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    EL PAIS (Espanha) 19/10/2008

    Quin era Milton Friedman?PAUL KRUGMAN

    Paul Krugman es profesor de Economa en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economa 2008. New York TimesService2008. Traduccin de News Clips.

    La historia del pensamiento econmico en el siglo XX es algo parecida a la del cristianismo enel XVI. Hasta que John Maynard Keynes public su Teora general de la ocupacin, el inters yel dinero en 1936, la ciencia econmica -al menos en el mundo anglosajn- estabacompletamente dominada por la ortodoxia del libre mercado. De vez en cuando surganherejas, pero siempre se supriman. La economa clsica, escriba Keynes en 1936, "conquistInglaterra tan completamente como la Santa Inquisicin conquist Espaa". Y la economaclsica deca que la respuesta a casi todos los problemas era dejar que las fuerzas de la ofertay la demanda hicieran su trabajo.

    Pero la economa clsica no ofreca ni explicaciones ni soluciones para la Gran Depresin.

    Hacia mediados de la dcada de 1930, los retos a la ortodoxia ya no podan contenerse.Keynes desempe la funcin de Martn Lutero, al proporcionar el rigor intelectual necesariopara hacer la hereja respetable. Aunque Keynes no era ni mucho menos de izquierdas -vino asalvar el capitalismo, no a enterrarlo-, su teora afirmaba que no se poda esperar que losmercados libres proporcionaran pleno empleo, y estableci una nueva base para laintervencin estatal a gran escala en la economa.

    Elkeynesianismo constituy una gran reforma del pensamiento econmico. Inevitablemente, lesigui una contrarreforma. Diversos economistas desempearon un papel importante en lagran recuperacin de la economa clsica entre los aos 1950 y 2000, pero ninguno fuetan influyente como Milton Friedman. Si Keynes era Lutero, Friedman era Ignacio de Loyola,el fundador de los jesuitas. Y al igual que los jesuitas, los seguidores de Friedman han actuado

    como una especie de disciplinado ejrcito de fieles y provocado una amplia, pero incompleta,retirada de la hereja keynesiana. A finales de siglo, la economa clsica haba recuperadobuena parte de su anterior hegemona, aunque ni mucho menos toda, y a Friedman lecorresponde buena parte del mrito.

    No quiero llevar demasiado lejos la analoga religiosa. La teora econmica aspira al menos aser ciencia, no teologa; se ocupa de la tierra, no del cielo. La teora keynesiana se impuso enun principio porque era mucho mejor que la ortodoxia clsica a la hora de dar sentido al mundoque nos rodea, y la crtica de Friedman a Keynes adquiri tanta influencia porque supo detectarlos puntos dbiles del keynesianismo. Y slo a modo de aclaracin: aunque este artculosostiene que Friedman estaba equivocado en algunos aspectos, y a veces pareca pocosincero con sus lectores, le considero un gran economista y un gran hombre.

    Milton Friedman desempe tres funciones en la vida intelectual del siglo XX. Estaba elFriedman economista de economistas, que escriba anlisis tcnicos, ms o menos apolticos,sobre el comportamiento de los consumidores y la inflacin. Estaba el Friedman emprendedorpoltico, que pas dcadas haciendo campaa en nombre de la poltica conocida comomonetarismo y que acab viendo cmo la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra adoptabansu doctrina a finales de la dcada de 1970, slo para abandonarla por inviable unos aos mstarde. Por ltimo, estaba el Friedman idelogo, el gran divulgador de la doctrina del libremercado.

    Desempe el mismo hombre todas estas funciones? S y no. Las tres estaban guiadas por lafe de Friedman en las verdades clsicas de la economa del libre mercado. Adems, su eficaciacomo divulgador y propagandista descansaba en parte en su merecida fama de profundoeconomista terico. Pero hay una diferencia importante entre el rigor de su obra comoeconomista profesional y la lgica ms laxa y a veces cuestionable de sus pronunciamientos

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    como intelectual pblico. Mientras que la obra terica de Friedman es universalmente admiradapor los economistas profesionales, hay mucha ms ambivalencia respecto a suspronunciamientos polticos y en especial su trabajo divulgativo. Y debe decirse que hay seriasdudas respecto a su honradez intelectual cuando se diriga a la masa de ciudadanos.

    Pero dejemos de lado por el momento el material cuestionable y hablemos de Friedman encuanto terico econmico. Durante la mayor parte de los dos siglos pasados, el pensamiento

    econmico estuvo dominado por el concepto del Homo economicus. El hipottico HombreEconmico sabe lo que quiere; sus preferencias pueden expresarse matemticamentemediante una funcin de utilidad, y sus decisiones estn guiadas por clculos racionalesacerca de cmo maximizar esa funcin: ya sean los consumidores al decidir entre cerealesnormales o cereales integrales para el desayuno, o los inversores que deciden entre acciones ybonos, se supone que esas decisiones se basan en comparaciones de la utilidad marginal, odel beneficio aadido que el comprador obtendra al adquirir una pequea cantidad de lasalternativas disponibles.

    Es fcil burlarse de este cuento. Nadie, ni siquiera los economistas ganadores del PremioNobel, toma las decisiones de ese modo. Pero la mayora de los economistas, yo incluido,consideramos til al Hombre Econmico, quedando entendido que se trata de unarepresentacin idealizada de lo que realmente pensamos que ocurre. Las personas tienenpreferencias, incluso si esas preferencias no pueden expresarse realmente mediante unafuncin de utilidad precisa; por lo general toman decisiones sensatas, aunque no maximicenliteralmente la utilidad. Uno podra preguntarse por qu no representar a las personas comorealmente son. La respuesta es que la abstraccin, la simplificacin estratgica, es el nicomodo de que podamos imponer cierto orden intelectual en la complejidad de la vida econmica.Y la suposicin del comportamiento racional es una simplificacin especialmente fructfera.

