la pregunta por la técnica - heidegger, martin

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Fragmento de "La pregunta por la técnica" de Martin Heidegger

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  • INTRODUCCIN A LA PREGUNTAPOR LA TCNICA

    1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMAEn 'La pregunta por la tcnica', conferencia del ao 1953,distingue Heidegger una determinacin correcta de la tc-nica de su interpretacin verdadera. La primera se atienea lo que podemos constatar como estando ah delante'. Lasegunda, por el contrario, va ms all, hacia la esencia delo que aparece ante nuestros ojos"Lo correcto es, en cierto modo, verdadero, mas, no lo es

    plenamente. Es claro, posee tambin cierta validez, y nadiela discute. Pero, sin embargo, tiene sus lmites, y es precisoverlos.Preguntamos, pues: qu entiende Heidegger por esen-

    cia? Como es obvio, no es sta la ocasin para dilucidarcon suficiencia el concepto correspondiente. Daremos sloalgunas indicaciones, imprescindibles para entender loque expongo a continuacin.En el pargrafo 7 de Ser y Tiempo, enuncia Heidegger la

    mxima de su mtodo fenomenolgico; "a las cosas mis-mas!":'. En sus escritos posteriores -aun cuando, en rigor,tambin ya en Ser y Tiempo- el lema fenomenolgico di-

    'Cfr., de Heidegger, 'La pregunta por la tcnica', en Ciencia y Tcnica,Editorial Universitaria, Santiago, segunda edicin, 1993. Trad.de FranciscoSoler, p. 75.

    -Ibid . 73."Ser y Tiempo, Editorial Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1971.

    Trad. de Jos Caos, p. 38.

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  • ra, ms explcito, a la esencia de las cosas mismas! Pero,reitero, a qu llama Heidegger esencia?Por lo pronto, digamos lo que ella no es. Esencia no es

    lo general, lo comn de una clase de objetos'. El concep-to tradicional de esencia -que la entiende de esa mane-ra- nos remite a una esencia inesencial, dice Heidegger.Eso"general -afirma-, que vale igualmente para todoparticular es siempre lo indiferente, aquella 'esencia' quenunca puede ser esencial:". La esencia esencial, frente a laanterior, se caracteriza por los siguientes rasgos, entreotros:1. Est ms all de lo meramente constatable, esto es, de

    aquello que pone de manifiesto la determinacin correctade algo'.2. Domina el mbito de lo que se halla ante los ojos. Di-

    ce Heidegger: "Si nosotros buscsemos la esencia del rbol,tendramos que elegir aquello que domina a todo rbol encuanto rbol, sin ser ello mismo un rbol, que se puedaencontrar entre los restantes rboles. As, tambin, laesencia de la tcnica no es, en absoluto, algo tecnco'".3. A partir de la esencia, por tanto, podemos explicar-

    nos el mbito de lo simplemente constatable.4. La esencia no carece, no est exenta de relacin con el

    hombre. Por el contrario, lo esencial de algo es aquello de esealgo que llOS va decisivamente. La interpretacin verdaderatiene que mostrar esa vinculacinentre la esencia y nosotros.

    "La pregunta por la tcnica', ed. cit., pp. 100 s."Holderlin y la esencia de la poesa', en "IlIterpretaciones sobrela poe-

    sa de Ilo/der/in", Editorial Ariel, Barcelona, 1983. Trad. de Jos MariaValverde, p. 55."La pregunta por la tcnica', ed. cit.. p. 75."lbid., p. 73.

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    Esto no significa, empero, que la esencia sea algo subjetivoo meramente intrahumano. En efecto:5. Alcanzar la esencia de algo -o moverse en su cerca-

    nia-8 es ver su relacin con el ser, aquello que determinaa todo ente como ente", inclusive, claro est, al ente que encada caso somos nosotros mismos. Dicho de manera msexplcita: llegar a mostrar la esencia de algo supone haberlovisto como manifestacin del ser -lo trascendente, pura ysimplemente10_ o, como modo de develar el ser, devela-cin o verificacin que tampoco es subjetiva; en ella pre-domina un mostrarse (o un sustraerse) del ser mismo",6. En cuanto el ser es histrico", la esencia tambin lo es",7. Que el ser sea histrico no significa que sea historio-

    grficamente deterrnnable!'. Que la esencia sea histrica,no significa que no perdure. Su duracin, sin embargo, nola entiende Heidegger a la manera socrtico-platnica-que la concibe como lo siempre perdurante de la idea-,ni al modo aristotlico que la funda en eso que Aristteles

    BIbd., p. 75.'Ser y Tiempo, p. 15.wlbd., 48, 49.ll'La pregunta por la tcnica', ed. cit., p. 87 ss.12En 'La constitucin onto-teo-lgica de la metafsica', dice Heidegger:

    "Se da el ser slo en cada caso en esta o aquella acuacin desttnadora:Physis, Lgos, He", Idea, Energeia, Sustancialidad, Objetividad, Subjetivi-dad, Voluntad, Voluntad de Podero, Voluntad de la Voluntad" (Revistade Filosofa, Santiago, 1966, na 1. Trad. de Luis Hernndez, revisada porFrancisco Soler, p. 109). Tambin, en Identidad y diferencia, EditorialAnthropos, Barcelona, 1988; trad. de H. Corts y A. Ley te; pp. 142 s.

    "'Hblderlin y la esencia de la poesa', ed. cit., p. 67."Vase, al respecto, Qu es eso -la filosofa?, Editorial Sur, Buenos

    Aires, 1965, trad. de A,p. Carpio. 15, nota 4. Tambin, "La pregunta porla tcnica", pp. 83 Y 92.

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  • llama' aquello que algo, en cada caso, ya era' (ta t en enai).Heidegger, inspirndose en el uso que hace Goethe de laspalabras [orttoahren (siempre-perdurante) y [origeuiahren(confiar siempre), nos dice que "slo lo confiado perdura. Loperduranie desde el alba inicial es lo confiante [das Geuihreruie:lo otorgante]"IS. Atenindonos a la palabra gewahren, con-fiar, caemos en la cuenta de que la esencia perdura reunien-do (la slaba ge- debe tomarse como un prefijo cuyo senti-do es el de reunin) y garantizando el ser de lo que rene(Gewahr significa, precisamente, fianza, garanta)]68. Se accede a la esencia a travs de las indicaciones que

    nos proporciona el lenguaje, el habla. Las seas que noshacen las palabras son histricas -como el ser y la esen-cia- y se descubren (y descubren, as, aquello a lo queapuntan), principalmente, al etimologizar. La fenomenolo-ga de Heidegger es, por tanto, histrica o etimolgica]?La esencia del habla reside, precisamente, en aportar lasindicaciones que se ha aludido. (No es, luego, el lenguajeun simple medio, un hacer del hombre, al servicio de laexpresin)". Atender a la esencia del habla, asumirla esen-cialmente consiste en prestar atencin a sus indicacionesacerca de la esencia de lo que hay", no reducindola, pues

    "'La pregunta por la tcnica', ed. cit., p. 103 s.'v'La question de la technique". en Essais el Con/ere/lees, Gallimard,

    Pars, 1966. Trad. de Andr Prau: p. 42, nota del traductor."Vase, de Ortega, I Anejo: En torno al "Coloquio de Darmstadt,

    1951" ',en Pasado y porvenir parael hombreactual,O.e. IX., Ed. Revista deOccidente, Madrid, 1965,635 ss.

    "Cfr., de Heidegger, 'El habla', Revista de Filosofa, Santiago, 1961, vol.VIII, n'" .2-3. nadode Francisco Soler, p. 131. Tambin, Decamillo al habla,Ediciones del Serbal, Barcelona, 1990. Trad. de Yves Zimmermann. p. 17.

    19Cfr., de Heidegger, 'Construir Habitar Pensar', en este mismovolumen.

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    -como lo hace la determinacin solamente correcta dellenguaje- a "expresin, realizada por los hombres, de losestados de nimo y de la visin del mundo que los rige"20.Retomemos nuestro planteamiento inicial. La determi-

    nacin correcta de la tcnica --que es la usual-la concibecomo un medio para un fin y como un hacer del hombre.Por ello la denomina Heidegger concepcin instrumentaly antropolgica. Esta representacin es justa, e inclusive,vale para la tcnica moderna. Pero, no alcanza lo esencialy, de ese modo, no es plenamente verdadera.La determinacin correcta de la tcnica le sirve a Hei-

    degger de punto de partida para encaminarse hacia la in-terpretacin verdadera de ella. Atendiendo las seas quehace la palabra instrumenium es llevado a un anlisis de lacausalidad en Aristteles; al conjugar ese anlisis con laetimologa de la palabra tcnica -que remite a tckline-:-,llega a la conclusin de que la esencia de la tcnica no esnada humano -por tanto, no consiste en un mero instru-mento, hecho y manejado a su antojo por el hombre-sino, una manera de destinarse el ser al hombre" y, a lavez, un modo de develar lo que hay -luego, una modu-lacin del verificar o estar en la verdad".Ser no es, para Heidegger, el mero objeto, lo contra-

    puesto a un sujeto. Esto es sabido. No es fcil, sin embar-go, pasar, usando pocas palabras, de esa determinacin

    2O'El habla', p. 131; trad. de Y. Zimmermarm. p. 17."Prancois Fdier y otros, "Protocolo a 'Seminario de Le Thor' ", Edi-

    cin no comercial para uso universitario del Departamento de EstudiosHistricos y Filosficos de la Universidad de Chile, Sede Valparaiso.Via del Mar, 1975. Trad. de Mara Teresa Poupin. pp. 111 ss. (Cfr., deHeidegger, Questiol1S IV, Pars, 1976; pp. 303 ss.)."'La pregunta por la tcnica', ed. cit., pp. SO ss.

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  • negativa a una positiva; suponiendo que el ser sea deter-minable. Pero no podemos en este momento arriesgarnosa dejar la palabra 'ser' como un sonido hueco, vaco. Di-gamos, pues, algo al respecto, aunque sea mnimo.Ser es lo que condiciona decisivamente al hombre, su

    dimensin histrica ms radical, su destino, esto es, lo quepone al hombre en un camino del desocultar", El ser sedona, se da o destina al hombre actual -y, as, lo desti-na- en la figura de la tcnica moderna. A partir de estadestinacin el hombre devela lo que hay de una maneratcnica": est en la verdad (desvelamiento) y, a la par, enla no-verdad (velamiento), tcnicamente.Verdad no es, claro est, la adecuacin entre el pensa-

    miento y la cosa. Como tambin es sabido, Heidegger re-trotrae la concepcin de la verdad entendida como recti-tud a la interpretacin ms originaria que la ve como de-velacin -Altheia25 Estar en la verdad tcnicamente sig-nifica descubrir lo que hay de cierta manera, a saber: demanera provocante. "El desocultar imperante en la tcni-ca moderna -dice nuestro pensador- es un provocar(Herausfordem) que pone a la naturaleza en la exigencia deliberar energas, que en cuanto tales puedan ser explota-das (herausgefrdert) y acumuladas"2'. Y en otro texto sea-

    '''Ibid., pp. 94 ss."Ibid., pp. 86 ss.25Vase, de Heidegger, '1,3 doctrina de la verdad segn Platn', Edicio-

    nes de la Facultad de Filosofa y Educacin, Universidad de Chile, San-tiago, 1953. Trad. de Juan David Garca Bacca. Vase tambin, el pargra-fo 44 de Ser y Tiempo Yo del mismo autor, 'De la esencia de la verdad' (en Ser,verdadyfundamento, Monte vila Editores, Caracas. Trad. de E. Garca 13.).

