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    Poética del texto nar rativo

    Segunda de dos par tes)

    1

    Lic. George Reyes 

    Profesor y pastor

    Guaranda Bolívar Ecuador

     

    Esta segunda parte del ensayo explora la poética del discurso narrativo

    en relatos antiguotestamentarios, centrándose en la personificación y el

     punto de vista. La personificación puede ser directa, mediante una eva-

    luación explícita, o indirecta, mediante el relato de las palabras, actitu-

    des y acciones del personaje. Para comunicar un punto de vista, sea pro-

     pio o a doptado, el na rr ador emplea una variedad de técnica s literaria s.

    This second part of the essay explores the poetics of Old Testament nar-

    rative discourse, particularly personification and point of view. Personi-

    fication may be direct, through explicit evaluations, or indirect, through

    the narration of the words, attitudes and actions of the character. In or-

    der to communicate a point of view, whether his own, or one adopted, the

    narrator employs a variety of literary techniques. 

    POÉTICA DEL DISCURSO NARRATIVO 

    ¿Cómo un narrador cuenta un episodio al lector? ¿Y cómotambién lo guía a entender y a la vez adoptar la ideología de eseepisodio?2 El propósito primario de esta segunda parte del artí-

    1Para la primera parte del artículo, la cual diserta sobre la poética de la es-

    tructura narrativa, véase Kairós  30 (enero-junio 2002), págs. 33-56.2 El concepto de “ideología” ha cobrado auge en el contexto de los estudios

     bíblicos en las últimas décadas con el despertar de los acercamientos sociológi-cos al texto bíblico. Aquí lo usamos sobre la base de su contenido y función. Eneste sentido, por ideología nos referimos a los presupuestos, la teología, la ética

    y la fe, entre otras cosas que conforman la ideología sobre todo religiosa deltexto o del narrador que intenta influir en la ética de los lectores. Véase unadiscusión del uso del término y su impacto en los estudios bíblicos en JonathanE. Dyck, “A Map of Ideology for Biblical Critics”, en  Rethinking Contexts, Re- 

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    culo es explorar la manera artística cómo un narrador bíblicohabría realizado semejante tarea. Para ello se han seleccionadodos áreas de concentración en el estudio de una narrativa: perso-nificación y punto de vista.3 

    Personificación del narr ador  

    Si la personificación es el medio por el cual el narrador des- pierta interés y proyecta un perfil realista de sus personajes,4

    ¿cómo lo hace, o qué técnicas usa para ese fin? En otras pala- bras, ¿cómo lleva a cabo una personificación? Antes de respon-

    der a estas interrogantes, es necesario mencionar las principalescategorías de personajes que subyacen en la narrativa bíblica.

    De acuerdo con las cualidades que despliegan, Adele Berlin5

    distingue tres categorías de personajes en la narrativa bíblica: polifacéticos, llanos y agentes. Los primeros son aquellos que 

    reading Texts: Contributions from the Social Sciences to Biblical Interpreta-

    tion , ed. por M. Daniel Carroll R. (Sheffield, Inglaterra: Sheffield AcademicPress, 2000), págs. 108-28. Ahora bien, es claro que la ideología del texto,cualquiera que esta sea, es la del propio narrador (o autor real o, si se desea,“implícito”—perfil de autor que se proyecta en el curso de la lectura), ya que esél quien controla la narración de un episodio; de modo que es su ideología laque siempre prevalecerá, y a la que debe escucharse, pues ella, tal como se ma-

    nifiesta en el texto, es en última instancia la de Dios. El problema, sin embargo, para nosotros viene cuando estamos frente a una ideología que aparentementeno parece concordar con el carácter, por ejemplo, justo de Dios. Pero esto es yaotro asunto que escapa a nuestros propósitos.

    3 Esta opción se debe a que, según nuestra opinión, la personificación y punto de vista del narrador son dos áreas de importancia capital para la com- prensión de un episodio. El análisis, por ejemplo, del punto de vista ideológicodel narrador guía al lector a percibir y adoptar con mayor claridad la tendencia(Tendenz ) teológica y el mundo conceptual del narrador, aun cuando nuestro

     propósito no es tanto realizar una crítica ideológica en sí del texto o del narra-dor. Un buen ejemplo de esto último es el de Jonathan E. Dyck, “Ezra 2 inIdeological Critical Perspective”, en Rethinking Contexts , págs. 129-45.

    4 Es decir, un perfil que tipifica, en suma, la realidad humana universal, conel cual el lector pueda identificarse o disentir y, si fuere necesario, corregirse.Cabría recordar lo que se ha venido subrayando a lo largo de este ensayo: sien-do la narrativa bíblica un material puramente descriptivo y no prescriptivo di-

    recto, ella puede interpelar, persuadir y corregir solo indirectamente.5 Adele Berlin, Poetics and Interpretation of Biblical Narrative   (Sheffield,Inglaterra: The Almond Press, 1983), págs. 31-32; cp. Mark Allan Powell,  What Is Narrative Criticism?  (Minneapolis: Fortress Press, 1990), pág. 55.

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    despliegan una gran variedad de cualidades, las mismas que, de-ntro del mundo narrativo, varían de un momento a otro, y suelenser contrastantes e imprevisibles en la mayoría de las veces; sonestos personajes de quienes más se sabe, los más realistamente

     proyectados y, consecuentemente, los más difíciles de perfilar.Los llanos, por el contrario, son aquellos que despliegan pocas o,en algunas ocasiones, una estereotipada cualidad. Finalmente,los agentes son aquellos que no despliegan cualidad alguna, ex-cepto la que es necesaria para el desarrollo de la trama, ya quecumplen solamente un papel de “relleno” en la misma. Con el

     propósito de ilustrar esas tres categorías de personajes, Berlin

    explora la narrativa de David y sus mujeres, y concluye:

    Cuatro mujeres–Mical, Betsabé, Abisag y Abigail–aquí se han estu-diado, y se ha visto cuán diferentemente son personificadas. Mical yBetsabé en 1 R. 1-2 son personajes polifacéticos en el sentido mo-derno. Ellas son personificadas realistamente; no se les esconden susemociones e impulsos o, en su defecto, se deja que el lector los dis-cierna según las pistas dadas en el texto. Tenemos la impresión deconocerlas y de entenderlas ampliamente, y sentimos que, en granmedida, podemos identificarnos con ellas. Abigail, en cambio, esmás un personaje llano…ella representa [el estereotipo de] la esposa

     perfecta… Ejemplo de personajes agentes serían Betsabé en 2 Sam.11-12, y Abisag [en 1 R. 1-2]. Ambas mujeres aparecen en esas na-rrativas como sirviendo únicamente a la trama, o como parte del con-texto. No parecen ser importantes, y nada de ellas, como sus senti-mientos, entre otras cosas, se revela al lector. De modo que él no

     puede verlas como personajes reales. Ellas están all í solo para el im- pacto de la trama o de otros personajes. En otras palabras, ellas estánallí porque son necesarias para la trama y para servir de contraste conotros personajes, o para provocar reacciones de éstos.6

    Ahora bien, propone Berlin, el perfil de cada una de esas trescategorías de personajes se lleva a cabo en la narrativa bíblica

     por medio de una variedad de técnicas complejas de personifica-ción. Estas, sin embargo, añade ella, podrían agruparse en dos

    6 Berlin,  Poetics , págs. 31-32. Los personajes bíblicos no parecen ser está-ticos, ya que en un episodio pueden ser “polifacéticos”, y en otro “llanos” o“agentes”; este es el caso, según Berlin, de Betsabé.

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    categorías esenciales: técnica directa y técnica indirecta.7

    La técnica directa de personificación se da cuando, desde su perspectiva, el narrador hace una evaluación de un personaje.8

    Un ejemplo9 sería el caso de Nabal en 1 S. 25:2-3. Este texto permite ver no solo el modo directo en que el narrador personifi-ca a Nabal, sino también el perfil realista que le atribuye. Comoel lector podrá ver, Nabal, según el narrador, es un individuo

     prominente de los alrededores de Hebrón,10 pero a la vez ásperoy preocupado más por sus posesiones que por las personas.11 Demodo que Nabal indiscutiblemente vendría a ser un personaje

    7 Ibid ., págs. 33-42; cp. Robert Alter, The Art of Biblical Narrative  (Nueva

    York: Basic Books, 1981), págs. 116-17. Con el propósito también de personi-ficar, es claro que el narrador podría hacer una combinación compleja de lastécnicas antes mencionadas. Para ver tal combinación, consúltese Berlin,  Poe-tics , págs. 41-42. Para lo que sigue del presente ensayo, esta obra de Berlin se-rá la fuente esencial.

    8 El narrador hace tal cosa para que el lector se forme una idea de cómo esese personaje tanto en lo físico como en lo psicológico. Sin embargo, como loseñala Berlin, esa descripción no siempre es precisa y detallada; por lo tanto, laimagen que el lector tendría de un personaje no sería tan visual o concreta. Decualquier modo, arguye Berlin, la Biblia describe física y sicológicamente a sus

     personajes a fin de contarle al lector qué clase de personas son; véase  Poetics ,

     págs. 34-42, 135-39; cp. Tremper Longman,  Literary Approaches to BiblicalInterpretation   (Foundations of Contemporary Interpretation 3; Grand Rapids:Zondervan Publishing House, 1987), pág. 89; Erich Auerbach,  Mimesis: TheRepresenta tion of Reali ty in Western Litera tur e  (Princeton: Princeton Univer-sity Press, 1974), pág. 12.

    9 Véase otros en Berlin,  Poetics , págs. 36-37.10 Maón, aldea de Judea, al sur de Hebrón, al parecer era un centro político

    relevante en aquel entonces. De ahí que Nabal habría sido un personaje promi-nente no sólo por su riqueza, sino también por su estatus político; así LaMoineF. DeVries, “Maon”,  The Anchor Bible Dictionary , vol. 4, ed. David NoelFreedman (Nueva York: Doubleday, 1992), págs. 512-13.

    11 Cp. John D. Levenson, “I Samuel 25 as Literature and as History”,  Catholic Biblical Quarterly  40/1 (1987), págs. 11-28; Berlin,  Poetics , pág. 36;S. Bar-Efrat,  Narrative Art in the Bible   (Sheffield, Inglaterra: The AlmondPress, 1989), pág. 53. El contraste que el narrador presenta entre Nabal y Abi-gail hace, a nuestro parecer, más vívido el perfil de ambos. Según Berlin el con-

    traste es otra técnica usada por el narrador bíblico para personificar directa oindirectamente; véase algunos ejemplos en las págs. 40-41 de su obra citadaarriba. Un estudio detallado de esta técnica es el de Alter en The Art , págs. 72-74.