    La cuestin, sin embargo, es hasta dnde se puede llevar. Keynes no atac de lleno al HombreEconmico, pero a menudo recurra a teoras psicolgicas verosmiles y no a un cuidadosoanlisis de qu hara una persona que tomara decisiones racionales. Las decisiones

    empresariales estaban guiadas por impulsos viscerales (animal spirits); las decisiones deconsumo, por una tendencia psicolgica a gastar parte, pero no la totalidad, de un aumento dela renta; los acuerdos salariales, por un sentido de la equidad, y as sucesivamente.

    Pero era realmente una buena idea reducir tanto la funcin del Hombre Econmico? No,deca Friedman, que en un artculo de 1953 titulado The methodology of positive economics [Lametodologa de la economa positiva] sostena que las teoras econmicas no deberan juzgasepor su realismo psicolgico, sino por su capacidad para predecir el comportamiento. Y los dosmayores triunfos de Friedman como economista terico procedieron de aplicar la hiptesis delcomportamiento racional a cuestiones que otros economistas haban considerado fuera delalcance de dicha hiptesis.

    En un libro de 1957 titulado Una teora de la funcin del consumo -no exactamente un ttuloque agradara a las masas, pero s un tema importante-, Friedman sostena que el mejor modode entender el ahorro y el gasto no es, como haba hecho Keynes, recurrir a una teorizacinpsicolgica laxa, sino, por el contrario, pensar que los individuos hacen planes racionales sobrecmo gastar su riqueza a lo largo de la vida. sta no era necesariamente una ideaantikeynesiana; de hecho, el gran economista keynesiano Franco Modigliani plante de manerasimultnea e independiente el mismo argumento, incluso con ms cuidado, al considerar elcomportamiento racional, en colaboracin con Albert Ando. Pero s sealaba un retorno a losmodos de pensar clsicos, y funcionaba. Los detalles son un poco tcnicos, pero la "hiptesisde la renta permanente" planteada por Friedman y el "modelo del ciclo vital" de Ando yModigliani resolvan varias paradojas aparentes sobre la relacin entre renta y gasto, y todavahoy siguen constituyendo las bases de cmo estudian los economistas el gasto y el ahorro.

    El trabajo sobre el comportamiento de los consumidores habra forjado por s solo la famaacadmica de Friedman. Sin embargo, obtuvo un triunfo al aplicar la teora del Hombre

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    Econmico a la inflacin. En 1958, el economista neozelands A. W. Phillips sealaba queexista una correlacin histrica entre el desempleo y la inflacin, de modo que la inflacin ibaasociada a un bajo desempleo y viceversa. Durante un tiempo, los economistas trataron estacorrelacin como si fuera una relacin fiable y estable. Esto provoc un debate serio sobre qupunto de la curva de Phillips debera escoger el Gobierno. Debera Estados Unidos, porejemplo, aceptar una tasa de inflacin ms alta para alcanzar una tasa de desempleo msbaja?

    En 1967, sin embargo, Friedman pronunciaba ante la Asociacin Econmica Estadounidenseuna conferencia presidencial en la que sostena que la correlacin entre inflacin y desempleo,aun siendo visible en los datos, no representaba una verdadera compensacin, al menos no alargo plazo. "Siempre hay", deca, "una compensacin temporal entre inflacin y desempleo; nohay una compensacin permanente". En otras palabras, si los polticos intentaran mantener eldesempleo bajo mediante una poltica de generar mayor inflacin, slo conseguiran un xitotemporal. Segn Friedman, el desempleo acabara por aumentar de nuevo, incluso con unainflacin elevada. En otras palabras, la economa sufrira la situacin que Paul Samuelsonms tarde denominara "estanflacin".

    Cmo lleg Friedman a esta conclusin? (Edmund S. Phelps, premio Nobel de Economa deeste ao, haba llegado de manera simultnea e independiente al mismo resultado). Como enel caso de su trabajo sobre el comportamiento de los consumidores, Friedman aplic la idea delcomportamiento racional. Sostena que despus de un periodo de inflacin sostenido, laspersonas introduciran las expectativas de inflacin futura en sus decisiones, lo cual anularacualquier efecto positivo de la inflacin sobre el empleo. Por ejemplo, una de las razones porlas que la inflacin puede aumentar el empleo es que contratar a ms trabajadores se vuelvems rentable cuando los precios suben ms que los salarios. Pero en cuanto los trabajadorescomprenden que el poder de adquisicin de sus salarios se ver erosionado por la inflacin,exigen por adelantado acuerdos de subida salarial ms elevados, para que los salariosalcancen el mismo nivel que los precios. En consecuencia, cuando la inflacin se mantienedurante un tiempo, ya no proporciona el mismo impulso al empleo que al principio. De hecho,

    se producir un aumento del desempleo si la inflacin no cumple las expectativas.

    En el momento en que Friedman y Phelps propusieron sus ideas, Estados Unidos tena pocaexperiencia con la inflacin sostenida. De modo que sta fue verdaderamente una prediccin,en lugar de un intento de explicar el pasado. Sin embargo, en la dcada de 1970, la inflacinpersistente puso a prueba la hiptesis de Friedman-Phelps. Sin duda, la correlacin histricaentre inflacin y desempleo se rompi exactamente como Friedman y Phelps haban predicho:en la dcada de 1970, mientras la tasa de inflacin superaba el 10%, la tasa de desempleo eratan elevada o ms que en las dcadas de 1950 y 1960, unos aos de precios estables. Al fin lainflacin se control en la dcada de 1980, pero slo despus de un doloroso periodo dedesempleo extremadamente elevado, el peor desde la Gran Depresin.