    "

  • su totalidad) toma lugar de golpe en el horizonte de lautilidad, del comandar [commandement] o mejor an, delcomanditar [commanditementJ, de lo que es necesario apo-derarse. El bosque deja de ser un objeto (lo que era para elhombre cientfico de los siglos XVIII y XIX, Yse convierte en'espacio verde' para el hombre desenmascarado finalmentecomo tcnico, es decir, para el hombre que considera a loente a priorien el horizonte de la utilizacin. Ya nadapuedeaparecer en la neutralidad objetiva de un cara a cara. Ya nohay nadams que Bestnde. stocks, reservas, fondos."La determinacin ontolgica del Bestand (de lo ente

    como fondos de reserva) no es la Bestndigkeit (la perma-nencia constante), sino la Bestellbarkeit, la posibilidad cons-tante de ser comandado y comanditado, es decir, el estarpermanentemente a disposicin. En la Bestellbarkeit, lo en-te es puesto como fundamental y exclusivamente disponi-ble -disponible para el consumo en el clculo global."Ahora bien, uno de los momentos esenciales de este

    modo de ser de lo ente contemporneo (la disponibilidadpara un consumo planificado), es la Ersetzbarkcit, el hechode que cada ente deviene esencialmente reemplazable, enun juego generalizado en el que todo puede tomar el Iu-gar de todo. Esto lo manifiesta empricamente la industriade productos de 'consumo' y el reino del Ersatz [sustituto]."Ser, hoy da, es ser-reemplazable. La idea misma de

    'reparacin' ha llegado a ser una idea 'anti-econmica'. Atodo ente de consumo le es esencial que sea ya consumi-do y, de esa manera, llama a su reemplazo. Tenemos ahuno de los rasgos de la desaparicin de lo tradicional, delo que se transmite de generacin en generacin. Aun enel fenmeno de la moda, lo esencial no es ya el adorno (lamoda en tanto que adorno se ha convertido as en algo tan

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    anacrnico como la compostura), sino la reemplazabilidadde los modelos, de estacin en estacin. La vestimenta nose cambia ya porque y cuando se ha vuelto defectuosa,sino porque ella tiene el carcter esencial de ser 'el vesti-do del momento esperando el siguiente'."Transportado al tiempo, este carcter de la actualidad.

    La permanencia no es ya la constancia de lo transmitido,sino lo siempe-nuevo del cambio permanente [...]"."Slo la tcnica moderna hace posible la produccin de

    todos esos stocks explotables. Ella, ms que la base de estoes el fondo mismo y as el horizonte. As, en el caso de lasmaterias sintticas, que reemplazan ms y ms a las ma-terias 'naturales'. Ah tambin la naturaleza en tanto quenaturaleza se retira">.No ocurre slo eso; inclusive lo que podra ser asumi-

    do como puro paisaje -un ro, por ejemplo- se manifies-ta al hombre actual"como objeto de visita establecido poruna agencia de viajes, que ha establecido all una industriapara turistas"?".El hombre mismo pasa a ser comprendido y tratado

    como simple mano de obra o como cerebro de obra; ensuma, como "material humano'

  • la Heidegger- "en medio de todo esto, el hombre preci-samente as amenazado, se pavonea como seor de la Tie-rra":"] .

    y el mayor peligro reside en lo siguiente: el pensar queno mide, que no calcula tcnicamente es echado a un ladoy hostilizado; no se le considera genuino pensar ni, porconsiguiente, se le toma en serio; se le llama mera poesao misticismo lleno de vaguedades. El desocultar tcnico,que mide y calcula, se erige como el nico, excluyendotodos los dems y ni siquiera viendo que l mismo es undesocultar, y slo un modo de l -del verificar".Es preciso indicar que hay una ntida diferencia entre la

    antigua tcnica artesanal y la tcnica moderna, cuya esen-cia llama Heidegger dis-posicin o im-posicin (Ge-stell).La tcnica artesanal no se impona incondicionadamentesobre los entes; los respetaba. Para el hombre actual apa-rece de otra manera el campo, que el campesino antigua-mente labraba, en donde labrar an quiere decir: cuidar ycultivar. El hacer del campesino no provocaba al campo.Al sembrar las simientes, abandonaba l la siembra a lasfuerzas del crecimiento y guardaba su germinacin. Laagricultura es ahora, por el contrario, industria motoriza-da de la alimentacin, esto es, un exigir que pone el cam-po como algo meramente explotable y que impulsa la ma-yor utilizacin de l que sea posible, con el mnimo, esfuerzo, y sin tenerle mayores consideraciones".

    Por cierto, cuando Heidegger habla del destino tcnicodel hombre actual, se refiere a la tcnica moderna y a suesencia.

    "Ibid., p. 97."Ibd., p. 98 s. Vase tambin Serenidad, pp. 351 s."Ibd., pp. 83 s. Vase, adems, 'Construir Habitar Pensar'.

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    La postura de Heidegger, apretadamente esbozada en loanterior, implica concluir que la tcnica -esencialmenteinterpretada- no es algo que est en la mano del hombre,de tal modo que ste pueda manejarla a su antojo. "Ningnindividuo -afirma nuestro pensador-, ningn grupohumano, ninguna comisin de importantes estadistas,investigadores y tcnicos, ninguna conferencia de persona-lidades directivas de la economa y de la industria es capazde frenar o de orientar el curso histrico de la era atmica.Ninguna organizacin exclusivamente humana est ensituacin de apoderarse del mando de esta poca">'.Si la esencia de la tcnica, adems de hacer posible in-

    dudables ventajas para el hombre, conlleva o es el peligro,este peligro -al que hemos aludido al caracterizar eldevelar tcnico- no se puede ser alejado o conjurado porel hombre atenido slo a s mismo. La esencia de la tcnicaes una manifestacin del ser. Por tanto, escapa al meroarbitrio humano. Sin embargo, en cuanto el ser se da en elhombre -el ah del ser35- , ste puede, y 'debe', cooperaren el advenimiento de un nuevo destino, en que 'supere'el peligro.Tenemos, sin embargo, un problema por resolver: he-

    mos dicho que la esencia es aquello que perdura reunien-do y garantizando el ser de lo que rene; es lo confiante(das Geiohrende: lo otorgante); sera esencia en este sen-tido lo Gesiell, la disposicin, esto es, la esencia de la tc-

    34Serel1idad, p. 348. Vase, adems, 'Entrevista de Der Spiegel conMartin Heidegger', revista Escritos de Teora, Santiago, 1977, n'' n. Trad. dePablo Oyarzn: pp. 183 ss.

    "Vase, de Heidegger, 'Carta al seor Beaufret', en Revista de Filoso-fia. vol. XVII, n" 1; Santiago, 1979. Trad. del autor.

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  • nica?, seria esencia -entendida como lo confiante-Iaim-posicin, aquello que constituye el peligro? Tales pre-guntas -dice Heidegger- parecen ser, evidentemente,un desacierto. "Pues, lo dis-puesto es, segn todo lo dicho,un destino que rene en el desocultamiento provocante.Pro-vacar es todo menos un confiar":".Antes de habrnoslas con esta objecin que se hace Hei-

    degger a s mismo, destaquemos el mbito en el que la im-posicin rene, y algunos de sus rasgos. "Lo que ahora es-escribe Heidegger- est acuado por el seoro de laesencia de la tcnica moderna, seoro que se presenta yaen todos los dominios de la vida a travs de rasgos deno-minables de mltiples maneras, tales como funcionaliza-cin, perfeccin, automatizacin, burocratizacin, infor-macin":"Pero, en qu sentido la disposicin o imposicin cons-

    tituye una fianza o garanta de aquello que rene, los di-ferentes dominios de la vida? Responde el pensador:"tambin el provocar en el establecer lo real como loconstante, sigue siendo todava un destino, que lleva alhombre a un camino del desocultar":". Mas, "puede anllamarse a este destinar un confiar? Cierta y completamen-te, siempre que en este destino deba crecer lo salvador":".

    3'La pregunta por la tcnica', ed. cit., p. 103..17'La constitucin anto-tea-lgica de la metafsica', p. 100. ldent idad y

    Diferencia, pp. 114 ss. Encontramos una interesante referencia al conceptode informacin en la conferencia 'El principio de razn', Cfr. deHeidegger, Qu' esfilosofa?, Editorial Narcea, Madrid, 1978; trad. de J.L.Molinuevo; pp. 84 s. Vase tambin, Lanroposicicn del[unduincnio, Edicio-nes del Serbal. Barcelona, 1991; trad. de Flix Duque y Jorge Prez deTudela; p. 193.

    38'Lapregunta por la tcnica', ed. cit., p. 103."Ibid.

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    "La esencia de la tcnica es ambigua en un sentido ele-vado":", agrega Heidegger. Por una parte, constituye elpeligro. Por otra, en ella aparece lo salvador. En efecto:"De un lado, lo dis-puesto provoca a lo violento del es-

    tablecer, que disloca toda mirada para el acontecimientodel desocultamento y, de esa manera, pone en peligro,desde el fundamento, el ligamen con la esencia de la ver-dad":" .De otro lado, lo dispuesto acontece en lo confiador, lo

    que permite al hombre perdurar en su papel de custodiode la esencia de la verdad. As aparece el nacimiento de losalvador.El hombre no es, pues, para Heidegger, el animal de

    trabajo" -as ha llegado a develar la poca tcnica al ani-mal racional- sino, sobre todo, el que custodia la esenciade la verdad, del desocultamiento.Esta dimensin de lo humano es lo ocultado por la

    esencia de la tcnica al erigirse como nico modo de de-velamiento, no vindose siquiera como tal -un develar.As constituye el peligro. Pero, es tambin sa la dimen-sin del hombre que asume, expresa y vigorosamente,Heidegger al pensar sobre la tcnica y su esencia de la ma-nera que describimos. De este modo, dentro del peligroemerge una manifestacin de lo salvador.Es el momento de salir al paso de una posible mala in-

    terpretacin de la postura de Heidegger. Sus tesis no im-plican postular la vuelta hacia una etapa pretcnica. Ese

    "'!bd., p. 105."Ibid.4Vase, de Heidegger, 'Superacin de la metafsica', en Vortrage urtd

    Aufsntze, Neske. Pfullngen, 1967. vol. I. En Conferencias !f artcutoe. Edi-ciones del Serba!, Barcelona, 1994. Trad. de Eustaquio Barjau: p. 64.

