era más pequeño. Es capazde pasar tiempo solo entretenido con cualquiercosa, y ya no necesita la presencia del adulto pa-ra moverse y conocer el entorno que le rodea.

De los 6 a los 8 años se va a mostrar emo-cionalmente tranquilo. Dentro de un tiempoempezará a experimentar los cambios propiosde la preadolescencia. Pero por ahora, puededisfrutar de una serenidad que le permite cen-trarse en las diferentes actividades y disfrutarde ellas.

EL CONCEPTO QUE TIENEN DE SÍ MISMOS

La imagen que tenemos acerca de nosotrosmismos nos ayuda a construir nuestra propia

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identidad. Desde la primera vez que reconocesu imagen en el espejo hasta pasada la adoles-cencia, el niño va a ir formando los principalesrasgos de su personalidad.

Tu hijo se empezará a ver como una per-sona con rasgos físicos, y poco a poco irá in-corporando rasgos psicológicos en el concep-to que tiene de sí mismo. En este procesocobran una gran importancia las relaciones quemantiene con las demás personas. ¿Por qué?Porque son los demás quienes nos dan pistasde cómo somos: nos aportan información so-bre nuestra forma de ser, lo que hacemos bieny lo que hacemos mal, lo que resulta atracti-vo y lo que no...

En este sentido, los niños absorben todaesa información que le proporcionan las di-ferentes personas que le rodean, mostrándoseespecialmente sensible ante los comentariosde las personas significativas para él. Y a es-tas edades, los padres siguen siendo las figurasmás importantes.

¿Cómo se describe a sí mismo tu hijo? Elniño de 6-7 años es capaz de hacer una des-cripción de sí mismo más completa que en añosanteriores.

Si le preguntas a un niño de 4 o 5 años «¿Có-mo eres?», dirá que es alto o guapo o bueno.


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Sus descripciones son sencillas y se basan, so-bre todo, en rasgos físicos o de conducta (esbueno porque hace un rato se lo ha comido to-do y tú le has hecho ver que eso es algo im-portante y muy positivo, por ejemplo).

Poco a poco, el niño va a integrar en susdescripciones otras características de tipo psi-cológico y social. Tu hijo va a empezar a des-cribirse atendiendo también a lo que siente,piensa y desea. Todo esto le va a permitir irtomando conciencia de las diferencias que tie-ne con las demás personas. Aunque utilizanrasgos físicos («Soy un chico alto y fuerte»),empiezan a emplear también otros que des-criben su forma de ser: «Me llevo bien con misamigos», o sus habilidades: «Se me da muybien leer, aunque todavía no sé sumar».

Asimismo, incluirá en sus descripcioneslos objetos que posee. Sus cosas (juguetes, li-bros, zapatos, etc.) forman parte de la vida detu hijo, y por eso habla de ellas y le gusta quesean respetadas.

Además, también expresa los sentimien-tos que le unen a los demás. En las descrip-ciones que hace de sí mismo, es frecuente quehable de sus padres, de sus hermanos...

Todo esto pone de manifiesto los impor-tantes cambios que se están produciendo en el

EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

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modo en que tu hijo se conoce a sí mismo y vaconociendo las relaciones que mantiene conquienes forman parte de su entorno.

ABRIENDO PERSPECTIVAS

Los avances que se producen en los ámbitosdel lenguaje y del pensamiento permiten queel mundo de tu hijo sea mucho más amplio yle resulte más fácil interpretar lo que le ro-dea y hablar sobre ello.

En edades anteriores, una de las principa-les características de su modo de entender elmundo y a sí mismos, era el egocentrismo, es-to es, la percepción que tienen los niños de quesólo existe un único punto de vista: el suyo.

De manera progresiva va a ir superandoese egocentrismo que le impedía asumir pun-tos de vista diferentes al suyo. Ahora sus re-laciones con los demás son más ricas y varia-das, y eso le permite darse cuenta de que lo queél opina o lo que a él le pasa no es lo único.

Durante este tiempo, las opiniones de losdemás son importantes, pero no lo son tantocomo a partir de los 8 años o en la adolescen-cia. Poco a poco, tu hijo irá aprendiendo quelos demás pueden tener una imagen sobre él


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mismo, y se empezará a preocupar por ello.Por ahora, eso no le interesa demasiado, pe-ro ya va dando pasos que le permiten imagi-nar lo que los demás piensan acerca de él, locual es importante en el desarrollo de su au-toestima.

EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

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CAPÍTULO XII

La importancia de la autoestima

Autoestima y autoconcepto son dos términos quenos ayudan a entender lo que siente el niño.El autoconcepto se refiere a la percepción queuna persona tiene de sí misma. Es nuestra pro-pia descripción. Relacionado con esto, encon-tramos la autoestima, que hace referencia alvalor que concedemos a esa imagen de noso-tros mismos, en otras palabras, el cariño quenos tenemos por ser como somos.

La autoestima es uno de los aspectos másimportantes en el desarrollo del niño. Un ni-ño que no se quiere a sí mismo, que se ve co-mo alguien que no merece el afecto de los de-más o que se siente un ser inútil, difícilmentepodrá lograr un nivel de desarrollo adecuadoen cualquier faceta de su vida.

Sin confianza en uno mismo, sin la sensa-ción de quererse y de ser querido, nadie es ca-paz de disfrutar de la vida.

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Tu papel como padre o madre es esencialen este proceso de maduración de la autoes-tima.

LA CONQUISTA DE LA INDEPENDENCIA

Tu hijo de 6 años te necesita de una forma muydiferente a cómo te necesitaba cuando nació ocuando tenía 3 años. Sus necesidades han idocambiando y habrás podido apreciar que, afor-tunadamente, tu hijo se siente cada vez más se-guro para iniciar conductas por sí mismo y nodepender tanto de tu atención o de tu super-visión. En otras palabras, tu hijo está desarro-llando una autonomía que le permite hacer ca-da vez más cosas por sí mismo.


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No tengas miedo a este cambio. Si hemosllegado hasta aquí es porque, entre otras cosas,en los años anteriores tú has sido capaz de pro-porcionar a tu hijo la seguridad y la confianzaque necesita para sentirse independiente.

Tampoco te asustes si tu hijo depende deti más que otros niños de su edad. Intenta re-flexionar sobre lo que está sucediendo:• Quizá se ha relacionado poco con otras perso-

nas y dar ese paso le crea confusión y/o miedo.• Quizá le estés protegiendo demasiado y le

prestas excesiva atención para que no le pa-se nada.

• Quizá se trata de su propio ritmo que hay querespetar y lo único que necesita es ir adqui-riendo, poco a poco, algo más de confianza.

No olvides que...Tus reacciones ante el comportamiento de tuhijo influyen en él. Si te muestras angustiadoporque el niño no se separa de ti ni un solomomento, si le regañas porque cada vez quebajáis al parque se queda a tu lado, si le repro-chas su incapacidad de hacer las cosas por símismo..., no estás favoreciendo el desarrollode la seguridad que necesita. Anímale a que serelacione con otras personas, a que realice ac-tividades interesantes con otros, alégrate cuan-

LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA

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do juega con otros niños... Poco a poco se irádando cuenta de que abrirse a los demás nosignifica perder tu afecto.

Durante el periodo que transcurre de los6 a los 8 años, tu hijo va a ir evolucionando ha-cia la independencia en aquellas facetas de suvida en las que sienta que puede hacerlo, y tam-bién hacia la dependencia (sobre todo hacia lospadres) en aquellas otras dimensiones en lasque todavía sea necesaria.

Tu hijo te sigue necesitando. Sobre todo ne-cesita de tu cariño y de tu atención. Necesita quele ayudes a solucionar las diferentes situacio-nes que se le plantean en la vida diaria y tambiénque le hagas ver lo bien que le salen las cosas.

En este sentido, lo que a ti —padre o ma-dre— te corresponde es favorecer su inde-pendencia, tratando al niño según su edad, nipor encima ni por debajo de sus capacidades.Exigirle más de lo que puede hacer le crearáfrustración, pues no le es nada fácil realizarciertas tareas para las que no está preparado.Si esto ocurre, tu hijo se sentirá mal, sin con-fianza en sí mismo, y es posible que manifiestemiedo y que evite enfrentarse a situaciones di-fíciles. Por el contrario, exigirle menos de loque es capaz de hacer le lleva a comportarse


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de una forma más infantil, y puede caer en laapatía y en la desmotivación.

¡Qué rápido crece!

Muchos padres manifiestan cierto miedo y/o tris-teza al ver crecer a sus hijos. La relación que mante-nemos con ellos va cambiando y es normal que sin-tamos predilección por alguno de los momentosevolutivos con los que nos vamos encontrando.

Algunos padres prefieren a sus hijos cuando sonbebés, otros disfrutan cuando éstos empiezan a ha-blar, y otros cuando comparten con el niño una ac-tividad que les gusta a ambos.

Todo esto es completamente normal. Ahora bien,carece de sentido que intentemos obstaculizar eldesarrollo de nuestro hijo privándole de la indepen-dencia que necesita. Sobreprotegerle para que siem-pre dependa de nosotros no favorece una mejor rela-ción con él, aparte de ser perjudicial tanto para tu hijocomo para ti.

Debemos aceptar el crecimiento como algo lógi-co en la vida de la persona y seguir contribuyendo pa-ra que éste sea el adecuado.

FACTORES DETERMINANTES

DE LA AUTOESTIMA

El desarrollo que tu hijo experimenta a nivelde pensamiento va a contribuir a que tenga ga-


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nas de hacer muchas cosas y de hacerlas bien.Tu hijo sabe que puede actuar sobre el medioque le rodea, y cada vez surgen a su alrede-dor más actividades en las que poner a pruebasu inteligencia, su memoria, su habilidad conlas manos, su fuerza física...

¿Y cómo sabe tu hijo que ha hecho las co-sas bien? Pues entre otras cosas porque tú yotras personas significativas se lo hacéis ver así.

La autoestima, el valor que se da a sí mis-mo, va a depender entonces de:• Los comentarios, actitudes y sentimien-

tos que tú le transmitas. Ya hemos visto (yvolveremos sobre ello) el papel fundamentalque juegas en la autoestima de tu hijo, en có-mo se siente y se relaciona con los demás. Siconfías en él, si le haces ver sus progresos,si le apoyas ante las dificultades, si le ayudasa limar defectos..., entonces su autoestimaserá alta y se sentirá seguro y confiado.

• Las posibilidades de efectuar con éxitolas actividades que realiza. Tu hijo necesi-ta comprobar por sí mismo que es capaz dehacer ciertas cosas, y para ello precisa acción.En este sentido, no cabe protegerle por mie-do a que se haga daño, se caiga o lo haga mal.Aprenderá a realizar muchas actividades sise lo permites. Pero si no hace nada, nunca


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tendrá la oportunidad de comprobar por símismo que lo puede hacer o mejorar.

Muchas veces nos precipitamos al juz-gar de antemano la habilidad de nuestros hi-jos. Suelen ser frecuentes comentarios comolos que siguen:

«Eso es muy difícil para ti».«Tú eres como yo, un inútil para la mú-

sica».«Mejor es que ni lo intentes; ya viste lo

que te pasó el otro día»...¿Qué conseguimos con ellos? La princi-

pal consecuencia es que limitamos las posi-bilidades de acción de nuestros hijos. Al de-cirle que no puede hacerlo, que nunca lo harábien, que no merece la pena ni siquiera in-tentarlo, obstaculizamos que pueda desarro-llarse en una faceta determinada.

Es cierto que nuestro hijo, como cualquierpersona, puede demostrar desde muy pe-queño ciertas habilidades en las que desta-ca. Hay niños que manifiestan aptitudes ha-cia la música, el deporte o la plástica, y esbueno potenciarlas, pero no por ello se debecoartar el desarrollo de otras que tambiénpueden ser relevantes en su desarrollo.

• La forma en que interpreta sus éxitos ysus fracasos. Imagínate que le quitas im-


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portancia al esfuerzo que tu hijo está reali-zando para aprender a escribir, o que le re-gañas porque no sabe escribir su nombre deforma correcta después de un par de ensa-yos. Le estás enseñando a hacer una inter-pretación inadecuada de lo que es capaz dehacer. Ya veremos más adelante como es fun-damental enseñar a los niños a atribuir unsignificado adecuado a lo que les sucede ycómo les podemos enseñar a hacer valora-ciones positivas.

