la interaccion social

204
EDMOND MARC DOMINIQUE PICARD La interaccion social Cultura, instituciones y comunicación m PAIDOS 1 Grupos e Instituciones

Upload: clangalarza

Post on 20-Jun-2015

6.677 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

El texto aborda la interacción social desde un punto de vista comunicativo y del lenguaje, con conexiones con la psicología social, el análisis del discurso y la etnografía,

TRANSCRIPT

EDMOND MARC DOMINIQUE PICARD

La interaccion socialCultura, instituciones y comunicacin

1

m

PAIDOS Grupos e Instituciones

La interaccin social

Grupos e Instituciones

Ttulos publicados:Dellarossa, A. - Gnlpos de refixidn Chazaud, J. - Introduccidn a la terapia institucional Grotjahn, M . - El arte y la tcnica de la terapia gmrpal analftica Bion, W . R. - Experiencias en grupos Board, R de - El psicoanlisis de las organizaciones . Moccio, F. - El taller de terapias expresivas 7. Anzieu, D. - Elpsicodrama analr'ico en el nio y en el adolescente 8. Ludiina, 1. L. (comp.) - El grupo Balint. Hacia un m d b ((cknicosituacionab 11. Shertzer, B. y Stone, S. - Manual para el asesoramiento psicoldgico 14. Selvini Palazzoli, M. y otros - Al fvente de la mganizacidn 15. Sdilemenson, A. - Anlisis organizacional y empresa unipersonal 19. Butelman, 1. - Psicopedagoga institucional 24. Eckin, J. y otros - Identidad de las organizaciones 26. Kaes, R y otros - La institucidn y las instituciones. Estudios psicoana Kticos 44. Sdilemenson, A. - La perspectiva Ptica en el anlisis organizacional 45. Sdiuarstein, L. - Psiclogia social de las organizaciones . 46. Marc, E. y Picard, D. - La interaccidn social

1. 2. 3. 4. 5. 6.

_ ..I

,

Edmond Marc Dominique Picard

La interaccin socialCultura, instituciones y comunicacin

ediciones PAIDOSBarcelona-Buenos Aires-MCxico

4

Titulo original: L'intera~ionsociak Publicado en francs por Presses Universitaires de France, Pars Traduccin de Antonio Laje Tesouro Cubierta de Gustavo Macri

Qedui rigumPmmtc prohibidu, sin i aurnrhcih escrin dc lor iitubro del &pyri&m hp Inr mcioa ner apblecidnr en iaa leyes, h rcpmd& toiai o rcUl de ma obra por d q u i e r d o d o o proccdimicn. m,miaprcndidoab re rognffi y d uatamimio u&dtim, y h dir (1968, pg. 51). La expresin viceversa remite a la nocin de feedback, trmino que viene de la ciberntica y que designa un proceso circular (formado por bucles de retroaccin) donde la respuesta de B se convierte a su vez en un estmulo para A.j En esta definicin la interaccin parece cercana a la influencia. Los dos trminos pueden incluso parecer sinnimos; existe sin embargo una diferencia entre ellos, por si se puede hablar de influencia entre dos sujetos cuando los comportamientos y las cogniciones de uno son modificadas por la presencia o la accin de otro, aes la reciprocidad, la conducta en retorno, lo que confiere a las conductas, a la consideracin del otro, su carcter de interaccin~(G. de Montmollin, 1977, pg. 21). El autor precisa que percibir a una persona no es un hecho de interaccin; por el contrario, .l2 b) Se distinguen tres clases de situaciones que definen tres tipos de juegos:Los juegos en los cuales el grado de convergencia entre los protagonistas es nulo y su orden de preferencia totalmente opuesto, donde el conflicto es absoluto; se les llaman juegos de suma cero: es decir, que lo que uno gana corresponde exactamente a lo que el otro pierde (el prototipo podra ser: el pquer). - Los juegos en los cuales el grado de convergencia entre el orden de preferencia de cada jugador es total; no existe ni conflicto ni negociacin y los nicos problemas que surgen son del orden de la coordinacin y la organizacin; es el caso de toda actividad donde existe un acuerdo total de los participantes sobre los fines y los medios. - Entre estos dos extremos se sitan los juegos en los cuales existen a la vez rdenes de preferencia divergentes y rdenes de preferencia convergentes; el conflicto est latente pero no es inevitable (su evitacin constituye justamente una de las soluciones posibles de la interaccin); son los juegos de suma no cero donde todos los

-

,'-

12. Para determinar la estrategia ptima de cada jugador es menester haber determinado antes rigurosamente el tipo de situacin conflictual al que se le aplica una estrategia. La teora de los juegos es una teora mucho ms compleja de lo que hosotros dejamos entrever aqu e incluso de la imagen que la psicologa social tiene de ella (vase Rapoport, 1969).

jugadores pueden ser simultneamente ganadores o perdedores; un ejemplo es el udilema de los prisionero^.'^ En un sentido ms amplio es la posicin que se encuentra en la mayor parte de las situaciones de negociacin. Para que se puedan analizar estos juegos y estas situaciones de forma racional es necesario admitir que cada jugador tiene la posibilidad de establecer una lista exhaustiva de sus posibilidades de eleccin; que posea toda la informacin sobre la de los otros jugadores, as como sobre las ventajas e inconvenientes de cada eleccin para cada parte y que disponga de un indicador de utilidad. c) En estas condiciones, la teora de los.juegos aporta un modelo de alcance general aplicable a numerosas formas de interaccin (en efecto, si toda conduccin interactiva persigue ciertos juegos y presenta ciertos costes para el acto, podemos pensar que implica una estrategia dirigida a optimizar sus ganancias y a minimizar sus prdidas). Ha inspirado numerosos estudios de psicologa social experimental concernientes a los fenmenos de competicin y cooperacin -como los de Deutsch (1973)- o los procesos de toma de decisin como los de Rapoport (1969). Pero es necesario tambin marcar los lmites. Primeramente no tiene en cuenta ni variables individuales (la mejor eleccin uobjetiva>no es siempre la mejor eleccin usubjetiva~) variables situacioni nales, ni el impacto de la comunicacin entre los participantes (teniendo nicamente importancia las decisiones). Sobre todo supone un sujeto totalmente racional en su conducta y poseyendo una informacin completa sobre las condiciones del juego, caractersticas que estn muy lejos de encontrarse en la mayora de las situaciones concretas. En este aspecto, si puede ayudar a entender la estructura potencial de una relacin de conflicto, no puede (como lo seala H. Touzard, 1977) proponerse como una teora de conflictos sociales reales.

13. Este juego es interesante en la medida en que los jugadores pueden escoger entre la cooperacin y la competicin. Los jugadores son dos prisioneros colocados en celdas diferentes y sin posibilidad de comunicarse entre ellos. Acusados conjuntamente de un crimen pero sin ninguna prueba que demuestre su culpabilidad, dependen de su confesin. Pero si los dos confiesan, son condenados; si ninguno confiesa, los dos continuarn con una pena media por la que estn encarcelados; si uno confiesa y el otro no, el ltimo aumentar su pena pero el que ha confesado ser& liberado inmediatamente. Partiendo de aqu se pide a los jugadores que determinen su eleccin.

LA APROXIMACI~NSISTMICA

f i e m en reflejar las situaciones interactivas concretas tales como se. pueden observar en la realidad cotidiana (E. Berne ha censado y

'

es~diado despus cerca de una cuarentena). Berne llama juego a #una serie de transacciones escondidas, complementarias, que progresan hacia un resultado bien definido, previsible* (1975, pg. 50). Se trata de un esquema de conducta (una especie de escenario) que el jugador repite, a menudo de forma inconsciente, en sus relaciones con los dems.14 Lo que caracteriza, Zn efecto, el juego es que no se presenta explcitamente como tal; y

'

una forma de maniobra y manipulacin de los otros que tiene, a la vez, ventajas sociales (una cierta estructuracin de las relaciones sociales) y ventajas psicolgicas (resultantes a la vez de mecanismos de defensa y de satisfacciones pulsionales). a) Un juego se analiza en funcin de un cierto niimero de caracte-

-

La tesis o adescripcin general del juego comprende la sucesin inmediata de los acontecimientos (nivel social) y su plan ltimo, su evolucin y significado psicolgico^ (Berne, 1975, pg. 55).

pero otros requieren ms participantes, como el del aalcohlico~ que necesita como mnimo 5 protagonistas; el perseguidor que le reprocha ser alcohlico, el tonto (que le da dinero para procurarse el alcohol), el salvador (que se apiada de l) y el proveedor (el barman que le sirve el alcohol). - Las jugadas que representan los movimientos que permiten al juego progresar hacia su fin. - Las ventajas que otorga el juego y que son de orden biolgico (satisfacer la pulsin), existencia1 (confirmar la posicin del jugador), social (estructurar las relaciones) y psicolgico (responder a

56

INTERACCI~N COMUNICACI~N Y

-

las necesidades psicolgicas profundas del sujeto siguiendo sus mecanismos de defensa). As pues, el alcohlico puede disfrutar bebiendo diversos lquidos pero tambin le permite pasar el tiempo con los compaeros de bar; escaparse de los deberes conyugales, si su esposa juega el papel de perseguidora, o tener una excusa para dedicarse desgraciadamente, y a nivel psicolgico ms profundo, a satisfacer sus necesidades de autocastigo (cuando est enfermo) o de regresin (cuando se hace cuidar por la resaca). La dinmica y el paradigma transaccional que designan las fuerzas motrices psicodinmicas que sostienen el juego y se expresan en una forma especfica y recurrente de transaccin.

b) Ilustremos estos puntos con el ejemplo del juego: asi, pero...,.15 Supone al menos dos roles. Una persona que expone un problema y solicita soluciones (seora N) y uno o varios aconseje ros^ que se esfuerzan en responderle: Seora: #NOconsigo hacer que mi hijo haga los deberes,. Consejero: #Por quC no prueba dejhndolo desenvolverse solo?^ SeMora: as, ya lo he' pensado, pero en este caso no hace nH a das. El consejero sugiere otras soluciones que cada vez la seora N rechaza de una forma u otra. La transaccin es aparentemente de Adulto a Adulto pero enmascara una transaccin oculta de Hijo a ) Padre (aSoy ms fuerte que t,. El fn es mostrar que nadie puede darle una solucin. La ventaja i que la seora N encuentra en este juego es, en principio, tener un modo de relacin con su entorno (ventaja social); ms profundamente, la ganancia psicolbgica es la de presentarse como incapaz, pero finalmente estar por encima de aquellos que creen poder aconsejarla; cuando los otros se han roto la cabeza y se han agotado sin encontrar una solucin aceptable, la seora N tiene, ms o menos conscientemente, el sentimiento de haber ganado; ella ha cambiado asi su postura en la interaccin (pasando de la posicin baja a la alta). ' c) Se podria intentar una tipologa de los juegos. Berne lo ha hecho parcialmente reteniendo dos criterios: la situacin donde

l

1j

i

15. Berne ha hecho un amplio recuento de los juegos ms utilizados en las relaciones sociales; los ha definido con una frase clave de intercambio entre parejas S, (para el juego as, pem... vase 1975, phgs. 122-130).

se inscribe el juego (as distingue, los ajuegos vital es^, los ajuegos conyugales,, los ujuegos de sociedad,, los ujuegos sexuales*, los rjuegos de bajos fondos, ...) y el resultado que acarrea para los jugadores; aqu, opone ajuegos constnictivos~a ajuegos destmctivos,; los primeros valoran a los jugadores mientras que los segundos los desprecian. Evidentemente, se podran utilizar otros criterios que llevaran a otras categorizaciones. Los modelos derivados de la teora de los juegos y del anlisis transaccional, aunque no se sitan en el mismo plano, pueden apare:er como muy complementarios. El primero es capaz de dar cuenta $e la dimensin racional de la interaccin, en la que interviene un :iculo ueconmicon. El segundo esclarece las dimensiones psicolgicas que escapan a la racionalidad lgica y se introducen en los procesos inconscientes.