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    “llano”.12

    Según Berlin, el narrador bíblico personifica directamentetambién por medio de una información de la vida interna de los

     personajes.13 Así, por ejemplo, continúa Berlin,

    claramente se nos informa del amor y odio de Amón [2 S. 13], de loscelos de los hermanos de José [Gn. 37], de la ira de Moisés (Ex.32:19), del temor de Adonías (1 R. 1:50). También se nos informa delo que los personajes pensaban: “y Elí pensó que estaba ebria” (1 S.1:13); lo que vieron: “Miró entonces [Moisés] a uno y otro lado y alno ver a nadie...” (Ex. 2:12); lo que entendieron: “…Entonces Elí sedio cuenta de que el Señor estaba llamando al muchacho” (1 S. 3:8b);

    y lo que no sabían: “…Jacob no sabía que Raquel se robado los ído-los de Labán ” (Gn. 31:32).14

    En otras ocasiones, el narrador informa simultáneamente dosaspectos de la vida interna de los personajes. Un ejemplo al res-

     pecto sería Gn. 37:4: “Viendo sus hermanos que su padre ama- ba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera losaludaban”. Como se podría ver, el narrador informa no solo delos sentimientos de los hermanos (odiaban a José), sino tambiénde la percepción que estos tenían de los de su padre (amaba mása José que al resto de sus hijos).15

    Finalmente, para hacer de los pensamientos de los personajes

    algo más real, en otras ocasiones el narrador los comunica enforma de un monólogo interno o mental: “...Esaú guardó un pro-fundo rencor contra su hermano [Jacob]…y pensaba: ‘Ya falta

    12 Tómese en cuenta para ello que otros personajes del mismo episodio(vss. 17, 25) presentan un perfil negativo de Nabal parecido al del narrador.

    13 Con el propósito, por supuesto, de reducir la opacidad de ellos, y ofrecer-le así al lector un perfil más acabado y realista de los mismos; Berlin,   Poetics ,

     pág. 38; cp. Bar-Efrat, Narrative Art , págs. 53-64.14 Berlin,  Poetics , pág. 38. Así, entonces, el lector también podría conocer

    el papel que los personajes juegan en el mundo del episodio, algo esencial parala comprensión del mismo. En el presente artículo las citas bíblicas en castella-no se toman, de la Nueva Versión Internacional, salvo cuando se indique deotra manera.

    15  Ibid . Con este reporte el narrador estaría personificando a los hermanosde José como, según nuestra opinión, aborrecedores e intolerantes, y a Jacobcomo discriminador, aunque el énfasis en este versículo recae en los hermanoscon cuya percepción él pareciera concordar.

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     poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, ma-taré a mi hermano Jacob’” (Gn. 27:41).16

    La técnica indirecta de personificación17 se da cuando el na-rrador no cuenta, sino que simplemente muestra al lector cómoes un personaje por medio de, entre otras cosas, las palabras, ac-titudes y acciones que le atribuye.18 En la narrativa bíblica, opi-na Alter, el diálogo es uno de los medios más eficaces que el na-rrador usa tanto para dar curso a la trama como para personifi-car indirectamente.19 Por ejemplo, añade Berlin,

    Cuando Adán responde a la interrogante de Dios del modo siguiente:

    “La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo locomí” (Gn. 3:12), no es necesario que el narrador describa cómo esAdán. Sus palabras apropiadamente lo personifican como una perso-na a la defensiva e inculpadora. De igual modo, la respuesta queMoisés da a Dios cuando le fue ordenado ir al Faraón y liberar al

     pueblo: “¿Y quién soy yo para presentarme ante el Faraón y sacar deEgipto a los israelitas?” (Ex. 3:11) dice mucho de su personalidad,

     por ejemplo, tímida o acomplejada. Pero no es solo el sentido de las palabras, sino también la manera cómo se las dice que puede perso-nificar a alguien. “¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendi-

    16 Ibid ., cp. las págs. 64-72 de esta misma obra de Berlin; contra M. Nie-

    hoff, quien, en “Do Biblical Characters Talk to Themselves? Narrative Modesof Representing Inner Speech in Early Biblical Fiction”,  Journal of Biblical Li-terature  11/4 (1992), pág. 580, niega, contra toda evidencia, que los personajes

     bíblicos hablen consigo mismos.17 Por cierto, la más comúnmente usada en la narrativa bíblica, y compleja,

    ya que exige del lector un trabajo más arduo de reconstrucción del perfil que elnarrador quiere comunicar de un personaje; cp. Bar-Efrat,   Narrative Art , pág.64; Powell,  What Is Narrative Criticism? , pág. 52. Sin embargo, esta técnica

     permite que el lector acreciente su interacción con el texto, algo clave tanto parala mejor comprensión del mismo como también para evitar la eiségesis. Véaseestas ventajas en el estudio sensible a la personificación indirecta del texto deBruce Waltke, “Was Cain’s Offering Rejected by God Because It Was Not aBlood Sacrifice?”,  Westminster Theological Jour nal  48 (1986), págs. 363-72.

    18 Berlin,  Poetics , pág. 38; Powell,  What I s Narr ative Crit icism? , pág. 52;Alter, The Art , págs. 116-17.

    19 Alter, The Art , págs. 182-83; Berlin,  Poetics , pág. 38. “Las cualidades de

    aquellos que interactúan se revelan en el diálogo, o, para ser más preciso, tododiálogo revela la personalidad…”, argumenta, por su parte, Bar-Efrat en   Na-rrative Art , pág. 64. Como se verá, este principio literario es ampliamente apli-cable al discurso bíblico narrativo.

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    gas!” (Gn. 27:34) son las palabras de un Esaú desconcertado e infan-til.20

    Como ya se dijo, Berlin es de la opinión que la personifica-ción indirecta suele ser realizada también por medio de las ac-ciones que se le atribuyen a los personajes. Pero, añade ella, enalgunas ocasiones sin que ellos pronuncien palabra alguna.21 Elepisodio del sacrificio de Isaac (Gn. 22) ilustraría magistralmen-te esta técnica. Según el narrador, con el propósito de probar aAbraham (v. 1a), Dios le ordena que ofrezca en holocausto aIsaac, su único hijo (v. 2; cp. vss. 12, 16). Abraham, sin expre-

    sar dolor alguno o racionalizar semejante orden,22

    “se levantó demadrugada…cortó leña para el holocausto y, junto con…su hijoIsaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado” (v.3). “Este conjunto de cláusulas con sintaxis similares, y donde

     predominan los verbos, sugiere que Abraham lleva a cabo la or-den de Dios amplia y obedientemente”.23 De modo que el narra-dor personifica polifacéticamente a Abraham como un siervo nosolo obediente (cp. v. 18, nótese allí mismo la promesa patriar-cal, ¿validada?), sino también íntegro, leal, de fe y temeroso deDios (cp. v. 12).24

    20 Berlin,  Poetics , pág. 38.21 

    Ibid ., pág. 39.22Sin embargo, él pudo haberlo hecho, pero el narrador no lo cuenta, ya queél es la cámara que selecciona lo que debe informarse. Cualquiera sea el caso,un episodio como este estimula la imaginación, el interés o la curiosidad no so-lo por ser reticente, sino también por poseer una estructura dramática; cp.Auerbach,  Mimesis , págs. 8-12, 23; para un estudio de su trama, véase GeorgeW. Coats, “Abraham’s Sacrifice of Faith”,  Interpretation   27/4 (1973), págs.389-400; y para un estudio denso tocante al carácter reticente del texto bíbliconarrativo en general, véase Meir Sternberg,  The Poetics of Biblical Narrative:Ideological Literature and Drama of Reading  (Bloomington: Indiana Universi-ty Press, 1985), págs. 186-228.

    23 Berlin,  Poetics , pág. 39. Este conjunto de cláusulas también fuerza al lec-tor a participar en la agonía de Abraham.

    24 Cp. Coats, “Abraham’s Sacrifice”, pág. 392; contra David M. Gunn yDanna Nolan Fewell,  Narrative in the Hebrew Bible   (Oxford: Oxford Univer-sity Press, 1993), págs. 98-100, quienes, por ver una incongruencia entre el

     perfil anterior y el presentado en los capítulos 12:10-20 y 16, sostienen queAbraham no puede ser presentado como un modelo de obediencia y fe para lasgeneraciones posteriores devotas de Yahvé. Sin negar tal incongruencia y el pe-ligro latente en pensar que lo que dice un solo episodio es el perfil esencial de

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    En la personificación indirecta, sugiere Berlin, el diálogo ylas acciones frecuentemente se combinan, y el resultado de elloes un vívido perfil de los personajes.25 La escena de Jacob yEsaú (Gn. 25:29-34) sería un ejemplo oportuno. Si se observacuidadosamente el texto, el perfil de ambos personajes resultaríavívido, realista y a la vez llano.26 Así, tanto el lenguaje como lasacciones de Esaú lo personifican como un ser poco inteligente,de valores invertidos, rudimentario, vulgar y simplista, ya que,según se puede ver, su mayor preocupación es vivir para el pre-sente y, por el mismo hecho, satisfacer cuanto antes sus necesi-dades físicas.27 Por eso no puede cerciorarse de qué es aquello

    que desea comer,28 ni mucho menos valorar su primogenitura.29Los verbos (“comer”, “y beber”, “se levantó”, “y se fue”, “me-nospreció”, v. 34b) suceden en tal secuencia que subrayan la ra-

     pidez con la cual “menospreció” su primogenitura, y su carácter

    un personaje, es necesario recordar que los personajes bíblicos suelen ser varia- bles o complejos y que es una técnica poética presentarlos, de un episodio aotro, de una manera diferente a la esperada por el lector; cp. Berlin,  Poetics ,

     págs. 23-41; Coats, “Abraham’s Sacrifice”, págs. 396, 400. Por otro lado, estambién necesario recordar que esta incongruencia sería un ejemplo más delmodo realista cómo los autores/narradores bíblicos suelen presentar a los per-

    sonajes y eventos. De esa cuenta, no habría por qué negar o asombrarse de lavariabilidad humana de los personajes bíblicos.

    25 Berlin,  Poetics , pág. 39.26 Si nos limitamos a este episodio, el perfil llano de Esaú y Jacob, como

    luego se verá, resulta obvio: el primero bruto, y el segundo astuto. Pero las na-rrativas de Génesis en general presentan un perfil polifacético de ambos perso-najes.