    Al predecir el fenmeno de la estanflacin, Friedman y Phelps alcanzaron uno de los grandestriunfos de la economa de posguerra. Este triunfo, ms que ninguna otra cosa, confirm aMilton Friedman en su categora de grande entre los economistas, independientemente de loque pudiera pensarse de sus dems funciones.

    Una interesante anotacin: aunque avanz mucho en la aplicacin del concepto deracionalidad individual a la macroeconoma, tambin saba dnde parar. En la dcada de 1970,algunos economistas llevaron ms lejos an el anlisis de Friedman, llegando a sostener queno hay una compensacin til entre inflacin y desempleo ni siquiera a corto plazo, porque losciudadanos anticiparn las acciones del Gobierno y aplicarn esa anticipacin, as como laexperiencia pasada, al establecimiento de precios y a las negociaciones salariales. Estadoctrina, conocida como las "expectativas racionales", se extendi por buena parte de laeconoma acadmica. Pero Friedman nunca la acept. Su sentido de la realidad le adverta deque esto era llevar demasiado lejos la idea del Homo economicus. Y as se demostr: laconferencia pronunciada por Friedman en 1967 ha superado la prueba del tiempo, mientras

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    que las opiniones ms extremas propuestas por los tericos de las expectativas racionales enlos aos setenta y ochenta no la han superado.

    "A Milton todo le recuerda la oferta monetaria. Bien, a m todo me recuerda el sexo, perono lo pongo por escrito", escriba en 1966 Robert Solow, del MIT. Durante dcadas, laimagen pblica y la fama de Milton Friedman se definieron en gran medida por suspronunciamientos sobre la poltica monetaria y su creacin de la doctrina conocida como

    monetarismo. Sorprende darse cuenta, por tanto, de que el monetarismo se considera en granmedida un fracaso, y que parte de lo dicho por Friedman sobre el dinero y la poltica monetaria-al contrario que lo que dijo acerca del consumo y la inflacin- parece haber sido engaoso, yquiz de manera deliberada.

    monetarismo

    Para comprender de qu trataba el monetarismo, lo primero que hay que saber es que lapalabra dinero no significa exactamente lo mismo en economa que en el lenguaje comn.Cuando los economistas hablan de oferta monetria [en ingls, money supply, oferta dedinero] no se refieren a riqueza en el sentido habitual. Slo se refieren a esas formas deriqueza que pueden usarse de manera ms o menos directa para comprar cosas. La moneda-trozos de papel con retratos de presidentes muertos- es dinero, y tambin los depsitosbancarios contra los que se pueden extender cheques. Pero las acciones, los bonos y losbienes races no son dinero, porque hay que convertirlos en efectivo o en depsitos bancariosantes de poder usarlos para hacer compras.

    Si la oferta monetaria constara slo de moneda, estara bajo el control directo del Gobierno, oms precisamente, de la Reserva Federal, un organismo monetario que, como sus homlogoslos bancos centrales de muchos otros pases, est institucionalmente un poco separado delGobierno propiamente dicho. El hecho de que la oferta de dinero incluya tambin los depsitosbancarios complica un poco la realidad. El banco central slo tiene control directo sobre la basemonetaria -la suma de moneda en circulacin, la moneda que los bancos tienen en sus

    cmaras acorazadas y los depsitos que los bancos guardan en la Reserva Federal-, pero nosobre los depsitos que los ciudadanos tienen en los bancos. En circunstancias normales, sinembargo, el control directo de la Reserva Federal sobre la base monetaria basta para darletambin un control efectivo sobre la oferta monetaria total.

    Antes de Keynes, los economistas consideraban la oferta monetaria una herramienta primordialde la gestin econmica. Pero l sostena que en condiciones de depresin, cuando los tiposde inters son muy bajos, los cambios en la oferta monetaria tienen pocas consecuenciassobre la economa. La lgica era la siguiente: cuando los tipos de inters son del 4% o del 5%,nadie quiere que su dinero quede ocioso. Pero en una situacin como la de 1935, cuando eltipo de inters de las letras del Tesoro a tres meses era slo del 0,14%, hay muy pocoincentivo para asumir el riesgo de poner el dinero a trabajar. El banco central podra tratar de

    estimular la economa acuando grandes cantidades de moneda adicional; pero si el tipo deinters es ya muy bajo, es probable que el efectivo adicional languidezca en las cmarasacorazadas de los bancos o debajo de los colchones. En consecuencia, Keynes sostena quela poltica monetaria, un cambio en la oferta de dinero circulante para gestionar la economa,sera ineficaz. Y por eso, l y sus seguidores crean que haca falta una poltica presupuestaria-en especial un aumento del gasto pblico- para sacar a los pases de la Gran Depresin.

    Por qu es esto importante? La poltica monetaria es una forma de intervencin pblica en laeconoma altamente tecnocrtica y en gran medida apoltica. Si la Reserva Federal decideaumentar la oferta monetaria, todo lo que hace es comprar unos cuantos bonos del Tesoro abancos privados, y pagar los bonos mediante anotaciones en las cuentas de reserva de esosbancos: en realidad, todo lo que la Reserva Federal tiene que hacer es acuar un poco ms debase monetaria. En cambio, la poltica presupuestaria supone una participacin mucho msprofunda del sector pblico en la economa, a menudo de un modo cargado de ideologa: si lospolticos deciden usar las obras pblicas para promover el empleo, tienen que decidir qu

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    construir y dnde. Por tanto, los economistas con una inclinacin al libre mercado tienden aquerer creer que la poltica monetaria es todo lo que hace falta; los que desean un sectorpblico ms activo tienden a creer que la poltica presupuestaria es esencial.