Captulo 3LA RELACION INTERSUBJETIVAr

Hemos abordado hasta aqu la comunicacin en exterioridad, como un proceso objetivable que se podra analizar a partir de puntos de vista estructurales y funcionales. Tal procedimiento deja escapar, no obstante, en gran parte el sentido que reviste la relacin para los sujetos que estn implicados. Conviene restituir este sentido, llevando al presente de la interaccin, una mirada hacia la interioridad,, entrando as en el campo de la intersubjetivtdad. Las cuestiones que este concepto implica conciernen a la relacin interpersonal entre Ego y Alter, el modo de relacin que instaura, la posibilidad de una comunicacin entre conciencias subjetivas y la parte de lo psicolgico y de lo social en mos para esta reflexin en tres aspectos: el que propone la fenomenologia existencia1 (que ha contribuido de forma decisiva en la elaboracin del concepto de intersubjetividad), el del psicoanlisis (que esclarece los mecanismos inconscientes) y la de una aproximacin psicosociolgica (que muestra la presencia de lo social en el mismo corazn de la relacin entre sujetos y sobre todo en los lazos de afinidad). Para cada una de las aproximaciones destacaremos algunos puntos de vista significativos y algunos conceptos fun-

1. LA FENOMENOLOG~AEXISTENCIAL

~a'intersubjetividad es solamente la comunicacin entre dos no conciencias: es, fundamentalmente, el proceso por el cual estas

conciencias se construyen y acceden al sentimiento de su identidad. Corresponde a la corriente fenomenolgica el haber desvelado y desarrollado esta problemtica. Se pueden encontrar las races en Hegel cuando subraya que cada individuo no tiene conciencia de l mismo ms que en su relacin con los dems y que la lucha por el reconocimiento es el fundamento de las relaciones humanas: uLa conciencia del si-mismo es en s y para s, cuando y porque es en si y para otra conciencia de si; es decir, no es, en tanto que no es reconocido^ (1939, pg. 155). Ms cerca de nosotros, esta perspectiva ha sido recuperada y desarrollada por la corriente de la fenomenologa existencial.1. La perspectiva de Same

Sartre retama la problem8tica .hegeIiana pero intenta reponerla en el plano de la experiencia concreta y vivida. La aprehensin de los &ros no es para 61 bn objeto de conoCimiento externo, sino un dato intuitivo e in-mediato de la conciencia de s mismo,; es unegaci6n interha, 10 que significa la ulii6n sint&ficay activa de do4 trininss'en el 'que cada uno se constituye negalidb al otro? , (1933, pg. 2 8 . 9jl8 ,

i

4 k 6 v s del knmeno de la emirada!+ donde'ei significada es pmfundo de' la relacin con el otro puede percibikk rnejok *.E suficiente 'buk'el atro me mire para ser.10 que soy*. Pero la mirada del otro tiende a pkrcibirme como cuer$ 'y, por lo tanto, a objetivarme; a travBs de 41, me tomo como objeto desconocido de apreciaciones reconocibles, sin que puedp actupr sobre estas apreciaciones. Mi cuerpo ~s no s'oImer@e vivencia subjetjv~ sino tambibn objeto de p+ios de vista que no puedo aprehender y que se escapan; es ese perpetuo rfue& de mi udentro m& ntimo; pero s61o el otro puede verme rtal como soy, h e transmite euentulmeflte esta vision por el le-nguaje.Es necesario resignarse a vemi por los ojos de los dems y sr c'dnocer nuektro ser por las revelaciones del lenguaje de los otros. Pero k objetividad de mi cuerpo'para los de& no lo & para m; es lo que 'se me escapa y me hace sentir: *Por la mirada de los dems, me veo inmovilizado en medio del mundo, en peligro, irre3 14). Por eso la mirada de los deqhs. me convierte mediable*

1

@e.

1. Sartre aade: sMo es suficiente que me niegue al otro pa& que los de& existah* pero f...) es necesario que el otrr, me niegue a si mismo simulrSneamente a mi propia negaciSn* 348). . . . *

@e.

LA RELACI~M ~

R

S

~

A

64

en e1 otro como iada*ya *que*se me mira perpetuatro?a h l mi-sereto no es una imagen rota de mi eta en una conciencia extraa: es un ser perfectamente real, como condici6n de mi mismdad frente aI otro y de la ser-fuera: no un ser sufrido y

ca posibilidad.de conti.olar10 y limitarlo: mi es mantenerlo en un estatuto de objeto.

obstante, Sartre se ve obligado a completar esta refle;rrin relaci6n .abriCndola a situaciones ,en las que nosotros nos i6n con los otros. Lsi experiencia del otros* rene varias subjetividades que -se encuentran en una epcibn o accin comn (pero es siempre experimentada por conciencia particular). En el nosotros, el hambre se siente

que ella ve*: (1975, .- L . '

62

INTERACCI~N COMUNICACI~N Y

misma manera al otro con el que yo estaba en relacin: el Nosotros* objeto solamente se descubre en el sentimiento experimentado de solidaridad con los otros. uEn este sentido el Nosotros es una brusca prueba de la condicin humana como introducida entre los dems ya que es un hecho constatado objetivamente. Sartre (pg. 470) da como ejemplo la conciencia de clase, en la cual los oprimidos experimentaban su solidaridad por el hecho de que son mirados J pensados por las conciencias que se les escapan (esta comunin se constituye y existe en la mirada de los dominantes en posicin de terceros). uEsto significa que yo descubro el nosotros en donde me encuentro integrado o en "la clase" fuera, en la mirada del tercero J asumo esta alienacin colectiva diciendo "nosotros" (pg. 472). El noso otros-sujetom no se constituye ms que en un segundo tiempo y en el establecimiento y aceptacin de una finalidad comn. Pero no se trata de una especie de atotalidad intersubjetiva~que tomara conciencia de s misma como subjetividad unificada; una concepcin as no puede ser ms que la expresin simblica de un sueo de unidad y de la aspiracin a superar la separacin ineluctable entre subjetividades. He aqu (explicados rpidamente) algunos matices sobre la forma en que Sartre ha planteado el problema de la intersubjetividad. Su investigacin ha ejercido una influencia profunda en la corriente de la psicologia existencial y sobre todo en el psiquiatra britnico Ronald Laing, quien contribuy de forma importante a la comprensin de las relaciones interpers~nales.~2. La fenomenologa social de R. Laing

Ronald Laing se pregunta en un principio sobre lo que puede ser la metodologa del estudio de las relaciones humanas. Se ve conducido as a definir un paso que denomin con el trmino de fenomenologia social (1969). Esta lleva a establecer una diferenciacin entre dos tipos de informacin que se pueden utilizar en esta materia: por una parte, los comportamientos que pueden observarse; por otra, la experiencia, es decir, lo que cada uno expenmenta y siente en s y por s mismo. Porque no tenemos acceso f directo a la experiencia del otro y el otro no tiene acceso a la nuestra. Pero el comportamiento del otro es objeto de mi experien3. Habr que citar tambibn en esta comente de la psicologa existencial a L. Binswanger, R. May, A. Maslow, y sobre todo a Carl Rogers...

LA R E L ~ C I ~INTaRSUBSETNA N

63

na cierta manera y le atribuyo uno u otro significatiene del otro es invisible a &te pem desde.su punto de v s a La intersubjeit. entre c o m p o ~ e n t ay experiencia s eiicia que cada uno tiene del comportamiento del otro). Su comportamiento es una funcin de la comporiamiento estn siempre relacosa diferente del "Yo" (mor.)*. e que no existe ningn acceso inmediato o es lo que 4 mismo pueda expresar). 1 ver o entender por los ojos y 10s oidos del otro. Todo tea, sexperimenkw o *presiente% &Iimplica la de inferencia a partir de la experiencia que se tiene del otro, de la experiencia que el otro tiene de s: alas inferencias que se atnbu$en a la experiencia de1 otra, a partir de las percepciones reales o inmediatas, que se .tiene de sus actos, forman parte de la categorla de actos de aunbucinu (Laing, 1371, p k . 31). 'Y- No se puede tener una idea de la experiencia del otro ms que a partir de sus comportrimientos y de su testimonio, lo que permite una cierta deduccibn de la experiencia que 61. tiene de si mismo. cin no es su experiencia y forma parte de mi experiencia de 61. Nuestro entorno, las relaciones en Ias que nos hemos envuelto, ompartidos; no obstante, la experencia que cada uno tiene de estos fenmenos es diferente, ya,quevivimos, de hecho, en universos diferentes; estos universos representan para nosotros la Existen difesentes modalidades de experiencia: memoria, imaginacin, percepcibn, sueo.,. Igual que se distinguen habitualmente %ariosgneros de experiencia: interior y exterior; real e irreal; llena y vaca; significativa o ftil; privada o piblica. Pero todas estas modalidades no son integibles m& que cuando se considera al indivfduo en situacin y sobre todo en la red de relaciones que 41 mantiene con los otros individuos (red constituida par la forma en que percibe a los dems y se conduce ante ellos y stos lo perciben y actan en relacin ei 41). Para analizar la relacin intersubjetiva Laing se basa en un cierto ntimero de herramientas conceptuales. a) Un primer concepto propuesto es el de conephrnentariedad; define esta funcin de la relacin interpersonal como aquella por la

