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XIX CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Gestión de las Organizaciones rumbo al 3er milenio “De la Regionalización a la Globalización.” Capítulo 4.- Administración del Conocimiento Ponencia La Dimensión Socio-Emocional del Currículo por Competencias en las Ciencias Administrativas y Contables: Un Desafío Frente al Contexto Global Elizabeth Oviedo, [email protected] / teléfono: 2444774 Norberto Portela Angarita. [email protected] / teléfono: 2444774 Universidad Cooperativa De Colombia 21-24 de abril de 2014, Durango, Durango, México

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XIX CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS

Gestión de las Organizaciones rumbo al 3er milenio “De la Regionalización a la Globalización.”

Capítulo 4.- Administración del Conocimiento

Ponencia

La Dimensión Socio-Emocional del Currículo por Competencias en las Ciencias Administrativas y

Contables: Un Desafío Frente al Contexto Global

Elizabeth Oviedo, [email protected] / teléfono: 2444774

Norberto Portela Angarita.

[email protected] / teléfono: 2444774

Universidad Cooperativa De Colombia

21-24 de abril de 2014, Durango, Durango, México

LA DIMENSIÓN SOCIO-EMOCIONAL DEL CURRÍCULO POR COMPETENCIAS EN LAS

CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES: UN DESAFÍO FRENTE AL CONTEXTO

GLOBAL

Resumen

Las Instituciones de Educación Superior se hayan en un proceso de cambio de un currículo

convencional hacia un currículo por competencias no solo para posicionar a sus profesionales en

una economía de mercado cambiante y global sino también para responder a las políticas

nacionales y a las planteadas desde organismos internacionales. A pesar que la organización del

currículo universitario, que generalmente incluye la línea de humanidades entre las competencias

genéricas a la par con competencias transversales y específicas; estas se tratan de manera

separada, sin relación entre las diferentes disciplinas que tratan la socio-emocionalidad

(sociología, psicología entre otras). Considerando que el contexto global actual exige que la

educación mute hacia un nuevo modelo pedagógico y entendiendo que la inteligencia emocional

hace parte integral de los procesos cognitivos del ser humano, este documento busca relacionarla

dentro del currículo de las Ciencias Administrativas y Contables como componente fundamental

de la formación de Profesionales Competentes, de una manera integrada en tanto que el

desarrollo de los procesos cognitivos no se desarrolla de manera aislada. Si bien las ciencias

administrativas y contables por tratarse de ciencias complementarias entre sí proporcionada por la

similitud en el campo de acción, objeto de estudio y campo de acción, serán abordadas de manera

general, la reflexión se sesgará en algunos momentos hacia las ciencias contables por estar

avocadas al proceso de globalización de manera imperativa por la normatividad internacional de

información financiera de amplia difusión global.

Palabras clave: Inteligencia emocional, formación, currículo por competencias

La formación por competencias en el mundo global

Al hacer un recorrido por la historia de las competencias se muestra la evolución del concepto

de competencia:

El término de competencias tiene una larga historia porque siempre la humanidad se ha

preocupado porque las personas sean capaces de hacer las cosas que les corresponde hacer

con calidad. Sin embargo, la aplicación académica del concepto de competencias comienza

sólo en la década de 1960, siendo la década de 1990 donde se comienza a poner en práctica

en todos los niveles educativos, y en la década del 2000 se convierte en una política

educativa de trascendencia mundial. (Tobón, 2010)

A través de (Moreno, 2010), Gimeno (2008) establece entre los niveles epistemológicos a

considerar para constituir una pedagogía fundamentada de las competencias “Si es algo

adquirido y aprendido, la competencia es la consecuencia de haber tenido determinadas

experiencias, haberse desenvuelto en unos determinados medios, haber tenido algunos estímulos,

además de disponer de ciertas cualidades personales.” (Moreno, 2010).