• Los comentarios y actitudes de sus pro-fesores hacia él y lo que hace. La prime-ra imagen que tu hijo tiene de sí mismo es laque le has proporcionado en el ambiente fa-miliar. Paulatinamente se va ampliando elcírculo de relaciones que tu hijo mantienecon otras personas. Con la incorporaciónal colegio, el profesor empieza a cobrar unpapel relevante. Este profesional se convier-te en un punto de referencia importante pa-ra tu hijo y va a colaborar contigo en el for-talecimiento de su autoestima. La visión quede él tiene el profesor puede ayudarle a re-forzar la que ya había adquirido e irla trans-formando.

• Las relaciones que mantiene con otraspersonas significativas. Poco a poco, los


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compañeros van a ocupar un lugar privile-giado en la vida de tu hijo. Al principio su in-fluencia es mínima, pero progresivamente, amedida que tu hijo empiece a compararse conlos demás (en torno a los 8 años), será ma-yor. Entonces empezará a valorarse no sólopor lo que él puede hacer, sino comproban-do si lo hace mejor o peor que los otros.

Los abuelos, cuidadores, familiares, ami-gos de los padres... también constituyen pun-


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El efecto Pigmalión

Son clásicos los estudios que demuestran la im-portancia que las expectativas del profesor (podría-mos extenderlo a los padres) tienen sobre el rendi-miento y la autoestima de sus alumnos.

Si el profesor confía en el alumno y le demuestrasu apoyo es más probable que el niño logre un buenrendimiento y se vea a sí mismo como alguien va-lioso.

Por el contrario, si el profesor no confía en sualumno, piensa de él que no sirve para el estudio, lomás probable es que le brinde menos oportunidadesde éxito, lo cual repercutirá en su rendimiento y enla percepción que tiene de sí mismo.

Plantearse expectativas positivas, es decir, confiaren las capacidades del alumno/hijo, permite que seamás fácil que éste se desarrolle en todas sus dimen-siones.

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tos de referencia importantes para tu hijo ypueden contribuir a un desarrollo adecuado desu autoestima.

EL AUTOCONCEPTO ACADÉMICO

El autoconcepto (la percepción que tenemosde nuestra valía) es un concepto global quehace referencia a diferentes dimensiones. Así,podemos hablar de un autoconcepto físico re-lacionado con la manera en como percibimosnuestro cuerpo, o de un autoconcepto com-portamental, referido a cómo percibimos quenos comportamos.

En este periodo de desarrollo del niño enque la escuela cobra una especial relevancia,cabe hablar del autoconcepto académico. És-te hace referencia a la percepción que el niñotiene de su valía como estudiante.

En los niños de 6 años este autoconceptoapenas repercute en su autoestima, pero a me-dida que avanza en su formación y cobran másimportancia los procesos de comparación consus compañeros, percibirse como un buen oun mal estudiante va a ser fundamental.

Si tu hijo aprende a considerarse un buenestudiante, lo más probable es que lo siga sien-


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do, porque se sentirá confiado y se esforzará pormantener esa imagen que ha ido formando desí mismo. Si siente que le apoyas, que se esfuerzay consigue buenos resultados, que puede ma-nejar bien el lápiz y que cada vez escribe me-jor..., entonces podrá seguir implicándose en lasdiferentes actividades que se le plantean.

Por el contrario, si tu hijo aprende a con-siderarse un mal estudiante porque hay cosasque le salen mal y no recibe el apoyo suficien-te para mejorarlas, entonces lo más probablees que vayan aumentando su desmotivación yel interés por las actividades escolares.

En la mayoría de los casos, los niños quese consideran malos estudiantes tienden a noreconocer sus dificultades. No pueden admi-


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Autoconceptoacadémicopositivo

Buenrendimientoacadémico

Padres y profesoresrefuerzan losbuenos resultados

Autoconceptoacadémiconegativo

Rendimientoacadémicoinsuficiente

Padres y profesoresno ayudan al niñoa superar lasdificultades

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tir que les cuesta leer y te dicen: «Yo no leoeso, que ya me lo sé». A veces pensamos queno quieren esforzarse, que son unos vagos,pero lo cierto es que sólo intentan evitar unnuevo fracaso.

En estas situaciones, es importante reco-nocer las dificultades que tiene el niño e in-tentar buscar actividades atractivas que pue-dan proporcionarle situaciones de éxito. Esdecir, habrá que dividir las tareas en partes mássencillas que le permitan ir progresando paula-tinamente e ir percibiendo que puede aprendery conseguir pequeñas metas con su esfuerzo.El papel de los padres y de los profesores vaa ser determinante.


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Es absurdo catalogar a un niño como un malestudiante, colgarle una etiqueta que puede in-movilizarle durante mucho tiempo. Nuestroobjetivo es procurar que aumente su motiva-ción y hacerle ver que, con su esfuerzo, puede.Y a estas edades es mucho más fácil que den-tro de unos años.

No olvides que...El autoconcepto académico es la percepciónque tu hijo tiene de su valía como estudiante.Se forma a partir de las experiencias y de loscomentarios y apoyos que recibe de las perso-nas de su entorno.

El autoconcepto académico influye sobreel rendimiento y viceversa; esto es, un alumnoque confía en sus aptitudes se esforzará porconseguir buenos resultados y esos buenos re-sultados contribuirán a fortalecer la imagen debuen estudiante que va construyendo.


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Autoconcepto Rendimientoacadémico

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CÓMO FAVORECER LA AUTOESTIMA

DE TU HIJO

• Empieza por aceptar a tu hijo tal y como es.Tiene unas cualidades y unos defectos, co-mo todo ser humano. Y sobre todo tieneante sí un montón de posibilidades que túpuedes ayudar a potenciar.

• La aceptación implica que no hay compara-ciones. Toda comparación es odiosa, enton-ces, ¿para qué utilizarla? Tu hijo es un serúnico e irrepetible y posiblemente habrá ni-ños que vayan mejor en lectura o cálculo,pero eso no les convierte en seres más va-liosos. A tu hijo no le beneficia en absolutoque continuamente le compares con los de-más; posiblemente su autoestima no mejo-re. Es cierto que se nos pueden escapar sinninguna mala intención, pero utilizarla condemasiada frecuencia no conduce a nada.

• Haz cumplidos realistas. Estás educando atu hijo, y cuando hace algo que no es ade-cuado, hay que hacérselo ver. En otras pala-bras, no hay que felicitarle por todo. Tu hijotiene que confiar en ti, y si tú no le corriges,si consideras que todo lo hace bien y exa-geras los piropos, perderán ese efecto positi-vo que le ayuda a crecer.


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• Sé cariñoso. Desde el verdadero cariño sedicen bien todas las cosas.

• Demuestra a tu hijo que tienes interés porlo que es y por lo que hace. Eso le permiti-rá aprender a valorar su vida. Tu hijo nece-sita saber que es alguien valioso y tú eresquien mejor puede proporcionarle este sen-timiento.

• Exígele hasta donde pueda llegar, respetan-do su ritmo y sin pedirle más de lo que es ca-paz de hacer. Tampoco caigas en el extremocontrario: protegerle demasiado no le ayu-dará a descubrir sus potencialidades.


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CAPÍTULO XIII

El desarrollo del autocontrol

El control de la propia conducta se adquierede una forma progresiva y se ve influido porlas pautas educativas que el niño recibe.

El niño menor de 6 años era mucho másimpulsivo y se dejaba llevar sin más por susemociones porque realmente no tenía controlsobre ellas. A partir de los 6 años, sus avancesen los ámbitos del pensamiento y del lengua-je van a permitir a tu hijo iniciar procesos máscomplejos para controlarse a sí mismo.

El proceso básico de control del compor-tamiento y de las emociones pasa por la nece-sidad de que haya un control externo —don-de los padres juegan un papel esencial—, hastaese momento en el que el niño es capaz de lo-grar el autocontrol.

Los niños pequeños aprenden que hayconductas válidas porque sus padres se mues-

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tran contentos, y otras conductas que no sontan adecuadas porque sus padres se enfadano le regañan.

El refuerzo y el castigo (de los que habla-remos más adelante) son estrategias de controlexterno que permiten al niño ir descubrien-do lo que puede hacer y lo que no, lo que esadecuado y lo que no lo es. A medida que crez-ca, dependerá menos de los castigos o premiosy él mismo será capaz de motivarse para com-portarse de una determinada manera.

FACTORES QUE INFLUYEN EN EL

DESARROLLO DEL AUTOCONTROL

Tu hijo va a aprender a controlar su compor-tamiento y sus emociones fundamentalmentea partir de los modelos que observa a su alre-dedor. Ahora tiene capacidad para aprendertambién por lo que les sucede a otras perso-nas. Si comprueba que la profesora regaña aun niño por no haber hecho bien la tarea, élconcluirá que le podría pasar lo mismo.

Este proceso de modelado (aprender por mo-delos) viene determinado por diversos factores:• La relación que mantenemos con el ni-

ño. ¿Por qué tu hijo imita a unos niños y no


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a otros?, ¿por qué hace más caso a un adul-to que a otro? Los niños, como todas las per-sonas, aprenden de los demás siempre ycuando exista cierta afinidad con esa perso-na. El cariño que te tiene es suficiente paraque tú seas una figura de autoridad y de res-peto para él. En cambio, seguro que le to-mará el pelo a otro adulto que acaba de co-nocer y que pretende imponerse. Para quepodamos tener cierta influencia sobre nues-tros hijos es imprescindible una relación. Másadelante hablaremos de la importancia delestilo educativo de los padres, para descubrircuál es la actitud más adecuada.

• La coherencia entre lo que se dice y loque se hace. De nada sirve que le amenace-mos con castigos que nunca cumplimos o conpromesas que nunca se hacen realidad. Losniños aprenden a respetar a las personas enquienes pueden confiar. Difícilmente po-dremos ayudarle a que controle su conduc-ta si nosotros actuamos de una forma inco-herente y respondemos de diferente formaante el mismo comportamiento. Imagínateque un día felicitas a tu hijo por guardar suropa en el armario, pero al día siguiente teenfadas porque la ha guardado cuando túpensabas ponerla en otro sitio. La incon-

EL DESARROLLO DEL AUTOCONTROL

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gruencia crea mucha confusión y no da pis-tas sobre lo que se espera de nosotros.

• Las experiencias anteriores de éxito o fra-caso. Si tu hijo ha conseguido captar tuatención al tirar los juguetes al suelo, con-siderará que ha triunfado y lo más probablees que la repita la próxima vez que desee quele hagas caso. Por eso es tan importante des-cubrir qué es lo que persigue nuestro hijocuando se comporta de una u otra manera,con el fin de descubrir cuál es la mejor res-puesta que podemos darle.

• Los sentimientos positivos y negativos.Las emociones también influyen en cómo


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Le refuerzo: prestoatención

No le refuerzo: nopresto atención

Comportamiento del niño

Sí No

¿Quiero que se repita?

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nos comportamos. El control de las emo-ciones (no la supresión o represión) permi-te conseguir un mayor dominio sobre nues-tra conducta. Tu hijo tiene que aprender quese puede estar enfadado y no por ello tirarlas cosas, o sentirse frustrado porque no lesalen las cuentas y no por ello romper el cua-derno... De ahí la importancia de que le en-señes a interpretar lo que siente y cómo com-portarse ante cada sensación.

¿ES BUENO RETIRAR LA ATENCIÓN?

Muchos autores opinan que el niño aprende acontrolar su conducta para evitar que los adul-tos le retiren el afecto. Y esto en parte es cierto;de hecho, una de las tácticas que los adultosutilizamos para regular la conducta de nues-tros hijos es la negación del afecto.

Esta forma de disciplina* engloba muchasactitudes. La más radical es decir al niño que


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* Entendemos disciplina como un término amplio que ni muchomenos se refiere a la disciplina autoritaria y negativa que se utili-zaba en generaciones anteriores. La disciplina engloba todas aque-llas estrategias que utilizamos como educadores para ayudar anuestros educandos a que inicien y mantengan conductas adecua-das. Por supuesto, dentro de la disciplina se incluye el diálogo, ra-zonar con los niños sobre su comportamiento, buscar formas demejorarlo, etc.

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no le queremos cada vez que se porta mal oque hace algo que no nos agrada. ¿Cómo tesentirías tú si una frase como ésta te la repi-tiera continuamente una persona importantepara ti? Desde luego no es algo que anime de-masiado. Y lo peor de todo es que difícilmen-te conseguimos que con expresiones comoésta nuestro hijo mejore su comportamiento.Fíjate en lo que puede ocurrir.