-

-

6-*wC

que el otro completa el s mismo o responde a su espera; porque toda relacin implica una definicin del s mismo por el otro y del otro por s: uToda "identidad" requiere la existencia del otro, gracias a la que se actualiza la identidad de uno mismo (soi), (Laing, 1971, pg. 99). As la identidad de padres implica la complementaria de hijo, la de marido, de esposa; la de profesor, de alumno, etc. Los otros son un elemento necesario en la construccin de la imagen de uno mismo; si alguien no llega a encontrar este otro necesario para establecer una identidad satisfactoria, experimenta un sentimiento intenso de fustracin y no puede acceder a una conciencia consistente de l mismo. Igualmente si se le envan imgenes contradictorias o incompatibles. Esta problemtica se actualiza en las relaciones presentes pero se inscribe tambin en su historia. b) Para el nio, su identidad le viene, en su punto de partida, del exterior y resulta de la interaccin que le une a su entorno y del lugar que le asigna su medio familiar. Seguidamente tiene que uendosars esta identidad en la adhesin o el rechazo: @Llega -dice Laing-, a esforzarse en extirpar dicha identidad "extraa" que se le ha dado o se le ha condenado e intenta crear con sus propios actos una identidad por s mismo que pretende ser confirmada por los otros, (1971, pg. 116). Es aqu donde interviene la unovela familiar, que cada uno se construye, como el sueo de cambiar a los otros que nos definen, de forma que la identidad de uno mismo pueda ser definida por l, redefiniendo a los otros. c) Otro concepto anticipado por Laing es el de confirmacin (el . contrario es la infirmacin). Remite al hecho de que uno de los juegos fundamentales de la interaccin humana es el de ver confirmadas por los otros ciertas caractersticas, roles y, ms ampliamen1. te, ciertos elementos de identidad que l reivindica. Evidentemente, esta confirmacin es relativa y va del total reconocimiento a la aceptacin parcial y circunstancial, hasta llegar a la infirmacin. En la confirmacin, existe respuesta directa y apropiada al acto evocador; constituye un reconocimiento y la aceptacin de lo que significa (la respuesta es, a menudo, verbal pero puede ser tambin una sonrisa, una actitud de escucha, un apretn de manos...). La infirmacin puede estar caracterizada por el rechazo, la negacin, la ausencia de respuesta;pero tambin por la seudo-confirmacin; todas estas formas de respuesta tienen un efecto ms o

'

1

8

65

dpn ,ser en parte inconscientes. Es aqu donde la reflexin de R.*Letingse sita en el punto de encuentra entre la fefiomenolagfa y el ipsicoanlisis. Es a p d r , en efecto', de ciertos conceptos psicoanallticos, como se puede entender mejor la dimehsin inconsciente de 19s procesos que fundan la intersubjetividad.

2. LA APROXIMACI~N PSICOANAL~TICAPuede parecer que el psicoanlisis constituya sobre todo una psicologa del individuo, de mecanismos intrapsquicos, ms que una psicologa de relacin. Esta impresin sera, de hecho, reduccionista. Freud seal que no se pueden aislar los fenmenos psquicos en su dimensin relacional. En la Psicologa colectiva y anlisis del Yo se expresa sin duda en este sentido: La oposicin entre la psicologa individual y la psicologa social o colectiva, que puede, a primera vista, parecer muy

derechos y necesidades, pero en esta bsqueda no consigue ms que4. Laing seala que la esquizofrenia, a menudo, es aun nirio que ha sido objeto de una informacin sutil pero persistente, generalmente sin que se d cuenta. Durante muchos aos, la ausencia de confinnacin autntica viene a confirmar activamente un Falso S-mismo (soi), si la persona con la que el falso Si-mismo (soi) es confirmado y el verdadero infirmado y desplazado a iina situacin falsa, (1971, pg. 123).

raramente, y en casos completamente excepcionales, hacer abstraccin de relaciones que existen entre el individuo y sus semejantes. Y es que el otro juega siempre en la vida del individuo el rol de un modelo, de un objeto, de un socio o adversario, y la psicologa individual se presenta desde el principio como siendo al mismo tiempo, por un lado, una psicologa social, en un sentido amplio, pero perfectamente justificado, de la palabra social, (1972, pg.83).

Un cierto nmero de conceptos psicoanalticos pueden ilustrar ms especialmente la relacin con el otro. Las recordamos brevemente: 1. Una primera nocin importante es la de relacin de objeto. Designa el modo de relacin del sujeto con los dems, en tanto que este modo est marcado por los movimientos pulsionales, por la estructura de la personalidad, por la va fantasmtica y por los mecanismos de defensa que le son dados. El trmino objeto define a la persona del otro tal como es buscada por las pulsiones (libidinales y agresivas) -y los deseos que suscitan- y tal como es capaz de aportarle una cierta satisfaccin. En esta relacin, el sujeto no escoge solamente sus objetos, sino que est ampliamente constituido a su vez por esta eleccin que presta su coloracin especfica a los diferentes estadios de evolucin de la estructura pulsional (as se habla de objeto oral, anal o flico, segn est ms o menos marcado por las caractersticas especificadas de cada uno de sus estadios: la incorporacin, el dominio, la penetracin, etc.) Existe, pues, un modo relaciona1 propio en cada estadio (segn este estado haya tomado un carcter dominante en la estructuracin de la personalidad), igual que una tipicidad del objeto que le es dado. 2. En tanto que est estructurada por la va pulsional, la relacin de objeto se inscribe tanto en el orden de lo imaginario y del fantasma, como en la realidad. E t marcada tambin por los mecas nismos de defensa que el Yo elabora para contener los movimientos pulsionales desencadenados por la interaccin con los dems. Es decir, que estos mecanismos fsicos se encuentran simplificados con procesos relacionales. Existe, pues, un doble movimiento de interiorizacin de los factores relacionales (por el cual los aspectos intersubjetivos se transforman en relaciones intra-subjetivas) y de proyeccin (por lo cual los mecanismos intrasubjetivos se exteriorizan en la interaccin). En la interiorizacin se dan, pues, caractersticas relacionales

,Lie se inscriben en el funcionamiento psquico (por ejemplo, la relacin de autoridad entre el nio y el padre es interiorizada en la relacin del Yo al Supery). En la proyeccin son elementos internos los que se exteriorizan en la relacin con los dems y en la percepcin que de ello puede tener el sujeto; a menudo, son los deseos, las actitudes, los sentid e n t o s en relacin a los dems que el sujeto desconoce o rechaza en l, los que va a proyectar en el otro (por ejemplo, el racismo puede proyectar en el grupo rechazado sus propias inclinaciones reprimidas). M s ampliamente, la relacin del sujeto con su entorno est moldeada por sus expectativas, sus deseos, sus angustias, sus afectos, sus fantasmas...3. El fantasma aparece, en efecto, en el centro de esta dinmica entre interiorizacin y exteriorizacin. Se trata de un escenario imaginario o inconsciente que condensa en l las caractersticas fundamentales, para cada individuo, de su relacin de objeto, tal como resulta de las nociones pulsionales trabajadas eventualmente por los mecanismos de defensa. Para Melanie Klein, que desarroll particularmente esta concepcin, cada incitacin pulsional se asocia al fantasma de un objeto al que est unido; el fantasma se construye as en el recin nacido en la interaccin entre los movimientos pulsionales internos y las respuestas del entorno: #En el espritu del nio toda experiencia externa est llena de fantasmas y por otra parte todo fantasma contiene ciertos elementos de experiencias rea(M. l e s ~ Klein, 1984, pg. 821). As, en el complejo de Edipo, existe una interiorizacin de las interacciones triangulares que unen al nio con sus padres; esta interaccin en donde se mezcla lo imaginario y lo real se inscribe de forma duradera en el fantasma; ella tiene, a su vez, un rol estructurante y conforma notablemente la relacin del sujeto con los dems.

4. Aqu interviene, por otra parte, otro concepto, el de transferencia. Se trata en un sentido amplio, de la repeticin de prototipos relacionales infantiles en las relaciones ulteriores con los dems. Cada uno tiene tendencia a atransferirs el modo de relacin que lo una a su entorno familiar, a otras personas que van, de alguna manera, a ocupar el lugar, en lo imaginario, del padre, madre, hermanos y hermanas, etc El concepto de transferencia subraya la5. En un sentido restringido, la transferencia designa la manifestacin de este fenmeno en la relacibn teraputica.

propensin a la repeticin y el peso de las experiencias pasadas -sobre todo experiencias de la infancia- sobre la vida relaciona1 actual. 5. Un ltimo concepto parece esencial para la comprensin de la relacin intersubjetiva; se trata de la identificacin. Designa el proceso (y el resultado de ste) por el cual una persona se percibe, a nivel imaginario, idntica a otra en relacin a un rasgo, una actitud o globaimente. Este proceso puede tomar dos direcciones: el sujeto puede identificarse con el otro o identificar al otro con l mismo. Es la operacin fundamental por la cual el sujeto se constituye en relacin a los dems y constituye, sobre todo, su personalidad y su identidad. Freud enmarca la identificacin bajo tres aspectos diferentes. La considera, primeramente, como ala forma ms primitiva de apego afectivo aeunobjetos. Est muy cerca de la uintroyeccins o de la uincorporacins que caracteriza el primer modo de relacin (de tipo oral) con la madre, lazo directo e inmediato donde el otro no se distingue claramente de l mismo. La identificacin aparece tambin como uno de los mecanismos resultantes del conflicto edpico; ante la amenaza de castracin, los revestimientos pulsionales sobre los padres ceden el sitio a las identificaciones. El nio, por ejemplo, quiere tomar el lugar de su padre cerca de su madre, su deseo est marcado por la ambivalencia ya que desea a la vez parecerse a su padre y suprimirlo; pero la amenaza de castracin lo lleva a renunciar a la madre como objeto sexual y a refonar su identificacin con el padre; as, y ms ampliamente, a una transformacin regresiva le sigue la identificacin que utoma el lugar de un apego libidinal a un objeto, y esto por introduccin del objeto en el "Yo" (moi)s. La uidentificacin puede tener lugar cada vez que una persona descubra un rasgo que le es comn con otra, sin que sta sea para l un objeto de deseo libidinalr (pg. 129). En este caso, es el ridculo y la simpata los que nacen de la identificacin. A partir de este mecanismo Freud explica -por ejemplo- la cohesin de un grupo, donde los miembros se identifican unos con otros a partir de un mismo vnculo con el lder o con un ideal comn. Las identificaciones estables con los padres, con las figuras de autoridad y con los ideales colectivos, son el origen de la formacin del Ideal del Yo (m00 y del Supery que constituyen una de las instancias estructurales de la personalidad y marcan la interiorizacin de lo social en la identidad personal.

LA R E L A C I ~ N INTERSUBJETIVA

69

s aborda la relacin intersubjetiva.