Si bien el término de competencia como tal ha venido desarrollándose desde tiempos antiguos,

podría considerarse que la adopción del Modelo Pedagógico por Competencias se empieza a

aplicar en los países a través de sus políticas, constreñidos por la globalización económica, el

desarrollo tecnológico y la internacionalización como factores principales y se refleja en las

políticas educativas no solo con los convenios Universidad – Estado – Empresa sino con la

formación de estudiantes que sirvan a los intereses de estas últimas en aras de la competitividad.

“La institución universitaria, en línea con las exigencias políticas predominantes y que

constituyen su fuente de financiación, se inclina hacia el establecimiento de vínculos con la

industria y el comercio.” (García, 2008)

Llama la atención que los organismos internacionales promuevan el mejoramiento del nivel

de vida de la población a partir del Sistema Universitario al plantear que “Incorporar el concepto

de competencia implica intensificar el carácter integral y la responsabilidad social de la

formación universitaria.” (Yániz), y que en consecuencia con este llamado y con la aplicación de

la normatividad interna particular en cada país y la búsqueda de cualificación de los procesos

educativos en materia de investigación, extensión e internacionalización, las Instituciones de

Educación Superior se vean avocadas a asumir no solo los conceptos manifiestos por estos

organismos sino también los parámetros para mantener los criterios de calidad del desempeño de

sus egresados de manera global.

Los retos de la formación por competencias frente al contexto global no solo atañen al

cumplimiento de los estándares internacionales sino que propugnan por un desarrollo desde el

contexto en la definición más amplia de competencia en tanto que se debe considerar el entorno

local. Si bien la sociedad del conocimiento tiene como característica entre otras, el rompimiento

de las barreras geográficas en tiempos reales, para encontrar la solución a los interrogantes

planteadas desde las organizaciones en lo que podría considerarse un planteamiento espacio-

temporal del saber hacer, no todos los países cuentan con la infraestructura necesaria y eficiente

para que los negocios se desarrollen bajo estándares de la misma condición. No obstante, es

necesario revisar los condicionamientos en el ámbito local donde los profesionales de la

Contaduría Pública deben mostrarse competentes. Tobón (2010) menciona este proceso cuando

dice: “la formación de competencias debe contextualizarse en el marco de una comunidad

determinada para que posea pertinencia y pertenencia. Y el entorno del entorno comunitario es

validar tal formación y promoverla” (Tobón, 2010). En tanto que la tendencia globalizante exige

un profesional que pueda transformarse a sí mismo y transformar su propio entorno, en este caso

el empresarial, se debe dar cabida a las alternativas de solución a cada problemática así como a la

producción de nuevas formas de desarrollo del pensamiento individual y colectivo.

Las emociones como parte fundamental de la formación por competencias

Los cambios sociales y culturales han dado origen a estudios relacionados con la inteligencia

emocional en la formación de la persona, desbordándose a todas las esferas de actuación del ser

humano; de tal manera que se han hecho observaciones que muestran que socialmente se ha dado

mayor importancia a la racionalidad sobre la emocionalidad:

La cultura occidental está muy dominada por el racionalismo centrando la escuela de esta

forma en el dominio cognitivo, es decir, en los contenidos, dándole siempre una gran

importancia a la inteligencia provocando una educación discriminatoria en el orden social.

Se le ha dado un excesivo valor a lo racional dejando en un segundo plano lo emocional.