    27 Berlin,  Poetics , pág. 39.28 

    Ibid . Tanta es su precisión que, según el texto hebreo, al potaje de lente- jas lo llama “este rojo, rojo” (hZ

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    ingenuo.30 Todo ello desagrada al lector y le hace a la vez com- padecerse de este hombre.31

    En cambio, el lenguaje y las acciones de Jacob lo personifi-can, en suma, como un ser astuto y oportunista.32 Procurandocondescender con su hermano, lo manipula fácilmente a su con-veniencia. Es probable, como opina Berlin, que él habría no solococido su guiso justo a la hora en que Esaú regresaría a casa, si-no también palpado la desventaja de este (que tenía hambre) yque debía, por lo tanto, actuar rápidamente, a fin de aprovechar-la y así apoderarse de la primogenitura.33

    Aunque a grandes rasgos, esta sección ha procurado explorar

    algunas técnicas de personificación usadas por el narrador. Lasiguiente explorará un elemento fundamental del discurso narra-tivo ya aludido en más de una ocasión en la anterior: el punto devista del narrador.34

    30 Cp. Berlin,  Poetics , pág. 39; Leland Ryken,  Words of Delight: A Liter-ary Introduction to the Bible   (Grand Rapids: Baker Book House, 1987), pág.78; Bar-Efrat, Narrative Art , págs. 79, 217; y véase un estudio filológico de es-te episodio en Alter,  The Art , págs. 44-46. Nótese también el carácter infantilde Esaú y, quizás, su tedio por la vida reflejados en la oración: “Me estoy mu-riendo de hambre..., así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?”

    (v. 32; cp. v. 22b); cp. J. P. Fokkelman,  Narrative Art in Genesis   (Sheffield,Inglaterra: Sheffield Academic Press, 1991), pág. 95. Y véase el punto de vistaevaluativo del narrador tocante a la actitud de Esaú con respecto a su primoge-nitura; sin embargo, ¿concordaría tal punto de vista con el de Esaú? Para una

     breve respuesta negativa a esta interrogante, consúltese Berlin,  Poetics , pág. 30.31 Berlin,  Poetics , pág. 39. Ryken, por su parte, en   Word s of Delight , pág.

    77, opina que “el narrador personifica [indirectamente] a Esaú de tal maneraque lo hace el personaje más antipático del episodio”.

    32 Berlin,  Poetics , pág. 39. Cp. la personificación que el propio Esaú hacede Jacob en Gn. 27:36, y la lectura que Ryken, en  Words of Delight , pág. 75,hace de esta personificación.

    33 Berlin,  Poetics , pág. 39. La astucia y oportunismo de Jacob se reflejaríatambién cuando acorrala a su hermano haciéndolo jurar en ese día (v. 33; cp. v.31). Así, pues, Jacob gana la contienda ya iniciada en la escena anterior (25:19-28); cp. Fokkelman,  Narrative Art , págs. 96-97; Gunn y Fewell,  Narrative ,

     pág. 63.34 Elemento clave para la comprensión del texto, pues este punto de vista es

    la cámara no solo guiadora que determina lo que ha de ser narrado, sino tam- bién, por lo tanto, mediadora entre el punto de vista de los personajes y loseventos de un episodio, y la que influye en el lector.

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    Punto de vista del narr ador  

    En la actualidad se han explorado diferentes niveles de puntode vista que pueden verse y a la vez diferenciarse en el discurso

     bíblico narrativo. Siguiendo a Boris Uspensky, Berlin, por ejem- plo, distingue cuatro niveles: (1) el ideológico, (2) el espacial ytemporal, (3) el psicológico, y (4) el fraseológico.35 Aunque elénfasis estará sobre el último nivel, el fraseológico,36 una brevedescripción de todos sería beneficiosa.

    El nivel ideológico se refiere a la perspectiva desde la cual elnarrador, siguiendo los parámetros éticos divinos, evalúa los

    eventos de un episodio, aprobando o desaprobándolos.37 El espa-cial y el temporal se refieren a la habilidad del narrador de si-tuarse, cual ser omnipresente, en el espacio y tiempo de un epi-sodio; por eso, él podría narrarlo moviéndose de un lugar o es-cena a otra, junto a los personajes38 y, por el mismo hecho, talcomo este episodio o escena se estaría llevando a cabo en esemomento.39 En cambio, el nivel psicológico se refiere a la pers-

     pectiva ya sea objetiva (o externa) o subjetiva (o interna) desdela cual el narrador informa de un personaje; esta es objetiva

    35 Berlin,  Poetics , págs. 55-57; cp. Grant R. Osborne,  The HermeneuticalSpiral: A Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation   (Downers

    Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1991), págs. 156-57; Longman,  LiteraryApproaches , págs. 87-88; un estudio detallado es el de R. Alan Culpepper,  Anatomy of the Fourth Gospel: A Study in Literary Design  (Filadelfia: FortressPress, 1983), págs. 21-34.

    36 Siguiendo, en lo esencial, a Berlin por su gran sensibilidad y aporte sus-tancial en relación con este nivel. Atendiéndonos a la descripción del mismo(véase más delante en este capítulo), lo que se procurará es explorar cómo laestructura lingüística del texto indica el punto de vista del narrador.

    37 Esto es así ya que, según nuestra opinión, su perspectiva, tal como semanifiesta en el texto, es la de Dios o Jesús (en los evangelios), pues él es suvocero. La perspectiva de Dios o Jesús, por lo tanto, es la que viene a encarnar-se en la del narrador. De nuevo, el problema para nosotros viene cuando esa

     perspectiva no parece concordar con el carácter, por ejemplo, justo de Dios.38 Narrando así las cosas tal como los personajes las verían, y desde dife-

    rentes ángulos. De esta manera, el lector es guiado al fondo mismo del mundodel episodio y a participar de éste. Véase un ejemplo en Berlin,   Poetics , págs.

    43-55.39 Pero él narraría esa misma escena también desde un tiempo posterior alos eventos. Véase un estudio extenso en relación con este nivel en Bar-Efrat,  Narra tive Art , págs. 17-23.

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    cuando él informa de aquellas cosas que estarían al alcance deun observador; por el contrario, es subjetiva cuando él, pene-trando omniscientemente en la mente de un personaje, informade aquellas cosas (pensamientos, emociones, perspectivas, porejemplo) normalmente fuera del alcance de un observador.40 Fi-nalmente, el nivel fraseológico se refiere a los aspectos lingüísti-cos en el discurso que expresan punto de vista. He aquí unosejemplos.

    El punto de vista del narrador podría detectarse en el discur-so narrativo de muchas maneras. Una de ellas es por medio desus comentarios explicativos o bien evaluativos. Los más obvios,

    según Berlin, “son las etiologías, notas geográficas [explicati-vas] (‘En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, peroJacob le cambió el nombre y le puso Betel’ [Gn. 28:19]), y simi-lares informaciones como: ‘La medida de dos litros, a la quellamaban  gómer , era la décima parte de la medida a la que lla-maban efa ’ (Ex. 16:36)”.41

    Todos esos comentarios, agrega Berlin, serían externos alepisodio, pues el narrador se sale del mismo para explicar algo asus lectores. Esta técnica, opina ella, es conocida como “rupturade enmarco”.42 Una de las maneras más comunes de hacer talruptura es cuando el narrador deja el enmarco temporal del epi-sodio ya sea al dar información de algo que ocurriera tiempo

    atrás–como cuando, en Ex. 16:35, informa: “Comieron los hijosde Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a los límites dela tierra de Canaán...”–o al conectar un episodio a algún evento

     previo–como cuando, en Gn. 26:1, dice: “En ese tiempo hubomucha hambre en aquella región, además de la que hubo entiempos de Abraham”.43

    Aún cuando el narrador permaneciere dentro del enmarco delepisodio, sugiere Berlin, él podría narrarlo desde un punto devista objetivo (o externo) o desde uno subjetivo (o interno).

    40 En tales casos, opina Osborne, el lector obtiene una invalorable informa-ción que a la vez le comunica lecciones teológicas (y, se podría agregar, éticas)

    importantes del texto; véase  The Hermeneutical Spiral , pág. 157.41 Berlin,  Poetics , pág. 57.42 

    Ibid .43 

    Ibid .

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    Mientras que en el primer caso él lo narraría simplemente comoun observador quien sólo mira desde fuera todo, en el segundo loharía como estando entre los mismos personajes, o desde la

     perspectiva de uno de ellos.44 Ahora bien, si el punto de vista úl-timo fuere el caso, este sería subjetivo (o interno) sólo en rela-ción con las acciones del episodio, ya que para que lo sea en re-lación con los personajes el narrador ha de penetrar, como ya seha dicho, omniscientemente en la mente de ellos a fin de repor-tar, entre otras cosas, lo que sienten, ven y piensan.45

    Pero eso no es todo. Berlin sugiere que el punto de vista delnarrador podría ser subjetivo (o interno) también con relación a

    las acciones (del episodio) y a la vez objetivo (o externo) con re-lación a un personaje.46 ¿Por qué? ¿Cómo? Berlin explica que

    tal cosa es posible porque lo “interno” [o subjetivo] y lo “externo” [uobjetivo] podrían darse no solo en el nivel psicológico, sino tambiénen todos los otros niveles. Lo que he denominado (siguiendo a Us-

     pensky, 130-34) “con relación a la acción” es el nivel espacial, y“con relación a un personaje” es psicológico. En su mayor parte Gn22 es narrado desde la perspectiva de Abraham—es decir, desde un

     punto de vista interno [o subjetivo] con relación a la acción, o desdeuno espacial—pero también es narrado desde una perspectiva exter-na [u objetiva, y la que, según nuestra opinión, sería del narrador]como cuando la cámara [el narrador] permite ver tanto a Abrahamcomo a Isaac caminando juntos en la distancia [mostrándole así allector una toma de una escena, o una vista panorámica]. Ahora se de-

     be modificar este análisis notando que aún cuando la perspectiva esinterna [o subjetiva] con relación a la acción, es externa [u objetiva]con relación a Abraham, el personaje… No sabemos lo que él estaría

     pensando; solo podemos ver sus acciones y oír sus palabras pronun-ciadas en voz alta.47

    44 Ibid ., pág. 58. De modo que, en el primer caso, el narrador describiría lo

    que cualquier otra persona vería y, en el segundo, aquello a lo cual sólo él tieneacceso como un observador privilegiado y a la vez omnisciente; cp. 1 R. 22:2,10-12, 31-34.

    45 En este caso, el punto de vista expresado sería el de los personajes, y lanarración omnisciente vendría a ser subjetiva. Pero no debe olvidarse que es el

     punto de vista del narrador el que siempre media en todo, aunque en algunas

    ocasiones es difícil determinar tal cosa, y, en otros, él difiere con el punto devista de sus personajes.

    46 Berlin,  Poetics , pág. 58.47 

    Ibid .