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  • retorno, adems de ser imposible, sera absurdo. ("Lo pe-ligroso no es la tcnica -advierte Heidegger. No hay nin-gn demonio de la tcnica, sino, por el contrano, el mis-terio de su esencia. La esencia de la tcnica es, en cuantoun destino del desocultar, el peligro")". Lo que sucede,ms bien, es que Heidegger ve los lmites de la posturatcnica y llama la atencin sobre el carcter excluyente deesa actitud, que le impide ver esos, sus propios lmites, yque obstaculiza todo intento de cooperar en el adveni-miento de un nuevo destino, en que se acoja lo tcnico sindejarse avasallar por el imperar de su esencia.De ah que Heidegger postule la serenidad ante las co-

    sas y la apertura al misterio, como temples de nimo o ac-titudes acordes con la tcnica. As describe el pensador laserenidad (Gelassenheit): "Para todos nosotros son hoyinsustituibles las instalaciones, aparatos y mquinas delmundo tcnico; lo son para unos en mayor medida quepara otros. Sera necio marchar ciegamente contra eldo tcnico. Sera miope querer condenar el mundo tecm-ca como obra del diablo. Dependemos de los objetos tc-nicos, estos nos estn desafiando, incluso, a una constan-te mejora. Sin darnos cuenta, hemos quedado tan firme-mente fundidos a los objetos tcnicos, que hemos vemdoa dar en su servidumbre.

    43'La pregunta por la tcnica', ed. cit., pp. 98 s. Lo que est en juegoy es cuestin no es lo tcnico, a lo que "pertenece .todo lo nosotroscortocerrtos como varillajes, rodamientos, andamios, y ciernas compo-nentes de lo que se llama montaje"; el problema es la esencia de la tc-nica (Ibd., p. 90). Vase, Tambin, de Richard Wisser, 'Martn Heidegger:Entrevista'. revista Eco, 1974, n" 165. Trad. de Freddy Tllez; pp. 229 s.Adems, Responsabilidad y cambio histrico, Editorial Sudamericana, Bue-nos Aires, 1970. Trad. de Mario A. Presas.

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    "Pero podemos hacer tambin otra cosa. Podemos, cier-tamente, servirnos de los objetos tcnicos y, no obstante ypese a su conveniente utilizacin, mantenernos tan libresde ellos que queden siempre en desasimiento de nosotros.Al usar los objetos tcnicos, podemos tomarlos como de-ben ser tomados. Mas al propio tiempo podemos dejar aesos objetos residir en s mismos como algo que no nosatae en lo ms ntimo y propio. Podemos dar el s a laineludible utilizacin de los objetos tcnicos, y podemos ala vez decir no en cuanto les prohibimos que exclusiva-mente nos planteen exigencias, nos deformen, nos confun-dan, y por ltimo, nos devasten."Pero si de ese modo decimos simultneamente s y no

    a los objetos de la tcnica, nuestra relacin con el mundotcnico no quedar entonces escindida e insegura? Todo locontrario. De una extraa manera nuestra relacin con elmundo tcnico se hace sencilla y tranquila. Permitimosque los objetos tcnicos penetren en nuestro mundo co-tidiano, y al mismo tiempo los dejamos fuera, o sea, loshacemos consistir en cosas que no son nada absoluto, sinoque se hallan dependientes de algo superior. Quiero nom-brar esta actitud del simultneo s y no al mundo tcnicocon unas viejas palabras: la serenidad ante las cosas"44Este talante y actitud ante las cosas puede conducirnos

    hacia la apertura al misterio. En efecto, en la serenidad"no vemos ya las cosas desde el solo aspecto tcnico. Elmirar se nos agudiza y notamos que la construccin y uti-lizacin de las mquinas nos requieren a otra distinta re-lacin con las cosas, relacin que a su vez tampoco estdesprovista de sentido. As, por ejemplo, agricultura y

    "Sercndud, pp. 349 S,

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  • agronoma se convierten en industria motorizada de laalimentacin. Es cosa cierta que aqu como en otros terre-nos se est verificando una profunda transformacin en larelacin humana con la naturaleza y con el mundo. Peroqu sentido gobierna en esa transformacin, es algo quepermanece en la oscuridad">.La serenidad ante las cosas nos hace patente, por tanto,

    el hecho de que "no sabemos lo que el dominio de la tc-nica atmica, que progresa hasta lo inquietante, tienecomo propsito"; la serenidad nos permite ver que "el sen-tido del mundo tcnico se oculta "46.Pues bien, "la actitud en virtud de la cual nos mantene-

    mos abiertos al sentido oculto en el mundo tcnico"", esdenominada por Heidegger apertura al misterio."La serenidad ante las cosas y la apertura al misterio

    -concluye Heidegger- van juntas. Ellas nos conceden laposibilidad de permanecer en el mundo de un modo porentero diferente. Ellas prometen un nuevo suelo sobre elque, en medio del mundo tcnico, podamos estar y per-durar fuera de peligro":".Si alguien dijera: todo eso est muy bien pero, para m

    un bosque, por ejemplo, es ante todo un bello paisaje y noreservas de stocks de la industria de la celulosa o de la ma-dera; no es mi caso una refutacin viviente de las tesis deHeidegger sobre la esencia de la tcnica y su dominio? Aeste imaginario objetante habra que responderle, por lomenos, que el imperar del develar tcnico tiene el carcter

    "Ibd., p. 350."bid.47lbid., p. 351."Ibid.

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    de una vigencia" social -ms an, ultrasacial, destinal-y que, por tanto, su presunto estar al margen de su domi-nio no quita un quilate de realidad a su imperar, ya queste para actuar, e inclusive aplastarnos, no necesita de laadhesin consciente de uno o varios hombres; opera enestratos ms radicales que los de la voluntad personal-o de grupo- y la autoconciencia.Me parece oportuno sealar que a la ecologa le sera

    fecundo tener presente esta nterpretacin de la tcnica. Losproblemas a los que esta disciplina se aboca son, sin dudaalguna, derivados de la manifestacin del ser como dis-posicin o, lo que es lo mismo, del verificar provocante.Tambin a la prospectiva le sera provechoso saber que

    el actual proyecto de Occidente, en su dimensin ms ra-dical, est condicionado por la esencia de la tcnica mo-derna'". Y en cuanto este proyecto adquiere un alcanceplanetario, el seoro de esa esencia se extiende a toda laTierra e, inclusive, al espacio csmico".

    Il. EXCURSUS: PLANTEAMIENTO DE ORTEGA ENRELACIN AL DE HEIDEGGER

    Si para Heidegger saber esencialmente lo que algo es con-siste en retrotraerlo al mbito del ser -y, por lo tanto, al

    "Sobre el concepto de vigencia, vase, de Ortega, Historia comosistema, O.e. VI, cap. IH.

    5uA partir de ese saber, quizs se podra suavizar el juicio que le me-rece a Heidegger la prospectiva (vase "Protocolo a 'Seminario de LeThor' ", p. ioa).

    51Vase, Serenidad, p. 345; tambin, del autor, Lasociedad como proyec-to, Editorial Universitaria, Santiago, 1994; en especial, el apartado"Intranacin, Supranacin y Destino" (cap. XI); adems, "Protocolo a 'Se-minario de Le Thor' ': p. 76.

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  • de la verdad-, para Ortega, consiste en ver cmo aquellode que se trata aparece, surge, brota en el mbito de la rea-lidad radical, la vida humana'".Vida, para Ortega, no es el conjunto de fenmenos or-

    gnicos estudiados por la ciencia biolgica. La vida huma-na es entendida por l en un sentido biogrfico -no bio-lgico o, ms bien, no zoolgico. En tal sentido, la vida esuna extraa, pattica, dramtica combinacin metafsicaconsistente en que dos entes heterogneos -el hombre yel mundo- se ven obligados a unificarse, de modo queuno de ellos, el hombre, logra insertar su ser extramun-dano en el otro'", que es precisamente el mundo".El ser extramundano del hombre -lo que el hombre

    es-, consiste en un determinado proyecto o programa deexistencia". De ah que la vida no sea sino, por lo pronto,el afn de realizar ese proyecto en el mundo".El mundo, por otra parte, es una intrincada red, tanto de

    facilidades como de dificultades'": se entiende, facilidadesy dificultades relativamente al proyecto de que se trate".A diferencia de todo lo dems, pues, "el hombre, al

    existir, tiene que hacerse su existencia, tiene que resolverel problema prctico de realizar el programa en que, por

    "Cfr.. de Ortega, El hombre y la gente, O.e. YII, Editorial Revista deOccidente, Madrid. Ciertamente, se trata slo del 'primer' paso -bienque decisivo- del proceso cognoscente.

    53Yase, de Ortega, viues-Goehe. O.e. IX, pp. 511 ss."Cfr., de Ortega, Meditacill de la tecnica, O.e. Y, pp. 343."Ibid., p. 338."lbd."Ibid., p. 337."Ibd., pp. 339, 340.

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    lo pronto, consiste. De ah que nuestra vida sea pura tareae inexorable quehacer. La vida de cada uno de nosotros esalgo que no nos es dado hecho, regalado, sino algo quehay que hacer. La vida da mucho que hacer; pero adems,no es sino ese quehacer que da a cada cual"?". En suma, lavida se da como fabricndose a s misma.Cmo se inserta en la vida, as caracterizada, la tcnica?

    Responde Ortega: "Todas las actividades humanas que es-pecialmente han recibido o merecen el nombre de tcnicas,no sonms que especificaciones, concreciones de ese carc-ter general de autofabricacin propio de nuestro vivir"?',Las actividades tcnicas tienen la funcin de conceder

    al hombre cierta holgura que va a constituir el alvolodonde pueda alojar su excntrico ser'".Dicho ms explcitamente: actos tcnicos son aquellos

    en que nos esforzamos por inventar y luego ejecutar unplan de actividad que nos permita:"1 u Asegurar la satisfaccin de las necesidades, por lo

    pronto elementales.2 Lograr esa satisfaccin con el mnimo esfuerzo.3 Crearnos posibilidades completamente nuevas pro-

    duciendo objetos que no hay en la naturaleza del hombre.As el navegar, el volar, el hablar con el antpoda medianteel telgrafo o la radiotelefona'?".Dejando de lado el tercer punto, notemos lo que indi-

    can los dos primeros: "la tcnica es, por lo pronto, el es-fuerzo para ahorrar el esfuerzo o, dicho en otra forma, es

    "Ibd., p. 341."'!bid., p. 343."'!bid., p. 342."Ibd.. p. 333.