Juan se porta mal. Su padre le dice que nole quiere. Juan empieza a llorar. Su padre le di-ce que deje de llorar como un bebé o ya no lequerrá nunca más. Juan sigue llorando. Su pa-dre considera que es un niño insoportable.

Sí, ya sabemos que puede resultar exage-rado, pero piénsalo por un momento. Hay mu-chas situaciones de estrés en las que te tienesque enfrentar con el comportamiento de tuhijo que en ese momento es difícil de contro-lar. ¿Qué puedes hacer?:• Sobre todo, intentar mantener la calma.

Si queremos que nuestro hijo se tranquilice,no tiene sentido que nosotros nos dejemosllevar por los nervios. Es normal que el ni-ño llore cuando le regañas o te muestrasenfadado; te está diciendo que le duele loque le dices, que se siente mal. Obligarle a quedeje de llorar no es la mejor manera de cal-


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marle. Quizá, en este caso, lo más acerta-do es permitirle que llore y así se le pasaráantes.

• Establece con claridad las consecuenciasde su acción. Aprovecha un momento enque estéis tranquilos para hacerle ver que hayformas de comportamiento más adecuadas yque cuando él actúe así, tú mantendrás la cal-ma y no le harás caso hasta que se le pase.Explícale que cuando se porte de este modo,después no podrá hacer o tener algo que leguste (ver una película o salir al parque, porejemplo).

No olvides que...De igual manera que el niño va interiorizandolas normas y cumple ciertas reglas sin necesi-dad de que el adulto esté delante, también vaadquiriendo paulatinamente la capacidad de au-tocontrol. Al principio el niño deja de hacerciertas cosas para evitar el castigo, y más tardepara agradar a los otros y evitar así su crítica.

En la medida en que el niño aprenda acontrolar sus conductas mayor será el refuer-zo que reciba de sus padres, lo que afectará ala formación de un autoconcepto positivo. Es-ta idea podría quedar representada en el si-guiente diagrama:


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EL CONTROL DE LA AGRESIVIDAD

Aunque considerásemos la agresión como al-go innato al ser humano, no debemos olvidarla influencia del entorno en la adquisición deciertas pautas agresivas.

Los niños, poco a poco, van aprendiendoa controlar los impulsos agresivos. Si tu hijode 3 años tiraba de los pelos al primer niño quele quitaba la pala en el parque, ahora, con 6, escapaz de utilizar otras estrategias menos agre-sivas para resolver sus conflictos.

Su capacidad para reflexionar sobre las co-sas y ponerse en el punto de vista de los demás


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Ejemplo: aprende que no puede tirar las cosas

cuando se enfada

Ejemplo: le abrazan o le felicitan

El niño piensa que escapaz y se siente querido

y aceptado

El niño controla sucomportamiento

Los padres lerefuerzan

La conducta del niñose mantiene

Formación de unAUTOCONCEPTO

POSITIVO

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le va a permitir, por ejemplo, no ser agresivocuando alguien le molesta sin querer. Sabe dar-se cuenta de las intenciones de los demás y lasinterpreta de forma adecuada.

En cualquier caso, pueden surgir situacio-nes en las que tu hijo siga respondiendo conagresividad y es importante ayudarle a contro-lar esta emoción, enseñándole formas alterna-tivas de resolver sus problemas. Para ello, pue-des tener en cuenta las siguientes pautas:• Utilizar el «yo» en vez del «tú». Resulta más

eficaz pedir a un niño que deje de hacer algomolesto si utilizamos la frase «Estoy cansado»en vez de «Eres insoportable». En cualquiersituación, menospreciar al otro sólo es un obs-táculo a la hora de conseguir algún cambio.

• No es recomendable que el niño pacti-que conductas agresivas porque eso au-


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menta la agresión. Desde luego no pode-mos dejar que un niño que pega se salga conla suya; es preciso dejar claro que son con-ductas inadecuadas y que tienen una conse-cuencia negativa (se le priva de hacer algoque resulta agradable para él, por ejemplo).

• Nunca se debe castigar la agresión con cas-tigo físico. En ningún caso se justifica el cas-tigo físico, pero si lo que queremos es enseñara nuestro hijo que de nada sirve pegar o agre-dir al otro, no tiene sentido que nosotros uti-licemos la bofetada para demostrárselo.

• Se debe permitir la expresión de los sen-timientos agresivos, porque ayuda a quedisminuya la tensión y facilita al niño el con-trol de sus propios pensamientos. Los senti-mientos de ira y de frustración están ahí, ytu hijo debe aprender a darles salida de unaforma no violenta. Permítele que te cuentecómo se siente, ayudándole a poner nombrea lo que le ha molestado y buscando juntosactividades que le permitan desahogarse(correr, saltar, dar una vuelta...).

• Enseñar al niño habilidades que le per-mitan hacer frente a situaciones conflicti-vas sin necesidad de recurrir a la agresión.Por ejemplo, se le puede enseñar a no darimportancia a los insultos.


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El niño hiperactivo

La hiperactividad es una de las alteraciones con-ductuales más relevantes durante la infancia.

El niño hiperactivo no para un momento quieto,es incapaz de permanecer sentado o de escuchar, e in-cluso cuando duerme no deja de moverse. Este niñosuele tener problemas en la escuela por su falta deconcentración y normalmente no es aceptado entresus compañeros pues es incapaz de relacionarse conellos correctamente.

Debido a su comportamiento, el niño hiperacti-vo recibe poco apoyo y refuerzo social por parte depadres, educadores y compañeros. Por lo tanto, unaprimera medida que se debe tener en cuenta en el tra-to con estos niños es la de facilitarle pequeñas activi-dades en las que puedan demostrarse a sí mismos queellos también pueden tener éxito. Con el reloj en lamano podemos pedirle que durante dos minutos per-manezca sentado y recompensarle por ello, propo-nerle operaciones matemáticas sencillas para que cen-tre su atención durante algunos minutos y alabarlecuando las termine, entregarle un texto para que jue-gue a tachar algunas letras... Se trata de ofrecerle pe-queñas tareas en las que durante un tiempo breve pue-da mantener su atención, y reforzarle después por eléxito conseguido.

En la mayoría de los casos es imprescindible untratamiento que incluya a varios profesionales (psi-cólogo, médico...).


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CAPÍTULO XIV

Las relaciones con los demás

A partir de los 6 años nos adentramos en unmomento de importantes cambios en lo quese refiere a las relaciones del niño con losdemás.

Por un lado, estamos ante un desplaza-miento progresivo de la afectividad. Hasta aho-ra, ésta se volcaba exclusivamente sobre el ám-bito familiar. Poco a poco, el afecto se va a irextendiendo hacia zonas de comunicación másamplias y externas al hogar.

Tu hijo empezará a participar en activida-des de grupo, a relacionarse con otros indivi-duos, a dar importancia a otras personas... Y to-do ello forma parte de su desarrollo normalgracias a la relación afectuosa que ha mante-nido —y mantiene— contigo.

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LA RELACIÓN CON LOS PADRES

La relación con tu hijo ha cambiado, y las nue-vas conquistas que ha logrado desde el puntode vista intelectual —pensamiento y lengua-je— te van a permitir, por un lado, conocerlemejor y, por otro, darte a conocer. Además, tuhijo se encuentra especialmente receptivo pa-ra aprender de ti. Merece la pena aprovecharel momento.

Para conseguirlo, lo primero que hay quehacer es adaptarse a este nuevo tipo de rela-ción. Tu hijo se siente autónomo e indepen-diente y este nuevo comportamiento puede serpercibido como una falta de afecto.

Pero lo cierto es que tu hijo está empe-zando a ver en ti a una persona a la que amary querer de verdad, independientemente de loque hagas por él.

Muchos padres se empeñan en retener aese niño en la infancia y le reprochan: «Ya noeres mi hombrecito», «Ya no me necesitas»o «Has dejado de quererme». Pero el niño nossigue queriendo, y nuestra tarea como padresno ha terminado, aunque él ya sea capaz devestirse y lavarse solo.

Conviene además respetar las nuevas re-laciones que surgen con sus amigos. No de-


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bemos olvidar el importante papel que juegael grupo como elemento socializante, y, por lotanto, debemos facilitar estas relaciones invi-tando a casa a sus compañeros preferidos, ani-mándole a practicar deportes de equipo...

LAS RELACIONES CON OTROS NIÑOS

Durante los primeros años de escolaridad, tuhijo va a desarrollar habilidades sociales mássofisticadas gracias al contacto que mantienecon otros niños de su edad. Fundamental-mente, sus compañeros se van a convertir enun referente esencial con los que tu hijo se vaa identificar u oponer. Más adelante, este gru-po le servirá para conocerse mejor a sí mismoy formar su identidad.

Para los niños más pequeños, de 3 a 5 años,el concepto de amistad apenas existe. Los ni-ños consideran amigos a sus compañeros dejuegos, y cambian de amigos cada vez que sesientan con un grupo diferente a jugar.

A partir de los 6 años, el concepto de amis-tad cambia y se empieza a ver como amigo aaquella persona que nos complace, que hacecosas que nos gustan. En un primer momen-to, tu hijo entiende esta relación como algo

LAS RELACIONES CON LOS DEMÁS

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unidireccional, esdecir, no tiene con-ciencia de que laamistad también su-pone hacer algo pa-ra agradar al otro.Las conversacionesque mantiene consu «amigo» son au-torreferidas, es decir, tu hijo va a hablar de símismo y va a mostrar poco o ningún interéshacia lo que el otro quiera contarle. Poco a po-co irá superando esta fase y dándose cuenta deque su amigo también tiene necesidad de serescuchado y de sentirse a gusto en la relación.

Por otro lado, las posibilidades de que tuhijo elija a sus amigos son nulas. Se va a rela-cionar por proximidad, es decir, con aquellosniños con los que mantiene algún tipo de con-tacto, bien por el colegio, bien por vecindad,por parentesco...

A estas edades, el grupo de amigos no es-tá constituido como tal. Es cierto que tu hijose va a relacionar con otros niños para realizardiferentes actividades como deportes, juegos,excursiones..., pero esta unión resulta bastan-te frágil y cualquier incidente puede rompersu estructura.


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En ocasiones, es fácil encontrar grupos deniños y de niñas, aunque poco a poco van a em-pezar a separarse en función de la actividad querealizan.

A partir de los 7-8 años, las relaciones conlos demás empiezan a cambiar. También cam-bia la estructura de los juegos, cada vez máscomplejos y elaborados, y en los que se re-quiere una mayor colaboración de los partici-pantes. Es frecuente que el niño se enfademientras juega, pero su deseo de pertenecer algrupo le ayudará a controlar estas emociones.

Al mismo tiempo, el niño se convierte enmodelo capaz de controlar la conducta de losdemás, es capaz de diferenciar sus propios sen-timientos y acciones de los de los otros. A par-tir de este momento y en la medida que se déel respeto mutuo, surgen amistades auténti-cas, basadas en las elecciones y preferenciasdel niño.

La importancia de los compañerosPiensa en cómo te sientes en tu ambiente detrabajo cuando te llevas bien con tus compa-ñeros y qué sucede cuando surge algún con-flicto entre vosotros. No cabe duda de que lasrelaciones con personas con las que tenemosque pasar gran parte de nuestra vida influyen,


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tanto positiva como negativamente, en cómonos sentimos, pensamos y actuamos.

Lo mismo va a ocurrirle a tu hijo con lasrelaciones que entable con sus compañeros decolegio. Con ellos va a crecer, a construirse así mismo. Gracias a ellos puede adaptarse me-jor o peor al ambiente escolar, sentirse queridoy aceptado, desarrollar su autoestima...

Relacionarse con sus compañeros le per-mitirá, además, adquirir las habilidades socia-les que le van a hacer falta en la construcciónde su personalidad. Con ellos aprende a ne-gociar, a colaborar, a trabajar en equipo, a re-solver conflictos...

Estar con otros niños le va a servir, además,para darse cuenta de que existen puntos de vistadiferentes al suyo, lo cual significa que su pen-samiento se hará más flexible y respetuoso, yque afianzará emociones como la empatía.


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Desarrollo dehabilidades sociales

Adopta nuevospuntos de vista

Construcción de laidentidad y de unaautoestima positiva

Relacionespositivas con los

compañeros

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Todo esto es posible siempre y cuando tuhijo se sienta aceptado y querido por sus com-pañeros. Cuando no es así, nos encontramos an-te un problema en el que hay que intervenir.


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¿Qué hacer ante la ‘timidez’ de nuestros

hijos?

• Empieza por no agobiarte. Cada niño lleva su pro-pio ritmo a la hora de relacionarse con los demás,y seguramente si presionamos para que haga ami-gos, le cueste más.