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    Como ya se ha observado, el narrador bíblico puede expresartambién su punto de vista ideológico. Una manera sutil de hacer-lo es como ya se vio en la anterior sección: evaluando y, por elmismo hecho, personificando a alguien como, por ejemplo, sa-

     bio, débil y, en el caso de una mujer, bella. Otra manera dehacerlo es saliéndose del enmarco narrativo tal como lo hicieraen 1 Reyes 12. Cuando Roboán, hijo y a la vez sucesor de Salo-món, desecha el consejo de los ancianos (vss. 6-8) y sigue el delos jóvenes (vss. 9-11; cp. vss. 13-14) e incrementa, por lo tanto,los impuestos al trono, el narrador comenta: “De modo que el

    rey no le hizo caso al pueblo [las tribus del norte]. Las cosas to-maron este rumbo por la voluntad del Señor, para que se cum-

     pliera lo que ya él le había dicho a Jeroboán hijo de Nabat pormedio de Ahías el silonita” (v. 15). Como se podría ver, el na-rrador salta del mundo narrativo no solo espacial y temporal-mente al mencionar un episodio sucedido en otro tiempo y lugar,sino también, algo más importante ideológicamente, al ofrecersu propia razón histórico-teológica de por qué Roboán actuó ne-ciamente.48

    Aunque la mayoría de los personajes bíblicos poseen sus propios nombres (Rebeca, José, por ejemplo), en algunas oca-siones, arguye Berlin, en el mundo del episodio se refiere a ellos

     por medio de también otros apelativos (“hermano”, “nuera” en-tre otros).49 El uso de los mismos, continúa Berlin, es fundamen-tal por el papel que juegan tanto en la personificación como en lacomunicación del punto de vista ideológico aún del narrador.50

    48 Ibid ., pág. 59. Otro ejemplo similar sería 1 R. 22:37-38. Note el lector la

     presencia, en ambos episodios, de los tres impulsos que permean la historiogra-fía bíblica: el histórico, teológico y literario; para más detalles al respecto, véasemi artículo “La historicidad del texto y el papel del texto en la interpretación

     poética”, Kairós  29 (julio-diciembre 2001), págs. 41-75.49 Berlin,  Poetics , pág. 58; cp. págs. 17-18 y 27.50 

    Ibid ., págs. 60-61; cp. págs. 87-91. En más de una ocasión el narrador serefiere a un personaje con un determinado apelativo también para subrayar, so-

     bre todo, su culpabilidad. 1 Reyes 22, por ejemplo, se refiere frecuentemente aAcab como “rey de Israel” posiblemente con ese propósito, ya que este rey, se-gún el mundo del texto, ha pervertido la relación pactal; véase Longman,  Lite-rary Approaches , pág. 107.

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    Un ejemplo magistral al respecto sería Génesis 38, la narrativade Judá y Tamar.51

    Mientras en unas ocasiones el narrador se refiere a Tamar por su propio nombre (vss. 6, 11, 13), en otra lo hace llamándo-la, al igual que Judá (v. 8), simplemente “mujer de su hermano”(v. 9, RV60).52 Ya que Tamar es “nuera” de Judá, el narradortambién se refiere a ella por medio de, además de su nombre, eseapelativo, como cuando reporta tanto de la sugerencia que Judámismo hiciera a Tamar de quedarse viuda en casa de su padre(v. 11)53 como del aviso dado a Judá del embarazo de ella (v.24). En la narración de la escena del contacto sexual entre Judá

    y Tamar (vss. 15-18),54 tampoco el narrador la menciona por sunombre, aunque, como ya se dijo, sí lo hace en otras ocasiones yel lector sabe con certeza quién es ella (porque el narrador mis-mo pareciera recordárselo, ver v. 16). Berlin es de la opiniónque esta adopción por parte del narrador del punto de vista de

    51 Donde el narrador expresa su punto de vista, pero, como se verá, este esuno adoptado. “Si se sabe la manera cómo diferentes personajes habitualmentese refieren a otro en particular…, será posible ver cómo el autor [o narrador]también adopta el punto de vista ideológico de ellos en algún momento del epi-sodio”, observa Berlin en  Poetics , pág. 60, citando a Boris Uspensky, A Poeticsof Composition  (Berkeley: University of California, 1973), págs. 25-26. Este esel caso en Gn. 38; véanse otras cualidades artísticas (como la trama) de este

    episodio en Steven D. Mathewson, “An Exegetical Study of Genesis 38”,  Bi-bliotheca Sacra   146/584 (1989), págs. 375-81, especialmente. Véase una de-fensa, a la luz de la poética bíblica, de la unidad de este capítulo con el anterior37 y posterior 39 en mi artículo “La interpretación poética y los acercamientoshistóricos críticos”, Kairós  25 (julio-diciembre 1999), págs. 71-75.

    52 En esta y en otras circunstancias (como cuando se la llama “nuera”) cier-tamente es difícil ver qué exactamente comunican estos y otros apelativos en re-lación con el punto de vista de Judá y del narrador, y por qué este último, alllamar a Tamar como lo hacen los personajes, adopta sus puntos de vista. Contodo, a la luz del mundo total del episodio, bien puede ser que el uso de estosapelativos comunique un punto de vista de menosprecio hacia Tamar; véase lasnotas 53 y 56 siguientes.

    53 Según el narrador (v. 11b), Judá sugiere tal cosa a Tamar porque (sinevaluar bien la conducta de sus hijos) la cree culpable de la muerte de sus doshijos mayores, Er y Onán (pero véase el v. 26, donde él parece arrepentirse).Sin embargo, el narrador aquí no adopta este punto de vista, ya que el suyo es

    diferente: tal muerte fue causada por Dios (cp. vss. 7 y 10). De modo que en es-te episodio se puede ver tanto el punto de vista ideológico del narrador (el cualguía al lector a justificar tal acción divina) como también dos dispares.

    54 Esta escena es narrada desde la perspectiva total de Judá.

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    los personajes se puede ver cuando él, evitando llamar a Tamar por su nombre al igual que Judá e Hira en la escena siguiente(vss. 19-23), informa que Judá al verla “con el rostro cubierto,la tomó por una prostituta [hn"Az]” (v. 15), no sabiendo que era su“nuera” (v. 16).55

    Después de la búsqueda infructuosa de Tamar, “la mujer” (v.20),56 Hira, el adulamita a quien Judá había encomendado entre-garle “el cabrito” y a la vez recibir de ella “la prenda” (la cualvendría a ser una pieza importante de identificación al final delepisodio, v. 20; cp. vss. 17, 25-26), pregunta a los habitantes deaquel lugar (Timnat) por el paradero no de una prostituta cual-

    quiera,57 sino de una hv'dEq. “sagrada” (v. 21; cp. v. 22). Comonota Berlin, el propósito por el cual Hira habría usado un térmi-no diferente, comparado con el usado por Judá (v. 15a), para re-ferirse a Tamar, es debatido en los círculos de erudición.58 Spei-ser, entre otros, es de la opinión que su propósito sería colocar laconducta de Judá dentro de un marco social de distinción, o de

    55 Berlin,  Poetics , pág. 60; contra Gary R. Williams, quien, en una entrevis-ta personal, Guatemala, 22 de mayo de 1997, fue de la opinión que, en estosversículos, el narrador no parece adoptar totalmente el punto de vista de Judá,ya que más bien él distingue el suyo.

    56

    En este informe se puede ver que el narrador, al igual que Judá e Hira, nose refiere a Tamar por su nombre, como si no lo tuviese. Y ello sería una evi-dencia, más clara y exacta que las anteriores, que el narrador estaría adoptandoel punto de vista de los personajes; cp. Berlin,  Poetics , pág. 60. CiertamenteJudá e Hira no mencionan a Tamar por su nombre porque, según lo sugiere elmundo del episodio, no lo saben ni saben quién es ella, y tampoco les interesasaber su nombre y de quién se trata, pues para ellos ella es sólo la prostituta;véase la n. 52 anterior.

    57 Una hn"Az como Judá creyó que Tamar era. El verbo hn"z" es usado regu-larmente en el AT para referirse a la actividad de una prostituta que realiza ac-tividades sexuales fuera del matrimonio; cp. Francis Brown y otros,  The NewBrown, Driver, and Briggs Hebrew and English Lexicon of the Old Testament  (Lafayette, Indiana: Associated Publishers and Authors, 1981), pág. 275. Tam-

     bién la  Reina Valera   del 60 así parece creerlo, ya que traduce erróneamentehv'dEq .  por “ramera”. “Prostituta sagrada” es el sentido del término en el artícu-

    lo de Thomas McComiskey, “vd:q'”,  Theological Wordbook of the Old Testa-ment , vol. 2, ed. R. Laird Harris y otros (Chicago: Moody Press, 1980), pág.788.

    58 Berlin,  Poetics , pág. 60.

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    aceptabilidad.59 Él, sin embargo, además de no explicar el por-qué de ese propósito, pasa por alto la poética del episodio. Demodo que, según nuestro criterio, la mejor propuesta es la que,siguiendo a Moshe Weinfeld, Berlin ofrece. De acuerdo con ella,

    El narrador bíblico habla de una hnwz  [ramera], pero cuando hacehablar a los cananitas se refiere a ella en el lenguaje de estos: hXdq.Así, pues, no es un asunto de eufemismo, o un intento de colocarlodentro de un marco social de distinción religioso. Lo que Judá, el na-rrador (y supuestamente, el lector) llaman hnwz, fue en el lenguaje lo-cal [o de esa región] una hXdq  [prostituta sagrada]. Ampliando laexplicación de Weinfeld, el reporte que el narrador hace de la con-versación entre Hira y los hombres de ese lugar, y de la de Hira conJudá, hace de la búsqueda [de la supuesta prostituta sagrada] algodramático al narrarla desde el punto de vista de Hira, tal como él lahabría experimentado. Es como si Hira estuviera diciéndole a Judá (yal lector): “Yo no la pude encontrar; además, hasta donde los habi-tantes de ese lugar se interesaron en el asunto (i.e., desde su puntode vista), no había allí prostituta sagrada alguna”. El narrador, en-tonces, ha adoptado el punto de vista de Hira, y a la vez este el de loshabitantes de ese lugar.60 

    Conclusión 

    La personificación y el punto de vista del narrador son dos

    aspectos de la poética del discurso narrativo. En la primera sec-

    59 Speiser,  Genesis , pág. 300; cp. Gunn y Fewell,   Narrative , pág. 41; Alter, The Art , pág. 9. La opinión de estos autores obedecería al hecho de que en lasreligiones paganas del Antiguo Cercano Oriente una prostituta sagrada labora-

     ba, contrariamente a una común y corriente, en templos especiales con propósi-tos cúlticos, no comerciales; véase M. García Cordero,   Biblia y legado delCercano Oriente: El entorno cultural de la historia de la salvación   (Madrid:Biblioteca de Autores Cristianos, 1977), págs. 433-69.