    105

  • lo que hacemos para evitar por completo, o en parte, losquehaceres que la circunstancia primaria nos impone'?".Esa determinacin de la tcnica nos plantea este proble-

    ma: "A dnde va a parar ese esfuerzo ahorrado y quequeda vacante?"?'. Ortega contesta: ese esfuerzo es em-pleado en la realizacin de quehaceres que no le son im-puestos al hombre por la naturaleza, que l se inventa a simismo. Estos quehaceres inventados -inventados comose hace con una novela, o una obra de teatro- constituyenaquello que el hombre llama vida humana (subrayando lode humana), bienestar".En otras palabras, la misin inicial de la tcnica es "dar

    franqua al hombre para poder vacar a ser s mismo'?".Ello nos seala que la tcnica est supeditada a ese ser

    s mismo del hombre, a su programa vital propiamente hu-mano (lo que no significa, como espero se entrevea msadelante, puramente intrahumano), a su proyecto de exis-tencia inoentado'", a lo que l considera su bienestar. Latcnica "va a lograr, claro est, en una u otra limitada me-dida, hacer que el programa humano se realice. Pero ellapor s no define el programa; quiero decir que a la tcnicale es prefijada la finalidad que ella debe conseguir. El pro-grama vital es pre-tcnico"?".Somos remitidos, de esta manera, a otra interrogante y

    a su correspondiente'respuesta': "Qu en el hombre, oqu clase de hombres son los especialistas del programa

    "Ibid."Ibid., p. 334."Ibid., p. 335."Ibid., p. 342,67Inventado en el sentido que sealbamos anteriormente."O.e. V, p. 343.

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    vital? El poeta, el filsofo, el fundador de religin, el po-ltico, el descubridor de valores? No lo decidamos; bastecon advertir que el tcnico los supone y que esto explicauna diferencia de rango que siempre ha habido y contra lacual es en vano protestar'

  • tar, y que hay sobre l poderes superiores bajo cuya mano,pura y simplemente est"n.La reflexin sobre la tcnica es llevada -al pensar da-

    lcticamente- a un mbito pre-tcnico, desde el que ellaquedara radicalmente explicada y que no es puramenteintrahumano.Quiero insinuar, as, que la postura de Ortega ante la

    tcnica no se limita a fundarse en el esquema mental "me-dio-fin", ni es una mera determinacin instrumental y an-tropolgica de ella.Ciertamente, en el camino que lleva al mbito que tras-

    ciende lo intrahumano -mbito desde el cual se explicaen ltima instancia la tcnica (y no slo ella)-, destaca Or-tega, frente a Heidegger, el lado puramente humano de latcnica. Pero no queda preso, a mi entender, en un estre-cho "humanismo" que pondra al hombre y slo a l co-mo centro del Universo e instancia decisiva de todo loque hay. La vida humana -el asunto del pensar de Or-tega, aquello en relacin a lo cual hay que entender la tc-nica y toda otra realidad- no es slo el hombre; es msque el hombre, lo trasciende, e "incluye dentro de s", co-mo realidades que tienen que aparecer en ella -puestoque es la realidad radcalv--; aquellos poderes extraos ydistintos de l, esos poderes superiores bajo cuya mano,pura y simplemente, est. Dios y el destino -que no esalgo puramente humano", as como tampoco lo es el ser,

    no.c., V, p. 474. Vanse, tambin, por ejemplo, ciertos sugerentes pa-sajes de la leccin VI de .QlI es filosofia? (O.c.. VII, pp. 347 s.).

    73Vas, del autor, Hombre y inundo, Editorial Universitaria, Santiago,1992 (tercera edicin)."En cuanto que no depende del arbitrio del hombre. Cfr.. de Ortega,

    Prlogo para alemalles.O.C..VIII. p. 28.

    108

    para Heidegger- forman parte de la ms radical dimen-sin de la tcnica",

    JORGE ACEVEDO

    7SEn lo que atae a Dios, Ortega ha afirmado en sus Meditaciones delQuijote algo semejante a lo que decimos, slo que en relacin a otra rea-lidad. Sin embargo, lo que all expresa puede ser referdo a toda realidady, claro es, tambin a la tcnica (Cfr., o.e, 1, p. 336).

    109

  • 110

    LA PREGUNTA POR LA TCNICA

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  • LA PREGUNTA POR LA TCNICA

    En lo que sigue nosotros preguntamos por la tcnica. El pre-guntar abre un camino. Por eso, es prudente prestar aten-cin ante todo al camino y no permanecer apegados a fra-ses y ttulos aislados. El camino es un camino del pensar.Todos los caminos del pensar conducen, ms o menos per-ceptiblemente y de una manera inhabitual, a travs del len-guaje. Preguntamos por la tcnica y con ello quisiramospreparar una relacin libre con ella. Libre es la relacincuando abre nuestro ser-ah [Dasein) a la esencia de la tc-nica. Si nosotros correspondemos a tal esencia, entoncespodremos experimentar la tcnica en su delimitacin.La tcnica no es igual que la esencia de la tcnica. Si

    nosotros buscsemos la esencia del rbol, tendramos queelegir aquello que domina a travs de todo rbol en cuan-to rbol, sin ser ello mismo un rbol, que se pudiera en-contrar entre los restantes rboles.As tambin, la esencia de la tcnica no es, en absoluto,

    algo tcnico. Por eso, nunca experimentaremos nuestrarelacin con la esencia de la tcnica, mientras nos repre-sentemos y dediquemos slo a lo tcnico, para apegarnosa ello o para rechazarlo. Por todas partes permanecemospresos, encadenados a la tcnica, aunque apasionadamen-te la afirmemos o neguemos. Ms duramente estamosentregados a la tcnica cuando la consideramos como algoneutral; pues, esta concepcin, que tiene hoy da granaceptacin, nos vuelve completamente ciegos para la esen-cia de la tcnica.

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  • Como la esencia de algo vale, segn vieja teora, lo quealgo es. Nosotros preguntamos por la tcnica cuando pre-guntamos por lo que ella sea. Todo el mundo ha odo lasdos frases con las que se responde a nuestra pregunta.Una dice: la tcnica es un medio para un fin. La otra dice:tcnica es un hacer del hombre. Ambas determinacionesde la tcnica se copertenecen. Pues poner fines, que utili-za y dispone medios para ellos, es un hacer del hombre. Alo que la tcnica es pertenece el elaborar y utilizar instru-mentos, aparatos y mquinas, pertenece este elaborar yutilizar mismo, pertenecen las necesidades y fines a losque sirven. El total de estos dispositivos es la tcnica. Ellamisma es un dispositivo; dicho en latn: un instrumcniurn,La concepcin corriente de la tcnica, segn la cual la

    tcnica es un medio y un hacer el hombre, puede, por eso,llamarse la determinacin instrumental y antropolgica dela tcnica.Quin negaria que tal concepcin es correcta? Se ajusta

    evidentemente a lo que est ante la vista cuando se hablade la tcnica. La determinacin instrumental de la tcnicaes tan desazonadoramente correcta, que tambin es ver-dad para la tcnica moderna, aunque se afirme adems,con cierto derecho, que frente a la vieja tcnica artesana,ella es algo completamente distinto y, por eso, nueva. Lacentral elctrica con sus turbinas y generadores es tambinun medio preparado para un fin puesto por el hombre.Tambin el avin a reaccin, tambin la mquina de altafrecuencia, son medios para fines. Naturalmente, una es-tacin de radar es menos simple que una veleta. Natural-mente, necesita la preparacin de una mquina de altafrecuencia, la compulsin de diferentes aspectos del traba-jo de la produccin tcnico-industrial. Naturalmente, un

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    aserradero perdido en un valle de la Selva Negra es unmedio primitivo en comparacin con la central hidroelc-trica en el Rin.Es correcto: tambin la tcnica moderna es un medio

    para un fin. Por eso, la concepcin instrumental de la tc-nica determina todos los esfuerzos para llevar al hombrea la recta relacin con la tcnica. Todo estriba en manejarla tcnica, en cuanto medio, de la manera adecuada. Sequiere, como se suele decir, "tener espiritualmente en elpuo" a la tcnica. Se la quiere dominar. El querer domi-narla se hace tanto ms urgente, cuanto ms amenaza latcnica con escapar al control del hombre.Pero, suponiendo que la tcnica no sea ningn simple

    medio, qu pasa entonces con el querer dominarla? Pero,nosotros dijimos que la determinacin instrumental de latcnica es correcta. Ciertamente. Lo correcto siempre seestablece en lo que est delante de nosotros, que, de algu-na manera, es algo que nos concierne. La constatacin nonecesita, en absoluto, para ser correcta, desocultar en suesencia a lo que est delante. Slo all donde acontece taldesocultar, acontece lo verdadero. Por eso, lo meramentecorrecto no es an lo verdadero. Ante todo, porque stenos lleva a una libre referencia con lo que nos atae des-de su esencia. Segn eso, la correcta determinacin instru-mental de la tcnica no nos muestra an su esencia. Paralograrla, o, al menos, para que nos movamos en su cerca-na, debemos buscar, a travs de lo correcto, lo verdadero.Debemos preguntar: lo instrumental mismo qu es? Adnde pertenecen cosas tales como mediov fin? Un me-dio es aquello por medio de lo cual algo es hecho y, as,obtenido. Lo que tiene por consecuencia un efecto, se lla-ma causa. Sin embargo, no solo es causa aquello que acta

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  • por medio de. Tambin el fin, con arreglo al cual se deter-mina la clase de los medios, vale como causa. Donde sepersiguen fines y se aplican medios, donde domina lo ins-trumental, all impera la causalidad.La filosofa ensea desde hace siglos que hay cuatro

    causas: 1. la causa materialie, el material, la materia, con laque se prepara, por ejemplo, una copa de plata; 2. la cau-sa jormalis, la forma, la figura, en la que se introduce lamateria; 3. la causa [inalis, el fin, por ejemplo, el sacrificio,por el cual la copa requerida es determinada segn mate-ria y forma, y 4. la causa efficiens, que produce el efecto, lacopa real hecha, el platero. Lo que sea la tcnica, concebi-da como medio, se har patente si retrotraemos lo instru-mental a la cudruple causalidad.Pero, cmo si lo que sea, por su parte, la causalidad

    est encubierta en lo oscuro? Es cierto que desde hace si-glos se toma la teora de las cuatro causas como una ver-dad cada del cielo, tan clara como el sol. Entretanto, hallegado la hora de preguntar: Por qu hay precisamentecuatro causas? Qu quiere decir, propiamente, en referen-cia al mencionado cuatro, "causa"? De dnde sacan elcarcter de causa las cuatro causas y tan unitariamente,que se copertenecen?Mientras no nos introduzcamos en este preguntar, per-

    manecer oscura y sin fundamento la causalidad y conella lo instrumental y con ste la determinacin corrientede la tcnica.Desde hace tiempo se suele concebir la causa como lo

    que efecta. Actuar, efectuar, significa por eso: obtenerresultados, obtener efectos. La causa efficiens, que es una delas cuatro causas, determina de manera decisiva a toda lacausalidad. Esto llega a tal punto que, en general, no se