• Favorece los encuentros con otros niños. En elcolegio ya se relaciona con sus compañeros, peroposiblemente podáis ir al parque con cierta fre-cuencia o reuniros con otras familias que tenganniños. Lo que puede estar necesitando tu hijo esun ambiente en el que se sienta seguro, para poderiniciar sus relaciones.

• Evita compararle con la popularidad de otros. Escierto que hay niños que parecen tener miles deamigos, pero eso no es ni mejor ni peor.

• Recuerda las características de las amistades de losniños a esta edad. Ya sabes que cambian de amigoscon mucha frecuencia y que para ellos el conceptode amistad no es demasiado estable. No fuerces en-tonces a tu hijo a que mantenga sus amigos; aho-ra bien, si con algún niño se siente a gusto, favo-rece el que se puedan encontrar con frecuencia.

• Transmítele seguridad para que aumente la confianzaen sí mismo. En la medida en que tu hijo se sientaseguro, le será más fácil acercarse a los demás.

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Lo más normal a estas edades es que no sur-jan problemas de convivencia en el aula, peropadres y profesores deben estar atentos para evi-tar que algún niño se sienta rechazado o aislado.

Si a un adulto le cuesta aceptar una malarelación con un compañero de trabajo, para unniño es mucho más difícil. Problemas de apren-dizaje, de ansiedad e incluso de baja autoestimapueden derivarse de dificultades en las relacio-nes que un niño mantiene con sus compañeros.

LAS RELACIONES CON OTRAS PERSONAS

SIGNIFICATIVAS

Ya hemos visto la importancia que las expec-tativas del profesor tienen sobre la motivaciónde los niños. Para tu hijo, su profesor consti-tuye un referente básico, y es fundamental quetrabajes con él de una manera conjunta paraproporcionar a tu hijo todo lo que necesita ensu desarrollo.

Pero del entorno de tu hijo forman partetambién los abuelos, los demás familiares, losvecinos, tus amigos... A ellos le unen lazos afec-tivos significativos que le proporcionarán di-ferentes puntos de vista y contribuirán al de-sarrollo de su personalidad.


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La influencia de los medios de comunicación

Pero no sólo la familia y la escuela contribuyen ala formación de la personalidad de nuestro hijo. Al-rededor de él existen otras muchas cosas que le van aaportar información y modos diferentes de enten-der las cosas.

En este sentido, juegan un papel esencial los me-dios de comunicación, sobre todo la televisión —porsu accesibilidad y uso—. A través de ella, tu hijo en-tra en contacto con los valores y contravalores de lasociedad, y es importante que sepamos cómo utili-zarla para que realmente contribuya a su desarrollo.

A través de las imágenes que ve, el niño puedeaprender conductas positivas y conductas negativas.A los 6 años es especialmente vulnerable a lo que estáviendo y necesita que estés cerca de él para inter-pretar lo que le muestra la pequeña pantalla.

Por ejemplo, la exposición continua a la violen-cia (como a otros contravalores) genera un compor-tamiento de habituación, es decir, tu hijo puede llegara ver la violencia (o los gritos y las discusiones) comoalgo normal, e incluso llegar a justificarla.


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CUARTA PARTE

LA COMPRENSIÓN DEL MUNDO

Y DE LOS VALORES

CAPÍTULO XV

El desarrollo moral

Hasta los 7 u 8 años el niño subordina la jus-ticia a la autoridad adulta. Tu hijo va a enten-der que es justo aquello que los adultos con-sideramos adecuado, y que es injusto lo quenosotros valoramos como inadecuado.

Estamos en un momento que podríamosdefinir como el de «moral de obediencia»: lascosas están bien cuando se cumple con las nor-mas. Más adelante, tu hijo será capaz de refle-xionar sobre éstas, pudiendo no estar de acuer-do con los adultos.

Tu hijo adquiere un sentido moral a partirdel intercambio que realiza con otras perso-nas. Aprende que para relacionarse debe res-petar a los demás y cooperar con ellos.

La mejor manifestación de que tu hijocomprende estas normas básicas la podemosobservar en los juegos de reglas característicos

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de estas edades. Lo más importante en este jue-go es ser honrado. Los niños conocen que hayunas normas e intentan seguirlas a toda costa.Ahora bien, a veces hacen trampas, pero sonconscientes de que se están saltando una nor-ma (aunque les cueste reconocerlo) y eso lesgenera sentimientos negativos, como la culpa.

LA JUSTICIA

Poco a poco va teniendo más claro el sentidode justicia. Lo basa principalmente en la igual-dad: es justo aquello que nos trata a todos dela misma manera. Por eso puede enfadarse con-tigo cuando a su hermano pequeño le permi-tes que se deje algo de comida en el plato o alhermano mayor le das más paga que a él. Pien-sa que es injusto.

Por otro lado, se va dando cuenta de quela intención es importante. Hace un par deaños pensaba que un niño que había roto cin-co tazas sin querer se había portado peor queese otro que había roto dos de forma inten-cionada. Ahora sabe que las cosas son diferentessi se hacen de forma intencionada o no, y quees injusto el castigo cuando se hacen las cosassin querer.


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A partir de los 7 años, el niño distingueentre lo que está bien y lo que está mal no por-que lo digan sus padres, sino porque ha refle-xionado sobre ello; comprende perfectamen-te conceptos como la verdad y la mentira, lajusticia y la injusticia, de un modo realista apli-cable a su vida cotidiana.

UN NIÑO OBEDIENTE

A los 6 años, tu hijo empieza a ajustar su com-portamiento a determinadas normas. Quiereser un «chico bueno» e intenta cumplir conlas normas de una forma dócil y sumisa, ya queconfía en la autoridad.

Es un buen momento para seguir insis-tiendo en los hábitos básicos. Tu hijo aprecia-rá que le felicites por su conducta y se sentiráa gusto cumpliendo con ese papel que se leasigna de niño obediente.

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Durante esta etapa, el niño va a ir cono-ciendo las reglas sociales y va a procurar adap-tarse a ellas, porque busca el reconocimientoy la aprobación de los demás, sobre todo de losadultos significativos para él.

Sus nuevas habilidades desde el punto devista del pensamiento le permiten darse cuen-ta de que es importante lo que los demás opi-nan de él. Todavía no tiene capacidad suficientepara saber si su conducta es conveniente o no,pero se rige por las respuestas de los adultos.Las normas que se le imponen desde el exte-rior le sirven para regular su conducta. Poco apoco, esas normas, que son externas, las va a irinteriorizando, es decir, irá descubriendo quelas cosas no son buenas o malas porque lo di-ga un adulto, sino porque él mismo lo consi-dera así.

También le va a gustar imitar a los adultoscon los que mantiene algún vínculo afectivo oa los que desea parecerse, sobre todo porquesabe que así está más cerca de comportarse deforma adecuada y recibe su reconocimiento.

No olvides que...Lo «bueno» para el niño de esta edad es lo queestá mandado, y lo «malo» es lo prohibido. Laposibilidad de lograr el autocontrol viene de-


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terminada por la capacidad que tiene tu hijopara reflexionar sobre las diferentes situacio-nes, así como por las normas que le dictas.

¡Quiero otra mamá!

La capacidad de reconocer que existen otros pun-tos de vista le permite a tu hijo darse cuenta de quelos demás también tienen emociones.

A veces, cuando está enfadado, dirá cosas como«¡Quiero otra mamá!» o «Ya no te quiero». Y de-pendiendo de cómo sea nuestro estado de ánimo onuestra capacidad de autocontrol, estas expresionespueden hacernos más o menos daño.

Está claro que hay que aprender a darles su justaimportancia, haciendo ver al niño que entendemosque está enfadado y que opine lo que opine, nosotrossí le queremos. Si tu hijo observa que es algo que temolesta, lo seguirá utilizando, sobre todo si con estasmanifestaciones consigue lo que desea.

No entres en su juego y demuéstrale que existe unaforma más constructiva de expresar sus emociones.

LA MENTIRA: UN ARMA DE DEFENSA

El niño pequeño no miente de forma volun-taria, ya que para él la frontera entre lo que sonsimples sueños, sus deseos y la realidad es tanimprecisa y tan borrosa que no se debe con-ceder demasiado valor a su testimonio. El ni-

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ño dice lo que él cree que ve, pero no lo queve realmente.

A partir de los 6 años es capaz de discernirentre lo que es real y lo que es producto de suimaginación. Como adultos, le enseñamos quementir no está bien, y el niño empieza a com-prender que la mentira no le conduce a nada.

Ahora bien, la mentira está ahí. Cuandoun niño miente, lo normal es que lo haga en unintento de evitar un castigo; en otras palabras,lo hace para protegerse.

Si tu hijo miente con demasiada frecuen-cia, cabe preguntarse por qué lo hace. En unaprimera reflexión, es importante pararse a pen-sar el lugar que la mentira ocupa en la educa-ción que le estamos proporcionando.


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Y es que los adultos también mentimos, ysolemos hacerlo con naturalidad. Las menti-ras familiares que repercuten en los hijos sonde muy diversa índole. Le sirven al niño deejemplo vivo y lo imitará desde que aprende adistinguir lo verdadero de lo falso. Por ejem-plo, el niño se verá obligado a mentir cuandosu padre le dice cosas como: «Si llaman por te-léfono, dices que no estoy en casa» o «Para pa-gar menos en el cine, di que tienes 5 años».Mentimos también delante de otros adultospara evitar mostrarnos como somos o no que-dar mal. Si la mentira es algo frecuente en tucasa, tu hijo aprenderá a mentir.

En una segunda reflexión, es importantedescubrir por qué tu hijo intenta protegerse.Quizá tiene miedo a tus enfados o a los casti-gos, quizá se siente inseguro o no sabe cómomanejar las diferentes situaciones. En este sen-tido, es esencial revisar las normas que esta-blecemos para ajustarlas a lo que el niño es ca-paz de hacer, para no crear un nivel de exigenciapor encima de sus posibilidades.

No olvides que...Podemos distinguir entre varios tipos de men-tiras. Están las pequeñas mentirijillas, pasaje-ras, sin apenas relevancia, incluso graciosas...

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Valora cuál debe ser tu actitud ante ellas, perodándoles la importancia que merecen, ya queaunque nunca sean justificables, lo más pro-bable es que no lleguen a crear hábito. Para-lelamente, habrá que inculcar el valor de la ver-dad y de la autenticidad.


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CAPÍTULO XVI

La formación de los valores

Los valores indican que hay cosas deseables:conductas que son apreciadas socialmente,comportamientos que nos ayudan a ser másnosotros mismos.

A medida que tu hijo va creciendo, asimi-la una serie de valores que le permiten cons-truir su identidad y dar coherencia a su estilode vida.

Nuevamente, tu papel es esencial en esteproceso y desde el mismo momento en que na-ce, le irás dando pistas sobre aquellos valores queconsideras relevantes. En un primer momen-to, esos valores vienen determinados por las ru-tinas de la vida diaria. Lo que hace cada día lepermite al niño ir dando coherencia a lo que esy a las conductas que se esperan de él. Segúnva creciendo, va asimilando las normas y reglasde comportamiento para, finalmente, llegar a

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interiorizar una serie de valores que no necesi-tan de un control externo, sino que forman par-te de lo que él considera deseable y lo que no.

ENTENDIENDO EL PROCESO

En un primer momento, tu hijo asimilará losvalores que sean importantes para ti y paraotras personas significativas de su entorno.

Lo que tú haces, piensas, dices y sientes esdeterminante en los valores que él va asu-


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Va adquiriendovalores sociales ymorales

Los ritmos, los hábitos...le permiten dar sentidoa lo que hace yestructurar su mente

Rutinas de la vidadiaria

Va aprendiendo lasnormas que le indicancómo debe comportarse

Aprende que haycomportamientos dignosde reconocimiento,acciones apreciadas...

Reglas o normasde acción

Poco a poco, interioriza los valores yadquieren un sentido para élindependientemente delpremio/castigo que tenga su conducta

Es capaz de explicaresos valores y reglas

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miendo. Cuando llegue a la adolescencia, esosvalores formarán parte de su personalidad, aun-que los critique y se rebele contra ellos (ésees el papel que tiene que cumplir cuando se esadolescente). En el proceso de construcciónde su identidad, esos principios que habrá idoasumiendo desde pequeño le permitirán sen-tirse más seguro, aunque los modifique o eli-ja otros.

La importancia de los valores humanos de-penderá de la sociedad y de la cultura en lasque se aplican. Sinembargo, considera-mos que hay una se-rie de valores esen-ciales en la base de laformación humana.