(Vega, 2009)

Podemos identificar a partir de (Tobón, 2010) que

es Goleman (1996) quien logra describir de forma magistral la importancia de la

inteligencia emocional para el éxito en la vida personal, social, laboral y empresarial, al

plantear que la inteligencia emocional aporta el 80% del éxito, mientras que los factores y

competencias cognitivas aportan el 20% restante. (Tobón, 2010)

Las emociones son consideradas como parte fundamental de la vida y del razonamiento por

Goleman y Jennings y son expuestas por Velandia (2013) al considerar que,

En “La Inteligencia Emocional” se plantea que una visión de la naturaleza humana que pasa

por alto el poder de las emociones (motores de la acción humana) es lamentablemente

miope, y que el mismo nombre de Homo Sapiens -la especie pensante- resulta engañoso a

la luz de la nueva valoración y visión que ofrece la ciencia con respecto al lugar que ocupan

las emociones en nuestra vida (Goleman, 1996). Es imposible tener un sistema de

razonamiento que funcione bien sin un sistema de emociones que lo haga correctamente

(Jennings, 2001). (Velandia, 2013)

En cuanto a la formación en el nivel universitario, podemos recoger lo expresado por De la

Torre y Tejada:

La inteligencia emocional, y no la capacidad abstracta de razonar, es realmente la que

determina actos y decisiones importantes de la vida. Es la inteligencia emocional la que

determina el éxito en las relaciones humanas y muchas veces también el profesional. (De la

Torre & Tejada, Fernández, 2006)

En esa misma dirección “Los estudios que se han realizado en Inteligencia Emocional en el

curso de los años parecen demostrar que las personas pueden mejorar cada vez más esa aptitud, a

medida que adquieren destrezas para manejar sus propias emociones e impulsos.” (Guerrero,

Govea, & Urdaneta, 2006); Contreras (2010) puntualiza que

Las personas con alto nivel de inteligencia emocional son personas persistentes, empáticas,

que mantienen la motivación propia y la del grupo a pesar de las dificultades, son estables

emocionalmente, aceptan favorablemente las críticas, son flexibles en sus posturas, tienen

en cuenta la opinión de otros, se adaptan mejor a situaciones de incertidumbre y toleran

mejor la frustración, ya que son capaces de hacer un uso adecuado de sus recursos

emocionales, incluso ante situaciones adversas, de las que suelen derivar un aprendizaje

(Bermúdez et al., 2003; Goleman, 1995; Johnson & Indvik, 1999). (Contreras, Barbosa, &

Espinosa, 2010).

Así podemos concebir que “La formación en competencias, más allá de situarnos sólo en la

ejercitación del saber y saber-hacer y capacitar para la acción en contextos complejos, exige al

mismo tiempo la movilización de recursos y estrategias emocionales.” (Nuñez, 2008), lo cual nos

lleva al saber-ser como parte de la triadicidad de un modelo pedagógico integral.

Acercando la inteligencia emocional al currículo universitario por competencias (Cantero &

Castejón, 2010) señalan que

las competencias socio-emocionales y personales que deben ser atendidas por el sistema

educativo, ha de realizarse a partir de los puestos de trabajo y el nivel universitario de quien

lo ocupa, es decir, de los estudios y puestos profesionales tanto de grado medio como

superior (García e Ibáñez,2006). (Cantero & Castejón, 2010)

El componente socio-emocional en el currículo por competencias en las Ciencias

Administrativas y Contables

El currículo por competencias aplicado a la formación en Ciencias Administrativas y

Contables implica por defecto que la necesidad de formar profesionales que sirvan los propósitos

empresariales de los niveles directivos y administrativos está a la orden del día. Se aprecia que

las necesidades de implementar las competencias desde el Modelo Pedagógico tuvo su origen en

los estudios aplicados en las áreas de Recursos Humanos. En ese sentido, López (2009)

considera entre las razones para desarrollar la formación desde el Modelo Pedagógico por

Competencias:

“«Conectar con el inestable mundo laboral»: el origen de este modelo proviene del ámbito

empresarial, concretamente del área de selección y formación de recursos humanos.