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    considera ms como causalidad a la causa finalis, a la fina-lidad. Causa, casus, pertenecen al verbo cadere, caer, y sig-nfica aquello que hace que en los resultados, algo resul-te de una manera o de otra. La teora de las cuatro causasse remonta a Aristteles. Sin embargo, en el mbito delpensar griego, ste no tiene nada que ver con actuar, quees todo lo que la posteridad ha buscado en los griegos bajola concepcin y ttulo de causalidad. Lo que los alemanesllaman Ursache, los romanos y nosotros causa, se dice engriego cii1:lOv, lo que es responsable de algo. Las cuatrocausas son modos de ser-responsable-de, que se coperte-necen entre si. Un ejemplo puede aclarar esto.La plata es aquello de lo que est hecha la copa de pla-

    ta. Es, ,en cuanto esta materia (ArlJ, co-responsable de lacopa. Esta adeuda, esto es, tiene que agradecer a la plataaquello en lo que consiste. Pero, el til para el sacrificio noest en deuda slo con la plata. En cuanto copa aparece loadeudado en la copa con el aspecto de copa y no con el debrazalete o el de anillo. As, el til para el sacrificio estadeudado al mismo tiempo con el aspecto (loas;) de lo co-poso. La plata, en la que el aspecto en cuanto copa es in-troducido, el aspecto en el que la plata aparece, son am-bos, cada uno a su manera, co-responsables del til parael sacrificio.Sin embargo, en deuda en tercer lugar est, sobre todo,

    con esto: aquello que de antemano circunscribe a la copaal mbito de la consagracin y de la ofrenda. A travs deello es delimitada como til para el sacrificio. Lo delimi-tante finaliza a la cosa. Con este fin nos acaba la cosa, sinoque desde l comienza lo que ser despus de la produc-cin. Lo finalizan te, completante, en este sentido, se diceen griego 'tAOS;, que suele traducirse demasiado frecuen-

    117

  • temente por "meta" y "fin" y con ello se lo malinterpreta.El 1:Ao
  • Todo estriba en que nosotros pensemos el pro-ducir ensu completo alcance y, al mismo tiempo, en el sentido delos griegos. Pro-ducir, no no; es no slo la hechuraartesana, no slo el traer a forma y figura artstco-poti-co. La
  • del UATl1'h:Etv. Ella mienta lo que por si mismo no se pro-duce, ni est an ah delante de nosotros, por lo que pue-de tener-lugar ya de una manera, ya de otra. Quien cons-truye una casa o un barco o forja una copa sacrificial,desoculta lo que hay que pro-ducir segn los respectos delos cuatro modos del dar-lugar-a. Este desocultar rene deantemano el aspecto y la materia de barco y de casa sobrela cosa intuida, acabada y lista, y determina desde ah elmodo de la confeccin. Por consiguiente, lo decisivo de la1:xvll no estriba, de ninguna manera, en el hacer y mani-pular; tampoco en aplicar medios, sino en el citadocuitar. Como desocultar, no como confeccionar, es la 1:EXVllun producir.As, con la alusin a lo que la palabra 1:xvll dice y a

    como la determinaron los griegos, llegamos a la mismaconexin que se nos abri cuando perseguiamos la pregun-ta por lo que sea, en verdad, lo instrumental en cuanto tal.La tcnica es un modo del desocultar. La tcnica pre-

    sencia en el mbito en el que acontece desocultar y desve-lamiento, uATtlEtU, verdad.Frente a esta determinacin del mbito esencial de la

    tcnica, se puede objetar que vale, ciertamente, para elpensar griego y que conviene, en el mejor de los casos, ala tcnica manual, pero que no puede aplicarse a la mo-derna tcnica de mquinas. y precisamente, solamente ellaes la que nos perturba y mueve a preguntar por "la" tc-nica. Se dice que la tcnica moderna es incomparable contodas las anteriores, porque se apoya en la ciencia moder-na, natural y exacta. Entretanto, se reconoce claramenteque vale tambin lo inverso: la fsica moderna, en cuantoexperimental, est referida a los aparatos tcnicos y al pro-greso en la construccin de aparatos. La constatacin de

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    esta interrelacin entre tcnica y fsica es justa. Pero es unasimple constatacin historiogrfica de hechos, que no dicenada sobre aquello en que se funda esta interrelacin. Lapregunta decisiva sigue siendo: Qu esencia es la tcni-ca moderna para que pueda ocurrir que aplique la ciencianatura!?Qu es la tcnica moderna? Es tambin un desocultar.

    Si nosotros clavamos la mirada sobre todo en este rasgofundamental, se nos mostrar lo nuevo de la tcnica mo-derna.Ahora bien, el desocultar que domina a la tcnica mo-

    derna no se despliega en un pro-ducir en el sentido denoinotc. El desocultar imperante en la tcnica moderna esun provocar que pone a la naturaleza en la exigencia de li-berar energas, que en cuanto tales puedan ser explotadasy acumuladas. Pero, no vale esto tambin para el viejomolino de viento? No. Sus aspas giran, ciertamente, en elviento, a cuyo soplar quedan inmediatamente entregadas.Pero el molino de viento no abre las energias de las co-rrientes de aire para acumularlas.Por el contrario, una regin es provocada a la extrac-

    cin de carbn y minerales. La tierra se desoculta ahoracomo regin carbonfera, el suelo como lugar de yacimien-to de minerales. De otra manera aparece el campo, que elcampesino antiguamente labraba, en donde labrar anquiere decir: cuidar y cultivar. El hacer del campesino noprovoca al campo. En el sembrar las simientes, abandonal la siembra a las fuerzas del crecimiento y cuida sugerminacin. Entretanto, la labranza del campo ha cadoen la resaca de otro modo de labrar, que pone a la natura-leza. La pone en el sentido de provocacin. El campo esahora industria motorizada de la alimentacin. El aire es

    123

  • puesto dentro de la entrega de nitrgeno, el suelo por losminerales; minerales, por ejemplo, el uranio, ste por laenerga atmica, que puede ser desintegrada para destruc-cin o para usos pacficos.El poner, que provoca las energas naturales, es un exi-

    gir en un doble sentido. Exige en cuanto abre y expone[herausstellen]. Sin embargo, este exigir est subpuesto[abstellen] de antemano a lo otro que se exige, esto es,impulsar la utilizacin mayor que sea posible con el mni-mo esfuerzo. El carbn extrado en una regin carbonferano se pone slo para que, en general, est ante la vista enalguna parte. Yace, esto es, es el sitio de la distribucin delcalor solar en l acumulado. ste es transformado en ca-lor, que es distribuido por el vapor liberado, cuya presinempuja el engranaje por el cual una fbrica permanece enexplotacin.La central hidroelctrica est puesta en el Rhin. Y lo

    dispone hacia su presin hidrulica, dispuesta para lasturbinas, que, girando, impulsan las mquinas, cuyo en-granaje produce la corriente elctrica, que es distribuida atravs de las centrales interurbanas y su red elctrica, queconduce la corriente. En el mbito de esta serie de con-secuencias, mutuamente relacionadas, de la distribucinde la energa elctrica, la corriente del Rhin aparece tam-bin como algo distribuido. La central hidroelctrica noest construida en la corriente del Rhin como los viejospuentes de madera, que, desde hace siglos, unen una ori-lla con la otra. Msbien, est el ro construido [obstruido:verbaut] en la central. Es, lo que ahora es como corriente,esto es, proveedor de presin hidrulica, desde la esenciade la central elctrica. Prestemos atencin a lo desazo-nador que impera all, aunque sea para medir desde lejos

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    y por un instante, la contraposicin que se expresa en es-tos dos ttulos: 'El Rhin', construido [obstruido: verbaut]en la central de energa elctrica, y 'El Rhin', nombradodesde la obra de arte del himno sinnimo de Holderlin.Pero, se responde, el Rhin es de todas maneras un ro dela comarca. Pudiera ser, pero cmo? No de otra maneraque como objeto de visita establecido por una agencia deviajes, que ha establecido all una industria para turistas.El desocultar que domina a la tcnica moderna tiene el

    carcter de poner en el sentido de la pro-vocacin. staacontece de tal manera que se descubren las energas ocul-tas en la naturaleza; lo descubierto es transformado; lotransformado, acumulado; lo acumulado, a su vez, repar-tido y lo repartido se renueva cambiado. Descubrir, trans-formar, acumular, repartir, cambiar, son modos del des-ocultar. Sin embargo, esto no transcurre sencillamente.Tampoco se extrava en lo indeterminado. El desocultardesoculta a l mismo sus propios, mltiples y ensambla-dos carriles, a travs de los cuales l dirige. La direccinmisma es asegurada por todas partes. Direccin y asegu-ramiento llegan a ser, incluso, los rasgos capitales deldesocultar pro-vacante.Qu clase de desvelamiento es propio de lo que se rea-

    liza por medio del desocultar pro-vacante? Por doquierase establece que hay que estar en todas partes, lugar porlugar, y estar, ciertamente, para que sea establecible por unestablecer ulterior ms amplio. Lo establecido de estamanera tiene su propio estado [Stand]. Nosotros lo llama-mos lo constante [Bestand : depsito]. La palabra mientaaqu algo ms y ms esencial que mero constar de. Lapalabra "constante" se mueve ahora en el rango de un t-tulo. Caracteriza nada menos que el modo como est pre-

    125

  • sente todo lo que se refiere al desocultar provocante. Loque est en el sentido de lo constante no se contrapone anosotros ms como ob-stante [Gegenstand : objeto].Pero, un avin que est en la pista de despegue es, an,

    un objeto. Ciertamente. Podemos concebir la mquina deesa manera. Pero, entonces se oculta en lo que es y cmolo es. Est desoculto en la pista de transporte como cons-tante, slo en cuanto que l est establecido a asegurar laposibilidad del transporte. Para eso, tiene que ser l mis-mo en su total construccin, con todos sus componentes,rapto para ser establecido, esto es, estar preparado parasalir. (ste sera el lugar para dilucidar la determinacinde la mquina por Hegel como instrumento independien-te. Vista desde el instrumento artesanal, su caracterizacines justa. Pero, pensada desde la esencia de la tcnica, a laque pertenece, la mquina no es precisamente as. Vistadesde lo constante, la mquina es, en absoluto, no-inde-pendiente; pues ella recibe su estado nicamente del esta-blecer de lo establecible).Que ahora, cuando intentamos mostrar la tcnica mo-

    derna como un desocultar pro-vacante, nos acosen laspalabras "poner" [stellcn], "establecer" [bestellen : encar-gar, requerir, poner a disposicin], "constante" [Bestand],y que se amontonen de una manera seca, uniforme y, poreso, enojosa, tiene su fundamento en lo que llega a len-guaJe.Quin realiza el poner pro-vacante, por el cual es

    desocultado lo que se llama lo real, en cuanto constante?Evidentemente, el hombre. Hasta qu punto puede elhombre con tal desocultar? El hombre puede, ciertamen-te, concebir, formar e impulsar, esto o aquello, de una ma-nera o de otra. Pero, del desvelamiento, en el que, en cada