    El pensamiento econmico tras el triunfo de la revolucin keynesiana -como se refleja, porejemplo, en las primeras ediciones del libro de texto clsico de Paul Samuelson- daba prioridada la poltica presupuestaria, mientras que la poltica monetaria quedaba relegada a los

    mrgenes. Como Friedman deca en la conferencia pronunciada en 1967 ante la AsociacinEconmica Estadounidense:

    "La amplia aceptacin de las opiniones entre los profesionales de la economa ha hechoque durante dos dcadas, prcticamente todos menos unos cuantos reaccionariospensaran que los nuevos conocimientos econmicos haban vuelto obsoleta la polticamonetaria. El dinero no importaba".

    Aunque esto tal vez fuese una exageracin, la poltica monetaria no estuvo muy bienconsiderada en las dcadas de 1940 y 1950. Friedman, sin embargo, hizo una cruzada a favorde la propuesta de que el dinero tambin importaba, la cual culmin con la publicacin en 1963deA monetary history of the United States, 1867-1960, en colaboracin con Anna Schwartz.

    Aunque A monetary history of the United States es una gran obra de extraordinaria erudicin,que abarca un siglo de desarrollos monetarios, su anlisis ms influyente y controvertido fue elrelativo a la Gran Depresin. Friedman y Schwartz afirmaban que haban refutado el pesimismode Keynes acerca de la eficacia de la poltica monetaria en condiciones de depresin. "Lacontraccin" de la economa, declaraban, "es de hecho un trgico testimonio de la importanciade las fuerzas monetarias".

    Pero qu queran decir con eso? Desde el principio, la posicin de Friedman y Schwartzpareca un poco escurridiza. Y con el tiempo, la presentacin que Friedman haca de la historiase hizo ms grosera, no ms sutil, y acab pareciendo -no hay otra forma de decirlo-intelectualmente corrupta.

    Al interpretar los orgenes de la Gran Depresin es crucial distinguir entre la base monetaria(dinero ms reservas bancarias), que la Reserva Federal controla directamente, y la ofertamonetaria (dinero ms depsitos bancarios). La base monetaria aument durante los primerosaos de la Gran Depresin, subiendo de una media de 6.050 millones de dlares en 1929 auna media de 7.020 millones en 1933. Pero la oferta monetaria cay drsticamente, de 26.600millones a 19.900 millones de dlares. Esta divergencia reflejaba principalmente lasconsecuencias de la oleada de quiebras bancarias de 1930-1931: a medida que los ciudadanosperdan la fe en los bancos, empezaron a guardar su riqueza en efectivo y no en depsitosbancarios, y los bancos que sobrevivieron empezaron a tener grandes cantidades de efectivo amano en lugar de prestarlo, para evitar el peligro de un pnico bancario. La consecuencia fueque se hacan muchos menos prstamos y, por tanto, muchos menos gastos de los que habra

    habido si los ciudadanos hubieran seguido depositando el efectivo en los bancos, y los bancoshubieran seguido prestando los depsitos a las empresas. Y dado que el desplome del gastofue la causa prxima de la depresin, el deseo repentino tanto por parte de los individuos comode los bancos de poseer ms efectivo empeor sin duda la recesin.

    Friedman y Schwartz sostenan que la cada de la oferta monetaria haba convertido loque podra haber sido una recesin ordinaria en una depresin catastrfica, unargumento de por s discutible. Pero incluso poniendo por caso que lo aceptemos, cabepreguntar si puede decirse que la Reserva Federal, que al fin y al cabo aument la basemonetaria, provoc la cada de la oferta monetaria total. Al menos inicialmente, Friedmany Schwartz no dijeron eso. Lo que dijeron, por el contrario, fue que la Reserva Federalpudo haber prevenido la cada de la oferta monetaria, en especial acudiendo al rescate

    de los bancos en quiebra durante la crisis de 1930-1931. Si la Reserva Federal se hubieraapresurado a prestar dinero a los bancos en apuros, la oleada de quiebras bancarias podrahaberse evitado, y eso a su vez podra haber evitado la decisin de los ciudadanos de guardar

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    el dinero en efectivo en lugar de depositarlo en los bancos, y la preferencia de los bancossupervivientes por acumular los depsitos en sus cmaras acorazadas en lugar de prestar esosfondos. Y esto, a su vez, podra haber evitado lo peor de la depresin.

    A este respecto, tal vez sea til una analoga. Supongamos que se desata una epidemia degripe, y que anlisis posteriores indican que una accin adecuada de los centros de control deenfermedades podran haber contenido la epidemia. Sera justo culpar a las autoridades

    pblicas de no tomar las medidas adecuadas. Pero sera un exceso decir que el Estado causla epidemia, o usar el fallo de esos centros para demostrar la superioridad de los mercadoslibres sobre el sector pblico.