    60 Berlin,  Poetics , pág. 60. Véanse otros ejemplos en las págs. 64-65, 72-73de esta misma obra de Berlin, donde se puede ver que, en algunos casos, el na-rrador adopta un punto de vista con cierta ironía, algo que parece también estarimplicado en el ejemplo estudiado arriba. Esto sería así, pues al tener relaciónsexual con Judá, Tamar se había convertido realmente en una hnwz (véase el v.24); pero aún así los habitantes tenían razón al decir que allí no había hXdq alguna. Para otros aspectos tocante al papel del narrador en este episodio, con-súltese Ellen Van Wolde, “Texts in Dialogue with Texts: Intertextuality in theRuth and Tamar Narratives”, Biblical Interpretation  5/1 (1997), págs. 12-15.

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    ción se vio que el autor/narrador personifica haciendo un uso de básicamente dos técnicas: una directa y otra indirecta. Personifi-ca directamente cuando, desde su perspectiva, hace una evalua-ción directa de un personaje; y personifica indirectamente cuan-do sólo muestra al lector cómo es un personaje mediante las pa-labras, actitudes y acciones que le atribuye. En esta última téc-nica, es el lector quien debe delinear el perfil del personaje. Decualquier modo, la personificación es hecha con realismo; de ahíque el lector tenga la oportunidad de no solo comprender tanto el

     papel jugado por cada personaje como el episodio, sino tambiénde identificarse o disentir con los personajes.

    En la segunda sección se procuró explorar algunas técnicas por medio de las cuales el autor/narrador elabora y a la vez co-munica su punto de vista propio o adoptado. Y se vio que lohace, en suma, con técnicas que van desde una salida del enmar-co narrativo hasta un uso de términos específicos. 

    CONCLUSIÓN GENERAL 

    El propósito de este ensayo fue explorar la poética del texto,y describir corolaria y explícitamente la metodología general delacercamiento poético. La primera parte exploró la poética de laestructura; la segunda, la del discurso. Sobre la base de una ex-

     ploración a un nivel verbal, de técnica de narración y de mundonarrativo, se pudo ver que, con fines comunicativos, el au-tor/narrador bíblico organiza sus narrativas según patrones deestructura caracterizados por simetría y progresión magistral.También se pudo ver cómo él personifica y elabora y a la vezcomunica su punto de vista propio o adoptado.

    Ya que las estrategias artísticas del texto tienen, según se havenido recalcando, un propósito no solo retórico (producir efectosobre el lector), sino también, aunque no siempre fácil de dis-cernir, comunicativo (contar el contenido o el “qué” de ese tex-to), la metodología general del acercamiento poético es pragmá-tica. Es decir, aunque podría tener un propósito puramente esté-

    tico, tiene uno esencial: iluminar el mundo y mensaje original deltexto, y apreciar el efecto del mismo sobre el lector. Con ese

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     propósito explora, entre otras cosas,61 estructura (quiasmos,tramas, por ejemplo), vocabulario, clases de personajes, personi-ficación y punto de vista.62 En suma, con el propósito anterior enmente, esta metodología explora inductivamente la naturaleza li-teraria o artística del texto.63 De esa cuenta, vendría a confir-marse como una metodología hermenéutica literaria interpretati-va, formalista, sincrónica, inductiva, y centrada en el texto, alcual, por el mismo hecho, procura interpretarlo como una enti-dad religiosa, sagrada y literaria.64 Por eso también, en este

    61 Pues, además de no señalarse intencionalmente otros aspectos de nuestra

    exploración, se ha de recordar que una metodología poética exhaustiva exploramuchos otros artificios del texto que aquí casi se han pasado por alto. Entreellos estarían los estilísticos y retóricos como, por ejemplo, ironía, paralelismo,

     paronomasia y repetición de ideas y sonidos. Pero el lector no debiera confun-dir por ello la interpretación poética con un acercamiento simplemente estilísti-co o retórico del texto; ella, como se habrá podido apreciar, va más allá de es-tos; contra Wilhelm Wuellner, “Where Is Rhetorical Criticism Taking Us?”, Catholic Biblical Quarterly  49/3 (1987), pág. 452.

    62 Por consiguiente, bien se podría argumentar que la metodología poéticaexplora también tanto el genio artístico como, en alguna medida, la naturalezaliteraria de los autores/narradores. Sin embargo, como ya se ha dicho, nuestra

     particular metodología no opera sobre la base de sofisticadas e innecesarias ca-tegorías como las de autor “real” o “implícito”, ni hace una distinción categóri-ca entre autor “real” o “histórico” y narrador (figura literaria del mundo del tex-to usada por el autor para contar su narrativa).

    63

    O, en su defecto, la manera en que esta opera internamente, según el ge-nio narrativo de sus autores/narradores.64 Pues, como se pudo haber apreciado, su preocupación no está en los orí-

    genes de ese texto, por considerar que el mismo, aunque habría tenido su pro- pio proceso histórico de composición, siempre estuvo, y ahora lo está, en formade una comunicación literaria, ya sea oral o, como en la actualidad, escrita. Sesigue, entonces, una vez más, que la metodología poética centra su atención enla forma final y unidad del texto narrativo. Pero no por eso, como hemos recal-cado, deja de ser una metodología histórica y teológicamente informada, y quehaga uso también de los aportes de otras ciencias, como las ciencias sociales,que contribuyan a iluminar el mundo y mensaje del texto, interesada como estáella en ese mundo y mensaje. Tampoco deja de reconocer la historia de la com-

     posición del texto ni su contexto ideológico dentro del cual pudo haber sido producido y leído, como lo hacen otros narratologistas interesados únicamenteen la estética del texto; véase la crítica que Mark G. Brett lanza a Robert Alter yMeir Stenberg, y cómo él defiende una poética narrativa metodológicamente

     pluralista que respeta el texto, en “Reading the Bible in the Context of Met-hodological Pluralism”, en  Rethinking Contexts, Reread ing Texts: Contrib u-tions from the Social Sciences to Biblical Interpretation , ed. por M. DanielCarroll R. (Sheffield, Inglaterra: Sheffield Academic Press, 2000), págs. 48-74.

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    mismo intento de interpretación, ve al texto como un vehículotanto de comunicación y efecto entre el autor/narrador y el lectorcomo de persuasión y transformación no solo para este último,sino también para su contexto actual posmoderno.65 Es así comola interpretación poética viene a ser inclusive una metodologíacontextual, según la que hemos descrito y explorado hastaaquí.66

    Consecuentemente, la metodología poética estudia el texto bíblico de acuerdo con un principio hermenéutico y literario porexcelencia: el mundo y mensaje (contenido) del texto narrativoes comunicado a través de su forma (poética). No es de extrañar,

     por lo tanto, que finalmente subrayase que en la medida en queel intérprete entiende cómo el artista (el autor/narrador) bíblicocuenta los episodios, estaría en mayor capacidad de entender loque este artista quiere representar y a la vez comunicar.67

    65Cuya ideología está lanzando desafíos inclusive a la hermenéutica, comolo propongo en el ensayo “El desafío hermenéutico posmoderno” que espero

     publicar.66

    Y la que hemos descrito y explorado hasta aquí es aún limitada. Por eso,me gustaría mencionar de paso cuatro áreas que considero requerirán sobre to-do una mayor exploración en un futuro próximo. La primera de ella es el con-cepto de historiografía como arte representacional con sus implicaciones para laexégesis; es decir, la historiografía como arte de forma semejante a una escultu-ra o, mejor, pintura que demanda una aguda percepción para poder captar loque esta desea representar realistamente. V. Philips Long, en  The Art of Bibli-cal History   (Foundations of Contemporary Interpretation 5; Grand Rapids:Zondervan Publishing House, 1994) y Berlin han explorado esta área, pero nohan dialogado suficientemente con la naturaleza histórica del texto. La segundasería ver cómo la narratología contemporánea podría dialogar más armoniosa-mente con la poética del texto para de algún modo impedir que se siga incu-rriendo en esquemas rígidos, simplistas y quizás inapropiados cuando, porejemplo, se procura explorar y clasificar los diferentes tipos de personajes delmundo del texto. La tercera sería estudiar comparativamente la poética de lasobras literarias propias del Medio Oriente con la del texto sagrado. Finalmente,

    la cuarta área tiene que ver con la interpretación en sí y su diálogo con la poéti-ca del texto: ¿dónde, pues, empieza y termina la primera?

    67 Nuestro ensayo se inició con este mismo postulado; la “inclusión” enfáti-ca resultante es intencional.

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    Mateo 28:16-20:La misión y el discipulado* 

    Dr. John Corrie Profesor de Misiología

     All Nations Christian College 

     El énfasis de la Gran Comisión en Mateo recae en el único imperativo,

    “haced discípulos”. En el contexto global de la teología del libro se pueden identificar tres temas clave en Mateo 28:16-20: el Reino, Jesús

    como el Señor que los discípulos adoran y obedecen y la iglesia como la

    comunidad multicultural de Jesús. La comprensión mateana de la misión

    encierra tres tensiones principales: ent re el “ya” y el “todavía no” del Reino, entre lo judío y lo gentil en la identidad de la comunidad, y entre

    la adoración y la duda en la vida y ministerio del discípulo.

     In Matthew’s version of the Great Commission the emphasis falls on theonly imperative, “make disciples”. In the context of the theology of thewhole book, three key themes can be identified in Matthew 28:16-20: the

    Kingdom, Jesus as the Lord whom the disciples worship and obey, and

    the church as Jesus’ multicultural community. The Matthean view of

    mission comprehends three main tensions: between the “already” and the“not yet” of the Kingdom, between Jewish and Gentile in the identity ofthe community, and between worship and doubt in the disciple’s life andministry.

    INTRODUCCIÓN

    Mateo 28:16-20 ha sido la inspiración de generaciones demisioneros con su mandamiento de “id y haced discípulos entodas las naciones”. Guillermo Carey, el padre de la misiónevangélica, recibió inspiración de estos versículos hacia el finaldel siglo XVIII para dedicar su vida al servicio de Dios.1 Así

    * Este artículo forma parte de las Conferencias Bíblicas del SETECA, im-partidas por el Dr. Corrie del 7 al 10 de agosto de 2001.