EL INTERACCIONISMO S I M B ~ U C ~ ~La intenubjetividad parecer ser albo que concierne a una psicolochica. No obstante, la psicologia social puede esclarecer ciertos ectos, mostrando que la colectividad no es ajena a la relacin m& &sima, pero tambibn que la interaccin est en el centro de todo b b m e n o sacial. G. R Mead, miembro eminente de la-rltscuela: de Qhicagar, fue uno de los primeros en desarrollar esta problemtica de fonna~cahemnte (1973). Aunque este punto de vista est6 mticua. d ~no es intil evocarlo ya que ejerci una influencia direo-. en , la. importante carxiente del ainteraccionismo simbcSlicor del que E. Go"nan es el ms conocido heredero. ..: 1. P r G. Mead e1 Si-mismo -la conciencia de si mismo- se aa ~anstituye progresivamente: ase desarrolla en un individuo determi. i d o como resultado de las relaciones que este ltimo mantiene con la totalidad de los procesos sociales y ic;on los individuos que all participan:, (1963, pg. 115). . El individua se experimenta a si misma como tali_no directamente:aino ~610, adoptando d punto de vista de 1 otros o del grupo iocial al cual pertenece. Se percibe c o m o . S ~ s ms~lament o coasiri~rhdose como objeto, tomando las .actitudes.delos demshaela l 9n el inprior de un contexto social donde estn toda8 atrapadas. La que permite a G, &ad afirmar que a81 $Si-misma, e..t;anto objeto para s, es esencialmnte una estructurasocid y ,gace.en.la e-perien:ia social* 11 ) 9.

parte. Por y en el lenguaje el indivdii~ toma concienoia de si mismo y se convierte en un Si-mismo.'Es esto lo que confiere a la comunicacin su importancia mayor. Es en el proceso de la comunicacin sscial donde se elabora la conciencia de si mismo y las diversas facatas .del Si-mismo reflejan divems aspectos del proceso social (y sobm todo la dienidad de los roles ;sociales].

2. Si la conciencia es un producto de la comunicacin, reconoce, pues, al lenguaje y al smbolo, que son sus fundamentos. Es lo que distingue a la sociedad humana de la animal; en esta ltima cada individuo reacciona directamente al estmulo que representa el comportamiento de los otros individuos. En la sociedad humana, la interaccin est mediatizada por los smbolos significativos: se pasa de la comunicacin por gestos* al lenguaje. No existe simplemente un lazo automtico entre el estmulo y la respuesta sino tambin la interiorizacin y anticipacin por el individuo de la conducta de los dems que lo llevan a regular su propia conducta; esta operacin es posible debido a que el smbolo supone revestir para los dems el mismo significado que para s mismo y porque en la conversacin interior, cada uno vuelve presentes a los dems en el desarrollo de su pensamiento. En razn de esta presencia, el individuo puede decidir conformarse a la comunidad o no: en esta experiencia el S-mismo se afirma conscientemente frente a los dems pero siempre en relacin a ellos. Lo hace, como sujeto, como Yo(m09 respondiendo a partir del conjunto de reacciones que los dems provocan en l (el Yo [moi]) actuando, por lo mismo, en la situacin. Otra estructura necesaria en la formulacin del Yo (moi) es el juego. En el juego el nio aprende a desempear roles, es decir, a tomar el lugar de otros individuos reales o imaginarios, y a reaccionar como ellos; aprende tambin a adaptarse a ellos en una conversacin donde ocupa sucesivamente su lugar (de ellos) y el suyo (propio). En el juego reglamentado, llega a ser capaz de asumir todos los roles que implica el juego y de mantenerlos en interaccin con los otros, interaccin regida por reglas (as en el juego del escondite puede ser el que busca o el que se esconde). El juego reglamentado, donde cada uno debe poder tener un rol cualquiera, lleva a la nocin de los otros generalizados, es decir, la posibilidad de situarse en la perspectiva del juego en su conjunto, del equipo. El S-mismo completo implica la percepcin del S-mismo como miembro de un equipo, de una comunidad: Es bajo la forma del otro generalizado como el proceso social afecta al comportamiento de los individuos que estn implicados o que lo realizan; es decir, que la comunidad ejerce un control sobre la conducta de sus miembros)) (pg. 132). Tal es el proceso, por tanto, por el cual a travs del lenguaje y el juego se construye la conciencia de s mismo y de los dems; en los dos casos, la capacidad de tomar el rol del otro se revela como esencial. Por esto el S-mismo aparece como un ajuste y una respuesta al otro y sobre todo al otro generalizado));un individuo posee una

LA RELACI~N H T E R S U B J ~ I

71

ue pertenece a una comunidad y porque asume las ta comunidad en su propia conducta: arLa estructure la que se construye el S-mismo es la reaecibn, comn en debe ser miembro de una comunidad para ser 8). Esto es tambin la que funda la posibilidad de a comunicacin intersubjetiva. El dilogo con el otro es posible a es un componente interiorizado de la concienubraya an el hecho de que si en la interaccin, lo &i l afecta al individuo (el ayo* [moi]), tambin &te acta sobre sa Lci social (como uYon De]). Su actitud influye en la de los otros y ~onsiguientemente modifica la posicin del grupo. h pues, el Si mismo es aun proceso donde el individuo se adapta anticipndose a la situacin de la que forma parte y reacciona continuamente sobre d l a ~ una especie de dialogo entre el @Yo,(je) y el aYon (m00 en @Ag. 155). Es lo que ocasiona que el proceso social este en continua qvolucin, pero es siempre preexistente al individuo conciente de s mismo en el que se desarrolla. La interaccin constituye el primer fenmeno donde las conciencias individuales no son ms que la rePoniendo el acento en la dimensin fundadora de la interaccin Lingstica, G, Mead surge como el precursor de una concepcin

4.

LAS RELACIONES AFINES

No se cerrar esta reflexin sobre la intersubjetividad sin abordar una de las dimensiones esenciales que la constituyen. La de la afectividad y las relaciones afines. Es aqu donde reside el resorte Fundamental de toda relacin donde existe una parte de la eleccin. n.de repi-esentacin (el la donde se maquilla, la oficina donde .un politico rso con sus consejeros...), donde se anteppnen los gr~cesorios~escnicos, donde se repite, donde se descansa y donde se puede despojar ,de su personaje. Se autorizan all comportamientos que el pblico no puede conocer, y que no se pueden tener ms que en-un lugar donde ste no es admitido. Si .la regin anterior corresponde efectivamente a un espacio pblic ~ la regin posterior no puede ser asimilada enteramente a un espa, d o privado por el simple hecho de que el pblico no tiene acceso, porque el actor no se encuentra necesariamente slo (o en compaflia ntima como en su familia o en su grupo de amigos); a menudo est en compaa de miembros de su aequipos con los que puede existir una (ciertafamihidad, pero que no es la de la vida privada: un abogado en el guardarropa del Palacio de Justicia, un maestro en la Sala de profesores, tendrn ante todo un tono y un comportamiento de rcolegan k n t e a sus compaeros. No obstante, una distincin existe entre las dos regiones segn su modo de apropiacin: la regin anterior es vivida como pblica y la regin posterior como semiprivada porque la intrusin del pblico es sentida all como molesta e incongmente (como la presencia de un cliente en la coclita de un restaurante). Algunos espacios pueden funcionar alternativamente como regiones anteriores o posteriores, como la oficina de un cargo superior en la que la calidad del material afirma su status, aunque puede conservar la botella de alcohol o el paraguas 'que puede necesitar. Igualmente en el intervalo entre dos representacionesl un mismo lugar puede pasar de un status a otro: es el caso de un restaurante o de unos almacenes antes de abrir o despus de cerrar. En cuanto al concepto de reservas del yo, ste constituye una extensin del de territorio. Denomina un espacio (fijo o mvil) o un campo de objeto en el que el ateniendo derecho. vigila y defiende la apropiacin y los limites (E. Goffinan, 1973, t. 2, cap. 2). Forman

84

SITUCIONES Y CdDIGllS SOCIALES

parte de las reservas, el espacio personal (el cual, como hemos vistol designa esta aburbujan que envuelve al individuo y donde toda peny tracin es a menudo sentida como molesta, fuente de desagrado); el lugar (ya sea estable -como el lugar ocupado.por cada uno alredei dor de la mesa familiar- o momentnea -como el espacio marcad6 por una toalla en la playa-...); el espacio til, reivindicado en funcin de una actividad (como el terreno escogido para jugar a 16s bolos y donde los jugadores esperan que quede libre en el tiempo : que dura la partida); los efectos personales (vestuario, bolso, toallaj cigarros, vaso) que constituyen una especie de prolongaoin del y6 (m00 y que los otros no pueden tocas o desplazar sin precaucin. Podemos extender tambibn el concepto de uresewan a. ese espacio metafdrico que es la intimidad de cada uno (sus pensamientos intei riores, sus sentimientos; sus relaciones afectivas, sus usecretoss, su vida privada) donde no se puede penetrar ms que con tacto y prudencia; o incluso la esfera de familiari'dad que instaura una conversacin entre dos o ms personas y en la cual un individuo exterior no puede inmiscuirse sin ser invitado o sin disculparse, Esta forma de territorialidad vara sensiblemente segn las cultura! los grupos sociales, el status de los individuos, la situacin y la personalidad (ya que las reservas del yo no son el orden de los datos objetivos sino de los fenmenos subjetivos, y su modo de apropiacin depende tanto de factores psicolgicos como de determinantes sociales). As, el espacio social apareci como un elemento clave de la interacei6n;-'fuertemente regulado por normas 'culturales, sociales, . psicolgick y anclado en la relacin intersubjetiva entre protagonistas. Constituye a la vez un determinante y una proyeccin simblicd de la relacin.2.LA ESTRUCTURACI~N DEL TIEMPO

El tiempo, como el espacio, aparece a la vez como un elemento natural y como una estructura simblica que pone ritmo en la vida individual y en la social. Existe en sociologa toda una tradicin que ha mostrado que si el tiempo fsico tiene una existencia uformalr, independiente, el individuo no puede percibirlo ms que a travs de la interpretacin y el filtro de las representaciones colectivas y de la actividad humana y social.'7. Esta tradici611 remonta a Henri Hubert, Marcel Rlauss y Ernile Durkheim y ha se sido seguida en Francia por Maurice Halbwachs y Georges Gurvitch.

EL MARCO

85

grque esta representacin del tiempo es una de las dimensiones ides de la relacin del hombre con su entorno y con sus antes. Marca profundamente sus ocupaciones, sus ritmos diasu futuro y su concepcin de l a vida. ra profundamente segn las pocas, las civilizaciones y los ociales; est fuertemente impregnada de conceptos culturactivos (segn el v-alor acordado al tiempo, la percepcin de o la intensidad s e g h la cual ha vivido, la escisin subjetiva en lleno, o atiempo muertos e t ~ . ) . ~ S estos conceptos se encuentran en la interaccin que se e siempre en una dimensin temporal, dimensibn que, de es un proceso dinmico con un antes y un dspiis, un o y un final, un pasado y un futuro, una fecha, una hora, m e se pueden plantear sobre la forma en que la la interaccin son numerosas. e s~tuan varios niveles: en -Cmo las diferentes culturas conciben el tiempo, cmo 10 valoran, cmo le dan ritmo y cmo a partir de e s t a elementos, organizan y estructuran los encuentros interpdrsonales? -Cmo las sociedades y los grupos sociales, fragmentan y c m c terizan el aempleo del tiempo,?; (cmo la multiplicidad de cuadros temporales influye distintamente en las relaciones y en las comunb caciones?; qu normas aporta a la interaccin segn la diversidad de situaciones y de experiencias sociales? -Cmo, en fin, el tiempo es vivido a un nivel psicolgico e intersubjetivo?; cmo diferefites modos relacionales pueden ser analizados en la forma de ocupar el, tiempo?'