    Pero muchos economistas, y todava ms lectores legos en la materia, han interpretado que laexplicacin de Friedman y Schwartz significa que de hecho la Reserva Federal caus la GranDepresin; que la depresin es en cierto sentido una demostracin de los males de un Estadoexcesivamente intervencionista. Y en aos posteriores, como he dicho, las afirmaciones deFriedman se volvieron ms imprecisas, como si quisiera alimentar esta percepcin errnea. Ensu alocucin presidencial de 1967 declaraba que "las autoridades monetarias estadounidensessiguieron polticas altamente deflacionarias", y que la oferta monetaria cay "porque el Sistemade la Reserva Federal forz o permiti una reduccin aguda de la base monetaria, al no ejercerlas responsabilidades que tena asignadas", una afirmacin extraa dado que, como hemosvisto, la base monetaria aument de hecho mientras la oferta monetaria caa. (Friedman tal vezse refiriese a dos episodios en los que la base monetaria cay moderadamente por brevesperiodos, pero aun as su declaracin es, como mnimo, muy engaosa).

    En 1976, Friedman les deca a los lectores de Newsweekque "la verdad elemental es que laGran Depresin se produjo por una mala gestin pblica", una declaracin que seguramentesus lectores interpretaron como que la depresin no se habra producido si el Estado sehubiera mantenido al margen, cuando de hecho lo que Friedman y Schwartz afirmaban era queel sector pblico debera haberse mostrado ms activo, no menos.

    Por qu los debates histricos sobre la funcin de la poltica monetaria en la dcada de 1930importaban tanto en la de 1960? En parte porque encajaban en el programa ms amplio deFriedman en contra del sector pblico, del que hablaremos ms adelante. Pero la aplicacinms directa era su defensa del monetarismo. De acuerdo con esta doctrina, la Reserva Federaldeba mantener el crecimiento de la oferta monetaria en una tasa baja y constante, porejemplo, el 3% anual, y no desviarse de ese objetivo, con independencia de lo que ocurriese enla economa. La idea era poner la poltica monetaria en piloto automtico, eliminando cualquierpoder por parte de las autoridades pblicas.

    El razonamiento de Friedman a favor del monetarismo era en parte econmico y en partepoltico. Sostena que el crecimiento constante de la oferta monetaria mantendra unaeconoma razonablemente estable. Nunca pretendi que siguiendo esta norma se eliminaran

    todas las recesiones, pero s afirmaba que las variaciones en la curva de crecimiento de laeconoma seran suficientemente pequeas como para ser tolerables, de ah la afirmacin deque la Gran Depresin no habra ocurrido si la Reserva Federal hubiera seguido una normamonetarista. Y junto a esta fe con reservas en la estabilidad de la economa con un rgimenmonetario se daba su desprecio sin reservas hacia la capacidad de los directivos de la ReservaFederal para hacerlo mejor si se les daba poder para ello. La demostracin de la falta defiabilidad de la Reserva Federal estaba en el inicio de la Gran Depresin, pero Friedman podasealar otros muchos ejemplos de polticas que haban salido mal. "Un rgimen monetario",escriba en 1972, "aislara la poltica monetaria del poder arbitrario de un pequeo grupo dehombres no sujetos al control de los electores, y de las presiones a corto plazo de la polticapartidista".

    El monetarismo fue una fuerza poderosa en el debate econmico durante unas tres dcadas apartir de que Friedman expusiera por primera vez su doctrina en Un programa de estabilidad

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    monetaria y reforma bancaria, publicado en 1959. Hoy, sin embargo, es una sombra de loque era, por dos razones principales.

    En primer lugar, cuando Estados Unidos y Reino Unido intentaron poner en prctica elmonetarismo a finales de los setenta, los resultados fueron decepcionantes: en ambos pases,el crecimiento constante de la oferta monetaria no consigui impedir recesiones graves. LaReserva Federal adopt oficialmente objetivos monetarios al estilo Friedman en 1979, pero los

    abandon de hecho en 1982, cuando la tasa de desempleo super el 10%. Este abandono sehizo oficial en 1984, y desde entonces la Reserva Federal realiza precisamente el tipo deafinacin discrecional que Friedman condenaba. Por ejemplo, en 2001 responda a la recesinreduciendo los tipos de inters y permitiendo que la oferta monetaria creciese a ritmos que enocasiones superaban el 10% anual. Cuando se convenci de que la recuperacin era slida, laReserva Federal cambi el rumbo, subiendo los tipos de inters y permitiendo que elcrecimiento de la reserva monetaria cayese a cero.

    En segundo lugar, desde comienzos de la dcada de 1980, la Reserva Federal y sushomlogos de otros pases han realizado un trabajo razonablemente bueno, debilitando laimagen que Friedman daba de los banqueros centrales, a los que consideraba chapucerosirredimibles. La inflacin se mantiene baja, las recesiones -excepto en Japn, pas del quehablaremos enseguida- han sido relativamente breves y leves. Y todo esto ha ocurrido a pesarde las fluctuaciones de la oferta monetaria, que horrorizaban a los monetaristas y que losllevaron -incluso a Friedman- a predecir desastres que no llegaron a materializarse. Comosealaba David Warsh, de The Boston Globe, en 1992, "Friedman despunt su lanzaprediciendo la inflacin en la dcada de 1980, durante la que se equivoc profunda yfrecuentemente".

    En 2004, el Informe Econmico del Presidente, escrito por los muy conservadores economistasdel Gobierno de Bush, poda no obstante hacer la altamente antimonetarista declaracin deque "una poltica monetaria audaz", no estable ni constante, sino audaz, "puede reducir laprofundidad de una recesin".

    Ahora, unas palabras sobre Japn.Durante la dcada de 1990, Japn experiment una especie de reproduccin a pequea escalade la Gran Depresin. La tasa de desempleo nunca lleg a los niveles de la Depresin, graciasa un enorme gasto en obras pblicas que hizo que cada ao Japn, con menos de la mitad depoblacin, vertiese ms cemento que Estados Unidos. Pero las condiciones de tipos de intersmuy bajos que se dieron en la Gran Depresin reaparecieron con fuerza. Hacia 1998, el tipodel dinero a la vista, los tipos de los prstamos a un da entre bancos, era literalmente cero.