Trasladarlo al marco universitario supone empezar a trabajar con una lógica más o menos

similar y, sobre todo, articular un tipo de formación que responda a las nuevas demandas

del movible mercado de trabajo.” (López, 2009)

Para las Facultades de Ciencias Administrativas y Contables esta razón entraña una

continuidad, una secuencia en los objetivos de formación de sus educandos en su camino de

vinculación con las empresas a quien deben su razón de ser tanto por la búsqueda de la

competitividad como por ser su ámbito de trabajo y desarrollo en los niveles administrativos y

directivos. La medición del logro de sus objetivos encarna un proceso de evaluación

condicionado desde el nivel internacional donde se establecen los estándares y se trasladan a los

niveles nacionales que dictan la normatividad para el ejercicio de cada una de las profesiones.

Así, los organismos internacionales, establecen estos parámetros de acuerdo al entorno en el cual

se desarrolla el profesional y los países terminan ejecutándolos y supervisándolos a través de sus

instituciones en ausencia de normatividad y en medio del llamado proceso de armonización.

En el caso de las Ciencias Contables, la Federación Internacional de Contadores (IFAC),

establece los Estándares de Educación Internacional (IES) aprobados por el Comité de Estándares

en Educación Contable (IAESB). Así, las Facultades de Ciencias Contables deben responder

dentro de sus procesos de calidad, a procesos de homologación donde la evaluación se desarrolla

a sus profesionales con estándares mundiales que consolide el perfil del Contador Público de

acuerdo a los criterios de los organismos rectores y de posición oficial consultivo y de fomento,

atendiendo a los requerimientos del entorno social y empresarial.

Respecto a la jurisdicción y aplicación de los estándares internacionales en Colombia, el

Instituto Nacional de Contadores Públicos es el órgano consultivo del Gobierno en materia

doctrinal y como líder de la profesión contable a nivel nacional con representación internacional

es Miembro de la IFAC. En el cumplimiento de su misión, entre otros emite pronunciamientos

en concordancia con los estándares emitidos por este último. No obstante, es importante señalar

que,

En los casos en que las normas de un país estén en conflicto sobre un asunto particular, las

asociaciones miembros deberán actuar procurando su armonización. Colombia, como

miembro de la Federación Internacional de Contadores debe apoyar sus objetivos y acoger

las normas guías en ausencia de pronunciamientos emitidos en el país por los organismos

competentes. (INCP, 2015)

El IES número 6 titulado Desarrollo Profesional Inicial – Evaluación de las Competencias

Profesionales pone de manifiesto que estas competencias iniciales seguirán al Profesional de la

Contaduría no solo en esta etapa de formación sino que se prolongan en el desarrollo de la

profesión. En algunas ocasiones las condiciones del entorno donde se desarrolla la profesión

requerirán el desarrollo el aumento de su nivel de competencia o el desarrollo de nuevas

competencias. Las competencias propias sujetas a evaluación dentro del Desarrollo Profesional

Inicial corresponden a competencias técnicas, habilidades profesionales y valores, ética y

actitudes profesionales. (IFAC, 2012).

En el caso colombiano, el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior

(ICFES), órgano dedicado a la evaluación de la calidad de la educación define de manera general

los dos tipos de competencias en educación superior:

Las competencias genéricas necesarias para el adecuado desempeño profesional,

independientemente del programa cursado.

Las competencias específicas de los estudiantes que están próximos a culminar los

distintos programas de pregrado, en la medida en que estas puedan ser valoradas a través

de exámenes externos de carácter masivo. Las competencias específicas serán definidas

por el MEN [Ministerio de Educación Nacional], con la participación de la comunidad

académica y profesional y del sector productivo. (Instituto Colombiano para Evaluación

de la Educación ICFES , 2014)

En cuanto a las Ciencias Administrativas y Contables para evaluación “se reconoce una

categoría de competencias estratégicas que recogen concretamente tres tipos: competencias

interpretativas (orientadas a encontrar el sentido de un texto), argumentativa (capacidad de

explicar coherentemente) y propositivas (generación de hipótesis, alternativas de solución)”

(Reyes & Gómez, 2009)