.

1. Tiempo y culturas

Cada cultura comporta una representacin del tiempo, representacin elaborada a partir de modos de produccin, de prcticas cotidianas, de estilos de vida, pero tambin de valores y tradiciones heredadas del pasad^.^ Estas representaciones ofrecen mltiples va8. Para una presentacin del trabajo sobre el tiempo social, vase Gilles Provonost ?(1983) como los nmeros de Cahiers infernationauxde sociologie (1979) y la Revue asi internationale des sciences sociales (1986) que llevan ambos el ttulo de Ternps et So9. Vase sobre este tema Les cultures et le temps (1975).

SITUACIONES Y CDXGOS SOCIALES

riaciopes segn las con~arcas regiones y las &pocas,y, a su vez o orientan la f ~ m en que viven los hombres y perciben la duracin a la marcha del tiempo, los ritmos diarios,~ estacionales, la existencib y la historia. I Se puede asf distinguir una concepcin cclica del tiempo, como el eterno retorn~,ms propia de las culturas tradicionales; un3 concepcin lineal e irreversible a la manera del huir de las ho& (concepcin marcada por la visin judeo-cristiana de un t i e m p ~ vectorizado de la creacin a la redencin, proyectado hacia una realizacin futura]; o una concepcin del tiempo en espiral mezclando el retorno cclico y la progresin lineal. Se trata de grandes Qguras mticas que encuentran una traduccin en la forma en qud los individuos perciben los ritmos cotidianosy en que interactan, 7 Se pueden tomar estas representaciones implcitas a travbs dla ciertas expresiones lingsticas corrientes: ano. .existe nada nuevo bajo el soln, acada cosa a su tiempo*, #perder el tiempo,, se1 t i e m p ~ es oron, etc... E. T. Hall.propone otro.tipo de clasificacin siguiendo el modo de estmcturacibn de las actividades diarias. Opone las culturas monw. cronas en las .que los individuos acompartimentan el tiempo, lo dividen en, funcibn de. la variedad de las tareas a ,realizar, y se dasorientan si deben ejecutar demasiadas tareas simultneas%(soni por ejemplo, los de Europa del Norte o de los EE.UU.) a las culturas policronas (como las mediteri-neas) donde los individuos utienen, al contrario, tendencia a realizar varias operaciones a la vez, como los malabaristasn (197 1, pg. 212). Los primeros dividen su tiempo en fases aactivasn (valorizadas) y adurmientesn; para los segundos, estar sentado puede ser una actividad. Esta oposicin encuentra equiparacien en las diferentes concepciones del espacio: los monocronos, distantes, compartimentan su actividad tanto en el espacio como en el tiempo; los policronos, ' Svidos de contacto, lo concentran todo en un nico lugar. El urbanismo es el smbolo: es la plaza espaola donde se pasea y se alterna fkeqte a.)a Main Street americana que se atraviesa a grandes pasos, * Todas estas concepciones tienen un impacto en las relaciones inter: personale,.sobre el lugar que le es consagrada en las actividades diarias, sobre su ritmo y su duracin, sobre su periodicidad... Se puede tomar como ejemplo el concepto de una cita y de puntualidad. Cada cultura comporta unas reglas sobre el plazo necesario para fijar su encuentro, sobre la hora conveniente; sobre sd duracin aproximada. En las culturas industriales se puede fijar un.3 cita hasta con varios meses de antelaci6n, mientras que en otras,

EL MARCO

87

sentido. En Amrica del ca una excusa y ms de En Amrica del Sur esto no merece la pena mencio, las cuestiones importantiempo de conversacin ra que sean tratadas de entrada (Hall, 1971)) etc.2. Los tiempos sociales

El tiempo de la interaccin social no lleva solamente la marca de las diferentes culturas; vara tambin en el interior de cada sociedad segn las clases, los jgupos, las edades, los sexos y los medios de vida (el tiempo relaciona1 no es vivido de la misma forma en la ciudad o en el campo, entre los activos o los parados, los jvenes o las personas de la tercera edad, el ama de casa o la asalariada...). Una de las caractersticas fundamentales de las sociedades modernas es que presentan una fragmentacin rgida del tiempo social (tiempo de trabajo, familiar, libre...); han multiplicado los marcos temporales, cada uno tiene su ritmo, su propio significado y su propio modo de sociabilidad. El tiempo de trabajo se convierte en el tiempo dominante, alrededor del cual se estructura el empleo del tiempo (para los jvenes es el tiempo de estudio y formacin). Las instituciones son un factor importante en esta estructuracin del tiempo. La escuela, por ejemplo, genera el ritmo de los nios en el dfa y adems define alos pasos, de una clase a otra (maternal, primero, segundo...) Impone tambin los fuertes limites en el trabajo y las vacaciones de toda la familia e incluso de todo el mundo econmico (estaciones tursticas, cierre de empresas y de ciertos servicios...). Las relaciones cotidianas tienden a dividirse en relaciones de trabajo (las del da) y familiares (por la noche). Las relaciones afines, de amistad o familiares extensas son trasladadas al fin de semana; la tarde o incluso la noche es el tiempo privilegiado para las interacciones festivas, amistosas o erticas (ligadas a la cena en comn, a las salidas y a la bebida). En contraste con el tiempo y las relaciones de trabajo sooialrnente limitadas, el atiempo libres se convierte en un valor fuertemente codiciado (no obstante, el tiempo libre del paro o la jubilacin pueden convertirse en un tiempo vaco o socialmente muerto). Las vacaciones, a menudo, son la ocasin de reencuentros sociales,

88

1SITUACIONES Y C ~ D I G O S SOCIALES

1 I

1

l

culturales o afines en una forma diferente de la habitual y de nuevas concepciones de la interaccin social (viajes organizados, vacaciones colectivas, estancias asociando actividades y ocios, etc.). En el tiempo libre, el impacto de los mass media aparece tambin como ms importante y transforma las formas de sociabilidad. La televisin mediatiza, a menudo, las relaciones interpersonales; mi- , rarla en comn tiende a reemplazar los intercambios familiares, la copa tomada en el bar con los amigos o las salidas colectivas de losf jvenes.3. Los tiempos psicolgicos

e

S

,

Se ha indicado ya que el tiempo constituye a la vez un factor objetivo (realidad fsica, biolgica y social) y una vivencia subjetiva: se experimenta en la interioridad ms que constatada, sentido ms que medido. No obstante, el tiempo psicolgico presenta dos modalidades muy diferentes: por una parte, existe el tiempo de los procesos secundarios (tiempo socializado, objeto de un manejo consciente) y el tiempo de los procesos primarios (que se escapa a la lgica de la cronologa para doblegarse a los mecanismos inconscientes). Uno y otro intervienen de forma diferente en la interaccin social. ..

'

m

1

a) La estmcturacin interaccional socializada resiste varias formas de las que E. Berne (1975) intent definir una tipologa. Ve, en la base de las relaciones interpersonales, dos motivaciones esenciales: el apetito de estmulos y la demanda de reconocimiento. Uno de los problemas vitales del hombre es estructurar su tiempo y uprogramar>, sus relaciones con los dems de manera que satisfaga las motivaciones y evite la soledad, la angustia y el aburrimiento. Existe una forma de programacin que se le puede llamar uinstrumental y que est orientada hacia actividades transformadoras de la realidad exterior para responder a las necesidades biolgicas y sociales (alimentarse, vestirse, cobijarse...), implica, a menudo, relaciones sociales (particularmente las relaciones de trabajo), pero no es su principal finalidad. No obstante, Berne se interesa en un principio por la uprogramacin social, cuyo fin es la estructuracin de los intercambios interpersonales. ' Las formas ms simples son los urituales, y los upasatiempos>~. Los rituales estn constituidos por una serie de simples transaccio-

C

S

nes complementarias, programadas por fuenas sociales externas* (Berne 1975, pdg. 38); sirven para favorecer el contacto social. Se les llaman ainformaless cuando (como las ovaciones y los saludos) admiten ciertas variaciones, y aformaless (como la misa) cuando el desarrollo de sus secuencias es ms rgida. Todas son aprendidas, estereotipadas y previsibles a la vista de la primera transaccin (resultan de convenciones sociales y tradicionales y revelan una programacin aparental~). Los pasatiempos. estn formados por atransacciones complemenalrededor de un nico ncleo tarias ritualizadas a medias, dispuestas) material y cuyo fin principal.consiste en estructurar un cierto lapso de tiempos (pg. 43). Presentan una cierta ventaja existencial en la medida en que fuera del hecho de ocupar el tiempo en compaa de los demh, permiten la oportunidad de procurarse mutuamente muestras de reconocimiento; permiten a cada uno confirmarse en su imagen y estabilizar su posicin en la interaccin social, Toman la forma de lo que se llama habitualmente conversacin y constituyen ya sea un preludio de una actividad instrumental (los chismorreos que preceden a una reunin de trabajo), ya sea un fin en s mismo y una especie de acerernonia~ social (encuentros de amigos, 'las aveladas,, asalidas,, los ccteles...). . Berne distingue finalmente una aprogramacin individual, cuya finalidad es espeefficamente psicolgica (y busca obtener de las relaciones con los otros satisfacciones pulsionales o narcisistas). Las dos formas esenciales son los juegos y la intimidad. Como lo hemos visto anteriormente, Berne designa por juego una serie de transacciones ocultas en las que el jugador persigue una ganancia psicolgica o simblica a expensas de sus compafieros. Los juegos aportan una estructuraciSn del tiempo y de la relacin que implica ms que los rituales y los pasatiempos; igualmente si~en para seleccionar a los acompae ros^; se escoge a menudo como interlocutores, asociados, o amigos, a personas que juegan al mismo juego que uno. Tambin son un sucedneo de la intimidad. Porque la relacin intima es la respuesta ms satisiktoria a la estructuracin del tiempo, al apetito de estmulos y a la demanda de reconocimiento. Puede llevar a las ganancias psicolgicas ms positivas y enriquecedora^.'^ Pero para acceder a eUa se requiere que sean suprimidos ciertos mecanismos de defensa que obstaculizan una comunicacin autntica y espontnea.10. Berne indica que los juegos pueden contaminar una relacin ntima, y descnbe toda una serie de #juegos conyugal es^.