    Y en esas condiciones, la poltica monetaria result tan ineficaz como Keynes haba afirmadoque lo fue en los aos treinta. El Banco de Japn, el equivalente japons a la Reserva Federal,poda aumentar la base monetaria, y lo hizo. Pero los yenes aadidos se guardaban, no se

    gastaban. Los nicos bienes de consumo duradero que se vendan bien, me dijeron por aquelentonces algunos economistas japoneses, eran las cajas fuertes. De hecho, el Banco de Japnse vio incapaz siquiera de aumentar la oferta monetaria tanto como deseaba. Puso encirculacin enormes cantidades de efectivo, pero las medidas ms generales de ofertamonetaria crecieron muy poco. Por fin, hace dos aos, iniciaba una recuperacin econmica,impulsada por una recuperacin de la inversin empresarial para aprovechar las nuevasoportunidades tecnolgicas. Pero la poltica monetaria nunca consigui arrancar.

    En efecto, Japn en los aos noventa brind una nueva oportunidad para poner a prueba lasopiniones de Friedman y Keynes respecto a la eficacia de la poltica monetaria en condicionesde depresin. Y claramente los resultados respaldaban el pesimismo de Keynes y no eloptimismo de Friedman.

    En 1946, Milton Friedman debut como divulgador de la economa del libre mercado con unpanfleto titulado Roofs or Ceilings: The Current Housing Problema [Tejados o techos: el actual

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    problema de la vivienda], escrito en colaboracin con George J. Stigler, que ms tarde se uniraa l en la Universidad de Chicago. El panfleto, un ataque contra el control de los alquileres, quetodava era universal inmediatamente despus de la II Guerra Mundial, se public encircunstancias bastante extraas: era una publicacin de la Fundacin para la EducacinEconmica, organizacin que, como Rick Perlstein escribe en Before the Storm (2001), su librosobre los orgenes del movimiento conservador actual, "difunda un evangelio libertario tandrstico que rondaba el anarquismo". Robert Welch, fundador de la John Birch Society, era

    miembro de su consejo directivo. Esta primera aventura en la popularizacin del libre mercadoanticipaba de dos maneras el curso de la evolucin de Friedman como intelectual pblico a lolargo de las seis dcadas siguientes.

    En primer lugar, el panfleto demostraba la especial voluntad de Friedman de llevar las ideas dellibre mercado hasta sus lmites lgicos. Ni la idea de que los mercados son medios eficientesde asignar bienes escasos ni la propuesta de que los controles de precios crean escaseces eineficacias eran nuevas. Pero muchos economistas, temiendo la reaccin negativa contra unasubida repentina de los alquileres (que Friedman y Stigler predecan que sera del 30% para elpas en su conjunto), podran haber propuesto una especie de transicin gradual a laliberalizacin. Friedman y Stigler quitaban hierro a esas preocupaciones.

    En dcadas posteriores, esta tozudez se convertira en uno de los sellos caractersticos deFriedman. Una y otra vez peda soluciones de mercado a problemas -educacin, atencinsanitaria, trfico de drogas ilegales- que en opinin de casi todos los dems exigan unaintervencin estatal extensa. Algunas de sus ideas han sido objeto de aceptacin generalizada,como sustituir las normas rgidas sobre contaminacin por un sistema de permisos decontaminacin que las empresas pueden comprar y vender. Otras, como los chequesescolares, tienen un amplio respaldo en el movimiento conservador, pero no han avanzadomucho polticamente. Y algunas de sus propuestas, como eliminar los procedimientos deconcesin de licencia para los mdicos y abolir la Administracin de Alimentos yMedicamentos, las consideran estrambticas incluso la mayora de los conservadores.

    En segundo lugar, el panfleto demostraba lo bueno que Friedman era como divulgador. Estescrito de manera elegante y sagaz. No hay jerga; los argumentos se presentan con ejemplosdel mundo real inteligentemente escogidos, desde la rpida recuperacin de San Francisco trasel terremoto de 1906 hasta los problemas de un ex combatiente en 1946, recin licenciado delejrcito, para encontrar un lugar decente donde vivir. El mismo estilo, mejorado por la imagen,marcara la celebrada serie televisiva de Friedman en la dcada de 1980 Free to choose [Librepara elegir].

    Hay muchas probabilidades de que la gran oscilacin hacia las polticas liberales que seprodujeron en todo el mundo a comienzos de la dcada de 1970 se hubiera dado aunqueMilton Friedman no hubiese existido. Pero su incansable y brillantemente eficaz campaa afavor de los libres mercados seguramente ayud a acelerar el proceso, tanto en Estados

    Unidos como en todo el mundo. Desde cualquier punto de vista -proteccionismo frente a librecomercio; reglamentacin frente a liberalizacin; salarios establecidos mediante conveniocolectivo y salarios mnimos obligatorios frente a salarios establecidos por el mercado-, elmundo ha avanzado en la misma direccin que Friedman. E incluso ms llamativa que su logroen lo referente a los cambios de la poltica real ha sido la transformacin de la opinin general:la mayora de las personas influyentes se han convertido hasta tal punto al modo de pensar deFriedman que simplemente se da por sentado que el cambio de polticas econmicaspromovido por l ha sido una fuerza positiva. Pero lo ha sido?