    1  Stephen Neill,  A History of Christian Missions (Londres: PenguinBooks, 1990), págs. 221-26. Neill describe a Carey como el “padre de las

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    que, salió para la India e inspiró a otros miles a hacer lo mismo.Antes del tiempo de Carey se había pensado que el manda-

    miento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no teníarelevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más biencreyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le dabauna orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, en-tonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Sefueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionerosignificaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejosse iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “mo-delo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdade-

    ro misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia culturae ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.

    En años más recientes se ha reconocido que “ir” no es elverbo principal de estos versículos. En realidad el único impe-rativo en Mateo 28:19 es el “haced discípulos”, y las demásformas verbales son participios.3 Esto significa que la misiónllega a ser fundamentalmente el “hacer discípulos”. DavidBosch ha reconocido las implicaciones de este importante cam-bio de perspectiva.4  La iglesia puede hacer la misión en elmismo lugar donde se encuentre, porque esta no tiene que vertanto con el “ir” como con el “hacer discípulos”. Puede sernecesario e importante ir, pero la meta, el objetivo principal, es

    hacer discípulos.En la presente reflexión se examinarán algunas consecuen-cias de esta verdad. Nos podría retar a reconsiderar cómo con-cebimos la misión. ¿Cuál es nuestro modelo de misión? ¿Cuáles para nosotros la meta? Si nos importa el “ir”, ¿qué pensamoshacer?

    misiones modernas”. Su principio fue: “Espere grandes cosas de Dios, intentegrandes cosas para Dios”. 

    2 La obra más famosa de Carey, escrita en 1792, es An Enquiry in the Ob-ligation of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens  (Oxon, Inglaterra: Baptist Mission Society, 1991).

    3 La forma traducida “id” es un participio ( poreuthentes), y “haced discí- pulos” es un imperativo (matheteusate). El énfasis recae en este. Cp. Andreas.

    J. Köstenberger y Peter T. O’Brien, Salvation to the Ends of the Earth (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2001), págs. 103-04.

    4 David J. Bosch,  Misión en Transformación: Cambios de paradigma enla teología de la misión (Grand Rapids: Libros Desafío, 2000), pág. 101.

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     Mateo 28:16-20: La misión y el discipulado 29

    Antes de contestar estas preguntas tenemos que reconocertambién la necesidad de leer nuestro pasaje en el contexto dellibro completo, y no como aislado, como si fuera simplementeagregado al Evangelio, quizá por la misma iglesia primitiva,como algunos han sugerido.5 La mayoría de los comentaristasestá de acuerdo en que Mateo 28:16-20 forma el clímax delEvangelio. Puede vérselo como un resumen de sus temas teoló-gicos.6 Cada una de sus palabras y expresiones es característicade Mateo. Todo lo que pasó en la vida y en la enseñanza deJesús era una preparación para este momento de encargar a losdiscípulos que continuaran con su misión del Reino.

    Así que, estos versículos miran a la vez hacia adelante yhacia atrás. Constituyen un resumen de lo que significaba lamisión de Jesús, hacer discípulos, y miran hacia adelante, haciala misión de la iglesia. El Evangelio de Mateo es el único queutiliza la palabra “iglesia”.7  Busca entender la misión de laiglesia como enraizada en el ministerio de Jesús. Así que, com-prenderemos Mateo 28:16-20 solamente si lo estudiamos den-tro de su contexto, dándonos cuenta que tiene su origen en todolo que Jesús hacía y enseñaba durante su propia misión de“hacer discípulos”. 

    Bosch observa que “discípulo” es una palabra importantepara Mateo. Se encuentra 73 veces en su Evangelio, comparado

    con 46 veces en Marcos y 37 veces en Lucas.8

      Es el úniconombre que Mateo emplea para los seguidores de Cristo, y se junta frecuentemente con el verbo “seguir”, otro de sus voca- blos favoritos. El verbo “hacer discípulos” ocurre solo cuatro

    5  Por ejemplo David Hill, The Gospel of Matthew  (New Century BibleCommentary; Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company;Londres: Marshal, Morgan & Scott, 1972), pág. 362: “El Sitz im Leben  delversículo se encuentra más probablemente en la vida y obra de la iglesia cercade cincuenta años después de la muerte de Jesús”. 

    6 D. Senior y Carroll Stuhlmueller, The Biblical Foundations for Mission  (Nueva York: Orbis Books, 1991), pág. 251; Köstenberger y O’Brien, Salva-tion, pág. 87. La comisión final de Jesús a sus discípulos en Mt. 28:16-20provee el clímax que unifica la enseñanza entera del evangelio sobre la mi-

    sión, un clímax que, en muchas maneras, es anticipado en todo el texto deMateo.

    7 Bosch, Misión en transformación, pág. 111.8  Ibid., pág. 101.

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    veces en el Nuevo Testamento, tres de ellas en Mateo (13:52;27:57; 28:19). La palabra “discípulo” se usa no solamente delos doce, sino de todos los que siguen a Jesús. De modo que seaplica a los miembros de la propia iglesia de Mateo, y les ayudaa considerarse como una continuación de la misión de Jesús. Lamisión de Jesús llega a ser la misión de ellos. Lo que Jesús hizopor ellos lo deben hacer también ellos los unos con los otros ycon todos los que responden: hacer discípulos. Cada creyentees un discípulo, y cada uno, sea viejo o joven en la fe, es llama-do a discipular a otros. Fue por eso que los creyentes se junta-ron en una comunidad llamada “iglesia”. En ella iban a discipu-

    lar a los creyentes nuevos.9

     

    TRES TEMAS CLAVE

    Si consideramos Mateo 28:16-20 en el contexto global de lateología del libro, podemos identificar tres temas clave: el Re-ino, Jesús como Señor y la iglesia.

    El Reino

    Se puede decir que el tema central de la enseñanza de Jesúsfue el Reino.10  El Evangelio de Marcos lo hace bien claro.

    Mateo utilizó el enfoque de Marcos sobre el Reino como loscimientos de su propio Evangelio, y añadió una cantidad dedichos y parábolas que destacan el tema aun más. Una frasecaracterística de Mateo es “el evangelio del Reino” (4:23; 9:35;13:19; 24:14). El Reino se había encarnado en la misma perso-na de Jesús. Entonces el evangelio era una invitación de encon-trar a Jesús y por medio de él recibir todas las bendiciones delReino.

    En la persona de Jesús el Reino fue a la vez “ya” y “todavía

    9 Köstenberger y O’Brien, Salvation, pág. 104: “El hacer discípulos con

    éxito presupone el discipulado comprometido de los mismos hacedores dediscípulos”. 

    10 Senior y Stuhlmueller,  Biblical Foundations, pág. 144. Senior comentaque el Reino de Dios significa “el comienzo y el contexto para la misión”. 

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     Mateo 28:16-20: La misión y el discipulado 31

    no”.11  En cuanto al “todavía no”, una dimensión escatológicadel Reino se refleja en la inclusión que Mateo hace de las pará-bolas de juicio (13:24-30, 36-43, 47-50) y la parábola del ban-quete mesiánico (22:1-14). En Mateo 28:20 Jesús promete estarcon los discípulos “hasta el fin de la edad” . Esto significa quehabría siempre algo nuevo que aprender y vivir como discípu-los de Jesús. Nunca podrían decir que habían llegado a la pleni-tud de su experiencia del Reino, ni siquiera después de haberconocido personalmente a Jesús. Así que, ser discípulo de Jesússiempre involucra un proceso. Nunca hemos llegado a la meta.

    El evangelio del Reino, entonces, es mucho más que la con-

    versión. Experimentar el Reino significa seguir realizando su justicia en una vida que se ajusta más y más a la voluntad deDios.

    En su versión del Padre Nuestro Mateo añade “hágase tuvoluntad” a la frase “venga tu Reino” (6:10). Es decir, la venidadel Reino tiene que ver con el cumplimiento de la voluntad deDios (cp. 7:21: “...el que hace la voluntad de mi Padre...”).Vivir en el Reino tiene que ver con nuestras acciones, con la feen acción. Entonces, el discipulado se tratará no solo de nuestrarelación espiritual con Dios, sino también de la manifestaciónen nuestras vidas de los valores del Reino de juicio, justicia yverdad. Este tema llega a ser vital para Bosch: nunca debemos

    convertir el evangelio en algo espiritual solamente. Sus buenasnuevas trasforman cada dimensión de la vida con la presenciadel Reino.12 Así que, ser discípulo significa realizar activamen-te la voluntad de Dios, y eso siempre será un proceso de ajustarnuestras vidas a su Reino.

    Entonces, la forma verbal más pertinente en Mateo 28:16-20con respecto a este tema del Evangelio es “enseñando” (v. 20).Jesús enseñó a sus discípulos sobre la vida del Reino (5:3-7:27), la misión del Reino (10:5-42), los misterios del Reino

    11 Jeremias propone la formulación clásica del reino como “la escatologíaque se realiza”. Véase Joachim Jeremias,  Las parábolas de Jesús, 12a. ed.,(Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2000), pág. 259; cp. William J.

    Larkin y J. F. Williams,  Mission in the New Testament  (Nueva York: OrbisBooks, 1998), pág. 39; Bosch, Misión en transformación, pág. 51.

    12 Bosch,  Misión en transformación, pág. 53. Bosch habla de “la natur a-leza abarcadora del Reino de Dios”. 

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    (13:3-52) y las relaciones dentro del Reino (24:3-25:46), todocon miras a prepararlos a cumplir mejor su misión. Ahora ellostendrán el mandamiento de impartir a otros todo lo que Jesúsles enseñó a ellos.

    Bosch advierte la distinción que hace Mateo entre la pro-clamación y la enseñanza. Se proclama el evangelio a los queestán afuera, pero Jesús nunca predica a sus discípulos, sinoque les enseña.13 

    En su enseñanza no les da instrucciones y mandamientosque ellos tienen que seguir y obedecer de una manera legalista,como si fueran una nueva Torá. Más bien les enseña cómo

    tener una relación con él y con los demás, cómo someter susvidas a la voluntad de Dios, cómo amar, cómo practicar unnuevo tipo de justicia. Así que, al lado de la Gran Comisióndeberíamos poner los otros dos grandes mandamientos (22:37-40), de amar a Dios y a los demás. El discipulado se vinculacompletamente con las relaciones.