90

SITUACIONES Y CDIGOS SOCIALES

b) El ejemplo de los juegos muestra que la relacin social est; marcada por procesos inconscientes, procesos que el psicoanlisis a puesto de relieve (y que se manifiestan sobre todo en la identificacin, la repeticin y la transferencia). As pues, al lado del tiempo social, cronolgico, tejido por la cultura y manipulado por los individuos, existe otro ms intangible, ms indecible, que tiene sus propias caractersticas, sus propios ritmos y su propia lgica: es el tiempo del inconsciente; escapa a la linealidad, est marcado por la pulsin y la repeticin y se aparece en el sueo, el sntoma o la transferencia; tiempo cclico donde retornan los antiguos mitos, las figuras originarias, la bsqueda del objeto perdido y donde los mismos esquemas relacionales y las mismas escenas juegan constantemente a travks de la variedad de situaciones y del paso del tiempo biolgico y social. Es un tiempo . reversible donde se mezclan pasado y presente sin preocuparse de la cronologa (es el nio que fui y que vive siempre en m, que reacciona inconscientemente ante una determinada relacibn presente). As pues, ya sea tiempo del incosciente que nos domina y se nos escapa a la vez, el tiempo del encuentro con el que se juega y se intenta domesticar el tiempo social que da ritmo a nuestra vida, o el tiempo cultural y simblico que teje nuestras representaciones y percepciones, el tiempo est impregnado de valores y de sentidos v constituye, como el espacio, una dimensin esencial de la comuni cacin; es este alenguaje silencioson del que E. T. Hall deca: aEl tiempo habla. Habla ms llanamente que las palabras, (1966, pg. 21).

Capitulo 2LA INSTITUCION

h s

En el lenguaje corriente la institucin designa un organismo que tiene una estructura estable, que obedece a ciertas reglas de funcionamiento y persigue ciertas funciones sociales (se habla de instituviones polticas, econmicas o escolares..:). En un sentido ms amplio, las ciencias humanas ven en la institucin una forma fundamental de organizacin social, definida como un conjunto rstructurado de valores, de normas, de roles, de formas de conducta y de relacin (la familia, la educacin, la religin, las formas de alimentacin son, por tanto, instituciones).' En este sentido, cada cultura aparece como un sistema ms o menos coherente de instituciones que organizan y regulan diferentes aspectos de la vida social. Es decir, que no existe relacin social que no se inscriba en un cierto contexto institucional: este contexto no es solamente un marco donde la interaccin tiene lugar; es esencialmente una matriz que aporta a la relacin un cdigo, representaciones, normas de roles y rituales que permiten la relacin y le dan sus caractersticas signifi-

Por eso un anlisis de la interaccin social quedara muy parcial si se limitase al nivel de la comunicacin inmediata, si no se considerara como un fenmeno institucional. Si se trata, pues, de estudiar la manera en la que la institucin influye en las relaciones interpersonales, destacaremos como ejemplo, la organizacin, que constituye a la vez una forma estructu-

1. Para el concepto de institucin, vease G. Lapassade (1974).

SITUACIONES Y C ~ D I G O S SOCIALES

rada y estable de institucin y el marco en el que se desarrollan u 1 gran parte de las interacciones sociales cotidianas (profesionalc educativas, asociativas, polticas, etc.).* Se acuerda generalmente considerar la organizacin como sistema que hace interactuar diferentes elementos (individuo grupos, servicios, tecnologas ...) y que realiza distintas funcion (informativas, productoras, administrativas, tcnicas, comerci les...) obecediendo a ciertas reglas. Es un sistema #abiertoen t b medida en que est e n r W w n e n t e de h entorno. A partir de esta amplia definicin, los intereses y los puntos de: vista divergen. La aproximacin de inspiracin marxista ha visto en la organizacin un sistema de prohibiciones, lugar de actualizacin de relaciones de produccin y de relaciones sociales de dominacin, Otras se ven obligadas a mostrar la estrecha interdependencia en los componentes sociales y los componentes tcnicos de la organizacin;cuya eficiencia depende de la sinergia entre estos dos polos (& la visin d e una organizacin como asistema sociotcnico*). Otrasi en una perspectiva sistmica, se refieren al modelo ciberntico par& analizar el funcionamiento de la organizacin en tkrminos de infor? macin, comunicacin, interrelaciones, retroacciones. Otras, a part tir de un anlisis de tipo estratgico, se centran en el actor, estudian?. do sus modos de comportamiento, sus mrgenes de iniciativa y de , libertad en el interior de las limitaciones institucionales. - A la luz de estas diferentes aproximaciones se estudiarn las modalidades segn las cuales el contexto organizacional marca las relaciones sociales que instaura, y esto desde tres ngulos: .-El de la comunicacin, de su forma, de su contenido y de sus ca- : nales. -El de .los interactuantes, de sus roles y de sus status. -El de las estrategias y relaciones de poder que laten en las interacciones.-------------

l . L COMUNICACIN EN LA ORGANIZACI~N A

La organizacin se refiere a la vez a la forma y al contenido de los mensajes y a la forma en que circuIan.2. Se abordar otros tipos de institucin estudiando sobre todo los rituaies de la interaccin (en el capiailo siguiente) y la familia (en el captulo 3 de la tercera parte).

+

,, ,l. La forma de las comunicaciones en la organizacin comporta,dos caracteres especficos: !Por un lado, la mayor parte de los mensajes concernientes al servicio estn codificadospor los usos, se trate de una entrevista, una QQ,W de servicio, una convocatoria, una solicitud de informacin... : l a sitilizacin del tono, estilo, vocabulario, usos de periodicidad, etc... Por otra parte, las caractersticas de los intercambios dependen en gran medida del status de los interactuantes (la organizacin es un universo jerarquizado en el que cada individuo est en gran parte representado por su status). La comunicacin jerrquica es fundamentalmente asimtrica: un jefe puede llamar a su secretaria por su nombre, lo contrario es raro. Adems, el aspecto limitado de la comunicacin entre superior y subordinado puede w r voluntario por las dos partes: el primero no quiere arriesgarse a perder su prestigio y el segundo, a ser desaprobado. De hecho, las representaciones que se hacen el uno del otro iesempean un papel importante en la naturaleza de su comunica:in (si un superior no estuviera considerado como un juez, si un subordinado no se viera como un ser Msamente sumiso arriesgndose a obtener provecho de toda debilidad o buscando la admiracin y adhesin, los riesgos seran menores).' 2. El contenido de las comunicaciones est influenciado por la institucin en la medida en que ella mediatiza las relaciones entre los individuos (y no las afinidades electivas). Se habla de forma natural de la tarea, de otros miembros de la organizacin (los colegas, superiores jerrquicos, subordinados y clientes o usuarios...) y de actividades ligadas a los roles y funciones. No obstante, la proximidad casi diaria de los colegas puede hacer que se tenga con ellos conversaciones de orden ms o menos amistoso que podran ser mantenidas fuera (actividades extraprofesionales, noticias familiares, problemas personales, hobbys...). Sin embargo, incluso en este caso, su ritmo se rompe por la organizacin en la medida en que el tiempo de ocio es o bien un tiempo previsto como tal (la pausa de la comida, el recreo), o bien un tiempo arobados y que es por tanto susceptible de sei-constantemente interrumpido por la tarea o por la autoridad (es la situacin de los estudiantes que intercambian algunas palabras rpidas mientras el profesor escribe en la pizarra y que

.:

"

..

.

3. As, G o h a n (1968) vea-en las representaciones recprocas de los enfermos mentales y del personal cuidador un obstculo esencial a su comunicacin.

94

SITUACIONES Y C ~ D I G O SOCIALES S

interrumpen inocentemente cuando se gira; o las conversacion que mantienen las mecangrafas cuando el jefe se ha ido...). 3. La manera en que circulan los mensajes est inducida por 1 redes de comunicacin.

comunicaciones efectivas. A nivel formal, la circulacin de los mensajes est dirigida por lo$ .pasos obligados, y los upasos prohibidos (o barreras). Los primeros pueden tener como objetivo facilitar la circulacin de los mensajM evitando las dificultades y las paradas intiles. El concepto de usegregii cin adaptativas de E. Jacques (1972) muestra que a veces se hace seguir a los individuos y a las informaciones un camino complejo coh el fin de una mayor eficacia: si est prohibida al pblico la oficina del . jefe de servicio es porque ste perder tiempo; ya que el jefe no tiene. generalmente conocimiento de los informes y sera he~esari0 reenviar! a los clientes al servicio competente. Lo que es aparentemente una' barrera se recoge, de hecho, en el aniisis, como un paso. Pero las barreras reales existen igualmente bajo la accin d e una #segregacin inadaptada~(siempre segn E. Jacques) que corres:. ponde a una actitud defensiva de los individuos o grupos que los lleva a aislarse de otros para protegerse. As es, como los directores de un establecimiento o servicio hacen preceder, a menudo, el acceso a su despacho, por los del secretariado, a fin de no estar , nunca en contacto inmediato con los solicitantes, los demandantes, los visitantes imprevistos. A nivel informal, las informaciones circulan ms libremente sin que la organizacin pueda tener sobre ellas un control real y segn las redes no oficiales: es lo que a veces se llama aradio macuto. Esta red paralela no es, sin embargo, totalmente independiente de la estructura formal en la medida en que representa, a menudo, un desvo, o se aade para paliar las carencias; as, en ciertas organizaciones burocrticas, el peso de la jerarqua y la estrecha y estricta definicin de funciones pueden llevar a un informe a estancarse durante meses, mientras que un simple intercambio telefnico entre dos secretarias influidas por un cliente impaciente puede resolver la gestin en algunos das.'

1

11

LA INSTITUCI~N

95

breve constatacin muestra que el contexto institucional es un teln de fondo neutro en un proceso de comunicaino que forma parte intrnsecamente de l.TATUS Y ROLES- organizacin estructura las posiciones d e los individuos en ih con los otros, posiciones definidas en t6rminos de status indica el lugar de un individuo en una estructura jerrquica) y

-

El rol, expresin dinmica del status, aparece como un conjun. o&anizado de conductas; pero no tiene sentido,. como se,ala Maisonneuve [1973), ms que si se actualiza en una relacin ncreta; ya que el ejercicio del rol no es solitario (no se es p d r e ms que en la relaci6n que se mantiene con el hijo o profesor en la w se mantiene con los estudiantes). El rol se inscribe, pues, en una g .elacibn y es este aspecto el que ha sido sealado por diferentes qutores. Asi, para G. Mead (1963), el rol es la actitud que adopta un individuo en una relacin interpemnal, actitud que es a la vez una respuesta a la actitud de los otros y un estmulo que busca influenciarlo; se trata de un proceso intersubjetivo ya que e el significado s atribuido al comportamiento, la interpretacin que el sujeto hace, que, ms que el comportamiento mismo, funciona como estimulo. Parsons (1952) no lo considera como una relacin entre yo y los dems sino entre dos. actores que se sitan idnticamente como actores; el rol se convierte en lo que define la participacicin de un actor, en un proceso de intera~cin.~ posible igualmente ver a Es las organizaciones como sistemas de roles en interaccin y considerar las relaciones institucionales en trminos de roles, de expectativas de roles, y conflictos de roles,1. As, en las organizaciones, es tanto por s e roles comlp'por,sus status como se caracterizan 1 diferentes agentes. Para R. Blake y J. ~ o u t o n (1972), el emanagei-m es d&en que no es& definido solamente por una posicin jerrquica, sino por el rol qe desempea en el seno de la organhci6n (es el que ordena, motiva, innova y forma a sus subordinados con el fin de alcanzar un mejor rendimiento y favorecer,una mejor parti&,~paci6v). La posicin que los agentes teman unos en relacin con otros y4. Para precisar ms las diferentes teoras del rol, su descnpcih y su alcance, puede consultarse a A. M. Rocheblave-Spenlb (1969).