    Consideremos en primer lugar los resultados macroeconmicos de la economaestadounidense. Tenemos datos de la renta real -es decir, teniendo en cuenta la inflacin- delas familias estadounidenses entre 1947 y 2005. Durante la primera mitad de ese periodo de 55aos, desde 1947 hasta 1976, Milton Friedman era una voz que predicaba en el desierto, cuyasideas no eran tenidas en cuenta por los polticos. Pero la economa, a pesar de todas lasineficacias que l denunciaba, mejor enormemente el nivel de vida de la mayora de los

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    estadounidenses: la renta media real se duplic con creces. Por contraste, en el periodotranscurrido desde 1976, las ideas de Friedman se han ido aceptando cada vez ms; aunquesigui habiendo intervencin pblica de sobra para que l pudiera quejarse, no cabe duda deque las polticas de libre mercado se generalizaron mucho ms. Pero el aumento del nivel devida ha sido mucho menos fuerte que durante el periodo anterior: en 2005, la renta media realslo era un 23% superior a la de 1976.Parte de la razn de que a la segunda generacin de posguerra no le fuese tan bien como a la

    primera era la tasa total de crecimiento econmico ms lenta, un hecho que tal vez sorprenda aquienes suponen que la tendencia hacia el libre mercado ha aportado mayores dividendoseconmicos. Pero otra razn importante del retraso en el nivel de vida de la mayora de lasfamilias es un incremento espectacular de la desigualdad econmica: durante la primerageneracin de posguerra, el aumento de la renta se extendi ampliamente a toda la poblacin,pero desde finales de la dcada de 1970, la mediana de la renta, la renta de la familia tpica,slo ha subido la tercera parte de la renta media, que incluye la gran subida experimentada porlas rentas de la pequea minora situada en lo ms alto de la pirmide.

    Esto plantea una cuestin interesante. Milton Friedman sola asegurar a su pblico que nohaca falta ninguna institucin especial, como el salario mnimo y los sindicatos, para garantizarque los trabajadores compartiesen los beneficios del crecimiento econmico. En 1976 les decaa los lectores de Newsweek que los cuentos de los perjuicios causados por los baronesladrones eran puro mito:

    "Probablemente no haya habido ningn otro periodo en la historia, en este o encualquier otro pas, en el que el hombre de a pie haya experimentado una mejora tangrande de su nivel de vida como en el periodo transcurrido entre la guerra civil y la IGuerra Mundial, cuando ms fuerte era el individualismo desenfrenado".

    (Y qu hay del extraordinario periodo de 30 aos posterior a la II Guerra Mundial, que abarcbuena parte de la trayectoria profesional del propio Friedman?). Sin embargo, en las dcadasque siguieron a ese pronunciamiento, mientras se permita que el salario mnimo cayese por

    debajo de la inflacin y los sindicatos desaparecan en gran medida como factor importante enel sector privado, los trabajadores estadounidenses vean cmo sus fortunas iban a la zaga delcrecimiento de la economa en general. Era Friedman demasiado optimista respecto a lagenerosidad de la mano invisible?

    Para ser justos, hay muchos factores que afectan tanto al crecimiento econmico como a ladistribucin de la renta, por lo que no podemos culpar a las polticas friedmanistas de todas lasdecepciones. Aun as, dada la suposicin comn de que el cambio a las polticas de libremercado ha hecho grandes cosas por la economa estadounidense y por el nivel de vida de losestadounidenses corrientes, es asombroso el poco respaldo que los datos proporcionan a esaafirmacin.

    Dudas similares respecto a la falta de pruebas claras de que las ideas de Friedman funcionande hecho en la prctica se pueden encontrar, todava con ms fuerza, en Latinoamrica. Haceuna dcada era normal citar el xito de la economa chilena, en la que los asesores de AugustoPinochet, educados en Chicago, se haban pasado a las polticas del libre mercado despus deque Pinochet se hiciera con el poder en 1973, como prueba de que las polticas inspiradas porFriedman mostraban la senda hacia un prspero desarrollo econmico. Pero aunque otrospases latinoamericanos, desde Mxico hasta Argentina, han seguido el ejemplo de Chile en laliberacin del comercio, la privatizacin de empresas y la liberalizacin, la historia de xitochilena no se ha repetido.

    Por el contrario, la percepcin de la mayora de los latinoamericanos es que las polticasneoliberales han sido un fracaso: el prometido despegue del crecimiento econmico nuncalleg, mientras que la desigualdad de la renta ha empeorado. No quiero culpar de todo lo queha salido mal en Latinoamrica a la Escuela de Chicago, ni idealizar lo sucedido antes, perohay un asombroso contraste entre la percepcin que Friedman defenda y los resultados reales

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    de las economas que se pasaron de las polticas intervencionistas de las primeras dcadas deposguerra a la liberalizacin.

    Centrndonos ms estrictamente en el tema, uno de los principales objetivos de Friedman erala, en su opinin, inutilidad y naturaleza contraproducente de la mayor parte de lareglamentacin pblica. En una necrolgica para su colaborador George Stigler, Friedmanelogiaba en concreto la crtica de Stigler a la normativa sobre la electricidad, y su argumento de

    que los reguladores normalmente acaban sirviendo a los intereses de los regulados y no a losde los ciudadanos. Cmo ha funcionado entonces la liberalizacin?

    Empez bien, comenzando con la liberalizacin del transporte por carretera y de las aerolneasa finales de la dcada de 1970. En ambos casos, la liberalizacin, aunque no content a todos,aument la competencia, en general baj los precios, y aument la eficacia. La liberalizacindel gas natural tambin fue un xito.