    Quizá nuestra preferencia es por la prédica y la proclama-ción. La enseñanza podría parecernos como una actividad másintelectual. Entonces, ¿cómo se explica el hecho de que la GranComisión no nos manda a “predicar el evangelio”? Es porquela misión tiene que ver con enseñar a la gente a vivir las ense-ñanzas de Jesús, no simplemente a predicar a la gente y lograr

    que se conviertan. Como comenta Bosch: “Sería inconcebibledivorciar la vida cristiana de amor y justicia de la de ser discí- pulo”.14 Desde el principio tenemos que enseñar a los nuevoscreyentes cómo vivir en el mundo: sensibles a las necesidadesde los otros, listos para luchar contra la injusticia, entrando ensu cultura y sus propios problemas, no separándose del mundo.Volver a Dios es volver al mundo y a los demás. Hay un víncu-lo inseparable entre estas cosas. Dios quiere ver iglesias llenasde discípulos del Reino, que muestren en sus vidas cada dimen-sión del Reino.

    13  Ibid., pág. 93.14  Ibid., pág. 110.

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     Mateo 28:16-20: La misión y el discipulado 33

    Jesús como Señor

    Muy vinculado con el tema del Reino (y más brevemente)está el señorío de Jesús. Un reino necesita un rey, y Jesús es elRey, con toda autoridad en el cielo y en la tierra (28:18). Losdiscípulos le adoran (28:17). Este verbo es otra palabra favoritade Mateo.15  Significa someterse y adorar exclusivamente aDios. Seguir a Jesús es mucho más que simplemente obedecersu enseñanza. Él es el Señor y nos pide lealtad total. En Mateosólo los discípulos y los que vienen en busca de ayuda hablande él como Señor. Entonces, cuando ellos salen de misión, van

    en nombre de Jesús, con su autoridad, porque toda autoridad leha sido dada. Él les “manda”, y, por lo tanto, ellos son “m isio-neros”, personas que han sido “mandadas”. 

    El verbo relevante en este caso es “ir” (28:19).16 Ciertamen-te la misión involucrará ir, aunque sea simplemente ir a otrapersona, al vecino, a la persona con quien trabajamos día trasdía. Siempre se tiene que atravesar cierto espacio. Puede haberdiferencias culturales, de personalidad, de cosmovisión, decompromiso político. Jesús nos llama a cruzar estas barreras y aconstruir relaciones que serán el contexto de misión.

    El ir será costoso, implica sacrificio. Pedro y Andrés deja-ron su trabajo (4:20), y Jacobo y Juan a su padre (4:22). Por

    otro lado, un hombre no entendió las implicaciones del discipu-lado (8:19-20), y otro no aceptó todo lo que significaba (8:21-22). La obediencia requiere ir cuando Jesús nos dice que vaya-mos.

    El discipulado, entonces, significa ser involucrado en la mi-sión. Ser discípulo es ser misionero. Esto no es una tarea op-cional; tampoco es responsabilidad de solo un grupo selecto ysanto de creyentes. Entonces, cuando nos discipulamos el unoal otro, lo que tenemos que preguntarnos no es: “¿Dios estállamándote a la misión?”, sino: “¿Adónde te está llamandoDios a estar en su misión?” Muy bien puede ser aquí en Améri-ca Latina, pero Jesús es Señor nuestro, y estamos listos para ir.

    El hecho que vamos en su nombre, con su autoridad, no

    15  Ibid., pág. 103.16 En su evangelio Juan clarifica aun más esta dimensión (Jn. 20:21).

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    hace fácil la ida. Además del sacrificio involucrado, puede serque nos surjan dudas. Los discípulos dudaron, ¡aun cuando elJesús resucitado se encontraba delante de ellos (28:17)! PeroJesús se acercó a ellos en medio de sus dudas, y enseguida losaseguró con la promesa de su presencia constante (28:20).Bosch advierte aquí la tensión entre la adoración y la duda, lafe y el temor, lo espiritual y lo humano.17 No vamos con unespíritu triunfalista, sino con humildad. Vamos reconociendonuestras propias debilidades y las de la iglesia y, así, depen-diendo más del Señor de la cosecha. Es la misión de él; él estáconstruyendo su iglesia. Así que, es él quien garantiza su éxito.

    Esto también debe asegurarnos.

    La iglesia

    Siendo el Señor, Jesús quiere reinar sobre todo el mundo yen el corazón de cada persona. Así que, el evangelio tiene queser llevado a “todas las naciones” (28:19), incluso a los genti-les. Eso no era fácil para los primeros cristianos, la mayoría deellos judía en su formación. Se hallaban en un periodo de cam-bio y de necesidad de descubrir su nueva identidad como elnuevo Israel, la comunidad que iba a ser, de manera muy per-sonal, la comunidad de Jesús.

    Entonces, Mateo escribía a los judíos, y su Evangelio tieneclaras características judías. Sin embargo, también escribía paralos gentiles. Su Evangelio es un documento griego escrito parauna comunidad de habla griega.18 Mateo quería mostrar que lospropósitos de salvación de Jesús son para todas las naciones( panta ta ethne). Eso, por supuesto, incluiría a los judíos, peroya no como los recipientes privilegiados de la gracia de Dios.En efecto, Mateo es muy crítico de los judíos y de su rechazode Jesús, y en especial de los líderes religiosos.19 

    Entonces, los judíos convertidos en cristianos que leyeroneste Evangelio de Mateo habrán sentido una verdadera tensiónen su identidad. Aceptar que el evangelio era inclusivo les

    17 Bosch, Misión en transformación, pág. 104.18 Senior y Stuhlmueller, The Biblical Foundations, págs. 233-35.19 Bosch, Misión en transformación, pág. 88.

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    habrá sido muy difícil. Pero Jesús quería que la iglesia fuerainclusiva. Los discípulos serían “uno en Cristo Jesús”, con unanueva identidad multicultural, relacionándose el uno con el otroen un nuevo camino de aceptación como una sola familia.

    La forma verbal clave de nuestro texto en este aspecto es“bautizando”. Apunta no solamente a una nueva identidad paralos discípulos como individuos, sino también como comunidad.Iban a ser bautizados en la Trinidad, el Dios Tres-en-Uno, lacomunidad divina de personas quienes tienen una relacióndinámica entre sí. Así que, somos bautizados en la iglesia, unacomunidad de personas llamadas a reflejar el amor y la armonía

    perfecta de la Trinidad. Una vez más tenemos la combinaciónde lo individual y lo comunitario. No es posible ser un discípu-lo solo; nos pertenecemos el uno al otro.

    Pero más que eso, ser discípulo implica aprender cómo rela-cionarnos con gente diferente de nosotros, rompiendo las barre-ras que nos separan y llegando a ser la comunidad reconciliadadel pueblo de Dios. En este sentido, las “unidades homogéne-as”, que son mayormente de monoculturales, son restrictivas yno una expresión completa de lo que significa ser la iglesia.20 No pueden ser señales del Reino conciliatorio de Dios, pues ental reino Jesús crea una comunidad distintiva de gente que seama de un modo desconocido en el mundo.

    De suerte que la misión no es simplemente plantar iglesias.También significa construir iglesias que sean un reflejo fiel delos valores del Reino y que testifiquen el poder del evangeliopara la reconciliación del uno para con el otro. Eso significarádesarrollar congregaciones abiertas que den la bienvenida a losque no son como nosotros y se regocijen con esas diferencias ycon la manera en que Dios nos une en su amor.

    TENSIONES CARACTERÍSTICAS

    Bosch reconoce ciertas tensiones dentro de la forma en que

    20 Véase las críticas de las unidades homogéneas en René Padilla,  Misiónintegral: Ensayos sobre el Reino y la iglesia (Grand Rapids y Buenos Aires:William B. Eerdmans Publishing Company y Nueva Creación, 1986), págs.159-63.

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    Mateo entiende la misión.21 Hay tres tensiones principales. Lamás obvia es la que existe entre el “ya” y el “todavía no” delReino. Jesús tiene toda la autoridad y ya lo ha demostrado en suvida. Sin embargo, él encarga a los discípulos que sigan con laobra del Reino “hasta el fin del mundo”. Así que, siempre seinvolucra un proceso hacia el Reino prometido en su plenitud.

    Hemos visto también la tensión en la identidad de la comu-nidad, entre lo judío y lo gentil. Mateo afirma los dos. Ambosgrupos aportan a la vida de la iglesia. Quizá los judíos trajeronla ortodoxia, mientras los gentiles enfocaron más prácticamenteen la ortopraxis, en el vivir el evangelio. Los judíos enfatizaban

    la ley, mientras que los gentiles se concentraban más en elEspíritu. Los judíos representaban la tradición; los gentiles, lanovedad que Dios hacía. Todas esas dimensiones se tenían queunir, y así los dos grupos se podrían enriquecer mutuamente.

    Finalmente, hay tensión entre la adoración y la duda, la for-taleza y la debilidad, el triunfo y el sufrimiento, la resurreccióny la cruz, lo divino y lo humano. Ambos son dimensiones de lavida cristiana.

    Estas tensiones pueden ser resueltas por discípulos com-prometidos con la misión. Esta tiene que ver con el “ya” y el“todavía no” del Reino. Tiene que ver con juntar a la gente enCristo, en una comunidad de amor que se llama “iglesia”, y

    tiene que ver con el triunfo y el sufrimiento, la victoria y lahumildad. Los discípulos son realistas pero también tienen unavisión de la misión: la visión de hacer más discípulos y de cons-truir comunidades del Reino. 

    LA VISIÓN DE LA MISIÓN

    Nuestra prioridad, entonces, no es solamente ganar conver-sos; más bien es hacer discípulos. Nuestra meta no es tan soloplantar iglesias, sino crear comunidades del Reino que sean unreflejo tan fiel como sea posible de la gloria de la Trinidad, yque abarquen todas las naciones. Nuestra preocupación no es laobediencia legalista; más bien es la sumisión de cada parte dela vida a Jesús como Señor dentro de una relación de amor.

    21 Bosch, Misión en transformación, págs. 108-12.

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    Ese es el tipo de misión hacia la cual nos orienta San Mateo.Es una gran comisión. A veces ha parecido ser la gran omisión.No hemos estado haciendo discípulos. Muchas veces noshemos contentado solamente con el ganar conversos. No hemoscreado comunidades de amor, sino que nos hemos separado eluno del otro. En vez de enseñar a los creyentes a gozar de lalibertad en Cristo, les hemos impuesto un legalismo tan fuertecomo el de los fariseos.

    Sin embargo, a pesar de nuestras debilidades y nuestros fra-casos, tenemos de Jesús la promesa de que él está con nosotros.La iglesia es suya, y él la está construyendo con su autoridad.

    Nuestra verdadera identidad se encuentra en ser discípulos deél, unidos en él y los unos con los otros como comunidades delReino.