Sin distingo del organismo evaluador, ya sea nacional o internacional y sin importar los

objetivos que persigan las instituciones, se puede observar que los currículos incluyen las

competencias genéricas donde se contemplan las cognitivas, sociales, emocionales y éticas como

una línea de curso de manera individual y aislada, dando correspondencia a los enfoques

tradicionales donde se sigue considerando la dimensión socio-emocional en un segundo plano,

alejada de los procesos cognitivos del estudiante, desconociendo la configuración planteada por

Coromiras cuando dice:

A1 establecer clasificaciones de las competencias -físicas, motrices, intelectuales,

interpersonales, creativas,..: es conveniente adoptar la perspectiva de considerarlas no tanto

dimensiones discretas de la persona, sino interrelacionadas y con un soporte mutuo. Las

dimensiones intelectual o cognitiva, sensorio-motriz, y emotiva constituyen

configuraciones en las actuaciones de la persona en diferentes contextos. (Coromiras, 2000)

Los filósofos de antaño propusieron dos o tres lados de desarrollo del pensamiento que

influencias las relaciones sociales y que pueden servir en el desarrollo del pensamiento en la

actualidad; así partir de la filosofía Hegeliana se manifiesta en ocasiones una díada cuando

establece relaciones de opresor/oprimido o una tríada al relacionar los conceptos de tesis,

antítesis y síntesis. A partir de Emanuel Kant apreciamos los términos de razón pura y razón

práctica asociados al hemisferio o corte donde se origina. Sigmund Freud por su parte planteó

tres fases que condicionan el comportamiento del ser humano en inconsciente, preconsciente y

consciente. Acercándonos al área de educación explícitamente, Piaget un referente dentro de la

educación y la pedagogía quien desde el constructivismo clasifica el pensamiento en operativo

desarrollado desde el cerebro central, imaginativo desde el cerebro derecho y el abstracto desde

el cerebro izquierdo. Howard Gardner por su parte plantea las inteligencias múltiples listando

nueve formas de ellas que proponen un desarrollo del pensamiento y de los procesos cognitivos

de manera multidimensional.

Los estudios modernos sobre modelos de inteligencia emocional incluyen a “Fernández-

Berrocal y su grupo probaron que en tareas de tipo perceptivo, y en cuestiones complejas tales

como el razonamiento y la solución de problemas, los estados emocionales determinan la forma

en que se presenta la información (Fernández-Berrocal, 1995).” (Trujillo & Rivas, 2005).

Cuando mencionamos la necesidad de una educación para el siglo XXI, nos referimos a una

educación integral, capaz de promover en los estudiantes un conjunto de logros y saberes

tales como las habilidades, el conocimiento y las competencias necesarias para tener éxito

tanto en la vida personal como en el trabajo, en el presente siglo, como son:

Asignaturas curriculares básicas y temas del siglo XXI

Competencias de aprendizaje e innovación

Competencia en manejo de información, medios y tecnologías de la información y

la comunicación TIC

Habilidades para la vida personal y profesional (Aguerrondo, 2009)

El currículo por competencias en las ciencias contables no puede sesgarse hacia el Saber

Conocer como fundamento de los procesos de investigación o al Saber Hacer como desarrollo de

la disciplina en sí, sin considerar el Saber Ser. Tobón (2010) presenta los tres saberes y sus

instrumentos en la Figura 1.

Figura 1. Instrumentos de los tres saberes. (Tobón, 2010)