    Pero la siguiente gran oleada de liberalizacin, la del sector elctrico, fue otra historia. Al igualque la depresin japonesa de la dcada de 1990, demostraba que las preocupacioneskeynesianas por la eficacia de la poltica monetaria no eran un mito; la crisis de la electricidaden California en 2000 y 2001 -en la que las compaas elctricas y las distribuidoras de energacrearon una escasez artificial para hacer subir los precios- nos record la realidad que habatras los cuentos de los barones ladrones y sus depredaciones. Aunque otros Estados nosufrieron una crisis tan grave como la de California, en todo el pas la liberalizacin de laelectricidad supuso un aumento, no una disminucin, de los precios, y unos beneficios enormespara las compaas elctricas.

    Aquellos Estados que, por la razn que fuera, no se subieron al vagn de la liberalizacin en ladcada de 1990 se consideran ahora afortunados. Y las ms afortunadas son aquellasciudades que por algn motivo no recibieron el memorando sobre los males del sector pblico ylas bondades del sector privado, y siguen teniendo compaas elctricas pblicas. Todo estodemuestra que los argumentos originales a favor de la reglamentacin elctrica -la observacin

    de que sin reglamentacin las compaas elctricas tendran demasiado poder monopolstico-siguen siendo tan vlidos como siempre.

    Debera esto llevarnos a la conclusin de que la liberalizacin es siempre mala idea? No.Depende de los detalles especficos. Deducir que la liberalizacin es siempre y en todas partesuna mala idea sera incurrir en el mismo tipo de pensamiento absolutista que, se podra decir,fue el mayor defecto de Milton Friedman.

    En la resea de 1965 sobre Monetary history, de Friedman y Schwartz, el fallecido premioNobel James Tobin acusaba levemente a los autores de ir demasiado lejos. "Considrense lassiguientes tres proposiciones", escriba. "El dinero no importa. S que importa. El dinero es lonico que importa. Es demasiado fcil deslizarse de la segunda proposicin a la tercera". Y

    aada que "en su celo y euforia", eso es lo que muy a menudo hacan Friedman y susseguidores.

    La defensa del laissez-faire por parte de Milton Friedman parece haber seguido una secuenciasimilar. Despus de la Gran Depresin, muchos empezaron a decir que los mercados nuncapueden funcionar. Friedman tuvo la valenta intelectual de decir que los mercados s funcionan,y sus dotes teatrales, unidas a su habilidad para organizar datos objetivos, lo convirtieron en elmejor portavoz de las virtudes del libre mercado desde Adam Smith. Pero caa con demasiadafacilidad en la afirmacin de que los mercados siempre funcionan y que son lo nico quefunciona. Es extremadamente difcil encontrar casos en los que Friedman reconociese laposibilidad de que los mercados pudieran funcionar mal, o de que la intervencin pblica podaser til.

    El absolutismo liberal de Friedman ha contribuido a crear un clima intelectual en el que la fe enlos mercados y el desdn por el sector pblico a menudo se imponen a los datos objetivos. Los

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    pases en vas de desarrollo se apresuraron a abrir sus mercados de capitales, a pesar de lasadvertencias de que eso podra exponerlos a crisis financieras; despus, cuando las crisisllegaron como era previsible, muchos observadores culparon a los Gobiernos de esos pases,no a la inestabilidad de los flujos de capital internacionales. La liberalizacin de la electricidadse produjo a pesar de las claras advertencias de que el poder de monopolio podra ser unproblema; de hecho, al tiempo que la crisis de la electricidad en California segua su evolucin,la mayora de los analistas quitaban importancia a las preocupaciones por el posible amao de

    los precios alegando que no eran ms que teoras de conspiracin descabelladas. Losconservadores siguen insistiendo en que el libre mercado es la respuesta a la crisis sanitaria,frente a las abrumadoras pruebas en contra.

    Lo extrao del absolutismo de Friedman respecto a las virtudes de los mercados y los vicios delEstado es que en su trabajo como economista terico era de hecho un modelo decomedimiento. Como ya he sealado, hizo grandes contribuciones a la teora econmica alresaltar la importancia de la racionalidad individual, pero, a diferencia de algunos de suscolegas, saba cundo parar. Por qu no mostr el mismo comedimiento en su papel deintelectual pblico?

    La respuesta, sospecho, es que se vio atrapado en una funcin esencialmente poltica. MiltonFriedman, el gran economista, saba reconocer la ambigedad y la reconoca. Pero de MiltonFriedman, el gran defensor de la libertad de mercado, se esperaba que predicase la verdaderafe, no que manifestase sus dudas. Y acab desempeando la funcin que sus seguidoresesperaban. A consecuencia de ello, la refrescante iconoclasia de los primeros aos de sucarrera se convirti con el tiempo en una rgida defensa de algo que se haba convertido en lanueva ortodoxia.

    A la larga, a los grandes hombres se les recuerda por sus virtudes y no por sus defectos, yMilton Friedman fue de hecho un hombre muy grande, un hombre de valenta intelectual quefue uno de los pensadores econmicos ms importantes de todos los tiempos, y posiblementeel ms brillante comunicador de las ideas econmicas a los ciudadanos en general que jams

    haya existido. Pero hay buenas razones para sostener que el friedmanismo, al final, fuedemasiado lejos, como doctrina y en sus aplicaciones prcticas. Cuando Friedman inici sutrayectoria como intelectual pblico, haba llegado la hora de llevar a cabo una contrarreformacontra el keynesianismo, y todo lo que eso conllevaba. Pero lo que el mundo necesita ahora,dira yo, es una contra-contrarreforma.

    Paul Krugman es profesor de Economa en la Universidad de Princeton y premio Nobel deEconoma 2008. New York Times Service, 2008. Traduccin de News Clips.