El respeto, la to-lerancia, la solidari-dad, el diálogo... sonfundamentales para una convivencia pacífica ydeben estar presentes en la educación de nues-tros hijos desde que éstos son bien pequeños.

Otros valores como la alegría, el optimis-mo, la amistad... les permitirán disfrutar inten-samente de lo que son y de lo que les rodea.

El respeto hacia la naturaleza, el cuidadode las cosas, el orden... también son impor-

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tantes para que se sientan responsables de susvidas y empiecen a entender que forman par-te de algo más amplio que es el mundo.

Criterios básicos para transmitir valores

• Los valores no se imponen, se viven. La mejormanera de transmitir valores es partir de la vida mis-ma, no de la teoría. Sólo serás eficaz si comunicasaquellos valores que para ti son importantes.

• Fundamental, partir del ejemplo. El aprendi-zaje por observación, es decir, el que se deriva delejemplo, es la mejor (y única) manera de transmi-tir valores.

• Sobre todo, paciencia. Tu hijo se está iniciando enel proceso de entender lo que es deseable y lo queno lo es. Necesita pensar sobre ello, ver su utilidadpráctica y a qué le conduce. No asumirá de la nochea la mañana la importancia del respeto o la necesi-dad de compartir con otros. Así que dale tiempo.

• Es esencial partir de lo que el niño conoce o sa-be hacer. A partir de los 6 años tu hijo está dota-do de una gran capacidad para comprender lo quele explicas, pero todavía no es un adulto. Deberásadaptarte a su nivel para que vaya asimilando la im-portancia de los valores.

Partimos de la idea de que todos los valo-res se pueden y se deben transmitir desde losprimeros años de vida del niño. Pero aquí noscentraremos en aquellos que consideramos másrelevantes para los niños entre 6 y 8 años.


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OPTIMISMO

Ser optimista significa ver el lado positivo delas cosas. Incluso de las situaciones más ad-versas es posible aprender.

El optimismo es un valor que ayudará a tuhijo a sentirse más seguro de sí mismo y a en-frentarse a las dificultades con más confianza.

Vamos a ver cómo, a través de lo que de-cimos a nuestros hijos, les podemos estartransmitiendo una imagen positiva o negativade sí mismos y, por lo tanto, una forma deter-minada de ver el mundo.


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Situación

Tu hijo se ha vuelto ahacer pis encima. Túestás alterado porquelas cosas no te están sa-liendo demasiado bienen el trabajo.

Tu hijo te hace un re-galo muy bonito que harealizado en el colegio.

Tu hijo lleva cuatrodías portándose bien enel colegio, después deuna temporada muymala.

Tu hijo ha tropezado y,sin querer, rompe unjarrón.

Actitud pesimista

«¡Ya está bien! Todome sale mal. Ni siquie-ra soy capaz de enseñara mi hijo a no mojarse.¡A ver si aprendes deuna vez!».

«¡Qué bonito! Ha que-dado muy bien, ¡cómose nota que no lo hashecho tú! ¿A que te hanayudado?».

«Hombre, cuatro díasya son muchos. Seguroque mañana ya vuelvesa portarte mal, comosiempre».

«Pero, ¡qué patoso! ¿Esque nunca vas a aprendera andar con cuidado?».

Actitud optimista

«Estás aprendiendo. Esnormal que de vez encuando se te escape al-go de pis. La próximavez lo harás mejor».

«¡Qué bonito! Ha que-dado precioso. Se notaque te has esforzado.Muchas gracias».

«Estoy muy contento.Llevas unos días por-tándote bien y eso sig-nifica que puedes ha-cerlo».

«Tranquilo, te has caí-do sin querer. Venga,vamos a recogerlo».

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Piensa en las consecuencias de cada unode los comentarios que se le han hecho a es-te niño. Desde la actitud pesimista, lo quese le dice al niño posiblemente determineque:• Se porte mal y no aprenda nunca a portarse

bien. Posiblemente se sienta inseguro y noconfíe en sus posibilidades.

• Crea que las cosas que le salen bien no de-penden de él, sino que puede hacer un buenregalo porque le ayudan los demás. Nosiente que su esfuerzo sea valorado y esopropiciará que cada vez ponga menos em-peño.

• Crea que es un mal chico y que no puede ha-cer nada para cambiar.

Con la actitud optimista:• El niño sentirá que puede superar sus difi-

cultades, porque el adulto le da a entenderque está aprendiendo a hacer las cosas y queeso lleva tiempo.

• El niño aprende que con su esfuerzo puedeconseguir cosas bonitas y mejorar su com-portamiento.

• El niño entiende que se pueden tener fallosde vez en cuando, pero no por ello deja de serimportante.


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¿Cómo transmitir optimismo?• Con tu propia actitud. En la vida del adul-

to pueden surgir muchas situaciones difíci-les o conflictivas que nos hacen perder laconfianza en nuestras propias capacidades oposibilidades. Intenta mantener un buen ni-vel de esperanza. Una actitud positiva te ayu-dará a ti, y es la mejor manera de que tu hijoaprenda a ser optimista.

• Con tu lenguaje. Transmite a tu hijo men-sajes positivos con los cuales aprenda a sermás seguro, a confiar en sus posibilidadesy en los demás, a verse como una buenapersona...

SEGURIDAD Y AUTOESTIMA

Todo lo que hemos visto en el apartado dedi-cado al optimismo contribuye a afianzar la se-guridad y la autoestima en tu hijo.

Pero es posible que te hayas quedado conla sensación de que favorecer una actitud opti-mista significa proteger a nuestro hijo y evitarque se enfrente a aquello que hace mal. Nadamás lejos de la realidad. Con la actitud optimistaconseguimos que aprenda de sus propios erro-res, pero sin que le inmovilice la postura que


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adoptamos, sino que le ayude a seguir confian-do en que puede arreglar y mejorar las cosas.

Entonces, ¿debe uno enfadarse con el ni-ño? Por supuesto. Tu hijo tiene que aprenderque hay cosas que están bien y otras que estánmal, pero para enseñárselo no son necesariosni insultos ni descalificaciones. Lo mejor sonlas críticas constructivas, en otras palabras, re-gañarle pero permitiéndole descubrir que es-tá en sus manos el hacer algo para mejorar.

Cómo hacer críticas constructivasLas siguientes reglas pueden ayudarte:• Exactitud. No exageres lo que ha ocurrido

ni le restes importancia cuando la tenga. To-dos cometemos fallos, errores, y los niñostambién. No censures a tu hijo de una for-ma exagerada, pues eso no haría más que au-mentar la culpabilidad y la vergüenza.

Tampoco caigas en el error de evitar lacensura. Si tu hijo ha hecho algo mal, hayque hacérselo ver. Si eres demasiado permi-sivo y pasas todo por alto, el niño nuncaaprenderá a ser responsable ni tendrá ganasde cambiar y mejorar.

• Haz críticas positivas y constructivas. Evi-ta las críticas que hagan entender a tu hijoque su comportamiento determina lo que él


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es («Has roto un plato, así que eres un niñomalo»), y que eso ya es así para siempre(«Eres malo y nunca mejorarás»). Por el con-trario, procura que comprenda que lo que hahecho mal se puede corregir («Has roto eljuguete del niño; ahora tendrás que com-partir el tuyo») y que un error no le convierteen un ser maligno.

• No faltes a la verdad. Las cosas han suce-dido de una manera determinada y no se tra-ta de sobreproteger al niño. Está claro quetampoco hay que darles demasiada impor-tancia. Hay un término medio en el que sedice la verdad, sin machacar al niño innece-sariamente. Si el niño ve que le proteges, quele encubres, quitará importancia a su malcomportamiento.

• Que no le critique todo el mundo por lomismo. Si tú ya te has enfadado con él, no


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Críticas negativas

Conducen a pensar que los fa-llos tienen que ver con la perso-nalidad, no con el comporta-miento.

Impiden al niño mejorar o re-parar el daño que ha hecho.

Críticas positivas

Le permiten adquirir seguridady no alimentan la culpa.

Le ayudan a mejorar o corregirsu comportamiento, ya que le danoportunidades para el cambio.

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hace falta que todo el mundo lo esté. Tu hi-jo no tiene por qué recibir castigos de to-das las personas que le rodean. Ahora bien,si está castigado, es importante que todos losadultos que se relacionan con el niño respe-ten ese castigo.

• Evita echar la culpa al carácter o a las ca-pacidades del niño. Es innecesario decir alniño que ha hecho algo mal porque es ton-to, porque todavía no sabe leer o porque esun desastre. Las cosas han pasado y debemosaprender a describirlas tal y como han suce-dido, pero sin alimentar la culpabilidad.

No olvides que...No se trata de criar niños mimados. Tu hijotiene que aprender a irse responsabilizando desus actos. Debe asumir que está capacitado pa-ra controlar su comportamiento, y para ellonecesita que tú, como adulto, le proporcioneslas pautas para una conducta adecuada y le ayu-des a corregir la que no lo es tanto.

¿Cómo y cuándo elogiar?Tu hijo buscará tu aprobación. Que tú le digasque algo que ha hecho «está muy bien» es unode los mejores premios que puedes darle a es-ta edad.


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Le hará sentirse orgulloso, fomentará susensación de control y favorecerá el desarro-llo de la seguridad en sí mismo.

Ahora bien, es prácticamente imposibleque elogiemos todo aquello que el niño hace.Por otro lado, carece totalmente de sentido.Como adultos, hemos aprendido que las cosasestán bien aunque nadie nos las reconozca. So-mos capaces de hacer muchas cosas, pero nopor ello buscamos la aprobación continua delos demás.

Tu hijo está iniciando este proceso. Al prin-cipio, necesitará que le refuerces todo lo quehace bien, porque de esa manera él sabe que loha hecho de forma adecuada y tú te asegurasde que esa conducta vuelva a repetirse.

Ahora bien, debemos tener en cuenta losiguiente:• Tenemos que elogiar a nuestros hijos cuando

hayan conseguido algo, y no simplemente pa-ra hacer que se sientan bien. No podemos de-cir a un niño de 6 años que ha trazado una ra-ya en una hoja que nos encanta el elefante queha dibujado (a no ser que se trate de un casoespecial). El niño no confiará en el adulto siéste, continuamente, le está elogiando.

• Si nos conformamos con esa raya y no mo-tivamos al niño para que pinte algo más, le


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estamos apoyando en la ley del mínimo es-fuerzo. Es como si le estuviéramos diciendo:«Da igual cuánto te esfuerces, a mí me pa-recerá siempre estupendo».

• No conviene exagerar los logros. Si ante unéxito pequeño, montamos toda una fiesta ynos deshacemos en elogios, ¿qué haremoscuando consiga alcanzar una meta más difí-cil? Hay que conceder importancia a cadacosa y valorarla en el momento preciso. Noes lo mismo la primera vez que un niño con-sigue leer una página de un libro, que la vi-gésima primera vez que lo hace.

• No hay que ocultar el fracaso. Las cosas nosiempre salen bien: a veces porque no nos es-forzamos, otras porque intervienen otros fac-tores (ese día no habíamos dormido bien). Siun niño fracasa en una determinada tarea,debemos seguir animándole y dividirla enpasos más sencillos que el niño pueda ir re-solviendo sin sentirse frustrado.

TIEMPO LIBRE Y OCIO

Nuestra sociedad cada vez da más importan-cia al tiempo libre y nos ofrece más recursospara disfrutar de él. Hay actividades para to-


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dos los gustos, aunque a veces nos dejamos lle-var por los eslóganes publicitarios o por lasmodas, sin reflexionar realmente sobre lo quequeremos hacer con nuestro tiempo libre.

Por otro lado, la relevancia que el ocio estácobrando en nuestra vida puede dejar al mar-gen otros valores que también son esenciales.Basta escuchar los mensajes que desde los me-dios de comunicación se nos envían sobre lotriste que es que llegue el lunes o el «¡Ya faltamenos para el fin de semana!». Desde luego,tiene más sentido educar a los niños para queaprendan a disfrutar del día a día, de todo aque-llo que hacen en cada momento.

Pero volvamos al tema que nos ocupa. Enel caso de tu hijo, el tiempo libre debe conce-birse como un espacio para el ocio en el querealmente pueda hacer cosas que le apetezcan.En este sentido, las actividades al aire libre sonlas más adecuadas para él. Tu hijo necesita co-rrer sin peligros ni límites.