Si bien las competencias en general son transversales a lo largo de la vida de la persona, se

crean inicialmente en el hogar, se fortalecen en la escuela, se potencializan en la universidad y

que se desarrollan en el ámbito laboral propiamente dicho; podemos considerar que a nivel

universitario, el Saber Conocer y Saber Hacer tienen una relación directa con el desarrollo de un

currículo con especificaciones propias de la disciplina que lo contiene que convertirán al

estudiante cambiar o potencializar cada uno de las habilidades en un contexto específico que

posee y que puede llegar a tener mayores avances en tanto la disciplina académica aflora en los

estudiantes. Sin embargo, el Saber Ser condensado en la academia a valores, actitudes y normas

propias de la convivencia en un universo complejo, tiene importantes implicaciones desde la

formación que se inculca desde el entorno familiar y en la escuela básica y media. En ese

sentido, las Instituciones de Educación Superior deben conocer, analizar y retroalimentar desde

su actuar a los diferentes componentes del sistema educativo de manera que no se considere solo

el producto final, sino que se interrelacione o triangule información que permita conocer los

insumos requeridos para formar profesionales competentes en un mundo globalizado.

El docente como factor fundamental en el currículo por competencias en las Ciencias

Administrativas y Contables

En cuanto a la estructura requerida para poner en marcha un currículo por competencias, ésta

puede tomar diversas formas y debe responder al enfoque del modelo ya sea funcionalista,

constructivista, conductista o socioformativa entre otros. “Diseñar un currículo por competencias

implica construirlo sobre núcleos problemáticos al que se integran varias disciplinas, currículo

integrado, y se trabaja sobre procesos y no sobre contenidos” (Salas); dado que el desarrollo y el

fortalecimiento de las competencias incluye no solo al estudiante sino que compromete

profundamente el trabajo de los docentes, es un imperativo la necesidad de contar con un cuerpo

profesoral comprometido y articulado en tanto que

El profesor debe apropiarse los principios de una pedagogía de las competencias e inventar,

en función de su disciplina y su grupo, las gestiones correspondientes. Podrá inspirarse en

lo que hacen otros profesores, pero esta pedagogía requiere una inversión importante de

imaginación didáctica (Perrenoud, 1999). (Moreno, 2010)

Institucionalizado el perfil y el dominio de los enfoques bajo las cuales el profesor asume la

formación por competencias, se debe considerar en igual orden de importancia, el tiempo

requerido para asimilar el Modelo Pedagógico basado en las competencias sino también para el

desarrollo de las actividades relacionadas con el cerebro emocional, que por tratarse de las

Ciencias Contables y dados los objetivos empresariales a que está dirigido este tipo de formación

encarna uno de los principales esfuerzos.

El currículo por competencias implica que “Los profesores estudian, diseñan y aplican los

mejores métodos y se comprometen con el éxito de cada estudiante, proponiendo diversas

maneras para promover el desarrollo integral del estudiante.” (Huerta, Pérez, & Castellanos).

Este desarrollo integral incluye la contemplación de las emociones en el diseño de las estrategias

de formación,

como apuntan Valles y Valles (2003) la educación emocional debería estar inserta en las

distintas áreas curriculares, no en cuanto a su enseñanza/aprendizaje como contenido de

cada área, sino cómo estilo educativo del docente que debe transmitir modelos emocionales

adecuados en los momentos en los que profesor y alumno conviven en el aula. (Extremera

& Fernández-Berrocal)

Tal como sucede en el desarrollo de un currículo convencional, en el currículo por

competencias se debe considerar como uno de los propósitos, la interiorización de los procesos a

la luz del discurso ético de modo que “el profesor universitario ha de ser para sus estudiantes un

modelo de actuación personal y profesional, un ejemplo que estimule a sus estudiantes en el

proceso de su construcción como persona en el ejercicio de la profesión.” (González), siendo

consecuentes, el profesor universitario debe sentir la felicidad de enseñar su materia con la misma

alegría con que asume la vida cotidiana de modo que esos sentimientos sean transferidos.

Grandes retos afloran al momento de diseñar y desarrollar un currículo por competencias para

contemplar o incluir las emociones de manera integral y armónica en los diferentes planes de

estudio de nivel universitario. Retos que deben ser considerados con profundo rigor y con

amplitud de criterios, de modo que los aspectos socio-afectivos permeen los procesos de

aprendizaje y contribuyan al aumento de la calidad de la educación.

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