    126

    caso, lo real se muestra o se retrae, no dispone el hombre.Que desde Platn se muestre lo real a la luz de las ideas,no lo hizo Platn. El pensador slo ha correspondido[entsprechen] a lo que le interpelaba [zusprechen].Slo en cuanto que el hombre, por su parte, est pro-

    vocado ya a pro-vacar las energas de la naturaleza, pue-de acontecer este desocultar establecedor. Si el hombreest pro-vacado y establecido para eso, entonces no per-tenece el hombre, ms originariamente an que la natu-raleza, a lo constante? El hablar corrientemente de mate-rial humano y de material enfermo de una clnica, hablaen su favor. El guardabosque que en el bosque mide lamadera talada y que, al parecer, recorre como su abueloy de igual manera, los caminos del bosque, est hoy esta-blecido, spalo o no, en la industria de la utilizacin de lamadera. Est establecido en la productibilidad de celulosaque, a su vez, viene pro-vacada por la necesidad de pa-pel, que se distribuye a los diarios y revistas ilustradas.Pero estos predisponen a la opinin pblica a que devo-ren lo impreso, para que pueda llegar a establecerse unaopinin dominante, que hay que establecer. Sin embargo,precisamente porque el hombre est pro-vacado ms ori-ginariamente que las energas naturales a saber, al estable-cer, no llega a ser jams un mero constante. Impulsando elhombre la tcnica, participa en el establecer en cuanto unmodo del desocultar. Pero, el desvelamiento mismo, enmedio del cual se despliega el establecer, no es nunca unhecho humano, as como tampoco lo es el mbito queatraviesa el hombre cuando como sujeto se refiere a unobjeto.Dnde y cmo acontece el desocultar, si no es ningn

    simple hecho del hombre? No necesitamos buscar derna-

    127

  • si ado lejos. Slo es necesario captar con imparcialidadaquello que siempre ha reclamado al hombre y tan deci-sivamente que l slo puede ser hombre como lo reclama-do en cada caso. Siempre que el hombre abre sus ojos y o-dos, que franquea su corazn, que se da libremente en susafanes y esfuerzos, en su formar y obrar, en sus ruegos yagradecimientos, se encuentra ya, por doquiera, llevadoen lo desvelado. Cuyo desvelamiento ya se ha acontecidoapropiadoramente, tan frecuentemente como invoca alhombre al modo del desocultar que le corresponde. Cuan-do el hombre, a su manera, dentro el desvelamiento, deso-culta lo presente, entonces l no hace sino corresponder ala llamada del desvelamiento, aun cuando la contradiga.As, pues, cuando el hombre que investiga y considera,pone la naturaleza como recinto de su concebir, entoncesest ya reclamado por un modo del desocultar, que le pro-voca a considerar la naturaleza como un objeto de inves-tigacin, hasta que el objeto desaparece tambin en lo sin-objeto de lo constante.De esta manera, la tcnica moderna, como el deso-

    cultar estableciente, no es un simple hacer humano. Poreso debemos tomar, tal y como se muestra, el pro-vacarque dispone al hombre a tomar lo real como constante.Este pro-vacar rene al hombre en el establecer. Estoreuniente concentra al hombre a establecer lo real comoconstante.Lo que despliega originariamente los rasgos montao-

    sos de las montaas [Berg] y as las atraviesa en su plega-do estar unas con otras, es lo que rene, que nosotros lla-mamos serrana [Gebirge].Nosotros llamamos a aquello que rene originariamen-

    te, sobre lo que se despliegan los modos segn los cuales128

    nos sentimos animados [zumute] de una manera o deotra, el nimo [Gemt].Nosotros llamamos ahora aquella interpretacin provo-

    cante, que rene al hombre en ella a establecer el desocul-tar como constante, lo dis-puesto [das Ge-stell].Nos arriesgamos a emplear esta palabra en un sentido

    hasta ahora completamente inslito.Segn la significacin habitual mienta la palabra

    "Cestell" un til, por ejemplo, un estante para libros.Gestel/ significa tambin en alemn un esqueleto. Y tanhorrible como esqueleto parece ser la palabra Gestell [dis-puesto], que ahora proponemos; para no hablar de la ar-bitrariedad con que se maltrata el desarrollo del lenguajecon palabras como sa. Se puede impulsar an ms loestrambtico? Ciertamente, no. Pero esto estrambtico esviejo uso del pensar. Y, por cierto, se traman a l los pen-sadores, precisamente all donde hay que pensar lo mselevado. Nosotros, tardamente nacidos, no estamos yams en situacin de columbrar lo que significa que Platnse atraviese a usar para lo que esencia [west] en todo y atodo, la palabra Pues, significa en el lenguajecotidiano, el aspecto que una cosa sensible ofrece a nues-tro sentido de la vista. Sin embargo, Platn propone estapalabra para designar, lo que era totalmente inslito,aquello que, precisamente, nunca jams puede ser percep-tible con el sentido de la vista. Pero, ni siquiera eso es su-ficiente para lo inslito. Pues ioca nombra no slo el as-pecto no-sensible de lo visible sensitivamente. Aspecto,i8a, significa y es tambin lo que en lo audible, tangible,sensible, en lo que de la manera que sea nos es accesible,constituye la esencia. Frente a lo que Platn ha exigido allenguaje y al pensar, en ste y otros casos, es casi anodino

    129

  • el presente y atrevido el uso de la palabra "dis-puesto",como nombre de la esencia de la tcnica moderna. Noobstante, el uso lingstico pedido queda como presuntuo-so y es mal entendido.Dis-puesto significa lo reunidor de aquel poner, que

    pone al hombre, esto es, lo pro-vaca, a desocultar lo realen el modo del establecer en cuanto lo constante. Dispues-to significa el modo del desocultar que impera en la esen-cia de la tcnica moderna y que l mismo no es nada tc-nico. A lo tcnico, por el contrario, pertenece todo lo quenosotros conocemos como varillajes, rodamientos, anda-mios, y dems componentes de lo que se llama montaje.Sin embargo, ste cae, junto con los mencionados compo-nentes, en el recinto del trabajo tcnico, que siempre y slocorresponde a la provocacin de lo dispuesto, pero quenunca constituye o hace a este mismo.La palabra "poner" [stellen] mienta en el ttulo dis-

    puesto [Ge-stell] no slo el pro-vacar; debe guardar al mis-mo tiempo la resonancia de otro "poner", del que deriva;a saber, de aquel re-poner [her-stellen] y ex-poner [dar-stellen] que deja aparecer, en el sentido de la rtoi T]

  • la precursora, desconocida an en sus orgenes, de lo dis-puesto. La esencia de la tcnica moderna se oculta desdehace bastante tiempo tambin ah, donde se han inventa-do mquinas motrices y se ha puesto en va la electrotec-nia y en marcha la tcnica atmica.Todo lo esencial, y no slo de la tcnica moderna, se

    mantiene velado por todas partes y desde hace muchotiempo. Sin embargo, con respecto a su imperar permane-ce como lo que a todo precede: lo ms antiguo. De ellosupieron los pensadores griegos cuando dijeron: aquelloque, con respecto al surgir imperante, es ms antiguo, sehace evidente a nosotros los hombres tardamente. Loantiguo principial no se muestra al hombre sino ltima-mente. Por eso, en el mbito del pensar hay que esforzarsepara repensar lo pensado al comienzo an ms inicial-mente, no con la absurda voluntad de renovar el pasado,sino con la sobria disposicin de nimo de admirarse antelo venidero de lo antiguo.Segn la cronologa historiogrfica, el comienzo de la

    ciencia natural moderna est en el siglo XVII. Por el contra-rio, la tcnica de mquinas se desarrolla especialmente enla segunda mitad del siglo XVIII. Pero lo ms tardo segnla constatacin historiogrfica, la tcnica moderna, es, conrespecto a la esencia dominante en ella, histricamentems antiguo.Que la fsica moderna tenga que resignarse en medida

    creciente a que su mbito de representacin quede inin-tuido, no le viene dictado por ninguna comisin de inves-tigadores. Viene pro-vacado por el imperar de lo dis-puesto, que exige el establecimiento de la naturaleza comoconstante. Por eso, aunque la fsica se aleje del modo deconcebir nicamente vertido hacia objetos (modo, hasta

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    hace poco el nico que contaba), no obstante, no puederenunciar jams a esto: que la naturaleza se anuncia encualquier modo, mediante el clculo establecible, y queella sigue siendo establecible como un sistema de informa-ciones. Este sistema se determina entonces desde una con-cepcin de la causalidad, modificada a su vez. sta nomuestra ahora ni el carcter del pro-ducente dar-lugar-a,ni el modo de la causa efficiens o, pues, de la causa jormalis.Parecera que la causalidad se reduce a un anunciar pro-vocado, que pone en seguridad a todos los constantes,simultnea o sucesivamente. A esto correspondera el pro-ceso del creciente renunciar, que relata de manera impre-sionante la conferencia de Heisenberg. (W. Heisenberg, 'Laimagen de la naturaleza en la fsica actual', en Las artes enla era tcnica, Mnchen, 1954, pp. 43 ss.). Porque la esencia de la tcnica moderna reposa en lo dis-puesto, tiene que aplicar la ciencia natural exacta. De esosurge el engaoso parecer que la tcnica moderna es cien-cia natural aplicada. Este parecer puede mantenerse mien-tras no haya indagado suficientemente ni el origen esencialde la ciencia moderna, ni la esencia de la tcnica moderna.