Por otro lado, tú puedes ir orientándoleacerca de cómo disfrutar de ese tiempo si leofreces las siguientes opciones:• Salidas a la naturaleza. La montaña, el cam-

po, el bosque... se convierten en visitas casiobligadas. El niño necesita entrar en con-tacto con la naturaleza, correr libremente


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por ella, descubrir los animales y las plantas,comprobar cómo se suceden las estaciones ylos cambios que conllevan... Es cierto que nosiempre es fácil, pero no podemos descartaresta posibilidad.

• Visitas culturales. Sí, ya sé que te parecepequeño para hacer ciertas cosas, pero te sor-prendería descubrir cuánto puede disfrutartu hijo con una visita especialmente diseña-da para niños a un museo o con una repre-sentación de teatro infantil. No dejes quesean actividades exclusivamente escolares yenseña a tu hijo a disfrutar de las manifes-taciones artísticas que nos rodean. Ofréceletambién la oportunidad de descubrir las fies-tas tradicionales; anímale a que participe enlos juegos populares y a que conozca tantosu propia cultura como la de otras personas.


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• Actividades deportivas. La actividad querealiza tu hijo a esta edad es mayormente fí-sica. Favorece que pueda correr y saltar sinpeligro y sin demasiados límites.

• Los juegos. Ya hemos visto cuáles son losjuguetes más adecuados. Permite que expe-rimente con ellos y enséñale juegos en losque tenga que pararse a reflexionar y poten-ciar sus capacidades.

• Las nuevas tecnologías. El ordenador, lavideoconsola, el DVD cada vez están más alalcance de todos. Tu hijo de 6 a 8 años pue-de ir tomando contacto con estos recursos.Acompáñale en este proceso.

• La vida diaria. Las actividades del día nosproporcionan una excelente oportunidad pa-ra disfrutar del tiempo libre. Sí, ya sabemosque hacer la limpieza semanal no es plato degusto, pero quizás podamos cambiar de ac-titud y convertirla en algo atractivo, sobretodo si queremos transmitir a nuestros hijosla importancia del orden y la limpieza. Per-mite a tu hijo que entre en la cocina a cocinaralgunos platos, que te ayude a limpiar el co-che... Recuerda que a esta edad el niño es es-pecialmente colaborador y que se encuentraen un magnífico momento para adquirir há-bitos y habilidades.


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LA VERDAD

Desde pequeño, al niño hay que decirle siem-pre la verdad ya que sólo podrá depositar ple-na confianza en la autoridad de sus progeni-tores si tiene la certeza de que no se le engañaráen ningún momento. La mentira de los padressirve de ejemplo al hijo y suscita sus deseos deno decir la verdad.

Fomentar la verdad no es tarea demasia-do difícil para padres y educadores si se siguenuna serie de pautas, como:• Descubrir siempre la verdad, evitando que

la mentira se vuelva rentable.• Motivar, reforzar y alentar al niño a que siem-

pre diga la verdad.• Intentar que la verdad esté continuamente

presente en todos los miembros de la unidadfamiliar.

• Dejar que los hijos hablen de todo con li-bertad, sin temor a ser criticados o ridiculi-zados.


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QUINTA PARTE

CLAVES PARA LA EDUCACIÓN DE NUESTRO

HIJO DE 6 A 8 AÑOS

CAPÍTULO XVII

Entra en el mundo de tu hijo

Realmente sólo podemos entender a una per-sona cuando somos capaces de ponernos en sulugar.

Para tu hijo de 6-8 años existe un modode entender el tiempo, la vida, la actividad, lasrelaciones... Y aunque es cierto que todavíano razona como un adulto, también lo es queel mundo que nos presenta es apasionante ylleno de encanto.

Entrar en el mundo de nuestros hijos su-pone recuperar nuestra parte de niños para vol-ver a jugar sin prisas, fantasear sobre la reali-dad o sentir curiosidad por todo lo que nosrodea.

Al mismo tiempo, le proporcionamosnuestra propia visión del mundo, aunque noresulte tan divertida. Padres e hijos aprendenlos unos de los otros, pero todo es más fácil

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cuando el adulto (que es quien tiene capacidadpara hacerlo) opta por acercarse al niño y co-nocerle en profundidad.

SÉ CONSCIENTE DE SUS PROGRESOS

Mario tiene 7 años. Se ha levantado a las ochopara ir al cole. Después de lavarse la cara, se hatomado el desayuno y se ha ido a su cuarto avestirse. Mientras espera a su padre, se ponea leer un tebeo. Cuando van a salir, se da cuen-ta de que el asa de la cartera está rota. Su padrele echa la bronca y le dice que no está pendientenunca de nada, que sólo le interesa leer tebeos.

No sabemos muy bien por qué, pero pa-rece ser que las conductas negativas o inapro-piadas son las que más llaman la atención delos educadores. Los niños buenos suelen pasardesapercibidos porque no molestan, no ne-cesitan nada... Pero cuando las cosas van mal,todo es diferente.

Es un grave error centrarse en una partede la conducta de los niños. Todos cometemoserrores, y ellos también. En el caso de Mario,fíjate en todas las conductas positivas que harealizado. Realmente puede y sabe hacer mu-chas cosas por sí solo. Pero su padre se fija en


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el último aspecto —en el hecho de que la car-tera esté descosida— para decirle que nuncase ocupa de nada, que sólo le importa leer.

Nuestra mente nos juega esta mala pasa-da en muchas ocasiones. Nos hace dar más va-lor e importancia a lo malo que a lo bueno, yeso es terrible a la hora de educar.

Es cierto que a Mario, como a otros muchosniños, le queda mucho por aprender; siempretendrá que mejorar en algún aspecto (como nospasa a cualquiera de nosotros). Pero lo impor-tante como educadores es que nos centremostambién en los progresos para que transmita-mos a nuestros hijos la seguridad y la confian-za que necesitan para seguir progresando.

ENTRA EN EL MUNDO DE TU HIJO

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SIEMPRE ACOMPAÑANDO

A medida que tu hijo crece, va conquistandouna mayor autonomía. Pero entre los 6 y los 8años va a necesitar que le acompañes y que su-pervises muchas de las cosas que hace.

Está claro que debes permitirle que hagasólo aquello para lo que esté capacitado, peroeso no significa que debas perderle de vista.Podrá vestirse sin tu ayuda, pero posiblemen-te necesite un último vistazo para comprobarsi se ha abotonado bien o si lleva los cordonesatados.

No esperes que lo haga todo perfecta-mente. Está aprendiendo y sigue necesitandoque estés pendiente de él en muchas cosas. Nole hagas sentir que depende de ti y ve valorandosus progresos.

LA INEFICACIA DEL CASTIGO

El castigo tradicional consiste en aplicar unaconsecuencia negativa para conseguir eliminaruna determinada conducta (castigar de cara ala pared, mandar escribir un listado enorme...).Además de insistir una vez más en lo inútil queresulta pegar o insultar a nuestro hijo cada vez


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que se comporta de manera inadecuada, es con-veniente que tengamos en cuenta otras des-ventajas del castigo. Si sólo utilizamos el cas-tigo para educar a nuestro hijo, nos podemosencontrar con que:• Únicamente respete a la persona que le cas-

tiga. Actuará por miedo, no porque entien-da que se ha portado mal.

• No aprenderá cuál es la conducta adecuada.Sólo sabrá que no puede gritar, pero si no lerefuerzas cuando habla más bajo, no apren-derá a hacerlo.

• Intentará evitar a la persona que le castiga.• Pueden aparecer en el niño sentimientos

negativos como miedo, culpa, ansiedad, in-seguridad...

La educación que hemos recibido deter-mina que el castigo sea algo realmente instau-rado en nuestra forma de ver las cosas. Peroraramente nos paramos a reflexionar sobre susignificado y lo que realmente aporta al niño.

En cierto modo, como adultos, pensamosque así dejamos claro «quién manda» y en elfondo, al castigar, queremos que el niño se décuenta de que ha hecho algo malo, pero ha-ciéndole sufrir y pasarlo mal. La clásica ex-presión «la letra con sangre entra» está muy


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presente en nuestro modo de entender la edu-cación. Ya es hora de que superemos el viejodicho latino y busquemos formas alternativasde inculcar al niño los comportamientos y va-lores que creemos adecuados.

Otras veces, es nuestro propio enfado ofalta de capacidad de ejercer control sobrenuestro hijo lo que determina que le castigue-mos. Nos dejamos llevar por ese arranque decólera e incluso le amenazamos con castigosque luego son imposibles de cumplir. Así que,ante todo, calma.


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Un tiempo para reflexionar

Una técnica muy eficaz para conseguir que uncomportamiento inadecuado no se repita es mandarleun tiempo a otra habitación para que se tranquilice yreflexione sobre lo que ha sucedido. No se trata derecluirle en su cuarto durante toda la tarde, sinode concederle unos minutos para que se calme y pien-se. Unos ocho o diez minutos pueden ser suficientes.Hazle ver que todos podemos perder el control en unmomento determinado y que ese ratito a solas le ayu-dará a sentirse mejor.

Después, no prestes demasiada atención a tu hi-jo ni le llenes de abrazos ni de besos tratando de dis-culparte como si te sintieras mal por mandarle a otrocuarto. Permite que las cosas sigan su curso.

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Tu hijo tiene que aprender a respetar unasnormas; es lógico, entonces, que te enfadescon él, que le hagas razonar, que le prives dealgo que le gusta... cuando no se comportade manera apropiada. Pero no caigas en elerror de imponerle castigos que finalmenteno llevas a cabo, porque entonces aprenderáa no confiar en tu autoridad. Ni tampoco tedejes llevar por los nervios del momento. Site das cuenta de que estás demasiado altera-do, dile a tu hijo que ya hablaréis más ade-lante sobre las consecuencias de su acción ypárate a reflexionar sobre lo que considerasmás adecuado.

EL REFUERZO: UNA ALTERNATIVA

AL CASTIGO

El término refuerzo equivale a premio en su sen-tido más amplio. Es decir, engloba todas aque-llas consecuencias positivas que podemos ob-tener tras realizar una determinada acción.

Para los niños pequeños, el mejor refuerzoque puedes ofrecerle es tu atención. Que leshagas caso se convierte en el premio más pode-roso. Los pequeños premios materiales, comoalguna chuchería, también son eficaces, pero


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no conviene abusar de ellos y, mucho menos,prometer cada día cosas mucho más valiosas,porque acostumbraríamos al niño a obtener,cada vez que se comporte de una determinadaforma, más y más regalos. Si no somos cui-dadosos, podemos establecer una relación dechantaje: tu hijo te pide más y más por haceralgo que forma parte de sus responsabilidades,y si no se lo das, no lo hace.

También es útil recompensar con activi-dades agradables: podemos ir al parque o veruna película en casa porque has terminadolos deberes o porque hoy la profesora me hadicho que te has portado mucho mejor estasemana.

Ten en cuenta que, si un niño realiza unaacción determinada y los adultos le premianpor ello, esa conducta se volverá a repetir.

Fíjate que puede ocurrir que, a veces, sindarnos cuenta, podemos estar reforzando con-ductas inadecuadas que no queremos que serepitan. Así ocurre, por ejemplo, cuando nues-tro hijo quiere llamar nuestra atención a todacosta y como nosotros no se la prestamos ter-mina rompiendo ese jarrón que hay sobre lamesa. Es entonces cuando tú dejas todo lo queestás haciendo para dirigirte a él, aunque seapara regañarle por lo que ha hecho. Está reci-


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biendo un refuerzo a una acción que no es laadecuada. No esperes a que tu hijo se portemal para hacerle caso.

Algunas consideraciones sobre el refuerzo:• El mejor refuerzo que puedes proporcionar

a tu hijo es tu atención. Préstasela cuandoquieras que una determinada conducta semantenga. Por otro lado, no te olvides desentarte con él a jugar, a ver una película, aleer un libro... Tu compañía es de lo másagradable para él.

• No a todos los niños le gustan las mismas co-sas. Algunos padres se quejan porque sus hi-jos no mejoran su comportamiento aunqueles refuerzan con lo que puede ser atractivopara ellos, por ejemplo, ver una película. Pe-ro es que a lo mejor, a ese niño, lo que real-mente le gusta es salir al parque y correr li-bremente (puede que, incluso, le cambien losgustos de un día para otro). Descubre qué eslo que motiva a tu hijo.

• No utilices recompensas muy a largo plazocon tu hijo pequeño. Una bicicleta a finalde curso de poco servirá para que se apli-que un poco más en clase. Busca refuerzosmás inmediatos y que puedan dar respues-ta a un comportamiento concreto, del día adía.