SITUACIONES Y CDIGOS SOCIALES

nientes a un nivel ms elevado que el suyo. El rol parece, pues, una especie de modelo interiorizado d8 actitudes y conductas que permiten al individuo orientarse en SI.& relaciones con los otros y con su e n t ~ r n o Por eso Parsons lo .~ describe representando uel sector organizado de la orientacin de uq actor que constituye y define su participacin en un proceso dk interaccin~(1952, pg. 23). 2. El rol tierie una dimensin interactiva esencial e instaura una: relacin dinmica donde ~expectativan respuesta*se complemeny tan recprocamente. Por un lado, el rol del actor est hecho por el conjunto de actitudes y comportamientos esperados por sus com, paeros en una situacin determinada; por otro lado, aparece como una respuesta a estas expectativas. Los dos aspectos se uinter. penetran* en un proceso dinmico de ajuste mutuo entre los actore5 en relacin. Las expectativas de los roles provienen a la vez del actor mismc (segn la forma como lo concibe), de sus compaeros (un subordi, nado espera, por ejemplo, que su superior le dirija, aconseje c pregunte su punto de vista; el superior que le obedezca, le pregunte o respalde) y de las limitaciones de la organizacin que define el rol por la lgica de las funciones que ocupa en el interior del sistem institucional.

Es lo que lleva a Sarbin (1954) a distinguir tres niveles en el rol: 1s. percepcin del rol que pennite identificar al compaero en la situacin y en relacin a s mismo; la expectativa del rol que se ancla en el ro5. Es necesario sealar que el rol como concepto es un modelo construido; en 1; interaccin, el rol se deduce de los comportamientos del actor a travs de un proceso de percepcin y de interpretacin, en funcin de normas referenciales, como lo indica A. Cicourel: .El rol de cada participante no puede ser ms que deducido, nc puede conocerse directamente; el comportamiento del rol es siempre hipottico y st encuentra siempre puesto a prueba en el curso de la interaccin~(1979, pg. 34)

--

LA INSTITUCION

97

.

prescrito y da lugar a que se esperen actos concretos que del rol se deban derivar (como el paciente que espera que el mdico le pregunte, le examine y le d una receta); y la accin,parte manifiesta y comportamental del rol propio del actor (que verifica o rechaza las expectativas del compaero). No obstante, la problemtica de la expectativa del rol no ser completa si se elude la parte intersubjetiva que comporta los roles vividos; porque el rol es a la vez un modelo social exterior al individuo y una expresin singular, propia de la personalidad de cada individuo (como un mismo papel en el teatro ser interpretado de forma diferente segn el actor). Este doble punto de vista remite a la distincin entre personaje y persona. El personaje constituye una especie de compromiso entre el rol prescrito y la espontaneidad del sujeto; segn J. Maisonneuve, comporta varios aspectos: el personaje como rol estereotipado (el deber sera), como mscara (el parecer), como refugio (mecanismo de defensa) y como ideal personal (el querer ser*) (1973, pg. 77). No obstante, la interaccin de los roles implica una complementariedad y un ajuste mutuo. Pero esto no es as siempre en la prctica, lo que coristituye una de las posibles fuentes de conflicto. 3. Los conflictos de roles tienen, an con mayor frecuencia, diferentes causas: causas intrapsquicas (cuando se quiere asumir simultneamente dos roles incompatibles como el del padre-portador-dela-ley y el del padre-compaero-a-quien-se-le-confa-todo) y causas interpersonales debidas a dificultades de ajuste mutuo a nivel de conductas y de expectativas. Esto puede provenir de una ambigedad en la percepcin del rol cuyos signos externos no estn bien definidos y de que la pareja se represente de forma poco clara; experimenta entonces algunas dificultades para acomodar su propia conducta en complementariedad. El conflicto atae tambin a la complejidad de la relacin que se establece entre la accin en e1 rol, y otros aspectos de la personalidad: Aunque, tericamente, la interaccin puede ser definida como un encuentro entre dos roles, las relaciones intersubjetivas reales se presentan como un fenmeno infinitamente ms complejo. Incluso si la situacin est centrada en una interaccin entre dos roles determinados, cada uno de los participantes lleva con l una multitud de roles que, aunque latentes en un momento dado, forman el fondo sobre el que se destaca el rol representado actualmente y que le confiere su imagen particular (Rocheblave-Spenl, 1969, pg. 334). Las instituciones raramente suponen roles unidimensionales;

98

SITUACIONES Y C~DIGOS SOCIALES

cada rol presenta a menudo varias facetas o subroles basadas eq normas diferentes. Hay all un germen de ambivalencia y conflicto. *. A partir de la ambivalencia del rol de los profesores, R. Boudoq (1979) ha interpretado, por ejemplo, una de las dimensiones de las: crisis de las universidades americanas. En efecto, este rol implica tres subroles: el de enseante, el de investigador, y el de modelo que dihnde los valores caractensticos de la profesin. Porque cuanto ms prestigiosas son las universidades, ms contratan eminentes profesores y esperan que manifiesten su notoriedad. La lgica del sistema incita a los profesores a privilegiar sus roles de investigador y de modelo en detrimento del de enseante. Los estudiantes, sintindose abandona, dos, protestan; por eso la revuelta estudiantil ha sido ms violenta eri las universidades con prestigio que en las otras, cuando paradjicamente fue en aqullas donde se hizo ms esfueno para dar a los estudiantes los profesores mejores. La crisis viene de la incompatibilidad entre las expectativas de los estudiantes y las exigencias de la organizacin (aiiadindose adems las ambiciones de los profesores, que encuentran generalmente muchos ms abeneficios secundariosn en su prestigio de investigador que en el de enseante). As, el concepto de rol no toma todo su sentido ms que si se le sita en una perspectiva interaccional. No designa un atributo indivi dual sino un hecho relaciona1 donde los comportamientos de un actor no se comprenden ms que en las relaciones que le unen a 105 comportamientos de los dems,que estn en contacto con l, en el seno de un contexto determinado. En efecto, el significado de los roles depende de su relacin complementaria pero tambin del contexto en el cual se inscriben, de la aobran que los organiza (a la vez marco e intriga, decoracin y e s c e n h o que implican una cierta se temporalidad de actos y escenas): UNO dice an nada cuando se dice que los individuos aprenden o asumen "roles sociales", que son inducidos, conducidos, condicionados a desempearlos. No habr roles si no existe obra; cmo exictiran roles si su conjunto no forma una obra?^ (C. Castoriadis, 1975, pg. 489). Esta perspectiva lleva a interrogarse sobre la forma en que cada actor interpreta su rol y por consiguiente sobre alas estrategias* que orientan sus comportamientos.

3. ANALISIS ESTRAT~GICOSEl comportamiento estratgico consiste idealmente (si se refiere a la teora de los juegos) en obtener el mximo de beneficios con el

LA INSTITUCI~N

99

las normas que fija la estructura institucional. Dos concepciones pugnan por explicar esta dinmica: una pone el acento en el rol que determina las reglas organizacionales; la otra, en los mrgenes de libertad e iniciativa que los actores pueden tener en el interior del :ontexto institucional.l. Influencia y regulaciones institucionales

En las organizaciones umodernasn, como las grandes empresas, : conjunto de relaciones (con los colegas, la jerarqua, proveedores, 1 :lientes) est regido por un sistema de reglas. Este sistema es ms impositivo que dinmico, autorregulado y fundado en la adhesin. Es sta la hiptesis que desarrolla el estudio de Pagks, Bonetti de Gaulejac y Descendre sobre una multinacional rebautizada como TLTX (1979). En esta empresa, annima y gigantesca pero al mismo tiempo protectora y maternal, el acento est puesto en el individuo y No el xito individualS6 obstante, uel conjunto del campo de actividad de cada individuo est codificado por el sistema de reglas, as como su campo relacional, (M. Pagb y col., 1979, pg. 50). La organizacin se presenta as como ugobierno por reglas, que se opone a un ccgobierno por rdenes, y se pasa ude la obediencia a un jefe a la adhesin a una lgicas (pg. 5 1). No obstante, lo que distingue este modo de funcionamiento de la burocracia es que el sistema es rdinmicon y no estticos: las reglas estn impuestas pero operan con una cierta flexibilidad en la medida en que en contacto con la realidad, pueden moverse y adaptarse; est autorregulado porque se de tiene siempre la opo~unidad volver sobre una regla en funcin de los efectos que genera; en fin, repasa en la adhesin y se apoya en ciertas motivaciones y aspiraciones de los individuos. Aparentemente la estructura.les deja la posibilidad de elaborar estrategias que respondan a sus intereses y autoricen una interpretacin flexible de

6. aEl individuo se identifica con un conjunto y no con una unidad; los cambios frecuentes, el sistema de reglas, su control, la primaca del triunfo individual, la prevencin de reivindicaciones colectivas impiden la formacin de subgrupos dando una posibilidad de referencia diferente de la de la entidad TLTX.Esta ausencia de referencia aminora la posibilidad de criticar las finalidades del conjunto, (M. Pagks, 1979, pg. 136).

SITUACIONES Y C ~ D I G O SOCIALES S

las reglas, pero, al mismo tiempo, estas estrategias son coherente5 con el sistema de valores de organizacin (competitividad,producti, vidad, dinamismo) y sirven a sus finalidades: *Eljuego con las regla refuerza el respeto a la regla del juego, (pg. 61). En TLTX,las relaciones son joviales y relajadas (todo el mundo se tutea) pero no excluye las relaciones de competencia y poder. Lo: individuos son incitados a la vez a la solidaridad y la rivalidad, cads uno vive en una tensin continua hacia el futuro ya que slo el xitc y la promocin estn valorizados. aAl poder se le hace funciona corriendo tras l., Sobre la marcha se aplican los mecanismos de control, de integracin y de reproduccin no solamente a los demi sino principalmente a s mismo. Intentando adquirir el poder, se hace que funcionen todos los procesos que ponen en accin concre tamente las relaciones de dominio (1979, pg. 155). No obstante existe una cierta despersonalizacin de las relaciones de poder siendo cada una el sujeto de su propia sumisin. La influencia de la organizacinl7 su carcter insidiosamente limitador, se traduce en una adhesin ideolgica que prescribe unr estrategia nica para todo el mundo, si bien autoriza una grar variedad del estilo, deja poco margen de maniobra. Para evolucionai dentro de la organizacin es necesario estar conforme con su siste ma de valores; ganan los que han interiorizado mejor la ideologa los que se adaptan mejor a la complejidad de sus circuitos relaciona les e informacionales. Este ejemplo pone de relieve el modelado recproco de las estruc turas sociales y relaciones psicolgicas; subraya la estrecha articula cin entre la ideologa, las regulaciones institucionales y las estrategias. Esta articulacin se encuentra ilustrada y explorada en otra!investigaciones psicolgicas como las de, por ejemplo, J. P. De conchy sobre la ortodoxia (1971). Este ha intentado comprender, 2 partir del estudio de instituciones religiosas, los mecanismos sistemticos que operan entre un cuerpo de creencias y las representa ciones ideolgicas, la institucin que les regula los comportamiento: de los agentes. Muestra cmo el mecanismo de control puesto er7. *El concepto de influencia reposa en la hiptesis de que a un nivel determinado de la vida social se observa un lazo de refueno mutuo entre tres procesos: - Un proceso poltico de dominio (...) - Un proceso inconsciente de fantasmatizacin y de separaci6n de las relaciones dominantes-dominados. Un proceso de inhibicin en los intercambios corporales y emocionales entre dominantes y dominados* (M. PagBs, 1983, pg. 503).