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    Dimensiones olvidadas del evangelio:

    El evangelio de Dios

    Dr Pablo Sywulka  

    Rector y profesor de Nuevo Testamento

    Semina rio Teológico entroamericano  

    Existe confusión sobre el significado de las palabras “evangelio” y

    “evangelizar”. En griego se usaban de anuncios de gran importancia. Un

    estudio del uso paulino revela una dimensión a veces olvidada: que el

    evangelio es “de Dios”. Proviene de Dios y habla de él. Anuncia su natu-

    raleza, por ejemplo su justicia, y su obra salvadora, incluyendo su propó-

    sito, llamado y acción. Al proclamar el evangelio, debemos dar a conocer

    lo que dice acerca de Dios.

    There is confusion about the meaning of the words “gospel” and “evan-

     gelize.” In Greek they were used of pr oclamations of great importance. A

    study of Pauline use reveals an often overlooked dimension: that the

     gospel is “ of God.” It origina tes in God and it speaks of him. It an-

    nounces his nature, for example his justice, and his salvific work, includ-

    ing his purpose, call and action. When we proclaim the gospel, we shouldmake known what it says about God. 

    INTRODUCCIÓN 

    Hoy día hay muchas voces que pretenden proclamar el evange-lio. Entre ellos, incluso hay quienes insinúan ser portadores exclu-sivos de un evangelio verdadero o “completo”. La multiplicidadde mensajes ha creado cierta confusión sobre el significado de la

     palabra “evangelio”. Esta confusión no es algo nuevo. El término“evangelio” se ha usado de diferentes maneras desde los tiemposde la iglesia primitiva. El apóstol Pablo habla en su Epístola a losGálatas de personas que predicaban un supuesto evangelio que no 

    *  Este artículo forma parte de las Conferencias Teológicas del SETECA, im- partidas por el Dr. Sywulka del 21 a l 25 de mayo de 2002.

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    era realmente evangelio (1:6-7). En nuestro contexto latinoameri-cano, recordamos la llamada “evangelización” del subcontinentede parte de España en el siglo XVI. Para los conquistadores, el“evangelio” era la fe cristiana en su forma catolicorromana, y“evangelizar” era lograr que los habitantes del nuevo mundoaceptaran dicha fe por las buenas o por las malas.

    Todavía en nuestros días existe cierta confusión sobre el signi-ficado que deben tener las palabras “evangelio” y “evangelizar”.A pesar de todo lo que se ha escrito sobre el tema, existe, en las

     palabras de Ernest Reisinger, “una ignorancia asombrosa sobrequé es el evangelio y qué hace cuando se recibe de manera salví-

    fica”.1 Otro escritor reciente, William Campbell, hablando delapóstol Pablo, observa que “hay desacuerdo sobre lo que preci-samente constituye su evangelio”.2

    La discusión sobre este tema va mucho más allá de una simpledefinición de términos. En juego está la proclamación misma de lafe cristiana. Nuestro concepto de lo que es el evangelio debe venirde la única fuente totalmente fidedigna para nuestra fe, las Sagra-das Escrituras. Es de suma importancia que entendamos el con-cepto bíblico del evangelio. Así podremos llegar a un concepto

     bien fundado y equilibrado del evangelio, y evitaremos el peligrode reducirlo a una fórmula limitada que nos impida conocer suriqueza. A la vez, evitaremos el peligro opuesto, el de agregar al

    evangelio elementos que vayan más allá de lo que la Biblia mismaenseña.

    Una forma de reducir el mensaje evangélico es enfocarlo casiexclusivamente en el perdón de pecados. Hace más de cincuentaaños Lewis Sperry Chafer, el primer presidente del  Dallas Theo-logical Seminary , expresó su preocupación por el hecho de que“en la gran mayoría de sermones evangelísticos, se ofrece a losinconversos solamente el perdón de pecados”, y agrega que “elcristiano es muchísimo más que un pecador perdonado”.3 Más

    1 Ernest C. Reisinger,  The Law and the Gospel  (Phillipsburg, Nueva Jersey:Presbyterian and Reformed Publishing Company, 1997), pág. 168.

    2 William S. Campbell,  Paul’s Gospel in an Intercultural Context   (Frank-furt: Lang, 1991), pág. 161.

    3 Lewis Sperry Chafer,  Preaching the Gospel   (Grand Rapids: ZondervanPublishing House, 1940), pág. 7.

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    Dimensiones olvidadas del evangelio: El evangelio de Dios 41

    recientemente, el misionólogo Lesslie Newbigin expresó la misma preocupación acerca de “una perspectiva del evangelio que loreduce totalmente al perdón de pecados”.4

    En el otro extremo encontramos “evangelios” con elementosagregados para los cuales sería difícil encontrar un respaldo en eltexto bíblico. Según el escritor filipino Lourdino Yuzon, porejemplo, la proclamación del evangelio incluye “el derecho decada persona a disfrutar de los recursos materiales de comida,ropa, vivienda, educación, diversión y remuneración económica”.5

    Podríamos mencionar en esta misma línea el evangelio de la teo-logía de la liberación, que proclama transformación de las condi-

    ciones socio-políticas; el evangelio de la prosperidad, que prometela abundancia económica; o el evangelio de la satisfacción perso-nal, que ofrece libertad interior y autoestima.

    Reconocemos que la palabra “evangelio” puede usarse de dife-rentes maneras en nuestro medio, incluso con acepciones secula-res. Sin embargo, la tarea de las disciplinas bíblicas y teológicases buscar el sentido de las palabras del texto bíblico dentro de las

     propias Escrituras. Como observa acertadamente el erudito neo-testamentario N. T. Wright, debemos usar las palabras que seencuentran en el Nuevo Testamento con el sentido que el mismo

     Nuevo Testamento les da.6

    Los escritos del apóstol Pablo son de interés especial en este

    estudio. De las 75 veces que aparece en el Nuevo Testamento elvocablo

             , 60 se encuentran en las epístolas paulinas.

    Si agregamos por razones estadísticas el verbo       

    , dichas epístolas representan el 63% de los usosde estos dos términos. El concepto que el apóstol a los gentilestenía del evangelio no difiere significativamente de lo que

    4 Lesslie Newbigin,  Truth to Tell: The Gospel and Public Truth  (Grand Rap-ids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1991), pág. 72.

    5 Lourdino A. Yuzon, “Communicating the Christian Message”,   South EastAsia J ournal of Theology , 23/1 (1982), pág. 53.

    6 N. T. Wright,  What Saint Paul Really Said: Was Paul of Tarsus the RealFounder of Christianity?   (Grand Rapids: William B. Eerdmans PublishingCompany; Cincinnati: Forward Movement, 1997), pág. 41. Wright observa que siimponemos nuestro sentido a un término del Nuevo Testamento, cerramos la

     puerta a la posibilidad de conocer lo que el texto en verdad está diciendo.

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    entendían los demás escritores neotestamentarios, pero en vistadel desarrollo amplio que sus cartas hacen del tema, ellas consti-tuyen una mina especialmente rica en información.

    Lo que nos proponemos es investigar el sentido paulino de lostérminos           y        , con el fin de enriquecer,ampliar y quizá perfeccionar nuestra comprensión de estos térmi-nos importantes. Enfocaremos primero el evangelio de Dios. Lue-go, en artículos posteriores, comentaremos el evangelio del Cristoexaltado y, en tercer lugar, el evangelio para la comunidad.

    Antes de entrar directamente al primer tema, conviene quehablemos un poco sobre el significado del término griego         , del cual viene nuestra palabra “evangelio”. En suraíz significa “buena noticia”.7 En cuanto a su uso, puede signfi-car “buena noticia” o sencillamente “noticia”. Sin embargo, con-lleva un sentido mayor que sencillamente “noticia” o aun “buenanoticia”. Tanto en su uso secular en la cultura greco-romana comoen el contexto religioso judío, las palabras           y       

     se refieren a un anuncio de gran importancia.8 Se puede notar esto especialmente en la última sección del libro deIsaías, donde el profeta anuncia la dramática intervención de Dios

     para salvar a su pueblo. Isaías 52:7 en los LXX, por ejemplo,ocupa el verbo         dos veces cuando se refiere a “los

     pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del quetrae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice aSion: ¡Tu Dios reina!” Este trasfondo se debe tomar muy en cuen-ta para comprender lo que lo que los escritores del Nuevo Testa-mento querían comunicar al utilizar la palabra “evangelio”. Y

    7 El término           se compone de una combinación de dos elementos:el prefijo  

            , que significa “bueno”, y el vocablo        , que significa “anun-

    cio”. La raíz de una palabra puede ilustrar su significado, pero no lo determina.El vocablo           habla de noticias que por lo general son buenas, pero nonecesariamente lo son. El elemento constante en la palabra “evangelio” es el deun anuncio importante.

    8 Por ejemplo, un triunfo militar o un nacimiento.          se usa parael anuncio de una victoria del general Apolonio por el año 120 de nuestra era, y           aparece en referencia con el día del nacimiento del emperadorAugusto. Véase James Hope Moulton y George Milligan,  The Vocabulary of theGreek New Testament   (Londres: Hodder & Stoughton, 1930), pág. 259. Losmismos usos se encuentran en los LXX en 2 S. 18:20 y Jer. 20:15.

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    Dimensiones olvidadas del evangelio: El evangelio de Dios 43

     precisamente ese sentido antiguotestamentario—el anuncio de laobra salvadora de Dios—nos lleva a considerar la primera dimen-sión que a veces olvidamos cuando pensamos en el evangelio. 

    EL EVANGELIO DE DIOS 

    En casi la mitad de las veces que el apóstol Pablo usa el voca- blo          , lo usa solo, sin calificativos. En dichos casos élda por sentado que sus lectores entienden el significado de la

     palabra. Pero también le gusta al apóstol calificar el término,describiéndolo como “de Dios” (seis veces), “de Cristo” (ocho

    veces), “de salvación” ( Ef. 1:13), “de paz” (Ef. 6:15) y “de glo-ria” (2 Cor. 4:4), por ejemplo.

    La primera de estas expresiones, “el evangelio de Dios”, seencuentra dos veces en Romanos (1:1; 15:16), una vez en 2 Co-rintios (11:7) y tres veces en 1 Tesalonicenses (2:2, 8, 9). El geni-tivo “de Dios”, por una parte, indica que el evangelio tiene suorigen en Dios, pero por otra parte, señala el contenido del mensa-

     je. Según el comentarista James Dunn, la expresión refleja “eltema frecuente en los LXX...de la proclamación de buenas nuevas

     provenientes de Dios y acerca de Dios”.9

    Que el evangelio sea “de Dios” es importante para Pablo. Re- pite la expresión seis veces. Solamente la frase “evangelio de

    Cristo” aparece con mayor frecuencia en sus escritos. Desde lue-go, Cristo ocupa un lugar céntrico en la proclamación del evange-lio, pero el lugar