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• Aplica el refuerzo justo después de que se ha-ya comportado como se espera de él. Así seconvertirá en un hábito. Una vez estableci-do éste podrás utilizar el refuerzo de una ma-nera periódica.


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CAPÍTULO XVIII

Sobre las normas

Todos necesitamos normas, reglas que rijannuestra conducta y que nos permitan saber quées lo adecuado en cada situación para favore-cer la convivencia entre las personas.

A partir de los 6 años, la capacidad de re-flexión de tu hijo ha aumentando conside-rablemente. Todo lo que está viviendo y lasrelaciones que mantiene con los demás le pro-porcionan un conocimiento más amplio sobrecuáles van a ser las consecuencias de su com-portamiento, lo cual le permite ejercer ciertocontrol sobre el mismo. Los premios y los cas-tigos le ayudan a regular sus emociones y susacciones.

Si en el hogar se le ha inculcado la im-portancia de las normas, se le ha explicado pa-ra qué sirven y existe una relación coherenteentre su cumplimiento y lo que se deriva de él,

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lo más lógico es que el niño se acostumbre arespetarlas sin demasiados problemas. No ol-vides que a esta edad tu hijo es bastante obe-diente, pues intenta hacer todo lo posible paraque estés contento con él.

No es momento para pedirle cualquier co-sa sin más, sino de hacerle razonar sobre el por-qué de las normas. Más adelante, tu hijo es-tará capacitado para criticarlas, y es importanteque tú le escuches para irlas modificando, demanera que, finalmente, las normas sean unverdadero consenso entre todos los miembrosde la familia.

Las normas también deben ser revisadas. Elniño debe encontrar una razón para poder con-fiar en ellas y cumplirlas. Habrá que adaptarlasa las nuevas necesidades y, sobre todo, adoptaruna actitud ecuánime que permita al niño justi-ficar el incumplimiento de alguna de ellas.

Y a veces habrá que saltarse las reglas. Porejemplo, es importantísimo que a edades tem-pranas existan hábitos y rutinas que regulen lavida del niño. Pero tu hijo de 6 a 8 años es ca-paz de entender que un día se pueda aplazar lahora del baño o de ir a la cama porque habéistenido una visita. Esto no alterará el sentido dela norma si le explicas que admite excepciones.De este modo le permitirás, por otro lado, te-


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ner una mente abierta y flexible, capaz de res-ponder ante los cambios que puedan surgir.

Si todo esto ocurre, las normas que se hanvivido de forma razonada y coherente acaba-rán teniendo validez para tu hijo no sólo por-que tú lo digas, sino porque él las consideraimportantes.

LAS BUENAS NORMAS

Para que las normas puedan ser realmente úti-les es esencial que:• Sean claras y sencillas. Tu hijo ya no es un

niño pequeño, pero no debes agobiarle condemasiadas normas.

• Seas coherente y no utilices las normas deforma arbitraria. Es cierto que hay que serflexible respecto a ellas, pero no puedes es-tar continuamente cambiando de criterio.

• No te dejes llevar por tus emociones ni portu estado de ánimo para establecer las nor-mas. Ya hemos visto que deben ser coheren-tes y también estables. Imagínate que siem-pre permites a tu hijo que juegue un tiempoen la bañera con sus juguetes, pero hoy hastenido un mal día, quieres que se dé prisa...«Se acabó —le dices— a partir de ahora ya

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no se juega». Procura ser justo y reconocercuándo la norma tiene sentido y cuándo no.

• Intentes que sean normas consensuadas entretodos los adultos responsables de la educa-ción de tu hijo. A veces es difícil, pero en-tre los padres, los abuelos y otros cuidado-res, es fundamental que existan unos mismoscriterios para no dar a los niños normas con-tradictorias.

• Seas firme a la hora de hacer respetar unanorma, pero siempre desde el cariño. Es laúnica manera de que éstas cobren significa-do para tu hijo.


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Enseña a tu hijo a esperar

La actividad, la impulsividad y la impaciencia sonrasgos característicos de los niños. Están tan llenosde energía que necesitan hacer muchas cosas al mis-mo tiempo. Es normal que tu hijo de 6 años coja unjuguete y luego otro, sin que apenas haya dado teni-do tiempo de disfrutar del primero. Parece que no lecuesta emprender cualquier actividad, pero se cansarápidamente y quiere iniciar otras. Esto es algo com-pletamente normal.

Por otro lado, va adquiriendo una mayor capaci-dad para entender que no puede ir tan rápido ni con-seguir todo en el momento en que lo pide. Enséñaleque es importante aprender a esperar, pues eso le per-mitirá adquirir un mayor dominio sobre sus emocio-nes y sobre su comportamiento.

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Por otro lado, recuerda que las normas de-ben ajustarse al nivel de maduración de tu hijo.Cada niño tiene su propio ritmo de desarrolloy aceptarlo es fundamental para irle exigiendoaquello que entra dentro de sus posibilidades.No le pidas más de lo que puede hacer, pues co-rrerías el riesgo de favorecer la inseguridad y lafrustración en tu hijo, y tampoco le sobrepro-tejas, pues les estarías impidiendo madurar.

SÓLO TE LO DIRÉ UNA VEZ

¿Cuántas veces le tienes que pedir a tu hijo quehaga algo hasta que consigues que te obedez-ca? Fíjate en la siguiente secuencia; quizá teresulte conocida:

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Pido a mi hijoque haga algunacosa

Le repito que lohaga

Aprendo que sólo mehace caso cuando lechillo y mi hijoaprende a obedecermecuando le chillo

Al final, le chillo

Mi hijo meobedece

No hace caso

No hace caso, nisiquiera escucha

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Como padre o madre terminarás creyén-dote que si gritas consigues tener autoridad so-bre tu hijo, cuando lo cierto es que no debe-rías llegar a ese extremo.

Por otro lado, tu hijo parece no prestarteatención cuando le pides cuatro o cinco veceslo mismo; para él no tiene ningún valor, por-que ha aprendido que en un momento dado túle chillarás y será entonces cuando deba ha-certe caso. Aprende que puede pasar de ti has-ta hacerte perder la calma. Enséñale que novas a llegar hasta ahí y que no repites las cosasmás de una vez.

En este caso ha faltado algo de firmezapor parte del educador. Posiblemente no exis-tan unas normas claras que establezcan lo quehay que hacer ni las consecuencias de no ha-cerlo.

Tu hijo ha de aprender que debe respon-der a tu llamada sin necesidad de que tengasque insistir y, por supuesto, sin esperar a queesa llamada se convierta en grito.

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN

Dicen que «hablando se entiende la gente», ydesde luego no hay que esperar a que nues-


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tro hijo se convierta en una persona adulta pa-ra hablar con él.

Tu hijo comprende muchas más cosas delas que tú te imaginas, y podéis disfrutar mu-cho de su forma de entender el mundo. Túle aportarás tu experiencia y tus vivencias.

No caigas en el error de hablar con él só-lo para transmitirle normas y conseguir que teobedezca. La vida diaria ofrece muchas op-ciones para compartir pensamientos, ideas ysentimientos.

No dudes en contarle cómo te sientes,adaptándote al nivel de tu hijo. Está claro queno le puedes tratar como a un adulto, ni con-vertirle en un amigo con el que te desahogas,pero no le dejes al margen de tu vida, sobretodo en aquellos aspectos que consideres re-

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levantes. Imagínate que tienes que operarte;ocultárselo le creará mucha más ansiedad quesi le explicas lo que va a pasar, haciéndole verque después te sentirás mejor y que necesitascontar con él mientras te recuperas.

Muchas veces somos los adultos los quetememos comunicarnos. Intenta ir superandoesos miedos y hablar con naturalidad de todoaquello que forma parte de la vida. No te nie-gues, como norma, a hablar de sexualidad, desentimientos o de lo que te preocupa. Inten-ta superar tus prejuicios; en este sentido, la es-pontaneidad de tu hijo puede ayudarte mucho.

Tu papel como padre/madre

• La importancia del diálogo. El niño ya puede ha-blar con sus padres y discutir las normas; los padresdeben hacer razonar al niño sobre la utilidad de lasmismas y, cómo no, servirles de ejemplo.

• El niño se muestra servicial y participativo y, porlo tanto, puede hacerse cargo de una serie de res-ponsabilidades adecuadas a su edad.

• El niño estará capacitado para elegir en la medida enque nosotros le facilitemos el proceso y los elemen-tos necesarios para que la elección sea adecuada.

• Ante cualquier dificultad, mostraos como el puntode apoyo que le ayude a restablecer el equilibrio.

• Tratad los problemas en el momento en que surjan;normalmente el tiempo, por sí solo, no solucionalas cosas.


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CAPÍTULO XIX

La importancia del estilo educativo

En función de las experiencias que hayas vivi-do, de la relación que hayas mantenido con tuspadres, del conocimiento que hayas adquiridodurante toda tu vida y de las reflexiones quehayas hecho sobre educación, establecerás contu hijo un estilo educativo u otro.

Numerosos estudios han demostrado la im-portancia que el estilo educativo de los padrestiene en el desarrollo de la personalidad de sushijos. Ser más o menos autoritario, democrá-tico, permisivo, sobreprotector... determina quenuestros hijos sean de una manera u otra.

Hay que tener en cuenta que no existenestilos educativos puros, es decir, que pode-mos actuar mezclando diferentes estilos, o sermás autoritarios en unos momentos que enotros y más permisivos cuando lo creemosconveniente.

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Ahora bien, es importante que conozca-mos las características de los estilos educativosque tradicionalmente se han venido descri-biendo, así como las consecuencias que ennuestros hijos tiene el hecho de que nos com-portemos de una u otra forma.

Reflexiona sobre la información que teofrecemos a continuación, intenta descubrircuándo te comportas de ese modo, analiza lasposibles consecuencias que puede tener, hazmemoria y recuerda las reacciones de tu hijo,etc. Puede serte muy útil hablar de este temacon otras personas, a la hora de encontrar eseestilo educativo que permite que tu hijo crez-ca de una manera sana.

¿CÓMO RESPONDES AL COMPORTAMIENTO

DE TU HIJO?

Eres demasiado PERMISIVO cuando:• No impones normas ni límites al comporta-

miento de tu hijo. Le permites que haga loque considera más adecuado en cada mo-mento.

• Los deseos de tu hijo son los que mandan. Tedejas llevar fácilmente por sus rabietas, y coneste método tu hijo consigue lo que desea.


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• Para ti, lo más importante es evitar el con-flicto. Con tal de no discutir, haces lo que sea.

Si actúas siempre de forma permisiva, tu hijo apren-derá rápidamente que puede hacer lo que le viene en ganay no atenderá a razones ni a normas cuando trates de im-ponérselas. Posiblemente se convierta en una persona pocoresponsable, evitará el esfuerzo y será bastante infantil.

Eres demasiado AUTORITARIO cuando:• Se hace lo que tú dices, porque lo dices tú

y ya está. No razonas con tu hijo las normas.A veces cambias las normas a tu antojo, y nopermites que te pregunten el porqué.

• Las normas y los límites son inflexibles. To-do se hace de una determinada forma, a unahora en concreto... No permites que nada sesalga de la rutina.

• No prestas atención a los deseos de tu hijo yhaces lo que consideras adecuado sin teneren cuenta nada más.

Si actúas siempre de forma autoritaria, tu hijo noaprenderá a distinguir entre lo que está bien y lo que estámal, porque todo depende de tu criterio. Es posible que crez-ca con miedo y con falta de iniciativa.

Eres SOBREPROTECTOR cuando:• No permites que tu hijo haga aquello para

lo que está capacitado. Casi siempre vas tú

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por delante de él, impidiéndole que descu-bra por sí mismo cómo funcionan las cosaso cómo resolver sus propios problemas.

• Intentas evitar a tu hijo todas aquellas situa-ciones que consideras pueden dañarle de al-guna manera.

• La mayoría de las ocasiones, tus consejos yadvertencias van unidos a sentimientos demiedo: «¡No hagas eso que te puedes caer!».

Si con frecuencia actúas de forma sobreprotectora, tu hi-jo no aprenderá a hacer nada por sí solo, dependerá siemprede ti. A estas edades, lo más probable es que el niño crezca ro-deado de miedo e inseguridades. Más adelante, puede rebe-larse contra todo aquello que tú consideras adecuado.

Eres DEMOCRÁTICO cuando:• Eres capaz de poner normas atendiendo a las

necesidades de tu hijo. Sabes que las normaspueden ser flexibles y adaptarse a las dife-rentes circunstancias.