-

LA INSTITUCI~N

101

or la institucin tiene una funcin constitutiva y asume un en la supervivencia de la ideologa y en las relaciocia de los individuos a la institucin; autoriza toda dinmlca interactiva entre el aparato del poder y de las minoras es llamando a una reactivacin de los valores originales la doctrina; esta dinmica est cerca de la estudiada por scovici en ciertas formas de estrategias minoritarias (Moscovici, Una de las hiptesis verificada por Deconchy es que cien un a ortodoxo, la fragilidad relacional de la informacin se comnsa por el vigor de la regulacinn, al mismo tiempo, la regulacin a pertenencia y las actitudes que surgen (dogmticas o.liberales) prioritarias al contenido de las creencias. Claro que las institueJones ortodoxas constituyen un caso extremo, pero permiten sacar a la luz ciertos mecanismos que existen de forma ms o menos dcentuada en otros contextos institucionales.,

.

2. E1 anlisis estratgico

El punto de vista estratgico, desarrollado particularmente por Michel Crmier, .destaca el margen de libertad que tiene siempre un actor, sea cual fuere la imposicin del contexto organizacional lal cual est sometido.. *El actor no existe fuera del sistema que define su libertad y la racionalidad que puede utilizar en su accin. Pero el sistema slo existe para el actor, que nicamente l puede cargar con l y darle vida y que slo l puede cambian (Croizer y Friedberg, 1977, pg. 9). Las estrategias interactivas resultan de esta dialctica; se inscriben en el marco de ujuegos estructura dos^ por la organizacin de forma ms o menos dtrbil, ms o menos formalizada y donde las reglas autorizan mltiples estrategias. El movimiento de reglas no es suficiente para dar cuenta del juego; es necesaria tambin la observacin de las conductas de los aEn lugar de considerar los comportamientos imprevistos como excepciohes, jno es ms fructfero utilizarlos como puntos de partida parsi comprender los lmites y el significado real de los limites y condicionamientos?n (1977, pg. 38). El concepto de estrategia no significa necesariamente un clculo relacional y consciente: el compo-iento de un actor no est siempre reflejado ya que raramente tiene objetivos claros y proyectos coherentes. La observacin muestra, no obstante, que no existe un comportamiento irracional o inmotivado: *Detrs del humor y las reacciones

;

102

SITUACIONES Y CdD1GOS SOCIALES

afectivas que ordenan este comportamiento da a da, en efecto, es posible paia el analista descubrir regularidades que slo tienen sentido en relacin a una estrategia. Esto no es otra cosa que el fundamento inducido ex post de las regularidades del comportamiento observa- do empricamente, (1977, pg. 48). Este comportamiento presenta dos aspectos dominantes: un aspecto ofensivo (consistente generalmente en aprovechar las oportunidades) y un aspecto defensivo (que tiende a mantener o extender su capacidad de accin). En relacin a los intereses personales de los actores y a sus mrgenes de libertad se podrn comprender las relaciones que sg desarrollan entre ellos. Porque, en el contexto organizativo, estas relaciones son relaciones de poder ya que se trata, para cierto: individuos o grupos, de intervenir sobre otros individuos o grupos El poder: no es un atributo de los actores sino una relacin d c intercambio y de negociacin que les implica. Descansa esencial mente en la azona de incertidumbre pertinente, que controla al actor y en la forma en la que negocia su *participacina en lor Concretamente el actor intentar apro objetivos organizaci~nales.~ vechar su margen de libertad de tal manera que esta aparticipacinn sea rentable para l: aEn efecto, cada actor se esforzar simultnea mente en obligar a los otros miembros de la organizacin para satisfacer sus propias exigencias (estrategia ofensiva) y escapar de sus obligaciones por la proteccin sistemtica de su propio margen de libertad y de maniobra (estrategia defensiva), (1977, pg. 79). Este punto de vista revela dos preguntas: la primera sobre el objetivo de las organizaciones. Se ha podido considerar la presencia de un objetivo comn como uno de los atributos de las organizaciones; pero, en la ptica del anlisis estratgico no puede haber unicidad de objetivos en la medida en que cada uno, para aumentar su poder, le interesa considerar el objetivo limitado que le es asignado como el objetivo principal. La segunda concierne a lo que se podra llamar el orden organizacional. En un contexto tal, nunca est esta8. La zona de incertidumbre pertinente est ligada a las competencias de los actores. Toda organizacin contiene zonas de incertidumbre ya sean tkcnicas (las mquinas pueden funcionar?), humanas (las decisiones estn adaptadas?),comerciales (el mercado estar abierto?...). Ciertos actores, por sus competencias, controlan una zona de incertidumbre (el servicio de mantenimiento para las mquinas, el experto comercial para el mercado...) y pueden, en este mbito, reducir las incertidumbres para la organizacin. Este conocimiento es el fundamento de su poder y (es decir, el centro de necesidades actuales de organizacin), cuanto ms la zona de incertidumbre controlada es upertinenten, mayor es el poder detentado por el actor.

LA INSTITUCI6N

103

Vemos asi que los dos puntos de vista (el de la empresa institucioha1 y el de la iniciativa estratgica del actor) son ms complementarios que antagonistas. Ya que no existe juego sin la existencia de . reglas que se imponen a los actores; pero no existe juego sin la posibilidad para los actores de desarrollar estrategias que comporten un cierto margen de libertad.

Captulo 3 LOS RITUALES

Se ha visto que la institucin tiende a inducir una regulacin y una codificacin de las relaciones sociales que se traducen en una ritualizacin de la comunicacin.1.

C ~ D I GY RITUAL O

1. El concepto de ritual tiene su origen, por una parte, en la etologa. Designa, en los animales, conductas que han perdido su funcin operativa original, para tomar un significado puramente simblico. Los rituales estn generalmente unidos a manifestaciones agresivas o seductoras (como los ritos de acoplamiento). Revisten la forma de esquemas comportamentales fijos y repetitivos; como lo ha desarrollado K. Lorenz, una larga serie de tipos de comportamiento variables se han fundido en una nica secuencia, rgida y obligatoria, lo que disminuye evidentemente el riesgo de ambigedad en la comunicacin (1969, pg. 71). As, el ritual aparece como una de las formas de comunicacin animal; asume una triple funcin: contribuye a suprimir las luchas en el interior del grupo, a consolidar su unidad y a oponer este grupo, como entidad, a otros grupos semejantes.'1. El concepto de ritual tiene otros significados: en un sentido sociolgico, desarrollado de forma sobresaliente por Durkheim (1960), unido a fenmenos religiosos; un significado psicolgico que designa actos compulsivos y repetitivos que sirven para la defensa contra las pulsiones, etc. Se encuentra en estos dos ejemplos la idea de la manifestacin de un lazo grupal, de una canalizacin de las pulsiones y de actos fijos y repetitivos. A propsito de los diferentes sentidos del trmino ritual se podr consultar F. Isambert, Rite et efficacit symbolique (1979) y J . Maisonneuve, Les rituels (1988).

SITUACIONES Y C ~ D I G Q S SOCIALES

.

Un paralelismo sugestivo puede establecerse entre el ritual anit mal y los rituales sociales humanos como los del atrato socialv,2 en los dos casos un comportamiento (teniendo, a menudo, una 'dimen-' sin corporal) pierde su significado instmmental para adquirir una. funcin simblica (la funcin primaria puede, en ciertos casos, reencentrarse: asi, la inclinacin del busto que aparece en ciertas cultu-. ras como expresin de deferencia ha podido constituir en su origen, una manifestacin de sumisin). elementos En el ritual animal se observa una exageracin de.10~ prototipicos; se encuentra tambibn esta #exageracinmmicav en los rituales sociales: una sonrisa sostenida significa benevolencia; la inclinacin de la cabeza muestra que uescuchass a tu interlocutor; el pestaeo de los ojos traduce el asombro..., etc. El estereotipo y la amplificacin de la mmica tienen una funcin expresiva: permiten una identificacin del comportamiento como signo y lo despojan de toda ambigedad. En fin, se puede demostrar que la funcin de los rituales sociales es desactivar la agresin, facilitar la unin entre los individuos y refonar la cohesin del grupo; la prueba se encuentra en que su ausencia se siente como una manifestacin social y una ofensa: la supresin intencional de un rito convencional (como no tender Ia mano a un interlocutor que nos saluda) equivale a un comportamiento abiertamente agresivo. 2. Utilizar el concepto de ritual (o de rito) parece pertinenk.para designar el cdigo de conducta que preside las interacciones sociales cotidianas. Pero, jes Iegitimo hablar de cdigo? El atrato socials. puede aparecer a primera vista como una coleccin de prescripciones puramente convencionales, definidas por y para cada situacin (como la gramtica tradicional se presenta como una serie de reglas puntuales). Pero un anlisis ms profundo de los rituales de interaccin muestra que se puede poner en evidencia una lgica a la vez formal y simblica que le es subyacente y que genera cada prescripcin, En este sentido el trato social constituye un usistemam, a la vez modelo normativo que asegura una estructuracin de los intercambios sociales y un verdadero cdigo que permite la comunicacin y

2. El concepto de trato social puede reagrupar el conjunto de rituales sociales que dirigen las interacciones cotidianas y que corresponde a lo que designamos corrienteatica~ mente por rcortesiarp, abuenas costumbres~,

...

LOS RITUALES

,

constituye as un sistema semiolgico asimilable al lenguaje.' Para que los rituales de interaccin aseguren estas funciones es necesario que los signos que los constituyen sean claramente perzeptibles e interpretables, deben ser unvocos, rigurosamente codificados y redundantes. Estos signos son a la vez verbales y corporales (lo que es una primera fuente de redundancia): en efecto, la postura, los gestos, la mmica, sirven, como las frmulas verbales, para sealar el reconocimiento, la apertura o clausura de la comunicacin., la buena recepcin de un mensaje, la deferencia, el respeto, la proteccin, o la benevolencia... Los signos rituales pueden estar clasificados siguiendo sus funciones. Se pueden distinguir signos de apertenencia~que manifiestan (como el vestir) que se forma parte de un grupo social, signos de areconocimiento* que indican al interlocutor que su pr