    Nosotros preguntamos por la tcnica para traer a luznuestra relacin con su esencia. La esencia de la tcnicamoderna se muestra en lo que nosotros llamamos lo dis-puesto. Pero la alusin a eso no es, de ninguna manera, larespuesta a la pregunta por la tcnica, si responder signi-fica: corresponder, esto es, a la esencia de aquello por loque se pregunta.Dnde nos veremos llevados si nosotros ahora, en tor-

    no a un nuevo paso, perseguimos ms ampliamente loque sea lo dis-puesto mismo en cuanto tal? Ello no es nada

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  • tcnico, nada de tipo de mquina. Es el modo segn elcual lo real se desoculta como constante. De nuevo pre-guntamos: Acontece este desocultar en algn lugar msall de todo lo humano? No. Pero tampoco acontece sloen el hombre y decisivamente por l.Lo dis-puesto es lo que rene a aquel poner, que pone

    al hombre a desocultar lo real en el modo del establecercomo constante. El hombre, en cuanto pro-vacado de esamanera, est en el mbito esencial de lo dis-puesto. l nopuede, en absoluto, asumir posteriormente una relacincon l. Por eso, la pregunta cmo podremos alcanzar unarelacin con la esencia de la tcnica, ocurre, de esta mane-ra, siempre demasiado tarde. Pero la pregunta no ocurredemasiado tarde si nosotros nos experimentamos propia-mente como aquellos cuyo hacer y omitir, ya abiertamen-te, ya encubiertamente est pro-vacado por todas partespor lo dis-puesto. Pero especialmente jams ocurre la pre-gunta demasiado tarde si nosotros nos introducimos, ynos introducimos propiamente, en donde lo dis-puestomismo se esencia.La esencia de la tcnica moderna lleva al hombre al ca-

    mino de aquel desocultar, por el que lo real deviene portodas partes y de una manera ms o menos perceptible,constante. Poner en un camino quiere decir en alemnschicken (destinar). Nosotros llamamos al destino que re-ne, que pone al hombre en un camino del desocultar, eldestino [Geschick]. Desde aqu se determina la esencia detoda historia, que no es slo ni el objeto de la historiogra-fa, ni slo la realizacin de la actividad humana. stallega a ser histrica ante todo como algo destinado (Cfr. Dela esencia de la verdad, 1930; primera edicin, 1943, p. 16 s.).y especialmente, el destino, en el representar objetivamen-134

    te, hace accesible lo histrico para la historiografa; esto es,una ciencia, y desde ah hace posible la usual equipara-cin de lo histrico con lo historiogrfico.Lo dis-puesto, en cuanto pro-vocacin en el establecer,

    destina en un modo del desocultar. Lo dis-puesto es unadestinacin del destino, como toda manera de desocultar.Destino, en el sentido mencionado, es tambin el pro-ducir, la rtoT'J0"l

  • ses anteriores dicen otra cosa que lo que se dice frecuen-temente: que la tcnica es el destino de nuestra poca;donde destino mienta: lo fatal de un curso inalterable.Sin embargo, si nosotros meditamos la esencia de la

    tcnica, entonces experimentamos lo dis-puesto como undestino del desocultamiento. As, nos mantenemos ya enlo libre del destino, que, de ninguna manera, nos confinaen una sofocante coaccin, para dedicarnos ciegamente ala tcnica, o, lo que es lo mismo, para rebelarnos sin am-paro contra ella y condenarla como obra del diablo. Por elcontrario: cuando nosotros nos abrimos propiamente a laesencia de la tcnica, nos encontramos tomados inespera-damente por un reclamo liberador.La esencia de la tcnica reposa en lo dis-puesto. Su

    imperar pertenece al destino. Porque ste lleva, en cadacaso al hombre a un camino del desocultar, el hombre en,camino est continuamente al borde de la posibilidad deperseguir y activar slo lo desocultado en el establecer ytomarlo como medida de todo. Con ello se cierra la otraposibilidad: que el hombre se entregue ms bien, ms ysiempre ms principalmente. a la esencia de lo desveladoy de su desvelamiento, para experimentar como su esen-cia la fructuosa pertenencia al desocultar.Emplazado entre estas posibilidades, el hombre, desde

    el destino, est en peligro. El destino del desocultamientoes en cuanto tal y en todos sus modos, y por eso necesa-riamente, peligro.En cualquiera de los modos en que pueda imperar el

    destino del desocultamiento, el desvelamiento, en el quetodo lo que es se muestra en cada caso, oculta el peligro deque el hombre se equivoque en lo desvelado y lo malin-terprete. As, cuando todo lo presente se concibe a la luz

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    de la conexin causa-efecto, incluso Dios puede perdertodo lo sagrado y alto, puede perder su lejana plena demisterio. Dios puede, a la luz de la causalidad, decaer enuna causa, la causa efficiens. Entonces, incluso dentro de lateologa, l llega a ser el Dios de los filsofos; esto es, deaquellos que determinan lo desvelado y velado segn lacausalidad del hacer, sin meditar jams en ello la prove-niencia de la esencia de esta causalidad.De igual manera, el desvelamiento segn el cual la na-

    turaleza se concibe como una conexin de efectos de fuer-zas calculables, puede permitir, ciertamente, constata-ciones exactas; pero, precisamente, a travs de estos resul-tados persiste el peligro de que en todo lo exacto se retrai-ga lo verdadero.El destino del desocultamiento no es en s un peligro

    cualquiera, sino el peligro.Pero cuanto impera el destino en el modo de lo dis-

    puesto, entonces hay el peligro supremo. Esto se nos ates-tigua por dos respectos. Tan pronto como lo desvelado noconcierne al hombre ni siquiera como objeto, sino exclusi-vamente como constante, y el hombre en medio de lo sin-objeto no es ms que el constanciador de lo constante, vael hombre sobre el borde ms escarpado del precipicio;esto es, va hacia un punto en que l mismo no podr sertomado sino como constante. En medio de todo esto, elhombre precisamente as amenazado se pavonea comoseor de la Tierra. As se extiende la mera apariencia deque todo lo que encontramos slo es consistente por serun producto del hombre. Esta falsa apariencia alimentauna ltima apariencia engaosa. Segn ella, parece que elhombre encuentra por todas partes slo a s mismo.Heisenberg ha insistido con toda razn, que as se le tie-

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  • ne que presentar lo real al hombre actual (loe. cito pp. 60ss.). Entretanto, el hombre ya no encuentra ms, ni en parte al-guna, precisamente a s mismo, es decir, a su esencia. El hom-bre est tan decisivamente metido en las consecuencias dela provocacin de lo dis-puesto, que no lo percibe comouna interpelacin y se pasa por alto a s mismo como lo in-terpelado y con eso desoye tambin todos los modos quele indicaran hasta qu punto l ec-siste desde su esenciaen el mbito de una llamada [Zuspruch] y que jams poreso puede encontrar slo a s mismo.Pero lo dis-puesto no slo amenaza al hombre en su

    referencia consigo mismo y con todo lo que es. En cuan-to destino remite al desocultar del tipo del establecer.Donde ste domina expulsa todas las otras posibilidadesde desocultamiento. Lo dis-puesto vela especialmenteaquel desocultar que hace que se pro-duzca el apareci-miento de lo presente en el sentido de la realT]

  • tiene que albergar en s el crecimiento de lo salvador. Pero,no bastara entonces una mirada suficiente en lo que lodis-puesto es como un destino del desocultar, para hacerlucir a lo salvador en su surgir?Hasta qu punto crece all donde hay peligro tambin

    lo salvador? Donde algo crece, se enraza y, desde all, sedesarrolla. Ambos acontecen callada y tranquilamente y asu tiempo. Pero, por las palabras del poeta no podemosprecisamente esperar que all donde hay peligro, podamoscaptar lo salvador inmediatamente y sin preparacin. Poreso, ahora tenemos que meditar en primer lugar hasta qupunto en lo que es el supremo peligro, en el imperar de lodis-puesto, est enraizado lo salvador, incluso hasta loms profundo, y desde all se desarrolla. Para meditarsobre tal cosa es necesario, a travs de un ltimo paso denuestro camino, que miremos al peligro an con msclaros ojos. Consecuentemente, tenemos que preguntar,una vez ms, por la tcnica. Pues, segn lo dicho, en suesencia est enraizado y crece lo salvador.Sin embargo, cmo podremos ver lo salvador en la

    esencia de la tcnica, mientras no meditemos en qu sen-tido de "esencia" lo di s-puesto es propiamente la esenciade la tcnica?Hasta ahora hemos entendido la palabra "esencia" en

    su significacin corriente. En el lenguaje escolar de la filo-sofa, "esencia" quiere decir lo que algo es, en latn: quid. Laquidditas, la quididad, da respuesta a la pregunta por laesencia. Lo que conviene, por ejemplo, a toda clase de r-boles, roble, haya; abedul, abeto, es lo arbreo mismo. Bajoste en cuanto gnero universal, lo "universal", caen losrboles reales y posibles. Es entonces la esencia de la tc-nica, lo dis-puesto, el gnero comn de todo lo tcnico? Si140

    as fuera, entonces, por ejemplo, una turbina a presin,una emisora, un ciclotrn, seran algo dis-puesto. Pero lapalabra dis-puesto no mienta ahora ningn artefacto, nin-gn tipo de aparatos. Ni mucho menos el concepto gene-ral de tales constantes. Las mquinas y aparatos son tanpoco cosas y tipos de lo dis-puesto, como el hombre en eltablero de control, o el ingeniero en la oficina de la cons-truccin. Todo esto pertenece, ciertamente, en cuantocomponentes, en cuanto constantes, en cuanto establece-dores, en cada caso a su manera, a lo dis-puesto; pero steno es jams la esencia de la tcnica en el sentido de ungnero. Lo dis-puesto es un modo destinal del desocultar,a saber, el pro-vocador. Un tal modo destinal es tambinel pro-ducente desocultar, la noincu; Pero estos modosno son especies que puedan ser ordenadas unas junto aotras bajo el concepto de desocultar. El desocultamientoes aquel destino que se reparte en cada caso, repentina einexplicablemente para todo pensar, en el desocultarproducente y en el pro-vacante, y que se entrega al hom-bre. El desocultar pro-vacante tiene en el pro-ducente suproveniencia destina!. Pero, al mismo tiempo, lo dis-pues-to disloca destinalmente a la no nc;As, pues, lo dis-puesto como un destino del desoculta-

    miento es, ciertamente, la esencia de la tcnica; pero, nun-ca esencia en el sentido de gnero y de esseniia. Si obser-vamos atentamente esto, encontraremos algo sorprenden-te: la tcnica es lo que exige de nosotros que pensemos enotro sentido lo que se comprende comnmente por "esen-cia". Pero, en cul?Ya cuando decimos "Hauswesen" [asuntos de la casa],

    "Staatswesen" [asuntos del estado], no mentamos lo ge-neral de un gnero, sino el modo cmo casa y estado im-

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  • peran, se administran, despliegan y decaen. Es el modocomo ellos son esencialmente. J.P. Hebel us en un poema,que Goethe am especialmente, "Espectro en la calleKanderer", la vieja palabra "Die Weserei". La palabra sig-nifica municipalidad, en cuanto se rene all la vida encomn y mantiene"en juego", esto es, esencia, a la exis-tencia aldeana. Del verbo esenciar [wesen] deriva en pri-mer lugar el sustantivo. "Esenciar" [wesen], entendidoverbalmente es lo mismo que durar [wahren]: no slodesde el punto de vista de la significacin, sino tambinen la formacin fontica de la palabra. Ya Scrates y Platnpensaron la esencia de algo como lo esente en el sentidode durante. Sin embargo, ellos pensaron lo durante comolo perdurante (mi v), Pero lo que perdura lo encontraronen lo que se mantiene permanente en todo lo que sucede.Esto permanente, a su vez, lo descubrieron en el aspecto(dooc;, iOa), por ejemplo, en la idea"casa".En ella se muestra todo lo que es de ese tipo. Por el

    contrario, las casas singulares, reales y posibles, son cam-biantes y transitorias derivaciones de la "idea" y pertene-cen, por tanto, a lo no duradero.Pero en ninguna parte est fundamentado que lo que

    perdura nica y solamente pueda reposar en lo que Platnpiensa como iOa, Aristteles como r 't lym (lo quealgo, en cada caso, ya era) y en lo que la metafsica pien-sa, en distintas interpretaciones, como essentia.Todo lo esente dura. Pero, lo duradero es lo que siem-

    pre perdura? Perdura la esencia de la tcnica en el senti-do de lo perdurante de una idea, que flota sobre todo lotcnico, de tal manera que de ah surja la apariencia deque el nombre "la tcnica" miente un mtico abstractum?Cmo se esencie la tcnica slo se podr ver a partir de