• Tienes en cuenta los deseos del niño. Esto nosignifica que le dejes hacer lo que él desea sinmás, pero sí que valoras su opinión, le escu-chas, le permites elegir dentro de lo posible...

• Intentas razonar las normas con tu hijo, ha-ciéndole ver que los límites son importantesy cuáles son las consecuencias de un com-portamiento inadecuado.


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Si actúas de forma democrática, tu hijo sabrá distin-guir las conductas adecuadas de las que no lo son, indepen-dientemente de que le premies o castigues por ello. En ge-neral, será una persona segura de sí misma, con capacidadpara opinar y tomar decisiones.

DECÁLOGO PARA EDUCAR

1. AMAR. Porque sólo desde el amor a no-sotros mismos podemos amar al niño, yporque sólo desde el amor podemos ayu-darle a encontrar lo mejor de sí.

2. ESPERAR LO MEJOR de nuestro hijo ydar por seguro que logrará lo que se pro-ponga.

3. POTENCIAR las aptitudes, cualidades yvalores preexistentes en nuestro hijo, ayu-dándole a descubrir su propia individua-lidad.

4. SER EJEMPLO VIVO, ya que educamosno sólo con lo que decimos, sino tambiéncon lo que hacemos, sentimos, pensamos,comunicamos...

5. ESTIMULAR Y ALENTAR, fomentarlo bueno, estar atentos a captar lo máspositivo de nuestros hijos y alentarles aque no se desanimen con los errores yfracasos.

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6. PONER LÍMITES que le permitan dis-tinguir entre lo que es adecuado y lo queno lo es.

7. MOTIVAR para que se esfuerce y haga loque debe, aunque le cueste y no sea agra-dable.

8. PROPICIAR Y ENSEÑAR EMPATÍA,que «el otro» es su semejante y no debedejarle indiferente.

9. DAR SEGURIDAD, AMPARO Y PRO-TECCIÓN, pero sin mimos ni sobrepro-tecciones.

10. COMUNICAR. Transmitir todo lo quesomos, sentimos y valoramos a través deun lenguaje cuidado que respete la indivi-dualidad de nuestro hijo.


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SEXTA PARTE

EDUCACIÓN PARA LA SALUD

CAPÍTULO XX

Vivir nuestra saludPor la Dra. María Sáinz

La infancia es el momento de hacer acopio decasi todos los ladrillos de la salud para construiruna vejez con calidad de vida.

Los niños y niñas aprenden tanto en la es-cuela, como en la familia, los valores y mo-delos sociales, pero además tienen la gran opor-tunidad de adquirir conocimientos, actitudesy comportamientos relacionados con la saludque les van a permitir aumentar sus capaci-dades como personas para afrontar todas susnecesidades vitales.

La sociedad del siglo XXI posee, gracias alos medios de comunicación de masas, un granpotencial pedagógico relacionado con los mo-delos y valores que influyen día a día en las per-cepciones de los niños, y que puede apoyar ocontrarrestar las influencias de los aprendi-

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zajes que se transmiten en el seno de la fami-lia y en la escuela, tanto en lo que se refiere ala instrucción formal como a la capacitaciónsocial para vivir en comunidad.

Así las cosas, las familias tienen que co-municarse con la escuela como una entidad convalor social, no sólo pedagógico, todas las ve-ces que necesiten y puedan, a fin de ayudar enla coeducación de los niños.

La escuela tiene que ser una estructuraabierta y participativa con las familias, para de-sarrollar este proceso común de coeducación,formación e instrucción de la futura juventud.La sociedad entera, como escenario de la vidacomún, tiene que participar activamente en eseesfuerzo colectivo y dinámico de enseñar yaprender a vivir la salud.

Partiendo de estos supuestos básicos parala convivencia y el aprendizaje de la salud en lainfancia, los puntos que deberíamos tener pre-sentes son los siguientes:• Hay que valorar la salud como un estado de

bienestar físico, psíquico y social, no sólo co-mo ausencia de enfermedad o minusvalía(como recomienda la Organización Mundialde la Salud).

• Hay que practicar estas máximas pedagó-gicas:


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Si lo oigo, lo olvidoSi lo veo, lo recuerdoSi lo hago, lo sé.

• Hay que recordar que el juego es imprescin-dible como método didáctico en esta etapa.

Para favorecer nuestro potencial de sa-lud en la etapa de 6 a 8 años, cuando las he-rramientas pedagógicas de la lectura, la escri-tura y las matemáticas han comenzado a surtirlos efectos enriquecedores de la herencia cul-tural, tenemos que recordar el decálogo si-guiente:

La familia, el hogar y la comunidad1. Conviene que el niño participe en las labo-

res familiares de la casa: mantenga limpia yordenada su habitación y colabore en lastareas comunes, como poner o quitar lamesa, limpiar, barrer, regar las plantas, etc.

2. Hay que prevenir los accidentes en la ca-sa y en la calle. El niño no debe encendermecheros ni cerillas, y se evitará el usode cuchillos de cocina si no hay cerca unapersona adulta.

Atención al cruzar las callessolo o con la pandilla de amistades.¡Hay que mirar antes de cruzar!

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3. Deben conocer y cuidar su cuerpo, apren-der las funciones básicas de la cabeza,tronco y extremidades. Por ejemplo, enla cabeza se encuentran el cerebro, y lacara, donde están algunos órganos de lossentidos como:

Los ojos, que sirven para mirar y ver.La nariz, para respirar y oler.La boca, con los labios para besar y la lengua

para gustar.Las orejas y oídos, para oír y escuchar.

4. Se mantendrán las habilidades higiénicas:ducha, lavado de manos, lavado de dien-tes, lavado de cara y orejas.

¡Después del váter, el jabón y aguaabundante!

¡Las manos hay que lavar y después comerás!¡Limpiar y ordenar para después jugar!

5. Es recomendable que el niño duerma unasnueve horas para descansar y reponer lasfuerzas de esta etapa de gran actividad fí-sica e intelectual. Si un niño no duermeo descansa lo suficiente se altera, se ponenervioso, irritable e incluso deja de co-mer, por lo que el cuerpo estará peor de-fendido contra la enfermedad. Tambiénla vida normal se altera: puede dormirsecuando necesite estar despierto, e inclu-


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so tendrá dificultades para realizar el tra-bajo escolar.

6. Los alimentos tienen que ser variados yabundantes en hidratos de carbono (pan,pasta, arroz, patatas), grasas (mantequillay aceites vegetales) y proteínas (carne, pes-cado, legumbres…). Ha de tomar frutasy verduras (vitaminas y minerales) en abun-dancia, mucha leche y/o derivados y ade-más otros líquidos (agua y zumos).

7. En cuanto a la prevención de las enferme-dades:• No olvidar el calendario de vacunas y si

están al día las dosis de recuerdo.• Cuidar las vacunas, alimentación e hi-

giene de los animales de compañía. Vi-sitar al veterinario si es necesario.

• Atención a la caída de los dientes de lecheantes de los definitivos, especialmente losincisivos. Hay que apoyar y reforzar al ni-ño para que conozca esta señal de creci-miento y desarrollo.

• Las caries dentales se previenen con el la-vado y cepillado de dientes después delas comidas. Visitar al odontólogo.

• No debe olvidarse nunca el lavado dedientes que se hace después de cenar, an-tes de dormir.

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• La completa higiene dental incluye, ade-más de la pasta dentífrica con flúor, eluso de colutorios.

• Atención a la higiene visual y/o dificul-tades oculares, así como a los problemasauditivos y/o del lenguaje.

¡La televisión se ha de verpoco, lejos y después!

La hiperactividad infantil suele ex-presarse en esta etapa, coincidiendo conuna mayor exigencia escolar.

Si se detecta algún problema especí-fico, habrá que concertar cita con elmédico pediatra y/o profesionales es-pecializados de estos trastornos sen-soriales.

8. Otras medidas son:• Promover la lectura, la escritura, las ma-

nualidades, el dibujo y la pintura, puesson habilidades y conocimientos de granvalor en esta etapa del desarrollo y cre-cimiento infantil.

• Hay que favorecer la higiene mental ylas capacidades sociales de los gruposfamiliares a través del ejercicio de acti-vidades de ocio y cultura, pues las be-llas artes fomentan el desarrollo socio-cultural.


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• Potenciar la educación física y el deportepara el desarrollo y crecimiento perso-nal y familiar.

• Proporcionar la ropa, zapatos y comple-mentos adecuados según las actividadesy las estaciones del año.

La escuela y el profesorado9. Prevenir las enfermedades desde la escue-

la significa lo siguiente:• Enseñar y recordar la importancia del

calendario de vacunaciones.• Enseñar a pedir y utilizar el botiquín

escolar.• Enseñar el concepto básico de enferme-

dad a través, por ejemplo, del análisis dealguna dolencia común, como el catarroo la diarrea.

• Enseñar cuáles son los parásitos másfrecuentes que se pueden padecer: pio-jos, oxiuros y lombrices.

• Enseñar a pedir ayuda para prevenir ac-cidentes en la casa, escuela, plazas y callesdel pueblo, barrio o ciudad.

10. Promover la salud en la comunidad esco-lar significa lo siguiente:• La escuela ha de colaborar con los pa-

dres y madres, además del consejo esco-

VIVIR NUESTRA SALUD

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lar, para hacer jornadas, campañas y pro-gramas de salud.

• Debe hacerse hincapié en el juego comométodo pedagógico para favorecer losconocimientos sobre la higiene personal,de ropa, calzado y complementos.

• Se fomentará la higiene y el orden en elaula, tanto de los juguetes y libros, co-mo del mobiliario escolar.


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Bibliografía recomendada

Leer te da más. Guía para padres. Ministerio de Educación,Cultura y Deporte. Madrid, 2002.

Esta guía ofrece consejos para padres para animar a lalectura de sus hijos, con pistas sobre las lecturas recomen-dadas y juegos para realizar en casa.

MEEKS, C.: Recetas para educar. Ed. Médici, Barcelona, 1993.La autora plantea situaciones de la vida diaria que crean

conflicto entre padres e hijos; con ejemplos y muchas ilus-traciones, nos orienta sobre el modo de resolverlas.

NELSEN, J.: Disciplina positiva. Oniro, Barcelona, 2002.La autora reflexiona sobre la disciplina, aportando pau-

tas para iniciar a los niños en el arte de la autodisciplina. Pro-porciona a los padres y educadores las herramientas necesariaspara ayudar a los niños a manejar su propio comportamiento.

PEINE, H.A. Y HOWARTH, R.: Padres e hijos: problemas coti-dianos de conducta. Siglo XXI, Madrid, 1992.

Breve manual de intervención que pueden poner enpráctica los padres para solucionar pequeños problemas en laconducta de sus hijos.

STEEDE, K.: Los 10 errores más comunes de los padres... y cómoevitarlos. Madrid, EDAF, 2002.

La disciplina, la coherencia y la comunicación, son lasclaves de este libro dirigido a potenciar la actitud positivaen la relación educativa que mantenemos con nuestro hijo.

TIERNO, B.: Educar hoy. Ed. Paulinas, Madrid, 1994.Pautas educativas para padres con hijos entre los seis

años y la juventud. Se analizan las características del desa-rrollo evolutivo y orientaciones para situaciones concretas.

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—Todo lo que necesitas saber para educar a tus hijos. Plaza &Janés, Barcelona, 2000

Es un manual básico, fácil y de ágil consulta, que exponelas principales fases del desarrollo del niño, los problemas másfrecuentes que pueden surgir y los retos que deparan los cam-bios sociales y tecnológicos del nuevo milenio.

Para conocer más sobre psicología infantil:DELVAL, J.: El desarrollo humano. Siglo XXI, Madrid, 1994.FRANCO, T.: Vida afectiva y educación infantil. Narcea, Ma-

drid, 1988.MARCHESI, A.; CARRETERO, M. Y PALACIOS, J.: Psicología

evolutiva. Alianza Editorial, Madrid, 1991.SELIGMAN, M.E.P.: Niños optimistas. Cómo prevenir la depre-

sión en la infancia. Grijalbo, Barcelona, 1999.TURIEL, E.; ENESCO, L. Y LINAZA, J.: El mundo social en la

mente infantil. Alianza Psicología, Madrid, 1989.

Direcciones web:En las siguientes páginas web encontrarás información di-versa sobre el desarrollo del niño, así como consejos prácti-cos para educar:

www.cnice.mecd.es/recursos2/e_padreswww.cibereduca.comwww.educar.orgwww.cyberpadres.com


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le educacion y la enseñanza 6 8 años

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