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    aquello siempre perdurante, en lo que acontece lo dis-puesto como un destino del des-ocultar. Goethe emple encierta ocasin (Afinidades electivas, II parte, Cap. x, en lanovela corta "Los extraos hijos del vecino"), en lugar defortwahren [siempre-perdurante], la misteriosa palabra"fortgewahren" [confiar siempre]. Su odo percibe ah"wahren" y "gewahren", perdurar y confiar, en una inefa-ble armona. Ahora bien, si meditamos ms pensativa-mente que hasta ahora lo que propiamente, y quizs ni-camente, dura, entonces tenemos que decir: slo lo confia-do perdura. Lo perdurante desde el alba inicial es lo confiante[das Geuihrende : lo otorgarzte].En cuanto lo esente de la tcnica, es lo dis-puesto lo que

    dura. Domina entonces ste en el sentido de lo confiante?Incluso la pregunta parece ser, evidentemente, un desa-cierto. Pues, lo dis-puesto es, segn todo lo dicho, un des-tino que rene en el desocultamiento provocante. Provo-car es todo menos un confiar. Parecer as mientras noso-tros no prestemos atencin a que tambin el pro-vacar enel establecer lo real como constante, sigue siendo todavaun destino, que lleva al hombre a un camino del deso-cultar. La esencia de la tcnica en cuanto este destino, in-troduce al hombre en lo que l mismo y por s mismo nipuede inventar ni, mucho menos, hacer; pues, algo ascomo un hombre que sea hombre nica y solamente pors mismo, no lo hay.Pero, si este destino, lo dis-puesto, es el ms extremado

    peligro, no slo para la esencia del hombre, sino tambinpara todo desocultar en cuanto tal, puede an llamarse aeste destinar un confiar [ein Cewahren : un otorgar]? Cier-ta y completamente, siempre que en este destino debacrecer lo salvador. Todo destino de un desocultar acontece

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  • apropiadoramente desde el confiar y en cuanto tal. Pues,ste lleva al hombre ante todo a que participe en eldesocultar, participacin que necesita el advenimiento deldesocultamiento. En cuanto necesitado de esa manera esel hombre apropiado al advenimiento de la verdad. Loconfiador que destina de una manera o de otra en eldesocultamiento es, en cuanto tal, lo salvador. Pues, stepermite al hombre intuir la ms elevada dignidad de suesencia e ingresar a ella. Dignidad que consiste encustodiar el desvelamiento y con l el previo velamientode todo ser sobre esta Tierra. Precisamente en lo dis-puesto, que amenaza arrastrar al hombre al establecer,como modo pretendidamente nico de desocultamiento yas empuja al hombre al peligro del abandono de su libreser, precisamente en este peligro, el ms extremado,aparece la pertenencia ms ntima e indestructible delhombre a lo confiador, en el supuesto de que nosotros, pornuestra parte, comencemos a prestar atencin a la esenciade la tcnica.As pues, lo esente de la tcnica alberga en s lo que

    nosotros menos presumiramos, el posible surgimiento delo salvador.Todo estriba en que meditemos el surgimiento y lo cus-

    todiemos conmemoradoramente. Cmo acontece esto?Ante todo si consideramos lo que esencia en la tcnica, enlugar de permanecer embelesados slo en lo tcnico.Mientras concibamos la tcnica como instrumento, vamosa permanecer apegados a querer dominarla y omitiremosla esencia de la tcnica.Si entretanto preguntamos cmo esencia lo instrumen-

    tal, en cuanto un modo de lo causal, entonces experimen-tamos eso esente como un destino del desocultar.

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    Si meditamos en ltimo lugar que lo esencial de laesencia acontece en lo confiador, que apropia al hombre aque participe en el desocultar, entonces se nos muestra:La esencia de la tcnica es ambigua en un sentido ele-

    vado. Tal ambigedad se indica en lo misterioso de tododesocultamiento, esto es, de la verdad.De un lado, lo dis-puesto provoca a lo violento del esta-

    blecer, que disloca toda mirada para el acontecimiento deldesocultamiento y, de esa manera, pone en peligro, desdeel fundamento, el ligamen con la esencia de la verdad.De otro lado, lo dis-puesto acontece, por su parte, en lo

    acordador y confiador que permite al hombre persistir enser -inexperimentado hasta ahora, pero ms experimen-table quizs en lo venidero- lo necesitado para la custo-dia [Wahrnis] de la esencia de la verdad [Wahrheit]. Asaparece el surgimiento de lo salvador.Lo irresistible del establecer y lo retenido de lo salvador

    pasan el uno delante del otro, como en el curso de los as-tros, la trayectoria de dos estrellas. Pero ste, su respecti-vo evitarse es lo velado de su cercana.Si nosotros miramos la ambigua esencia de la tcnica,

    entonces veremos la constelacin, la marcha estelar de lomisterioso.La pregunta por la tcnica es la pregunta por la conste-

    lacin, en la que acontece desocultamiento y ocultamien-to, en la que acontece apropiadoramente lo es ente de laverdad.Sin embargo, qu nos ayuda la mirada a la constela-

    cin de la verdad? Miramos el peligro y vimos el creci-miento de lo salvador.Con eso no estamos ya salvados. Pero estamos reclama-

    dos a esperar en la creciente luz de lo salvador. Cmo

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  • puede acontecer esto? Aqu y ahora y en lo humilde, de talmanera que cuidemos lo salvador en su crecimiento. Estoimplica que mantengamos siempre ante la vista el peligroms extremado.Lo esente de la tcnica amenaza al desocultar, amena-

    za con la posibilidad de que todo desocultar vaya a pararal establecer y que todo se conciba nicamente en eldesvelamiento de lo constante. El hacer humano jamspuede enfrentar este peligro inmediatamente. El esfuerzohumano no puede por s solo conjurar el peligro. Sin em-bargo, la reflexin humana puede meditar que todo losalvador tiene que ser una esencia ms elevada, aunqueemparentada al mismo tiempo con lo amenazado por elpeligro.Sera posible entonces que se nos otorgase un deso-

    cultar ms primigenio, que aportara los primeros brillosde lo salvador en medio del peligro, que en la era atmi-ca ms bien se oculta que se muestra?En otros tiempos no slo la tcnica llev el hombre

    "Cxv1l. En otro tiempo se llam "CXVll tambin a tododesocultar que pro-duce la verdad en el brillo de lo queaparece.En otro tiempo se llam "Cxvll tambin al producir de

    lo verdadero en lo bello. Txvll se llam tambin a lanoino; de las bellas artes.Al comienzo del destino occidental se alzaron las artes

    en Grecia a la ms elevada altura del desocultar a ellasconfiado. Hicieron resplandecer la presencia de los diosesy el dilogo de los destinados divina y humanamente. yel arte se llam slo "Cfxvll. Ella fue un nico desocultar demuchas maneras. Fue devota, npuo.; esto es, obediente alimperar y custodiar de la verdad.

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    Las artes no surgieron de lo artstico. Las obras de arteno fueron gozadas estticamente. Las artes no fueron sec-tor de la produccin cultural.Qu fue el arte? Quizs slo por breve pero elevado

    tiempo? Por qu llevaron el sencillo nombre "CXVll? Por-que fue un desocultar que aportaba y pro-duda y por esoperteneca a la rroi llatC;. Este nombre recibi en ltimo lu-gar y como nombre propio, aquel desocultar que imperaa todo arte de lo bello, la poesa, lo potico.El mismo poeta de quien omos las palabras:"Pero, donde hay peligrocrece tambin lo salvador"

    nos dice:" ...poticamente habita el hombre sobre esta Tierra".Lo potico trae a lo verdadero el brillo de lo que Platn

    llama en el "Fedro" r fKO'.Vcr"CO'."Cov, lo que ms pura-mente resplandece. Lo potico trasesencia [durchwesen :traspasa] a todo arte, a todo desocultamiento de lo esenteen lo bello.Deben ser convocadas las bellas artes al desocultar po-

    tico? Debe el desocultamiento interpelarlas ms primi-geniamente, para que as protejan por su parte el crecimien-to de lo salvador, para que despierten y funden de nuevo lamirada y la familiaridad con lo confiante acordador?Que al arte le est confiada sta, la ms alta posibilidad

    de su esencia en medio del peligro ms extremado, nadiepuede saberlo. Sin embargo, nosotros podemos admirar-nos. De qu? De la otra posibilidad, de que por todaspartes se establezca el frenes de la tcnica, hasta que unda, por entre todo lo tcnico, la esencia de la tcnicaesencie en el advenimiento de la verdad.

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  • Porque la esencia de la tcnica no es nada tcnico, lareflexin sobre la tcnica y la contraposicin decisiva conella" tiene que tener lugar en un mbito que, de un lado,est emparentado con la esencia de la tcnica y que, deotro, es, sin embargo, fundamentalmente distinto.Tal mbito es el arte. Por cierto, siempre y cuando que

    la reflexin artstica, por su parte, no se cierre a la conste-lacin de la verdad, tras la cual vamos [fragel1 : pregunta-mos].As pues, preguntando testificamos la precaria situa-

    cin de que no experimentamos todava, frente a tantatcnica, la esencia de la tcnica; que nosotros, frente a tantatcnica, no preservamos ms la esencia del arte. Sin em-bargo, cuanto ms interrogadoramente meditemos sobrela esencia de la tcnica, tanto ms plena de misterio se nosvuelve la esencia del arte.Cuanto ms nos acerquemos al peligro, tanto ms cla-

    ramente comienza a destellar el camino hacia lo salvador,tanto ms preguntadores llegamos a ser. Pues el pregun-tar es la devocin del pensar".

    *Los textos de W. Heisenberg citados por Heidegger pueden consul-tarse en el libro La imagen de la naturaleza en la fisica actual, Editorial Seix-Barral, Barcelona, 1967; trad. de Gabriel Ferrat; pp. 7 ss. y pp. 22 ss. (N.del E.).

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    CIENCIA Y MEDITACIN

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